El Congreso aprueba la Ley de Modernización del Sistema de la Seguridad Social tras aceptar las cuarenta enmiendas incorporadas en el Senado.
Esta nueva norma implica el retraso de la edad legal de jubilación a los 67 años y el alargamiento del período de cómputo para calcular la pensión de 15 a 25 años. El manifiesto firmado por numerosas asociaciones de mujeres titulado, ‘Por la igualdad de género en el sistema de pensiones’, explica que la menor tasa de ocupación femenina, la desigualdad salarial y las diferencias entre la vida laboral de hombres y mujeres, marcadas por la feminización del cuidado de hijos, hijas y familiares dependientes, provoca en las mujeres ‘lagunas de cotización’.
Este fenómeno, unido a los restos del franquismo que excluyó a las casadas del empleo, lleva a que la pensión media de las mujeres sea actualmente de 599 euros, casi un 40 por ciento inferior a la de los hombres. Además, la Pensión No Contributiva en España (PNC) es de unos 340 euros mensuales y son mujeres más del 70 por ciento de las personas beneficiarias de dichas pensiones. Todos estos factores unidos explican que una de cada cuatro mujeres en este país viva bajo el umbral de la pobreza (401 euros mensuales).
Incrementar de 15 a 25 años el período de cálculo incrementará la discriminación de las mujeres debido a esas ‘lagunas’ cuya mayor penalización, dice Pazos Morán, sería razonable si se eliminasen “las causas de esas lagunas que luego se penalizan. Desgraciadamente, ese no es el enfoque”.
Nina Infante, del Fórum de Política Feminista, considera que esta reforma supone un absoluto trato discriminatorio para las mujeres. “Nos hemos incorporado más tarde al trabajo y trabajamos mucho más a tiempo parcial debido a ese tradicional esquema del cuidado. Con esta ampliación, tendremos que cubrir muchos más años que los hombres para alcanzar la misma pensión”, explica.
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sábado, 23 de julio de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Contra el tópico
Los estereotipos son unos parásitos mentales de lo más persistentes. Es más fácil multiplicar por doce la renta per cápita de un país (en los últimos cuarenta años, la de España ha pasado de 2.413 dólares a 29.651) que acabar con los prejuicios con que nos contemplan los vecinos y que a veces nos llegamos a creer nosotros mismos. Tomemos el caso de las muertes de mujeres: estoy cansada de repetir, para pasmo de los extranjeros pero también de muchos españoles, que si la violencia doméstica está tan omnipresente en nuestra sociedad no es porque seamos los reyes de la degollina y matemos a más mujeres que en ningún otro sitio, sino, por el contrario, porque España es un país pionero en la toma de conciencia para combatir esta barbarie.
Es más, según el III Informe Internacional de Violencia contra la Mujer del Centro Reina Sofía, que analiza a cuarenta naciones (los demás países, algunos tan importantes como Francia, no han sido incluidos porque ni siquiera publican los datos de la violencia machista), en España estamos a la cola en cuanto a número de mujeres asesinadas. Y, así, aquí hay 3,5 muertes por millón de habitantes. Pero en Estados Unidos matan a 9,1 por millón, en Alemania a 4,6, en el Reino Unido a 4,4... Aún más: en Noruega asesinan a 5,5 mujeres y en Finlandia a 9,6... Sorprendente, ¿no? Resulta que en los fríos, civilizados y poco sexistas países del Norte hay muchas más víctimas. Ya sé que quedaría más redondo que la España torera y cañí destacara en el apuñalamiento de hembras ardientes, como en la ópera Carmen (escrita, no lo olviden, por un francés), pero la realidad es de una tozudez inquebrantable: los nórdicos matan mucho más; quizá, se me ocurre, por una mezcla fatal entre el elevado consumo de alcohol y el resquemor que ha producido, en algunos hombres desequilibrados y malvados, la rapidísima evolución feminista de esos países. Pero éste sería el tema de otro artículo.
