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sábado, 9 de agosto de 2025

_- Demócratas episcopales

_- La iglesia española, a través del presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Argüello, se ha pronunciado recientemente sobre la necesidad de que en España se convoquen elecciones generales. Dice que la democracia exige que hable el pueblo. Estos señores (en la iglesia solo y siempre hay señores, las señoras no pintan nada: eso sí que es democracia) durante casi medio siglo no se acordaron de pedir elecciones de ningún tipo. Les parecía estupendo que el pueblo estuviera calladito. Se conoce que comulgaban con la creencia del dictador que decía que el pueblo español no estaba preparado para la democracia. La forma de preparase, por supuesto, no era ejercitarse en ella sino padecer la dictadura, que era una “democracia orgánica”. A los señores obispos les parecía estupenda. Estaban muy pendientes de sacar bajo palio al dictador, Caudillo de España por la gracia de Dios. Qué gracia. Ahora están preocupados porque el pueblo hable. Como si no lo hubiera hecho cuando los actuales gobernantes conquistaron el derecho a gobernar. Fue el pueblo quien puso ahí al presidente, que no fue elegido por la gracia de Dios, como el Caudillo.

Por si esto fuera poco, el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, monseñor Francisco García Magán, se ha pronunciado en el mismo sentido. Presidente y secretario dan a las manifestaciones un carácter institucional que no deberían tener porque la Conferencia no se ha pronunciado al respecto.

En plena dictadura, monseñor Casimiro Morcillo decía que los sacerdotes no debían meterse en política. Y él era Consejero del Reino. Lo que quería decir es que los curas obreros, los curas rojos no tenían que meterse con el régimen.

Se le ha visto el plumero, monseñor. Porque aquí se da la pequeña circunstancia de que el gobierno que, en mi opinión afortunadamente, está en el poder, a ustedes no les gusta mucho, no es de su cuerda. Porque es de esos gobiernos que hacen leyes que a ustedes no les gustan: la ley del divorcio, la ley del aborto, la ley del matrimonio homosexual, la ley contra la violencia de género, la ley de memoria democrática, la ley de eutanasia…. Es de esos gobiernos que suben las pensiones, que elevan el salario mínimo interprofesional, que no quieren subir el gasto de defensa al 5% (el matón de la Casa Blanca amenaza con que pagaremos el doble y con que hundirá la economía española, que va tan bien), que quiere reducir la jornada laboral, que defiende con uñas y dientes la escuela y la sanidad publicas… Y, ustedes, con esas deseadas elecciones, quieren que haya otro gobierno, un gobierno de otro signo. No lo dicen. Porque no son claros. Y si invocan a la sacrosanta democracia quedan como Dios. Qué grandes demócratas episcopales tenemos en este país.

Monseñor Luis Argüello acaba de participar con Santiago Abascal en la presentación del libro del filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, titulado “Cosas que he aprendido de gente interesante. Filosofía, política y religión”. “Dios los cría y ellos se juntan. Por la otra orilla también ha llegado pidiendo elecciones el expresidente Felipe González. Y otro socialista cabal como es Emiliano Page. Bonito grupo.

«Yo creo, dice monseñor Luis Argüello, que, cuando se produce una situación de bloqueo e incluso se hace muy difícil que la acción de un gobierno pueda desarrollarse con sus propios proyectos legislativos, con la importancia de tener un presupuesto y demás, hay que acudir a la Constitución», ha indicado el pasado martes a preguntas de los periodistas en Salamanca, donde ha participado en un foro de la Universidad Pontificia (UPSA), según recoge Efe.

Una «salida» que, en opinión de monseñor Luis Argüello, pasa por la convocatoria de unas nuevas elecciones generales, para que los españoles puedan expresar si respaldan o no la gestión del actual Ejecutivo de coalición liderado por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez: «Yo creo que esto pide una salida, y en democracia pareciera que la salida más evidente es dar voz a los propios ciudadanos», ha reclamado monseñor Argüello.

No se preocupe, monseñor. La Constitución dice cuándo tiene que refrendar el pueblo español la acción del gobierno: cuando pasen cuatro años. ¿O lo tiene que hacer cuando al presidente de la Conferencia Episcopal le parezca oportuno?

También dice monseñor Argüello que eso de pedir perdón, como ha hecho el presidente del gobierno, no tiene mucha importancia. Lo importante es tomar medidas coherentes, es decir convocar elecciones generales para que se pueda ir a su casa el actual gobierno.

Es lo que llevan pidiendo por activa y por pasiva la derecha y la ultraderecha de este país. A Fejióo y a Abascal les duele la boca de pedir elecciones generales casi desde el mismo día en el que Sánchez formó gobierno. Acusan al presidente de aferrarse al sillón pero ellos dan muestras inequívocas del interés que tienen en ocuparlo.

Si tanto les preocupa la democracia a los señores obispos podrían haberle recordado al señor Abascal que el presidente del gobierno no es un presidente ilegítimo, como ha dicho con fiereza desde el primer día, ya que salió de unas elecciones generales.

Hay otro camino para que haya elecciones. Monseñor Argüello debería aconsejar a las fuerzas de la derecha que presenten una moción de censura ya que la situación que describe exige una salida. Sabrá que se puede salir por otra puerta.

Acabo de leer el libro de Javier Cercas “El loco de Dios en el fin del Mundo”. Un libro en el que el autor comienza diciendo: “Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso”. Pues bien, a ese escritor le encomienda el Vaticano hacer la crónica del viaje del Papa Francisco a Mongolia. No a España, no. A Mongolia, al fin del mundo. A un país alejado de la grandeza que tienen las naciones poderosas. A un país con una pequeña comunidad de católicos. La Conferencia Episcopal española no se sitúa en esas coordenadas. Está, más bien, del lado de los grandes, de los ricos, de la patronal, de las políticas reaccionarias, de las políticas de derechas.

A mí me repugnan los casos de corrupción de la izquierda. Me duele y me entristece conocer lo que ha pasado con este triángulo de la vergüenza: Koldo García, José Luis Ábalos, Santos Cerdán. Mucho más que los casos de corrupción que se producen en el seno de los partidos conservadores. Es preciso reaccionar con rapidez y contundencia con quienes corrompen la democracia.

La confianza que los ciudadanos depositamos en los políticos no puede ser aprovechada para robar y extorsionar a los electores. La justicia tiene que ser implacable. Y el dinero robado tiene que ser devuelto a la ciudadanía hasta el último céntimo. No hay justicia si no hay restitución del dinero. Y, además, si esta exigencia se pasa por alto se invita a los delincuentes al robo ya que podrán disfrutar del dinero robado cuando cumplan su condena de cárcel.

Pero la convocatoria de elecciones es otra cuestión. La convocatoria de elecciones tiene que ver con la operación de acoso y derribo que la oposición viene realizando desde que el gobierno fue constituido. La oposición usa el parlamento para para derribar al gobierno, para gritar “dimisión” al presidente y “cómplice” a la vicepresidenta. No para aprobar leyes y hacer propuestas.

Ha dado igual que se haya subido el salario mínimo interprofesional, que las pensiones se hayan revalorizado, que haya crecido la economía, que se haya creado empleo… Las críticas se dirigen a los apoyos de “separatistas”, de “etarras”, de “radicales”… sin tener en cuenta que ETA ya no existe (y que, por consiguiente, no mata), sin valorar que el independentismo haya rebajado su beligerancia, que esos a quienes llaman radicales gobiernan para que los ciudadanos vivan mejor…

Me ha parecido muy bien que el arzobispo de Tarragona. monseñor Joan Planellas, haya discrepado públicamente de las declaraciones del presidente de la Conferencia episcopal. Y que lo haya hecho invocando un argumento de peso. Habla de política partidista. Lo que pide el señor Argüello es lo que han pedido Vox y el PP desde hace tiempo. Y dice también que tanto el presidente como el secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal no han debido hacer esas declaraciones en nombre del Conferencia sino a título particular. De pura lógica. De pura decencia.

martes, 5 de agosto de 2025

_- Cállese, señor González

_- Se hizo famosa la machacona frase del señor Aznar en el último mandato del presidente socialista: “Váyase, señor González”. Hoy, remedo la petición de quien le sucedió en la presidencia con las palabras que figuran en el título: “Cállese, señor González”. ¿Es necesario que opine públicamente sobre cualquier cuestión que conlleve una crítica sobre su partido, su gobierno y su presidente? ¿No se puede callar?

Cuando contemplé y escuché la entrevista de Onda Cero en la que Carlos Alsina exploró las opiniones de Felipe González, sentí tres emociones que se mezclaban intentando cada una, sin conseguirlo, imponer la hegemonía sobre las otras dos: vergüenza, tristeza y rabia.

Vergüenza porque me costaba comprender cómo un socialista de toda la vida atacaba sin piedad al presidente del gobierno y del partido. Había en el discurso un componente intelectual y otro afectivo. No se trataba solo de un análisis más o menos riguroso. Había un nivel elevado de animadversión y de inquina. Me dio vergüenza. No era la primera vez que se producían estas manifestaciones. Estaba de por medio la satisfacción de haber encontrado ahora argumentos incontestables de que la crítica persistente y despiadada de hace mucho tiempo se fundamentaba ahora en hechos incontestables: aprobación de la Ley de Amnistía por el Tribunal Constitucional, casos de corrupción de dos secretarios de Organización del Partido, investigaciones sobre la posible corrupción en el medio familiar del presidente… ¿Veis cómo tenía razón? ¿Veis cómo tenía que haber sido Eduardo Madina el que ganase las primarias como yo pensaba y sigo pensando? Pero la militancia dijo otra cosa, señor González.

Tristeza por la incoherencia de sus palabras que remitían casi inexorablemente a su último mandato como presidente del gobierno en el que proliferaron los casos de corrupción y en el que él no dimitió ni dejó el puesto a otro como ahora exige a Sánchez de manera pertinaz. Tristeza de ver a un personaje de la izquierda de carisma arrollador convertido en un viejo cascarrabias de carácter avinagrado defendiendo postulados de ultraderecha,

Y rabia porque no hay ayuda más grande a la derecha que sus palabras cargadas de agresividad y desprecio. La derecha puede ahorrarse el análisis: basta que se remitan a las palabras de Felipe González. Ahora es su líder. Su discurso es el discurso del Partido Popular e, incluso, el discurso de Vox.

Lo más grave, a mi juicio, es la seguridad con la que habla. Porque Felipe González en esa entrevista, no opina, sienta cátedra, defiende dogmas de los que se siente guardián, imparte lecciones de moral como si de un gurú espiritual se tratase. ¡Qué petulancia! Hasta el entrevistador se sorprende de la contundencia de sus palabras:

– Entonces, ¿usted cree que la ley de amnistía es corrupción política?

