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viernes, 8 de marzo de 2024

Polarización, un gran reto para la salud mental.

Es el ellos o nosotros. La radicalización. El tribalismo ideológico. Un dañino círculo vicioso que se intensifica en contextos de crisis e incertidumbre, donde los argumentos pierden y las emociones ganan.

Lo que yo pienso y siento es cierto. Si te metes con tal político, te metes conmigo. No leo lo que publique ese periódico. Si ha dicho eso tal persona, no me interesa. O ellos o nosotros… La polarización ideológica es el proceso mediante el cual las diferencias de opinión entre dos o más grupos se hacen cada vez más grandes. La polarización afectiva está relacionada con la percepción negativa, los sentimientos de rechazo y el poco respeto ante opiniones o personas con las que uno no se siente identificado. A través de este proceso, las cualidades múltiples de los demás se reducen a un solo elemento, como señaló en un reciente artículo Míriam Juan-Torres González, investigadora de la Universidad de Berkeley. De esta manera se fomenta el favoritismo intragrupo frente a la hostilidad hacia el grupo contrario.

Según un estudio de la consultora LLYC, la polarización ha aumentado un 35% en España en los últimos cinco años. A las consultas de salud mental acuden personas con dificultades para lidiar con las tensiones de un entorno polarizado, y los expertos empiezan a interesarse por este fenómeno. Hay acuerdo en señalar que en el proceso de polarización interactúan factores individuales y sociales, pero no es fácil precisar si una persona está polarizada previamente o si la sociedad la polariza. Aunque nadie sea inmune, hay quienes son más vulnerables. Son aquellas personas con una ideología muy arraigada y con sentimientos de fuerte identificación con un grupo. Su estilo de pensamiento tiende a la rigidez cognitiva, que simplifica de forma extrema la realidad y la percibe sin matices. Suelen tener poca tolerancia a la frustración y una menor satisfacción vital. El proceso de polarización está relacionado con la construcción de la identidad en la adolescencia, en contextos como el colegio, la familia o los grupos de amigos. Muchas de las cualidades en las que se fundamenta están ligadas a creencias nucleares, con alta carga emocional y poco reflexionadas. El polarizado construye estas creencias en oposición a otro, muchas veces como efecto de la presión del grupo. Y en contextos de crisis, estas ideas se convierten en certezas. Aunque la realidad demuestre que están equivocados, se resisten a abandonarlas.

En cuanto a los aspectos sociales que influyen en el aumento de la polarización, cabe destacar el desempleo, la desigualdad, las crisis económicas o la llegada de las redes sociales, como señala el sociólogo Luis Miller en su libro Polarizados. Como explica el psicólogo social Jonathan Haidt en La mente de los justos, el sesgo de confirmación de las redes sociales interrumpe el proceso de flexibilización de las ideas. También los medios de comunicación o los políticos pueden contribuir a difundir determinadas narrativas que fomenten la división y enfaticen las diferencias entre grupos. Por eso, los temas sobre los que se polariza varían según el contexto, la sociedad y las prioridades del momento en un debate donde se sustituyen las razones por los sentimientos.

Guillermo Lahera, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, subraya que el tribalismo ideológico puede hacer daño. Las consecuencias de un entorno polarizado son nefastas, tanto para el individuo como para la sociedad. La consultora LLYC define la polarización como la nueva droga que engancha: cuanto más polarizadas están las personas, más dispuestas están a propagar desinformación. Y las condiciones ambientales donde predomina el anonimato lo fomentan. Cuanto más radical sea el mensaje del polarizado, mejor queda posicionado su punto de vista. Puede disfrutar de la gratificación inmediata, pero no mide las consecuencias a largo plazo: mayores sentimientos de hostilidad o ira, que se correlacionan con un bienestar más bajo y un menor número de emociones positivas. Le puede llevar a tomar decisiones inadecuadas, poco prudentes, incluso poco cívicas. Colectivamente, la polarización genera ruptura social, poca confianza en las instituciones, desapego con la política y poco compromiso comunitario.

Es necesario reflexionar sobre las medidas para prevenir la polarización. Una de ellas es fomentar la cultura del debate en colegios y familias. Otra es acercarse a las personas que tengan ideas distintas con curiosidad. Si se discute, que sea con argumentos y no en el plano personal. En el ámbito práctico, reducir los tiempos de exposición a las redes sociales y plantearse un uso consciente es una buena idea. Se puede reflexionar sobre cuál es la motivación que lleva a compartir contenido y preguntarse si aporta algo nuevo al debate o es un mensaje polarizador. Resulta también útil desconfiar de las noticias que causen reacciones emocionales muy fuertes, así como leer fuentes de información diferentes.

La salud mental se basa en una sociedad bien articulada, con redes y lazos afectivos sanos. La polarización puede llenar un vacío, pero acaba siendo una excusa para no pensar. 

Patricia Fernández Martín es psicóloga clínica en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

sábado, 10 de febrero de 2024

10 maneras de cuidar tu salud mental en 2024.

Está comprobado que estas sencillas acciones te pueden ayudar a manejar el estrés y encontrarle más sentido a la vida en este nuevo año. 

Desde el auge de la pandemia, ha habido un cambio cultural en la forma en que hablamos de salud mental. Es como si los años de aislamiento e incertidumbre nos hubieran ayudado a comprender cuán vitales eran nuestras necesidades emocionales para el bienestar en general. Ahora que prestamos más atención a nuestra vidas interior, también es esencial tomar medidas al respecto. Afortunadamente, hay varias cosas que todos podemos hacer para nutrir nuestra salud mental y encontrar momentos de alegría. Estos son algunos de nuestros consejos favoritos de 2023 que nos sirven para emprender el nuevo año.  

1. Prueba una forma comprobada para dormir mejor
Los expertos dicen que dormir lo suficiente es una de las cosas más importantes que podemos hacer por nuestra salud mental. Si tienes problemas para conciliar o mantener el sueño, los estudios han descubierto que la terapia cognitivo-conductual para el insomnio, o TCC-I, a corto plazo es tan eficaz como usar medicamentos para dormir y a largo plazo más eficaz. La TCC-I ayuda a las personas a abordar la ansiedad que sienten debido al sueño y a encontrar formas de relajarse. Para encontrar un proveedor en Estados Unidos, visita el directorio de la Sociedad de Medicina Conductual del Sueño. Lee la nota completa ¿No puedes dormir? Prueba esta alternativa a la medicación 21 de septiembre de 2023 

2. Aprende a distinguir si tu ansiedad es protectora o problemática
Es normal sentir ansiedad de vez en cuando. De hecho, tener algo de ansiedad puede ser útil. Los expertos dicen que contar con un sistema de alarma interno puede mejorar nuestro rendimiento, ayudarnos a reconocer peligros e incluso animarnos a ser más conscientes. Así que preguntamos a Petros Levounis, presidente de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría: ¿cuánta ansiedad es demasiada ansiedad? “Si comienzas a notar que la preocupación y el miedo están constantemente presentes, es una señal de que necesitas ayuda”, dijo. Otras señales a tener en cuenta son la inquietud, una sensación de miedo o fatalidad, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores y dificultades para concentrarse. Lee la nota completa en inglés When Does Anxiety Become a Problem? 23 de junio de 2023 ¿Por qué siento más ansiedad antes de dormir? 13 de abril de 2023 

3. Detén el ciclo de preocupación 
Si tiendes a rumiar pensamientos, hay algunas formas simples de controlar este hábito. La primera es distraerte: las investigaciones muestran que las distracciones pueden ayudar a apartar tu mente de lo que te estresa. Intenta resolver un juego de palabras o escuchar música, prestando mucha atención a la letra. Otras veces, es mejor no luchar contra el impulso, pero eso no significa que debas dejar que tus pensamientos se descontrolen. Establece un temporizador de 10 a 30 minutos para dedicar ese tiempo a rumiar los pensamientos que te inquietan y permítete darles vueltas. Cuando suene el temporizador, es hora de seguir adelante. Lee la nota completa en inglés How to Stop Ruminating 1 de febrero de 2023 

4. Prueba el método del ‘orden de las 5 cosas’
Cuando estás batallando con problemas de salud mental, las tareas básicas como fregar los platos o lavar la ropa pueden parecer imposibles. Pero vivir en medio del desorden puede hacerte sentir aún peor. KC Davis, consejera profesional licenciada y autora del libro How to Keep House While Drowning, aconseja centrarse en la funcionalidad por encima de la estética: tu hogar no tiene que ser perfecto, pero sí debe ser habitable. Una forma eficiente de evitar que las cosas se salgan de control es practicar un método que ella llama “el orden de las 5 cosas”. Enfócate en las cinco categorías principales de desorden: basura, platos, ropa sucia, cosas con un lugar y cosas sin un lugar específico y resuelve una a la vez para lograr que la limpieza sea más manejable. Lee la nota completa Por qué parece imposible deshacerte del desorden 30 de enero de 2023 

5. Practica la gratitud 
La gratitud es una emoción positiva que puede surgir cuando reconoces las bondades de tu vida y que otras personas, o poderes superiores si crees en ellos, te han ayudado a lograr dichas bondades. Para aprovechar realmente los beneficios de la gratitud, dicen los expertos, es importante expresarla siempre que sea posible. Eso puede incluir escribir cartas de agradecimiento o enumerar las cosas positivas en tu vida en un diario. Agradecer a amigos, parejas románticas e incluso compañeros de trabajo también puede mejorar las relaciones. Lee la nota completa en inglés Gratitude Really Is Good for You. Here’s What the Science Shows. 8 de junio de 2023 

6. Mira el envejecimiento con optimismo 
Las investigaciones demuestran que tu forma de pensar realmente importa cuando se trata de salud, y puede incluso prolongar tu vida. Un estudio muy conocido encontró que las personas que eran optimistas acerca del envejecimiento vivieron siete años y medio más que aquellos que tenían percepciones negativas al respecto. Para adoptar una mirada más positiva sobre el envejecimiento, presta atención a los beneficios de envejecer, como un mayor bienestar o más inteligencia emocional. Busca personas que manejen la vejez de una manera que te gustaría imitar: personas mayores que se mantienen físicamente activas y comprometidas en sus comunidades, o aquellas con características que admiras. Lee la nota completa ¿No quieres decir tu edad? Cambia tu actitud hacia el envejecimiento 6 de octubre de 2023 Tal vez necesitas un amigo de otra generación 24 de agosto de 2023 

7. Participa en actividades artísticas
La idea de que el arte puede mejorar el bienestar mental es algo que muchas personas entienden por intuición, pero no necesariamente ponen en práctica. No se necesita tener talento para intentarlo, dicen los expertos. Escribir un poema, cantar o dibujar pueden ayudar a mejorar tu estado de ánimo, sin importar cuán creativo te consideres. Una de las formas más fáciles de comenzar es colorear algo intrincado: pasar 20 minutos coloreando un mandala (un diseño geométrico complejo) es más útil para reducir la ansiedad que colorear de manera libre durante el mismo período de tiempo, según las investigaciones. Lee la nota completa El arte puede ayudar a tu salud mental. (No hace falta talento) 17 de junio de 2023 

8. Busca un poco de asombro todos los días
A veces tenemos que recordarnos a nosotros mismos conectar con el mundo físico que nos rodea. Es aquí donde entra el paseo del asombro. Elige un lugar para caminar (nuevo o familiar) e imagina que lo estás viendo por primera vez. Luego presta atención a tus sentidos. Siente el viento en tu rostro, toca los pétalos de una flor. Simplemente observa el cielo. Puede ser más restaurador de lo que imaginas. Lee la nota completa This Kind of Walk Is Much More Than a Workout 2 de junio de 2023 Cómo sentirse vivo otra vez 27 de febrero de 2023 

9. Toma un descanso tecnológico 
Si tienes problemas para concentrarte, no eres el único. Las investigaciones han encontrado que en las últimas dos décadas, la cantidad de tiempo que dedicamos a una tarea determinada se ha reducido a un promedio de solo 47 segundos, en comparación con dos minutos y medio de antes. La tecnología suele ser la culpable. Para recuperar el control de tu concentración, Larry Rosen, profesor emérito de psicología en la Universidad Estatal de California, Dominguez Hills, sugirió una estrategia llamada “descansos tecnológicos”. Coloca un temporizador por 15 minutos, luego silencia y deja a un lado tu teléfono. Cuando el tiempo se acabe, toma uno o dos minutos para revisar tus aplicaciones favoritas —ese es tu descanso tecnológico— y vuelve al trabajo durante otro ciclo de 15 minutos. El objetivo es aumentar gradualmente el tiempo entre tus descansos tecnológicos, llegando a los 45 minutos (o más) lejos de tu teléfono. 

