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miércoles, 23 de octubre de 2024

_- 7 formas de amar mejor. Leer unas 200.000 historias de amor me ha dejado algunas lecciones. Estas son las que más me ayudan.

_- Brian 
... Publiqué cientos de historias sobre separaciones, divorcios, citas por internet y familias compuestas sin pensar que algún día podrían aplicarse a mí.

He leído decenas de miles de ensayos sobre la muerte de un ser querido sin haberlo experimentado, hasta principios de este año, cuando murió mi padre.

Millones de lectores han encontrado ayuda en las muchas historias crudas e inspiradoras de personas que intentan crecer y cambiar tras el fin de una relación. Ahora esas historias me están ayudando a mí.

Hace poco bromeaba con mi amiga y presentadora del pódcast Modern Love, Anna Martin, diciendo que esta columna se ha convertido para mí en un plan de retiro, solo que es una renta vitalicia de lecciones de vida. Durante todos estos años he volcado mis ideas, mis habilidades y mi corazón en esta columna, y ahora me está retribuyendo, no en dólares, sino en sabiduría adquirida con esfuerzo. Lo bueno es que no hay penalización por los retiros anticipados.

Aquí presento —con gratitud a los sabios, valientes y generosos autores de esta columna— las siete lecciones que más me han ayudado.

El amor se parece más a una pelota de baloncesto que a un jarrón
Las relaciones implican conflictos que pueden llevar a la intimidad o al distanciamiento, a la unión o a la ruptura, dependiendo de cómo los gestiones. La forma de negociar los conflictos puede ser el indicador más importante de la compatibilidad de las parejas.

Nunca me he sentido cómodo con los conflictos, pero estoy intentando mejorar en ello. Por eso el ensayo de Thomas Hooven de 2013, “Cuidando una herida en un ambiente apropiado”, me afectó tan profundamente. Thomas era como yo en muchos aspectos, pensaba que una relación romántica debía ser un refugio contra los conflictos, no una fuente de ellos. Tanto él como su prometida habían superado una infancia difícil para encontrar la paz el uno con el otro, pero todo lo que no fuera paz les resultaba amenazador.

Su prometida, quizá intuyendo la fragilidad de esta dinámica, rompió su compromiso apenas tres semanas antes de la boda, por lo que quedó devastado.

Thomas empezó su residencia médica en pediatría, que se convirtió en su campo de entrenamiento para aprender las complejidades y los rincones oscuros del amor. Salió de allí más completamente humano y más fuerte.

“Cuando conocí a mi mujer”, escribió, “era un hombre nuevo y un médico de verdad. Y nuestro amor se desarrolló de forma diferente a cualquier otro que hubiera experimentado antes. Menos como un jarrón de cristal, más como una pelota de baloncesto, nuestra relación está hecha para rebotar, para el juego bueno y a veces duro que generan las vidas profesionales modernas. Tenemos peleas (ah, sí, claro que las tenemos), pero no amenazan nuestros cimientos. Los profundizan”.

Tu curiosidad es más atractiva que tus logros
El artículo de Modern Love más popular de todos los tiempos, “Las 36 preguntas que llevan al amor, ha sido leído por más de 75 millones de personas. Nada de lo que he publicado (o publicaré) en el mundo provocará un cambio más positivo que ese breve artículo.

Espero que la mayoría de los lectores haya asimilado la sencilla verdad de que sentir curiosidad por la gente que conoces es mucho más seductor que hablar de tus logros. La queja más común que oigo (por mucho) sobre las malas primeras citas es la de personas que parlotean sobre sí mismas y no hacen preguntas. Así que evita la autopromoción. En lugar de eso, sé curioso. Si necesitas sugerencias, aquí tienes 36.

Vive el presente, especialmente con tus seres queridos
Mi hijo tiene 26 años, pero cuando era pequeño solía leerle todas las noches, los dos acurrucados en un gran sillón, como había hecho antes con mi hija. En su caso, sin embargo, le había leído tantas veces sus libros favoritos que aprendió a recitarlos de memoria mientras yo pasaba las páginas, a pesar de que aún no sabía leer.

Ojalá pudiera volver a esa época. La paradoja de la paternidad temprana es que puede ser tan estresante como alegre, y a menudo hay que esforzarse para relajarse en esos preciosos momentos.

Chris Huntington, en su ensayo “Aprender a medir el tiempo en el amor y la pérdida”, escribe sobre una rutina similar con su hijo, con el matiz de que cada noche también comparten sus mejores y peores momentos del día. Una noche, preocupado por su letanía de preocupaciones, Chris se da cuenta de que falta algo y dice: “Se nos olvidó hacer lo de los mejores y peores momentos. ¿Cuál ha sido tu mejor momento del día?”.

“Este es mi mejor momento, papá”, dice su hijo, apoyando la barbilla en el hombro de su padre. “Este momento”.

Se me saltaron las lágrimas la primera vez que leí esa frase, y nunca olvidé su lección: Vive el momento. Deja de pensar en el futuro o en el pasado, en lo que puede pasar o no, y guarda el teléfono. Si un niño en tu regazo te pregunta qué es lo mejor de tu día, dile: “Este momento”.

