Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
En la mayoría de las personas, el proceso mental del lenguaje tiene especial dominancia en el hemisferio izquierdo del cerebro. En el lóbulo frontal de ese hemisferio —en la llamada área de Broca, en honor al neurólogo que fue su descubridor— se hallan las neuronas ejecutoras del habla, las que organizan las secuencias o trenes de palabras y frases y llevan a la laringe y demás centros vocales periféricos las órdenes para emitirlas. Es el cerebro que nos permite hablar, el cerebro del habla, propiamente dicho, mientras que el cerebro que nos permite comprender el significado de las palabras y las oraciones se encuentra en el lóbulo temporal del mismo hemisferio izquierdo —la llamada área de Wernicke, igualmente en reconocimiento al neurólogo que fue su descubridor—. Simplificando, pues, podemos decir que el área de Broca contiene las neuronas que nos permiten hablar, y el área de Wernicke las que nos permiten comprender el habla, el significado de lo que hablamos y de lo que hablan las demás personas.
Pero esa simple dualidad parece ahora complicarse al entrar en juego la corteza prefrontal, región del cerebro humano implicada en las más altas funciones mentales, pues parece contribuir también significativamente a la esencia lingüística de las palabras, es decir, a su significado cognitivo. Hasta ahora, los análisis de imágenes del flujo sanguíneo cerebral habían permitido establecer mapas del significado de las palabras en pequeñas regiones cerebrales. Pero ahora, el neurocirujano Ziv Williams y sus colaboradores de la facultad de medicina en la Universidad de Harvard (EE UU) han ido más allá, poniendo de manifiesto que en la corteza prefrontal hay neuronas individuales que codifican en tiempo real el significado específico de las palabras. Es un importante descubrimiento para saber cómo el cerebro las almacena.
La exploración experimental que realizaron esos investigadores consistió en implantar electrodos en el cerebro de 10 pacientes sometidos a cirugía para determinar el origen de sus convulsiones epilépticas. De ese modo, registraron la actividad individual de alrededor de 300 neuronas de cada paciente en la corteza prefrontal del hemisferio izquierdo, el dominante para el lenguaje. Así, registraron las neuronas que se activaban y el momento en que lo hacían cuando los pacientes oían múltiples frases cortas de unas 450 palabras. Lo que observaron fue que para cada palabra se activaban dos o tres diferentes neuronas y que las palabras que activaban al mismo grupo de neuronas pertenecían a categorías similares, como acciones (verbos) o personas.
Igualmente, observaron que las palabras que el cerebro podía asociar entre ellas como “pato” y “huevo” activaban algunas de las mismas neuronas, y las que tenían un significado similar como “rata” y “ratón” originaron patrones similares de actividad neuronal. También hallaron neuronas que respondieron a conceptos menos precisos o abstractos como “detrás” o “encima”. Impresiona especialmente el que los investigadores fueran capaces de determinar, por los registros de su actividad, no solo las neuronas que correspondían a cada palabra y su categoría, sino también el orden en que fueron pronunciadas. Aunque no podían recrear las frases con exactitud, podían saber, por ejemplo, que una frase contenía un animal, una acción y una comida, por ese orden. Todo ello, como decimos, en base exclusiva a la actividad de las neuronas registradas.
Los investigadores afirman que las neuronas de la corteza prefrontal distinguen a las palabras por su significado, y no por su sonido, pues cuando, por ejemplo, una persona oye la palabra inglesa son (hijo en español) se activan las neuronas asociadas con la palabra familia, lo que no ocurre cuando la palabra es sun (sol en español), a pesar de que su pronunciación es la misma en inglés.
Aunque las observaciones se limitaron a una pequeña parte de la corteza cerebral prefrontal, la principal conclusión de este importante trabajo, publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature, es que los significados de las palabras están agrupados del mismo modo en todos los cerebros humanos, los cuales utilizan las mismas categorías estándar para clasificarlas y dar sentido a los sonidos. Todo ello es un paso importante para saber cómo el cerebro almacena las palabras y sus significados. Más allá de eso, siempre sobrevive la incógnita de cómo el cerebro convierte la actividad de las neuronas (materia) en conocimiento semántico (imaginación).
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, cómo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sueño, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, serán analizados en la convicción de que saber cómo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las demás personas.
Además de cerciorarse de que el pequeño ha entendido las órdenes, cuando surge un conflicto padres y madres deben invitarle a buscar una solución o preguntarle si tiene alguna idea sobre cómo actuar en un futuro.
Olivia no quiere ir al colegio. Ella está feliz con su abuela en casa, en pijama y en zapatillas, mirando cómo hace ganchillo o cocinando garbanzos como una chef estrella. La abuela le viste entre gritos y llantos, la arrastra por toda la calle y la niña le dice que está hartísima de ir al cole y tener que colorear sin salirse de la raya. En otros cuentos, Olivia no quiere ducharse o se enfada muchísimo si pierde jugando. No obedece y los adultos se afinan la paciencia. Escritos por Elvira Lindo e ilustrados por Emilio Urberuaga (equipo Manolito Gafotas), la editorial SM ha reeditado en letra caligráfica esos cuentos. Y lo cierto es que a los padres y las madres (incluso a la comunidad educativa) les preocupa y les frustra la falta de obediencia de las Olivias.
La maestra de Educación Infantil Coni La Grotteria es experta en educación para la paz y en dificultades del aprendizaje. Acaba de publicar Educar en la tolerancia (Plataforma Actual, 2023) y afirma que la naturaleza en la primera infancia lleva a los niños y a las niñas a explorar, a experimentar con los límites y con el grado de poder de sus referentes. Lo normal es que no acaten, sean libres, no entiendan lo que se les impone y tengan sus momentos de rebelión y hartazgo. La naturaleza de los niños se basa en cubrir sus necesidades y deseos, y la libertad es parte indiscutible para que así sea. ¿Y los padres? “Más que preocuparnos, debemos revisar nuestra actitud porque la integración de límites y normas es un proceso que requiere paciencia y coherencia”, explica La Grotteria.
Para la maestra de Educación Infantil Ainhoa Carmona Ponce también es normal que los niños y niñas no obedezcan: “En ocasiones, sobre todo de pequeños, les damos demasiadas consignas a seguir y simplemente no entienden lo que les decimos porque aún no tienen el desarrollo del lenguaje o la comprensión para entenderlo”. Sería pertinente hacerse preguntas como ¿puedes contarme qué has entendido? ¿puedes recordarme cuál era la norma? Otras veces, muchísimas, niños y niñas se guían por el deseo de lo que quieren o necesitan en ese momento, ya que, según Carmona, cuanto más pequeños, más primitivo es el cerebro y la capacidad de autorregulación es menor. “Tratamos de enseñarles cómo encajar en la sociedad en la que viven, pero muchas veces no tenemos en cuenta lo que realmente necesitan”, afirma la maestra.
Tania García-Medina es neuroeducadora, docente y asesora educativa. Explica que neurológicamente “venimos precableados” para aprender y explorar, y en ese proceso de descubrimiento está el hacer malabares con los límites impuestos. “Es normal que de primeras el instinto de los niños les empuje a sobrepasar los límites, a desobedecer y a descubrir qué ocurre si se transgrede esa norma o esa orden”, reflexiona. Afirma que a partir de los 18 meses es cuando comienzan a tener conciencia de individuo (conciencia del yo) y es en esa etapa en la que, aunque aún no pueden valerse por sí mismos, es frecuente escucharles decir “yo, yo”, “yo solo”, “no, no”. “Esa desobediencia es fruto de una búsqueda de la autonomía y de la autoafirmación que comienza a despertar”, asegura.
La neuroeducadora anima a revisar el concepto de hacerles entrar por el aro y de educar en la obediencia sin peros: “Se trataría de buscar que nuestros niños sean cooperativos y colaborativos y eso está lejos de una comunicación basada en órdenes”. Propone revisar el estilo comunicativo y usar otras estrategias, como cambiar las órdenes por preguntas del tipo: ¿Me puedes ayudar a guardar los zapatos en el armario? O ¿cuándo puedes encargarte de recoger la habitación? Ofrecer tiempos y espacios para reflexionar y pactar normas y necesidades contribuye a que desarrollaren el pensamiento crítico, la adaptación, las funciones ejecutivas y la autorregulación.
“Cuando las normas y pautas sociales son pactadas con ellos, teniéndolos en cuenta y haciéndolos partícipes de su creación, es realmente sorprendente observar cómo desde muy pequeños, desde los dos o tres años aproximadamente, empiezan a colaborar y cumplir misiones que han decidido que son importantes para su bienestar”, prosigue García-Medina.
Para la psicóloga y cocreadora de la llamada disciplina positiva Jane Nelsen hay que mantenerse amable y firme. Los límites con menores de cuatro años los deben poner los padres, pero “haciéndolos cumplir con amabilidad y firmeza”. Y avisa: “Cuando un niño viole un límite, no le dé un sermón ni lo castigue”. La conocida educadora aboga por hacerles “preguntas de curiosidad”: ¿Qué ha pasado? ¿Qué crees que lo ha provocado? ¿Qué se te ocurre para resolver este problema?
Para aquellos contextos en los que no se puedan pactar y dialogar esas normas (por ejemplo, el volumen de voz en una biblioteca o el comportamiento en un médico o ir al colegio), para García-Medina es importante cerciorarse de que la norma o lo que se espera de ellos ha sido entendido, así como explicarles los motivos que llevan a que esa regla sea por un bien común: “No es lo mismo que te digan ‘Silencio’ a secas a que te expliquen y comprendas que la biblioteca es un espacio en el que las personas leen o estudian, y que para esa actividad hace falta poco ruido”.
¿Qué hacer si no obedecen?
En caso de que los pequeños no obedezcan, el primer paso es mantener la calma dice Coni La Grotteria: “Si es una conducta que les pone en peligro, marcar el límite con firmeza y poner al infante seguro”. Y prosigue: “Si la conducta está acompañada de una emoción como el enfado, hay que legitimar esa expresión e intentar que sienta que su necesidad es atendida y no estamos negando o prohibiendo sus emociones”. Si es una conducta negativa que se repite con frecuencia, es recomendable dedicarle tiempo a hablar de las consecuencias de sus actos, establecer límites más claros, darle opciones para que pueda resolver sus problemas.
Jane Nelsen propone algunas formas para obtener la colaboración de un menor. “Mostrar empatía sin excusar la conducta. La empatía no significa que esté de acuerdo con la conducta o lo justifique. Significa únicamente que comprende su percepción”. Y leemos en Cómo educar con firmeza y cariño (Medici, 2007): “Invite al niño a centrarse en una solución. Pregúntele si tiene alguna idea sobre qué hacer en un futuro para evitar ese problema. Si no la tiene, hágale algunas sugerencias”.
Por tanto, no se trata de educar en la obediencia sino de que exploren la vida a través de diversas experiencias, tomando decisiones y asumiendo consecuencias adaptadas a cada edad con un acompañamiento adulto que les proporcione seguridad, firmeza y amor.
En muchos países alrededor del mundo se vive una intensa polarización política.
Dos personas con opiniones políticas diferentes ven el mismo video, pero sus cerebros lo procesan de maneras completamente distintas. ¿Por qué?
En tiempos de extrema polarización, los investigadores comienzan a desentrañar lo que sucede en la cabeza de personas que se encuentran en polos opuestos del espectro político, qué les hace responder de manera diferente al consumo de la misma información.