Es verdad que España ha sido hasta hace poco una sociedad muy machista y atrasada, pero también es cierto que en los últimos 40 años hemos cambiado muchísimo. Hoy estamos tan cerca de la Carmen de Mérimée como de las tribus nómadas de Mongolia: o sea, nada. Somos un pueblo muy poco puritano en materia sexual y de costumbres, entre otras cosas quizá porque, en realidad, y déjenme romper con otro tópico, tampoco somos muy religiosos. De quince años para acá, las vocaciones han bajado en un 30% y las clases de religión católica han perdido más de 500.000 alumnos. Y sólo un 34% de las declaraciones de impuestos dan un porcentaje para el mantenimiento de la Iglesia.
En este contexto, sucesivas leyes han ido normalizando algo que, en general, creo que corresponde al sentir mayoritario de los españoles. Como la Ley de Igualdad, que regula desde el permiso de paternidad hasta la paridad por sexos en las listas electorales; como la última y polémica ley del aborto, que permite interrumpir el embarazo en las doce primeras semanas sin necesidad de justificación; o como la Ley del Matrimonio Homosexual, que cuenta con el apoyo del 66% de la población y que sólo en el primer año de vigencia originó 4.500 bodas. La verdad es que hoy España no destaca por su machismo dentro de la media europea; lo cual no está nada mal, si tenemos en cuenta que, hasta el mes de mayo de 1975, la mujer casada española no podía comprarse un coche, abrir una cuenta en un banco o trabajar sin el permiso de su marido. Hemos cubierto a todo correr un largo trecho.
Los vertiginosos cambios sociales se han incrementado en la última década con el aluvión de inmigrantes. En poco más de diez años han entrado 5,7 millones de extranjeros (un 14% de la población) y hemos pasado de una España homogénea y cerrada a una sociedad de múltiples culturas. En números absolutos, somos el décimo país del mundo con más inmigrantes y, como es natural, todo esto va cambiando el perfil del español. ¡Pero si ni siquiera los toros son lo que eran! Y no sólo porque en Cataluña hayan promulgado una ley prohibiendo las corridas, sino porque las estadísticas muestran un claro descenso de la afición. La fiesta declina y es, en cualquier caso, minoritaria (la apoya entre un 28% y un 37% de la población, dependiendo de las encuestas).
Sólo hay un valor cultural tradicional español que parece seguir indemne: con 340.000 bares, doblamos la media de la UE. Hasta hace muy poco estábamos a la cabeza de Europa en número de bares por habitantes, pero la entrada de Chipre en la UE en 2004 nos hizo descender al segundo puesto. Maldita sea. (ROSA MONTERO en "El País", 28/03/2011).
(Foto del autor, Parque Verde del Mondego y Puente Peatonal Pedro e Inés. Coimbra. Portugal, 22/03/11.
Inaugurado en julio de 2004, es un proyecto del Arquitecto Camilo Cortesão, encuadrado en el programa Polis Coimbra, que abarca las dos márgenes del río Mondego. Es un inmenso espacio verde donde es posible encontrar bares, restaurantes, un parque infantil, pabellones de exposición temporales y el Pabellón Centro de Portugal, diseñado por Souto Moura y Álvaro Siza Vieira.
Uniendo las márgenes izquierda y derecha tenemos el puente peatonal Pedro e Inés, de Adão Fonseca y Cecil Balmond, que fue inaugurado el 26 de noviembre de 2006. Es una estructura antisimétrica con 275 metros de longitud, que se eleva a 10 metros sobre el agua, presentando en el centro una plaza con ocho metros de anchura, definida como lugar de descanso y meditación.
Es más, según el III Informe Internacional de Violencia contra la Mujer del Centro Reina Sofía, que analiza a cuarenta naciones (los demás países, algunos tan importantes como Francia, no han sido incluidos porque ni siquiera publican los datos de la violencia machista), en España estamos a la cola en cuanto a número de mujeres asesinadas. Y, así, aquí hay 3,5 muertes por millón de habitantes. Pero en Estados Unidos matan a 9,1 por millón, en Alemania a 4,6, en el Reino Unido a 4,4... Aún más: en Noruega asesinan a 5,5 mujeres y en Finlandia a 9,6... Sorprendente, ¿no? Resulta que en los fríos, civilizados y poco sexistas países del Norte hay muchas más víctimas. Ya sé que quedaría más redondo que la España torera y cañí destacara en el apuñalamiento de hembras ardientes, como en la ópera Carmen (escrita, no lo olviden, por un francés), pero la realidad es de una tozudez inquebrantable: los nórdicos matan mucho más; quizá, se me ocurre, por una mezcla fatal entre el elevado consumo de alcohol y el resquemor que ha producido, en algunos hombres desequilibrados y malvados, la rapidísima evolución feminista de esos países. Pero éste sería el tema de otro artículo.
