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miércoles, 4 de diciembre de 2024

Antoni Bolinches, psicólogo y sexólogo: “La pareja es la mejor escuela de aprendizaje vital que existe”

El filósofo, psicólogo clínico, sexólogo y experto en relaciones de pareja expone su método para sufrir menos y mejor en su último libro, ‘Psicoterapia para el mal de amores’, donde los fracasos sentimentales se convierten en oportunidades para crecer y facilitar la llegada del amor armónico.

El amor sigue siendo la asignatura más difícil en ese curso que todos tenemos pendiente que es la educación sentimental. El amor y el sujeto amoroso, la pareja, han provocado a lo largo de la historia tanta dicha como sufrimiento, tanta inspiración como desánimo, tantas expectativas como desilusiones. Tantas películas con final feliz como canciones tristes. Sufrir por amor se perfila entonces como ese mal inevitable que, tarde o temprano, se presenta a cualquiera que haya querido pasar por el mundo con su corazón a pleno rendimiento. Esta idea admitida por la sabiduría popular es la que quiere desmentir, en parte, Antoni Bolinches en su último libro, Psicoterapia para el mal de amores (Urano, 2024).

Este filósofo, psicólogo clínico y sexólogo nacido en Barcelona en 1947, creador de la Terapia Vital, expone en su última obra su matemática de los sentimientos, que explica la mecánica de una relación de pareja, y propone convertir el sufrimiento amoroso en una escuela de aprendizaje vital que nos capacitará para sufrir cada vez menos y disfrutar cada vez más de las relaciones de pareja.

Bolinches, que ha tocado el tema del amor en anteriores libros como El arte de enamorar (1998) y Amor al segundo intento (2006), y que lleva a sus espaldas años como terapeuta individual y de pareja, infunde un rayo de optimismo en torno a esa relación tan compleja que es el amor entre dos personas. Amigo de los aforismos, sentencia: “Cuando el amor nos deja, nosotros nos encontramos y cuando nosotros nos encontramos, el amor ya no nos deja”.

PREGUNTA. En su libro sostiene que la pareja es la mejor escuela de aprendizaje vital y mejoramiento personal que existe, porque en ella se imparte un curso de formación permanente. ¿A qué se refiere?
RESPUESTA. A que en ninguna clave de relación influyen tantos parámetros distintos. Los integrantes de una pareja son compañeros de piso, económicos, sexuales, de tareas del hogar, de vida. En esa interacción surgen roces y puntos de fricción de discrepancia de criterios; por lo tanto, ha de haber una conciliación con el otro, que empieza con una conciliación interior, porque para que yo me concilie contigo debo primero conciliarme conmigo. En ese sentido es la mejor escuela porque en ningún otro tipo de relación se dan tantas variantes, entre ellas la sexual y la antisexual, plasmada en el hecho de dormir juntos. ¡Y ya no te digo cuando uno de los dos ronca!

P. ¿Cree que la pareja está en crisis? Hay gente que incluso sostiene que está en peligro de extinción.
R. No creo que esté en peligro de extinción, sino en necesidad de regeneración. No hemos encontrado una manera mejor, o menos mala, de estructurar la sociedad que la pareja monogámica. Lo que sí cambiará es el modelo de pareja, pasaremos de la pareja única a la monogamia sucesiva. Es decir, uniones que duran unos años y se rompen, luego pasamos por un periodo de sensualidad no monógama y nuevamente volvemos a emparejarnos. En este tema yo propongo elegir mejor, gestionar mejor y aportar más. Y respecto al poliamor, mi consejo es que antes de correr hay que saber andar.

P. Un fenómeno que vemos entre los más jóvenes es que se emparejan antes que sus padres. Son relaciones poco duraderas pero se mueven de pareja en pareja, cuando generaciones anteriores solían disfrutar de la soltería en su adolescencia y temprana juventud y buscaban un compañero más tarde. ¿A qué obedece este comportamiento?
R. Es cierto, y tiene su lógica porque empiezan antes sexualmente y, si se acoplan bien, siguen como pareja. Pero son parejas sexuales, no estables, con una esperanza de vida corta. El concepto de pareja de los jóvenes no está concebido desde el compromiso, sino como una alianza sexual.

