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jueves, 28 de marzo de 2024

_- Matar, morir y ascender en las legiones: el British Museum de Londres repasa la vida en el Ejército romano imperial con una exposición espectacular.

_- La muestra exhibe el único escudo rectangular que se conserva y una coraza de la masacre de Varo, entre otros objetos excepcionales
Casco romano en la exposición sobre las legiones.


Alístate en las legiones, dicen; que verás mundo, dicen. No es raro enfilar la entrada entre columnas del British Museum repitiéndote las frases de Astérix legionario y marcando el paso, aferrando el paraguas como un pilum y buscándote el gladio, la espada. Se llega a la exposición Legion, life in the Roman army (Legión, vida en el ejército romano), inaugurada este mes en Londres (Londinum) y que puede visitarse hasta el 23 de junio (non deesset eam!, ¡no se la pierdan!), con altas expectativas. Nervio y ansia. Las legiones en el British, ¡guau!, es como tener una cita con Máximo Décimo Meridio, el general de Gladiator, y con sus tropas en los bosques de Germania. Así que tras enseñar el tique (ha habido que hacer prerreserva, la exposición está petada) y musitar para ti mismo el santo y seña de las legiones del Norte (“fuerza y honor”), accedes en las galerías Sainsbury del museo al proceloso y excitante mundo de los soldados romanos, ¡ave!

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El atroz Vietnam de las legiones romanas

La exhibición, que consta de más de 200 objetos arqueológicos (procedentes de museos y colecciones privadas), algunos simplemente únicos y sensacionales, y va acompañada de un voluminoso catálogo a cargo de su propio comisario, Richard Abdy, conservador del British Museum, propone un extenso y emocionante recorrido por la experiencia del servicio en filas en las fuerzas de la Antigua Roma y la evolución de su impresionante maquinaria bélica, con la que sometió al mundo. Todo el rato te acompañan el inquietante sonido grabado de cientos de sandalias claveteadas marchando y la alta sombra de las águilas, los principales y venerados estandartes de las legiones. En las salas se despliegan junto a los objetos arqueológicos dibujos, gráficos y elementos escenográficos para aumentar la comprensión y dar ambiente.

La exposición, que aprobaría Vegecio, se redondea con áreas de actividades (que hacen la delicia de los niños y de no pocos adultos) en las que puedes probarte un casco romano, alzar un escudo y hasta experimentar el olor de un fuego de campamento o del sudor tras un día de marcha. Y ver el contenido de una letrina (!). También puedes medirte para ver si te hubieran admitido en las legiones: a partir de 1,72 estabas dentro. La edad máxima eran 35 años. Otro requisito era tener al menos un testículo.

Entre lo más espectacular que se exhibe, un par de blancos de tiro (uno de madera con forma humana que muestra la marca de las espadas, y otro un cráneo de buey perforado por proyectiles), una sandalia (cáliga) y una bota (calceus) militares (¡y un calcetín!, que se llevaba con las sandalias), un gran cornu (trompa de órdenes), un estandarte de dragón (draco) que cargaba, claro, el draconarius, y las extravagantes máscaras de parada de caballería; y algunas preciosas espadas con sus vainas. Absolutamente extraordinarios son la coraza segmentada casi completa hallada nada menos que en el campo de batalla del desastre de las legiones de Varo (Kalkriese) y que testimonia la mayor derrota del ejército romano —tres legiones, la XVII, la XVIII y la XIX, 20.000 soldados, completamente aniquiladas en una gran emboscada de los germanos que incluyó luego salvajes sacrificios humanos (alístate, dicen)—, y un scutum, el icónico escudo rectangular de los legionarios, procedente de Dura Europos (Siria) y que es el único de su clase que se conserva (un dibujo mural muestra una sección de legionarios haciendo la famosa tortuga con sus escudos).
El escudo romano de Dura Europos, en la exposición.El escudo romano de Dura Europos, en la exposición.
También se pueden admirar, en una maravillosa galería de armas, un trozo de armadura con escamas de dos tipos distintos (lo que prueba una reparación), procedente del Muro de Adriano; cascos de distintos tipos que muestran la evolución hacia una mayor protección, algunos con grafitos con los nombres de sus propietarios (en uno figuran cuatro, lo que sugiere hasta cien años de uso, que ya es reciclaje), y uno (el yelmo Meyrick) con insólitas decoraciones celtas, testimonio de su empleo por alguna unidad de auxiliares de uno de esos pueblos. A destacar asimismo la coraza de escamas de un caballo de jinete acorazado (clibanarios o catafractos) y la confeccionada con piel de cocodrilo, que es uno de los más curiosos artefactos que exhibe habitualmente en sus salas romanas el British Museum.

Pero probablemente lo más impactante y conmovedor sean los esqueletos que se exhiben. El más impresionante, el del soldado hallado en Herculano y que llevaba su cinturón militar con espada y daga ad exercitum manere (no está claro si participaba en un intento de evacuación de civiles acorralados por la erupción del Vesubio o si pasaba por ahí, en un mal día, realmente). Se pueden ver también los de otros dos soldados que al parecer fueron asesinados y arrojados a un pozo en Canterbury con sus espadas y sus botas claveteadas. Otro esqueleto que se muestra (para ilustrar que se ejecutaba así a veces a los soldados cobardes y a los prisioneros de guerra) es el de un crucificado, con un clavo todavía atravesándole el tobillo. La exposición recuerda que pese a todo el entusiasmo que pueden provocar, las tropas romanas actuaban con salvajismo y rapacidad, esclavizaban, y a menudo actuaban como fuerzas de ocupación y policía. Parafraseando a Calgaco citado por Tácito, creaban un desierto y lo llamaban paz.
Coraza segmentada de un legionario romano hallada en Germania, en la exposición sobre las legiones en el British Museum.
Coraza segmentada de un legionario romano hallada en Germania, en la exposición sobre las legiones en el British Museum.

Coraza segmentada de un legionario romano hallada en Germania, en la exposición sobre las legiones en el British Museum. PETER NICHOLLS (GETTY)

Ante la extrema dificultad de abarcar toda la larguísima historia militar romana (grosso modo un milenio, del 500 antes de Cristo al 500 después), la muestra se ciñe a dos siglos, el periodo que va desde el primer emperador, Augusto (que reinó del 27 a. C. al 14 d. C.), bajo el que se asentó la idea del soldado profesional, de carrera (hasta entonces las legiones se constituían y deshacían para campañas específicas; a partir de ahora van a ser un ejército permanente), a Maximinus Thrax, Maximino el Tracio (235 -238 d. C.), el primero de los “emperadores soldado” del siglo III, lo que puede verse como la máxima promoción que puede alcanzar un hombre salido de las filas. Si Augusto fue un gigante por sus realizaciones, Maximino, el primer emperador de origen bárbaro y el primero también que nunca pisó la ciudad de Roma, lo fue por la talla (2,61 metros, con esa altura te enrolabas por la puerta grande).
Equipamiento militar romano en la exposición sobre las legiones en el British Museum.Equipamiento militar romano en la exposición sobre las legiones en el British Museum.
PETER NICHOLLS (GETTY IMAGES)
La muestra nos explica cómo se enrolaba uno, las opciones que había de hacerlo (podías ser legionario, la opción first class, o auxiliar, o marino de las fuerzas navales), el adiestramiento (durísimo), las técnicas de combate (“el conocimiento de la disciplina militar alimenta la audacia para combatir”, sostenía Vegecio), el equipamiento (27 kilos que había que cargar cada uno, cinco kilos solo el escudo), los rangos (con los centuriones como la espina dorsal de las legiones), las recompensas, los castigos (terribles, incluida la decimatio, el diezmado de tropas arrugadas en la lucha), la sanidad militar, la caballería (el jinete más exitoso quizá sea Tiberius Claudius Maximus, que atrapó al rey dacio Decébalo), los campamentos (se exhiben fragmentos de tiendas y piquetas) y fuertes, y la forma en que uno, si sobrevivía (solo lo hacían la mitad de los soldados), se acababa licenciando tras 25 años de servicio. Se exhibe el ejemplo más antiguo de diploma de retiro, el concedido por el emperador Claudio, de coja memoria, a un tracio que sirvió en la marina de Misenium y que respondía al fenomenal nombre de Sparticus Dipscurtus. Se les concedió la ciudadanía a él, a su mujer y a sus hijos.
 
Máscara de parada de la caballería romana, en la exposición del British Museum sobre las legiones.Máscara de parada de la caballería romana, en la exposición del British Museum sobre las legiones.


Un espacio central está consagrado a la experiencia terrible de la batalla, un vórtice de violencia representado por imágenes de lucha, estrépito de armas, pilums sobrevolándote y una balista, una de esas máquinas de artillería (denominadas genéricamente tormenta) con las que el general Máximo de Russell Crowe desataba el infierno en Germania. En otro ámbito de la exposición, una estatua de un perro moloso parece también un guiño a nuestro soldado romano favorito de ficción, con permiso del Marcelo Galio de La túnica sagrada y el Marco Flavio Aquila de La legión del águila. Mesala sería más del ámbito deportivo.

Para transitar por esa historia de legiones y guerras, la exposición, la primera que dedica el British al ejército romano, va presentando a diferentes militares, a los que vemos cara a cara representados sobre todo en sus monumentos funerarios. Ahí están Quintus Petilius Secundus, de la legio XV Primigenia, aferrado a su pilum; Firmus Ecconis de una cohorte auxiliar recia (de Raetia), con escudo ovalado característico y jabalina; el portaestandarte (signifier) Pintaius Pedicili, que cargaba una de las insignias de la cohorte auxiliar V Asturum; el joven y malogrado centurión de orejas de soplillo Marcus Favonius Facilis y el veterano Marcus Caelius, el primus pilus, el único centurión de la primera cohorte (milaria) de una legión, la que llevaba el águila, con su identificativa y temida vara de vid (vitis) y cargado de condecoraciones. Los centuriones de su clase cobraban 80 veces más que un legionario de base, y eso sin trienios.
 
Un aspecto de la exposición sobre las legiones.

