Mostrando entradas con la etiqueta piloto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta piloto. Mostrar todas las entradas

viernes, 23 de agosto de 2024

_- El nuevo y enigmático vuelo del difunto Antoine de Saint-Exupéry

_- El 31 de julio de 1944, el avión que pilotaba el autor de 'El principito' desapareció en la costa de Francia. ¿Accidente o suicidio? Antes de partir dejó escrito: "Si me derriban no extrañaré nada. El hormiguero del futuro me asusta y odio su virtud robótica".

Las cosas que se pierden se vuelven importantes. Y si tardan mucho en aparecer, se transforman en una obsesión. El 31 de julio de 1944 se perdió, en algún punto de la costa de Francia, el avión de combate Lighning P38 que pilotaba Antoine de Saint-Exupéry, autor de algunos libros memorables como Correo del sur (1929) o Vuelo nocturno (1931) y, sobre todo, de El principito (1943), que, según parece, es el libro más vendido de todos los tiempos, tras la Biblia y El capital de Carlos Marx. Han pasado sesenta años desde que Saint-Exupéry despegó aquella mañana del aeródromo de Bastia, en la isla de Córcega, para llevar a cabo una misión que consistía en reconocer y fotografiar las defensas alemanas, como paso previo al desembarco aliado en la región de La Provenza, pero es como si no hubiera pasado un minuto, porque desde aquel primer día el narrador francés se convirtió en un mito, y su desaparición, en uno de los grandes misterios de la historia de la literatura. Saint-Exupéry se hizo indispensable en la misma medida en que se hizo enigmático. 

¿Qué sucedió aquel 31 de julio, a las 13.30, momento en el que el P38 desapareció de los radares del cuartel general norteamericano? ¿Fue derribado su avión por los nazis? ¿Se precipitó al vacío el creador de Tierra de hombres (1939) y Piloto de guerra (1942) a causa de una avería mecánica? ¿Tuvo un accidente? ¿Se suicidó? ¿No había dejado, acaso, antes de salir hacia su última misión, una nota en la que decía: "Si me derriban no extrañaré nada. El hormiguero del futuro me asusta y odio su virtud robótica. Yo nací para jardinero. Me despido, Antoine de Saint-Exupéry"?. ¿O quizá fingió su muerte y se fue a vivir a un lugar desconocido, alejado del mundo?. Todas esas teorías han hecho fortuna en los últimos sesenta años, unas más y otras menos, y contribuyeron a agrandar la leyenda de aquel narrador y soldado que una vez escribió: "La guerra no es una aventura, es sólo una enfermedad".

Los herederos de Saint-Exupéry se opusieron durante años a los intentos de rescatar el cuerpo del escritor de las aguas Acaba de identificarse una pieza del avión, la matrícula de la aeronave, al este de la isla de Diou, frente a las costas de Marsella. Ahora, acaba de identificarse una pieza del avión de Saint-Exupéry, en concreto la matrícula de la aeronave, con el número 2734, al este de la isla de Diou, frente a las costas de Marsella, que es justamente el punto donde en 1998 un pescador había encontrado en su red, envuelta en un tejido parecido el que se usaba para los uniformes de aviador del ejército aliado durante la II Guerra Mundial, una pulsera de oro que llevaba grabados los nombres de "Antoine de Saint-Exupéry" y el de su mujer argentina, "Consuelo", así como la inscripción "Reynal and Hitchcock Inc. 3864thave. NY City USA", que corresponde a la dirección en Nueva York de los editores norteamericanos del novelista. A Consuelo Suncín, la había conocido en 1931, en Buenos Aires, y tras proponerle que le dejara enseñarle su ciudad a vista de pájaro, le juró en pleno vuelo que si no se casaba con él estrellaría el avión. Ella dijo sí, pero su vida matrimonial fue un infierno, lleno de peleas e infidelidades mutuas. A partir del hallazgo de la pulsera se intensificaron tanto la búsqueda de los restos del escritor como el debate sobre la conveniencia o no de rescatarlos. Varios barcos del buscador de tesoros submarinos Henri-Germain Delauze exploraron el área sin resultado alguno. No era la primera vez, porque en 1992 el Instituto Francés de Investigaciones para la Explotación del Mar (Ifremer) había rastreado el litoral de Niza con varios submarinos, por encargo de una asociación internacional de seguidores del escritor. Pero, tras peinar con radares, sondas acústicas y otros ingenios modernos más de 100 kilómetros cuadrados de suelo submarino, los exploradores tuvieron que darse por vencidos. Las investigaciones se basaban, en aquella ocasión, en el testimonio de un muchacho de la localidad de Biot, cerca de Niza, que el día de la desaparición del autor de El principito escribió en su diario que, al mediodía, había visto estrellarse contra el agua un avión de guerra.

