La física ha sido algo así como la diosa Kali del siglo XX, venerada y temida, capaz de todos los milagros y de todos los crímenes. Y la responsabilidad, la inconsciencia o los retortijones de conciencia de los sabios dedicados a cultivarla han brindado dramas argumentales a incontables obras literarias de las últimas décadas. Mi pobre erudición sería incapaz de enumerarlas, aunque fuese de modo incompleto. De mi adolescencia recuerdo dos piezas dramáticas que me impresionaron, una Los físicos de Friedrich Dürrenmatt, que transcurre en un manicomio dónde tres locos que creen ser Einstein, Newton y Moebius -y no lo son, pero tampoco están locos- se enfrentan y combaten por la posesión de un secreto aniquilador, socialmente más demente que cualquier demencia privada; otra, El caso Oppenheimer de Heinar Kipphardt, sobre los tormentos morales del inventor de la bomba atómica, que a mediados de los años sesenta representó el Piccolo Teatro de Milán bajo la dirección del gran Giorgio Strehler. Mucho más reciente pero girando también en torno a un tema apocalíptico semejante puedo mencionar la intrigante novela En busca de Klingsor, del mexicano Jorge Volpi. Y tantas más, entre las que no podemos descartar las tan populares historias del genéro de espionaje o ciencia-ficción centradas en la figura del "sabio enloquecido".
Hace pocos meses apareció en Francia una de las piezas más interesantes que he leído de este vasto y redundante mosaico literario: Le principe (El principio), de Jérôme Ferrari, editado por Actes Sud. De ese autor, uno de los novelistas actuales más destacables de su país, hay traducidas al español la novela con que ganó el premio Goncourt, El sermón sobre la caída de Roma (Random House) y una anterior, Donde dejé mi alma (Demipage), ambas absolutamente recomendables. En El principio, un joven aspirante a filósofo —y como tal atribulado y poco seguro de sí mismo— se obsesiona con la trayectoria vital de Werner Heisenberg, genial desde que en su juventud acuñó su celebérrimo "principio de incertidumbre" (¡que estupendo oxímoron!) que desconcertó a sus maestros, para después sentar las bases de la mecánica cuántica, lo que le valió el premio Nobel de Física a los treinta y un años. Su obra se gesta durante el ascenso del nazismo, en competencia o colaboración con la generación excepcional de los Einstein, Louis de Broglie, Max Planck, Niels Bohr, Schrödinger, Paul Dirac, Carl Friedrich von Weizsäcker, Otto Hahn, etc… Los jerarcas nazis les presionaron para conseguir la bomba atómica que les hubiera dado la victoria y que finalmente consiguió Oppenheimer en Estados Unidos. Algunos se escabulleron de patronos tan peligrosos pero otros, como Heisenberg, se dejaron querer, no por ideología nacionalsocialista sino para poder seguir investigando tranquilamente. Después de la guerra, recluidos por los vencedores, algunos sintieron culpabilidad por haber sido cómplices, pero otros no entendían que es lo que se les reprochaba a ellos, que sólo habían seguido con su trabajo: poner al descubierto la íntima belleza objetiva del universo.
El principio de incertidumbre de Heisenberg, en física cuántica, dice que no se puede conocer al mismo tiempo la posición y la velocidad de una partícula elemental. De modo semejante, el sabio no logra conocer la conjunción de su situación histórica y el vértigo acelerado de sus descubrimientos. Y quizá tampoco ninguno de nosotros sepa determinar juntamente dónde está y a dónde va en este mundo hermoso y atroz.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/05/04/actualidad/1430759210_681187.html
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martes, 25 de abril de 2017
Incertidumbre
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domingo, 20 de septiembre de 2015
Mujica: “No vinimos al mundo solo a trabajar y comprar” El expresidente uruguayo inaugura un congreso en Córdoba
El octogenario expresidente de Uruguay y todavía senador, José Mujica, pasó tres lustros en la cárcel durante la dictadura de su país. Aislado, solo y sin hablar con otra persona que no fuese él mismo, empezó a cambiar su visión del mundo. Pero antes, cambió la de sí mismo: “Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo pero cometió el terrible error de no querer cambiarse antes a ella”.
