Al defender la ejecutoria del Gobierno de Sánchez, el expresidente Zapatero está defendiendo su propio legado y está, sobre todo, defendiendo la permanencia de una democracia digna de tal nombre en nuestro país. Parece que hay gente a la que esto le molesta.
— Las elecciones de España son una batalla clave en la lucha europea contra el neofascismo
Enric Juliana, en su artículo de este pasado domingo, 'El aviso de Gordon Brown', toma como punto de partida el artículo del exprimer ministro británico, 'Las elecciones de España son una batalla clave en la lucha europea contra el neofascismo', para hacer una reflexión sobre la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de intervenir muy activamente en la campaña electoral del 23 J. La intervención de Gordon Brown fue decisiva para que los escoceses no aprobaran el referéndum de independencia de Escocia, que se daba prácticamente por perdido o por ganado dependiendo de la perspectiva de cada uno. Ni el primer ministro conservador, David Cameron, ni el exprimer ministro laborista Tony Blair, tenían peso alguno en Escocia. Fue Gordon Brown el que tuvo que bajar a la arena, a fin de convencer a sus compatriotas de que la permanencia en el Reino Unido era lo mejor para Escocia. Una mayoría no amplia, pero sí clara, de los escoceses así lo acabaron entendiendo.
Lo que hizo Gordon Brown es lo que está haciendo José Luis Rodríguez Zapatero en la campaña electoral del 23 J. Ha entendido perfectamente la gravedad de la situación, interna e internacional. Interna por las consecuencias que la derrota puede tener para la izquierda española y para el renacimiento de una suerte de neofranquismo. España es el único país europeo que ha tenido que constituirse democráticamente sin haber hecho un ajuste de cuentas con el Régimen fascista nacido de la guerra civil. El fascismo no es para la democracia española un recuerdo más o menos lejano, como lo es para Italia, sino algo que no ha dejado de estar presente en ningún momento desde la guerra civil. El neofascismo en España tiene una dimensión distinta a la que pueda tener en cualquier otro país europeo occidental. Conecta directamente con nuestro inmediato pasado. Contra esto es contra lo que lucha Zapatero.
Desde la perspectiva internacional no es menos relevante lo que pase el 23 J. Si España se suma a Italia, es la naturaleza misma de la Unión Europea la que se puede poner en cuestión. Hasta el momento la Unión Europea ha sido el club más exigente de Estados democráticamente constituidos que ha existido en el mundo. Ella misma no está constituida democráticamente, porque no existe un “pueblo europeo” como lugar de residenciación del poder. Pero las instituciones de la Unión han exigido que la democracia, sin adjetivos, sea la forma política imperante en todos los Estados miembros. Las excepciones de las autollamadas “democracias iliberales” han sido pocas y no han puesto en cuestión la naturaleza inequívocamente democrática de la Unión. Pero el número de tales democracias empieza a aumentar ominosamente. La opción española puede ser determinante en dicho proceso. Contra esto es contra lo que lucha Zapatero.
Es lo que ha conducido a José Luis Rodríguez Zapatero a entrar en campaña. Esto y la defensa de su ejecutoria como presidente del Gobierno durante dos legislaturas. Zapatero ha sido, con mucha diferencia, el presidente del Gobierno con mayor sensibilidad en todo lo relativo al ejercicio de los derechos fundamentales en general y en lo que afecta a minorías que hasta que no llegó él a la Moncloa o no han tenido reconocimiento alguno de su singularidad o lo han tenido de forma muy débil. Por eso, lo está haciendo con una legitimidad indiscutible.
La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, la ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia y creación de la red de servicios de atención, la ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la nueva ley de educación con la introducción de la Educación para la Ciudadanía, la creación de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, La ley de plazos…Esta es parte de la trayectoria de los Gobiernos presididos por J. L. Rodríguez Zapatero, que ha supuesto un avance mayúsculo del principio de igualdad jamás visto en la historia de nuestro país y que está amenazado en estas elecciones. Sin la ejecutoria de J. L. Rodríguez Zapatero España sería una democracia “muy antigua”.
La Ley de Memoria Histórica, con la que, por primera vez, se ha intentado iniciar un proceso de reparación, en la medida de lo posible, de las violaciones de derechos fundamentales que se produjeron durante la guerra y, muy especialmente, en los años posteriores a la misma, que no fue anulada por la mayoría absoluta del PP en 2011, pero que se dejó de financiar por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy que es casi lo mismo. Es lo que le ocurrirá a la Ley de Memoria Democrática de 2022, si el PP y Vox gobiernan.
La preocupación por el medio ambiente con la creación de un instrumento como la Unidad Militar de Emergencia, atacado ferozmente por el PP, que llegó a calificarla de “capricho” y “cuestionó su constitucionalidad” por entender que chocaba con la misión fundamental de las Fuerzas Armadas recogidas en la Constitución. Ahora ya no se pone en cuestión, pero se toman iniciativas como la proposición de ley andaluza sobre regadíos en la corona del Parque Nacional de Doñana. Y, por supuesto, el negacionismo del “cambio climático” por Vox.
La defensa de la política antiterrorista de su Gobierno, que fue el que acabó con ETA sin contraprestación de ningún tipo, a diferencia de lo que hizo en su momento el Gobierno presidido por José María Aznar.
Y la defensa de las pensiones, que en contra de lo que viene diciendo el PP, tuvieron un crecimiento muy superior en el conjunto de los años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que en los años de Gobierno de Mariano Rajoy. Más todavía si se toma en consideración la “hucha de las pensiones”, que el Gobierno de Zapatero recibió en 2004 con 19.000 millones y dejó en 2011 con 66.000. Mariano Rajoy la dejó en 2018 en 5.000. Zapatero, a pesar de tener que hacer frente a una crisis espantosa, no redujo en un solo euro la hucha de las pensiones. Mariano Rajoy la vació.
Al defender la ejecutoria del Gobierno de Pedro Sánchez, José Luís Rodríguez Zapatero está defendiendo su propio legado y está, sobre todo, defendiendo la permanencia de la democracia, de una democracia digna de tal nombre, en nuestro país. Parece que hay gente a la que esto le molesta.
https://www.eldiario.es/contracorriente/zapatero-campana_132_10383127.html
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miércoles, 19 de julio de 2023
martes, 13 de junio de 2023
Los resultados del 28M y su impacto en el 23J .
En la idea de España de PP y Vox no tiene cabida la mayoría de la población española. Su idea de España es la misma que tenía el general Franco. Con esa idea no se ganan las elecciones generales.
Con los resultados del 28M la derecha no consigue mayoría de investidura en unas elecciones generales. Esto no es una opinión, sino una constatación empírica. Este ha sido, en mi opinión, el primero de los motivos del presidente del Gobierno para disolver las Cortes Generales y convocar elecciones para el 23 de julio.
Y con buen criterio. En las elecciones municipales y autonómicas el momento del recuento electoral y de proclamación de los resultados es muy importante. Pero todavía lo es más el momento de ocupación real y efectiva de los Ayuntamientos y Gobiernos de las Comunidades Autónomas con base en dichos resultados. La percepción del resultado electoral cambia de manera decisiva entre el primero y el segundo.
Recuerdo que a los alumnos siempre les ilustraba la diferencia entre ambos momentos con los resultados de las primeras elecciones municipales de la democracia en 1979. UCD ganó con claridad dichas elecciones y el PSOE obtuvo un resultado mediocre. Pero el PCE-PSUC obtuvo su mejor resultado electoral de siempre. El pacto de PSOE-PCE-PSUC hizo que el PSOE alcanzara el gobierno de prácticamente todas las ciudades más importantes y de las Diputaciones provinciales. Las reservas que todavía tenía la sociedad española sobre la falta de madurez del PSOE como “partido de gobierno” desaparecieron y facilitaron su acceso en 1982 al Gobierno de la nación.
En la memoria de la sociedad española quedó que 1979 había sido un gran triunfo del PSOE. No lo fue electoralmente, pero sí acabó siéndolo institucionalmente, que es lo que al final cuenta.
Celebrar las próximas elecciones antes de que sea visible la ocupación territorial del poder derivada de los resultados del 28M ha sido, en mi opinión, un gran acierto del presidente del Gobierno. La referencia para el 23J es el momento electoral y no el momento institucional.
Y el momento electoral del 28M no era malo, siempre que los partidos a la izquierda del PSOE concurrieran conjuntamente en las elecciones generales. Este era el segundo objetivo del adelanto electoral. No dar tiempo a que se discutiera mucho. La decisión de concurrir conjuntamente a las elecciones tenía que adoptarse con el mazazo que para ellos, no para el PSOE, había supuesto el resultado electoral. La celeridad en la toma de decisión era decisiva para que pudiera alcanzarse. De ello se encargaba el plazo fijado en la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) para la formalización de coaliciones electorales.
Con el adelantamiento electoral el presidente del Gobierno ha invertido las posiciones en las que se encuentran las derechas y las izquierdas ante el 23J. El país ha sido vacunado contra la “derogación del sanchismo” en las elecciones municipales y autonómicas. La repetición del mismo argumento, por la propia naturaleza de las cosas, no puede surtir el mismo efecto. Como tampoco lo hará la resurrección de ETA y otros dislates que han operado el 28M.
Ahora es el momento de que las izquierdas pongan en valor lo que ha sido esta legislatura. En la recuperación del principio de anualidad presupuestaria, en la reforma laboral y la elevación del salario mínimo interprofesional, acompañados de la mayor creación de empleo indefinido de nuestra historia, los avances en el reconocimiento de los derechos fundamentales: eutanasia, interrupción del embarazo, Ley Trans y un largo etcétera.
Punto especial merece el reconocimiento expreso por parte de las dos izquierdas de que la Constitución Territorial de España no se entiende sin el reconocimiento como partes constitutivas de la misma de los nacionalismos catalán, vasco y gallego y que, en consecuencia, no es posible dirigir democráticamente el país sin su concurso.
En la idea de España de PP y Vox no tiene cabida la mayoría de la población española. Esta es la razón por la que no pueden ganar democráticamente en unas elecciones generales. Su idea de España es la misma que tenía el general Franco. Con esa idea no se ganan las elecciones generales.
El PSOE solo no puede ganar las elecciones. El PSOE más Sumar no pueden perderlas. Se va a ir viendo a medida que avancemos hacia el 23J.
Con los resultados del 28M la derecha no consigue mayoría de investidura en unas elecciones generales. Esto no es una opinión, sino una constatación empírica. Este ha sido, en mi opinión, el primero de los motivos del presidente del Gobierno para disolver las Cortes Generales y convocar elecciones para el 23 de julio.
Y con buen criterio. En las elecciones municipales y autonómicas el momento del recuento electoral y de proclamación de los resultados es muy importante. Pero todavía lo es más el momento de ocupación real y efectiva de los Ayuntamientos y Gobiernos de las Comunidades Autónomas con base en dichos resultados. La percepción del resultado electoral cambia de manera decisiva entre el primero y el segundo.
Recuerdo que a los alumnos siempre les ilustraba la diferencia entre ambos momentos con los resultados de las primeras elecciones municipales de la democracia en 1979. UCD ganó con claridad dichas elecciones y el PSOE obtuvo un resultado mediocre. Pero el PCE-PSUC obtuvo su mejor resultado electoral de siempre. El pacto de PSOE-PCE-PSUC hizo que el PSOE alcanzara el gobierno de prácticamente todas las ciudades más importantes y de las Diputaciones provinciales. Las reservas que todavía tenía la sociedad española sobre la falta de madurez del PSOE como “partido de gobierno” desaparecieron y facilitaron su acceso en 1982 al Gobierno de la nación.
En la memoria de la sociedad española quedó que 1979 había sido un gran triunfo del PSOE. No lo fue electoralmente, pero sí acabó siéndolo institucionalmente, que es lo que al final cuenta.
Celebrar las próximas elecciones antes de que sea visible la ocupación territorial del poder derivada de los resultados del 28M ha sido, en mi opinión, un gran acierto del presidente del Gobierno. La referencia para el 23J es el momento electoral y no el momento institucional.
Y el momento electoral del 28M no era malo, siempre que los partidos a la izquierda del PSOE concurrieran conjuntamente en las elecciones generales. Este era el segundo objetivo del adelanto electoral. No dar tiempo a que se discutiera mucho. La decisión de concurrir conjuntamente a las elecciones tenía que adoptarse con el mazazo que para ellos, no para el PSOE, había supuesto el resultado electoral. La celeridad en la toma de decisión era decisiva para que pudiera alcanzarse. De ello se encargaba el plazo fijado en la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) para la formalización de coaliciones electorales.
Con el adelantamiento electoral el presidente del Gobierno ha invertido las posiciones en las que se encuentran las derechas y las izquierdas ante el 23J. El país ha sido vacunado contra la “derogación del sanchismo” en las elecciones municipales y autonómicas. La repetición del mismo argumento, por la propia naturaleza de las cosas, no puede surtir el mismo efecto. Como tampoco lo hará la resurrección de ETA y otros dislates que han operado el 28M.
Ahora es el momento de que las izquierdas pongan en valor lo que ha sido esta legislatura. En la recuperación del principio de anualidad presupuestaria, en la reforma laboral y la elevación del salario mínimo interprofesional, acompañados de la mayor creación de empleo indefinido de nuestra historia, los avances en el reconocimiento de los derechos fundamentales: eutanasia, interrupción del embarazo, Ley Trans y un largo etcétera.
Punto especial merece el reconocimiento expreso por parte de las dos izquierdas de que la Constitución Territorial de España no se entiende sin el reconocimiento como partes constitutivas de la misma de los nacionalismos catalán, vasco y gallego y que, en consecuencia, no es posible dirigir democráticamente el país sin su concurso.
En la idea de España de PP y Vox no tiene cabida la mayoría de la población española. Esta es la razón por la que no pueden ganar democráticamente en unas elecciones generales. Su idea de España es la misma que tenía el general Franco. Con esa idea no se ganan las elecciones generales.
El PSOE solo no puede ganar las elecciones. El PSOE más Sumar no pueden perderlas. Se va a ir viendo a medida que avancemos hacia el 23J.
domingo, 5 de enero de 2020
ACUERDO PARA LA CREACIÓN DE UNA MESA ENTRE EL GOBIERNO DE ESPAÑA Y EL GOVERN DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA PARA LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO POLÍTICO
"Las partes firmantes constatan que se encuentran ante la oportunidad de desbloquear y encauzar el conflicto político sobre el futuro de Cataluña y establecer las bases para su resolución, pues hay voluntad de diálogo para alcanzar un acuerdo que permita superar la situación actual. El reconocimiento de esta oportunidad, y la voluntad y firmeza política expresada por ambas partes, permiten explorar y abordar la apertura de una nueva etapa basada en el diálogo efectivo, abierto y sincero y apostar por el reconocimiento y entendimiento institucional. Por todo ello, conforme a los principios de lealtad institucional y bilateralidad que rigen el marco político de relación entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Cataluña, acordamos lo siguiente:
1. El reconocimiento del conflicto político y la activación de la vía política para resolverlo.
Partimos del reconocimiento de que existe un conflicto de naturaleza política en relación al futuro político de Cataluña. Como cualquier conflicto de esta naturaleza, solo puede resolverse a través de cauces democráticos, mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, superando la judicialización del mismo.