Se nos invita a seguir especialmente la carrera de dos militares que ejemplifican la experiencia de ser soldado de Roma: Apion y Claudius Terentianus, ambos del siglo II y los dos documentados por sus cartas a casa, de las que se presentan significativos extractos. Terentianus fue rechazado inicialmente en las legiones por falta de recomendaciones y tuvo que empezar en la marina, un destino menos glamuroso. Finalmente, acabó como legionario enfrentándose a los partos. También pueden seguir los niños la carrera de un tercer soldado ilustrado en dibujos de historieta, Rattus, una simpática rata auxiliar (“armas de segunda clase y paga de mierda”) creada por los autores de la serie Esa terrible historia (publicada en España por Molino), Terry Deary y Martin Brown.

Entre las curiosidades que menciona la exposición, el que existían unidades de caballería romana montada en camellos (dromedarii), que en las legiones se inventaron los hospitales móviles, que a los soldados se les hacía un tatuaje identificativo (a partir del siglo III una placa de plomo colgada del cuello), que la medicina romana era capaz de curar a un soldado que había sufrido evisceración intestinal, o que los marinos, pese a su poco prestigio, eran utilizados para operaciones especiales (Nerón les hizo hundir la barca de su madre y luego, ya que no se ahogó, asesinarla); ayudaron a levantar el Muro de Adriano, y se crearon con ellos varias legiones.

La exposición desmonta algunas ideas corrientes como que había alguna lógica u orden en la numeración de las legiones o que los remeros de las galeras romanas iban encadenados. Explica también que los legionarios avanzaban pisoteando a los enemigos caídos con su calzado con clavos, que eran como las botas de rugby con tacos. Así que si has estado en medio de una melé particularmente reñida puedes imaginar, añadiendo gladios y muy mala leche, lo que era el avance de las legiones, las famosas picadoras de carne. La variación en el equipo de los soldados era muy grande, no existía la uniformidad que se ve en las columnas de Trajano y Marco Aurelio.

Se presta atención (o tempora!) a la presencia de mujeres en el ámbito de las legiones, y así figuran Agripina la Mayor, que con su decisión, convenciendo a los soldados de que no lo abandonaran, salvó un puente en Germania, o la emperatriz Julia Domna, que acompañaba a su marido Septimio Severo, recibió el apelativo de mater castrorum, madre de los campamentos, y al parecer se hacía un peinado característico para la vida en campaña. Se exponen algunas de las famosas cartas del fuerte de Vindolanda (incluida una invitación a una fiesta) que arrojan luz sobre el papel de las mujeres en los acuartelamientos, en este caso en los límites del imperio (junto al Muro de Adriano). Un grupo de mujeres torturando prisioneros en la columna de Trajano puede que fueran vengativas viudas de guerra romanas. Falta quizá mencionar a acerbas enemigas de Roma como Buodica, la reina guerrera de los icenios en el levantamiento de las tribus britanas, o Veleda, que no era una fregona sino una sacerdotisa y vidente germana que alentó la revuelta bátava en el año de los cuatro emperadores, el 69. Una máscara de parada de caballería con las facciones de una amazona introduce el tema —sugiere la exhibición— de que acaso su portador adoptaba una identidad transgénero durante su actividad. Eso, desde luego, no estaba en Astérix legionario.

sábado, 23 de diciembre de 2023

Yuval Noah Harari: “Netanyahu construyó una coalición de fanáticos mesiánicos y sinvergüenzas oportunistas” El historiador y escritor israelí, autor del superventas ‘Sapiens’ y con más de 45 millones de libros vendidos, es uno de los pensadores estrella de ámbito mundial

Netanyahu Israel
Yuval Noah Harari, en el Ateneo de Madrid, donde estuvo el pasado mayo en una charla del Global Youth Leadership Forum.
El historiador y escritor israelí, autor del superventas ‘Sapiens’ y con más de 45 millones de libros vendidos, es uno de los pensadores estrella de ámbito mundial.

Barro es una palabra importante en la vida de Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, Israel, 47 años). Cuando era niño, cuenta, vivía en una casa rodeada por un lago. Allí jugaba al fútbol, observaba las especies animales que aterrizaban por el lugar y solía construir castillos con la tierra húmeda, pese a que acabara sumido en el fango. Entonces debía quedar algo absorto entre sensaciones encontradas y conceptos que conectaban paradójicamente. Quizás por eso, a veces tienda a utilizar términos que resuenan en su subconsciente, y aunque no tengan que ver con sus ideales de infancia, sí entrañan ciertas sensaciones pegajosas. “Parte del problema de hoy”, dice, “es que nos hallamos enfangados en una cantidad de información que no podemos procesar y la mayoría de esta, con la que nos alimentamos, es información basura”.

Por eso, además, se atreve a darnos un consejo: “Como ocurre con la comida, nos estamos atiborrando de información basura. Necesitamos una dieta. Debemos medir las raciones de información que ingerimos”.

Dieta también es una palabra con peso en la vida de Harari. Es vegano, aunque no ultra. Si visita a su madre y a ella se le ocurre añadir queso de cabra a una tarta, se la come. Su vocación austera y la medida del tiempo rigen su vida. Lo administra bien, como observamos mientras le acompañamos en su visita más reciente a Madrid, en mayo pasado. Allí, por la mañana, habló media hora clavada para cientos de empleados de Sanitas sobre el futuro de la salud en la Fábrica de TapicesDe pie, con su tono de voz agudo y su habilidad para desentrañar conceptos complejos ante todo tipo de públicos, aseguró que nos encontramos ante una nueva era en ese ámbito: “La revolución tecnológica no solo nos lleva a curar a enfermos, sino a mejorar la salud de quienes se encuentran sanos”.

Aunque, a juzgar por lo que horas después, en el Ateneo de Madrid, por la tarde, dijo Harari durante la presentación del VIII Global Youth Leadership Forum, uno se pregunta hasta qué punto vale la pena mantener las analíticas en niveles óptimos: “Si no regulamos pronto las nuevas tecnologías de la información, perderemos el control de nuestras vidas”, soltó. Y así, entre el advenimiento del apocalipsis y la constatación de los mejores avances y progresos a nuestro alcance, el filósofo israelí ha construido su disquisición de la época en que vivimos no solo en su obra —sobre todo con tres superventas, con más de 45 millones de copias, como Sapiens, Homo Deus o 21 lecciones para el siglo XXI, principalmente—, también en sus charlas, conferencias y debates públicos.

Harari es una estrella del pensamiento mundial. Entre esos dos extremos, consciente del yin y el yang que balancea en su vida y su filosofía, me atreví a preguntarle, ya al final de su jornada madrileña, bajo el retrato de Manuel Azaña en el Ateneo, sentados frente a frente y rodeados de tres miembros de su equipo, si era optimista. “Trato de ser realista”, contestaba entonces. “No me considero un pesimista que piense que nos encontremos condenados y sin salida porque entonces: ¿qué sentido tiene intentar hacer algo? Pero, por el contrario, un optimista cree que al final todo se va a arreglar por sí solo y no se responsabiliza de nada. La verdad es que afrontamos retos enormes, pero en la época que nos ha tocado vivir disponemos del conocimiento y los recursos suficientes para resolverlos”.
 
Yuval Noah Harari, en el Ateneo de Madrid.
Yuval Noah Harari, en el Ateneo de Madrid.
 FRANCIS TSANG

No había estallado entonces la última guerra en Oriente Próximo. Pero en medio del conflicto le volvimos a preguntar. Harari se había movilizado contra el asalto a la democracia en su país por parte del Gobierno de Benjamin Netanhayu y la situación no ha disminuido sus críticas: “Él no es culpable del ataque que perpetró Hamás. Pero ha fracasado a la hora de preparar al país para una guerra”, afirma. “Ha gobernado casi sin interrupción desde 2009 y, por desgracia, ha antepuesto sistemáticamente sus intereses personales a los nacionales. Construyó su carrera política dividiendo al país y debilitando cualquier institución del Estado que no lo sirviera ciegamente”.

La protesta contra Netanyahu se convirtió en un asunto central entre sus actividades. “Me siento muy comprometido contra esa situación. De una manera que nunca imaginé que lo haría. Hasta el punto de que en primavera me vi en medio de una plaza en Tel Aviv dando un discurso ante miles de personas. Cuando el fuego rodea tu casa y te planteas cómo sería vivir en una dictadura, no te queda más remedio”, nos contaba en mayo pasado. Sobre todo, cuando su trabajo se basa en la libertad de expresión y se ve obligado a escribir cosas no muy agradables sobre líderes políticos o empresariales… “Pensar que un día te puedes levantar y esa libertad haya desaparecido, que en 2024 podamos estar cerca de vivir las últimas elecciones democráticas en Estados Unidos o que el Gobierno de Israel triunfe a la hora de destrozar la independencia judicial y la libertad de pensamiento y los derechos humanos, me obliga a reaccionar”.

A lo largo del año pasado, cuenta Harari, la situación de asedio a la democracia en su país empeoró. “Netanyahu construyó una coalición de fanáticos mesiánicos y sinvergüenzas oportunistas que se dedicaron a ignorar los muchos problemas que tenemos, incluyendo el deterioro de la seguridad, y en lugar de eso se concentraron en acaparar un poder ilimitado para sí mismos”, denuncia ahora. “Para perseguir esos objetivos adoptaron unas políticas extremadamente divisivas, expandieron teorías de la conspiración sobre las instituciones públicas que se oponían a sus estrategias y calificaron a las élites de servicio comprometidas como traidores desestabilizadores”.

En medio de esa estrategia populista del Gobierno, prefirieron taparse los oídos ante las advertencias de las fuerzas de seguridad. “Fueron continuamente prevenidos por el Ejército y los servicios de inteligencia acerca de que esas políticas situaban al país en peligro y erosionaban nuestra capacidad ante ataques externos. Se burlaron de los expertos e ignoraron todos sus avisos”, asegura.

Los oídos sordos llegaron a ser de tal calado que, “para colmo”, afirma el filósofo, “cuando el comandante en jefe del Ejército le pidió una reunión para prevenir a Netanyahu de hasta qué punto sus políticas afectaban a la seguridad nacional, el primer ministro rechazó el encuentro. Y cuando el ministro de Defensa, Yoav Gallant, levantó la alarma, lo cesó y fue obligado a restituirlo solo por la indignación popular que esa decisión provocó”.

