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lunes, 26 de octubre de 2020

Primer manifiesto internacional contra las falsas terapias: “No son inocuas, causan miles de afectados”.

Los 2.750 médicos y científicos de 44 países que firman el documento claman contra la UE por proteger a la homeopatía porque “las pseudoterapias matan” 


Sesión de reiki, una pseudociencia sin utilidad para la salud.CRISTINE ROCHOL / PMPA

“Papá, me he equivocado”, lamentó Mario Rodríguez. “Todos aprendemos de nuestros errores”, reconoció Rosa Morillo. En ambos casos, manifestaban en voz alta su equivocación poco antes de fallecer. Morían por culpa de enfermedades graves, pero tras renunciar a su tratamiento médico por probar con homeopatía y otras pseudoterapias. En España hemos conocido más casos similares, poco antes de que el Gobierno se decidiera a lanzar una campaña contra las pseudociencias. Pero el fenómeno de los engaños con falsas terapias es global y como tal se aborda por primera vez con el manifiesto internacional que se publica hoy, impulsado por diez asociaciones y firmado por 2.750 médicos y científicos de 44 países.

El manifiesto denuncia que “no es admisible que las leyes europeas amparen la tergiversación de la realidad científica para que miles de ciudadanos sean engañados, e incluso mueran”, en referencia a la normativa que mantiene a la homeopatía como medicamento, aunque no ha probado su utilidad médica más allá del placebo. “Hay que tomar medidas para frenar las pseudoterapias porque no son inocuas y producen miles de afectados”, demanda el comunicado, difundido en una docena idiomas. Y reclama: “Europa debe trabajar en la dirección de crear leyes que ayuden a detener este problema”.

“No es admisible que las leyes europeas amparen la tergiversación de la realidad científica para que miles de ciudadanos sean engañados e incluso mueran”

“No es coherente que desde Europa se eleve la preocupación por el fenómeno de la desinformación y a la vez se ampare uno de sus tipos más peligrosos: la desinformación en temas de salud”, denuncian los firmantes del manifiesto. “Por todo ello, las personas que firman este manifiesto animan a los gobiernos de los países a los que pertenecen a poner fin a un problema que utiliza falsamente el nombre de la ciencia y que ya le ha costado la vida a demasiada gente”, concluye. Además de la homeopatía, mencionan el reiki, la Nueva Medicina Germánica, el biomagnetismo, la iridología, la terapia ortomolecular “y un largo etcétera” que, según denuncian, “están ganando terreno y causando víctimas”.

Esta iniciativa llega en plena pandemia de covid, una crisis que a la que también afecta seriamente el fenómeno de las pseudociencias. No son solo las manifestaciones contra las medidas sanitarias, las teorías de la conspiración o el peligroso resurgimiento del movimiento antivacunas. Un estudio reciente citaba más de 800 muertes, casi 6.000 hospitalizados y 60 cegueras causadas por bulos de falsos remedios que han llevado a personas mal informadas a tomar productos nocivos en países como Irán, Turquía o India. En España, se han reportado 26 intoxicaciones por consumir un brebaje tóxico y prohibido, el MMS, que sus defensores promocionan como curalotodo.

“Cuando hay ansiedad y miedo, la gente tiene más tendencia a apuntarse a todo lo que le dé cierta seguridad”, asegura la viróloga Margarita del Val, directora del grupo Salud Global del CSIC de investigación sobre el coronavirus, que es una de las científicas más destacadas que firma el manifiesto. “Seguramente más de una pseudoterapia se está aprovechando de la covid, porque en muchos casos la gente solo habrá vivido un catarro que se ha curado enseguida y pensarán que es por el producto, el falso remedio”, asegura De Val, en referencia a que muchos contagiados solo viven unos leves síntomas antes de curarse por completo.