Ahora, sin embargo, parece que el avión de Saint-Exupéry ha sido al fin descubierto. La matrícula de la nave la encontró el submarinista Luc Vanrell en mayo del 2000, pero hasta octubre de 2003 no se consiguió la autorización conjunta de las autoridades y la familia para extraer los restos. No fue fácil, porque los herederos de Saint-Exupéry se negaron, durante los primeros años, hasta a reconocer los cadáveres que el Mediterráneo arrojaba a las playas de Niza y que mostraban alguna coincidencia con el escritor, y más adelante se enfrentaron a todos los intentos de recuperar su cuerpo de las aguas. Ahora, por fin, han permitido la búsqueda del avión, aunque no la de sus restos mortales, y el Departamento de Investigaciones Arqueológicas y Submarinas de Francia ha autentificado la placa que rescató Luc Vandell: sin duda, pertenece al avión del autor de Ciudadela.

Mover un muerto de sitio suele ser complicado, porque soluciona un misterio que quizás es más rentable o más atractivo dejar sin resolver; porque cambia el final de una historia, y con ello, en opinión de algunos, puede pervertirla; o, sencillamente, porque hay quienes piensan que es mejor dejar que las cosas sean como fueron. En España sucede algo muy parecido con la discusión sin fin sobre Federico García Lorca y su tumba anónima de Granada. El caso de Saint-Exupéry es, sin embargo, distinto: de lo que le hicieron los fascistas españoles a García Lorca se sabe casi todo, y por lo tanto hay aún muchas cosas que reparar, pero muy pocas por descubrir; de lo que sucedió con el escritor de Lyón no se sabe nada, absolutamente nada. En cualquier caso, su muerte heroica y enigmática le sienta bien al autor de El principito porque es un colofón inmejorable a una vida llena de aventuras que siempre estuvo relacionada, de uno u otro modo, con la aviación: primero había trabajado como piloto comercial para la empresa Aeropostales, pero en 1939 ingresó en la aviación francesa, llevando a cabo misiones peligrosas que le valieron tantas condecoraciones como heridas de guerra. 

Al comienzo de la II Guerra Mundial, y con su país ocupado por las tropas de Hitler, tuvo que exiliarse en Nueva York, donde escribió El principito. Pero después, siguiendo su impulso romántico, que unía la aviación, la defensa de la libertad y la literatura, y utilizando las influencias que le proporcionaban su doble prestigio de escritor y soldado, consiguió alistarse de nuevo, pese a su edad y su estado de salud. Hoy hace sesenta años que Antoine de Saint-Exupéry partió de Córcega para llevar a cabo su último cometido. ¿Qué ocurrió a la una y media de la tarde de aquel día? Tal vez la matrícula de su avión responda algunas preguntas. De momento, ya sabemos dónde cayó. Sólo queda saber por qué. (*)

miércoles, 6 de mayo de 2020

El capitán Moore, héroe británico de la lucha contra el covid-19, celebra sus 100 años. El veterano de la Segunda Guerra Mundial logró recaudar 30 millones de libras dando 100 vueltas caminando por el patio de su casa.

El capitán Tom Moore ha cumplido este jueves 100 años. Aclamado como un héroe británico de la lucha contra la pandemia de covid-19, la semana pasada logró recaudar casi 30 millones de libras (34,5 millones de euros) con un modesto gesto: dar 100 vueltas caminando por el patio de su casa con la ayuda de su andador. Las imágenes de este señor bajito, encorvado, siempre bien vestido y a veces con las medallas militares colgadas en la solapa, dieron la vuelta al mundo y se volvieron virales en las redes sociales.

La hazaña de este hombre le valió la admiración de millones de británicos, entre ellos del primer ministro, Boris Johnson, que grabó un vídeo para felicitar en la distancia al capitán, que como regalo de cumpleaños ha recibido, además de una tarjeta de la reina Isabel II, el ascenso a “coronel honorario”.

En una entrevista para medios británicos, el ahora coronel dijo que “llegar a los 100 años es algo importante, pero llegar rodeado de tanto interés y una inmensa generosidad de la gente es muy abrumador”.

En su casa de la localidad inglesa de Marston Moretain, Moore ha recibido 140.000 tarjetas de cumpleaños. El responsable de Correos de esa localidad, Bill Chandi, admitió que han tenido más trabajo que en Navidad, ante la lluvia de tarjetas para Moore, al que calificó como "un modelo a seguir".