Y contesta, como si defendiera un dogma de fe:

¡Absolutamente!
Pues bien, ¿por qué hay tantas personas que no lo ven igual? El jurista sevillano, Javier Pérez Royo, Catedrático de Derecho Constitucional, entre otros muchos, dice que le produce una profunda pena la deriva del expresidente Felípe González. Sostiene que su posición ante la ley de amnistía es una barbaridad. Según González, todos los que dieron luz verde a la ley en el Parlamento, los seis magistrados que aprobaron la ley en el Tribunal Constitucional y todos los ciudadanos y ciudadanas que consideramos que la ley es constitucional y que ha beneficiado a la sociedad española somos también corruptos.

El juez Garzón hablaba hace unos días en la Sexta de la constitucionalidad de la ley de amnistía, El tribunal que emitió el fallo, ¿no le merece la menor credibilidad al señor González?, se preguntaba. Y yo me pregunto: ¿No le gusta la ley de amnistía porque es una barrabasada o es una barrabasada porque a él no le gusta?

Sin ir más lejos al expresidente Zapatero la ley le parece constitucional, apoya las políticas progresistas y las decisiones del gobierno y considera al presidente una persona honesta, un ciudadano cabal. Dos expresidentes.

Y acentúa González su posición de rechazo de la ley de amnistía por el hecho de que la promesa de promulgarla conquistase los siete votos de Junts para la investidura del presidente Sánchez. ¿Hubiera preferido Felipe González ver a Vox en el gobierno?

Dice en la entrevista que votará en blanco. Yo creo que, tal como piensa, no debería hacerlo. No. Lo razonable es que su voto se fuese a la derecha o a la ultraderecha. Porque su discurso es el mismo y porque piensa que Sánchez se equivoca cuando manifiesta que no le gustaría que la convocatoria de elecciones diera el gobierno a los partidos conservadores

González actúa como un inquisidor. Es el guardián de la moral socialista. El Tomás de Torquemada de la política española. Lo ideal sería poder arrojar al presidente Sánchez al fuego de la hoguera pero, como no puede, le echa de la presidencia del partido y del gobierno.

Me di cuenta enseguida de que tenía más interés el expresidente en hablar que el periodista en saber. “Si no le hacen la entrevista, revienta”, pensé. Imaginé a la derecha escuchando y aplaudiendo entusiasmada las opiniones, los insultos, los exabruptos, las descalificaciones y la promesa de votar en blanco.

No le puedo pedir a Felipe González que deje de pensar lo que piensa pero, ¿le obliga alguien a ir de televisión en televisión y de radio en radio? ¿Le obliga alguien a responder a los periodistas que le tiran de la lengua sobre cada cuestión en la que pueden mostrar cómo machaca a su gobierno y a su presidente?

Dice Felipe que Sánchez no tiene por qué preocuparse si la alternativa a su gobierno va a ser otro con el PP y Vox. Eso al señor González no le importa. Es que hasta pienso que le alegraría si sucediese. ¿No le tiene que importar quién gobierne? ¿No le importa que Vox expulse a millones de inmigrantes, que persiga a los homosexuales, que congele el salario mínimo interprofesional, que defienda la dictadura que sufrimos…? Qué decir de lo que sucedería, con la memoria democrática, con la escuela y la sanidad públicas, con el colectivo LGTBIQ, con la jornada laboral, con las pensiones ce los jubilados…

En un artículo que acaba de publicar el catedrático de economía Juan Torres, titulado “Si Vox gobernara, deuda por las nubes y pensiones de miseria” dice lo siguiente:

”Sustituir al actual sistema de pensiones públicas basado en el reparto (es decir, las personas empleadas actualmente financian con parte de sus sueldos la pensión de las ahora jubiladas) por uno basado en la capitalización (cada persona ahorra, se invierte ese ahorro en mercados financieros y al final de la vida activa se recupera lo ahorrado como pensión) tendría consecuencias catastróficas”.

“La primera vez que se puso en marcha un cambio de esa naturaleza fue en Chile con la dictadura de Pinochet. Significativamente, el cambio hacia la capitalización se impuso a toda la población trabajadora, menos a los militares y a la policía, cuyas pensiones todavía siguen garantizadas por un sistema de reparto. ¿Por qué fue así, si la capitalización es tan ventajosa?”-

No sé lo que pensará Felipe González sobre el concepto de lealtad. Porque, sin renunciar a su análisis podría estarse calladito ya que no hay palabras más rentables para la derecha que las que él pronuncia contra el presidente de su partido. Y podría hacer esos análisis desde dentro. Si de verdad pretende ayudar.

¿De dónde surge ese espíritu justiciero del señor González? No creo que pueda achacar al señor Sánchez apego al poder siendo él el presidente con más años seguidos en la presidencia del gobierno. Trece años, en los que hizo tanto por el país, que ahora le quiero agradecer. Le quedan la mitad al señor Sánchez para igualarle.

¿Qué hace en el Partido una persona que descalifica a su presidente por TODO lo que hace, que no reconoce ni un solo éxito conseguido (hasta Donald Trump se pronuncia sobre la buena marcha de la economía española), que propone el voto en blanco como postura ideológica hacia su partido?

Hay limitaciones, hay errores, hay fallos en la política del gobierno progresista de coalición. Hay que hacer autocrítica y hay que abrirse a la crítica, con humildad y valentía, pero yo considero que este gobierno es una luz en un tiempo de intensa oscuridad. Por eso me alegró el resultado de la sesión parlamentaria del miércoles pasado. La derecha tendrá que esperar. Por mucho que le duela al señor González.

sábado, 2 de agosto de 2025

_- El negocio de la guerra

_- No me explico por qué se han plegado a las exigencias de Donald Trump todos los presidentes de los países que integran la comunidad europea. Porque Portugal, Italia, Reino Unido y muchos otros no van a poder cumplir aquello que han firmado si no es con grandes recortes que no podrán ni querrán hacer. ¿Por qué han dejado solo al presidente Sánchez? ¿Por qué no han secundado su rechazo a la propuesta del señor Trump? ¿Tienen miedo a las represalias?

Los políticos europeos han actuado como marionetas cuyos hilos ha manejado a su antojo el presidente de los EE.UU con los aplausos del señor Rutte. No han tenido ni las agallas ni la dignidad necesarias para decir “no vamos a cometer ese disparate en perjuicio de nuestros ciudadanos y ciudadanas”. Trump no solo amenaza con el uso de la fuerza sino que acude a la reunión de la OTÁN después de haber bombardeado Irán. El juego es perfecto. Creemos la inseguridad y el miedo, multipliquemos por lo más posible el presupuesto de defensa y que se enriquezcan sin límites los productores de armamento.

No ha existido ni el más mínimo debate sobre el porqué y la cuantía del aumento. Si hubiera existido, es probable que los argumentos les hubiesen llevado a aumentar de forma elevada el presupuesto destinado no a defensa sino a educación. Para acabar con la guerra, más que armas necesitamos principios. La solidaridad, la confianza, el respeto nos alejarán de la guerra. Si todos nos cogemos de la mano, ¿quién empuñará las armas?

“La exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas en la educación. Hasta tal punto precede a cualquier otra que no creo deber ni poder fundamentarla”, dice el filósofo alemán Theodor Adorno.

No son las armas lo que nos va a librar de ese tipo de desastres, va a ser la educación. La escuela formará a los líderes y a los ciudadanos que van a elegirlos, a seguirlos o a defenestrarlos si no se atienen a los principios en los que se han formado.

¿Por qué el 5%? ¿Por qué no el 3, el 15 o el 20? No hubo ningún dato, ningún estudio, ninguna investigación, ningún tipo de argumentación para fijarlo. Fue una decisión caprichosa del señor Trump. Y el Secretario General de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte, considera que se trata de un éxito sin precedentes del Presidente americano. El servilismo del Secretario General causa bochorno. Llamar “dady” a este cacique resulta casi ridículo. Y esa actitud servil le lleva a callarse cuando Trump, como un mafioso, amenaza de forma indecente a nuestro país con tener que pagar el doble, con reventar el éxito de su economía. Pero, ¿en qué orden moral se mueven estos gobernantes? ¿De qué paz pueden hablar si están dejando actuar libremente a la fuerza bruta?

¿Qué decir de nuestra patriótica oposición? Tanto Abascal como Feijóo se han callado como muertos ante las mafiosas amenazas del presidente de los Estados Unidos sobre la economía española. Nunca han valorado que la economía vaya bien, hecho que reconoce hasta el excéntrico presidente americano, pero nada les importa si la echan a perder.

Armarse hasta los dientes no es un modo de asegurar la paz sino de aumentar el riesgo de guerra. No es el miedo al otro lo que disuade de verdad, es el respeto a la dignidad de los seres humanaos. No es cierto que a más armas, más paz. Más bien sucederá lo contrario.

La guerra es un modo irracional, cruel y estúpido de resolver los conflictos. No tiene lógica ni justicia pensar que quien más muertes cause al enemigo, que quien destruya con más eficacia al adversario es quien tiene razón.

Me parece admirable la postura del presidente español. Se siente uno orgulloso de ser una excepción por este motivo. Que, como se ha visto, ha llevado al matón de la Casa Blanca a amenazar de forma indecente y abusiva a nuestro país.

Van a pagar el doble, amenaza Trump. ¿Por qué el doble? Pues como un castigo por oponerse a su deseo que todos han convertido en una orden. Lo suyo sería decir que acabará pagando pero, ¿el doble?

Y no solo eso, Donald Trump reconoce que le economía española marcha muy bien y se permite formular una amenaza indecente:

– Puedo hundir su economía.

¿Cuáles son los principios morales de este personaje, cuáles son sus reglas del juego? Pues muy sencillo: el uso arbitrario del poder. Tengo la sensación de que se ha entregado a un loco sentado en un arsenal de pólvora, un mechero que puede hacer volar al mundo por los aires.

Lo que es indiscutible es el que el planteamiento de Trump tiene un efecto más que positivo en el negocio armamentístico. El negocio de las armas se ha visto bendecido por este cacique al que los estadounidenses han conferido un poder que puede ponerse al servicio de la destrucción.

Todos los países tienen un Ministerio de Defensa. Pero, si todos sin excepción tratan de defenderse y no hay ningún Ministerio de Ataque resultará que no habrá ocasión de defenderse de nadie.

He leído atentamente un excelente artículo del economista Juan Torres, querido excompañero y siempre amigo, titulado “No es defensa, es negocio”. En él dice el catedrático de la Universidad de Sevilla:

“No es verdad que los ejércitos de hoy día se mantengan y financien para ser instrumentos que defiendan a sus pueblos de amenazas exteriores, o para garantizar su independencia y la soberanía de sus naciones. No protegen la unidad o la integridad de sus patrias, sino que, en su mayor parte, está controlada, a su vez, por grandes fondos de inversión. El gasto militar no responde a necesidades reales de defensa nacional. El proceso es justo el contrario del que se nos cuenta. Para alimentar al negocio armamentístico se genera miedo e inseguridad, se incentiva el conflicto bélico y se dinamita la diplomacia, porque la negociación y los acuerdos son el peor enemigo de las empresas de armamentos.