P. ¿Qué une más a la pareja, el amor o el sexo?
R. Ahora, por desgracia o por suerte, todas las parejas empiezan por la primera pata de las cuatro, que yo tipifiqué en mi anterior libro Amor al segundo intento, que es el buen acoplamiento sexual. Si esto no funciona ya no se forma la pareja aunque los caracteres sean compatibles, las escalas de valores similares o aunque haya un proyecto de vida convergente. 

Portada del libro 'Psicoterapia para el mal' de amores (Urano, 2024), el nuevo libro de Antoni Bolinches.Portada del libro 'Psicoterapia para el mal' de amores (Urano, 2024), el nuevo libro de Antoni Bolinches.

P. Mucha gente se acerca al amor, a la pareja como tabla de salvación, esperando que resuelva sus problemas, mejore su vida y le brinde felicidad. “Tú lo que necesitas es un buen novio/a”, se oye como solución definitiva. Pero, como dice en su libro, hay que estar bien para poder encontrar una buena pareja.
R. Hay una expectativa de que la pareja contribuye a nuestra estabilidad y una presión social para no estar solo a partir de cierta edad. Es cierto que las posibilidades de encontrar una buena pareja aumentan a medida que maduramos y nos sentimos mejor con nosotros mismos, pero, al mismo tiempo, la pareja es también un espacio enorme de aprendizaje que nos ayuda a conseguir esa madurez.

P. ¿Qué es lo peor que le puede pasar a la pareja? Porque pensamos que es la ruptura, pero vivir en un estado semilatente, de respiración asistida, puede ser más destructivo y dejar más secuelas.
R. Lo peor es que se instale la convivencia neurótica autodestructiva, que se alimenta de las agresiones recíprocas. Pasan dos cosas: unos hacen de la necesidad virtud, superan la dificultad y mejoran la relación y otros se instalan en una convivencia de agresiones recíprocas y se convierten en parejas neuróticas. Las personas se diferencian más por el tipo de soluciones que aportan que por el tipo de problemas que tienen.

P. ¿La infidelidad sigue siendo la principal causa de ruptura? Según comenta en el libro, una de cada tres parejas la supera, otra rompen y otra sigue pero, tras un tiempo, se da cuenta que el problema no se ha resuelto y rompe. También señala que la infidelidad femenina se sigue perdonando menos.
R. La infidelidad sigue siendo la primera causa de ruptura en parejas jóvenes. Y sí, todavía se perdona menos la de la mujer. Hay una diferencia: al hombre le importa más la infidelidad sexual de su mujer y a esta le importa más la infidelidad sentimental. Y aún hay otra diferencia en la manera de computar que gráficamente sería: cuando el hombre se entera de que la mujer está enamorada de otro, este le pregunta: “¿Pero te has ido a la cama con él?”. Y si ella dice no, pues le contesta: “Ya lo arreglaremos”. En cambio cuando la mujer descubre la infidelidad del marido, la pregunta es: “¿Te has enamorado?”. Y si este dice no, ella piensa que todavía hay arreglo.

P. Dice también en el libro que las rupturas las suele hacer quien da más amor del que recibe.
R. Sí, por defraudación de expectativa, o porque se siente traicionado, como en el caso de la infidelidad. Puedes querer pero haces una ruptura reactiva, puesto que me has puesto los cuernos te dejo. Dejas pero no quieres dejar. El que rompe porque ha sido infiel tiene sentimiento de culpa, pero el que rompe porque le han sido infiel tiene tres problemas que resolver. Primero, se le rompe el estilo de vida que lleva, sin desearlo. Segundo, su red de relaciones, la manera de gestionar los afectos y el hecho de compartir el proyecto de vida se le ha alterado sin su deseo ni preparación. Tercero, al perder al sujeto amoroso, no solo lo pierde sino que le queda una herida en su autoestima.

