El mito atribuye la creatividad a los artistas y la innovación a los ingenieros e inventores. Pero el científico no es un esforzado peón ni un detective, también es un creador
Existen dos palabras que suenan como El Dorado que perseguían los conquistadores, dos palabras presentes, a pesar de que no se nombrasen, a lo largo de toda la historia de la humanidad, aunque haya sido en las últimas décadas cuando su presencia se ha manifestado con abrumadora intensidad; dos palabras sobre las que pivota una buena parte del mundo actual, en las que depositamos nuestras esperanzas de un futuro mejor y a las que nos esforzamos por adecuar nuestros sistemas educativos, empresas o negocios. Son creatividad e innovación. Se trata de términos polisémicos y no sólo eso, entrelazados: no hay innovación sin creatividad. De esos significados, entresaco los siguientes del Diccionario de la Real Academia Española: “Creatividad: Facultad de crear”; “Crear: 1. Producir algo de la nada. 2. Establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado”; “Innovación: Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”.
Con más frecuencia de la deseada (al menos para quien escribe estas líneas) se habla de creatividad con relación a los artistas (escritores, músicos, pintores), mientras que la innovación se adjudica a ingenieros e inventores, con los científicos a caballo entre ambas categorías. Buen ejemplo, en este sentido, son dos libros recientemente publicados: El misterio de la creación artística (Ediciones Sequitur, 2015), del gran Stefan Zweig, y Los innovadores (Debate, 2014), de Walter Isaacson, periodista y celebrado autor de las biografías de Benjamin Franklin, Henry Kissinger (no traducidas al español), Albert Einstein y Steve Jobs (ambas en Debate).
Creatividad, un concepto caleidoscópico
“De todos los misterios del universo”, escribía Zweig, “ninguno más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformación de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no había existido —cuando nace un niño o, de la noche a la mañana, germina una plantita entre grumos de tierra—, nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana, divina”. Y un poco más adelante, añadía: “A veces nos es dado asistir a ese milagro, y nos es dado en una esfera sola: en la del arte”. Para Zweig, vemos, el acto de crear es un atributo de los artistas, de los —son sus ejemplos— Rembrandt, Goya, Greco, Mozart, Beethoven, Shakespeare o Cervantes, pero “no estamos en condiciones de participar del acto creador artístico, sólo podemos tratar de reconstruirlo, exactamente como nuestros hombres de ciencia tratan de reconstruir, al cabo de miles y miles de años, unos mundos desaparecidos y unos astros apagados”.
Ahí está, por fin aparece, el viejo mito, el consuelo, y la propaganda, sempiterna del “artista” frente al “científico”, convertido éste en una especie de esforzado y, en el fondo, parece, rutinario albañil, o detective, en la búsqueda de regularidades en los fenómenos que tienen lugar en el universo. No nos detengamos —es, seguramente, una metáfora poco afortunada— en los ejemplos del nacimiento de un niño o la germinación de una planta, hechos que la ciencia permite comprender a partir de leyes universales; pensemos únicamente en la idea del científico como un peón de la observación, metódica y desapasionada, eso sí, y de la identificación de conexiones y repeticiones en los fenómenos naturales. Quien piensa así, lo hace por ignorancia. La creatividad auténtica se da en los científicos al igual que en los artistas. Y como en ellos, aparece raramente. Escribir un libro, pintar un cuadro, componer una sinfonía no hace a uno necesariamente “creador”, lo mismo que sucede con un científico por el mero hecho de que éste practique su disciplina. Pero si pudiéramos comprender sus productos, sus creaciones, algo que exige educación, dominar una serie de conocimientos y técnicas especializadas, ¿podría negar alguien que el Albert Einstein de la teoría de la relatividad especial (1905) y, sobre todo, el de la relatividad general (1915) no fue un creador supremo? En ciencia, no conozco ningún momento creativo superior que el proceso que llevó a Einstein, entre 1907 y 1915, a producir, a crear, una teoría de la fuerza gravitacional que exige un marco geométrico en el que espacio y tiempo se funden en una unidad, el espacio-tiempo, cuya forma, variable, depende de su contenido energético-material.
¿Y qué decir del Isaac Newton que produjo (1687), basándose en una nueva matemática que él mismo inventó, el cálculo infinitesimal (de fluxiones en su terminología), una dinámica (teoría del movimiento) basada en tres leyes, y que acompañó, en lo que fue una Gran Unificación, la Primera Gran Unificación científica, de una ley de gravitación universal en la que la fuerza que hace caer un cuerpo hacia la superficie de la Tierra es la misma que la responsable del movimiento de los planetas? Los Rembrandt, Goya, Greco, Mozart, Beethoven, Shakespeare o Cervantes de la ciencia existen, y se llaman —son algunos ejemplos, mis ejemplos canónicos— Einstein, Newton, Darwin, Aristóteles, Euclides, Arquímedes, Galois, Cantor, Galileo, Euler, Faraday, Maxwell, Kekulé, Turing, Gödel, Cajal, Pávlov, Bohr, Ramanujan, Heisenberg, Schrödinger, Poincaré, Pasteur, Riemann, Watson, Crick, Mandelbrot o Feynman.
La creatividad como “misterio”
Zweig consideraba que el acto creativo constituye un misterio impenetrable, pero no está claro que sea así; en la era de la genómica, acaso resulte que la creatividad, y la innovación, se vean favorecidas —junto a circunstancias sociales, por supuesto— por alguna combinación de genes, una posibilidad a la que alude, en el caso de la innovación, Nicholas Wade en su reciente y controvertido Una herencia incómoda (Ariel, 2014). En cualquier caso, la creatividad no tiene por qué ser más misteriosa —sí menos frecuente— que “pensar”, “tener conciencia, y consciencia, de uno mismo”, actividades para las que las neurociencias tampoco tienen aún respuestas definitivas, no construcciones teóricas como, por ejemplo, puede ser la física cuántica para los fenómenos del microcosmos (y también para algunos más “macroscópicos”), o el modelo de la doble hélice del ADN para entender los mecanismos de la herencia. “¿Cómo es posible que cosas objetivas como las neuronas cerebrales produzcan experiencias subjetivas como el sentimiento de que ‘yo’ camino por la hierba? La neurociencia explica cada vez mejor cómo el cerebro discrimina colores, resuelve problemas y organiza acciones —pero el arduo problema persiste—. El mundo objetivo que nos rodea y las experiencias subjetivas de nuestro interior parecen ser de naturaleza distinta. Preguntarse de qué modo el uno produce las otras parece un sinsentido”, ha escrito Susan Blackmore (Las grandes preguntas de la ciencia, Harriet Swann. Crítica, 2011).
La creatividad científica
Me sorprende más la creatividad de que hizo gala Georg Cantor cuando, a finales del siglo XIX, dio origen a una nueva rama de la matemática, la de los números transfinitos (hay infinitos diferentes y es posible contarlos), que la que admiramos (con toda razón) en Cervantes, Shakespeare o Dante, independientemente de que algunos puedan agradecer más la de éstos que la de los científicos. Puedo imaginar más fácilmente cómo el conjunto de las experiencias, ideas, emociones que acumuló Cervantes a lo largo de su vida, su “sensibilidad”, produjo El Quijote que la que llevó a August Kekulé a pensar (1865) en la estructura del benceno como un anillo hexagonal con seis átomos de carbono interrelacionados y unidos a átomos de hidrógeno; no en vano el historiador de la química William Brock escribió (Historia de la química, Alianza Editorial) que “Kekulé transformó la química como después Picasso transformó el arte, permitiendo al espectador ver dentro y detrás de las cosas”.
Kekulé sostuvo que la idea del anillo de benceno le llegó mientras soñaba, una asociación no infrecuente en los actos creativos, y que podemos entender como la continuación, inconsciente, de la meditación consciente. Pero la creatividad es hija de muchas madres. Mozart y Beethoven ejemplifican magníficamente tal pluralidad de orígenes; citando de nuevo a Zweig: “Mientras que en el caso de Mozart tenemos la sensación de que el proceso creador es un estado bienaventurado, un cernirse y hallarse lejos del mundo, Beethoven debe de haber sufrido todos los dolores terrenales de un alumbramiento. Mozart juega con su arte como el viento con las hojas; Beethoven lucha con la música como Hércules con la hidra de las cien cabezas; y la obra de uno y otro produce la misma perfección”.
En la ciencia, no conozco mejor análogo a un Mozart que el matemático indio Srinivasa Ramanujan (1887-1920). A pesar de haber recibido una instrucción bastante elemental, Ramanujan podía “ver”, que no demostrar, complejas relaciones matemáticas en la teoría de números, o soluciones de intrincadas ecuaciones. Su capacidad, su habilidad, como la de Mozart, nos enfrenta, con una claridad y violencia tan apabullante como desmoralizadora, al problema de cómo funciona el cerebro. Seguramente no es ... Seguir aquí en El País.
Guía básica para conocer la gran creatividad científica
Galileo Galilei, Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano (1632; Alianza Editorial, 2011).
Lavoisier, Tratado elemental de química (1789; Crítica, 2007).
Charles Darwin, El origen de las especies (1859; Espasa, 2008).
Santiago Ramón y Cajal, Recuerdos de mi vida (1923; Crítica, 2006).
Alfred Wegener, El origen de los continentes y océanos (1915; Crítica, 2009).
Godfrey Hardy, Apología de un matemático (1940; Nivola, 1999).
Max Planck, Autobiografía científica (1948; Nivola, 2000).
Albert Einstein, Notas autobiográficas (1949; Alianza Editorial, 2003).
Erwin Schrödinger, ¿Qué es la vida? (1944; Tusquets, 1983).
James Watson, La doble hélice (Alianza, 2000).
Murray Gell-Mann, El quark y el jaguar (1994; Tusquets, 1995).
Benoît Mandelbrot, El fractalista (2012; Tusquets, 2014).
https://elpais.com/cultura/2018/06/17/actualidad/1529236079_289932.html?rel=lom
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viernes, 15 de mayo de 2015
Crear o innovar: ¿el arte contra la ciencia?
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martes, 1 de octubre de 2013
La siesta después del almuerzo ayuda a los niños en su aprendizaje
Una siesta de una hora después del almuerzo podría estimular la actividad cerebral de los niños y ayudarlos en sus procesos de aprendizaje, señaló un estudio realizado en Estados Unidos.
Investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst, que estudiaron 40 niños, indicaron que pareciera que una siesta ayuda a los niños de entre 3 y 5 años a recordar mucho mejor las lecciones preescolares.
Los hallazgos fueron publicados en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la Academia Nacional de las Ciencias).
El beneficio de la siesta se extiende a la tarde, después de la siesta, y al día siguiente.
De acuerdo con los autores del estudio, los resultados sugieren que las siestas son clave en la consolidación de la memoria y en el aprendizaje temprano.
Cuando a los niños se les permitió tomar una siesta después del almuerzo, sus desempeños en tareas de ubicación visual y espacial mejoraron significativamente durante la tarde y al día siguiente en comparación con los niños que no pudieron tomarse la siesta.
Tras la siesta, los niños recordaron 10% más información que lo que evocaron cuando se quedaron despiertos.
Un monitorio cercano de otros 14 niños -que ingresaron al laboratorio del sueño de los investigadores- reveló el proceso cerebral durante el sueño.
Cuando los niños se tomaron la siesta, experimentaron una creciente actividad en regiones del cerebro relacionadas con el aprendizaje y la asimilación de nueva información.
Rebecca Spencer, quien dirigió el estudio, indicó: "Esencialmente somos los primeros en reportar evidencia de que las siestas son importantes para niños en edad preescolar".
Fuente: BBC.
Investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst, que estudiaron 40 niños, indicaron que pareciera que una siesta ayuda a los niños de entre 3 y 5 años a recordar mucho mejor las lecciones preescolares.
Los hallazgos fueron publicados en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la Academia Nacional de las Ciencias).
El beneficio de la siesta se extiende a la tarde, después de la siesta, y al día siguiente.
De acuerdo con los autores del estudio, los resultados sugieren que las siestas son clave en la consolidación de la memoria y en el aprendizaje temprano.
Cuando a los niños se les permitió tomar una siesta después del almuerzo, sus desempeños en tareas de ubicación visual y espacial mejoraron significativamente durante la tarde y al día siguiente en comparación con los niños que no pudieron tomarse la siesta.
Tras la siesta, los niños recordaron 10% más información que lo que evocaron cuando se quedaron despiertos.
Un monitorio cercano de otros 14 niños -que ingresaron al laboratorio del sueño de los investigadores- reveló el proceso cerebral durante el sueño.
Cuando los niños se tomaron la siesta, experimentaron una creciente actividad en regiones del cerebro relacionadas con el aprendizaje y la asimilación de nueva información.
Rebecca Spencer, quien dirigió el estudio, indicó: "Esencialmente somos los primeros en reportar evidencia de que las siestas son importantes para niños en edad preescolar".
Fuente: BBC.
domingo, 29 de septiembre de 2013
Taller de escritura exprés
Aquella tarde, el taller exprés organizado en la Biblioteca Pública del Estado, consistió, después de presentarnos, en que cada uno de nosotros propusiéramos una palabra. Después, con las palabras propuestas, escribir un micro-relato, de unas diez o quince líneas, tratando de utilizar el mayor número de palabras posibles de la lista elaborada:
Aire
Cohete
Amor
Tango
Sombra
Palabra
He aquí el micro-relato:
Al llegar, en vez de encontrarla, como otras veces, sentada con alguna de sus amigas, la encontré bailando un tango arrabalero con un desconocido, un extraño al club.
Mi decepción fue enorme. Nunca lo habría imaginado. Pareció que una sombra impenetrable me había envuelto.
Todos mis proyectos se vinieron abajo. Me volví y me fui para casa sin decir palabra, sin mirar atrás.
Estaba visto que María no era la mujer de mis sueños.