Son estas grandes corporaciones las que fijan sus demandas de inversión y presionan a los políticos y legisladores para que aumenten sin cesar el gasto militar. El vicepresidente de Boeing lo dijo claramente al Wall Strett Journal en octubre de 2001: «Cualquier miembro del Congreso que no vote por los fondos que necesitamos para defender este país buscará un nuevo trabajo después del próximo noviembre».

Y añade:

“El reclamo de Donald Trump para que los países miembros de la OTAN dediquen un 5% de su PIB a gasto militar es la más desvergonzada imposición de rentas feudales que se haya visto nunca en el capitalismo moderno. Trump se comporta como lo que ha sido siempre, un casero rico que trata a sus inquilinos como seres indeseables, aunque ahora estos sean sus propios socios comerciales y militares. No se puede consentir”.

El gasto militar sigue creciendo y creciendo en el mundo, pero el mundo no es hoy más seguro. Más bien, sucede lo contrario. Hace ya mucho tiempo que se ha comprobado que la sentencia si vis pacem para bellum encierra una falsedad difícilmente contestable.

Hay que salir de la OTAN que, como se ve, es una organización feudalizada por los EE.UU. Trump no es un aliado, es un capo. Ya se ha visto cómo amenaza a quien no se pliega a sus caprichos. Hay que conseguir que la Unión Europea elabore una estrategia propia encaminada a la seguridad, a la paz, a la ayuda a los ciudadanos ante catástrofes y a la defensa de los derechos humanos.

lunes, 30 de junio de 2025

_- Los triángulos de la mejora

_- El profesor, como cualquier otro profesional, necesita mejorar la práctica. Siempre hablo de mejorar y no de cambiar, porque no todos los cambios son mejoras. 

Para mejorar la práctica tenemos que cuestionarla, ponerla en tela de juicio, someterla al rigor de la reflexión, hacernos preguntas sobre su naturaleza y su calidad (es decir, sobre su racionalidad y su justicia). De no hacerlo así, nos arriesgamos a quedar instalados en los errores y en las limitaciones. Si el único criterio que tenemos para dar por buenas las prácticas es que las estamos haciendo como siempre, es probable que estemos repitiendo los errores.

Voy a servirme de la metáfora del triángulo para plantear la estrategia, el contenido, los requisitos y los ámbitos de la mejora. Cuatro triángulos en los que voy a plasmar el proceso de la transformación educativa. Sin uno de sus tres vértices, no existe el triángulo.

Comenzaré con el triángulo de la estrategia que nos puede llevar a la mejora de forma casi inevitable. Coloquemos en un vértice la palabra investigación. ¿Qué investigación? La que realiza el docente sobre su propia práctica para comprenderla y para mejorarla en su racionalidad y en su justicia. No se trata pues de la investigación que se realiza con grandes grupos y con sofisticados programas estadísticos para analizar la práctica docente de los demás. La investigación exige rigor y, en este caso, valentía y humildad. De este tipo de investigación surge la comprensión de lo que se hace, es decir el perfeccionamiento. Esa es la palabra que tiene que figurar en el segundo vértice. Y en el tercero aparece la palabra innovación. Porque comprendemos no para estar entretenidos comprendiendo sino para transformar la práctica, para innovar con criterio y eficacia.

¿Hay otro tipo de investigación que no genera un perfeccionamiento encaminado a la innovación? Pues sí. La que se hace para realizar muchas tesis doctorales o para publicar artículos sesudos sobre la docencia ajena. No la hacen los profesionales que están en la práctica y no se centra en la práctica ni se encamina hacia ella. ¿Hay algún tipo de perfeccionamiento que no lleva de forma inevitable a la innovación? Pues sí, muchos cursos, muchas conferencias. ¿Hay innovaciones que no proceden de la investigación y del perfeccionamiento? Sí. Muchas prescripciones.

Veamos ahora el triángulo de los contenidos de la mejora. ¿Qué es lo que hay que transformar o mejorar? En un vértice colocamos la palabra concepciones. Me refiero a la teoría que sostiene, ilumina y enriquece la práctica. En el segundo vértice del triángulo colocamos la palabra actitudes, que se refiere a la disposición emocional que domina las relaciones y que inspira las acciones. Y en el tercer vértice figura la palabra práctica, es decir la acción. Para que exista el triángulo tienen que figurar los tres vértices. Supongamos que un profesor dice que ha modificado sus concepciones y que ya está convencido de que es bueno que los alumnos realicen la autoevaluación de sus aprendizajes. Pero, si le preguntamos si lo hace y nos responde que ese curso no lo está haciendo porque tiene un grupo muy malo, descubriremos que el triángulo no se ha completado. Otro ejemplo, si un profesor nos dice que, después de leer un libro o de asistir a un curso, ha descubierto que es necesario formar un círculo con los pupitres de sus alumnos para que la actividad sea participativa y sentarse en el círculo, pero no ha modificado su actitud, no se ha completado el triángulo, no ha existido mejora porque antes era un déspota en la tarima y ahora sigue siendo un déspota en el círculo. Estamos peor que antes, porque está más cerca de los alumnos.

El triángulo de los requisitos de la mejora es el que se refiere a lo necesario para que el proceso se inicie y llegue a buen fin. ¿Cómo se construye este triángulo? En primer lugar es necesario querer hacerlo bien, tener la voluntad firme de mejorar. Si falla esta dimensión, no hay nada que hacer. Sean cuales sean las condiciones, sea cual sea la competencia del profesional. Si no queremos, ya pueden ponernos en el aula un pequeño número de alumnos, ya pueden pagarnos un sueldo astronómico… Si no queremos sucedería lo que pasaba en aquel pueblo del que se dice que no se tocaban las campanas de la iglesia por ocho motivos: el primero era que no había campanas. Se comprenderá fácilmente que no necesitamos conocer los otros siete.

No se puede confundir querer de verdad que hacer “como si” quisiéramos. En alguna ocasión he realizado una sencilla experiencia. Les pido a los asistentes que cierren los ojos y que se imagen lo más vivamente posible lo que les voy a ir diciendo. Les digo que se imaginen que por la puerta entreabierta de la sala en la que se encuentran está entrando una serpiente: es venenosa, tiene un metro aproximado de longitud, colores llamativos y lengua bífida que saca periódicamente. La serpiente va reptando en dirección al lugar en que se encuentran. Está levantando la cabeza delante del asiento en el que cada uno se encuentra. Les pido que la imaginen vivamente. Luego les digo que abran los ojos. Y entonces concluyo:

Nadie se ha movido, luego nadie se lo ha creído….
En el segundo vértice hemos de colocar el verbo saber. El que enseña tiene que dominar los conocimientos de una materia. Pero es un craso error pensar que no son necesarias estrategias, conocimientos y actitudes específicas del docente. Un pedagogo italiano dice que para enseñar latín a John, más importante que conocer latín es conocer a John. El aprendizaje no se produce cuando alguien pretende enseñar sino cuando alguien quiere aprender. Por eso es preciso saber despertar el amor al conocimiento, la curiosidad por el aprendizaje, la disposición emocional. En tercer lugar hace falta poder hacerlo. Lo cual quiere decir que es necesario tener las condiciones necesarias. Hay países en los que este vértice no cierra el triángulo: aulas con muchos alumnos y alumnas, sueldos miserables, número excesivo de horas de docencia, escuelas sin recursos, carencia de formación permanente, directores tóxicos, supervisores autoritarios, legisladores torpes…

Para que el triángulo se cierre hacen falta los tres vértices. Si un docente quiere y sabe, pero no puede, no hay triángulo. Y lo mismo sucede si sabe y puede pero no quiere y si quiere y puede, pero no sabe.

Termino con el triángulo de los ámbitos de la mejora. En el primer vértice situamos a la escuela. Los profesionales son la piedra clave de la transformación. En el segundo vértice es imprescindible situar a la familia. Y en el tercero a la sociedad.

Al finalizar una conferencia en la ciudad argentina de Resistencia en la que había hecho algunas consideraciones sobre el sexismo y sus consecuencias, se me acercó una maestra y con los ojos llenos de lágrimas me dijo:

– Profesor, tengo mi concepto de mujer autodestruido. No hay día que llegue a casa y mi marido no me diga cosas de este tipo: cállate tú, que solo sirves para hacer boludeces.

¿Qué concepto de mujer pueden tener las hijas de esta mamá, a pesar de lo que expongan y propongan en el proyecto de coeducación de la escuela? Sin el vértice de la familia el triángulo no se cierra. Lo mismo hay que decir si la escuela y la familia trabajan con denuedo por la formación en la igualdad si los medios, la política y la sociedad siguen instalados en el androcentrismo.

Estos cuatro triángulos nos muestran la dinámica de la transformación en la escuela. Una dinámica que es alternativa a la que habitualmente se sigue, consistente en promulgar leyes, más o menos fundamentadas, que convierten a los docentes en meros ejecutores o aplicadores de lo que se ha prescito. Existe un libro de Michel Crozier que se titula “No se cambia la sociedad por decreto”. Aplico el título a la escuela. Porque la ley no tiene la capacidad de modificar las actitudes y las concepciones de los profesionales. ¿Por qué es esta la estrategia más extendida? Pues muy sencillo: porque es un proceso de cambio muy barato, que afecta a todo el país y, además, en un tiempo récord: de un día para otro. Pienso que el legislador espera que el día que se promulga la ley alguien toque con una varita mágica a los docentes mientras duermen: en la cabeza para que lo entiendan, en el corazón para que se apasionen y en las manos para que lo hagan. Pro no hay varitas mágicas.

El Adarve.

jueves, 22 de mayo de 2025

La rutina es un cáncer

He participado en el “Congreso Internacional por la educación socioemocional” (CIPESE), celebrado en la ciudad colombiana de Villavicencio los pasados días 7 y 8 de mayo. El Congreso tuvo carácter gratuito y estuvo organizado por la Fundación “Crear soluciones con las manos”, dirigida con indudable eficacia por Martha Prieto e integrada por un grupo de jóvenes empáticos, entusiastas y trabajadores. También organizaba el Congreso Cofrem, una importante Caja de compensación familiar de El Meta, cuya capital es Villavicencio. Respondieron a la convocatoria más de ochocientas personas, en su mayoría docentes.

Se fueron desarrollando las diferentes actividades (conferencias, talleres paneles…) en el Parque de la Vida, anexo al Colegio Vainilla en el que tuve la feliz oportunidad de conversar con tres grupos de alumnos y alumnas en un clima de receptividad, de apertura y de intensa emoción. Formidables jóvenes que te hacen soñar con un mundo que será mejor del que nosotros les dejamos. Una de las alumnas, en el trascurso de la conversación, cuando les decía que tenían que atreverse a pedir, a dar, a recibir, a rechazar y a encajar, levantó la mano y me preguntó:

¿Puedo darle un abrazo?
Claro que sí, le dije. Ahora mismo.

