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martes, 5 de abril de 2022

Por qué el humor (y las bromas) son buenos para la salud


Y es que, después de dos años un tanto atípicos (dejémoslo ahí), la mejor pastilla que podemos recetar los sanitarios es la risa y recomendar tomarse la vida con humor. Y ahora explico por qué.

El humor no solo tiene beneficios psicológicos sino también físicos y sociales.

Aunque inicialmente la risa nos provoca un aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, sus efectos a largo plazo resultan en una reducción significativa de estas.

¿A qué nos recuerdan estos efectos? Efectivamente, a los derivados de la actividad física, otra de las mejores pastillas que los médicos pueden recetar, y cuyos efectos positivos cardiovasculares podrían ser similares a los que provoca la risa.

La carcajada moviliza el diafragma, el principal músculo inspiratorio, permitiendo aumentar la capacidad pulmonar y mejorar la respiración. Con una carcajada podemos llegar a contraer cientos de músculos, incluyendo los faciales, del tórax, del abdomen...

Si aún hay algún lector poco convencido, de los que acude al gimnasio a quemar calorías, ahí va otro dato interesante: la risa provoca un aumento del 10-20% del gasto energético por encima de los valores de reposo, lo que significa que 10-15 minutos de risa al día podrían hacernos perder unas 10 kcal.

Terapia frente al estrés y la depresión
No obstante, con los años la ansiedad y el estrés se apoderan de nuestras vidas y cada vez se nos hace más difícil sonreír. Mientras que los niños se ríen de media entre 300 y 400 veces al día, un adulto tan solo lo hace de 10 a 15 veces al día.

Malas cifras teniendo en cuenta que la risa disminuye los niveles séricos de cortisol (la principal hormona del estrés), de la adrenalina y del ácido 3,4-dihidrofenilacético (un importante catabolito de la llamada hormona del bienestar, la dopamina). Es más, en la depresión estos neurotransmisores están disminuidos, por lo que la risoterapia podría emplearse como un tratamiento eficaz.

Incluso ante enfermedades físicas, el humor podría ser un buen remedio para combatir el dolor. Riendo también se liberan endorfinas y serotonina, dos hormonas que tienen un cierto componente analgésico que permite mitigar el dolor.

De hecho, un reciente metaanálisis concluía que la terapia con payasos en niños parece ser efectiva para reducir el dolor asociado a procedimientos diagnósticos o terapéuticos.

Mejor que el zumo
Quienes toman zumo de naranja para prevenir los resfriados podrían probar a empezar el día con una carcajada. Al fin y al cabo, reír aumenta los niveles de inmunoglobulina A y de los linfocitos NK (del inglés natural killer) reforzando nuestro sistema inmunitario.

A los problemas de insomnio también se les puede plantar cara con humor, dado que la risa mejora nuestra calidad de sueño.

Por si no son suficientes razones para abonarnos al club de la comedia, resulta que el sentido del humor y la risa no solo son la mejor forma de romper el hielo ante situaciones que podrían ser incómodas, sino que mejoran las relaciones interpersonales y el poder de atracción.

Un estudio descubrió que tanto hombres como mujeres consideran el sentido del humor como un atributo deseable en una pareja, por encima de la inteligencia, la educación, la profesión o el instinto sexual.

La risa es contagiosa
Vale que la risa y el humor son grandes armas de seducción, mejorando a su vez la autoestima. Pero es que, además, la risa es contagiosa. Cuando observamos una cara sonriente, se activa un grupo de células nerviosas llamadas neuronas espejo que nos impulsan a sonreír. Un mecanismo similar se activa cuando vemos a alguien bostezar y nos "contagia" ese bostezo.

Con estos argumentos sobre la mesa es fácil entender por qué las personas que aparecen riendo en las fotos tienen mucho más asegurado ese "match" en Tinder que aquellas que no lo hacen.

Y si la risa no nos sale con facilidad, no pasa nada. El mero hecho de sonreír (aunque sea una sonrisa forzada) ya manda un mensaje de positividad y de bienestar a nuestro cerebro que el cuerpo interpreta como tal.

Visto así, esos videos virales y memes divertidos que nos mandan a los grupos de WhatsApp pueden parecer placeres momentáneos, pero nos ayudan a sobrellevar la ansiedad, el miedo y la tristeza. Y difundiéndolos activamos una serie de beneficios, no solo para nuestra salud sino también para la de los demás.

*María Isabel Iguacel Azorín es doctora en ciencias de la salud y profesora de ciencias psicosociales culturales y habilidades de comunicación de la Universidad de Zaragoza, en España

https://www.bbc.com/mundo/noticias-60952951

domingo, 9 de enero de 2022

_- ¿Está la "cultura de la cancelación" acabando con el humor?

_- Maureen Lipman una destacada y veterana cómica británica dice que su profesión está en peligro de "quedar aniquilada" por el temor de los comediantes a ofender y ser "cancelados".

La llamada "cultura de la cancelación" es una forma moderna de ostracismo o exclusión contra alguien que se considera que actuó o dijo algo de manera inaceptable.

El individuo "cancelado", generalmente una celebridad, puede ser rechazado socialmente o boicoteado profesionalmente.

Lipman, una galardonada actriz, escritora, cómica y Dama del Imperio Británico, dijo a la BBC que cree que los cómicos están tan preocupados de ofender, que "una revolución" viene en camino.

Sus comentarios coinciden con el resultado de una encuesta en Reino Unido -realizada por la empresa de análisis de mercadeo YouGov- que muestra que más de la mitad de los británicos se autocensuran por temor a ser juzgados.

No obstante, otros cómicos, particularmente de las más jóvenes generaciones, señalan que no se trata de censura sino de establecer límites al discurso discriminatorio y de odio.

El tema está candente no sólo en Reino Unido sino en Estados Unidos y otros países donde los cómicos alcanzan un estatus de estrellas, pero cuyas polémicas rutinas pueden ser blanco de la cancelación.

