Una mujer siendo feliz en plena naturaleza.ERIK REIS - IKOSTUDIO (GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO)
Cuando pienses que la parte más bella y dulce de tu vida ha quedado atrás para siempre, recuerda alguno de los momentos en que fuiste feliz y apoya tu memoria en esa sensación para salir del túnel.
El maestro le dijo: si en algún momento de tu vida has sido muy feliz, debes guardar esa sensación como un tesoro en tu memoria porque un día lo vas a necesitar. Cuando creas que el embozo del edredón, subido hasta la barbilla, es la última barricada que te queda y no encuentres un resquicio de luz al fondo del túnel por el que valga la pena levantarte de la cama; cuando pienses que no es necesario seguir viviendo porque ya lo has visto todo, lo has hecho todo, has conocido a todas las personas que te tocaba conocer, inteligentes e idiotas, y que la parte más bella y dulce de tu vida ha quedado atrás para siempre, entonces recuerda alguno de los momentos en que fuiste muy feliz y apoya tu memoria, como una palanca, en esa sensación para salir del túnel y seguir adelante sabiendo que a la vuelta de la esquina te espera un nuevo placer desconocido. Así hablaba el maestro. Te preguntarás para qué se tiene uno que levantar de la cama si fuera se está produciendo un espantoso genocidio, la muerte de inocentes servida como espectáculo con todo detalle. Al final esa masacre también destruirá tu alma. Te preguntarás si puedes perder un minuto de tu vida siguiendo los enredos de la política y participar en el odio y la irresponsabilidad que los políticos usan de argamasa en sus tratos. Solo aquellos días felices te servirán de consuelo.
Piensa en
La Primavera de Botticelli que viste en el primer viaje a Italia, sorbe una y otra vez algún verso de
Garcilaso, de
Keats o de
Hölderlin como un licor, recuerda aquella sobremesa con los amigos en la cala de Ibiza, recupera el viento de sal que te daba en la cara cuando a los 20 años ibas en la motocicleta a la playa con aquella chica a la espalda. Sin duda el maestro ignoraba que la felicidad produce a veces una profunda desolación. El discípulo pensó en aquello que le decía el maestro y de pronto comenzó a llorar.
LA ROSA ENFERMA (THE SICK ROSE)
poema de William Blake
O Rose, thou art sick! The invisible worm That flies in the night, In the howling storm, | ¡Oh, Rosa, estás enferma! El gusano invisible Que vuela por la noche, En la tempestad que aúlla, |
Has found out thy bed Of crimsom joy, And his dark secret love Does thy life destroy.
| Ha descubierto tu cama De gozo carmesí, Y su amor oscuro, secreto, Te consume la vida.
|
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Sólo un verano me otorgáis, vosotras las poderosas
y un otoño para dar madurez al canto,
para que mi corazón, más obediente,
del dulce juego harto se me muera.
El alma que no obtuvo en vida derecho
divino, tampoco abajo descansa en el Orco;
pero si un día alcanzó lo sagrado, aquello
que es caro a mi corazón, el poema,
bienvenido entonces, oh silencio del reino de las sombras.
Contento estaré, aunque mi lira
allí no me acompañe; por una vez
habré vivido como un dios, y más no hace falta.
Johann Christian Friedrich Hölderlin
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