Esta investigación también abre nuevos campos para los propios científicos. ¿Cómo utilizar el conocimiento sobre el cerebro para concienciar a las personas acerca de sus propios prejuicios políticos? ¿Qué tipo de mensaje puede ayudar a suavizar la polarización y a fomentar el diálogo?
Pero primero, veamos los hallazgos publicados este mes en Proceedings of the National Academy of Sciences, la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Una respuesta neuronal diferente
Investigadores de la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Stanford y la Universidad Johns Hopkins escanearon los cerebros de 38 adultos de mediana edad, algunos inclinados hacia la izquierda del espectro político y otros hacia la derecha, mientras veían docenas de videos (con noticias, discursos o anuncios políticos) sobre las medidas migratorias que se están discutiendo en EE.UU.
Entre los temas abordados se encuentran la construcción del muro en la frontera con México, una de las banderas del gobierno del presidente Donald Trump, y el programa conocido como DACA (las siglas en inglés de Deferred Action for Childhood Arrivals), creado en 2012 por Barack Obama para temporalmente asentar a migrantes indocumentados que habían llegado al país cuando aún eran niños y el cual sufrió varios reveses durante el mandato de Trump.
Los investigadores dividieron a los participantes del estudio en función de sus puntos de vista sobre estas políticas migratorias: en términos generales, los liberales tienden a oponerse al muro fronterizo y apoyar DACA. Los conservadores tienden a ir en la dirección opuesta.
"A pesar de ver el mismo video, (liberales y conservadores) tuvieron una respuesta neuronal diferente", explica a BBC News Brasil el investigador de la Universidad de Berkeley Yuan Chang Leong, autor del estudio.
Leong explica que, en la práctica, las mediciones de la actividad cerebral al ser observadas a través de un examen de imágenes de resonancia magnética funcional, subieron o bajaron a medida que se presentaron los videos.
Aunque no se observó un patrón sistemático, en general, cuando la actividad cerebral aumentó más entre los conservadores, se incrementó menos entre los liberales, lo que indica respuestas cerebrales opuestas entre las personas de los dos espectros políticos.
Para decirlo gráficamente: si imaginamos la actividad cerebral de cada persona como una línea que sube y baja, estas oscilaciones ocurren en diferentes momentos para conservadores y liberales, de forma coherente, aunque no estandarizada.
Esta diferencia se observó en la corteza prefrontal dorsomedial, una región del cerebro que procesa e interpreta narrativas.
Y el punto más alto de estas diferencias neuronales ocurrió durante momentos de los videos que mostraban mensajes más emocionales, de carácter moral o que citaban riesgos y amenazas tradicionalmente relacionados con las discusiones sobre inmigración, "contenidos que tienden a tener interpretaciones divergentes entre conservadores y liberales", apunta el estudio.
El papel del lenguaje
Leong señala que su investigación está lejos de pintar el cuadro completo de la polarización: es solo una "fotografía", hasta ahora sin precedentes, de este fenómeno cerebral.
El lenguaje relacionado con amenazas, problemas morales o emocionales despertó una respuesta neuronal más fuerte.
Pero las conclusiones del estudio están en línea con descubrimientos recientes de otras áreas de la psicología, sociología y neurociencia sobre el comportamiento general de las personas frente a noticias, videos o discusiones sobre temas políticos acalorados: que las personas interpretan la información de acuerdo con su sesgo político y la utilizan para defender o reforzar creencias anteriores.
"Cuanto más se suscribe a la interpretación (conservadora), más procesa los videos como lo haría un conservador, y más defenderá estas políticas", y viceversa, explica Leong.
Los próximos pasos para Leong y sus colegas consisten en investigar si la misma polarización neuronal se repite con otros temas controvertidos en Estados Unidos como, por ejemplo, el control de armas.
Los científicos también investigarán cuál es el papel del lenguaje en estos procesos que ocurren en el cerebro: en qué medida la elección de palabras y frases en una historia, un video o una publicación puede, por ejemplo, reforzar o no las respuestas neuronales que evidencian polarización.
Descubrir eso sería hallar el "santo grial", bromea Leong.
"Sería increíble saber qué mensajes alejan o unen a las personas, pero aún no lo hemos logrado. Lo que tenemos es una 'muestra': las palabras que más se destacan en el análisis (neuronal) son las que predicen mensajes de peligro o amenaza para el estilo de vida", explica.
"Reencuadre moral"
Además de la neurociencia, uno de los coautores del estudio, el profesor de psicología Rob Willer, también estudia este tema desde el punto de vista de la psicología social.
Hablar sobre el cambio climático en términos de amenaza no parece ser una fórmula que sirva para persuadir a las personas de pensamiento conservador.
Willer, quien dirige el Laboratorio de Polarización y Cambio Social de la Universidad de Stanford, investiga una teoría que él llama "reencuadre moral".
Se trata de desarrollar una línea argumental basada en los valores morales, no de quienes discuten, sino de quienes recibirán el mensaje, ya sea un demócrata liberal o un republicano conservador.
"Los liberales en los Estados Unidos tienden a respaldar los valores morales de cuidado y protección de las personas ante los peligros, además de la igualdad y la justicia, más que los conservadores. (...) Los conservadores valoran la lealtad al grupo y el patriotismo, además del respeto por las autoridades -legítimas- y respeto por las tradiciones. También valoran la pureza, la santidad moral y religiosa más que los liberales ", dijo Willer en una entrevista en el sitio web del proyecto We Are Not Divided.
Entonces, si desea convencer a un conservador de que se preocupe más por el cambio climático, tendrá poco éxito argumentando con un mensaje de protección contra sus peligros, indica la investigación de Willer.
"Puede ser más eficiente argumentar en términos de patriotismo, la necesidad de proteger al país y ayudarlo a mantener una posición de liderazgo internacional", apuntó Willer.
"Se puede argumentar en términos de tradiciones y respeto por la tierra del país, en términos de pureza y la necesidad de no contaminar nuestros hábitats sagrados. Estos argumentos tienden a encontrar mayor eco entre los conservadores porque se ajustan a sus valores morales", agregó.
En un artículo científico sobre el "reencuadre moral" publicado en 2019, Willer y su coautor, Matthew Feinberg, argumentan que, además de ayudar a las personas a buscar el consenso, la estrategia puede "reducir la animosidad que los individuos sienten por los demás (en el contexto) de una división política significativa".
"Si bien la gente probablemente usaría el reencuadre moral con el propósito estratégico de convencer a los rivales, el uso efectivo requiere desarrollar una comprensión clara de lo que la otra parte valora y cree", señalaron.
Por qué los datos duros pueden no ser suficientes para convencer
De vuelta al estudio sobre la polarización en el cerebro, Leong cree que aporta dos lecciones: una para quienes consumen información y otra para quienes la producen.
El uso de datos duros para mostrar a las personas puntos de vista distintos a los suyos pueden no ser suficientes para lograr ese objetivo.
"Espero que, a medida que las personas se den cuenta de este sesgo (neuronal), sean capaces de dar un paso atrás e intentar verlo desde otra perspectiva y reflexionar sobre su propio sesgo de manera objetiva. Esto no es fácil, es algo con lo que todos tenemos que lidiar haciendo un esfuerzo ", dice.
La segunda enseñanza es para las personas que escriben sobre política, desde periodistas hasta políticos.
"La forma en que formula el mensaje marca una diferencia. Las palabras que elige marcan una diferencia. Nuestro estudio muestra que las creencias políticas influyen en la forma en que un grupo recibe y procesa nueva información", continúa Leong.
"Presentar los hechos y más información no es necesariamente la estrategia más eficiente para cerrar la brecha. Si la idea es tratar de reducir la polarización, necesitamos entender cómo las personas que no comparten nuestros valores están recibiendo estos mensajes (...) Soy un neurocientífico, entiendo cómo funciona el cerebro. Los psicólogos tendrán una comprensión más sofisticada sobre esto. Pero lo que puedo decir es que si le muestras lo mismo a dos personas, no lo procesarán de la misma manera, así que piensa sobre cómo llegar a ambos lados", concluye.
_- Luis Castellanos
Doctor en Filosofía pura e investigador,
La palabra ‘Sí’ es la palabra fundamental para el ser humano: nos da poder y hace que seamos más creativos. Es la palabra que puede transformarlo todo
Luis Castellanos
Luis Castellanos es referencia en el campo del ‘lenguaje positivo’. A través de sus trabajos en el terreno de la neurociencia cognitiva en la Universidad Complutense y el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, este ‘investigador de las palabras’ pretende ‘aumentar la salud y el bienestar de las personas mediante el uso que hacemos del lenguaje y su relación con las emociones, la creatividad y las decisiones vitales.’ Apoyado en los resultados clínicos obtenidos en resonancias magnéticas y electroencefalografías, Castellanos ha demostrado la influencia que tiene el uso del lenguaje positivo en educación observando cómo se comportan las conexiones sinápticas del cerebro a partir del uso de palabras positivas o negativas. Autor de los libros “La Ciencia del Lenguaje positivo” y “Educar en el Lenguaje positivo” aplica sus investigaciones a disciplinas tan diversas como la cocina, el deporte y la educación. Con el proyecto “Palabras Habitadas”, desarrollado en un Instituto Público de Secundaria, Castellano ha demostrado que gracias al cambio en su lenguaje, profesores, familias y sobre todo alumnos han experimentado beneficios en aspectos como la comunicación, la resolución de conflictos y el aprendizaje.
Creando Oportunidades
TRANSCRIPCIÓN
00:05
Luis Castellanos. Hola, soy Luis Castellanos. Soy doctor en Filosofía Pura e investigador. Me apasiona el mundo de las palabras e investigo cómo las palabras funcionan en el cerebro. Cuida tus palabras y ellas cuidarán de ti.
00:22
Juan Carlos Hervás. Luis, me llamo Juan Carlos Hervás. Soy profesor de un instituto público de aquí de Madrid, el IES Profesor Julio Pérez, y soy padre. Te quería hacer unas preguntas. Para centrar, ¿qué es el lenguaje positivo?
00:33
Luis Castellanos. El lenguaje positivo es cómo recogemos el poder de las palabras, diciendo que las palabras nos enseñan a ver y a encontrar el lado favorable de las cosas. Nos ayuda, de alguna manera, a protegernos de la vida que vamos a poder tener en un futuro con el propio lenguaje, que nos va a acompañar hasta el último día de nuestra vida. Nos ayuda también a entender nuestra propia historia, nuestra propia narración, porque las palabras construyen todos los días nuestros relatos. Forjan nuestra personalidad, forjan nuestra memoria, forjan nuestra capacidad de ver el mundo. Las palabras positivas lo que hacen es enseñarnos a ver el lado favorable de ese mundo.
01:12
Juan Carlos Hervás. Nos metemos en el campo de la educación. ¿Qué aporta el lenguaje positivo para el aprendizaje?