En conversación con la editora de Cultura de la BBC, Katie, Razzall, Lipman equiparó la cultura de la cancelación con un "castigo".

"Está en todos sitios. Castigo. Ojo por ojo. 'Dijiste eso, así que nunca podrás trabajar otra vez'", expresó. "Tarde o temprano los canceladores ganarán".

Indicó que los cómicos se ven obligados a suavizar el texto de sus rutinas por temor a que alguien en la audiencia se sienta insultado. Declaró que el mundo de la comedia está en peligro de "aniquilación".

Es una predicción dramática. "Algo tiene que ser prohibido para hacerte reír, verdaderamente reírte a carcajadas. (Eso) sucede cuando no deberías estar riéndote", explicó.

"Me temo que todas las cosas que están siendo canceladas por no ser correctas son las cosas que hacen que la gente se ría", se lamentó.

¿Tendrá razón? Muchos cómicos dicen que su industria está en perfecta -y chistosa- forma. Nadie está siendo censurado, aseguran. Y al fin de cuentas, son las audiencias las que deciden qué es cómico y qué es ofensivo. 

El cómico Russell Kane sostiene que hay que diferenciar entre lo que es censura y lo que hoy en día no es aceptable.

Russell Kane, un cómico británico ganador del prestigioso galardón del Festival de Edimburgo, dijo que es un "completo disparate" pensar que los cómicos están sacrificando su arte porque no quieren ser cancelados.

Kane debería saber de lo que habla. Es presentador de un programa de radio en la BBC llamado "Genio Malvado", en el que cada semana toma una destacada figura histórica y, basándose en sus acciones, decide si debería ser salvada o cancelada.

"No creo que nadie está diciendo que no te pueden ofender, nadie está diciéndolo. Lo que están diciendo es que no puedes usar un discurso de odio que pudiera fomentar crimen de género, o crimen de sexo o crimen racial", expresó.

"Se ha dado un contundente y muy necesitado cambio en la conversación sobre género, sobre las actitudes de los hombres hacia las mujeres, sobre el consenso. La sociedad ha evolucionado".

Sin embargo, no cree que él ni sus colegas deberían estar preocupándose de ser cancelados por cosas que pudieron haber dicho en el pasado y que ahora son menos aceptables.

"Me afilié a un sitio web llamado TweetDelete y todos mis mensajes que tengan más de seis meses se han eliminado. Es un poco de protección personal", reconoció. 

Sitios web como TweetDelete pueden reducir las posibilidades de que alguien sea cancelado por declaraciones pasadas que hoy en día pueden considerarse inapropiadas.

"Se están exacerbando las divisiones" Todo el tema de la "cultura de la cancelación" y si realmente existe es contenciosa.

Por un lado, están los que aseguran la existencia de un mundo nuevo, sentencioso y moralizante, particularmente en las redes sociales, que conduce a la censura y compromete la libertad de expresión.

Recientemente, el teatro Old Vic -uno de los más famosos de Londres- informó que no estará montando el anunciado musical "Into the Woods" de Steven Sondeheim, que iba a ser codirigida por Terry Gilliam.

Gilliam, un reconocido artista gráfico, director de cine y miembro de la célebre agrupación cómica británica Monty Python, afirmó en las redes sociales que el Old Vic fue "intimidado" a cancelar la producción por quienes llamó "un pequeño grupo de ideólogos intolerantes y reacios al humor" porque, dijo, él había recomendado a sus seguidores en Facebook que vieran un show del cómico Dave Chappelle. 

Dave Chappelle es uno de los cómicos más famosos de Estados Unidos, pero últimamente ha sido criticado por el contenido de su más reciente show.

Chappelle ha sido acusado de hacer comentarios contra las personas transexuales en un show especial que se transmite por el canal de subscripción Netflix.

El Old Vic asegura que se tomó la decisión de no presentar "Into the Woods" bajo "acuerdo mutuo" y le deseó a la producción "lo mejor en su vida futura". El musical se presentará ahora en el Theatre Royal de la ciudad de Bath, en el oeste de Inglaterra.

Del otro lado de la polémica están los que arguyen que el llamado de atención (por las redes y online) a las personas que expresan opiniones que se consideran ofensivas es una forma de justicia social.

Ellos señalan que la gente que se queja de ser cancelada suelen ser celebridades con enormes plataformas para ventilar sus opiniones y que, mientras sus voces todavía pueden ser escuchadas, son los argumentos opuestos los que por tanto tiempo no se han podido escuchar. Sostienen que se trata de crear un mundo más amable y tolerante.

JK Rowling, la autora de los libros de Harry Potter, es la celebridad de más alto perfil cuyas opiniones está bajo ataque. Ella ha sido acusada de transfobia por los que aseguran que sus puntos de vista discriminan contra los transexuales. Ella, por su parte, afirma que está "defendiendo los derechos sexuales de las mujeres".

El tuit que puso a la autora de "Harry Potter" en el centro del debate LGBT Según la encuesta de YouGov, casi un tercio (29%) de las personas que tienen opiniones críticas sobre la sexualidad dicen que siempre o casi siempre no manifiestan lo que realmente piensan cuando hablan de este tema controvertido.

Otros temas complicados donde los encuestados dijeron que no hablan con libertad se dan entre los que creen que la inmigración ha sido un factor negativo para Reino Unido (un tercio -33%- de las personas que opinaban así dijeron que se quedan calladas al respecto). 

La escritora JK Rowling es la celebridad de más alto perfil que se encuentra en el fuego cruzado de las guerras culturales.

Una quinta parte de las personas que piensan que la mujeres están igual de bien que los hombres en Reino Unido sienten que no pueden expresarlo.

Pero Russell Kane dio a la BBC una perspectiva diferente.

