Mostrando entradas con la etiqueta emigración. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta emigración. Mostrar todas las entradas

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Peligro: Robo de cerebros y de recursos humanos

La pandemia de coronavirus ha resultado desastrosa para todas las naciones del orbe y en especial para las menos desarrolladas a las que ahora se les presenta otra grave amenaza económica: el robo de cerebro y de recursos humanos por parte de los países desarrollados.

Un artículo del diario The New York Times del 24 de noviembre de 2021 (de seis consecutivos dedicados a la emigración) destaca que la covid mantuvo a muchas personas encerradas en casa y actualmente varios países desarrollados, que enfrentan el envejecimiento de sus fuerzas laborales y la escasez de trabajadores, se apresuran a reclutar, capacitar e integrar a los extranjeros.

“Es una guerra por los talentos jóvenes”, asegura Parag Khanna, autor del libro Move, quien ha asesorado a los gobiernos en materia de política de inmigración. “Hay una escalera mucho más clara y una codificación de los niveles de residencia a medida que los países se toman en serio la necesidad de tener una demografía equilibrada y satisfacer la escasez de mano de obra”.

Hasta hace poco tiempo, con maniobras propagandísticas solapadas, el saqueo de talentos y profesionales graduados en América Latina y el Caribe ya se estaba convirtiendo en una epidemia mortal para el desarrollo de esas naciones.

Antes de la pandemia un informe del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), indicaba que en los últimos tiempos, Latinoamérica había sido la región del mundo con mayor incremento de la emigración hacia los países más desarrollados. Las cifras resultan económicamente lesivas para las naciones que con pocos recursos y enormes esfuerzos forman a sus profesionales mientras otras, pese a tener mayor potencial, los sustraen sin costo alguno.

Entre los años de 1990 a 2010, el SELA denunció que 4,1 millones de médicos, ingenieros, cibernéticos, matemáticos, arquitectos y otros profesionales latinoamericanos emigraron hacia Estados Unidos y un millón lo hicieron hacia la Unión Europea.

Pero ahora las cortinas que se utilizaban para ocultar esos robos se han caído y las acciones se realizan abiertamente.

El artículo del New York Times señala: “A medida que la economía global se reinicia e intenta poner la pandemia a un lado, ha comenzado una batalla mundial por los jóvenes y los capacitados. Con visas rápidas y promesas de residencia permanente, muchas de las naciones ricas que impulsan la economía mundial están enviando un mensaje a los inmigrantes calificados de todo el mundo: les ofrecemos empleo”.

Cita que en Alemania, las autoridades admitieron que necesitan 400 000 nuevos inmigrantes al año para cubrir diferentes puestos de trabajo y ofrecen visas aceleradas a las personas y seis meses para visitar y encontrar fuentes de empleo.

Canadá, que por quinto año consecutivo tuvo un descenso de nacimientos, planea dar residencia a 1,2 millones de nuevos inmigrantes y Nueva Zelanda anunció que concederá estancia permanente a cientos de titulares de visas temporales. Bélgica, Finlandia y Grecia, concedieron derechos de trabajo a los extranjeros que habían llegado con visas de estudiante u otras categorías.

Agrega que en Australia, donde las minas, los hospitales y los bares están escasos de mano de obra tras casi dos años con la frontera cerrada, el gobierno pretende duplicar el número de inmigrantes, mientras que Gran Bretaña, que ha sufrido una fuga de trabajadores tras el Brexit y la pandemia, admitirá la llegada de fuerza laboral de diferentes naciones.

Estados Unidos, el mayor receptor de inmigrantes, asegura la admisión de personal especializado mediante diversos programas establecidos durante décadas como las Green card (tarjetas verdes) y artimañas como los llamados bombos, Parole, entre otras, sin excluir los millones de trabajadores temporales que laboran en la agricultura, los servicios y la construcción.

La realidad es que con la fuga de cerebros la nación de origen pierde la inversión en educación superior de esos profesionales, así como el capital social del que formaba parte el individuo lo cual reducen las posibilidades económicas y el desarrollo del país.

Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que entre 2015 y 2017 un total de 866 000 mexicanos emigraron, entre ellos, “científicos, técnicos y personal altamente calificado”.

A México le siguen Colombia (364 000), Cuba (345 000), Jamaica (271 000), Brasil (266 000), Perú (251 000), Argentina (222 000), Venezuela (199 000), República Dominicana (168 000), Ecuador (160 000), Haití (157 000) y El Salvador (125 000).

La República de Cuba ha sido un caso político especial para Estados Unidos, a la que durante más de 60 años le ha impuesto un asfixiante cerco económico-financiero, y para tratar de destruir a su revolución, ofrece amplias facilidades de emigración a cualquier ciudadano de la Isla, única nación del orbe en recibir esas “bondades”.

Tras la falta de profesionales calificados por diferentes factores, que padecen actualmente los países desarrollados, éstos se han lanzado como buitres sobre las naciones en desarrollo para extraerles a sus profesionales. Otra vez los ricos se ensañan contra los más pobres por lo que cada vez se hace más necesario la conformación de un mundo más justo y necesario para bien de la humanidad.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

https://rebelion.org/peligro-robo-de-cerebros-y-de-recursos-humanos-2/

domingo, 15 de julio de 2018

_- Inquietante deriva austriaca. Viena se ha sumado al frente de mano dura contra la inmigración y propone externalizar las peticiones de asilo

_- El Ejecutivo conservador de Austria, que gobierna en coalición con la ultraderecha, se ha sumado al frente europeo de la política de mano dura contra la inmigración y el asilo. La crisis abierta en la UE por esta cuestión a raíz de los cambios registrados en Alemania e Italia ha sido recibida en Viena como un espaldarazo a su restrictiva, insolidaria y antieuropea visión del fenómeno.

Días antes del Consejo Europeo de finales de junio, los ministros del Interior de Italia, Alemania y Austria coordinaron su acción. Poco después, Viena, presidenta de turno de la UE, daba su apoyo a las intransigentes posiciones del grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia). El resultado es que Austria, veterano y rico miembro de la Unión, amenaza con colaborar activamente en el entierro de principios fundamentales de la UE y en dinamitar el espacio Schengen. La decisión alemana de controlar su frontera sur permite a Viena, ha dicho el canciller, Sebastian Kurz, “tomar medidas para evitar consecuencias negativas para Austria y para su gente”. Kurz propone a sus socios europeos deslocalizar de la Unión toda petición de asilo y ha alertado de la ideología liberticida y violenta a la que son sensibles, afirma, muchos extranjeros.

El país que acogió con los brazos abiertos a miles de refugiados sirios en 2015 ha dado un giro radical que preocupa hondamente en Bruselas e inquieta incluso en el Partido Popular Europeo, al que pertenece Kurz. Pero lo cierto es que la deriva austriaca se produce en una Europa mucho más tolerante que hace un par de décadas con la xenofobia y los ataques a los derechos humanos. Entonces, la mera posibilidad de que el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) de Jörg Haider entrase en el Gobierno motivó sanciones diplomáticas contra Austria. Hoy, esa misma formación está en el poder aplicando sus inaceptables criterios.

https://elpais.com/elpais/2018/07/05/opinion/1530812646_708858.html




ANTERIORES


sábado, 30 de junio de 2018

El regreso de la calumnia de sangre. El tratamiento de Trump hacia los latinoamericanos recuerda a los peores tiempos del antisemitismo

-EL declive moral de Estados Unidos con Donald Trump es vertiginoso. En solo unos meses, hemos pasado de ser un país que representaba "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad" a ser un país que separa a los niños de sus padres y los mete en jaulas.

Lo que resulta igual de sorprendente de esta decadencia hacia la barbarie es que no es una respuesta a ningún problema real. La afluencia masiva de asesinos y de violadores de la que habla Trump, la oleada de delitos cometidos por los inmigrantes en Estados Unidos (y, en su cabeza, por los refugiados en Alemania), son cosas que simplemente no están sucediendo. Son solo fantasías enfermizas utilizadas para justificar atrocidades reales. ¿Y saben a qué me recuerda esto? A la historia del antisemitismo, un relato de prejuicios alimentados por mitos y engaños que terminó en un genocidio.

Vamos a hablar primero de la inmigración estadounidense moderna y de cómo se puede comparar con esas fantasías enfermizas. Existe un debate muy técnico entre los economistas sobre si los inmigrantes con un bajo nivel educativo ejercen un efecto negativo sobre los salarios de los trabajadores nacidos en el país y con similar nivel de formación (la mayoría de los investigadores opinan que no, pero hay algunas discrepancias). Sin embargo, este debate no influye en las políticas de Trump.

Lo que reflejan más bien estas políticas es una imagen de la “carnicería estadounidense”, de grandes ciudades invadidas por inmigrantes violentos. Y esta imagen no guarda ninguna relación con la realidad. Para empezar, a pesar de un pequeño repunte desde 2014, los delitos violentos en EE UU se encuentran en unos mínimos históricos y la tasa de homicidios es la misma que a principios de la década de 1960. (Los delitos en Alemania también están en mínimos históricos, por cierto). La carnicería de Trump es un producto de su imaginación.

Si miramos el conjunto de EE UU, es verdad que existe una correlación entre los delitos violentos y el predominio de inmigrantes indocumentados: una correlación negativa. Es decir, los lugares con muchos inmigrantes, legales e indocumentados, suelen tener unos índices de criminalidad excepcionalmente bajos. El mejor ejemplo de esta historia de la carnicería inexistente es la ciudad más grande de todas, Nueva York, en la que más de un tercio de la población ha nacido en el extranjero —incluyendo aproximadamente a medio millón de inmigrantes indocumentados— y la delincuencia ha caído a niveles que no se registraban desde la década de 1950.

Y esto, en realidad, no debería resultar sorprendente porque los datos de las condenas a delincuentes muestran que es mucho menos probable que los inmigrantes, tanto legales como indocumentados, cometan delitos que los que han nacido en el país. Por tanto, el Gobierno de Trump ha aterrorizado a familias y a niños haciendo caso omiso de todas las normas de decencia humana para responder a una crisis que ni siquiera existe.

¿De dónde proceden este temor y este odio hacia los inmigrantes? En gran parte parece ser un temor hacia lo desconocido: da la sensación de que los Estados más contrarios a los inmigrantes son lugares, como Virginia Occidental, donde apenas se ven. Pero el odio virulento hacia los inmigrantes no solo existe entre los palurdos rurales. Naturalmente, el propio Trump es un neoyorquino adinerado, y una gran parte de la financiación para los grupos antiinmigrantes proviene de fundaciones controladas por multimillonarios de derechas.

¿Por qué acaban odiando a los inmigrantes personas que tienen dinero y éxito? A veces pienso en Lou Dobbs, un comentarista de televisión que me caía bien y al que conocí a principios de la década de 2000, pero que se ha convertido en un fanático anti-inmigracionista (y en confidente de Trump) y que actualmente advierte de la existencia de un complot de “los Illuminati de la calle K [donde tienen su sede la mayoría de grupos de presión de Washington]” a favor de los inmigrantes.