2. Creación de una mesa bilateral de diálogo, negociación y acuerdo para la resolución del conflicto político.
Por ello, adoptamos el compromiso de crear una mesa de diálogo, negociación y acuerdo entre Gobiernos, que partirá del reconocimiento y legitimidad de todas las partes y propuestas y que actuará sin más límites que el respeto a los instrumentos y a los principios que rigen el ordenamiento jurídico democrático.
Esta mesa como instrumento político se sustenta en los siguientes principios:
1) Composición: el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Cataluña. Se establecerán las delegaciones de forma paritaria y con los miembros que ambas partes decidan.
2) Contenido: diálogo abierto sobre todas las propuestas presentadas. Todas las partes aportarán con libertad de contenidos sus propuestas detalladas sobre el futuro de Cataluña. Y se valorarán, debatirán y argumentarán las posiciones al respecto de cada propuesta.
3) Calendario transparente: la mesa iniciará sus trabajos en el plazo de quince días desde la formación del Gobierno de España y establecerá plazos concretos para sus reuniones y para presentar sus conclusiones.
4) Seguimiento y garantías de cumplimiento: la mesa establecerá mecanismos para garantizar el inicio y mantenimiento de su actividad y el cumplimiento de los acuerdos.
En este espacio deberán buscarse acuerdos que cuenten con un apoyo amplio de la sociedad catalana. En este sentido, ambas partes se comprometen a impulsar la efectividad de los acuerdos que se adopten a través de los procedimientos oportunos. Las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas en su caso a validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Cataluña de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político.
Esta mesa se coordinará con otros espacios de diálogo institucionales y parlamentarios ya existentes, que deberán potenciarse. Entre otros, la Comisión Bilateral Generalitat-Estado recogida en el Estatuto de Autonomía de Cataluña y la Taula de Partits existente en el Parlamento de Catalunya".
PSOE - PSC Esquerra Republicana
CAMINO ALLANADO HACIA LA COALICIÓN
EL PAÍS
Con la firma del acuerdo, la abstención de ERC permitirá la formación del primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia. PSOE y Podemos han pactado la derogación parcial de los aspectos más lesivos de la reforma laboral, una reforma fiscal ambiciosa con subidas de impuestos a los ricos y a las grandes empresas, punto final a la llamada ley de seguridad ciudadana (la denominada ley mordaza) y fuerte subida del salario mínimo. La sesión de investidura comenzará el sábado día 4 y continuará el domingo 5, se interrumpirá el 6 y se reanudará el 7. Desde la primera votación de investidura del domingo, que previsiblemente será fallida al no obtener el candidato la mayoría absoluta, deben transcurrir 48 horas para la siguiente, en la que ya solo se requieren más votos a favor que en contra. Ese será el momento en el que nazca el Gobierno de Sánchez, que de inmediato prometerá ante el Rey cumplir y hacer cumplir la Constitución.
1. El reconocimiento del conflicto político y la activación de la vía política para resolverlo.
Partimos del reconocimiento de que existe un conflicto de naturaleza política en relación al futuro político de Cataluña. Como cualquier conflicto de esta naturaleza, solo puede resolverse a través de cauces democráticos, mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, superando la judicialización del mismo.
2. Creación de una mesa bilateral de diálogo, negociación y acuerdo para la resolución del conflicto político.
Por ello, adoptamos el compromiso de crear una mesa de diálogo, negociación y acuerdo entre Gobiernos, que partirá del reconocimiento y legitimidad de todas las partes y propuestas y que actuará sin más límites que el respeto a los instrumentos y a los principios que rigen el ordenamiento jurídico democrático.
Esta mesa como instrumento político se sustenta en los siguientes principios:
1) Composición: el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Cataluña. Se establecerán las delegaciones de forma paritaria y con los miembros que ambas partes decidan.
2) Contenido: diálogo abierto sobre todas las propuestas presentadas. Todas las partes aportarán con libertad de contenidos sus propuestas detalladas sobre el futuro de Cataluña. Y se valorarán, debatirán y argumentarán las posiciones al respecto de cada propuesta.
3) Calendario transparente: la mesa iniciará sus trabajos en el plazo de quince días desde la formación del Gobierno de España y establecerá plazos concretos para sus reuniones y para presentar sus conclusiones.
4) Seguimiento y garantías de cumplimiento: la mesa establecerá mecanismos para garantizar el inicio y mantenimiento de su actividad y el cumplimiento de los acuerdos.
En este espacio deberán buscarse acuerdos que cuenten con un apoyo amplio de la sociedad catalana. En este sentido, ambas partes se comprometen a impulsar la efectividad de los acuerdos que se adopten a través de los procedimientos oportunos. Las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas en su caso a validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Cataluña de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político.
Esta mesa se coordinará con otros espacios de diálogo institucionales y parlamentarios ya existentes, que deberán potenciarse. Entre otros, la Comisión Bilateral Generalitat-Estado recogida en el Estatuto de Autonomía de Cataluña y la Taula de Partits existente en el Parlamento de Catalunya".
PSOE - PSC Esquerra Republicana
CAMINO ALLANADO HACIA LA COALICIÓN
EL PAÍS
Con la firma del acuerdo, la abstención de ERC permitirá la formación del primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia. PSOE y Podemos han pactado la derogación parcial de los aspectos más lesivos de la reforma laboral, una reforma fiscal ambiciosa con subidas de impuestos a los ricos y a las grandes empresas, punto final a la llamada ley de seguridad ciudadana (la denominada ley mordaza) y fuerte subida del salario mínimo. La sesión de investidura comenzará el sábado día 4 y continuará el domingo 5, se interrumpirá el 6 y se reanudará el 7. Desde la primera votación de investidura del domingo, que previsiblemente será fallida al no obtener el candidato la mayoría absoluta, deben transcurrir 48 horas para la siguiente, en la que ya solo se requieren más votos a favor que en contra. Ese será el momento en el que nazca el Gobierno de Sánchez, que de inmediato prometerá ante el Rey cumplir y hacer cumplir la Constitución.
miércoles, 20 de noviembre de 2019
“La justicia española, en gran medida, aún es franquista”. Entrevista a Roldan Jimeno
Roldan Jimeno (Pamplona, Navarra, 1973) es historiador y jurista. Autor de numerosas obras de investigación, su último libro, Amnistías, perdones y justicia transicional. El pacto de silencio español (Pamiela, 2018), tiene por objeto la Ley de amnistía, de 15 de octubre de 1977, pilar del actual régimen español, y las políticas de memoria aplicadas desde entonces en el Estado español, sin perder de vista la perspectiva internacional.
La entrevista la realizó Daniel Escribano.
En el subtítulo del libro hablas del “pacto de silencio español”. Sin embargo, se ha hablado mucho de la Guerra Civil. El problema, más bien, es el punto de vista relativista sobre la República, la guerra y el franquismo, que equipara democracia y fascismo y que ha sido un lugar común de la cultura política española durante años y, hasta cierto punto, aún perdura...
Ambas cosas están estrechamente ligadas. Como en el tipo de transición que hemos tenido ha habido olvido, el franquismo ha quedado legalizado, tanto jurídicamente ―sobre todo jurídicamente― como socialmente, porque existe la garantía jurídica: la Ley de amnistía, las prescripciones… Todo ello ha supuesto un blanqueamiento del franquismo, que ha implicado que, por ejemplo, las sentencias militares, que son políticas, aun estén vigentes. Eso sería impensable con el nazismo, con el régimen de Mussolini o con la dictadura chilena. Y aún se mantiene.
Si analizamos las medidas excarcelatorias de presos políticos aprobadas por el segundo gobierno de la monarquía y lo hacemos prestando atención a la cronología, vemos que fueron precedidas de fuertes movilizaciones, que, en 1977, ya se limitaban prácticamente al País Vasco.
Hay dos o tres planos distintos, a pesar de que se encuentren en el seno de la misma ley. Uno es lo que reivindicaban los movimientos antifranquistas, de modo muy especial en el País Vasco: la amnistía de los presos políticos, que no eran sólo de ETA, ya que también había de otros grupos, como, por ejemplo, el FRAP. Junto a ello estaba la amnistía laboral, en torno a la cual también hubo un movimiento muy importante. Y, en tercer lugar, también tuvieron fuerza las reivindicaciones de otras amnistías, como la despenalización del adulterio, impulsada por el movimiento feminista y, por tanto, la amnistía de las personas condenadas por adulterio. También había otros movimientos, mucho menores, como los que reivindicaban la amnistía para los homosexuales. La homosexualidad era tratada como si fuera una enfermedad y, a la práctica, se encerraba a los homosexuales. Todos estos movimientos crearon una reivindicación general a favor de la amnistía, en el País Vasco, especialmente, y en el conjunto del Estado, en general.
A los miembros de algunos grupos opositores no se les aplicó la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía. A finales de diciembre de 1977 aún había 48 presos políticos por acciones realizadas antes de la entrada en vigor de la Ley, relacionados con el Partido Comunista de España (reconstituido), los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) o el Partido Comunista de España (internacionalista).
Y no sólo eso. ¿Qué es la amnistía? ¿Qué la diferencia del perdón, del indulto? Que, cuando se te aplica, desaparecen tus antecedentes penales, como si se borraran todas tus acciones anteriores. ¿Qué pasó con esta ley de amnistía? Los casos que has mencionado están ahí, y fueron muy duros, pero también hubo otras cosas, como gente que había sido de ETA y salió a la calle con la amnistía, pero a la que, cuando la paraba la policía en un control, inmediatamente le aparecían todos los antecedentes. Y eso pasó casi hasta la década de 1990. Y no pasó sólo con la amnistía política, sino también con la laboral; a mucha gente le pasó que cogía un avión hacia Estados Unidos y no podía entrar en el país por unos hechos que, en teoría, estaban amnistiados. ¿Dónde está la amnistía?
A pesar de la Ley de amnistía, en diciembre de 1977 fue juzgado en consejo de guerra el miembro de la Unión Militar Democrática (UMD) José Ignacio Domínguez.
Lo que ocurrió con la UMD tuvo mucho eco, no sólo en la década de 1970, sino también después, cuando se produjo el golpe de estado. Hablamos de amnistía, pero la justicia transicional tiene más cosas: búsqueda de la verdad, reparación, la propia justicia y garantías de no repetición. Los militares, maestros, etc. de la Segunda República tuvieron reparación (a pesar de que, al ser muy mayores, ésta no fue para tanto). Pero a los militares de la UMD no se les aplicó la amnistía; se convirtieron en un símbolo, porque eran los únicos militares que no eran franquistas. Pero, al mismo tiempo, eso tapó todo lo demás. Pienso que a la derecha y, de modo especial, a UCD, que entonces estaba en el Gobierno, también le interesaba eso, porque así parecía que éste era el único problema de la amnistía. Y tan pronto como la Ley entró en vigor, enseguida aparecieron problemas graves: los que hemos comentado o que la amnistía laboral no fuera tan amnistía, entre otros.
Sobre la amnistía laboral, sostienes que “el confuso e incompleto ordenamiento jurídico laboral español no facilitó al trabajador amnistiado la readmisión en su puesto de trabajo” (p. 114).
Si lees la Ley de amnistía y te fijas en la parte sobre la amnistía laboral, ves que, de entrada, la metieron de un modo algo extraño. El texto es muy torpe estilísticamente y se ve que lo metieron como consecuencia de una negociación. Está metido de una manera muy abierta. Con las leyes pasa eso: tú puedes elaborar una ley, pero, para que sea práctica, necesita un desarrollo reglamentario. Pero, aunque se aprobara la Ley de amnistía, como la transición no implicó ruptura con el franquismo, las leyes laborales del franquismo siguieron en vigor y, además, cuando las modificaron, no lo hicieron precisamente para dar garantías a la amnistía laboral. Por lo tanto, cuando una persona amnistiada por la amnistía laboral quiso ejercer sus derechos, a menudo el empresario tuvo todo tipo de resquicios para no readmitirla. Durante los siete primeros años de la década de 1970 hubo un montón de huelgas en todo el Estado, pero muy especialmente en el País Vasco (y no digamos en Navarra); había una crisis económica y grandes huelgas, en que participaban centenares de personas, huelgas violentas y de motivación no puramente laboral, ya que también tenían connotaciones políticas: pro amnistía, etc. Hubo centenares de despidos. Cuando se aprobó la amnistía laboral, el texto de la Ley hizo que para el empresario fuera muy fácil decir: “yo no le despedí por eso, sino por las necesidades económicas de la empresa”. Surgieron situaciones muy complicadas. Paradójicamente, los dirigentes de aquellas huelgas tuvieron más suerte, porque les era muy fácil demostrar que les habían despedido por eso. Pero los simples trabajadores que fueron a la huelga y fueron despedidos, sufrieron. La amnistía laboral fue importante, pero también hubo muchos dramas personales: gente que pensaba que recuperaría su puesto de trabajo pero que, al final, no lo hizo.
En el libro (p. 88) apuntas que UCD aceptó la amnistía laboral a cambio de la amnistía de los crímenes del franquismo. Sin embargo, Luis Enrique de la Villa y Aurelio Desdentado sostienen que lo hizo a cambio de que los partidos obreros aceptaran una política de rentas.
En esta época hubo negociaciones muy intensas, todos los temas se tuvieron que negociar desde cero, y entre ellos estaba la amnistía. La negociación de la amnistía, además, era muy simbólica, porque, en aquel momento, era la cuestión que más se reivindicaba en la calle y porque era la primera ley. Por lo tanto, UCD utilizó la amnistía a favor de sus intereses. Y ¿qué era lo más importante para el PSOE y el PCE? No tanto la amnistía política —aunque, en teoría, la reivindicaran— como la amnistía laboral. No podemos olvidar que, en aquella época, la UGT y el PSOE eran gemelos y que CCOO y el PCE iban de la mano. Con ello, UCD tenía la sartén por el mango y se aprovechó de esa situación. Cuando hablamos de los crímenes del franquismo, no hablamos sólo de los cometidos en la Guerra Civil o contra los maquis; también hablamos de Martín Villa, que en aquel momento era ministro, o de los sucesos de Vitoria, que, cronológicamente, eran muy próximos. A ellos también les interesaba amnistiarse a sí mismos.
Precisamente el aspecto más criticado de la Ley 46/1977 es la protección que otorga a los agentes de la represión franquista, al extinguir su responsabilidad penal por los delitos cometidos durante la persecución de las acciones amnistiadas por la Ley y por vulneraciones de derechos de las personas, en general.
Cuando se aprobó la Ley de amnistía, la gente estaba tan centrada en esta reivindicación histórica que UCD metió la amnistía de los delitos del Estado franquista. No quiero decir que no se percatara nadie de ello —allí estaba, a la vista—, pero la otra reivindicación eran muy fuerte y la acumulación de fuerzas, muy débil. Además, como era la primera ley de las Cortes democráticas, no había mucha tradición de negociación. No existe documentación sobre el proceso de negociación, no hay actas de las reuniones de la comisión. Por otra parte, los debates fueron muy políticos, pero tuvieron escaso contenido jurídico. Y las cosas que salieron eran apuestas por el olvido o, si no, los presos vascos, la amnistía laboral y este tipo de cosas. Pero no se debatió sobre este blanqueamiento del franquismo. Al final, por muchas razones, parecía que la Ley daba la amnistía que reclamaba el pueblo, pero, en realidad, la que después ha tenido más consecuencias jurídicas ha sido la otra. Por otra parte, salvo algunas excepciones, la doctrina tampoco estudió el tema. Además, en aquella época y en los años siguientes no se dieron amnistías de este tipo en ningún lugar del mundo. La Constitución española descartó este tipo de amnistías, pero la Ley de amnistía quedó como una reliquia, intocable, y, aunque la ONU y muchos organismos internacionales digan que es una ley preconstitucional y contraria a los derechos humanos, se mantiene, por razones políticas.
