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jueves, 19 de enero de 2017

Procrastinación, “el problema más grave en la educación” (y cómo vencerlo)

Este año nuevo, como de costumbre, muchas personas se propusieron hacer cambios fundamentales en 2017 que, a estas alturas, ya pospusieron para 2018.

¿Por qué nos la pasamos aplazando lo que debemos -y a veces hasta queremos- hacer?

¿Por qué la procrastinación es un problema tan común y uno que, según expertos, afecta particularmente a los estudiantes y académicos?

No sólo común, sino muy serio, según el psicólogo Tim Pychlyl, de la Universidad de Carleton en Canadá, quien es parte de un grupo de investigación sobre la procrastinación, que asegura que "en la actualidad es el problema más grave en la educación".

El grupo de expertos ha estado enfocado en estudiar esta acción volitiva durante 20 años, con datos de todo el mundo, para "tratar de entender por qué a veces nos convertimos en nuestro peor enemigo con retrasos innecesarios y voluntarios" de nuestras tareas.

Mañana lo hago
En una charla por Youtube que recientemente superó 170.000 visitas, en la que Pychlyl imparte consejos a estudiantes sobre cómo dejar de procrastinar, señala que dejar algo para después afecta las calificaciones, la salud mental y física y aumenta el índice de abandono escolar.

Los profesores sufren del mismo mal, como atestigua la cantidad de entradas en Twitter hablando de la batalla entre calificar exámenes y ver series de televisión, y sobre lo que se conoce como la "culpa del escritor": la sensación de que eres egoísta, idealista e irresponsable por ponerte a escribir cuando podrías estar haciendo algo más rentable y práctico con tu tiempo. Y con más gente estudiando online, el problema es más grande que antes.

Ahora, con sólo un clic, puedes reemplazar el ensayo que estás escribiendo con un video de un gato estornudando o el álbum de fotos de tu exnovia y su nueva pareja en vacaciones.

Para Pychyl, procrastinación es tomar la decisión de no hacer algo a pesar de que sabes que a largo plazo será peor.

Aclara que no es lo mismo que atrasar intencionalmente algo, y que no es un asunto de manejo de tiempo, sino una incapacidad de controlar nuestras emociones e impulsos.

"Cuando procrastinamos, estamos tratando de mejorar nuestro estado de ánimo evitando hacer algo que nos parece desagradable", señala.

"Es parecido a emborracharse o comer para consolarse: es una estrategia que nos hace sentir mejor al distraernos con un placer de corto plazo y olvidándonos del problema".

¿Qué podemos hacer?
La procrastinación es más común entre la gente más impulsiva, propensa al perfeccionismo, abrumada por las expectativas que tienen los otros de ella y temerosa del fracaso.

reloj

Afecta más a los jóvenes, pues las personas solemos controlar mejor nuestras emociones a medida que el cerebro se desarrolla.
Pero hay esperanzas para los jóvenes -y los ya no tan jóvenes- que dejamos todo para mañana.

Basándose en su investigación con la psicóloga Fuschia Sirois de la Universidad de Sheffield, Pychyl asegura que todos podemos reducir la procrastinación siguiendo los pasos a continuación:

1) Practica técnicas de mindfulness y meditación para controlar tus pensamientos negativos

"Usando las técnicas de mindfulness o conciencia plena podemos reconocer que no tenemos ganas de hacer algo sin juzgar ese sentimiento, y luego nos ayuda a acordarnos por qué es importante realizar la tarea y comprometerse a empezarla", explica el psicólogo.

"Después, cuando hemos progresado en la tarea, nos sentimos mejor y eso hace que sea más fácil continuar".

Por ejemplo, sir Anthony Seldon, vicerector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, introdujo sesiones de mindfulness para profesores y estudiantes para combatir la procrastinación.

2) Divide la tarea en pasos claros y manejables

Una de las razones por las que aplazamos lo que debemos hacer es que las metas que nos proponemos a menudo son muy grandes y vagas, lo que las hace intimidantes y desagradables.

Así, en vez de proponerte "ponerme en forma" o "escribir una novela" prométete "ponerme el atuendo de trotar" o "decidir el nombre del personaje principal".

En la Universidad de Warwick, Paul Roberts conduce talleres de mapeo mental para estudiantes y la técnica les enseña a dividir tareas difíciles en los pasos necesarios para completar sus proyectos.

Roberts dice que les ayuda a superar la inercia y por ello dejan de procrastinar.

3) No te castigues por procrastinar

La investigación de Pychyl muestra que los estudiantes que se perdonan por procrastinar tienden a no volverlo a hacer en su próxima tarea.

Cuanta más culpa y rabia sientas por privar al mundo de tu fabulosa novela este año, menos posibilidad tienes de escribirla en 2018.

4) Apóyate en las buenas costumbres con las que ya cuentas

Pychyl dice que él logró finalmente obedecer las órdenes de su dentista de limpiarse los dientes con seda dental al combinarla con el hábito de cepillarse los dientes.

Se comprometió a poner la seda dental en frente cada vez que se cepillaba los dientes y en poco tiempo empezó a usarla sin siquiera pensarlo.

5) Conéctate con tu "yo futuro"

Cuando le mostraron a un grupo de personas sus retratos digitalmente envejecidos, y les pidieron que asignaran dinero para cuando se retiraran, muchos tendieron a dar sumas más altas que antes de que les mostraran las imágenes, pues sentían un lazo más fuerte con sus "yo futuros".

Poner un retrato tuyo digitalmente envejecido en tu escritorio quizás no sea muy conveniente, pero si tienes que entregar un trabajo a las 9 a.m., imaginarte a ti mismo a las 2 a.m. tratando desesperadamente de terminarlo, podría impulsarte a empezar más temprano.

6) Entiende por qué te importa lo que vas a hacer

Pychyl dice que la procrastinación a menudo refleja un problema existencial más profundo de falta de identidad o dirección en la vida.

Procrastinamos cuando la tarea nos parece aburridora o menos significativa, así que no olvides la razón por la que estás haciendo algo y cómo encaja con tus ambiciones.

Es tan sencillo como recordar que escribir un buen ensayo ayudará para conseguir un diploma, que es indispensable para realizar tu sueño de ser doctor.

Pensando de esa manera, el beneficio a largo plazo de hacer el trabajo puede reducir el placer a corto plazo de distraerse.

Lecciones contra la procrastinación
Si estos pasos basados en la investigación son tan efectivos, ¿no deberían enseñarse en todas las escuelas, universidades y lugares de trabajo?

Muchas universidades ya producen guías sobre la procrastinación para estudiantes.

Sin embargo, Pychyl critica que muchas siguen enfocándose en la habilidad para manejar el tiempo, más que en atacar las razones de fondo.

"Los profesores deben evaluar cómo se están sintiendo los estudiantes y ayudarlos a entender por qué están dejando las cosas para después", opina.

"Si pueden aprender a manejar sus emociones, será una gran ayuda en todas las áreas de sus vidas".

http://www.bbc.com/mundo/noticias-38597625

martes, 18 de octubre de 2016

POLÉMICA ENTRE ACADÉMICOS. Paco Rico, autor del ‘Quijote’. Arturo Pérez-Reverte, en esta réplica al artículo de Francisco Rico publicado en estas páginas (Se refiere a El País) la semana pasada, fija la clave del enfrentamiento en la versión que el escritor hizo de la obra maestra de Cervantes para uso escolar.



El profesor Paco Rico, conspicuo cervantista y académico de la RAE (personaje que aparece, por cierto, con expreso agrado por su parte, en mi novela Hombres buenos), publicó hace poco un artículo en EL PAÍS, que a algunos lectores y amigos, e incluso a mí, sorprendió sobremanera. No por la confusa sintaxis y ortografía del texto ni por citar mal en latín pudienda muliebris en vez de pudendum muliebre o pudenda muliebria (extremos ambos inexplicables en alguien de la enorme, casi desaforada, talla intelectual del profesor), sino por la biliosa virulencia con la que se pronunciaba sobre mi persona. Y más sorprendente aún, habiendo tenido como tuvimos Paco Rico y yo, en otro tiempo, una razonable amistad y un mutuo y público respeto, con flores mutuas y comentarios elogiosos hacia el trabajo de cada cual, salvando las naturales distancias, incluido algún artículo firmado y publicado por Rico, también en EL PAÍS, donde elogiaba con entusiasmo (espero que sincero en ese momento, pues nadie se lo pidió por mi parte) las novelas del capitán Alatriste; para alguna de las cuales, por cierto, escribió incluso un magnífico soneto, publicado en El puente de los asesinos, séptimo volumen de la serie. Ése que empieza: "No picaré en el cebo de la vida / turbio nombre que Dios puso a la muerte..."

De ahí la sorpresa de propios y extraños, como digo, ante el texto irrespetuoso y agresivo, venenoso incluso (acabo de confirmar la acepción exacta de venenoso en nuestro diccionario de la RAE), con que en la sección de Cultura de este diario se descolgó el otro día nuestro más destacado cervantista contra el arriba firmante; quien, de pronto, en insólita pirueta de gustos y afectos, se le antojaba alatristemente célebre (feliz hallazgo, debo reconocerlo) escritor de bestsellers. El pretexto aparente, que lo confuso del texto, insisto, no permitía deslindar con nitidez, era un artículo mío titulado No siempre limpia y da esplendor, publicado en otro lugar, sobre ciertas actitudes pasivas de la RAE que personalmente desapruebo, y que también Paco Rico, al menos hasta ahora y delante de mí, ha desaprobado toda su vida. En ese artículo, por supuesto, yo no mencionaba ningún nombre, y mucho menos el del profesor; que, sin embargo, se creyó en el deber de afear públicamente forma y contenido de mi texto. O, para ser más exacto, de apoyarse en mi texto para ajustar cuentas. Para subirse, como apunta el viejo dicho, en los trenes baratos.

Y es aquí donde parece oportuno que mencione, para dar claridad al asunto, un suceso todavía reciente que tal vez ilumine el misterio. Hace dos años, de forma desinteresada y cediendo todos los derechos editoriales a la RAE, hice, con la muy valiosa colaboración del excelente filólogo Carlos Domínguez Cintas (que participó, también, en la conocida y soberbia edición de El Quijote anotada por los colaboradores de Paco Rico), una versión del texto cervantino adaptada para uso escolar, aligerada de ciertos pasajes, relatos y digresiones. Mi intención natural era utilizar para ese Quijotillo académico el texto tan magníficamente fijado por el profesor y su equipo, y así se lo dije. Sin embargo, y para mi estupefacción, Paco Rico me preguntó qué pasaba con sus derechos de autor. Le dije que no había derechos a cobrar por parte de nadie, que se trataba de aportar ingresos a la Academia, y él se negó. "Ya hablaremos", dijo. Hasta hoy. Decidí, por tanto, mandarlo a paseo y utilizar el texto de nuestra edición cervantina de 1780, con su agradable aroma dieciochesco, enriqueciéndolo con los bocetos originales de las ilustraciones que acompañaron aquella edición. El éxito fue enorme, nuestro Quijotillo ha vendido hasta la fecha unos 80.000 ejemplares, y los derechos de traducción han sido adquiridos por varios editores extranjeros, produciendo unos modestos ingresos que a la RAE le vienen muy bien, habida cuenta del vergonzoso abandono económico en que la tienen las altas instituciones del Estado.

En lo que acabo de contar radican, lamentablemente, las principales claves del asunto. Desde que el Quijotillo académico vio la luz, Paco Rico se embarcó ante terceros, cada vez que tuvo ocasión, en una ácida campaña de desprestigio de la obrita y de quienes la alumbraron. Cualquier pretexto lo caza al vuelo. Cosa comprensible, por otra parte, habida cuenta de que el profesor, que asiste a muy pocos plenos de la Academia y sólo atiende en ella a lo que le conviene al bolsillo, ha hecho de su famoso texto cervantino, reeditado una docena de veces en distintos lugares con distintos patrocinadores y nunca gratis et amore, que yo sepa, un rentable medio de vida. Nada tengo que objetar a eso, pues cada cual se busca las lentejas como puede. Unos publicamos novelas con más o menos fortuna y otros manosean Quijotes sin rubor y a destajo. Pero en el caso de Paco Rico, en mi opinión, eso ha terminado por hacerle creer que posee una especie de derecho exclusivo, o de propiedad intelectual, sobre las palabras Cervantes y Quijote. Y lleva fatal el intrusismo de quienes, aunque sea sin cobrar y para beneficio de la Academia, dentro o fuera de ella, interfieren en su negocio. Aunque, en este caso, la palabra exacta debe ir en plural: negocios. Quizá en otro artículo, más adelante, si es que el profesor Rico me anima a ello, pueda extenderme con espantables y jamás imaginados detalles sobre el asunto.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/17/actualidad/1476709450_482804.html?rel=lom

Las académicas y los académicos, por Francisco Rico
Los académicos y las académicas discuten sobre sexismo lingüístico

Noi siam venuti al loco ov' io t' ho detto /
Che tu vedrai le gente dolorose /
Ch' hanno perduto il ben dell' intelletto [Dante]

(Hemos llegado al sitio donde te dije /
Verá la gente miserable /
Que han perdido el bien del intelecto)
‘La desfachatez intelectual’, Ignacio Sánchez-Cuenca publica un riguroso análisis sobre la baja calidad del debate público en España. Aquí.