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viernes, 20 de noviembre de 2020

Polarización política: cómo el cerebro de los progresistas y de los conservadores procesa la misma información de forma distinta

     En muchos países alrededor del mundo se vive una intensa polarización política.

Dos personas con opiniones políticas diferentes ven el mismo video, pero sus cerebros lo procesan de maneras completamente distintas. ¿Por qué?

En tiempos de extrema polarización, los investigadores comienzan a desentrañar lo que sucede en la cabeza de personas que se encuentran en polos opuestos del espectro político, qué les hace responder de manera diferente al consumo de la misma información.

Esta investigación también abre nuevos campos para los propios científicos. ¿Cómo utilizar el conocimiento sobre el cerebro para concienciar a las personas acerca de sus propios prejuicios políticos? ¿Qué tipo de mensaje puede ayudar a suavizar la polarización y a fomentar el diálogo?

Pero primero, veamos los hallazgos publicados este mes en Proceedings of the National Academy of Sciences, la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Una respuesta neuronal diferente
Investigadores de la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Stanford y la Universidad Johns Hopkins escanearon los cerebros de 38 adultos de mediana edad, algunos inclinados hacia la izquierda del espectro político y otros hacia la derecha, mientras veían docenas de videos (con noticias, discursos o anuncios políticos) sobre las medidas migratorias que se están discutiendo en EE.UU.

Entre los temas abordados se encuentran la construcción del muro en la frontera con México, una de las banderas del gobierno del presidente Donald Trump, y el programa conocido como DACA (las siglas en inglés de Deferred Action for Childhood Arrivals), creado en 2012 por Barack Obama para temporalmente asentar a migrantes indocumentados que habían llegado al país cuando aún eran niños y el cual sufrió varios reveses durante el mandato de Trump.

Los investigadores dividieron a los participantes del estudio en función de sus puntos de vista sobre estas políticas migratorias: en términos generales, los liberales tienden a oponerse al muro fronterizo y apoyar DACA. Los conservadores tienden a ir en la dirección opuesta.

"A pesar de ver el mismo video, (liberales y conservadores) tuvieron una respuesta neuronal diferente", explica a BBC News Brasil el investigador de la Universidad de Berkeley Yuan Chang Leong, autor del estudio.

Leong explica que, en la práctica, las mediciones de la actividad cerebral al ser observadas a través de un examen de imágenes de resonancia magnética funcional, subieron o bajaron a medida que se presentaron los videos.

Aunque no se observó un patrón sistemático, en general, cuando la actividad cerebral aumentó más entre los conservadores, se incrementó menos entre los liberales, lo que indica respuestas cerebrales opuestas entre las personas de los dos espectros políticos.

Para decirlo gráficamente: si imaginamos la actividad cerebral de cada persona como una línea que sube y baja, estas oscilaciones ocurren en diferentes momentos para conservadores y liberales, de forma coherente, aunque no estandarizada.

Esta diferencia se observó en la corteza prefrontal dorsomedial, una región del cerebro que procesa e interpreta narrativas.

Y el punto más alto de estas diferencias neuronales ocurrió durante momentos de los videos que mostraban mensajes más emocionales, de carácter moral o que citaban riesgos y amenazas tradicionalmente relacionados con las discusiones sobre inmigración, "contenidos que tienden a tener interpretaciones divergentes entre conservadores y liberales", apunta el estudio.

El papel del lenguaje
Leong señala que su investigación está lejos de pintar el cuadro completo de la polarización: es solo una "fotografía", hasta ahora sin precedentes, de este fenómeno cerebral.

El lenguaje relacionado con amenazas, problemas morales o emocionales despertó una respuesta neuronal más fuerte.

Pero las conclusiones del estudio están en línea con descubrimientos recientes de otras áreas de la psicología, sociología y neurociencia sobre el comportamiento general de las personas frente a noticias, videos o discusiones sobre temas políticos acalorados: que las personas interpretan la información de acuerdo con su sesgo político y la utilizan para defender o reforzar creencias anteriores.