01:15
Luis Castellanos. Primero, ayuda muchísimo a construir la personalidad. Es decir, nosotros construimos la personalidad palabra a palabra. Construimos nuestra memoria palabra a palabra. Construimos nuestros sueños palabra a palabra. Por tanto, lo que está aportando es que nuestra personalidad, aquello que nosotros vamos a ser en un presente y en un futuro, va a construirse con unas palabras que nos pueden ayudar. Aporta además otras herramientas más importantes todavía. Aporta la capacidad del cerebro de ser más rápido, de estar más atento, de estar más concentrado. Aporta energía, aporta creatividad. Eso es lo que hace. Lo más importante del lenguaje, y del lenguaje positivo y de las palabras positivas, es que te están dando una energía que antes no sabíamos que venía del lenguaje. Ahora sí sabemos que viene del lenguaje. Eso es muy importante para los chavales. Es decir, que se den cuenta de que su propio lenguaje activa la vida.
02:06
Juan Carlos Hervás. ¿Y qué efecto tienen las palabras? Porque, tanto las palabras positivas como las negativas, ¿qué efecto tienen en el cerebro?
02:12
Luis Castellanos. Las negativas comprimen. Digamos, de alguna manera, lo que hacen es reducir tu campo de visión del mundo. Las palabras negativas lo que hacen es que extienden de alguna manera… Atrapan tu memoria, atrapan tu tiempo y hacen que todo eso te dure más. Una duración mayor. El lenguaje negativo nosotros lo tenemos porque las emociones principalmente son negativas. Es decir, si vamos a nuestras emociones básicas, si cogemos cinco: la ira, el miedo, el enfado, el asco, la alegría… Al final te das cuenta de que hay una que es positiva y que el resto son negativas. ¿Qué hace lo positivo? Lo contrario. Es un tiempo de reacción del cerebro mucho más rápido. Te hace estar mucho más atento, te hace estar mucho más concentrado. Es decir, en definitiva, te hace tener, lo que decíamos antes, más energía, te hace ser más inteligente, te hace buscar recursos creativos en la vida. Te abre la vida. Te da energía para abrirte a un mundo, para buscar soluciones, para encontrarlas… Es decir, te hace mucho más inteligente. La inteligencia es nuestra capacidad de encontrar futuro. En definitiva, el lenguaje positivo es la capacidad de encontrar futuro diferente al que hoy en día tenemos.
02:23
Juan Carlos Hervás. ¿Y los profesores? ¿Cómo podríamos utilizar ese lenguaje positivo? ¿Realmente el lenguaje positivo tendrá un efecto en el rendimiento de los chicos?
03:30
Luis Castellanos. Gracias a Daniel Goleman y a la inteligencia emocional ha habido un pequeño giro a nivel educativo. Las emociones son importantes. Daniel Goleman ha establecido cinco pasos a los cuales nosotros también nos hemos adaptado. Primero, tenemos que tomar conciencia de nuestro lenguaje o tomar conciencia de nuestras emociones. Tomar conciencia del lenguaje es saber qué es una palabra positiva, qué es una palabra negativa, qué efectos tiene… El segundo paso es regular la emoción. El segundo paso sería regular las palabras. Si yo no puedo regular las palabras, es decir, si yo no puedo elegir las palabras, ¿cómo voy a cambiar? Entonces, si no tomo conciencia de las palabras, no podré regular. Los profesores pueden tomar conciencia de las palabras. ¿Regular las palabras para qué? Para ser autónomo, para tener autonomía emocional o autonomía lingüística. Es decir, para que no me afecte tanto lo que me están diciendo o que las emociones que yo estoy recibiendo sepa controlarlas de alguna manera.
El lenguaje positivo es la capacidad de construir buenas historias para encontrar un futuro diferente
Luis Castellanos
04:23
Luis Castellanos. Por tanto, yo creo que el primer paso que hemos dicho de tomar conciencia es fundamental. Segundo, regular el lenguaje. Tercero, tener autonomía en el lenguaje. Poder decir, elegir las palabras, no pararme automáticamente en lo que me viene. El cuarto paso sería tener las habilidades lingüísticas, aquellas habilidades que nos permiten relacionarnos con los demás, que me permiten relacionarme conmigo mismo, que me permiten abrirme al mundo… Ese lenguaje positivo que me hace ver el lado favorable de las cosas es una habilidad. Y eso me da unas competencias, que sería el quinto paso. Competencias emocionales o competencias lingüísticas. Es decir, soy una persona competente para crear y establecer una relación social favorable, para relacionarme, no solamente con mis alumnos como profesor, sino con mi pareja, como padre, como madre, o para relacionarme también con mis compañeros, para relacionarme con la gente con la que me encuentro por la calle… Al final, esas competencias abarcan el universo en el cual nosotros nos movemos y hacen que, además, ese universo todavía sea todavía más universalizable. Me doy cuenta de que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos, del universo de 7.500 millones de personas.
05:22
Juan Carlos Hervás. ¿Qué palabras escogerías como palabras importantes en la educación?
05:25
Luis Castellanos. Hay una palabra que me parece fundamental. Socialmente, no solo a nivel educativo, y que yo creo que puede transformarlo todo. Además, es la que hace que seamos seres creativos. Esa palabra es “sí”. Todo el mundo siempre se empeña en el “no”. El “sí” es la palabra que te da poder. Es decir, el “sí” es que, si yo te digo que sí a algo, tú y yo construiremos algo. Tu cerebro recibirá y se abrirá, abrirá puertas. Si siempre digo que no a la primera, lo que estoy haciendo es sellar mi cerebro de una manera, no permitiré que sea creativo y a ti tampoco te permitiré ser creativo. El “sí” es la primera propuesta que nosotros nos tenemos que hacer.
06:00
Juan Carlos Hervás. Construye puentes.
Luis Castellanos. Construye puentes. El “sí” es la palabra fundamental en el ser humano. Es decir, el “sí” es el “sí” a la curiosidad, el “sí” a admiración, el “sí” a estar contigo, el “sí” a compartir la vida, el “sí” a muchísimas cosas. El “no” ya te ha cerrado la puerta. Esa es la primera palabra que nosotros aprendemos. Porque el “no” viene después de saber decir “sí”. Si no sabes decir “sí”, el “no”, no.
07:11
Juan Carlos Hervás. Fíjate que los chicos no relacionan la escuela con la alegría.
Luis Castellanos. Claro
07:18
Luis Castellanos. Porque los profesores y los padres la hemos perdido. Si salimos a la calle parece que tenemos que estar serios, parece que no podemos sonreír, que no podemos ser amables, que no podemos ser bondadosos, que no podemos ser atentos… Es decir, de repente nos han quitado la esencia de nuestra propia felicidad sin darnos cuenta. Aprender esa alegría. Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no conocemos. No tenemos nada más que aprender las cosas. Claro, pero si nos quitan la capacidad de aprender en todo lo que hacemos… Es repetir y repetir conductas que además se van prolongando a lo largo de la vida. Esas conductas nos afectan en nuestro comportamiento, nos afectan en nuestra personalidad, nos afectan en nuestras relaciones, nos afectan, digamos, cotidianamente.
07:54
Juan Carlos Hervás. Yo te digo que, incluso, en las escuelas, la alegría es sancionable.
Luis Castellanos. Ah, bueno, sí.
Juan Carlos Hervás. No es que se haya desterrado, sino que es sancionable.
Luis Castellanos. Y en las empresas.
08:00
Juan Carlos Hervás. A un chico alegre, a un chico que esté como más animado en clase, se le sanciona
Luis Castellanos. Sí, sí
Juan Carlos. Porque lo que se quiere es otra cara. Parece que el esfuerzo y el aprendizaje están más relacionados con otra…
08:13
Luis Castellanos. Yo siempre digo que a mí me echaron de dos colegios. Y a veces te das cuenta de que lo que te están quitando es la capacidad de lo mismo que te quieren enseñar. Nos quitan lo más esencial que queremos. ¿Qué queremos de nosotros mismos? Kahneman dice… Daniel Kahneman, que es Premio Nobel de Economía y psicólogo, el primer psicólogo al que, en el año 2002, le dieron un Premio Nobel de Economía… En una frase dice que lo que más nos importa a todos los seres humanos es la historia de nuestra vida. Y lo que más deseamos es que la historia de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso. Eso es lo que queremos. Tener una buena historia con un protagonista decoroso. Entonces, claro, si al final nos quitan la capacidad de hacer una buena historia… ¿Qué es el lenguaje positivo? La capacidad de construir buenas historias. ¿Cuán alegre he estado hoy? ¿Cómo me ha ido hoy? ¿Cómo me ha ido el…? ¿Cómo te ha ido, hijo mío, hoy el día? Cuéntame. ¿Has estado alegre? Son historias, son narraciones.
Luis Castellanos Si cuidas las palabras, el lenguaje cuidará de ti
Lo que más deseamos los seres humanos es que el relato de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso
Luis Castellanos
09:03
Juan Carlos Hervás. Aparte, es paradójico, como tú dices. Cuando le preguntas a un profesor o a un padre qué es lo que quiere para su hijo, lo que pretende en la educación, es que sea feliz. Sin embargo, luego, la puesta en escena…
Luis Castellanos. Sí.
Juan Carlos Hervás. Lo que se hace para eso parece que lo aparta, ¿no? Como que la felicidad está en otro lado, ¿no?
09:20
Luis Castellanos. Claro, porque nosotros, como adultos, clonamos. Lo que estamos enseñando o lo que estamos inspirando a los chavales es lo que nosotros somos. Entonces, vamos serios, vamos estresados, vamos agobiados, y ellos lo ven. Nosotros, lo que hemos hecho a lo largo de toda la historia de la humanidad… Somos personas que hemos robado visualmente y hemos robado auditivamente. Necesitamos copiar las cosas para aprender más rápidamente. Entonces, ellos roban visualmente y roban auditivamente el comportamiento del profesor, el comportamiento del padre. Entonces lo repiten. Entonces son clones. Claro, en definitiva, quien tendría que cambiar sería el propio profesor. El propio padre tendría que decir: “Oye, aquí nos tenemos que divertir”. “No, es que mira, tengo que trabajar, ocho horas no, 16 horas. Cuando llego a casa estoy agobiado. ¿Cómo voy a atender al niño?”. El profesor dice: “Voy de aula en aula y tengo 40 alumnos. No me sé los nombres de los chavales”. Es decir, al final, el agobio es lo que ellos están haciendo. El lenguaje positivo, las palabras, en definitiva, que nosotros podamos decir, tienen que ser palabras que inspiran, palabras con alma. Es decir, son almas inspiradoras, las palabras. Es un lenguaje.
10:22
Juan Calos Hervás. O sea, los primeros que tienen que depurar el lenguaje son los educadores, tanto padre como profesores.
Luis Castellanos. Claro.
Juan Carlos Hervás. La idea que tienes tú es un poco que el lenguaje es contagio, ¿no?
10:30
Luis Castellanos. ¿Qué es antes, el huevo o la gallina? Es una buena pregunta. Pero cuando tú te quedas embarazada, o embarazado, también ya estás educando en el lenguaje. El niño, en la barriguita, ya está escuchando las palabras. Te puedes poner unos pósits donde ponga “alegría”, “entusiasmo”… Es decir, que de alguna manera ya puedan estar, cuando tú te miras, contagiando a ese feto que está ahí dentro, a ese ser que va a nacer. Le estás diciendo de alguna manera alguna palabra positiva. Es decir, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? Al final nos quedamos embarazados, los seres humanos, y va a nacer un niño. Desde el primer momento, desde el primer momento de esa gestación, ya podemos utilizar ese lenguaje, podemos ser contagiosos. Cuando tengamos una excusa, y la vamos a tener, no se pide perfección. Nos tenemos que permitir el derecho a errar, a fracasar, a ser humanos, etc. Nos lo tenemos que permitir.