Una catarsis vital sintetizada en una veintena de palabras que Mujica ha pronunciado en Córdoba, durante la inauguración del Congreso de la Sabiduría y el Conocimiento, organizado por la Cadena Ser y en el que participan, entre otros, Fernando Savater, Antonio Muñoz Molina o Elvira Lindo. Junto a Mujica se sentaron la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, los rectores de las dos universidades de la ciudad y el director general de la Ser, Vicente Jiménez. Una multitud, comparada con la celda de aislamiento y tortura en la que vivió en Uruguay. “Allí pensé que las cosas tienen un principio y un final. Y no. Lo que tiene un principio y un final, simplemente, es la vida. El resto es transitar”, explicó el miércoles, ante un grupo de periodistas e intelectuales, en la Posada del Potro de la Córdoba. “Esto, la vida, es un minuto y se va. Tenemos la eternidad para no ser y solo un minuto para ser”, se indignaba. Por eso, lo que más ofende hoy al exmandatario es “la poca importancia que le damos al hecho de estar vivos”.
Desde que el 1 de marzo este antiguo guerrillero tupamaro dejó de ser máximo responsable político de su país, ha viajado por el mundo. Sin querer, Mujica se ha convertido en un referente para muchos. “Tiene ventaja esto de ser viejo, porque de joven uno puede creerse en demasía estos elogios”, dijo anoche al abarrotado auditorio cordobés que le regaló largos aplausos. Su mensaje humanista, su forma de ser sencilla y accesible y su discurso claro han calado en el público. Especialmente en España, poco habituada a este tipo de perfiles políticos. “Pero yo no soy ni un filósofo ni un intelectual. Lo fui hasta los 25. Hasta esa edad lo leía todo, desde la guía telefónica a Séneca”, bromeó.
El filósofo romano nacido en Córdoba fue una constante en su charla. Su visión de la moderación, su concepción de la riqueza y la pobreza sirvieron a Mujica para hilvanar su visión del mundo. “Séneca nos decía no es pobre quien tiene poco, sino quien mucho desea. Y la tribu aimara añade pobre es el que no tiene comunidad. Estos son los valores que realmente importan”, subrayó. Y así puso en la diana a la economía de mercado y al sistema de crecimiento basado en el consumo. “Yo no planteo un atraso ni una paralización, solo lucho contra la identificación de que la felicidad es la capacidad de comprar cosas nuevas”. Para Mujica, uno de los terrores y errores del actual modelo social y económico es la “esclavitud” del trabajo. “No vinimos a este mundo solo a trabajar y comprar; vinimos a vivir. La vida es un milagro; la vida es un regalo. Y solo tenemos una”.
Una catarsis vital sintetizada en una veintena de palabras que Mujica ha pronunciado en Córdoba, durante la inauguración del Congreso de la Sabiduría y el Conocimiento, organizado por la Cadena Ser y en el que participan, entre otros, Fernando Savater, Antonio Muñoz Molina o Elvira Lindo. Junto a Mujica se sentaron la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, los rectores de las dos universidades de la ciudad y el director general de la Ser, Vicente Jiménez. Una multitud, comparada con la celda de aislamiento y tortura en la que vivió en Uruguay. “Allí pensé que las cosas tienen un principio y un final. Y no. Lo que tiene un principio y un final, simplemente, es la vida. El resto es transitar”, explicó el miércoles, ante un grupo de periodistas e intelectuales, en la Posada del Potro de la Córdoba. “Esto, la vida, es un minuto y se va. Tenemos la eternidad para no ser y solo un minuto para ser”, se indignaba. Por eso, lo que más ofende hoy al exmandatario es “la poca importancia que le damos al hecho de estar vivos”.
Desde que el 1 de marzo este antiguo guerrillero tupamaro dejó de ser máximo responsable político de su país, ha viajado por el mundo. Sin querer, Mujica se ha convertido en un referente para muchos. “Tiene ventaja esto de ser viejo, porque de joven uno puede creerse en demasía estos elogios”, dijo anoche al abarrotado auditorio cordobés que le regaló largos aplausos. Su mensaje humanista, su forma de ser sencilla y accesible y su discurso claro han calado en el público. Especialmente en España, poco habituada a este tipo de perfiles políticos. “Pero yo no soy ni un filósofo ni un intelectual. Lo fui hasta los 25. Hasta esa edad lo leía todo, desde la guía telefónica a Séneca”, bromeó.