En medio de toda esa ceguera, Hamás atacó el pasado 7 de octubre para impedir, según Harari, algo muy concreto. “Israel estaba a punto de firmar un acuerdo de paz con Arabia Saudí. El tratado estaba destinado a normalizar las relaciones entre Israel y el mundo árabe, mejorar las condiciones de los palestinos y reanudar el proceso de paz. Esa perspectiva de normalización ha aterrorizado tanto a Hamás como a Irán, su principal apoyo. Por eso se produjo el ataque, por eso lo perpetraron con tanta saña contra civiles e incluso lo filmaron. El objetivo era desbaratar el acuerdo y esparcir semillas de odio que acaben con cualquier oportunidad para una paz futura”, cree.

Pese a todo, reta a su Gobierno a no caer en una trampa: “No deberían encerrarnos en una guerra sin fin. Espero que, tras desarmar a Hamás, eso no implique frustrar acuerdos de paz futuros, que Israel regrese a la propuesta saudí, se comprometa en el camino de la pacificación y se dé cuenta de que esta solo puede ser alcanzada si conlleva la posibilidad de dotar a los palestinos de una vida digna en su propia patria”.

Pero el objetivo se aleja. La obcecación del Gobierno israelí y las señales autoritarias de los últimos años hacían temer lo peor y esto se produjo. “Ese comportamiento a lo largo de los años ha corroído el poder del Ejército y el Estado. Israel ha denominado la operación militar como Espadas de hierro. Pero si mantienes esas espadas en agua salada, se oxidan. Da lo mismo lo que uno pueda pensar acerca del conflicto palestino-israelí, la manera en que las políticas populistas de Netanyahu han corroído el Estado de Israel deberían servir de aviso a todas las democracias del mundo. Si das el poder a los populistas, te puede ocurrir a ti”.

No será porque él se canse de advertirlo. Tiene la oportunidad de decírselo a la cara a los líderes más influyentes del mundo cuando se reúne con ellos. Los despachos de ciertos mandatarios en el cargo son habituales en los viajes que Harari realiza por el mundo, como los de empresarios, fundaciones y think tanks… Es el gurú favorito de Silicon Valley. Quizás no haya diseñado un pensamiento original propio. Pero nadie duda de que ha logrado resumir en esta era de la incertidumbre atiborrada de datos gran parte de lo que nos ocurre. Lo ha hecho en una obra que ha tratado de explicarnos nuestro pasado en Sapiens, el futuro en Homo Deus y el presente en 21 lecciones para el siglo XXI.

Probablemente seduzca a los magnates tecnológicos por los principios del contrapunto. No usa teléfono inteligente, aunque tiene uno, solo para emergencias. Ataca los peligros de la inteligencia artificial y demanda con urgencia su regulación en todo el mundo, una iniciativa que ya ha tomado la Unión Europea. Dedica dos horas al día a la meditación y al menos uno o dos meses al año al retiro en completo silencio bajo las reglas de la ortodoxia vipassana. En cuanto a los líderes, Harari desafía conceptos básicos del pensamiento político: desde la libertad a la igualdad. No las cree productos de un derecho inalienable del hombre, sino obra de su capacidad de ficción, como sostiene en Sapiens. No quiere decir esto que nos encontremos ante un furibundo anarcoiliberal: todo lo contrario. Como hemos visto, se siente cada vez más comprometido con la defensa de la democracia.

Vive en Tel Aviv y mantiene su cuartel en las oficinas de su compañía: Sapienship, fundada junto a su esposo y mánager, Itzik Yahav. Antes de publicar Sapiens fue profesor de Historia Medieval y Militar en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde, dice, además de dar clase se dedicaba a escribir artículos y estudios que apenas llegaban a nadie. Mientras estudiaba, entre otras cosas, la conquista de México y dedicaba su tiempo a las crónicas de Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, nos cuenta cómo se le fue ocurriendo Sapiens. “Al mismo tiempo leía sobre chimpancés, para divertirme”.

Yuval Noah Harari. FRANCIS TSANG 

Y fue hilando. Entendió que necesitaba destrozar su propio método de escritura: “Cuando estás metido en el doctorado y redactas artículos académicos, los haces de una forma que agrade a tus colegas, con ese código que sabes que les gusta. He tenido que olvidarme de eso y reaprender a escribir para hacerlo accesible”, afirma. Buscó influencias. “Para mí, una muy importante fue la lectura de Armas, gérmenes y acero, el libro de Jared Diamond. Cambió mi vida. No solo a la hora de plantearme cómo escribir, sino sobre qué hacerlo”, confiesa. “En la Universidad te empujan a especializarte, él me hizo ver que como científico vale centrarse en ello, pero debes ampliar el foco hacia la historia del universo”. Otra influencia para Harari fue La política de los chimpancés, de Frans de Waal. “Me enseñó que puedes aplicar el sentido del humor, me divertía y a la vez podías enterarte con profundidad del comportamiento animal y humano”.

Así fue conformando un estilo propio y radicalmente distinto al del aplicado doctorando. Una manera de contar que ha enganchado a decenas de millones de personas y en la que caben en sus páginas la cultura popular y la ciencia de alto nivel. Harari tira de cómics como Jabato para explicar el cerco de Numancia o de Harry Potter para que mastiquemos mejor algoritmos y disquisiciones que investiga. “Mi trabajo es establecer un puente entre ese conocimiento más sesudo y el gran público”, asegura. Y no le importa que le acusen, como han hecho algunos expertos que han tratado de desmontarlo, de populismo científico. “Es verdad y no creo que sea malo. Mi objetivo se centra en eso, en popularizar la ciencia. Ya he escrito artículos que han leído algo así como cinco personas en todo el mundo. Ahora lo que hago es estudiar lo que han hecho otros colegas y no escribir para alentar teorías de la conspiración, pero sí acercarme a muchos lectores más. Si no llegas a ellos, se crea un vacío donde entran las mentiras. Si pierdes a ese público, lo atrapan otros”.

Son muchos los científicos que no saben cómo comunicar bien sus descubrimientos, asegura. “En esa comunidad, escribes con el peso de los números, las ecuaciones, los hechos. No se admiten chistes, ni bromas… Pero no cuadra, no llega, porque somos una especie acostumbrada a las historias, pensamos en esa clave, nos engancha eso, no las estadísticas”. Esa es la teoría principal de Sapiens. En su libro, Harari sostiene que la especie ha logrado imponerse en el mundo gracias a su capacidad para entrelazar ficciones que han mantenido a lo largo de los siglos comunidades enteras. “Así que si deseas explicar los grandes temas necesitas esas herramientas, las de contar bien historias. Ceñirte a la ciencia y los últimos descubrimientos, pero traducirla a una materia interesante y accesible hasta para los adolescentes”.

Pero no solo pretende convencer a sus lectores en más de 60 lenguas con teorías a menudo poco complacientes, como que la especie de los sapiens se impusiera a los neandertales a causa del primer genocidio de la humanidad o que el cambio climático que se nos viene encima no cuenta como el primero, sino el tercero. También busca influir en quienes llevan las riendas. “A menudo les aconsejo que se aparten, que mediten, que busquen tiempo y espacio para sí mismos”, afirma. “Demandamos que nuestros líderes empleen todas sus fuerzas en nosotros, pero si ellos carecen de la oportunidad de contemplar y calmarse, no ejercerán bien su trabajo”. Lo tiene comprobado. Y para resumirlo emplea una parábola moderna al alcance de todo el mundo: “Me doy cuenta a menudo de que, si no tienes hueco para recrearte en una amplia conversación con ellos, nada bueno ni que merezca la pena saldrá de ahí. Si solo dispones de 20 minutos, no llegas a nada. En cuanto aparece el silencio, se marchan a lo siguiente”. ¿Miedo al vacío? “Así solo te quedas en los clichés. Las mejores ideas aparecen cuando se presentan esos silencios, cuando te aburres”.

La ansiedad se ha conformado contra nosotros mismos. Biológicamente resulta insostenible. Por eso Harari detesta la palabra excitante. “El cuerpo humano está construido así. Tienes ciclos de excitación, cierto, cuando aparece el peligro o se presentan oportunidades. Pero luego te calmas. Si mantienes al organismo en una continua sucesión de lo primero, colapsa. En EE UU la palabra excitante se ha convertido en un término estrella: Todo es exciting…, incluso el hecho de saludar a alguien. No es bueno. El cumplido debería ser lo contrario: que los calme mucho el hecho de conocerte”.

Él trata de no venirse demasiado arriba. Aunque se sienta sorprendido de su propio éxito global. “Sí, desde luego. Mi especialidad de estudio es la historia militar en la época medieval: es decir, temas como los Reyes Católicos y la unificación de España o las cruzadas… Y por extrañas coincidencias me veo hablando de la inteligencia artificial… No lo vi venir. Llevaba una vida tranquila, poca gente venía a mis conferencias, publicaba artículos que apenas atraían a nadie. A mí me encanta la historia. Si me das a elegir un libro sobre los Reyes Católicos o Elon Musk, escojo a Isabel y Fernando”.

Su base a la hora de armar los libros sigue siendo radicalmente histórica, basada en su especialidad y su pasión desde niño. “Me atraía la guerra, quizás porque en Israel vivíamos rodeados de ella y mi padre, ingeniero, trabajaba en la industria armamentística”, recuerda. Aun así, el primer conflicto que le marcó fue el de las Malvinas: “Curioso, ¿no? Me fijé en el que teníamos más lejos”.

Tras haber celebrado con una edición conmemorativa por 10 años de éxito ininterrumpido la aparición de Sapiens en 2023, actualmente se encuentra inmerso en tres volúmenes para público infantil: su serie titulada Imparables, que resume la historia del mundo. Para este año anuncia novedad. “Un nuevo libro que tratará la inteligencia artificial y la tecnología de la información desde una perspectiva histórica amplia. De hecho, tiene más capítulos de historia que sobre los avances de Silicon Valley. Al fin y al cabo, no soy un informático, soy historiador”. Aún no tiene título: “Es lo último que pongo. Estoy más o menos satisfecho, pero evito pensar el título hasta el final porque el mismo proceso de investigación me sorprende y me lleva hacia otros lugares. Si te ciñes a una idea, ¿dónde vas a parar? Si lo sabes todo desde el principio, ¿qué sentido tiene empezar? No descubres nada nuevo”.

