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lunes, 9 de julio de 2018

El suplicio de la agente que plantó cara a los­­ cazadores de aves protegidas. La sargento jefe del Seprona en Lanzarote se enfrenta a la expulsión después de ser expedientada cinco veces en nueve meses

Los cuatro guardias forestales que vigilaban el archipiélago de Chinijo, al norte de Lanzarote, dimitieron en 1996 hartos de la permisividad oficial con la caza furtiva de la pardela cenicienta, ave marina que forma parte de la tradición de estas islas desde los tiempos de los aborígenes. Poco antes, nada menos que el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Lanzarote, Higinio Hernández, fue denunciado por cazar estas aves, una delicia culinaria que se consumía antaño en las islas en días de fiesta. Era reincidente. Tres años atrás le habían sorprendido agachado sobre unos cubos llenos de pardelas a medio desplumar en el islote de Alegranza. Era de noche y en la foto se le ve desconcertado por el flash. Ya entonces estaba protegida la especie por ley, y se la estaba saltando un político.

La reseña histórica sirve para poner en contexto lo que desde hace unos meses le ocurre a la sargento jefe del Seprona en Lanzarote, Gloria Moreno, que se enfrenta a un expediente disciplinario que podría apartarla del servicio. En apenas nueve meses, sus superiores han abierto cinco expedientes contra ella: los primeros fueron por faltas leves; los dos siguientes, graves y el más reciente es muy grave y ha supuesto que, como medida cautelar, lleve cesada de funciones más de dos meses. La caída en desgracia de Moreno, de 38 años, tiene su origen en una operación contra el furtivismo en Alegranza en septiembre de 2015, según aseguran organizaciones ecologistas de la isla, diputados del parlamento de Canarias, la Fundación César Manrique y otras fuentes consultadas por este diario.

Moreno, natural de Segovia, llevaba menos de un año en la isla cuando, acompañada de otros dos agentes, sorprendió a 19 hombres cazando y asando pardelas en el islote. Habían fondeado sus embarcaciones de recreo frente a la playa y habían instalado una carpa azul para dar sombra, una mesa y una cocina portátil. Unos estaban sentados, otros cocinando y los demás paseando por la playa. “Se percibe claramente desde el risco un fuerte olor a ave cocinándose”, se lee en la diligencia que redactó el Seprona. Los agentes les vigilaban desde una posición elevada y entonces bajaron a identificarles. “¿Esto es pardela?”, preguntó uno de los agentes. “Manifiesta sí, bajando la mirada y haciéndose a un lado”, refiere el escrito. Después, durante la instrucción judicial, un examen de ADN demostraría que, efectivamente, estaban asando un ave protegida en pleno parque natural.

Aquellos hombres resultaron ser prominentes miembros de la sociedad lanzaroteña y de otras islas canarias: grandes empresarios turísticos propietarios de edificios de apartamentos y gasolineras, médicos, un arquitecto municipal, un luchador de lucha canaria, un policía nacional… La Fiscalía pide para 11 de los 19 una multa de 5.760 euros por un delito contra el medio ambiente, en su modalidad de protección a la fauna. El juzgado de instrucción 2 de Arrecife está a punto de abrir juicio oral. Según el escrito de acusación, el objeto de su visita a Alegranza –islote deshabitado al que está prohibido acceder— “era la degustación de diversos ejemplares de la pardela cenicienta que previamente habían capturado, a sabiendas de que la misma se encuentra protegida”.

La pardela es un ave marina migratoria que prácticamente no toca tierra salvo en época de crianza. Cada pareja tiene un solo pollo que no sale del nido hasta que, entre octubre y noviembre se produce el aleteo, el primer vuelo. Los progenitores dejan de alimentarles para animarles a aventurarse al exterior. Justo antes es cuando tradicionalmente los pardeleros sacaban los pollos de las huras (nidos) con un bichero (un trozo de hierro alargado con una ganzúa en la punta). En la patrulla que realizaron los agentes tras identificar a los pardeleros en septiembre de 2015 observaron “gran cantidad de nidos o huras de pardela expoliados”. “Al menos 50 huras poco profundas carecen de pollo”, añaden en el atestado. Al día siguiente en otra inspección encontraron “un saco con 10 ejemplares de pardela y un bichero”. Su conclusión: “Se ha producido una caza masiva de pollos de pardela”.

