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sábado, 11 de marzo de 2023

NEUROCIENCIA Boris Cyrulnik: “La adaptación no tiene por qué ser un signo de salud sino una forma de patología”.

Boris Cyrulnik en el teatro Calderón de Valladolid, el pasado 23 de febrero.
El neuropsiquiatra francés se sorprende por el estallido de otra guerra en Europa y avisa de las amenazas de la inteligencia artificial



El neuropsiquiatra Boris Cyrulnik (Burdeos, Francia) va camino de cumplir 86 años con la mirada puesta en los cambios que están marcando la época actual. El pensador francés, experto psicoanalista y criado durante el nazismo, ha pasado por Valladolid por la celebración del II Foro de la Cultura en la ciudad, que ha contado con protagonistas diversos para reflexionar sobre el estado de las sociedades. Cyrulnik atiende a EL PAÍS en el teatro Calderón poco después de su ponencia, en la que ha mostrado su sorpresa por vivir una nueva guerra en Europa pese a creer que jamás se reeditaría ese horror y ha alertado sobre el odio y los totalitarismos. El intelectual se expresa con calma, tintes de humor y pesimismo respecto a un futuro que considera complicado y con desafíos inauditos.

Pregunta. ¿Considera que las entrevistas sirven para explicar algo tan complejo como la neurociencia, el cerebro o las sociedades?
Respuesta. Los periodistas sois los intermediarios, si solo habláramos entre nosotros el mensaje quedaría en un círculo cerrado. Como dicen los italianos, “traducción es igual a traición”, los periodistas muchas veces mejoran las entrevistas, ellos transforman y mejoran mucho el discurso. Me sentí traicionado cuando en el huracán Katrina de Nueva Orleans (ocurrido en Estados Unidos y que causó cientos de muertes en 2005), no se informó de que murieron muchos más negros que blancos, porque los negros eran pobres y vivían mucho más cerca del río Misisipi, que subió mucho las aguas. No dijeron que los blancos eran más ricos y vivían en lo alto de la ciudad.

P. ¿Debemos sentirnos las personas culpables por no entendernos a veces a nosotras mismas? ¿Cuándo fue la primera vez que no se entendió?
R. Nos comprendemos muy, muy poquito. Muchas decisiones nos sorprenden porque no sabemos por qué las hemos tomado. La decisión más neurótica del ser humano es la del oficio, el trabajo, y la del cónyuge. El resto de la vida nos preguntamos por qué. Hace muchos años tuve un paciente, un joven militar al que le habían roto la nariz sus compañeros de clase [gesticula y se la señala mientras explica la historia]. Se la arreglé enseguida y volvió al Ejército, al servicio militar, si no se la hubiese arreglado habría ganado un año de su vida y medité si había hecho bien.

P. Hace dos años le estaría haciendo esta entrevista con mascarilla; hace tres, por teléfono. Casi ni nos acordamos de la pandemia. ¿Tanta es nuestra capacidad de adaptación?
R. Nos adaptamos sorprendentemente muy fácil, la gente mayor se adapta a la muerte inminente. La adaptación no tiene por qué ser un signo de salud sino una forma de patología. Un preso que está en la cárcel, aislado, da vueltas y vueltas en la celda, habla solo porque oye voces o tiene alucinaciones. En su cabeza oyen voces, se han adaptado al espacio y tienen alucinaciones auditivas porque se sienten menos solos, es la patología lo que les permite adaptarse.

P. ¿Hasta qué punto pueden las personas huir del dolor?
R. El dolor tiene una parte neurológica y una encefálica, esta depende de la relación en la que se encuentre. Si estamos en un entorno seguro, el dolor será menos fuerte, pero si es inseguro, se hará más intenso y llegará a nuestro cerebro. Cuando la estimulación encefálica es muy fuerte, consigues disminuir la estimulación física. Cuando una mujer da a luz, si le pides que ponga de cero a 10 su dolor justo después del parto, diría que siete. Si se lo preguntas cuando está ya con su familia, rodeada de su entorno, al estar en un entorno de seguridad, responderá que tres o cuatro. Esa capacidad se puede entrenar. En mi zona hay soldados y se les entrena con el dolor. Se les sobreestimula y todo eso repercute en su dolor físico y se les prepara para que sientan menos dolor.