SOBRE LA FIRMA

Jesús Ruiz Mantilla

Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía. 

domingo, 29 de mayo de 2022

Masacre en la escuela

¿Cómo se puede soportar esta nueva tragedia? ¿Cómo se puede mirar hacia otro lado cuando tenemos delante veintiún féretros de personas inocentes? Diecinueve niños y dos maestras, asesinados en la escuela Robb Elementary School de Uvalde (Texas). ¡Una escuela! El lugar al que habían acudido los niños esa mañana para aprender a ser felices. Esos padres que dejaron a sus hijos allí con la confianza de que estaban en el lugar más seguro del mundo, tuvieron que recoger sus cadáveres con un dolor insoportable. Esas dos maestras que se levantaron con la ilusión de ayudar a sus alumnos y alumnas, nunca sospecharon que les iba a costar la vida. Indignación, tristeza, estupor. También ha muerto por un ataque al corazón el marido de una de las maestras.

El asesino, Salvador Ramos, un joven de dieciocho años, disparó primero a su abuela y se dirigió luego a la escuela en la que había estudiado. Un joven sin antecedentes penales y, se dice, sin ningún trastorno mental. Compró sin ninguna cortapisa dos rifles de asalto por tres mil quinientos dólares y a las cuarenta y ocho horas los utilizó para sembrar la muerte en una escuela. Lo anunció en las redes:

– Voy disparar en una escuela de primaria.

Pese a tener ascendencia latina, Salvador era ciudadano estadounidense. Fue abatido por la policía. Otra muerte más.

Creo que es indiscutible que la venta indiscriminada de armas de fuego impulsa en Estados Unidos la repetición de este tipo de masacres, muchas de ellas en escuelas. Porque no es la primera vez. Ni será la última, desgraciadamente. La historia de las masacres en escuelas estadounidenses es terrible. Por frecuente y por sobrecogedora.

¿No resultan hipócritas muchas reacciones políticas y ciudadanas en un país en el que la venta de armas propicia tantos beneficios y tantos desastres? Se producirá un aluvión de testimonios de rechazo, minutos de silencio, condena del negocio armamentístico… El hecho se irá olvidando, la repulsa irá desapareciendo, la oleada de críticas se irá desvaneciendo… hasta que otro hecho similar vuelva a producir la misma reacción.

Steve Kerr, entrenador de los Warriors, en la comparecencia posterior a un partido, dejó de lado el deporte, y con una enorme emoción y una indignación extrema pidió que los políticos hicieran algo. Dijo que estaba cansado de tantos minutos de silencio mientras no se movía ni un ápice la legislación que pone en las manos de los ciudadanos las armas que permiten segar la vida de los niños y de las niñas en las aulas de una escuela. Su padre murió en un tiroteo cuando él era un niño. Sabe muy bien de lo que habla. Su dolor y su indignación tienen raíces muy profundas.

El oscarizado actor Matthew McConaughey, nacido en Uvalde, pide a sus compatriotas que se miren en el espejo tras el tiroteo. Les pide que ataquen las bases del statu quo que solo provoca dolor y miseria.

El presidente de los Estados Unidos ha dicho: “En el nombre de Dios, ¿cuándo le vamos a hacer frente al lobby de las armas?”.

En Estados Unidos hay más armas que habitantes. La cultura sobre las armas que existe en la mayor potencia del mundo resulta repugnante. Las pistolas ocupan el lugar de los libros. Son objetos de culto. Y el uso de las armas ha causado más muertos que todos los que ha habido en las guerras. Pero igual que se acabó con la esclavitud o con el apartheid se puede acabar con la cultura de la violencia

Hay muchos ciudadanos que al salir de casa cogen su teléfono y su pistola. Son objetos familiares que identifican con la seguridad más que con el riesgo. He visto estos días en un reportaje familias que tienen hasta doscientas armas. El cabeza de familia, a la pregunta de un periodista español sobre si todas esas armas era de guerra, contestó:

No son armas de guerra, son armas de diversión.
¿Diversión? ¿Se lo podría explicar a los padres de los niños muertos en la escuela de Uvalde? ¿Qué diversión es esa que causa tantas lágrimas, tanto dolor?

Los intereses económicos de la industria armamentística se sitúan por encima de la vida de las personas. Los cuatrocientos billones de dólares que genera la industria armamentística en Estados Unidos parecen suficiente motivo para las muertes. La Asociación Nacional del Rifle, tan poderosa, sostiene que la solución a este tipo de situaciones en las escuelas es armar a los profesores. Este mismo fin de semana, después de tres años de suspensión por la pandemia, celebra su convención en el mismo estado de Texas, a unos 400 kilómetros de Uvalde, donde todavía lloran a sus hijos muertos por esas armas que van a exaltar en la convención como objetos de culto. A la convención asistirá el expresidente Donald Trump. Mientras él hable no podrá haber armas en el recinto. ¿No son inofensivas las armas? ¿No sirven solo para defenderse? Estoy seguro de que lamentarán la muerte de los diecinueve escolares y de las dos maestras. Creo que esa conmiseración es una burla. Si Salvador Ramos no hubiera podido comprar los rifles, la masacre no se habría producido.

La argumentación que justifica la venta es que los ciudadanos tienen el derecho de protegerse de posibles agresiones y tienen el deber de proteger a sus familias. Otra vez el estúpido lema: “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.

La Segunda Enmienda a la Constitución e los Estados Unidos (o Enmienda II), propuesta el 25 de septiembre de 1789 y aprobada el 15 de diciembre de 1791, protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Estados Unidos es uno de los países con menores limitaciones para adquirir armas de fuego. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha aclarado en numerosas ocasiones el texto constitucional: ha afirmado que el derecho a portar armas es un derecho individual que tienen todos los estadounidenses, pero también ha declarado que el derecho no es ilimitado y que no prohíbe la regulación de la producción y compra de armas de fuego o de dispositivos similares.

A pesar de los numerosos casos judiciales, el debate sociopolítico continúa. Los defensores del derecho a portar armas dicen que un pueblo armado realiza una mejor ejecución de la legítima defensa y que evita que la autoridad gubernamental se vuelva tiránica. Los defensores del control de arma afirman que las ciudades estadounidenses serían más seguras si no hubiese tantas armas de fuego, aunque los defensores del derecho a portar armas argumentan que cuando los ciudadanos respetuosos con las leyes se arman, actúan “más rápido y mejor” que la policía estadounidense y, por tanto, las armas reducen las tasas de criminalidad.

Resulta increíble que cada una de estas matanzas provoque un aumento de la venta de armas. La reacción lógica en otra cultura sería acabar con su venta.

He visto estos días reportajes de ferias de venta de armas en las que los niños pasean con sus padres entre todo tipo de armas. En ellas hay espacios para el entrenamiento. Una maestra enseñaba a su hija de diez años a afinar la puntería.

Pretender quitar las armas es un suicidio político. Lo cual quiere decir que la población retira el apoyo a quien prometa acabar con la venta de armas. Y aquí está, a mi juicio, la verdadera cuestión. Es la ciudadanía la que tiene que analizar con rigor lo que sucede. En sociedades donde está prohibida la venta de armas no se producen estas matanzas. ¿Por qué será? Es preciso poner por encima la vida de las personas y no el dinero del negocio. Que hablen los padres y las madres de los niños asesinados. ¿Apoyarían la posibilidad de que Salvador hubiese comprado tan fácilmente la compra de esos dos rifles?

Santiago Abascal, Presidente de Vox, dice que hace falta un cambio radical y urgente en la ley española para que se repartan armas. Es la misma filosofía que está haciendo posible un rosario de atentados en las escuelas de Estados Unidos. ¿Le gusta al señor Abascal este tipo de masacres que con periodicidad insoportable tenemos que sufrir?

“Una sociedad armada es una sociedad educada”, he escuchado en uno de los reportajes que se han emitido estos días. Es exactamente al revés: una sociedad educada, es una sociedad desarmada en la que todos y todas, sin excepción, pueden vivir libremente. En una sociedad educada el trabajo de protección lo hace la policía (sé que los padres de los niños asesinados se quejan justamente de la tardanza en actuar en la escuela de la masacre) y el castigo a los criminales lo hacen los jueces.

Una última línea para denunciar el cúmulo de bulos que han surgido sobre la masacre. Qué mundo el nuestro. Hay que luchar sin descanso para que sea mejor. Digamos al unísono: Por mí que no quede.

El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra.

viernes, 1 de febrero de 2019

_- “La mayor parte del armamento no podría fabricarse sin financiación de los bancos”. Entrevista a Audrey Esnault, coordinadora de la campaña Banca Armada.




¿Cómo se sustenta el complejo militar-industrial? ¿Quién ofrece soporte económico para que fabriquen misiles, aviones de combate, bombas de dispersión, balas y armas nucleares? La banca mundial ha financiado con 526.159 millones de dólares a la industria del armamento durante el periodo 2011-2017, según la Base de datos Internacional de Banca Armada que publica el Centre Delàs d’Estudis per la Pau. Estados Unidos encabeza entre 2011 y 2017 la ratio de países en que la banca “participa en el negocio armamentístico”, con financiación al sector por valor de 375.032 millones de dólares, seguido de Francia (33.255 millones), Reino Unido (31.812 millones), Japón (21.925), Alemania (12.718 millones) y España (10.244 millones).

La plataforma financiera BlackRock financia, a través de fondos de inversión, acciones o bonos, con un total de 35.912 millones de dólares a empresas de armamento como Boeing, Honeywell International, Airbus Group y Northrop Grumman, entre otras (periodo 2011-2017). La entidad financiera JP Morgan Chase ha firmado operaciones –que incluyen créditos y emisión de bonos y pagarés de las empresas- por valor de 25.086 millones de euros con industrias armamentísticas como Honeywell International, Boeing y Loockheed Martin. Bank of América es otra de las sociedades destacadas en el negocio de las armas; en el citado periodo ha aportado financiación por valor de 4.496 millones de dólares a Loockheed Martin; 2.823 millones a Honeywell International y 2.141 millones a General Dynamic. Además de las financieras estadounidenses, las europeas también engrasan la maquinaria bélica. Por ejemplo Crédit Agricole y BNP Paribas, con sede en Francia, la británica Barclays o las alemanas Commerzbank y Deutsche Bank.