10. Respira hondo 
Una de las formas más rápidas y fáciles de calmar tu mente y tu cuerpo es tomando respiraciones lentas y profundas. Hacerlo ayuda a activar tu sistema nervioso parasimpático, que contrarresta la respuesta al estrés de “lucha o huida”, y reduce la presión arterial y regula tu ritmo cardíaco. Un ejercicio de respiración que puede ser particularmente útil para mitigar el miedo y la ansiedad es la respiración 4-4-8, donde se inhala durante cuatro tiempos, se contiene la respiración durante cuatro tiempos y se exhala durante ocho tiempos. 

Christina Caron es reportera de la sección Well y cubre salud mental y la intersección entre la cultura y la atención médica. Anteriormente, fue reportera de crianza, reportera de asignaciones generales y editora de estilo en el Times. Más de Christina Caron Dana G. Smith es periodista de la sección Well, donde ha escrito desde terapia psicodélica hasta tendencias de entrenamiento físico y la COVID-19. Más de Dana G. Smith.

viernes, 9 de junio de 2023

El efecto de los alimentos ultraprocesados en la salud mental. Comer alimentos empacados como cereales y comidas congeladas se ha asociado con la ansiedad, la depresión y el deterioro cognitivo. Los científicos todavía buscan descifrar la razón.

Comer alimentos empacados como cereales y comidas congeladas se ha asociado con la ansiedad, la depresión y el deterioro cognitivo. Los científicos todavía buscan descifrar la razón.

Aproximadamente el 60 por ciento de las calorías en la dieta promedio estadounidense proviene de alimentos altamente procesados. Desde hace décadas sabemos que ingerir este tipo de productos empaquetados —como algunos cereales, barritas, comidas congeladas y muchas otras cosas— está relacionado con consecuencias negativas para la salud, como un mayor riesgo de padecer diabetes, obesidad o incluso cáncer. Pero estudios más recientes señalan otra desvantaja a estos alimentos que suelen ser deliciosos y muy convenientes: al parecer, también tienen un impacto considerable en nuestro cerebro.

Las investigaciones de los últimos 10 años, más o menos, han demostrado que cuantos más alimentos ultraprocesados (UPF, por su sigla en inglés) consume una persona, mayores son las probabilidades de que se sienta deprimida y ansiosa. Algunos estudios han sugerido una relación entre el consumo de los UPF y un mayor riesgo de deterioro cognitivo.

¿Qué tienen de pernicioso estos alimentos y cómo se pueden evitar sus consecuencias mentales? Los científicos siguen buscando respuestas, pero, a continuación, mostramos lo que sabemos hasta ahora.

¿Qué se considera un alimento ultraprocesado?
En 2009, un grupo de investigadores brasileños clasificaron los alimentos en una escala de cuatro partes, desde los no procesados y mínimamente procesados (como frutas, verduras, arroz y harina) hasta los procesados (aceites, mantequilla, azúcar, productos lácteos, algunos alimentos enlatados, así como carnes y pescados ahumados) y ultraprocesados. “Los alimentos ultraprocesados incluyen ingredientes que rara vez se utilizan en recetas caseras, como jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, aceites hidrogenados, proteínas aisladas y aditivos químicos” como colorantes, saborizantes artificiales, edulcorantes, emulsionantes y conservadores, explicó Eurídice Martínez Steele, investigadora en procesamiento de alimentos de la Universidad de São Paulo, Brasil. En la actualidad, este sistema de clasificación es muy utilizado por los investigadores en nutrición.

Los UPF constituyen la mayoría de los alimentos empaquetados que se encuentran en los pasillos de congelados de los supermercados y en los menús de los restaurantes de comida rápida: el 70 por ciento de los alimentos empacados que se venden en Estados Unidos se consideran ultraprocesados. Su consumo está muy extendido entre los distintos grupos socioeconómicos y están desplazando cada vez más a los alimentos más sanos en la dieta de las personas.

“Los alimentos ultraprocesados se formulan minuciosamente para que resulten tan apetitosos y satisfactorios que sean casi adictivos”, señaló Eric M. Hecht, epidemiólogo de la Facultad de Medicina Schmidt de la Universidad Atlántica de Florida. “El problema es que para que los productos sepan cada vez mejor, los fabricantes los hacen cada vez menos parecidos a la comida real”.

¿Qué efectos tienen los alimentos ultraprocesados en la salud mental?
Algunas investigaciones recientes han demostrado una relación entre los alimentos muy procesados y el bajo estado anímico. En un estudio realizado en 2022 con más de 10.000 adultos en Estados Unidos, se reveló que cuanto más UPF comían los participantes, más probabilidades tenían de manifestar una depresión leve o sentimientos de ansiedad. “Hubo un aumento significativo en los días con mal estado de ánimo entre aquellos que consumían el 60 por ciento o más de sus calorías de UPF”, dijo Hecht, autor del estudio. “Esto no es una prueba de causalidad, pero podemos afirmar que parece haber una asociación”.

Las nuevas investigaciones también han encontrado una conexión entre el alto consumo de UPF y el deterioro cognitivo. Un estudio de 2022 que siguió a casi 11.000 adultos brasileños durante una década, encontró una correlación entre la ingesta de alimentos ultraprocesados y una peor función cognitiva (la capacidad de aprender, recordar, razonar y resolver problemas). “Si bien tenemos un declive natural de estas capacidades con la edad, vimos que este declive se aceleró un 28 por ciento en las personas que consumen más del 20 por ciento de sus calorías de alimentos ultraprocesados”, afirmó Natalia Gomes Goncalves, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y autora principal del estudio.

Es posible que seguir una dieta sana contrarreste los efectos perjudiciales del consumo de alimentos ultraprocesados. Los investigadores brasileños descubrieron que seguir un régimen alimentario saludable, como la dieta MIND —rica en cereales integrales, verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos, bayas, pescado, pollo y aceite de oliva—, reducía en gran medida el riesgo de demencia asociado al consumo de alimentos ultraprocesados. Los que llevaban la dieta MIND, pero seguían consumiendo UPF “no presentaban ninguna asociación entre el consumo de UPF y el deterioro cognitivo”, afirmó Goncalves, quien añadió que los investigadores aún no saben cuál es la cantidad segura de alimentos ultraprocesados en una dieta.

¿Por qué los alimentos ultraprocesados podrían tener este efecto?
No está claro. “Muchos estudios aleatorizados de alta calidad han demostrado el efecto beneficioso de una dieta rica en nutrientes sobre la depresión, pero aún no comprendemos del todo el papel del procesamiento de los alimentos en la salud mental”, declaró Melissa Lane, investigadora del Food & Mood Centre de la Universidad Deakin de Australia. Sin embargo, hay algunas pistas.

Gran parte de las investigaciones se han centrado en cómo una mala salud intestinal puede afectar al cerebro. Las dietas ricas en alimentos ultraprocesados suelen ser pobres en fibra, la cual se encuentra sobre todo en alimentos vegetales como cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos y semillas. La fibra ayuda a alimentar las bacterias buenas del intestino. La fibra también es necesaria para la producción de ácidos grasos de cadena corta, las sustancias que se producen cuando ésta se descompone en el sistema digestivo y que desempeñan un papel importante en la función cerebral, afirmó Wolfgang Marx, presidente de la Sociedad Internacional de Investigación en Psiquiatría Nutricional e investigador principal de la Universidad Deakin. “Sabemos que las personas con depresión y otros trastornos mentales tienen una composición menos diversa de bacterias intestinales y menos ácidos grasos de cadena corta”.

Los aditivos químicos de los UPF también podrían influir en la flora intestinal. “Las pruebas emergentes —principalmente de estudios en animales, pero también algunos datos en humanos— sugieren que los nutrientes aislados (como la fructosa), los aditivos como los edulcorantes artificiales (como el aspartamo y la sacarina) o los emulsionantes (como la carboximetilcelulosa y el polisorbato 80) pueden influir negativamente en el microbioma intestinal”, dijo Marx.

La escasa diversidad de la microbiota intestinal —así como una dieta rica en azúcar— pueden contribuir a la inflamación crónica, la cual se ha relacionado con una serie de problemas mentales y físicos, según Lane. “Se cree que las interacciones entre el aumento de la inflamación y el cerebro impulsan el desarrollo de la depresión”, dijo.

También vale la pena considerar la posibilidad de que el vínculo entre los alimentos altamente procesados y la salud mental funcione en ambas direcciones. “La dieta influye en el estado de ánimo, pero lo contrario también es cierto”, afirmó Frank Hu, profesor de nutrición y epidemiología en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard. “Cuando estás estresado, ansioso o deprimido, tiendes a comer más alimentos poco saludables, en particular alimentos ultraprocesados que tienen un alto contenido de azúcar, grasas y aditivos químicos”.

Cómo reconocer los alimentos ultraprocesados
La mejor forma de identificar los alimentos ultraprocesados es leer las etiquetas de los productos. “Una larga lista de ingredientes, y en especial uno que incluya ingredientes que nunca usarías en la cocina casera”, son pistas de que la comida está ultraprocesada, afirmó Whitney Linsenmeyer, profesora asistente de Nutrición en la Universidad de San Luis en Misuri y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética. Los nombres químicos, las palabras impronunciables y todo lo que es poco probable que encuentres en un gabinete de cocina son a menudo señales de que un alimento está en la categoría de ultraprocesados.

Puedes seguir utilizando alimentos precocinados para facilitar la preparación de tus comidas sin tener que recurrir a alimentos ultraprocesados. Productos como los frijoles enlatados, las verduras congeladas, el arroz integral precocido o el pescado enlatado son ingredientes “atajo” que encajan bien en el ámbito de una dieta saludable, siempre que no haya elementos industriales en su lista de ingredientes. “Si los ingredientes añadidos son algunos que usarías tú mismo, como hierbas, especias, sal o aceites de cocina”, afirmó Linsenmeyer, “eso indica que la comida, aunque está procesada, no es intrínsecamente mala para ti”.

https://www.nytimes.com/es/2023/05/14/espanol/alimentos-ultraprocesados-riesgos.html">

miércoles, 10 de mayo de 2023

Qué son las "horas doradas" después de sufrir una experiencia traumática y por qué son importantes

Cuando estalló la invasión rusa a gran escala el 24 de febrero de 2022, Iryna Frankova, una médica y psicóloga clínica que trabajaba en la Universidad Médica Nacional de Bogomolets en Kyiv, sabía que tenía que actuar rápido.

Necesitaba comprobar que sus seres queridos estaban bien y que ella no corría un peligro inminente. Se preguntó también si debía marcharse y en ese caso, a dónde.