No sé qué mueve a estas personas, pero esta película ya la hemos visto antes, en la historia del antisemitismo. Lo que ocurre con el antisemitismo es que nunca tuvo que ver con algo que hiciesen los judíos. Siempre estuvo relacionado con mitos espeluznantes, basados a menudo en invenciones deliberadas que se difundían sistemáticamente para generar odio.

Por ejemplo, la gente repitió durante décadas la "calumnia de sangre”, la afirmación de que los judíos sacrificaban bebés cristianos como parte del ritual de la Pascua judía. Y a principios del siglo XX, se difundieron ampliamente Los protocolos de los sabios de Sión, un supuesto plan para que los judíos dominasen el mundo que probablemente fuera fraguado por la policía secreta rusa. (La historia se repite, la primera vez como una tragedia y la segunda vez como una tragedia mayor).

Este documento falso se difundió ampliamente en EE UU gracias nada menos que al mismísimo Henry Ford, un virulento antisemita que supervisó la publicación y distribución de medio millón de ejemplares de una traducción en inglés, El judío internacional. Ford se disculpó más tarde por haber publicado una falsificación, pero el daño ya estaba hecho.

Insisto, ¿por qué alguien como Ford – que no solo era rico, sino que también era uno de los hombres más admirados de su época – emprendió esta senda? No lo sé, pero es evidente que estas cosas ocurren.

En cualquier caso, lo importante es entender que las atrocidades que está cometiendo nuestro país en la frontera no son una reacción exagerada o una respuesta mal ejecutada ante algún problema real que haya que resolver. No hay ninguna crisis de inmigración y no hay ninguna crisis de delincuencia de los inmigrantes.

No, la verdadera crisis es el aumento del odio, un odio irracional que no guarda ninguna relación con nada de lo que hayan hecho las víctimas. Y cualquiera que justifique ese odio – que intente, por ejemplo, convertirlo en una historia con “dos lados” – en realidad es un defensor de los crímenes contra la humanidad.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times

 https://elpais.com/economia/2018/06/22/actualidad/1529667353_901299.html

lunes, 25 de junio de 2018

La guerra de Italia contra los inmigrantes me hace temer por el futuro de mi país

Roberto Saviano
El diario/The Guardian

- Socialmente, los italianos estamos retrocediendo en medio del ascenso del nacionalismo que alienta el racismo contra los extranjeros.

El personal del buque Aquarius trata de calmar a los migrantes rescatados. KARPOV / SOS MEDITERRANEE

Nunca había sentido esta necesidad de hablar. Nunca había sentido esta necesidad de explicar por qué no podemos permitir que sobreviva este nuevo Gobierno italiano. Incluso antes de comenzar a trabajar en serio, ya ha causado daños irreparables.

El drama del barco de rescate de inmigrantes Aquarius, al que la semana pasada le negaron permiso para atracar en puertos italianos, atrajo la atención de todos. Pero parece que para algunos, indiferentes hacia el destino de 629 personas a la deriva en el mar, era una oportunidad para enseñar a Europa una lección sobre cómo lidiar con los inmigrantes. Sin embargo, para otras personas es escandaloso utilizar 629 vidas como elemento de negociación. El problema es que todos hemos perdido la perspectiva general del asunto.

En el mundo actual, la noción de "tolerancia cero" en el Mediterráneo, según la cual no se permite a ningún inmigrante llegar a Europa, es otra cosa que propaganda criminal. Matteo Salvini, ministro de Interior italiano y líder de la Liga, afirma que quiere prevenir más tragedias en el mar y rescatar a las inmigrantes víctimas de los traficantes de personas de Libia y las organizaciones criminales italianas.

Durante el fin de semana, utilizó Facebook para insistir en este argumento. "Mientras el Aquarius navega hacia España", escribió Salvini, "otros dos navíos operados por ONG han llegado a la costa de Libia para esperar sus cargamentos de personas mientras los traficantes los abandonan. Esta gente debe saber que Italia ya no quiere ser parte del negocio de la inmigración clandestina y que tendrán que buscar otros puertos hacia los que navegar".

Pero una cosa es la propaganda y otra son los hechos.

Todos los predecesores de Salvini han intentado políticas de "tolerancia cero", utilizando estrategias similares y terminando en fracasos idénticos, como arrestando inmigrantes en Libia. La única diferencia es que Salvini es más evidente en su bajeza y tiene aliados en el Gobierno que lo respaldan. Todos estos años, Italia –y Europa– ha enviado dinero a países inestables y financiado a traficantes y criminales sin lograr resolver nada. Mientras haya gente que quiera venir desde África a Europa, siempre habrá alguien dispuesto a traerlos a cambio de dinero.

Las puertas de Europa están oficialmente cerradas para los africanos. La única forma de entrar es clandestinamente, y las mafias de Libia están dispuestas a ofrecer la manera ( a casi 100.000 africanos al año). Existe una demanda que satisfacer y no hay oferta legal. Los argumentos engañosos de Salvini y su aliado de coalición, el líder del Movimiento Cinco Estrellas Luigi Di Maio, no significan nada. Ellos tienen que comprender la ley más elemental del mercado: si existe demanda, habrá oferta, ya sea de forma legal o ilegal.

¿Podemos recibir a todos los africanos que quieran emigrar a Europa? No. Pero Italia no tiene derecho a decir: "Basta, ya es suficiente". Muchas veces me preguntan cuál es la solución, como si una persona fuera capaz de resolver todo el problema. No existe una respuesta definitiva, pero sí hay pasos que se pueden dar.

1. Primero, Italia tiene que regularizar la situación de los inmigrantes ilegales que ya viven en el país. El exministro de Trabajo, Roberto Maroni, lo hizo en 2002: otorgó documentos a 700.000 inmigrantes que inmediatamente se convirtieron en 700.000 contribuyentes más para el país. Este Gobierno puede y debe hacer lo mismo.

2. Segundo, deberíamos trabajar en regular visas y dejar de financiar a las mafias de Libia para que sean carceleros a cargo de sórdidos campos de concentración. El dinero nos pesa en el bolsillo, pero sobre todo en la conciencia, aunque parece que la conciencia de muchos italianos está hibernando.

3. Tercero, debemos generar acuerdos con otros países europeos para que los permisos obtenidos en Italia sean válidos para transitar y trabajar en los otros países de la UE. Esto significa lograr realmente un avance político, en lugar de hablar sin llegar a nada.

A menos que se concreten estos pasos, es fácil predecir lo que sucederá en los próximos meses y años. Los inmigrantes a bordo del Aquarius estuvieron dos días en el mar antes de poder dirigirse hacia España. Pero los que estaban a bordo del barco de la guardia costera italiana, el Diciotti, pudieron atracar en Catania, Sicilia.

¿Entonces ahora tenemos inmigrantes de primera y segunda clase? A bordo del Aquarius había inmigrantes rescatados por operaciones de la guardia costera italiana. La próxima vez, ningún inmigrante querrá abandonar los supuestos barcos de rescate oficiales para ser llevado a los barcos de las ONG, a los que les pueden negar acceso a los puertos europeos por no se sabe cuántas horas o días.

Mientras tanto, en Italia se está desarrollando una guerra silenciosa entre los italianos y los inmigrantes que –ya sea legal o ilegalmente– viven y trabajan en el país, a menudo por muy poco dinero o viviendo en condiciones de esclavitud. Al enfocar nuestra atención en los inmigrantes que quieren venir, perdemos de vista los derechos de los que ya están aquí, derechos que debe tener todo ser humano, al margen de si tiene o no permiso de residencia.

La ola de odio que se ha desatado contra los africanos que ni siquiera han pisado el país se descarga en los inmigrantes que ya viven aquí. Socialmente, los italianos estamos retrocediendo, en medio del ascenso del nacionalismo que alienta el racismo contra los extranjeros.

El primer comunicado oficial del nuevo ministro de la Liga para la Familia y los Discapacitados fue una declaración en contra de las familias homosexuales y en contra del aborto. Las palabras de Lorenzo Fontana cayeron como una bomba en un país que esperó décadas que se aprobaran las uniones civiles y donde la objeción de conciencia en los hospitales todavía es una traición al referéndum que decidió la legalización del aborto en 1981.

La triste verdad es que este gobierno tiene muchos seguidores y es popular porque identifica bien sus objetivos: las categorías de personas sobre quienes descargar sus frustraciones, los enemigos a quienes atacar. Así son las cosas, guste o no a los italianos. Pero la gran cantidad de italianos que sufren y están enfurecidos no mejorarán su situación movilizándose contra los inmigrantes.

Por el contrario, en los países en los que se les garantizan derechos a todos, incluidas las minorías, toda la comunidad disfruta de los beneficios. Ha llevado décadas que las comunidades se integren, pero en muy poco tiempo todo puede colapsar como un castillo de arena, destruido por el nacionalismo que convierte a todo el mundo en enemigos.

Si Europa es incapaz de cumplir su misión de recibir e integrar a los inmigrantes, aquellos líderes europeos que no están a la altura de las circunstancias deberían cerrar la boca en lugar de caer en insultos calculados. Es el deber de Italia intentar cambiar para mejor y no caer en el peor de los nacionalismos. Hay vidas humanas en peligro.

@robertosaviano

Traducido por Lucía Balducci.

Fuente:
https://www.eldiario.es/theguardian/guerra-Italia-inmigrantes-temer-futuro_0_784271979.html

martes, 19 de junio de 2018

_- La controversia por la cita de la Biblia con la que el fiscal de EE.UU. justifica separar a los inmigrantes indocumentados de sus hijos.

_- Sus críticos lo acusan de crueldad pero para el fiscal general Jeff Sessions el acto de separar de sus padres a los niños que llegan a la frontera de Estados Unidos sin permiso para inmigrar no solo es algo legal sino que incluso puede hallar justificación en la Biblia.

"Yo les citaría al apóstol Pablo y su clara y sabia orden en (la carta a los) Romanos 13: obedecer las leyes del gobierno porque Dios las ha dispuesto con el propósito del orden", dijo Sessions esta semana en respuesta a los cuestionamientos que ha recibido por esta práctica.

En las últimas seis semanas, en torno a unos 2.000 menores han sido separados de sus familias al ingresar en Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Departamento de Seguridad Interior.

Esta medida es aplicada en el contexto de una política de "tolerancia cero" hacia la inmigración ilegal anunciada en mayo por Sessions.

El fiscal general indicó que esas medidas no eran inusuales ni injustificadas.

"Los procesos ordenados y legales son buenos en sí mismos y protegen a los débiles y a quienes cumplen con la ley", señaló.

Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, no quiso comentar directamente sobre las declaraciones de Sessions pero insistió en que "es muy bíblico hacer cumplir la ley".

El usar una cita de la Biblia para justificar estas medidas, sin embargo, más que servir para aplacar las críticas derivó en nuevos cuestionamientos contra el fiscal.

Primero porque el pasaje que citó tiene un pasado polémico en Estados Unidos y porque el apóstol Pablo también dice en ese texto que la ley a la que hay que obedecer es la de amar al prójimo.