Un capítulo destacado es el de las armas nucleares. El informe “Don’t Bank on the Bomb” (2018) de la ONG holandesa PAX ha publicado un listado de 329 bancos, fondos de pensiones, compañías de seguros y gestoras de activos financieros de 24 países, que proporcionaron –entre 2014 y 2017- financiación a empresas productoras de armamento nuclear; tres de ellas, las estadounidenses BlackRock, Vanguard y Capital Group, aportaban según el informe más de 110.000 millones de dólares a compañías como Airbus, BAE Systems, Boeing, General Dynamics, Lockheed Martin o Northrop Grumman; entre las instituciones financiadoras están el BBVA, Banco Santander y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

En el estado español, la Campaña Banca Armada denuncia públicamente a las entidades financieras vinculadas con la industria de las armas. Forman parte de esta iniciativa el Centre Delàs, el Observatori del Deute en la Globalització, las ONG Setem y Justícia i Pau; el colectivo RETS, la asociación Fets-Finançament Ètic i Solidari; Alternativa Antimilitarista-MOC y, en el País Valenciano, la fundación Novessendes. Difunden el siguiente listado de bancos que invierten en empresas de armamento (2011-2017): BBVA (3.307 millones de euros); Banco Santander (2.430 millones); Bankia (181 millones); Banc Sabadell (96,9 millones); Caixabank (95,8 millones); Helaba (95,7 millones); Bankinter (49 millones) e Instituto de Crédito Oficial –ICO- (48,2 millones).

“Entre 2014 y 2017 el BBVA ha invertido 2.710 millones de euros en siete empresas que diseñan, mantienen o modernizan armamento nuclear”, afirmó en marzo de 2018 una activista de la Campaña Banca Armada durante la junta de accionistas del banco. En la reunión de los accionistas del Banco Santander, otra activista informó de que esta entidad concedió créditos a Honeywell International por valor de 129,5 millones de euros entre 2013 y 2017; la multinacional estadounidense es “una de las más implicadas en el complejo industrial de armamento nuclear, por ejemplo en el mantenimiento de los misiles Trident II”. Otro miembro de la iniciativa Banca Armada recordó en abril, durante la junta de Bankia, que la entidad financió con créditos por valor de 142 millones de euros entre 2011 y 2015 a la española MAXAM, gigante mundial en la fabricación de explosivos civiles y militares que exporta armas a Arabia Saudí (una coalición internacional liderada por este país inició en marzo de 2015 los bombardeos en Yemen).

Asimismo en una de las intervenciones, ante los accionistas de Caixabank, señalaron que este banco financió con cerca de 8 millones de euros a la empresa Indra, entre 2011 y 2016, a través de fondos de inversión, acciones y bonos; el estado español es, a través del SEPI, el principal accionista de Indra (18,7% de las participaciones); “entre los productos estrella de Indra figuran el caza Eurofighter, las fragatas de guerra F-100 o los helicópteros Tigre”, desplegados por el ejército español en Afganistán, informó la Campaña. Un campo de investigación y denuncia añadido es el de la relación entre las instituciones públicas y la banca armada. En marzo de 2018 el Centre Delàs y Setem publicaron un análisis sobre el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Barcelona en Comú; la investigación concluye que el 48% de los pagos corrientes del consistorio se realizan con la banca armada. De hecho, el ayuntamiento barcelonés trabaja con Crédit Agricole y Société Générale (Francia), HSBC (Gran Bretaña), BBVA, Banco Santander, Bankia y Caixabank, entre otras entidades.

Audrey Esnault es economista, coordinadora de la Campaña Banca Armada –en la que participa desde hace tres años- y coautora del estudio “De la banca armada a la banca ética” sobre el consistorio barcelonés. También es autora, con Jordi Calvo, del estudio de caso sobre la Generalitat Valenciana, presentado el 23 de enero en el Colegio Mayor Rector Peset de la Universitat de València (en el País Valenciano gobiernan en coalición el PSPV-PSOE y Compromís con el apoyo parlamentario de Podemos). “El 95% de la deuda viva de la Generalitat Valenciana, al cierre de 2017, y el 88,7% de sus cuentas operativas (ingresos y pagos) en 2017 ha estado en manos de la banca armada”, señala el informe. El pasado 23 de marzo Audrey Esnault estuvo presente en la junta de accionistas del Banco Santander, donde recordó que –mediante créditos, emisión de bonos y pagarés- la empresa Leonardo recibió 178 millones de euros de la sociedad que preside Ana Botín; este grupo italiano (hasta 2016 Finmeccanica) es “responsable del desarrollo y el diseño del vehículo de transporte para el misil intercontinental estadounidense Minuteman III”, subrayó.

-P: ¿En qué medida depende de los bancos el complejo militar-industrial?

-AE: Cuando estudiamos la ratio de endeudamiento de las empresas militares españolas, es decir, sus necesidades de financiación, llegamos a la conclusión de que tres de cada cuatro armas no podrían fabricarse sin la financiación de los bancos. Esta proporción es la que publicamos en la introducción del informe “Los bancos que invierten en armas” (Centre Delàs, 2016). El análisis no habrá cambiado mucho. Una de las formas de financiación bancaria es la participación accionarial directa en las empresas militares; asimismo un banco, o consorcio de bancos, puede otorgar préstamos a estas empresas (por ejemplo los créditos del BBVA a Airbus Group, Boeing y Leonardo); otra vía es comprar bonos y pagarés de las industrias militares o bien ofrecérselos a los clientes, a cambio de una comisión. Además los bancos pueden financiar las exportaciones del sector armamentístico; y ofrecer a sus clientes fondos de inversión con participaciones en las empresas de armas.

-¿A qué problemas se enfrentan los investigadores a la hora de revelar la vinculación entre empresas y bancos? Algunos gigantes de la industria bélica fabrican también para el sector civil…

Los grupos multinacionales son enormes y resulta muy complicado. Entre el 20 y el 30% de la producción de Indra es de uso militar. Esta multinacional española desarrolla tecnologías aplicadas al ámbito náutico y la aviación para los ejércitos, a la electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de dirección de misiles. A escala internacional, el grupo Airbus –con sede en Francia- está especializado en la fabricación de aviones civiles y militares, además de helicópteros y misiles; al igual que Boeing, primer productor militar mundial, que también fabrica aviones civiles y militares. El problema es que hay una gran opacidad. Son más sencillas las averiguaciones si, por ejemplo MAXAM, cuyos explosivos militares podrían haber sido destinados a la guerra de Siria, realiza una inversión en su filial EXPAL, dedicada íntegramente al sector militar. El Banco Santander, el BBVA, Caixabank y Bankia conceden créditos a MAXAM. Para obtener la información, trabajamos mucho en red; colaboramos con organizaciones como PAX, también accedemos a la base de datos SABI, las revistas de Defensa o las páginas Web de las empresas y, cuando tenemos recursos, compramos datos primarios.

-Por último, la Ley 53/2007 del Estado español sobre el control del comercio exterior de material de defensa establece, en el artículo 8, que las autorizaciones de venta serán denegadas ante indicios de que las armas puedan emplearse “en acciones que perturben la paz” en un ámbito mundial o regional; y también “con fines de represión interna o en situaciones de violación de derechos humanos”. ¿Hay algún ejemplo reciente en que podrían estar vulnerándose las leyes?

El ejército de Arabia Saudí, que lidera las operaciones militares en Yemen, utiliza armas –como el Eurofighter- con componentes y productos electrónicos fabricados por Indra. Esta empresa tiene, además, un papel importante en la frontera sur, en el empleo de la tecnología contra las personas migrantes; de hecho, es la responsable de la construcción de una tercera valla en la frontera española con Melilla. Por otra parte, en abril de 2018 el Gobierno español firmó la venta a Arabia Saudí de cinco corbetas construidas por la empresa pública Navantia, que también podrían utilizarse en la guerra de Yemen. Entre 2015 y 2017 España vendió armas a Arabia Saudí por valor de 932 millones de euros, según cifras oficiales, cuando sabemos que la situación humanitaria en Yemen es brutal. Estas armas no tendrían que llegar allí.

jueves, 1 de noviembre de 2018

_- Armas, dinero y hombres siniestros

_- Hace unos días, el líder evangélico estadounidense Pat Robertson exhortó a Estados Unidos a no exaltarse tanto por la tortura y el asesinato de Jamal Khashoggi porque, dijo, no deberíamos arriesgar “100.000 millones de dólares en ventas de armas”. Me imagino que pretendía invocar un nuevo undécimo mandamiento que dice: “Por otra parte, justificarás cosas como matar y dar falso testimonio si quedan en riesgo los acuerdos de compraventa de armas”.

Bueno, no es noticia que la derecha religiosa se ha postrado a los pies de Donald Trump. No obstante, el intento de Trump de hacer de lado posibles represalias por los delitos sauditas con el argumento de que hay enormes recompensas económicas derivadas de seguir siendo amigos de los asesinos —así como la disposición de los aliados políticos del presidente para aceptar esta lógica— representa una nueva etapa en la degradación de Estados Unidos.

No es solo que los argumentos de Trump sobre la cantidad de empleos en riesgo —primero eran 40.000, luego 450.000, después 600.000 y llegaron hasta un millón— sean mentiras. Incluso si los argumentos fueran ciertos, estamos en Estados Unidos: se supone que somos un ejemplo moral para el mundo, no una nación mercenaria dispuesta a abandonar sus principios si hay una buena cantidad de dinero de por medio.

Dicho eso, los argumentos son falsos. Primero, no hay ningún acuerdo de compra de armas por 100.000 millones de dólares con los sauditas. Lo que el gobierno de Trump en realidad tiene son básicamente “memorandos de intención”: posibles acuerdos a futuro más que compromisos. Muchos de estos posibles acuerdos requerirían que la producción de las armas se hiciera en Arabia Saudita en lugar de Estados Unidos y que las ventas, de materializarse, se llevaran a cabo a lo largo de varios años. Entonces parece poco probable que los acuerdos con Arabia Saudita aumenten las exportaciones estadounidenses anuales de armas por poco más de unos cuantos miles de millones de dólares al año.