La sargento Moreno se fue de baja de maternidad poco después. A los meses de volver al servicio activo empezaron las sanciones. La primera fue, según explica su abogada, por preguntar en una reunión por las capturas de gatos en la isla de La Graciosa. La segunda, un mes después, por haber incentivado a una ciudadana a poner quejas. Ya ha sido archivada. La tercera, esta ya grave, al mes siguiente, por tramitar dos denuncias de maltrato animal presentada por dos protectoras hacía casi un año (mientras ella estaba de baja) y a las que no se había dado curso. En otra grave, la acusan de pedir muchos papeles (copia de declaraciones de testigos) y hacer aseveraciones falsas (le dicen que ya le habían dado copia y que por tanto no es cierto que no la tenga). Quienes proponen las sanciones son el coronel Ricardo Arranz y el capitán Germán García.

“Los motivos de las sanciones son a cada cual más ridículo”, dice la abogada de la asociación Transparencia Urbanística, Irma Ferrer. “Hacer bien su trabajo aquí en Lanzarote le ha traído consecuencias, pero la sargento tiene coraje y no se ha equivocado. No tienen nada contra ella”, añade. “Llevamos 40 años con el asunto de las pardelas. Es una costumbre de la clase bien de la isla, y desde que está prohibido es un aliciente mayor. Gloria sin saberlo atacó a un privilegio. Fue su bautizo de fuego y no se lo perdonan”.

Los 19 pardeleros habían solicitado un permiso del Cabildo de Lanzarote para fondear en Alegranza y pasar unos días en la playa. Y el Cabildo se lo concedió pese a que, tal y como consta en el sumario del caso, hay varios antecedentes de sanciones a uno de ellos, A. G. C., por acampar ilegalmente, aunque no fue él quien pidió el permiso en 2015. Distintas fuentes acusan al Cabildo de conocer perfectamente la actividad ilegal de este grupo y de no hacer nada por evitarla. El Cabildo no se ha personado en el caso. Según una portavoz, porque el caso compete a una administración de rango superior, el Gobierno de Canarias. Tampoco este se ha personado.

“Han ido a por ella, a sancionarla”, asegura la abogada María Jesús Díaz Veiga, que se ha hecho cargo de su defensa en el último expediente, el de consecuencias más graves para la sargento. Este se basa en la queja del veterinario municipal de la perrera de Arrecife, que acusa a Moreno de hostigarle con visitas y denunciarle por múltiples irregularidades. El coronel Arranz no solo creyó al veterinario antes que a su subordinada, sino que llegó a mandarle una carta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, en la que le pide disculpas por la actuación de la sargento y le informa de que le ha abierto expediente disciplinario interno.

“El parte disciplinario hace íntegramente suya la versión del veterinario y la instructora copia literalmente lo que dice el coronel, como si actuara bajo sus órdenes. El procedimiento es un paripé, un traje a medida para una decisión ya tomada. Solo ha llamado a testigos que sabe que van a ratificar la versión del veterinario, y a nadie que lo contraste”, añade la abogada. “Es evidente que hay una situación de acoso hacia ella aunque del resto de expedientes no puedo hablar tanto porque los conozco menos”.

El veterinario, Javier López, se reafirma en conversación con EL PAÍS: "Profesionalmente me ha hundido. Me ha hecho parecer un traficante de animales, con un acoso continuo, y yo puedo demostrar con documentación que todo es correcto. Son todo mentiras". Se refiere a las investigaciones que ha llevado a cabo la sargento Moreno acerca de denuncias contra la perrera por, entre otras cosas, haber entregado en adopción a una misma pareja de alemanes a 300 perros, cachorros especialmente, sin microchip y de los que se desconoce el destino en el periodo 2012-2015. O por haber sacrificado animales el mismo día de su llegada a la perrera, o sin mediar un informe que lo justificara.

Los hechos los reconoció el propio López en una entrevista en la Cadena Ser el mes pasado, pero mantiene que tenía cobertura legal para todo o que en algún caso se trata de errores de transcripción en los libros de entrada y salida de animales. El conflicto se está embrollando con denuncias cruzadas entre el veterinario y una concejal de Podemos en Arrecife, Leticia Padilla, que lamenta que no se esté investigando a fondo a la perrera: "La Consejería de Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias lleva años sin tramitar las denuncias del Seprona, de todas las islas", asegura.