El filósofo romano nacido en Córdoba fue una constante en su charla. Su visión de la moderación, su concepción de la riqueza y la pobreza sirvieron a Mujica para hilvanar su visión del mundo. “Séneca nos decía no es pobre quien tiene poco, sino quien mucho desea. Y la tribu aimara añade pobre es el que no tiene comunidad. Estos son los valores que realmente importan”, subrayó. Y así puso en la diana a la economía de mercado y al sistema de crecimiento basado en el consumo. “Yo no planteo un atraso ni una paralización, solo lucho contra la identificación de que la felicidad es la capacidad de comprar cosas nuevas”. Para Mujica, uno de los terrores y errores del actual modelo social y económico es la “esclavitud” del trabajo. “No vinimos a este mundo solo a trabajar y comprar; vinimos a vivir. La vida es un milagro; la vida es un regalo. Y solo tenemos una”.
MADRID.- El octogenario expresidente de Uruguay llegó tarde a su cita con la prensa en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid. Pero llegó. Los medios le aguardaban en la entrada. "Dejen que se siente", señalaban desde el equipo organizador. Pero los periodistas no daban tregua. Aún caminaba hacia su asiento cuando ya tenía la primera pregunta sobre Venezuela. "Ahora está reunido el Unasur y pase lo que pase espero que las decisiones se tomen en América Latina y que no vengan los poderosos de otros países del mundo a decirnos lo que tenemos que hacer", contesta Mujica con una sonrisa. El tono es tan pausado como su paso.
El motivo de la conferencia de prensa es la presentación del libro Una oveja negra al poder, una biografía del político que repasa su trayectoria hasta el poder y su encuentro con figuras como Obama, Fidel Castro, Putin, Chávez o Cristina Fernández de Kirchner. La obra está escrita por los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, dos viejos amigos del expresidente poco sospechosos de comulgar con sus ideas políticas.
El motivo de la conferencia de prensa es la presentación del libro Una oveja negra al poder, una biografía del político que repasa su trayectoria hasta el poder y su encuentro con figuras como Obama, Fidel Castro, Putin, Chávez o Cristina Fernández de Kirchner. La obra está escrita por los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, dos viejos amigos del expresidente poco sospechosos de comulgar con sus ideas políticas.
"[Los autores] han hecho su trabajo con honradez y más de una vez tuvimos lío, pero son mis amigos. Por eso vengo acá, pero yo no escribí eso. Hay un 10% de cosas con las que tuve lío con ellos, pero, básicamente es un relato honrado y real", señala Mujica para concluir la conferencia de prensa.
Antes, había respondido a todas las preguntas de los periodistas. Sin aspavientos, sin precipitaciones y tomándose unos cuantos segundos antes de responder. Llama la atención su facilidad para la autocrítica. En ningún momento presume de su acción de gobierno y sí se lamenta por no haber encarado mejor algunas cuestiones o no haber conseguido algunos de sus objetivos. Intenta mojarse poco en los temas europeos y habla más extensamente de las cuestiones que afectan a América Latina. "No quiero meter la pata", dice.
A continuación, Público ofrece un resumen de las reflexiones que en la tarde del sábado Mujica realizó ante la mirada de la prensa.
1. La unidad de la izquierda y el Frente Amplio de Uruguay
"El problema más grave que tienen las fuerzas de izquierdas en el mundo es la falta de unidad. Nosotros hemos construido una fuerza política donde está todo el espectro de la izquierda. Todo lo que se le pueda ocurrir está ahí. Desde la democracia cristiana al partido comunista. Puede parecer que es una Torre de Babel pero hace 40 años que navegamos juntos y somos el partido más fuerte del país por el hecho de estar juntos. No es una suma aritmética. Es una suma que concita apoyo porque es una alternativa real. No queremos ser testimoniales, queremos hacer. Por eso nos sometemos a los acuerdos colectivos del partido. Dependemos del todo. ¿Saben cuánto nos costó aprender eso? Una vida."
2. Sobre la afirmación de Felipe González de que la Chile de Pinochet respetaba más los derechos humanos que la Venezuela de Maduro
"Es una cosa reciente. No sé si es lo que González ha dicho ni el contexto. En América Latina en los últimos 30 o 40 años Pinochet no tiene parangón. Para comparar a Pinochet hay que hablar de Franco. Y de ahí para arriba. Así que me cuesta entender esa afirmación."