"Cuanto más se suscribe a la interpretación (conservadora), más procesa los videos como lo haría un conservador, y más defenderá estas políticas", y viceversa, explica Leong.

Los próximos pasos para Leong y sus colegas consisten en investigar si la misma polarización neuronal se repite con otros temas controvertidos en Estados Unidos como, por ejemplo, el control de armas.

Los científicos también investigarán cuál es el papel del lenguaje en estos procesos que ocurren en el cerebro: en qué medida la elección de palabras y frases en una historia, un video o una publicación puede, por ejemplo, reforzar o no las respuestas neuronales que evidencian polarización.

Descubrir eso sería hallar el "santo grial", bromea Leong.

"Sería increíble saber qué mensajes alejan o unen a las personas, pero aún no lo hemos logrado. Lo que tenemos es una 'muestra': las palabras que más se destacan en el análisis (neuronal) son las que predicen mensajes de peligro o amenaza para el estilo de vida", explica.

"Reencuadre moral"
Además de la neurociencia, uno de los coautores del estudio, el profesor de psicología Rob Willer, también estudia este tema desde el punto de vista de la psicología social.

Hablar sobre el cambio climático en términos de amenaza no parece ser una fórmula que sirva para persuadir a las personas de pensamiento conservador.

Willer, quien dirige el Laboratorio de Polarización y Cambio Social de la Universidad de Stanford, investiga una teoría que él llama "reencuadre moral".

Se trata de desarrollar una línea argumental basada en los valores morales, no de quienes discuten, sino de quienes recibirán el mensaje, ya sea un demócrata liberal o un republicano conservador.

"Los liberales en los Estados Unidos tienden a respaldar los valores morales de cuidado y protección de las personas ante los peligros, además de la igualdad y la justicia, más que los conservadores. (...) Los conservadores valoran la lealtad al grupo y el patriotismo, además del respeto por las autoridades -legítimas- y respeto por las tradiciones. También valoran la pureza, la santidad moral y religiosa más que los liberales ", dijo Willer en una entrevista en el sitio web del proyecto We Are Not Divided.

Entonces, si desea convencer a un conservador de que se preocupe más por el cambio climático, tendrá poco éxito argumentando con un mensaje de protección contra sus peligros, indica la investigación de Willer.

"Puede ser más eficiente argumentar en términos de patriotismo, la necesidad de proteger al país y ayudarlo a mantener una posición de liderazgo internacional", apuntó Willer.

"Se puede argumentar en términos de tradiciones y respeto por la tierra del país, en términos de pureza y la necesidad de no contaminar nuestros hábitats sagrados. Estos argumentos tienden a encontrar mayor eco entre los conservadores porque se ajustan a sus valores morales", agregó.

En un artículo científico sobre el "reencuadre moral" publicado en 2019, Willer y su coautor, Matthew Feinberg, argumentan que, además de ayudar a las personas a buscar el consenso, la estrategia puede "reducir la animosidad que los individuos sienten por los demás (en el contexto) de una división política significativa".

"Si bien la gente probablemente usaría el reencuadre moral con el propósito estratégico de convencer a los rivales, el uso efectivo requiere desarrollar una comprensión clara de lo que la otra parte valora y cree", señalaron.

Por qué los datos duros pueden no ser suficientes para convencer

De vuelta al estudio sobre la polarización en el cerebro, Leong cree que aporta dos lecciones: una para quienes consumen información y otra para quienes la producen.

El uso de datos duros para mostrar a las personas puntos de vista distintos a los suyos pueden no ser suficientes para lograr ese objetivo.

"Espero que, a medida que las personas se den cuenta de este sesgo (neuronal), sean capaces de dar un paso atrás e intentar verlo desde otra perspectiva y reflexionar sobre su propio sesgo de manera objetiva. Esto no es fácil, es algo con lo que todos tenemos que lidiar haciendo un esfuerzo ", dice.

La segunda enseñanza es para las personas que escriben sobre política, desde periodistas hasta políticos.