Nos dimos un abrazo que sus compañeros aplaudieron. Al volver a su puesto se aplaudía a sí misma por su coraje, dando saltos y batiendo las palmas por encima de su cabeza.

Cada vez se hace más patente la necesidad de la educación emocional. La felicidad de los seres humanos echa sus raíces en el ámbito de nuestra salud emocional. No está conectada con el dinero conseguido, el poder alcanzado o la fama conquistada. Por otra parte, en el mundo de los sentimientos afianzamos la autoestima, garantizamos la salud mental, encontramos las estrategias para la comunicación sana con el prójimo y alimentamos la disposición emocional hacia el aprendizaje.

Sin embargo, la escuela sigue siendo el reino de lo cognitivo, pero no el reino de lo afectivo. La pregunta de la escuela es cuánto sabes, pero no cómo te sientes. Y el currículum fija sus objetivos en el conocimiento académico pero no en el reconocimiento de las emociones y en su regulación. Ya en 1978, Alexander Neill, fundador de la escuela de Summerhill, tituló así uno de sus libros: “Corazones, no solo cabezas en la escuela”.

Fueron dos días de intenso trabajo, de numerosos encuentros y de ricos aprendizajes. Claro que la tarea fundamental que se nos presenta a los asistentes es trasladar a la vida cotidiana y al trabajo todo aquello que aprendimos durante esos dos días trepidantes. Mi temor radica en que todo el esfuerzo realizado por los organizadores, por los expositores y por los participantes quede reducido a la entrega de una certificación académica.

Sucede algunas veces. Al regresar al trabajo o a la familia, los participantes son destinatarios de una lógica pregunta:

¿Qué vas a hacer ahora?
Pregunta que, a veces recibe una decepcionante respuesta:

¿Cómo ahora, si el Congreso terminó ayer por la tarde?
¿Para qué sirvió, entonces? Esa es la cuestión. Hay una perversión meritocrática que consiste en medir la bondad de la formación de un profesional por el ángulo que forman los certificados que ha ido acumulando durante la vida cuando los coloca debajo de los brazos. Nada cambia en la escuela. O, mejor dicho, nada mejora. Hago esta distinción porque no todos los cambios son mejoras. Un amigo le dice a otro:

¡Qué pena esta vida, nadie cambia.
El interpelado contesta.
No digas eso porque yo he cambiado muchísimo desde el año pasado.
Observación que matiza el amigo:

Me refería para bien.

Esta tremenda trampa se ve muy bien reflejada cundo al comenzar una experiencia de formación, dice uno de los asistentes a la organización:

¿A cuánto se puede faltar?
Es decir, ¿cuánto tiempo me puedo ahorrar con tal de que me entreguen el certificado? Claro que es más grave, como me ha comentado que sucedió no hace mucho tiempo, que formule la pregunta quien va a impartir la sesión.

En la clausura hice alguna reflexión al respecto. Formulé el siguiente interrogante: ¿Y ahora qué? Porque es ahora cuando empieza de verdad el Congreso. Es ahora cuando se puede comprobar para qué ha servido tanto trabajo y tanto esfuerzo

Alguien hizo referencia en la clausura a un cuento que he incluido en mi último libro “La caja mágica. Historias para pensar y para sentir”.

Cuentan que en la historia del mundo hubo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas actitudes, convocó a una reunión urgente a los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Éstos llegaron a la reunión con la curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos, habló el Odio y dijo:

Les he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien.
Los asistentes no se extrañaron mucho, pues era el Odio el que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien. Sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.

Quiero que maten al Amor, dijo.
Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo. El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará. Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el informe del Mal Carácter quedaron decepcionados.

Lo siento, lo intenté todo; pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante. Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que, haciendo alarde de su poder dijo:

En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo de la riqueza y el poder. Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima, que efectivamente cayó herida y adoró a los ídolos, que son una tentación constante y una causa frecuente del alejamiento del amor verdadero. Pero después de luchar por salir adelante, el Amor renunció a todo deseo desbordado de poder y placer y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición, envió a los Celos quienes, burlones y perversos, intentaban toda clase de artimañas para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas. Pero el Amor, confundido, lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros. Envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, a la Pobreza, a la Enfermedad, y a muchos otros que fracasaron siempre; porque cuando el Amor se sentía desfallecer, tomaba de nuevo fuerza y lo superaba todo. Cuando venían las desgracias parecía sucumbir, pues los golpes imprevistos no permiten muchas veces reaccionar, a causa del abatimiento y turbación que se levantan en el alma; pero, con un poquito de paciencia, el Amor salió victorioso. El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás:

Veo que el Amor es invencible. Nadie ha podido matarlo. El Amor ha superado todas las pruebas. Ha sido más fuerte que todas las dificultades.

De pronto, en un rincón del salón, se levantó alguien poco reconocido que vestía de negro y llevaba un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver. Su aspecto era fúnebre como el de la muerte.

Yo mataré al Amor, dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo lo que ninguno había podido. El Odio dijo:

Ve y hazlo.

Había pasado poco tiempo, cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar, por fin el Amor había muerto. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:

Ahí les entrego al Amor totalmente muerto y destrozado, Y sin decir más, se iba.

Espera, dijo el Odio, en tan poco tiempo eliminaste por completo al Amor, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?»

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:

Soy la Rutina.

La rutina es ausencia de amor, es monotonía, y la monotonía es falta de energía y de coraje. La rutina es el cáncer de las instituciones. La energía que ha generado el Congreso ha de servir para alimentar el amor a la tarea y el amor a las personas con quienes se trabaja. Ha de romper la rutina a través de la innovación. Dice Emilio Lledó que la profesión docente gana autoridad por amor a lo que se enseña y por el amor a quienes se enseña.


El Adarve, Miguel Ángel Santos Guerra

viernes, 18 de abril de 2025

El asesinato de la educadora

Un hecho tan terrible como el asesinato de la educadora Belén Cortés el pasado 9 de marzo en un piso tutelado de Badajoz, pone sobre el tapete un problema de extraordinaria envergadura. ¿Qué pasa en nuestro país con los jóvenes inadaptados que no son capaces de insertarse de forma positiva (porque no saben, no pueden o no quieren) en esta sociedad nuestra?

He citado muchas veces este pensamiento del profesor Emilio Lledó porque, a mi juicio, contiene una profunda verdad: “Educar no es solo una forma de ganarse la vida. Es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros”. ¡Ganar la vida de los otros! En este caso que hoy me ocupa, han sido los educandos quienes han arrebatado la vida a su educadora. Han dado vuelta a la idea de una forma dramática. Cuesta pensar en esta inversión de la realidad esperada y prometida. Ella pretendió ganar la vida de sus educandos y, en el intento, perdió la suya. Se la arrebataron aquellos que estaban recibiendo la ayuda que necesitaban para tener una vida digna.

Lo que suele suceder con estos casos es que, mientras dura la llamarada de la información de un hecho tan atroz, surge una poderosa reacción que tiene componentes de rabia, de dolor, de miedo y de desesperación que nos ofuscan para hacer un análisis riguroso y tomar decisiones racionales y éticas. A los pocos días, la llamarada se convierte en un montón de cenizas y todo sigue igual.

El peligro es que, al calor de ese fuego se llegue a conclusiones peligrosas: lo que hace falta es mano dura, hay que modificar la Ley del Menor y reducir la edad penal, hay que endurecer las penas, esos jóvenes son delincuentes irredentos, para domarlos hacen falta policías y no educadores, hay que llenar los pisos de vigilantes y de cámaras, todo el dinero que se dedique a la causa es dinero perdido, hay que meterles en la cárcel si son tan peligrosos, si cometen delitos de adultos que tengan penas de adultos…

Es importante reflexionar con detenimiento sobre el camino que han recorrido estos jóvenes para llegar al punto en el que se encuentran. No se llega a esta situación por casualidad. Todo ha fracasado en su breve y triste historia: la familia, la escuela, la sociedad…

No voy a negar la responsabilidad con la que cada persona tiene que afrontar sus actos, pero hay que preguntarse: ¿qué les ha pasado a estos chicos para ser capaces de estrangular a su educadora con el fin de alcanzar la libertad huyendo en su vehículo? ¿Qué futuro podrían soñar con los medios de que disponen? ¿Qué sueño estúpido e imposible les hizo cometer un crimen?

Hace muchos años conocí y participé en una experiencia llamada “Pisos Promesa” de la que se hacían cargo Educadores Especializados. La inspiraba Enrique Martínez Reguera, que dedicó toda su vida a reconstruir la historia de muchos niños y jóvenes desadaptados. Dejó plasmada su experiencia en libros magníficos como “Cachorros de nadie”, “Convivencia restaurativa”, “Pedagogía para mal educados”, “La calle es de todos”, “Manifiesto personal contra el sistema”, “Con los niños no se juega”, “Remando contracorriente”, “Tiempo de coraje”… Sobre la mesa tengo ahora otro libro suyo titulado “De tanta rabia, tanto cariño” con una dedicatoria de su puño y letra: “Te envío este sendero dilatado de rabia y cariño. Tú lo acompañaste desde el principio. Un abrazo”. Cuánto amor rezuman esas páginas. Y cuánto dolor. En un solo mes asistió al entierro de quince chicos: sobredosis, accidentes, muertes violentas…Enrique, ya jubilado, nos ha dejado una herencia de compromiso, inteligencia y amor por estos chicos. En esa hermosa lucha sigue, con una perseverancia admirable, mi amiga Elena Agulló, con quien he hablado antes de escribir estas líneas. Ella puede hablar desde la experiencia vital de estos jóvenes porque convive con ellos.

Entendíamos entonces que para que sanase una mala relación de un individuo con la sociedad no bastaba con intervenir sobre una de las partes como es el joven conflictivo sino que había que sanar la relación mejorando el contexto en el que vivía. Un matrimonio, o una pareja de novios o de amigos acogían a algunos jóvenes que hacían vida de familia en el piso. Si estaban en edad escolar asistían a la escuela y si ya habían dejado el sistema educativo, acudían al trabajo.

Los presuntos autores del crimen de Badajoz, aunque con distinto nivel de participación, son tres de los menores que estaban a cargo de Belén: dos varones de 14 y 15 años, y una chicade 17 que no participó en el crimen. Todos ellos españoles. Subrayo esta circunstancia para poner en solfa la tesis que la ultraderecha difunde como un mantra: la inmigración trae a nuestro país la delincuencia. Los menas (menores inmigrantes no acompañados) son un peligro para el país, sostiene una y otra vez el señor Abascal.

Belén había comenzado su turno a las ocho de la tarde y le arrebataron la vida apenas tres horas después. Los menores implicados en los hechos robaron las pertenencias y el coche de la víctima, tras arrebatarle las llaves para salir de la vivienda. La fuga parece ser el único objetivo de los tres adolescentes, que emprendieron su huida en dirección a Mérida y tuvieron un accidente en la A-5 a la altura de Torremayor que les obligó a abandonar el vehículo, un Renault Megane, de color gris. Después del siniestro, lograron llegar a Mérida haciendo autoestop.