Genocidio, esclavitud, segregación
El capítulo 13 de la Carta a los Romanos, citado por Sessions, inicia con un par de versículos que hacen referencia al cumplimiento de las leyes.

Jeff Sessions anunció en mayo que aplicaría una política de tolerancia cero ante la inmgración ilegal.

"Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas. De modo que, quien se opone a la autoridad, se rebela contra el orden divino, y los rebeldes se atraerán sobre sí mismos la condenación", reza.

Numerosas personalidades señalaron que no es la primera vez que se usan versículos de la Biblia para justificar atrocidades.

Seguir en el enlace,
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44504920

domingo, 13 de mayo de 2018

_- La crisis de la UE, ¿irreversible o reconducible? (*)

_- I)-SOBRE EL CONTEXTO
Con 500 millones de habitantes y representando el 25% del PIB global, la Unión Europea no puede ser abordada como si se tratara de un país, sino que debe serlo como lo que es: una parte del mundo. Así que para abordar su crisis hay que situarla primero en el momento general del mundo. Ese “momento mundial” contiene dos tendencias muy relacionadas; 1-El paso a la multipolaridad que ahora vivimos -lleno de tensiones bélicas, y 2- Las enmiendas a la globalización actualmente en curso.

Sobre lo primero, venimos de una realidad bipolar, la de la guerra fría, inquietante pero relativamente estable. Hemos pasado por el desastroso intermedio del ensayo de una hegemonía en solitario de Estados Unidos (desde Afganistán a Libia, pasando por Iraq) y nos dirigimos hacia una situación de multipolaridad, a un mundo con diversos centros de poder.

Este cambio en la correlación de fuerzas, afecta a la globalización, tal como ha sido entendida en los últimos 30 años, y así entramos en lo segundo.

La globalización del libre cambio va bien cuando se es el más fuerte. Por eso durante mucho tiempo ese concepto fue una especie de seudónimo del dominio mundial de Estados Unidos. Ahora el marco ha cambiado.

Algunos emergentes (China es el caso más flagrante) han realizado la proeza de fortalecerse jugando hábilmente en esa globalización que era el terreno de juego creado por occidente contra el mundo en desarrollo (un “occidente” entendido como “la tríada” de Samir Amin; Estados Unidos+EU+Japón). Además, aunque ese occidente siga siendo el más fuerte en todos los terrenos (económico, militar, industria cultural, mediático…) ya no es lo que era antes:

Cuando se diseñaron las actuales instituciones, la economía de EEUU representaba el 40% del PIB mundial y chinos e indios no pesaban casi nada en el mundo. Ahora la economía de Estados Unidos representa el 15%. No es lo mismo.

Por eso, tanto los EE.UU de Trump como el brexit (los anglosajones) y la Europa del Este están acometiendo una enmienda a la globalización tal como se entendía, un regreso al énfasis en la soberanía nacional y el proteccionismo: a una globalización atenta a los intereses nacionales (“pro-trade nationalism”). Hay que decir que China se metió en la globalización ya desde esa enmienda, por lo que hay que considerarla como la verdadera anticipadora de esa mudanza.

Hemos dicho que esas dos tendencias de cambio están interrelacionadas y sus señales aparecen por doquier:

-Con el “América first” de Trump y sus nuevos aranceles a la producción importada.

-Cuando China presiona a Arabia Saudí para que le venda su petróleo en yuanes a fin de convertir el yuan en moneda de referencia internacional a partir de este año, aprovechando que la demanda energética de Asia Oriental es más importante para los países del Golfo que la de Estados Unidos. Todo eso debilita al dólar, aun dominante y responsable del 42% de las transacciones generales realizadas en el mundo.

-Con los nuevos desafíos al hegemonismo americano/atlantista en America Latina (Mercosur, Alba…), ahora algo eclipsados por el golpe de estado en curso en Brasil, la erosión del chavismo en Venezuela, el gobierno de Macri en Argentina y los cambios en Ecuador…, lo que no impide que siga siendo difícil imaginar un regreso al estado de cosas vigente en el subcontinente en los años setenta.

-En Eurasia, donde por primera vez en treinta años se ha visto (en Ucrania) una respuesta militar rusa (Crimea, Donbas) al expansionismo occidental, algo que explica la demonización mediática de Putin mucho más que cualquiera de sus desmanes autocráticos.

-En el Mar de China Meridional, donde se ven claras actitudes de advertencia ante el pivot to Asia de Estados Unidos (desplazamiento allí del grueso de su fuerza aeronaval): China advierte que no se va a dejar acosar por más que Estados Unidos y Japón utilicen el espantajo norcoreano como excusa para construir y mantener el mismo círculo de hierro que atosiga a Rusia en su entorno. El fortalecimiento del liderazgo de Xi Jingping, tiene que ver con eso y no con las simplezas que se dicen sobre el “nuevo Mao”, ignorando los cambios que la sociedad china ha experimentado desde entonces…

-Vemos la sorprendente, arriesgada y de momento exitosa intervención militar rusa en Siria, que ha impedido una nueva operación de cambio de régimen allí, sobre el estremecedor panorama de ruinas y matanza en aquel país. Esa victoria ha eclipsado en gran parte el papel de Estados Unidos en la región, activando importantes actores regionales (Turquía, Irán) y rompiendo alineamientos como el de Turquía con la OTAN…

Todo eso son contracciones del parto de la multipolaridad.

La pregunta que se presenta es la de si esta reconfiguración, a la vez geopolítica y económica, desembocará en un nuevo consenso multilateralista-multipolar, en el que los diversos actores mundiales, tradicionales y emergentes, alcanzarán nuevas normas y acuerdos de coexistencia consensuados, o si por el contrario nos dirigimos hacia una dinámica bélica de imperios combatientes.

Este me parece que es el contexto que define y sitúa la crisis de la Unión Europea: 1-su no participación en el tránsito a la multipolaridad como sujeto autónomo y 2-su mala posición para las enmiendas a la globalización actualmente en curso.

El primer punto no precisa mayor explicación: la UE no tiene política exterior propia. Es una orquesta desafinada (en gran parte por la OTAN) que va a remolque de Estados Unidos, no sin contradicciones (que van a más: por ejemplo el pleito con el gaseoducto Nord Stream que enfrenta a Alemania y grandes compañías europeas con Trump, o con la ruptura del acuerdo con Irán donde Alemania y Francia tienen grandes negocios).

El segundo punto necesita más detenimiento porque es el que explica mejor la actual espiral desintegradora de la UE.

II) ESPIRAL DESINTEGRADORA
En su última encarnación, entre 1990 y 2000, la Europa alemana de Maastrich (1992: euro, BCE, primacía del derecho europeo sobre el nacional), fue la locomotora de la globalización neoliberal. Representaba la organización supranacional más integrada del mundo. Su diseño fue muy rígido, a la medida del interés nacional de Alemania, de su estrategia exportadora y de su demografía menguante de ancianos rentistas con fondos de pensiones colocados en las burbujas bancarias. Eso explica muchas de las enormes dificultades actuales de la UE, tanto hacia fuera como hacia adentro:

Hacia fuera: ante las enmiendas a la globalización para la que fue rígidamente diseñada. Hacia adentro: ante toda una serie de países cuyos intereses nacionales son diferentes de los alemanes y chocan con ellos en el interior de la UE.

Se impone un cambio. Cierta deconstrucción, pero la UE se parece a un vehículo obligado a retroceder para reubicarse pero que carece de marcha atrás. Comparado con cualquiera de los otros actores (EE.UU, China, etc) ese vehículo parece muy mal dotado para las enmiendas a la globalización. Cada movimiento que se efectúa para adaptarse a la realidad, cerrando fronteras ante la emigración exterior o restringiendo movimientos y posibilidades laborales en su interior, genera disconformidades y tensiones soberanistas desintegradoras de distinto signo en los estados-nación.

Nada más lógico teniendo en cuenta el espectacular encogimiento de las soberanías nacionales de los Estados de la UE que hemos citado en tantas ocasiones:

-Los bancos centrales son “independientes”, la moneda común impide ajustes y devaluaciones, los ministerios de economía son meros ejecutores de directivas decididas en la UE, la OMC, el FMI…

-El derecho europeo tiene mayor rango que el nacional, pese a carecer de un fundamento democrático: es legal, pero no legítimo.

-Y la política exterior y de defensa viene encuadrada por una estrategia (americana) organizada a través de la OTAN que es no solo exterior a la nación, sino a la propia UE.

-¿Qué le queda a la soberanía popular, al sujeto que vota en unas elecciones nacionales? Muy poco. Y encima, esa desposesión ha sido santuarizada, blindada en normas y tratados para hacerla irreversible.

En época de vacas gordas todo esto no era demasiado problema (aunque en los países democráticamente más exigentes y despiertos hubo toda una serie de referéndums que cuestionaron aspectos de la construcción: ocho referéndums, todos, menos el británico ignorados), pero la crisis financiera y sus recetas lo cambiaron todo. Cuando de lo que se trata es de cambiar cosas fundamentales, todo se descompone.

Además la “idea europea” sufre cierta muerte espiritual. Después de haber sido atracados en nombre de Europa (rescate bancos, conversión de deuda privada en deuda pública, drásticos recortes en el estado social…) y después de constatar que no hay soberanía en decisiones fundamentales, muchos europeos, incluso los que recibimos fondos de cohesión, miran a la UE con otros ojos. Donde antes se veían ventajas y progresos, ahora se abren paso desventajas y retrocesos. Eso tiene diversas manifestaciones, en el Norte, en el Sur, en el Este y en el Oeste, pero se produce un poco por todas partes; referéndums, “populismos”, avances de la extrema derecha y -más débiles- nuevos altermundismos y eurocriticismos de izquierda.

Para impedir, para salir al paso de todo eso, habría que corregir, cuestionar y cambiar las normas de funcionamiento de esta UE neoliberal, que provocan todos esos descontentos, esas involuciones sociales y esos referéndums de contestación, pero:

– ¿Cómo hacerlo si sus tratados fundamentales, se diseñaron para eso y además están blindados (“No hay democracia fuera de los tratados europeos”, ha dicho Juncker).

-Parece que para cambiar las cosas, la UE, tal como la conocemos, debería negarse a si misma, pero, ¿puede un establishment administrativo no electo, al servicio de los intereses oligárquicos, practicar tal ejercicio desde Bruselas?

-Y si eso no es posible sin la ciudadanía, ¿cómo puede intervenir una ciudadanía, el pueblo, en el marco europeo, si la ciudadanía europea y el pueblo europeo no existen? (existen el pueblo francés, español, húngaro, pero no el “pueblo europeo”)

-¿Está entonces la respuesta a este embrollo en los Estados es decir allí donde hay soberanía y elecciones?

-¿Sería, por tanto, la suma de toda una serie de respuestas ciudadanas estatales la solución para generar una reforma en profundidad de la UE…?

