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domingo, 4 de marzo de 2018

_- El machismo es el sistema, tío

_- 

Una huelga se justifica ante la injusticia y la desigualdad. Si las mujeres suman desigualdades e injusticias, deberían protagonizar una revolución.


Hay una convocatoria de huelga femenina en el mundo para el próximo 8 de marzo. Es más que justa. Lleva siglos esperando. Parece fácil decirlo, pero hay que decirlo. En primer lugar, la mujer sufre una guerra. ¿Exagerado? En los últimos tiempos se registran más de 60.000 feminicidios cada año en el mundo. Hay que sumar cientos de miles de mujeres heridas o que han sufrido ataques para causarles la muerte. Hay millones de mujeres maltratadas, esclavizadas y sometidas a trata sexual, para ser subastadas y vendidas por las mafias. Podría alegarse que también hay muchísimos hombres en esas circunstancias, y es verdad. Pero la diferencia es que las mujeres sufren, o están en constante peligro de sufrir, una violencia sistemática por el hecho de ser mujeres. Gran parte de los feminicidios son cometidos por aquellos en quienes depositaron su confianza y en los lugares donde debían sentirse más seguras: el propio hogar. La violencia contra la mujer, con diferente intensidad según las culturas y los países, es universal y transversal. La jerarquía machista domina todos los poderes, salvo casos rarísimos. Hablar de matriarcados puede estar bien para alguna tertulia antropológica de bar, pero dejémoslo ahí. No nos engañemos a estas alturas. No es que estemos en un sistema machista. El machismo es el sistema.

Las grandes religiones, también con sus matices, ­desempeñan un papel nefasto y cómplice en la sumisión de la mujer. Por supuesto, las jerarquías eclesiásticas las excluyen. A pesar de llenar los templos, cumplir mejor que los hombres los preceptos y ser estrictamente controladas, no pueden ser sacerdotisas, salvo alguna excepción en iglesias reformistas que aquí seguimos llamando “protestantes”. Al contrario, las mujeres sirven a los clérigos y con no poca frecuencia son explotadas por ellos en todos los sentidos. Por si esto escandalizase a alguien, conviene añadir algo más. Las grandes iglesias, y por supuesto la que más nos atañe, la católica, pues todavía estamos en un Estado semiconfesional, deberían pedir público perdón por el maltrato secular a las mujeres y la persecución a que han sido sometidas las que intentaron llevar una vida libre e independiente, o tomaron la iniciativa en expresar el deseo sexual o, peor todavía para ellas, que ese deseo no se correspondiese con el patrón heterosexual. En un pasado no tan remoto, cuando estaba vigente el Santo Oficio, miles de esas mujeres fueron torturadas y quemadas como “hechiceras”.

No vamos a remitirnos a épocas en que los sabios y filósofos machos debatían con una profundidad abismal si las mujeres eran portadoras o no de almas, pero conviene recordar que no hace mucho más de cinco décadas, en nuestro país, las mujeres tenían que pedir permiso a sus machos para abrir una cuenta corriente, obtener un pasaporte o un carné de conducir. Lo recuerdo porque en muchas partes del mundo esto sigue ocurriendo, y porque las mujeres que aquí han sufrido humillación y sumisión merecen al menos escupir en la tierra.Ya no se discute, según tengo entendido, si las mujeres tienen o no alma. Pero algunos sabios de hoy, en una especie de “histerismo masculino”, se escandalizan por el movimiento feminista de denuncia de los abusos que declaran haber sufrido en el mundo artístico por parte de machos con poder para decidir o no si tendrían una oportunidad de trabajo. La primera obligación, de hombres y mujeres, es denunciar ese sistema autoritario, allí donde se produzca. Si se tratase de una violencia terrorista, nadie osaría decir a la víctima: “Bueno, calma, hay que medir las palabras”. Pero ¿y lo que sufren estas mujeres no es terrorismo?

Una huelga se justifica ante la injusticia y la desigualdad. Si las mujeres suman las desigualdades e injusticias, son la mayoría humana que debería protagonizar una revolución con solo levantar al cielo las estadísticas. Menos salario a igual trabajo, más empleo precario dentro de lo precario, doble explotación en la fábrica y en la casa, pensiones más bajas, cuidadoras gratuitas de personas ancianas, enfermas o discapacitadas. Con el dinero que las mujeres ahorran al Estado se podría financiar el paraíso terrenal. Pero no se preocupen. Lo que está previsto es incrementar exponencialmente el presupuesto militar.

https://elpais.com/elpais/2018/02/15/eps/1518698435_702593.html?id_externo_rsoc=TW_CC

lunes, 11 de mayo de 2015

Más Lorca. La muerte del escritor encarnó una derrota de la humanidad

“Quien salva una vida salva al universo entero”. Esa frase del Talmud, que refulge en la Medalla de los Justos, también nos remite a un reverso: “Quien mata una vida mata al universo entero”. Ese es el estremecimiento que sentimos cada vez que se nombra a Federico García Lorca. Su obra es un cuerpo que alberga todas las vidas y su muerte encarnó una derrota de la humanidad. Ese crimen vuelve y vuelve a visitarnos, a sacudir la amnesia, a la manera en que la historia maltratada alienta bajo la superficie del presente. La última revelación, la del informe de la policía franquista de 1965, aclara la intencionalidad política del crimen de Granada, su carácter de “crimen de crímenes”, de metáfora genocida. No hubo muerte “accidental” de Lorca. Una tarea prioritaria de los escribas franquistas fue desalmar el lenguaje. El documento habla de “confesión”. Lo que eso significa: sufrió tormento. Lorca fue un eccehomo. En él mataban a todo lo que odiaban. A la heterodoxia, pero también a la tradición de la risa y la libertad del pueblo. A la belleza, a la verdad y al alma íntima de las palabras. En Poeta en Nueva York hay una profecía: “Cuando se hundieron las formas puras / bajo el cri cri de las margaritas / comprendí que me habían asesinado (...) Ya no me encontraron. ¿No me encontraron? No. No me encontraron”.
La ONU ha vuelto a denunciar al Estado español por desentenderse de sus obligaciones con las víctimas y desaparecidos del franquismo.
Este mes de mayo se entregará en Nueva York el Premio Alba (Abraham Lincoln Brigade Archives) a los voluntarios de la Memoria Histórica. Podrán seguir así por un tiempo las tareas de las que se inhibe la inmoralidad vigente.
Tal vez Lincoln encuentre a Lorca.
 9 MAY 2015 
http://elpais.com/elpais/2015/05/08/opinion/1431085045_630156.html
Naciones Unidas reclama a España juzgar las desapariciones del franquismo.