"No creo que la libertad de expresión esté amenazada", dijo. "¿Por qué necesitamos usar lenguaje de odio? ¿Por qué deberíamos tolerarlo? Pienso que hay mucha gente con puntos de vista mucho más extremos, puntos de vista ilegales, opiniones que provocan crímenes de odio, que impulsan esta narrativa que aquellos con opiniones moderadas sobre la inmigración, por ejemplo, no pueden expresarlas".

Kane cree que la situación está siendo manipulada por personas a la derecha e izquierda que están "intentado crear guerras culturales en los extremos del espectro".

Simon Fanshawe es cofundador de Stonewall, una organización benéfica LGBTQ+, aunque ha sido crítico de las estrategias de activismo actuales del grupo. Acaba de publicar el libro "The Power of Difference" (El poder de ser diferente) y cree que estamos enfrentando una crisis de diálogo.

"En Stonewall, sólo hablábamos con personas con las que no estábamos de acuerdo. Cuando alguien dice algo, tienes que discutir con ellos aunque pienses que es ofensivo o dañino o doloroso. Es la única manera que vas a lograr que cambien de opinión", contó a la BBC.

"Lo que la encuesta nos está diciendo es que la inhabilidad de poder discutir diferencias está filtrándose a todos los ámbitos de nuestras vidas. Hasta con amigos, una tercera parte de ellos no expresan sus opiniones. Las divisiones se están exacerbando. Necesitamos tratar de tender un puente entre esas divisiones".

Las consecuencias para nuestra sociedad son difíciles de medir, especialmente cuando la cultura de la cancelación y la censura se han vuelto fichas políticas en un debate polarizado.

Mucha de la discusión es en torno a si la libertad de expresión está bajo ataque por una nueva agenda de concientización, conocida como "woke". La encuesta de YouGov sugiere que las más jóvenes generaciones priorizan evitar el diálogo ofensivo y odioso sobre la libertad de decir lo que quieras.

Esas tensiones van al meollo de las llamadas guerras culturales. Algunos considerarán que las personas están siendo silenciadas, otros que simplemente se están erradicando las opiniones pasadas de moda, tanto en la vida real como en la comedia.

El cómico británico Ricky Gervais comentó recientemente: "Quiero vivir lo suficiente para ver que la generación más joven no pueda ser lo suficientemente 'woke' para la generación entrante. Va a suceder. ¿No se dan cuenta de eso? Ellos serán los próximos. Eso es lo que es gracioso".

La encuesta que YouGov compartió con la BBC sugiere que los jóvenes están más confiados que los más viejos en que sus opiniones no pasarán de moda.

Mientras que casi la mitad (47%) de los británicos más viejos vaticinan que las generaciones futuras verán con malos ojos sus opiniones, sólo una en tres (36%) de las personas entre 18 y 24 años se sienten igual.

¿Tendrán razón? o ¿será Ricky Gervais quien ría de último?

Este artículo está basado en un reportaje de Katie Razzall, editora cultural de la BBC.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-59781709

martes, 28 de abril de 2020

_- NEUROCIENCIA. El chiste más gracioso de la historia y los límites del humor negro. El libro 'Ja', escrito por un neurocientífico, repasa la ciencia de cuándo reímos y por qué

_- El martes 30 de enero de 1962, tres alumnas de un internado religioso femenino en Kashasha (Tanzania) se echaron a reír. Su risa era tan contagiosa que las compañeras con las que se iban cruzando también se echaban a reír. La risa se propagaba aula tras aula, hasta infectar a la mitad de los presentes en el colegio. Casi un centenar de personas no podían parar de reír. Pasaron semanas y la gente se seguía riendo. La escuela tuvo que cerrar. Las chicas que regresaban a sus casas en otros pueblos contagiaban a sus vecinos. La epidemia de risa llegó a Nshamba, un pueblo de 10.000 habitantes, donde centenares de personas se echaron a reír. En total, 14 escuelas tuvieron que cerrar y 1.000 personas sufrieron brotes de risa incontenibles. La epidemia desapareció 18 meses después de su inicio y quedó descrita en un estudio científico de 1963 publicado en la revista especializada Central African Journal of Medicine.

El caso lo recuerda el neurocientífico Scott Weems en su libro Ja. La ciencia de cuándo reímos y por qué, publicado por la editorial Taurus. “Ja trata de una idea. La idea es que el humor y su síntoma más corriente —la risa— son productos derivados de poseer un cerebro que se basa en el conflicto”, escribe Weems. El cerebro humano, explica, se adelanta constantemente a los acontecimientos y genera hipótesis. “Sin embargo, a veces conduce al conflicto, por ejemplo cuando intentamos sostener dos o más ideas contradictorias al mismo tiempo. Cuando eso ocurre, a nuestro cerebro solo se le ocurre una cosa: reírse”.

Apoyado en una bibliografía de 135 estudios científicos, Weems describe el humor como “nuestra respuesta natural al conflicto y a la confusión”. El neurocientífico, formado en la Universidad de California en Los Ángeles (EE UU), recuerda que, tan solo una semana después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el humorista Gilbert Gottfried actuaba en el Friar’s Club de Nueva York. En la ciudad todavía olía a quemado. Los colegas que le habían precedido en el escenario no habían tocado el tema de los ataques terroristas. Se habían limitado a bromear sobre el tamaño del pene del invitado de honor de la noche, el fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner. Pero Gottfried se vino arriba cuando el público celebró uno de sus chistes sobre musulmanes. Asomado al micrófono, proclamó:

—Esta noche tengo que irme pronto. Tengo que volar a Los Ángeles. No he podido conseguir un vuelo directo y he de hacer escala en el Empire State Building.

Todo el mundo se quedó sin respiración. Al silencio siguieron los abucheos y los gritos de “¡Todavía es muy pronto para bromear sobre eso!”. Gottfried, un humorista con dos décadas de experiencia sobre el escenario, se enfrentaba a un público indignado, pero no se amilanó. Mirando a los asistentes, comenzó un nuevo chiste:

—Muy bien. Un descubridor de talentos está sentado en su oficina. Entra una familia: un hombre, una mujer, dos hijos y un perrito. Así que el descubridor de talentos pregunta: “¿Qué clase de espectáculo hacen?”.