“Es momento de que desde Europa demostremos que efectivamente creemos en el progreso. Resulta inadmisible que en pleno siglo XXI exista una normativa que permita engañar a los enfermos vendiéndoles azúcar (homeopatía) como si fuera un medicamento”, critica la científica Elena Campos, presidenta de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP). Según explica Campos, son múltiples los países de nuestro entorno que están poniendo límites al negocio de la homeopatía, “con lo que entendemos que existe masa crítica suficiente como para proceder a la revisión de la normativa europea, de manera que se proceda a la protección efectiva de los pacientes y usuarios”. “Debemos decirles a nuestros gestores que no vale solo con la palabra, que se requieren hechos”, exige Campos, tras recordar que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, avisó en marzo de que los bulos sanitarios cuestan vidas.

"Resulta inadmisible que en pleno siglo XXI exista una normativa que permita engañar a los enfermos vendiéndoles azúcar (homeopatía) como si fuera un medicamento”
ELENA CAMPOS, PRESIDENTA DE LA APETP

“A la gente le hacen mucho mal, son personas normales a las que convencen para tomar unos productos o realizar unas prácticas que siempre tienen intereses económicos detrás. Y lo que es peor, dejan la medicina que tiene evidencia y eso les genera más dolor, más sufrimiento y más problemas”, denuncia Del Val. La viróloga lamenta que estas prácticas le hacen mal a la ciencia, porque aseguran que sirven para curar algo sin demostrar nada: “Y a nosotros nos cuesta mucho trabajo llegar a demostrar algo”. “Es importante explicar por qué funcionan las cosas: por ejemplo, hay que pedirle transparencia a las farmacéuticas, si hay problemas deben contarlos y ser muy claros, porque lo peor que pueden hacer es crear suspicacias”, señala la investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.

Otros de los firmantes del manifiesto tienen una trayectoria notable, como es el caso del médico y experto en pseudoterapias Edzard Ernst; el director del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS), François Leulier; el médico y antiguo vicepresidente del Senado de Bélgica, Louis Ide; o el activista indio y refugiado internacional por su defensa del pensamiento crítico, Sanal Edamaruku, explican los organizadores en una nota. La mayoría de los firmantes, más de un millar, son de España, un país que ha vivido en los últimos años un debate social muy importante sobre este problema. Un debate que desembocó, en buena parte gracias a las denuncias de familias como la de Mario y Rosa, en que el gobierno de Pedro Sánchez lanzara un plan para combatir las pseudoterapias en 2018.

jueves, 10 de mayo de 2018

_- Reiki de ida y vuelta

_- J. M. Mulet

La mayoría de pseudoterapias no están avaladas por la experiencia.

Hay que tener mucha fe para poner la salud de uno en manos de alguien que te hace supuestos pases mágicos sólo con sus dedos.

En el año 2011 se anunció en la prensa que varios hospitales españoles iban a implementar unidades de reiki como apoyo a los pacientes oncológicos. Durante estos siete años hemos visto cómo les hacían a los enfermos una especie de masajes, a veces pasando las manos a cierta distancia del cuerpo, para reconducir o reequilibrar las energías y así recuperar la salud. Todo ello de manera oficial, amparado por algunos colegios de médicos o universidades. De hecho, estas técnicas no se diferencian mucho de cuando un curandero te hace una imposición de manos o un sacerdote te bendice. Sin embargo, parece que los años dorados del reiki llegan a su fin. La Organización Médica Colegial ha creado un observatorio de pseudoterapias donde el reiki es una de las más cuestionadas. El Gobierno de Madrid prohibió esta pseudociencia en 2017.

Técnicas como el reiki, el ‘tapping’ o el ‘shiatsu’ no han superado nunca ningún ensayo clínico. Tampoco son efectivas.