Pero había otra pregunta urgente. Ucrania pronto enfrentaría una crisis de salud mental y, por su experiencia con conflictos anteriores, sabía que esto era algo que se dejaría de lado precisamente cuando la ayuda podría tener un mayor impacto: justo al principio.

Después de un trauma, hay una ventana de oportunidad conocida como las "horas doradas", un período crítico en que las medidas para proteger la salud mental pueden limitar el daño a largo plazo, como minimizar el riesgo de sufrir trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión.

"La idea es que necesitamos llegar a la gente en una etapa muy temprana después de la exposición al trauma, para poder prevenir consecuencias en la salud mental", le dice Frankova a BBC Future.

Por una lado, esto puede parecer de sentido común: un momento particularmente bueno para ofrecer consuelo a alguien es cuando está conmovido por el shock.

Pero la evidencia muestra que estos pequeños gestos de apoyo -algo tan simple como recordarle a alguien que no está solo- reduce el riesgo de desarrollar condiciones que permanecen por años.

Ventana de oportunidad
"Hay algunas cosas que podemos hacer en las horas doradas que pueden causar daño y aumentar el riesgo de desarrollar TEPT, y, al mismo tiempo, hay otras cosas que podemos hacer que pueden reducir ese riesgo", señala Frankova.

El término "horas doradas" se refiere a las primeras horas hasta alrededor de tres días después de una experiencia traumática, una fase crucial en la consolidación de la memoria.

"Es una ventana de oportunidad cuando la memoria a corto plazo puede no convertirse en una memoria a largo plazo", explica Frankova. "Nuestra tarea consistió en decirle a la gente exactamente qué sería dañino y qué sería beneficioso".

La pregunta es, cuando todo un país está bajo sitio, su infraestructura es un blanco, y el movimiento al aire libre es peligroso o imposible, ¿cómo brindas esta información esencial antes de que se acabe esa fase?

Toda la población de Ucrania se enfrenta a una dura prueba de salud mental.

Para los trabajadores de salud mental en la línea de frente hay dos fases cruciales de ayuda temprana. La primera es la directamente comparable con los primeros auxilios físicos, dice Agatha Abboud, encargada de salud mental y apoyo psicosocial del Comité Internacional de la Cruz Roja en Kyiv.

"Es el triaje de personas que necesitan hablar con alguien solo para calmarse, solo para sentirse conectados, para recordar el entorno y quiénes están a su alrededor", explica Abboud. "Porque este es el período en el que las personas se sienten más agitadas o más ansiosas".

Después de estos primeros auxilios psicológicos viene la fase de "intervención temprana", señala Abboud. "Es similar a cualquier condición médica: cuanto antes la trates, menos probable será que se torne compleja en el futuro".

"Si la ignoras, puede convertirse en algo más serio. Y aquí en Ucrania no estamos hablando de una persona pasando por una situación. Es toda una población la que atraviesa la misma situación".

Llegar temprano a aquellos que más necesitan una intervención temprana -comunidades aisladas en la línea de frente del conflicto- es un desafío. En el caso de Ucrania, hay muchas personas mayores y familias, a veces sin hijos, y algunas personas cuyos trabajos hacen que no hayan podido o querido irse.

Dada su proximidad con la violencia, incluso sus familiares no pueden ir a visitarlos.

"Hemos entrenado voluntarios, psicólogos que van a visitar comunidades, especialmente en la línea de fuego. Así que ahí es donde vamos, los visitamos y simplemente vemos cómo están", dice Abboud.

Herramientas digitales
Reforzar el sentido de comunidad es una de las estrategias más efectivas. "Hacemos sesiones grupales, donde la gente puede expresar sus pensamientos y sentimientos", relata Abboud. "Aprenden el uno del otro, y crean una conexión".

El trauma físico de la guerra ha dejado una marca permanente en muchos, pero el impacto en la salud mental es severo aunque menos evidente.

Pero llegar en persona hasta estas comunidades aisladas puede ser un desafío logístico, sobre todo de forma rápida para brindar apoyo dentro de la ventana de las "horas doradas".

Una forma rápida y accesible, señala Frankova, es usando herramientas digitales.

Cuando estalló la guerra, Frankova había estado trabajando desde hace varios años con Artem Lezin, un especialista en computación y desarrollador de aplicaciones, que también se había desempeñado como viceministro de cultura y políticas de información de Ucrania, y con Sophiia Lahutina, médica y psicoterapeuta en Kyiv.

En ese momento, los tres se enfrentaron con situaciones personales extremadamente complejas. Aún así, decidieron lanzar su último proyecto.

Habían estado desarrollando una aplicación basada en evidencia llamada "Friend. First Aid", para brindar de forma rápida y accesible ayuda en temas de salud mental después de un trauma, a través de un bot de charla (o chatbot) en el servicio de mensajería Telegram.

Lezin, fundador de la aplicación, había estado trabajando en ello desde el comienzo de la pandemia de covid-19. Cuando comenzaron a caer bombas sobre Kyiv y otras partes del país, el equipo decidió que era hora de lanzar el proyecto. Al día seguiente, el 25 de febrero, se activó el chatbot en Ucrania.

Cuando la gente accedía al chatbot, se les preguntaba primero si estaban en riesgo imediato de sufrir heridas o violencia física. Luego, los usuarios recibían información basada en evidencia y recomendaciones sobre qué hacer y qué no.

Al abrir la aplicación y elegir el idioma (ucraniano, ruso o inglés), y tras agregar información básica, el chatbot pregunta por tu nivel de estrés, luego pregunta si estás en una situación segura y tienes acceso a agua y comida.

Luego siguen preguntas referidas al aislamiento y la soledad, lo cual es algo muy común entre las personas que han sufrido experiencias traumáticas.

En las primeras horas después del trauma, un influyente metaanálisis de 68 estudios sobre los predictores de TEPT encontró que buscar ayuda y establecer comunicación con personas significativas reduce el riesgo de desarrollar esta condición.

Evidencia clínica mostró también que brindar orientación en la nueva situación y retomar la rutina en la medida de los posible también ayuda.

El Comité Internacional de la Cruz Roja lleva a cabo talleres en toda Ucrania para crear un sentido de comunidad y resiliencia.

La aplicación le informa a los usuarios lo importante que es la comunicación con los seres queridos como "arma" para luchar contra las consecuencias del estrés. "Durante la comunicación podrás sentir la cercancía con esta gente y el apoyo psicológico. Recuerda esto: esta gente te ama y quiere que te sientas bien", dice la aplicación en sus mensajes.

Auge 
Otras acciones bien intencionadas, en cambio, como las sesiones informativas que incluyen recordar los eventos traumáticos, no son tan efectivas en estas horas y pueden de hecho ser dañinas.

"Nuestro chatbot recomienda enfáticamente no participar en sesiones informativas o grupales", explica Frankova. Revivir los recuerdos puede reforzarlos a medida que pasan de la memoria a corto plazo a la de largo plazo, dice.

Estas recomendaciones rápidamente empezaron a compartirse a través de los celulares en Ucrania en la primavera de 2022. A las pocas semanas de lanzarse, el chatbot tenía 40.000 usuarios.

"Creo que nuestro producto se hizo tan popular porque lo lanzamos el segundo día desde que empezó la guerra, cuando todavía había un vacío y nadie estaba diciendo nada sobre la salud mental", señala Frankova.

"Es obvio por qué. La gente está en shock. Cuida de su salud física, pero al mismo tiempo necesita una guía de cómo lidiar con un ataque de pánico mientras está sentada en un refugio durante un ataque con misiles".

A un año de la guerra, la aplicación alcanzó los 81.000 usuarios, y el servicio se está expandiendo y ahora ofrece una conversación con profesionales de salud mental. Pronto el servicio también estará disponible en WhatsApp.

Conexión en persona
Puede que el chatbot sea la intervención más accesible de forma inmediata, pero, para algunos, la conexión en persona es particularmente importante.

Esta es el área de especialización de Nathalie Robelot-Timtchenko, una profesional de salud mental experta en terapia de artes expresivas basada en Cambridge, Massachusets, que vivió en Kyv entre 2014 y 2021.

"Cuando empezó la invasión (....) fue realmente muy difícil saber cómo ayudar y qué, de hecho, tendría impacto", dice Robelot-Timtchenko.

Ella hizo un llamado al día siguiente para buscar profesionales de salud mental que estuviesen dispuestos a donar su tiempo brindando apoyo a la gente en ucrania. Llamó a esta inicitiva First Aid of the Soul (Primeros auxilios del alma) y a la semana contaba con 450 personas que se ofrecieron como voluntarios de distintas partes del mundo.

"Ese fue uno de nuestros primeros proyectos (...). Teníamos un equipo bastante grande trabajando simplemente en recoger material", dice.

Por ejemplo, el equipo juntó información sobre cómo calmar a los niños cuando se está en un ambiente estresante como un refugio antibombas, con información sobre cómo mantener un contacto físico tranquilizador y el uso de frases y palabras simples para discutir la situación y los sentimientos.

Para las primeras semanas de 2022, First Aid of the Soul comenzó a ofrecer grupos de apoyo en una escuela en la que había trabajado Robelot-Timtchenko. "Para abril, estábamos ofreciendo entrenamiento a diferentes profesionales de salud mental en Ucrania"

Uno de sus primeros objetivos fueron los primeros auxilios psicológicos, seguidos de terapias de movimiento y relajación como yoga, antes de centrarse en otras áreas.

Brindar apoyo en persona ha sido crucial para apoyar la resistencia ucraniana. "Recientemente hemos estado en Ucrania. Pude hacer un taller con niños que son desplazados internos", explica Robelot-Timtchenko.

"Estos niños han pasado por un infierno, pero todavía tienen una sonrisa en el rostro. Todavía hablan de sus superhéroes y el taller se centró en encontrar fuerza interior y en desarrollar resiliencia. Eso es lo que tratamos de hacer, traer un poquito de esperanza", agrega.

Híbrido
First Aid of the Soul hace ahora unos 45 talleres por mes, virtualmente y en persona, y ha logrado llegar a cerca de 6.000 personas a través de sus grupos de apoyo, talleres y entrenamientos. Todo eso con un presupuesto de unos pocos miles de dólares, dice Hanna Scott, directora de operaciones de la organización.

"98% de la gente que participa en nuestros talleres dice que quiere volver", comenta. "Es una cifra muy buena".

Scott cree que la naturaleza híbrida de la organización (virtual y en persona) ha jugado un rol clave en esto. "Significa que tenemos acceso a una red internacional con algunos de los mejores profesionales del mundo y, si la gente no tiene una buena conexión a internet, la podemos ver donde sea que esté".

Ahora que pasó un año desde el comienzo de la guerra, los desafíos de salud mental en Ucrania siguen evolucionando. Esto sirve para mostrar cuán vital es brindar no solo primeros auxilios físicos a aquellos atrapados en situaciones traumáticas sino atender también sus necesidades psicológicas.

Además de intervenir en las horas doradas después de una instancia traumática, el desafío es cada vez más brindar apoyo que pueda ayudar a la gente a superar el trauma crónico y prolongado de la guerra.

Los niños que han sobrevivido a la guerra pueden haber "pasado por un infierno", pero también son capaces de una resiliencia extraordinaria si reciben el apoyo adecuado.

"Ahora, cuando hablo contigo, se escuchan sirenas afueras", dice Abboud. "En cuanto suena una sirena, la gente se preocupa por saber si su hijo en el jardín de infantes está bien. Si su esposo, que está en la línea de frente, está bien".