(Un ejemplo del taller de escritura de dos tardes al que asistí y celebrado en la Biblioteca Pública del Estado en Badajoz. La tarde anterior consistió en hacer un dibujo libre y pasarlo al siguiente. Sobre ese dibujo comenzar un micro-relato, pasarlo y el siguiente vuelve a realizar otro dibujo, una vez leido y observado el anterior. Así hasta tres veces, cuando se daba por finalizada la tarea. Luego se leían los relatos escritos por cada uno y se observaban los dibujos en un dialogo enriquecedor)
Aire
Cohete
Amor
Tango
Sombra
Palabra
He aquí el micro-relato:
Una tarde de invierno
Iba camino del baile en el club, lleno de ilusión. Los niños tiraban cohetes, se aproximaba la Navidad y el aire olía a pólvora.
Pensaba en María y que de hoy no pasaba el declararle mi amor.Al llegar, en vez de encontrarla, como otras veces, sentada con alguna de sus amigas, la encontré bailando un tango arrabalero con un desconocido, un extraño al club.
Mi decepción fue enorme. Nunca lo habría imaginado. Pareció que una sombra impenetrable me había envuelto.
Todos mis proyectos se vinieron abajo. Me volví y me fui para casa sin decir palabra, sin mirar atrás.
Estaba visto que María no era la mujer de mis sueños.
(Un ejemplo del taller de escritura de dos tardes al que asistí y celebrado en la Biblioteca Pública del Estado en Badajoz. La tarde anterior consistió en hacer un dibujo libre y pasarlo al siguiente. Sobre ese dibujo comenzar un micro-relato, pasarlo y el siguiente vuelve a realizar otro dibujo, una vez leido y observado el anterior. Así hasta tres veces, cuando se daba por finalizada la tarea. Luego se leían los relatos escritos por cada uno y se observaban los dibujos en un dialogo enriquecedor)
martes, 3 de septiembre de 2013
A pesar de todo, ¡¡¡Alegría!!!
El mes de agosto no ha sido un buen mes para mi. No he visto, por diversas razones, lejanía, dificultades,... en todo el mes a ninguno de mis 4 nietos y se me ha hecho un mes muy laargooo. Demasiado laaaargooooooooooo,... y algo triste. Voy ilusionado, una vez más a probar con septiembre y espero con júbilo la alegría que siento al verlos y mientras me reconforto con un poema de Blas de Otero:
ALEGRÍA
Para el hombre hambreante y sepultado
en sed —salobre son de sombra fría—, en nombre de la fe que he conquistado:
alegría.
Para el mundo inundado de sangre, engangrenado a sangre fría,
en nombre de la paz que he voceado:
alegría.
Para ti, patria, árbol arrastrado
sobre los ríos, ardua España mía,
en nombre de la luz que ha alboreado:
alegría.
BLAS DE OTERO
(Gracias a J. M. Lama)
ALEGRÍA
Para el hombre hambreante y sepultado
en sed —salobre son de sombra fría—, en nombre de la fe que he conquistado:
alegría.
Para el mundo inundado de sangre, engangrenado a sangre fría,
en nombre de la paz que he voceado:
alegría.
Para ti, patria, árbol arrastrado
sobre los ríos, ardua España mía,
en nombre de la luz que ha alboreado:
alegría.
BLAS DE OTERO
(Gracias a J. M. Lama)
miércoles, 10 de octubre de 2012
Manifiesto para la renovación de la historia. Eric Hobsbawm
A continuación reproducimos el texto completo "Manifiesto para la renovación de la historia" de Eric Hobsbawm publicado en la edición chilena de Le Monde Diplomatique, enero-febrero 2005.
En el curso de las últimas décadas el relativismo en la Historia ha armonizado con el consenso político. Es hora de "reconstruir un frente de la razón" para promover una nueva concepción de la Historia. A ello invita Eric Hobsbawm, en el discurso de cierre del coloquio de la Academia británica sobre historiografía marxista (13-11-2004).
"Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo; se trata de cambiarlo". Los dos enunciados de la célebre "Tesis Feuerbach" de Karl Marx inspiraron a los historiadores marxistas. La mayoría de los intelectuales que se adhirieron al marxismo a partir de la década de 1880 -entre ellos los historiadores marxistas- lo hicieron porque querían cambiar el mundo, junto con los movimientos obreros y socialistas; movimientos que se convertirían, en gran parte bajo la influencia del marxismo, en fuerzas políticas de masas. Esa cooperación orientó naturalmente a los historiadores que querían cambiar el mundo hacia ciertos campos de estudio -fundamentalmente, la historia del pueblo o de la población obrera- los que, si bien atraían naturalmente a las personas de izquierda, no tenían originalmente ninguna relación particular con una interpretación marxista. A la inversa, cuando a partir de la década de 1890 esos intelectuales dejaron de ser revolucionarios sociales, a menudo también dejaron de ser marxistas.
La revolución soviética de octubre de 1917, reavivó ese compromiso. Recordemos que los principales partidos socialdemócratas de Europa continental abandonaron por completo el marxismo sólo en la década de 1950, y a veces más tarde. Aquella revolución engendró además lo que podríamos llamar una historiografía marxista obligatoria en la URSS y en los Estados que adoptaron luego regímenes comunistas. La motivación militante se vio reforzada durante el período del antifascismo.
A partir de la década de 1950 se debilitó en los países desarrollados -pero no en el Tercer Mundo- aunque el considerable desarrollo de la enseñanza universitaria y la agitación estudiantil generaron en la década de 1960 dentro de la universidad un nuevo e importante contingente de personas decididas a cambiar el mundo. Sin embargo, a pesar de desear un cambio radical, muchas de ellas ya no eran abiertamente marxistas, y algunas ya no lo eran en absoluto.
Ese rebrote culminó en la década de 1970, poco antes de que se iniciara una reacción masiva contra el marxismo, una vez más por razones esencialmente políticas. Esa reacción tuvo como principal efecto -salvo para los liberales que aún creen en ello- la aniquilación de la idea según la cual es posible predecir, apoyándose en el análisis histórico, el éxito de una forma particular de organizar la sociedad humana. La historia se había disociado de la teleología (1).
Teniendo en cuenta las inciertas perspectivas que se presentan a los movimientos socialdemócratas y socialrevolucionarios, no es probable que asistamos a una nueva ola de adhesión al marxismo políticamente motivada. Pero evitemos caer en un occidentalo-centrismo excesivo. A juzgar por la demanda de que son objeto mis propios libros de historia, compruebo que se desarrolla en Corea del Sur y en Taiwán desde la década de 1980, en Turquía desde la década de 1990, y hay señales de que avanza actualmente en el mundo de habla árabe.
El vuelco social
¿Qué ocurrió con la dimensión "interpretación del mundo" del marxismo? La historia es un poco diferente, aunque paralela. Concierne al crecimiento de lo que se puede llamar la reacción anti-Ranke, 2, de la cual el marxismo constituyó un elemento importante, aunque no siempre se lo reconoció acabadamente. Se trató de un movimiento doble.
Por una parte, ese movimiento cuestionaba la idea positivista según la cual la estructura objetiva de la realidad era por así decirlo evidente: bastaba con aplicar la metodología de la ciencia, explicar por qué las cosas habían ocurrido de tal o cual manera, y descubrir "wie es eigentlich gewesen" [cómo sucedió en realidad]... Para todos los historiadores, la historiografía se mantuvo y se mantiene enraizada en una realidad objetiva, es decir, la realidad de lo que ocurrió en el pasado; sin embargo, no parte de hechos sino de problemas, y exige que se investigue para comprender cómo y por qué esos problemas -paradigmas y conceptos- son formulados de la manera en que lo son en tradiciones históricas y en medios socio-culturales diferentes.
Por otra, ese movimiento intentaba acercar las ciencias sociales a la historia, y en consecuencia, englobarla en una disciplina general, capaz de explicar las transformaciones de la sociedad humana. Según la expresión de Lawrence Stone, 3, el objeto de la historia debería ser "plantear las grandes preguntas del ’por qué’". Ese "vuelco social" no vino de la historiografía sino de las ciencias sociales -algunas de ellas incipientes en tanto tales- que por entonces se afirmaban como disciplinas evolucionistas, es decir históricas.
En la medida en que puede considerarse a Marx como el padre de la sociología del conocimiento, el marxismo, a pesar de haber sido denunciado erróneamente en nombre de un presunto objetivismo ciego, contribuyó al primer aspecto de ese movimiento. Además, el impacto más conocido de las ideas marxistas -la importancia otorgada a los factores económicos y sociales- no era específicamente marxista, aunque el análisis marxista pesó en esa orientación. Esta se inscribía en un movimiento historiográfico general, visible a partir de la década de 1890, y que culminó en las décadas de 1950 y 1960, en beneficio de la generación de historiadores a la que pertenezco, que tuvo la posibilidad de transformar la disciplina.
Esa corriente socio-económica superaba al marxismo. La creación de revistas y de instituciones de historia económico-social fue a veces obra -como en Alemania- de socialdemócratas marxistas, como ocurrió con la revista "Vierteljahrschrift" en 1893. No ocurrió así en Gran Bretaña, ni en Francia, ni en Estados Unidos. E incluso en Alemania, la escuela de economía marcadamente histórica no tenía nada de marxismo. Solamente en el Tercer Mundo del siglo XIX (Rusia y los Balcanes) y en el del siglo XX, la historia económica adoptó una orientación sobre todo socialrevolucionaria, como toda "ciencia social". En consecuencia, se vio muy atraída por Marx. En todos los casos, el interés histórico de los historiadores marxistas no se centró tanto en la "base" (la infraestructura económica) como en las relaciones entre la base y la superestructura. Los historiadores explícitamente marxistas siempre fueron relativamente poco numerosos.
Marx ejerció influencia en la historia principalmente a través de los historiadores y los investigadores en ciencias sociales que retomaron los interrogantes que él se planteaba, hayan aportado o no otras respuestas. A su vez, la historiografía marxista avanzó mucho en relación a lo que era en la época de Karl Kautsky y de Georgi Plekhanov, 4, en buena medida gracias a su fertilización por otras disciplinas (fundamentalmente la antropología social) y por pensadores influidos por Marx y que completaban su pensamiento, como Max Weber, 5.
Si subrayo el carácter general de esa corriente historiográfica, no es por voluntad de subestimar las divergencias que contiene, o que existían en el seno de sus componentes. Los modernizadores de la historia se plantearon las mismas cuestiones y se consideraron comprometidos en los mismos combates intelectuales, ya sea que se inspiraran en la geografía humana, en la sociología durkheimiana, 6, y en las estadísticas, como en Francia (a la vez, la escuela de los Anales y Labrousse), o en la sociología weberiana, como la Historische Sozialwissenschaft en Alemania federal, o aun en el marxismo de los historiadores del Partido Comunista, que fueron los vectores de la modernización de la historia en Gran Bretaña, o que al menos fundaron su principal revista.
Unos y otros se consideraban aliados contra el conservadurismo en historia, aun cuando sus posiciones políticas o ideológicas eran antagónicas, como Michael Postan, 7, y sus alumnos marxistas británicos. Esa coalición progresista halló una expresión ejemplar en la revista "Past and Present", fundada en 1952, muy respetada en el ambiente de los historiadores. El éxito de esa publicación se debió a que los jóvenes marxistas que la fundaron se opusieron deliberadamente a la exclusividad ideológica, y que los jóvenes modernizadores provenientes de otros horizontes ideológicos estaban dispuestos a unirse a ellos, pues sabían que las diferencias ideológicas y políticas no eran un obstáculo para trabajar juntos. Ese frente progresista avanzó de manera espectacular entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970, en lo que Lawrence Stone llama "el amplio conjunto de transformaciones en la naturaleza del discurso histórico". Eso hasta la crisis de 1985, cuando se produjo la transición de los estudios cuantitativos a los estudios cualitativos, de la macro a la microhistoria, de los análisis estructurales a los relatos, de lo social a los temas culturales...
Desde entonces, la coalición modernizadora está a la defensiva, al igual que sus componentes no marxistas, como la historia económica y social.
En la década de 1970, la corriente dominante en historia había sufrido una transformación tan grande, en particular bajo la influencia de las "grandes cuestiones" planteadas a la manera de Marx, que escribí estas líneas: "A menudo es imposible decir si un libro fue escrito por un marxista o por un no marxista, a menos que el autor anuncie su posición ideológica... Espero con impaciencia el día en que nadie se pregunte si los autores son marxistas o no". Pero como también lo señalaba, estábamos lejos de semejante utopía. Desde entonces, al contrario, fue necesario subrayar con mayor energía lo que el marxismo puede aportar a la historiografía. Cosa que no ocurría desde hace mucho tiempo. A la vez, porque es preciso defender a la historia contra quienes niegan su capacidad para ayudarnos a comprender el mundo, y porque nuevos desarrollos científicos transformaron completamente el calendario historiográfico.
En el plano metodológico, el fenómeno negativo más importante fue la edificación de una serie de barreras entre lo que ocurrió o lo que ocurre en historia, y nuestra capacidad para observar esos hechos y entenderlos. Esos bloqueos obedecen a la negativa a admitir que existe una realidad objetiva, y no construida por el observador con fines diversos y cambiantes, o al hecho de sostener que somos incapaces de superar los límites del lenguaje, es decir, de los conceptos, que son el único medio que tenemos para poder hablar del mundo, incluyendo el pasado.
Esa visión elimina la cuestión de saber si existen en el pasado esquemas y regularidades a partir de los cuales el historiador puede formular propuestas significativas. Sin embargo, hay también razones menos teóricas que llevan a esa negativa: se argumenta que el curso del pasado es demasiado contingente, es decir, que hay que excluir las generalizaciones, pues prácticamente todo podría ocurrir o hubiera podido ocurrir. De manera implícita, esos argumentos apuntan a todas las ciencias. Pasemos por alto intentos más fútiles de volver a viejas concepciones: atribuir el curso de la historia a altos responsables políticos o militares, o a la omnipotencia de las ideas o de los "valores"; reducir la erudición histórica a la búsqueda -importante pero insuficiente en sí- de una empatía con el pasado.