Mientras esas preguntas no se responden, constatamos que la Unión Europea está estancada: No está siendo un factor de la reconfiguración en curso. No está participando como actor autónomo en ese parto de la multipolaridad que antes describíamos. Geopolíticamente va a remolque y el gran vector que apunta sugiere que más bien se dirige y contribuye a un escenario de los imperios combatientes: La “Europa de la defensa”, con mayor gasto militar (ver las últimas cifras del SIPRI) y protagonismo intervencionista para garantizar el “acceso” a recursos disputados y vías comerciales amenazadas…

Tampoco está creando enmiendas a la globalización desde sus instituciones. Esas enmiendas ocurren desordenada y unilateralmente en los estados nacionales; Polonia no acepta esto, Hungría aquello, Alemania decide en solitario abrirse a los emigrantes y luego decide cerrar sus puertas, los británicos votan irse, los franceses murmuran, los italianos, los catalanes…Y todo eso crea conflictos y tensiones de signo desintegrado que configuran un panorama de cinco brechas que sugiere una balcanización disgregadora:

III) CINCO BRECHAS
1-La brecha del eje franco-alemán (intereses nacionales divergentes han acabado con tal eje. Hay una sumisión de Francia a Alemania a costa de sus intereses nacionales. El Presidente Macron, última esperanza, propone más inversión pública, más flexibilidad, presupuesto común y ministro de finanzas común, parlamento de la zona euro…cosas que Alemania no está dispuesta a conceder, y ahora menos todavía con un Bundestag lleno de ultraderechistas. Y ese fracaso era la compensación ofrecida a los franceses a cambio de destruir su estado social y sus servicios públicos -entre los mejores del continente- en línea con las exigencias de la política germano-europea.

2-La brecha Norte/Sur entre los Pigs y países beneficiarios del euro

3-La del brexit. Aquí hay que decir que el propósito de Bruselas de que la salida británica salga ejemplarmente mal, no está garantizado, pues el Reino Unido es duro de pelar negociará con brío y tiene bazas notables como la city y el vínculo directo con Washington. Por todo ello vale la pena preguntarse qué pasaría si al Reino Unido le fueran bien las cosas fuera de la UE y que mensaje lanzará eso a otros países europeos…

4-La Este/oeste (Visegrad, desencanto, nueva dependencia a 25 años de la emancipación de la tutela soviética del antiguo bloque).

5-La brecha regional: No solo Escocia o Catalunya, sino también y sobre todo multitud de tensiones nacionales y regionales en los Balcanes y en Europa Central/Oriental: posibles roces de Rumanía con Ucrania por la Bukovina, de Hungría con Ucrania por Rutenia, de Hungría con Eslovaquia (por los derechos de la minoría magiar) y con Rumania por Transilvania, la tensión bélica de Ucrania con Rusia en Donbas y Crimea, la voluntad del norte de Kosovo de unirse a Serbia, de los serbios y croatas de Bosnia por configurar sus propias repúblicas, las tensiones en Macedonia… ¿Quién se atrevería en este contexto a abrir la caja de Pándora del “derecho a la autodeterminación” en Europa?

La suma de estas cinco brechas producto del estancamiento es una crisis fenomenal ¿Es reconducible o es irreversible? Les adelanto que no voy a responder a la cuestión que da título a esta intervención, por simple humildad, pero sí diré que, subjetivamente, a mí me parece irreversible. Quizá por haber ya presenciado algo impensable: la disolución de un superestado como era la URSS. Claro que las circunstancias y contextos eran diferentes, pero la impresión en el espectador queda ahí…No lo puedo evitar.

Por otro lado, pienso que el vacío no existe. Con la UE estancada, otras fórmulas europeas ocuparían su lugar, nuevas asociaciones, etc. Por ahí veo un vector reconducible. No creo en un escenario de disolución, un 8 de diciembre de 1991 en Bruselas (el día en que tres presidentes de repúblicas soviéticas declararon disuelta la URSS, no me imagino algo así con Alemania, Francia e Italia, por ejemplo), porque la necesidad de organizar vínculos entre los estados europeos permanecerá de una u otra forma.

Lo más probable parece una especie de regreso al consenso entre estados en detrimento de lo supranacional. Así lo sugiere el fracaso manifiesto de Macron con sus propósitos federalizantes (presupuesto europeo significativo, ministro de finanzas común, listas transnacionales en el parlamento europeo, etc.) que Alemania no piensa aceptar. Ahí está el manifiesto del 8 de marzo de ocho estados del norte -Dinamarca, Holanda, Suecia, Finlandia, Irlanda, Estonia, Lituania y Letonia- contra cualquier reforma del euro sobre bases supranacionales: “la toma de decisiones debe mantenerse firmemente en las manos de los estados miembros”, señala el manifiesto que Alemania ha bendecido…

Pero en cualquier caso, la actual inoperancia de la UE la aparta de los grandes vectores de nuestro tiempo y recuerda a la de un muerto viviente. Eso me hace pensar en el precedente de la Sociedad de Naciones (1918-1946).

La Sociedad de Naciones fue inoperante para los retos de su tiempo; para Abisinia, Libia, la China invadida por Japón, para los sudetes y el Anschluss de Hitler, para la enormidad de la II Guerra Mundial… y cuando se disolvió, en 1946, nadie la echó a faltar porque era un cadáver. Pero, claro, aquel cadáver dio lugar a otro sujeto: la ONU. Esta es la analogía que se me ocurre con la UE que hoy tenemos y que vemos apagarse mientras va perdiendo los trenes del tiempo mundial.

(*) Publicado en Contexto. Este artículo sigue el hilo de la conferencia pronunciada el 20 de abril en el Forum de Debats de Vic.

https://rafaelpoch.com/2018/05/10/la-crisis-de-la-ue-irreversible-o-reconducible/

jueves, 7 de septiembre de 2017

Ruinas. Cuando una aldea desaparece, desaparece parte de nuestro país; cuando una lengua o tribu desaparecen desaparece parte de la humanidad entera.

A partir de los años cincuenta, cuando comenzó en España el éxodo del campo a la ciudad, cientos de pueblos han desaparecido o se han convertido en fantasmas al modo de la Comala de la novela Pedro Páramo, del mexicano Juan Rulfo. Se calcula que en nuestro país son ya más de 3.000 los núcleos deshabitados del todo y que en los próximos años otros tantos lo serán también.

Nuestro particular modelo de desarrollo, aquel llamado desarrollismo que en el franquismo favoreció la industrialización de cuatro o cinco regiones olvidando al resto, condenó a varias de ellas, sobre todo a las de la meseta, a la despoblación. La gente huía hacia las ciudades, en especial hacia las más favorecidas por el régimen, curiosamente entre ellas algunas de las que más se quejan de él, que era donde había trabajo, y así miles de aldeas de Aragón, de las dos Castillas, de Extremadura, de León, del interior de Galicia y de Andalucía fueron quedando deshabitadas, desapareciendo incluso muchas de ellas. El espectáculo de sus ruinas tomadas por la maleza está al alcance de todos.

Durante mucho tiempo, no obstante, el fenómeno solo le interesó a los originarios de esos lugares y a cuatro o cinco románticos para los que las aldeas abandonadas constituían toda una metáfora de la vida. Han tenido que pasar bastantes años para que una serie de libros junto con la agudización del proceso de despoblación de la España interior hayan logrado que los periódicos españoles le presten cierta atención, no mucha. EL PAÍS, por ejemplo, le ha encargado a Sergio del Molino, autor, aparte de un libro de referencia sobre el fenómeno, de un término, la España vacía, que ha hecho fortuna mediática, la redacción de una serie de reportajes que está publicando este mes de agosto que ponen el foco sobre esa tragedia después de décadas ignorándola por completo. Bien está que se haga si no es una moda más y, sobre todo, si sirve para ayudar a hacer visible un problema que afecta a todos los españoles, no solo a quienes lo sufren directamente. Porque cuando una aldea desaparece, desaparece parte de nuestro país como cuando una lengua o tribu desaparecen, desaparece parte de la humanidad entera. Lo dijo Rulfo por boca de su protagonista: “Hay un camino que va para Contla y otro que viene de allá”.

Que, como con la memoria histórica, se haya llegado tarde a interesar a los españoles por el problema de la despoblación no debe impedirnos alegrarnos de que por fin se esté consiguiendo, siquiera sea por desagravio a los perjudicados por ella, puesto que para remediarlo harían falta mucho más que reportajes y artículos como este.

https://elpais.com/elpais/2017/08/23/opinion/1503510751_496531.html

martes, 8 de septiembre de 2015

¿Por qué los refugiados acuden a los “infieles”?

https://video-mad1-1.xx.fbcdn.net/hvideo-xfa1/v/t43.1792-2/10619329_989676824405527_765665321_n.mp4?efg=eyJybHIiOjE1MDAsInJsYSI6MTAyNH0%3D&rl=1500&vabr=650&oh=863b6fc23bb078e104d994587626f1a8&oe=55EF3D17
El pequeño Aylan Kurdi era parte del “enjambre” de Dave Cameron. Claro, le será un poco difícil a Dave sacudirse eso, porque Aylan no era negro ni café ni “manchado” por dictadores de la televisión adictos a la tecnología, sino –enfrentémoslo, porque de eso se trata– más bien como nuestros niños de tres años. Podría haber sido un Alan o un John... o un David. De haber sido arrojado a las costas de Hastings o de Bexhill, uno puede imaginar las demandas de los buenos ciudadanos de Sussex por una investigación pública.

Pero Dave Relaciones Públicas nos acababa de decir que Gran Bretaña no puede “recibir” más refugiados sirios. Lo siento, Aylan.

Sin embargo, a riesgo de contraer el cáncer del Daily Mail, existe una perspectiva un poco más amplia de la que necesitamos estar conscientes. Se supone que Europa y Occidente –lo que alguna vez llamamos la Cristiandad– son los chicos malos en Medio Oriente. Somos nosotros quienes bombardeamos, corrompemos e invadimos a los musulmanes de Medio Oriente. Nosotros, quienes apoyamos a los crueles dictadores de Medio Oriente (a menos que desobedezcan nuestros deseos). Somos nosotros quienes chupamos los tesoros fósiles de Medio Oriente, su petróleo y su gas natural. Somos los infieles, ¿o no?

Y cierto, millones de refugiados sirios se han asentado en miserables campamentos en los bordes de Líbano, Turquía y Jordania. Pero los cientos de miles de desposeídos que hoy se arremolinan deseando huir de sus torturadores no navegan en barcos con abolladuras hacia donde uno esperaría que fuesen: a la ummah, el corazón latente del islam, la tierra donde el profeta vivió y donde recibió la palabra de Dios que es conocida como el Corán. No, los destituidos de Medio Oriente no se dirigen a Arabia Saudita, a los ricos reinos del Golfo, para implorar ayuda de los constructores de las grandes mezquitas, los Guardianes de los Santos Lugares.

Los refugiados no arriban en tumulto a la costa de Jeddah en el Mar Rojo, demandando asilo y libertad en el reino que apoyó al talibán y del que surgió Osama bin Laden. No suplican a los guardias fronterizos sauditas que les permitan tomar el tren de Dhahran a Riad, en busca de solaz y seguridad para sus familias en brazos de un régimen cuya fe wahabita-salafista sunita ha proporcionado reclutas a pasto para el Isil. Y, podríamos añadir, esos sirios que huyen de Assad, más que de sus enemigos, tampoco se arrojan a los pies del “califato islámico” cuyos videoclips hieden a muerte y castigo, más que a piedad.