El lenguaje positivo es la capacidad de construir buenas historias para encontrar un futuro diferente
Lo que más deseamos los seres humanos es que el relato de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso
Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no conocemos
Luis Castellanos
11:14
Luis Castellanos. El lenguaje positivo lo que va a hacer es que nos demos cuenta antes de que hemos dicho algo que no es adecuado y que tomemos las medidas. Es decir, que pidamos perdón antes. Eso es lo que hace el lenguaje positivo. No es buenismo, no. Simplemente es una relación de tiempo. Nosotros somos tiempo y atención. Nacemos, crecemos y morimos y prestamos atención en la vida a ciertas cosas. Lo que estamos diciendo es que hay que reconceptualizar las palabras o el lenguaje. Lenguaje oral, gestual y escrito. Porque significan, en nuestra vida, la construcción de nuestra historia, como decía Kahneman. Y como queremos tener una buena historia de vida, el lenguaje es quien construye esa buena historia de vida.
La palabra ‘Sí’ es la palabra fundamental para el ser humano: nos da poder y hace que seamos más creativos. Es la palabra que puede transformarlo todo
Luis Castellanos
11:53
Juan Carlos Hervás. Un día, apareciste en el Profesor Julio Pérez y nos presentaste un proyecto precioso que se llamaba Palabras habitadas. ¿Qué es el proyecto palabras Habitadas?
12:06
Luis Castellanos. Mira, me vas a permitir que te lo cuente de una manera muy concreta, porque lo que intentamos hacer con vosotros fue tres planteamientos, tres grandes preguntas, y ver si las podíamos responder todos en conjunto: padres, profesores y alumnos. Me vas a permitir que te haga esas mismas preguntas, las veas y nosotros podamos entender por qué un proyecto tan interesante como Palabras habitadas venía de otro histórico que antes hemos nombrado: Daniel Kahneman, Martin Seligman, que habla de la auténtica felicidad, de qué es la auténtica felicidad, y el profesor John Hayek, que decía: “¿Aprender o enseñar?”. Pues aquí estamos aprendiendo.
12:42
Luis Castellanos. Unas primeras preguntas que hicimos y que me parecen muy importantes son: “¿Qué historia de vida deseas para tus hijos o alumnos?”.
12:50
Luis Castellanos. Segunda pregunta: “¿En qué mundo te gustaría que viviesen tus hijos o alumnos?”.
12:55
Luis Castellanos. Tercera pregunta: “¿Qué quieres aportar al futuro de tus hijos o al futuro alumnos?”. Estas tres preguntas…
Juan Carlos Hervás. Ese fue el inicio.
Luis Castellanos. Sí.
Juan Carlos Hervás. El punto de partida.
13:04
Luis Castellanos. El punto de partida. Con esto me presenté en el colegio Julio Pérez. Queríamos ver realmente qué es lo que los padres y los profesores piensan, qué historia quieren para su vida, qué futuro desean para sus hijos y qué quieren aportar ellos. Es decir, en qué compromiso quieren estar.
13:18
Juan Carlos Hervás. De esa recogida de datos, ¿qué os sorprendió?
Luis Castellanos. Bueno, principalmente, la recogida de datos de la primera pregunta fue impactante. La mayoría de la gente… La palabra “felicidad”, aparece en más de 70 % en todos los discursos de todos los padres. Por supuesto, aparece que tengan un buen futuro, aparece que por supuesto tengan salud, es decir… Pero no aparecía nada de que fueran buenos matemáticos, físicos, químicos, biólogos, enfermeros… No aparecía nada de eso. Aparecían conceptos generales. En la segunda pregunta, es decir, si te pregunto qué es lo que tú quieres para tus hijos y qué historia quieres para tus hijos, había algo fundamental, y es que no sabemos. Damos respuestas desde lo que ya entendemos. No creamos nada nuevo. Las preguntas y las respuestas eran como repetitivas. El padre y la madre, el profesor, decían: “Yo quiero que cuente una historia buena”. ¿Qué vas a dedicar, tiempo? ¿Vas a dedicar atención? ¿Vas a dedicar energía? ¿Vas a dedicar capacidad de aprendizaje? ¿Vas a dedicar esfuerzo por ver de forma diferente? ¿Vas a ser y estar más presente cuando estén tus hijos en casa o vas a estar más presente con tus alumnos? ¿Y de qué manera vas a estar más presente? No había respuestas creativas.
14:31
Juan Carlos Hervás. O sea, tenían claro dónde querían que fueran sus hijos, pero no tenían claro cómo hacerlo.
Luis Castellanos. El cómo. Y yo creo que eso es la esencia del proyecto palabras habitadas: el cómo. Si tú deseas que tu hijo o tu alumno sea feliz, que tenga salud, que tenga bienestar…, ¿cómo podemos hacer que, al final, le des las herramientas para que pueda cumplir los sueños y los pueda alcanzar? Y por eso decíamos que educar es atender a los sueños de los demás.
14:55
Juan Carlos Hervás. Lo que aportabais en el proyecto vosotros era esa herramienta.
Luis Castellanos. Exactamente.
15:00
,
Juan Carlos Hervás. ¿Qué herramienta aportasteis a padres, profesores y alumnos para que pudieran dirigirse hacia ese mundo que querían?
Luis Castellanos. La primera herramienta fundamental era cómo podemos tomar conciencia del lenguaje. Ahí aparecieron las maravillosas listas de comprobación. Es decir, las listas de comprobación…
15:16
Juan Carlos. ¿Qué es una lista de comprobación?
Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no conocemos
Luis Castellanos
Luis Castellanos. La lista de comprobación básicamente es tomar conciencia absoluta del lenguaje. Una lista de comprobación venía de otros ejemplos. Las listas de comprobación son las listas que tienen, por ejemplo, en la cabina los pilotos de los aviones. Con ellas chequean si tenemos el depósito de gasolina lleno, si los flaps están llenos, si el tren de aterrizaje está en su orden, si las puertas están cerradas… Así que una lista de comprobación es comprobar aquello que nos puede llevar a veces al desastre. Por lo tanto, lo primero era detectar los errores más comunes que se podían producir. Una lista de comprobación tiene que ser muy sencilla, no puede durar más de 90 segundos o 120 segundos. Estamos hablando de menos de dos minutos. Puede haber muchas listas de comprobación, pero cada una de ellas no puede durar más de 90 a 120 segundos. Tercero, tienen que ser muy precisas, tienen que ser exactas, tienen que decir y definir aquello que se está chequeando. Por lo tanto, tienen que estar muy claras. Es decir, escritas para que luego la hagamos: “Pom, pom, sí, no, sí, no”.
16:10
Juan Carlos Hervás. El padre va chequeando, el profesor va chequeando, y el alumno…
Luis Castellanos. Y el alumno también va chequeando su propio lenguaje.
Juan Carlos Hervás. Vale.
16:16
Luis Castellanos. Va chequeando su propio lenguaje. Se va dando cuenta de los errores que comete en el lenguaje. Era muy divertido con los padres. Eso habría que verlo. ¿Qué errores decían? “Decimos muchos tacos, pero ¿cómo podemos vivir en este mundo?”. Es tomar conciencia. La lista de comprobación…
Juan Carlos Hervás. Las elaboraron ellos mismos.
Luis Castellanos Si cuidas las palabras, el lenguaje cuidará de ti
16:29
Luis Castellanos. Las elaboraron tanto los padres como los profesores, en lo cual tú contribuiste muchísimo, y los alumnos. Es decir, si no tomo conciencia no puedo cambiar mi lenguaje. Si no sé cuáles son los errores de mi propio lenguaje, si estoy diciendo tacos solo levantarme por la mañana, si estoy diciendo que eres un inútil, que no lo vas a conseguir, que estás yendo mal camino, que llegas tarde y al final llegas con mala cara y todo el rato es ese el lenguaje que tengo y no tomo conciencia porque me sale natural… Nadie me ha dicho que yo tengo que reflexionar sobre el lenguaje. Nadie me ha dicho que el lenguaje es importante para construir el futuro. Por lo tanto, las listas de comprobación son lo que te hace tomar conciencia de ese lenguaje. Es decir, si tú no tomas conciencia de los errores más comunes, no vas a poder cambiarlo. Es muy complejo que lo puedas cambiar.
17:09
Juan Carlos Hervás. El proyecto es elaborar una lista de comprobación. La elaboran los propios colectivos, la llevan a cabo y el objetivo final, una vez elaborada y una vez puesta en marcha, sería…
17:24
Luis Castellanos. Trasformar el lenguaje. Es decir, la capacidad de elegir palabras para tener autonomía. Pero también teníamos que implicar todos los niveles emocionales que existían. Por lo tanto, hay emociones evolucionadas. Empezamos a coger las diez emociones evolucionadas que tenía Barbara Fredrickson para intentar aplicarlas en el aula: la admiración, el orgullo, el interés, la alegría, el amor… Es decir, vamos a ver cómo las podemos aplicar en el aula, vamos a empezar a trabajar, a hacer cosas, ejercicios y actividades que pudieran implicar al chaval, a los alumnos y al profesor un esfuerzo mínimo. Porque yo quitaría la palabra “esfuerzo”, sino que se hiciera como algo normal.
17:57
Luis Castellanos. Por ejemplo, pusimos una caja de valentía en la mesa. Esa caja de valentía, lo que les pedíamos a los chavales, pero también a los profesores y a los padres que lo pueden llevar a casa, era: “¿En qué voy a ser valiente hoy?”. Una vez que ya he detectado el lenguaje, ¿en qué voy a ser valiente hoy? ¿Voy a ser valiente en decir menos tacos?, como decían algunos chavales. ¿Voy a ser valiente en decir gracias a alguien por algo? ¿Voy a ser valiente en darle un reconocimiento específico a alguien? ¿Voy a ser valiente en no insultar a alguien? ¿En qué vas a ser valiente? Entonces iban poniendo, iban echando “en qué voy a ser valiente hoy”. Se trata de que cada día seamos valientes en algo. Luego se recogía en lo que éramos valientes y se repasaba, ¿vale? Se repasaba en qué había sido valiente y si lo había sido. Por ejemplo, una chica decía: “Voy a decir menos tacos, joder. ¡Uy! Sigo diciendo los mismos tacos, pero hoy he tomado conciencia”.
18:42
Luis Castellanos. Unas de las cosas que también decíamos y que les parecía muy importante a los profesores es que el sentido del humor es clave. No hay que dramatizar. Esto simplemente es un aprendizaje, no estamos enseñando nada. Lo que estamos intentando es que aprendamos juntos. Yo aprendo a ser valiente como profesor, yo aprendo como padre a ser valiente y como alumno puedo aprender a ser valiente.
19:00
Juan Carlos Hervás. O sea que el proyecto no solo comprueba mi lenguaje, sino que además, al comprobar mi lenguaje, descubro qué palabras no son beneficiosas en el aula, o en la casa en el caso del padre. Además, algo muy importante que ha hecho es que introduzco un nuevo lenguaje en el aula.