"La forma en que formula el mensaje marca una diferencia. Las palabras que elige marcan una diferencia. Nuestro estudio muestra que las creencias políticas influyen en la forma en que un grupo recibe y procesa nueva información", continúa Leong.

"Presentar los hechos y más información no es necesariamente la estrategia más eficiente para cerrar la brecha. Si la idea es tratar de reducir la polarización, necesitamos entender cómo las personas que no comparten nuestros valores están recibiendo estos mensajes (...) Soy un neurocientífico, entiendo cómo funciona el cerebro. Los psicólogos tendrán una comprensión más sofisticada sobre esto. Pero lo que puedo decir es que si le muestras lo mismo a dos personas, no lo procesarán de la misma manera, así que piensa sobre cómo llegar a ambos lados", concluye.

sábado, 14 de abril de 2018

Un partido en manos de estafadores. Los granujas seguirán dominando a los republicanos hasta que sean derrotados una y otra vez en las urnas.

En 2010, una explosión en una mina de carbón operada por Massey Energy mató a 20 hombres. En 2015, Don Blankenship, ex consejero delegado de la empresa, fue condenado a prisión por conspirar para saltarse las normas de seguridad de la mina. En 2018, Blankenship parece tener verdaderas posibilidades de convertirse en candidato republicano al senado por Virginia Occidental.

Blankenship es uno de los cuatro republicanos con antecedentes penales que se presentan a primarias este año, varios de los cuales tienen posibilidades de conseguir la candidatura del partido. Y hay una lista mucho más amplia de políticos republicanos que afrontan acusaciones creíbles de enormes deslices éticos y que, no obstante, han salido victoriosos en las primarias, desde Roy Moore hasta el mismísimo Donald Trump.

A buen seguro, ha habido muchos demócratas granujas. Pero por lo general, la revelación de sus granujerías ha puesto fin a su carrera política. Lo asombroso del panorama republicano actual es que tipos que son sin duda granujas, estafadores o cosas peores siguen obteniendo un fuerte apoyo de las bases del partido. Moore perdió por muy poco en las elecciones especiales de Alabama, pero recibió el 91% de los votos de los electores que se declaran republicanos.

Y Trump, aunque insólitamente impopular para un presidente en esta fase de su mandato, sigue recibiendo un apoyo mayoritario de las bases republicanas. Algunos políticos republicanos han reconocido abiertamente que esto hace que el ala del partido en el Congreso se muestre reacia a exigir a Trump que rinda cuentas, ni siquiera por la conducta delictiva más espectacular, incluida la posible connivencia con una potencia extranjera hostil.

¿Qué está pasando? No me parece que sea una casualidad que el Partido Republicano contenga tantos granujas y que estos granujas parezcan prosperar dentro del partido. Por el contrario, el éxito de gente como Blankenship –o Trump– es una consecuencia inevitable de la estrategia política seguida desde hace décadas por los republicanos. Porque lo cierto es que desde Reagan los republicanos se han dedicado básicamente a estafar a los votantes estadounidenses.

Su programa sostenido e invariable ha sido la redistribución ascendente de la renta: reducir los impuestos a los ricos y al mismo tiempo debilitar el colchón de seguridad social. Este programa es impopular: solo una pequeña minoría de estadounidenses quiere que se les bajen los impuestos a los ricos, y todavía son menos los que quieren que se recorten los principales programas sociales. Aun así, los republicanos han ganado elecciones en parte negando la realidad de su programa político, pero principalmente presentándose como defensores de los valores sociales tradicionales, y sobre todo, de la mayor de las tradiciones estadounidenses: el racismo.

Y esta dependencia sostenida de la gran estafa ha tenido, con el tiempo, un fuerte efecto de selección tanto en los dirigentes del partido como en sus bases. Una proporción desmedida de los políticos del Partido Republicano tienden a ser timadores (y en algunos casos timadoras), porque para seguir el juego del partido hacen falta voluntad y talento para decir una cosa y hacer otra. Y una proporción desmedida de la base del partido está compuesta por personas a las que es fácil timar, que se dejan engañar por afirmaciones de que “Esa Gente” es el problema y no se dan cuenta de cuánto les perjudica el verdadero programa republicano.