El gran peligro político inmediato que amenaza a la historiografía actual es el "anti-universalismo": "mi verdad es tan válida como la tuya, independientemente de los hechos". Ese anti-universalismo seduce naturalmente a la historia de los grupos identitarios en sus diferentes formas, para la cual, el objeto esencial de la historia no es lo que ocurrió, sino en qué afecta eso que ocurrió a los miembros de un grupo particular. De manera general, lo que cuenta para ese tipo de historia no es la explicación racional sino la "significación"; no lo que ocurrió, sino cómo experimentan lo ocurrido los miembros de una colectividad que se define por oposición a las demás, en términos de religión, de etnia, de nación, de sexo, de modo de vida, o de otras características.
El relativismo ejerce atracción sobre la historia de los grupos identitarios. Por diferentes razones, la invención masiva de contraverdades históricas y de mitos, otras tantas tergiversaciones dictadas por la emoción, alcanzó una verdadera época de oro en los últimos treinta años. Algunos de esos mitos representan un peligro público -en países como India durante el gobierno hinduista, 8, en Estados Unidos y en la Italia de Silvio Berlusconi, por no mencionar muchos otros nuevos nacionalismos, se acompañen o no de un acceso de integrismo religioso-.
De todos modos, si por un lado ese fenómeno dio lugar a mucho palabrerío y tonterías en los márgenes más lejanos de la historia de grupos particulares -nacionalistas, feministas, gays, negros y otros- por otro generó desarrollos históricos inéditos y sumamente interesantes en el campo de los estudios culturales, como el "boom de la memoria en los estudios históricos contemporáneos", como lo llama Jay Winter, 9. "Los Lugares de memoria", 10, obra coordinada por Pierre Nora, es un buen ejemplo.
Ante todos esos desvíos, es tiempo de restablecer la coalición de quienes desean ver en la historia una investigación racional sobre el curso de las transformaciones humanas, contra aquellos que la deforman sistemáticamente con fines políticos, y a la vez, de manera más general, contra los relativistas y los posmodernistas que se niegan a admitir que la historia ofrezca esa posibilidad. Dado que entre esos relativistas y posmodernos hay quienes se consideran de izquierda, podrían producirse inesperadas divergencias políticas capaces de dividir a los historiadores. Por lo tanto, el punto de vista marxista resulta un elemento necesario para la reconstrucción del frente de la razón, como lo fue en las décadas de 1950 y 1960. De hecho, la contribución marxista probablemente sea aun más pertinente ahora, dado que los otros componentes de la coalición de entonces renunciaron, como la escuela de los Anales de Fernand Braudel, y la "antropología social estructural-funcional", cuya influencia entre los historiadores fuera tan importante. Esta disciplina se vio particularmente perturbada por la avalancha hacia la subjetividad posmoderna.
Entre tanto, mientras que los posmodernistas negaban la posibilidad de una comprensión histórica, los avances en las ciencias naturales devolvían a la historia evolucionista de la humanidad toda su actualidad, sin que los historiadores se dieran cabalmente cuenta. Y esto de dos maneras.
En primer lugar, el análisis del ADN estableció una cronología más sólida del desarrollo desde la aparición del homo sapiens en tanto especie. En particular, la cronología de la expansión de esa especie originaria de África hacia el resto del mundo, y de los desarrollos posteriores, antes de la aparición de fuentes escritas. Al mismo tiempo, eso puso de manifiesto la sorprendente brevedad de la historia humana -según criterios geológicos y paleontológicos- y eliminó la solución reduccionista de la sociobiología darwiniana, 11.
Las transformaciones de la vida humana, colectiva e individual, durante los últimos diez mil años, y particularmente durante las diez últimas generaciones, son demasiado considerables para ser explicadas por un mecanismo de evolución enteramente darwiniano, por los genes. Esas transformaciones corresponden a una aceleración en la transmisión de las características adquiridas, por mecanismos culturales y no genéticos; podría decirse que se trata de la revancha de Lamarck, 12, contra Darwin, a través de la historia humana. Y no sirve de mucho disfrazar el fenómeno bajo metáforas biológicas, hablando de "memes", 13, en lugar de "genes". El patrimonio cultural y el biológico no funcionan de la misma manera.
En síntesis, la revolución del ADN requiere un método particular, histórico, de estudio de la evolución de la especie humana. Además -dicho sea de paso- brinda un marco racional para la elaboración de una historia del mundo. Una historia que considere al planeta en toda su complejidad como unidad de los estudios históricos, y no un entorno particular o una región determinada. En otras palabras: la historia es la continuación de la evolución biológica del homo sapiens por otros medios.
En segundo lugar, la nueva biología evolucionista elimina la estricta diferenciación entre historia y ciencias naturales, ya eliminada en gran medida por la "historización" sistemática de estas ciencias en las últimas décadas. Luigi Luca Cavalli-Sforza, uno de los pioneros pluridisciplinarios de la revolución ADN, habla del "placer intelectual de hallar tantas similitudes entre campos de estudio tan diferentes, algunos de los cuales pertenecen tradicionalmente a los polos opuestos de la cultura: la ciencia y las humanidades". En síntesis, esa nueva biología nos libera del falso debate sobre el problema de saber si la historia es una ciencia o no.
En tercer lugar, nos remite inevitablemente a la visión de base de la evolución humana adoptada por los arqueólogos y los prehistoriadores, que consiste en estudiar los modos de interacción entre nuestra especie y su medio ambiente, y el creciente control que ella ejerce sobre el mismo. Lo cual equivale esencialmente a plantear las preguntas que ya planteaba Karl Marx. Los "modos de producción" (sea cual fuere el nombre que se les dé) basados en grandes innovaciones de la tecnología productiva, de las comunicaciones y de la organización social -y también del poder militar- son el núcleo de la evolución humana. Esas innovaciones, y Marx era consciente de eso, no ocurrieron y no ocurren por sí mismas. Las fuerzas materiales y culturales y las relaciones de producción son inseparables; son las actividades de hombres y mujeres que construyen su propia historia, pero no en el "vacío", no afuera de la vida material, ni afuera de su pasado histórico.
En consecuencia, las nuevas perspectivas para la historia también deben llevarnos a esa meta esencial de quienes estudian el pasado, aunque nunca sea cabalmente realizable: "la historia total". No "la historia de todo", sino la historia como una tela indivisible donde se interconectan todas las actividades humanas. Los marxistas no son los únicos en haberse propuesto ese objetivo -Fernand Braudel también lo hizo- pero fueron quienes lo persiguieron con más tenacidad, como decía uno de ellos, Pierre Vilar, 14.
Entre las cuestiones importantes que suscitan estas nuevas perspectivas, la que nos lleva a la evolución histórica del hombre resulta esencial. Se trata del conflicto entre las fuerzas responsables de la transformación del homo sapiens, desde la humanidad del neolítico hasta la humanidad nuclear, por una parte, y por otra, las fuerzas que mantienen inmutables la reproducción y la estabilidad de las colectividades humanas o de los medios sociales, y que durante la mayor parte de la historia las han contrarrestado eficazmente. Esa cuestión teórica es central. El equilibrio de fuerzas se inclina de manera decisiva en una dirección. Y ese desequilibrio, que quizás supera la capacidad de comprensión de los seres humanos, supera por cierto la capacidad de control de las instituciones sociales y políticas humanas. Los historiadores marxistas, que no entendieron las consecuencias involuntarias y no deseadas de los proyectos colectivos humanos del siglo XX, quizás puedan esta vez, enriquecidos por su experiencia práctica, ayudar a comprender cómo hemos llegado a la situación actual.
1. Teleología, doctrina que se ocupa de las causas finales.
2. Reacción contra Leopold von Ranke (1795-1886), considerado el padre de la escuela dominante de la historiografía universitaria antes de 1914. Autor, entre otros títulos, de "Historia de los pueblos romano y germano de 1494 a 1535" (1824) y de Historia del mundo" (Weltgeschichte), (1881-1888 - inconclusa).
3. Lawrence Stone (1920-1999), una de las personalidades más eminentes e influyentes de la historia social. Autor, entre otros títulos, de "The Causes of the English Revolution, 1529-1642" (1972), "The Family, Sex and Marriage in England 1500-1800" (1977).
4. Respectivamente dirigente de la socialdemocracia alemana y de la socialdemocracia rusa, a comienzos del siglo XIX.
5. Max Weber (1864-1920), sociólogo alemán.
6. Por Emile Durkheim (1858-1917), que fundó "Las reglas del método sociológico" (1895) y que por ello es considerado uno de los padres de la sociología moderna. Autor, entre otros títulos, de "La división del trabajo social" (1893) , "El suicidio" (1897).
7. Michael Postan ocupa la cátedra de historia económica en la universidad de Cambridge desde 1937. Co-inspirador, junto a Fernand Braudel, de la Asociación Internacional de Historia Económica.
8. El partido Bharatiya Janata (BJP) dirigió el gobierno indio desde 1999 hasta mayo de 2004.
9. Profesor de la universidad de Columbia (Nueva York). Uno de los grandes especialistas de la historia de las guerras del siglo XX, y sobre todo de los lugares de memoria.
10. "Les lieux de mémoire", Gallimard, París, 3 tomos.
11. Por Charles Darwin (1809-1882), naturalista inglés autor de la teoría sobre la selección natural de las especies.
12. Jean-Baptiste Lamark (1744-1829), naturalista francés, el primero en romper con la idea de permanencia de la especie.
13. Según Richard Dawkins, uno de los más destacados neodarwinistas, los "memes", son unidades de base de memoria, supuestos vectores de la transmisión y de la supervivencia culturales, así como los genes son los vectores de la subsistencia de las características genéticas de los individuos.
14. Ver fundamentalmente "Une histoire en construction: approche marxiste et problématique conjoncturelle", Gallimard-Seuil, París, 1982.
Eric Hobsbawm. Le Monde Diplomatique. Fuente: http://www.lemondediplomatique.cl/Fallece-Eric-Hobsbawm-Manifiesto.html
En el curso de las últimas décadas el relativismo en la Historia ha armonizado con el consenso político. Es hora de "reconstruir un frente de la razón" para promover una nueva concepción de la Historia. A ello invita Eric Hobsbawm, en el discurso de cierre del coloquio de la Academia británica sobre historiografía marxista (13-11-2004).
"Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo; se trata de cambiarlo". Los dos enunciados de la célebre "Tesis Feuerbach" de Karl Marx inspiraron a los historiadores marxistas. La mayoría de los intelectuales que se adhirieron al marxismo a partir de la década de 1880 -entre ellos los historiadores marxistas- lo hicieron porque querían cambiar el mundo, junto con los movimientos obreros y socialistas; movimientos que se convertirían, en gran parte bajo la influencia del marxismo, en fuerzas políticas de masas. Esa cooperación orientó naturalmente a los historiadores que querían cambiar el mundo hacia ciertos campos de estudio -fundamentalmente, la historia del pueblo o de la población obrera- los que, si bien atraían naturalmente a las personas de izquierda, no tenían originalmente ninguna relación particular con una interpretación marxista. A la inversa, cuando a partir de la década de 1890 esos intelectuales dejaron de ser revolucionarios sociales, a menudo también dejaron de ser marxistas.
La revolución soviética de octubre de 1917, reavivó ese compromiso. Recordemos que los principales partidos socialdemócratas de Europa continental abandonaron por completo el marxismo sólo en la década de 1950, y a veces más tarde. Aquella revolución engendró además lo que podríamos llamar una historiografía marxista obligatoria en la URSS y en los Estados que adoptaron luego regímenes comunistas. La motivación militante se vio reforzada durante el período del antifascismo.
A partir de la década de 1950 se debilitó en los países desarrollados -pero no en el Tercer Mundo- aunque el considerable desarrollo de la enseñanza universitaria y la agitación estudiantil generaron en la década de 1960 dentro de la universidad un nuevo e importante contingente de personas decididas a cambiar el mundo. Sin embargo, a pesar de desear un cambio radical, muchas de ellas ya no eran abiertamente marxistas, y algunas ya no lo eran en absoluto.
Ese rebrote culminó en la década de 1970, poco antes de que se iniciara una reacción masiva contra el marxismo, una vez más por razones esencialmente políticas. Esa reacción tuvo como principal efecto -salvo para los liberales que aún creen en ello- la aniquilación de la idea según la cual es posible predecir, apoyándose en el análisis histórico, el éxito de una forma particular de organizar la sociedad humana. La historia se había disociado de la teleología (1).
Teniendo en cuenta las inciertas perspectivas que se presentan a los movimientos socialdemócratas y socialrevolucionarios, no es probable que asistamos a una nueva ola de adhesión al marxismo políticamente motivada. Pero evitemos caer en un occidentalo-centrismo excesivo. A juzgar por la demanda de que son objeto mis propios libros de historia, compruebo que se desarrolla en Corea del Sur y en Taiwán desde la década de 1980, en Turquía desde la década de 1990, y hay señales de que avanza actualmente en el mundo de habla árabe.
El vuelco social
¿Qué ocurrió con la dimensión "interpretación del mundo" del marxismo? La historia es un poco diferente, aunque paralela. Concierne al crecimiento de lo que se puede llamar la reacción anti-Ranke, 2, de la cual el marxismo constituyó un elemento importante, aunque no siempre se lo reconoció acabadamente. Se trató de un movimiento doble.
Por una parte, ese movimiento cuestionaba la idea positivista según la cual la estructura objetiva de la realidad era por así decirlo evidente: bastaba con aplicar la metodología de la ciencia, explicar por qué las cosas habían ocurrido de tal o cual manera, y descubrir "wie es eigentlich gewesen" [cómo sucedió en realidad]... Para todos los historiadores, la historiografía se mantuvo y se mantiene enraizada en una realidad objetiva, es decir, la realidad de lo que ocurrió en el pasado; sin embargo, no parte de hechos sino de problemas, y exige que se investigue para comprender cómo y por qué esos problemas -paradigmas y conceptos- son formulados de la manera en que lo son en tradiciones históricas y en medios socio-culturales diferentes.