Cuando vi que Putin invadía Ucrania sentí estupor, cuando veo los cadáveres recuerdo mi época de la guerra 

P. ¿Conoce algo más complejo que el cerebro humano?
R. Otro cerebro [ríe]. Más complejo que un cerebro son dos cerebros. Es una pregunta muy interesante, un cerebro es uno y necesita otro cerebro para estimularse, si no, no sirve para nada. Las sanguijuelas tienen 20.000 neuronas, que es nada, nosotros tenemos miles y miles de neuronas. Un pájaro no tiene mucho córtex, un ratón un poco más, en un perro o un gato, hay un lóbulo prefrontal, en un mono, un 25% de lóbulo prefrontal y en una persona, un 30% más la palabra. El 100% serían varios cerebros, ahí está el poder de la palabra.

P. ¿Qué siente al ver de nuevo una guerra en Europa?
R. Una gran tristeza. Estaba convencido de que jamás ocurriría. Viví la II Guerra Mundial y la Guerra de Argelia y pensé que lo habíamos comprendido. Los esfuerzos sociales y de comunicación no han servido para nada, es una enorme tristeza. Cuando vi que Putin invadía Ucrania, sentí estupor, cuando veo los cadáveres, recuerdo mi época de la guerra, con fardos de paja en los caminos que me recordaban cuando en Francia intentábamos cruzar las fronteras. Fue un retorno a la angustia.

P. ¿Es hipócrita escandalizarse con la guerra de Ucrania y no tanto con las de Yemen o Siria?
R. Tiene razón, es una pregunta cínica pero real. Es la empatía. Si a los cercanos a mí les pasa algo, me conmueve porque me toca. Si nos dicen ahora que durante esta entrevista han muerto 10.000 chinos, no nos provoca nada. No es hipocresía, sino la regla de la empatía.

Los jóvenes nunca se han desarrollado tan bien como ahora en lo intelectual

P. ¿Cómo les explicaría a las nuevas generaciones europeas que hace menos de 100 años se perseguía a millones de personas por su religión o ideología?
R. Es el problema del totalitarismo. Para hacer la guerra hay que decir una sola verdad. Si intentamos entender al adversario, se pierde la guerra. La guerra es un excelente medio para elegir democráticamente a un dictador y luego tardamos una o dos generaciones en liberarnos de ellos.

P. ¿Entiende a los jóvenes?
R. ¡Me da miedo entenderlos! Hay un fenómeno de que los jóvenes abandonan cada vez más. Como hay una mejora técnica y social, el trabajo no conlleva la mejora que antes significaba. Para la juventud, el trabajo es la manera de florecer, de que su personalidad se expanda y salga a la luz. Antes, para nosotros, el trabajo era supervivencia y aceptábamos cualquier tipo de trabajo. Hay un abandono social y afectivo, el abandono social llega porque si el trabajo no gusta, lo abandonan, y si lo afectivo no funciona se separa y ya está.

Actualmente, un joven piensa que tendrá tres o cuatro tipos de trabajo y tres o cuatro parejas. Los niños pueden sentirse bien así, pero no los padres, que acaban eligiendo a un dictador. Los jóvenes nunca se han desarrollado tan bien como ahora en lo intelectual, son más brillantes en la exploración del mundo, de viajar, eso les hace desarrollar mucho mejor su personalidad y que la sociedad sea cada vez más frágil. Antes se trabajaba lo social mediante el sacrificio, las mujeres se sacrificaban para cuidar del marido y de los hijos, los hombres se sacrificaban para la guerra o el trabajo en las minas durante 15 horas, por ejemplo. Los jóvenes, al estar mejor preparados, lo rechazan.