En esas situaciones, recordar prestarle atención a tu propia salud mental en el largo plazo es un desafío constante. Tomar en cuenta el apoyo al propio personal de la organización es una parte integral de la misión, dice Abboud, que a menudo intercambia sus servicios con otras organizaciones profesionales con las que trabajan en la zona.

"La realidad es que nadie está listo para procesar realmente lo que está pasando", dice Robelot-Timtchenko. "La guerra sigue ocurriendo. Por eso, todos los días la seguridad del equipo se ve amenazada".

"Creo que el procesamiento (de esta información) ocurrirá mucho más tarde, cuando la guerra...". Robelot-Timtchenko se detiene y sonríe. "Cuando Ucrania gane".

miércoles, 3 de mayo de 2023

SALUD MENTAL ¿Se puede desprender una persona de los recuerdos traumáticos? El pasado es inamovible, pero los recuerdos dolorosos se pueden reintegrar en la vida, de una forma ya digerida, para no sufrir y que condicionen el presente

El pasado es inamovible, pero los recuerdos dolorosos se pueden reintegrar en la vida, de una forma ya digerida, para no sufrir y que condicionen el presente

Los recuerdos conforman la identidad de una persona, su hilo autobiográfico. Es la memoria la que nos permite relacionar el presente con el pasado y proyectar hacia el futuro nuestros pensamientos y expectativas. Por ello, en la adaptación del ser humano a la vida cotidiana y en la toma de decisiones resulta imprescindible la perspectiva de sus experiencias pasadas.

A su vez, el olvido es una acción mental involuntaria que consiste en dejar de recordar información previamente aprendida o experiencias vividas debido al desvanecimiento de la huella mnésica con el paso del tiempo y a la interferencia de otros recuerdos que se van adquiriendo más recientemente. Es más, muchas personas tienen una especial capacidad para olvidar los sucesos desagradables y recordar selectivamente los positivos, lo que constituye un mecanismo adaptativo de tipo supervivencial.

Mara Dierssen, neurobióloga: “Olvidamos porque nuestros recuerdos compiten entre ellos” | Ciencia Los recuerdos asociados a una emoción intensa, sea esta positiva o negativa, logran una mayor consolidación en la memoria. Así, la mayoría de la gente se acuerda vívidamente de ciertas experiencias intensas pasadas que han estado cargadas de valor emocional. Una persona adulta recuerda con emoción y detalle el primer encuentro con su pareja, por mucho tiempo que haya transcurrido, y no tiene dificultades tampoco para evocar dónde o con quién estaba, por ejemplo, cuando se anunciaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York. De hecho, se siente una fuerte emoción cuando una persona trae a la memoria desde el baúl de sus recuerdos acontecimientos que en cierto modo le han marcado de por vida.

Sin embargo, la memoria es bastante dependiente del estado de ánimo actual. La vida no es lo que se vive, sino lo que se recuerda de lo que se vive (memoria selectiva). Así, la relación existente entre la afectividad y la memoria permite explicar por qué los recuerdos pasados alegres o tristes pueden producir alegría o tristeza en el presente, pero también por qué la alegría o tristeza actuales pueden deformar la percepción de los recuerdos habidos.

Los recuerdos asociados a una emoción intensa, positiva o negativa, logran mayor consolidación. Sin embargo, la memoria depende bastante del estado de ánimo del momento.

Las adversidades de la vida cotidiana no generan recuerdos perturbadores porque las personas cuentan habitualmente con recursos psicológicos, familiares y sociales para hacerles frente. Por el contrario, los sucesos traumáticos (abusos en la infancia, agresiones sexuales, violencia en la pareja) producidos por personas cercanas a la víctima suelen generar humillación, desvalimiento y una quiebra de la sensación de seguridad. El resultado de haber sido violentada la persona en su intimidad supone una interferencia negativa en la adaptación social y laboral a la vida cotidiana y, lo que es peor, una pérdida de la confianza en los seres humanos.

Un hecho traumático supone un desequilibrio en la homeostasis biológica del organismo, un desbordamiento de los recursos de afrontamiento de la persona y un reto a los procesos cognitivos, entre ellos la memoria de lo ocurrido. Estos acontecimientos pueden generar en la víctima recuerdos vívidos de los que no se puede desprender con el paso del tiempo y alterar incluso su capacidad de amar y de relacionarse con los demás.

Las imágenes de lo ocurrido, por su significación emocional, quedan grabadas a fuego en la memoria del sujeto. Así, estos recuerdos perturbadores se reproducen involuntaria y repetitivamente en forma de dolorosas vivencias actuales (no de meros recuerdos pasados), como si estuviesen ocurriendo ahora mismo. Se trata de pesadillas y pensamientos invasivos que escapan al control del sujeto meses y aun años después de haber ocurrido el suceso.

Un suceso traumático (abusos en la infancia, agresiones sexuales, violencia en la pareja) genera humillación y supone un desequilibrio en la homeostasis biológica del organismo Es decir, el pasado traumático puede ejercer, de forma parasitaria, una acción tiránica sobre el campo de la consciencia actual de la víctima, impidiéndole reanudar una vida cotidiana normalizada y disfrutar con el presente. A veces incluso se puede crear una especie de red de miedo en la memoria de la persona, que puede ir acompañada de una anestesia emocional, como si la persona tuviera las lágrimas congeladas detrás de los ojos, pero sin poder hacerlas brotar.

Estos pensamientos e imágenes vívidos y repetitivos no son incompatibles con la presencia en la misma persona de recuerdos borrosos, fragmentarios o inconexos inaccesibles en un intento no consciente de protección del dolor sufrido. Es decir, hay personas que en unas ocasiones recuerdan lo que quieren olvidar y en otras olvidan lo que quieren recordar.

La mayor o menor intensidad de los recuerdos traumáticos no depende solo de un automatismo psicológico que escape al control de la persona. Hay quienes viven anclados en un pasado nostálgico idealizado, que se hacen preguntas sin respuesta (“¿por qué me ha pasado esto a mí?”), que intentan volver a lo que ya no existe o que realimentan emociones negativas (resentimiento, vergüenza o incluso culpa). Cerrar una historia en falso supone que nunca va a desaparecer.

El pasado traumático puede ejercer, de forma parasitaria, una acción tiránica sobre el presente de la víctima, impidiéndole una vida cotidiana normal Pero es posible salir de ese bucle de sufrimiento. Hay personas que centran su atención en disfrutar del presente, sin olvidar las desgracias ocurridas, y se proyectan hacia el futuro, apoyadas en emociones positivas, como la esperanza en el porvenir, la alegría del disfrute con sus hijos o el perdón al ofensor. Implicarse en nuevas experiencias y en proyectos ilusionantes facilita el olvido de los recuerdos dolorosos porque el paso del tiempo y las nuevas experiencias contribuyen a debilitar las antiguas.

No se trata de un olvido pasivo o amnésico, sino de un olvido activo, que olvida los agravios, pero no los hechos, que no alienta la revancha, sino que entierra aquella situación desde el reconocimiento expreso de su existencia. Por eso, una cosa es recordar y otra muy distinta estar atrapado en el túnel del tiempo y vivir en el rencor de la amargura.

Compartir los recuerdos traumáticos con los seres queridos (en los casos necesarios con el terapeuta) contribuye a poner nombre y procesar emocionalmente lo que una persona ha vivido. No es lo mismo revivir que recordar. No se trata de borrar, sino de sobrescribir una nueva forma de rememorar esas emociones negativas y de convertir un pasado traumático en un pasado biográfico. De este modo, las vivencias traumáticas se reintegran, ya digeridas, en la biografía de una persona en forma de recuerdos dolorosos, pero no determinantes de la vida actual y futura.

En definitiva, las vivencias objetivas del pasado son inmodificables, pero la percepción de esas vivencias puede cambiarse y ello puede transformar el curso de la vida presente. Y es así como las personas dejan de ser náufragos, zarandeados por los fantasmas del pasado, para reasumir el control de su vida y convertirse en navegantes de su futuro.

https://elpais.com/salud-y-bienestar/2023-04-27/se-puede-desprender-una-persona-de-los-recuerdos-traumaticos.html#?rel=lom

jueves, 9 de marzo de 2023

Los adolescentes lo están pasando mal. ¿Qué pueden hacer los padres?

La psicóloga Lisa Damour ofrece consejos para comunicarse, identificar emociones saludables y saber cuándo hay que intervenir.


Durante más de 25 años, la psicóloga Lisa Damour ha ayudado a adolescentes y a sus familias a navegar por esta etapa del crecimiento en su práctica clínica, en sus investigaciones y en éxitos de ventas literarias como Untangled: Guiding Teenage Girls Through the Seven Transitions Into Adulthood.

Este periodo, señaló, no tiene igual.

Según un informe publicado en febrero por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el 42 por ciento de los estudiantes de secundaria del país experimentaron sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza en 2021, mientras que el 22 por ciento consideró seriamente la posibilidad de intentar suicidarse. Las adolescentes, así como los menores que se identifican como lesbianas, homosexuales o bisexuales, son quienes más dificultades tienen, pero los chicos y adolescentes de todos los grupos raciales y étnicos también informaron un empeoramiento de los síntomas.

“Estoy sumamente preocupada por el sufrimiento que presentaron los adolescentes durante la pandemia y por la crisis actual de su salud mental”, afirmó Damour.

En su nuevo libro, The Emotional Lives of Teenagers, Damour pretende desmitificar la adolescencia y reajustar la definición misma de salud mental: “Con demasiada frecuencia, ‘salud mental’ se equipara a sentirse bien, feliz, tranquilo o relajado”, afirmó. No obstante, “se trata de tener sentimientos que se ajusten al momento (aunque esos sentimientos sean indeseados o dolorosos) y gestionarlos de manera eficaz”. En su opinión, esta caracterización es “mucho más precisa” y, espera, tranquilizadora.

A continuación, presentamos la opinión de Damour en lo que respecta a la comunicación con adolescentes, a la distinción entre emociones saludables y la enfermedad mental y cuándo intervenir para ofrecer ayuda.

Esta entrevista está editada y condensada por claridad.

Es normal que los adolescentes tengan sentimientos intensos y tempestuosos, pero, dado que estamos en medio de una crisis de salud mental en los adolescentes, ¿cómo pueden distinguir los padres entre una preocupación sana propia de su edad y síntomas de ansiedad o depresión?

Consejos para que los padres ayuden a sus adolescentes con dificultades

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¿Está preocupado por su adolescente? Si le preocupa que su adolescente pueda estar experimentando depresión o pensamientos suicidas, hay algunas cosas que puede hacer para ayudar. La Dra. Christine Moutier, directora médica de la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio, sugiere estos pasos:

Busque cambios. Observe los cambios en los hábitos de sueño y alimentación de su hijo adolescente, así como cualquier problema que pueda tener en la escuela, como calificaciones bajas. Esté atento a los arrebatos de ira, los cambios de humor y la pérdida de interés en las actividades que solían disfrutar. Estén atentos a sus publicaciones en las redes sociales también.

Mantenga abiertas las líneas de comunicación. Si nota algo inusual, inicie una conversación. Pero es posible que su hijo no quiera hablar. En ese caso, ofrézcale ayuda para encontrar a una persona de confianza con quien compartir sus luchas.

Busque apoyo profesional. Un niño que expresa pensamientos suicidas puede beneficiarse de una evaluación y tratamiento de salud mental. Puede comenzar hablando con el pediatra de su hijo o con un profesional de la salud mental.

En caso de emergencia: Si tiene una preocupación inmediata por la seguridad de su hijo, no lo deje solo. Llame a una línea de prevención del suicidio. Guarde bajo llave cualquier objeto potencialmente letal. Los niños que están tratando activamente de hacerse daño a sí mismos deben ser llevados a la sala de emergencias más cercana.