Un poco extraño, podríamos decir. Los historiadores necesitarán algún día ponderar la ironía de que, mientras cientos de miles de judíos dejaron Europa para ir a Medio Oriente, hace 70 años, cientos de miles de musulmanes escapan ahora de Medio Oriente hacia Europa. Pero de eso se trata, ¿cierto?

¿Por qué vienen acá?

No es porque crean que somos “blandengues”. No es porque quieran medrar con nuestra generosidad. Sospecho que es porque conocen lo suficiente de Europa y de nuestra historia, y de nosotros –no de nuestros políticos de hojalata o de Dave Supermercado y los ruidosos carroñeros laboristas que le gruñen a Corbyn, sino de los alemanes, franceses, italianos y suecos y, sí, los griegos e incluso los húngaros, y hasta de los británicos– para saber que somos buenas personas, gente amable. Creo que saben que, muy debajo de nuestro caparazón de cinismo y materialismo y nuestra falta de fe religiosa, la idea del humanismo está viva en Europa y que podemos ser personas decentes, buenas, consideradas y honestas.

Las implicaciones de todo esto son extraordinarias. Significa que, pese a nuestros líderes negligentes y cobardes, nuestros dementes Blairs, nuestros Daves Supermercado, nuestros tontos Milibands y nuestros deschavetados aliados de Europa oriental, somos una sociedad honorable y humana. No sólo hablo del Ángel de Alemania, sino de los voluntarios alemanes, algunos de ellos desempleados, que alimentan y reciben a los refugiados en Berlín. Me refiero a los 20 mil húngaros que marcharon en apoyo a estos afligidos extranjeros que han llegado a nuestras fronteras europeas. A los hombres y mujeres franceses que ayudan a alimentar al “enjambre” de Dave mientras se pudre en las “junglas” de Calais. Pienso en los jóvenes trabajadores de Médicos Sin Fronteras con quienes viajé a la frontera greco-macedonia, que distribuyeron agua, comida, ropa y afecto a las familias de Alepo, Idlib y Deraa –sí, y de Kandahar y Peshawar–, para quienes los refugiados eran más bien como Aylan el de tres años en su playa dorada: para esos jóvenes europeos, los refugiados eran iguales a nosotros. De hecho, “ellos” eran “nosotros”.

En la cada vez más oscura y profunda división entre la gente –los electores– de Europa y sus servilmente ambiciosos e inmorales líderes (excepto Merkel, claro), existe un desafío mucho más serio para el futuro. ¿Qué ocurre cuando nos damos cuenta de que nuestros representantes no nos representan? ¿Qué ocurre cuando recordamos que Dave Relaciones Públicas inclinó la bandera británica ante el difunto rey de Arabia Saudita? ¿Siquiera –en nuestro nombre– rendirá el mismo homenaje al pequeño Aylan?
The Independent
Fuente original:
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/09/03/por-que-los-refugiados-acuden-a-los-201cinfieles201d-robert-fisk-5416.html

Crisis Migratoria: Europa cosecha lo que sembró junto a EEUU

La Unión Europea (UE) está pasando por el mayor obstáculo desde que fue creada. Y es que a la progresiva desinstalación calculada del Estado de Bienestar se le está sumando ahora con gran ahínco la crisis migratoria que, al contrario, no la supieron calcular.

Claramente los beneficiados podrían resultar los eurorealistas, ya que la presente crisis en buena parte se debe al papel cómplice y sumiso que ha tenido la UE ante los intereses geopolíticos de Estados Unidos.

Hoy los europeos deberán preguntarse del por qué de la crisis, y los más apropiados para contestar dicha pregunta podrían ser los eurorealistas.

El discurso eurorealista podría tomar un nuevo impulso dirigido a su principal objetivo: terminar con la Unión Europea, que más que un instrumento para el pueblo europeo se ha convertido en un real instrumento de los intereses de EEUU, al igual que la estructura de la OTAN.

La crisis migratoria debiera ser la oportunidad para que el matrimonio UE-EEUU pueda llegar a su fin; sería inoportuno ignorar que todo esto ha sido consecuencia de una UE sujeta a los intereses de EEUU. Es cosa de repasar la actitud sumisa y colaboradora que ha tenido últimamente la UE frente a EEUU respecto al asunto Ucrania, al tema de las sanciones a Rusia, el TTIP, pero principalmente el papel jugado en la desestabilización en Medio Oriente y el Magreb.

Dicha actitud está derivando a un "tiro por la culata", porque quienes pagan las crisis por lo habitual son los pueblos, y en este caso será el pueblo europeo quien pagará; visibilizando, además, las diferencias entre la Europa del oeste y la Europa del este, por la simple razón de que los países ricos (Europa del oeste) son los que principalmente han dirigido las políticas erradas de la Unión Europea, siendo Alemania la principal responsable.

Los responsables de Europa deberían hacerse cargo de la crisis migratoria y hacer su propio mea culpa, tanto sus dirigentes como los que aplaudieron de buena gana en su momento, por ejemplo, las intervenciones militares en Libia o los que guardaron silencio.

El continente europeo debería hacer memoria y recordar el drama de la migración o los refugiados en la Segunda Guerra Mundial. No hay mucho que analizar para comprender la actual crisis.

Si se colaboró junto con EEUU y la OTAN en la desestabilización de Medio Oriente y el Magreb, lo mínimo que deberían hacer es hacerse responsables y resolver la actual crisis.

Y es de esperar, por lo demás, que no se les ocurra resolver la crisis señalando que el problema le corresponde "a todos" y quieran mandar ciertas "cuotas" a países que no han tenido nada que ver con las decisiones tomadas por grandes potencias. Por ejemplo, mandar ciertas "cuotas" a América Latina. No, el problema lo deben resolver los que provocaron la actual crisis, y, que sepamos, Europa no está en guerra y goza de recursos suficientes para hacerse cargo.

Níkolas Stolpkin

Le travail mondialisé. Mais pourquoi émigrent-ils ?

par Saskia Sassen, novembre 2000
Alors que la mondialisation économique a profondément transformé les Etats et le système interétatique, peut-on continuer de penser l’immigration comme s’il s’agissait d’une dynamique indépendante des autres champs ; comme si son « traitement » relevait encore exclusivement d’une souveraineté nationale unilatérale ? Peut-on persister, dans la réflexion sur les migrations internationales, à faire l’économie d’une interrogation sur les transformations décisives qui ont affecté l’Etat, à la fois sur le plan domestique et dans ses relations internationales ?

L’idée prévaut, en Europe occidentale, en Amérique du Nord et au Japon, d’une crise du contrôle de l’immigration. Or cette vision interdit tout débat serein. La question importante, en effet, ce n’est pas l’efficacité du contrôle des Etats sur leurs frontières, dont on sait bien le caractère nécessairement imparfait, mais plutôt la nature de ce contrôle. Comment les politiques migratoires s’intègrent-elles au nouveau cours mondial, avec son intégration économique, ses accords internationaux sur les droits humains, avec l’extension aux immigrants résidents de divers droits sociaux et politiques, la multiplication des acteurs politiques, etc. ?

Si l’Etat-nation dispose toujours du pouvoir d’écrire le texte d’une politique de l’immigration, ses différentes obligations internationales font que sa politique de l’immigration, au sens conventionnel de cette expression, n’affecte qu’à la marge les réalités migratoires. Avant que d’évoquer une éventuelle crise du contrôle, il faut analyser les contraintes extérieures, toujours plus nombreuses, qu’ont acceptées les Etats, et qui déterminent leur politique migratoire — autant, sinon plus, que leurs actions sur les frontières et sur les individus.

Car les migrations internationales ne représentent pas des phénomènes autonomes. Parmi les acteurs majeurs, mais rarement identifiés comme tels, de ces migrations, relevons :

- certaines sociétés multinationales, qui, du fait de leur rôle dans l’internationalisation de la production, supplantent les petits producteurs locaux, ce qui limite les perspectives de survie de ces derniers dans l’économie traditionnelle et crée ainsi une main-d’œuvre mobile. De plus, l’installation de pôles de production tournés vers l’étranger contribue à l’établissement de liaisons entre pays demandeurs de capitaux et pays exportateurs de capitaux;

- des gouvernements qui, par leurs opérations militaires, provoquent des déplacements de populations et des flux de réfugiés et de migrants;

- les mesures d’austérité imposées par le Fonds monétaire international (FMI), qui obligent les pauvres à envisager l’émigration (domestique ou internationale) comme stratégie de survie ;

- enfin, les accords de libre-échange qui, renforçant les flux de capitaux, de services et d’informations transfrontaliers, impliquent la circulation transfrontalière de travailleurs spécialisés.

Pourquoi la réflexion des responsables politiques sur les migrations internationales paraît-elle plus courte que dans les autres domaines ? Lorsqu’il faut évaluer les conséquences économiques des transformations du commerce et de la politique internationaux, les experts et les politiques pèsent les effets de chaque décision dans nombre de champs, et recherchent un certain compromis entre ces divers aspects. Mais l’immigration n’est jamais considérée comme l’un de ces domaines: on la traite isolément des autres grands champs d’action politique, comme si on pouvait la penser de manière autonome.

Cet aveuglement explique l’inadéquation des politiques mises en place à leurs objectifs — qu’on soit d’accord ou non avec ceux-ci. Tous les participants au débat sur l’immigration ne gagneraient-ils pas à reconnaître l’existence de ces interactions entre plusieurs champs politiques, et à les intégrer dans leurs réflexions et calculs ? Lorsque, en 1988, j’ai commencé à écrire sur ce sujet, ce genre d’idée n’était pas concevable, pas même comme sujet de débat.

L’économie villageoise déstabilisée

A partir de 1992, la discussion autour de l’Alena a commencé à introduire des évaluations des effets de l’immigration, particulièrement celle des Mexicains aux Etats-Unis. Dans un rapport de recherche novateur, publié en 1990 par le bureau de l’immigration du ministère américain du travail, figure l’une des premières reconnaissances formelles de l’impact des activités extérieures des Etats-Unis sur la constitution des flux migratoires. Si secondaires qu’ils puissent paraître, ces deux cas représentent toutefois une brèche importante dans le rempart d’autonomie construit autour de la politique d’immigration.

Il est assurément plus compliqué de tenir compte de cet impact que de voir dans l’émigration une simple conséquence de la pauvreté, le résultat du choix individuel des émigrants. Or il importe de rattacher les faits migratoires aux politiques susceptibles de les avoir provoqués. Tout montre que c’est à partir des choix des pays hautement développés, importateurs de main-d’œuvre, que se construisent les liens unissant pays d’émigration et pays d’immigration, et que se créent, dans ces pays et à l’étranger, les conditions qui font de l’émigration une des options de survie pour les populations.