3. Sobre los refugiados sirios
"La gente que se va de Siria, en términos globales, no son estrictamente pobres de máxima necesidad. Con esto no digo que sea gente rica. Estoy diciendo que tienen algún poder de nivel adquisitivo porque entonces no tendrían plata para salir. Los pobres de Siria quedan encerrados debajo de la tierra. Pero, ¿qué pasa? Todos quieren ir a Alemania. En todo caso, como consuelo, Suecia o Noruega. Si les hablas de América Latina los horrorizas. No son aquellos españoles o italianos que fueron a hacer las américas.
A mi país llegaban 40.000 [inmigrantes] por año y nos construyeron el país. A Argentina llegaban 300.000 por años. Cuando terminó la Guerra Civil en España llegaron a México un millón de personas. No son los mismos. Pertenecen a otro tiempo. Y este tiempo, que tiene mejor comunicación, les hace soñar en que país quieren estar. ¿Qué pasa con los que están en Uruguay? Yo pedí que me mandaran campesinos y la ONU me mandó gente macanuda que no se remangaba las mangas. No laboraron fuerte. Han laborado, pero suavecito.
Han hecho trabajos de oficina y en mi país están en el campo. Seguramente que lo que le aportamos no es lo mismo que lo que ofrece Europa. Tampoco nosotros podemos darle lo que no le damos a nuestros compatriotas. Nosotros tenemos compatriotas que viven con 20.000 pesos, que es lo que le damos a ellos.
Comprendo también que tienen una barrera cultural. Mi país es muy laico. En Uruguay va preso el hombre que le pega a una mujer o a los niños. Hay otras sociedades donde el hombres es el rey. Son sociedades que tienen ese choque. En nuestro país tienen que entender que no va eso. La cultura nos mete freno y nos crea cosas que son difíciles. Cuando era joven pensaba que cambiando las relaciones de producción y distribución íbamos a mejorar la sociedad. Hoy estoy convencido de que si no cambias la cultura no cambias nada. Y el cambio cultural es más lento y difícil que el cambio material."
4. El futuro de Grecia
"Pobre Grecia. Me da la impresión, aunque me puedo equivocar, de que han jugado con la honradez de Tsipras y ha estado contenido por unas fuerzas que le superaban a él y a Grecia. Ha tenido que hacer cosas que no le gustan y que no está de acuerdo. La política tiene estas cosas. No sé si Europa está pensando en hacer un protectorado en Grecia o algo por el estilo. Espero que no. La cuenta de Grecia es impagable. Impagable. Las convulsiones van a continuar."
5. El futuro de Europa
"Europa tiene un ingreso per cápita importante está sufriendo algo que está pasando en todas sociedades donde mejora ingreso. Baja la tasa natalidad. Parecería que la fecundidad masiva importante es un don de los pobres. La bajada de natalidad está provocando que la fuerza de trabajo europea tiende a envejecer rápidamente con lo cual los costos futuros de la Seguridad Social van a ser enormes en proporción al nivel población activa. O aumenta la productividad enormemente de los sectores laborales para que soporten un peso impositivo muy serio para transferir recursos a la Seguridad Social. ¿Quién va a pagar la jubilación en el futuro? ¿Las pensiones? O pasa esto o los viejos futuros lo van a pasar mal.
La otra opción es rejuvenecer la fuerza de trabajo. Lo que es un problema hoy, la venida de muchos inmigrantes, si Europa logra que se adapten, más que un problema es una posibilidad para rejuvenecer estas sociedades. Observen las medidas que tomó el Gobierno de China. ¿Se acuerdan que era un hijo? Ahora ya están aflojando las riendas. ¿Por qué? Porque los chinos piensan en el largo plazo. Saben que ese problema se le viene. Europa tiene algo de eso. Alemania se dio cuenta hace rato."
