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viernes, 1 de febrero de 2019

_- “La mayor parte del armamento no podría fabricarse sin financiación de los bancos”. Entrevista a Audrey Esnault, coordinadora de la campaña Banca Armada.




¿Cómo se sustenta el complejo militar-industrial? ¿Quién ofrece soporte económico para que fabriquen misiles, aviones de combate, bombas de dispersión, balas y armas nucleares? La banca mundial ha financiado con 526.159 millones de dólares a la industria del armamento durante el periodo 2011-2017, según la Base de datos Internacional de Banca Armada que publica el Centre Delàs d’Estudis per la Pau. Estados Unidos encabeza entre 2011 y 2017 la ratio de países en que la banca “participa en el negocio armamentístico”, con financiación al sector por valor de 375.032 millones de dólares, seguido de Francia (33.255 millones), Reino Unido (31.812 millones), Japón (21.925), Alemania (12.718 millones) y España (10.244 millones).

La plataforma financiera BlackRock financia, a través de fondos de inversión, acciones o bonos, con un total de 35.912 millones de dólares a empresas de armamento como Boeing, Honeywell International, Airbus Group y Northrop Grumman, entre otras (periodo 2011-2017). La entidad financiera JP Morgan Chase ha firmado operaciones –que incluyen créditos y emisión de bonos y pagarés de las empresas- por valor de 25.086 millones de euros con industrias armamentísticas como Honeywell International, Boeing y Loockheed Martin. Bank of América es otra de las sociedades destacadas en el negocio de las armas; en el citado periodo ha aportado financiación por valor de 4.496 millones de dólares a Loockheed Martin; 2.823 millones a Honeywell International y 2.141 millones a General Dynamic. Además de las financieras estadounidenses, las europeas también engrasan la maquinaria bélica. Por ejemplo Crédit Agricole y BNP Paribas, con sede en Francia, la británica Barclays o las alemanas Commerzbank y Deutsche Bank.

Un capítulo destacado es el de las armas nucleares. El informe “Don’t Bank on the Bomb” (2018) de la ONG holandesa PAX ha publicado un listado de 329 bancos, fondos de pensiones, compañías de seguros y gestoras de activos financieros de 24 países, que proporcionaron –entre 2014 y 2017- financiación a empresas productoras de armamento nuclear; tres de ellas, las estadounidenses BlackRock, Vanguard y Capital Group, aportaban según el informe más de 110.000 millones de dólares a compañías como Airbus, BAE Systems, Boeing, General Dynamics, Lockheed Martin o Northrop Grumman; entre las instituciones financiadoras están el BBVA, Banco Santander y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

En el estado español, la Campaña Banca Armada denuncia públicamente a las entidades financieras vinculadas con la industria de las armas. Forman parte de esta iniciativa el Centre Delàs, el Observatori del Deute en la Globalització, las ONG Setem y Justícia i Pau; el colectivo RETS, la asociación Fets-Finançament Ètic i Solidari; Alternativa Antimilitarista-MOC y, en el País Valenciano, la fundación Novessendes. Difunden el siguiente listado de bancos que invierten en empresas de armamento (2011-2017): BBVA (3.307 millones de euros); Banco Santander (2.430 millones); Bankia (181 millones); Banc Sabadell (96,9 millones); Caixabank (95,8 millones); Helaba (95,7 millones); Bankinter (49 millones) e Instituto de Crédito Oficial –ICO- (48,2 millones).

“Entre 2014 y 2017 el BBVA ha invertido 2.710 millones de euros en siete empresas que diseñan, mantienen o modernizan armamento nuclear”, afirmó en marzo de 2018 una activista de la Campaña Banca Armada durante la junta de accionistas del banco. En la reunión de los accionistas del Banco Santander, otra activista informó de que esta entidad concedió créditos a Honeywell International por valor de 129,5 millones de euros entre 2013 y 2017; la multinacional estadounidense es “una de las más implicadas en el complejo industrial de armamento nuclear, por ejemplo en el mantenimiento de los misiles Trident II”. Otro miembro de la iniciativa Banca Armada recordó en abril, durante la junta de Bankia, que la entidad financió con créditos por valor de 142 millones de euros entre 2011 y 2015 a la española MAXAM, gigante mundial en la fabricación de explosivos civiles y militares que exporta armas a Arabia Saudí (una coalición internacional liderada por este país inició en marzo de 2015 los bombardeos en Yemen).

Asimismo en una de las intervenciones, ante los accionistas de Caixabank, señalaron que este banco financió con cerca de 8 millones de euros a la empresa Indra, entre 2011 y 2016, a través de fondos de inversión, acciones y bonos; el estado español es, a través del SEPI, el principal accionista de Indra (18,7% de las participaciones); “entre los productos estrella de Indra figuran el caza Eurofighter, las fragatas de guerra F-100 o los helicópteros Tigre”, desplegados por el ejército español en Afganistán, informó la Campaña. Un campo de investigación y denuncia añadido es el de la relación entre las instituciones públicas y la banca armada. En marzo de 2018 el Centre Delàs y Setem publicaron un análisis sobre el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Barcelona en Comú; la investigación concluye que el 48% de los pagos corrientes del consistorio se realizan con la banca armada. De hecho, el ayuntamiento barcelonés trabaja con Crédit Agricole y Société Générale (Francia), HSBC (Gran Bretaña), BBVA, Banco Santander, Bankia y Caixabank, entre otras entidades.

Audrey Esnault es economista, coordinadora de la Campaña Banca Armada –en la que participa desde hace tres años- y coautora del estudio “De la banca armada a la banca ética” sobre el consistorio barcelonés. También es autora, con Jordi Calvo, del estudio de caso sobre la Generalitat Valenciana, presentado el 23 de enero en el Colegio Mayor Rector Peset de la Universitat de València (en el País Valenciano gobiernan en coalición el PSPV-PSOE y Compromís con el apoyo parlamentario de Podemos). “El 95% de la deuda viva de la Generalitat Valenciana, al cierre de 2017, y el 88,7% de sus cuentas operativas (ingresos y pagos) en 2017 ha estado en manos de la banca armada”, señala el informe. El pasado 23 de marzo Audrey Esnault estuvo presente en la junta de accionistas del Banco Santander, donde recordó que –mediante créditos, emisión de bonos y pagarés- la empresa Leonardo recibió 178 millones de euros de la sociedad que preside Ana Botín; este grupo italiano (hasta 2016 Finmeccanica) es “responsable del desarrollo y el diseño del vehículo de transporte para el misil intercontinental estadounidense Minuteman III”, subrayó.

-P: ¿En qué medida depende de los bancos el complejo militar-industrial?

-AE: Cuando estudiamos la ratio de endeudamiento de las empresas militares españolas, es decir, sus necesidades de financiación, llegamos a la conclusión de que tres de cada cuatro armas no podrían fabricarse sin la financiación de los bancos. Esta proporción es la que publicamos en la introducción del informe “Los bancos que invierten en armas” (Centre Delàs, 2016). El análisis no habrá cambiado mucho. Una de las formas de financiación bancaria es la participación accionarial directa en las empresas militares; asimismo un banco, o consorcio de bancos, puede otorgar préstamos a estas empresas (por ejemplo los créditos del BBVA a Airbus Group, Boeing y Leonardo); otra vía es comprar bonos y pagarés de las industrias militares o bien ofrecérselos a los clientes, a cambio de una comisión. Además los bancos pueden financiar las exportaciones del sector armamentístico; y ofrecer a sus clientes fondos de inversión con participaciones en las empresas de armas.

-¿A qué problemas se enfrentan los investigadores a la hora de revelar la vinculación entre empresas y bancos? Algunos gigantes de la industria bélica fabrican también para el sector civil…

Los grupos multinacionales son enormes y resulta muy complicado. Entre el 20 y el 30% de la producción de Indra es de uso militar. Esta multinacional española desarrolla tecnologías aplicadas al ámbito náutico y la aviación para los ejércitos, a la electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de dirección de misiles. A escala internacional, el grupo Airbus –con sede en Francia- está especializado en la fabricación de aviones civiles y militares, además de helicópteros y misiles; al igual que Boeing, primer productor militar mundial, que también fabrica aviones civiles y militares. El problema es que hay una gran opacidad. Son más sencillas las averiguaciones si, por ejemplo MAXAM, cuyos explosivos militares podrían haber sido destinados a la guerra de Siria, realiza una inversión en su filial EXPAL, dedicada íntegramente al sector militar. El Banco Santander, el BBVA, Caixabank y Bankia conceden créditos a MAXAM. Para obtener la información, trabajamos mucho en red; colaboramos con organizaciones como PAX, también accedemos a la base de datos SABI, las revistas de Defensa o las páginas Web de las empresas y, cuando tenemos recursos, compramos datos primarios.

-Por último, la Ley 53/2007 del Estado español sobre el control del comercio exterior de material de defensa establece, en el artículo 8, que las autorizaciones de venta serán denegadas ante indicios de que las armas puedan emplearse “en acciones que perturben la paz” en un ámbito mundial o regional; y también “con fines de represión interna o en situaciones de violación de derechos humanos”. ¿Hay algún ejemplo reciente en que podrían estar vulnerándose las leyes?

El ejército de Arabia Saudí, que lidera las operaciones militares en Yemen, utiliza armas –como el Eurofighter- con componentes y productos electrónicos fabricados por Indra. Esta empresa tiene, además, un papel importante en la frontera sur, en el empleo de la tecnología contra las personas migrantes; de hecho, es la responsable de la construcción de una tercera valla en la frontera española con Melilla. Por otra parte, en abril de 2018 el Gobierno español firmó la venta a Arabia Saudí de cinco corbetas construidas por la empresa pública Navantia, que también podrían utilizarse en la guerra de Yemen. Entre 2015 y 2017 España vendió armas a Arabia Saudí por valor de 932 millones de euros, según cifras oficiales, cuando sabemos que la situación humanitaria en Yemen es brutal. Estas armas no tendrían que llegar allí.

jueves, 1 de noviembre de 2018

_- Armas, dinero y hombres siniestros

_- Hace unos días, el líder evangélico estadounidense Pat Robertson exhortó a Estados Unidos a no exaltarse tanto por la tortura y el asesinato de Jamal Khashoggi porque, dijo, no deberíamos arriesgar “100.000 millones de dólares en ventas de armas”. Me imagino que pretendía invocar un nuevo undécimo mandamiento que dice: “Por otra parte, justificarás cosas como matar y dar falso testimonio si quedan en riesgo los acuerdos de compraventa de armas”.

Bueno, no es noticia que la derecha religiosa se ha postrado a los pies de Donald Trump. No obstante, el intento de Trump de hacer de lado posibles represalias por los delitos sauditas con el argumento de que hay enormes recompensas económicas derivadas de seguir siendo amigos de los asesinos —así como la disposición de los aliados políticos del presidente para aceptar esta lógica— representa una nueva etapa en la degradación de Estados Unidos.

No es solo que los argumentos de Trump sobre la cantidad de empleos en riesgo —primero eran 40.000, luego 450.000, después 600.000 y llegaron hasta un millón— sean mentiras. Incluso si los argumentos fueran ciertos, estamos en Estados Unidos: se supone que somos un ejemplo moral para el mundo, no una nación mercenaria dispuesta a abandonar sus principios si hay una buena cantidad de dinero de por medio.

Dicho eso, los argumentos son falsos. Primero, no hay ningún acuerdo de compra de armas por 100.000 millones de dólares con los sauditas. Lo que el gobierno de Trump en realidad tiene son básicamente “memorandos de intención”: posibles acuerdos a futuro más que compromisos. Muchos de estos posibles acuerdos requerirían que la producción de las armas se hiciera en Arabia Saudita en lugar de Estados Unidos y que las ventas, de materializarse, se llevaran a cabo a lo largo de varios años. Entonces parece poco probable que los acuerdos con Arabia Saudita aumenten las exportaciones estadounidenses anuales de armas por poco más de unos cuantos miles de millones de dólares al año.

Si tenemos en cuenta que las industrias involucradas, principalmente la aeroespacial, son intensivos en capital por lo que no emplean a muchos trabajadores por cada dólar de ventas, la cantidad de empleos estadounidenses involucrados es, si acaso, decenas de miles, no cientos de miles. Es una cifra equivalente a un error de redondeo en un mercado laboral estadounidense que emplea a casi 150 millones de trabajadores. Además, cesar las ventas de armas a los sauditas conlleva un riesgo mucho menor en comparación con otras áreas en las que Trump ya está afectando las relaciones comerciales con absoluta indiferencia. Parece, por ejemplo, estar ansioso por iniciar una guerra comercial con China, que importó 187.000 millones de dólares en productos y servicios estadounidenses el año pasado. Por último, vale la pena mencionar que —con las condiciones actuales— aumentar las exportaciones, incluso si se logra, no creará empleos adicionales netos para la economía estadounidense. ¿Por qué? Porque la Reserva Federal cree que estamos en un nivel de empleo pleno y cualquier otro fortalecimiento de la economía hará que la Reserva aumente las tasas de interés. En consecuencia, los empleos que quizá sean agregados al mercado por elementos como las armas de fuego se compensan con empleos perdidos en otra parte a medida que las tasas de interés desalienten la inversión o hagan a Estados Unidos menos competitivo al fortalecer el dólar.

No obstante, vamos a abrir los ojos: Trump no toma acciones rápidas contra los sauditas debido a los empleos que proveen a trabajadores del sector de defensa. El que siga cambiando el número de empleos que dice que están en juego es en sí mismo un indicador indiscutible de que las ventas de armas son una excusa, no un motivo verdadero, para sus acciones. Entonces, ¿cuál es la verdadera razón por la que está tan dispuesto a perdonar la tortura y el asesinato? Una respuesta es que en realidad no desaprueba lo que hicieron los sauditas.

A estas alturas está más que comprobado que Trump se siente mucho más cómodo con los autócratas brutales que con los líderes de nuestros aliados democráticos. Recordemos que cuando Trump visitó Arabia Saudita en mayo, su secretario de Comercio se regocijó ante el hecho de que no había manifestantes por ningún lado en Riad, algo que suele pasar cuando a los que protestan se les decapita. Ah, y un presidente que proclama que los medios noticiosos son “los enemigos del pueblo” quizá opina que torturar y asesinar a un periodista crítico no es tan mala idea. Además de eso, los sauditas han canalizado decenas de millones de dólares personalmente a Trump, y lo siguen haciendo. Esos millones muy reales que Trump recibe son una explicación mucho más verosímil de su trato amistoso hacia Mohamed bin Salmán que los miles de millones míticos que recibirán los fabricantes de armas estadounidenses. Claro, los leales a Trump se enfurecen ante la sugerencia de que está dejando que sus intereses financieros modelen las políticas estadounidenses. Sin embargo, ¿alguna vez Trump ha hecho un sacrificio personal en aras del interés público? De cualquier modo, se supone que ni siquiera deberíamos tener que esperar que las grandes sumas de dinero que un presidente recibe de gobiernos extranjeros no estén influenciando sus decisiones.

La cláusula de los emolumentos de la Constitución de Estados Unidos, para empezar, prohíbe que el presidente acepte todos estos tipos de favores. Por desgracia, los republicanos han decidido que esta cláusula, como tantas otras partes de la Constitución, no aplica cuando su partido está en el poder.

Entonces, como decía, en este caso estamos ante un paso más en la degradación de nuestra nación. Aceptar la tortura y el asesinato es una traición a los principios estadounidenses; tratar de justificar esa traición apelando a un supuesto beneficio económico es una traición más. Si a eso sumamos el hecho de que el supuesto beneficio es mentira, y que las ganancias personales del presidente son una explicación mucho más probable para sus acciones, digamos que los auténticos patriotas deberían sentirse profundamente avergonzados de la nación en la que nos hemos convertido.

Paul Krugman

Fuente:
https://www.nytimes.com/es/2018/10/24/paul-krugman-trump-khashoggi-arabia-saudita/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Fnyt-es

sábado, 15 de septiembre de 2018

_- ¿Saben qué es lo más grave en el asunto de venta de armas a Arabia Saudí?



¡Oh vergüenza! ¿Dónde está tu rubor?
 (Hamlet, Shakespeare)



 “Unas familias se dedican a fabricar bombas y metralletas para unos asesinos en serie a cambio de una importante mensualidad, a sabiendas que sus patrones las utilizan para matar cada día a decenas de familias pobres”.

Sí, lo más grave no es que un régimen como el saudí utilice las armas que le venden en la matanza indiscriminada de los civiles (sólo en el mes de agosto, mataron a 62 niños yemeníes, dejando mutilados a un centenar), ni si quiera lo es que unos gobiernos “democráticos” participen, directa o indirectamente, en estos crímenes. Lo incomprensible es:

1) que parte de la clase trabajadora, a cara descubierta, defienda este trabajo, convirtiéndose además en un peligroso “grupo de presión” al estilo de la banca o las compañías de armas, y

2) que los partidos políticos y sindicatos progresistas le hagan a este sector el seguidismo y haciéndose víctimas condenadas a un destino divino inalterable, se justifiquen con argumentos torpes como: “lo sentimos, pero tenemos que elegir el “pan” en vez de “paz” o “si no lo hacemos nosotros, lo harán otros ”. ¿Dónde está esta “vanguardia” que guíe a los trabajadores, proponiendo alternativas a un capitalismo salvaje que se mantiene explotando y armando a los pobres de unos países para que exploten y maten a los desheredados de otros? ¿Dónde está la “solidaridad internacional de los trabajadores” para desmantelar las alianzas formadas entre las élites mundiales? ¿Han sucumbido al lema individualista del capitalismo más salvaje de “sálvese quien pueda”? Postura además de mezquina, inquietante. Han olvidado que el problema de empleo en el capitalismo es estructural y surge por la sustitución de mano de obra por maquinaria y la estrategia de los empresarios en mantener un ejército de parados para bajar los salarios, provocar luchas en el seno de la clase obrera para hacerse con los pocos empleos que ofrecen y así dividirlos y debilitarlos.

Admirable en este tenebroso panorama, el movimiento feminista vasco, que ha tomado varias veces el puerto de Bilbao para denunciar que todos los meses parte un barco cargado con armas hacia el reino de Arabia para matar a unos seres humanos atrapados, indefensos. Riad utiliza incluso las prohibidas bombas de racimo que explotan en más de 2.000 fragmentos y que matan y mutilan incluso después de años de ser disparadas.

En Alemania y Suecia, hasta parte de la derecha se ha opuesto a la venta de armas de sus gobiernos a los jeques, consiguiendo que se paralizaran. En Canadá, una encuesta del 2017 sugería que la mayoría de la población se oponía a la venta de armas a este país, a pesar de que su valor era 15.000 millones de dólares y afectaba a 3.000 puestos de trabajo.

No es ningún secreto que el reino de Arabia está dirigido por una familia, en el sentido más doncorleónico de la palabra, que aplica el apartheid y un totalitarismo teocrático, el más severo del mundo que, como castigo de delitos como apostasía, adulterio, la homosexualidad y la hechicería no sólo amputa manos y pies, sino ejecuta con lapidación y decapitación, para luego crucificar sus cadáveres en público. Condenó al bloguero Raif Badawi a 10 años de prisión y 1.000 latigazos. ¿Qué tal si creamos puestos de trabajo fabricando látigos de alta calidad, ya que después de unos fuertes golpes estos látigos se rompen, junto con los huesos del reo? Es el régimen que patrocina a los grupos terroristas que atentan por los cuatro costados del planeta, incluidos en los países occidentales que le protegen, a pesar de que los tratados internacionales prohíben la venta de armas a los países que infringen gravemente los derechos humanos o apoyan el terrorismo.

Sólo en 2016, la ONU documentó 119 incursiones de la Coalición EEUU-Arabia en Yemen violando el derecho internacional humanitario: ataques a campos de refugiados, bodas, funerales, escuelas, hospitales, mercados y mezquitas. Arabia ha intentado “militarizar” la enfermedad en Yemen, provocando con sus bloqueos, el cólera, la malnutrición y por ende la muerte de miles de niños. Hay tantos cadáveres de civiles que la Cruz Roja está donando morgues a Yemen que sufre la mayor crisis humanitaria del mundo.

El heredero de la corona de Arabia, Mohammed Bin Salman, busca un triunfo militar en Yemen antes de convertirse en rey, ahora que ha fracasado en su salvaje aventura por Siria.

¿Por qué Occidente arma a Arabia?
. Crear una “mini-OTAN sunnita” para que lance una guerra contra Irán, sin implicarse directamente, y aunque con ello ponga en peligro la propia paz mundial. La misión de Arabia y Emiratos Árabes, los dos principales destinos de las armas de EEUU y la Unión Europea, es hacer de martillo para machacar los movimientos populares y desestabilizar los países de la zona: desde ahogar en su propia sangre a la “Primavera” de Bahréin, hasta enviar a decenas de miles de terroristas a Afganistán, Siria, Libia e Irak.

. Seguir beneficiando tanto a las compañías de armas -esta facción más criminal de la burguesía mundial, junto con los empresarios de la prostitución- así como a los intermediarios y comisionistas (reyes y presidentes), dejando que caiga alguna migaja para los trabajadores sin conciencia de clase, convirtiéndolos en cómplices de sus crímenes. Los comerciantes de armas británicos, por ejemplo, han multiplicarse por cinco sus ventas desde que comenzó el bombardeo de Yemen en 2015.

. Salvar a la familia Saud de sus adversarios: El Reino Unido entrena a la Guardia Nacional saudí. Pues, los países de la OTAN comparten intereses estratégicos con esta monarquía totalitaria.

. Forzar una carrera armamentística en la zona: cuando Arabia entregó un cheque de 110.000 millones de dólares de compra de armas a Trump, Catar se vio obligado a comprar un paquete de armas por el precio de 12.000. millones de dólares a EEUU. Decía el senador Chris Murphy que “Todas las vidas civiles perdidas en Yemen tienen una huella estadounidense", y de otros vendedores. Cada envío de armas transferidas a Arabia y otros países del Golfo Pérsico hace que Israel obtenga el compromiso de un equipo superior, debido a un acuerdo entre Occidente y Tel Aviv: en 2016 Netanyahu recibió un contrato de seguridad de 38.000 millones de dólares para la próxima década.

. Convertir a Arabia en el contrapeso de Irán, después de que desmantelara al régimen de Saddam Husein que cumplía esta función: lección de la que los Saud deberían tomar nota. Estas armas no darán estabilidad al régimen de los jeques, todo lo contrario: fue justamente la compra exacerbada de artefactos militares por el Sha de Irán, -apodado El Gendarme del Golfo Pérsico- en la década de los 1970, uno de los principales motivos del descontento popular que terminó no sólo con él, sino con la propia monarquía.

. En caso de Yemen, Arabia, EEUU e Israel, entre otros motivos, cuentan con intereses vitales en hacerse con el control del estrecho de Bob-al-Mandeb.

Los gobiernos que negocian con las guerras suelen maquillarlo para manipular a los ciudadanos: cambian el nombre del “Ministerio de Guerra” por el “Ministerio de Defensa” sin transformar sus funciones, o hacen que un centro como el “Instituto de Estados Unidos por la Paz, esté vinculado con las empresas de armas como Lockheed Martin, y cuyo director Stephen Hadley sea un exasesor de Seguridad Nacional de EEUU.

Atención: La conformidad de Israel con estas transacciones es primordial. De hecho, se opuso al acuerdo nuclear con Irán y consiguió que EEUU. se retirase de ello, e incluso suspendiera la venta de 80 aviones de pasajeros de Boeing, firmado el 2016, por un valor de 20.000 millones de dólares y que iba a crear 18.000 empleos.

Son estos mismos políticos y medios a su servicio que silencian lo que sucede con este régimen, mientras convierten la farsa del “Programa de reformas internas” de Arabia en titulares para promocionar al príncipe heredero.

Industrias alternativas
Según un estudio del Instituto de Asuntos Internacionales y Públicos Watson de la Universidad de Brown de EEUU “el gasto en energías limpias y cuidado de la salud crea un 50% más de empleos que la cantidad equivalente de gasto militar", y la inversión en educación genera más del doble de puestos de trabajo en un EEUU donde la industria militar emplea a unas 3.5 millones de personas.

A corto plazo, los gobiernos democráticos podrían: empezar una reconversión industrial, mientras indemnizan a los trabajadores de estas empresas, y les emplean en la fabricación de maquinaria para otras industrias; desarrollar fuentes de energía renovables para cortar esta dependencia del petróleo y sus dueños; invertir en investigación e innovación no militares, e incluso, para la misma Arabia podrían fabricar desaladoras de agua para que en vez del hidrocolonialismo y el saqueo de agua y tierras fértiles de África, Riad siembre en su propio desierto.

Los objetivos honestos, y crear empleo lo es, deben conseguirse sólo con medios honestos.

Fuente:
https://blogs.publico.es/puntoyseguido/5184/saben-cual-es-lo-mas-grave-en-el-asunto-de-venta-de-armas-a-arabia-saudi/

domingo, 5 de agosto de 2018

La OTAN es la mina de oro del armamentismo

Manuel E. Yepe Diario ¡Por esto! (Mérida)

El Presidente Trump ha ordenado a los países de la Alianza Militar Atlántica (OTAN, según sus siglas en inglés) que aumenten sus gastos en armamento y las razones de su insistencia en hacerlo se aclaran cada vez más. No tiene nada que ver con alguna lógica de defensa, porque, después de todo, el Secretario General de la alianza militar EEUU-OTAN, Jens Stoltenberg, ha admitido que "no vemos que exista amenaza inminente alguna contra un aliado de la OTAN" y el Instituto Internacional de Estocolmo sobre Investigaciones de la Paz (Stockholm International Peace Research Institute) registró en su Informe Mundial de 2018 que "con 66.300 millones de dólares, el gasto militar de Rusia en 2017 era un 20 % menor que en 2016".

Radio Europa Libre (Radio Free Europe), la emisora anti-rusa del gobierno estadounidense, reporta reiteradamente que Rusia ha reducido sus gastos de defensa.

Está demostrado que Rusia no representa amenaza alguna para ningún país de la OTAN, pero incluso esto se considera irrelevante en el contexto de que las ventas de armas de EEUU están floreciendo y sus ejecutores están siendo animados a aumentar sus negocios y multiplicarse.

El 12 de julio, segundo y último día de la reciente reunión entre Estados Unidos y la OTAN, la agencia de noticias británica Reuters citó una categórica declaración de clara orientación promocional de Trump: "Estados Unidos fabrica, con mucho, el mejor equipamiento militar del mundo: los mejores aviones, los mejores misiles, las mejores armas, lo mejor de todo".

A continuación el presidente, enumeró por sus nombres a los principales fabricantes de armas estadounidenses: Lockheed Martin Corp, Boeing Co y Northrop Grumman Corp".

Trump declaró orgulloso en la citada Conferencia de la OTAN que Estados Unidos tiene como clientes a muchos países ricos, “pero tenemos también algunos no tan ricos y me preguntan si pueden comprarnos equipamiento militar y si podemos ayudarles, y les decimos que les ayudaremos un poco.” Agregó que “los países más pobres que quieran comprar armas estadounidenses quizás no tengan que poner dinero en efectivo para sus compras”.

Esa sola declaración elevó más de diez dólares los precios de las acciones de los tres fabricantes de armas nombrados por Donald Trump referidos en el párrafo anterior.

Para impulsar la bonanza, el Departamento de Estado hizo todo lo posible para facilitar aún más la venta de armas de Estados Unidos al permitir a los fabricantes de armas obviar los controles y equilibrios que se habían establecido para obstaculizar mediante la hoja de parra de algunas restricciones legales, morales y económicas las compras de armas a Estados Unidos por regímenes considerados de mala reputación en el mundo que quieren comprar armas en EEUU.

De hecho, estas regulaciones ya no se aplican, porque el 13 de julio el Departamento de Estado anunció nuevas medidas para "acelerar la aprobación gubernamental de las propuestas de las empresas de defensa y aeroespaciales",

Dentro de la OTAN europea, los mayores compradores de armas estadounidenses son Polonia, Rumanía, Gran Bretaña y Grecia, y las cantidades implicadas son colosales.

El mensaje para la OTAN europea es que EEUU está haciendo todo lo posible para vender armas y les quiere hacer ver que hay margen para comprar más de "los mejores jets, los mejores misiles, las mejores armas" que les ofrece Trump.

Como lo ha definido el periodista Brian Cloughley el 30 de julio en las publicaciones digitales Counterpunch y Strategic-Culture, “la mina de oro de la OTAN está ahí para ser explotada y, tras el entusiasta aliento de Trump a los fabricantes de sus armas, parece que la extracción será eficaz. El Complejo Militar-Industrial de los Estados Unidos se beneficiará enormemente de la campaña de su Presidente para aumentar las cantidades de armas en el mundo.

El teniente general Charles Hooper, Director de la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa estadounidense, declaró en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough el 18 de julio que "las exportaciones de defensa son buenas para nuestra seguridad nacional, son buenas para nuestra política exterior… y son buenos para nuestra seguridad económica". Luego propuso que su agencia redujera la tarifa de transporte cobrada a los clientes extranjeros de ventas militares, lo que sería un importante estimulante para las ventas de "los mejores jets, los mejores misiles, las mejores armas" tan valoradas por el Sr. Trump.

Este oficial, obviamente un devoto seguidor de su Presidente, siguió su línea de acción con dedicación recordando a los medios de comunicación que como lo han dicho "la administración y nuestro liderazgo, la seguridad económica es seguridad nacional".