Si tenemos en cuenta que las industrias involucradas, principalmente la aeroespacial, son intensivos en capital por lo que no emplean a muchos trabajadores por cada dólar de ventas, la cantidad de empleos estadounidenses involucrados es, si acaso, decenas de miles, no cientos de miles. Es una cifra equivalente a un error de redondeo en un mercado laboral estadounidense que emplea a casi 150 millones de trabajadores. Además, cesar las ventas de armas a los sauditas conlleva un riesgo mucho menor en comparación con otras áreas en las que Trump ya está afectando las relaciones comerciales con absoluta indiferencia. Parece, por ejemplo, estar ansioso por iniciar una guerra comercial con China, que importó 187.000 millones de dólares en productos y servicios estadounidenses el año pasado. Por último, vale la pena mencionar que —con las condiciones actuales— aumentar las exportaciones, incluso si se logra, no creará empleos adicionales netos para la economía estadounidense. ¿Por qué? Porque la Reserva Federal cree que estamos en un nivel de empleo pleno y cualquier otro fortalecimiento de la economía hará que la Reserva aumente las tasas de interés. En consecuencia, los empleos que quizá sean agregados al mercado por elementos como las armas de fuego se compensan con empleos perdidos en otra parte a medida que las tasas de interés desalienten la inversión o hagan a Estados Unidos menos competitivo al fortalecer el dólar.

No obstante, vamos a abrir los ojos: Trump no toma acciones rápidas contra los sauditas debido a los empleos que proveen a trabajadores del sector de defensa. El que siga cambiando el número de empleos que dice que están en juego es en sí mismo un indicador indiscutible de que las ventas de armas son una excusa, no un motivo verdadero, para sus acciones. Entonces, ¿cuál es la verdadera razón por la que está tan dispuesto a perdonar la tortura y el asesinato? Una respuesta es que en realidad no desaprueba lo que hicieron los sauditas.

A estas alturas está más que comprobado que Trump se siente mucho más cómodo con los autócratas brutales que con los líderes de nuestros aliados democráticos. Recordemos que cuando Trump visitó Arabia Saudita en mayo, su secretario de Comercio se regocijó ante el hecho de que no había manifestantes por ningún lado en Riad, algo que suele pasar cuando a los que protestan se les decapita. Ah, y un presidente que proclama que los medios noticiosos son “los enemigos del pueblo” quizá opina que torturar y asesinar a un periodista crítico no es tan mala idea. Además de eso, los sauditas han canalizado decenas de millones de dólares personalmente a Trump, y lo siguen haciendo. Esos millones muy reales que Trump recibe son una explicación mucho más verosímil de su trato amistoso hacia Mohamed bin Salmán que los miles de millones míticos que recibirán los fabricantes de armas estadounidenses. Claro, los leales a Trump se enfurecen ante la sugerencia de que está dejando que sus intereses financieros modelen las políticas estadounidenses. Sin embargo, ¿alguna vez Trump ha hecho un sacrificio personal en aras del interés público? De cualquier modo, se supone que ni siquiera deberíamos tener que esperar que las grandes sumas de dinero que un presidente recibe de gobiernos extranjeros no estén influenciando sus decisiones.

La cláusula de los emolumentos de la Constitución de Estados Unidos, para empezar, prohíbe que el presidente acepte todos estos tipos de favores. Por desgracia, los republicanos han decidido que esta cláusula, como tantas otras partes de la Constitución, no aplica cuando su partido está en el poder.

Entonces, como decía, en este caso estamos ante un paso más en la degradación de nuestra nación. Aceptar la tortura y el asesinato es una traición a los principios estadounidenses; tratar de justificar esa traición apelando a un supuesto beneficio económico es una traición más. Si a eso sumamos el hecho de que el supuesto beneficio es mentira, y que las ganancias personales del presidente son una explicación mucho más probable para sus acciones, digamos que los auténticos patriotas deberían sentirse profundamente avergonzados de la nación en la que nos hemos convertido.

Paul Krugman

Fuente:
https://www.nytimes.com/es/2018/10/24/paul-krugman-trump-khashoggi-arabia-saudita/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Fnyt-es

sábado, 15 de septiembre de 2018

_- ¿Saben qué es lo más grave en el asunto de venta de armas a Arabia Saudí?



¡Oh vergüenza! ¿Dónde está tu rubor?
 (Hamlet, Shakespeare)



 “Unas familias se dedican a fabricar bombas y metralletas para unos asesinos en serie a cambio de una importante mensualidad, a sabiendas que sus patrones las utilizan para matar cada día a decenas de familias pobres”.

Sí, lo más grave no es que un régimen como el saudí utilice las armas que le venden en la matanza indiscriminada de los civiles (sólo en el mes de agosto, mataron a 62 niños yemeníes, dejando mutilados a un centenar), ni si quiera lo es que unos gobiernos “democráticos” participen, directa o indirectamente, en estos crímenes. Lo incomprensible es:

1) que parte de la clase trabajadora, a cara descubierta, defienda este trabajo, convirtiéndose además en un peligroso “grupo de presión” al estilo de la banca o las compañías de armas, y

2) que los partidos políticos y sindicatos progresistas le hagan a este sector el seguidismo y haciéndose víctimas condenadas a un destino divino inalterable, se justifiquen con argumentos torpes como: “lo sentimos, pero tenemos que elegir el “pan” en vez de “paz” o “si no lo hacemos nosotros, lo harán otros ”. ¿Dónde está esta “vanguardia” que guíe a los trabajadores, proponiendo alternativas a un capitalismo salvaje que se mantiene explotando y armando a los pobres de unos países para que exploten y maten a los desheredados de otros? ¿Dónde está la “solidaridad internacional de los trabajadores” para desmantelar las alianzas formadas entre las élites mundiales? ¿Han sucumbido al lema individualista del capitalismo más salvaje de “sálvese quien pueda”? Postura además de mezquina, inquietante. Han olvidado que el problema de empleo en el capitalismo es estructural y surge por la sustitución de mano de obra por maquinaria y la estrategia de los empresarios en mantener un ejército de parados para bajar los salarios, provocar luchas en el seno de la clase obrera para hacerse con los pocos empleos que ofrecen y así dividirlos y debilitarlos.

Admirable en este tenebroso panorama, el movimiento feminista vasco, que ha tomado varias veces el puerto de Bilbao para denunciar que todos los meses parte un barco cargado con armas hacia el reino de Arabia para matar a unos seres humanos atrapados, indefensos. Riad utiliza incluso las prohibidas bombas de racimo que explotan en más de 2.000 fragmentos y que matan y mutilan incluso después de años de ser disparadas.

En Alemania y Suecia, hasta parte de la derecha se ha opuesto a la venta de armas de sus gobiernos a los jeques, consiguiendo que se paralizaran. En Canadá, una encuesta del 2017 sugería que la mayoría de la población se oponía a la venta de armas a este país, a pesar de que su valor era 15.000 millones de dólares y afectaba a 3.000 puestos de trabajo.

No es ningún secreto que el reino de Arabia está dirigido por una familia, en el sentido más doncorleónico de la palabra, que aplica el apartheid y un totalitarismo teocrático, el más severo del mundo que, como castigo de delitos como apostasía, adulterio, la homosexualidad y la hechicería no sólo amputa manos y pies, sino ejecuta con lapidación y decapitación, para luego crucificar sus cadáveres en público. Condenó al bloguero Raif Badawi a 10 años de prisión y 1.000 latigazos. ¿Qué tal si creamos puestos de trabajo fabricando látigos de alta calidad, ya que después de unos fuertes golpes estos látigos se rompen, junto con los huesos del reo? Es el régimen que patrocina a los grupos terroristas que atentan por los cuatro costados del planeta, incluidos en los países occidentales que le protegen, a pesar de que los tratados internacionales prohíben la venta de armas a los países que infringen gravemente los derechos humanos o apoyan el terrorismo.

Sólo en 2016, la ONU documentó 119 incursiones de la Coalición EEUU-Arabia en Yemen violando el derecho internacional humanitario: ataques a campos de refugiados, bodas, funerales, escuelas, hospitales, mercados y mezquitas. Arabia ha intentado “militarizar” la enfermedad en Yemen, provocando con sus bloqueos, el cólera, la malnutrición y por ende la muerte de miles de niños. Hay tantos cadáveres de civiles que la Cruz Roja está donando morgues a Yemen que sufre la mayor crisis humanitaria del mundo.

El heredero de la corona de Arabia, Mohammed Bin Salman, busca un triunfo militar en Yemen antes de convertirse en rey, ahora que ha fracasado en su salvaje aventura por Siria.

¿Por qué Occidente arma a Arabia?
. Crear una “mini-OTAN sunnita” para que lance una guerra contra Irán, sin implicarse directamente, y aunque con ello ponga en peligro la propia paz mundial. La misión de Arabia y Emiratos Árabes, los dos principales destinos de las armas de EEUU y la Unión Europea, es hacer de martillo para machacar los movimientos populares y desestabilizar los países de la zona: desde ahogar en su propia sangre a la “Primavera” de Bahréin, hasta enviar a decenas de miles de terroristas a Afganistán, Siria, Libia e Irak.

. Seguir beneficiando tanto a las compañías de armas -esta facción más criminal de la burguesía mundial, junto con los empresarios de la prostitución- así como a los intermediarios y comisionistas (reyes y presidentes), dejando que caiga alguna migaja para los trabajadores sin conciencia de clase, convirtiéndolos en cómplices de sus crímenes. Los comerciantes de armas británicos, por ejemplo, han multiplicarse por cinco sus ventas desde que comenzó el bombardeo de Yemen en 2015.

. Salvar a la familia Saud de sus adversarios: El Reino Unido entrena a la Guardia Nacional saudí. Pues, los países de la OTAN comparten intereses estratégicos con esta monarquía totalitaria.

. Forzar una carrera armamentística en la zona: cuando Arabia entregó un cheque de 110.000 millones de dólares de compra de armas a Trump, Catar se vio obligado a comprar un paquete de armas por el precio de 12.000. millones de dólares a EEUU. Decía el senador Chris Murphy que “Todas las vidas civiles perdidas en Yemen tienen una huella estadounidense", y de otros vendedores. Cada envío de armas transferidas a Arabia y otros países del Golfo Pérsico hace que Israel obtenga el compromiso de un equipo superior, debido a un acuerdo entre Occidente y Tel Aviv: en 2016 Netanyahu recibió un contrato de seguridad de 38.000 millones de dólares para la próxima década.