Aquí la canción por Leonard Cohen con la letra en inglés y español:

https://youtu.be/jWMOqVKHeSQ

Leonard Cohen compuso la música y la letra, adaptación en inglés, basándose en el poema “Pequeño vals vienés” de Federico García Lorca,

(after Lorca)
Now in Vienna there’s ten pretty women
There’s a shoulder where Death comes to cry
There’s a lobby with nine hundred windows
There’s a tree where the doves go to die
There’s a piece that was torn from the morning
And it hangs in the Gallery of Frost
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take this waltz with the clamp on it’s
 jaws
Oh I want you, I want you, I want you
On a chair with a dead magazine
In the cave at the tip of the lily
In some hallways where love’s
never been
On a bed where the moon has been sweating
In a cry filled with footsteps and sand
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take it’s broken waist in your hand
This waltz, this waltz, this waltz, this waltz
With it’s very own breath of brandy and Death
Dragging it’s tail in the sea
There’s a concert hall in Vienna
Where your mouth had a thousand reviews
There’s a bar where the boys have stopped talking
They’ve been sentenced to death by the blues
Ah, but who is it climbs to your picture
With a garland of freshly cut
 tears?
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take this waltz it’s been dying
 for years
There’s an attic where children are playing
Where I’ve got to lie down with you soon
In a dream of Hungarian lanterns
In the mist of some sweet afternoon
And I’ll see what you’ve chained to your sorrow
All your sheep and your lilies of snow
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
With it’s ‘I’ll never forget you, you know!’
This waltz, this waltz, this waltz, this waltz...
And I’ll dance with you in Vienna
I’ll be wearing a river’s disguise
The hyacinth wild on my shoulder,
My mouth on the dew of your thighs
And I’ll bury my soul in a scrapbook,
With the photographs there, and the moss
And I’ll yield to the flood of your
beauty
My cheap violin and my cross
And you’ll carry me down on your dancing
To the pools that you lift on your wrist
Oh my love, Oh my love
Take this waltz, take this waltz
It’s yours now. It’s all that there is
(basado en Lorca)
Ahora en Viena hay diez preciosas mujeres.
Hay un hombro sobre el que la muerte llora.
Hay un hall de entrada con novecientas ventanas.
Hay un árbol, al que las palomas van a morir.
Hay un trozo que fue separado de la mañana.
Y está colgado en la Galería del Hielo.
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Toma este vals con la mordaza de sus mandíbulas.
Oh te quiero, te quiero, te quiero.
En una silla con una revista muerta.
En una cueva, con el trozo de un lirio.
En algunos pasillos donde el amor
nunca ha estado.
En una cama donde la Luna ha sudado.
En un sollozo lleno de pisadas y arena.
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Toma su cintura rota en tu mano.
Este vals, este vals, este vals, este vals.
Con su aliento a brandy y a
muerte.
Arrastrando su sobra hacia el mar.
Hay una sala de conciertos en Viena
Donde tu boca fue mil veces comentada.
Hay un bar donde los chicos han dejado de hablar,
condenados a muerte por el blues.
Ah, pero ¿quién se sube a tu imagen
con una guirnalda de lágrimas recién cortadas?
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Toma este vals que ha estado muriendo durante años.
Hay un ático donde los niños están jugando.
¿Dónde tendré que acostarme contigo?
En un sueño de linternas húngaras
entre la niebla de una dulce tarde.
Y veré lo que has encadenado a tu
desdicha
Todas tus ovejas y tus lirios de nieve.
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Con su “yo nunca te olvidaré, ya sabes”.
Este vals, este vals, este vals, este vals…
Y bailaré contigo en Viena
Llevaré un disfraz de río.
El jacinto silvestre en mi hombro.
Mi boca en el rocío de tus muslos.
Y enterraré mi alma en un libro de recuerdos,
con las fotografías allí y el moho.
Y me rendiré ante la inundación de tu belleza.
Mi violín barato y mi cruz.
Y tú me llevarás hacia abajo con tu baile,
a las piscinas que levantas en tu muñeca.
Oh mi amor, oh mi amor.
Toma este vals, toma este vals.
Es tuyo ahora. Es todo lo que hay.

sábado, 3 de mayo de 2014

Es la vergüenza. Lo que está sustituyendo al despilfarro en España no es el buen gobierno, sino el derroche de injusticia

En un hospital público de España, de cuyo nombre prefiero no acordarme, le han negado atención médica a un niño de dos años. Dicho de otra forma: le exigieron a la madre firmar un papel de pago. El niño tenía fiebre, respiraba con dificultad, vomitaba, lloraba sin cesar. Esto ocurrió en urgencias, el pasado 30 de abril. En la historia hay un dato biográfico, auténtico, que parece introducido por un guionista providencial: el niño había nacido en ese hospital. Vino al mundo allí, en el mismo lugar ahora inaccesible, por una burocracia inepta que anda multiplicando fronteras con verja. Es un niño español, por cuna y DNI. Pero hay otro detalle nuclear en la historia: el niño iba en brazos de su madre, emigrante de Cabo Verde. Habrá quien argumente que lo ocurrido es un daño colateral del control presupuestario. Pero lo que está sustituyendo al despilfarro en España no es el buen gobierno, sino el derroche de injusticia. Una marea de impúdica desigualdad. ¿Cómo van a ser verosímiles los brotes verdes de la economía cuando asistimos diariamente a un bombardeo tóxico que provoca la desfoliación de la verdad? No es el Gobierno de la austeridad lo que cierra la puerta a un niño enfermo. Es el Gobierno de la brutalidad. Pese a la desfoliación, he llegado a esta conclusión histórica después de leer un implacable testimonio científico que se refiere al corazón. Se titula: Lágrimas de vergüenza. Lo firma un médico. El cardiólogo Maximiliano Diego. Cuenta en la web de Salud a diario cómo en el último año se han multiplicado los pacientes que sufren un segundo infarto, más grave, al no poder pagar el tratamiento necesario: más de 100 euros al mes. “O comemos, o tomo las pastillas”, confiesa uno de esos hombres del segundo infarto, trabajador en paro. Así que ya no deberíamos hablar en elecciones ni de política ni de economía: “¡Es la vergüenza, estúpido!”.
Fuente: Manuel Rivas, El País.