El caso es que el trumpismo estaba más o menos predestinado a existir. El racismo puro y duro y la descarada falta de honradez de Trump no son más que versiones exageradas de lo que su partido lleva décadas vendiendo, mientras que el programa político real del presidente –bajar los impuestos a las grandes empresas y a los ricos, y retirar la atención sanitaria a las familias de rentas bajas– es extremadamente ortodoxo.

Ni siquiera el proteccionismo de Trump se aleja tanto de las normas republicanas como se piensa. George W. Bush impuso aranceles al acero, mientras que Reagan limitó las importaciones de automóviles japoneses. Bajarles los impuestos a los ricos es un principio fundamental de los republicanos; el libre comercio, no.

En cuanto uno cae en la cuenta de hasta qué punto la política republicana ha estado forjada por la gran estafa, se deducen tres cosas.

La primera, que no habrá redención desde dentro. No habrá políticos éticos y de principios que salven al partido de las manos de Trump y similares, porque no son lo que las bases quieren: el Partido Republicano actual no es país para hombres honrados. Los artistas de la estafa seguirán gobernando a menos que o hasta que el partido pierda a lo grande, una vez detrás de otra, y pase años en el ostracismo político.

Sin embargo, la segunda es que el partido es efectivamente vulnerable, porque siempre corre el riesgo de que los votantes descubran su falsedad. Parece que lo que más ha contribuido a las victorias demócratas en las elecciones especiales no han sido los escándalos escabrosos, sino los ataques republicanos a la atención sanitaria. Y en noviembre, esta reacción podría dar a los demócratas no solo una o ambas cámaras del Congreso, sino también el control del Gobierno en muchos estados.

¿Pero qué pasa si eso no ocurre? Esta es la tercera deducción, que debería asustarnos: la naturaleza del juego del actual Partido Republicano le da un sesgo antidemocrático. Al fin y al cabo, una forma de protegerse contra los votantes que descubren lo que uno está haciendo es impedir que voten. La supresión de votos y una manipulación extrema de las circunscripciones son ya elementos clave de la estrategia republicana, pero lo que hemos visto hasta ahora quizá no sea más que el principio.

Y quien piense que los líderes republicanos protestarían contra una manipulación electoral descarada es que no ha prestado atención. Antes había republicanos de esos, pero hace tiempo que se fueron.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

https://elpais.com/economia/2018/03/27/actualidad/1522150232_558214.html

sábado, 4 de julio de 2015

Sobre Grecia en "El País" La insoportable chulería, antihumanismo y desfachatez de un intelectualillo orgánico del global-imperial

Dos apuntes iniciales: el primero: algunos datos de la situación de los jubilados griegos; el segundo: la definición de una noción ricardiana que aparece más tarde.

Los datos de la situación [1]:

Porcentaje de los jubilados griegos (unos 2,5 millones de personas) que perciben una pensión inferior de 665 euros (es decir, por debajo del umbral de pobreza fijado por la propia UE): el 45%. Porcentaje de jubilados en esa situación en 2009: el 20%. Incremento porcentual: 125%. Porcentaje de jubilados que cobra más de 1.050 euros mensuales: el 14%. Reducción de las pensiones principales de más de 1.000 euros en estos cinco últimos años (desde 2009): el 40%. Reducción del conjunto de todas las complementarias: un 60%. Porcentaje de los hogares griegos cuya principal fuente de ingresos para poder sobrevivir es la recepción de una pensión de algunos de sus miembros: más de la mitad, el 52%.