Lo que siguió fue una sucesión de escatología, bestialismo, incesto y sexo depravado sin tabúes, “literalmente el chiste más guarro del mundo”, según Weems. El público estalló en carcajadas. “La actuación fue tan memorable que alguien realizó una película sobre el chiste, con la actuación de Gottfried como clímax, titulada Los aristócratas”, rememora.

¿Cuándo se puede bromear sobre una tragedia? ¿Dónde están los límites del humor? Weems recuerda que en 1986, después de la explosión del transbordador espacial Challenger con siete tripulantes a bordo, se hizo muy popular un chiste: “¿Qué significan las siglas NASA? Necesitamos Ahora Siete Astronautas”. Un estudio mostró que los chistes sobre la tragedia surgieron unos 17 días después del accidente. La muerte de la princesa Diana de Gales tuvo un periodo de latencia más corto. Y el de los ataques terroristas del 11-S fue mucho más largo. El autor del estudio, Bill Ellis, de la Universidad del Estado de Pensilvania, clasificó los chistes sobre el Challenger por fecha y lugar de aparición. El accidente fue el 28 de enero de 1986. El 22 de febrero, en la ciudad de Shippensburg se contaba este chiste: ¿Sabes cuál es la bebida oficial de la Nasa? Seven Up (siete arriba, en inglés).

“Nuestra fascinación por el humor negro la demuestra la inmensa variedad de chistes de mal gusto: los que tienen con ver con el Challenger, el sida y Chernóbil, por nombrar solo unos pocos”, narra Weems. Armado con publicaciones en revistas especializadas, el neurocientífico sostiene que el humor negro no es cruel. “Inventar alternativas que expliquen el acrónimo sida resulta divertido para algunas personas, pero chillar ¡Ja, ja, estás enfermo! en un pabellón oncológico no resulta gracioso a nadie. Nos reímos de los chistes acerca de grupos o sucesos sólo cuando provocan reacciones emocionales complejas, porque sin esas reacciones no tenemos otra forma de responder”, reflexiona.

“No hay un solo chiste que le agrade a todo el mundo. El humor es idiosincrásico porque depende de aquello que hace que todos seamos únicos: cómo nos enfrentamos a la discrepancia que reina en nuestro complejo cerebro”, subraya. La mejor prueba es un experimento llevado a cabo por el psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido). En 2001 abrió una web con la ayuda de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia, con el objetivo de encontrar el chiste más gracioso del mundo. Recibió unos 40.000 chistes y un millón y medio de votaciones. El ganador fue:

Dos cazadores de Nueva Jersey caminan por un bosque cuando uno de ellos se desploma. Da la impresión de que no respira y tiene los ojos vidriosos. El otro coge el teléfono y llama al servicio de emergencias. Dice con voz entrecortada: “¡Creo que mi amigo está muerto! ¿Qué debo hacer?”. El operador le contesta: “Cálmese. Le ayudaré. En primer lugar, asegúrese de que está muerto”. Hay un silencio y a continuación se oye un disparo. De nuevo al teléfono, el cazador dice: “Muy bien, y ahora ¿qué?”.

El chiste más gracioso del mundo no tiene mucha gracia, coinciden Wiseman y Weems, y eso tiene una explicación científica. “Como no a todo el mundo le gusta por igual que los chistes sean provocadores, los más populares suelen agruparse cerca, aunque todavía debajo, del umbral de provocación más habitual. Si un chiste lo sobrepasa con mucho, algunas personas se troncharán de risa y otras no se reirán nada. Si queda demasiado corto, todos permanecerán fríos”, expone Weems.

El experimento de Wiseman sirvió para extraer unas cuantas conclusiones sobre los chistes. Los más divertidos tenían un promedio de 103 letras. El animal más gracioso era el pato. La hora más descacharrante del día son las 18:03. Y el día más chistoso del mes es el 15. En cuanto a nacionalidades, los estadounidenses mostraron “una clara afinidad por los chistes que incluían insultos o vagas amenazas”. Este chiste en inglés sobre un tejano y un graduado en Harvard fue muy apreciado en EE UU y poco fuera de sus fronteras:

—Tejano: ¿De dónde eres? (Where are you from?)

—Graduado de Harvard: De un lugar donde no terminamos las frases con una preposición.

—Tejano: Muy bien, ¿de dónde eres, gilipollas? (Ok, where are you from, jackass?)

Los europeos, en cambio, mostraron predilección por chistes absurdos o surrealistas, como este:

Un paciente dice: “Doctor, ayer noche tuve un lapsus freudiano. Estaba cenando con mi suegra y quise decir: “¿Podrías pasarme la mantequilla?”. Pero en lugar de eso dije: “Vaca estúpida, me has destrozado completamente la vida”.

Este otro chiste gustó a más de la mitad de los hombres, pero solo a un 15% de las mujeres:

Un agente de policía para a un hombre que va por la autopista. El agente le pregunta: “¿Sabe que su mujer y su hijo se han caído del coche hace un kilómetro?”. El hombre sonríe y exclama: “¡Gracias a Dios! ¡Pensaba que me estaba quedando sordo!”.

“El humor —especialmente el humor ofensivo— es idiosincrásico. Cada uno posee su propio umbral de lo que considera ofensivo y reacciona de manera muy diferente cuando se cruza ese umbral”, afirma Weems. En las páginas de Ja, el neurocientífico recuerda la teoría del médico Sigmund Freud de que el humor es nuestra manera de resolver el conflicto interior y la ansiedad. “Aunque hoy en día pocos científicos se toman en serio a Freud, casi todos reconocen que hay al menos algo de verdad en su teoría. Los chistes que no consiguen ni siquiera incomodarnos un poco no triunfan. Es el conflicto de querer reír, y al mismo tiempo no estar seguro de si deberíamos, lo que hace que los chistes sean satisfactorios”, señala Weems.