sábado, 22 de marzo de 2014

Otro tiempo

El presidente de la Comunidad de Madrid recibe a las “marchas de la dignidad” con el hospitalario sambenito de “neonazis”

Antonio Sandoval, autor de ¿Para qué sirven las aves?,una obra fascinante que anda emigrando de boca en boca, me informa de que todavía no han llegado los primeros cucos. Miles de ellos estarán ahora atravesando el desierto del Sáhara, en una travesía épica que puede superar los 5.000 kilómetros, según el destino en Europa. Aunque una parte sucumbe en el intento, la mayoría cruza el Estrecho y atraviesa la península Ibérica. Toda una red humana, presencial, está alerta para escuchar ese canto que para la naturaleza tiene un efecto germinal, como el aviso de un despertar. ¿Cuándo deciden emigrar las aves? A mediados del siglo pasado, los investigadores situaron el origen de esa inquietud en un “reloj interior” y denominaron Zugunruhe a ese impulso. A la hora de despertar y ponerse en marcha contra la injusticia debe existir algo parecido a ese reloj interior en la especie humana. Las llamadas “marchas de la dignidad” que confluyen en Madrid para denunciar la “emergencia social” en que vive una parte creciente de la población española obedecen a un instinto de supervivencia. Cuando la justicia queda atrapada bajo la resignación, la sociedad se convierte en una naturaleza muerta. Se ha aprovechado la crisis para retrasar todos los relojes. ¿En qué frigorífico se acumulan las entrañas del tiempo perdido? La OCDE alerta que España es el país europeo donde más se ha agrandado la desigualdad. También en el trato entre el Gobierno y los ciudadanos. A la exigencia de sacrificios, se suma la humillación. El ministro de Hacienda avisa de que no va a quedar títere con cabeza. Es decir, los más ricos pagarán menos. El presidente de la Comunidad de Madrid recibe a las “marchas de la dignidad” con el hospitalario sambenito de “neonazis”. Alguien debería explicarles que entramos en otro tiempo. La gente sincroniza el reloj interior y empieza a ejercer el derecho a levantarse del suelo.
Fuente: El País Manuel Rivas.

domingo, 23 de febrero de 2014

La cuenta suiza

El senador Granados se ha marchado muy enfadado. La dimisión es un gesto que le honra, porque así nos hemos enterado de que estaba en el Senado. También formaba parte del Senado Luis Bárcenas, encarcelado por el caso Gürtel. Mucha gente considera inútil la Cámara alta. Incluso hay quien dice que es un cementerio para dinosaurios de la política. El problema es que no le prestamos la suficiente atención. Ni al cementerio ni a los dinosaurios. Lo cierto es que el senador Granados se ha ido muy enojado. Con su partido, con los periodistas, con todos. ¡El pollo que le han montado por una simple cuenta suiza! Se le veía con ganas de bramar: “A ver, ¡que tire la primera piedra el pringado que no tiene 1,5 millones de euros en Suiza!”. Una de las mutaciones faciales más curiosas es la de estos personajes que llevan el poder impreso en el morro y lo pierden por un soplo inesperado del espíritu. El personaje fatuo es ahora un tipo perplejo, y con el peor resentimiento, el del gomoso que ya no puede espetar al pueblo subalterno el: “¿Sabe usted con quién está hablando?”, porque incluso su jefa, una Grande de España, le afea la conducta. Pero el cabreo de Granados es un síntoma. El investigado Álvarez Cascos, exsenador y exministro, arremete contra la policía que lo investiga. Los políticos tocados por la Operación Pokémon mandan callar al fiscal con la enigmática frase: “Cada uno a lo suyo”. ... Cambiando de tema, a una juez de Lugo se le escapó sobre un imputado por corrupción: “Fulano es un pésimo delincuente”. ¡Será una excepción! Yo pienso que, en general, tenemos una corrupción de bastante calidad.
Fuente: Manuel Rivas, El País.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Ascensión Concheiro, ‘Chonchiña’, un siglo sobre la tierra, La gallega protagonizó una vida de novela durante la Guerra Civil y el exilio

El problema que se dilucida con la cuestión de la memoria histórica no es tanto el olvido, ese inexorable “olvido que seremos”, como la intencionada e impune substracción por parte de los ladrones de esperanza. Con Chonchiña la memoria estaba segura. Era un arca hecha con la mejor madera de la humanidad. Había cumplido cien años el pasado primero de mayo. Ascensión Concheiro, Chonchiña, recibió ese día el mejor homenaje y tal vez en el mejor lugar, en México DF, donde pasó “la época más feliz de mi vida”: gente amiga, curtida en exilios y diásporas, le cantó Las Mañanitas. Y en aquella jornada onírica, ¡un cumpleaños de cien años!, ella correspondió con una chispa de la historia, con una benéfica provocación: cantó La Internacional.

Ahora que la única internacional en activo es el FMI, el canto de Chonchiña sonó a la manera de lo que se escucha por vez primera, como un lieder romántico en que la “joven abandonada” de Schumann serían los parias de la tierra. Ella era siempre así. La sentías así. Cercana y diferente a un tiempo. Una belleza misteriosa y transparente, que ironizaba con el paso del tiempo. Una fuerza ajena al odio, y que nacía de la ternura. Pero de una ternura firme. Valerosa. Sin tonterías. En su casa, fuese en la mejicana calle de Aguascalientes, próxima al mercado de Medellín, o en el barrio de San Bartomeu, en Tui, no había un resquicio para la injusticia.