P. ¿Puede ser frustrante para los jóvenes haberse preparado duramente, pero que el mercado laboral no los encaje?
R. El trabajo está robotizado. Dentro de unos años, la inteligencia artificial hará el trabajo robotizado, estamos viendo que hay jóvenes con muchos diplomas que vuelven a la agricultura, a ser campesinos porque el trabajo está robotizado.

P. ¿Puede ser peligrosa la inteligencia artificial y la robotización?
R. Respuesta sencilla: más de lo que creemos. Cuando apareció Internet, recuerdo que hablé con los partidarios, que decían que no habría efectos secundarios y hoy vemos que hay muchos, para los adultos y sobre todo para los niños. En inteligencia artificial se empiezan a ver efectos secundarios como en el plagio, seguramente uno de ellos sea la descalificación de los exámenes. Habrá que encontrar otro sistema para seleccionar a los jóvenes. También para la escritura de cartas anónimas, las amenazas… [ríe].

Dentro de dos meses voy a cumplir 86 [años], me quedan muchos todavía para jubilarme de reflexionar

P. ¿La ciencia ficción de Isaac Asimov se ha superado?
R. Estamos mucho más lejos. Somos capaces de mezclar genes humanos y animales, Internet es mucho más de lo que pensó Asimov, está muy sobrepasado.

P. ¿Ve factible, con este contexto, que se repitan grandes movilizaciones sociales como las que trajeron cambios en épocas pasadas?
R. Los sindicatos tuvieron un papel muy importante en el siglo XIX y XX porque muchos hombres y mujeres habrían sido sacrificados. Hoy vemos que representan a menos personas y ponen en marcha movimientos sociales. Hay diputados en Francia que ridiculizan la democracia, esta arma fue muy útil en los siglos anteriores, pero no sé si ahora lo será. Los políticos toman decisiones sin tener en cuenta estos movimientos.

P. Tiene 85 años. ¿A qué edad se jubila uno de reflexionar?
R. A los 120 años, después es más complicado. Dentro de dos meses voy a cumplir 86, me quedan muchos todavía para jubilarme de reflexionar.
https://elpais.com/ciencia/2023-03-05/boris-cyrulnik-la-adaptacion-no-tiene-por-que-ser-un-signo-de-salud-sino-una-forma-de-patologia.html

jueves, 20 de febrero de 2020

Boris Cyrulnik: “La desigualdad social empieza en los mil primeros días de vida”. El reconocido neurólogo francés que difundió el concepto de resiliencia destaca el papel en nuestro desarrollo de la atención recibida incluso antes de nacer

Hay muchas maneras de aproximarse a Boris Cyrulnik. Es el neuropsiquiatra que difundió el concepto de resiliencia, la capacidad de superar las adversidades. Es el autor de numerosos libros que han acercado al público las claves de su disciplina, como Los patitos feos, publicado en castellano, como gran parte de su obra, por la editorial Gedisa. Es un hombre de 82 años marcado por el Holocausto y la II Guerra Mundial. Y es quien inspira al presidente francés, Emmanuel Macron, sus políticas sobre la educación preescolar y la escolaridad obligatoria a los tres años.

PREGUNTA. ¿Todo se juega en los seis primeros años, antes de la educación primaria?

RESPUESTA. No todo. Si uno fracasa en estos años, aún puede recuperarse. Yo no fui a la escuela. Pero son años en los que el aprendizaje es fulgurante y fácil: los niños aprenden a toda velocidad porque las neuronas bullen. Después uno puede seguir aprendiendo, pero menos rápido.

P. ¿Qué puede ir mal en estos años?
R. Macron dijo que todos los franceses debían ir a la escuela maternal a los tres años. Había constatado que el 93% de niños y niñas ya iban a esa edad, pero que no iban los hijos de padres infelices o con dificultades sociales, lo que agravaba la desigualdad.