En cuanto a la epidemia de risa de Tanzania, el autor cree que “sería fácil afirmar que las niñas simplemente experimentaron una crisis nerviosa”. Una interpretación sostiene que sufrieron una histeria colectiva causada por la tensión de un gran cambio social. En diciembre de 1961, el país se había independizado de Reino Unido y la escuela había abandonado la segregación racial. Además, las alumnas eran adolescentes, en plena pubertad, y las presiones eran tremendas, según destaca Weems.

“Al pedirles que vivieran en dos mundos a la vez —ni británico ni africano, ni blanco ni negro, ni adulto ni niño, sino una combinación de ambas cosas— no consiguieron salir adelante. Pero la risa no es una crisis nerviosa. [...] Es un mecanismo de pugna, una manera de afrontar el conflicto. A veces ese conflicto se presenta en forma de chiste. A veces es algo más complicado”.

https://elpais.com/elpais/2015/09/26/ciencia/1443295561_195929.html?rel=lom

lunes, 11 de noviembre de 2019

La espadita de Sófocles

Decía el sábado pasado, en esta misma sección, que era conveniente ejercitarse en una actitud positiva ente la vida, ante la historia, ante las personas y ante nosotros mismos y que para ello no hay mejor receta que el sentido del humor.

Hoy es día de reflexión en España. Volvemos a las urnas mañana por haber resultado fallida la última legislatura. Unos por otros, la casa sin barrer. Y ya se acumula mucha suciedad dentro de la casa común. Los políticos tratan de sacudirse las responsabilidades y apuntan a los demás como principales culpables del fracaso. Ahí está uno de los más importantes problemas de la acción política: el análisis riguroso de las causas. Más que de forma rigurosa se manejan de forma interesada. Una cosa es describir lo que sucede y otra muy distinta explicar con rigor por qué sucede.

Hay muchas personas malhumoradas por haber tenido que repetir las elecciones. Hay muchos ciudadanos que despotrican de los políticos y los descalifican de forma persistente, contundente y casi cruel. “Todos son lo mismo”. Lo cual quiere decir que todos son malos. No es cierto. No es sensato. No es justo. Porque ni todos son iguales ni todos son malos. Hace falta más sentido de la realidad.

Hace falta también más sentido del humor, a los políticos y sobre los políticos. ¿Quién pudo detectar ni una brizna de humor en el debate electoral? ¿Quién recoge algunos brotes de humor en el hemiciclo en las sesiones parlamentarias? Ya sé que ni a un lugar ni al otro se va a hacer bromas, pero el clima de crispación, de hostilidad y de agresividad no permite que nazca ni un gesto de amabilidad ni una sonrisa. Y las reacciones a los errores o a las equivocaciones son brusca, malhumoradas y humillantes.

Cuenta Jaime de Casabuberta en su libro ¡Despega!, del que hablé el sábado pasado en este mismo espacio, una anécdota que tiene lugar en un memorable e intenso debate político en el seno del Congreso Nacional de Chile (Por cierto, qué horror. ¡Cómo está Chile! Con decenas de muertos). Se discutía acaloradamente una importante ley de la República. Parlamentarios de la izquierda pedían a gritos la aprobación, mientras que la derecha proclamaba su abierto rechazo. En cierto momento intervino un distinguido y culto legislador derechista. Sus elocuentes y lapidarias palabras terminaron por sacar de sus casillas a los apasionados legisladores izquierdistas. Los ánimos se enardecían, el ambiente estaba para cortarlo con cuchillo. En medio de este tenso clima pidió la palabra el señor Mario Palestro. El inconfundible personaje de grandes bigotes, habló apasionadamente, fustigando con dureza la posición de la derecha. Al finalizar su encendido discurso y a modo de elegante y contundente cierre, levantó su brazo (seguramente el izquierdo) y apuntando el índice hacia el lugar donde se encontraba la bancada de la derecha, con voz mesiánica y en tono profético dijo, “y si no aprueban esta ley, ¡penderá sobre vuestras cabezas la espada de Sófocles!”.

Como es fácil imaginar, se produjo un silencio sepulcral. Luego de un momento, el culto parlamentario de derechas, pidió nuevamente la palabra al presidente de la sala y dijo: señor presidente… Solo quiero aclararle al señor Palestro que la espada no es de Sófocles sino de Damocles.

Después de unos breves instantes, el aludido Palestro tomó el micrófono y dijo: ¡Así que Sófocles no podía tener su espadita también!

Al terminar el relato, Jaime apostilla con tino: Palestro respondió con humor a la situación.

Podía haberse hundido en la miseria de su error, podría haberse encolerizado con su adversario que le había sometido a una humillación. Podía haberse callado sumiéndose en la vergüenza de su ignorancia o de su despiste. Pero no. Hizo una broma y estoy seguro que fue celebrada por todos los miembros del hemiciclo, tanto adversarios como afines.

En su libro “Humor y política”, Alfred Sauvy habla de una recepción en una embajada en Moscú en la que el propio Khuschev (entonces presidente de la URSS) contó esta anécdota con indudable sentido del humor: Un hombre en plena Plaza Roja comienza a gritar: ¡Khuschev está loco! ¡Khuschev está loco! Al momento llega la policía secreta y es detenido. En el juicio le caen tres meses por insultos al Jefe del Estado… y diez años por revelar un secreto de Estado.

No sé dónde leí esta otra historia de humor negro. Si mal no recuerdo fue en el libro “El sentido del humor”, de Ziv y Diem. Dos políticos ya muy mayores acuden a un cementerio para rendir homenaje a excombatientes fallecidos. Uno de ellos le dice al otro al pie de las tumbas:

– Dada la edad que tienes, ¿crees que te trae cuenta ir a casa?