Por otra, ese movimiento intentaba acercar las ciencias sociales a la historia, y en consecuencia, englobarla en una disciplina general, capaz de explicar las transformaciones de la sociedad humana. Según la expresión de Lawrence Stone, 3, el objeto de la historia debería ser "plantear las grandes preguntas del ’por qué’". Ese "vuelco social" no vino de la historiografía sino de las ciencias sociales -algunas de ellas incipientes en tanto tales- que por entonces se afirmaban como disciplinas evolucionistas, es decir históricas.
En la medida en que puede considerarse a Marx como el padre de la sociología del conocimiento, el marxismo, a pesar de haber sido denunciado erróneamente en nombre de un presunto objetivismo ciego, contribuyó al primer aspecto de ese movimiento. Además, el impacto más conocido de las ideas marxistas -la importancia otorgada a los factores económicos y sociales- no era específicamente marxista, aunque el análisis marxista pesó en esa orientación. Esta se inscribía en un movimiento historiográfico general, visible a partir de la década de 1890, y que culminó en las décadas de 1950 y 1960, en beneficio de la generación de historiadores a la que pertenezco, que tuvo la posibilidad de transformar la disciplina.
Esa corriente socio-económica superaba al marxismo. La creación de revistas y de instituciones de historia económico-social fue a veces obra -como en Alemania- de socialdemócratas marxistas, como ocurrió con la revista "Vierteljahrschrift" en 1893. No ocurrió así en Gran Bretaña, ni en Francia, ni en Estados Unidos. E incluso en Alemania, la escuela de economía marcadamente histórica no tenía nada de marxismo. Solamente en el Tercer Mundo del siglo XIX (Rusia y los Balcanes) y en el del siglo XX, la historia económica adoptó una orientación sobre todo socialrevolucionaria, como toda "ciencia social". En consecuencia, se vio muy atraída por Marx. En todos los casos, el interés histórico de los historiadores marxistas no se centró tanto en la "base" (la infraestructura económica) como en las relaciones entre la base y la superestructura. Los historiadores explícitamente marxistas siempre fueron relativamente poco numerosos.
Marx ejerció influencia en la historia principalmente a través de los historiadores y los investigadores en ciencias sociales que retomaron los interrogantes que él se planteaba, hayan aportado o no otras respuestas. A su vez, la historiografía marxista avanzó mucho en relación a lo que era en la época de Karl Kautsky y de Georgi Plekhanov, 4, en buena medida gracias a su fertilización por otras disciplinas (fundamentalmente la antropología social) y por pensadores influidos por Marx y que completaban su pensamiento, como Max Weber, 5.
Si subrayo el carácter general de esa corriente historiográfica, no es por voluntad de subestimar las divergencias que contiene, o que existían en el seno de sus componentes. Los modernizadores de la historia se plantearon las mismas cuestiones y se consideraron comprometidos en los mismos combates intelectuales, ya sea que se inspiraran en la geografía humana, en la sociología durkheimiana, 6, y en las estadísticas, como en Francia (a la vez, la escuela de los Anales y Labrousse), o en la sociología weberiana, como la Historische Sozialwissenschaft en Alemania federal, o aun en el marxismo de los historiadores del Partido Comunista, que fueron los vectores de la modernización de la historia en Gran Bretaña, o que al menos fundaron su principal revista.
Unos y otros se consideraban aliados contra el conservadurismo en historia, aun cuando sus posiciones políticas o ideológicas eran antagónicas, como Michael Postan, 7, y sus alumnos marxistas británicos. Esa coalición progresista halló una expresión ejemplar en la revista "Past and Present", fundada en 1952, muy respetada en el ambiente de los historiadores. El éxito de esa publicación se debió a que los jóvenes marxistas que la fundaron se opusieron deliberadamente a la exclusividad ideológica, y que los jóvenes modernizadores provenientes de otros horizontes ideológicos estaban dispuestos a unirse a ellos, pues sabían que las diferencias ideológicas y políticas no eran un obstáculo para trabajar juntos. Ese frente progresista avanzó de manera espectacular entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970, en lo que Lawrence Stone llama "el amplio conjunto de transformaciones en la naturaleza del discurso histórico". Eso hasta la crisis de 1985, cuando se produjo la transición de los estudios cuantitativos a los estudios cualitativos, de la macro a la microhistoria, de los análisis estructurales a los relatos, de lo social a los temas culturales...
Desde entonces, la coalición modernizadora está a la defensiva, al igual que sus componentes no marxistas, como la historia económica y social.
En la década de 1970, la corriente dominante en historia había sufrido una transformación tan grande, en particular bajo la influencia de las "grandes cuestiones" planteadas a la manera de Marx, que escribí estas líneas: "A menudo es imposible decir si un libro fue escrito por un marxista o por un no marxista, a menos que el autor anuncie su posición ideológica... Espero con impaciencia el día en que nadie se pregunte si los autores son marxistas o no". Pero como también lo señalaba, estábamos lejos de semejante utopía. Desde entonces, al contrario, fue necesario subrayar con mayor energía lo que el marxismo puede aportar a la historiografía. Cosa que no ocurría desde hace mucho tiempo. A la vez, porque es preciso defender a la historia contra quienes niegan su capacidad para ayudarnos a comprender el mundo, y porque nuevos desarrollos científicos transformaron completamente el calendario historiográfico.
En el plano metodológico, el fenómeno negativo más importante fue la edificación de una serie de barreras entre lo que ocurrió o lo que ocurre en historia, y nuestra capacidad para observar esos hechos y entenderlos. Esos bloqueos obedecen a la negativa a admitir que existe una realidad objetiva, y no construida por el observador con fines diversos y cambiantes, o al hecho de sostener que somos incapaces de superar los límites del lenguaje, es decir, de los conceptos, que son el único medio que tenemos para poder hablar del mundo, incluyendo el pasado.
Esa visión elimina la cuestión de saber si existen en el pasado esquemas y regularidades a partir de los cuales el historiador puede formular propuestas significativas. Sin embargo, hay también razones menos teóricas que llevan a esa negativa: se argumenta que el curso del pasado es demasiado contingente, es decir, que hay que excluir las generalizaciones, pues prácticamente todo podría ocurrir o hubiera podido ocurrir. De manera implícita, esos argumentos apuntan a todas las ciencias. Pasemos por alto intentos más fútiles de volver a viejas concepciones: atribuir el curso de la historia a altos responsables políticos o militares, o a la omnipotencia de las ideas o de los "valores"; reducir la erudición histórica a la búsqueda -importante pero insuficiente en sí- de una empatía con el pasado.
El gran peligro político inmediato que amenaza a la historiografía actual es el "anti-universalismo": "mi verdad es tan válida como la tuya, independientemente de los hechos". Ese anti-universalismo seduce naturalmente a la historia de los grupos identitarios en sus diferentes formas, para la cual, el objeto esencial de la historia no es lo que ocurrió, sino en qué afecta eso que ocurrió a los miembros de un grupo particular. De manera general, lo que cuenta para ese tipo de historia no es la explicación racional sino la "significación"; no lo que ocurrió, sino cómo experimentan lo ocurrido los miembros de una colectividad que se define por oposición a las demás, en términos de religión, de etnia, de nación, de sexo, de modo de vida, o de otras características.
El relativismo ejerce atracción sobre la historia de los grupos identitarios. Por diferentes razones, la invención masiva de contraverdades históricas y de mitos, otras tantas tergiversaciones dictadas por la emoción, alcanzó una verdadera época de oro en los últimos treinta años. Algunos de esos mitos representan un peligro público -en países como India durante el gobierno hinduista, 8, en Estados Unidos y en la Italia de Silvio Berlusconi, por no mencionar muchos otros nuevos nacionalismos, se acompañen o no de un acceso de integrismo religioso-.
De todos modos, si por un lado ese fenómeno dio lugar a mucho palabrerío y tonterías en los márgenes más lejanos de la historia de grupos particulares -nacionalistas, feministas, gays, negros y otros- por otro generó desarrollos históricos inéditos y sumamente interesantes en el campo de los estudios culturales, como el "boom de la memoria en los estudios históricos contemporáneos", como lo llama Jay Winter, 9. "Los Lugares de memoria", 10, obra coordinada por Pierre Nora, es un buen ejemplo.
Ante todos esos desvíos, es tiempo de restablecer la coalición de quienes desean ver en la historia una investigación racional sobre el curso de las transformaciones humanas, contra aquellos que la deforman sistemáticamente con fines políticos, y a la vez, de manera más general, contra los relativistas y los posmodernistas que se niegan a admitir que la historia ofrezca esa posibilidad. Dado que entre esos relativistas y posmodernos hay quienes se consideran de izquierda, podrían producirse inesperadas divergencias políticas capaces de dividir a los historiadores. Por lo tanto, el punto de vista marxista resulta un elemento necesario para la reconstrucción del frente de la razón, como lo fue en las décadas de 1950 y 1960. De hecho, la contribución marxista probablemente sea aun más pertinente ahora, dado que los otros componentes de la coalición de entonces renunciaron, como la escuela de los Anales de Fernand Braudel, y la "antropología social estructural-funcional", cuya influencia entre los historiadores fuera tan importante. Esta disciplina se vio particularmente perturbada por la avalancha hacia la subjetividad posmoderna.
Entre tanto, mientras que los posmodernistas negaban la posibilidad de una comprensión histórica, los avances en las ciencias naturales devolvían a la historia evolucionista de la humanidad toda su actualidad, sin que los historiadores se dieran cabalmente cuenta. Y esto de dos maneras.
En primer lugar, el análisis del ADN estableció una cronología más sólida del desarrollo desde la aparición del homo sapiens en tanto especie. En particular, la cronología de la expansión de esa especie originaria de África hacia el resto del mundo, y de los desarrollos posteriores, antes de la aparición de fuentes escritas. Al mismo tiempo, eso puso de manifiesto la sorprendente brevedad de la historia humana -según criterios geológicos y paleontológicos- y eliminó la solución reduccionista de la sociobiología darwiniana, 11.
Las transformaciones de la vida humana, colectiva e individual, durante los últimos diez mil años, y particularmente durante las diez últimas generaciones, son demasiado considerables para ser explicadas por un mecanismo de evolución enteramente darwiniano, por los genes. Esas transformaciones corresponden a una aceleración en la transmisión de las características adquiridas, por mecanismos culturales y no genéticos; podría decirse que se trata de la revancha de Lamarck, 12, contra Darwin, a través de la historia humana. Y no sirve de mucho disfrazar el fenómeno bajo metáforas biológicas, hablando de "memes", 13, en lugar de "genes". El patrimonio cultural y el biológico no funcionan de la misma manera.
En síntesis, la revolución del ADN requiere un método particular, histórico, de estudio de la evolución de la especie humana. Además -dicho sea de paso- brinda un marco racional para la elaboración de una historia del mundo. Una historia que considere al planeta en toda su complejidad como unidad de los estudios históricos, y no un entorno particular o una región determinada. En otras palabras: la historia es la continuación de la evolución biológica del homo sapiens por otros medios.
En segundo lugar, la nueva biología evolucionista elimina la estricta diferenciación entre historia y ciencias naturales, ya eliminada en gran medida por la "historización" sistemática de estas ciencias en las últimas décadas. Luigi Luca Cavalli-Sforza, uno de los pioneros pluridisciplinarios de la revolución ADN, habla del "placer intelectual de hallar tantas similitudes entre campos de estudio tan diferentes, algunos de los cuales pertenecen tradicionalmente a los polos opuestos de la cultura: la ciencia y las humanidades". En síntesis, esa nueva biología nos libera del falso debate sobre el problema de saber si la historia es una ciencia o no.
En tercer lugar, nos remite inevitablemente a la visión de base de la evolución humana adoptada por los arqueólogos y los prehistoriadores, que consiste en estudiar los modos de interacción entre nuestra especie y su medio ambiente, y el creciente control que ella ejerce sobre el mismo. Lo cual equivale esencialmente a plantear las preguntas que ya planteaba Karl Marx. Los "modos de producción" (sea cual fuere el nombre que se les dé) basados en grandes innovaciones de la tecnología productiva, de las comunicaciones y de la organización social -y también del poder militar- son el núcleo de la evolución humana. Esas innovaciones, y Marx era consciente de eso, no ocurrieron y no ocurren por sí mismas. Las fuerzas materiales y culturales y las relaciones de producción son inseparables; son las actividades de hombres y mujeres que construyen su propia historia, pero no en el "vacío", no afuera de la vida material, ni afuera de su pasado histórico.
En consecuencia, las nuevas perspectivas para la historia también deben llevarnos a esa meta esencial de quienes estudian el pasado, aunque nunca sea cabalmente realizable: "la historia total". No "la historia de todo", sino la historia como una tela indivisible donde se interconectan todas las actividades humanas. Los marxistas no son los únicos en haberse propuesto ese objetivo -Fernand Braudel también lo hizo- pero fueron quienes lo persiguieron con más tenacidad, como decía uno de ellos, Pierre Vilar, 14.
Entre las cuestiones importantes que suscitan estas nuevas perspectivas, la que nos lleva a la evolución histórica del hombre resulta esencial. Se trata del conflicto entre las fuerzas responsables de la transformación del homo sapiens, desde la humanidad del neolítico hasta la humanidad nuclear, por una parte, y por otra, las fuerzas que mantienen inmutables la reproducción y la estabilidad de las colectividades humanas o de los medios sociales, y que durante la mayor parte de la historia las han contrarrestado eficazmente. Esa cuestión teórica es central. El equilibrio de fuerzas se inclina de manera decisiva en una dirección. Y ese desequilibrio, que quizás supera la capacidad de comprensión de los seres humanos, supera por cierto la capacidad de control de las instituciones sociales y políticas humanas. Los historiadores marxistas, que no entendieron las consecuencias involuntarias y no deseadas de los proyectos colectivos humanos del siglo XX, quizás puedan esta vez, enriquecidos por su experiencia práctica, ayudar a comprender cómo hemos llegado a la situación actual.
1. Teleología, doctrina que se ocupa de las causas finales.
2. Reacción contra Leopold von Ranke (1795-1886), considerado el padre de la escuela dominante de la historiografía universitaria antes de 1914. Autor, entre otros títulos, de "Historia de los pueblos romano y germano de 1494 a 1535" (1824) y de Historia del mundo" (Weltgeschichte), (1881-1888 - inconclusa).