La Constitución española de 1978 prohíbe los “indultos generales” (art. 62.i), pero no menciona la amnistía. Antes bien, la Ley de enjuiciamiento criminal recoge la amnistía en los artículos de previo pronunciamiento (art. 666.4).
El que la amnistía no aparezca en la Constitución es muy esclarecedor. En la doctrina especializada existe un amplio acuerdo en torno a que, actualmente, en el Estado español las amnistías generales serían imposibles. La referencia de la Ley de enjuiciamiento criminal no significa que se autoricen amnistías generales en el futuro; sólo establece excepciones para interpretar decisiones relacionadas con amnistías anteriores.
Según tu interpretación (p. 208), el apoyo de los partidos de izquierda a la Ley de amnistía era, en realidad, a “la amnistía política de los opositores al franquismo y a la amnistía laboral”, no a la protección de los crímenes del franquismo. Sin embargo, la Proposición de Ley presentada en el Congreso por el Grupo Comunista preveía la “amnistía por todos los delitos o faltas de intencionalidad política cometidos en el período comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977”, sin excluir específicamente los crímenes de los insurgentes monárquico-fascistas durante la guerra ni los perpetrados por las fuerzas policiales del régimen franquista. Además, ya desde antes se podían leer planteamientos semejantes desde el entorno del PCE, como, por ejemplo, en la declaración de la Junta Democrática de España emitida el 29 de julio de 1974. Y ya entonces los grupos a la izquierda del PCE denunciaron este planteamiento como una amnistía para la represión franquista.
El PCE se metió en este discurso ya en la década de 1950 y, después, lo recuperó. Es verdad que en 1974 tuvo otra posición, igual que el PSOE: la de la justicia universal. Y, mediante los laboristas británicos, intentaron impulsar un juicio al franquismo, como los de Nuremberg. ¿Eso por qué no siguió? Porque el PSOE y el PCE entraron en otra vía: la apuesta por la transición pactada, con la ayuda de EE. UU. Y construyeron una estrategia nueva, donde el eje principal era el olvido de los crímenes tanto de un bando como el de otro. El PCE fue legalizado, claro, porque iba en el mismo paquete. Y, en este diseño de la transición, se descartó completamente este interesante plan de justicia transicional. Y el PSOE se sumó a este discurso. Desde la perspectiva de hoy, nos puede parecer sorprendente que los partidos nacionalistas tanto del País Vasco como de Cataluña tuvieran también esta posición, pero, como era la primera ley, la amnistía era una reivindicación importante tanto en el País Vasco como en Cataluña y desde todas partes se lanzaba este mensaje a favor del olvido, también entraron.
Cuando se aprobó la Ley 46/1977, ¿existía alguna norma internacional para castigar los crímenes contra la humanidad, que pudiera considerarse vulnerada por la Ley?
Sí. Para entonces el derecho internacional ya había recorrido un largo camino en lo tocante a los crímenes contra los derechos humanos. Existían, entre otros, los convenios de La Haya de 1899 y 1907, la cláusula Martens, la doctrina de Nuremberg o las resoluciones aprobadas por Naciones Unidas desde 1945. Con la Ley de amnistía de 1977, se infringía el derecho público internacional a la sazón vigente.
En 1984, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa resolvió que las desapariciones forzadas constituyen crímenes contra la humanidad, no se pueden considerar delito político ni protegerse con leyes de amnistía. Y, de conformidad con el artículo 15.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no se puede aplicar el principio de irretroactividad de las leyes penales a los crímenes contra la humanidad. Asimismo, el Convenio para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, de 2006, establece que el plazo de prescripción sólo empieza a contarse “desde el momento en que acaba la desaparición” (art. 8.1.b). Sin embargo, la jurisprudencia española va en dirección opuesta y establece que, cuando se aprobó la Ley 46/1977, el Reino de España no había firmado tratado alguno que le obligara a perseguir los crímenes contra la humanidad. Esta ley fue la primera de la actual democracia parlamentaria y sus disposiciones no están recogidas en la Constitución, pero, como concluyes, “a efectos prácticos, [está] por encima de ella” (p. 196).
Ésta es la contradicción de la situación jurídica en España y que pone en duda el supuesto carácter democrático de este Estado. En realidad, existe un derecho internacional público anterior a la Ley de amnistía y que, huelga decirlo, se ha seguido desarrollando posteriormente hasta hoy. Este derecho concluye claramente que los crímenes cometidos por el Estado franquista no pueden prescribir y, por ello, deberían juzgarse. Y eso no es mera teoría. También se ha podido ver en la práctica, cuando las víctimas han tenido que tomar el camino de la justicia universal, con la querella argentina. Otra cosa es lo que pasa en España. La transición no fue una verdadera transición democrática. En la justicia no hubo transición, la justicia española, en gran medida, aún es franquista. Aquí, los jueces franquistas se convirtieron en demócratas de la noche a la mañana. Y estos jueces, además, han controlado las oposiciones al poder judicial. Por eso tenemos una justicia tan conservadora en el Estado. El franquismo tiene en ella una influencia tremenda y se ha creado una sólida argumentación jurídica para no juzgar los crímenes del franquismo, a pesar de que la ONU y otras organizaciones internacionales digan que eso es contrario a la ley. Por lo tanto, no sorprende la doctrina creada por el Tribunal Supremo sobre la Ley de amnistía. Pero eso no ha ocurrido con otras dictaduras.
En lo tocante a los crímenes del franquismo, la judicatura española ha interpretado de modo excesivamente amplio la amnistía contenida en la Ley 46/1977. Y es que, tal y como señala Pablo de Greiff, relator de la ONU para la verdad, justicia y garantías de no repetición, “para que la amnistía tenga efecto, tendrá que aplicarse una vez determinados los hechos, las responsabilidades y las penas correspondientes, en el marco de una investigación judicial”. En esta línea, recuerdas (p. 139) que las amnistías de Sudáfrica y El Salvador se aprobaron a cambio del reconocimiento, en Comisiones de la Verdad, de las vulneraciones de derechos humanos cometidas.
Una grave laguna de la justicia transicional en España, que aún se mantiene, es no haber creado Comisiones de la Verdad. Entre 1977 y 1980 eso podía ser comprensible, porque aún no existía este tipo de comisiones. Pero tras las iniciativas internacionales que ha habido desde entonces, es incomprensible que no se haya creado ninguna en el Estado español. La razón, claro, es la influencia del franquismo y, por ello, una y otra vez se proponen al Estado español soluciones de este tipo, pero éste siempre responde con los argumentos de su amnistía y la prescripción.
El punto de vista relativista sobre democracia y fascismo ínsito en la memoria histórica de la cultura política española actual se ve del modo más claro en la legislación sobre víctimas de la insurgencia. En efecto, la Ley de 1999 de solidaridad con las víctimas del “terrorismo” tiene como fecha de inicio nada menos que 1968. Esto es, el propio sistema político español equipara el franquismo y la democracia parlamentaria, al establecer un continuum entre ambos regímenes. En aplicación de esta ley, el Consejo de Ministros concedió una medalla póstuma al colaborador de la Gestapo y jefe de la Brigada de Investigación Social de San Sebastián Melitón Manzanas. Tras el escándalo que eso desató, las Cortes reformaron la Ley, pero, en este reforma, suavizaron y desfiguraron la represión franquista. Según el texto reformado de la Ley, las condecoraciones “en ningún caso podrán ser concedidas a quienes, en su trayectoria personal o profesional, hayan mostrado comportamientos contrarios a los valores representados en la Constitución y en la presente ley y a los Derechos Humanos reconocidos en los tratados internacionales”. Así, según el legislador español, la represión no fue un factor estructural del régimen franquista, sino una mera cuestión de “trayectorias personales”. Y, más allá de las condecoraciones, el derecho a recibir las indemnizaciones establecidas en la ley de 1999 se mantiene intacto, también para las “víctimas” con estas “trayectorias personales”.
Sí, es terrible. La Ley de amnistía, combinada con las leyes que se han aprobado durante las últimas décadas, tiene consecuencias estremecedoras. El caso de Melitón Manzanas fue muy llamativo y provocó un escándalo tremendo. Si no hubiera sido por eso, hoy en día seguramente Carrero Blanco tendría todos los honores de la democracia.
La Ley 52/2007, que amplía los derechos de las víctimas del franquismo, también adopta 1968 como fecha de inicio, siguiendo el criterio cronológico de las leyes de protección de víctimas del “terrorismo”. Eso, empero, ha implicado la exclusión de los miembros del maquis y de los luchadores antifranquistas que sufrieron represión antes de ese año. Esto es, mientras que la legislación sobre víctimas del “terrorismo” establece un continuum entre el franquismo y la democracia parlamentaria, la ley que supuestamente protege a las víctimas del franquismo divide el propio período franquista y excluye a las víctimas de la mayor parte de esta época dictatorial. Si no bastaba con eso, en la aplicación de la Ley 52/2007 también se ha excluido a los miembros de grupos insurgentes, aun cuando fueran objeto de represión después de 1968. En este contexto, apuntas que “la Ley de Amnistía seguía siendo intocable para los criminales franquistas, pero no para los que habían pertenecido a grupos armados antifranquistas” (p. 186).
Así es. Si analizas la legislación española, ves que las leyes para la protección de las víctimas del “terrorismo” han sido muy generosas, metiendo también la época franquista en su ámbito de aplicación temporal. Y por eso tenemos como víctimas a Melitón Manzanas o al propio Carrero Blanco, con todos los beneficios jurídicos y económicos que eso supone. Con los luchadores antifranquistas, en cambio, se ha actuado de modo muy mezquino. ¿Por qué se estableció 1968 como ámbito de aplicación temporal y no una fecha anterior? Porque, para el Estado, sólo hay un tipo de víctimas.
Además, el legislador español no considera “víctimas del terrorismo” a las víctimas de atentados de grupos de extrema derecha. El Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la ONU ha denunciado tanto eso como que la Ley de protección de víctimas del “terrorismo” de 2011 reconozca más derechos que la Ley 52/2007 y que se establezcan discriminaciones entre víctimas.
La endeblez de los valores democráticos del Estado español queda patente cuando éste es examinado por la ONU. En el ámbito internacional, llama la atención que se excluya a las víctimas de las torturas policiales y de los crímenes de los grupos de extrema derecha, cosa que reprochan a España una y otra vez. Desafortunadamente, la ONU carece de potestad para imponer multas u otro tipo de sanciones al Estado español, por lo que, en la práctica, no pasa nada.
En la génesis de la Ley 46/1977 tuvo una importancia capital la reivindicación de la liberación de los presos políticos vascos. ¿Qué vías ves para la liberación de los presos políticos vascos actuales?
Las amnistías generales de antaño hoy en día son imposibles, no sólo en el Estado español, sino también a escala internacional. Lo vieron claramente en Irlanda del Norte, por lo que buscaron otra salida al problema de los presos políticos. En el País Vasco, la izquierda abertzale también ha tenido que adaptar su discurso histórico y empezar a reivindicar otros caminos. El descartar completamente una reivindicación tan arraigada y que ha tenido tanto simbolismo, cuesta, claro. No creo que vayamos a ver ninguna salida a la calle simultánea y masiva de presos políticos vascos, porque se parecería demasiado a una amnistía. Pero el derecho tiene otros resquicios para liberarlos; el indulto, entre otros. Y, claro, si cambias el derecho penal, puedes crear instrumentos nuevos para sacar a los presos. Pero, para ello, tiene que haber voluntad política.
(Una versión algo más breve de esta entrevista se publicó el 28 de octubre en la revista Catarsi, https://catarsimagazin.cat/entrevista-a-roldan-jimeno-les-amnisties-generals-dantany-avui-dia-son-impossibles/)
Roldan Jimeno es historiador y jurista. Su último libro es "Amnistías, perdones y justicia transicional. El pacto de silencio español" (Pamiela, 2018).
Fuente: www.sinpermiso.info, 3-11-19
La entrevista la realizó Daniel Escribano.
En el subtítulo del libro hablas del “pacto de silencio español”. Sin embargo, se ha hablado mucho de la Guerra Civil. El problema, más bien, es el punto de vista relativista sobre la República, la guerra y el franquismo, que equipara democracia y fascismo y que ha sido un lugar común de la cultura política española durante años y, hasta cierto punto, aún perdura...
Ambas cosas están estrechamente ligadas. Como en el tipo de transición que hemos tenido ha habido olvido, el franquismo ha quedado legalizado, tanto jurídicamente ―sobre todo jurídicamente― como socialmente, porque existe la garantía jurídica: la Ley de amnistía, las prescripciones… Todo ello ha supuesto un blanqueamiento del franquismo, que ha implicado que, por ejemplo, las sentencias militares, que son políticas, aun estén vigentes. Eso sería impensable con el nazismo, con el régimen de Mussolini o con la dictadura chilena. Y aún se mantiene.
Si analizamos las medidas excarcelatorias de presos políticos aprobadas por el segundo gobierno de la monarquía y lo hacemos prestando atención a la cronología, vemos que fueron precedidas de fuertes movilizaciones, que, en 1977, ya se limitaban prácticamente al País Vasco.
Hay dos o tres planos distintos, a pesar de que se encuentren en el seno de la misma ley. Uno es lo que reivindicaban los movimientos antifranquistas, de modo muy especial en el País Vasco: la amnistía de los presos políticos, que no eran sólo de ETA, ya que también había de otros grupos, como, por ejemplo, el FRAP. Junto a ello estaba la amnistía laboral, en torno a la cual también hubo un movimiento muy importante. Y, en tercer lugar, también tuvieron fuerza las reivindicaciones de otras amnistías, como la despenalización del adulterio, impulsada por el movimiento feminista y, por tanto, la amnistía de las personas condenadas por adulterio. También había otros movimientos, mucho menores, como los que reivindicaban la amnistía para los homosexuales. La homosexualidad era tratada como si fuera una enfermedad y, a la práctica, se encerraba a los homosexuales. Todos estos movimientos crearon una reivindicación general a favor de la amnistía, en el País Vasco, especialmente, y en el conjunto del Estado, en general.
A los miembros de algunos grupos opositores no se les aplicó la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de amnistía. A finales de diciembre de 1977 aún había 48 presos políticos por acciones realizadas antes de la entrada en vigor de la Ley, relacionados con el Partido Comunista de España (reconstituido), los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) o el Partido Comunista de España (internacionalista).
Y no sólo eso. ¿Qué es la amnistía? ¿Qué la diferencia del perdón, del indulto? Que, cuando se te aplica, desaparecen tus antecedentes penales, como si se borraran todas tus acciones anteriores. ¿Qué pasó con esta ley de amnistía? Los casos que has mencionado están ahí, y fueron muy duros, pero también hubo otras cosas, como gente que había sido de ETA y salió a la calle con la amnistía, pero a la que, cuando la paraba la policía en un control, inmediatamente le aparecían todos los antecedentes. Y eso pasó casi hasta la década de 1990. Y no pasó sólo con la amnistía política, sino también con la laboral; a mucha gente le pasó que cogía un avión hacia Estados Unidos y no podía entrar en el país por unos hechos que, en teoría, estaban amnistiados. ¿Dónde está la amnistía?