El cuarto residente del piso tutelado fue quien dio la voz de alarma en cuanto sus compañeros salieron del inmueble. El joven escuchó los gritos de Belén e incluso vio parte de la agresión. Cuando los agentes llegaron al domicilio, alrededor de las once de la noche, encontraron el cadáver de la educadora en el despacho con evidentes signos de violencia y asfixia. La mujer habría sido estrangulada con un cinturón de rafia que se encontró en la escena del crimen.

El adolescente de 14 años, que es originario de Don Benito, ha agredido a su padre en varias ocasiones. En una de ellas, incluso le rompió la nariz. El hombre llegó a hacer un llamamiento público a principios de mes para encontrar a su hijo después de que se marchara del centro con su compañero.

«Reconocemos la magnitud de esta tragedia y el impacto que ha tenido en quienes amaban a Belén, una joven entregada y apasionada en su trabajo y con los jóvenes que cuidaba», dicen los familiares del adolescente de 14 años.

El joven de 15 años es el más agresivo y el que más antecedentes tiene de los tres arrestados. Algunos de ellos relacionados con el robo de vehículos. De hecho, los investigadores creen que él conducía el coche de la víctima en el momento del siniestro en la A-5 que les obligó a improvisar para continuar con su huida.

Los pisos tutelados son viviendas pensadas para personas que se quiere que sean autónomas pero que necesitan una atención especial por parte de distintos profesionales (generalmente trabajadores o educadores sociales).

En cuanto a la gestión de los pisos tutelados, hay pisos públicos y también gestionados por entidades privadas y el precio, que puede llegar a los 2.000 euros en el segundo caso, varía en función de la tipología. Me preocupa también que este tipo de pisos estén privatizados y, por consiguiente, convertidos en negocio. ¿Cómo se les puede evaluar y exigir el cumplimiento de sus obligaciones?

Se pide seguridad para esos pisos pero yo creo que en una familia no tendría sentido tener un guardia civil de vigilancia y la casa llena de cámaras. Otra cosa es que esté una sola educadora con el grupo. Porque una persona sola no puede hacer frente a las responsabilidades y los riesgos que conlleva la tarea compleja de la reinserción social.

Ojalá que el dramatismo de este crimen que se lleva tan cruelmente a una educadora de 35 años no convierta a todos esto ”niños en peligro” en “niños peligrosos”.

Mi sentido pésame a la familia, amigos y compañeros de Belén. ¿Cómo se podía imaginar que, cuando esa tarde salió para dar un trocito de su vida a esos chicos se iba a encontrar con quienes le iban a arrebatar la suya para siempre? La justicia pondrá un poco de bálsamo en la herida y, sobre todo, el recuerdo de una maravillosa mujer que dio su vida por salvar a quienes la sociedad considera muchas veces irredentos. Sea este artículo un humilde homenaje.

El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra

domingo, 9 de marzo de 2025

Mi corazón de traidor

Mi corazón de traidor” (Anagrama, 2012) es el título de un magnífico libro de Rian Malan, periodista, documentalista y compositor sudafricano en el que se pregunta por el sentido de su lucha en la causa de los negros.

Rian Malan, amigo de negros, activista anti-apartheid, se consideraba a sí mismo un «blanco justo», al margen de los pecados de sus antepasados, hasta que comenzó a trabajar como reportero de sucesos para un periódico de Johannesburgo, y descubrió que en otro país su tarea hubiera sido informar sobre delitos comunes, pero en Sudáfrica cubría el frente de una guerra civil no declarada. Malan escribe sobre el horror de Sudáfrica aceptando el horror escondido en su propio corazón, en su corazón de traidor.

Yo me pregunto algo parecido cuando tomo partido en la guerra de los sexos. Una guerra que, según Spengler, ”existe desde que hay sexos, una guerra silenciosa, amarga, sin cuartel”. ¿Qué hace un hombre, me pregunto, defendiendo la causa de las mujeres? ¿Es que no saben defenderse solas de la opresión, de la injusticia, de la discriminación? ¿Es legítimo que quienes hemos permanecido durante siglos oprimiendo queramos desplegar ahora la bandera de la liberación? Lo más lógico ante esta posición de algunos hombres es que las mujeres manifiesten recelo, desconfianza y, a veces, indignación.

No hay que esperar a que se celebre el Día Internacional de la Mujer, que hoy conmemoramos, para pensar hablar y actuar sobre los problemas que la igualdad entre hombres y mujeres. Que no son pocos. Hay quien piensa que el problema no existe. Ahí está Vox defendiendo con un descaro inconcebible que no existe la violencia de género, a pesar de las evidencias clamorosas y horribles que cada día corrompen nuestra convivencia. Hay quien entiende, lamentable y erróneamente, que ya está todo hecho porque las leyes sobre igualdad son claras y contundentes. Pero, como dice Michel Crozier en el título de uno de sus libros, “No se cambia la sociedad por decreto”. Porque la ley no transforma las concepciones y las actitudes de las personas.

Lo cual no quiere decir que esas leyes no sean necesarias. Leyes de las que se burla nuestra ultraderecha, calificándolas de inútiles, porque siguen existiendo muertes de mujeres, violaciones y acciones violentas. ¿Se han preguntado cómo sería la realidad si no hubieran existido esas leyes?

La protagonista de la liberación de la mujer es la mujer. Entre otras razones porque la liberación es una tarea de quien se libera, no de quien libera. No hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor. Y si la mujer no evoluciona de poco sirve la acción externa. La libertad concedida solo produce transformaciones superficiales. La libertad conquistada llega a las esferas más profundas.

¿Por qué los hombres tenemos que estar en esta lucha? ¿Por qué tenemos que ser feministas? Porque, en primer lugar, los hombres tenemos mucho que pensar y muchísimo que cambiar. Lo acabamos de ver en estos meses con los dolorosos y lamentables casos de Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. Hombres convencidos de la causa, que la han defendido públicamente. Llevamos muchos siglos de malos aprendizajes, de costumbres discriminatorias, de prácticas machistas, de lenguaje sexista, de religiones androcéntricas… Esos comportamientos detestables les sirven a Vox y al PP para atacar a la izquierda, pero no les llevan a replantear sus teorías negacionistas.

En segundo lugar porque la cuestión nos afecta de forma directa y persistente en las relaciones personales, laborales y sociales. Buena parte de nuestra vida tiene que ver con la comunicación entre sexos. Una relación que debe ser sana, respetuosa, justa, igualitaria, equilibrada para que se produzca una convivencia feliz.

En tercer lugar porque la coeducación, que es el camino, es una tarea de todos y de todas. En las familias, en las escuelas, en la sociedad, hombres y mujeres tenemos el compromiso de formar en la igualdad a los alumnos y a las alumnas, a los hijos y a las hijas. Porque todavía queda mucha discriminación en las expectativas, en las oportunidades, en las relaciones, en los trabajos, en los juegos, en la elección de carrera, en las tareas. domésticas, en la remuneración del trabajo, en la sexualidad, en la moral, en la publicidad… En todo, porque el androcentrismo se cuela por las rendijas más recónditas.

Y más si se tiene en cuenta que nadie puede garantizar que los logros conseguidos no se pierdan. De hecho, cuando veo comportamientos de algunos jóvenes y de algunas jóvenes de hoy pienso que se ha producido un retroceso. Baste ver el entusiasmo con el que se cantan y bailan letras de canciones rabiosamente sexistas o cómo los celos y los controles de los novios crecen como los hongos…

El avance del feminismo encuentra hoy algunas trabas que quiero plantear, aunque con la brevedad que exige el espacio del que dispongo.

Primera. La ola ultraderechista que nos invade se muestra beligerante contra la “ideología de género”: lo dice Milei en Buenos Aires, Trump en EE.UU., Orban en Hungría, Meloni en Italia, Abascal en España… Son fuerzas que están remando en la dirección opuesta al avance de la igualdad. Existe una perversa alianza entre el poder y el dinero. Y ese matrimonio oscuro tiene fuerza para llegar a través de las redes a las mentes. ¿Si no hay violencia de género por qué habría que luchar contra ella?

Segunda. Existe una trampa sibilina que se suele enunciar con la etiqueta de “el mito de la excepción”. Si una mujer ha podido llegar a la cumbre (en la política, en la ciencia, en la literatura, en la academia, en el ejército)… todas pueden llegar. Pues no. El problema está en que no existe igualdad de oportunidades.

Tercera. La discriminación adquiere formas cada vez más sutiles. Por eso hacen falta mecanismos más elaborados para detectarlas. Y actitudes más comprometidas para superarlas. Dice Alejandro Dumas que las cadenas del matrimonio son tan pesadas que hacen falta dos personas para arrastrarlas y, a veces, tres. Pero, ¿Por qué se considera al adúltero una persona afortunada y a la esposa adúltera una mujer libertina? En esa diferencia está la calve de la discriminación. Cuentan que un rey tuvo noticia de que había en el reino un individuo que se parecía extraordinariamente a él. Curioso, e incluso, inquieto, hizo llamar a palacio a quien decían que era su vivo retrato. Cuando le tuvo en su presencia quedó asombrado de su parecido y decidió invitarle a comer. Al finalizar la comida el rey pregunta a su invitado:

-¿Sabe usted si, por esos años, su madre sirvió en palacio?

No. majestad, quien sirvió en palacio durante aquellos años fue mi padre. El baldón estaba precisamente ahí, en el deshonor de la reina, no en la hombría del monarca. Historias de este tipo demuestran que no hay una moral equivalente, que no existe igualdad, Afortunadamente las cosas están cambiando. Lentamente. Dificultosamente. Pero queda mucho camino por recorrer

Cuarta. Cuando se alcanza un objetivo feminista, suelen aparecer algunos problemas colaterales. Pondré un ejemplo. Cuando se consiguió romper la reclusión de la mujer al ámbito doméstico y comenzó a trabajar fuera de la casa, se encontró con que en la nueva situación tenía que hacer frente a dos trabajos, el de fuera de la casa y el de dentro. Hace tiempo vi una viñeta en la que se encuentra el marido sentado en un sillón de la casa con su maletín de empresario a los pies. La mujer está entrando a la casa con un maletín parecido en la mano. Y él pregunta:

¿Qué hay para cenar?
Por otra parte, hay quien cree que cuando los dos trabajan da igual que la mujer gane más o tenga mejor posición. Pero la cultura sigue imponiendo patrones de comportamiento y actitudes machistas. Detrás de cada mujer empresaria con éxito hay todavía en muchas ocasiones un hombre… mosqueado.