Escribe bien, ama bien
El editor que hay en mí se ha dado cuenta con el tiempo de que las cualidades de una buena escritura personal —honestidad, generosidad, apertura de mente, curiosidad, humor y humildad— son las mismas que las de alguien con quien te gustaría tener una relación.

Del mismo modo, las cualidades de una mala escritura personal —deshonestidad, retención, culpa, mezquindad, desprecio y egoísmo— son las mismas que las de alguien con quien no te gustaría tener una relación.

Esto no significa que los buenos escritores tengan buenas relaciones ni que los malos escritores tengan malas relaciones. Significa que debes esforzarte por ser honesto, generoso, abierto, curioso, divertido y humilde tanto en la escritura como en el amor.

Siempre lidera con empatía
Esto es fácil de decir, pero difícil de poner en práctica. Sin embargo, pienso a menudo en un exsoldado canadiense, Benjamin Hertwig, cuyo ensayo “En la sala de espera de los esposos distanciados” relata su descubrimiento de que su mujer tenía una aventura.

Se separan y, al buscar ayuda, Benjamin se encuentra en la sala de espera de un psicólogo con la esposa del amante de su ex, una mujer llamada Catherine. Por increíble que parezca, ella tiene cita con el mismo psicólogo a la misma hora y por el mismo motivo. Catherine tiene un hijo pequeño, y Benjamin acaba pasando el rato con ellos y sintiéndose cercano al niño. Pero sigue enfadado y amargado por la aventura.

Un día se encuentra en el supermercado con el amante de su exmujer, un hombre al que ha odiado y con el que ha tenido pesadillas. Pero no pasa nada. El otro tipo le pregunta dócilmente si quiere tomar una cerveza y hablar de ello, algo de lo que Benjamin se burla. Pero, como él mismo escribe: “No pude reunir ninguna ira real. Solo era el padre cansado de un niño. Ni siquiera era desagradable”.

“En los meses siguientes", continúa, “pensar en el amante de mi exmujer como el padre de ese niño tierno fue de alguna manera muy útil para mí. Había sostenido en brazos al niño de Catherine, había sentido el peso de su cuerpo, y con el tiempo aprendí que es difícil odiar a una persona cuando esa persona formó parte de traer algo bueno al mundo”.

Aprecia la belleza de la impermanencia
Una pregunta de compatibilidad en una aplicación de citas plantea si elegirías vivir para siempre si pudieras. Mucha gente responde que sí, lo que siempre me sorprende: ¿han pensado en lo que significaría vivir para siempre? Nada que no tenga límites puede ser precioso. La vida y el amor son fugaces, por eso nos aferramos tanto a ellos.

Así lo explica Alisha Gorder en “Un ramo de belleza fugaz, por favor” en el que escribe sobre la floristería en la que trabajaba en Portland, Oregón. Alisha reflexiona sobre el significado de las flores en ocasiones especiales —bodas, funerales— y cómo pierden sus pétalos y se marchitan tan rápidamente. ¿Por qué apreciamos tanto las flores? ¿Por qué no apreciamos algo duradero?

Entonces Alisha nos cuenta de qué va realmente esta historia: su novio de la secundaria se suicidó cuando ella tenía 18 años, dejándola para averiguar quién era él y qué habían tenido juntos. Alisha encuentra consuelo al comprender que las flores (y el amor) no son hermosas y fugaces, sino que son hermosas porque son fugaces. Eso significa que debemos apreciarlas en el momento, sabiendo que no pueden durar. Como ella misma dice al ver los pétalos de una flor en el suelo: “Qué asombrosamente bella puede ser la impermanencia”.

Las relaciones no tienen por qué durar para ser buenas   
No hay ninguna regla que establezca que una relación deba durar un tiempo determinado para contar como un “éxito”, al igual que una que termina no necesariamente ha “fracasado”. Cada relación que tenemos, corta o larga, puede ser buena, esencial, incluso transformadora, y tener un valor duradero.

En “Todo comenzó con un rompimiento maratónico”, Miriam Johnson luchaba por superar una ruptura. Su novio la dejaba por razones que ella no entendía, a pesar de que habían hablado del tema durante 12 horas seguidas. Ella pensaba que habían estado muy bien juntos. Su relación había despertado en ella la pasión por buscar un trabajo relacionado con el bienestar animal. Tras su ruptura, se encontró con una oportunidad para trabajar en eso, lo que le ayudó a reiniciar su vida. Pero no podía olvidar a su ex.

“Hace un año que rompimos”, le dice a su terapeuta. “Pensé que el trabajo de mis sueños y el ejercicio me curarían, pero sigo pensando en él todos los días.

  ¿Qué más puedo hacer para soltarlo?”“Te estás equivocando de pregunta”, responde su terapeuta. “No se trata de superarlo y soltarlo. Se trata de hacerle honor a lo que pasó. Conociste a una persona que despertó algo en ti. Se encendió una llama. El trabajo consiste en estar agradecida. Agradecida cada día de que alguien se cruzara en tu camino y dejara una huella en ti”.

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