Es verdad que España ha sido hasta hace poco una sociedad muy machista y atrasada, pero también es cierto que en los últimos 40 años hemos cambiado muchísimo. Hoy estamos tan cerca de la Carmen de Mérimée como de las tribus nómadas de Mongolia: o sea, nada. Somos un pueblo muy poco puritano en materia sexual y de costumbres, entre otras cosas quizá porque, en realidad, y déjenme romper con otro tópico, tampoco somos muy religiosos. De quince años para acá, las vocaciones han bajado en un 30% y las clases de religión católica han perdido más de 500.000 alumnos. Y sólo un 34% de las declaraciones de impuestos dan un porcentaje para el mantenimiento de la Iglesia.
En este contexto, sucesivas leyes han ido normalizando algo que, en general, creo que corresponde al sentir mayoritario de los españoles. Como la Ley de Igualdad, que regula desde el permiso de paternidad hasta la paridad por sexos en las listas electorales; como la última y polémica ley del aborto, que permite interrumpir el embarazo en las doce primeras semanas sin necesidad de justificación; o como la Ley del Matrimonio Homosexual, que cuenta con el apoyo del 66% de la población y que sólo en el primer año de vigencia originó 4.500 bodas. La verdad es que hoy España no destaca por su machismo dentro de la media europea; lo cual no está nada mal, si tenemos en cuenta que, hasta el mes de mayo de 1975, la mujer casada española no podía comprarse un coche, abrir una cuenta en un banco o trabajar sin el permiso de su marido. Hemos cubierto a todo correr un largo trecho.
Los vertiginosos cambios sociales se han incrementado en la última década con el aluvión de inmigrantes. En poco más de diez años han entrado 5,7 millones de extranjeros (un 14% de la población) y hemos pasado de una España homogénea y cerrada a una sociedad de múltiples culturas. En números absolutos, somos el décimo país del mundo con más inmigrantes y, como es natural, todo esto va cambiando el perfil del español. ¡Pero si ni siquiera los toros son lo que eran! Y no sólo porque en Cataluña hayan promulgado una ley prohibiendo las corridas, sino porque las estadísticas muestran un claro descenso de la afición. La fiesta declina y es, en cualquier caso, minoritaria (la apoya entre un 28% y un 37% de la población, dependiendo de las encuestas).
Sólo hay un valor cultural tradicional español que parece seguir indemne: con 340.000 bares, doblamos la media de la UE. Hasta hace muy poco estábamos a la cabeza de Europa en número de bares por habitantes, pero la entrada de Chipre en la UE en 2004 nos hizo descender al segundo puesto. Maldita sea. (ROSA MONTERO en "El País", 28/03/2011).
(Foto del autor, Parque Verde del Mondego y Puente Peatonal Pedro e Inés. Coimbra. Portugal, 22/03/11.
Inaugurado en julio de 2004, es un proyecto del Arquitecto Camilo Cortesão, encuadrado en el programa Polis Coimbra, que abarca las dos márgenes del río Mondego. Es un inmenso espacio verde donde es posible encontrar bares, restaurantes, un parque infantil, pabellones de exposición temporales y el Pabellón Centro de Portugal, diseñado por Souto Moura y Álvaro Siza Vieira.
Uniendo las márgenes izquierda y derecha tenemos el puente peatonal Pedro e Inés, de Adão Fonseca y Cecil Balmond, que fue inaugurado el 26 de noviembre de 2006. Es una estructura antisimétrica con 275 metros de longitud, que se eleva a 10 metros sobre el agua, presentando en el centro una plaza con ocho metros de anchura, definida como lugar de descanso y meditación.
martes, 8 de marzo de 2011
8 de marzo, día mundial de la mujer trabajadora. Dedicado a las mujeres árabes, con el ejemplo de valor de las mujeres egipcias.