. Convertir a Arabia en el contrapeso de Irán, después de que desmantelara al régimen de Saddam Husein que cumplía esta función: lección de la que los Saud deberían tomar nota. Estas armas no darán estabilidad al régimen de los jeques, todo lo contrario: fue justamente la compra exacerbada de artefactos militares por el Sha de Irán, -apodado El Gendarme del Golfo Pérsico- en la década de los 1970, uno de los principales motivos del descontento popular que terminó no sólo con él, sino con la propia monarquía.

. En caso de Yemen, Arabia, EEUU e Israel, entre otros motivos, cuentan con intereses vitales en hacerse con el control del estrecho de Bob-al-Mandeb.

Los gobiernos que negocian con las guerras suelen maquillarlo para manipular a los ciudadanos: cambian el nombre del “Ministerio de Guerra” por el “Ministerio de Defensa” sin transformar sus funciones, o hacen que un centro como el “Instituto de Estados Unidos por la Paz, esté vinculado con las empresas de armas como Lockheed Martin, y cuyo director Stephen Hadley sea un exasesor de Seguridad Nacional de EEUU.

Atención: La conformidad de Israel con estas transacciones es primordial. De hecho, se opuso al acuerdo nuclear con Irán y consiguió que EEUU. se retirase de ello, e incluso suspendiera la venta de 80 aviones de pasajeros de Boeing, firmado el 2016, por un valor de 20.000 millones de dólares y que iba a crear 18.000 empleos.

Son estos mismos políticos y medios a su servicio que silencian lo que sucede con este régimen, mientras convierten la farsa del “Programa de reformas internas” de Arabia en titulares para promocionar al príncipe heredero.

Industrias alternativas
Según un estudio del Instituto de Asuntos Internacionales y Públicos Watson de la Universidad de Brown de EEUU “el gasto en energías limpias y cuidado de la salud crea un 50% más de empleos que la cantidad equivalente de gasto militar", y la inversión en educación genera más del doble de puestos de trabajo en un EEUU donde la industria militar emplea a unas 3.5 millones de personas.

A corto plazo, los gobiernos democráticos podrían: empezar una reconversión industrial, mientras indemnizan a los trabajadores de estas empresas, y les emplean en la fabricación de maquinaria para otras industrias; desarrollar fuentes de energía renovables para cortar esta dependencia del petróleo y sus dueños; invertir en investigación e innovación no militares, e incluso, para la misma Arabia podrían fabricar desaladoras de agua para que en vez del hidrocolonialismo y el saqueo de agua y tierras fértiles de África, Riad siembre en su propio desierto.

Los objetivos honestos, y crear empleo lo es, deben conseguirse sólo con medios honestos.

Fuente:
https://blogs.publico.es/puntoyseguido/5184/saben-cual-es-lo-mas-grave-en-el-asunto-de-venta-de-armas-a-arabia-saudi/

lunes, 10 de julio de 2017

_- Seymour Hersh desenmascara el mito de las armas químicas de Siria. "Trump sabía que Damasco no había usado armas químicas".

_- Antes de dar la orden de atacar la base aérea siria de Shayrat, el presidente estadounidense, Donald Trump, sabía que Damasco no había usado armas químicas en la ciudad de Kahn Cheikhoun, reveló el periodista estadounidense, Seymour Hersh.

Según el reporte de Sputnik, Hersh afirma que Trump tomó la decisión sin tener en cuenta la opinión de expertos, y luego su Administración trató de crear en los medios un panorama que la pudiera justificar.

En su investigación, Hersh se basó en los datos recibidos por parte de numerosas fuentes del Gobierno y servicios de inteligencia de EEUU.

De acuerdo con Hersh, Washington sabía de la operación inminente sobre ataques aéreos de las fuerzas sirias contra Kahn Cheikhoun, de los cuales le informó Rusia a fin de evitar víctimas entre agentes de Washington integrados en las filas de los terroristas.

"En aquel momento, los datos de los servicios de inteligencia mostraban que el 4 de abril, la Fuerza Aérea de Siria estaba controlando el lugar del encuentro de los terroristas. Para efectuar la operación, los rusos les proporcionaron una bomba guiada, equipada con una ojiva convencional", escribe Hersh en su artículo para el diario alemán 'Welt am Sonntag'.

Hersh señala que el objetivo del ataque sirio fue un edificio de dos pisos donde planeaban reunirse los extremistas. En el sótano del edificio se encontraba un depósito con misiles, armas y municiones, además de detergentes químicos a base de cloro que se usan para limpiar los cuerpos de los fallecidos antes de enterrarlos. Durante el ataque, los proyectiles impactaron el edificio, después de lo cual, se dispersó en el aire una gran cantidad de cloro en forma de nube.

El periodista recalcó que "varios días antes los servicios rusos informaron sobre la operación a los estadounidenses que se encontraban en Doha". Según Hersh, uno de los asesores de seguridad de Trump dijo: "No fue un ataque con armas químicas. Es un mito".

Sin embargo, al cabo de varias horas, prosigue Hersh, Trump ordenó efectuar un ataque en respuesta al supuesto uso de armas químicas después de haber visto algunas fotos de adultos y menores de edad afectados gravemente a causa de las sustancias venenosas. Así describe Hersh su reacción:

"Manos a la obra", proclamó Trump a pesar de que le aseguraron que no había pruebas del uso de armas químicas por parte de las fuerzas sirias.

Según el artículo de Hersh, los militares le ofrecieron a Trump cuatro guiones: renunciar al ataque, atacar el aeródromo, efectuar ataques masivos de varios objetos militares sirios y puntos de mando con el uso de bombarderos y aún aniquilar físicamente al presidente sirio, Bashar al Assad.

Trump eligió el segundo, y se lanzaron los 59 misiles Tomahawk desde los buques de guerra Ross y Porter que en aquel momento se encontraban en el mar Mediterráneo.

"Desde el inicio y hasta el final todo eso fue un típico show de Trump", cita el periodista a uno de los asesores de la Casa Blanca para seguridad.

Fuente:
http://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/seymor-hersh-trump-sabia-que

sábado, 27 de agosto de 2016

Un nuevo informe sobre las inversiones y préstamos de las empresas financieras a la industria armamentística revela que 19 bancos y cajas de ahorro, 19 entidades de inversión de capitales, 3 aseguradoras y 3 empresas públicas mantienen inversiones en esta industria. BBVA y el Banco Santander encabezan este listado.

Yago Álvarez
El Salmón Contracorriente.

La industria armamentística, en un planeta repleto de conflictos bélicos, sigue siendo uno de los negocios más rentables para los inversores. Ni los embargos o prohibiciones de ventas de armas a los países en conflicto o donde no se respetan los derechos humanos han conseguido disminuir este controvertido comercio. Según el instituto de investigación SIPRI, las exportaciones globales de armas a Oriente Medio aumentaron un 61% entre 2006-2010 y 2011-2015. Los fondos de inversión, que han necesitado otros mercados donde invertir su capital tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, han encontrado en la industria armamentística uno de sus principales nichos de mercado para invertir y prestar.

El nuevo informe “Los bancos que invierten en armas” del Centre Delás desvela cuáles son las inversiones en la industria armamentística, ya bien sea porque forman parte de su accionariado mediante la compra de acciones o porque les prestan dinero de las empresas financieras españolas y las extranjeras con actividad en el país.

El informe revela la financiación de 34 empresas de armas. Destacan por su controversia las empresas fabricantes de armas nucleares, con una presencia constante de los misiles nucleares Trident, recientemente cuestionados en Reino Unido. Entre las empresas que financian los bancos de este informe se encuentran algunas de las principales compañías de armamento del mundo, como las norteamericanas Boeing, General Dynamics, Honeywell International, Lockheed Martin, Northrop Grumman , Textron y Raytheon, la italiana Finameccania, la británica BAE Systems, la europea Airbus, las españolas Indra y Navantia, la coreana Poongsan y las francesas Safran y Thales.

Entre las entidades que financian la industria armamentística aparecen bancos comerciales y/o de inversión, pequeñas entidades financieras que gestionan grandes patrimonios, empresas aseguradoras e incluso entidades públicas, lo que muestra que las inversiones en armas son una práctica ampliamente extendida en el sector financiero. Las entidades financieras identificadas como Banca Armada en este informe han dedicado 80.000 millones de euros a la financiación del sector armamentístico.

Los bancos, aseguradoras y empresas de inversión españolas han dedicado entre 2011 y 2015 casi 5.900 millones de euros al sector armamentístico; el resto de bancos, algunas de las grandes corporaciones internacionales de la banca, han desviado hacia el sector de las armas de racimo, nucleares y convencionales más de 71.000 millones de euros.

BBVA y Banco Santander invierten 4.264 millones de euros La banca armada española sigue estando liderada por el BBVA y el Santander, que son las entidades financieras que han dedicado en este último periodo, tal y como venía ocurriendo en el pasado, más recursos a dar apoyo a las empresas de armas que todo el resto de entidades financieras españolas, poniéndose a la altura de los mayores inversores en la industria armamentística del mundo. Entre estos dos bancos invierten 4.264 millones de euros en empresas armamentísticas, un 72% del total invertido por las entidades financieras españolas. También destaca el papel de Acciona, dedicada principalmente a actividades no financieras, pero que con 371 millones de euros se sitúa en el tercer lugar del nuevo ranking de la banca armada española, aunque lejos de los 1.518 millones de la entidad que se encuentra en el segundo lugar, el Banco Santander.







También se invierte en armas con nuestro dinero No sólo los bancos comerciales o gestoras de fondos invierten en el lucrativo negocio del armamento, varias entidades públicas también invierten el dinero del contribuyente en esta controvertida industria.

Es destacable el papel de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), una empresa pública que tiene una importante participación accionarial en Indra, tras haberla adquirido de Bankia como medida de apoyo a este banco durante la crisis económica que recientemente atravesó la entidad, y que además tiene el 100% de la propiedad de la principal empresa de barcos de guerra española, Navantia. SEPI es la cuarta entidad en el ranking de banca armada con más de 368 millones de euros invertidos en empresas de armamento.

El Instituto de Crédito Oficial (ICO) y el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito completan esta lista de inversiones en armamento por parte de organismos públicos con 48 millones por parte del ICO. El Fondo de Garantía no ha hecho pública su cifra.

Bankia, con una participación accionarial por parte del Estado de más del 60% tras el rescate bancario, también tiene invertidos más de 180 millones de euros, ocupando así el sexto lugar de la clasificación.