P. ¿Por qué?
R. Cuando un niño entra en la escuela maternal a los tres años, si antes los padres le han ofrecido un ambiente estimulante, el niño posee entre 800 y 1.000 palabras. El que entra sin haber sido socializado o sin haber pasado por la guardería posee 200 palabras. No entenderá a la maestra y será un mal alumno.

P. ¿Qué consecuencias tiene esta desigualdad de raíz?
R. Hoy la sociedad selecciona por medio de la escuela y del diploma: es la nueva aristocracia. Ya no es la aristocracia de la fuerza física ni la de los bienes o las fábricas, que aún existe pero es menos importante. La nueva aristocracia es la del diploma. Desde los tres años, los niños que han estado bien arropados con anterioridad serán los buenos alumnos, y los niños mal arropados acumularán tal retraso en el lenguaje que serán malos alumnos, no tendrán diplomas y tendrán dificultades sociales, culturales, afectivas…

P. Por lo que usted dice, no todo se juega entre los tres y los seis años, sino incluso antes.
R. Sí, en los primeros mil días ya empieza la desigualdad social.

P. ¿Cómo intervenir a esta edad, cuando los niños todavía no están escolarizados? “Cuando una madre está infeliz, segrega sustancias del estrés que pasan al líquido amniótico”
R. Ahora que las mujeres trabajan y que la aldea ya no existe, hay niños que viven en un ambiente pobre y que serán malos alumnos. Pero estos niños, si los enviamos a guarderías, si los arropamos, y si arropamos a los padres y madres infelices, si detectamos dificultades psicológicas y sociales de los padres, podremos mejorar el nicho sensorial que rodea al bebé y habrá menos injusticias: al entrar en la escuela maternal tendrá menos retraso.

P. ¿Qué hacer para atenuar estas desigualdades? “Mis primeros años debieron de ser fortificantes porque conservé una pequeña confianza en mí”
R. Si se constata, desde antes del momento de la concepción, que la madre tiene 14 años, que no tiene empleo, que no tiene familia, que se droga y vive con un amante que tiene 17 años y es delincuente y toma cocaína, entonces puede predecirse que el nicho sensorial que rodea al bebé será negativo y que tendrá un retraso en el desarrollo. En cambio, si los padres están arropados y en seguridad, puede predecirse que el bebé tendrá un entorno que le permitirá un buen desarrollo. Todo empieza antes del nacimiento.

P. ¿Cómo garantizar que exista este entorno?
R. Detectando los embarazos patológicos. Una de cada cuatro mujeres sufre depresión durante el embarazo. Los trabajos sobre la epigenética muestran que cuando la madre está infeliz segrega las sustancias del estrés que pasan al líquido amniótico, y el bebé traga cuatro o cinco litros de líquido amniótico diarios lleno de cortisona, catecolamina y sustancias del estrés que dañan su cerebro. El niño llega al mundo con el cerebro dañado porque la madre es infeliz. Y las causas de la infelicidad de la madre son esencialmente el aislamiento, contra el cual socialmente puede lucharse con la familia y el barrio. Es la violencia conyugal contra la que se debe luchar. Y es la precariedad social contra la que me gustaría que se luchase. Si protegemos a las madres, protegeremos a los niños.

P. ¿Cómo fueron para usted sus primeros años?
R. Yo nací en 1937. Mi padre se alistó en el Ejército francés en 1939. Fue herido y detenido en la cama del hospital por la policía francesa, el país para el cual combatía. Después fue deportado y desapareció en Auschwitz. Mi madre se quedó sola, muy pobre, sin familia: los hombres estaban en el Ejército, los jóvenes en la Resistencia y los otros en Drancy [el campo en las afueras de París desde el que se enviaba a los judíos de Francia a los campos de exterminio y concentración] o en Auschwitz. En 1942 la Gestapo la detuvo. A pesar de eso, mis primeros años debieron de ser fortificantes porque conservé una pequeña confianza en mí. A los seis años me detuvieron y me evadí. Después me recogieron unos Justos [personas que desinteresadamente salvaron a judíos en situación de peligro], me sentí seguro con ellos y retomé el desarrollo correcto. La hermana de mi madre me reencontró después de la guerra, pero casi nunca había estado en la escuela. Pasé un examen de entrada al liceo [instituto], me aceptaron, lo que es la prueba de la existencia de Dios, y recuperé mi retraso y me las arreglé.