19:17
Luis Castellanos. Cuando empezaron con las listas de comprobación, volviendo a ellas, los chavales se empezaron a dar cuenta del lenguaje que tenían en casa. El lenguaje de sus padres, la cantidad de tacos que dicen, la cantidad de gestos que implican… “Te voy a dar algunos…”. De repente decían: “No, a mí me han dado”. Es decir que en lo cotidiano existen cosas que las dejamos como si fuera algo natural, pero de repente empezamos a tomar conciencia, pero una conciencia diferente: “Eso no tiene por qué ser así. ¿Cómo puedo cambiarlo?”. Ahí sí que hubo herramientas por parte de los profesores, de Tania, por ejemplo, que decís: “Bueno, ¿cómo podemos cambiar de alguna manera esa sensación? Hemos percibido un lenguaje que no es el adecuado, que es agresivo, ¿cómo puedo cambiarlo?”. De repente, se introduce unas de esas nuevas emociones que aparecen en Barbara Fredrickson, que es la admiración. ¿Qué admiráis de vuestros padres? Es como reconciliarnos a través del lenguaje con el otro lenguaje que ha habido ahí.
20:08
Luis Castellanos. De repente, los chavales empezaron a admirar de sus padres cosas. Empezaron a escribir qué admiran. Empezaron a traer fotografías de sus padres y a decir por qué les admiraban. ¿Por qué admira a sus hermanos? Eso es fundamental. Es decir, hacerlo visible. El lenguaje positivo lo que hace es visible. El lenguaje se inventó para ver. Pero hay que hacerlo visible, hay que notarlo, hay que poner imágenes, hay que poner palabras. Y, de repente… Bueno, el “hay que” diríamos “sería fascinante y fantástico”, quitemos el “hay que”. Que apareciesen imágenes y palabras. Y, de repente, la admiración se construye. Y se construye como un elemento básico para reconciliarme con aquello que antes ni me había dado cuenta de que era tan importante y ahora me doy cuenta de que es importante. Es decir, que no me insulten, que no me digan que no sirvo para nada, que soy un inútil, que me levanten la mano y que me amenacen o que me peguen para decirme: “Bueno, yo te respeto y voy a utilizar el lenguaje”. Y el lenguaje lo utilizaban en casa y cambiaba la conducta y el comportamiento de los padres, también ellos. Es decir, el alumno, cuando se da cuenta de que su padre hacía de una manera determinada un tipo de lenguaje: “¡Luis, ven!”, “¡Ahora voy!”. Y yo no venía. “¡Que vengas!”, “¡Ahora voy!”. De repente, dices: “Bueno, voy a ir”. Y cuando voy, se cambiaba la conducta. Y decían: “Es que ha cambiado la conducta en mi casa, yo controlo mi casa. Ahora, si voy…”. Mi padre es más amable, mis hermanos también y todos disfrutamos más.
21:19
Juan Carlos. Una de las grandezas del proyecto es la solución o no de los problemas de la escuela, que es la interacción familia-escuela. Lo que hace el proyecto es crear un puente. O sea, ayudar al padre y ayudar al chaval a conectar con sus padres y al revés, y ayudar a los padres a conectar con la escuela.
¿Qué historia de vida deseas para tus hijos o alumnos? ¿En qué mundo te gustaría que viviesen? ¿Qué quieres aportar a su futuro?
Luis Castellanos
21:38
Luis Castellanos. Es que somos una unidad. Pertenecemos a algo más grande. El proyecto de las listas de comprobación… Pero el proyecto era para todos, era tanto para las familias como para el profesorado o como para el alumnado. Todos tenían el mismo objetivo: tomar conciencia del lenguaje para regularlo y tener dominio sobre él, y para que la vida sea mejor para ellos. Sus historias personales. Ese era el objetivo global. Empezamos con preguntas, pero luego pasamos a acciones muy concretas. Acciones que eran acciones sutiles. Es decir, por ejemplo, también les pedíamos: “Oye, define tu vida en seis palabras”. A los chavales… Eso es un ejercicio muy antiguo que se hacía y se llevaba. Define tu vida en seis palabras. Les hace pensar cómo es su vida en seis palabras. Les hace la concreción del lenguaje de las palabras. Eso es interesantísimo, cómo lo decían.
22:21
Juan Carlos Hervás. Resume, ¿no? Elige.
Luis Castellanos. Resume, sí. Elige, elige una a una. Entonces, de repente, está ahí. Nosotros nos hemos basado muchísimo en todas las investigaciones de la psicología positiva de Martin Seligman. Unas cosas que se dicen en psicología positiva que está demostrada, fundamentalmente, es que, si nosotros somos capaces de dar tres agradecimientos diarios diferentes durante 21 días, eso va a hacer que nuestro cerebro empiece a buscar la parte favorable. Tres agradecimientos diferentes significa: pues hoy me he duchado con el agua y la temperatura estaba adecuada, hoy he sacado a pasear a mi perro, hoy le he dicho a mi madre “Gracias”. Pero no puedes repetirlo. Por lo tanto, van a ser 63 agradecimientos diferentes durante 21 días. Hay gente, profesores, hay padres y madres en el instituto, familias, que han hecho un mural en su casa con agradecimientos que dura ya todo un año. Y lo han colgado en el muro ahí en Facebook, lo han colgado. De repente, se dan cuenta de que ser agradecidos y mirar el mundo desde el agradecimiento cambia la perspectiva, cambia las relaciones conmigo mismo y con los demás. Esto es fundamental. Y los chavales empezaron a poner agradecimientos.
23:28
Juan Carlos Hervás. O sea, 63 agradecimientos pueden cambiar tu vida.
Luis Castellanos. 63 agradecimientos cambian tu vida porque hacen que tu cerebro, de alguna manera, empiece a buscar el lado favorable de las cosas. Ese esfuerzo, al azar, de noche, de buscarlo. Individualmente, lo puedes hacer en familia, lo puedes hacer en el aula: “¿Qué podemos agradecer hoy?”. Porque, en el fondo, podríamos decir: “¿Qué hemos aprendido hoy?”. Si decimos el aprendizaje como agradecimiento, ya estamos dándole un pequeño vuelco a las cosas.
23:55
Juan Carlos Hervás. Ver las cosas desde otra clave.
Luis Castellanos. Eso es.
23:57
Juan Carlos Hervás. Doy fe, durante este año, que se han conseguido grandes cosas.
24:03
Luis Castellanos. Hay una cosa que también es importante, por ejemplo, con los chavales. Otro ejercicio que hacíamos muy sencillo. Las palabras duelen. Son físicas. Es decir, cuando sientes alegría, ¿dónde sientes la alegría? Es decir, ¿en qué parte del cuerpo? Claro, tu sistema nervioso… Tu cerebro está dando órdenes, es decir, impacta y, de repente, ¡zas! Nos llega, nos somatiza y la alegría la sentimos, nos da energía, la sentimos en el pecho, como dicen algunos, en el estómago. Pero ¿dónde sientes la tristeza? ¿O dónde sientes cuando alguien te ha dicho que eres un inútil, que eres un fracasado, que no lo vas a conseguir, que no sirves para nada, que por ese camino no vas a llegar a ningún sitio, cómo te vas a ganar la vida? ¿Cómo lo vas sintiendo? Entonces, claro, de repente, también lo sientes. Y, de repente, sientes que el estómago se te encoge. Y, de repente, sientes que te tiemblan las piernas y que un “no” te hace mucho daño. Pues lo somatizamos pero lo ponemos físicamente, hacemos una silueta y ponemos en esa silueta dónde nos afectan las palabras. Porque las palabras son físicas. Funcionan en el cerebro, y esas son nuestras investigaciones, y funcionan en tu cuerpo, y funcionan diciéndote muchas cosas a tu cuerpo.
25:10
Juan Carlos Hervás. Te sanan.
Luis Castellanos. Sanan.
Juan Carlos Hervás. Y te duelen.
Luis Castellanos. Sanan y duelen. Las palabras lo que hacen es que construyen historias. Una historia puede salvar tu vida. Por lo tanto, las palabras salvan vidas.
25:21
Juan Carlos Hervás. Los chicos tienen poco vocabulario.
Luis Castellanos. Ajá, sí.
25:24
Juan Carlos Hervás. Funcionan con muy pocas palabras. Y lo que hace el lenguaje en este sentido es ampliarles el abanico emocional. Es distinto estar triste que estar melancólico. Digamos que son más rigurosos con sus propios sentimientos, ¿no?
25:38
Luis Castellanos. Es que si tú coges todas las palabras… Es muy bonito, cuando empiezas a trabajar con ellos, coger palabras y coger todos los sinónimos y antónimos. Eso es fascinante. Tú coges una palabra y creas un árbol del sinónimo y creas un árbol del antónimo. Creas esas palabras que, al final, son las contrarias y, ¿por qué yo necesito hoy estar sereno? Cuando estoy alterado, cuando estoy irritable, cuando estoy nervioso, cuando estoy inquieto, de repente, me estoy dado cuenta de que lo que necesito es serenidad. Y, de repente, aparece la palabra serenidad en el cerebro. Poquito a poco les diremos: “¿Y ahora cómo se construye la serenidad?”, “¿Cuáles son los sinónimos de serenidad?”, “¿Qué otras palabras pueden decir? La calma, el sosiego, la paz”. Y, de repente, empiezas a encontrar que hay palabras que empiezan a ocupar espacio y están quitando espacio a otras. Porque las palabras, en definitiva, ocupan espacio. Entonces, cambian el espacio que te están dando. Lo importante es detectar que el lenguaje es físico, ocupa espacios y nos abre espacios…
26:32
Juan Carlos Hervás. Identifican sentimientos con las palabras, los identifican.
Luis Castellanos. Totalmente.
26:36
Juan Carlos Hervás. Dan nombre a lo que les está pasando, ¿no?
Hay que tomar conciencia de los errores más comunes de nuestro lenguaje para poder cambiarlo. Transformar el lenguaje es la capacidad de elegir las palabras para ser más autónomos
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Luis Castellanos
Luis Castellanos. Cómo has notado tú si se ha hecho más habitable el instituto con las palabras positivas, si con esas palabras habitadas han conseguido, que es lo que nosotros decimos, que el mundo sea más habitable, si el instituto ha sido más habitable, ¿no? Esa pregunta te lanzo. ¿Qué resultados tú has visto y has palpado en el instituto con…?
26:55
Juan Carlos Hervás. Pues mira, el fruto del proyecto, lo primero ha sido lo que decías tú, que es ser conscientes de que la mayor herramienta educativa que tenemos los docentes es el lenguaje. Muy por encima de nuevas tecnologías, que ahora están muy de moda, de… No, no. La mayor herramienta es el lenguaje. Ser conscientes de eso ha sido ya una transformación para el profesorado y para los chicos que han podido disfrutar un poco de este proyecto. Y tanto para padres, ¿no? Hemos sido conscientes. Y a lo que nos hemos dedicado, a lo que queremos dedicarnos es a depurar esa herramienta importante que teníamos. Y, entonces, lo que hemos querido es intentar depurar el lenguaje que llevamos al aula. Y hemos descubierto que los chicos, igual que se acostumbran a lo malo, se acostumbran a lo bueno. Dar la bienvenida cuando entras en el agua, despedirte. Que a veces lo olvidamos, somos como autómatas cuando entramos en un aula. No, no, somos personas, y lo que tenemos delante son personas también. Tiene que haber un saludo, hay que despedirse, tienes que explicarles lo que vas a hacer. Cuando intentas pedirles algo, lo tienes que pedir de una forma con la que intentes que ellos entiendan que el objetivo fundamental es que aprendan. Tienes que, con el lenguaje, motivar el aprendizaje del chaval, ¿no? Y una imagen que yo llevaba cuando trabajamos en el proyecto era que, si las personas pueden ser habitadas por palabras, ¿los centros, un centro educativo puede ser habitado por palabras? Y sí puede ser habitado por palabras. A un centro educativo se le puede identificar con determinadas palabras. Y esas palabras dan forma al centro. El centro es reconocible desde fuera con esas palabras que has introducido. ¿Y es una cuestión de imagen, es una cuestión estética? No. Es una cuestión transformadora. Es decir, hemos visto, por ejemplo, que depurando el lenguaje y ayudando a los chicos a tratarlo bien es una herramienta fundamental para la resolución de conflictos. En los equipos de convivencia donde los chicos intentan trabajar todos los temas de convivencia, si trabajas con los agentes de mediación el lenguaje, consigues que sean mucho más efectivos en el tema de la convivencia, en el tema de la resolución de conflictos. ¿Y eso qué repercusión tiene? Una mejora general del ambiente. Y mucho del ambiente ese que se respira es por las palabras que van viajando en el centro.