El veterano de la Segunda Guerra se ha vuelto todo un símbolo de esperanza y determinación en medio de la crisis de la covid-19 en el Reino Unido, donde el número de muertos por esta enfermedad ha llegado a superar ya los 26.000.

https://elpais.com/videos/2020-04-30/el-capitan-moore-heroe-britanico-de-la-lucha-contra-el-covid-19-celebra-sus-100-anos.html

martes, 22 de septiembre de 2015

LOS PORQUÉS DEL TIEMPO » William Rankin. El piloto que engulló la tormenta


En agosto de 1959, haciendo un vuelo rutinario observó delante de él la presencia de una potente tormenta cuya cima llegaba hasta los 15.000 metros

A veces ocurren historias increíbles, dignas del mejor cine de ciencia ficción, pero tan reales que merece la pena dedicarles una mención. Es el caso del piloto de la marina de los EE UU, el teniente coronel William Rankin. En agosto de 1959, haciendo un vuelo rutinario con su F-8 Crusader entre Massachusetts y Carolina del Norte observó delante de él la presencia de una potente tormenta cuya cima llegaba hasta los 15.000 metros.

Como atravesarla era misión imposible por las enormes turbulencias que se generan dentro de estos gigantescos cumulonimbos y el granizo de gran tamaño que albergan, se situó por encima de ella a unos 16.000 metros de altura. En ese preciso instante, escuchó un estrepitoso ruido que provenía del único motor del avión y en apenas unos segundos empezó a perder potencia y a descender con mucha rapidez. El dispositivo auxiliar para suministrar electricidad al motor tampoco funcionó y la luz roja de aviso de incendios comenzó a parpadear. No podía dar crédito a lo que le estaba sucediendo. Después de varios intentos frustrados para reiniciar el motor, el avión quedó sin control.

Fue entonces cuando William decidió que la única solución era eyectarse y salir de allí lo antes posible. Pero fuera le esperaba una muerte casi segura puesto que caería directamente en las entrañas de aquella imponente tormenta que lo iba a engullir. Sin traje presurizado y a unos 50 grados bajo cero su cuerpo empezó a notar, casi al instante, los efectos del infierno donde había quedado atrapado…

Tras salir eyectado de su avión F-8 Crusader a unos 16.000 metros de altura, el teniente coronel Willian Rankin se enfrentaba a una muerte casi segura tras caer dentro de una potente tormenta. Los 50 grados bajo cero le produjeron gravísimas congelaciones en pocos segundos en su cara y su mano izquierda, puesto que el guante se rasgó al salir de la cabina. La rápida descomprensión hizo que su estómago se hinchara como una pelota y su nariz, boca y ojos empezaran a sangrar. Lo único que le mantenía vivo era la botella de oxígeno que llevaba unida a su casco. Pudo abrir su paracaídas, pero con las violentas corrientes ascendentes y descendentes que se producen en el interior de estas tormentas, realizó varios viajes de subida y bajada a una velocidad endiablada de más de 160 km/h. El sonido era ensordecedor. Después de 40 minutos soportando terribles golpes de granizo de gran tamaño, la lluvia cesó y milagrosamente pudo aterrizar con su paracaídas sobre un pinar a más de 100 km del punto de eyección. Solo se conoce otro caso de supervivencia similar. En 2007 Ewa Wisnierska y su parapente fueron succionados por una potente tormenta en Australia a 9000 metros de altura y con temperaturas de -40 grados.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Estreno de película



El 23 de octubre está anunciado el estreno, en Nueva York, de la película Amelia, sobre la piloto de aviación norteamericana Esperemos que sea una buena película, como a veces nos sorprenden los norteamericanos. Si es así, los amantes de la mujer, la aviación y del cine, estamos de enhorabuena y atento a no perdernosla.La he visto en noviembre y, con pocas palabras, puedo decir que es una película fallida. No consigue transmitir emoción, es fría, suena a impostura, parece todo tan irreal... Amelia Earhart, 1897-1937. .ella parece una niña caprichosa que le da por volar, unida a un negociante que no duda en hacer montajes para ganar dinero, una mezcla que raya la estafa si no la comete... Si Amelia fue así, no merecía una película, y si no lo fue, tampoco merecía esta película. En la foto en blanco y negro, Amelia en vida y el Lockheed L-10 E electra, aparato con el que desapareció. Las otras fotos corresponden a la película.