En premier lieu, le développement de l’agrobusiness américain et la mondialisation du marché des produits agricoles poussent nombre de pays émergents à développer une agriculture à grande échelle pour l’exportation. Celle-ci réduit les possibilités de survie des petits propriétaires, qui deviennent alors salariés dans les grandes exploitations et passent fréquemment de l’une à l’autre. Une fois engagés dans des migrations régionales (éventuellement saisonnières) pour leur travail, ces ouvriers deviennent des candidats tout trouvés à l’émigration internationale.

De même, lorsque les sociétés occidentales installèrent des manufactures et des usines de montage dans les pays à bas salaires, le recrutement de travailleurs locaux contribua à déstabiliser les économies villageoises traditionnelles, où les jeunes femmes jouaient un rôle essentiel dans la production. Les hommes suivirent donc les femmes, d’abord en ville, puis, pour certains, à l’étranger. Vers quelle destination ? Le travail dans ces entreprises occidentales implique des contacts avec les pays d’où viennent les capitaux, ce qui réduit la distance subjective entre le travailleur étranger et ces pays. Autrement dit, si je peux cueillir ici les fruits pour les ménages américains, si je puis assembler ici les composants d’un appareil électroménager, je peux le faire aussi bien aux Etats-Unis !

De plus, et en particulier dans les manufactures, la direction forme les ouvriers non seulement aux compétences requises, mais aussi à un comportement « adapté » au lieu de travail. Ce faisant, la direction accoutume ces travailleurs et les prépare à travailler en Occident. Comme on l’a vu, notamment au Mexique, en Haïti et en République dominicaine, ces ouvriers-là forment pour la plupart les gros bataillons des futurs émigrés...

L’observation, sur le terrain, des causes de l’émigration tend à prouver que les flux s’inscrivent dans le temps et l’espace, et qu’ils dépendent largement des politiques menées dans d’autres sphères. De nombreuses études universitaires dans le monde entier l’attestent : il ne s’agit ni d’invasions de masse ni de mouvements spontanés de la pauvreté vers la richesse. L’histoire nous apprend qu’en Europe, en l’absence de contrôle, à des distances de voyage raisonnables et même lorsque les situations variaient beaucoup d’un pays à l’autre, peu de gens quittaient les régions plus pauvres pour gagner d’autres plus riches (1).

Le sentiment de crise ne semble donc pas justifié. Et si les Etats exercent moins leur contrôle qu’ils ne le souhaiteraient, c’est que l’immigration obéit à d’autres dynamiques. A travers le temps et sur l’ensemble de la planète, elle comporte des flux hautement déterminés, régulés et équilibrés par des mécanismes spécifiques. Ces mouvements de population ne durent qu’un temps — souvent une vingtaine d’années — avant de se tarir.

Et il y a davantage de mouvements de retour qu’on ne le pense généralement : que l’on songe aux intellectuels et ingénieurs juifs soviétiques qui revinrent d’Israël en Russie, ou aux Mexicains qui retournèrent dans leur pays à la suite des programmes de régularisation — leurs « papiers » leur permettaient enfin de circuler librement entre les deux pays.

Régimes juridiques transnationaux
Nombre d’études de terrain en témoignent: la plupart des gens ne souhaitent guère émigrer dans un pays étranger, et beaucoup de ceux qui ont dû le faire seraient plutôt des migrants circulaires que des immigrants permanents, s’ils en avaient la liberté...

Par-delà la mondialisation de l’économie, une autre transformation majeure des relations internationales contrebalance le pouvoir des Etats en matière de contrôle de l’immigration: la montée en puissance des régimes juridiques liés aux droits humains, dans le cadre des Etats ou de conventions internationales. Voilà qui transforme en sujets des «oubliés» du droit international: peuples émergents, migrants et réfugiés, femmes. Ce nouveau statut peut provoquer de nombreuses tensions entre les divers secteurs d’un même Etat. Ainsi, dans les pays hautement développés, le pouvoir judiciaire se trouve investi d’un rôle stratégique, lorsqu’il en vient à défendre les droits des immigrants, des réfugiés et des demandeurs d’asile contre les décisions du pouvoir exécutif (2).

L’expansion du droit administratif et la judiciarisation de la vie politique impliquent aussi un abandon de l’étatisme dans chaque pays. En matière d’immigration, en Europe occidentale comme aux Etats-Unis, on a de plus en plus souvent recours aux tribunaux pour contester les décisions prises par les législateurs. Le renforcement de l’autorité de la police dans la régulation de l’immigration — qui ne cadre pas facilement avec la défense des droits individuels et de la société civile, si importants dans ces pays — n’échappera donc pas à la contestation juridique. En confinant sa politique migratoire à la seule dimension policière, l’Etat voit se multiplier les contentieux plus que s’affirmer ses capacités de régulation des flux.

Ainsi la mondialisation de l’économie et le régime international des droits humains ont-ils modifié le terrain sur lequel se jouent les relations entre Etats. Ils ont contribué à la formation ou au renforcement d’un nouveau champ d’action civique, qui va du monde du business jusqu’à celui des organisations non gouvernementales (ONG) internationales. L’immigration recoupe de plus en plus ces nouveaux mondes et se trouve partiellement imbriquée avec eux, échappant ainsi à son tour — au moins partiellement — au contrôle de l’Etat souverain.

Bien entendu, l’Etat lui-même a contribué à la réalisation du nouvel ordre économique mondial. Le capitalisme mondial a imposé ses prétentions aux Etats nationaux, qui ont réagi en produisant de nouvelles formes de légalité. Il leur a fallu inventer une nouvelle géographie économique, à la fois en termes de pratiques d’intervenants collectifs et d’infrastructure indispensable, mais aussi de travail étatique pour produire ou légitimer de nouveaux régimes légaux.

Un nombre croissant de mécanismes franchissent les frontières jusqu’à devenir transnationaux, si bien que les gouvernements peinent de plus en plus à traiter des grands problèmes de manière unilatérale. Cela n’implique pas la fin des Etats nationaux, mais plutôt le fait que « l’exclusivité et la finalité de leur compétence (3) » ont changé : plus rares sont les champs dans lesquels l’autorité et la légitimité de l’Etat peuvent fonctionner d’une façon qui exclut d’autres acteurs. Parallèlement, le système interétatique, pris au sens étroit du terme, se voit dépassé par l’institutionnalisation croissante de systèmes de pouvoir qui ne sont plus centrés sur l’Etat — particulièrement pour la finance et les affaires mondiales (4).

D’un côté, tout pousse au multilatéralisme et, de l’autre, le traitement des problèmes d’immigration demeure unilatéral : cette contradiction est surmontée par la croissance de facto (plutôt que de jure) du bilatéralisme et du multilatéralisme dans la gestion de certains aspects spécifiques des migrations internationales. Il en va ainsi en Europe occidentale, où la construction de l’union économique a imposé aux gouvernements des approches supranationales dans tous les domaines. Négociations entre l’Union européenne et les pays d’Europe centrale transformés en zone-tampon pour les demandeurs d’asile (5) ; programmes d’aide à la modernisation des polices d’Europe centrale et du Maghreb pour l’interpellation des immigrants clandestins : autant de témoignages d’un recours à l’action multilatérale, quelle que soit par ailleurs l’agitation rhétorique sur l’exercice unilatéral du pouvoir régalien national.

Phénomène unique en son genre, la construction européenne illustre la difficulté à marier les différents régimes définissant, d’un côté, la circulation des capitaux et, de l’autre, celle des migrants. La définition et la réalisation d’une politique commune ont mis en évidence l’impératif que représente, pour toute politique d’immigration, la prise en compte de l’internationalisation rapide de l’économie. Une étude des étapes de cette construction permet de préciser à quel moment les Etats doivent affronter leurs contradictions — et les résoudre autant que faire se peut (6). Plus les espaces économiques transnationaux sont formalisés, plus le cadre existant de la politique d’immigration pose problème (7) — en particulier dans les pays hautement développés, où elle se heurte à la croissance de l’intégration économique mondiale.

Mais celle-ci contourne, lorsqu’il le faut, les restrictions à la liberté de circulation imposée par celle-là. Certaines composantes de la souveraineté de l’Etat-nation se voient transférées à des entités supranationales — dont les plus importantes sont l’Union européenne et l’Organisation mondiale du commerce (OMC). Une bonne partie des instruments intellectuels dont les gouvernements disposaient et qui leur permettaient de contrôler leur population et leur territoire se trouve désormais aux mains d’institutions non étatiques. En témoignent les régimes privatisés transnationaux qui régissent le commerce transfrontalier, et la prééminence croissante de la logique du marché financier mondial sur les politiques économiques nationales.

Les nouveaux régimes spéciaux pour la circulation de la main-d’œuvre de service, mis en place dans le cadre de l’Accord général sur les tarifs douaniers et le commerce (GATT) et de l’Accord de libre-échange nord-américain (Alena), ont été découplés de toute notion de migration, même si, de fait, ils encadrent des migrations de travail temporaires. L’un et l’autre entendent favoriser la mobilité, sous la tutelle d’entités supranationales indépendantes des gouvernements, telle l’OMC (8). On peut voir ici les éléments d’une privatisation de certains aspects de la régulation du travail transfrontalier.

Et, de fait, ces deux accords internationaux majeurs sanctionnent une nouvelle fois la privatisation de ce qui est gérable et profitable. Ils concernent, en effet, les seules composantes de la politique d’immigration caractérisées par:

- une forte valeur ajoutée — c’est-à-dire des personnels dotés d’un haut niveau d’éducation ou de capital;

- la flexibilité — ces personnels ont toutes les chances d’être des migrants temporaires travaillant dans les secteurs de pointe de l’économie, donc des migrants visibles, identifiables et soumis à une régulation effective ;

- les bénéfices — compte tenu de la nouvelle conception libérale des échanges et des investissements.

A la limite, les gouvernements risquent ainsi de ne garder sous leur coupe que la gestion des éléments « à problèmes » et « à faible valeur ajoutée » de l’immigration : pauvres, travailleurs non qualifiés à bas salaire, réfugiés, familles dépendantes et, dans le cas des travailleurs qualifiés, ceux qui peuvent engendrer des tensions de nature politique. Cette sélection parmi les migrants de travail aura une forte influence sur ce que l’on va désormais ranger dans la catégorie politique des « immigrants ». Et il est aisé d’imaginer les implications de cette réduction des migrations internationales à leur compartiment le plus difficile.

Saskia Sassen
Professeure de sociologie à l’université de Columbia (New-York), auteure, notamment, de Critique de l’Etat. Territoire, autorité et droits, de l’époque médiévale à nos jours, éditions Démopolis/Le Monde diplomatique, et de La Globalisation. Une sociologie, Gallimard, Paris, 2009.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Europa ante su niño muerto

Rafael Poch
La Vanguardia

Es justo que quienes fomentan guerra y miseria con imperialismo y un comercio abusivo y desigual, reciban las consecuencias demográficas de sus acciones.

«Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y despierta las conciencias», explica Bernard Henry Levy, sobre la foto del cadáver del niño sirio varado en una playa turca. El “popular diario” Bild animando una campaña de acogida de refugiados con ayuda de igualmente populares futbolistas. La Canciller Merkel apelando a la humanidad y a los valores, y reafirmando su “gran liderazgo europeo” en esta cuestión, nos explican editorialistas de renombre. Tres momentos que confirman que en Europa ya no hay ni lugar para la vergüenza. Es la hora de la gran tomadura de pelo.

La estrella mediática parisina, agitador de todas las intervenciones militares del humanitarismo euroatlántico, no relaciona sus prédicas belicistas con el niño muerto huido de Siria. Tampoco lo hizo con las oleadas balcánicas, afganas, libias o iraquíes. Los Estados cuya destrucción y disolución ayudó a justificar en nombre del interés supremo de la geopolítica y economía occidentales, producen éxodos -y terrorismos- claramente identificables. Cuanta más guerra y desolación se siembra en la regiones en crisis, mayor será el flujo hacia Europa. Es una consideración bien banal pero, ¿quién nos la va a recordar estos días? ¿El “popular diario”, quizás?

Bild es el primer diario xenófobo del continente y el de mayor tirada. Su campaña es genuina: la gran operación de imagen del país del “Nein” y del “Grexit”, cuyo nacionalismo post reunificación -inscrito en los tratados europeos, en las reglas del Banco Central Europeo y hasta en la misma moneda única- ha mandado al traste medio siglo de integración europea y de redención por el desastre nazi. El establishment alemán necesitaba, ciertamente, una campaña de imagen y la crisis de los refugiados se la ha dado.

Alemania recibirá este año 800.000 refugiados, según las infladas cifras del gobierno federal, de momento poco más de 200.000 solicitaron asilo en los primeros siete meses del año. Alemania es el “primer receptor europeo” de refugiados, el ejemplo para una Francia acomplejada bajo la sombra de su Frente Nacional. “La hipocresía francesa y el ejemplo alemán”, titula el portal Mediapart.

¿Quién recordará que en territorio alemán se han cometido algunos de los mayores crímenes xenófobos de la posguerra europea-occidental, incluida la mayor trama terrorista de los últimos veinte años (NSU) con manifiestas complicidades en el aparato de seguridad, que es allí donde las residencias para emigrantes arden con mayor frecuencia y donde los pasillos del metro son más peligrosos para los morenos? Un “ejemplo” que pasa por encima del hecho de que la inmensa mayoría de los “emigrantes” en Alemania son europeos de tradición cristiana. Un paseo comparativo por las calles de Berlín y París ofrece una evidencia visual abrumadora a este respecto. Una ciudad con los colores étnicos de Marsella es completamente impensable en Alemania, donde el número de matrimonios mixtos entre alemanes y turcos (la excepción) es insignificante. La frase atribuida a un ayudante de Nicolas Sarkozy de que en la crisis actual, “los alemanes administran un flujo, mientras que nosotros tenemos que administrar un stock, por lo mucho que hemos acogido en las últimas décadas”, responde a una realidad que los propios franceses ignoran, por más que el racismo y la xenofobia sean problemas verdaderamente paneuropeos.

Ciertamente, todo esto no nos lo recordará la Federación de la Industria Alemana (BDI), con sus fantasmagóricas quejas por la falta de mano de obra. Estos sirios educados y de clase media que gritan “¡Germany, Germany!” en la estación de Budapest y que huyen de una guerra que Europa, y Francia en particular, han fomentado, son la solución: el recurso ideal de una estrategia para mantener la política de salarios bajos que arruinó a los pocos socios europeos aún capaces de producir como Francia. Varios millones de ellos ayudarán a mantener las cotizaciones del geriátrico federal cuyos fondos de pensiones se fundieron en el casino bancario, de la misma forma en que ocurrió en España con los cinco millones de extranjeros que entraron en nuestro “mercado laboral” entre 1998 y 2008 para alimentar la caldera de la burbuja.

800.000 extranjeros son de todas formas muchos. Sobre todo vistos en un titular de prensa. Pero los extranjeros no solo entran en Alemania sino que también se van. Cada año a razón de medio millón. En los últimos diez años 5,4 millones de extranjeros han abandonado Alemania, según la estadística federal. La simple realidad es que las cifras del actual flujo que se están haciendo pasar por críticas, son anecdóticas tanto para Alemania como para un conjunto de 500 millones de habitantes como es la Unión Europea.

Vivimos en un mundo integrado y es justo que quienes fomentan guerra y miseria con imperialismo y un comercio abusivo y desigual, reciban las consecuencias demográficas de sus acciones. Lo mismo ocurrirá, con creces, con los futuros emigrantes del calentamiento global, ese desastre en progresión de factura esencialmente occidental. Las estimaciones que la ONU baraja para el futuro en materia de éxodos ambientales convertirán en un chiste lo de ahora, incluido el trágico balance de muertos en el Mediterráneo.

La experiencia demuestra que las barreras y los alambres de espino no sirven para nada. En 1993 Texas levantó su barrera en la frontera con México y el flujo creció. Un año después lo hicieron California y Arizona. Desde entonces la presencia de emigrantes mexicanos en Estados Unidos se ha triplicado. Las barreras no solo no sirven para impedir la entrada de ilegales, sino que impiden la salida de los que quieren regresar a sus países. Con lo que costó entrar, nadie se arriesga a hacer el camino de regreso. Así que lo mejor sería ir pensando en; una política de paz activa, de resolución diplomática de conflictos, de prohibición de la exportación de armas (negocio del que Alemania es líder europeo y la Unión Europea líder mundial), en un orden economico menos injusto y desigual, en una manera de vivir menos crematística y más sostenible. Rafael Poch.
Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/09/04/europa-ante-su-nino-muerto-46975/

viernes, 1 de mayo de 2015

Crimen de Lesa Humanidad. La UE quiere las riquezas de África, pero a las personas no

Cecilia Zamudio
Miles de personas fallecen todos los años en su intento de llegar a Europa. Miles de personas huyendo de la miseria a la que el saqueo perpetrado por el gran capital transnacional somete a África. No van hacia el *"sueño europeo"*, huyen de la pesadilla en que las transnacionales han convertido a África; siguen la ruta que previamente han seguido las inmensas riquezas extraídas de sus países. Pero la UE quiere las riquezas de África, pero a las personas no. La Dictadura del Capital obliga a las personas a emprender éxodos terribles, en condiciones de peligro extremas.

En la madrugada del 19 de abril 2015, un barco con más de 900 personas migrantes se hundió en el estrecho de Sicilia: intentaba llevar a centenares de personas desde Libia hasta Italia. La Fiscalía de Catania señaló que se estima que podrían haber fallecido unas 950 personas; los procuradores expresan que *"aún es imposible determinar con precisión el número de muertes" (1)*. Por el momento se han encontrado 24 cadáveres, y solamente 28 supervivientes. Carlotta Sami (ACNUR Italia), expresó que el barco se hundió a unos 110 km de la costa. Los Guardacostas italianos habían recibido una llamada de socorro en la noche, avisándoles de que el barco se encontraba en peligro. Pero, según informaron los guardacostas, cuando se inició la operación de rescate, el barco naufragó porque todos los que iban a bordo se colocaron del mismo lado en la desesperación por sobrevivir (2).

Las fauces de un mar sorprendido se tragaron la vida de otras 900 personas. En el mismo mes de abril de 2015, más de 400 personas migrantes desaparecieron y unas 150 sobrevivieron, tras naufragar en su viaje clandestino rumbo a Italia, el día 15. Y es que el Mediterráneo se ha convertido en una inmensa tumba. En total unas 90 mil personas cruzaron a Europa entre el 1 de julio y el 30 de septiembre 2014, y al menos 2.200 perdieron la vida. En el trimestre anterior fueron 75 mil personas y 800 muertes, según ACNUR.

Estas tragedias representan un largo sufrimiento para los familiares de las víctimas; y por otro lado una larga sucesión de malabarismos mediáticos para los políticos de la UE, que salen a intentar tapar el sol con un dedo. Quieren tapar que el saqueo y las *"guerras humanitarias"* perpetradas por la UE y EEUU contra África tienen al éxodo masivo como lógica consecuencia. Salen los políticos, los representantes de las instituciones *internacionales*, a cual más "caritativo", a cuál más "legalista", a cuál más ufano a proponer *soluciones*. Y cada *solución* es menos solución que la anterior. Parecen obsesionarse con las supuestas "mafias" de transporte de personas, cuando es bien sabido que en muchas ocasiones el supuesto "mafioso" no es otra cosa que un pescador que ya no puede sobrevivir de la pesca en un mar saqueado por el arrastre de las grandes transnacionales, reconvertido en conductor de embarcaciones que clandestinamente intentan pasar las fronteras de la Europa fortaleza. Incluso, si bien puede ser cierto que muchos transportistas de estos viajes clandestinos, se aprovechan de las personas en situación de éxodo y migración clandestina, estos transportistas no pueden ser tenidos por los responsables de esta tragedia, de estos crímenes de Lesa Humanidad. A menos que se quieran ocultar a los verdaderos responsables. Algunos salen incluso a decir que hay que bombardear las embarcaciones en las costas de salida: el fascismo de la Unión Europea deja completamente caer sus máscaras.

Entre los supervivientes de la tragedia del 19 de abril, los medios han ubicado ya a los dos hombres que les sirven de chivo expiatorio: dos miembros de la tripulación serán el blanco de todo el odio; chivos expiatorios perfectos para ocultar a los verdaderos responsables de estos crímenes contra la humanidad. Se les acusa de homicidio múltiple, y los medios del gran capital intentan responsabilizar de la continua tragedia del Mediterráneo y del Atlántico a las supuestas *"mafias de trata de personas"*.

Esta tragedia del fallecimiento atroz de cientos de personas en proveniencia de Libia, también pone en evidencia otra de las consecuencias de la invasión contra Libia, perpetrada por los "aliados" y su OTAN en el 2011.

La invasión de Libia fue una intervención al servicio del Gran Capital Transnacional, que adelantó la OTAN con la ayuda de mercenarios paramilitares inyectados en Libia desde los servicios secretos europeos y estadounidenses. Esta invasión se articuló con la total complicidad del aparato mediático del capitalismo transnacional, que a los paramilitares mercenarios los llamaba *"rebeldes"* con la finalidad de justificar la invasión y genocidio contra el pueblo libio, y su gobierno de entonces, el de Muammar Al Gaddafi. Durante el gobierno de Gaddafi, Libia era el país con el mayor nivel de vida de toda África; razón por la que en Libia se establecieron muchísimos africanos de otras regiones de África. Estos africanos hoy se suman a los que intentan llegar a la Europa fortaleza: a esa UE que saquea las riquezas de África, pero luego no quiere a las personas.

Libia fue el blanco de la codicia capitalista por varias razones: tiene en su suelo un petróleo de los más livianos del mundo y un potencial productivo estimado en más de 3 millones de barriles diarios. Desde 2009 Gaddafi adelantaba un plan para nacionalizar el petróleo libio. El plan de nacionalización fue impedido por opositores en el mismo seno del gobierno. Muchos de estos opositores a la nacionalización fungieron *de "jefes rebeldes"* al servicio de los intereses de las transnacionales.