A pesar de la Ley de amnistía, en diciembre de 1977 fue juzgado en consejo de guerra el miembro de la Unión Militar Democrática (UMD) José Ignacio Domínguez.
Lo que ocurrió con la UMD tuvo mucho eco, no sólo en la década de 1970, sino también después, cuando se produjo el golpe de estado. Hablamos de amnistía, pero la justicia transicional tiene más cosas: búsqueda de la verdad, reparación, la propia justicia y garantías de no repetición. Los militares, maestros, etc. de la Segunda República tuvieron reparación (a pesar de que, al ser muy mayores, ésta no fue para tanto). Pero a los militares de la UMD no se les aplicó la amnistía; se convirtieron en un símbolo, porque eran los únicos militares que no eran franquistas. Pero, al mismo tiempo, eso tapó todo lo demás. Pienso que a la derecha y, de modo especial, a UCD, que entonces estaba en el Gobierno, también le interesaba eso, porque así parecía que éste era el único problema de la amnistía. Y tan pronto como la Ley entró en vigor, enseguida aparecieron problemas graves: los que hemos comentado o que la amnistía laboral no fuera tan amnistía, entre otros.
Sobre la amnistía laboral, sostienes que “el confuso e incompleto ordenamiento jurídico laboral español no facilitó al trabajador amnistiado la readmisión en su puesto de trabajo” (p. 114).
Si lees la Ley de amnistía y te fijas en la parte sobre la amnistía laboral, ves que, de entrada, la metieron de un modo algo extraño. El texto es muy torpe estilísticamente y se ve que lo metieron como consecuencia de una negociación. Está metido de una manera muy abierta. Con las leyes pasa eso: tú puedes elaborar una ley, pero, para que sea práctica, necesita un desarrollo reglamentario. Pero, aunque se aprobara la Ley de amnistía, como la transición no implicó ruptura con el franquismo, las leyes laborales del franquismo siguieron en vigor y, además, cuando las modificaron, no lo hicieron precisamente para dar garantías a la amnistía laboral. Por lo tanto, cuando una persona amnistiada por la amnistía laboral quiso ejercer sus derechos, a menudo el empresario tuvo todo tipo de resquicios para no readmitirla. Durante los siete primeros años de la década de 1970 hubo un montón de huelgas en todo el Estado, pero muy especialmente en el País Vasco (y no digamos en Navarra); había una crisis económica y grandes huelgas, en que participaban centenares de personas, huelgas violentas y de motivación no puramente laboral, ya que también tenían connotaciones políticas: pro amnistía, etc. Hubo centenares de despidos. Cuando se aprobó la amnistía laboral, el texto de la Ley hizo que para el empresario fuera muy fácil decir: “yo no le despedí por eso, sino por las necesidades económicas de la empresa”. Surgieron situaciones muy complicadas. Paradójicamente, los dirigentes de aquellas huelgas tuvieron más suerte, porque les era muy fácil demostrar que les habían despedido por eso. Pero los simples trabajadores que fueron a la huelga y fueron despedidos, sufrieron. La amnistía laboral fue importante, pero también hubo muchos dramas personales: gente que pensaba que recuperaría su puesto de trabajo pero que, al final, no lo hizo.
En el libro (p. 88) apuntas que UCD aceptó la amnistía laboral a cambio de la amnistía de los crímenes del franquismo. Sin embargo, Luis Enrique de la Villa y Aurelio Desdentado sostienen que lo hizo a cambio de que los partidos obreros aceptaran una política de rentas.
En esta época hubo negociaciones muy intensas, todos los temas se tuvieron que negociar desde cero, y entre ellos estaba la amnistía. La negociación de la amnistía, además, era muy simbólica, porque, en aquel momento, era la cuestión que más se reivindicaba en la calle y porque era la primera ley. Por lo tanto, UCD utilizó la amnistía a favor de sus intereses. Y ¿qué era lo más importante para el PSOE y el PCE? No tanto la amnistía política —aunque, en teoría, la reivindicaran— como la amnistía laboral. No podemos olvidar que, en aquella época, la UGT y el PSOE eran gemelos y que CCOO y el PCE iban de la mano. Con ello, UCD tenía la sartén por el mango y se aprovechó de esa situación. Cuando hablamos de los crímenes del franquismo, no hablamos sólo de los cometidos en la Guerra Civil o contra los maquis; también hablamos de Martín Villa, que en aquel momento era ministro, o de los sucesos de Vitoria, que, cronológicamente, eran muy próximos. A ellos también les interesaba amnistiarse a sí mismos.
Precisamente el aspecto más criticado de la Ley 46/1977 es la protección que otorga a los agentes de la represión franquista, al extinguir su responsabilidad penal por los delitos cometidos durante la persecución de las acciones amnistiadas por la Ley y por vulneraciones de derechos de las personas, en general.
Cuando se aprobó la Ley de amnistía, la gente estaba tan centrada en esta reivindicación histórica que UCD metió la amnistía de los delitos del Estado franquista. No quiero decir que no se percatara nadie de ello —allí estaba, a la vista—, pero la otra reivindicación eran muy fuerte y la acumulación de fuerzas, muy débil. Además, como era la primera ley de las Cortes democráticas, no había mucha tradición de negociación. No existe documentación sobre el proceso de negociación, no hay actas de las reuniones de la comisión. Por otra parte, los debates fueron muy políticos, pero tuvieron escaso contenido jurídico. Y las cosas que salieron eran apuestas por el olvido o, si no, los presos vascos, la amnistía laboral y este tipo de cosas. Pero no se debatió sobre este blanqueamiento del franquismo. Al final, por muchas razones, parecía que la Ley daba la amnistía que reclamaba el pueblo, pero, en realidad, la que después ha tenido más consecuencias jurídicas ha sido la otra. Por otra parte, salvo algunas excepciones, la doctrina tampoco estudió el tema. Además, en aquella época y en los años siguientes no se dieron amnistías de este tipo en ningún lugar del mundo. La Constitución española descartó este tipo de amnistías, pero la Ley de amnistía quedó como una reliquia, intocable, y, aunque la ONU y muchos organismos internacionales digan que es una ley preconstitucional y contraria a los derechos humanos, se mantiene, por razones políticas.
La Constitución española de 1978 prohíbe los “indultos generales” (art. 62.i), pero no menciona la amnistía. Antes bien, la Ley de enjuiciamiento criminal recoge la amnistía en los artículos de previo pronunciamiento (art. 666.4).
El que la amnistía no aparezca en la Constitución es muy esclarecedor. En la doctrina especializada existe un amplio acuerdo en torno a que, actualmente, en el Estado español las amnistías generales serían imposibles. La referencia de la Ley de enjuiciamiento criminal no significa que se autoricen amnistías generales en el futuro; sólo establece excepciones para interpretar decisiones relacionadas con amnistías anteriores.
Según tu interpretación (p. 208), el apoyo de los partidos de izquierda a la Ley de amnistía era, en realidad, a “la amnistía política de los opositores al franquismo y a la amnistía laboral”, no a la protección de los crímenes del franquismo. Sin embargo, la Proposición de Ley presentada en el Congreso por el Grupo Comunista preveía la “amnistía por todos los delitos o faltas de intencionalidad política cometidos en el período comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977”, sin excluir específicamente los crímenes de los insurgentes monárquico-fascistas durante la guerra ni los perpetrados por las fuerzas policiales del régimen franquista. Además, ya desde antes se podían leer planteamientos semejantes desde el entorno del PCE, como, por ejemplo, en la declaración de la Junta Democrática de España emitida el 29 de julio de 1974. Y ya entonces los grupos a la izquierda del PCE denunciaron este planteamiento como una amnistía para la represión franquista.
El PCE se metió en este discurso ya en la década de 1950 y, después, lo recuperó. Es verdad que en 1974 tuvo otra posición, igual que el PSOE: la de la justicia universal. Y, mediante los laboristas británicos, intentaron impulsar un juicio al franquismo, como los de Nuremberg. ¿Eso por qué no siguió? Porque el PSOE y el PCE entraron en otra vía: la apuesta por la transición pactada, con la ayuda de EE. UU. Y construyeron una estrategia nueva, donde el eje principal era el olvido de los crímenes tanto de un bando como el de otro. El PCE fue legalizado, claro, porque iba en el mismo paquete. Y, en este diseño de la transición, se descartó completamente este interesante plan de justicia transicional. Y el PSOE se sumó a este discurso. Desde la perspectiva de hoy, nos puede parecer sorprendente que los partidos nacionalistas tanto del País Vasco como de Cataluña tuvieran también esta posición, pero, como era la primera ley, la amnistía era una reivindicación importante tanto en el País Vasco como en Cataluña y desde todas partes se lanzaba este mensaje a favor del olvido, también entraron.
Cuando se aprobó la Ley 46/1977, ¿existía alguna norma internacional para castigar los crímenes contra la humanidad, que pudiera considerarse vulnerada por la Ley?
Sí. Para entonces el derecho internacional ya había recorrido un largo camino en lo tocante a los crímenes contra los derechos humanos. Existían, entre otros, los convenios de La Haya de 1899 y 1907, la cláusula Martens, la doctrina de Nuremberg o las resoluciones aprobadas por Naciones Unidas desde 1945. Con la Ley de amnistía de 1977, se infringía el derecho público internacional a la sazón vigente.
En 1984, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa resolvió que las desapariciones forzadas constituyen crímenes contra la humanidad, no se pueden considerar delito político ni protegerse con leyes de amnistía. Y, de conformidad con el artículo 15.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no se puede aplicar el principio de irretroactividad de las leyes penales a los crímenes contra la humanidad. Asimismo, el Convenio para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, de 2006, establece que el plazo de prescripción sólo empieza a contarse “desde el momento en que acaba la desaparición” (art. 8.1.b). Sin embargo, la jurisprudencia española va en dirección opuesta y establece que, cuando se aprobó la Ley 46/1977, el Reino de España no había firmado tratado alguno que le obligara a perseguir los crímenes contra la humanidad. Esta ley fue la primera de la actual democracia parlamentaria y sus disposiciones no están recogidas en la Constitución, pero, como concluyes, “a efectos prácticos, [está] por encima de ella” (p. 196).
Ésta es la contradicción de la situación jurídica en España y que pone en duda el supuesto carácter democrático de este Estado. En realidad, existe un derecho internacional público anterior a la Ley de amnistía y que, huelga decirlo, se ha seguido desarrollando posteriormente hasta hoy. Este derecho concluye claramente que los crímenes cometidos por el Estado franquista no pueden prescribir y, por ello, deberían juzgarse. Y eso no es mera teoría. También se ha podido ver en la práctica, cuando las víctimas han tenido que tomar el camino de la justicia universal, con la querella argentina. Otra cosa es lo que pasa en España. La transición no fue una verdadera transición democrática. En la justicia no hubo transición, la justicia española, en gran medida, aún es franquista. Aquí, los jueces franquistas se convirtieron en demócratas de la noche a la mañana. Y estos jueces, además, han controlado las oposiciones al poder judicial. Por eso tenemos una justicia tan conservadora en el Estado. El franquismo tiene en ella una influencia tremenda y se ha creado una sólida argumentación jurídica para no juzgar los crímenes del franquismo, a pesar de que la ONU y otras organizaciones internacionales digan que eso es contrario a la ley. Por lo tanto, no sorprende la doctrina creada por el Tribunal Supremo sobre la Ley de amnistía. Pero eso no ha ocurrido con otras dictaduras.
En lo tocante a los crímenes del franquismo, la judicatura española ha interpretado de modo excesivamente amplio la amnistía contenida en la Ley 46/1977. Y es que, tal y como señala Pablo de Greiff, relator de la ONU para la verdad, justicia y garantías de no repetición, “para que la amnistía tenga efecto, tendrá que aplicarse una vez determinados los hechos, las responsabilidades y las penas correspondientes, en el marco de una investigación judicial”. En esta línea, recuerdas (p. 139) que las amnistías de Sudáfrica y El Salvador se aprobaron a cambio del reconocimiento, en Comisiones de la Verdad, de las vulneraciones de derechos humanos cometidas.
Una grave laguna de la justicia transicional en España, que aún se mantiene, es no haber creado Comisiones de la Verdad. Entre 1977 y 1980 eso podía ser comprensible, porque aún no existía este tipo de comisiones. Pero tras las iniciativas internacionales que ha habido desde entonces, es incomprensible que no se haya creado ninguna en el Estado español. La razón, claro, es la influencia del franquismo y, por ello, una y otra vez se proponen al Estado español soluciones de este tipo, pero éste siempre responde con los argumentos de su amnistía y la prescripción.
El punto de vista relativista sobre democracia y fascismo ínsito en la memoria histórica de la cultura política española actual se ve del modo más claro en la legislación sobre víctimas de la insurgencia. En efecto, la Ley de 1999 de solidaridad con las víctimas del “terrorismo” tiene como fecha de inicio nada menos que 1968. Esto es, el propio sistema político español equipara el franquismo y la democracia parlamentaria, al establecer un continuum entre ambos regímenes. En aplicación de esta ley, el Consejo de Ministros concedió una medalla póstuma al colaborador de la Gestapo y jefe de la Brigada de Investigación Social de San Sebastián Melitón Manzanas. Tras el escándalo que eso desató, las Cortes reformaron la Ley, pero, en este reforma, suavizaron y desfiguraron la represión franquista. Según el texto reformado de la Ley, las condecoraciones “en ningún caso podrán ser concedidas a quienes, en su trayectoria personal o profesional, hayan mostrado comportamientos contrarios a los valores representados en la Constitución y en la presente ley y a los Derechos Humanos reconocidos en los tratados internacionales”. Así, según el legislador español, la represión no fue un factor estructural del régimen franquista, sino una mera cuestión de “trayectorias personales”. Y, más allá de las condecoraciones, el derecho a recibir las indemnizaciones establecidas en la ley de 1999 se mantiene intacto, también para las “víctimas” con estas “trayectorias personales”.
Sí, es terrible. La Ley de amnistía, combinada con las leyes que se han aprobado durante las últimas décadas, tiene consecuencias estremecedoras. El caso de Melitón Manzanas fue muy llamativo y provocó un escándalo tremendo. Si no hubiera sido por eso, hoy en día seguramente Carrero Blanco tendría todos los honores de la democracia.
La Ley 52/2007, que amplía los derechos de las víctimas del franquismo, también adopta 1968 como fecha de inicio, siguiendo el criterio cronológico de las leyes de protección de víctimas del “terrorismo”. Eso, empero, ha implicado la exclusión de los miembros del maquis y de los luchadores antifranquistas que sufrieron represión antes de ese año. Esto es, mientras que la legislación sobre víctimas del “terrorismo” establece un continuum entre el franquismo y la democracia parlamentaria, la ley que supuestamente protege a las víctimas del franquismo divide el propio período franquista y excluye a las víctimas de la mayor parte de esta época dictatorial. Si no bastaba con eso, en la aplicación de la Ley 52/2007 también se ha excluido a los miembros de grupos insurgentes, aun cuando fueran objeto de represión después de 1968. En este contexto, apuntas que “la Ley de Amnistía seguía siendo intocable para los criminales franquistas, pero no para los que habían pertenecido a grupos armados antifranquistas” (p. 186).