6. América Latina
"América Latina es un continente muy rico en recurso y es el continente más injusto que hay en la Tierra. Es el que reparte peor. Tenemos una gigantesca deuda social con nuestra gente. Dentro de ese panorama, por historia y no por logro de los gobiernos actuales, no me quiero vestir con una camisa que construyó el país, Uruguay siempre fue el que repartió mejor pero en un continente muy injusto. Nadie puede estar conforme con la equidad. Ha habido una reforma sustantiva. El Gobierno de Lula ha significado cuarenta millones pobres menos, pero ¿cuántos pobres hay en Brasil? Brasil tiene una Etiopía dentro y tiene una Francia también adentro. ¡Cuánta falta de equidad y cuánta diferencia entre pobres y ricos! Este es uno de los problemas más graves de la humanidad.
El 1% de la población del mundo tiene el 48%/49% de la riqueza que ha habido en el planeta. En América Latina son más aún. Los problemas son difíciles y algunos no se pueden arreglar desde el Gobierno. Lo más difícil son los hombres. Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perrita. Somos los hombres los que fallamos."
7. Los límites de la acción de Gobierno
"Cuando hablamos de hacer y no hacer tenemos que hablar de los límites que nos imponen las circunstancias de cada uno de los pasos que damos. Todo lo que soñamos o creemos que es mejor siempre encontramos limitaciones fruto de las sociedades en las que vivimos. Limitaciones porque hay contradicciones de clase, contradicciones de interés, de corporaciones… Todo eso vive. Una sociedad tiene múltiples aspectos confrontados entre sí.
En ese marco, podemos lograr algunos resultantes, pero sería vanidoso no reconocer que siempre logramos mucho menos de lo que nos proponemos. Por ejemplo, en mi país, que es pequeño, tenemos un 0,5% de indigentes y alrededor de un 10% de pobreza matemática. No puede haber indigentes en mi país. No debería haber indigentes. Nosotros bajamos mucho el número pero tampoco estamos conformes. Podría haber mucho menos pobreza. Pero hay que reconocer eso. Decía un amigo que gobernar en una democracia no es ejercer una monarquía."
Antes, había respondido a todas las preguntas de los periodistas. Sin aspavientos, sin precipitaciones y tomándose unos cuantos segundos antes de responder. Llama la atención su facilidad para la autocrítica. En ningún momento presume de su acción de gobierno y sí se lamenta por no haber encarado mejor algunas cuestiones o no haber conseguido algunos de sus objetivos. Intenta mojarse poco en los temas europeos y habla más extensamente de las cuestiones que afectan a América Latina. "No quiero meter la pata", dice.
A continuación, Público ofrece un resumen de las reflexiones que en la tarde del sábado Mujica realizó ante la mirada de la prensa.
1. La unidad de la izquierda y el Frente Amplio de Uruguay
"El problema más grave que tienen las fuerzas de izquierdas en el mundo es la falta de unidad. Nosotros hemos construido una fuerza política donde está todo el espectro de la izquierda. Todo lo que se le pueda ocurrir está ahí. Desde la democracia cristiana al partido comunista. Puede parecer que es una Torre de Babel pero hace 40 años que navegamos juntos y somos el partido más fuerte del país por el hecho de estar juntos. No es una suma aritmética. Es una suma que concita apoyo porque es una alternativa real. No queremos ser testimoniales, queremos hacer. Por eso nos sometemos a los acuerdos colectivos del partido. Dependemos del todo. ¿Saben cuánto nos costó aprender eso? Una vida."
2. Sobre la afirmación de Felipe González de que la Chile de Pinochet respetaba más los derechos humanos que la Venezuela de Maduro
"Es una cosa reciente. No sé si es lo que González ha dicho ni el contexto. En América Latina en los últimos 30 o 40 años Pinochet no tiene parangón. Para comparar a Pinochet hay que hablar de Franco. Y de ahí para arriba. Así que me cuesta entender esa afirmación."
3. Sobre los refugiados sirios
"La gente que se va de Siria, en términos globales, no son estrictamente pobres de máxima necesidad. Con esto no digo que sea gente rica. Estoy diciendo que tienen algún poder de nivel adquisitivo porque entonces no tendrían plata para salir. Los pobres de Siria quedan encerrados debajo de la tierra. Pero, ¿qué pasa? Todos quieren ir a Alemania. En todo caso, como consuelo, Suecia o Noruega. Si les hablas de América Latina los horrorizas. No son aquellos españoles o italianos que fueron a hacer las américas.