La noción según el “Diccionario de Economía y Empresas” [2]. Con “Renta de situación” se hace referencia a los beneficios económicos que se derivan para una zona de la proximidad con otra zona con mayor nivel de renta y bienestar. Los mecanismos por los que se materializa esta renta son a través de intercambios de bienes y servicios, inversiones, movilidad del trabajo, etc. Ejemplo ofrecido por el diccionario: la renta de situación de España en los años sesenta y setenta del pasado siglo respecto a Europa, favoreciendo las exportaciones, la asimilación de tecnología, las inversiones extranjeras y la emigración “de los excedentes de mano de obra” (el lenguaje insultante y antiobrero es del Diccionario) a los principales países de Europa. Tiene sus orígenes en la Renta de situación ricardiana (de David Ricardo): “referida a la renta del suelo agrícola, como aquella parte del valor de un suelo céntrico y productivo que está por encima del precio del suelo disponible para la expansión debido a que los nuevos terrenos son menos productivos que los que ya se explotaban con anterioridad”

Viene lo anterior a cuento del artículo [3] de este vomitivo intelectual orgánico: Xavier Vidal-Folch, un asiduo de la 8TV de don Cuní La Vanguardia. El título de su escrito: “Mal griego, mal de otros muchos”. La entradilla: “Las abusivas (sic) pensiones de Grecia equivalen al corporativismo de taxistas y notarios”.

El compás inicial golpea de entrada en la sien: “El papel es impresionante. Si sería mera táctica la táctica negociadora durante cinco meses, que los 11 folios de la última oferta de Grecia -del lunes- son una completa vuelta de calcetín a kilos de retórica antineoliberal”. ¡Retórica antineoliberal! Prosigue el orgánico del global: si sería disparatado el sistema griego de jubilaciones, señala, el gran escollo de la polémica [¡recuerden los datos apuntados al inicio!], “que el ajuste asumido por Alexis Tsipras quintuplica el encajado en 2010 por José Luis Rodríguez Zapatero”. Lean bien, insiste el orgánico: “lo quintuplica”. Zapatero aceptó “un recorte de pensiones de 1.800 millones de euros, menos de dos décimas del PIB español. Tsipras asume ahora unos ajustes en este ámbito del 1,05% ya en 2016: sobre todo de las enloquecidas jubilaciones anticipadas a 52 años; pronto no se retirará nadie antes de los 67. Albricias”. ¿Albricias? ¡Pronto no se retirará nadie antes de los 67! ¿Sabrá este intelectual de cuello limpito la dureza de muchos trabajos, los 40 años de duro curro en muchos casos!

Prosigue el sesudo intelectual, sin temblor en el pulso: “Ya pueden cantar misa quienes esgrimen que Syriza no ha cedido. Pura chatarra propagandística”. ¡Pura chatarra…! Luego la prepotencia con un toque de aparente humanismo: “Es que ha hecho bien, cediendo en todo lo que era lógico: lo fundamental. Y a cambio, salvando su paquete de emergencia social (familias sin electricidad, pensionistas sin asistencia médica) que también era digno, y justo, y necesario”. ¡Cediendo en todo lo que era lógico! ¿De qué lógica habla este intelectualillo bien remunerado que debe ingresar como 10 jubilados griegos al año?

No se queda aquí desde luego. Lo sorprendente, comenta, es que haya tardado tanto “en aceptar lo evidente, a costa del derrumbe económico, la caída del crecimiento recién iniciado, la pérdida del superávit presupuestario primario, la escapada de 30.000 millones de depósitos bancarios. ¿Ha esperado tanto por cálculo negociador? ¿Por infundado temor a ceder en otras cuestiones menos sensibles? ¿Por aparecer ante sus talibanes como el que forcejea hasta el último segundo?”. ¿Sus talibanes, de qué talibanes habla este chulo talibán neoliberal? ¿Aceptar lo evidente? ¿Qué evidencia? ¿El poder sin réplica?