Así es. Si analizas la legislación española, ves que las leyes para la protección de las víctimas del “terrorismo” han sido muy generosas, metiendo también la época franquista en su ámbito de aplicación temporal. Y por eso tenemos como víctimas a Melitón Manzanas o al propio Carrero Blanco, con todos los beneficios jurídicos y económicos que eso supone. Con los luchadores antifranquistas, en cambio, se ha actuado de modo muy mezquino. ¿Por qué se estableció 1968 como ámbito de aplicación temporal y no una fecha anterior? Porque, para el Estado, sólo hay un tipo de víctimas.
Además, el legislador español no considera “víctimas del terrorismo” a las víctimas de atentados de grupos de extrema derecha. El Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la ONU ha denunciado tanto eso como que la Ley de protección de víctimas del “terrorismo” de 2011 reconozca más derechos que la Ley 52/2007 y que se establezcan discriminaciones entre víctimas.
La endeblez de los valores democráticos del Estado español queda patente cuando éste es examinado por la ONU. En el ámbito internacional, llama la atención que se excluya a las víctimas de las torturas policiales y de los crímenes de los grupos de extrema derecha, cosa que reprochan a España una y otra vez. Desafortunadamente, la ONU carece de potestad para imponer multas u otro tipo de sanciones al Estado español, por lo que, en la práctica, no pasa nada.
En la génesis de la Ley 46/1977 tuvo una importancia capital la reivindicación de la liberación de los presos políticos vascos. ¿Qué vías ves para la liberación de los presos políticos vascos actuales?
Las amnistías generales de antaño hoy en día son imposibles, no sólo en el Estado español, sino también a escala internacional. Lo vieron claramente en Irlanda del Norte, por lo que buscaron otra salida al problema de los presos políticos. En el País Vasco, la izquierda abertzale también ha tenido que adaptar su discurso histórico y empezar a reivindicar otros caminos. El descartar completamente una reivindicación tan arraigada y que ha tenido tanto simbolismo, cuesta, claro. No creo que vayamos a ver ninguna salida a la calle simultánea y masiva de presos políticos vascos, porque se parecería demasiado a una amnistía. Pero el derecho tiene otros resquicios para liberarlos; el indulto, entre otros. Y, claro, si cambias el derecho penal, puedes crear instrumentos nuevos para sacar a los presos. Pero, para ello, tiene que haber voluntad política.
(Una versión algo más breve de esta entrevista se publicó el 28 de octubre en la revista Catarsi, https://catarsimagazin.cat/entrevista-a-roldan-jimeno-les-amnisties-generals-dantany-avui-dia-son-impossibles/)
Roldan Jimeno es historiador y jurista. Su último libro es "Amnistías, perdones y justicia transicional. El pacto de silencio español" (Pamiela, 2018).
Fuente: www.sinpermiso.info, 3-11-19
viernes, 23 de agosto de 2019
Pedro y el lobo
José Manuel Barreal San Martín
Rebelión
En algún momento, cuando los efluvios partidistas y parciales se acomoden a la realidad, se dirá que una vez en un país llamado España, hubo un tiempo en el que se estuvo en puertas de que un gobierno de izquierdas, más o menos, pudo haberse formado y así estar en disposición de llevar a cabo políticas progresistas en beneficio de la mayoría. Un joven presidente llamado Pedro se pasó, por aquel entonces, varios días cuidando el rebaño de las ideas que tenía y que éstas no se saliesen del las vallas del redil político. Esas ideas que se llamaban de progreso quiso compartirlas con un joven llamado Pablo y su organización política. Mientras ambos hablaban y hablaban, Pedro, como pastor mayor, vigilaba muy atento para que ninguna idea se extraviara. Un día Pedro, que se cansaba de hablar y hablar y se aburría, se le ocurrió una idea para divertirse un poco y así gastar una broma a quienes eran sus vecinos de partido y también a Pablo y los suyos, comenzó a gritar: ¡Socorro! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo, ayuda por favor!
Los habitantes de los pueblos de alrededor se sobresaltaron al oír esos gritos tan estremecedores y salieron corriendo en ayuda de Pedro. Cuando llegaron junto a él, encontraron al presidente riéndose a carcajadas. ¡Ja ja ja! ¡Os he engañado a todos! ¡No hay ningún lobo!
La gente, enfadada, se dio media vuelta y regresó a sus casas. La prensa habló de ese supuesto lobo que asustó a Pedro. Un sector, pidió expertos cazadores para escarmentar al osado lobo. Otro, más ecuánime y escéptico le dio la importancia que tenía el tema y subrayó que tanto el pastor, como el lobo, deberían de llevarse mejor ya que a ambos les iba a convenir par el futuro del rebaño social del país.
¡Qué largos se le hacían los días, a Pedro!… Así, decidió que sería divertido y estaría genial repetir la broma... Otra vez comenzó a gritar: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Necesito ayuda! ¡He visto un enorme lobo atemorizando a los pueblos de alrededor!
Pedro gritaba tanto que su voz se oía por todos los sitios, acrecentada por el eco; la gente asustada corría y gritaba. Un numeroso grupo de personas se reunió en las plazas de los pueblos y se organizó rápidamente para acudir en ayuda del joven presidente y escarmentar al lobo. Todos juntos se pusieron en marcha; pero el lobo no estaba por ninguna parte. Por segunda vez sorprendieron al presidente riéndose a mandíbula batiente. ¡Os he vuelto a engañar, pardillos! ¡Ja ja ja!
La gente, muy enfadada y sin entender nada, regresó a los pueblos y a sus respectivas casas. No compartían esa broma tan pesada. El tiempo transcurría y llegaba a su fin y ambos seguían, día tras día, con su respectivas ideas. Para uno el redil era suficiente y no había que cambiarlo, para el otro había que aumentarlo y dar más cobijo. Los días pasaban lentos, el aburrimiento se evidenciaba, nada salía que convenciese a ambos. A Pablo, porque sospechaba de Pedro y a éste porque sospechaba del otro. Las gentes de los pueblos, no daban crédito, no entendían nada. Estaban temiendo que efectivamente, el depredador apareciese realmente y fuese tarde para combatirlo. Mandaron mensajeros a ambos. El "Sí pero", tanto de uno como de otro, no vislumbraba buen pastoreo social. Esperaban...
Pedro, que por tercera vez chillaba ¡Ayudadme! ¡El lobo, está aquí!, no consiguió que se le hiciese caso y las gentes del lugar, creyendo que se trataba de otra exageración, siguieron con sus trabajos y sus faenas cotidianas. Nadie acudió en su ayuda. Pero el lobo llegó, ahora era real. Sus ojos refulgían y su diabólica sonrisa no auguraba nada bueno.
Lo que no se dice en esta adaptación libre de "Pedro y el lobo" es si ambos sufrieron en su tiempo político la falta de tacto y de interés por los pueblos y sus gentes. Su falta de entendimiento cuando uno, Pedro, consideraba que la presencia de Podemos en el ejecutivo resultaba como la del lobo en el cuento y así ejercer sobre él una vigilancia permanente. O, cuando el otro, Pablo, pretendía formar parte de un rebaño, léase gobierno, dentro del mismo, manejando parte de ese gobierno, como un "redil" paralelo y autónomo. Efectivamente, ni uno es "el lobo", ni el otro "pastorea" bien el "rebaño" de la política. Hartazgo y desilusión, generaron en las buenas gentes de los lugares del cuento.
Sin embargo, una pregunta quedó en el aire y es si, muchos y muchas, se negarán a ser, otra vez, rebaño de borregos y encima "esquilaos".
Rebelión
En algún momento, cuando los efluvios partidistas y parciales se acomoden a la realidad, se dirá que una vez en un país llamado España, hubo un tiempo en el que se estuvo en puertas de que un gobierno de izquierdas, más o menos, pudo haberse formado y así estar en disposición de llevar a cabo políticas progresistas en beneficio de la mayoría. Un joven presidente llamado Pedro se pasó, por aquel entonces, varios días cuidando el rebaño de las ideas que tenía y que éstas no se saliesen del las vallas del redil político. Esas ideas que se llamaban de progreso quiso compartirlas con un joven llamado Pablo y su organización política. Mientras ambos hablaban y hablaban, Pedro, como pastor mayor, vigilaba muy atento para que ninguna idea se extraviara. Un día Pedro, que se cansaba de hablar y hablar y se aburría, se le ocurrió una idea para divertirse un poco y así gastar una broma a quienes eran sus vecinos de partido y también a Pablo y los suyos, comenzó a gritar: ¡Socorro! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo, ayuda por favor!
Los habitantes de los pueblos de alrededor se sobresaltaron al oír esos gritos tan estremecedores y salieron corriendo en ayuda de Pedro. Cuando llegaron junto a él, encontraron al presidente riéndose a carcajadas. ¡Ja ja ja! ¡Os he engañado a todos! ¡No hay ningún lobo!
La gente, enfadada, se dio media vuelta y regresó a sus casas. La prensa habló de ese supuesto lobo que asustó a Pedro. Un sector, pidió expertos cazadores para escarmentar al osado lobo. Otro, más ecuánime y escéptico le dio la importancia que tenía el tema y subrayó que tanto el pastor, como el lobo, deberían de llevarse mejor ya que a ambos les iba a convenir par el futuro del rebaño social del país.
¡Qué largos se le hacían los días, a Pedro!… Así, decidió que sería divertido y estaría genial repetir la broma... Otra vez comenzó a gritar: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Necesito ayuda! ¡He visto un enorme lobo atemorizando a los pueblos de alrededor!
Pedro gritaba tanto que su voz se oía por todos los sitios, acrecentada por el eco; la gente asustada corría y gritaba. Un numeroso grupo de personas se reunió en las plazas de los pueblos y se organizó rápidamente para acudir en ayuda del joven presidente y escarmentar al lobo. Todos juntos se pusieron en marcha; pero el lobo no estaba por ninguna parte. Por segunda vez sorprendieron al presidente riéndose a mandíbula batiente. ¡Os he vuelto a engañar, pardillos! ¡Ja ja ja!
La gente, muy enfadada y sin entender nada, regresó a los pueblos y a sus respectivas casas. No compartían esa broma tan pesada. El tiempo transcurría y llegaba a su fin y ambos seguían, día tras día, con su respectivas ideas. Para uno el redil era suficiente y no había que cambiarlo, para el otro había que aumentarlo y dar más cobijo. Los días pasaban lentos, el aburrimiento se evidenciaba, nada salía que convenciese a ambos. A Pablo, porque sospechaba de Pedro y a éste porque sospechaba del otro. Las gentes de los pueblos, no daban crédito, no entendían nada. Estaban temiendo que efectivamente, el depredador apareciese realmente y fuese tarde para combatirlo. Mandaron mensajeros a ambos. El "Sí pero", tanto de uno como de otro, no vislumbraba buen pastoreo social. Esperaban...
Pedro, que por tercera vez chillaba ¡Ayudadme! ¡El lobo, está aquí!, no consiguió que se le hiciese caso y las gentes del lugar, creyendo que se trataba de otra exageración, siguieron con sus trabajos y sus faenas cotidianas. Nadie acudió en su ayuda. Pero el lobo llegó, ahora era real. Sus ojos refulgían y su diabólica sonrisa no auguraba nada bueno.
Lo que no se dice en esta adaptación libre de "Pedro y el lobo" es si ambos sufrieron en su tiempo político la falta de tacto y de interés por los pueblos y sus gentes. Su falta de entendimiento cuando uno, Pedro, consideraba que la presencia de Podemos en el ejecutivo resultaba como la del lobo en el cuento y así ejercer sobre él una vigilancia permanente. O, cuando el otro, Pablo, pretendía formar parte de un rebaño, léase gobierno, dentro del mismo, manejando parte de ese gobierno, como un "redil" paralelo y autónomo. Efectivamente, ni uno es "el lobo", ni el otro "pastorea" bien el "rebaño" de la política. Hartazgo y desilusión, generaron en las buenas gentes de los lugares del cuento.
Sin embargo, una pregunta quedó en el aire y es si, muchos y muchas, se negarán a ser, otra vez, rebaño de borregos y encima "esquilaos".
martes, 16 de julio de 2019
La izquierda absorbida
Rebelión
Una de las particularidades más eficaces del sistema es su capacidad de absorción a todo aquello que lo cuestiona. En lo político, en lo social, en lo cultural, muchas de las manifestaciones rebeldes terminan, tarde o temprano, integrando la plantilla del sistema de algún modo.
Es que el capitalismo más que un sistema económico es un modo de vida, como sabemos. Por lo tanto jugar con las mismas normas, los valores y los conceptos de vida que propone, es caer en la trampa.
El sistema nos dice que democracia es votar cada tanto y dejar que los representantes decidan por nosotros acerca de nuestra propia vida. Nosotros una vez que hayamos votado debemos ser obedientes y cumplir con nuestro deber de buenos ciudadanos. Es decir, irnos a casa y ser espectadores de nuestro propio destino, porque nunca más nos consultarán y mucho menos nos obedecerán. Aquello de que democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no es mas que un idealismo impropio de gente sensata, una utopía izquierdista que no nos lleva a ninguna parte. En realidad fue una frase de Abraham Lincoln que dijo en 1863, pero mejor olvidarla.
De modo que todo se reduce a la vía electoral. La derecha en su ambiente ideal, ya que para ellos el pueblo está para decir que si, para aplaudir y para pedir autógrafos. El bien llamado “trifachito” puede tener diferencias de matices pero en el fondo todos defienden los intereses de los que realmente mandan, que son, como también todos sabemos, los dueños del poder económico, que no entran en las batallas mundanas aunque mueven los hilos a voluntad.
¿Qué hace la izquierda a todo esto? Me refiero a los políticos de izquierda donde no incluyo, por supuesto, al PSOE que desde el felipismo ocupa un lugar preferencial en el sostenimiento del sistema. Ya da hasta un poco de grima llamarlo “socialista” y resulta irrespetuoso decirle “obrero” (irrespetuoso para los obreros, naturalmente). Con Partido Español estaría mucho mejor y adecuado a su papel de constructor de un capitalismo “bueno”, como si eso fuera posible.
Yo creo que un partido político de izquierda tiene dos deberes ineludibles:
1) Cuestionar el capitalismo causa última de todas las injusticias sociales.Y al mismo tiempo iniciar el camino para reemplazarlo por una sociedad más justa y auténticamente democrática.
2) Ir hacia una democracia participativa y directa, donde el pueblo tenga ocasión de intervenir permanentemente en las decisiones que atañen a su propia vida.
El capitalismo, decía José Luis Sampedro, es un sistema agotado. Cumplió su papel en la historia de la humanidad, como cualquier otro sistema, pero ya no tiene respuestas salvo para una minoría que se aprovecha inescrupulosamente del esfuerzo de la mayoría de la población. Es un sistema que mata, dice el papa Fracisco, y que somete y explota a la mayoría. Es un sistema criminal, afirma Frei Betto con toda la razón de la realidad.
Para José Saramago, el capitalismo es incompatible con la democracia. Y Vázquez Montalbán nos advierte que el capitalismo “no ha cedido ni un duro, ni una hora de descanso, ni un cuarto de hora para el bocadillo, sin presión, sin lucha, sin sangre, sin muerte”.