Además Libia posee una inmensa reserva hídrica subterránea estimada en 35.000 kilómetros cúbicos de agua, que forma parte del Sistema Acuífero Nubio de Arenisca (NSAS), la mayor reserva fósil de agua del mundo. En los años ochenta Libia inició un proyecto a gran escala de aprovisionamiento de agua: El Gran Río Artificial de Libia, considerado uno de los más grandes proyectos de ingeniería, que proveía agua desde los acuíferos fósiles. El sistema una vez finalizado cubriría a Libia, Egipto, Sudán y Chad, y potenciaría así la seguridad alimentaria de una región aquejada por la escasez de agua para cultivos. Eso evitaría que esos países recurrieran a los fondos del FMI: algo que se oponía a la aspiración del monopolio global de los recursos hídricos y alimentarios por parte de Occidente.

Por otro lado Libia poseía 200 mil millones de dólares de reservas internacionales que fueron confiscadas por sus agresores. Estos fueron los móviles del crimen contra Libia.

Luego de la agresión imperialista, Libia quedó destruida, sin infraestructura acuífera ni vial, ni escuelas, ni hospitales, ya que hasta éstos fueros bombardeados. Antes de la invasión imperialista, en Libia las mujeres vivían con mucha más libertad que en otros países de la región; luego de la invasión, la UE y EEUU aplaudieron al gobierno de sus mercenarios: una de cuyas primeras medidas fue decretar la ley de la Sharia, atrozmente cruel con las mujeres. Otra de las consecuencias de la invasión a Libia, es el surgimiento de grupos de terrorismo paramilitar en diferentes países de la región: los mercenarios empleados por los servicios secretos europeos y estadounidenses se reciclan en otras operaciones del terror. De estas operaciones surge el Estado Islámico.

Libia fue torturada por lo que falsimedia tuvo el cinismo de llamar *"bombardeos humanitarios"*. Fue una operación de neocolonialismo con miras a apropiarse de los inmensos recursos petroleros y acuíferos de Libia. Las transnacionales inflaron sus fortunas en base a la tortura del pueblo Libio.

El capitalismo es el responsable de esta tragedia, y concretamente los grandes capitalistas que se lucran del sudor ajeno y del saqueo del planeta: ellos son los criminales de Lesa Humanidad. Esos que los medios nos mostrarán como "empresarios de éxito" y no como los genocidas que son. 85 multimillonarios poseen una riqueza igual a la riqueza que comparten 3.570 millones de personas, que sobreviven explotadas en infernales socavones, teniendo que vender sus órganos, teniendo que trabajar en fábricas que las sepultan vivas, teniendo que prostituirse desde la infancia, o teniendo que empeñarse en éxodos terribles, cuya culminación no será otra que la muerte por ahogamiento, o el ahogamiento en vida, teniendo que trabajar por migajas en la Europa fortaleza, en caso de sobrevivir al viaje.

Hoy son miles de hombres jóvenes, mujeres y niños, que se ha tragado el mar. Un mar cuyas olas van y vienen entre África y Europa, testigos silenciosas del genocidio capitalista, lamiendo las playas de los países saqueados y también aquellas playas que son las puertas del cinismo más absoluto.

Notas:
(1) http://eldia.es/agencias/8061022-INMIGRACI-N-MEDITERR-NEO-ITALIA-Prevision-Italia-busca-respuestas-naufragio-Cuantos-eran-que-hundieron
(2) http://www.telesurtv.net/news/Barco-con-700-inmigrantes-se-hunde-en-costas-de-Libia-20150419-0010.html

miércoles, 22 de abril de 2015

El gran álbum de los emigrantes españoles en Estados Unidos. Un libro reúne 327 fotos de la vida de los que se marcharon a hacer las Américas

"Dentro de pocos años, […] aquellos españoles que están en Hawai trabajando por su salvación serán buenos ciudadanos estadounidenses". Este recorte en The Washington Post del 14 de diciembre de 1907 ilustra la llegada de decenas de miles de emigrantes de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Andalucía, Valencia… entre el último tercio del siglo XIX y comienzos del XX a una tierra que les prometía oportunidades. Campesinos y obreros que no sabían ni una palabra de inglés y con apenas unas monedas en los bolsillos, reunieron el valor de embarcarse a Estados Unidos para huir de la miseria o de un servicio militar obligatorio cuyo probable destino era morir en las guerras norteafricanas.

Las fotos —con la pátina sepia o en blanco y negro— de aquellas vidas han permanecido desperdigadas en álbumes familiares, cajones, cajas o baúles como los que tenía Elena Barquilla en su casa de Trujillo (Cáceres), forrados con periódicos de 1913 y repletos de imágenes de sus bisabuelos en California.

Ahora, un precioso libro, Invisible Immigrants Spaniards in the US (1868-1945),  de James D. Fernández y Luis Argeo, ha reunido 327 fotos y documentos que cuentan la aventura de aquellos españoles que hicieron las Américas. "Mi abuelo paterno, en la cubierta del SS Aquitania. Llegó en 1926 y trabajó de fogonero en Newark", detalla el pie de una de esas instantáneas, en la que se ve a un grupo en el que sobresale la boina negra de Adolfo Losada.

Este gran álbum —en edición bilingüe, inglés y español— de lo que Fernández (Nueva York, 1961) denomina "el heroísmo de lo cotidiano" forma parte de un proyecto que incluye un archivo digitalizado y dos películas ya exhibidas, para alumbrar un capítulo de la historia de España "sobre el que hay mucho desconocimiento", señala el periodista Luis Argeo (Piedras Blancas, Asturias, 1975). “Se ha hablado sobre todo de los que se fueron a Latinoamérica. En EE UU, los españoles fueron invisibles, en comparación con la cantidad de italianos o irlandeses que emigraron”... (foto: españoles en  Mountain View, California)
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/31/actualidad/1427815418_291816.html

sábado, 11 de abril de 2015

Alemania, en dos tiempos. Los ojos de su nieta le explicaron todo lo que estaba viendo en los suyos, Alemania, años sesenta, el frío, la primera explotación…

Se empeñó en ir a buscarla al aeropuerto.

Su hijo y su nuera no sólo no lo entendieron, sino que hasta se enfadaron un poco con él. Se dio cuenta de que interpretaban su insistencia como una muestra de senilidad, pero se mantuvo firme. Ya sabía él que desde el pueblo hasta Barajas había más de cien kilómetros, que el coche era pequeño, que en el maletero no había suficiente espacio para el equipaje de su nieta, que tendría que hacer el viaje de vuelta con un bulto sobre las rodillas, pero no cedió. Él tenía sus motivos, y ni su hijo ni su nuera podrían entenderlos. Su nieta sí, y por eso era imprescindible que le encontrara en el vestíbulo del aeropuerto.

Al principio, cuando llamaba sólo una vez a la semana para contar problemas, él estaba tranquilo. Su hijo tampoco lo entendía. Hemos estado hablando con la niña por Skype, le contaba, como si él supiera lo que le estaba diciendo, y la hemos encontrado animada, ¿sabes?, aunque dice que todo es muy difícil, que las cosas no son como las pintan aquí, que ha encontrado una habitación que no le gusta mucho, porque las que le gustan son muy caras, en fin… Él no sabía lo que era Skype, pero sabía lo que le pasaba a la niña y todavía no estaba preocupado.

La niña se llamaba Laura, tenía 24 años, y había empezado un máster en Biología Molecular que no había podido terminar porque su madre ganaba exactamente la mitad desde que el ERE de su empresa la pasó por encima, obligándole a aceptar un contrato a tiempo parcial, y el sueldo de su padre no daba para tanto. Él se ofreció entonces a pagar la matrícula, pero su nieta no quiso aceptarlo. Yo te lo agradezco en el alma, le dijo, pero, tal y como están las cosas, es mucha responsabilidad… Después, con una madurez que enterneció al anciano, enumeró sus razones.

Tenía dos hermanos más, y el pequeño aún no había terminado el Bachiller, la empresa de su madre no iba bien, el negocio de su padre pasaba por demasiados baches. No es justo que te lo gastes en mí, concluyó. Es mejor que lo guardes y que esperemos a ver qué pasa. Yo, de momento, he decidido irme a Alemania. Tengo un par de compañeros que han encontrado trabajo allí. Intentaré ahorrar todo lo que pueda, y… No me mires así, abuelo.

Él no era consciente de estar mirándola de una manera especial, pero se equivocaba. Los ojos de su nieta le explicaron todo lo que estaba viendo en los suyos, Alemania, años sesenta, un viaje en tren que no terminaba nunca, el frío, el desconcierto, la incapacidad para comunicarse en un idioma infernal, la primera decepción, la primera explotación, una adaptación trabajosa, un progreso incierto, y luego, de golpe, una vida distinta, otro idioma, otro clima, otras costumbres, otra manera de trabajar y, al fin, mucho más dinero. Él había emigrado y le había ido bien, pero después de nueve años, cuando consiguió ahorrar lo que se había propuesto, decidió volver. Tenía compañeros que se habían quedado, pero él había vuelto y nunca se había arrepentido.

Su nieta no quiso que le diera nombres, ni direcciones, pero él se empeñó en meterle una nota en el bolsillo cuando fue al aeropuerto a despedirla. Desde entonces no había pasado ni un año y su nieta había ido mucho más deprisa que él, quizá porque en los años sesenta del siglo XX había trabajo de sobra para quien lo quisiera, y ahora no lo había.

La niña ha vuelto a llamar, empezó a contarle su hijo demasiado pronto, y eso que llamó anteayer, pero está muy contenta. Ha encontrado dos trabajos, uno por la mañana y otro por la tarde, y no le pagan mucho, pero la he encontrado más ilusionada, no sé, con más esperanza… Malo, pensó él, aunque no quiso decirlo en voz alta. Malo que llame tan seguido, malo que dé tan buenas noticias, malo… Por eso, la tercera etapa no le cogió por sorpresa. Cuando su nieta volvió a llamar poco, menos que al principio, para contar que echaba mucho de menos a la familia, que los días eran muy oscuros, que estaba muy triste aunque le iba muy bien, por fin habló con su hijo.

Si te dice que está pensando en volver, dile que vuelva, que nosotros también la echamos mucho de menos. Pero ¿qué dices?, protestó él. ¿Ahora va a volver? ¿Ahora que tiene dos trabajos, que está contenta, que ha hecho amigos? Ni hablar, yo no le digo eso. Que sí, hazme caso, replicó su padre. Lo demás, que no tenía dos trabajos, que no estaba contenta, que no había hecho amigos, se lo guardó para sí mismo.

Por eso, cuando Laura llamó por última vez para anunciar que ya se había sacado el billete, se empeñó en ir a buscarla al aeropuerto.

Por eso, cuando salió por la puerta y le vio, se lanzó a sus brazos antes de abrazar a su padre, antes de besar a su madre.
Fuente: El País.
www.almudenagrandes.com