Luis Castellanos Si cuidas las palabras, el lenguaje cuidará de ti
El lenguaje habitado es la herramienta física con la que podemos cambiar las cosas y transformar nuestra vida en una buena historia
Luis Castellanos
29:32
Luis Castellanos. Estamos intentando educar en matemáticas, en física, en química, en biología, en las nuevas tecnologías, y no educar en el lenguaje. Porque el lenguaje, como ya lo tenemos incorporado, no le hemos dado la importancia que tiene. Educar en el lenguaje es lo que tú dices. Estás haciendo que las personas seamos más habitables, los lugares sean más habitables y el espacio en el que convivimos sea más habitable. Y las palabras tienen una física de la que les tenemos que dotar ya, de hecho. No es sujeto, verbo, predicado. No es eso. Es cómo construimos, como lo que decíamos antes, una historia. Eso es importante. Eso es… Yo creo que la clave de éxito de la humanidad en el futuro es que pensemos que el lenguaje no es lo que nosotros habíamos pensado, sino que realmente es el constructor, la herramienta física que puede cambiarnos. Puede cambiar los discursos políticos, los discursos empresariales, los discursos educativos. Y eso puede transformarnos a nosotros. Pero, para eso, necesitamos que nuestro lenguaje sea habitado. Es decir, que sea sentido, que tenga alma inspiradora la palabra. Como todo, las cosas funcionan si se ponen en práctica. Y nosotros somos aquello que practicamos. Si practicamos mucho el enfado, seremos expertos en encontrar enfados. Si practicamos mucho las quejas, seremos expertos en encontrar quejas. Si practicamos mucho culpabilizar a otros, seremos expertos en culpabilizar a otros. Ahora, si practicamos la alegría, seremos expertos en encontrar alegría. Si practicamos la confianza, seremos expertos en practicar la confianza. Entonces, ¿qué practicamos? Eso es el lenguaje habitado. Es decir, las palabras aquellas que nos pueden hacer que nuestra historia de vida sea una buena historia de vida.
30:56
Juan Carlos Hervás. Luis, yo ahora te quería preguntar como padre. Yo soy padre, tú eres padre. Y es distinto que ser profesor, ¿no? Aunque son dos partes educativas importantes. Yo, como padre, ¿cómo podría aplicar el lenguaje positivo y qué podría esperar de ello?
31:15
Luis Castellanos. Tú eres padre, yo soy padre, soy abuelo, tengo un nieto de 16 años, y mi experiencia… Aquí yo ya hablo desde la experiencia, desde dentro. Creo que cuando aplicamos el lenguaje positivo, cuando somos conscientes de las palabras que decimos, si nosotros las cogemos como una herramienta de diálogo, si el mismo proceso que hemos visto y hemos vivido en el colegio, el mismo proceso que nosotros decimos de escribir las palabras para tomar conciencia, lo puedo hacer yo con mis hijos en un momento dado. Simplemente, pedirles que redacten un día feliz de su vida o que escriban por qué hoy están mal. O que no solamente lo digan, sino que lo pongan, que lo plasmen, que lo vean. Porque de esa manera podemos recoger una palabra. Y, con una palabra, construir. Solamente una. Una palabra de las que ha dicho esa noche, es un diálogo. Es muy importante. Las noches son el mejor momento casi, hasta para el cerebro voy a decir, para conversar con nuestros hijos. Es donde más se aprende. Yo aquí quería recoger un poco las investigaciones de un profesor, de John Hattie, que habla de la diferencia entre enseñar y aprender. Muy importante. Nosotros aprendemos. Y aprendemos conjuntamente con ellos, porque lo que yo estoy haciendo cuando yo le hablo a mi hijo de una manera determinada es aprender y ver su reacción. Cuando yo a él le enseño lo que ha escrito, él aprende y se da cuenta. Tomar conciencia. A mí me gustaría… Un ejercicio maravilloso y estupendo para los padres cuando se levanten por la mañana es que empiecen a recalibrar. Recalibrar los sentidos. Algo tan sencillo como, por ejemplo, aprender a escuchar antes de levantarse, tres minutos, y dejar que un oído escuche lo que se escuche por la parte izquierda y otro por la derecha. Todos los días podemos ir recalibrando nuestros sentidos, porque eso significará que estaremos preparados para escuchar. Y un día empezaremos a recalibrar nuestro lenguaje. ¿Con qué palabra merece la pena que yo me levante hoy y hable con mi hijo? ¿Con qué palabra me quiero acostar hoy? Eso son tres minutos, eh, no es más.
33:16
Juan Carlos Hervás. Poco tiempo.
Con las palabras construimos historias. Una historia puede salvar tu vida. Por lo tanto, las palabras salvan vidas
Luis Castellanos
Luis Castellanos. Sí.
Juan Carlos Hervás. Y cuando yo voy a trabajar cuido cosas. Y parece que cuando yo me pongo las zapatillas de casa y establezco mi dinámica cotidiana, parece que todo vale, ¿no? Y claro, todo no vale, porque de tu interacción con tu hijo, con las relaciones que se dan en la familia, el lenguaje que está ahí, es constructivo para las personas que viven ahí. En concreto, para tus hijos, ¿no?
33:40
Luis Castellanos. Muchas veces nos dejamos llevar. “El mundo es así”, “No lo vas a conseguir”, “Tú qué te has pensado”, “Si te dijera yo”, “Ya te avanzaba yo que esto iba a ser así”, etcétera. Y, de repente, hay muchas frases killer que nosotros estamos constante y permanentemente construyendo en nuestra vida. Frases killer que se nos han metido a nosotros directamente, y que nosotros las volvemos a repetir. Y si yo no tengo cuidado en casa, no tendré cuidado tampoco fuera, aunque creamos que sí. El cerebro no diferencia tanto como nosotros pensamos. Entonces, de la casa yo creo que hay que hacer un hogar. Palabras habitadas es construir un hogar. Un hogar donde realmente haces que todo vaya creciendo. Una casa es una construcción de vida, una construcción de historias constante y permanentemente. Yo creo que la casa nos da quizá una de las mayores herramientas hoy en día para crear un buen futuro.
34:31
Juan Carlos Hervás. Pues muchas gracias, Luis. Ha sido muy interesante. Yo creo que el trabajo que has hecho, que estáis haciendo vuestro equipo con el tema del lenguaje positivo, yo creo que es superimportante en centros educativos y es muy inspirador en la educación paternal, de los padres, ¿no?
34:53
Las palabras que utilizamos tienen la capacidad de transformar nuestra realidad. Ya lo decía el filósofo Ludwig Wittgenstein en 1921: "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo"
Las palabras que utilizamos tienen la capacidad de transformar nuestra realidad. El lenguaje genera cambios en nuestro cerebro y modifica nuestra percepción del entorno que nos rodea.
El lenguaje va vinculado a las emociones. Nuestras palabras envían constantemente mensajes a nuestro cerebro. A nivel neurológico, el uso del lenguaje positivo genera cambios en el lóbulo parietal, la parte del celebro que determina la forma en la que nos vemos a nosotros mismos. Según los estudios de los neurocientíficos Andrew Newberg y Mark Robert Waldman, las palabras negativas hacen que liberemos cortisol, la hormona del estrés. Por lo cual, adoptar una actitud negativa y usar un lenguaje basado en expresiones como no puedo, fracaso o es imposible podría debilitar la salud física y mental de una persona.
Por el contrario, estudios como el famoso Informe Monja —que demostró que las monjas que usaban en su lenguaje más términos positivos vivían hasta diez años más—, nos muestran que expresar palabras positivas y escuchar lenguaje motivador en nuestro ambiente diario favorece nuestra salud. Somos las palabras que usamos.
Actualmente, son muchas las corrientes que utilizan técnicas asociadas al cambio del lenguaje para tratar diversos trastornos psicológicos. Ejemplo de ello son las terapias cognitivo-conductuales, que demuestran que el fomento de pensamientos positivos a través del lenguaje que usa el paciente mejora su estado mental.
Esta teoría tiene como objetivo sustituir las opiniones negativas de los pacientes sobre sí mismos y sobre lo que les rodea por otras más positivas. Estas técnicas han demostrado ser un tratamiento eficaz para trastornos como la depresión —aunque también para fobias, adicciones o ansiedad—, ya que la actividad de nuestra amígdala cerebral aumenta al percibir un futuro más próspero a través de palabras positivas. En muchas ocasiones, estas terapias han resultado ser igual de eficaces que los medicamentos.
Uno de los expertos actuales más reconocidos a nivel mundial, el citado neurocientífico Mark Waldman de la Universidad Loyola Marymount (Los Ángeles), asegura que el cerebro se vuelve más saludable cuando empezamos a usar "tres, cuatro o cinco expresiones positivas por cada una negativa". El lenguaje tiene una potente capacidad de cambiar nuestro mundo. Lo bueno es que, igual que un lenguaje pobre y derrotista nos influye negativamente, también funciona a la inversa.
La solución pasa por comenzar a adoptar una serie de técnicas sencillas y cotidianas, pero muy efectivas. Por ejemplo, usar todavía en lugar de un no radical. Todavía deja las puertas abiertas, plantea una esperanza, evoca una motivación. También debemos olvidarnos de los peros o, al menos, cambiarlos de lugar. No causa el mismo efecto decir: "has hecho un buen trabajo, pero me lo has entregado tarde" que "me lo has entregado tarde, pero has hecho un buen trabajo".Dejar lo malo para el final hace que el efecto negativo perdure, que ese pero anule lo anterior.
Los tiempos verbales también nos dan una gran oportunidad para cambiar nuestras emociones. Si en lugar del condicional usamos el futuro, cambiamos un escenario hipotético por uno cierto. No es lo mismo decir: “Si escribo un libro, sería sobre felicidad” que “Cuando escriba un libro será sobre felicidad”. En el condicional vive la duda, en el futuro la certeza.
Al mismo tiempo, palabras como fracaso, problema, imposible o culpa deben ser desterradas de nuestro lenguaje y sustituidas por construcciones más estimulantes como error, reto, desafío o responsabilidad. Estás últimas no solo nos empujan a crecer y nos abren más puertas, sino que además hacen que nos tratemos con más benevolencia.