Las luchas por la libertad y dignidad en los países árabes han sorprendido a todos los occidentales. Sus teóricos justificaban el mantenimiento de dictadores en base a la "falta de hábitos democráticos", la supuesta barrera contra los fundamentalismos -que occidente había fomentado previamente para servir a sus intereses- y a la "tranquilidad" para sus negocios. Las injusticias soportadas por estos pueblos eran históricas y el negocio con sus dictadores, la razón principal junto al seguidismo occidental de sus políticas, los mantenían como "amigos". En occidente no se sufrían las injusticias, sólo se disfrutaba de su riquezas, desde artísticas al petróleo, a la vez que se hurtaban a sus pueblos. Las mujeres estaban aún más olvidadas. ¿Lo seguirán siendo después de sus ejemplos de lucha heroica, hombro a hombro con los hombres, como hemos visto en Túnez y Egipto? Esperemos que sigan sus combates pacíficos y no permitan más injusticias. Las fuerzas progresista de occidente tienen una deuda de solidaridad pendiente con sus luchas por la libertad, la igualdad y la fraternidad.
lunes, 28 de febrero de 2011
"La educación femenina es la clave para el desarrollo y la paz"
Entrevista de IPS a Irina Bokova, directora general de la Unesco
IPS dialogó con la máxima funcionaria de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) el jueves en Nueva York, en ocasión del lanzamiento oficial de ONU Mujeres, la nueva Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres.
IPS: ¿Cuáles son las prioridades mundiales de la Unesco en cuanto a ayudar a los estados miembro de la ONU a lograr la educación universal para 2015, fecha límite para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio?
IRINA BOKOVA: Como muestra nuestro "Informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo", que divulgaremos el 1 de marzo, en la última década se produjeron avances impactantes. Cincuenta y dos millones adicionales de niños y niñas se inscribieron en las escuelas primarias. Y la cantidad de quienes desertaron de la escuela se redujo a la mitad en Asia meridional y occidental. Varios países que empezaron la década con grandes brechas de género han logrado la paridad de género en la educación primaria.
Estos logros son el resultado de un fuerte compromiso político, un gasto interno sostenido en educación y políticas que han vuelto la educación más accesible. Pero como advierte nuestro informe anual, estos avances se están enlenteciendo.
En nuestros programas, hacemos especial énfasis en mejorar el reclutamiento de maestros y en las políticas de capacitación, porque para alcanzar la educación primaria universal para 2015 se necesitan 1,9 millones de maestros. También nos centramos en la alfabetización, porque cerca de 800 millones de adultos y adultas son analfabetos, y en las habilidades para el mundo laboral, así como en ayudar a los gobiernos a manejar sus sistemas educativos.
El mayor desafío al que se enfrentan los sistemas educativos es llegar a los marginados, asegurarse de que los estudiantes adquieran conocimientos y habilidades relevantes para abrirse paso en el mundo globalizado de hoy, junto con valores y actitudes que promuevan el diálogo, la ciudadanía responsable y la paz.
IPS: ¿Cree usted que una educación de calidad para las niñas puede ayudar a fortalecer la agenda internacional sobre desarrollo y paz?
IB: La educación de niñas y mujeres es la clave para el desarrollo y la paz. El hecho de que dos tercios de adultos iletrados sean mujeres refleja la injusticia del desigual acceso a la educación. Las sociedades pagan un alto precio por esto.
Un niño cuya madre puede leer tiene 50 por ciento más de probabilidades de vivir más allá de los cinco años. En África subsahariana, se estima que en 2008 se podrían haber salvado 1,8 millones de vidas infantiles si sus madres hubieran tenido por lo menos educación secundaria. Las mujeres cuya educación va más allá de la primaria tiene cinco veces más probabilidades que las analfabetas de estar informadas sobre la prevención del VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
La educación da una voz, alienta la participación política y aumenta las oportunidades laborales. No puede haber una sociedad equitativa y justa sin lograr la igualdad de género, y esto empieza con la educación.
IPS: ¿Cuáles son los desafíos reales de hacer que las niñas vayan a la escuela? ¿Se trata de problemas políticos, financieros, sociales o culturales?