Tengo delante un libro de Thomas Cathcart y Daniel Klein, dos filósofos estadounidenses, que lleva por título “Aristóteles y un armadillo van a la capital” y como subtítulo: “Las mentiras de los políticos analizadas con humor”.

En una de las viñetas se puede ver a tres políticos preparando un mitin en la sede de la campaña electoral. Uno de ellos se dirige a los otros dos y les dice:

– Es un buen discurso… solo hay un par de puntos que necesitan un poco más de confusión.

La dedicatoria del libro te hace saborear de antemano todo lo que viene después. Dice así: “A la memoria de ese fabuloso humorista político de otra época, Will Rogers, que dio en el clavo cuando dijo: No hay ningún secreto en ser humorista cuando tienes a todo el gobierno trabajando para ti”.

El libro consta de seis partes en las que los autores reflexionan de forma ingeniosa sobre las siguientes formas de provocar confusión: confundir con la ambigüedad, confundir centrándose en lo personal, confundir con falacias informales, confundir mediante la creación de un universo alternativo, confundir mediante retorcidas falacias formales, confundir mediante (nuestras) mentiras…

Describen mentiras piadosas y justificaciones peregrinas. Un ejemplo de cada:

El vicepresidente Al Gore dijo en cierta ocasión que su madre lo solía dormir cantando cuando era bebé “Look for the Union Label” , una canción compuesta cuando Al Gore tenía 27 años. Al se puso a tiro de la acusación de que su madre le seguía cantando nanas más allá de la edad apropiada.

Vean ahora lo que dijo el expresidente Ronald Regan el 4 de marzo de 1987 cuando los periodistas que habían seguido el caso hubieran demostrado que, en realidad, había intercambiado armas por rehenes: “Hace unos meses le dije al pueblo estadounidense que no cambiaría armas por rehenes. Mi corazón y mis mejores intenciones aun me dicen que eso es verdad, pero los hechos y las pruebas me dicen que no”. El 13 de noviembre de 1986, había dicho: “Nunca –repito, nunca- intercambiamos armas o cualquier otra cosa por rehenes, ni lo haremos nunca”.

En otra de las interesantes viñetas se ve al jefe de un partido pidiendo a un subalterno: “Este es el meollo de lo que quiero decir. Ahora busque unas estadísticas para probarlo”.

Sonriamos. No descarguemos sobre los políticos toda la rabia y toda la crispación que acumulamos en la vida. Ellos son como nosotros. Personas de carne y hueso. Y, aunque a veces se nos muestren como prestidigitadores de la verdad, los necesitamos para gestionar lo público. La alternativa es horrible. ¿Alguien se apunta a una dictadura? Vayamos a votar. Elijamos a los más valiosos, a los más honestos. Y luego exijamos coherencia, justicia y verdad. No nos preguntemos solo qué pueden hacer por nosotros. Preguntémonos qué podemos hacer para que mejoren. Y lo primero que tenemos que hacer, como exige nuestra responsabilidad cívica, es ir a votar. Con una sonrisa como bandera.
Escrito por: Miguel Ángel Santos Guerra

https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2019/11/09/la-espadita-de-sofocles/

sábado, 8 de octubre de 2016

5 consejos para ser un mejor padre y madre. BBC Mundo

¿Cuáles son las cosas que todos los padres deberían saber antes de emprender "el trabajo más importante de la vida"?

Esa fue la pregunta que le planteamos a la psicóloga educativa y asesora familiar, Zubeida Dasgupta, quien compartió cinco claves para mejorar la crianza y la salud mental de tus hijos.

1. Conéctate y sintonízate con él (Utiliza la empatía mejor que la simpatía)

Para ayudar a tus hijos a sentirse seguros desde el inicio de su vida debes conectarte y sintonizarte con ellos, al tiempo que también estableces límites claros y consistentes.


Tu objetivo debe ser establecer una relación que te permita saber lo que tu hijo necesita en determinado momento, lo que está pensando y sintiendo.

¿Te necesita a ti? ¿O necesita un poco de espacio? Tienes que estar preparado para saber qué es lo que quiere.

Si la relación está sintonizada, entonces el niño se sentirá seguro (algo muy importante) y podrá manejar las dificultades en el mundo externo.

Hay mucha evidencia que muestran que los niños que no obtienen esto en los primeros 1.000 días de su vida no desarrollan una buena capacidad de apego.

Y los momentos de alegría compartida también son importantes porque te harán sentirte bien como padre, y te ayudarán a la comunicación e interacción con tu hijo.

2. Cuida tu propia salud mental

Debes ser consciente de qué es lo que te produce estrés, ansiedad o depresión. Si tú te cuidas bien, estas con mejor ánimo para cuidar y educar a tu hijo

¿Cuentas con una red de apoyo, ya sea tu pareja, amigos, familiares o reuniones locales de padres?

Asegúrate de que tienes apoyo porque esto te hará sentir menos aislado, porque tendrás espacio para desahogarte.

Para los padres que trabajan puede ser realmente estresante compatibilizar y equilibrar la crianza de los hijos el tiempo y la dedicación que requiere con un empleo.

Pero si nos sentimos tranquilos y en calma, si nos sentimos mentalmente bien, podremos apoyar mejor a nuestros hijos.

3. No desbordes sus días con actividades

Da a tus hijos tiempo y espacio.

A menudo queremos llenar sus días de actividades cuando, en realidad, deberíamos quitar el pie del acelerador y tratar solamente de "ser".

Permite que tus hijos tengan espacio, tanto físico como mental, para simplemente "ser".

Demasiadas actividades, sin embargo, ejercen presión y sobre cargan las expectativas en el niño. Eso no les permite tener el espacio para ser ellos mismos y hacerse conscientes de sí mismos.

A menudo vivimos en la modalidad de "apresurado" y no en la modalidad de "ser", de tranquilo.

Si tenemos espacio, tanto en tiempo como en nuestra mente, podemos escuchar lo que nuestros hijos dicen, ya sea verbalmente o no verbalmente. De esta forma será más probable que el niño hable de sus sentimientos.