Además, cambiar los ¿Y si no podemos, no es posible ...? negativos por los ¿Y si lo hacemos... Y si sale bien, y si lo intentamos, no perderemos nada ? positivos hace que entrenemos nuestra valentía y que pasemos de pensamientos que nos hunden a otros que nos impulsan.
Dicho de otra forma, tenemos que dejar de ponernos siempre en lo peor. La precaución es necesaria, pero distingamos entre la advertencia y la parálisis.
Los que triunfan no emplean un lenguaje decaído, sino que expresan un mensaje positivo, fuerte y convincente.
Las palabras no son inocuas: contienen la energía de su significado. Cambiando tu lenguaje mejorarás tu imagen frente al resto, pues es nuestro vehículo para llegar al otro. Con tus palabras influyes emocionalmente en los demás; con un vocabulario estimulante, mejoras el ambiente que se crea a tu alrededor.
María Fernández es fundadora de Coaching & Media y autora de El pequeño libro que hará grande tu vida.
Con frecuencia se asume que el castellano es una lengua llena de arabismos, herencia de ocho siglos de presencia musulmana en la Península. El doctor en Filología Semítica Federico Corriente ingresó este domingo en la RAE con un discurso que dedicó a desmontar mitos y señalar la realidad sobre estas palabras: no llegan a 2.000 (sin contar topónimos) y varias son insultos, expresiones o términos soeces, transmitidos por mudéjares y moriscos, que suenan raro en español precisamente por provenir de otra lengua.
"Ningún experto está libre de ese minutillo de trance etimológico, alegre y confiado en que nos parece lógico y razonable lo que luego se demostrará que era ligereza y disparate", recordaba Corriente (Granada, 1940), al ocupar la silla K, que estaba vacante desde el fallecimiento de Ana María Matute en 2014.
Es el ejemplo de "ojalá", considerada una evolución de "law šá lláh" (“si Dios quisiera”) hasta que Corriente encontró en un diccionario neopersa un "viejo y olvidado arabismo": lā awḥaša llāh ("Dios no nos prive”).
El nuevo académico subrayó que la inmensa mayoría de arabismos en español no provienen de la versión clásica de la lengua (aquella que se lee y escribe igual en cualquier parte del mundo, independientemente de la variante dialectal que se hable en ese país), sino de los dialectos andalusíes. "Fueron mayormente introducidos por la inmigración de mozárabes cristianos, pero bilingües o incluso arabófonos exclusivos, a los reinos cristianos septentrionales, donde su superioridad técnica y científica les ofrecía un futuro mejor que seguir vegetando como 'clientes' tolerados y tributarios en tierras del Islam". A estas se unieron más tarde neologismos de obras científicas traducidas y otras palabras, algunas por las relaciones comerciales o coloniales con países mediterráneos.
Corriente distinguió tres tipos de arabismos en español: los de registro alto, medio y bajo. Entre los segundos destacó un calco curioso: el uso extendido en zonas de Aragón de amante, en vez de querido, por influencia del andalusí ḥabíbi, una de las palabras árabes más conocidas. "No puede extrañar demasiado en valles como el del Jalón, donde una densa población morisca fue cristianizada y romanizada lenta y pacíficamente durante varios siglos", explicó.
Buena parte del discurso estuvo centrado en los arabismos "de registro bajo o ínfimo", como interjecciones, voces obscenas o blasfemias "a menudo omitidas por los diccionarios más recatados". En algunos casos, su significado en árabe andalusí no era tan ofensivo, pero acabaron sonando peor "por parecido fonético con otras voces romances y por su procedencia de sectores inferiores de la sociedad, tales como las nodrizas y arrieros moriscos".
Droga, por ejemplo, viene del árabe hispánico ḥaṭrúka (literalmente 'charlatanería'); faltriquera, de ḥaṭrikáyra (lugar para bagatelas) y andrajo, de ḥaṭráč (necio, pelagatos). Todas, explicó Corriente, derivan de ḥaṭr, la pronunciación andalusí de una raíz que significa parloteo o cháchara. Por eso, algunas de esas voces tienen que ver con algo falso, pretencioso o inútil, y así llegaron también a dialectos del norte de África, probablemente de mano de emigrantes andalusíes.
En otros casos se trata de refranes o dichos con una literalidad extraña en castellano, precisamente porque lo que tenía sentido era una expresión andalusí fonéticamente similar. Corriente citó varias hipótesis, como que Tiríd ‘ala rrús, aqṭá‘ lína, “la frase que se preguntaba a la esposa que se casaba por segunda vez” acabó convertida en “que si quieres arroz, Catalina”. En árabe, las palabras arroz y esposo suenan parecido.
El académico también defendió que a troche y moche procede de tuǧíb ma waǧáb (“ponga las condiciones que ponga [la esposa para acceder al divorcio])”; a trancas y barrancas, de atrakkán barrámka (“busca un rincón con la yegua para defenderte de varios atacantes simultáneos)”, dormir la mona de múna (“provisión”, de vino en este caso) y nana, nanita, de nám, nám, nám ínta (“duerme, duerme, duérmete tú”), posiblemente vinculada a que muchos señores e hidalgos cristianos emplearon niñeras moriscas tras la Reconquista.
“Pueden aparecer, sobre todo a partir de la Edad Moderna, palabras cuya etimología más creíble sea árabe andalusí, por el hecho históricamente innegable de que andalusíes de diversas comunidades, mudéjares y moriscos, en particular de ciertos oficios, se mezclaron íntimamente con cristianos nuevos y viejos y les transmitieron un buen número de frases y palabras particularmente expresivas, y a menudo de registro ínfimo”, explicó.
La entrada de algunos términos en el castellano nos da pistas de la sociedad de la época. Corriente recordó el “número considerable de voces, nombres de juegos o términos usados en ellos que parecen implicar que la adusta sociedad cristiana anterior a la conquista islámica jugaba poco”. Han quedado algunas que pronunciamos desde la infancia sin entender su origen: ra, ra, ra (“mira, mira, mira”) o alabí alabá alabín bombá, que es “una mezcla de árabe y romance” que significa “jugadores, venga ya, el juego va bien”.
Aunque centrado en los aspectos lingüísticos, el discurso de Corriente incluyó alguna alusión crítica a la actitud histórica de Occidente hacia el mundo árabe-musulmán, como haber "ignorado o minusvalorado largo tiempo" las "posibilidades conflictivas del salafismo fundamentalista" por "no querer saber de estos países sino que allí había (...) más o menos, el clásico trinomio de petróleo, colonización y cipayos".
ALMERÍA, LA NOVIA DESVELADA
El académico también habló de los "falsos orígenes" atribuidos a nombres geográficos hispánicos de étimo árabe. Almería, por ejemplo, viene del andalusí almaríyya “desvelada, por la novia que se quita el velo en la boda”. Nada tiene que ver con el mar, sino con un impuesto, llamado igual que la urbe, que pagaban las bodas mudéjares. Murcia es probable que sea un adjetivo favorecedor (mursíyya, “bien asentada”), como los que recibieron El Cairo (“la victoriosa”) o Medina Azahara (“la ciudad floreciente). "A la recíproca y en error, aún hay quien mantiene la hipótesis del origen árabe del nombre de Madrid", que derivaría del romance Matrice y no de Mayrit, precisó.
No importa si preparaste muy bien tu intervención y dominas el tema a la perfección.
Tampoco cuenta tanto que tengas una presentación con un espectacular diseño.
A los pocos minutos que comienzas a hablar, tu audiencia se desconecta y da muestras de no estar impresionada por ti.
¿Qué ocurre? ¿Qué estás haciendo mal?
La respuesta puede estar en las muletillas, frases o sonidos que emites al hablar mientras unes una idea con otra.
Consciente o inconscientemente puedes estar saturando a tu público con ellas, perdiendo autoridad y sintonía.
Palabras o frases como "es decir", "o sea", "este", o sonidos como "humm" pronunciados múltiples veces mientras hablas, generan la percepción de que posees un precario vocabulario y de que no eres lo suficientemente competente.
"Cuando usas esas palabras como relleno repetidamente y excesivamente, creas la percepción de que no estás bien preparado", dice Paula Statman, una asesora en vocería localizada en California.
Statman agrega que las muletillas, como también se le conocen, tienden a ser un verdadero problema para algunas personas, porque sencillamente no se dan cuenta que las utilizan en exceso.
Cuando usas esas palabras como relleno repetidamente y excesivamente, creas la percepción de que no estás bien preparado"
Paula Statman, coach de vocería
Sin embargo, no todo está perdido. Algunos expertos consideran que hay diversas formas de erradicar estas redundancias de tu lenguaje diario, e incrementar tu nivel de lenguaje verbal.
Claro, no esperes soluciones rápidas.
Diagnosticar el problema
El proceso para utilizar menos palabras de relleno puede tomar meses.
Para empezar, muchas personas no reconocen el problema.
En algunos casos la persona emite un "humm" y otras utiliza palabras o frases como "o sea", "¿verdad?, "¿me entiendes?".
Esto ocurre cuando te encuentras sumergido en tus pensamientos, así que no es fácil reconocer tu propio lenguaje.
De modo que si no estás seguro de que sufres de este mal, pregúntale a tus compañeros de trabajo o amigos si utilizas muchas veces palabras de relleno.
Por ejemplo, podrías pedirles que den una palmada cada vez que uses una muletilla. Si lo hacen en un ambiente de informalidad, podrás tener una mejor noción del problema para cuando debas intervenir en un ambiente corporativo.
"Nos sentimos tan cómodos con nuestras tendencias vocales que muchas veces las obviamos", comenta Steven Cohen, profesor de comunicación en la Universidad de Baltimore, en Estados Unidos.
Otro método para evaluar la situación es grabarte con tu teléfono y luego analizar tu desempeño.
Al revisar el video es más sencillo identificar no solo las palabras recurrentes, sino también los gestos de tu cara.
Para John Bates, de una reconocida firma de entrenamiento en vocería cuyos clientes incluyen la NASA y Accenture, cuando la persona utiliza en exceso muletillas se muestra confundida o menos segura de sí que en otros momentos de su discurso.
Pausas poderosas
Muchas personas emplean muletillas mientras tratan de verbalizar un pensamiento.
Es por ello que se aconseja realizar una "pausa poderosa". En otras palabras, en vez de emitir un sonido o muletilla, intenta guardar silencio durante uno o dos segundos y luego expresa la idea que tienes en mente.
"Es cosa de entrenarse uno mismo para comprender que con una pausa no se va a perder la atención de la audiencia o el respeto", explica Statman.
Un silencio de uno o dos segundos también puede ayudar al público, porque muchas personas procesan la información de manera más lenta que la velocidad del vocero.
También hay que tener en cuenta que si se utiliza la pausa, hay que demostrar que se está "presente" en la conversación, evitando distracciones que puedan fácilmente hacerte perder coherencia en tus ideas.
Es cosa de entrenarse uno mismo para comprender que con una pausa no se va a perder la atención de la audiencia o el respeto"
Paula Statman, coach de vocería
Mantente enfocado en tus palabras y lo que dirás a continuación.
Miedo escénico
Aprender a manejar la ansiedad también ayuda mucho.
Reconocer tu nerviosismo antes de una reunión o una conversación importante ayuda a prevenir el uso de palabras de relleno en grandes dosis.
Para ello se recomienda enfocarse más en identificar cómo las palabras pueden ayudar a tus oyentes, y no tanto en cómo vas a ser percibido.