3. Lawrence Stone (1920-1999), una de las personalidades más eminentes e influyentes de la historia social. Autor, entre otros títulos, de "The Causes of the English Revolution, 1529-1642" (1972), "The Family, Sex and Marriage in England 1500-1800" (1977).
4. Respectivamente dirigente de la socialdemocracia alemana y de la socialdemocracia rusa, a comienzos del siglo XIX.
5. Max Weber (1864-1920), sociólogo alemán.
6. Por Emile Durkheim (1858-1917), que fundó "Las reglas del método sociológico" (1895) y que por ello es considerado uno de los padres de la sociología moderna. Autor, entre otros títulos, de "La división del trabajo social" (1893) , "El suicidio" (1897).
7. Michael Postan ocupa la cátedra de historia económica en la universidad de Cambridge desde 1937. Co-inspirador, junto a Fernand Braudel, de la Asociación Internacional de Historia Económica.
8. El partido Bharatiya Janata (BJP) dirigió el gobierno indio desde 1999 hasta mayo de 2004.
9. Profesor de la universidad de Columbia (Nueva York). Uno de los grandes especialistas de la historia de las guerras del siglo XX, y sobre todo de los lugares de memoria.
10. "Les lieux de mémoire", Gallimard, París, 3 tomos.
11. Por Charles Darwin (1809-1882), naturalista inglés autor de la teoría sobre la selección natural de las especies.
12. Jean-Baptiste Lamark (1744-1829), naturalista francés, el primero en romper con la idea de permanencia de la especie.
13. Según Richard Dawkins, uno de los más destacados neodarwinistas, los "memes", son unidades de base de memoria, supuestos vectores de la transmisión y de la supervivencia culturales, así como los genes son los vectores de la subsistencia de las características genéticas de los individuos.
14. Ver fundamentalmente "Une histoire en construction: approche marxiste et problématique conjoncturelle", Gallimard-Seuil, París, 1982.
Eric Hobsbawm. Le Monde Diplomatique. Fuente: http://www.lemondediplomatique.cl/Fallece-Eric-Hobsbawm-Manifiesto.html
domingo, 2 de septiembre de 2012
La ocupación del lenguaje
La derecha no solo disfruta de un poder político y económico indiscutible sino que también busca la hegemonía cultural. Para hacerlo, procura desacreditar el progresismo valiéndose muchas veces de su discurso
Actualmente la derecha acapara un inmenso poder político y económico. Pero además de imponer en toda su radicalidad el modelo neoliberal, trata de operar un cambio de mentalidades que lo normalice y con ello ejercer la hegemonía cultural mediante el control de las representaciones colectivas. Este proyecto se sustenta en una campaña sistemática de autolegitimación y descrédito de los argumentos progresistas, en coordinación con la derecha mediática mayoritaria, cuyas estrategias discursivas fundamentales son:
La creación y propagación de conceptos.
Propias o prestadas, las nuevas nociones trazan un mapa de la vida pública, sus actores y sus conflictos: competitividad, moderación salarial, dar confianza a los mercados, privilegios (para denominar derechos), copago. Se exponen como verdades incuestionables pero su sentido y alcance nunca se explicitan, pues parecen lograr mayor eficacia práctico-política cuanto menor es su precisión semántica. Por ejemplo, “libertad” asume un significado muy cercano a “seguridad”. El eslogan de la BESCAM en Madrid lo ejemplifica: “Invertir en seguridad garantiza tu libertad”. Como en la “neolengua” de Orwell, las nuevas nociones son a menudo “negroblancos”, inversiones del significado común de los vocablos. El “Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos” es el programa de recortes del gobierno de Castilla-La Mancha. El “proceso de regularización de activos ocultos” de Montoro es una amnistía fiscal.
Klemperer narra que la población alemana no hizo suyo el lenguaje de los nazis a través de sus tediosas peroratas, sino por medio de expresiones repetidas de modo acrítico en los contextos de la vida cotidiana. Las palabras de los actuales líderes de la derecha no son menos letárgicas. Sus muletillas (“no se puede gastar lo que no se tiene”; la sanidad “gratuita” es insostenible; solo nosotros tenemos “sentido común”) contrarían cualquier prueba de verdad o validez normativa: el capitalismo financiero se basa en el crédito, o sea, en “gastar más de lo que se tiene”; la sanidad pública no es gratuita, sino financiada colectivamente; y es una inversión ideológica y un dislate suponer que cabe sentido común en el hecho de reclamarlo como propio y exclusivo, es decir, como no común. Pero por su simpleza, su fuerte arraigo en la doxa y su apariencia no ideológica, tales expresiones consiguen adhesión.
La usurpación de la terminología del oponente.
Nadie es dueño del lenguaje, pero las expresiones se adscriben legítimamente a tradiciones, relatos e identidades políticas determinadas. Al usurpar los términos de la izquierda, la derecha neutraliza y a la vez rentabiliza su sentido contestatario. Esperanza Aguirre afirma que las políticas de los sindicatos “son anticuadas, reaccionarias y antisociales”. Palabras como “cambio” o “reformas”, antes vinculadas a proyectos progresistas, disfrazan ahora contrarreformas. Rajoy dijo en la conmemoración oficial de la Constitución de 1812: “Los gaditanos nos enseñaron que en tiempo de crisis no solo hay que hacer reformas, sino que también hay que tener valentía para hacerlas”. Sustentándose en la reputación de espacios y tiempos institucionales, los actuales recortes se invisten del valor simbólico de reformas históricas... Seguir leyendo aquí.
(GONZALO ABRIL / MARÍA JOSÉ SÁNCHEZ LEYVA / RAFAEL R. TRANCHE, en El País, 1 SEP 2012.) (The Family, verano en Galicia)
lunes, 20 de agosto de 2012
Heladerías de la Península Ibérica
Islandia (Gijón)
Famosa por vender helados autóctonos de fabada, cabrales o sidra, junto a un repertorio más o menos clásico: chocolate, yogurt con frutas o ron con pasas. El colmo son los de kalimoxo y el de palomitas... Si no quieres sorpresas, los sabores de siempre, todos están buenos.
Calle San Antonio, 4. Gijón. 985 35 07 47 .www.heladeriaislandia.com
Kiosko Peret (Alicante)
En el paseo de las palmeras, junto al puerto deportivo. Es una institución en la ciudad por los helados, los granizados, la leche merengada y la horchata. Nuestros favoritos son los de mantecado y crema catalana.
Esplanada de España, s/n. Alicante. 965 96 06 06
Can Miquel (Palma de Mallorca) Es la heladería ideal para los chocolateadictos. Disponen de 24 variedades de helados de chocolate, desde el puro de Jamaica hasta uno mezclado con siete pimientas. Si se prefieren otros sabores, disponen de un amplísimo muestrario.
Calle Moncada, 9. Palma de Mallorca. 971 72 49 09
Sa Gelateria (Menorca)
Sus helados son particularmente finos. Entre sus especialidades más destacables figuran los de pistacho, el de yogurt con cerezas y el de chocolate guanaja con naranja. Más de 50 variedades entre las que no faltan el helado de higos de Menorca, así como el de canela.
Pl. Catedral, 3. Ciutadella. Menorca. 971 38 18 92
Costa de Sa Plaça, 2. Mahón. 971 36 56 15
DelaCrem (Barcelona)
Helados artesanales firmados por Massimo Pignata, que los elabora con productos artesanales. Irresistibles el de pistacho y el de cerezas. Variedades de temporada que van rotando en cada estación. Se pueden elegir entre unos 15 diarios.
Enrique Granados 15-17. 931 24 66 51 www.delacrem.cat
Rocambolesc (Girona)
Es la heladería de Jordi Roca, el genial pastelero del restaurante El Celler de Can Roca. Ofrece cinco variedades de “smoothies” (helados soft, tipo americano) que una máquina especial monta al momento y se pueden acompañar con más de 15 toppings diferentes. Ni colorantes ni conservantes, solo productos naturales.
Santa Clara, 50. 972 41 66 67 www.rocambolesc.com
Y Fueron Felices (Madrid)
Presumen que sus helados están elaborados con leche ecológica y frutas de temporada. Los resultados convencen, de textura muy cremosa y con sabores naturales. Entre los mejores los de pistacho, el de melón, el de fresas de Huelva, el de yogur con fresa, avellana, leche merengada, dulce de leche y café.
Mercado Isabela. Pº de la Habana, 3. Planta 1ª – stand 10
Ö! My Good (Madrid)
La base de su helado es un único sabor, yogurt helado probiótico, que acompañan con 15 ingredientes distintos y coronan con más de 25 toppings. Son bajos en azúcar y presumen de que ayudan a cuidar la línea. En la elaboración de los frozen yogur intervienen frutas naturales: sandía, frutos rojos, mango, maracuyá y naranja. Se multiplican en franquicias.
Calle Sagasta, 32 . www.omygood.es
DellaSera (Logroño) Después de trabajar con Angelo Corvito, Fernando Sáez montó un obrador para abastecer a restaurantes y ahora una heladería abierta al público. Entre sus especialidades figuran el helado de mazapán riojanito, el de zurracapote, el sorbete de melón, el de queso con arándanos o el de mojito.
Calle de los Portales, 28. Logroño
Sirvent (Calahorra) Las verduras son una fuente inagotable de inspiración con las que preparan helados vegetales. Lo suyo son cucuruchos de apio, de pimientos del piquillo, de espárragos, de alcachofas, remolacha, zanahoria, perejil y cualquier verdura que esté en temporada. Dirección para iniciados.
Avda. de Valvanera, 47. Calahorra. 941 13 55 69
La Fiorentina (Sevilla)
Halados artesanos preparados por un auténtico forofo que dejo su profesión para montar el quiosco. Son muy interesantes los de sabores andaluces como azahar, aceite de oliva, polvorón o matalauva. Además sabores clásicos: chocolate, fresa y vainilla.
Calle Zaragoza, 16. 954 22 15 50
Helados Toni
Helados artesanos, encontrarás el antiguo napolitano (¡¡¡Al rico napolitano!!! ¡¡¡oiga!!! que pregonaban por los años 50 en Sevilla. Recomiendo la tarta de la casa y todos en general y el Marrons Glacé en particular, una delicia. Tienen unas 45 variedades.
Plaza del Cabildo 2. tlf 956 36 22 13 en Sanlúcar de Barrameda. Cádiz.
Santini, Lisboa y Cascais. Portugal.
Sin dudarlo una de las mejores heladerías que he conocido. Helados a base de buenos productos naturales, con abundancia de frutas de temporada, recomiendo cualquiera de fruta de temporada y los de fresa y chocolate o vainilla. Santini, italiano que estuvo trabajando en España (Barcelona, 1940) y en los años posteriores a la II GM, acabó estableciéndose en Lisboa (1947) y Cascais (heladería en la playa de Tamariz, 1949).
Lisboa, rua do Carmo, 9- en el Chiado
Cascais, cerca de la estación de trenes.
(de El País y elaboración propia)
https://youtu.be/9ZftzbpWI3s
Las heladerías más originales de Madrid Limón con romero, galleta, mascarpone y otros sabores tentadores. Con texturas cremosas o sorbetes. Una ruta madrileña muy refrescante
https://elviajero.elpais.com/elviajero/2018/06/28/actualidad/1530186390_281336.html
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miércoles, 13 de junio de 2012
Hasta ahora, nada es normal
La primera consecuencia política del rescate debería ser la creación de una comisión parlamentaria encargada de seguir las vicisitudes del crédito.
El anuncio de la solicitud de un rescate bancario en España con fondos de la Unión Europea ha puesto de manifiesto una alarmante falta de pulso político. La increíble manera en la que ha actuado el presidente del Gobierno, la atonía de su propio partido, que debería estar sobresaltado por la pésima gestión de la crisis, y la incierta actitud del principal partido de la oposición, el PSOE, atrapado por su inmediato pasado, han desvelado una falta de latido democrático que resulta inquietante.
La primera consecuencia política de la puesta en marcha del rescate y de la entrada en vigor de la línea de crédito para los bancos debería haber sido la creación inmediata de una comisión parlamentaria encargada de seguir, con todo rigor, las vicisitudes de esos créditos y de recibir con puntualidad toda la información que se vaya produciendo sobre las operaciones en marcha. No basta con la subcomisión encargada de seguir el funcionamiento del FROB, que ya existe y que lleva una vida más bien mortecina, porque el tema desborda claramente ese pequeño escenario... más en EL País, Soledad Gallego. Las frases de Rajoy. La crisis del euro, más información en El País.
El anuncio de la solicitud de un rescate bancario en España con fondos de la Unión Europea ha puesto de manifiesto una alarmante falta de pulso político. La increíble manera en la que ha actuado el presidente del Gobierno, la atonía de su propio partido, que debería estar sobresaltado por la pésima gestión de la crisis, y la incierta actitud del principal partido de la oposición, el PSOE, atrapado por su inmediato pasado, han desvelado una falta de latido democrático que resulta inquietante.
La primera consecuencia política de la puesta en marcha del rescate y de la entrada en vigor de la línea de crédito para los bancos debería haber sido la creación inmediata de una comisión parlamentaria encargada de seguir, con todo rigor, las vicisitudes de esos créditos y de recibir con puntualidad toda la información que se vaya produciendo sobre las operaciones en marcha. No basta con la subcomisión encargada de seguir el funcionamiento del FROB, que ya existe y que lleva una vida más bien mortecina, porque el tema desborda claramente ese pequeño escenario... más en EL País, Soledad Gallego. Las frases de Rajoy. La crisis del euro, más información en El País.
domingo, 3 de junio de 2012
¿Por qué no amaina la crisis? La crisis sigue porque en Europa no hay quien tenga el poder para contenerla
¿Por qué sigue agudizándose y extendiéndose la crisis económica europea? ¿Ignorancia? ¿Demasiado poder concentrado en pocas manos? ¿O será, quizás, todo lo contrario: que los que deben tomar las decisiones necesarias no tienen el poder para hacerlo?