El reiki es una disciplina que se anuncia como milenaria, pero no es cierto.
Es el invento de un monje budista llamado Mikao Usui. Le vino la inspiración en 1922, después de una jornada de meditación en lo alto del monte Kurama (Japón). Básicamente lo que hizo Usui fue recoger conceptos propios de la medicina tradicional china, como el de la energía vital o qi, y reinterpretarlos a su gusto, pero sin ninguna aplicación del método científico. Ni evidencia de su funcionamiento. De hecho, el significado del nombre es incierto, pero parece ser también un préstamo del termino chino que quiere decir “influencia espiritual”. Tampoco se puede considerar que sea oriental.

Al fallecer Usui, se crearon diversas escuelas. Una de ellas fue creada en Hawái por la estadounidense de origen japonés Hawayo Takata. A través de ella se exportó a Occidente. Como pasa con muchas pseudomedicinas, cualquiera puede reinterpretarla a su gusto, así que a partir del reiki se ha derivado el shiatsu o acupresión, que viene a ser una acupuntura sin agujas. Fue inventado por Tokujiro Namikoshi en 1940 —aunque también se venda como técnica milenaria— y su práctica consiste en presionar con el dedo. Otra derivada de esta pseudociencia es el shenshu: reiki para animales de compañía. Y como parece que la imaginación no abunda, el shiatsu tiene una copia occidental llamada EFT o taping, que no solo sirve para calmar dolores al estilo de la acupuntura, sino que también se puede aplicar en caso de problemas psicológicos. Hasta la recomiendan para arreglar lavadoras (y no es broma).

La mediática Sor Teresa Forcades imparte cursos de esta disciplina en su monasterio. Así que ya hemos visto cómo en menos de un siglo, a partir de las elucubraciones de un monje han nacido toda una suerte de disciplinas que comparten un nexo en común: ninguna ha superado nunca un ensayo clínico. ¿Son efectivas? No. No hay ninguna evidencia de su funcionamiento. Hay que tener mucha fe para poner tu salud en manos de alguien que te hace pases mágicos. Si leemos lo que se puede encontrar en la página web del maestro John Curtin, presidente de la asociación española de reiki, dice barbaridades como la siguiente: que el cáncer es “rabia que te consume, un deseo de auto-destrucción”. Aparte de mezclar conceptos de medicina india con japonesa, asume que es una enfermedad psicosomática que se debe a problemas emocionales, algo que no es cierto. El cáncer es algo muy serio y no es culpa de los sentimientos de la persona que lo sufre. Hacer algo así es bastante miserable, pero cuando practicas una disciplina que te vas inventando sobre la marcha, puedes hacer afirmaciones gratuitas como esta. Pseudomedicinas como el reiki y sus derivadas, cuanto más lejos de los hospitales mejor. 

La pseudociencia que desmontó una niña de nueve años
Una de las muchas derivaciones del reiki fue el toque terapéutico. Se supone que los practicantes de esta técnica son capaces de detectar la energía vital, que si se desequilibra, puede causar enfermedades.
Esta pseudociencia se desmontó con un sencillo experimento llevado a cabo por Emily Rosa, una estadounidense de nueve años. Cuando cursaba cuarto de primaria, le encargaron un trabajo de ciencia. Ella diseñó un sencillo experimento para demostrar la ineficacia del toque terapéutico. Cogió un trozo grande de cartón y lo puso sobre una mesa, como si fuera un biombo. Le hizo dos agujeros para que las manos del tocador terapéutico quedarán apoyadas sobre la mesa con las palmas hacia arriba del lado de la niña.
Rosa ponía una de sus manos sobre la del terapeuta, a distancia suficiente como para que no detectara el calor. Si detectaba algún tipo de energía, el sujeto tenía que acertar sobre cuál de sus manos había puesto Rosa la suya.
¿Cuál fue el resultado? Los tocadores terapéuticos acertaron sólo en el 44% de las veces, lo previsible por azar. En 1998 Rosa se convirtió en el autor más joven en firmar un artículo de investigación en la prestigiosa revista de la Asociación Médica Americana.

https://elpais.com/elpais/2018/03/27/eps/1522145643_785990.html

Las pseudociencias ¡vaya timo! Mario Bunge