Bien, ni Podemos abocado de lleno a la pelea por un lugar de privilegio en un posible gobierno del PSOE y que ya ha abandonado totalmente su rebeldía inicial para acomodarse en los beneficios del electoralismo, ni Izquierda Unida prácticamente desaparecida de los lugares que solía frecuentar, pueden considerarse, estrictamente, partidos de izquierda si tenemos en cuenta que no cumplen con los deberes cuestionadores del sistema, ni se les ocurre proponer una democracia real y directa.
La democracia no es tal, también nos recordaba Sampedro, si en vez de residir en el pueblo es patrimonio de los banqueros.
Solo quedan los movimientos sociales que, lamentablemente, están solos en su lucha salvo que en alguna manifestación callejera encuentren a algún político que se arrime para la foto. También alguna lucha aislada de los trabajadores, que siguen sin tener noticias de los sindicatos en otros tiempos combativos.
En definitiva, el sistema ha absorbido como en otras tantas veces y no solo en España, a una izquierda que empezó revoltosa e irreverente, para terminar tan dócil y adaptada que es mas necesario que nunca revolucionarla para que vuelva al pueblo del que se despegó y reanudemos juntos la tarea de construir una sociedad mejor.
“Está todo muy bien tramado
para dominar,
para que no tengamos una democracia”
José Luis Sampedro
Una de las particularidades más eficaces del sistema es su capacidad de absorción a todo aquello que lo cuestiona. En lo político, en lo social, en lo cultural, muchas de las manifestaciones rebeldes terminan, tarde o temprano, integrando la plantilla del sistema de algún modo.
Es que el capitalismo más que un sistema económico es un modo de vida, como sabemos. Por lo tanto jugar con las mismas normas, los valores y los conceptos de vida que propone, es caer en la trampa.
El sistema nos dice que democracia es votar cada tanto y dejar que los representantes decidan por nosotros acerca de nuestra propia vida. Nosotros una vez que hayamos votado debemos ser obedientes y cumplir con nuestro deber de buenos ciudadanos. Es decir, irnos a casa y ser espectadores de nuestro propio destino, porque nunca más nos consultarán y mucho menos nos obedecerán. Aquello de que democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no es mas que un idealismo impropio de gente sensata, una utopía izquierdista que no nos lleva a ninguna parte. En realidad fue una frase de Abraham Lincoln que dijo en 1863, pero mejor olvidarla.
De modo que todo se reduce a la vía electoral. La derecha en su ambiente ideal, ya que para ellos el pueblo está para decir que si, para aplaudir y para pedir autógrafos. El bien llamado “trifachito” puede tener diferencias de matices pero en el fondo todos defienden los intereses de los que realmente mandan, que son, como también todos sabemos, los dueños del poder económico, que no entran en las batallas mundanas aunque mueven los hilos a voluntad.
¿Qué hace la izquierda a todo esto? Me refiero a los políticos de izquierda donde no incluyo, por supuesto, al PSOE que desde el felipismo ocupa un lugar preferencial en el sostenimiento del sistema. Ya da hasta un poco de grima llamarlo “socialista” y resulta irrespetuoso decirle “obrero” (irrespetuoso para los obreros, naturalmente). Con Partido Español estaría mucho mejor y adecuado a su papel de constructor de un capitalismo “bueno”, como si eso fuera posible.
Yo creo que un partido político de izquierda tiene dos deberes ineludibles:
1) Cuestionar el capitalismo causa última de todas las injusticias sociales.Y al mismo tiempo iniciar el camino para reemplazarlo por una sociedad más justa y auténticamente democrática.
2) Ir hacia una democracia participativa y directa, donde el pueblo tenga ocasión de intervenir permanentemente en las decisiones que atañen a su propia vida.
El capitalismo, decía José Luis Sampedro, es un sistema agotado. Cumplió su papel en la historia de la humanidad, como cualquier otro sistema, pero ya no tiene respuestas salvo para una minoría que se aprovecha inescrupulosamente del esfuerzo de la mayoría de la población. Es un sistema que mata, dice el papa Fracisco, y que somete y explota a la mayoría. Es un sistema criminal, afirma Frei Betto con toda la razón de la realidad.
Para José Saramago, el capitalismo es incompatible con la democracia. Y Vázquez Montalbán nos advierte que el capitalismo “no ha cedido ni un duro, ni una hora de descanso, ni un cuarto de hora para el bocadillo, sin presión, sin lucha, sin sangre, sin muerte”.
Bien, ni Podemos abocado de lleno a la pelea por un lugar de privilegio en un posible gobierno del PSOE y que ya ha abandonado totalmente su rebeldía inicial para acomodarse en los beneficios del electoralismo, ni Izquierda Unida prácticamente desaparecida de los lugares que solía frecuentar, pueden considerarse, estrictamente, partidos de izquierda si tenemos en cuenta que no cumplen con los deberes cuestionadores del sistema, ni se les ocurre proponer una democracia real y directa.
La democracia no es tal, también nos recordaba Sampedro, si en vez de residir en el pueblo es patrimonio de los banqueros.
Solo quedan los movimientos sociales que, lamentablemente, están solos en su lucha salvo que en alguna manifestación callejera encuentren a algún político que se arrime para la foto. También alguna lucha aislada de los trabajadores, que siguen sin tener noticias de los sindicatos en otros tiempos combativos.
En definitiva, el sistema ha absorbido como en otras tantas veces y no solo en España, a una izquierda que empezó revoltosa e irreverente, para terminar tan dócil y adaptada que es mas necesario que nunca revolucionarla para que vuelva al pueblo del que se despegó y reanudemos juntos la tarea de construir una sociedad mejor.
viernes, 18 de enero de 2019
_- Moreno defiende el acuerdo con Vox y ataca la herencia del PSOE. El candidato del PP señala la creación de empleo como principal objetivo del Gobierno andaluz.
_- Juan Manuel Moreno ha combinado este martes dos trajes desde la tribuna del Parlamento de Andalucía en su primer discurso de investidura: el del candidato a la presidencia de la Junta y el de jefe de la oposición a los socialistas. El primero lo lució para contar la buena nueva del cambio político que pone fin a 36 años y ocho meses de Gobiernos del PSOE. El segundo, para criticar con dureza la herencia que recibe, una Andalucía que no logra converger con las demás regiones por la aplicación de unas políticas que, según el dirigente del PP, perseguían mantener al PSOE “en el poder a toda costa” con una tupida red clientelar.
Moreno no entusiasmó, pero tampoco defraudó en su debut. “Correcto”, dijeron desde las filas populares. Desde Ciudadanos también se apuntaron a ese calificativo y echaron en falta un poco de brío y emoción, como si las jornadas históricas (y la de la alternancia política en Andalucía lo es) necesitaran una banda de cornetas y tambores a todo trapo. El candidato popular dedicó gran parte de su intervención a hablar del cambio político en Andalucía. Será “tranquilo”, “conciliador” y “con diálogo”, legitimado por el voto de los andaluces, pero “sin cordones sanitarios”, en referencia al muro que los partidos de izquierda han tratado de alzar para aislar, sin éxito, a la extrema derecha de Vox. Este partido, que defiende suprimir el Estado autonómico o las leyes contra la violencia machista, tiene la llave de la estabilidad política en Andalucía.
Ninguna de las propuestas extravagantes de Vox (como la de cambiar el Día de Andalucía o la de devolver competencias autonómicas a Madrid) figuran en los acuerdos firmados con el PP, pero los populares no están exentos del riesgo de contagio de sus aliados de investidura. De hecho, la propuesta de Moreno de presentar en el Parlamento una ley de apoyo a las familias andaluzas “con especial atención a las familias numerosas y monoparentales” se interpreta desde algunos ámbitos como una cesión a la ultraderecha.
Lo que sí figura en los acuerdos son iniciativas que benefician a la Iglesia católica, como destinar más recursos a la educación concertada; o a la industria farmacéutica, como la eliminación de la subasta de medicamentos. Estas propuestas, con incidencia en el Presupuesto andaluz, cuentan con el visto bueno de Ciudadanos, con el que el PP ha firmado un acuerdo de gobierno.
Al PSOE le molestó que el candidato a la presidencia de la Junta le afeara su gestión durante el discurso. “Han hecho cosas buenas”, dijo Moreno, para hilar inmediatamente después una retahíla de reproches. “El triunfalismo, el acomodamiento y el conformismo de la clase dirigente han resultado paralizantes para nuestra tierra. La estrategia basada en hacer lo mismo creyendo que el cambio jamás se produciría ya no daba más de sí”, dijo. “La alternancia política es el antídoto contra el clientelismo y la corrupción”, soltó. Los socialistas siguieron cabizbajos a Moreno. La aún presidenta en funciones, Susana Díaz, lo escuchó desde su escaño en los bancos del Gobierno, sin tomar notas en ningún momento. Este miércoles intervendrá en el turno de réplica.
Al menos durante los primeros meses de legislatura, el futuro Gobierno andaluz va a echar mano de la herencia del PSOE para intentar neutralizar la oposición de los socialistas. Muchas de las propuestas de regeneración democrática, como encargar una auditoría integral de toda la Junta, crear una comisión de investigación sobre la extinta Fundación Andaluza Fondo Formación y Empleo (desde donde se usaron tarjetas institucionales en prostíbulos) o la de eliminar entes instrumentales innecesarios —“chiringuitos”, en boca de PP y Cs— lo que persiguen es, como mínimo, sonrojar a los socialistas. Estos aseguran que nada turbio encontrarán.
El candidato popular culminó el capítulo de reproches acusando a los socialistas de intentar desestabilizar al Gobierno antes de que tome posesión, al fomentar la manifestación feminista que se celebró a las puertas del Parlamento. Varios dirigentes socialistas y consejeros a punto de dejar de serlo participaron en la protesta, convocada por las organizaciones feministas.
Moreno también puso el acento en el principal problema de Andalucía: el paro. Durante las semanas de negociación con Ciudadanos y con Vox, ese drama que afecta al 22,5% de la población activa andaluza prácticamente desapareció. El presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, se mostró sorprendido días atrás de que se “hablara poco” del paro en una entrevista al diario Sur. “Hay que hablar de empleo una y otra vez. El objetivo prioritario es el empleo. Lo que preocupa es el empleo. Toda política social comienza por el empleo. Crear empleo es la tarea más importante que va a abordar este Gobierno”, señaló Moreno, quien advirtió que Andalucía, como el resto de España, se enfrenta a una etapa “de desaceleración económica”.
A la primera jornada de la investidura asistieron alcaldes y concejales del PP de toda Andalucía, y también los que antes que Moreno intentaron llegar al palacio de San Telmo: Javier Arenas (que perdió ganando), Teófila Martínez y Gabino Puche. A ninguno de ellos dedicó una sola palabra de reconocimiento. Tal vez fuera un olvido de algún asesor que tampoco cayó en la cuenta de que todos los autores de las citas que hizo el futuro presidente durante su discurso están muertos.
https://elpais.com/politica/2019/01/15/actualidad/1547557360_394093.html?rel=mas
Moreno no entusiasmó, pero tampoco defraudó en su debut. “Correcto”, dijeron desde las filas populares. Desde Ciudadanos también se apuntaron a ese calificativo y echaron en falta un poco de brío y emoción, como si las jornadas históricas (y la de la alternancia política en Andalucía lo es) necesitaran una banda de cornetas y tambores a todo trapo. El candidato popular dedicó gran parte de su intervención a hablar del cambio político en Andalucía. Será “tranquilo”, “conciliador” y “con diálogo”, legitimado por el voto de los andaluces, pero “sin cordones sanitarios”, en referencia al muro que los partidos de izquierda han tratado de alzar para aislar, sin éxito, a la extrema derecha de Vox. Este partido, que defiende suprimir el Estado autonómico o las leyes contra la violencia machista, tiene la llave de la estabilidad política en Andalucía.
Ninguna de las propuestas extravagantes de Vox (como la de cambiar el Día de Andalucía o la de devolver competencias autonómicas a Madrid) figuran en los acuerdos firmados con el PP, pero los populares no están exentos del riesgo de contagio de sus aliados de investidura. De hecho, la propuesta de Moreno de presentar en el Parlamento una ley de apoyo a las familias andaluzas “con especial atención a las familias numerosas y monoparentales” se interpreta desde algunos ámbitos como una cesión a la ultraderecha.
Lo que sí figura en los acuerdos son iniciativas que benefician a la Iglesia católica, como destinar más recursos a la educación concertada; o a la industria farmacéutica, como la eliminación de la subasta de medicamentos. Estas propuestas, con incidencia en el Presupuesto andaluz, cuentan con el visto bueno de Ciudadanos, con el que el PP ha firmado un acuerdo de gobierno.
Al PSOE le molestó que el candidato a la presidencia de la Junta le afeara su gestión durante el discurso. “Han hecho cosas buenas”, dijo Moreno, para hilar inmediatamente después una retahíla de reproches. “El triunfalismo, el acomodamiento y el conformismo de la clase dirigente han resultado paralizantes para nuestra tierra. La estrategia basada en hacer lo mismo creyendo que el cambio jamás se produciría ya no daba más de sí”, dijo. “La alternancia política es el antídoto contra el clientelismo y la corrupción”, soltó. Los socialistas siguieron cabizbajos a Moreno. La aún presidenta en funciones, Susana Díaz, lo escuchó desde su escaño en los bancos del Gobierno, sin tomar notas en ningún momento. Este miércoles intervendrá en el turno de réplica.
Al menos durante los primeros meses de legislatura, el futuro Gobierno andaluz va a echar mano de la herencia del PSOE para intentar neutralizar la oposición de los socialistas. Muchas de las propuestas de regeneración democrática, como encargar una auditoría integral de toda la Junta, crear una comisión de investigación sobre la extinta Fundación Andaluza Fondo Formación y Empleo (desde donde se usaron tarjetas institucionales en prostíbulos) o la de eliminar entes instrumentales innecesarios —“chiringuitos”, en boca de PP y Cs— lo que persiguen es, como mínimo, sonrojar a los socialistas. Estos aseguran que nada turbio encontrarán.
El candidato popular culminó el capítulo de reproches acusando a los socialistas de intentar desestabilizar al Gobierno antes de que tome posesión, al fomentar la manifestación feminista que se celebró a las puertas del Parlamento. Varios dirigentes socialistas y consejeros a punto de dejar de serlo participaron en la protesta, convocada por las organizaciones feministas.
Moreno también puso el acento en el principal problema de Andalucía: el paro. Durante las semanas de negociación con Ciudadanos y con Vox, ese drama que afecta al 22,5% de la población activa andaluza prácticamente desapareció. El presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, se mostró sorprendido días atrás de que se “hablara poco” del paro en una entrevista al diario Sur. “Hay que hablar de empleo una y otra vez. El objetivo prioritario es el empleo. Lo que preocupa es el empleo. Toda política social comienza por el empleo. Crear empleo es la tarea más importante que va a abordar este Gobierno”, señaló Moreno, quien advirtió que Andalucía, como el resto de España, se enfrenta a una etapa “de desaceleración económica”.