P. Hay también muchos malentendidos respecto a lo que hay que hacer tras una ruptura. Buscar otra pareja inmediatamente; tratar de no pensar en ello; o en demonizar al otro, en vez de hacer autocrítica. Todo lo contrario a lo que usted aconseja.
R. Cuanto más maduro eres más productivo es el sufrimiento y ese sufrimiento es el que te hará madurar más. Empieza ahí la espiral de crecimiento. Hay que estar en actitud de disposición al aprendizaje. Primero, hay que aceptar la parte de responsabilidad en lo sucedido, porque lo que pasa entre dos nunca es responsabilidad de uno solo. Segundo, tener claro que criticar al otro no te mejora a ti. Si nos preguntamos por qué nos dejan, o incluso se lo preguntamos al que lo hace, y aceptamos parte de las cosas que nos dice, no hay duda de que estaremos mejorando. Es necesario un periodo de introspección, de entre seis meses y un año, para asimilar la pérdida, ganar en seguridad y madurez y estar en mejores condiciones de gestionar una mejor elección y futura relación. Sobre todo, no hay que caer en conductas autodestructivas. Y, además, si vas al terapeuta o lees algún libro, pues mejor que mejor.

P. Habla también de que hay que sufrir. Ahora, tiene que ser un sufrimiento productivo. “Quien aprende a sufrir, aprende a madurar; y quien aprende a madurar deja de sufrir”, dice en su libro. ¿Es una asignatura difícil positivizar el sufrimiento?
R. Sí, porque, además, la pareja es el ámbito más intenso de relación y, por lo tanto, el sufrimiento será mayor. Como se suele decir popularmente, hay que pasar página, porque si no pasamos página no superamos la situación. Pero primero hay que leer la página y entenderla, y después pasarla. Y, como subrayo en el libro, a mayor seguridad menor sufrimiento. Los inseguros y con baja autoestima sufren más. Aunque también hay la idea de que si no se sufre tanto es porque no se estaba muy enamorado; esgrimida, generalmente, por los que no quieren desestabilizarse a sí mismos y prefieren pensar que el otro no tenía el mismo grado de amor, en vez de pensar que ellos no lo gestionaron tan bien. La diferencia no está en la calidad del amor sino en la bondad de cómo se gestiona el desamor.

P. En su libro habla de cuatro pasos para conseguir el amor armónico: aprender a elegir, aprender a construir, aprender a compartir y aprender a negociar. ¿Qué es lo más complicado?
R. Para aprender a elegir tenemos que pasar por elecciones erróneas. De hecho, mi teoría es que la primera elección no es una verdadera elección. Es la conjunción de dos necesidades, dos atracciones y dos situaciones. Para elegir con éxito se necesita un aprendizaje vital. Aprender a negociar es la clave de la buena convivencia porque nadie es perfecto, nadie puede aportarnos todo lo que esperamos y hay que negociar para compartir, para aportar, para gestionar, para renunciar, para comprender. De hecho, muchas parejas rompen por la descompensación en las aportaciones recíprocas. Cuando uno da mucho y el otro da muy poco.

P. ¿No cree que ser soltero a una determinada edad vuelve a ser un estigma social? La figura de la solterona vuelve con fuerza, tras años desaparecida.
R. Es la tesis de la mujer invisible, de acuerdo con los cánones de belleza asociados a la juventud. Y que muchas mujeres siguen aceptando. Si se ve a un hombre mayor solo, de 50 años, que sobre el papel se ve una persona aceptable, se tiende a pensar que está solo porque quiere. Pero ese mismo perfil en una mujer se traduce en que está sola porque no encuentra a nadie. Y es posible que no encuentre la compañía adecuada, porque la mujer ya no se conforma con relaciones pobres y porque hay un desfase entre mujeres evolucionadas y hombres desorientados. No hay suficientes hombres maduros para todas. Es triste.