A mi país llegaban 40.000 [inmigrantes] por año y nos construyeron el país. A Argentina llegaban 300.000 por años. Cuando terminó la Guerra Civil en España llegaron a México un millón de personas. No son los mismos. Pertenecen a otro tiempo. Y este tiempo, que tiene mejor comunicación, les hace soñar en que país quieren estar. ¿Qué pasa con los que están en Uruguay? Yo pedí que me mandaran campesinos y la ONU me mandó gente macanuda que no se remangaba las mangas. No laboraron fuerte. Han laborado, pero suavecito.
Han hecho trabajos de oficina y en mi país están en el campo. Seguramente que lo que le aportamos no es lo mismo que lo que ofrece Europa. Tampoco nosotros podemos darle lo que no le damos a nuestros compatriotas. Nosotros tenemos compatriotas que viven con 20.000 pesos, que es lo que le damos a ellos.
Comprendo también que tienen una barrera cultural. Mi país es muy laico. En Uruguay va preso el hombre que le pega a una mujer o a los niños. Hay otras sociedades donde el hombres es el rey. Son sociedades que tienen ese choque. En nuestro país tienen que entender que no va eso. La cultura nos mete freno y nos crea cosas que son difíciles. Cuando era joven pensaba que cambiando las relaciones de producción y distribución íbamos a mejorar la sociedad. Hoy estoy convencido de que si no cambias la cultura no cambias nada. Y el cambio cultural es más lento y difícil que el cambio material."
4. El futuro de Grecia
"Pobre Grecia. Me da la impresión, aunque me puedo equivocar, de que han jugado con la honradez de Tsipras y ha estado contenido por unas fuerzas que le superaban a él y a Grecia. Ha tenido que hacer cosas que no le gustan y que no está de acuerdo. La política tiene estas cosas. No sé si Europa está pensando en hacer un protectorado en Grecia o algo por el estilo. Espero que no. La cuenta de Grecia es impagable. Impagable. Las convulsiones van a continuar."
5. El futuro de Europa
"Europa tiene un ingreso per cápita importante está sufriendo algo que está pasando en todas sociedades donde mejora ingreso. Baja la tasa natalidad. Parecería que la fecundidad masiva importante es un don de los pobres. La bajada de natalidad está provocando que la fuerza de trabajo europea tiende a envejecer rápidamente con lo cual los costos futuros de la Seguridad Social van a ser enormes en proporción al nivel población activa. O aumenta la productividad enormemente de los sectores laborales para que soporten un peso impositivo muy serio para transferir recursos a la Seguridad Social. ¿Quién va a pagar la jubilación en el futuro? ¿Las pensiones? O pasa esto o los viejos futuros lo van a pasar mal.
La otra opción es rejuvenecer la fuerza de trabajo. Lo que es un problema hoy, la venida de muchos inmigrantes, si Europa logra que se adapten, más que un problema es una posibilidad para rejuvenecer estas sociedades. Observen las medidas que tomó el Gobierno de China. ¿Se acuerdan que era un hijo? Ahora ya están aflojando las riendas. ¿Por qué? Porque los chinos piensan en el largo plazo. Saben que ese problema se le viene. Europa tiene algo de eso. Alemania se dio cuenta hace rato."
6. América Latina
"América Latina es un continente muy rico en recurso y es el continente más injusto que hay en la Tierra. Es el que reparte peor. Tenemos una gigantesca deuda social con nuestra gente. Dentro de ese panorama, por historia y no por logro de los gobiernos actuales, no me quiero vestir con una camisa que construyó el país, Uruguay siempre fue el que repartió mejor pero en un continente muy injusto. Nadie puede estar conforme con la equidad. Ha habido una reforma sustantiva. El Gobierno de Lula ha significado cuarenta millones pobres menos, pero ¿cuántos pobres hay en Brasil? Brasil tiene una Etiopía dentro y tiene una Francia también adentro. ¡Cuánta falta de equidad y cuánta diferencia entre pobres y ricos! Este es uno de los problemas más graves de la humanidad.
El 1% de la población del mundo tiene el 48%/49% de la riqueza que ha habido en el planeta. En América Latina son más aún. Los problemas son difíciles y algunos no se pueden arreglar desde el Gobierno. Lo más difícil son los hombres. Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perrita. Somos los hombres los que fallamos."