A la primera jornada de la investidura asistieron alcaldes y concejales del PP de toda Andalucía, y también los que antes que Moreno intentaron llegar al palacio de San Telmo: Javier Arenas (que perdió ganando), Teófila Martínez y Gabino Puche. A ninguno de ellos dedicó una sola palabra de reconocimiento. Tal vez fuera un olvido de algún asesor que tampoco cayó en la cuenta de que todos los autores de las citas que hizo el futuro presidente durante su discurso están muertos.
https://elpais.com/politica/2019/01/15/actualidad/1547557360_394093.html?rel=mas
lunes, 18 de junio de 2018
‘IN MEMORIAM’ CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS. Aquella alegre pandilla del PCE de prensa. Figura destacada del periodismo antifranquista, evolucionó a posiciones de derecha.
Ni siquiera estoy seguro de que a César Alonso de los Ríos (Palencia, 1936) fallecido el último día del mes pasado en Madrid, le gustase este a modo de necrológica: se había vuelto bastante cascarrabias, que es la escapatoria de los inteligentes que no aceptan el rebaño. Fue uno de los nuestros, de los entonces míos, y luego cambió. Tenía, faltaría más, todo el derecho del mundo a hacerlo. Fue uno de los responsables teóricos de aquella extraña pandilla que componían, componíamos, los del PCE de prensa, basculando entre Santiago Carrillo, Enrico Berlinguer y vaya usted a saber qué derivas cubanas, guevaristas. Stalin nunca. Fui su subordinado en la La Calle, que no era una revista comunista, sino progresista: me llamé Serge D’Alfand y fui corresponsal en Ginebra. Al final le confesé que no compartía su último viraje ideológico y creo que no le gustó que se dijese de manera tan frontal: compartimos algunas tertulias radiofónicas y creo que alguna vez hasta nos gritamos las diferencias. Jamás dejé de quererle, pese a su pésimo humor postrero.
Le debemos a César dos cosas: haber tomado partido por, valga la redundancia, un partido a cuya pertenencia le podría haber costado muy caro haber servido. Eran tiempos duros, pocas bromas. Escribir en Triunfo, y más ser uno de sus responsables, era algo que podía costarte, al menos, la carrera en unos momentos en los que hasta la mención de la libertad de expresión, cuyo día internacional conmemoraremos mañana, estaba vetada. Lo segundo, haber tenido el valor cívico de mostrarnos desnudo al héroe que, no mucho antes, había sido despedido con lágrimas multitudinarias por cientos de miles de madrileños. Me refiero al fallecido alcalde Enrique Tierno Galván. Tierno era, en efecto, un farsante, como pudimos comprobar hasta la saciedad mi colega Pedro Vega —historiador del PCE— y yo mismo; nadie se atrevió a decirlo así hasta que Alonso de los Ríos, en el que creo más lúcido y valiente de sus volúmenes, lo puso de manifiesto.
Tengo algunos otros motivos personales de agradecimiento al que fue camarada antes de que todos dejásemos de ser camaradas: un día, en el que yo debía viajar a Perú, me obligó, él, que me sacaba veinte centímetros de estatura, a llevarme su gabardina. “En Lima llueve mucho”, me dijo, sin saber que los peruanos difícilmente han visto una prenda así en su vida. Opinó, con risa en los ojos miopes, que la gabardina me sentaba muy bien, y nunca quiso que se la devolviese. Era generoso en el humor.
Formó parte destacada de cuanto de lucha antifranquista pudo existir en la peculiar república de los periodistas de los últimos tiempos del régimen: con él estaban gloriosos desaparecidos, como Fernando Castelló, Javier Alfaya, María Antonia Iglesias, Miguel Salabert… Otros afortunadamente viven, los más en la diáspora, como Gregorio Morán, o Raúl del Pozo —Raúl Júcar en Mundo Obrero—, o los hermanos Mullor o Andreu Claret o Rodrigo Vázquez de Prada o… Qué injusto olvidar algunos de los muchos nombres que pasaron por aquella alegre muchachada, tan efímera, a veces tan gloriosa.
Luego vino el desengaño, el paso al PSOE, la involución creciente, la admiración por Aznar. Muchos, que habíamos desertado del PCE porque no éramos comunistas, sino simplemente antifranquistas, ya no le acompañábamos desde hacía tiempo. El peligro de lo que él pensaba que sería la desintegración territorial de España le amargaba la vida. Hacía tiempo que yo no hablaba con él, pero me imagino lo que debería estar pasando, él, tan sanguíneo, al ver lo que va ocurriendo en Cataluña.
Pese a todo, estoy seguro, le seguíamos queriendo: a ver quién le arrebataba su derecho a evolucionar como le diese la gana. Estuvo con Delibes, con Vázquez Montalbán, con Manu Leguineche. De él, cuando comenzó a escribir en medios de la derecha, Manolo Vázquez Montalbán dijo, con ironía pero con cariño: “Le está saliendo el alumno del Ramiro que quizá siempre llevó dentro”. Creo, me dicen, que murió entristecido, pensando que se había quedado muy solo. Tuvo el coraje de asumirlo. Si sirviese de algo, que no, muchos le llevaremos siempre en el recuerdo.
Fernando Jáuregui es periodista.
https://elpais.com/cultura/2018/05/01/actualidad/1525197206_198767.html
Le debemos a César dos cosas: haber tomado partido por, valga la redundancia, un partido a cuya pertenencia le podría haber costado muy caro haber servido. Eran tiempos duros, pocas bromas. Escribir en Triunfo, y más ser uno de sus responsables, era algo que podía costarte, al menos, la carrera en unos momentos en los que hasta la mención de la libertad de expresión, cuyo día internacional conmemoraremos mañana, estaba vetada. Lo segundo, haber tenido el valor cívico de mostrarnos desnudo al héroe que, no mucho antes, había sido despedido con lágrimas multitudinarias por cientos de miles de madrileños. Me refiero al fallecido alcalde Enrique Tierno Galván. Tierno era, en efecto, un farsante, como pudimos comprobar hasta la saciedad mi colega Pedro Vega —historiador del PCE— y yo mismo; nadie se atrevió a decirlo así hasta que Alonso de los Ríos, en el que creo más lúcido y valiente de sus volúmenes, lo puso de manifiesto.
Tengo algunos otros motivos personales de agradecimiento al que fue camarada antes de que todos dejásemos de ser camaradas: un día, en el que yo debía viajar a Perú, me obligó, él, que me sacaba veinte centímetros de estatura, a llevarme su gabardina. “En Lima llueve mucho”, me dijo, sin saber que los peruanos difícilmente han visto una prenda así en su vida. Opinó, con risa en los ojos miopes, que la gabardina me sentaba muy bien, y nunca quiso que se la devolviese. Era generoso en el humor.
Formó parte destacada de cuanto de lucha antifranquista pudo existir en la peculiar república de los periodistas de los últimos tiempos del régimen: con él estaban gloriosos desaparecidos, como Fernando Castelló, Javier Alfaya, María Antonia Iglesias, Miguel Salabert… Otros afortunadamente viven, los más en la diáspora, como Gregorio Morán, o Raúl del Pozo —Raúl Júcar en Mundo Obrero—, o los hermanos Mullor o Andreu Claret o Rodrigo Vázquez de Prada o… Qué injusto olvidar algunos de los muchos nombres que pasaron por aquella alegre muchachada, tan efímera, a veces tan gloriosa.
Luego vino el desengaño, el paso al PSOE, la involución creciente, la admiración por Aznar. Muchos, que habíamos desertado del PCE porque no éramos comunistas, sino simplemente antifranquistas, ya no le acompañábamos desde hacía tiempo. El peligro de lo que él pensaba que sería la desintegración territorial de España le amargaba la vida. Hacía tiempo que yo no hablaba con él, pero me imagino lo que debería estar pasando, él, tan sanguíneo, al ver lo que va ocurriendo en Cataluña.
Pese a todo, estoy seguro, le seguíamos queriendo: a ver quién le arrebataba su derecho a evolucionar como le diese la gana. Estuvo con Delibes, con Vázquez Montalbán, con Manu Leguineche. De él, cuando comenzó a escribir en medios de la derecha, Manolo Vázquez Montalbán dijo, con ironía pero con cariño: “Le está saliendo el alumno del Ramiro que quizá siempre llevó dentro”. Creo, me dicen, que murió entristecido, pensando que se había quedado muy solo. Tuvo el coraje de asumirlo. Si sirviese de algo, que no, muchos le llevaremos siempre en el recuerdo.
Fernando Jáuregui es periodista.
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viernes, 16 de marzo de 2018
Gobierno y PSOE se culpan de dinamitar el pacto educativo.
Méndez de Vigo solo ve interés por evitar que el acuerdo llegue con el PP y los socialistas un engaño para prolongar la vida de la Lomce
Gobierno y PSOE utilizaron el pleno del Congreso para culparse mutuamente de ser los únicos responsables de haber dinamitado la posibilidad de que se lograse un pacto de Estado por la educación. El debate, a raíz de una interpelación de los socialistas, se produjo el día después de que se supiese que solo PP y Ciudadanos seguirán en la subcomisión parlamentaria en busca de un acuerdo tras el abandono de Unidos Podemos, ERC, PNV y PDeCAT a raíz de la marcha, hace una semana, del PSOE.
El ministro de Educación, tras subrayar más de media docena de veces que el PSOE es incapaz de explicar por qué la semana pasada dio «la espantada», considera que el ultimátum de la exigencia de una inversión educativa mínima del 5% del PIB es una mera excusa. Solo ve oportunismo político en el principal partido de la oposición, que rompió la posibilidad del pacto en la misma semana que Pedro Sánchez reclamó elecciones anticipadas.
«Usted no tiene el más mínimo interés en el pacto, ni en el 5% (del PIB) ni el 6%», le espetó Íñigo Méndez de Vigo a la portavoz socialista de educación, Mari Luz Martínez Seijo. «¡Dígalo! Yo no quiero que el Gobierno del PP obtenga un pacto de Estado por la educación», le reclamó desde la tribuna. Reiteró que el Ejecutivo está dispuesto a garantizar la financiación necesaria para implantar las medidas del pacto, pero al final, cuando se conozca cuáles son y cuánto cuestan, y le pidió que «reflexione», para no defraudar a la comunidad educativa, y que «sigamos trabajando juntos».
La portavoz socialista insistió en que la falta de compromiso del Gobierno sobre el 5% del PIB solo demuestra que «no tienen ninguna voluntad de superar la Lomce» y que solo han utilizado durante más de un año la subcomisión del pacto para prolongar la vida de la ley que aprobaron contra toda la comunidad educativa y la oposición. Calificó la propuesta popular de aumentar la inversión en 5.000 millones hasta 2025 de «ridícula», porque no llega ni a un tercio de lo necesario para revertir los recortes de la crisis e implantar las medidas para modernizar el sistema educativo, y aseguró que «no vamos a ser cómplices de un acuerdo insuficiente en financiación», porque estarían «condenando el futuro de la educación». En definitiva, no volverán a la negociación salvo que les prometan el suelo de gasto del 5%.
Con ambas partes pertrechadas tras sus acusaciones mutuas, Méndez de Vigo ironizó que la situación del PSOE le recuerda a una letra de Los Secretos, «estoy metido en un lío y no se cómo voy a salir», y Martínez Seijo le contestó con una cita de Mafalda: «De tanto ahorrar en educación nos vamos a convertir en millonarios en ignorancia».
http://www.hoy.es/sociedad/educacion/gobierno-psoe-culpan-20180315224430-ntrc.html
Gobierno y PSOE utilizaron el pleno del Congreso para culparse mutuamente de ser los únicos responsables de haber dinamitado la posibilidad de que se lograse un pacto de Estado por la educación. El debate, a raíz de una interpelación de los socialistas, se produjo el día después de que se supiese que solo PP y Ciudadanos seguirán en la subcomisión parlamentaria en busca de un acuerdo tras el abandono de Unidos Podemos, ERC, PNV y PDeCAT a raíz de la marcha, hace una semana, del PSOE.
El ministro de Educación, tras subrayar más de media docena de veces que el PSOE es incapaz de explicar por qué la semana pasada dio «la espantada», considera que el ultimátum de la exigencia de una inversión educativa mínima del 5% del PIB es una mera excusa. Solo ve oportunismo político en el principal partido de la oposición, que rompió la posibilidad del pacto en la misma semana que Pedro Sánchez reclamó elecciones anticipadas.
«Usted no tiene el más mínimo interés en el pacto, ni en el 5% (del PIB) ni el 6%», le espetó Íñigo Méndez de Vigo a la portavoz socialista de educación, Mari Luz Martínez Seijo. «¡Dígalo! Yo no quiero que el Gobierno del PP obtenga un pacto de Estado por la educación», le reclamó desde la tribuna. Reiteró que el Ejecutivo está dispuesto a garantizar la financiación necesaria para implantar las medidas del pacto, pero al final, cuando se conozca cuáles son y cuánto cuestan, y le pidió que «reflexione», para no defraudar a la comunidad educativa, y que «sigamos trabajando juntos».
La portavoz socialista insistió en que la falta de compromiso del Gobierno sobre el 5% del PIB solo demuestra que «no tienen ninguna voluntad de superar la Lomce» y que solo han utilizado durante más de un año la subcomisión del pacto para prolongar la vida de la ley que aprobaron contra toda la comunidad educativa y la oposición. Calificó la propuesta popular de aumentar la inversión en 5.000 millones hasta 2025 de «ridícula», porque no llega ni a un tercio de lo necesario para revertir los recortes de la crisis e implantar las medidas para modernizar el sistema educativo, y aseguró que «no vamos a ser cómplices de un acuerdo insuficiente en financiación», porque estarían «condenando el futuro de la educación». En definitiva, no volverán a la negociación salvo que les prometan el suelo de gasto del 5%.
Con ambas partes pertrechadas tras sus acusaciones mutuas, Méndez de Vigo ironizó que la situación del PSOE le recuerda a una letra de Los Secretos, «estoy metido en un lío y no se cómo voy a salir», y Martínez Seijo le contestó con una cita de Mafalda: «De tanto ahorrar en educación nos vamos a convertir en millonarios en ignorancia».
http://www.hoy.es/sociedad/educacion/gobierno-psoe-culpan-20180315224430-ntrc.html
viernes, 2 de febrero de 2018
Sergio Gálvez Biesca publica una excepcional investigación histórica sobre la Huelga General de 1988. El 14-D ya tiene su libro.
A las cero horas del 14 de diciembre de 1988 el fundido a negro de la emisión de Televisión Española anticipó el éxito de movilización de la que ha sido la mayor huelga general protagonizada por la clase obrera en los últimos cuarenta años. Encabezada por la UGT de Nicolás Redondo y Comisiones Obreras contra el Plan de Empleo Juvenil del Gobierno socialista y seguida por unos ocho millones de trabajadores (más del 80% de la población activa), fue otro hito más de la reconversión neoliberal del PSOE de Felipe González, casi tres años después del histórico referéndum sobre la permanencia en la OTAN.
El historiador Sergio Gálvez Biesca (Madrid, 1980) ha dedicado su tesis doctoral (dirigida por el añorado profesor Julio Aróstegui) a aquella Huelga General y el pasado 14 de diciembre, acompañado entre otros por Agustín Moreno, presentó el libro que sintetiza toda una excepcional investigación histórica: La gran huelga general. El sindicalismo contra la ‘modernización socialista’ (Siglo XXI, 763 págs.). “En la España de 1988”, escribe Gálvez Biesca, “se estaba asistiendo al nacimiento de una ‘sociedad dual’. Asimismo, la ‘cultura empresarial de la temporalidad’ se había instalado, mostrando la utilidad de las reformas laborales puestas en marcha. En otras palabras, se había producido una evidente agudización de las contradicciones capital-trabajo. Las tasas de explotación habían crecido a unos niveles no conocidos en décadas”.