P. ¿Qué le diría a esta gente que ha tirado la toalla a una determinada edad por encontrar pareja cuando le gustaría tenerla, en parte, porque los espacios para ligar se han reducido mucho a las redes sociales?
R. Las redes sociales tienen un efecto ambivalente. Por un lado optimizan, teóricamente, las posibilidades de contacto, pero frivolizan la clave de relación y, a la vez, hay mucho fingimiento. Pero es verdad que estamos en un mal momento para los buenos amores. ¿Qué propongo? El mejoramiento personal. Primero no tirar la toalla sin sudarla y segundo, sudemos en el ámbito adecuado para poder tener éxito. Y ahí, cuanto menos buscas más encuentras; pero para buscar hay que ser suficiente buena compañía para ti mismo. Entonces te conviertes en buena compañía para los demás. El arte de enamorar es el arte de mejorar.

domingo, 14 de julio de 2024

_- John Read, psicólogo: “Estamos medicando la pobreza”.

John Read
_- El psicólogo John Read, el 6 de junio en Madrid.
El investigador de la Universidad de East London relaciona las problemáticas más graves dentro de la salud mental con situaciones adversas como la desigualdad y el abuso infantil.

John Read (Trowbridge, Reino Unido, 72 años) es un rebelde armado con Excel. Un profesor de Psicología en la Universidad de East London empeñado en demostrar con datos las causas de las problemáticas más graves dentro de la salud mental. “Los diagnósticos simplifican la realidad humana. A veces ayudan, pero como categorías explican muy poco sobre el camino recorrido hasta llegar a ese malestar”, explica en Madrid, después de intervenir en un simposio de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) frente a un centenar de profesionales. Le avalan varios libros —dos publicados en castellano, Modelos de locura y El sentido de la locura, ambos en Herder— y más de 150 investigaciones que relacionan la psicosis con el abuso infantil o la pobreza. Estudios pioneros que le han llevado a formar parte del prestigioso índice de la Universidad de Stanford que recoge al 2% de los científicos más citados del mundo.

Pregunta. ¿Se puede definir la locura?
Respuesta. Solo de forma parcial. La locura es aquella experiencia humana que una sociedad entiende como diferente y etiqueta para diferenciarse de ella. Ese proceso ha cambiado mucho a lo largo de la historia y en función de la cultura.

P. ¿El abordaje de la salud mental debe involucrar a toda la sociedad?
R. Es bueno que se hable sobre ello cada vez más, pero no que lo hagamos con el lenguaje de la enfermedad y los trastornos. Lo que llamamos problemas de salud mental son solo reacciones comprensibles a acontecimientos vitales.

P. Además, el foco suele ponerse solo en la ansiedad y la depresión.
R. La psicosis implica cierta pérdida de contacto con la realidad de la mayoría y eso puede asustar. Muchas personas que la sufren también se sienten deprimidas o ansiosas. Yo les digo a mis alumnos que abran el DSM [manual diagnóstico editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría] y si no se sienten identificados al menos cuatro veces con lo que en él se describe es que necesitan hacer algo con sus vidas. Hay tantas experiencias humanas patologizadas que resulta ridículo.

P. ¿El estigma sigue vigente?
R. Sí, y está causado principalmente por las explicaciones biomédicas. Estas le dicen al usuario que hay algo irremediablemente mal en su cerebro y que necesitará medicarse el resto de su existencia. El esencialismo psicológico no está basado en evidencias científicas y además aumenta la sensación de alteridad.

P. A lo largo de su carrera investigadora ha obtenido una gran cantidad de resultados cuantitativos ¿Cuál considera que es el más concluyente de todos ellos?
R. Casi el 70% de las personas que han pasado por Psiquiatría sufrió abuso infantil y más de la mitad nunca había hablado de ello con un profesional. Eso me impactó mucho. Solo ahora estamos empezando a comprender la importancia de preguntar y de escuchar. Quiero felicitar a España por el nombramiento de una comisionada en salud mental [Belén González, designada en enero por la ministra de Sanidad, Mónica García]. Es un gran paso adelante que exista alguien con responsabilidad gubernamental para identificar las carencias del sistema público y las necesidades de sus usuarios.