IB: Hay que empezar temprano. En muchos países, nacer niña todavía puede significar exclusión en términos educativos. La pobreza es el obstáculo número uno. Pero hay otros de naturaleza más social y cultural.
Vivir en un área remota, pertenecer a una comunidad indígena, hablar un idioma minoritario o tener una discapacidad hacen que las niñas corran aún más riesgo de exclusión. Estos obstáculos no son inamovibles, y la experiencia lo demuestra. Desde Bangladesh a Senegal, muchos países que empezaron de abajo han logrado la paridad de género en la educación primaria.
El primer paso es abolir las matrículas de las escuelas y asegurarse de que no haya costos ocultos, como libros o uniformes, que impiden que las niñas vayan a la escuela. Los subsidios financieros a las familias más pobres, estipendios y programas de becas, son todas políticas que han permitido a las niñas completar con éxito su escolaridad. Los programas dirigidos a los muy pequeños --menores de seis años-- son particularmente efectivos para combatir la desigualdad.
Reclutar y capacitar a maestras tiene un impacto en el desempeño escolar, especialmente en países pobres. Donde realmente debemos depositar más esfuerzos concertados en el nivel secundario, porque las niñas tienen más probabilidades de abandonarlo que los varones, por una serie de motivos.
El costo de la escuela es uno, pero también hay preocupaciones sobre seguridad, higiene y largas distancias que recorrer hacia y desde la escuela. Finalmente, tenemos que crear una cultura sensible al género en las escuelas. Esto significa romper estereotipos y alentar a las niñas a tener aspiraciones y a procurarlas.
IPS: La falta de educación es, claramente, uno de los costos ocultos de los conflictos y la violencia.
IB: El informe que difundiremos el 1 de marzo documenta las devastadoras consecuencias de los conflictos armados sobre la educación. La alarmante situación demanda una respuesta mundial fuerte y concertada. Debemos abordar las fallas de protección controlando e informando mejor los ataques contra los sistemas educativos, y sancionando estas atroces violaciones a los derechos humanos.
Este informe se centra en prioridades erradas. Actualmente, 21 países en desarrollo gastan más en armas que en escuelas primarias. Si recortaran sus gastos militares podrían hacer que 9,5 millones adicionales de niños y niñas fueran a la escuela.
Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97625
IPS dialogó con la máxima funcionaria de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) el jueves en Nueva York, en ocasión del lanzamiento oficial de ONU Mujeres, la nueva Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres.
IPS: ¿Cuáles son las prioridades mundiales de la Unesco en cuanto a ayudar a los estados miembro de la ONU a lograr la educación universal para 2015, fecha límite para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio?
IRINA BOKOVA: Como muestra nuestro "Informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo", que divulgaremos el 1 de marzo, en la última década se produjeron avances impactantes. Cincuenta y dos millones adicionales de niños y niñas se inscribieron en las escuelas primarias. Y la cantidad de quienes desertaron de la escuela se redujo a la mitad en Asia meridional y occidental. Varios países que empezaron la década con grandes brechas de género han logrado la paridad de género en la educación primaria.
Estos logros son el resultado de un fuerte compromiso político, un gasto interno sostenido en educación y políticas que han vuelto la educación más accesible. Pero como advierte nuestro informe anual, estos avances se están enlenteciendo.
En nuestros programas, hacemos especial énfasis en mejorar el reclutamiento de maestros y en las políticas de capacitación, porque para alcanzar la educación primaria universal para 2015 se necesitan 1,9 millones de maestros. También nos centramos en la alfabetización, porque cerca de 800 millones de adultos y adultas son analfabetos, y en las habilidades para el mundo laboral, así como en ayudar a los gobiernos a manejar sus sistemas educativos.
El mayor desafío al que se enfrentan los sistemas educativos es llegar a los marginados, asegurarse de que los estudiantes adquieran conocimientos y habilidades relevantes para abrirse paso en el mundo globalizado de hoy, junto con valores y actitudes que promuevan el diálogo, la ciudadanía responsable y la paz.
IPS: ¿Cree usted que una educación de calidad para las niñas puede ayudar a fortalecer la agenda internacional sobre desarrollo y paz?