No tienen que ser horas, sólo pasar 10 o 20 minutos en el mundo de tu hijo, observando, uniéndote a sus actividades, siguiendo o compartiendo su juego.

Dialoga y discute los sentimientos en situaciones diarias. Por ejemplo en los libros, ¿qué sienten los personajes? Muestra con delicadeza interés en lo que tu hijo está sintiendo y pensando.

Esto ayuda a los niños a desarrollar el vocabulario para hablar sobre sus sentimientos.

4. Ayúdalo a ser resiliente y a resistir la frustración

Ayuda a tu hijo a ser más resiliente, incluso desde una edad temprana. Si no puede introducir un cubo en un juego de formas, tú no podrás sentir su frustración ni ayudarle a soportarla.

Aprende a juzgar hasta dónde puedes ayudar a tu hijo a tolerar la frustración. Pero todos nos hemos enfrentado a alguna frustración a lo largo de nuestra vida. Y aprender a ser resiliente y a resistir la frustración es una buena habilidad.

Intenta ser un padre sensible que puede juzgar hasta dónde puede ayudar a su hijo a tolerar la frustración. Así, cuando el niño logre controlar una situación realmente bien, muéstrale lo que ha hecho y ayúdale a reflexionar sobe ello y a evaluarlo.

5. Las "otras cinco" porciones básicas que debemos consumir todos los días

Los expertos en salud afirman que debemos asegurarnos comer cinco porciones de frutas y verduras al día para cuidar y mejorar nuestra salud física.

Pero hay otras cinco cosas que también debemos tener diariamente para mejorar nuestra salud mental:

-Vive el momento con atención plena

-Establece y cuida tus relaciones

-Ejercítate

-Aprende algo nuevo

-Sé generoso

La idea es que hagas un poco de cada una de estas cosas cada día para mantenerte mentalmente sano.

Los padres también deben confiar en sus instintos si están preocupados por la salud mental de sus hijos y pedir consejo a su médico cuando vean que algo va mal.

Y un consejo adicional...
¡Diviértete! Porque la risa libera las hormonas de la felicidad y "el humor constructivo nos abre la inteligencia".

http://www.bbc.com/mundo/noticias-36559324

viernes, 10 de octubre de 2014

El humor y el optimismo como herramientas para educar. Humor de mis amores

En la Librería Homo Sapiens de Rosario, haciendo esa tarea que tanto me gusta de leer títulos de libros y nombres de autores, de buscar obras que me interesen y de tomar nota de novedades, descubrí un hermoso título. Parafraseando la clásica expresión “amor de mis amores”, vi sustituida la palabra amor por la de humor. El título del libro era ”Humor de mis amores”. Editado por Planeta y obra del humorista gráfico argentino Caloi.

El humor es una forma de bondad. Es una herramienta para la construcción de un mundo más hermoso y una convivencia más feliz. Al ojear el libro pude comprobar que el autor es un verdadero humorista. Alguien que nos hace pensar sonriendo. “Quien nos hace reír es un cómico. Quien nos hace pensar y luego reír es un humorista”, dice Georg P. Burns.

El humor es una forma de bondad. Es una herramienta para la construcción de un mundo más hermoso y una convivencia más feliz. El sentido del humor está en captar y entender las bromas que otros hacen y está también en poner una pizca de sal en las conversaciones y en la vida. No me gustan las personas sombrías, las que siempre están malhumoradas, las que solo saben ver los agujeros en el queso. Me gustan las personas como el escritor francés Edmond Rostand quien, el día de su ochenta aniversario, se miró en el espejo y dijo: “Desde luego, los espejos ya no son lo que eran”.

Decía Winston Churchil: “La imaginación consuela a los hombres de lo que pueden ser. El humor de lo que son”. Y es que el sentido del humor nos hace ver con cálida y tierna simpatía todas las formas de la existencia. Incluso a nosotros mismos.

Tengo delante de mí varios libros sobre este decisivo asunto. Uno de ellos, que me gusta y utilizo mucho, es de A. Ziv y J.M. Diem. Se titula “El sentido del humor”. Y va planteando con agudeza interesantes cuestiones sobre las funciones del humor: función agresiva, sexual, social, defensiva e intelectual… , sobre las sus diversas facetas y sobre el papel que desempeña en la configuración de la personalidad. El libro está salpicando de excelentes anécdotas y de frases ingeniosas, como la de Alphons Allais: “Las personas que no se ríen nunca no son gente seria”.

Eduardo Jáuregui Narváez tiene un libro que se titula de idéntica forma: “El sentido del humor. Manual de instrucciones”. Contiene interesantes reflexiones y propuestas. En la introducción nos dice que estamos en un mundo lleno de miseria, dolor y desventura. Pero que todo es diferente cuando se afronta desde el sentido del humor. El libro está lleno de ideas sugerentes. Como ésta de Upton Sinclair: “Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico. Cuando se necesita, se necesita urgentemente”.

“No hay nada tan bien repartido como la razón. Todo el mundo está convencido de tener suficiente”, se puede leer en el libro de David García “Los efectos terapéuticos del humor y de la risa”.

He leído en el último libro de Milán Kundera titulado “La fiesta de la insignificancia” la historia de las veinticuatro perdices de Stalin... Seguír aquí.
Fuente: Miguel Ángel Santos Guerra.

miércoles, 8 de abril de 2009

Resiliencia

"Habrá un momento político para luchar contra los crímenes de guerra, un momento filosófico para criticar las teorías que preparan esos crímenes, un momento técnico para repara esas heridas y un momento resiliente para retomar el curso de nuestra existencia" .
Boris Cyrulnik. Resilencia.