Quizás, responde él mismo a sus preguntas, pero “hay otra explicación más descarnada”. Viene ahora el toque académico del experto: “Determinadas jubilaciones griegas (no todas), diseminadas hasta hace poco en más de 100 fondos de pensiones, consagraban situaciones de inequidad propias de las “rentas de situación” de David Ricardo: aquellas rentas diferenciales derivadas de la localización específica de un activo: de su proximidad geográfica o social a otras rentas superiores, de la casualidad, del azar-no-productivo. La resistencia a las reformas de verdad (no a la mera depresión salarial, que es lo fácil, y lo más injusto) es mayor cuanto más consolidadas están esas rentas de situación. Y cuando mejor se adornan con la coartada de la justificación social (a veces, religiosa), algo siempre muy sensible para el progresismo y la ética”. ¿Sensible para el progresismo? ¿La ética? ¿Coartada de la justificación social? ¿Situaciones de inequidad comentadas por alguien que razona desde la más ortodoxa de las posiciones crematísticas ortodoxas?

Qué insidioso, concluye satisfecho y con más estocadas de muerte, mezclando situaciones absolutamente heterogéneas, “pues en su mayoría se trata de meros corporativismos. Cuando los jubilados griegos apenas pospúberes se jactan de causa justa, se equiparan a los taxistas y farmacéuticos italianos que se resistían a las reformas liberalizadoras de Mario Monti (abrir ¡en domingo!); a los notarios y comerciantes franceses que denigran a Manuel Valls porque predica la libertad de establecimiento y mayor libertad horaria; a los colegios profesionales españoles que rehuyen la competencia”. ¿Se entiende la salvaje y servil cosmovisión desde la que piensa el autor? ¡Todo vale! Notarios, comerciantes, jubilados, taxistas,… Todo es uno y lo mismo.

Pero no le basta con eso: “El mal griego es mal nuestro. Es mal de otros muchos porque el corporativismo cerrado constituye la antesala de la autocracia (El corporativismo en España, M. P. Yruela y Salvador Giner, Ariel, 1988)”. La sentencia: “Donde mandan los taxistas nunca imperan los Parlamentos”. ¿Cómo se puede ser tan ruin intelectualmente (tras citar un libro de hace más de 27 años por cierto? ¿La defensa de conquistas ciudadanas y obreras como vía hacia la autocracia? ¿De eso habla este sesudo intelectual?

Un premio urgente, por favor, un premio urgente para uno de los textos más serviles y sumisos al poder de la reciente historia intelectual europea. ¡Tenía tanta razón Lewis Carroll! ¿Quiénes mandan aquí? Pues son ellos los que dan significado a las palabras. Sus siervos las usan con el sentido que ellos estipulan.

¿No les da una mica de fàstic (asco) tot plegat?

Salvador López Arnal

Notas

[1] Mi fuente es también el global-imperial: M. A. Sánchez Vallejo, “La línea Maginot de los pensionistas griegos”. El País, 24 de junio de 2015, p. 5.

[2] Debo el apunte a la historiadora Soledad Bengoechea.

[3] http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/24/actualidad/1435135899_878106.html

martes, 10 de marzo de 2015

Sin capacidad de análisis y sin supervisión política. Un informe de Cáritas Europa pone en evidencia la debilidad progresiva de la Unión y las pocas expectativas de mejora

¿Saldrá la Unión Europea más fuerte de esta etapa de crisis? ¿Ha elegido, y está siguiendo, la estrategia necesaria para ello? La pregunta tiene varias facetas, no solo la económica, sino también la política, la social o la internacional. Y en todos los aspectos, la conclusión no puede ser más decepcionante. Europa, liderada en esta década, por primera vez, casi en solitario, por un Gobierno democratacristiano alemán, no vislumbra un futuro ambicioso, sino más bien inquietante.

Un informe de la Cámara de los Lores, hecho público esta semana, señala con firmeza la pérdida de relevancia internacional, exactamente en el lugar del mundo que más nos interesa y afecta: Rusia. Europa ha estado, y está, en el centro de la crisis de Ucrania y de sus relaciones con Moscú, y se ha movido hasta ahora con una asombrosa “pérdida de capacidad de análisis”. Los dirigentes europeos no se dieron cuenta de la crisis que se iba incubando, porque, entre otras cosas, dejaron las negociaciones con Ucrania en manos de tecnócratas: “La ausencia de supervisión política fue evidente”.