Chonchiña regresó a México DF a finales del año pasado. Volvía a la tierra de acogida, donde había vivido con su esposo, el médico Francisco Paco Comesaña, desde 1947 hasta la muerte de Franco en 1975. Allí trabajaron y lucharon. Conocieron a gente extraordinaria, como Diego Rivera o Frida Khalo. Fueron 34 años de exilio en México, además en Cuba, adonde llegaron en 1944 a bordo del Marqués de Comillas. Chonchiña hizo la travesía embarazada y daría luz a un niño, Francisco Javier, en el hospital habanero Hijas de Galicia, y que llegaría a ser un gran violinista. La historia se repetía. El doctor Comesaña también había nacido en Cuba. Condenado a pena de muerte por su defensa del régimen legal republicano, fue esa circunstancia, la nacionalidad cubana, la que le salvó in extremis de las manos del verdugo, presionado el franquismo por una fuerte campaña de solidaridad en toda América. Venían nuevos vientos. El Eje se tambaleaba. Ya en México, nacería una niña, Mariángeles. Poeta, activista cultural, fue en su casa donde Asunción Concheiro falleció la pasada madrugada del sábado.

Es una de esas noticias que al principio tratas con incredulidad. La muerte de Chonchiña era una hipótesis que podía enunciarse, pero que parecía de naturaleza irreal. No solo por haber cruzado esa barrera de los cien años cantando La Internacional como una canción de cuna. Sino por todo lo demás. Por la manera en que ella y Paco consiguieron resistir, mantenerse abrazados tantos años, frente a la maquinaria pesada del crimen. Cuando España, como dice con precisión el verso de César Vallejo, “cayó de la tierra para abajo”.

Asunción era la séptima de una familia de doce hijos, con raíces en Ordes (Galicia). De su sensibilidad y humor, habla este fragmento que aparece en Los recuerdos que llenan mi vida (México, abril de 2013) Cuando conoció a Paco, ambos tenían 18 años. Lo contaban como un amor a primera vista. Un fogonazo fotográfico en la cámara oscura de la Alameda de Santiago. Paco empezaba entonces los estudios de Medicina, que terminó en junio de 1936. Pertenecía entonces a las Juventudes Socialistas. Sus referencias vocacionales eran las de aquellos que abrían a la medicina social, como Nóvoa Santos, Marañón o aquel médico Rodríguez, el de las cigarreras de A Coruña, que equivalía el solo a “una seguridad social”.

Cuando estalló el golpe, Comesaña se sumó a las iniciativas para defender las instituciones democráticas. El 26 de julio, se reunió con Chonchiña para presentarle a su madre. Tenían 23 años. Ella fue testigo de cómo una partida de guardias y falangistas lo detenían y lo golpeaban con saña hasta cubrirlo de sangre. Y ahí empezó su vía crucis. Las torturas, las sacas y asesinato de los compañeros, la simulación de paseos, la farsa de los juicios sumarísimos... El doctor Comesaña fue condenado a muerte. La sentencia estuvo a punto de cumplirse en varias ocasiones. Lo salvó esa campaña en la que incluso tomó parte el conservador Diario de La Habana. Como preso, vivió un peregrinaje por diferentes presidios. Chonchiña seguía esa estela. Vio como los presos recorrían cientos de kilómetros en ferrocarril, en pleno invierno, con el único alimento de una lata de sardinas (y nada para abrirla).

En esa deriva por el amor y la muerte, hay un episodio especial. El día en que dos guardias civiles, convencidos por el doctor Comesaña, acceden a que pasen su “noche de bodas” en una pensión de Vigo, antes de que Paco ingrese en el presidio de San Simón, esa “fábrica de cadáveres”. En aquella noche, también onírica, Comesaña se presentó como comandante y a los guardias como sus escoltas. Paco y Chonchiña no quisieron revelar nunca la identidad de aquellos dos hombres que se jugaron la vida por permitirles una noche de amor.

Se ha muerto Chonchiña. Se ha muerto una luciérnaga. Solo queda arrodillarse en un prado, frente al mar, mirando a México, y decir: “Amén.”
Fuente: Manuel Rivas. El País 

sábado, 1 de junio de 2013

Dios y Beatriz. El caso de Beatriz en El Salvador demuestra hasta dónde llega la obsesión y el cinismo de los fanáticos

Amanecemos casi cada día con la noticia de otra mujer asesinada a manos de un macho que la consideraba una posesión doméstica. Una mezcla de animal de compañía, criada y esclava sexual. Para los que de verdad defienden la vida, creyentes o no, esta modalidad de terror debería ser el primer problema de España. Pero, ¿qué tenemos? Declaraciones breves, balbucientes, con el rostro compungido de quien parece tratar con un enemigo imposible o una fatalidad ancestral. Unas medidas tibias, de quita y pon. Porque al mismo tiempo que la actualidad vomita otro crimen, una comandancia combinada de políticos y jefes religiosos opera con las leyes a la manera del posadero Procusto con los huéspedes en la cama de hierro: les serraba los pies para ajustarlos a las medidas del lecho. Renunciar a dominar, esa es la prueba de la propia libertad. Pero del integrismo prehistórico hemos pasado al poshistórico y la mujer sigue siendo la principal víctima. Y las adolescentes. Y las niñas. Resolvamos de una vez el dilema de la educación ética en España. En vez de Religión o Valores Cívicos deberían enseñarles Artes Marciales. Por cierto, la activista tunecina Amina Tyler está procesada por “profanación” (¡enseñar los pechos!) y portar un “arma inflamable”: un aerosol defensivo. En nombre de Dios, la cuestión es dominar. Serrar los pies a las mujeres. Una identidad delictiva muy internacional. Fe o ideología que ocultan un interés: aprovecharse de ellas. Explotarlas. En casa, en la fábrica, en un prostíbulo. Y para eso hay que anular su voluntad: culpabilizarlas, humillarlas. El caso de Beatriz en El Salvador demuestra hasta dónde llega la obsesión y el cinismo de los fanáticos. Quienes martirizan a esta muchacha son de la casta de los poderosos machos que en Guatemala anularon la condena al genocida Ríos Montt. Si hay un Dios, será también diosa y hembra. Debe estar aterrorizado con esta tropa que lo invoca. Fuente: Manuel Rivas, El Pais.

sábado, 27 de abril de 2013

Rajoy cumple. Este Gobierno, en lo productivo y creativo, es vano, desértico, inobservante