Recursos Si está preocupado por alguien en su vida y no sabe cómo ayudar, estos recursos pueden ofrecerle orientación:
1. La Línea Nacional de Prevención del Suicidio: envíe un mensaje de texto o llame al 988
2. La Línea de Texto de Crisis: envíe un mensaje de texto con TALK al 741741
3. La Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio


Los adolescentes experimentan sus emociones con más intensidad que los niños y que los adultos. Por lo tanto, habrá muchas ocasiones en las que experimenten angustia, quizá varias veces al día.

Es probable que la mayor parte de esa angustia corresponda con sus circunstancias. Si un adolescente reprueba un examen, es lógico que se enoje. Si alguien le rompe el corazón, es lógico que esté triste. Lo que nos interesa saber es cómo gestiona sus sentimientos el adolescente; ver que use estrategias que le ofrezcan alivio y no lo dañen, como hablar con personas que se preocupen por él, encontrar distracciones temporales o resolver el problema.

Lo que no queremos ver (y donde nos ponemos alerta ante la posibilidad de un problema de salud mental) es una de dos cosas: una, que los adolescentes utilicen estrategias para encontrar consuelo que en realidad son costosas: por ejemplo, un adolescente que está muy angustiado y luego fuma mucha marihuana, o un adolescente que está pasando por un momento difícil con una amiga y luego se desquita con ella en las redes sociales.

Otra cosa que no queremos que ocurra es que los sentimientos “gobiernen sus acciones”, es decir, que se interpongan en la capacidad de un joven para hacer las cosas que debe hacer, como ir a la escuela o pasar tiempo con sus compañeros.

Si un adolescente llega a casa del colegio y parece triste o enojado, ¿cuál es la mejor manera en la que un adulto puede actuar?

Por lo general, lo único que necesitan de nosotros son dos cosas: una es curiosidad, interesarse en lo que están compartiendo y hacer preguntas. La otra es empatía, hacerles saber que nos entristece que se sientan así.

Tenemos pruebas científicas excelentes de que el mero hecho de expresar con palabras un sentimiento no deseado reduce la intensidad de esa emoción. Así que cuando son las 9 de la noche y tu hijo adolescente está frente a ti diciéndote de repente que se siente muy ansioso, infeliz o frustrado, lo más importante que tienes que recordar es que ya está en camino de sentirse mejor porque ha expresado esas emociones con palabras.

El ejercicio que uso en mi casa es que imagino que mi adolescente es una reportera y yo soy una editora. Ella me está leyendo su artículo más reciente. Mi labor es escucharla con tanta atención de tal forma que al final del borrador soy capaz de darle un titular, entendiendo que el titular es un resumen destilado y preciso de lo que ella dijo que no añade ideas nuevas. Eso les muestra que escuchas y también valida sus sentimientos.

¿Qué pasa si tu hijo adolescente te dice algo cruel?

Es muy normal que los hijos se enojen. Es de esperarse. A lo que sí le ponemos límites es a la expresión de ese enojo.

Cuando los adolescentes utilizan un lenguaje hiriente, quizá sea útil responder de una manera que desvincule el sentimiento de la forma en que se expresó. Podemos decir algo como: “Tal vez estés muy enojado conmigo y quizá tengas razón, pero no debemos hablarnos de esa forma, así que tómate un momento y regresa cuando estés más tranquilo”. Aunque el adolescente ponga los ojos en blanco, captará el mensaje y, con suerte, volverá a intentarlo cuando se haya calmado

Supongamos que un adolescente se enoja mucho y no quiere hablar al respecto, y a los 20 minutos parece estar perfectamente. ¿Es momento para entablar una conversación?

Si un chico está de mal humor y encontró la manera de estar de buenas, yo lo dejaría.

El tiempo funciona distinto para ellos. Es muy común que un adolescente que estuvo muy atribulado por alguna razón a las 4 p. m., para las 6 p. m. se sienta contento.

En tu libro hablas del valor de dejar que los chicos se expresen con sus padres a su manera, ¿qué significa eso?

Muchos padres se dan cuenta de que hacen preguntas importantes durante la cena y se quedan sin respuestas; con suerte, obtienen un monosílabo. Más tarde, por la noche, su hijo adolescente está muy conversador.

Los adolescentes se organizan en torno al impulso a la autonomía. Prefieren no estar sujetos a la agenda de un adulto. Cuando les hacemos preguntas en momentos que nos convienen, les estamos pidiendo que cooperen con nuestra agenda. Tenemos que estar abiertos a la posibilidad de que un adolescente se muestre más comunicativo cuando es él o ella quien inicia la conversación.

Eso puede significar que quieran hablar con nosotros en momentos que no esperamos o que incluso nos parecen inconvenientes y quieren hablar de cosas que quizá no sean el centro de nuestra atención, pero, si queremos cultivar y proteger nuestros vínculos con los adolescentes, un elemento importante es estar dispuestos a aceptar sus condiciones de interacción.

¿Los padres deberían intentar proteger a los adolescentes de situaciones o sentimientos difíciles?

No queremos que nuestros hijos sufran emocionalmente, pero tenemos que reconocer que no solo es inevitable, a menudo tiene algo de valor. La incomodidad psicológica brinda retroalimentación importante sobre el modo en que andan las cosas. Si un adolescente hace trampa en un examen y es descubierto, tiene que lidiar con la incomodidad real de resolver en problema en casa y en la escuela, y lo más probable es que esa experiencia ayude a evitar que vuelva a tomar una decisión similar.

Lo que queremos es preguntarnos lo siguiente: ¿Lo que enfrentan es incómodo o inmanejable? No siempre lo sabremos. Pero en general, si están lidiando con algo incómodo, lo ideal es tratarlo como una oportunidad para desarrollar habilidades saludables y procesar emociones dolorosas o incómodas.

Si hay motivos para pensar que están enfrentando o podrían enfrentar una situación inmanejable o abrumadora, probablemente sea buena idea intervenir. Podemos decir: “Estás enfrentando algo que es mayor a lo que se espera que manejes por ti mismo. Mereces recibir un poco de apoyo adicional. Veamos cómo sería dicha ayuda”.

https://www.nytimes.com/es/2023/03/06/espanol/adolescente-salud-mental-ayuda.html

sábado, 28 de enero de 2023

Ansiedad ¿Cómo detectar un ataque de ansiedad y qué hacer?

El 30% de la población ha tenido una crisis de pánico alguna vez, pero muchas personas no saben reconocerla

La ansiedad es una respuesta fisiológica, cognitiva y conductual del organismo. Es decir, se experimentan una serie de síntomas físicos, como son el aumento de la tasa cardíaca o la sudoración; cognitivos, como las preocupaciones, y conductuales, que principalmente se representan en la evitación de determinadas situaciones que nos resultan amenazantes, y que pueden provocar la aparición de los síntomas que acabamos de comentar. Eso, en general, es la ansiedad.

Pero la pregunta por un “ataque” suele hacer referencia a lo que en psicología y psiquiatría se llama un ataque de pánico, que en clasificaciones más antiguas eran conocidos como crisis de angustia, y que actualmente también se conocen como ataques de ansiedad. Para empezar, es importante señalar que esta afección no llega a considerarse un trastorno de ansiedad. Pero sí es cierto es que los sufren muchas personas. Aproximadamente, el 30% de la población ha tenido alguna vez en su vida una de estas crisis. Y cuando les pasa, muchas de estas personas no saben que lo están sufriendo.

Un ataque de pánico es la aparición súbita de una serie de síntomas. Los más comunes son: aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, mareo, sensación de ahogo y presión en el pecho. Pero también se produce un síntoma cognitivo que es la creencia de que a uno le está pasando algo muy malo, que le está dando un ataque al corazón o que se está en presencia inminente de la muerte. Esto ocurre de forma muy rápida y tiene una duración corta. Suele alcanzar su pico máximo entre los siete y 10 minutos, y después remite.

Los síntomas fisiológicos que se producen en un ataque de pánico son realmente una respuesta de alarma del organismo que, normalmente, debería desencadenarse ante un peligro ineludible. Esos síntomas son los que preparan al cuerpo para reaccionar y evitar ese peligro, luchando o huyendo. Es decir, es una respuesta orgánica y adaptativa que históricamente le ha servido al ser humano para protegerse.

El problema en los ataques de pánico es que el organismo desencadena esa respuesta en un momento inapropiado, como si fuese una falsa alarma. Se activa el mecanismo sin que haya un peligro real a la vista. La exposición a estresores cotidianos crónicos como son el exceso de trabajo, el exceso de responsabilidades, las dificultades económicas, etc., pueden aumentar los niveles de ansiedad. Eso provoca que se presenten más estados de nervios, que las personas les den más vueltas a algunas ideas, con preocupación, que no se logre un buen descanso o que el sueño se interrumpa varias veces durante la noche y no se pueda descansar bien. Estos niveles altos de ansiedad pueden hacer que el sistema de alarma se active en ausencia de un peligro real, y aparezca lo que se ha denominado como un ataque de pánico.

El principal problema de los ataques de pánico es la interpretación que se hace sobre los síntomas físicos que la persona está experimentando, ya que cree que son muy peligrosos y que pueden ocasionar la muerte. Cuando la persona es capaz de cuestionar esas interpretaciones erróneas y es consciente de que realmente esos síntomas no son peligrosos, que no le van a provocar la muerte, y que la presión en el pecho no es porque esté sufriendo un infarto, sino simplemente por la presión muscular, la sintomatología física remite.

Como explicaba, la principal preocupación de las personas que los sufren suele ser que se trate de un ataque cardíaco. ¿Cómo distinguir uno de otro? Pues bien, si en el momento en que se está sufriendo esa intensa sintomatología la persona que lo padece cuestiona la peligrosidad de esos síntomas y sus consecuencias y la sintomatología empieza a remitir en los próximos minutos, es que efectivamente se trataba de un ataque de pánico.

Es efectivo intentar desviar la atención de los síntomas. En estudios científicos que hemos realizado, algunas personas que han sufrido ataques de pánico nos explicaban que a ellas les resulta útil, por ejemplo, jugar a algún juego en el móvil que requiera concentración. Es decir, cualquier actividad que desvíe la atención de los síntomas y esa interpretación catastrofista de ellos. Una atención focalizada en la respiración, siendo esta suave y lenta, también puede ayudar.

Otra cosa importante a la hora de prevenirlos, cuando ya te ha pasado alguna vez, es no evitar las situaciones que lo han desencadenado por miedo a que vuelva a ocurrir. Esto puede acentuar el problema. También recomendamos llevar a cabo de forma cotidiana ejercicios o actividades que ayuden a relajarnos, a concentrarnos en el momento en el que estamos, en el presente y en todo lo que nos rodea, hacer actividades de ocio, gratificantes; es decir, todo aquello que ayude a rebajar los niveles de ansiedad que sufrimos en nuestra vida cotidiana.

Los factores de riesgo identificados en estudios científicos que se han asociado a los problemas de ansiedad, entre ellos los ataques de pánico, son: tener una edad joven, los problemas de salud física, ser mujer también aumenta el riesgo, la insatisfacción en el trabajo o las dificultades económicas, entre otros. Nuestro grupo de investigación ha desarrollado unos algoritmos de riesgo que, tras contestar a una serie de preguntas, devuelven una probabilidad de padecer un trastorno de ansiedad en el próximo año.

Estas predicciones las desarrollamos para poder llevar a cabo intervenciones personalizadas y adaptadas a esos factores de riesgo que consigan prevenir la aparición de estos problemas. Actualmente, se está probando una intervención personalizada a través de internet para todo tipo de población en un ensayo clínico aleatorio. Concretamente, estamos en una fase de búsqueda de personas interesadas en participar en el estudio, con el objetivo final de ponerle freno a esta problemática que tanto sufrimiento ocasiona.