7. Los límites de la acción de Gobierno
"Cuando hablamos de hacer y no hacer tenemos que hablar de los límites que nos imponen las circunstancias de cada uno de los pasos que damos. Todo lo que soñamos o creemos que es mejor siempre encontramos limitaciones fruto de las sociedades en las que vivimos. Limitaciones porque hay contradicciones de clase, contradicciones de interés, de corporaciones… Todo eso vive. Una sociedad tiene múltiples aspectos confrontados entre sí.
En ese marco, podemos lograr algunos resultantes, pero sería vanidoso no reconocer que siempre logramos mucho menos de lo que nos proponemos. Por ejemplo, en mi país, que es pequeño, tenemos un 0,5% de indigentes y alrededor de un 10% de pobreza matemática. No puede haber indigentes en mi país. No debería haber indigentes. Nosotros bajamos mucho el número pero tampoco estamos conformes. Podría haber mucho menos pobreza. Pero hay que reconocer eso. Decía un amigo que gobernar en una democracia no es ejercer una monarquía."
domingo, 24 de julio de 2011
Los intelectuales y el 15-M: una modesta propuesta.
...Eduardo Hernández cuenta que en los pocos meses que el movimiento tiene de vida se han roto muchas de las convecciones burguesas que definían la esfera pública; ya no se aplaude al o a la que habla bien, al o a la que exhibe su capital cultural, o no se les aplaude sólo por eso, se apoya y se aplaude más a los y las que se ponen más nerviosos/as a las y los que carecen de capital cultural o de palabras y citas, para que puedan expresar lo que tienen que expresar con sus palabras que valen tanto o más que las de un profesor universitario.
Las y los que hablan en las plazas no son nadie, son Esther, Juan o como mucho Silvia de la asociación de vecinos de Vallecas. En las plazas los intelectuales tienen que esperar su turno como todo el mundo y carecen de apellidos y de currículo. Es lógico que muchos intelectuales se pongan nerviosos, acostumbrados como estamos a que nos den la palabra, la autoridad y el púlpito inmediatamente. Por eso resulta doblemente patético escuchar a Agustín García Calvo –con todo el respeto que nos merece su trayectoria— pontificando en la plaza y dando instrucciones a la asamblea para que no propongan nada, porque proponer es caer en el lenguaje del padre, del Estado, del orden que se trata de combatir. Si él mismo no puede ver que “lo que nos queda de pueblo”, para usar un concepto suyo, son estas asambleas, es que debe de estar ciego o que debe de preferir los cenáculos libertarios que preside tan patriarcalmente.
Y García Calvo por desgracia no está sólo en sus delirios iluministas, los intelectuales del manifiesto “Una Ilusión compartida” asumen una posición igualmente iluminista y despótica al firmar un manifiesto que transpira un tufillo progre y oportunista que tira para atrás. ¿Pero cómo se puede firmar una manifiesto en plan vanguardia histórica cuándo hasta hace tres días muchos de los firmantes apoyaban a un gobierno que ha implementado las medidas mas regresivas y reaccionarias de los últimos veinte años? ¿Cómo se puede hablar como si uno fuera promotor e inventor de una reconstrucción de la izquierda cuando el 15-M te ha pillado tomando copas en Cannes o disfrutando de las regalías de tu último libro por cortesía de la Ley Sinde que has defendido a capa y espada en tu columna semanal? Esta “ilusión compartida” debe de ser la de seguir siendo “izquierdistas profesionales” no sea que aquello del “no nos representan” también les alcance a ellos.
Otros con suficiente capital cultural para derrocharlo, como Fernando Savater, pueden permitirse directamente ejercer la violencia epistémica que les otorga su tribuna y hacer pasar por filosofía aseveraciones del tipo, “el 15-M me ha servido de tontómetro para medir el nivel de estupidez y cinismo de algunos”. Frente a tanta desfachatez y tanto despropósito sólo nos queda desclasarnos como intelectuales, escindirnos completamente de esta manada de déspotas iluminados y apóstoles de la banalidad y el oportunismo. De todas maneras, como intelectuales no somos más que mutiladas y mutilados. Ya Antonio Gramsci advirtió de que todo hombre es un intelectual, pues no existen hombres ni mujeres que no tengan ideas sobre el mundo en el que viven, pues sólo la separación artificial y violenta entre trabajo manual y trabajo intelectual ha hecho posible que existan intelectuales con el tiempo y los privilegios suficientes para dedicarse profesionalmente a pensar, leer y escribir.