"Hay que darse cuenta de que uno va a estar un poco rígido, por lo que es mejor concentrar la atención en la audiencia", sugiere Bates.
Por su parte, Cohen recomienda anticipar el uso de muletillas. De esta manera, puedes aprender a hacer cambios en tu discurso.
A menudo las personas las emplean al inicio o al final de una oración, o mientras hacen la transición de un tópico o idea a otra.
Si estás consciente de cuándo se pueden producir estos momentos de riesgo, será más fácil evitarlos.
Si estás haciendo una presentación, puedes caer en las muletillas durante las etapas de introducción, conclusiones o temas complejos.
En vez de memorizar la presentación completa, el consejo es poner más cuidado en esas etapas.
Dominar tus propias palabras ayuda a disminuir el riesgo de utilizar los recursos inapropiados.
"Mientras más practiquemos la presentación, más cómodo nos sentiremos con el contenido", recomienda Cohen.
Sin extremismos
Las palabras que utilizamos como relleno tampoco son prohibidas. Algunas sirven para crear una conexión con tus compañeros de trabajo y pueden hacerte menos formal o rígido.
Statman no recomienda eliminar las muletillas por completo, sino quedarse con un 10%.
"Quieres sonar como que eres una persona espontánea, y esa clase de autenticidad usualmente permite muletillas".
De acuerdo con Lesley Stolz, del laboratorio de innovación de Johnson and Johnson, en Estados Unidos, el proceso de aprender a hacer pausas, -de hablar de manera más segura sin agregar palabras innecesarias- puede tomar años.
Stolz trabajó con Bates, y cuenta que durante los últimos 18 años ha estado batallando para corregir su oratoria. Para ella, lograr suprimir las frases de relleno ha sido particularmente complicado.
Al inicio de su carrera profesional se esforzó en eliminar las muletillas de sus discursos, pero no estaba al tanto de lo mucho que las empleaba durante conversaciones con colegas o en reuniones de negocio.
Más recientemente se ha hecho consciente de esta situación en ambientes menos formales.
"Mientras trataba de concretar un negocio las palabras de relleno se interponían en el camino. Tengo que estar permanentemente reforzando mi atención para prevenir su uso", concluyó Lesley.
Hasta los cuatro meses de edad, el cerebro de los niños es capaz de registrar todos los sonidos imaginables. Es la etapa en la que los bebés son potencialmente más receptivos para ser bilingües. ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de que los niños aprendan una segunda lengua desde tan pequeños?
Con lo que nos cuesta a los adultos aprender un idioma nuevo... y la soltura con la que se desenvuelven los más pequeños en una segunda lengua. Del lenguaje aún falta mucho por descubrir, pero afortunadamente la neurociencia está haciendo los deberes y ya podemos saber un poco más acerca de cómo funciona el cerebro en niños bilingües, los beneficios de hablar dos idiomas y el coste que esto supone en otras habilidades.
Pero, ¿qué es ser bilingüe?
Albert Costa, psicólogo y profesor de investigación del Centro para Cerebro y Cognición de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), de Barcelona, además de autor de El cerebro bilingüe (Ed. Debate), nos explica que la definición de bilingüismo es compleja, pero simplificándola al máximo, podríamos decir que “llamamos bilingües a quienes usan dos idiomas para comunicarse, en diferentes grados, con diferentes competencias (altamente competente, de cuna, etc.)”.
¿Cuándo es momento de empezar?
Cualquiera que sea el grado de bilingüismo, no hay duda de que los niños tienen una enorme capacidad para aprender idiomas, por lo que hacerlo desde pequeños es, parece ser, la fórmula. Pero, ¿cuándo es, exactamente, el momento? ¿Cuándo nacen? ¿Antes de saber hablar? ¿Cuándo empiezan el cole a los tres años? ¿A los seis, cuando ya leen y su vocabulario nativo se enriquece? La respuesta del investigador es sencilla, pero rotunda: “cuanto antes, mejor”. Pero, ojo, esto va más allá de elegir un colegio bilingüe o una academia.
Aprender sonidos y palabras
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que existen dos niveles en el aprendizaje de una lengua: el léxico y los sonidos (o fonemas). En cuanto al primero, el de la adquisición de vocabulario, Costa señala que “la capacidad para aprender palabras queda abierta para toda la vida. De hecho, estamos constantemente aprendiendo palabras nuevas. Como para ello no hay límite de edad, que sea pronto o tarde no tiene mayor relevancia”. Sin embargo, “la edad sí tiene importancia en el aprendizaje de los sonidos”, añade el profesor. Si juntamos todas las lenguas del mundo, encontraremos más de 800 sonidos diferentes, de los cuales cada idioma usa unos 40 como media.
Un estudio dirigido por Núria Sebastián-Gallés, de la Universidad Pompeu Fabra, y Laura Bosch, de la Universidad de Barcelona, pone de manifiesto que hasta los cuatro meses de edad, los bebés (bilingües y monolingües) son capaces de discriminar entre dos lenguas, porque pueden distinguir las particularidades exclusivas de cada uno de los fonemas. Por eso, en esta etapa, los críos podrían aprender cualquier idioma al que estuvieran expuestos, gracias a la gran plasticidad de su cerebro. A partir de los cinco meses, esta maravillosa habilidad innata empieza a decaer y los niños van reconociendo solo los sonidos que más escuchan a su alrededor; se van especializando en lo que oyen con más frecuencia, vamos. “Así como con la edad va aumentando la capacidad para aumentar palabras nuevas, sin ningún límite, va disminuyendo la capacidad de crear un repertorio fonológico nuevo, o sea, aprender nuevos sonidos ”, concluye Albert Costa. “Esto supone que te haces muy bueno para identificar los sonidos a los que estás expuesto y malo para hacerlo con los que no estás expuesto, lo que se conoce como estrechamiento conceptual”, prosigue el experto. “Por ejemplo, si un niño chino no está expuesto a la “R” ni a la “L”, no percibe las propiedades exclusivas de estas letras, no las distingue ni diferencia, ni a sus sonidos, ni a las lenguas a las que pertenecen, por lo que al reproducirlas comete errores de pronunciación”, concluye Costa. Tan importante es la exposición a la segunda lengua que incluso siendo bilingüe de cuna, si no se está en contacto constante con las dos lenguas, terminará por perderse la que no se escucha a menudo.
Los buenos modelos desde la cuna
Los niños que nacen y crecen en un entorno en el que se habla dos idiomas, están “especializados” en ambas lenguas. Si los progenitores hablan lenguas nativas diferentes y se dirigen a su hijo en sus idiomas, este puede reconocer los sonidos de cada lengua, lo que le servirá después para pronunciarlas naturalmente, como si fuera nativo de ambas.
Pero esto, de ninguna manera significa que quienes no hayan “mamado” un idioma extranjero desde el nacimiento, no puedan aprenderlo después. Si un niño empieza a los 10 años, puede que le cueste un poco más (solo un poco), pero seguramente podrá adquirir la nueva lengua perfectamente siempre que siga en contacto activo con ella.
Los dibujos animados en inglés no bastan
En los casos de los bilingües de cuna, no solo están expuestos a los sonidos desde la primera infancia. Esa exposición va acompañada de un componente emocional y comunicación personal. Y esto es clave porque la sola exposición auditiva, no es suficiente. De un estudio, liderado Patricia K. Kuhl, de la Universidad de Washington se extrae que “la interacción con otras personas resulta esencial para el aprendizaje de fonemas y palabras”. Lo confirma Costa en su libro: “la mera exposición pasiva a una lengua no es demasiado eficaz”. Así es que malas noticias para quienes creen “aquello de poner a los niños delante de los dibujos en inglés para que lo vayan pillando”; parece que esto no sirve de mucho. Tampoco parece funcionar ponerlos a dormir con una grabación en inglés.
La misteriosa participación del cerebro
Es sabido que el hemisferio izquierdo del cerebro está más involucrado en los procesos analíticos y lógicos, mientras que el derecho está más relacionado con los emocionales y sociales, aunque esta no es una separación definida. El idioma navega entre ambos hemisferios. Albert Costa señala que “el lenguaje es una de las capacidades cognitivas más generales, por lo que en él intervienen muchas áreas del cerebro, lo que hace que este trabaje como una orquesta. En la sistematización de procesos (gramática) intervienen los ganglios basales, por ejemplo; las zonas temporales participan en la memoria con la que guardamos las palabras, el mundo más representacional”. Cuando hablamos de un niño hábil para aprender una segunda lengua, seguramente también lo es para aprender su lengua materna, si es monolingüe. Esto dependerá de esas estructuras cerebrales que intervienen en el lenguaje, más sensibles o plásticas en la adquisición de nuevos sonidos. No obstante, Costa advierte que “esto no nos tiene que preocupar tanto; con una buena exposición a la segunda lengua, los críos aprenderán perfectamente, sobre todo, si los modelos son buenos (nativos), ya que en estas edades tempranas, los nenes prestan mucha atención a los sonidos“.
Beneficios del bilingüismo
-Lo más evidente es que permite a los niños hablar con personas de diferentes países, ampliando su mundo social, cultural, literario...
-Aumenta la capacidad de separar dos códigos distintos (los idiomas) y de centrarse en uno, sin interferencias del otro. Esto se llama control atencional, que conduce a quedarse con lo relevante y descartar lo irrelevante. Los niños bilingües están acostumbrados a hacer estos “malabares” para decidir entre una lengua y otra, lo que conlleva un buen ejercicio cerebral para otras decisiones de su vida y también para saltar de una actividad a otra sin problema.
-Favorece el control ejecutivo, a saber procesos cognitivos tales como atención, flexibilidad mental, memoria, planificación...).
-Se sabe que un cerebro más sano es uno que se ejercita más: el bilingüismo se antoja como buen entrenamiento para mantener al cerebro en forma debido al esfuerzo extra que debe realizar al focalizarse solo en una lengua cada vez que habla, lee, escucha.
-Albert Costa además destierra una aprensión habitual: “quienes adquieren dos lenguas desde la cuna o se les expone a ellas desde muy pequeños, no están más confundidos, sino que crecen muy bien y tienen la ventaja de saber dos idiomas”.
Los inconvenientes de llevar dos idiomas en el cerebro
-Hay estudios que muestran que el vocabulario de bilingües es más limitado. “Si juntas la cantidad de palabras, es mayor en el niño bilingüe; pero si lo mides por separado, lo cierto es que parece que su vocabulario en lengua materna es más reducido que uno monolingües, expuesto a más de 18 horas al día a la misma lengua. Estas diferencias se reducen rápidamente con el tiempo porque la adquisición de vocabulario dependerá del entorno.
-El cerebro bilingüe va a tener que trabajar más, por lo que acarreará unos procesos cerebrales que requieren más esfuerzo que hablar solo una lengua, por lo que se pierde más energía en “activar” una lengua y “desactivar” la otra.
-También hay estudios que concluyen que el bilingüismo ralentiza la denominación de las cosas con palabras y que sucede más a menudo el efecto de “tener la palabra en la punta de la lengua”. Efectivamente, hay una menor velocidad de reacción en la recuperación de las palabras, porque el cerebro tiene que discernir entre dos palabras, en una lengua u otra. Un niño bilingüe de español e inglés, por ejemplo, si tiene intención de decir gato, la palabra cat también se activa en su cerebro.
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos