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domingo, 16 de febrero de 2025

La difícil pregunta sobre Auschwitz que sigue sin respuesta

Las puertas de Auschwitz con el cartel que dice: "El trabajo te hace libre."

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Las puertas de Auschwitz con el cartel que dice: "El trabajo te hace libre."
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El 27 de enero fue designado oficialmente Día de Conmemoración del Holocausto por una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) en 2005. Pero la manera en que recordamos el Holocausto ha evolucionado a lo largo de las décadas e incluso ahora, unos 80 años después, es una historia de remembranza que aún no está terminada.

"Querido muchacho", comienza la breve nota escrita a mano en 1942, "me encantó tu mensaje de mayo. Estoy bien de salud. Espero poder quedarme aquí y volver a verte. Sigo teniendo esperanzas. Por favor, escríbeme. Saludos, tu padre".

La nota es uno de los miles de documentos que conserva la Biblioteca del Holocausto Wiener en Londres, uno de los archivos del Holocausto más grandes del mundo.

El judío que lo escribió se llamaba Alfred Josephs y se lo enviaba a su hijo adolescente Wolfgang, que había escapado con su madre a Inglaterra. Alfred había sido arrestado y se encontraba recluido en el campo de detención de Westerbork, en Países Bajos.

En aquella época todavía era capaz de transmitir mensajes breves a través de la Cruz Roja
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El último mensaje de Alfred Josephs a su hijo, escrito en papel rasgado, que ha sido conservado por la Biblioteca del Holocausto Wiener. 
El último mensaje de Alfred Josephs a su hijo, escrito en papel rasgado, que ha sido conservado por la Biblioteca del Holocausto Wiener.

Fuente de la imagen,Biblioteca del Holocausto Wiener


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En su carta, Alfred Josephs decía que se encontraba bien. Fue el último mensaje que su hijo Wolfgang recibiría de su padre. Lo que Alfred no sabía era que Westerbork era un campo cuyos internos iban a ser trasladados a Auschwitz. Wolfgang nunca volvería a saber nada de su padre.

En un principio, Auschwitz fue utilizado por los alemanes para albergar a prisioneros de guerra polacos. Después de que la Alemania nazi atacara a la Unión Soviética, se convirtió en un campo de trabajo, donde muchos reclusos fueron obligados a trabajar hasta morir. Los nazis lo llamaron "aniquilación por trabajo".

Pero en 1942 se convirtió en el Auschwitz que permanece en nuestra memoria compartida, pues para entonces era un campo de exterminio cuyo principal objetivo era el asesinato en masa.

Un bloque de prisión y una doble línea de cercas eléctricas en el campo de concentración de Auschwitz en Polonia.

Un bloque de prisión y una doble línea de cercas eléctricas en el campo de concentración de Auschwitz en Polonia.

Fuente de la imagen,Getty Images


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Auschwitz se convirtió en un campo de trabajo y luego en uno de exterminio. 

Un noticiero filmado por los aliados después de la liberación de Europa muestra a civiles alemanes siendo obligados por las tropas a visitar los campos.

"Desde cualquier ciudad alemana hasta el campo de concentración más cercano sólo había un breve paseo", dice la voz en off estadounidense. La cámara capta a alemanes relajados y elegantemente vestidos, riendo y charlando mientras avanzan.

Pasan junto a los cadáveres, montones de hombres y mujeres demacrados, hombres y mujeres que tal vez en el pasado fueron sus vecinos, colegas, amigos. La cámara que había captado sus sonrisas relajadas antes de entrar en los campos ahora registra su horror.

La sorpresa se refleja en sus rostros. Algunos lloran. Otros sacuden la cabeza, se cubren la cara con pañuelos y miran hacia otro lado.

Puertas de entrada y vías del tren en Birkenau, campo de concentración de Auschwitz en Polonia. 

Puertas de entrada y vías del tren en Birkenau, campo de concentración de Auschwitz en Polonia.

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Auschwitz fue liberado por las tropas soviéticas el 27 de enero de 1945. 

La Europa de posguerra observó este horror y reconoció la profundidad del sufrimiento. Pero ¿cómo entendió la Europa de posguerra la situación de los perpetradores?

Cuando hablamos de matanza industrializada, no nos referimos sólo a su escala, por enorme que fuera. También nos referimos a la sofisticación de su organización: la división del trabajo, la asignación de tareas especializadas, la eficiente distribución de los recursos, la meticulosa planificación que se necesitaba para mantener en marcha las ruedas de la máquina de matar.

Esos mismos noticieros mostraban a guardias nazis bien alimentados, tanto hombres como mujeres, luego puestos bajo custodia aliada.

¿Cuál fue la naturaleza del colapso moral que convirtió este horror en una normalidad para los nazis que dirigían esos campos, una normalidad en la que el asesinato en masa se convirtió, para ellos, en algo más del día a día?

Esta es una pregunta que se ha abordado muchas veces antes, pero que incluso ahora, unos 80 años después de la liberación de Auschwitz, todavía no se ha comprendido plenamente.

Evitando una pregunta difícil

Durante los años posteriores a la guerra, la atención pública se desvió de esta cuestión, pero también de tratar de comprender lo que había sucedido en términos más amplios.

Aunque algunos criminales de guerra nazis fueron procesados, la nueva prioridad, en una Europa dividida por la Guerra Fría, fue convertir a Alemania Occidental en un aliado democrático.

El Holocausto prácticamente desapareció de la memoria popular en gran parte del mundo occidental. El público de la posguerra quería pasar página y, en la cultura popular, en Gran Bretaña, por ejemplo, había un apetito por historias que pudieran celebrarse y aplaudirse.

"La cultura de la memoria de la Segunda Guerra Mundial todavía ponía el acento en el heroísmo", afirma Toby Simpson, director de la Biblioteca del Holocausto Wiener.

"Se hacía hincapié, por ejemplo, en el desembarco de Normandía. Y en las historias que los sobrevivientes querían contar había muy poco heroísmo. Era una historia en la que se los había despojado de su humanidad, de su capacidad de decisión, de su capacidad de elección. Se los había convertido en no-personas".

Primo Levi, en 1986, sentado frente a una estantería con una máquina de escribir.

Primo Levi, en 1986, sentado frente a una estantería con una máquina de escribir

Fuente de la imagen,Getty Images


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Al principio, el escritor italiano Primo Levi tuvo dificultades para encontrar un editor para su libro "Si esto es un hombre".

El superviviente italiano Primo Levi escribió sus memorias de Auschwitz, "Si esto es un hombre", inmediatamente después de la guerra. Era uno de los miles de personas que todavía estaban en Auschwitz cuando llegaron las tropas soviéticas el 27 de enero de 1945.

La mayoría de los prisioneros habían sido obligados a marchar hacia el oeste, en dirección a Alemania, en un gélido invierno. Muchos de ellos, ya debilitados por las condiciones del campo, murieron en el camino en lo que se conoció como las Marchas de la Muerte.

Levi estaba demasiado enfermo y las tropas soviéticas lo encontraron al borde de la muerte en la enfermería del campo.

"No perdonar y no olvidar"

Hoy en día, "Si esto es un hombre" se considera una obra maestra del testimonio de un superviviente y una de las memorias más importantes de toda la época. Pero en 1947, Primo Levi tuvo dificultades para encontrar un editor, incluso en su Italia natal.

Finalmente, una pequeña editorial independiente de Turín publicó una tirada de 2.500 ejemplares. Se vendieron 1.500 ejemplares y luego desapareció. Para las editoriales y para el público, todavía era demasiado pronto. Parecía que pocos querían leerlo.
 
"Primo Levi no se vendió porque no era el momento adecuado y porque era un escritor demasiado grande para dar una respuesta heroica. Su respuesta es mayor que el heroísmo", dice Jay Winter, profesor emérito de Historia en la Universidad de Yale. Muchos miembros de la familia materna del profesor Winter fueron asesinados en el Holocausto.

Y añade: "Mucha gente ha convertido a Primo Levi en un santo, pero basta con leer el poema que hay al principio de "Si esto es un hombre" para ver que no perdona a nadie: no perdona ni olvida".

Vista del alambre de púas en Auschwitz-Birkenau. Está nevando.

Vista del alambre de púas en Auschwitz-Birkenau. Está nevando.

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"El libro de Primo Levi no se vendió porque no era el momento adecuado y porque era un escritor demasiado grande para dar una respuesta heroica", dice Jay Winter.

"Hubo una conmemoración del Holocausto en la década de 1950", dice el profesor David Feldman de la Universidad Birkbeck en Londres, "pero fue algo que hicieron los propios judíos, en pequeños grupos fragmentados".

"Eran ocasiones de duelo más que de conmemoración. La idea que tenemos ahora, de conmemoración, de que de alguna manera se pueden sacar lecciones del Holocausto, no era algo común entonces", agrega.

Según el profesor Winter, "los países que se estaban reconstruyendo… necesitaban un mito de resistencia, de lucha armada heroica contra los nazis o los fascistas italianos". Ese mito de resistencia "no tenía espacio para los prisioneros de los campos de concentración".

Un cambio de actitud

Recién en los años 60 volvió a despertar interés popular. Cuando los agentes israelíes capturaron a Adolf Eichmann, figura clave de la campaña de exterminio, lo juzgaron en Jerusalén y lo transmitieron por televisión. Ahora, la conmemoración del Holocausto empezó a llegar a un público más amplio.

A través del juicio a Eichmann, el nuevo medio de comunicación masivo, la televisión, llevó el testimonio de los sobrevivientes a las salas de estar del mundo occidental.

Coincidió también con un cambio cultural en las actitudes públicas ante la guerra: una generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial estaba alcanzando la mayoría de edad en los años 1960.

El War Requiem de Benjamin Britten incorporó las palabras del poeta de la Primera Guerra Mundial Wilfred Owen (cuya poesía también había desaparecido de la conciencia popular) a una nueva generación.

El sentimiento antibélico se vio alimentado aún más por la participación de Estados Unidos en Vietnam.

Adolf Eichmann se encuentra en su celda de cristal a prueba de balas para escuchar al Tribunal Supremo de Israel rechazar por unanimidad una apelación contra su sentencia de muerte. Junto a él hay dos guardias armados.

Adolf Eichmann se encuentra en su celda de cristal a prueba de balas para escuchar al Tribunal Supremo de Israel rechazar por unanimidad una apelación contra su sentencia de muerte. Junto a él hay dos guardias armados.

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La retransmisión televisiva del juicio de Adolf Eichmann contribuyó a difundir la conmemoración del Holocausto entre un público más amplio.

"Yo diría que el juicio a Eichmann también llevó a los perpetradores a las salas de estar de las personas", dice el profesor Feldman. "El testimonio de los supervivientes y el énfasis en que ellos fueran el centro de la conmemoración del Holocausto llegó más tarde. Se desarrolló lentamente en la década de 1960. En la década de 1990 ya estaba bien establecido".

La historia del Holocausto -por fin- ocupó su lugar en nuestra conciencia colectiva.

A partir de los años 60, las memorias de Levi encontraron lectores en todo el mundo.

El padre de Ana Frank, Otto, también tuvo dificultades, en el período de posguerra, para encontrar un editor para el diario de su hija. Hasta la fecha se han vendido aproximadamente 30 millones de copias.

¿Qué fue de Alfred Josephs?

En cuanto a Wolfgang Josephs, en agosto de 1946 todavía albergaba la esperanza de encontrar con vida a su padre. Recibió una nota mecanografiada de la Cruz Roja británica en la que le informaban, con pesar, de que los funcionarios de esa institución en Europa habían buscado en las listas de supervivientes y que el nombre de su padre no figuraba entre ellas.

Wolfgang anglicanizó su nombre y lo convirtió en Peter Johnson, y se instaló en Reino Unido, en una época en la que pocos en el mundo occidental querían escuchar las historias de quienes habían presenciado o sobrevivido al Holocausto.

Donó los documentos de su familia a la Biblioteca del Holocausto Wiener, que sigue siendo un vasto depósito de pruebas del período más oscuro de la historia de Europa.

Ahora, 80 años después, quedan tan pocos sobrevivientes que pronto el deber de recordar pasará a la posteridad.

"Creo que recordar el Holocausto es aún más importante ahora", dice Simpson, "porque ocurrió a tal escala y con tal intensidad de odio que [todavía existe] la necesidad de entender, de explicar este evento a escala continental en el que fueron asesinados seis millones de judíos".

Y también existe la necesidad de comprender plenamente cómo dar sentido a los perpetradores y la naturaleza del colapso moral que permitió que esto ocurriera.

Como escribió Primo Levi: "La herida no se puede curar. Se prolonga en el tiempo".

lunes, 27 de enero de 2025

_- Cómo fue la iberación de Auschwitz, el campo de exterminio nazi símbolo del Holocausto. Hoy se celebra el 80 aniversario. 27 de enero 2.025



El 27 de enero fue designado oficialmente Día de Conmemoración del Holocausto por una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) en 2005. Pero la manera en que recordamos el Holocausto ha evolucionado a lo largo de las décadas e incluso ahora, unos 80 años después, es una historia de remembranza que aún no está terminada.
BBC

jueves, 11 de julio de 2024

Auschwitz como nunca se ha visto: el campo nazi, su historia y sus secretos en 33 objetos

Trozos de una muñeca hallada en Auschwitz.

Una muñeca, una lata de Zyklon B o la puerta de una de las cámaras de gas, entre los elementos que sirven para explicar el terrible complejo de concentración nazi en una extraordinaria serie de Canal Historia que desciende por primera vez a la ‘zona cero’ del exterminio.

Todo es perturbador en este extraordinario documental, Auschwitz en 33 objetos (Canal Historia), que a partir de elementos del más famoso, terriblemente famoso, campo de la muerte nazi (en realidad un complejo mixto de campo de trabajo y exterminio), explica la historia, funcionamiento e inmensa tragedia humana del lugar, símbolo mayor del Holocausto. Nunca se ha visto Auschwitz así. Las imágenes aéreas tomadas con drones, desplazándose con la solemne lentitud de cenizas en el aire, permiten hacerse una idea completísima y sobrecogedora de la extensión del doble campo Auschwitz-Birkenau, su magnitud y los diferentes espacios de (semi) vida y muerte (fueron asesinadas más de un millón de personas, el 90 % judíos). Los 33 objetos seleccionados para contar el campo, hoy Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau y lugar Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, llevan la narración a lo concreto y material, a veces íntimo, del horror. Lo de los objetos es una fórmula habitual de explicar historias que se utiliza frecuentemente en libros, pero aquí funciona con un impacto emocional enorme. Historias como la de la muñeca, la puerta de una de las cámaras de gas (la única que se conserva), el termo que dejó enterrado con el relato de lo que sucedía durante el proceso de exterminio uno de los miembros de los Sonderkomandos formados por prisioneros que acarreaban los cadáveres y luego eran ellos mismos eliminados, la batuta de la orquesta del campo, con rastros de sangre, o la mesa de autopsias de los médicos de las SS, son de las que sólo pueden seguirse apretando los dientes y respirando a fondo.

A destacar con todo de la serie documental (en cinco capítulos), un momento espeluznante, la excepcional —es la primera vez que accede un equipo de televisión— visita a la verdadera zona cero del Holocausto: pese a que las SS destruyeron con explosivos las pruebas más infamantes del campo, las cuatro grandes cámaras de gas de Birkenau y sus adyacentes crematorios, se conservan bajo las ruinas de los siniestros edificios restos del pavimento de una, la II, subterránea. Sobre el suelo de ese lugar dantesco, que normalmente no es visitable, agonizaron y murieron gaseadas decenas, cientos de miles de personas. 


La serie, pese a lo duro y descarnado del tema, apuesta por un tono sosegado, huyendo de cualquier tipo de sensacionalismo. Centrarse en los objetos permite que tomen protagonismo los historiadores y conservadores del museo, que es también un centro de investigación además de un lugar de memoria. Su lenguaje científico (aunque a menudo trasluce una enorme emoción) y sus explicaciones sobre la conservación de esos elementos testigos de la historia, como una lata del gas Zyklon B o el zapato de un niño de 4 años, ayudan a hacer menos ardua esta singular visita a Auschwitz. También hay algunas historias de aventuras (la fuga de cuatro presos en un coche de las SS y con uniformes nazis, contada a partir de una matrícula de automóvil; la del púgil famoso que noqueó en combate a un guardia, narrada con sus guantes de boxeo) y de merecido castigo: la de la ejecución del comandante Höss a partir de la horca en que lo colgaron. A destacar la utilización de unos dibujos animados en xilografía que hacen las veces de la reconstrucción en vivo de escenas de la historia del campo y que constituyen una alternativa de mayor seriedad y sobriedad que las acostumbradas teatralizaciones.

Entrada al campo de Auschwitz.
“Es difícil decir cuál es el objeto más emotivo de los 33 seleccionados”, explica a este diario Marek Zajac, presidente del consejo de la Fundación Auschwitz-Birkenau, guionista y uno de los expertos que aparecen en el documental. “Sin embargo, si tuviera que elegir sólo uno, señalaría la puerta de la cámara de gas. Se guarda en una vitrina especial con nitrógeno para preservarla para las generaciones futuras. Es terrorífico lo de que esa puerta fue testigo. Recuerdo el momento en que los conservadores encerraron la puerta en la vitrina. Era tarde, incluso puede que ya de noche. Uno de los conservadores me dio unos guantes y me dijo: “Tienes la última oportunidad de tocarla antes de que quede sellada. Me puse los guantes y de repente decenas de imágenes aparecieron en mi cabeza. Familias judías enteras muriendo, niños pequeños, mujeres… Gente muriendo en una agonía terrible, tocando esa puerta… golpeando con los puños en las planchas de madera con la esperanza de que los rescataran… Y retiré la mano. No fui capaz de tocar la puerta, y así debe permanecer. Estoy seguro de que nuestra historia en el documental sobre esa puerta de la cámara de gas no dejará a nadie indiferente”.

Zajac subraya que Auschwitz en 33 objetos responde a la necesidad de encontrar nuevas maneras de explicar el campo para los nuevos tiempos y generaciones. “Eso es muy importante, los jóvenes han crecido en un mundo muy diferente, el digital, el mundo de las redes sociales y los vídeos cortos de Instagram. Tienen una percepción y una sensibilidad diferentes, distintos conocimiento y memoria que sus padres y abuelos. Además, desgraciadamente, se aproxima el tiempo en que no habrá más supervivientes y testigos. Nuestra serie documental se basa en una colaboración única entre el canal Polsat TV y el museo Auschwitz-Birkenau con la colaboración de la productora Inbornmedia. Y es nuestro común objetivo afrontar esos retos. Por eso hemos combinado de manera innovadora diferentes elementos. En primer plano están esos 33 objetos seleccionados de la colección del museo, entre ellos algunos que no se muestran a los visitantes”.

Puerta de una de las cámaras de gas de Auschwitz, preservada en el museo del campo.
“Cada elemento”, continúa, “ilustra un aspecto importante de la historia del campo: hechos poco conocidos sobre el Holocausto o los perpetradores, los inicios de Auschwitz como campo especialmente para prisioneros políticos polacos, el destino de los gitanos o los prisioneros de guerra soviéticos, y muchos otros temas. En segundo lugar, combinamos estos objetos con los relatos de los supervivientes, que a menudo ilustramos con animaciones. Y tercero: mostramos el fascinante trabajo del equipo del museo, historiadores y conservadores, técnicos de los archivos y colecciones. Todos ellos, como detectives —a menudo usando las últimas tecnologías—, descubren secretos y enigmas escondidos bajo los objetos. Analizando detalles que parecen poco llamativos, sacan a la luz emocionantes historias humanas. Gracias a eso, víctimas anónimas del asesinato de masas recuperan su identidad, nombres, apellidos y rostros. Y décadas después pueden contar al mundo la historia de sus vidas y muertes”.

El documental profundiza en los problemas específicos de conservación que presentan objetos tan singulares como los de Auschwitz… “Al igual que Auschwitz-Birkenau no es un museo ordinario, la conservación en este lugar es algo absolutamente único. Por eso es por lo que el director del museo, Rafal Pioro, ha constituido a lo largo de los años uno de los mejores equipos de su clase en el mundo, que trabajan en uno de los más modernos laboratorios. Para empezar, los conservadores de Auschwitz siguen una lógica completamente distinta de lo usual. No restauran objetos a su estado original. No reconstruyen nada. Tratan de preservar los objetos y edificios en la condición en que quedaron a fin de asegurar su autenticidad. Si preservan una maleta robada a las víctimas por los SS, dejan todos los daños, porque son la prueba de que los equipajes (de los que el museo guarda alrededor de 3.800) fueron registrados en busca de dinero y objetos de valor. Tratan de preservar incluso los restos de barro o musgo en las maletas, pues son prueba de que permanecieron a cielo abierto por largo tiempo, arrojadas al suelo tras la muerte de sus propietarios”. Los conservadores han tenido que desarrollar nuevos y únicos métodos de conservación. “Sabemos cómo cuidar las esculturas de una catedral gótica, pero nadie había nunca preservado… cepillos de dientes. Aquí son evidencias preciosas de un crimen, y a menudo la única traza de la vida y la muerte de sus propietarios. Se los aborda como reliquias y se los preserva con gran cuidado. Por último, los conservadores de Auschwitz cuidan objetos, edificios y ruinas. Pero no se trata sólo de cosas materiales, se trata de gente. Los conservadores también cuidan de las historias de las víctimas y de los perpetradores”.
 
Raíles que conducen al campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau en Oswiecim, Polonia.
Raíles que conducen al campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau en Oswiecim, Polonia.
Marek Zajak recuerda que al 75 aniversario de la liberación del campo, en 2020 acudieron más de 200 supervivientes de todo el mundo. “Los testigos son y seguirán siendo el punto de referencia más importante para contar la historia de Auschwitz y del Holocausto. A lo largo de los años, ellos han hecho un gran esfuerzo para dejar memorias, relatos, libros, entrevistas y grabaciones. Es una fuente inestimable. Sin embargo, eso no cambia que cuando no queden testigos se producirá un complejo desafío. No será fácil, pero habrá que buscar nuevas formas de explicar”.

Uno de los retos del museo y lugar de memoria de Auschwitz es cómo preservar su trascendencia humana e incluso espiritual frente a las presiones y falta de sensibilidad del turismo de masas. ¿Cómo conciliar la experiencia emotiva íntima de visitar el campo y museo con el gentío? “Por un lado, hemos de felicitarnos de que tanta gente de todas partes quiera visitar Auschwitz, y experimentar el lugar auténtico. Por otro lado, claro, eso trae problemas. Ante todo, el museo debe poner restricciones al número de visitantes, para asegurar la salvaguarda de la gente y los objetos. Pero le aseguro que todo el mundo puede experimentar Auschwitz en paz y tranquilidad. A menudo es suficiente con acudir entre semana y no el fin de semana. Un fenómeno fantástico es el de los grupos de estudiantes, gente joven que vienen con tiempo. Pueden presenciar encuentros con supervivientes, visitar los archivos y leer testimonios”.

El presidente del consejo de la Fundación del campo, no considera muy acertados en general los intentos de acercarse a Auschwitz y el Holocausto desde la ficción literaria y cinematográfica. “Con pocas excepciones, la mayoría de películas y libros de ficción son dañinos y vulgares, de mal gusto. Propagan un falso retrato de la historia. Desafortunadamente, muchas de esas obras son muy populares. Son máquinas de hacer dinero, pero perjudican y ofenden la memoria. A menudo se presentan bajo frases como “basado en hechos”. Pero muchos de sus autores nunca han contactado con el museo, jamás han visitado sus archivos… Sin duda la verdad es más interesante. Nuestro documental es la mejor prueba de que la vida y la historia han escrito los mejores guiones, y de que las historias reales son las más emocionantes y emotivas”. 

martes, 19 de marzo de 2024

Rudolf Höss, el comandante a cargo de Auschwitz cuya vida familiar retrata la inquietante película “Zona de interés”

Rudolf Höss

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Rudolf Höss durante su juicio, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.


Rudolf Höss se unió al Partido Nazi cuando tenía 21 años. Comenzó su carrera en los campos de concentración nazis a los 34, y a los 39 ya se había convertido en el comandante de Auschwitz.

En ese cargo, seguía las órdenes de Heinrich Himmler, uno de los hombres más poderosos de la Alemania nazi. Por encima de Himmler estaba Hitler.

En la atroz historia del Holocausto, Höss es recordado por su obediencia irrestricta a sus superiores y por ser un innovador que logró aumentar a dimensiones inimaginables la capacidad para matar personas en el campo de exterminio de Auschwitz.

A los 46 años, terminó ejecutado en la horca por sus crímenes en el mismo lugar que los cometió, Auschwitz.

“Zona de interés”, la película inspirada en su vida familiar durante la Segunda Guerra Mundial, se llevó este domingo el Oscar a la Mejor Película Internacional.

Dirigida por Jonathan Glazer, cautivó a la crítica por su mirada original sobre el Holocausto, una que pone el foco precisamente en la banal vida cotidiana de la familia de Höss, uno de los mayores victimarios.

La historia de la película transcurre casi enteramente en la agradable casa de la familia, que tiene un jardín amplio que la esposa de Rudolf dedica largas horas a cuidar y una piscina en la que juegan sus cinco hijos.

Un muro gris separa la casa del campo de exterminio y esconde de los ojos de la familia la tragedia de magnitudes escalofriantes que estaba ocurriendo en Auschwitz.

La película es de ficción. Está, de hecho, basada vagamente en una novela del escritor británico Martin Amis.

Pero, como delatan los nombres de los personajes, es también un intento de imaginar la normalidad de Rudolf Höss y su esposa Hedwig, los de la vida real, quienes efectivamente vivían en una amplia casa junto al campo de exterminio y disfrutaban de una cómoda vida mientras él tomaba algunas de las decisiones más atroces y brutales de la Historia.

El mismo Höss, durante los juicios de Núremberg, estimó el número de víctimas de Auschwitz entre 2,5 y 3 millones.

Fotograma de “Zona de interés”

Fotograma de “Zona de interés”

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La película es hablada en alemán, polaco y yidis, y representó a Reino Unido en los Oscar de este año.

El joven soldado
La vida personal y familiar de Höss se conoció por sus memorias, que se publicaron en español bajo el título de “Yo, el comandante de Auschwitz”.

Höss venía de una familia acomodada y muy católica. En sus memorias, cuenta que no tuvo amigos en la infancia, su padre lo crió con estricta disciplina militar y creció sintiéndose incapaz de expresar afecto.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, siendo aún un niño, convenció a su madre de dejarlo ser enfermero auxiliar de la Cruz Roja.

A pesar de que su padre lo había encaminado para ser sacerdote, Höss tenía otras ideas. “Quería ser soldado, y sobre todo no quería perderme esa guerra”, escribió en sus memorias

Con 16 años, lo consiguió. Se unió a un batallón y fue a pelear en el frente iraquí.

“Jamás volví a sentir un terror semejante al que se apoderó de mí en aquel momento”, escribió Höss sobre su primer combate. “Continué disparando, con mayor seguridad, tiro tras tiro, tal como me habían enseñado en el cuartel, sin pensar en el peligro”.

Cuando volvió de la guerra, se había quedado huérfano. Entonces, decidió unirse a los Fraikorps, ejércitos paramilitares y ultranacionalistas de soldados que, como Höss, habían ido a la guerra y se sentían incapaces de volver a la vida civil.

En sus memorias, recuerda crímenes que atestiguó en el conflicto que perduraba en los países bálticos después de la Primera Guerra Mundial.

“¡Cuántas veces tendría que presenciar el horrible espectáculo de casas quemadas y cuerpos carbonizados de mujeres y niños! Me parecía entonces que la locura destructiva de los hombres había alcanzado su paroxismo y que no podría ir más allá”, escribió sobre los letones en su autobiografía.


Rudolf Höss junto a otros dos oficiales de las SS en 1944.

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Höss, a la derecha, junto a otros dos oficiales de las SS en 1944.

Condenado a prisión

En 1922, Höss se afilió al Partido Nazi. Poco después, fue condenado a 10 años de prisión por participar en el asesinato a un maestro de escuela, al cual acusaba de haber traicionado a un soldado de su mismo bando. Pagó solo 4 gracias a una amnistía general.

En sus memorias, describe Höss: “Mis largos años de aislamiento en la celda de una prisión me ayudaron a comprender que sólo me atraía una cosa: llegar a tener una granja con la que alimentar y asegurar una existencia sana a una familia numerosa. Ese proyecto se convirtió en el objetivo de mi existencia”.

Al salir de la cárcel, buscó la manera de realizarlo. Trabajó en granjas en el nororiente alemán y se unió a la Liga Artaman, un movimiento de ultraderecha, que años después sería absorbido por el Partido Nazi, que abogaba por el regreso de los alemanes de “la decadencia de las ciudades” al “idilio rural”.

Allí conoció a Himmler, quien años después sería su jefe en el ejército alemán, y a su esposa, Hedwig, interpretada en “Zona de interés” por Sandra Hüller.

“La animaba el mismo ideal que a mí. En cuanto nos vimos supimos que estábamos hechos el uno para el otro”, expresó Höss sobre Hedwig en sus memorias.

En los campos de concentración

En 1934, Höss se unió a las SS, el ejército de Hitler.

Abandonó su sueño de vivir en una granja para ir a trabajar en los campos de concentración nazis, donde tuvo una carrera meteórica.

Trabajó por años en Dachau y Sachsenhausen, que en esa época albergaban principalmente a prisioneros políticos, hasta que en 1940, se le ordenó estudiar la posibilidad de construir un campo de concentración en Auschwitz. Dio su visto bueno y se convirtió en el comandante.

Heinrich Himmler inspeccionando la construcción de la tercera fase de Auschwitz

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Heinrich Himmler inspeccionando la construcción de la tercera fase de Auschwitz. A la derecha, Rudolf Höss.

En sus años en ese cargo, Höss fue el responsable de que Auschwitz pasara de ser un proyecto que llegaron a construir un puñado de soldados a ser una máquina de muerte.

Su política era simple: trabajo forzado y represión brutal.

“Cada preso debía servir a las necesidades de la guerra”, decía. Ese trabajo forzado era clave para cumplir con los encargos colosales que le hacían sus superiores, aún con pocos recursos.

Ante la puesta en marcha de las cámaras de gas en Auschwitz, Höss expresó sentirse “aliviado”. Dijo que el gaseamiento era preferible al fusilamiento, que “habría supuesto una carga demasiado pesada para los hombres de las SS”.

“Durante el último semestre de 1941 y el primero de 1942, se había dedicado a innovar: lejos de contentarse con seguir órdenes, tomó iniciativas para aumentar las capacidades de exterminio en Auschwitz”, explica el historiador británico Laurence Rees.

Auschwitz se escogió como centro de exterminio para los judíos, entre otras razones, por su capacidad para reducir cuerpos a cenizas, que llegó a ser de unos 2.000 por hora.

Su vida familiar

En esa época, la familia Höss vivió en lo que se conocía como la zona de interés de Auschwitz.

Se trataba de un área de 41 kilómetros cuadrados, administrada por las SS, que separaba el campo de exterminio de la mirada de testigos y forasteros.

Mientras en Alemania escaseaba la comida, los Höss llevaban una vida más que cómoda.

“Todos los deseos que expresaban mi mujer o mis hijos les eran concedidos”, expresó Höss en sus memorias.


Fotograma de “Zona de interés”

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Sandra Hüller, nominada al premio Oscar a la Mejor Actriz por “Anatomía de una caída”

Es esa vida apacible y bucólica, en la que el horror de lo que pasaba detrás del muro gris apenas se insinuaba, lo que decide retratar Glazer en su inquietante película.

Hay una escena, por ejemplo, en la Hedwig recibe un abrigo de piel que había sido robado a una víctima de Auschwitz. En otra, Rudolf, mientras se baña en el río con sus hijos, encuentra una mandíbula humana.

El horror no se ve nunca explícitamente, pero se cuela por las rendijas. Y, sobre todo, se hace presente a través del sonido.

“¿Es un grito o el silbato de un tren? ¿O es el bebé de la casa? Somos deliberadamente ambiguos”, le dijo Johnnie Burn, el ingeniero de sonido de “Zona de interés”, a BBC Culture.

“Hay una película que ves, y hay una película que escuchas”, expresó el director.

Sin embargo, ninguna de esas pistas de lo que pasaba a pocos metros de su casa inmutaba a la Hedwig que aparece en la película. Ella amaba la casa y la vida a las afueras de Auschwitz.

De hecho, el conflicto central de la película surge cuando Rudolf recibe un ascenso y le tiene que decir a su esposa que debe marcharse a Berlín.

Eso también ocurrió en la vida real, a finales de 1943. Y, como en la película, el resto de la familia se quedó a vivir en Auschwitz.

Lo que ya no se ve en la película es que Höss regresó a los pocos meses con el encargo de llevar a cabo la que se conoce como “Operación Höss”, que consistió en llevar a Auschwitz a más de 400.000 judíos húngaros en un lapso de dos meses. La inmensa mayoría fueron enviados inmediatamente a las cámaras de gas.

Después de la guerra

Rudolf Höss siendo extraditado luego de los juicios de Núremberg

Rudolf Höss siendo extraditado luego de los juicios de Núremberg

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Höss siendo extraditado luego de los juicios de Núremberg.

Al final de la guerra, la familia Höss se escondió en el norte de Alemania, con la esperanza de esperar hasta poder escapar a Sudamérica, pero no lo consiguieron.

Rudolf se ocultó en una granja y las autoridades tardaron un año en dar con su paradero. Lo delató su anillo de boda, que tenía grabados su nombre y el de Hedwig.

Fue el primer nazi de alto rango en confesar los crímenes de Auschwitz, y fue condenado a morir en la horca.

Las investigaciones de historiadores y psicólogos para entender la psique de los líderes del horror del Holocausto han apuntado a que Höss era un nazi convencido y sobre todo extremadamente obediente.

Después de la guerra, mostró signos de arrepentimiento.

“Ahora me doy cuenta de que todo ese encarnizamiento mío no podían contribuir en nada a la victoria alemana. Pero, en esa época, estaba firmemente convencido de que acabaríamos ganando la guerra y no quería permitirme el menor traspié ni el menor desfallecimiento”, expresó en sus memorias que escribió mientras esperaba la pena capital.

El psiquiatra estadounidense Leon Goldensohn dijo que, durante los juicios de Núremberg, Rudolf Höss le respondió en tercera persona pero refiriéndose a sí mismo: “Ahora él se da cuenta de que no era bueno. Después de la rendición, llegó a la conclusión de que el exterminio de los judíos no era como le habían dicho y que hoy se siente tan culpable como todos los demás”.

En una entrevista con The Guardian, el director de “Zona de interés”, Jonathan Glazer, expresó que su intención con la película no era tanto hacer una historia de nazis como una sobre la naturaleza humana.

Al poner el foco en la vida familiar de los Höss, “quería desmontar la idea de que son anomalías, casi sobrenaturales”. “Quería humanizarlos”, dijo Glazer en otra entrevista con el New York Times.

“Para mí, no es una película sobre el pasado. Trata sobre el ahora, y sobre nosotros y nuestra similitud con los perpetradores, no nuestra similitud con las víctimas”, agregó.



martes, 29 de agosto de 2023

Carta durante el nazismo. Testificando la Verdad

Estas líneas fueron escritas por la Dra. Eva Reichmann a “ES”

1 en una carta fechada el 10 de diciembre de 1958. 

 2 Reichmann, entonces Director de Investigación de la Biblioteca Wiener de Londres, se refería a un relato de más de 40 páginas de un testigo presencial que ES había proporcionado a la Biblioteca y que fue recopilado por la colega de Reichmann, Elisabeth (“Li”) Zadek, en octubre de 1958. 

El informe de ES fue presentado como parte de los ambiciosos esfuerzos de la Biblioteca Wiener para recopilar relatos de testigos presenciales del período del Holocausto a mediados de la década de 1950, un iniciativa que resultó en la recopilación de más de 1.300 informes escritos en siete idiomas diferentes. 

Estos informes ahora han formado la base de un nuevo recurso digital que está produciendo la Biblioteca de Wiener, Testificando la Verdad, al que actualmente se puede acceder en la Sala de Lectura de la Biblioteca y, en un futuro próximo, estará disponible en línea. 

Con el apoyo de la Conferencia sobre Reclamaciones Materiales Judías contra Alemania (Claims Conference), el proyecto comenzó en Londres, desde donde Reichmann dirigió un pequeño equipo de al menos cuatro o cinco miembros del personal remunerados y voluntarios adicionales para recopilar informes de los supervivientes. 

Los entrevistadores estuvieron ubicados por toda Europa y trabajaron en localizar, contactar y persuadir a los entrevistados potenciales para que participaran en el proyecto. Su estrategia fue algo desordenada al principio, pero con el tiempo se desarrolló de manera más sistemática. El proyecto comenzó a mediados de la década de 1950 y continuó hasta mediados de la década de 1960, avanzando en una dirección concéntrica y centrífuga: comenzaron cerca de Londres y gradualmente se extendieron más y más a medida que se ampliaba la red de entrevistadores y entrevistados. 

Los informes generalmente no fueron elaborados por los propios sobrevivientes, sino que se desarrollaron a través de conversaciones con los entrevistadores de la Biblioteca. 

Posteriormente, el borrador del informe se presentaba al superviviente para garantizar que fuera una representación precisa de su relato, verificación que a menudo dio lugar a una extensa correspondencia con Reichmann y sus colegas, así como a una firma del entrevistado para confirmar que el relato había sido sido registrado con precisión. 

Sin embargo, hasta donde pueden concluir las investigaciones actuales, no existe ningún registro de las preguntas o tipos de preguntas formuladas a los sobrevivientes ni hay ningún audio disponible de los diálogos entre los sobrevivientes y sus interlocutores. 

Como bien ha señalado Madeline White, los relatos deben considerarse informes altamente mediatizados, elaborados en conjunto en la mayoría de los casos tanto por el entrevistador como por el entrevistado, en lugar de “testimonios” directos palabra por palabra en el sentido contemporáneo de la palabra. 

3 Aunque la colección de informes de testigos presenciales de la Biblioteca Wiener es un registro escrito y los diálogos de las entrevistas no se han conservado, la colección en su conjunto exhibe características y desafíos de interpretación similares a los del testimonio audiovisual del Holocausto, que han sido identificados por Noah Shenker en su estudio Reframing Holocaust Testimony. . 

Al igual que el testimonio audiovisual, los informes de los testigos presenciales de la Biblioteca también “surgieron de una práctica arraigada individual e institucionalmente enmarcada por una amplia gama de objetivos…”

Shenker ha señalado, además, que los testimonios son “moldeados por intervenciones institucionales y técnicas en el momento de su grabación, [y] también se moldean a medida que migran a través de diversas plataformas de medios y a medida que los archiveros desarrollan nuevas formas de preservación digital”.

4 Los intentos de estudio de Shenker para encontrar las “voces institucionales” inextricablemente involucradas en la creación de testimonios de sobrevivientes, y examina las formas en que las prioridades institucionales y las políticas de memoria han estado en conflicto potencial con la agencia de los sobrevivientes en su producción. 

El relato de ES es un ejemplo notable de la colección de la Biblioteca para considerar hasta qué punto algunas de las conclusiones de Shenker podrían aplicarse a los “testimonios” escritos. En su contenido relativamente extenso, el relato de ES demuestra cómo la persecución sufrida por los judíos y otras personas durante el período del Holocausto causó una ruptura irreparable en la vida familiar. El relato describe la desgarradora trayectoria de ella y su familia como familia judía húngara en Fiume, separada por la ocupación y la deportación, y parcialmente destruida por el genocidio. También es uno de los pocos ejemplos entre los relatos de la Biblioteca en el que se registran las reflexiones del superviviente sobre el significado de su experiencia. 

Debido a que el archivo institucional de la Biblioteca Wiener contiene importante correspondencia contextual relacionada con el proyecto de testimonios de testigos presenciales, incluido el relato de ES, este informe en particular demuestra la tensión potencial entre la agencia de los sobrevivientes y las prioridades institucionales, dejando al descubierto algunas de las capas de mediación involucradas en el proyecto de la Biblioteca. 

Finalmente, este breve estudio de caso plantea preguntas adicionales sobre la mediación por parte de instituciones que registran testimonios y el uso continuo de los informes como registros digitales, particularmente mientras la Biblioteca y otras instituciones se esfuerzan por hacer que los testimonios sean más accesibles en línea. 

El relato de “ES”: información histórica clave 
El relato de ES sigue las pautas de formato de los informes de la colección de relatos de testigos presenciales antiguos de la Biblioteca Wiener.

5 Su informe, escrito en alemán, incluye una portada elaborada por el personal de la biblioteca que describe (en inglés ) los siguientes elementos: el título del informe: “Kanada”, el número de índice de serie proporcionado por la Biblioteca: P.III.h (Auschwitz) No. 997, la extensión del informe en páginas: 41, cuando el informe fue registrado: octubre de 1958, por quién: Miss E Zadek, y cuándo ingresó a la colección: marzo de 1959. 

La portada también incluye los contornos del camino de persecución de ES y hace referencia a palabras clave identificadas por el personal de la biblioteca con fines de referencia cruzada. Estos reflejan intereses institucionales e incluyen nombres personales (tanto de ayudantes como de colaboradores), ubicaciones geográficas, nombres de campamentos y guetos, grupos de personas, nacionalidades y otros términos. También hay una sección de “referencias adicionales” que indica al investigador secciones dentro del informe de potencial interés particular (aquí “No judíos ayudando a judíos”, “Dr. Mengele”, los nombres de pila de Blockaelteste y su hermana, y un italiano colaborador y ayudante llamado “Silvano Guerrini.” Firma y fecha de Helen Hirsch, página 5 Solicitud de asistencia IRO, AS, 1949. Archivos CM/1 originarios de Italia, 3.2.1.2. Archivo digital del Servicio Internacional de Seguimiento, Biblioteca Wiener, 80491723. AS era la hija menor de ES. 

En sus 41 páginas, el relato detalla los movimientos de la familia, que incluía a ES y su marido, que se había quedado ciego, sus dos hijas, MS y AS, y los padres de ES, desde su casa en el disputado ciudad de Fiume (Rijeka en croata). A pesar de vivir bajo el régimen fascista en Fiume, ES enfatizó en su informe que ella y su familia no experimentaron antisemitismo en Italia hasta septiembre de 1943, cuando la Alemania nazi ocupó la zona. Con esta dura realidad, la familia partió hacia Venecia, luego a Florencia y luego a Prato, tratando de escapar de las redadas. La familia se separó y ES, sus padres y su marido se trasladaron a Sesto Fiorentino, donde encontraron un respiro temporal al esconderse, hasta que la madre superiora de una parroquia católica local los denunció. 

Sus hijas y su madre se quedaron en la zona de Florencia. ES, su marido y su padre fueron arrestados y enviados a Fossoli, luego trasladados a Auschwitz-Birkenau. Aquí fue separada de su marido y de su padre y los vio por última vez. ES fue seleccionado para realizar trabajos forzados en el llamado comando Kanada, clasificando ropa, bienes, alimentos y otras pertenencias que los deportados traían al campo. Con el tiempo, ES fue trasladada a Zschopau, cerca de Chemnitz, donde la obligaron a trabajar para la Deutsche Kraftwerk Union, después de lo cual la enviaron en un transporte de evacuación en tren, “los ocho días más horribles de [su] deportación”, al Gueto de Theresienstadt. Después de cinco o seis semanas en Theresienstadt, fue liberada y enviada primero a Praga para recuperarse y luego a campos para desplazados en Kaisersteinbrueck, cerca de Viena y Marburg. Regresó a Fiume, donde supo que ...

Sus dos hijas y su madre habían sobrevivido en Florencia y la estaban buscando. Las tres generaciones de mujeres se reunieron después de la guerra. Vea la visualización en pantalla completa del “Mapa del camino de persecución de la familia”: Neatline (un complemento de Omeka) hizo posible mapear la trayectoria de persecución de la familia. 

El relato de ES es vívido y desgarrador, particularmente de su trabajo en el comando de Canadá, con sus descripciones gráficas de las tensas negociaciones entre diferentes grupos nacionales de prisioneros, así como descripciones de las relaciones sexuales entre prisioneros, muchos de los cuales intercambiaban comida y buscaban medios para sobreviven a las condiciones del campamento complementando sus escasas dietas. 

ES también hizo una observación convincente sobre el nombre “Kanada”, cuyos orígenes no han sido completamente aclarados en la literatura sobre Auschwitz. Ella señala: “La pregunta sigue siendo por qué se llamó 'Kanada'. Creo que su nombre original era 'Kanaan' (la tierra de la leche y la miel) y luego los SS, que no estaban muy versados en la Biblia, lo rebautizaron como 'Kanada'”. Al igual que otros relatos de la Biblioteca Wiener (lo que sugiere que este enfoque era potencialmente una pregunta común a los entrevistados), describió algunos casos de ayuda, incluso de un guardia de las SS. Examinó las divisiones nacionales entre los judíos internados, incluso después de su traslado a Zschopau. Su informe termina con una conmovedora reflexión sobre su propia agenda personal al explicar el motivo de su supervivencia, que es una inclusión algo poco común en la colección de testimonios de la Biblioteca. En una sección final separada titulada “Por qué sobreviví – Cómo lo veo” ha concluido que su deseo de seguir viva, su persistente sentimiento de responsabilidad hacia sus hijas y su madre (esta última supone que esperaba el regreso de su hija sana, pero no de su anciano marido o de su yerno ciego), y su experiencia práctica y su intento de permanecer lo más limpia físicamente posible durante su deportación contribuyeron a su supervivencia. Observó desafiante que una vez que se introdujeron las leyes raciales en Italia, una mujer no judía había proclamado que “Todos los judíos tendrán que morir”, a lo que ella respondió: “¡Que me condenen si lo hago!”. Agencia de sobrevivientes y prioridades institucionales Firma y fecha de Helen Hirsch, página 5 Extracto de la portada de “Kanada”, P.III.h (Auschwitz), no. 997 con anotaciones manuscritas. Colecciones WL. Quizás tan convincente como el contenido histórico del informe en sí, la creación del informe y su adquisición para la Biblioteca atestiguan aún más la percepción que ES tenía de su propia agenda mientras intentaba mantener cierto control sobre la vida futura de la narrativa que ella misma tenía. había compilado con Li Zadek (aunque, nuevamente, no hay documentación sobre el diálogo entre los dos – sólo algunos esbozos, como se sugiere a continuación). Como lo demuestra la correspondencia con el personal de la biblioteca, la concepción que ES tenía de su propio papel en la creación del relato y el control de su contenido no siempre iba de la mano con las prioridades institucionales, que se centraban principalmente en reunir material para avanzar en la investigación. Las anotaciones manuscritas en la copia del informe de 1958, así como la correspondencia con ES almacenada en el archivo institucional de la Biblioteca Wiener, revelan las múltiples capas de mediación involucradas en la producción de este informe, un proceso que probablemente más investigaciones revelarán que es aplicable a otros. Las anotaciones en el informe de octubre de 1958 incluyen correcciones de algunos errores gramaticales en alemán, adiciones aclaratorias adicionales, incluida, por ejemplo, la anotación del número de recluso asignado a ES en Auschwitz, así como una nota manuscrita en la portada indicando que el informe debe mantenerse “estrictamente confidencial: en su lugar, consulte la copia revisada”. Es de suponer que es a esta versión del informe a la que se refirió ES al responder a la carta de Eva Reichmann del 10 de diciembre de 1958 antes mencionada con una carta propia unos años más tarde. ES comienza su carta del 5 de febrero de 1962 con una observación mordaz de que cree que Reichmann “se sorprenderá” al leer esta carta, tal vez porque habían pasado varios años desde que ella presentó el informe, pero probablemente también por la naturaleza de su solicitud. Después de haber tenido múltiples conversaciones con conocidos que le habían preguntado sobre sus experiencias durante el Holocausto, se propuso reelaborar y revisar el relato que había enviado a la Biblioteca porque notó varios “defectos” en la versión que le habían enviado, a pesar de haber trabajado con Li Zadek para corregirlos y revisarlos. Ella estaba disgustada por la falta de atención por parte de su interlocutor, pero recomendó a Reichmann ser discreto en sus conversaciones con Zadek sobre estas deficiencias, ya que Zadek la había ayudado con otros asuntos personales en ese momento. ES enfatizó la necesidad de una revisión porque “cuando le conté mi historia a la señorita Zadek, lo único que salió de mi boca fue lo que había pasado y lo que había estado sufriendo, lo que había estado sufriendo durante años en silencio. 

6 ES solicitó además la devolución del informe original, incluidas las copias que se habían enviado a Yad Vashem (en ese momento, la Biblioteca trabajaba en cooperación con Yad Vashem, que canalizó los fondos de la Conferencia de Reclamaciones a la Biblioteca para la producción e indexación de los informes a cambio de copias de los informes para la colección de Yad Vashem). Después de que la biblioteca le devolviera su cuenta original, explicó ES, ella a su vez volvería a enviar la versión revisada. Sin embargo, cuando la carta de E llegó a la Biblioteca, Eva Reichmann ya no ocupaba el puesto de Directora de Investigación. Una carta de fecha 6 de marzo de 1962 de C.C. Aronsfeld, entonces directora interina de la biblioteca, confirma el retraso en la recepción de su carta e indica que el proceso de retractación no fue tan sencillo como ES esperaba. Aronsfeld notó que había una copia en la Biblioteca y dos en Yad Vashem, a quienes tendría que escribir directamente para solicitar esas copias. Aronsfeld aseguró a ES que su informe sería excluido de cualquier publicación e intentó convencerla de que el informe original debería mantenerse en el archivo para fines internos, ya que contenía información que estaba excluida de la segunda versión que había presentado. (Presumiblemente, ES ya había enviado la versión editada a la Biblioteca en ese momento). Aronsfeld también señaló que la versión revisada no contiene su firma, lo cual fue problemático para la Biblioteca. ES respondió inmediatamente desde Berna el 12 de marzo de 1962, señalando su “sorpresa” y su “decepción” con la posición de la Biblioteca, aunque admitió que se olvidó de firmar la versión revisada. ES

Admitió que, además de permitir que se mantuvieran algunos aspectos personales del testimonio que ella había deseado que no se incluyeran en el expediente, también añadió información importante que, en su opinión, la señorita Zadek había omitido en la presentación original. Solicitó que le devolvieran una copia de la segunda versión para poder volver a enviarla con su firma. La correspondencia final registrada entre ES y el personal de la Biblioteca es una respuesta algo concisa de Aronsfeld el 19 de marzo de 1962, indicando que había adjuntado el manuscrito original así como la segunda versión, que ES debería firmar y devolver a la Biblioteca. El registro de correspondencia se cierra en este punto. Mayor mediación y ética del acceso Como se señaló anteriormente, la colección de los primeros relatos de testigos oculares recopilados por Reichmann y su equipo de la Biblioteca Wiener, incluido el informe de ES, ha formado un cuerpo de material que sirve como base para un nuevo recurso digital para investigadores. , 

Testificando la verdad, actualmente sólo accesible parcialmente desde las instalaciones de la Biblioteca en Londres. La creación de este recurso encaja con los esfuerzos recientes de la Biblioteca para revisar sus procesos digitales y su prioridad de hacer que más colecciones sean accesibles a investigadores fuera de Londres. Por ello, muchos de los informes han sido traducidos al inglés, digitalizados, catalogados en su totalidad y preservados digitalmente. La Biblioteca tiene la intención de publicar la colección en línea para que sea accesible a los investigadores, aunque actualmente se están investigando y considerando cuidadosamente una serie de cuestiones relacionadas con la privacidad y la propiedad intelectual antes de continuar. En el proceso de desarrollo de la nueva versión digital, la Biblioteca ha llevado a cabo un esfuerzo de colaboración colectiva para identificar a aquellos que fueron entrevistados o a sus descendientes, y se han realizado y continúan otras investigaciones para garantizar el cumplimiento de las normas de protección de datos y derechos de autor, así como de consideraciones éticas. Estos esfuerzos se están documentando plenamente y, cuando sea posible, en el futuro podrán formar parte del registro documental de la creación de este “nuevo” archivo.

7 Como han sugerido Shenker y otros autores, este tipo de información es vital para comprender las formas en que las “voces institucionales” ayudan a crear colecciones de testimonios y, por lo tanto, informan nuestra interpretación de estos testimonios. Shenker ha señalado que, en lugar de relegar “los momentos que capturan un sentido del trabajo dialógico y mutuo involucrado en el testimonio” a la periferia del proceso de archivo, esta mediación debe reconocerse a través del desarrollo de una “alfabetización testimonial”.

8 Volver a los desafíos de leer el informe de ES en particular: la biblioteca parece conservar una copia original de la versión editada por ES, en la que agregó información a mano que, enfatizó, Li Zadek había omitido. Sin embargo, no está firmado, por lo que es posible que la versión firmada nunca haya sido devuelta (o conservada). Como se señaló anteriormente, ES indicó que su informe era “estrictamente confidencial” y que en su lugar debería usarse la versión revisada, pero esta es la única copia que se encuentra en la colección de la Biblioteca, incluidas las partes que han sido tachadas, explicadas o subrayadas. presumiblemente por su propia mano. Esta versión ha sido digitalizada y traducida, pero como se ha marcado como confidencial, como ocurre con una docena de otras cuentas, el acceso al informe está restringido. En consecuencia, he anonimizado mis propias referencias al informe, con la esperanza de defender el deseo de privacidad del autor, pero también reconozco el “trabajo compartido” (en palabras de Bolkosky y Greenspan

9 que probablemente produjo el importante contenido histórico del informe y que se visualiza en parte en el mapa de arriba, aquello a lo que sin duda Reichmann se refirió en sus comentarios sobre el “significado histórico más allá de lo personal”. Curiosamente, la correspondencia con ES sobre la “vida futura” de su narrativa de hecho devuelve la discusión a lo “personal”: los elementos que quería eliminar, en su opinión, reflejaban opiniones personales problemáticas que tenía en el momento de ser entrevistada. “Ha ayudado a garantizar que sus experiencias se guarden ahora en un archivo y se conserven para la posteridad. De este modo han recibido un significado histórico más allá de lo personal”. Dra. Eva Reichmann a “ES”, 1958 Finalmente, el caso de ES es un ejemplo ilustrativo que respalda cómo se pueden leer e interpretar los testimonios teniendo en cuenta las prioridades institucionales en el momento en que fueron recopilados, así como cuando se digitalizan y difunden. , como ha demostrado hábilmente Shenker. El hecho de que se haya elaborado una portada que incluye indexación, referencias de palabras clave y una secuencia numérica para el informe de ES sugiere que el objetivo de la Biblioteca de recopilar recuerdos de los sobrevivientes “para la posteridad” puede haber pesado más que las intenciones de ES al proporcionar el informe; después de todo, fue adquirido. e indexados dentro de la colección. El hecho de que Aronsfeld haya enfatizado la necesidad de conservar información que la propia ES deseaba que se omitiera indica aún más las prioridades de la época. Del mismo modo, las prioridades actuales de la Biblioteca continúan dando forma a su decisión de digitalizar, mediar más y hacer accesibles informes como el de ES para un mayor acceso a la investigación, mientras intenta equilibrar esto con las solicitudes de confidencialidad y privacidad de los individuos.

10 La exploración de este relato como un caso El estudio para obtener una mayor comprensión de la historia de esta colección plantea preguntas adicionales: ¿Cómo hacemos que la información personal de los testimonios y relatos de testigos oculares esté disponible para la investigación, la educación y la conmemoración respetando al mismo tiempo los deseos e intenciones de los sobrevivientes (o más generalmente, los donantes de material personal)? a archivos)? ¿Cómo pueden los archivos hacer que sus propias “voces institucionales”, sus prioridades y su papel en la creación de colecciones sean más accesibles y centrales en el registro archivístico para los investigadores a medida que interpretan diferentes colecciones de testimonios? ¿Y qué pasa con la posibilidad de una lectura atenta y una “lectura a contracorriente” (en palabras de Jeffrey Shandler)? 

11 de un testimonio cuando están “fuera de contexto” o quedan huérfanos de la colección original a la que fueron adquiridos o si se desprenden de colecciones afines (en este caso, el archivo institucional de la Biblioteca)? Nuestro agradecimiento a Wolfgang Schellenbacher por su ayuda con la visualización de datos, a Ben Barkow por la revisión del borrador y a Leah Sidebotham y Toby Simpson. Notas La autora del informe del testigo ocular en este estudio de caso ha sido anonimizada de acuerdo con sus deseos de confidencialidad, lo cual es en parte un tema de discusión en esta publicación de blog. 

↩ Biblioteca de Viena, Archivo de la Biblioteca de Viena, Correspondencia con ES, 3000/9/1/1370. 

↩ Royal Holloway, candidata al doctorado de la Universidad de Londres, Madeline White, se enfrenta a la definición de testimonio y su aplicación a los relatos de los testigos presenciales de la Biblioteca Wiener en su tesis, que se presentó como “Contextualización de la metodología de la historia oral: un estudio de caso de las colecciones de testimonios del Holocausto de la Biblioteca Wiener”. ”, Research Workshop: Holocaust Testimony, Royal Holloway, Universidad de Londres y Wiener Library, 7 de diciembre de 2018. Para una discusión más detallada sobre los límites del término “testimonio” al describir diálogos entre “entrevistador” y “entrevistado”, ver Henry Greenspan y Sidney Bolkosky, “¿Cuándo una entrevista es una entrevista? Notas de Listening to Holocaust Survivors”, Poetics Today 27, no. 2 (verano de 2006): 431-449. 

↩ Noah Shenker, Reformulación del testimonio del Holocausto (Bloomington: Indiana University Press, 2015), 1-2. 
 
↩ Biblioteca Wiener, P.III.h (Auschwitz) No. 997. 

↩ Biblioteca Wiener, Archivo de la Biblioteca Wiener, Correspondencia con ES, 3000/9/1/1370.  

↩ Nuestro agradecimiento a Toby Simpson, ex director de Digital (ahora director de desarrollo) de la biblioteca, y a Leah Sidebotham, directora de activos digitales de la biblioteca, por su útil discusión sobre estos temas. 

↩ Shenker, 151. 

↩ Greenspan y Bolkosky, 439. 

↩ Sara S. Hodson, “Archivos en la Web: Desbloqueo de colecciones mientras se protege la privacidad”, Primer lunes 11, no. 8 (agosto de 2006). https://journals.uic.edu/ojs/index.php/fm/article/view/1389/1307 (consultado el 13 de abril de 2019). Agradecemos a Leah Sidebotham por esta referencia. 

↩ Jeffrey Shandler, “Sobrevivientes del Holocausto en la lista de Schindler; o leer un archivo digital a contrapelo”, American Literature 85, no 4 (2013). Véase también Shandler, Holocaust Memory in the Digital Age (Stanford: Stanford University Press, 2017).