El caso ha llegado al Parlamento canario de la mano de un diputado de Podemos, Manuel Marrero, que ha presentado varias preguntas al respecto y ha publicado una carta abierta sumándose a las más de 125.000 firmas que se entregaron esta semana al nuevo ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Piden “Justicia para Gloria” y reclaman del Gobierno “una actuación inmediata ante el acoso que viene sufriendo la sargento del Seprona”.

"La Fundación César Manrique está viendo con preocupación el injustificado cuestionamiento de la profesionalidad de la sargento", asegura Fernando Gómez, su director, y destaca que su actuación ha sido de "dedicación, independencia y rectitud" pese a "las presiones propias de un entorno reducido como es el de la isla de Lanzarote". La isla acumula una historia reciente de corrupción urbanística, medioambiental y de tráfico de drogas. Hace cuatro años tenía más de 200 imputados --11 de ellos alcaldes y exalcaldes-- en decenas de causas judiciales. Lanzarote apenas tiene 145.000 habitantes. "Esto es la periferia de la periferia"; la define un periodista que trabaja en la isla.

La sargento Moreno no cuenta con muchos apoyos dentro de la Guardia Civil. El portavoz de la AUGC en Las Palmas, Juan Couce, asegura: "Este caso no es lo que parece. Esperemos a que se resuelva el procedimiento judicial que hay abierto. Llevamos dos años advirtiendo al coronel Arranz que iba a suceder esto". Otras fuentes de la Guardia Civil aseguran que el Seprona de Lanzarote es un avispero desde la llegada de Moreno, que "se ha excedido en su celo profesional". "Llegó como si fuera la primera que hacía algo en la isla y acusando a los compañeros de corrupción. El Seprona lleva aquí desde 1998 y ha sentado en el banquillo a gente muy importante", apuntan. Y añaden que tres compañeros de la sargento están de baja psicológica.

Uno de ellos, M. A. P. O., la ha denunciado por denuncia falsa y falsedad documental. Ella había alertado a sus superiores de que este guardia tenía amistad con un pardelero y de que, según un testigo, este le había prevenido de una inspección de la patrulla en Alegranza en 2013. El mismo pardelero, J. C. G. B., empresario turístico, que la sargento pilló in fraganti dos años después cocinando aves protegidas en pleno parque natural.

https://politica.elpais.com/politica/2018/06/30/actualidad/1530355692_964041.html

PD.:
Aquí tenemos un ejemplo tremendo de represalia por hacer cumplir la ley!!! Debe ser terrible para un agente de la autoridad que por ejercer su cumplimiento del deber y defender la legalidad, como es su obligación, se vea gravemente represaliada. Es urgente que el gobierno actúe y las redes sociales se hagan eco de esa realidad y sean los infractores los que reciban el castigo con todo el peso de la ley. Y un agente de la autoridad no se vea en la situación de ejercer de héroe, son personas normales, con sus familias y con un trabajo muy importante para todos nosotros como personas, ciudadanos y  sociedad.

sábado, 30 de junio de 2018

El regreso de la calumnia de sangre. El tratamiento de Trump hacia los latinoamericanos recuerda a los peores tiempos del antisemitismo

-EL declive moral de Estados Unidos con Donald Trump es vertiginoso. En solo unos meses, hemos pasado de ser un país que representaba "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad" a ser un país que separa a los niños de sus padres y los mete en jaulas.

Lo que resulta igual de sorprendente de esta decadencia hacia la barbarie es que no es una respuesta a ningún problema real. La afluencia masiva de asesinos y de violadores de la que habla Trump, la oleada de delitos cometidos por los inmigrantes en Estados Unidos (y, en su cabeza, por los refugiados en Alemania), son cosas que simplemente no están sucediendo. Son solo fantasías enfermizas utilizadas para justificar atrocidades reales. ¿Y saben a qué me recuerda esto? A la historia del antisemitismo, un relato de prejuicios alimentados por mitos y engaños que terminó en un genocidio.

Vamos a hablar primero de la inmigración estadounidense moderna y de cómo se puede comparar con esas fantasías enfermizas. Existe un debate muy técnico entre los economistas sobre si los inmigrantes con un bajo nivel educativo ejercen un efecto negativo sobre los salarios de los trabajadores nacidos en el país y con similar nivel de formación (la mayoría de los investigadores opinan que no, pero hay algunas discrepancias). Sin embargo, este debate no influye en las políticas de Trump.