P. El departamento de García ha sido muy criticado por preparar una guía orientada a la reducción de psicofármacos.
R. En el Reino Unido, más de la mitad de las mujeres mayores de 60 años que residen en zonas humildes consumen medicamentos psiquiátricos. Estamos medicando la pobreza. Entiendo que en España será parecido, y es un problema muy grave. Los psiquiatras biologicistas rechazan cualquier crítica a este modelo, a veces con ataques personales, arrogantes y nada científicos. Parecen una secta.

P. Ha dedicado gran parte de su trabajo a relacionar los problemas de salud mental con la experiencia biográfica. ¿Hasta qué punto se puede establecer una relación causal?
R. En el caso de la psicosis, la evidencia de esa relación es abrumadora, ya sea por abuso infantil, violación, pobreza, violencia doméstica o trauma de guerra. No suele haber una sola causa, sino más bien una acumulación de ellas que llevan la mente al límite.

P. ¿Hace falta aumentar la ratio de psicólogos en los sistemas públicos?
R. Es absolutamente esencial, tiene que haber psicoterapia y terapia conversacional. No puede ser que tengamos un sistema de salud mental únicamente médico que derive a servicios sociales a quien es pobre o ha sufrido abusos. A la gente le preguntaría qué necesita, de qué quiere hablar. Y puede que un pequeño porcentaje también necesitase ayuda química durante un breve periodo de tiempo para superar una crisis, pero cualquier enfoque basado en la evidencia tendría las drogas como último recurso.

P. ¿Se puede prevenir el malestar psíquico?
R. Nunca podremos evitar totalmente el sufrimiento, porque la vida está llena de momentos duros. Nuestros seres queridos mueren, las relaciones se desgastan. Lo que sí podemos es prevenir experiencias adversas como la pobreza o el abuso infantil. Tomemos la subvención anual dedicada a investigar los factores genéticos del malestar psíquico y usémosla en reducir la desigualdad, en generar entornos seguros durante los primeros años de vida. Estamos gastando mal el dinero.

jueves, 19 de enero de 2017

Procrastinación, “el problema más grave en la educación” (y cómo vencerlo)

Este año nuevo, como de costumbre, muchas personas se propusieron hacer cambios fundamentales en 2017 que, a estas alturas, ya pospusieron para 2018.

¿Por qué nos la pasamos aplazando lo que debemos -y a veces hasta queremos- hacer?

¿Por qué la procrastinación es un problema tan común y uno que, según expertos, afecta particularmente a los estudiantes y académicos?

No sólo común, sino muy serio, según el psicólogo Tim Pychlyl, de la Universidad de Carleton en Canadá, quien es parte de un grupo de investigación sobre la procrastinación, que asegura que "en la actualidad es el problema más grave en la educación".

El grupo de expertos ha estado enfocado en estudiar esta acción volitiva durante 20 años, con datos de todo el mundo, para "tratar de entender por qué a veces nos convertimos en nuestro peor enemigo con retrasos innecesarios y voluntarios" de nuestras tareas.

Mañana lo hago
En una charla por Youtube que recientemente superó 170.000 visitas, en la que Pychlyl imparte consejos a estudiantes sobre cómo dejar de procrastinar, señala que dejar algo para después afecta las calificaciones, la salud mental y física y aumenta el índice de abandono escolar.

Los profesores sufren del mismo mal, como atestigua la cantidad de entradas en Twitter hablando de la batalla entre calificar exámenes y ver series de televisión, y sobre lo que se conoce como la "culpa del escritor": la sensación de que eres egoísta, idealista e irresponsable por ponerte a escribir cuando podrías estar haciendo algo más rentable y práctico con tu tiempo. Y con más gente estudiando online, el problema es más grande que antes.

Ahora, con sólo un clic, puedes reemplazar el ensayo que estás escribiendo con un video de un gato estornudando o el álbum de fotos de tu exnovia y su nueva pareja en vacaciones.

Para Pychyl, procrastinación es tomar la decisión de no hacer algo a pesar de que sabes que a largo plazo será peor.

Aclara que no es lo mismo que atrasar intencionalmente algo, y que no es un asunto de manejo de tiempo, sino una incapacidad de controlar nuestras emociones e impulsos.

"Cuando procrastinamos, estamos tratando de mejorar nuestro estado de ánimo evitando hacer algo que nos parece desagradable", señala.

"Es parecido a emborracharse o comer para consolarse: es una estrategia que nos hace sentir mejor al distraernos con un placer de corto plazo y olvidándonos del problema".

¿Qué podemos hacer?
La procrastinación es más común entre la gente más impulsiva, propensa al perfeccionismo, abrumada por las expectativas que tienen los otros de ella y temerosa del fracaso.

reloj

Afecta más a los jóvenes, pues las personas solemos controlar mejor nuestras emociones a medida que el cerebro se desarrolla.
Pero hay esperanzas para los jóvenes -y los ya no tan jóvenes- que dejamos todo para mañana.

Basándose en su investigación con la psicóloga Fuschia Sirois de la Universidad de Sheffield, Pychyl asegura que todos podemos reducir la procrastinación siguiendo los pasos a continuación:

1) Practica técnicas de mindfulness y meditación para controlar tus pensamientos negativos

"Usando las técnicas de mindfulness o conciencia plena podemos reconocer que no tenemos ganas de hacer algo sin juzgar ese sentimiento, y luego nos ayuda a acordarnos por qué es importante realizar la tarea y comprometerse a empezarla", explica el psicólogo.

"Después, cuando hemos progresado en la tarea, nos sentimos mejor y eso hace que sea más fácil continuar".

Por ejemplo, sir Anthony Seldon, vicerector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, introdujo sesiones de mindfulness para profesores y estudiantes para combatir la procrastinación.

2) Divide la tarea en pasos claros y manejables

Una de las razones por las que aplazamos lo que debemos hacer es que las metas que nos proponemos a menudo son muy grandes y vagas, lo que las hace intimidantes y desagradables.

Así, en vez de proponerte "ponerme en forma" o "escribir una novela" prométete "ponerme el atuendo de trotar" o "decidir el nombre del personaje principal".

En la Universidad de Warwick, Paul Roberts conduce talleres de mapeo mental para estudiantes y la técnica les enseña a dividir tareas difíciles en los pasos necesarios para completar sus proyectos.

Roberts dice que les ayuda a superar la inercia y por ello dejan de procrastinar.

3) No te castigues por procrastinar

La investigación de Pychyl muestra que los estudiantes que se perdonan por procrastinar tienden a no volverlo a hacer en su próxima tarea.

Cuanta más culpa y rabia sientas por privar al mundo de tu fabulosa novela este año, menos posibilidad tienes de escribirla en 2018.

4) Apóyate en las buenas costumbres con las que ya cuentas

Pychyl dice que él logró finalmente obedecer las órdenes de su dentista de limpiarse los dientes con seda dental al combinarla con el hábito de cepillarse los dientes.

Se comprometió a poner la seda dental en frente cada vez que se cepillaba los dientes y en poco tiempo empezó a usarla sin siquiera pensarlo.

5) Conéctate con tu "yo futuro"

Cuando le mostraron a un grupo de personas sus retratos digitalmente envejecidos, y les pidieron que asignaran dinero para cuando se retiraran, muchos tendieron a dar sumas más altas que antes de que les mostraran las imágenes, pues sentían un lazo más fuerte con sus "yo futuros".

Poner un retrato tuyo digitalmente envejecido en tu escritorio quizás no sea muy conveniente, pero si tienes que entregar un trabajo a las 9 a.m., imaginarte a ti mismo a las 2 a.m. tratando desesperadamente de terminarlo, podría impulsarte a empezar más temprano.

6) Entiende por qué te importa lo que vas a hacer

Pychyl dice que la procrastinación a menudo refleja un problema existencial más profundo de falta de identidad o dirección en la vida.

Procrastinamos cuando la tarea nos parece aburridora o menos significativa, así que no olvides la razón por la que estás haciendo algo y cómo encaja con tus ambiciones.

Es tan sencillo como recordar que escribir un buen ensayo ayudará para conseguir un diploma, que es indispensable para realizar tu sueño de ser doctor.

Pensando de esa manera, el beneficio a largo plazo de hacer el trabajo puede reducir el placer a corto plazo de distraerse.

Lecciones contra la procrastinación
Si estos pasos basados en la investigación son tan efectivos, ¿no deberían enseñarse en todas las escuelas, universidades y lugares de trabajo?

Muchas universidades ya producen guías sobre la procrastinación para estudiantes.

Sin embargo, Pychyl critica que muchas siguen enfocándose en la habilidad para manejar el tiempo, más que en atacar las razones de fondo.

"Los profesores deben evaluar cómo se están sintiendo los estudiantes y ayudarlos a entender por qué están dejando las cosas para después", opina.

"Si pueden aprender a manejar sus emociones, será una gran ayuda en todas las áreas de sus vidas".

http://www.bbc.com/mundo/noticias-38597625

domingo, 17 de julio de 2016

La (verdadera) ciencia de la felicidad. El secreto es simple: sexo, ejercicio, música y charla. Lo demás son patrañas que solo sirven para engrosar unas pocas cuentas corrientes y vaciar todas las demás.

¿Tenían razón los hedonistas? “La naturaleza”, escribió el filósofo y economista inglés Jeremy Bentham (1748-1832), padre del utilitarismo, “ha situado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos, el dolor y el placer; a ellos corresponde en exclusiva señalar lo que debemos hacer, así como determinar lo que acabaremos haciendo”. Desde luego, la cuestión del placer y la búsqueda de la felicidad ha supuesto siempre una enorme atracción para los filósofos, de Platón a Nietzsche, de Aristóteles a Mill, de Epicuro a Hume. Y también parece irresistible para la gran masa de gente que no se dedica a la filosofía profesional, a juzgar por los grandes éxitos de ventas que está consiguiendo un enjambre de autoproclamados chamanes, presuntos profetas e irrebatibles cantamañanas que conforman lo que ya se conoce como “la industria de la felicidad”. Pero la ciencia de la felicidad es otra cosa. Lee en Materia las reflexiones de uno de los mejores psicólogos experimentales de nuestro tiempo, el psicólogo de Harvard Dan Gilbert.

Gilbert se basa en lo que se debe basar un pensador moderno: en los datos, los experimentos y las teorías que nos revelan la realidad de nuestra mente. El mundo es como es, no como nos gustaría que fuera, y esto vale tanto para los planetas y los átomos como para la asombrosa sociedad de 200.000 millones de neuronas que llevamos dentro del cráneo. Y los datos dicen que el secreto de la felicidad está en cuatro actividades cotidianas al alcance de cualquier bolsillo: sexo, ejercicio, música y conversación. Y no, leer libros de autoayuda no aparece en la lista. Esas obras solo reportan felicidad –en efectivo— a quienes las escriben.

El ruido que hacen los beocios sobre esta materia ha alcanzado tal nivel de decibelios que mucha gente piensa que la psicología es una pseudociencia. No lo es. La psicología es una parte fundamental de las llamadas ciencias cognitivas, una aleación de neurobiología, genética, biología molecular, física, matemáticas, computación, inteligencia artificial y –sí— psicología experimental que, en nuestros días, supone nuestra mejor esperanza de entender el cerebro humano, el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo.

Lo que ocurre, como siempre, es que hay un montón de gente dispuesta a pervertir la psicología a mayor gloria de su propio bolsillo, y otro montón aún mayor que prefiere creerse sus falacias y patrañas en vez de guiarse por el mejor instrumento de conocimiento que tenemos –y tendremos—, que es la ciencia. Lee lo que dice Gilbert y sé feliz si puedes. Confórmate con la verdad.

http://elpais.com/elpais/2016/07/15/ciencia/1468582643_207029.html