Después de año y medio en el poder, existe la falsa idea establecida de que este Gobierno solo es competente a la hora de incumplir. Su programa, sus promesas, su palabra. Se le acusa de mentir, incluso en las sagradas cifras del déficit. La sensación extendida es la de que cuando no calla, miente. Pero todavía más temibles son sus silencios. En la historia, el silencio popular suele ser el preludio de un estallido social. En la España de hoy, este silencio rumiante anticipa el amotinamiento del Gobierno contra el pueblo. El de Rajoy es un silencio ultrasónico y panóptico que empieza a causar tanta inquietud como Aznar leyendo con gafas de sol en la nueva biblioteca Bush. Es verdad, lo reconocen los propios votantes conservadores en las encuestas. Este Gobierno, en lo productivo y creativo, es vano, desértico, inobservante. Pero eso es coherente con la doctrina. Responde a la mutación del liberalismo en un extraño futurismo híbrido, el maoísmo thatcherista o viceversa, que tanto encandila a nuestra comandante Zi Chuang Cospedal. Lo importante no es la sociedad ni el Estado. Lo importante es quién tiene el poder. El decisionismo. Es el momento ahora de hablar de la otra cara del Gobierno y hacerle justicia. Este Gobierno incumplidor está cumpliendo. Y lo hace con eficacia entusiasta, sin complejos. Cumple con una jerarquía religiosa estancada en Fray Vélez, el autor de El preservativo de la fe, cumple con una caverna instalada en Donoso Cortés, autor del Discurso de la dictadura, cumple con los ricos amnistiados por su patriótica repugnancia a los impuestos, cumple legalizando las construcciones ilegales en la costa, y abriendo paso a la definitiva destrucción paisajista del litoral español. Hay que ser ecuánimes. Aquí se cumple. Escribe John Berger en Fama y soledad de Picasso: “España es un país atado a un potro de tormento histórico”. Y ahí estamos, cumpliendo. El País, Manuel Rivas.

domingo, 17 de febrero de 2013

La Mentira

Pese a las apariencias, nadie acude de verdad en ayuda del presidente al que se le estropean los relojes uno tras otro

La función del lenguaje político es hacer creíble la mentira y “dar a aquello que no es más que aire una apariencia de consistencia”. Palabra de George Orwell. Amén. Esta semana hemos tenido momentos espléndidos en la ardua tarea de darle consistencia a lo que no es más que aire. El principal capital que ofreció el actual presidente para ganarse a los electores fue la confianza. Ahora mismo, esa divisa de Rajoy tiene un valor de menos que cero. Nunca un presidente perdió tanto crédito en tan poco tiempo. De Aznar recibió la designación, pero no el poder presencial. A pesar de imitar su inmutabilidad, los diferencia su forma de mirar. En sus memorias de infancia en Berlín, Walter Benjamin habla de un niño que no mira los relojes por miedo a estropearlos. Rajoy se quedaría preocupado, o al menos perplejo, si estropea un reloj al mirarlo, aunque es algo que, por lo visto, parece pasarle con cierta frecuencia. Aznar, por el contrario, quedaría encantado por esa capacidad para detener el tiempo con su mal de ojo panóptico. El Papa ha anunciado que, tras su dimisión, permanecerá “escondido para el mundo”. La mejor frase de quien fue Gran Inquisidor. Aznar se mantiene presente, vigilante, como un Cronos que marca edades, de acuerdo con la fama de ser aquel “el más retorcido de los dioses”. Pese a las apariencias, nadie acude de verdad en ayuda del presidente al que se le estropean los relojes uno tras otro: las marcas Camps, Fabra, Mato, Bárcenas... La mentira es cada vez más mentirosa. No hay portavoz, no hay repuesto, no hay voces creíbles para semejante cambalache. Por eso resulta histórica, extravagante, tan cínica como sincera, tan patética como osada, la declaración con la que Rajoy intentó darle al aire una aparente consistencia: “No he cumplido con mis promesas (programa), pero he cumplido con mi deber”. Cumplir la palabra, ¿no era ese el deber?

MANUEL RIVAS 16 FEB 2013. El País.

sábado, 16 de junio de 2012

Las musarañas

¿Había alguna recóndita ironía al presentar el rescate financiero como una auténtica victoria sobre los tozudos teutones? Estos días ha vuelto la sombra del Señor de los Hilillos, aquel sobrenombre que cayó sobre Mariano Rajoy durante la catástrofe ecológica del Prestige y por la desafortunada frase en la que comparaba las fugas de fuel con “hilillos de plastilina”. Nunca acerté a saber si había o no un oscuro punto de ironía en semejante descripción. Y lo mismo sucede ahora. ¿Había alguna recóndita ironía al presentar el rescate financiero como una auténtica victoria sobre los tozudos teutones? A estas alturas está claro que lo mejor de Rajoy son sus silencios, pero cuando se pica y aplica en el debate, tiene algunos destellos que se atribuyen a esa forma gallega de ironía que es la retranca. John Rutheford, en el libro The power of the smile, cuenta un ejemplo de retranca: cuando caen chuzos, cuando arroya, la gente dice “parece que va a llover”. Él, catedrático en Oxford, lo intentó experimentar con un colega para poner a prueba la ironía británica. “Parece que va a llover”, le dijo un día de aguacero. Y el otro lo miró con preocupación: “¿Sabes, John? Ha estado lloviendo con bastante fuerza toda la mañana”. Me gustaría que el presidente del Gobierno español saludase en la próxima cumbre con un flemático: “¿Qué? ¡Parece que va a llover!”. Pero me temo que no. Que la ironía se ha esfumado también con la crisis. En su círculo de confianza, Rajoy se había ganado fama de astucia, la cualidad del zorro. Sus propagandistas en la prensa adicta lo jalean como al toro de Osborne en el rapto de Europa. Y son también de admirar las tertulianas embelesadas que glosan los comentarios marianos como sabios proverbios de un maestro zen. Pero en la prensa extranjera el calificativo más suave es el de “incompetente”, se le trata de “Pinocho” y se mofan de su “victoriosa payasada”. Es decir, ni zorro ni toro. Un hombre fuera de juego, cazando musarañas. MANUEL RIVAS, El País, 16 JUN 2012.