Por eso, cuanto más avance el 15-M más necesario será abolirnos, no por "antiintelectualismo", sino porque lo más intelectual que podemos hacer ahora mismo es, aunque el ego se resienta, acudir a las asambleas, aportar lo que buenamente podamos a las comisiones con humildad, escuchar de tú a tú, hablar sin apellidos ni título y, como mucho, sentirnos orgullosas de lo que hacemos igual que un carpintero se siente orgulloso de la mesa que ha construido. Obreras de la palabra, no señores respetables, a cada cual según su necesidad, de cada cual según sus destrezas. Leer más aquí.
Las y los que hablan en las plazas no son nadie, son Esther, Juan o como mucho Silvia de la asociación de vecinos de Vallecas. En las plazas los intelectuales tienen que esperar su turno como todo el mundo y carecen de apellidos y de currículo. Es lógico que muchos intelectuales se pongan nerviosos, acostumbrados como estamos a que nos den la palabra, la autoridad y el púlpito inmediatamente. Por eso resulta doblemente patético escuchar a Agustín García Calvo –con todo el respeto que nos merece su trayectoria— pontificando en la plaza y dando instrucciones a la asamblea para que no propongan nada, porque proponer es caer en el lenguaje del padre, del Estado, del orden que se trata de combatir. Si él mismo no puede ver que “lo que nos queda de pueblo”, para usar un concepto suyo, son estas asambleas, es que debe de estar ciego o que debe de preferir los cenáculos libertarios que preside tan patriarcalmente.
Y García Calvo por desgracia no está sólo en sus delirios iluministas, los intelectuales del manifiesto “Una Ilusión compartida” asumen una posición igualmente iluminista y despótica al firmar un manifiesto que transpira un tufillo progre y oportunista que tira para atrás. ¿Pero cómo se puede firmar una manifiesto en plan vanguardia histórica cuándo hasta hace tres días muchos de los firmantes apoyaban a un gobierno que ha implementado las medidas mas regresivas y reaccionarias de los últimos veinte años? ¿Cómo se puede hablar como si uno fuera promotor e inventor de una reconstrucción de la izquierda cuando el 15-M te ha pillado tomando copas en Cannes o disfrutando de las regalías de tu último libro por cortesía de la Ley Sinde que has defendido a capa y espada en tu columna semanal? Esta “ilusión compartida” debe de ser la de seguir siendo “izquierdistas profesionales” no sea que aquello del “no nos representan” también les alcance a ellos.
Otros con suficiente capital cultural para derrocharlo, como Fernando Savater, pueden permitirse directamente ejercer la violencia epistémica que les otorga su tribuna y hacer pasar por filosofía aseveraciones del tipo, “el 15-M me ha servido de tontómetro para medir el nivel de estupidez y cinismo de algunos”. Frente a tanta desfachatez y tanto despropósito sólo nos queda desclasarnos como intelectuales, escindirnos completamente de esta manada de déspotas iluminados y apóstoles de la banalidad y el oportunismo. De todas maneras, como intelectuales no somos más que mutiladas y mutilados. Ya Antonio Gramsci advirtió de que todo hombre es un intelectual, pues no existen hombres ni mujeres que no tengan ideas sobre el mundo en el que viven, pues sólo la separación artificial y violenta entre trabajo manual y trabajo intelectual ha hecho posible que existan intelectuales con el tiempo y los privilegios suficientes para dedicarse profesionalmente a pensar, leer y escribir.
Por eso, cuanto más avance el 15-M más necesario será abolirnos, no por "antiintelectualismo", sino porque lo más intelectual que podemos hacer ahora mismo es, aunque el ego se resienta, acudir a las asambleas, aportar lo que buenamente podamos a las comisiones con humildad, escuchar de tú a tú, hablar sin apellidos ni título y, como mucho, sentirnos orgullosas de lo que hacemos igual que un carpintero se siente orgulloso de la mesa que ha construido. Obreras de la palabra, no señores respetables, a cada cual según su necesidad, de cada cual según sus destrezas. Leer más aquí.
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martes, 5 de abril de 2011
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