Empresas controvertidas pero rentables Es importante también el rol de importantes entidades financieras que tienen como clientes algunas de las empresas españolas de armamento más controvertidas, como es el caso de Maxam. La empresa de armamento afincada en Burgos, tiene una controvertida trayectoria produciendo bombas y municiones que después fueron prohibidas por su gran impacto humanitario o por suministrar material explosivo o de caza a lugares en conflicto armado. Maxam ha recibido el favor de numerosos bancos españoles. Banca March, Caixabank, Bankia, Banco Popular, Sabadell y Bankinter han invertido o prestado a esta empresa. Además de estos bancos, el BBVA, Santander, Sabadell, BMN, Caja Rural y Unicaja, e incluso del Instituto de Crédito Oficial también han colaborado de algún modo con ella.

Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?BBVA-y-Banco-Santander-encabezan

martes, 7 de julio de 2015

¿Por qué en Cuba no hay violencia con armas de fuego? Yuris Nórido Especial para BBC Mundo

En Cuba la mayoría de la gente ha visto tiroteos… en la televisión.
Seguramente muchos lectores impugnarán algunos de los argumentos de este post, pero no podrán desconocer una realidad incuestionable: comparada con otras capitales latinoamericanas, La Habana es una ciudad segura.

Lo saben sus habitantes y también los cientos de miles de turistas que visitan la urbe todos los años. El índice de homicidios por armas de fuego, por ejemplo, está entre los más bajos del continente.

No estamos describiendo un paraíso. En las últimas décadas —décadas marcadas por una crisis económica que ha devenido en buena medida crisis de valores— hemos sido testigos de un aumento de la criminalidad.

Al ciudadano común le cuesta ponerle cifras a esa circunstancia, pues las autoridades no suelen divulgar las estadísticas y los medios de comunicación estatales no incluyen habitualmente en sus espacios informaciones sobre actos criminales.

Pero está claro: un asesinato no es noticia de todos los días en Cuba. Al menos no forma parte de las rutinas habituales de la gente.

Yo mismo vivo en un barrio de la periferia, muchas veces llego tarde a la casa y debo caminar un largo trecho por zonas de poco alumbrado. Nunca he tenido el menor de los percances.

Barrios de barrios
Obviamente, hay barrios y barrios. Otras zonas son más peligrosas, las personas que circulan por ellas a determinadas horas son más vulnerables. Es algo que sucede, en mayor o menor medida, en todas las grandes ciudades.
Pero en La Habana no son habituales los tiroteos, los asaltos a comercios y domicilios a mano armada… Y son prácticamente inexistentes fenómenos que afectan a otras ciudades de la región, como los secuestros o las acciones del crimen organizado. Influye mucho en esta situación el hecho de que Cuba cuente con una estricta legislación sobre la tenencia de armas. De hecho, ningún particular en este país está autorizado a adquirir o portar armas de fuego, salvo las dedicadas a la caza, e incluso estas últimas están sometidas a un fuerte control.

Solo efectivos de las fuerzas policiales, agentes de seguridad y personas autorizadas por la naturaleza de sus funciones pueden llevar armas. Los efectivos del ejército las usan solo en zonas militares y en ejercicios de entrenamiento.

Las disposiciones contra la tenencia de armas blancas en lugares públicos también son rigurosas.
No significa, obviamente, que se puedan evitar todos los actos de violencia. Pero sus consecuencias suelen ser menos trágicas. Cuando en discursos y consignas se habla de los logros de la Revolución (la misma construcción ha devenido una consigna: “los logros de la Revolución”), se hace referencia sobre todo a la educación y la salud gratuitas y universales… pero no se habla tanto de la tranquilidad ciudadana.

La mafia
La Revolución de 1959 descabezó a las organizaciones del crimen organizado, extirpando el mal desde su raíz. La Habana era uno de los centros internacionales de la mafia: grandes capos pasaban sus vacaciones tranquilamente en los hoteles capitalinos. El gobierno revolucionario, en proceso paulatino, fue limitando la adquisición de armas de fuego hasta el punto de que la única armería pública que subsiste en la ciudad es ahora un museo.

Algunos alegarán que la prohibición es un atentado contra los derechos de los ciudadanos, pero lo cierto es que ha sido garantía de sosiego. El hecho de que un adolescente tenga un arma en una escuela (realidad dolorosa en otros países) aquí ni siquiera puede concebirse.

La mayoría de los cubanos han sido testigos de tiroteos solo en la televisión, en el cine o en los entrenamientos militares. No estamos a salvo de robos, agresiones más o menos violentas, estafas… y esos delitos es muy probable que tengan mucha más incidencia (al menos esa es la percepción popular, ya se habló de la reticencia de los medios para divulgarlos); pero pocas familias han tenido que lamentar la muerte de alguno de sus integrantes en asaltos con armas de fuego.

Yuris Nórido es periodista de medios oficiales como el diario Trabajadores y el sitio digital CubaSí. Es miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC), "porque confío en que puede ser motor de cambios necesarios para este país".
http://www.bbc.com/mundo/blogs/2015/06/150624_voces_desde_cuba_yuris_norido_delincuencia_ao

lunes, 28 de febrero de 2011

"La educación femenina es la clave para el desarrollo y la paz"

Entrevista de IPS a Irina Bokova, directora general de la Unesco

IPS dialogó con la máxima funcionaria de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) el jueves en Nueva York, en ocasión del lanzamiento oficial de ONU Mujeres, la nueva Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres.

IPS: ¿Cuáles son las prioridades mundiales de la Unesco en cuanto a ayudar a los estados miembro de la ONU a lograr la educación universal para 2015, fecha límite para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio?
IRINA BOKOVA: Como muestra nuestro "Informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo", que divulgaremos el 1 de marzo, en la última década se produjeron avances impactantes. Cincuenta y dos millones adicionales de niños y niñas se inscribieron en las escuelas primarias. Y la cantidad de quienes desertaron de la escuela se redujo a la mitad en Asia meridional y occidental. Varios países que empezaron la década con grandes brechas de género han logrado la paridad de género en la educación primaria.

Estos logros son el resultado de un fuerte compromiso político, un gasto interno sostenido en educación y políticas que han vuelto la educación más accesible. Pero como advierte nuestro informe anual, estos avances se están enlenteciendo.

En nuestros programas, hacemos especial énfasis en mejorar el reclutamiento de maestros y en las políticas de capacitación, porque para alcanzar la educación primaria universal para 2015 se necesitan 1,9 millones de maestros. También nos centramos en la alfabetización, porque cerca de 800 millones de adultos y adultas son analfabetos, y en las habilidades para el mundo laboral, así como en ayudar a los gobiernos a manejar sus sistemas educativos.

El mayor desafío al que se enfrentan los sistemas educativos es llegar a los marginados, asegurarse de que los estudiantes adquieran conocimientos y habilidades relevantes para abrirse paso en el mundo globalizado de hoy, junto con valores y actitudes que promuevan el diálogo, la ciudadanía responsable y la paz.

IPS: ¿Cree usted que una educación de calidad para las niñas puede ayudar a fortalecer la agenda internacional sobre desarrollo y paz?
IB: La educación de niñas y mujeres es la clave para el desarrollo y la paz. El hecho de que dos tercios de adultos iletrados sean mujeres refleja la injusticia del desigual acceso a la educación. Las sociedades pagan un alto precio por esto.


Un niño cuya madre puede leer tiene 50 por ciento más de probabilidades de vivir más allá de los cinco años. En África subsahariana, se estima que en 2008 se podrían haber salvado 1,8 millones de vidas infantiles si sus madres hubieran tenido por lo menos educación secundaria. Las mujeres cuya educación va más allá de la primaria tiene cinco veces más probabilidades que las analfabetas de estar informadas sobre la prevención del VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

La educación da una voz, alienta la participación política y aumenta las oportunidades laborales. No puede haber una sociedad equitativa y justa sin lograr la igualdad de género, y esto empieza con la educación.

IPS: ¿Cuáles son los desafíos reales de hacer que las niñas vayan a la escuela? ¿Se trata de problemas políticos, financieros, sociales o culturales?
IB: Hay que empezar temprano. En muchos países, nacer niña todavía puede significar exclusión en términos educativos. La pobreza es el obstáculo número uno. Pero hay otros de naturaleza más social y cultural.
Vivir en un área remota, pertenecer a una comunidad indígena, hablar un idioma minoritario o tener una discapacidad hacen que las niñas corran aún más riesgo de exclusión. Estos obstáculos no son inamovibles, y la experiencia lo demuestra. Desde Bangladesh a Senegal, muchos países que empezaron de abajo han logrado la paridad de género en la educación primaria.

El primer paso es abolir las matrículas de las escuelas y asegurarse de que no haya costos ocultos, como libros o uniformes, que impiden que las niñas vayan a la escuela. Los subsidios financieros a las familias más pobres, estipendios y programas de becas, son todas políticas que han permitido a las niñas completar con éxito su escolaridad. Los programas dirigidos a los muy pequeños --menores de seis años-- son particularmente efectivos para combatir la desigualdad.

Reclutar y capacitar a maestras tiene un impacto en el desempeño escolar, especialmente en países pobres. Donde realmente debemos depositar más esfuerzos concertados en el nivel secundario, porque las niñas tienen más probabilidades de abandonarlo que los varones, por una serie de motivos.
El costo de la escuela es uno, pero también hay preocupaciones sobre seguridad, higiene y largas distancias que recorrer hacia y desde la escuela. Finalmente, tenemos que crear una cultura sensible al género en las escuelas. Esto significa romper estereotipos y alentar a las niñas a tener aspiraciones y a procurarlas.

IPS: La falta de educación es, claramente, uno de los costos ocultos de los conflictos y la violencia.
IB: El informe que difundiremos el 1 de marzo documenta las devastadoras consecuencias de los conflictos armados sobre la educación. La alarmante situación demanda una respuesta mundial fuerte y concertada. Debemos abordar las fallas de protección controlando e informando mejor los ataques contra los sistemas educativos, y sancionando estas atroces violaciones a los derechos humanos.
Este informe se centra en prioridades erradas. Actualmente, 21 países en desarrollo gastan más en armas que en escuelas primarias. Si recortaran sus gastos militares podrían hacer que 9,5 millones adicionales de niños y niñas fueran a la escuela.

Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97625