sábado, 28 de abril de 2012

El Apócrifo

Tiempo de paradojas en España. El Gobierno está perdiendo apoyos que parecían incondicionales.
La opinión conservadora ha criticado de forma unánime la toma gubernamental de RTVE, la radio y la televisión públicas. “Esto es chavismo puro y duro”, denuncia en un editorial de una vetusta cabecera periodística, equiparando al Gobierno español con la política informativa atribuida al presidente venezolano Hugo Chávez. El asalto gubernamental ha provocado un auténtico incendio en las redes sociales y ha chamuscado también a los medios impresos. La protesta radical de periodistas e intelectuales independientes, estilo FAES, abre la puerta a una rectificación. “Ahora que nos parecíamos a la BBC, vamos hacia el exultante vacío de Telemadrid”, declaró desencantado un intelectual, ex-maoísta y que hoy se define como afín al pensamiento conservador liberal. Por si esto fuera poco, la Iglesia ha reaccionado con una dureza inusitada al anuncio gubernamental de abandono de atención sanitaria a los inmigrantes indocumentados, así como al propósito de no permitir la escolarización de sus hijos. En un régimen de facto nacional-católico, a pesar de la Constitución, esta toma de postura de la Conferencia Episcopal española, que encabezó manifestaciones callejeras contra el anterior gobierno progresista, adquiere una especial relevancia. De acuerdo con la doctrina social del cristianismo, la Iglesia condena sin contemplaciones estas medidas de exclusión que llevarán a un apartheid social e inhumano. “No podemos permitir que se trate a las personas como ex-personas”, declaró el portavoz episcopal. Y destacó que, si es necesario, los colegios tutelados por la Iglesia abrirán de par en par sus puertas, gratuitamente, a todos los niños sin escolarizar, sin distinción de origen. Este portavoz repudió la división de la sociedad española entre “ellos” y “nosotros” y el uso reiterado del término “extranjeros” por parte de altos cargos que puede acabar generando odio y xenofobia. “Tempora habemus difficilia”, dijo el arzobispo Antonio Rouco, “porque cuanto más profundo es el silencio, peor es el demonio”. Amén.
MANUEL RIVAS El País, 28 ABR 2012

martes, 27 de marzo de 2012

Cuando la atmósfera tiembla. Saramago, UN MAESTRO LITERARIO, UNA CONCIENCIA POLÍTICA.

José Saramago se vio con la muerte en la Navidad de 2007. Casi un año después, en Lisboa, me contaba ese encuentro con mucha serenidad, incluso con una cierta compasión por aquel personaje que había venido para llevárselo: "Que no me hablen de la muerte porque ya la conozco. De alguna forma ya la conozco". Y me explicó que la muerte se alimenta de palabras, les devora el tuétano, y el rastro que deja es un silencio mudo. La parte de su cuerpo que resistió fue el lenguaje, que lo mantenía vivo, en vilo, con una excitación germinal: "Me oía a mí mismo, y el humor con el que yo me comunicaba me sorprendía, me emocionaba".

Así que el lenguaje, la boca irónica de la literatura, lo levantó del suelo. Y ese plus, ese tiempo "de más", fue una conquista del humor de las palabras y un regalo para José, para quienes más le querían, y para nosotros. Algo había de parábola en lo sucedido. Samuel Beckett habló de "la muerte de las palabras". Las palabras que ya no quieren decir. La obra de Saramago tiene desde el inicio la condición de rescate. Él viajó al núcleo del silencio y se encontró con las "voces bajas" de la historia que todavía tenían mucho por decir. Como diría Vladimir, en Esperando a Godot: "Estar muertas no es bastante para ellas".

Me explicó que la muerte se alimenta de palabras, les devora el tuétano. No fue un escritor precoz. Tal vez porque dedicó tiempo a escuchar.
Poco antes de aquel episodio hospitalario, había coincidido con Saramago en la inauguración del Parque de la Memoria en Buenos Aires, a orillas del río de la Plata. Al recordarle, es allí donde lo veo. Su imagen más punzante. Amenazaba tormenta, con esa conciencia que a veces tiene la naturaleza de los dramas humanos. Él describió muchas veces esa implicación anímica del paisaje. Así, en el relato Desquite: "En la distancia la atmósfera temblaba".

En aquel memorial, cada nombre está escrito en el lomo de un libro de piedra. Saramago leía con el tacto de los ojos, como en braille, los nombres de los desaparecidos, muchos de ellos arrojados desde aviones militares al río. Allí estaba el hombre que había escrito Todos los nombres. Y aquella mirada noble expresaba la derrota de la humanidad. Decía como en el verso de Novoneyra: "Todo lo que le ha pasado al ser humano me ha pasado a mí".

En todo caso, él estaba allí, donde la atmósfera temblaba.

Los buenos sentimientos no garantizan una buena literatura. Eso era algo que Saramago tenía claro. Pero tal vez ayudan en la ortografía. Fue uno de los pocos triunfos que él experimentó de niño. Lo cuenta con alegría en Las pequeñas memorias. El que una maestra ensalzara su buena letra, ese primer trato con la palabra escrita. Como es sabido, no fue un autor precoz. Tal vez porque dedicó mucho tiempo a escuchar. Conocía sonidos que ya pocos distinguen. Hasta que tuvo "habitación propia", vivió en espacios muy pequeños, hacinados, donde no cabían los fantasmas, ni siquiera los navideños. Pero él oía por la noche a la costurera trabajar incansable detrás de las paredes. La costurera que se había quedado prisionera con su máquina por coser los domingos. Aquella máquina era la termita. Pero José aprendió a escuchar con la imaginación. La máquina de coser y la termita eran tan reales la una como la otra. Las palabras eran hilos que se ovillaban en la memoria. Un día tiró de un hilo suelto, lo liberó poco a poco, con la blandura caliente del lodo vivo, y descubrió que su cuerpo era un río: "Nadan peces en mi sangre y oscilan entre dos aguas / como las llamadas imprecisas de la memoria"."Las palabras sueñan que las nombramos", dice Carlos Oroza en un poema. Había muchos hilos sueltos, muchas palabras, muchas memorias proscritas esperando por José Saramago. No es casual que su primera gran obra se titulase Levantado do chão (Alzado del suelo). Todo el saber acumulado, la esmerada ortografía, el don de ver más de las paredes, la escucha de la imaginación, la memoria amasada con fermento, aquella melancolía que era sinónimo de libertad y deseo, la diligencia periodística, todo se concitó para levantar las voces del suelo, para sostener en vilo el lenguaje. Y entonces el escritor, ni viejo ni joven, se apresuró a escribir como si oyese el mandato del surrealista René Char en Común presencia: "Apresúrate a transmitir lo que te corresponde de maravilla, de rebelión, de generosidad".