IB: La educación de niñas y mujeres es la clave para el desarrollo y la paz. El hecho de que dos tercios de adultos iletrados sean mujeres refleja la injusticia del desigual acceso a la educación. Las sociedades pagan un alto precio por esto.
Un niño cuya madre puede leer tiene 50 por ciento más de probabilidades de vivir más allá de los cinco años. En África subsahariana, se estima que en 2008 se podrían haber salvado 1,8 millones de vidas infantiles si sus madres hubieran tenido por lo menos educación secundaria. Las mujeres cuya educación va más allá de la primaria tiene cinco veces más probabilidades que las analfabetas de estar informadas sobre la prevención del VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
La educación da una voz, alienta la participación política y aumenta las oportunidades laborales. No puede haber una sociedad equitativa y justa sin lograr la igualdad de género, y esto empieza con la educación.
IPS: ¿Cuáles son los desafíos reales de hacer que las niñas vayan a la escuela? ¿Se trata de problemas políticos, financieros, sociales o culturales?
IB: Hay que empezar temprano. En muchos países, nacer niña todavía puede significar exclusión en términos educativos. La pobreza es el obstáculo número uno. Pero hay otros de naturaleza más social y cultural.
Vivir en un área remota, pertenecer a una comunidad indígena, hablar un idioma minoritario o tener una discapacidad hacen que las niñas corran aún más riesgo de exclusión. Estos obstáculos no son inamovibles, y la experiencia lo demuestra. Desde Bangladesh a Senegal, muchos países que empezaron de abajo han logrado la paridad de género en la educación primaria.
El primer paso es abolir las matrículas de las escuelas y asegurarse de que no haya costos ocultos, como libros o uniformes, que impiden que las niñas vayan a la escuela. Los subsidios financieros a las familias más pobres, estipendios y programas de becas, son todas políticas que han permitido a las niñas completar con éxito su escolaridad. Los programas dirigidos a los muy pequeños --menores de seis años-- son particularmente efectivos para combatir la desigualdad.
Reclutar y capacitar a maestras tiene un impacto en el desempeño escolar, especialmente en países pobres. Donde realmente debemos depositar más esfuerzos concertados en el nivel secundario, porque las niñas tienen más probabilidades de abandonarlo que los varones, por una serie de motivos.
El costo de la escuela es uno, pero también hay preocupaciones sobre seguridad, higiene y largas distancias que recorrer hacia y desde la escuela. Finalmente, tenemos que crear una cultura sensible al género en las escuelas. Esto significa romper estereotipos y alentar a las niñas a tener aspiraciones y a procurarlas.
IPS: La falta de educación es, claramente, uno de los costos ocultos de los conflictos y la violencia.
IB: El informe que difundiremos el 1 de marzo documenta las devastadoras consecuencias de los conflictos armados sobre la educación. La alarmante situación demanda una respuesta mundial fuerte y concertada. Debemos abordar las fallas de protección controlando e informando mejor los ataques contra los sistemas educativos, y sancionando estas atroces violaciones a los derechos humanos.
Este informe se centra en prioridades erradas. Actualmente, 21 países en desarrollo gastan más en armas que en escuelas primarias. Si recortaran sus gastos militares podrían hacer que 9,5 millones adicionales de niños y niñas fueran a la escuela.
Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97625
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Estreno de película
El 23 de octubre está anunciado el estreno, en Nueva York, de la película Amelia, sobre la piloto de aviación norteamericana Esperemos que sea una buena película, como a veces nos sorprenden los norteamericanos. Si es así, los amantes de la mujer, la aviación y del cine, estamos de enhorabuena y atento a no perdernosla.La he visto en noviembre y, con pocas palabras, puedo decir que es una película fallida. No consigue transmitir emoción, es fría, suena a impostura, parece todo tan irreal... Amelia Earhart, 1897-1937. .ella parece una niña caprichosa que le da por volar, unida a un negociante que no duda en hacer montajes para ganar dinero, una mezcla que raya la estafa si no la comete... Si Amelia fue así, no merecía una película, y si no lo fue, tampoco merecía esta película. En la foto en blanco y negro, Amelia en vida y el Lockheed L-10 E electra, aparato con el que desapareció. Las otras fotos corresponden a la película.
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