Una entrevista a Stefan Vanistendael, psicólogo, referente por sus teorías sobre la resiliencia o resilencia. Deseo que os guste. Me quedo con la frase de que "el humor constructivo nos abre la inteligencia".
"Queremos ser admirados más que amados, qué error"
IMA SANCHÍS - 16/12/2008

57 años. Nací en Holanda, soy belga, y vivo en Suiza con una inglesa. Sin hijos, lástima. Sociólogo, jefe de investigación en la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE), en Ginebra. La crítica con humor es necesaria y la espiritualidad cristiana una buena guía ética. (Lo que para mi es discutible que siempre lo sea, al menos en las versiones que observamos. No siempre las religiones son fuentes de buenas éticas)

¿Qué tenemos cuando ya no nos queda nada?
La capacidad de crecer a través de grandes dificultades, la resiliencia. Lo que da sentido a nuestra vida son esas pequeñas cosas que nos conectan con la vida: la amistad, la pareja, los hijos...
Eso no son pequeñas cosas.

Tener responsabilidad por otro, aunque sea un gato, es suficiente. Pero se trata de vivir conectado positivamente. Y la belleza (la naturaleza o el arte) y el humor me parecen dos maneras de conectarse con la vida muy poderosa. El humor es el último tesoro, en situaciones difíciles, como dictaduras, la gente desarrolla un humor muy agudo.

A veces sarcasmo.
El sarcasmo es dañino para el que lo practica y para quienes lo sufren. Pero el humor constructivo nos abre la inteligencia.

¿Y cómo nace el humor?
En la infancia deriva de una aplicación estricta de la lógica, y me parece delicioso. Los adultos creemos que somos los más capaces de pensar lógicamente, pero no es cierto, nos lo impiden los filtros, las normas sociales y nuestra experiencia de vida. En cambio los argumentos lógicos aunque inocentes de un niño son demoledores.

Póngame un ejemplo.
"¿Qué quieres para Navidad?", pregunta el papá. "Un Tampax, porque con él puedo montar a caballo, nadar e ir en bicicleta".

¿Por qué nos reímos tan poco?
Porque todo funciona muy bien en la vida cotidiana, el humor viene cuando algo no funciona bien, y gracias a él no se pierde la confianza. Cuando la madre esconde su cara tras las manos, el bebé pasa de la angustia a la sorpresa de volver a recuperarla y lo hace a través del humor.

El humor, ¿un mecanismo de defensa?
Es mucho más que eso, nos ayuda a ajustar situaciones que nos desorientan. Un señor muy viejo me dijo: "Tengo un gran problema que no puedo resolver, pero comparado con la inmensidad de la vida es pequeño".

Eso es un acto de realismo.
Sí, nos permite redescubrir una perspectiva más amplia. Nos da ese equilibrio esencial entre el ideal y la realidad. Queremos ser más guapos e inteligentes, pero somos lo que somos, ese es el mensaje del humor.

¿El humor se puede enseñar?
Se aprende viviendo, pero uno se puede esforzar. Sabemos que la lógica extrema tiene un efecto humorístico, recuperarla puede crear bastantes situaciones oxigenantes. La risa es un indicador de salud mental.

¿Cómo trabajar el humor con niños?
Se debe permitir, establecer un clima en el que pueda fluir. El humor necesita confianza para que no se convierta en sarcasmo y algunas normas como que no te puedes reír de los otros, sino con los otros. Y no olvidar nunca que no te puedes tomar en serio a alguien que no tiene sentido del humor.

Humor y belleza son sus caballos de batalla...
Sí, y a menudo cuando la gente quiere ser seria pierde estas dos cualidades imprescindibles. En una ocasión un preso me invitó a dar una conferencia en una prisión francesa. En la mesa el preso puso un enorme ramo de flores, me sorprendió en una cárcel. Al terminar la conferencia dije una tontería.

¿? Le pregunté al preso qué podía hacer yo con esas flores (me iba en avión). Él me miró:
"Estaban ahí para embellecer el acto", luego las cogió y se las llevó a su celda. Aquello era toda una economía de la belleza: eran las flores de la misa que él recuperó para mi conferencia y luego para su celda.

Habla usted de humor y espiritualidad.
El juego está muy cerca del humor, es otra manera de colocarse en la vida. Con humor podemos librarnos de la obsesión de controlarlo todo. La integración de lo que no es perfecto en la vida me parece fundamental en la espiritualidad, que consiste en vivir la vida como es, con imperfecciones.

¿Qué ha aprendido usted en la vida?
Las malas intenciones existen, pero lo más común es que con buenas intenciones se haga daño a los demás. Hay que ser prudente con nuestras buenas intenciones y con nuestra buena conciencia.

Sí señor.
Bonhoeffer, gran teólogo alemán asesinado por los nazis, decía que cuando en la vida has perdido los referentes, la buena conciencia no sirve; sin embargo, la mala conciencia por lo menos te mantiene despierto. Necesitamos una trascendencia en la vida, y no estoy pensando en Dios, sino en responder a la pregunta ¿qué me hace feliz?
Igual nos ensimisma demasiado.

Curiosamente es una pregunta que se hace muy poco en trabajo social y con los niños. Es fácil de comprender y muy difícil de responder, pero es trascendental porque siempre nos invita a dar un paso más.

¿La felicidad es la capacidad de integrarlo todo?
Y la de recibir. Al principio una relación se basa en la admiración, pero llega el momento en que se descubren los puntos débiles, la fragilidad del otro y cosas peores.

O respetas o rompes.
Respetar la fragilidad del otro puede estar en el corazón de un crecimiento relacional muy positivo entre dos personas. Pero en nuestra actual sociedad hay una tendencia a eliminar la fragilidad, queremos ser admirados más que amados, y eso es un error.
(Sobre el tema también tenéis aquí, una entrevista a Anna Forés, también especialista en Resiliencia, que publicó en “El Periódico” de Cataluña, el pasado 10.12.2008). Y otra entrevista con el considerado mayor experto francés en resiliencia BORIS CYRULNIK

http://www.eldiario.es/consumoclaro/cuidarse/Resiliencia-arte-superar-adversidades_0_489601985.html