Maravilla, rebelión, generosidad. Esas tres palabras ganan juntas y accionan toda la energía del efecto Saramago. Es algo que se percibe nada más abrir Memorial del convento. ¿Qué ocurre? La atmósfera tiembla. Es ese tipo de obra que sabemos extraordinaria, pero que no sabemos cómo se ha escrito. El poema de René Char vuelve a pensar en José Saramago: "Has sido creado para momentos poco comunes". El Memorial, una novela sin concesiones, lo hizo popular. En cada obra que siguió, apostaba siempre la cabeza. En el prólogo que escribió para las memorias de Marcos Ana (Decidme cómo es un árbol), el luchador español encarcelado desde 1939 hasta 1961, José Saramago habla de la necesidad de derrotar el cinismo, la indiferencia y la cobardía. Como persona, Saramago no fue ni cínico, ni indiferente ni cobarde. Hay una cita de La sagrada familia que le gustaba en especial, y que le permitía saborear en público el nombre fastidioso de Karl Marx: "Si el hombre es formado por las circunstancias, entonces es necesario formar las circunstancias humanamente". Pero además, para el escritor, el no ser cobarde, el no serlo mientras escribe, es una exigencia. Y José Saramago fue un escritor muy valiente. Algunas de sus novelas, que arrancan de alegorías, parecían empeños imposibles. Pero al final siempre consigue que hable la boca de la literatura, de la humanidad.
En el mismo libro donde aparece ese trazo fulgurante de la atmósfera que tiembla, Casi un objeto, hay otro relato situado en el contexto de una dictadura donde se rebelan los utensilios, las máquinas, las puertas, los buzones, los ascensores. Hay un paro de relojes. Una humorística disidencia que relata la suspensión de las conciencias. Y en otro cuento, Centauro, vivimos angustiados la última carrera del hombre-caballo, la crónica homérica de la interminable guerra entre deseo y muerte. En el Desquite, donde tiembla la atmósfera, un joven aldeano se desnuda y atraviesa un río para vivir su primer encuentro amoroso, después de asistir espantado a la castración de un cerdo. La imaginación no se desentiende de lo que llamamos realidad, pero la hace fermentar. Saramago consigue que la realidad se sorprenda de sí misma.

Hay momentos en su obra en que marchan juntos vivos y muertos. En la historia, hay empeños comunes. Como en Rulfo, tienen mucho que contarse. De repente, Saramago se olvida del lector y se dirige a una de las personas que más quiso, a su abuela Josefa, la mujer de Jerónimo: "Tú estabas, abuela, sentada en la puerta de tu casa, abierta ante la noche estrellada e inmensa, ante el cielo del que nada sabías y por donde nunca viajarías, ante el silencio de los campos y de los árboles encantados, y dijiste, con la serenidad de tus noventa años y el fuego de una adolescencia nunca perdida: 'El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir'. Así mismo. Yo estaba allí".

Sí. Él estaba allí, donde tenía que estar, cuando la atmósfera temblaba. Manuel Rivas.

Leer todo aquí.

Aunque mi opinión coincide con la expuesta, hay quien no opina así, lo pueden ver aquí.

Más http://elpais.com/diario/2010/06/20/cultura/1276984802_850215.html

sábado, 24 de marzo de 2012

El Decálogo

Cada vez que leo el que publicó El Calendario del Obrero en 1909, me suena al mejor herrero golpeando con el martillo en el yunque
Lástima de artículo. Ya estaba en su sitio, pero alguien ha venido y lo han sustituido por una esquela, y las esquelas tienen absoluta preferencia. Se pagan al contado. “¡Los muertos, en cash!, dice el administrador, con sonrisa pícara y repicando en la mesa con los nudillos. Era una crítica a la apropiación del primer centenario de la Constitución de 1812. A la pobre Pepa, toda la vida exiliada, desdeñada, ridiculizada porque se atrevía a hablar de “felicidad” para el pueblo, y ahora la sacan de momia en una “fiesta de fajines, bastones y levitas”, en plena reacción, que decía el artículo republicano. Soy aprendiz de tipógrafo y un día me gustaría ser como Juan José Morato, que empezó también en esta profesión y ahora compone, por decirlo así, sus propias letras. Y la gente las devora. Al escritor obrero, hijo de lavandera y zapatero, se lo disputan los grandes periódicos. Las crónicas sobre la Asturias minera, publicadas en El Heraldo de Madrid, son de nota, para coleccionar...
lo que llevo en el bolsillo de la chaqueta es el Decálogo que publicó en El Calendario del Obrero, en 1909. Cada vez que lo leo me suena al mejor herrero golpeando con el martillo en el yunque:
1. Instruirse y combatir la ignorancia.
2. Acortar las horas de trabajo.
3. Elevar los salarios.
4. Tener independencia y odiar la vileza.
5. Ser viril y destruir la tiranía.
6. Establecer la fraternidad y despreciar el egoísmo.
7. Conquistar derechos y abolir injusticias.
8. Humanizar el trabajo.
9. Llevar cariño y alegría al hogar. Y
10. Fundar un mundo mejor.
Hasta aquí los mandamientos.
Hay rumores de que el 29 hay una huelga. A ver si el próximo centenario, en el 2012, hemos acabado por lo menos con la ignorancia y la vileza.
Ver todo el artículo de Manuel Rivas, en El País.

sábado, 10 de marzo de 2012

¿Gana Al Capone? Se ha descabezado la lucha antifraude. Y la pregunta es: ¿por qué?