Lo que reflejan más bien estas políticas es una imagen de la “carnicería estadounidense”, de grandes ciudades invadidas por inmigrantes violentos. Y esta imagen no guarda ninguna relación con la realidad. Para empezar, a pesar de un pequeño repunte desde 2014, los delitos violentos en EE UU se encuentran en unos mínimos históricos y la tasa de homicidios es la misma que a principios de la década de 1960. (Los delitos en Alemania también están en mínimos históricos, por cierto). La carnicería de Trump es un producto de su imaginación.

Si miramos el conjunto de EE UU, es verdad que existe una correlación entre los delitos violentos y el predominio de inmigrantes indocumentados: una correlación negativa. Es decir, los lugares con muchos inmigrantes, legales e indocumentados, suelen tener unos índices de criminalidad excepcionalmente bajos. El mejor ejemplo de esta historia de la carnicería inexistente es la ciudad más grande de todas, Nueva York, en la que más de un tercio de la población ha nacido en el extranjero —incluyendo aproximadamente a medio millón de inmigrantes indocumentados— y la delincuencia ha caído a niveles que no se registraban desde la década de 1950.

Y esto, en realidad, no debería resultar sorprendente porque los datos de las condenas a delincuentes muestran que es mucho menos probable que los inmigrantes, tanto legales como indocumentados, cometan delitos que los que han nacido en el país. Por tanto, el Gobierno de Trump ha aterrorizado a familias y a niños haciendo caso omiso de todas las normas de decencia humana para responder a una crisis que ni siquiera existe.

¿De dónde proceden este temor y este odio hacia los inmigrantes? En gran parte parece ser un temor hacia lo desconocido: da la sensación de que los Estados más contrarios a los inmigrantes son lugares, como Virginia Occidental, donde apenas se ven. Pero el odio virulento hacia los inmigrantes no solo existe entre los palurdos rurales. Naturalmente, el propio Trump es un neoyorquino adinerado, y una gran parte de la financiación para los grupos antiinmigrantes proviene de fundaciones controladas por multimillonarios de derechas.

¿Por qué acaban odiando a los inmigrantes personas que tienen dinero y éxito? A veces pienso en Lou Dobbs, un comentarista de televisión que me caía bien y al que conocí a principios de la década de 2000, pero que se ha convertido en un fanático anti-inmigracionista (y en confidente de Trump) y que actualmente advierte de la existencia de un complot de “los Illuminati de la calle K [donde tienen su sede la mayoría de grupos de presión de Washington]” a favor de los inmigrantes.

No sé qué mueve a estas personas, pero esta película ya la hemos visto antes, en la historia del antisemitismo. Lo que ocurre con el antisemitismo es que nunca tuvo que ver con algo que hiciesen los judíos. Siempre estuvo relacionado con mitos espeluznantes, basados a menudo en invenciones deliberadas que se difundían sistemáticamente para generar odio.

Por ejemplo, la gente repitió durante décadas la "calumnia de sangre”, la afirmación de que los judíos sacrificaban bebés cristianos como parte del ritual de la Pascua judía. Y a principios del siglo XX, se difundieron ampliamente Los protocolos de los sabios de Sión, un supuesto plan para que los judíos dominasen el mundo que probablemente fuera fraguado por la policía secreta rusa. (La historia se repite, la primera vez como una tragedia y la segunda vez como una tragedia mayor).

Este documento falso se difundió ampliamente en EE UU gracias nada menos que al mismísimo Henry Ford, un virulento antisemita que supervisó la publicación y distribución de medio millón de ejemplares de una traducción en inglés, El judío internacional. Ford se disculpó más tarde por haber publicado una falsificación, pero el daño ya estaba hecho.

Insisto, ¿por qué alguien como Ford – que no solo era rico, sino que también era uno de los hombres más admirados de su época – emprendió esta senda? No lo sé, pero es evidente que estas cosas ocurren.

En cualquier caso, lo importante es entender que las atrocidades que está cometiendo nuestro país en la frontera no son una reacción exagerada o una respuesta mal ejecutada ante algún problema real que haya que resolver. No hay ninguna crisis de inmigración y no hay ninguna crisis de delincuencia de los inmigrantes.

No, la verdadera crisis es el aumento del odio, un odio irracional que no guarda ninguna relación con nada de lo que hayan hecho las víctimas. Y cualquiera que justifique ese odio – que intente, por ejemplo, convertirlo en una historia con “dos lados” – en realidad es un defensor de los crímenes contra la humanidad.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times

 https://elpais.com/economia/2018/06/22/actualidad/1529667353_901299.html