P. Los primeros años, con su madre, ¿le dieron la fuerza para sobrevivir?
R. Sí, sin duda. Los niños aislados en los dos primeros años de vida pierden confianza en ellos, tienen miedo del mundo y solo tienen actividades autocentradas.

P. Y usted, en cambio, confiaba en sí mismo.
R. Sí.

P. Su padre y su madre desaparecieron.
R. Toda mi familia, excepto una hermana y un hermano de mi madre.

P. No haber podido enterrar a sus padres, ¿es una herida abierta?
R. No murieron: desaparecieron. No es lo mismo. En un duelo se sufre, se llora y se les devuelve la dignidad, se les hace una bella sepultura, se dicen cosas amables, se inscribe el nombre, se ponen flores, se cantan canciones. Mientras que mis padres no tuvieron esta dignidad, desaparecieron. Después de la liberación, supe que se habían convertido en humo, sin sepultura.

P. A los 11 años ya quiso ser psiquiatra. ¿Por qué tan pronto? A esa edad quieren ser futbolistas.
R. Oía decir a mi alrededor que el nazismo era una prueba de locura social. Aún lo pienso. No era individual, era la sociedad la que deliraba. Yo me dije que, si la sociedad está loca, debía convertirme en psiquiatra para impedirlo y así no volvería a haber guerras.

https://elpais.com/elpais/2020/02/07/ideas/1581086942_070008.html

miércoles, 7 de abril de 2010

L'Europe aux portes de la deuxième division

Cela relève probablement de la déformation professionnelle, mais, même en regardant à la télévision les matches de la Ligue des champions, on ne peut s'empêcher de penser - un peu - à la crise des subprimes.
Le football européen, métaphore de celle-ci. Une bulle spéculative nourrie par l'endettement (6,3 milliards d'euros), avec ses bons côtés (cela dope la croissance du PIB de la même façon que cela stimule les performances sportives) et ses risques de faillite, avec son inflation salariale et ses rémunérations délirantes pour ses joueurs-traders. Avec des régulateurs pleins de bonne volonté mais visiblement impuissants, une UEFA et son président Michel Platini désireux d'instaurer "un fair-play financier", un peu l'équivalent, pour le ballon rond, des normes de Bâle III pour les banques.

Arsenal-Barcelone, donc, qui fut le sommet des quarts de finale aller, match déjà culte. Où l'on retrouvait deux représentants surendettés des deux championnats eux-mêmes les plus endettés (3,8 milliards pour la Premier League anglaise, près de 1 milliard pour la Liga espagnole).Comme par hasard issus des deux grands pays d'Europe, la Grande-Bretagne et l'Espagne, où la crise financière, le boom du crédit et de l'immobilier ont fait le plus de ravages et où les déficits atteignent aujourd'hui des records. Comme par hasard aussi au moment même où la Bundesliga, dont les matches sont à peu près aussi passionnants à suivre qu'une allocution du président de la Bundesbank, dégage des bénéfices. Vertueuse Allemagne dans son football comme dans ses finances publiques.

Arsenal, pour aggraver son cas, est sponsorisé par Fly Emirates, la compagnie aérienne de Dubaï, l'émirat qui a frôlé la faillite. Quant au Barça, il ne pratique pas seulement un football de rêve - des talents individuels sublimant le jeu collectif et réciproquement, un communisme qui fonctionnerait, en quelque sorte - mais offre des rémunérations de rêve à ses joueurs. Lionel Messi a gagné 33 millions d'euros en 2009. Et Thierry Henry 18,8 millions.