Patricia Moreno Peral es doctora en psicología de la salud, investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) y profesora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Málaga.

Coordinación y redacción: Victoria Toro

Nosotras respondemos es un consultorio científico semanal, patrocinado por la Fundación Dr. Antoni Esteve y el programa L’Oréal-Unesco ‘For Women in Science’, que contesta a las dudas de los lectores sobre ciencia y tecnología. Son científicas y tecnólogas, socias de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), las que responden a esas dudas. Envía tus preguntas a nosotrasrespondemos@gmail.com o por Twitter #nosotrasrespondemos.


Los consejos de este consultorio son de carácter general y no sustituyen la consulta médica. Si tiene dudas sobre su problema concreto, diríjase a su médico o farmacéutico.

https://elpais.com/salud-y-bienestar/nosotras-respondemos/2022-12-01/como-detectar-un-ataque-de-ansiedad-y-que-hacer.html

viernes, 8 de abril de 2022

“La pobreza tiene efectos directos en la salud mental de la gente”. Entrevista a Sergi Raventós


Sergi Raventós Panyella (Barcelona, 1968) es doctor en Sociología y ha investigado los efectos positivos de la renta básica universal (RBU) en la salud mental. Lleva décadas trabajando en el impulso de la RBU en Cataluña, junto con muchas otras personas, y desde 2021 es el director de la Oficina del Plan Piloto para su implantación en Cataluña. El plan avanza poco a poco y, aprovechando su visita al País Vasco, hemos hablado con él sobre los efectos de la pobreza en la gente y el papel que podría tener la RBU. La entrevista la realizó Iñaut González de Matauko Rada.

¿La necesidad de la RBU puede ser un síntoma del proceso de proletarización de los últimos años?

Cuando se realizan encuestas en torno a la renta básica, queda cada vez más claro cuáles son los sectores que están más a favor: jóvenes, trabajadores precarios, estudiantes y mujeres. Por el contrario, las personas con empleos cualificados, estables y bien pagados son, en general, las que tienen opinión contraria. No obstante, los sectores que ven con mejores ojos la renta básica son cada vez más amplios. Las encuestas realizadas en Cataluña, País Vasco y en muchos otros lugares de Europa muestran que el 60-70% de la población está a favor de la RBU y la mayoría de ellos son los que hemos citado: jóvenes, mujeres y trabajadores precarios.

¿Existe algún otro factor que fomente una posición favorable a la RBU?

El proceso de automatización genera mucha preocupación en numerosos ámbitos. La gente es consciente de que están desapareciendo algunos empleos y, durante la pandemia, mucha gente ha tenido miedo a perder el suyo. Al fin y al cabo, los robots no necesitan vacaciones y no se ponen enfermos. La inseguridad económica que vivimos actualmente y las preocupaciones respecto al futuro están fomentando una actitud favorable a la renta básica.

Imaginemos que se consiguiera implantar la RBU en toda Cataluña; ¿crees que el capital se opondría,. mediante la inflación, por ejemplo?

Las oligarquías no ayudarán; eso tengámoslo claro. Sabemos que, para garantizar la RBU, hay que destinar dinero, y los números lo permiten, y pensamos que eso aumenta la capacidad negociadora de la clase trabajadora para, por ejemplo, rechazar trabajos que no quiere hacer. Y eso no es algo que al capital le guste. Sin embargo, un amplio sector del capital también sabe que, si la gente no tiene dinero, no podrá comprar sus productos, y muchos capitalistas se han mostrado favorables a la RBU, por ejemplo en Silicon Valley (California, EE UU). Es más, en Terrassa (Cataluña), la Confederación Empresarial comarcal (CECOT) se ha mostrado favorable. Es claro que esos modelos son minoritarios, pero se están percatando de que ya va siendo hora de proporcionar recursos que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas de la gente en las sociedades capitalistas.

Una de las críticas que se os suelen hacer es que nadie desempeñará los “malos empleos”.

Es un fenómeno que está sucediendo actualmente, y en EE UU algunos expertos lo denominan la gran dimisión. La gente está dejando algunos empleos concretos en busca de puestos de trabajo mejores, y con una renta básica ese fenómeno crecerá, sin duda. Ante ello, lo que tienen que hacer los empresarios es aumentar los salarios. Últimamente, en EE UU los empresarios de la hostelería se han quejado de que no encuentran trabajadores, y Joe Biden les ha dicho claramente: “Pues paguen más”. El que Joe Biden tenga que decir eso es muy significativo.

¿Cómo afecta la pobreza a la salud de los seres humanos? ¿A la salud física, por ejemplo?
La esperanza de vida cambia terriblemente de los barrios ricos a los barrios obreros. En Barcelona, por ejemplo, hay diferencias de entre siete y nueve años de una estación de metro a otra. La esperanza de vida de la gente que vive en la calle, por ejemplo, es de en torno a 50-60 años.

¿Y en la salud mental?
En los últimos años me he dado cuenta de que la renta básica y, en general, la protección social guardan una estrecha relación con la salud mental. En efecto, tener ingresos garantizados o una mínima seguridad económica es necesario para que la gente pueda desarrollar su vida como quiera. La precariedad vital, a largo plazo, ejerce una influencia directa en la salud mental. Algunas situaciones laborales concretas también influyen: el pluriempleo, los trabajos alienantes, los estresantes, la sobrecarga y los trabajos repetitivos, por ejemplo. Asimismo, muchas investigaciones dicen que vivir en la pobreza supone pérdida de capacidades cognitivas. Si tu único objetivo es sobrevivir, diriges a ello toda tu energía mental; también se le llama efecto túnel.

¿Las dependencias y los trastornos se agravan?
La salud mental es un campo muy amplio, y la pobreza agrava la ansiedad, la depresión y el suicidio. Tras la crisis de 2008, por ejemplo, en la mayoría de países del sur de Europa aumentó la tasa de suicidios. El estrés y la ansiedad también influyen de muchas maneras en cada persona, y algunas recurren al alcohol, las drogas o el juego, mientras que otras desarrollan trastornos.

Últimamente, parece que la salud mental ha ganado notoriedad pública.

El tema era tabú, y lo sigue siendo, pero la estigmatización de algunas enfermedades mentales se está reduciendo; la del estrés y la ansiedad, por ejemplo. Al fin y al cabo, ¿qué es el estrés? Una reacción adaptativa de nuestro cuerpo ante un riesgo; se pone en alerta. Cuando esa alerta es permanente, se va generando un desgaste. Si es por un factor concreto, no pasa nada. Cuando éramos cazadores y nos seguía un animal, esa alerta nos ayudaba a sobrevivir. Hoy en día, cuando te persigue un leopardo, tiene efectos graves. Todos los planes piloto que se han realizado en el mundo han demostrado que la renta básica contribuye a reducir el nivel de estrés y tiene efectos positivos sobre la salud mental.

En un intervalo muy corto, además.

En dos o tres años escasos se han visto resultados positivos. En la prueba piloto que se hizo en Canadá, por ejemplo, los investigadores detectaron un fenómeno interesante: los ingresos hospitalarios en las regiones en que se hizo la prueba se redujeron. No es necesario ser experto en la materia para ver que la renta básica aumenta la tranquilidad y contribuye a rebajar las situaciones de estrés o ansiedad.

Sergi Raventós es director de la Oficina del Plan Piloto de Renta Básica Universal de Cataluña

Fuente:
https://www.argia.eus/argia-astekaria/2770/sergi-raventos

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Muere a los 100 años Aaron Beck, pionero de la terapia cognitivo-conductual

El trabajo de Aaron Beck revolucionó el tratamiento de la salud mental.

El psiquiatra estadounidense Aaron Beck, considerado el padre de la terapia cognitivo-conductual, murió este lunes (1 de noviembre de 2021) a los 100 años de edad.

Beck falleció en paz en su hogar, según informó el Instituto Beck para la Terapia Cognitivo-Conductual que el doctor fundó junto a su hija, la doctora Judith Beck.

La TCC, que originalmente se desarrolló para tratar la depresión, tiene el objetivo de cambiar la forma de pensar de las personas para modificar su comportamiento y mejorar cómo se sienten.

El trabajo de Beck se considera de enorme influencia. Publicó cientos de artículos y 25 libros en su carrera. 

Los trastornos de ansiedad se han disparado con la pandemia de coronavirus.

En un comunicado, su hija dijo que Beck "transformó el campo de la salud mental" con sus hallazgos y añadió que ambos superaron sus expectativas con el trabajo del instituto que fundaron juntos.

"Honramos el legado de mi padre al continuar su trabajo y ampliar su misión de ayudar a los individuos a tener vidas más sanas, más felices y más significativas".

Nueva aproximación a la salud mental
Aaron Beck nació en julio de 1921 en Providence, Rhode Island, de padres inmigrantes ruso-judíos.

Estudió en la Universidad Brown en su ciudad natal y posteriormente obtuvo un grado médico en Yale.

Después de su formación inicial, Beck empezó a cuestionar los fundamentos del psicoanálisis freudiano que se volcaba en destapar conflictos enterrados en el pasado de las personas.

En lugar de centrarse en el subconsciente de las personas, Beck trabajó en contrarrestar los pensamientos negativos de sus pacientes.

Las personas que se someten a TCC son animadas a cuestionar sus propias asunciones auto-denigrantes y sus procesos de pensamiento para cambiar cómo se perciben a sí mismas y el mundo que las rodea.

A diferencia de otras terapias, se centra en los problemas actuales del paciente para mejorar sus perspectivas del día a día.

La técnica se hizo cada vez más popular y en la década de los 90 estaba ampliamente extendida.

Actualmente se usa de forma habitual para tratar la depresión y la ansiedad, pero también se puede aplicar a otros aspectos de salud mental como desórdenes por estrés post-traumático. 


Más aquí.

martes, 26 de octubre de 2021

Cadáveres psicológicos

Miguel Ángel Santos Guerra

Desde el año 1994, el 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. El lema de este año es el siguiente: “Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad”. Para todos y todas, claro. El lema es una llamada necesaria y urgente a pasar de las reflexiones y de las lamentaciones a la acción. Hay que concentrarla atención mundial en la identificación, tratamiento y prevención de los trastornos emocionalesy de conducta.

El objetivo que persigue la celebración, es el de recordar que la salud de cada individuo es la sólida base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias. Esto tiene una estricta correlación con la definición de “salud”(1946) propuesta por la OMS, que la considera como un “estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Así, se establecen estrechos vínculos entre la salud física y la salud mental, entendiendo que son pilares fundamentales para el bienestar.

La pandemia de la Covid-19 ha tenido un gran impacto en la salud mental de las personas. Algunos grupos, como los trabajadores de la salud y otros trabajadores de primera línea, los estudiantes, las personas que viven solas, las personas mayores y las que tienen afecciones mentales preexistentes, se han visto especialmente afectadas. Y los servicios de atención para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias se han visto interrumpidos en unos momentos y desbordados en otros.

Sabemos que todo lo relacionado con la salud mental constituye todavía un tabú, aunque se esté resquebrajando. Todavía no decimos con la misma tranquilidad que un hijo va al podólogo que al psicólogo o al psiquiatra. Ni los profesionales de una y otra rama médica gozan del mismo estatus social. Hay cierta sospecha sobre el hecho de que el profesional de la salud mental padece alguna tara psicológica, como muestran algunas bromas maliciosas. De este tipo:

Le pregunta un psiquiatra al nuevo paciente:
¿Qué problema tiene usted?
Doctor, creo que tengo doble personalidad.
Pues siéntese, que vamos a hablar tranquilamente los cuatro…

Absorbidos por los efectos de la Covid-19 sobre la salud corporal, nos hemos olvidado de que también existe otro tipo de salud y de muerte. Yo hablo de cadáveres psicológicos. Digo de ellos que se diferencian de los físicos en que no huelen, se mueven, hablan, andan y hasta se ríen.