El hombre ha de revisar sus concepciones, sus actitudes y sus comportamientos sexistas. Debe respetar a las mujeres con quienes se relaciona. Ha de compartir con ellas derechos y deberes, dolores y alegrías. Ha de permanecer sobrecogido y admirado hacia la insondable psicología de la compañera de su vida. Lo dice con hermosas e inquietantes palabras Eduardo Galeano: “He dormido al lado de una mujer, he dormido al borde un abismo”.

sábado, 22 de febrero de 2025

_- Muerte en la escuela

_- Al menos diez personas han muerto tiroteadas por un hombre que no ha sido identificado en una escuela de adultos en la ciudad sueca de Örebro, situada a 200 kilómetros al oeste de Estocolmo, según ha informado la policía sueca. El agresor también ha perdido la vida. El ataque, que se produjo a las 12.30 horas del pasado día 4, dejó además varios heridos. Fuentes hospitalarias informaron previamente de seis adultos heridos.

La policía ha confirmado que en principio no se sospecha de un móvil terrorista y que el responsable ni estaba fichado ni se le conocía ninguna relación con alguna banda. «Creemos que se trata de un autor solitario», aseguró este responsable policial, que aclaró que la investigación se encuentra «en una fase muy temprana».

El ministro sueco, Ulf Kristersson, ha comparecido a última hora de la tarde junto al ministro de Justicia, Gunnar Strömmer, y ha abierto su rueda de prensa diciendo que es difícil asimilar la magnitud de lo ocurrido. Ha añadido que es el peor tiroteo masivo de la historia de Suecia y que fue un «acto de violencia brutal y letal».

Una de los profesoras, María Pegado, ha descrito el momento en que ella y sus alumnos escaparon mientras se producían los disparos. Contó a la agencia de noticias Reuters que abrió de par en par la puerta de su clase justo después de la hora de comer y gritó a todos que salieran. «Saqué a mis 15 alumnos al pasillo y empezamos a correr», ha explicado. «Entonces oí dos disparos, pero conseguimos salir. Estábamos cerca de la entrada de la escuela». «Vi a gente sacando heridos, primero a uno y luego a otro. Me di cuenta de que era muy grave», ha añadido la docente.

Petter Kraftling, profesor del Campus Risbergska como Pegado, ha narrado que estaba en la escuela cuando oyó los disparos: «Me atrincheré y esperé noticias. Activé una alarma en la aplicación de seguridad y me comuniqué con mis colegas», declaró Petter Kraftling a la página web de un sindicato sueco de profesores.

Estos hechos que siembran la violencia, el terror y la muerte en una escuela nos tienen que hacer pensar en lo que significa el progreso de la sociedad. Esta violencia irracional pone a la comunidad educativa ante el fenómeno de la muerte.

Me sorprende la noticia de la masacre escolar cuando estoy preparando la conferencia de clausura de un Congreso que se celebrará en Madrid los días 2, 3 y 4 de abril del año en curso sobre la Pedagogía de la muerte.

El Congreso está organizado por un grupo de docentes de la Universidad Autónoma de Madrid, coordinados por el profesor Agustín de la Herrán, que lleva más de treinta años investigando sobre la didáctica de la muerte.

No se habla de la muerte en la escuela. Es como si no existiera. Es, sin lugar a dudas, un claro tabú. No se ve en el horizonte vital que algún día llegará para todos el fin de la vida. Sin embargo, en ocasiones, como esta de la escuela de Örebro llega de forma súbita golpeando con dureza nuestras mentes y nuestros corazones.

Al alargarse el tiempo de vida, al hurtarse la presencia de la muerte a los más pequeños, se aleja la necesidad de reflexionar sobre la finitud de la vida.

La muerte es un hecho ineluctable, definitivo, individual, impredecible y único para cada persona. No lo entiende así el hijo de una amiga que, en una conversación familiar sobre el fallecimiento del abuelo de un amigo, se arranca diciendo:

Desde luego, si me muero, yo no aguanto.

Para este niño la muerte es un fenómeno voluntario que consiste en quedarse inmóvil durante un tiempo en un féretro y, después de un tiempo más o menos soportable, volver a jugar al fútbol al patio de la escuela o al parque más próximo a la casa.

La escuela prepara para la vida, para el trabajo, para la socialización exitosa No prepara para la muerte. Ni la propia ni la de los seres queridos o la de otras personas cercanas o alejadas en el espacio.

¿Qué piensan los alumnos y alumnas de cualquier escuela de la muerte de estas once personas que han sido brutalmente asesinadas? ¿Y de la muerte de los niños y las niñas que están muriendo en la franja de Gaza? ¿Y de la muerte de un compañero op un familiar?

Hay muchas formas de vivir, pero una sola de estar muerto. La muerte es un proceso natural y universal que ocurre en todos los seres vivos. Basta haber nacido para tener que morir.

Estoy rodeado de libros sobre la muerte: “Los tópicos de la muerte”, de Carlos Cobo Medina; “El buen morir”, del médico peruano Elmer Huerta; “32 de diciembre”, de José María Cabodevilla; “Morirse es una mierda”, de Juan Carlos Ortega; “Heidegger y un hipopótamo van al cielo. La vida, la muerte y el más allá estudiados con filosofía y mucho humor”, de Klein y McCathcart… Planteo, con la brevedad que exige el espacio de que dispongo, algunas ideas sobre la didáctica de la muerte:

Conviene perder el miedo a la muerte. Dice Machado que la muerte es algo que no debemos temer porque mientras somos no es y cuando la muerte es, ya no somos.

Hay que vivir teniendo presente que ha de llegar la muerte. Es un error convertirse en el cadáver más rico del cementerio.

Es aconsejable practicar la filosofía del carpe diem que tan bien encaja con la conciencia de nuestra finitud.

Creo que es bueno hacer un proyecto de vida con sentido. El mundo ha de ser mejor cuando nos vayamos que cuando llegamos a él.

Pienso que es bueno practicar el humor sobre la muerte. Es una forma de vencer el miedo. Existen muchas historias graciosas relacionadas con la víspera de la muerte, con el momento de morir y con el tiempo de duelo. No me resisto a contar la anécdota del viudo que acude a un periódico para encargar una esquela por el fallecimiento de su mujer.

¿Qué desea usted poner?, le pregunta el director del periódico

Lo más breve posible, contesta el pesaroso viudo.
Dígame, señor.

Por favor, escriba solamente esto: “Marta muerta”.
El director le sugiere que si el texto es tan breve por el precio, cinco palabras valen igual que dos y que puede añadir lo que desee por el mismo precio.

Entonces escriba lo siguiente: “Marta muerta. Vendo Seat Panda”.

Añadiré algunas cuestiones más que exige una adecuada didáctica de la muerte.

Es saludable visitar algún cementerio, pasear entre las tumbas, ver las lápidas, leer los epitafios…. Nunca olvidaré un epitafio que leí en un cementerio de Georgia: “Te dije que estaba enfermo”. Cuando se lo conté a mi querido y admirado amigo Manuel Alcántara me dijo que era muy parecido a este otro: “Ya te dije que ese médico era un mediocre”.

Creo que es conveniente explicar que la eutanasia está regulada en nuestro país. Cada persona es dueña de su vida. Y tiene derecho a acogerse a la ley.

De la misma manera es necesario trabajar con los jóvenes el riesgo de acabar con la vida mediante el suicidio. Es preciso aprender a superar las dificultades. Y, sobre todo, es absolutamente necesario evitar el bullying que pueda arrastrar a un compañero a una situación límite. Algún día me referí en este espacio a la excelente novela “Por trece razones”, de Jay Asher, que cuenta de una forma original y didáctica el suicidio de una adolescente.

Es imprescindible ayudar a los alumnos y alumnas a superar el duelo por el fallecimiento de un familiar, de un profesor, de un amigo, de un compañero o de una mascota. Recuerdo con emoción la ayuda psicológica que tuvimos que ofrecer a un grupo de niños y niñas de Infantil cuando su maestra Vicky Heras falleció en un accidente de tráfico, siendo yo director de un Colegio sito en Madrid. La muerte ha llamado a la puerta de una escuela de una forma trágica. Existe, pues, por mucho que hurtemos su presencia. La muerte es parte de la vida. Su culminación. No podemos olvidarnos de ella. Habrá que procurar, aunque consideremos que la muerte nunca cortará nuestra vida que, tenemos derecho a tener pleno control del dolor, que necesitamos evitar la angustia, que es deseable expresar de forma clara los sentimientos y que necesitamos tomar la mano de alguien que nos quiere para no morir solos.

Acabo de leer, en este tiempo de reflexión que exige la preparación de mi conferencia, “Las frases robadas, una novela de José Luis Sastre que describe los dos últimos meses de vida de un padre al que acompaña en ese trance postrero su única hija. Aconsejable. Aleccionador.


domingo, 2 de febrero de 2025

Educación o catástrofe

El pasado 24 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación. La fecha fue elegida el año 2018 en conmemoración de la firma de la Constitución de la UNESCO en 1946. Este día marca el nacimiento de la organización internacional dedicada a promover la educación, la ciencia y la cultura como instrumentos para construir la paz y la solidaridad entre los pueblos


Esta celebración pretende reafirmar el compromiso de los países a la hora de garantizar el acceso a la educación de calidad, inclusiva y equitativa, y garantizar las oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida. Yo creo que esas finalidades se consiguen a través de la escuela pública porque es la escuela de todos y de todas, para todos y para todas.

Se trata de reconocer el papel fundamental que desempeña la educación en la construcción de sociedades pacíficas y sostenibles. Esta fecha busca sensibilizar a la comunidad internacional sobre la importancia de la educación de calidad para todos, sin distinción de género, raza, religión y origen social. Esta conmemoración resalta cómo la educación contribuye a la igualdad de género, la reducción de la pobreza y la promoción de la paz, apoyando así la creación de sociedades más sostenibles y resilientes.

Un análisis somero de la marcha de nuestras sociedades habla bien a las claras del largo camino que nos queda por recorrer. Ahí están las guerras, la opresión, la desigualdad, la pobreza, la ignorancia, la desigualdad, el androcentrismo, el neofascismo…

Ese día tuve el honor de impartir una conferencia a los miembros de la FAMPA (Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos) de Ceuta. Su título fue “Educar en tiempos revueltos”. Quise dejar claro, desde el inicio, la diferencia entre educación, instrucción, socialización y adoctrinamiento. No es una cuestión baladí. Porque el lenguaje sirve algunas para entendernos y otras para confundirnos. No se puede confundir educación con instrucción. Porque el concepto de educación tiene dos componentes esenciales: uno de naturaleza crítica. La persona educada sabe pensar, analizar, discernir. Decía Paulo Freire que las persona educada ha pasado de una mentalidad ingenua a una mentalidad crítica. Y un segundo componente que es de naturaleza ética. No hay educación sin valores. La instrucción es la mera acumulación de conocimientos. Pero, si la persona instruida no tiene valores puede utilizar ese conocimiento para explotar, dominar y engañar el prójimo.