Al Capone va ganando en España en el caso más grave de corrupción. Por lo menos, si no me engaño en las cuentas, tres a cero. Al Capone no cayó en desgracia por sus fechorías como gánster, para las que siempre encontró coartadas y testigos serviciales, sino cuando se demostró un delito continuado de evasión de impuestos. A pesar de sus tapaderas, lo que lo hundió fue el trabajo meticuloso, zurciendo sombras en los papeles, de agentes fiscales. Parte esencial en la regeneración que supuso el New Deal fueron las medidas para prevenir la corrupción rampante que arrastró al crash de 1929. Hay un detalle simbólico. Cuando empezó la guerra, los servicios de seguridad de la Casa Blanca dispusieron que el presidente Franklin Roosevelt debería viajar en un vehículo de carrocería y cristales blindados. Y encontraron uno, ¡inexpugnable! El Cadillac Town Sedan incautado a Al Capone. Todo esto viene a cuento por una inquietud patriótica. Defiendo el patriotismo fiscal. Ya ven, hay gente para todo. Es más, creo incompatible la condición de patriota y la de evasor de impuestos, por lo que me divierte mucho el tronante españolismo de que hacen gala los filibusteros del escaqueo fiscal. Lo que ya divierte menos es este esperpento de ver como Al Capone parece ir ganando en España, en lo que se considera el caso más grave de corrupción parapolítica. Primero, fulminaron al juez que levantó la liebre. Luego, destinados al limbo algunos de los mandos policiales que dirigieron las operaciones. Y ahora, en nuestro peculiar Departamento del Tesoro, se descabeza la ONIF, la Oficina de Investigación del Fraude de la Agencia Tributaria. Tal vez la herramienta más eficaz de los servicios públicos en los últimos años. Atajando de verdad el fraude, próximo a los cien mil millones, no tendríamos que estar hablando de recortes en escuelas y hospitales. Pero se ha descabezado la lucha antifraude. Y la pregunta es: ¿por qué?. MANUEL RIVAS El País, 10 MAR 2012

sábado, 26 de noviembre de 2011

Lo imprevisible

"Ustedes han elegido el suicidio". Es el lacónico mensaje que me envía un amigo transatlántico, después de conocer el resultado electoral. Me inquieta el SMS como si fuese un parte médico. Quien lo remite no es político ni comentarista. Es un científico. Poético, eso sí. Es la ventaja de las metáforas: estamos suicidados, pero podemos contarlo. Además, como país, somos ya demasiado viejos para suicidarnos. ¡Y el 10 de diciembre se juega el Madrid-Barça! Pero el caso es que la metáfora es perseverante y la volvimos a oír, ayer mismo, en labios de Joseph Stiglitz: más "austeridad" equivale al suicidio económico de España. Estamos en números negativos y eso lo contagia todo. Incluso tenemos una esperanza negativa. "Un kilo pesaba apenas 700 gramos", dice un verso de Tomas Tranströmer. En Europa, y con la excepción de la señora Merkel, dispensando, todo parece pesar un poco menos de su peso. Empezando por las palabras. Flexibilización significará abaratamiento del despido; es decir, más paro todavía. Reforma significará contrarreforma. Austeridad: reducción de servicios y salarios; es decir, más recesión. Ahorro: supresión de Cultura. ¡Pero si la empresa más rentable de la historia es el Museo del Prado! Sí, las palabras pesan cada vez menos. Quizás por eso son preferibles los llamados "silencios" de Rajoy al desparpajo de Aguirre. Visto lo visto desde el inicio de este filme, con Lehman Brothers y Merryl Lynch, lo mejor que podrían hacer políticos y expertos es pararse a rumiar en las esquinas. Estamos en un tiempo político en que lo conveniente sería lo imprevisible. Hay medidas necesarias en España que parece que solo podría tomar un Gobierno conservador, sin que la caverna pierda los estribos. Ocurrió con Suárez, cuando legalizó el PCE. Y con Aznar, cuando suprimió el servicio militar. ¿Qué podría hacer Rajoy, además de recibir a Amaiur, como presidente de todos los españoles? Nombrar a Stiglitz ministro de Economía. Un suponer.
Manuel Rivas, El País, sábado 26-11-2011

sábado, 16 de mayo de 2009

Locuras

MANUEL RIVAS 16/05/2009

Para explicar su internamiento durante cinco años en el manicomio londinense de Bethlem, en el siglo XVII, el dramaturgo inglés Nathaniel Lee resumió lo ocurrido con una frase que hoy sería un magnífico titular: "Me llamaron loco y yo les llamé locos; y entonces, maldita sea, me ganaron por mayoría". 

Todos los días, en algún lugar, una locura establecida, por mayoría o por fuerza, trata de imponerse como sentido común, mientras el disenso es cosa de locos. Hasta que la locura se desmorona y el disenso aparece sensato como un pan. Podríamos hablar así de un método Nathaniel Lee para interpretar la historia y leer la prensa de cada día. 

Una junta de militares psicópatas, que han conquistado su propio país, Myanmar (Birmania), se dispone a prolongar la cautividad de la Nobel Suu Kyi para impedir que el pueblo la elija de nuevo. Una mujer ceñida a sus huesos, una loca que recomienda no invertir en dukkha (sufrimiento) para ganar en sukkha (bendición), que cada vez que habla con su voz baja pone en evidencia la gran locura de los depredadores.

 Como gran locura fue crear Guantánamo, ese grillete que ha dejado Bush en los pies de Obama. Hubo locos valientes, Amnistía Internacional, que denunciaron la locura desde el primer momento. Como los hubo para diagnosticar la actual crisis antes de que las gallinas oscureciesen el cielo. 

En España llevábamos años en que el ladrillo no nos dejaba ver el bosque, ni el mar, ni la vergüenza. Era la gran locura compartida. Hubo locos disidentes que alertaron, en rigurosos informes, como en Destrucción a toda costa, de Greenpeace, de la enfermedad psicosomática del insostenible crecimiento español. 

Locura es la nueva legislación aprobada en Italia para criminalizar al inmigrante sin papeles. Como locura oficial es la del Papa y su teología del preservativo. El problema es que en el Vaticano no hay ningún loco, aunque son mayoría. Maldita sea, señor Lee.