On pourrait naïvement se dire que percevoir par an 17 000 smic, quatre fois plus que le patron du CAC 40 le mieux rémunéré (Franck Riboud, Danone), dont les décisions engagent le sort de dizaines de milliers de salariés, c'est un peu beaucoup pour quelqu'un qui passe l'essentiel de son temps assis sur le banc des remplaçants et utilise sa main pour qualifier la France à la Coupe du monde. Presque choquant. Mais non, les Français, qui ont l'égalitarisme et la détestation de la richesse décidément très sélectifs, adulent "Titi" (33e au classement de leurs personnalités préférées), alors qu'ils sont prêts à pendre haut et court les PDG. Passons.

Du moins le possible éclatement de la bulle spéculative du foot européen (le club de Portsmouth vient de déposer son bilan) aurait-il l'avantage de faire revenir en France ses meilleurs joueurs. Ce qui serait une excellente nouvelle pour le championnat national mais surtout pour les finances publiques du pays. Les impôts de ces citoyens exemplaires, l'honneur de la nation, pourraient enfin contribuer au financement de nos hôpitaux et de nos écoles. Voilà un argument massue que Nicolas Sarkozy pourrait peut-être utiliser pour tenter de justifier le maintien de l'injustifiable, par temps de crise, bouclier fiscal.

... Si l'avenir économique à long terme de l'Europe s'annonce sombre, il ne se présente guère plus ensoleillé à court terme.

Inutile même de se lancer dans une comparaison avec la Chine, dont il se susurre que le taux de croissance pourrait avoir atteint 12 % au premier trimestre. Plus inquiétant : la croissance américaine devrait cette année dépasser de deux points celle de l'Europe (3,1 % contre 1,1 %). Simple question de résilience, assènent les économistes pour expliquer un tel écart. "Résilience", le grand mot est lâché, popularisé par l'ancien chef économiste de l'OCDE, Jean-Philippe Cotis, le Boris Cyrulnik de l'économie. Depuis trente ans, l'économie américaine a démontré sa capacité à rebondir après des chocs importants. Après le choc exceptionnel qu'a constitué la crise des subprimes aussi.Reste à savoir d'où vient cette résilience . On pense immédiatement à des facteurs subjectifs, d'ordre psychologique. En gros, les Américains, optimistes invétérés, recommenceraient à consommer et à investir, contrairement à des Européens tristes et apeurés. C'est très tentant, mais très faux, selon l'économiste Patrick Artus.

Comme le prouvent les enquêtes d'opinion, les récents comportements d'épargne ou de dépenses des ménages, les Américains ne sont ni plus ni moins confiants dans l'avenir, n'ont pas plus ni moins le moral que les Européens - en vérité, il n'y a guère que les Français, en Europe, à se dire très très malheureux, ce qui ne les empêche pas, de façon un peu schizophrénique, de consommer beaucoup plus que la moyenne.

Il faut donc aller chercher du côté des éléments objectifs. Pas des politiques économiques, monétaires et budgétaires, comparables de part et d'autre de l'Atlantique. Mais, avance M. Artus, plutôt du côté de la structure géographique des exportations : 57 % de celles des Etats-Unis sont tournées vers les pays émergents à forte croissance, 23 % seulement vers la zone euro. Et du côté du marché du travail et de sa flexibilité. L'ajustement de l'emploi a été beaucoup plus rapide aux Etats-Unis qu'en Europe, ce qui permet d'y envisager une reprise plus soutenue (162 000 emplois ont été créés en mars). DSK a peut-être raison. Au sens propre. Dans vingt ans, les futurs Messi joueront peut-être tous dans des clubs américains ou chinois. [En la foto Messi, del Barça, el dia 6 de abril de 2010 cuando le marcó 4 goles de antología al Arsenal, hundiendolo en humillante derrota]. Ver aquí en Le Monde del 5-04-2010.