Me preocupa especialmente la salud mental de los jóvenes. He leído hace muy poco que cada año se producen en el mundo 46.000 muertes de jóvenes por suicidio. El suicido es la cuarta causa de muerte de jóvenes entre 15 y 19 años. Cifras probablemente rebajadas, dadas las concepciones vergonzantes que existen sobre esta cuestión en la mayoría de países del mundo.¿Qué es lo que hace que un joven, que se está abriendo a la vida, decida quitársela?

En el programa del Intermedio del lunes, día 11 de octubre, la reportera Andrea Ropero hizo una excelente entrevista a Claudia Fajarnés, una joven de 23 años que padece una anorexia nerviosa desde que tenia 15. Ocho años de infierno.

Hablaba la entrevistada, desde Oxford, de las dificultades económicas para ser atendida, de las interminables esperas, de los ingresos en centros especializados carísimos, de las recaídas, de la presión social.Pedía que estos problemas dejen de ser tabú y aconsejaba a quienes padecen la enfermedad que pidan ayuda y que la sociedad ofrezca apoyo y medios, ya que se trata de enfermedades de larga duración.

La ansiedad social y el trastorno de la conducta alimentaria son dos patologías que se han agravado durante el confinamiento en el que muchos jóvenes han sufrido en silencio problemas de salud mental. “Todo el día encerrada en casa, tenía pensamientos que no eran buenos”, decía una joven hace unos días en la televisión.

Uno de cada siete adolescentes en todo el mundo tiene problemas de salud mental diagnosticados. El 58,3 % de los españoles y españolas de entre 15 y 24 años dice sentirse “a menudo” ansioso, nervioso y preocupado y el 36 % “a veces”, según reveló Unicef esta semana en un informe.

Acudir a un psicólogo en el sistema público es una de las mayores demandas de todos estos jóvenes que piden que no se les aísle y denuncian la falta de recursos. Según datos de 2018, en España hay solo 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea. “En España va al psicólogo solo quien puede”, dice a EFE Patricia Jiménez, quien explica que una sesión en la capital española puede costar desde 50 a 120 euros.

A la falta de profesionales en el sistema público, se suma el precio para poder acceder a un tratamiento adecuado y continuo, por lo que muchos pacientes solo acuden a la sanidad pública para tratar ataques puntuales con fármacos. “Yo lo recibo todo el tratamiento privado, a la pública solo he ido cuando he tenido picos de ansiedad, la gente que conozco que ha ido la han atendido cada mes y una terapia si no es semanal deber ser como mucho quincenal; en un mes te puede pasar de todo y tu cabeza tener ese sufrimiento”, afirma una paciente.

Las atenciones hospitalarias por autolesiones, que algunos adolescentes se infligen como vía de escape de una situación de desbordamiento emocional, se han disparado en los últimos años, un fenómeno que ya se había incrementado antes de la pandemia y que la Covid-19 ha agravado. Estudios publicados en los últimos diez años centrados en Cataluña indican que un 11,4% de los jóvenes se ha autolesionado al menos una vez en su vida, y en Europa se habla de una prevalencia del 27,6%.

Se viene observando una tendencia alcista, previa a la pandemia, de jóvenes que llegan a urgencias con autolesiones. En el periodo de 2014 al 2017 ya seprodujo un aumento del 21% de las consultas en urgencias pediátricas por este motivo y entre 2019 y 2021, el incremento pasó a ser de “casi el doble”.

Las psicosis y las neurosis encuentran terreno abonado en los jóvenes durante una pandemia que no acaba nunca. Le oí a un profesor de psicología esta ingeniosa aclaración sobre la diferencia entre psicosis y neurosis: el psicótico no sabe que dos y dos son cuatro; el neurótico sabe que dos y dos son cuatro, pero le da rabia.

¿Quién puede decir que goza de una inmejorable salud mental? ¿Quién puede asegurar que siempre la tendrá? Hace tiempo leí en un cartel: “Todos somos raros menos tú y yo; incluso tú eres un poco raro”.

Parece que los jóvenes de hoy tienen una vida fácil, cómoda y divertida. Yo no lo creo así. Pienso que viven en un contexto hostil y en una cultura cargada de insolidaridad, individualismo, egoísmo, competitividad, hipertrofia de la imagen y relativismo moral. Un contexto adverso para crecer de forma sana.

Hace años, en mi cultura rural, un joven de 15 años constituía el pilar fundamental de la familia. Eso sucedió con mi padre. Sobre sus espaldas recayó el peso del mantenimiento de la familia paterna. Un joven de nuestros días se siente un parásito hasta los 35 años. Ni encuentra trabajo, ni puede independizarse, ni puede hacer un proyecto de vida, ni puede pensar en la importancia que tiene su persona y su trabajo para la familia y para la sociedad.

No es fácil cultivar el autoconcepto y la autoestima en una sociedad que presenta tramposamente modelos a través de las redes y los medios de comunicación. Jóvenes de belleza imposible de alcanzar, empresarios de éxito insuperable, deportistas multimillonarios de estatus inaccesible, cantantes de éxito inalcanzable ¿Qué les espera a ellos en el mejor de los casos? Muchos años de estudio, muchos esfuerzos permanentes, dificultad extrema para alcanzar trabajo (el paro juvenil en España supera el cuarenta por ciento). En una etapa en la que se necesita psicológicamente valer para algo y para alguien, el joven no encuentra una ocupación después de muchos años de esfuerzo…

Detrás de este fenómeno, a menudo poco comprendido por la sociedad, hay diferentes variables, como entornos familiares, de escuela o amistades,la presión de las redes sociales, una sociedad con cambios rápidos y una elevada exigencia con los menores, desde muy pequeños.

La educación emocional, en la familia y en la escuela, es la mejor prevención de enfermedades mentales y el mejor camino para conseguir la salud emocional.

jueves, 14 de octubre de 2021

_- Día Mundial de la Salud Mental: qué hacer cuando sentimos que no podemos más

_- No puedo más. No sé qué hacer. No consigo levantar cabeza.

Son frases que pronunciamos y escuchamos con relativa frecuencia. Y sin embargo solemos restarle importancia. Una reacción opuesta a la que nos produce escuchar un "Me duele la garganta" o "No puedo girar la muñeca", que nos invitan a visitar de inmediato al médico.

Mientras no dejan de bombardearnos con mensajes sobre la importancia de mantener una dieta adecuada y hacer ejercicio físico para tener un cuerpo sano (con toda la razón del mundo), a la salud mental le hacemos poco caso.

Aunque nos despertemos en mitad de la noche con ataques de ansiedad, o apenas podamos ir a trabajar porque todo se nos hace cuesta arriba, hablar de ello y ponerle remedio aún es un tema tabú.

En España al menos una de cada diez personas ha sido diagnosticada con algún problema de salud mental. Un número que seguramente sea mayor teniendo en cuenta que la mayoría de las veces la gente no suele acudir al médico.

Día Mundial de la Salud Mental
Con el objetivo de concienciar de los problemas de salud mental y erradicar mitos y estigmas en torno a este tema, la Organización Mundial de la Salud conmemora cada 10 de octubre el Día Mundial de la Salud Mental.

¿Pero qué se considera enfermedad mental?
Una definición podría ser aquellas alteraciones de tipo emocional, cognitivo y/o de comportamiento en las cuales se ven afectadas las emociones, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje o el lenguaje.

Esto hace que a las personas que padecen enfermedades mentales les sea difícil adaptarse al entorno cultural y social en el que viven, con el sufrimiento que eso conlleva.

Se han catalogado diversas enfermedades mentales, como por ejemplo la esquizofrenia, los trastornos psicóticos o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (por nombrar algunas), con origen y neurobiología totalmente diferentes.

De todas ellas, la que más incidencia tiene en todo el mundo es sin duda la depresión.

A nivel global existen aproximadamente 350 millones de personas que padecen depresión, de las cuales un gran número son mujeres.

Según los últimos estudios, el número de mujeres que sufren depresión es más del doble que el de hombres, aunque aún se ignora por qué esto es así.

¿Qué es la depresión y qué ocurre en un cerebro deprimido? Seguramente en más de una ocasión hemos pensado que estábamos deprimidos cuando hemos atravesado algún momento vital difícil.

Pero la depresión es algo diferente a los cambios normales de estado de ánimo o a periodos cortos de tristeza desencadenados por acontecimientos puntuales.

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia persistente de tristeza y una pérdida de interés en actividades que las personas normalmente disfrutan, acompañadas de una incapacidad para llevar a cabo las actividades diarias.

Todo ello durante un periodo prolongado de tiempo.

¿Pero por qué estamos o podemos llegar a estar deprimidos? Los mecanismos exactos son aún desconocidos. Lo que sí sabemos es que los niveles de serotonina parecen estar desregulados en los pacientes con depresión.

En una región del cerebro conocida como corteza prefrontal (situada entre la frente y la sien, más o menos) contamos con una población de neuronas que liberan serotonina.

Esta molécula se produce por la acción de unas enzimas llamadas TPH que transforman el aminoácido triptófano (el aminoácido "de la felicidad", según algunos anuncios comerciales) en serotonina.

Cuando los niveles de serotonina disminuyen, aumenta la probabilidad de episodios depresivos.

Así lo muestran varios estudios en los que, mediante reducción directa de triptófano o bloqueando las enzimas que lo transforman, descendió el nivel de serotonina y aumentó la frecuencia con la que se producían nuevos episodios depresivos en pacientes que ya padecían depresión y estaban siendo medicados.

Estos no son los únicos indicios de que la serotonina es importante en los procesos depresivos.

Los fármacos tradicionales como el Prozac basan su acción en impedir que la serotonina se reabsorba por las neuronas en el cerebro. Esto hace que los niveles de este neurotransmisor aumenten y los pacientes mejoren con el tratamiento.

Pese a que parece clara la implicación de la serotonina en los procesos depresivos, algunos pacientes no responden a los tratamientos.

Eso hace sospechar la existencia de otros mecanismos que puedan generar depresión. Además, tampoco se tiene muy claro por qué se ven alterados los niveles de este neurotransmisor.

Qué herramientas tenemos y cuáles vienen de camino
Aunque la depresión es una enfermedad cada vez más presente en la sociedad, hay buenas noticias. Incluso los casos más severos de depresión pueden ser tratados. Dado el origen cíclico de las depresiones, un tratamiento temprano puede ayudar a que no haya episodios recurrentes.

Hoy en día existen diferentes tratamientos farmacológicos como son el Prozac, Celexa y Paxil que funcionan inhibiendo selectivamente la reabsorción de serotonina.

Generalmente dan buenos resultados, aunque a veces tiene efectos secundarios no deseados, dejan de funcionar o, simplemente, no funcionan desde el principio.

Como alternativa, se ha retomado la investigación de psicodélicos clásicos como la psilocibina, la mescalina o el LSD para el tratamiento de depresiones. Ya antes de los 70 se sugirió que estas sustancias químicas podrían tener utilidad para tratar depresiones o ansiedad profunda.

En un estudio reciente en humanos se vio que los pacientes tratados con psilocibina tuvieron unos beneficios hasta cuatro veces mayores que los antidepresivos tradicionales.

Además, más de la mitad de los casos fueron considerados en remisión, dejando de estar clasificados como depresivos.

Estos progresos han hecho que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) iniciase en 2019 ensayos clínicos para testar los efectos de la psilocibina en los tratamientos contra la depresión, ya que los mecanismos terapéuticos son diferentes de los utilizados por los fármacos clásicos.

Otra alternativa recién publicada es la estimulación cerebral profunda, mediante la cual se han bloqueado patrones de actividad característicos de depresión en una paciente obteniéndose resultados muy prometedores.

Prevenir, aún mejor que curar
Tanto los fármacos clásicos como los experimentales tienen como objetivo el tratamiento y no la prevención de la depresión.

Para su prevención, tanto la terapia cognitiva conductual como la meditación han demostrado ser de gran ayuda para mantener una buena salud mental.

Mediante la ayuda de psicólogos profesionales, estas terapias ayudan a tomar conciencia de pensamientos irracionales o negativos, a visualizar situaciones de estrés con mayor claridad y responder a ellas de forma más efectiva.

Así que, queridos lectores, seamos conscientes del impacto de las enfermedades mentales en nuestra salud y en la de nuestros seres queridos. Y actuemos tanto para prevenirlas (si somos afortunados) como para tratarlas (si las padecemos).

Dejemos de estigmatizar el ir al psicólogo o al psiquiatra. Porque del mismo modo que consideramos normal acudir al médico cuando nos duele una pierna, también es normal e imprescindible acudir a especialistas ante un problema de salud mental.

* Juan Pérez Fernández es Investigador Ramón y Cajal, CINBIO, Universida de de Vigo.
* Roberto de la Torre Martínez es Departamento de Neurociencias, Karolinska Institutet.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-58858688

lunes, 15 de febrero de 2021

_- Cómo la autocompasión y no la autoestima es la clave del éxito

_- Piensa en la última vez que fallaste o cometiste un error importante. ¿Todavía te sonrojas y te regañas por haber sido tan tonto o egoísta?

¿Tiendes a sentirte solo en ese fracaso, como si fueras la única persona que se ha equivocado? ¿O aceptas que el error es parte del ser humano y tratas de hablarte a tí mismo con cuidado y ternura?

Para muchas personas, el ser crítico con uno mismo es lo más natural.

De hecho, incluso podemos enorgullecernos de ser duros con nosotros mismos como señal de nuestra ambición por mejorar.

Pero una gran cantidad de investigaciones muestra que la autocrítica a menudo es contraproducente.

Además de aumentar nuestros niveles de infelicidad y estrés, puede aumentar la procrastinación y nos hace aún menos capaces de lograr nuestras metas en el futuro.

En lugar de castigarnos a nosotros mismos, debemos practicar la autocompasión: un mayor perdón de nuestros errores y un esfuerzo deliberado por cuidarnos a nosotros mismos en momentos de decepción o vergüenza.

"La mayoría de nosotros tenemos un buen amigo en nuestras vidas, que nos apoya incondicionalmente", dice Kristin Neff, profesora asociada de psicología educativa en la Universidad de Texas en Austin, quien ha sido pionera en esta investigación.

"La autocompasión es aprender a ser un amigo cálido y comprensivo contigo mismo". Si eres un cínico, puede que inicialmente te opongas a esta idea.

Como escribió la comediante británica Ruby Wax en su libro sobre la atención plena: "Cuando escucho que las personas son amables consigo mismas, me imagino a los tipos que encienden velas aromáticas en sus baños y se hunden en una tina de leche de yak del Himalaya".

Sin embargo, la evidencia científica sugiere que tratarnos bien puede aumentar nuestra resiliencia emocional y mejorar nuestra salud, bienestar y productividad.

Es importante destacar que también nos ayuda a aprender de los errores que causaron nuestro malestar en primer lugar.

Confiar en la autocompasión, no en la autoestima
La investigación de Neff se inspiró en una crisis personal. A finales de los 90, estaba pasando por un divorcio doloroso.

"Fue muy complicado y sentí mucha vergüenza por algunas malas decisiones que había tomado".

Buscando una forma de lidiar con el estrés, se inscribió en clases de meditación en un centro budista local.

La práctica de la atención plena trajo cierto alivio, pero fueron sus enseñanzas sobre la compasión, en particular, la necesidad de dirigir esa bondad hacia nosotros mismos, las que nos brindaron el mayor consuelo.

"Simplemente noté una diferencia inmediata", dice.
Superficialmente, la autocompasión puede parecer similar al concepto de "autoestima", que se refiere a cuánto nos valoramos a nosotros mismos y si nos vemos a nosotros mismos de manera positiva.

Los cuestionarios para medir la autoestima piden a los participantes que califiquen afirmaciones como, "siento que soy una persona valiosa, al menos en el mismo plano que los demás".

Desafortunadamente, esto a menudo viene acompañado de una sensación de competencia y puede resultar fácilmente en una especie de narcisismo frágil que se desmorona ante un posible fracaso.

"La autoestima depende del éxito y de que le gustes a la gente, por lo que no es muy estable; podrías tenerla en un buen día pero perderla en un mal día", dice Neff.

La autocompasión se relaciona con la salud mental y el bienestar general de las personas.

Muchas personas con alta autoestima incluso recurren a la agresión y al acoso cuando su confianza se ve amenazada.

Neff se dio cuenta de que cultivar la autocompasión podría ayudar a evitar esas trampas, para que puedas levantarte cuando te sientas herido o avergonzado, sin derribar a otros en el camino.

Entonces decidió diseñar una escala psicológica en la que los participantes debían calificar una serie de afirmaciones en una escala del 1 (casi nunca) al 5 (casi siempre), tales como:

Intento ser cariñoso conmigo mismo cuando siento dolor emocional.
Trato de ver mis fallas como parte de la condición humana.
Cuando sucede algo doloroso, trato de tener una visión equilibrada de la situación.
Desapruebo y juzgo mis propios defectos e insuficiencias.
Cuando pienso en mis deficiencias, tiendo a sentirme más separado y aislado del resto del mundo.
Cuando me siento deprimido, tiendo a obsesionarme y fijarme en todo lo que está mal.
Cuanto más estés de acuerdo con el primer conjunto de afirmaciones y menos estés de acuerdo con el segundo conjunto de afirmaciones, mayor será su autocompasión.

La meditación ayuda a entrenar la autocompasión.
Los primeros estudios de Neff examinaron cómo la autocompasión se relacionaba con la salud mental y el bienestar general de las personas.

Al interrogar a cientos de estudiantes de pregrado, descubrió que la característica se correlacionó negativamente con informes de depresión y ansiedad, y se correlacionó positivamente con la satisfacción general con la vida.

Es importante destacar que este estudio también confirmó que la autocompasión era distinta a la autoestima.

En otras palabras, puede haber alguien con un sentido general de superioridad, a quien, sin embargo, le resulta muy difícil perdonarse a sí mismo por los fracasos percibidos, una combinación que dista mucho de ser ideal.

Campo floreciente
Investigaciones posteriores confirmaron estos descubrimientos en muestras más diversas, desde estudiantes de secundaria hasta veteranos estadounidenses en riesgo de suicidio.

Todos los estudios mostraron que la autocompasión aumenta la resiliencia psicológica.

De hecho, la autocompasión se ha convertido en un campo de estudio floreciente que atrae el interés de muchos otros investigadores.

Algunos de los resultados más interesantes se refieren a la salud física de las personas.

La autocompasión también está asociada con la salud de las personas.

Un estudio reciente muestra que las personas con alta autocompasión tienen menos probabilidades de reportar una variedad de dolencias, como dolor de espalda, dolor de cabeza, náuseas y problemas respiratorios.

Una explicación podría ser una respuesta silenciosa al estrés, con estudios previos que revelaron que la autocompasión reduce la inflamación que normalmente acompaña a la angustia y que puede dañar nuestros tejidos a largo plazo.

Pero los beneficios para la salud también pueden deberse a diferencias de comportamiento, ya que la evidencia muestra que las personas con mayor autocompasión cuidan mejor su cuerpo con la dieta y el ejercicio.

"Las personas que tienen niveles más altos de autocompasión son generalmente más proactivas", dice Sara Dunne, psicóloga que estudió el vínculo entre la autocompasión y los comportamientos saludables en la Universidad de Derby, Reino Unido.

Ella lo compara con el consejo de un padre bien intencionado.

"Te decían que tenías que irte a la cama, levantarte temprano y luego solucionar tus problemas", dice.

De manera similar, alguien con alta autocompasión sabe que puede tratarse a sí mismo con amabilidad, sin críticas excesivas, y al mismo tiempo que reconoce lo que es mejor para él a largo plazo.

Este es un punto importante, dice Neff, ya que algunos de los primeros críticos de su trabajo se preguntaron si la autocompasión simplemente conducía a un comportamiento perezoso y poca fuerza de voluntad.

En su opinión, necesitamos la autocrítica para motivarnos a realizar cambios importantes en nuestras vidas.

Como evidencia en contra de esta idea, señala una investigación de 2012 que encontró que las personas con alta autocompasión muestran una mayor motivación para corregir sus errores.

Por ejemplo, tienden a trabajar más duro después de fallar una prueba importante, y están más decididos a compensar una transgresión moral percibida, como traicionar la confianza de un amigo.

La autocompasión, al parecer, puede crear una sensación de seguridad que nos permite enfrentar nuestras debilidades y hacer cambios positivos en nuestras vidas, en lugar de ponernos a la defensiva o crearnos una sensación de desesperanza.

Intervenciones rápidas
Si deseas obtener algunos de estos beneficios, ahora hay abundantes pruebas, del grupo de investigación de Neff y de muchos otros, de que se puede entrenar la autocompasión.

Las intervenciones populares incluyen la "meditación de bondad amorosa", que te guía a concentrarte en los sentimientos de perdón y calidez hacia ti mismo y hacia los demás.

En un ensayo reciente, Tobias Krieger y sus colegas de la Universidad de Berna, en Suiza, diseñaron un curso en línea para enseñar este ejercicio junto con lecciones más teóricas sobre las causas de la autocrítica y sus consecuencias.

Después de siete sesiones, encontraron aumentos significativos en las puntuaciones de autocompasión de los participantes, junto con una reducción del estrés, la ansiedad y los sentimientos depresivos.

"Medimos muchos resultados", dice Krieger, "y todos fueron en la dirección esperada".

También hay intervenciones escritas, como redactar una carta desde la perspectiva de un amigo cariñoso, que pueden proporcionar una mejora significativa, dice Neff.

Para la mayoría de la gente, el hábito de la autocrítica no parece estar tan arraigado como para no poder evitarlo.

(El sitio web de Neff incluye pautas más detalladas sobre las formas de poner en práctica esto y la meditación de la bondad amorosa).

Neff dice que ha visto un mayor interés en estas técnicas durante la pandemia.
Para muchos de nosotros, las dificultades por el aislamiento, el trabajo a distancia y el cuidado de las personas que amamos han proporcionado el caldo de cultivo perfecto para la autocrítica y la duda.

Si bien no podemos eliminar esas tensiones, al menos podemos cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos, lo cual nos puede dar la resiliencia necesaria para enfrentar los desafíos.

Ahora más que nunca, debemos dejar de ver la autocompasión y el autocuidado como un signo de debilidad, dice Neff.

"La investigación es realmente abrumadora en este momento, y muestra que cuando la vida se pone difícil, quieres ser compasivo contigo mismo. Te hará más fuerte ".

David Robson es el autor de The Intelligence Trap: Revolutionize Your Thinking and Make Wiser Decisions (Hodder & Stoughton / WW Norton). (La trampa de la inteligencia: revolucione su pensamiento y tome decisiones más sabias)

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55668680