La socialización es el proceso de incorporación exitosa a la cultura. Lo cual no implica que se hayan adquirido los elementos básicos de la educación, ni el crítico ni el ético.

El adoctrinador no es un maestro, es un fanático. Impone los valores por la fuerza y, al imponerlos, los destruye. El poeta alemán Holderlin dice que los educadores forman a los educandos como los océanos forman a los continentes, retirándose. Si las aguas no retroceden, el continente no emerge. Pero el adoctrinador anega la tierra.

Hablé de los tiempos que corremos. Bien revueltos. Cargados de incertidumbre, de individualismo, de competitividad, de relativismo moral, de obsesión por la eficacia, de fake news, de bulos, de privatizaciones sin cuento, de capitalismo salvaje… Es decir, de todo lo que es ajeno o contrario de la educación. Por eso, la escuela tiene que ser una institución contrahegemónica…

La educación es lo más importante para los individuos, para las familias y para las sociedades. A través de la educación cada individuo puede alcanzar el máximo desarrollo sus capacidades. Las familias saben que si quieren dejar algo verdaderamente importante a sus hijos es una buena educación. Respecto a las sociedades quiero utilizar las palabras de Herbert Wells: La historia de la humanidad es una cerrera entre la educación y la catástrofe. O gana la educación o gana la catástrofe. Os invito a leer el libro “Escuela o barbarie”, de Carlos Fernández, Olga García y Enrique Galindo.

Pienso que la solución profunda a los problemas del mundo no está ni en los despachos ministeriales, ni en las multinacionales, ni el los cuarteles, ni en los bancos, ni en las iglesias. Está en las escuelas. Es en ellas donde se pueden formar ciudadanos críticos y solidarios.

La educación es también una actividad difícil por su propia naturaleza, por los “materiales” tan sensibles que trabaja (concepciones, idas, sentimientos, actitudes, valores…), por la diversidad infinita del alumnado, por el contexto tan adverso en el que se desarrolla.

La educación es, además, una tarea optimista. Porque parte del presupuesto innegable de que el ser humano puede mejorar, puede aprender. La educabilidad se rompe en el momento que pensamos que el otro no puede aprender y que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo. Y es optimista por los logros que alcanza y las emociones que genera.

La educación es una tarea colegiada. Como el auditorio estaba formado por padres y madres hice mucho hincapié en la importancia de la estrecha colaboración de la familia con la escuela. Insistí en la idea de que sin la familia o contra la familia no era posible llevar a cabo un proceso educativo de calidad.

Denuncié algunas falacias que puede tener la participación de las familias en las escuelas:

La participación regalada: considerar que la participación es un regalo que le hace quien tiene poder a quien no lo tiene. Y los regalos se hacen voluntariamente, si no se quiere no se hacen. Sin embargo la participación es un derecho y un deber.

La participación recortada: consiste esta falacia en limitar la participación de las familias a cuestiones o asuntos de escasa importancia: organizar una fiesta, solicitar unas porterías para el patio… sin posibilidad de intervenir en los contenidos del currículum, ni en su desarrollo y evaluación.

La participación aplazada: la trampa consiste en pensar que las personas no están preparadas para realizar una participación efectiva. No es así. Y si lo fuera, hay que recordar que a participar solo se aprende participando.

La participación condicionada: se puede participar pero con unas condiciones que establece quien tiene poder. Si esas condiciones no se cumplen, se interrumpe la posibilidad de intervenir.

La participación trucada: se trata de participar pero sin desvelar que el proceso tiene escondía una trampa. Se propone una votación pero, si el resultado no es favorable al poder se desestima el resultado de la misma.

La participación formalizada: se respetan todos los aspectos formales pero, en el fondo, no se busca una auténtica participación. Por ejemplo se fijan las horas prescritas de tutoría, pero se colocan a horas en la que es imposible que los padres acudan.

La participación feminizada: solo participan las madres. Los padres encuentran fáciles excusas para no asistir a las reuniones, a las tutorías o a las asambleas de la AMPA. Hace años dirigí una tesis sobre la participación de un AMPA en un Colegio de Málaga. Comenzó siendo una tesis sobre participación y acabó siendo una tesis sobre género, ya que solo había madres en el AMPA:

Les dije que todas las piedras que las familias arrojan al tejado de la escuela, caen sobre la cabeza de sus hijos.

Hablé, al final de algunas dificultades que podemos encontrar en el camino de la búsqueda de una educación de calidad. Una de ellas es el fatalismo. La actitud que consiste en pensar que nada puede cambiar, que nada puede mejorar. Desde esta perspectiva, todos los esfuerzos serían baldíos.

La cicatería de la política con los profesionales de la educación es otra dificultad importante. Los políticos tienen que elegir a los mejores para esta tarea tan importante, tiene que formarlos mejor y tiene que tratar al profesorado con mayor cuidado y respeto.

Otra dificultad consiste en el desaliento ante las dificultades y los fracasos. Es muy difícil nadar contracorriente. Los tiempos están muy revueltos pero la corriente solo arrastra a los peces muertos.

Existe un problema que bloquea cualquier mejora del sistema educativo. Hablo de la lógica de autoservicio. Un mecanismo que consiste en hacer hablar a la realidad para que nos de la razón. Y, según este mecanismo, los padres culpan a los profesores de las deficiencias, los profesores a los padres y a los alumnos, los alumnos a los profesores y todos a los políticos. No es ese el camino. La solución está en que cada estamento se plantee con rigor, generosidad y sacrifico qué es lo que puede hacer para mejorar la educación. Para mejorar el mundo.

martes, 7 de enero de 2025

_- Celebrar la democracia

_- Empezamos un nuevo año. Ojalá que con buen pie (digo en broma que, como no se sabe cuál es el bueno, me levanté el día uno poniendo los dos en el suelo a la vez). Un año que estará sembrado de cien actos para conmemorar la muerte del dictador y celebrar la llegada de la democracia en su cincuenta aniversario.

Pocas cosas hay que puedan unir más a los demócratas que condenar y rechazar una dictadura como la interminable, férrea y sangrienta dictadura que padecimos los españoles y españolas durante casi cuarenta años. Se dice bien y pronto: cuarenta años bajo el yugo…y las flechas.

Con la desfachatez, el cinismo y la desvergüenza que caracteriza a un dictador, el general Franco decía que los españoles no estábamos preparados para la democracia. La preparación, a su juicio, era seguir sometidos a su voluntad y a su ilimitado poder. Un poder conquistado a sangre y fuego para acabar con la voluntad de los ciudadanos manifestada en las urnas. Un poder levantado sobre una montaña de cadáveres y una guerra civil. Como suele suceder, los vencedores administraron la victoria en su propio beneficio.

Incluso después de llegada la democracia seguimos viendo a grandes prebostes de la dictadura disfrutando de la vida y de los bienes a costa de quienes habían padecido sus horrores.

El presidente Sánchez ha propuesto, con toda la lógica y la ética necesarias, celebrar en este año que llegamos a los cincuenta de la muerte del dictador, el fin de la dictadura y el advenimiento de la democracia. Una democracia a la que llegamos después de superar antagonismos profundos y de alcanzar acuerdos casi imposibles. ¿Qué demócrata puede sentirse molesto por esta iniciativa?

Pues sí, hay alguien que ha dicho que no se unirá a ninguno de los actos que se han programado. Porque a esa persona la iniciativa le parece una estrategia para dividir a los españoles. Puede ser: para separar a los demócratas de los que no lo son. Y ya se ve en qué bando está ella. Me refiero, como ya algunos lectores habrán adivinado, a la señora presidenta de la Comunidad de Madrid. Qué personaje, Señor. Ella piensa que el presidente del gobierno ha enloquecido pero es su respuesta a esa iniciativa la que parece nacer de una persona sin juicio. Creo que esta mujer padece el síndrome de Hubris, un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido, un enfoque personal exagerado, aparición de excentricidades y desprecio hacia las opiniones de los demás. Clavadito.

La excelente gestión económica del gobierno está avalada por prestigiosos organismos internacionales. Ella solita hace valoración de su gestión con evidentes y gratuitos signos de megalomanía: Madrid está de moda, es la envida del mundo, es la región con más libertad, con más ingresos y menos impuestos…

Ella dice que qué sería de Sánchez sin Franco, aunque, la verdadera incógnita es que qué seria de la señora Ayuso sin Sánchez

La pretensión suya de asumir la jefatura de la oposición al gobierno, la define bien como un persona desleal a su presidente (que es quien debe asumir esa tarea), insolidaria con sus compañeros presidentes de otras comunidades que se manifiestan en contra de su postura como ha hecho el presidente andaluz (tenga cuidado, señora Ayuso, que le pueden comer la tostada si no se la han comido ya) y con la parte de su electorado que, con buen criterio, celebrará el fin de la dictadura y la conquista de la democracia.

Ella no. Ella prefiere mantener la simpatía camuflada al dictador y reforzar el protagonismo de su enfrentamiento con el presidente del gobierno. Ella no divide, ella une. Ella une a los fascistas.

Por cierto, a ver si alguien en su partido le dice a la señora presidenta que la palabra confrontación no significa enfrentamiento o choque o conflicto sino comparación. De nada.

Si en Alemania se propusiese condenar la dictadura de Hitler, creo que no habría ni un solo demócrata que no apoyase la idea. Aquí tenemos a un diputado de Vox que habla de la dictadura como de un período de progreso y de reconciliación. De reconciliación de Franco con los suyos. Porque los asesinados, los encarcelados, los exiliados y los disidentes que tuvieron que callar durante años, no tuvieron reconciliación ninguna.

Se pretende también, en este 2025, celebrar la llegada de la democracia. Los ciudadanos tenemos el derecho (y el deber, no lo olvidemos) de participar en su construcción y en su mejora.

Los ciudadanos no somos profesionales de la obediencia sino de la responsabilidad. No somos tampoco meros clientes, que compran y venden en el mercado.

Ninguna democracia está desarrollada perfectamente y para siempre, hay que mejorarla cada día y hacerla crecer. La democracia es como un árbol que hay que cuidar, regar, abonar y podar. Un árbol que puede secarse y morir, que puede ser destruido por plagas y que algunos leñadores desean cortar para sacar un beneficio. Esa mejora no es deber exclusivo de los políticos sino de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas del país.

Voy a concretar en diez las exigencias de la ciudadanía para que pueda desarrollarse y perfeccionarse la democracia. El ciudadano:

1. Piensa, analiza, sabe por qué suceden las cosas. No es ingenuos sino crítico. Sabe que existen hilos ocultos que mueven las decisiones que se toman, saben cómo iluminar esos hilos para que no caer en la trampa de la manipulación. No se chupan el dedo. Digamos que “las ven venir”. Cuestionan las leyes injustas y las decisiones arbitrarias.

2. Habla, opina, levanta la voz, se expresa con libertad sin las cortapisas del miedo al poder, sin caer en los señuelos de la adulación, sin hacer caso a desalentadoras admoniciones de los escépticos.