El resultado, insiste el documento, fue que “ni la Unión, ni los Estados miembros fueron capaces de interpretar lo que ocurría sobre el terreno ni de ofrecer una respuesta autorizada”. Por eso, tal vez, la apresurada irrupción posterior de Angela Merkel y François Hollande, en un loable, pero insuficiente, intento de reconducir la situación. Ahora toca permanecer unidos, y muy firmes, frente a la inaceptable desmembración de un Estado soberano y procurar, al mismo tiempo, que Rusia no se vea abocada a interpretar nuestros movimientos como respuestas amenazadoras. Es decir, recuperar como se pueda la influencia política, perdida por errores de apreciación.

“Pérdida de capacidad de análisis”, “ausencia de supervisión política”, podrían ser aplicados también a la evolución social en la UE. En este caso es un informe publicado, también esta semana, por Cáritas Europa el que pone en evidencia la debilidad progresiva de la Unión y las pocas expectativas de mejora. En la mitad de los 28 Estados de la UE, al menos uno de cada tres niños vive en la pobreza. En siete de ellos (España, Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, Rumania y Chipre), se aprecian niveles preocupantes de privación en amplias capas de la población. La ONG pide que se ponga en marcha una renta (salario, ingreso, como se quiera llamar) mínima, y que se lancen programas de creación de empleo que acaben con los planes de austeridad. El fracaso en proporcionar estos apoyos en la escala requerida, afirma, debilita de tal manera a Europa que harán falta décadas para reanimarla.

Se diría que el esqueleto sobre el que todas las demás debilidades descansan es el formado por la supervisión política. Pero es precisamente ese esqueleto el que falla más estrepitosamente y el que muestra menos síntomas de fortaleza futura. La integración política europea puede haber avanzado en algunos aspectos formales necesarios, imprescindibles, sin duda, pero claramente insuficientes. Todo el edificio se levanta, afirma el economista británico Simon Wren-Lewis, sobre una especie de “cuasi constitucionalismo neoliberal, que tiene consecuencias adicionales y socava sus propias condiciones políticas y morales”. En lugar de buscar la convergencia de los Estados miembros, se instala la competencia; en lugar de buscar un fuerte liderazgo político, centrado en Berlín, pero plural, se confía en el increíble eje Alemania-Holanda.

Sea, aceptan algunos. Pero la estrategia elegida para salir de la crisis permitirá que emerja una Europa nueva más fuerte económicamente, y debido a ello, más influyente. No parece ser el criterio de cada día más economistas. Es la firme convicción, eso es cierto, de la mayoría de los grandes medios de comunicación y de la mayoría de los centros de poder. Incluso de los economistas vinculados a la llamada City europea. Muchos otros creen que es esa estrategia la que impedirá durante muchos años que Europa recobre su fortaleza. “Pasará tiempo antes de que los economistas puedan calcular cuál ha sido el coste total de las erróneas políticas de austeridad”, asegura Wren-Lewis. Pero entonces los gritos deberían oírse en las puertas del Parlamento.  22 FEB 2015.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424447562_492930.html

viernes, 27 de febrero de 2015

Lo que no se dice sobre las negociaciones de Europa con la Grecia de Syriza

Las fuerzas conservadoras y neoliberales que gobiernan la gran mayoría de las instituciones políticas europeas (el Consejo Europeo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo) desean con toda intensidad el fracaso del gobierno Syriza en Grecia, utilizando todos los medios para impedir que se terminen las políticas de austeridad, deseando mantener las políticas que han creado un enorme desastre social. De conseguir aplicar sus políticas alternativas, el gobierno Syriza en Grecia podría mostrar la gran falsedad, ineficacia e incluso maldad de las políticas impuestas a las clases populares de Grecia y de los otros países de la Eurozona, con la complicidad y apoyo proveídos por las élites conservadoras y neoliberales gobernantes en cada uno de estos países. Existe una alianza de clases a lo largo de la Eurozona en la que los instrumentos políticos de las clases dominantes están imponiendo unas políticas carentes de mandato popular que están causando un enorme drama humano que alcanza sus mayores dimensiones en Grecia, pero también en España, en Portugal y en Irlanda.