Europa a las puertas de la Segunda división.
Esto es probablemente deformación profesional, pero aún cuando miramos en la televisión los partidos de la Liga de Campeones, no podemos dejar de pensar - un poco - en la crisis de las subprime.

La metáfora del fútbol europeo es la misma. Una burbuja especulativa alimentada por la deuda (6,3 millones de euros), con sus lados buenos (lo que aumenta el crecimiento del PIB de la misma manera que promueve el rendimiento deportivo) y los riesgos de quiebra, con una inflación de salarios y los locos (comerciantes) pagando a sus jugadores. Con los que quieren regularlos llenos de buenas intenciones, pero impotentes, obviamente, un presidente de la UEFA, Michel Platini, y su deseo de establecer un “juego financiero justo”, algo equivalente para el balón, las normas Basilea III para los bancos.

Mientras en el Arsenal-Barcelona, que es la cima de cuartos de final, partido ya adorado. Y nos encontramos con dos representantes de los dos campeonatos en dificultades con más deuda (3,8 millones de euros para la Liga Premier Inglés, cerca de $ 1 mil millones para la liga española).

La suerte de los dos países más grandes de Europa, Gran Bretaña y España, donde la crisis financiera, el auge del crédito y bienes raíces hizo el mayor daño y donde el déficit alcanzó hoy esos registros. Casualmente, al mismo tiempo la Bundesliga, donde los partidos son también casi tan emocionantes, y como consecuencia de un discurso del Presidente del Bundesbank, es rentable. El fútbol de Alemania es tan virtuoso como en sus finanzas públicas.

El Arsenal se refuerza en su caso, con el patrocinio de la aerolínea de los Emiratos de Dubai, que escapó por poco de la bancarrota. Como para el Barça, que no practica el fútbol más que como un sueño – los que subliman el talento individual y por equipos se enfrentan entre sí, el comunismo va a funcionar, de alguna manera - pero ofrece sueldos de sueño a sus jugadores. Lionel Messi ganó 33 millones de euros en 2009. Y Thierry Henry 18,8 millones.

Uno podría decir ingenuamente que esa cantidad supone 17 000 veces el sueldo base (smic) por año, y cuatro veces más que el del Director General mejor pagado (de una empresa en Francia -CAC - Franck Riboud, de Danone), cuyas decisiones son vinculantes para el destino de decenas de miles de empleados y es mucho para alguien que pasa la mayor parte de su tiempo sentado en el banquillo y usó su mano para calificar a Francia en la Copa del Mundo. Chocante...

Por lo menos es posible el estallido de la burbuja especulativa en el fútbol europeo (el club Portsmouth se ha declarado en quiebra) que tendría la ventaja de devolver a los mejores jugadores de Francia…

Este es un argumento fuerte de que podría ser utilizado por Nicolas Sarkozy, para tratar de justificar lo injustificable de mantener, en tiempos de crisis, el ahorro en impuestos.

No es necesario incluso entrar en comparación con China, de la que se susurra que la tasa de crecimiento habría llegado al 12% en el primer trimestre. Más preocupante: el crecimiento de EE.UU. este año superará los dos puntos porcentuales más alto que la de Europa (3,1% contra 1,1%). Simple cuestión de la capacidad de recuperación, los economistas nos bombardean para explicar la diferencia. “Resiliencia”, la gran palabra que sale ahora, popularizada por el ex economista en jefe de la OCDE, Jean-Philippe Cotis, el Boris Cyrulnik de la economía. Durante treinta años, la economía de EE.UU. ha demostrado su capacidad para recuperarse de perturbaciones.

… Como se desprende de las encuestas de opinión, el comportamiento reciente de ahorro y gasto de los hogares, los estadounidenses no tienen ni más ni menos confianza en el futuro, no tienen ni más ni menos moral, que los europeos…
Literalmente. En veinte años, los esfuerzos de futuros Messis estarán todos en los clubes chinos o americanos.