3. Participa con su actividad laboral y social en la vida pública: vota, interviene activamente entre una votación y otra, sabiendo que la democracia no acaba sino que comienza en las urnas. Se manifiesta, interviene en asuntos de interés general, no sólo en los estrictamente privados.

4. Se agrupa, no está solo, no permanece aislado, se organiza para la acción, consciente de que el grupo multiplica la fuerza individual.

5. Exige, asume riesgos ante el poder, practica la valentía cívica que es una virtud democrática que nos hace ir a causas que de antemano se sabe que están perdidas.

6. Se informa, lee críticamente, está al día, cuestiona las explicaciones inconsistentes e interesadas tanto del gobierno como de la oposición. Es consciente de que los políticos están al servicio de la ciudadanía y no a la inversa.

7. Respeta a los demás y reconoce y valora la diversidad. Sabe que existen culturas diferentes y personas diferentes, más allá de la dignidad esencial de cada ser humano.

8. Es solidario, sensible a la injusticia, se compadece de los que sufren, no va exclusivamente a lo suyo, no se encoge de hombros ante las desigualdades que existen en su país y en el mundo.

9. Vive de forma honesta, trabaja responsablemente y se esfuerza por mejorar ética y socialmente la sociedad en la que vive. Cumple con sus deberes públicos: paga fiel e íntegramente los impuestos, cumple las leyes, respeta las normas de tráfico y es conscientes de que la libertad individual tiene unos claros límites en la del prójimo.

10. Cuida el planeta como la casa de todos y de todas, como el lugar sano, limpio y habitable que va entregar a sus hijos y a sus nietos para que disfruten de una vida feliz.

La sociedad en la que vive y trabaja un cumplido ciudadano es mejor porque él pertenece a ella. Él se constituye en un modelo que se debería imitar. Frente a la posición egoísta que hace que cada uno vaya a lo suyo (o a lo de los suyos) existe la actitud ciudadana que tiene en cuenta el bien común y los intereses de todas las personas, especialmente los de los más desfavorecidos.

No se nace sabiendo ser ciudadano o ciudadana. El aprendizaje de la ciudadanía se produce en la familia, en la escuela y en la sociedad. Ese aprendizaje tiene serios obstáculos que lo bloquean o dificultan. Me referiré a uno especialmente grave: el mal ejemplo de quienes deben constituirse en ejemplo vivo para los ciudadanos. Cuando en una sociedad quienes gobiernan se corrompen, se está haciendo una invitación a que cada uno desde su lugar y posibilidades haga lo mismo. Hasta el punto de que quien no se aproveche de la situación que tiene al alcance de la mano se considere a sí mismo y sea considerado un imbécil.


martes, 10 de diciembre de 2024

_- Y dale con la multa

_ - No es la primera vez que me ocupo en un artículo de esta señora. La verdad es que siempre me tiene asombrado. Para mí es el colmo de la incoherencia, de la desfachatez y del engreimiento. Me refiero a la señora Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Voy a referirme a cinco actuaciones suyas de actualidad que me han indignado y a la vez entristecido.

Primera. Una y otra vez, se refiere al comportamiento tributario de su novio como destinatario de una multa de Hacienda. No, señora Ayuso, no. Es el agente de dos delitos (con falsedad documental), que él mismo reconoce y que usted sistemática y maliciosamente ignora.

Me pregunto por qué lo hace. Por qué habla una y otra vez de una multa. Solo le falta decir que se trata de una multita de nada, cuando se trata de un fraude de 350.000 euros, con el añadido de falsedad documental. Cabría pensar que no le da la cabeza para más y que no es capaz de comprender lo sucedido. Pero, claro, no es fácil mantener esa hipótesis ya que es la adalid del razonamiento crítico contra el gobierno. Parece que es capaz de razonar. ¿Por qué, entonces, esa ignorancia supina? Pues porque nos considera estúpidos a los demás. No se trata de una multa, ella lo sabe bien. Pero insiste una y otra vez en que Hacienda le ha puesto una multa a su novio y que, además, el pobrecito quiere pagarla. ¿Cuál es entonces el problema para ella? Pues que quienes quieren destruir a la señora presidenta son requetemalos y han puesto toda la maquinaria del Estado para destruir a una adversaria inocente a través de un particular perseguido e indefenso. Pues no.

Resulta que ese hecho, el hecho de que convive con un delincuente confeso, en unos pisos de origen misterioso (y funcionamiento irregular según la inspección de urbanismo), que ha hecho negocios oscuros en tiempos de pandemia, es lo de menos. Ahora estamos todos mareados buscando a quienes han filtrado lo sucedido. Lo sucedido no tiene importancia, lo que tiene importancia es conocer quién y cómo lo ha filtrado. Cuando el dedo señala la luna el dedo mira la mano. Y más si se tiene en cuenta que el bulo inicial lo lanza su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Pero, en su habitual estrategia de retorcer la realidad, la presidenta dice que MAR acudirá a la cita del Supremo para desmontar los bulos.

Ya ha rodado, por este motivo de las filtraciones, la cabeza del jefe de la oposición madrileña, Juan Lobato. Y esas cosas suelen suceder con quienes pretenden enfrentarse a la señora presidenta. Ya le entregaron en bandeja de plata la cabeza del señor Casado, presidente de su partido, que osó preguntar por los negocios de su hermano. Solo por preguntar. Pero ella nunca ha lamentado la fulminante desaparición de la política del joven presidente. No sabía con quién estaba tratando. Y lo pagó caro.

Segunda. Ha vuelto la señora presidenta de una visita institucional a Corea del Norte. Y, en una entrevista realizada en el programa televisivo Espejo Público, de la mano de la periodista Susana Grisso, le han faltado insultos para descalificar a sus adversarios políticos. Y no es solo lo que dice, es el desprecio con el que lo dice.

Ha ridiculizado el Congreso del Partido Socialista celebrado en Sevilla, calificando de norcoreanos a los asistentes y organizadores. Ha descalificado los aplausos de los militantes socialistas tachándolos de serviles. Según esta clarividente señora, quienes aplauden en el Congreso socialista lo hacen para aparecer en las listas y porque el líder no admite la discrepancia. (Ahí está el señor Page discrepando sistemáticamente del presidente y ahí está el señor Lambán manteniendo la presidencia del partido en Aragón, pero eso no lo ve la señora presidenta). Han producido más viento con sus aplausos que todos los molinos de Aragón, dice. Como si en su Asamblea no les dolieran las manos a sus parlamentarios de aplaudir las insensateces que ella suelta cada día. Como si sus correligionarios no hubiesen aplaudido ese mismo día al presidente de su partido. Y no conozco a ninguno de sus parlamentarios que haya discrepado de los planteamientos de su presidenta. ¿Es ella norcoreana? Me indigna ese sectarismo torpe y perverso. Es que no ve ni un ápice de bondad en sus adversarios y ni un ápice de maldad en el suyo. Qué ecuanimidad. Qué profundidad democrática. El colmo de su trampa es decir que antes gobernaba en Madrid el comunismo y el socialismo y ahora gobierna la libertad. ¿Por qué no decir el fascismo?

De paso, tacha de palmeros a los militantes socialistas. Y de jetas, y de caraduras. Sin el menor rubor, sin el menor sentido de la decencia. Con toda la desenvoltura. Y, por supuesto, refiriéndose a todos y a todas, sin excepción.

Al presidente le reserva el calificativo de cobarde, No sé por qué, la verdad, Porque no creo que ese sea un adjetivo que se avenga con su forma de proceder. Pero bueno, era uno de los adjetivos que le faltaban para la colección: déspota, tirano, traidor, mentiroso, hijo de puta…

Tercera. En los actos que se han realizado para celebrar el aniversario de la Constitución de 1978 ha silenciado la voz del gobierno. Este año no participó el delegado el gobierno en la comunidad de Madrid por decisión de la señora presidenta. ¿Por qué? Porque el año pasado dijo algo que no le pareció aceptable, algo crítico con su proceder y sentir. Ella, que acusa de dictador al presiente del gobierno, ella, que dice que respeta las instituciones del Estado, elimina a una de las instituciones porque no le gustó lo que dijo el delegado en su intervención el año anterior. Y no, señora presidenta, las instituciones están por encima de las personas.

El día de la Constitución (al menos ese día, por Dios) hay que cultivar el sentido de la concordia, de la unidad, de la participación de todos Si los padres de la Constitución hubiesen tenido la actitud de esta mujer, hubiera sido imposible llegar a ningún acuerdo

Cuarta. La señora presidenta ha contratado con FEMAR el precio de las comidas de los ancianos y ancianas de las residencias de su comunidad: 6.48 euros por las cuatro comidas del día, desayuno, comida, merienda y cena. Me gustaría que ella estuviese solo una semana haciendo sus cuatro comidas por ese precio.

No es de extrañar. Todavía no ha dado cuenta, ni los jueces tan severos con otros comportamientos se la han pedido, de las más de siete mil muertes de ancianos en las residencias de la comunidad de Madrid durante los años terribles de la pandemia. Si no tengo mala información, esa causa está en manos del juez Juan Carlos Peinado, tan ocupado en otros menesteres.

Ella dio una explicación muy convincente: más pronto que tarde esos ancianos y ancianas tenían que morir. Lo he oído con mis propios oídos. Nadie me puede persuadir de que no ha dicho lo que realmente ha dicho.

Ahí está, para su sonrojo, el libro en el que su Consejero de Asuntos Sociales, Alberto Reyero Zubiri, dejó el testimonio de lo sucedido con unos protocolos de la vergüenza que impidieron a los ancianos ser tratados en los Hospitales de la comunidad. El título del libro no puede ser más elocuente: “Morirán de forma indigna” . Y así murieron.

Quinta. Es proverbial el desafecto de la señora Ayuso por la sanidad pública y la educación pública. Lo suyo es privatizar. Mientras escribo estas líneas la sanidad pública lleva tres días con el sistema informático caído. Con la consiguiente dificultad de los profesionales para la organización de las citas y para el seguimiento del historial de los pacientes. Y mientras escribo estas líneas remolonea para firmar la recepción de una partida de más de cien millones para la Universidad Complutense. (No olvidemos que en la comunidad de Madrid hay más Universidades privadas que públicas).

Cuando pienso en el caso de esta mujer, siempre acabo concluyendo lo siguiente: esos comportamientos, esos discursos, esas actitudes que a mí me parecen deleznables no parecen tener incidencia en el fervor con el que la siguen y la votan Lo cual me lleva a una segunda conclusión: ¿cómo analizan la realidad los votantes de la señora Ayuso? Y esa segunda conclusión me lleva a una tercera: ¿qué han aprendido en tantos años de sistema educativo?

Lo mismo me sucede cuando veo con asombro los resultados de las elecciones a la presidencia de Argentina o a la presidencia de los Estados Unidos. Y acabo pensando que el problema no son esos personajes sino que tengan tantos y tan fervientes votantes.