Es importante subrayar que los mayores defensores de las políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente los gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno PP en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y como consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos económicos y financieros existentes en cada país, así como la que sus sectores sociales con mayor peso económico y social tienen sobre sus mayores medios de información y persuasión, hemos leído y/o visto un reportaje en tales medios enormemente sesgado en contra del gobierno Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se ha referido al gobierno de Syriza constantemente como “poco serio”, “demagógico” (y una larga retahíla de insultos más) que, resultado de su supuesta inmadurez, han terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La Razón, el Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el economista del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País, el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por el establishment mediático del país.

Lo que no se publicó en España
En esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las máximas expresiones en España (uno de los países con menor diversidad ideológica en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una realidad distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del Eurogrupo y del BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por parte del gobierno alemán, un dominio, sin embargo, que no es equivalente a omnipotencia. El gobierno alemán ha aparecido claramente como el centro dominante de la vida económica, financiera y política de la Eurozona, con la clara sumisión de los otros gobiernos, incluidos los que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La publicación por parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en privado) de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos gobiernos (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento público de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los bandos en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco representativa de las clases populares de los países de la Eurozona, y que está perdiendo la legitimidad y atracción que tuvo en su momento.

Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic Policy Research, Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del establishment neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la políticas de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a los valores que teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, el Estado del Bienestar y la justicia social, señalando la hipocresía de este establishment. Y, a pesar del enorme control de los medios –que alcanza dosis abusivas en España- la población europea ha podido captar la justicia de su causa, creando gran simpatía popular hacia los argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en Alemania, donde el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello es un indicador del valor democrático y moral de las propuestas de Syriza, que han movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.

Las victorias de Syriza
Ha sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia, lo que explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek Deal Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de Syriza) incluyen:

1. El documento final separa la transferencia de fondos de las condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la aceptación del 70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y rechazo del 30%. Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. Rechazo era la reducción de las pensiones y otras medidas que eran continuistas de las políticas de austeridad. En realidad, todas las medidas explícitas de austeridad que estaban en el documento firmado por el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas por una ambigüedad (aceptada por la Comisión Europea) que permitía una flexibilidad de interpretación que no se permitía antes.

2. Se consiguió revertir la mayoría de medidas antisindicales que contribuyeron al deterioro del mercado laboral, aceptando el incremento del salario mínimo (retrasándose hasta septiembre su aplicación).

3. Se recuperó el concepto de soberanía, de manera que las políticas domésticas se asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran aprobadas por el marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la Troika, redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba delegada del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este cambio es más que semántico.

4. Una cesión clave fue que al gobierno griego no se le imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de superávit primario (lo cual le hubiera prohibido poder terminar con las políticas de austeridad), sin especificar un objetivo, permitiéndole que alcanzara el deseado por Syriza, el 1,5%.

5. Un mejoramiento del pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones. En realidad, la negociación mayor es la venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que beneficiaron a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.

En resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de redefinición de Europa, con una enorme movilización popular en su país, en apoyo de esta redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea es de que el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las victorias de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. Estas victorias fueron las concesiones que detallo anteriormente.

Naturalmente que eran concesiones dentro de un marco que viene definido por su permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales y socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y de Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta Europa. Se podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un plan B, que hubiera sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora que la mayoría del pueblo griego quiere permanecer en el euro. Puede que cambie y la lección didáctica a la cual me refería al principio del artículo sea un paso en la dirección de cambiar el deseo de permanencia. Pero el gran dato de las negociaciones es que, a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en apoyo de las demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un proceso en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que la reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la población se mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la falsedad de los argumentos utilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy (y Mas en Catalunya) de que no hay alternativas. Incluso en un caso extremo, como el de Grecia, con un gran desequilibrio de fuerzas, se pueden desarrollar otras propuestas.
Vicenç Navarro. Público.es
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Barcelona
Fuente:
http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/02/25/lo-que-no-se-dice-sobre-las-negociaciones-con-syriza/