Creo que es una diabólica combinación de estos tres factores. Ignorancia. Está claro que ni entre los Gobiernos ni entre los expertos hay acuerdo acerca de qué hacer. El debate entre los defensores de la austeridad y quienes proponen gastar más para estimular el crecimiento de la economía domina los titulares. A medida que la crisis arrecia, este debate se transforma en un torneo de frases hechas y afirmaciones superficiales. Después de todo, la austeridad no suele ser una opción entre varias. Los pobres no viven austeramente porque, después de pensárselo bien, decidieran que prefieren ser frugales y no manirrotos. Así, para muchos países —y familias— la austeridad es una feroz e ineludible realidad. Por otro lado, imponerle más austeridad a quienes ya no pueden vivir con lo poco que tienen tampoco es una opción válida. En todo caso, el debate sigue y la seguridad con la cual los más renombrados economistas ofrecen sus recomendaciones contrasta con la validez de sus pronósticos e interpretaciones antes y durante la crisis. Andrew Lo, un economista del MIT, acaba de publicar en el prestigioso Journal of Economic Literature una reseña de los 21 libros que más resonancia han tenido en los debates sobre la crisis. Su conclusión: “De este amplio y contradictorio conjunto de interpretaciones no emerge una narrativa única; la gran variedad de conclusiones… enfatiza la desesperada necesidad que tienen los economistas profesionales de ponerse de acuerdo sobre una base de datos común de la cual puedan construir inferencias y narrativas más precisas”.
En otras palabras, si los mejores economistas ni siquiera se pueden poner de acuerdo sobre cuáles son los hechos y datos relevantes para explicar la crisis, no debe sorprendernos que tampoco estén de acuerdo acerca de qué hacer para salir de ella. Pero no se dan por aludidos. Esta crisis ha revelado que la arrogancia intelectual es uno de los riesgos ocupacionales de practicar la economía como profesión.
Mucho poder en pocas manos. Por otro lado, también es obvio que la crisis no es solo económica y que las contradicciones y desacuerdos entre los expertos no bastan para explicar lo que está sucediendo. La política tiene mucho que ver con lo que está pasando, y hablar de política es hablar de poder. Hay protagonistas de este drama que, aunque no tienen el poder para solucionar la crisis, tienen el poder de vetar las iniciativas ajenas que no les convienen y así truncar el juego. La canciller alemana, Angela Merkel, por ejemplo, es uno de estos protagonistas con enorme poder de veto. Alemania podría estimular más su economía y apoyar otras medidas que ayuden al resto de Europa a salir de la crisis. La venta en los mercados mundiales de un bono único emitido por Europa es un buen ejemplo de iniciativas válidas que hasta ahora han sido frenadas por Alemania. Estos eurobonos tendrían la garantía colectiva de todo el continente, lo que disminuiría su prima de riesgo y los pagos que deben hacer los países más atribulados por la crisis —y que más dependen del crédito del extranjero—. Pero en estos tiempos el poder no solo se concentra en algunos países y líderes. Los financieros que tienen la capacidad de mover grandes volúmenes de capital de un país a otro también son protagonistas importantes del drama europeo. Si bien no pueden imponer políticas, sí pueden vetar decisiones o limitar las opciones de los Gobiernos.
Poco poder en muchas manos. Por otro lado, un paradójico y contradictorio aspecto del poder en estos tiempos es su escasez, precariedad y transitoriedad. Aún los más poderosos se encuentran con inmensas limitaciones para ejercer el poder. Y además lo pierden con inusitada frecuencia, siendo reemplazados por rivales, colegas o sorprendentes contendientes que aparecen súbitamente. Angela Merkel no puede hacer todo lo que le gustaría y sus opciones son restringidas por una miríada de micropoderes que, si bien no tienen la fuerza de imponer sus deseos, sí tienen cómo limitar a los más poderosos. Ni siquiera los líderes de las finanzas pueden hoy dormir tranquilos suponiendo que sus cargos e instituciones están a salvo de la turbulencia en la que vivimos. En el mundo de hoy, el poder está muy fragmentado y la crisis europea es la evidencia más clara de esta tendencia. Incluso quienes más poder tienen solo pueden influir sobre su evolución de manera tenue e indirecta. La crisis sigue porque en Europa no hay quien tenga el poder para contenerla. Por ahora. MOISÉS NAÍM en El País, 2 JUN 2012
Creo que es una diabólica combinación de estos tres factores. Ignorancia. Está claro que ni entre los Gobiernos ni entre los expertos hay acuerdo acerca de qué hacer. El debate entre los defensores de la austeridad y quienes proponen gastar más para estimular el crecimiento de la economía domina los titulares. A medida que la crisis arrecia, este debate se transforma en un torneo de frases hechas y afirmaciones superficiales. Después de todo, la austeridad no suele ser una opción entre varias. Los pobres no viven austeramente porque, después de pensárselo bien, decidieran que prefieren ser frugales y no manirrotos. Así, para muchos países —y familias— la austeridad es una feroz e ineludible realidad. Por otro lado, imponerle más austeridad a quienes ya no pueden vivir con lo poco que tienen tampoco es una opción válida. En todo caso, el debate sigue y la seguridad con la cual los más renombrados economistas ofrecen sus recomendaciones contrasta con la validez de sus pronósticos e interpretaciones antes y durante la crisis. Andrew Lo, un economista del MIT, acaba de publicar en el prestigioso Journal of Economic Literature una reseña de los 21 libros que más resonancia han tenido en los debates sobre la crisis. Su conclusión: “De este amplio y contradictorio conjunto de interpretaciones no emerge una narrativa única; la gran variedad de conclusiones… enfatiza la desesperada necesidad que tienen los economistas profesionales de ponerse de acuerdo sobre una base de datos común de la cual puedan construir inferencias y narrativas más precisas”.
En otras palabras, si los mejores economistas ni siquiera se pueden poner de acuerdo sobre cuáles son los hechos y datos relevantes para explicar la crisis, no debe sorprendernos que tampoco estén de acuerdo acerca de qué hacer para salir de ella. Pero no se dan por aludidos. Esta crisis ha revelado que la arrogancia intelectual es uno de los riesgos ocupacionales de practicar la economía como profesión.
Mucho poder en pocas manos. Por otro lado, también es obvio que la crisis no es solo económica y que las contradicciones y desacuerdos entre los expertos no bastan para explicar lo que está sucediendo. La política tiene mucho que ver con lo que está pasando, y hablar de política es hablar de poder. Hay protagonistas de este drama que, aunque no tienen el poder para solucionar la crisis, tienen el poder de vetar las iniciativas ajenas que no les convienen y así truncar el juego. La canciller alemana, Angela Merkel, por ejemplo, es uno de estos protagonistas con enorme poder de veto. Alemania podría estimular más su economía y apoyar otras medidas que ayuden al resto de Europa a salir de la crisis. La venta en los mercados mundiales de un bono único emitido por Europa es un buen ejemplo de iniciativas válidas que hasta ahora han sido frenadas por Alemania. Estos eurobonos tendrían la garantía colectiva de todo el continente, lo que disminuiría su prima de riesgo y los pagos que deben hacer los países más atribulados por la crisis —y que más dependen del crédito del extranjero—. Pero en estos tiempos el poder no solo se concentra en algunos países y líderes. Los financieros que tienen la capacidad de mover grandes volúmenes de capital de un país a otro también son protagonistas importantes del drama europeo. Si bien no pueden imponer políticas, sí pueden vetar decisiones o limitar las opciones de los Gobiernos.
Poco poder en muchas manos. Por otro lado, un paradójico y contradictorio aspecto del poder en estos tiempos es su escasez, precariedad y transitoriedad. Aún los más poderosos se encuentran con inmensas limitaciones para ejercer el poder. Y además lo pierden con inusitada frecuencia, siendo reemplazados por rivales, colegas o sorprendentes contendientes que aparecen súbitamente. Angela Merkel no puede hacer todo lo que le gustaría y sus opciones son restringidas por una miríada de micropoderes que, si bien no tienen la fuerza de imponer sus deseos, sí tienen cómo limitar a los más poderosos. Ni siquiera los líderes de las finanzas pueden hoy dormir tranquilos suponiendo que sus cargos e instituciones están a salvo de la turbulencia en la que vivimos. En el mundo de hoy, el poder está muy fragmentado y la crisis europea es la evidencia más clara de esta tendencia. Incluso quienes más poder tienen solo pueden influir sobre su evolución de manera tenue e indirecta. La crisis sigue porque en Europa no hay quien tenga el poder para contenerla. Por ahora. MOISÉS NAÍM en El País, 2 JUN 2012
lunes, 19 de septiembre de 2011
Contra la soledad
...Hace unas semanas publiqué en estas mismas páginas un artículo sobre los ángeles que a veces veo cuando voy a pasear por el parque del Retiro: esos niños en sillas de ruedas y esos adultos que siguen siendo niños; seres puros, luminosos, felices; verdaderos ángeles, esto es, los únicos ángeles en cuya existencia creo. Y a raíz del artículo se ha producido una carambola bellísima: me han escrito varios padres de ángeles, mandando fotos de sus niños, explicando sus historias. Todas las aportaciones han sido hermosas, pero hay una que me ha dejado especialmente tocada; es de la madre de un niño con el síndrome de Sanfilippo, cosa que ni siquiera sabía que existiera y que al parecer es conocido como el alzhéimer infantil. Por desgracia he perdido la carta y no tengo el nombre de la madre ni de su hijo, pero recuerdo bien lo que decía. Los críos afectados por este síndrome crecen normales hasta los tres o cuatro años, y después empieza una vertiginosa degeneración neurológica: pérdida de movilidad, agresividad, trastornos de sueño, demencia y una muerte temprana en la adolescencia. Este trayecto aterrador lo contaba esa mujer con entereza admirable, con sobrecogedora y hermosa sabiduría. Y añadía que su hijo tenía cinco años, que era un niño feliz y adorable y que lo estaba disfrutando cada hora, cada segundo. Pero también pedía que se hablara de la enfermedad, que la tuvieran en cuenta, que por favor estudiaran su cura aunque hubiera pocos afectados por el mal. Ya digo, la sensación de estar solos y abandonados es lo peor. Cuando la vida te golpea con sus rayos negros, la ayuda del entorno puede ser la salvación.
Esto queda muy claro en un libro fascinante que han editado en España hace unos pocos meses: Un amigo como Henry, de la escocesa Nuala Gardner (KNS Ediciones). Es la historia de un chico, Dale, con autismo grave. Dale nació en 1988, cuando se sabía mucho menos del síndrome (algunos hasta sostenían que las culpables eran las madres por su frialdad emocional). El libro de Nuala es un relato espeluznante de su épica lucha contra la enfermedad; de la falta de apoyo, de la incomprensión; de la imposibilidad material de sacar adelante a un niño así en soledad, hasta el punto de que Nuala pensó en suicidarse. Y lo más maravilloso es que la ayuda salvadora vino, en efecto, del exterior, pero no de una persona, sino de un perro. De un golden retriever sabio y estoico llamado Henry que resultó esencial para poder conectar con el angustiado Dale: incluso consiguieron establecer comunicación verbal con el niño gracias a fingir que era Henry quien hablaba. Hoy se sabe que, en efecto, los animales tienen un formidable efecto terapéutico en el autismo y otras dolencias, y están empezando a ser utilizados de manera más o menos habitual (por cierto, el 10% de las ventas de este libro va a parar a la ONG española PAAT, que adiestra Perros de Asistencia y Animales de Terapia). Y es que la vida puede ser feroz y aterradora, pero también tiene estos pequeños milagros. Rosa Montero en El País Semanal de 18-09-2011. (Foto de Rosa con el iPhon, Jimena y E. Yago en la playa de Baiona)
Esto queda muy claro en un libro fascinante que han editado en España hace unos pocos meses: Un amigo como Henry, de la escocesa Nuala Gardner (KNS Ediciones). Es la historia de un chico, Dale, con autismo grave. Dale nació en 1988, cuando se sabía mucho menos del síndrome (algunos hasta sostenían que las culpables eran las madres por su frialdad emocional). El libro de Nuala es un relato espeluznante de su épica lucha contra la enfermedad; de la falta de apoyo, de la incomprensión; de la imposibilidad material de sacar adelante a un niño así en soledad, hasta el punto de que Nuala pensó en suicidarse. Y lo más maravilloso es que la ayuda salvadora vino, en efecto, del exterior, pero no de una persona, sino de un perro. De un golden retriever sabio y estoico llamado Henry que resultó esencial para poder conectar con el angustiado Dale: incluso consiguieron establecer comunicación verbal con el niño gracias a fingir que era Henry quien hablaba. Hoy se sabe que, en efecto, los animales tienen un formidable efecto terapéutico en el autismo y otras dolencias, y están empezando a ser utilizados de manera más o menos habitual (por cierto, el 10% de las ventas de este libro va a parar a la ONG española PAAT, que adiestra Perros de Asistencia y Animales de Terapia). Y es que la vida puede ser feroz y aterradora, pero también tiene estos pequeños milagros. Rosa Montero en El País Semanal de 18-09-2011. (Foto de Rosa con el iPhon, Jimena y E. Yago en la playa de Baiona)
martes, 2 de agosto de 2011
El PP y la austeridad
El 29 de julio de 2011 se han anunciado elecciones generales para el 20-N, y Mariano Rajoy, en su primer discurso tras el anuncio, nos ha asegurado que no habrá recortes sociales si llega a ser presidente, pero poco ha hablado de los que están realizando los presidentes autonómicos de su partido en las comunidades. Como ejemplo reciente, el que acaban de firmar Lucía Figar y Esperanza Aguirre, consejera de Educación y presidenta, respectivamente, de la Comunidad de Madrid, al fijar las tasas para el curso escolar 2011-2012 en las escuelas infantiles, y omitir la reducción del 50% en las cuotas de escolarización a las que hasta ahora teníamos derecho las familias numerosas. Espero que modifiquen y no supriman estas pequeñas ayudas que tanto suponen para la maltrecha economía familiar en época de crisis. Cristóbal Borrás Rexach - Torremolinos, Málaga - 02/08/2011
Acabo de leer que Camps, como expresidente de la Generalitat Valenciana, aparte de pasar a ocupar un cargo vitalicio - y parece que más bien honorario porque su voto no cuenta- en el Consejo Jurídico Consultivo de la comunidad, va a tener su propia oficina con dos empleados, eso sí, eventuales, para asesorarle y derecho a usar un coche oficial con conductor. Me pregunto qué necesidad tiene de dos asesores el señor Camps, en la actualidad ciudadano de a pie como todos, y por qué va a tener a su disposición un coche oficial cuando su partido está denunciando excesos en el uso del parque móvil y cuando otras autonomías, como la balear, tienen a más de 30 conductores mano sobre mano por el recorte de los nuevos gestores a un sobredimensionado parque móvil. Coche, conductor y dos empleados a cargo del contribuyente. ¡Qué despilfarro! ¡Qué magnífica oportunidad de dar ejemplo de austeridad pierde el PP al mantener estos privilegios. Tomás Antón Serrano. Madrid. Cartas al director de El País.
Acabo de leer que Camps, como expresidente de la Generalitat Valenciana, aparte de pasar a ocupar un cargo vitalicio - y parece que más bien honorario porque su voto no cuenta- en el Consejo Jurídico Consultivo de la comunidad, va a tener su propia oficina con dos empleados, eso sí, eventuales, para asesorarle y derecho a usar un coche oficial con conductor. Me pregunto qué necesidad tiene de dos asesores el señor Camps, en la actualidad ciudadano de a pie como todos, y por qué va a tener a su disposición un coche oficial cuando su partido está denunciando excesos en el uso del parque móvil y cuando otras autonomías, como la balear, tienen a más de 30 conductores mano sobre mano por el recorte de los nuevos gestores a un sobredimensionado parque móvil. Coche, conductor y dos empleados a cargo del contribuyente. ¡Qué despilfarro! ¡Qué magnífica oportunidad de dar ejemplo de austeridad pierde el PP al mantener estos privilegios. Tomás Antón Serrano. Madrid. Cartas al director de El País.
viernes, 22 de julio de 2011
lunes, 18 de julio de 2011
Rayando en la locura
La inquietante posibilidad de un impago de la deuda estadounidense tiene pocos aspectos positivos. Pero tengo que reconocer que el espectáculo de tantísima gente que lo ha estado negando y que de repente se ha despertado y ha olido la locura ha tenido su lado cómico, con un toque de humor negro. Varios analistas políticos parecen asombrados ante lo poco razonables que están siendo los republicanos. "¿Se ha vuelto loco el Viejo y Gran Partido?", se preguntan.
Pues ahora que lo dicen, sí. Pero esto no es algo que acabe de suceder; es la culminación de un proceso que dura desde hace décadas. Cualquiera que se sorprenda por el extremismo y la irresponsabilidad de la que ahora hace gala, o bien no ha estado prestando atención, o bien ha estado haciendo la vista gorda. Y a los que de repente dudan de la salud mental de uno de nuestros dos partidos principales me permito decirles lo siguiente: la gente como ustedes son en parte responsables de la situación actual de ese partido.
Hablemos un momento de lo que los líderes republicanos están negando. El presidente Obama ha dejado claro que está dispuesto a firmar un acuerdo sobre la reducción del déficit que consiste principalmente en recortes del gasto y que incluye recortes draconianos en programas sociales clave, incluido un aumento de la edad requerida para acogerse al programa de Medicare. Son unas concesiones extraordinarias. Como señala Nate Silver, de The Times, el presidente ha ofrecido unos acuerdos que están muy a la derecha de lo que el votante estadounidense medio prefiere y, de hecho, en el mejor de los casos, un poco a la derecha de lo que el votante republicano medio prefiere.
Sin embargo, los republicanos están diciendo que no. Es más, están amenazando con forzar un impago estadounidense y con crear una crisis económica, a no ser que consigan un acuerdo completamente sesgado. Y esto era totalmente predecible. En primer lugar, el Partido Republicano moderno básicamente no acepta la legitimidad de una presidencia demócrata (cualquier presidencia demócrata). Lo vimos durante el mandato de Bill Clinton y lo vimos otra vez en cuanto Obama asumió el cargo...
Pero no ha habido ninguna factura. Bush despilfarró el superávit de los últimos años de Clinton, aunque unos prominentes expertos pretendan que los dos partidos son culpables a partes iguales de nuestros problemas de endeudamiento. Paul Ryan, el presidente del Comité Presupuestario del Congreso, propuso un supuesto plan de reducción del déficit que incluía unas enormes rebajas fiscales para las empresas y los ricos, y luego recibió un premio a la responsabilidad fiscal.
Por eso el Partido Republicano no se ha visto presionado para mostrar ningún tipo de responsabilidad, o siquiera racionalidad, y efectivamente ha perdido los papeles. Si a alguien le sorprende, eso quiere decir que ese alguien fue parte del problema. Leer todo aquí en El País, Paul Krugman 17/07/2011
Pues ahora que lo dicen, sí. Pero esto no es algo que acabe de suceder; es la culminación de un proceso que dura desde hace décadas. Cualquiera que se sorprenda por el extremismo y la irresponsabilidad de la que ahora hace gala, o bien no ha estado prestando atención, o bien ha estado haciendo la vista gorda. Y a los que de repente dudan de la salud mental de uno de nuestros dos partidos principales me permito decirles lo siguiente: la gente como ustedes son en parte responsables de la situación actual de ese partido.
Hablemos un momento de lo que los líderes republicanos están negando. El presidente Obama ha dejado claro que está dispuesto a firmar un acuerdo sobre la reducción del déficit que consiste principalmente en recortes del gasto y que incluye recortes draconianos en programas sociales clave, incluido un aumento de la edad requerida para acogerse al programa de Medicare. Son unas concesiones extraordinarias. Como señala Nate Silver, de The Times, el presidente ha ofrecido unos acuerdos que están muy a la derecha de lo que el votante estadounidense medio prefiere y, de hecho, en el mejor de los casos, un poco a la derecha de lo que el votante republicano medio prefiere.
Sin embargo, los republicanos están diciendo que no. Es más, están amenazando con forzar un impago estadounidense y con crear una crisis económica, a no ser que consigan un acuerdo completamente sesgado. Y esto era totalmente predecible. En primer lugar, el Partido Republicano moderno básicamente no acepta la legitimidad de una presidencia demócrata (cualquier presidencia demócrata). Lo vimos durante el mandato de Bill Clinton y lo vimos otra vez en cuanto Obama asumió el cargo...
Pero no ha habido ninguna factura. Bush despilfarró el superávit de los últimos años de Clinton, aunque unos prominentes expertos pretendan que los dos partidos son culpables a partes iguales de nuestros problemas de endeudamiento. Paul Ryan, el presidente del Comité Presupuestario del Congreso, propuso un supuesto plan de reducción del déficit que incluía unas enormes rebajas fiscales para las empresas y los ricos, y luego recibió un premio a la responsabilidad fiscal.
Por eso el Partido Republicano no se ha visto presionado para mostrar ningún tipo de responsabilidad, o siquiera racionalidad, y efectivamente ha perdido los papeles. Si a alguien le sorprende, eso quiere decir que ese alguien fue parte del problema. Leer todo aquí en El País, Paul Krugman 17/07/2011
domingo, 10 de julio de 2011
La izquierda: allá ellos.
Unidad o derrota
Que la derecha de este país es un todo monolítico en el que cabe desde la derecha moderada hasta la más ultra, pasando por la cúpula de la Iglesia católica, los empresarios y la gran mayoría de los medios de comunicación, es un hecho. Como lo es que sus votantes son de una fidelidad conmovedora, ajenos a cualquier circunstancia, ya sea de supuesta corrupción o de errores comprobados, que no sea votar a los suyos.
Que el Gobierno socialista ha caído en graves errores asumiendo políticas muy cercanas a la derecha en lo que se refiere a la economía, a la vista está; lo mismo que es evidente que le ha faltado el valor necesario para señalar a los principales responsables de este caos económico.
Que Izquierda Unida lleva camino de convertirse en un partido residual lo dicen los resultados del 22-M, donde apenas han arañado unos votos de los descontentos con el PSOE y han dado el lamentable espectáculo de permitir Gobiernos del PP en algunos Ayuntamientos, así como la incomprensible actuación en Extremadura y el goteo de abandonos de algunos de sus más valiosos componentes como son Rosa Aguilar e Inés Sabanés.
Si, ante todo esto, la izquierda es incapaz de unirse, de replantear por completo su línea política, de plantar cara a la Iglesia, de hacer comprender a los empresarios que hay otras formas de actuar que no sea el recorte continuo de salarios y de derechos, de hacerles notar la obscenidad(1) que suponen esas retribuciones millonarias de los grandes directivos frente a salarios de miseria, de que los familiares de los asesinados por el régimen franquista tengan, al fin, una tumba en que depositar sus restos, de hacer, de una vez, una política de izquierda, razonable pero sin complejos, están abocados, no solo a una nueva derrota aplastante en las próximas elecciones generales, sino a una travesía del desierto de duración interminable. Allá ellos. ÁNGEL VILLEGAS - cartas al directos El PAÍS. 09/07/2011
(1)No se trata, para mi, sólo de una obscenidad o codicia como tantas veces hemos oído, como si fuese algo de tipo moral, o de bondad o maldad, o, tal vez, de ejemplaridad. Evidentemente no se trata de eso o al menos no sólo de eso, sino de una injusticia (una cuestión de derecho) y de falta de eficiencia económica (un problema económico) y el resultado de unas decisiones injustas, lo que es un problema de poder político. Entendiendo por política la toma de decisiones a la hora de la asignación de recursos y bienes que son escasos. Es decir que cuando se decide asignar cantidades ingentes a los bancos y no a los parados, se está haciendo política. Cuando se fija el sueldo base o se congelan las pensiones y se gasta más en armamento o se decide entrar en una guerra aceptada o incluso no aceptada por la ONU, se está haciendo política. O cuando se da dinero para la enseñanza privada, de los presupuestos generales del Estado, o para la Fundación X y se le quita a la E. Pública o no se le da a la Fundación Y, se hace política. En este país donde el dictador Franco se permitía aconsejar a sus ministros que "no hicieran política", se ha desinformado a los ciudadanos sistemáticamente; pero todos los gobernantes, alcaldes, presidente de Diputación o Comunidad hacen política, porque toman decisiones y dan más a unos que a otros, eso sí, diciendo siempre que lo hacen "justamente". Pero como los bienes y el presupuesto es escaso, siempre se da a unos más o menos, y se quita a otros más o menos. En definitiva es una cuestión de poder, de lucha de clases, aunque esto último se intente prohibir o borrar del imaginario social.
Que la derecha de este país es un todo monolítico en el que cabe desde la derecha moderada hasta la más ultra, pasando por la cúpula de la Iglesia católica, los empresarios y la gran mayoría de los medios de comunicación, es un hecho. Como lo es que sus votantes son de una fidelidad conmovedora, ajenos a cualquier circunstancia, ya sea de supuesta corrupción o de errores comprobados, que no sea votar a los suyos.
Que el Gobierno socialista ha caído en graves errores asumiendo políticas muy cercanas a la derecha en lo que se refiere a la economía, a la vista está; lo mismo que es evidente que le ha faltado el valor necesario para señalar a los principales responsables de este caos económico.
Que Izquierda Unida lleva camino de convertirse en un partido residual lo dicen los resultados del 22-M, donde apenas han arañado unos votos de los descontentos con el PSOE y han dado el lamentable espectáculo de permitir Gobiernos del PP en algunos Ayuntamientos, así como la incomprensible actuación en Extremadura y el goteo de abandonos de algunos de sus más valiosos componentes como son Rosa Aguilar e Inés Sabanés.
Si, ante todo esto, la izquierda es incapaz de unirse, de replantear por completo su línea política, de plantar cara a la Iglesia, de hacer comprender a los empresarios que hay otras formas de actuar que no sea el recorte continuo de salarios y de derechos, de hacerles notar la obscenidad(1) que suponen esas retribuciones millonarias de los grandes directivos frente a salarios de miseria, de que los familiares de los asesinados por el régimen franquista tengan, al fin, una tumba en que depositar sus restos, de hacer, de una vez, una política de izquierda, razonable pero sin complejos, están abocados, no solo a una nueva derrota aplastante en las próximas elecciones generales, sino a una travesía del desierto de duración interminable. Allá ellos. ÁNGEL VILLEGAS - cartas al directos El PAÍS. 09/07/2011
(1)No se trata, para mi, sólo de una obscenidad o codicia como tantas veces hemos oído, como si fuese algo de tipo moral, o de bondad o maldad, o, tal vez, de ejemplaridad. Evidentemente no se trata de eso o al menos no sólo de eso, sino de una injusticia (una cuestión de derecho) y de falta de eficiencia económica (un problema económico) y el resultado de unas decisiones injustas, lo que es un problema de poder político. Entendiendo por política la toma de decisiones a la hora de la asignación de recursos y bienes que son escasos. Es decir que cuando se decide asignar cantidades ingentes a los bancos y no a los parados, se está haciendo política. Cuando se fija el sueldo base o se congelan las pensiones y se gasta más en armamento o se decide entrar en una guerra aceptada o incluso no aceptada por la ONU, se está haciendo política. O cuando se da dinero para la enseñanza privada, de los presupuestos generales del Estado, o para la Fundación X y se le quita a la E. Pública o no se le da a la Fundación Y, se hace política. En este país donde el dictador Franco se permitía aconsejar a sus ministros que "no hicieran política", se ha desinformado a los ciudadanos sistemáticamente; pero todos los gobernantes, alcaldes, presidente de Diputación o Comunidad hacen política, porque toman decisiones y dan más a unos que a otros, eso sí, diciendo siempre que lo hacen "justamente". Pero como los bienes y el presupuesto es escaso, siempre se da a unos más o menos, y se quita a otros más o menos. En definitiva es una cuestión de poder, de lucha de clases, aunque esto último se intente prohibir o borrar del imaginario social.
martes, 28 de junio de 2011
domingo, 2 de enero de 2011
_--El español Gabi Campanario elabora noticias combinándolas con dibujos rápidos en Seattle.- Ha organizado un blog colectivo con 100 corresponsales
_--Cómo mirar a través de un lápiz.
100 corresponsales urbanos que ilustran el mundo.
Gabi Campanario ve el mundo de una manera peculiar. A mitad de una comida, suelta el tenedor y saca una moleskine y una pluma de alguno de los muchos bolsillos de su chaqueta. Unos rápidos trazos se convierten en dos comensales que conversan frente a una bandeja. Él mira así, con los dedos manchados de las acuarelas con las que embadurna las líneas (si procede), la cabeza oscilando entre la libreta y los sujetos de la historia, los ojos rápidos calculando proporciones. Es cuestión de minutos. Luego, una rúbrica, una fecha y el sitio. Una instantánea de un tiempo y un lugar que se pliega en el cuaderno negro en cuanto se ha secado y regresa a su bolsillo. O no. Campanario es un periodista catalán que ha transitado por la vida como ilustrador en periódicos españoles y estadounidenses, hasta llegar a lo que hoy hace: periodismo con sus trazos en un cuaderno. En su blog The Seattle Sketcher y, desde hace poco más de un año, con su bitácora y columna semanal en The Seattle Times recupera su vocación. Además de dibujar, escribe. "Al llegar a la ciudad, en el autobús, juLa noticia en otros webs
Antes de la fotografía, los periódicos se ilustraban con dibujos, una costumbre que ha perdurado en algunos juicios donde no pueden entrar cámaras. "Antiguamente los dibujantes iban a cubrir eventos informativos", dice Campanario, "intento recuperar esa tradición. Vivimos rodeados de tantas máquinas que nos olvidamos del valor que tiene el apunte rápido, que es una visión personal que llega y que es interesante y única". También periodística. El día de los Veteranos, Campanario contó la historia de un ex soldado de Vietnam que dibujaba gratis a soldados muertos en Irak y Afganistán. Cuando se acercaban las nevadas a Seattle, fue a visitar las máquinas quitanieves. Y así.
Cuando no existía la fotografía, aquellos dibujantes-periodistas a los que se refiere Campanario, no tenían más público que el de los lectores de diarios. Hoy, Internet ha puesto en contacto a otros cronistas de tinta y cuaderno. Cien dibujantes cuentan el día a día de decenas de ciudades en Urban Sketchers, un blog colectivo, ideado por él, en el que lo mismo descubres una estación de metro en Dubai que una felicitación navideña desde Alemania. Y tiene su correspondiente sucursal española que lo mismo viaja a Trafalgar que a un café de Madrid. Un río de instantes. "Capturamos los momentos del día a día. Ofrecemos esa visión personal e irrepetible, un dibujo no se puede hacer dos veces. Saldrá diferente, la emoción se transmite a la pluma..."
VER EL VIDEO EN EL PAIS.
viernes, 3 de diciembre de 2010
Unicef publica un informe sobre el bienestar de los niños en las naciones más ricas. España entre los países europeos con mayor pobreza infantil.
España es el segundo país con la tasa de pobreza infantil más alta (solo superado por Portugal) de los 21 países pertenecientes a la Organización para la Cooperación al Desarrollo Económico (OCDE) (de un total de 33) que hansido analizados en el noveno informe sobre la infancia publicado por el Centro de investigaciones Innocenti , con sede en Florencia y dependiente de Unicef.
El informe compara las tasas de pobreza infantil en los 21 países con datos de antes y después de que se deduzcan los impuestos y se efectúen los pagos de la ayuda social. España tiene una tasa de pobreza infantil del 18,5% antes de la intervención del Gobierno y del 17,2% después de la misma. Únicamente Portugal la supera con un 21,2% y un 18,7% respectivamente. Tras España se sitúan Italia, Reino Unido, Polonia, Irlanda y Luxemburgo. En el extremo contrario, la tasa más baja corresponde a Finlandia (15,2% y 5,2%), Países Bajos (10,7% y 5,4%) y Suecia (12% y 5,7%). El esquema muestra que sin la intervención del Gobierno todos y cada uno de los 21 países tendrían tasas de pobreza infantil iguales o superiores al 10%.
El informe refiere que los ahorros acumulados por una familia y sus perspectivas de futuro, la vivienda y el vecindario en el que vive, el nivel de instrucción y las expectativas de los padres y la posición social de la familia son factores que entran en la ecuación socio-económica. Sin embargo, de las medidas disponibles, la más importante, "la que guía y pronostica la condición socio-económica de un hogar", sigue siendo el nivel de ingresos familiares. "Puesto que la falta de trabajo es una de las principales causas de la pobreza, es probable que el bienestar material de los niños haya empeorado significativamente en algunos países desde 2008", señala el documento.
Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos y Suiza se colocan a la cabeza en la promoción de la igualdad respecto al bienestar de los niños, mientras que Grecia, Italia y EE UU, al contrario, permiten que los niños se queden atrás en la máxima medida.
Bienestar material, educacional y sanitario
El documento señala que, en bienestar material, España ocupa el 14º puesto de 24 países (en este apartado se incluyen tres naciones más). El apartado lo encabezan Suiza e Islandia, y quedan a la cola EE UU y Eslovaquia. El bienestar material se ha medido por tres indicadores: los ingresos familiares, el acceso a los recursos educativos básicos y las condiciones de la vivienda.
En cuanto a bienestar educacional, España logra alcanzar el noveno puesto. Encabezan la lista Finlandia, Irlanda y Canadá, mientras que a la cola se sitúan Austria, Francia y Bélgica. La clasificación se ha realizado teniendo en cuenta una muestra representativa nacional de estudiantes de 15 años de edad, en más de 40 países, para determinar "la competencia en la lectura, las matemáticas y las ciencias".
En el apartado de bienestar sanitario, España retrocede al puesto 21 de 24, seguido por EE UU, Italia y Hungría. En los primeros puestos se encuentran Países Bajos, Noruega y Portugal sucesivamente. Los factores tenidos en cuenta han sido las dolencias referidas por los niños, una alimentación sana y la frecuencia de ejercicio físico intenso. (Tomado de "El País" 3 de diciembre 2010)
El informe compara las tasas de pobreza infantil en los 21 países con datos de antes y después de que se deduzcan los impuestos y se efectúen los pagos de la ayuda social. España tiene una tasa de pobreza infantil del 18,5% antes de la intervención del Gobierno y del 17,2% después de la misma. Únicamente Portugal la supera con un 21,2% y un 18,7% respectivamente. Tras España se sitúan Italia, Reino Unido, Polonia, Irlanda y Luxemburgo. En el extremo contrario, la tasa más baja corresponde a Finlandia (15,2% y 5,2%), Países Bajos (10,7% y 5,4%) y Suecia (12% y 5,7%). El esquema muestra que sin la intervención del Gobierno todos y cada uno de los 21 países tendrían tasas de pobreza infantil iguales o superiores al 10%.
El informe refiere que los ahorros acumulados por una familia y sus perspectivas de futuro, la vivienda y el vecindario en el que vive, el nivel de instrucción y las expectativas de los padres y la posición social de la familia son factores que entran en la ecuación socio-económica. Sin embargo, de las medidas disponibles, la más importante, "la que guía y pronostica la condición socio-económica de un hogar", sigue siendo el nivel de ingresos familiares. "Puesto que la falta de trabajo es una de las principales causas de la pobreza, es probable que el bienestar material de los niños haya empeorado significativamente en algunos países desde 2008", señala el documento.
Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos y Suiza se colocan a la cabeza en la promoción de la igualdad respecto al bienestar de los niños, mientras que Grecia, Italia y EE UU, al contrario, permiten que los niños se queden atrás en la máxima medida.
Bienestar material, educacional y sanitario
El documento señala que, en bienestar material, España ocupa el 14º puesto de 24 países (en este apartado se incluyen tres naciones más). El apartado lo encabezan Suiza e Islandia, y quedan a la cola EE UU y Eslovaquia. El bienestar material se ha medido por tres indicadores: los ingresos familiares, el acceso a los recursos educativos básicos y las condiciones de la vivienda.
En cuanto a bienestar educacional, España logra alcanzar el noveno puesto. Encabezan la lista Finlandia, Irlanda y Canadá, mientras que a la cola se sitúan Austria, Francia y Bélgica. La clasificación se ha realizado teniendo en cuenta una muestra representativa nacional de estudiantes de 15 años de edad, en más de 40 países, para determinar "la competencia en la lectura, las matemáticas y las ciencias".
En el apartado de bienestar sanitario, España retrocede al puesto 21 de 24, seguido por EE UU, Italia y Hungría. En los primeros puestos se encuentran Países Bajos, Noruega y Portugal sucesivamente. Los factores tenidos en cuenta han sido las dolencias referidas por los niños, una alimentación sana y la frecuencia de ejercicio físico intenso. (Tomado de "El País" 3 de diciembre 2010)
lunes, 20 de septiembre de 2010
La precariedad tampoco es la fuente de la eterna juventud
EL RETO DE NUESTRO PAÍS. Uno de los problemas de los jóvenes en España es la precariedad en el empleo -sucesión de contratos temporales, becas, sueldos bajos-, que ya dan por hecho. Con ella llegan la ausencia de hijos o el desapego hacia las empresas.
Contratos temporales y sueldos bajos hacen que con 30 años se viva como con 18 y se retrase la emancipación.
Sienten que están en el lugar y en el sitio equivocados. Han caído nada más empezar a andar. La crisis, que alguna vez creyeron que era cosa de los banqueros, se ha cruzado en su camino y, dos años después de hacer saltar los diques de Wall Street, ha llamado a sus puertas y quebrado sus expectativas. Toda una generación de jóvenes españoles, azotada por el paro más alto de Europa, improvisa un 'plan B' mientras ve cómo se agranda la brecha generacional, cómo el paraíso intuido se aleja, cómo empiezan a vivir peor que sus hermanos mayores, cómo se limita su acceso al trabajo, la casa o el coche, cómo se esfuerzan pero no avanzan. Y con ellos el futuro de España y de su economía.
En http://www.elpais.com/especial/preparados/se publicarán más reportajes, se organizarán debates con expertos y se difundirán vídeos con testimonios. Los lectores pueden participar enviando su opinión a soyunjovenencrisis@elpais.es
...La precariedad es el origen de muchos de los problemas o de las decisiones que toman ahora los jóvenes. Sucesión de contratos temporales o becas, salarios que a menudo no se acercan al mileurismo, falsos autónomos, pagos en B para esquivar la cotización, contratos que terminan en julio y se renuevan en septiembre... El 42% de los trabajadores entre 20 y 30 años tiene un contrato temporal. Y de los temporales es de los que antes prescinden las empresas en tiempos duros.
A Marian Villa se le acaba la beca en diciembre. ¿Y entonces?... Se siente precaria hasta la médula. "No solo por el hecho de cobrar poco. El problema es que vivir de becas y fundaciones impide avanzar como persona. Nadie me daría una hipoteca. No tengo derecho a una baja laboral o de maternidad", explica con indignación. ¿Por qué no cambiar de trabajo? "Estoy tan especializada y tan sobrecualificada que no sabría hacer nada más. Esa es la trampa. Me gusta investigar. Llevo tanto tiempo trabajando por pura vocación, que si ahora abandonase sentiría que los últimos ocho años han sido un fracaso". Cuando se desanima, recuerda el día que presentó su tesis, hace unos meses. "Inexplicable". Le tiembla la voz. "Tantos años de esfuerzo concentrados... ¿Cómo no va a haber fuga de cerebros?"... En pocas palabras: ¿Qué país le estamos dejando a nuestros hijos y nietos?Seguir aquí
Contratos temporales y sueldos bajos hacen que con 30 años se viva como con 18 y se retrase la emancipación.
Sienten que están en el lugar y en el sitio equivocados. Han caído nada más empezar a andar. La crisis, que alguna vez creyeron que era cosa de los banqueros, se ha cruzado en su camino y, dos años después de hacer saltar los diques de Wall Street, ha llamado a sus puertas y quebrado sus expectativas. Toda una generación de jóvenes españoles, azotada por el paro más alto de Europa, improvisa un 'plan B' mientras ve cómo se agranda la brecha generacional, cómo el paraíso intuido se aleja, cómo empiezan a vivir peor que sus hermanos mayores, cómo se limita su acceso al trabajo, la casa o el coche, cómo se esfuerzan pero no avanzan. Y con ellos el futuro de España y de su economía.
En http://www.elpais.com/especial/preparados/se publicarán más reportajes, se organizarán debates con expertos y se difundirán vídeos con testimonios. Los lectores pueden participar enviando su opinión a soyunjovenencrisis@elpais.es
...La precariedad es el origen de muchos de los problemas o de las decisiones que toman ahora los jóvenes. Sucesión de contratos temporales o becas, salarios que a menudo no se acercan al mileurismo, falsos autónomos, pagos en B para esquivar la cotización, contratos que terminan en julio y se renuevan en septiembre... El 42% de los trabajadores entre 20 y 30 años tiene un contrato temporal. Y de los temporales es de los que antes prescinden las empresas en tiempos duros.
A Marian Villa se le acaba la beca en diciembre. ¿Y entonces?... Se siente precaria hasta la médula. "No solo por el hecho de cobrar poco. El problema es que vivir de becas y fundaciones impide avanzar como persona. Nadie me daría una hipoteca. No tengo derecho a una baja laboral o de maternidad", explica con indignación. ¿Por qué no cambiar de trabajo? "Estoy tan especializada y tan sobrecualificada que no sabría hacer nada más. Esa es la trampa. Me gusta investigar. Llevo tanto tiempo trabajando por pura vocación, que si ahora abandonase sentiría que los últimos ocho años han sido un fracaso". Cuando se desanima, recuerda el día que presentó su tesis, hace unos meses. "Inexplicable". Le tiembla la voz. "Tantos años de esfuerzo concentrados... ¿Cómo no va a haber fuga de cerebros?"... En pocas palabras: ¿Qué país le estamos dejando a nuestros hijos y nietos?Seguir aquí
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