Gálvez Biesca estudia las antecedentes inmediatos y los más lejanos (el capítulo segundo se titula: “Las lógicas de la conflictividad obrera durante el primer quinquenio socialista”) de aquella gran movilización, su desarrollo y sus consecuencias. Y lo hace a partir de una documentación de archivo cuidadosamente elegida y exhaustivamente trabajada. Así, por ejemplo cita con acierto las actas de las reuniones (hasta ahora desconocidas) de las direcciones de las dos centrales sindicales, que nos hacen vivir y revivir el clima histórico de aquel tiempo: los planteamientos, los debates, también las dudas y las esperanzas, de sus protagonistas.
El libro se cierra con un relato casi periodístico de la gran manifestación en Madrid del 16 de diciembre, con citas de los discursos de Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez. “Las dimensiones que alcanzó el 14D constituyen un hecho central de nuestra contemporaneidad; fue un punto de inflexión con importantes consecuencias dentro y fuera del mundo del trabajo. Por otro lado, con el paso del tiempo se ha mitificado aquella fecha. Una aproximación desde la historia, al menos, no puede dejar de resaltar dos consecuencias claves: primero, el 14D de 1988 se convirtió en el gran triunfo del movimiento sindical a lo largo de la época socialista; en segundo lugar, la huelga general supuso la mayor de las derrotas de los ejecutivos socialistas, que a punto estuvo de provocar la dimisión de Felipe González”, escribe Gálvez Biesca. “No obstante, aquella última oportunidad se constituyó, pese al 14D, en la antesala de futuras derrotas históricas del movimiento obrero”. Y en este punto abre un campo nuevo para el análisis de nuestra historia más reciente, que muchos ya vivimos como militantes de izquierdas que acompañamos al movimiento obrero en cada huelga general y en cada gran movilización.
El 14D dejó también una honda huella, una herida profunda, en la relación histórica entre la UGT y el Partido Socialista, muy bien descrita en este libro. Hace pocos años, con su acostumbrado tono sibilino, Felipe González resumió en estos términos aquella gran movilización: “En 1988 el sector empresarial ya tenía ganas de que hubiera un cambio de gobierno, tanto que antes de las elecciones los sindicatos convocaron una huelga general que tuvo mucho éxito y que acordaron con la patronal, incluso para recuperar las horas perdidas. La patronal facilitó la huelga y el país se detuvo por completo. Hasta Televisión Española se paró. En 1989 hubo elecciones y volví a obtener la mayoría en el Parlamento” (Transiciones democráticas: enseñanzas de líderes políticos. Sergio Bitar y Abraham F. Lowenthal, eds. Galaxia Gutenberg, 2016). Recomendamos fervientemente a González que lea el magnífico trabajo que Sergio Gálvez Biesca nos ha regalado.
El historiador Sergio Gálvez Biesca (Madrid, 1980) ha dedicado su tesis doctoral (dirigida por el añorado profesor Julio Aróstegui) a aquella Huelga General y el pasado 14 de diciembre, acompañado entre otros por Agustín Moreno, presentó el libro que sintetiza toda una excepcional investigación histórica: La gran huelga general. El sindicalismo contra la ‘modernización socialista’ (Siglo XXI, 763 págs.). “En la España de 1988”, escribe Gálvez Biesca, “se estaba asistiendo al nacimiento de una ‘sociedad dual’. Asimismo, la ‘cultura empresarial de la temporalidad’ se había instalado, mostrando la utilidad de las reformas laborales puestas en marcha. En otras palabras, se había producido una evidente agudización de las contradicciones capital-trabajo. Las tasas de explotación habían crecido a unos niveles no conocidos en décadas”.
Gálvez Biesca estudia las antecedentes inmediatos y los más lejanos (el capítulo segundo se titula: “Las lógicas de la conflictividad obrera durante el primer quinquenio socialista”) de aquella gran movilización, su desarrollo y sus consecuencias. Y lo hace a partir de una documentación de archivo cuidadosamente elegida y exhaustivamente trabajada. Así, por ejemplo cita con acierto las actas de las reuniones (hasta ahora desconocidas) de las direcciones de las dos centrales sindicales, que nos hacen vivir y revivir el clima histórico de aquel tiempo: los planteamientos, los debates, también las dudas y las esperanzas, de sus protagonistas.
El libro se cierra con un relato casi periodístico de la gran manifestación en Madrid del 16 de diciembre, con citas de los discursos de Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez. “Las dimensiones que alcanzó el 14D constituyen un hecho central de nuestra contemporaneidad; fue un punto de inflexión con importantes consecuencias dentro y fuera del mundo del trabajo. Por otro lado, con el paso del tiempo se ha mitificado aquella fecha. Una aproximación desde la historia, al menos, no puede dejar de resaltar dos consecuencias claves: primero, el 14D de 1988 se convirtió en el gran triunfo del movimiento sindical a lo largo de la época socialista; en segundo lugar, la huelga general supuso la mayor de las derrotas de los ejecutivos socialistas, que a punto estuvo de provocar la dimisión de Felipe González”, escribe Gálvez Biesca. “No obstante, aquella última oportunidad se constituyó, pese al 14D, en la antesala de futuras derrotas históricas del movimiento obrero”. Y en este punto abre un campo nuevo para el análisis de nuestra historia más reciente, que muchos ya vivimos como militantes de izquierdas que acompañamos al movimiento obrero en cada huelga general y en cada gran movilización.
El 14D dejó también una honda huella, una herida profunda, en la relación histórica entre la UGT y el Partido Socialista, muy bien descrita en este libro. Hace pocos años, con su acostumbrado tono sibilino, Felipe González resumió en estos términos aquella gran movilización: “En 1988 el sector empresarial ya tenía ganas de que hubiera un cambio de gobierno, tanto que antes de las elecciones los sindicatos convocaron una huelga general que tuvo mucho éxito y que acordaron con la patronal, incluso para recuperar las horas perdidas. La patronal facilitó la huelga y el país se detuvo por completo. Hasta Televisión Española se paró. En 1989 hubo elecciones y volví a obtener la mayoría en el Parlamento” (Transiciones democráticas: enseñanzas de líderes políticos. Sergio Bitar y Abraham F. Lowenthal, eds. Galaxia Gutenberg, 2016). Recomendamos fervientemente a González que lea el magnífico trabajo que Sergio Gálvez Biesca nos ha regalado.
viernes, 14 de julio de 2017
Entrevista al sociólogo Rubén Juste, autor de “Ibex 35. Una historia herética del poder en España” (Capitán Swing) IBEX 35: el gobierno de los grandes negocios
En 2016 la multinacional petrolera Repsol obtuvo unos beneficios netos de 1.736 millones de euros, el resultado más brillante del último cuatrienio. Los ingresos de los próceres de la entidad caminaron por la misma senda. El consejero delegado, Josu Jon Imaz, percibió 2,9 millones de euros; el presidente de Repsol, Antonio Brufau, 2,75 millones de euros y los miembros del consejo de administración de la petrolera se repartieron 12,75 millones de euros. Repsol es un ejemplo de esplendor en el IBEX 35 (índice de referencia en la bolsa española). Otro es el Banco Santander, que en el primer trimestre de 2017 alcanzó unos beneficios netos de 1.867 millones de euros, un 14% más que en los tres primeros meses de 2016. Las remuneraciones de la cúpula directiva son tan pingües como las de la entidad financiera. La presidenta, Ana Botín, percibió 7,37 millones de euros en 2016; el sueldo del vicepresidente, Rodrigo Echenique, se situó en 3,8 millones de euros, y el consejo de administración obtuvo retribuciones por un valor de 25,8 millones de euros.
El sociólogo Rubén Juste (Toledo, 1985) revela las vías por las que acumularon poder, los entresijos, las conexiones con la política y el modo de operar de las empresas del IBEX 35, cuyo valor en bolsa representa el 50% del PIB español, pero sólo pagan el 7% del total de los impuestos. En el libro “IBEX 35. Una historia herética del poder en España” (Capitán Swing), este sociólogo que realizó su tesis doctoral sobre las “puertas giratorias” explica en detalle los orígenes del “selectivo” en 1992, el peso del sector público en el impulso inicial, la orientación que imprimieron a los grandes negocios los gobiernos de Felipe González y Aznar, y aspectos como el aterrizaje de las corporaciones españolas en América Latina, convertida en un “centro importantísimo para la apropiación de excedentes”. Ruben Juste ha pasado los últimos años indagando entre los papeles de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y otras instituciones, con el fin de pergeñar un libro de cerca de 300 páginas que caracteriza lo que Podemos llama “La Trama”. De hecho, “en las moradas del IBEX habitan las cinco mayores fortunas de España”, resume el sociólogo.
-El año 1992 no sólo fue el de la Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. El 14 de enero de ese año nació el índice bursátil IBEX 35. Mencionas a 35 consejeros que proceden del Estado franquista. ¿Puede hablarse de un hilo de continuidad con las oligarquías de la dictadura? ¿Qué importancia tienen estos viejos apellidos en el IBEX de 2017?
Mil novecientos noventa y dos, como digo, es el año en que se prueban alianzas heterodoxas. Un símbolo claro es el del ex ministro de Economía, Miguel Boyer, que ese enero de 1992 posaba en la revista Hola mostrando su mansión y su familia junto a Isabel Preysler. Ese matrimonio, como símbolo de la beautiful people del PSOE, mostraba que las alianzas entre las viejas élites de la dictadura y los cuadros del partido socialista estaban de moda. Además, está el hecho de que Boyer ese año estuviera en la nómina de las Koplowitz, como consejero de Focsa. Casualmente, una empresa que se había llevado el 30% de la obra pública de las Olimpiadas, aunque no fuera la empresa más grande en ese momento.
Esas Olimpiadas son un ejemplo claro del transformismo que logra el PSOE con las viejas élites franquistas, a las que ponen en forma de cara a la incorporación al mercado único. La puesta en forma pasaba por reformular sus dominios clásicos: la banca y la industria. El partido socialista puso en forma al Banco Santander, al Banco Bilbao, al Central, pero no desbancó a sus dirigentes. Más bien, como ilustro en el caso de Banesto y Conde, el PSOE mostraba una cierta predilección por un núcleo asociado al OPUS y que hundía sus garras en el desarrollismo franquista. Era el núcleo de los tres “súper López”, con los que Solchaga y Mariano Rubio tenían mejor relación que con las bases del PSOE.
-¿Por qué fue tan importante el Estado y las empresas públicas en los inicios del “selectivo” español?
Las 7 empresas públicas en 1992 aportaban un tercio de la capitalización del índice, es decir, un quinto de las empresas del Ibex valían un tercio del Ibex35. De hecho la empresa de mayor valor del Ibex era Telefónica, la primera multinacional española, que bajo los mandos de un Solana, Javier, había ya empezado a expandirse por Latinoamérica.
Las empresas fuertes de capital privado pasaban por la banca o la energía, sectores productivos que no eran de gran tamaño si se compara con las grandes empresas industriales del Instituto Nacional de Industria. La reconversión industrial de los 80, promocionada y dirigida por Solchaga, tenía claro que las grandes empresas pasaban por heredar una parte de lo público. En los 80 se privatiza a una media de 7,5 empresas por año, empresas que eran rentables, ya que aportaban unos beneficios en su conjunto por valor de 4.700 millones de euros antes de su privatización, mientras las que generaban pérdidas lo hacían por valor de 700 millones. En cambio, el sector privado tenía poco músculo, y debían heredar parte del potencial de la empresa pública para competir internacionalmente, en un momento en que España se incorporaba al mercado común. Ejemplo lo dieron los bancos, que en los 90 luchaban por hacerse con la industria que se ponía en venta. Era el proyecto de Mario Conde, pero también el de Solchaga a través del Banco Central.
-“Las reformas estructurales no han ido mal en general, aunque mi partido no las comparta”, afirmaba el exministro de Industria y Economía del PSOE, Carlos Solchaga. ¿Por qué fue importante este político y economista en la historia del IBEX 35? ¿Qué fue la “Beautiful People del PSOE?
Hay que empezar aclarando que Carlos Solchaga no nace en el PSOE. Se lo encuentra una vez que ha salido del Banco de España y ha conocido a Luis Angel Rojo, Miguel Boyer, a Mariano Rubio, o a Carlos Bustelo. Se afilia al PSOE después de esta etapa, cuando ingresa en el Banco Vizcaya. A pesar de esta tardía afiliación, disfrutará de un inmenso poder sobre el PSOE, principalmente sobre Felipe González, que nunca torció una decisión del ex ministro. Esto lo acredita Jorge Semprún en su autobiografía, que retrata a un Alfonso Guerra solitario, sin capacidad de contestar una decisión del grupo de Solchaga. El poder de Solchaga se basaba en una red de relaciones que tenía el navarro, y que no tenía ningún otro de los miembros del gobierno. Era un intermediario necesario con la ortodoxia económica del franquismo y sus élites económicas, es decir, garantizaba la continuidad del círculo que controló el país desde el Plan de Estabilización de 1959. Ejemplo es la colocación de muchas piezas claves de ese grupo en el área industrial del Estado durante la etapa de Solchaga como Ministro de Industria.
-¿Quiénes formaban este sector tan influyente?
Un núcleo fundamental del grupo era Ferrovial, donde coincidían Leopoldo Calvo-Sotelo, Claudio Boada, Rafael del Pino, José María Amusátegui, José María López de Letona, o Mariano Rubio. Era un núcleo que ambicionaba el poder político y que lo consiguió plenamente en el tardofranquismo, con Carrero Blanco, con UCD, y luego con el PSOE. Tenían su propio Lobby, el Círculo de Empresarios, así como un proyecto: hacerse con el control del sistema financiero y el mercado de valores. Eso fue la beutiful people, y la síntesis es Ibercorp, un banco de inversión donde participaron los miembros socialistas del grupo y que supuso finalmente su caída. Es más, en 1988, Mariano Rubio, el gobernador del Banco de España, hizo 600 operaciones en bolsa a través de esta instrumental.
-Aznar empezó, llegó al gobierno en 1996. Su programa de “modernización” económica se resumía en devolverle el poder a la empresa. ¿Cómo se materializó esta idea?
Se materializó liquidando el poder que tenía el Estado sobre las grandes empresas públicas, al vender las participaciones que le quedaban. No es una estrategia muy diferente a la del PSOE, lo que le diferenciaba era el ritmo, ya que lo completaron en un corto periodo de tiempo. También las formas eran diferentes, y en vez de centralizar las relaciones en un grupo afín vinculado a un ministerio o a un pasado común, Aznar incluye a Génova 13, que se constituirá como el centro de creación de grandes empresarios. Era el momento de colocar a afines en las grandes empresas privatizadas, pero también en cajas de ahorros que financiarían años después las operaciones de la segunda beautiful people, la del PP, que abarcará a los constructores que hoy aparecen en los papeles de Bárcenas, y en muchos casos de financiación irregular que recorren todo el territorio.
-¿De qué modo actuaban?
El sistema era claro: detrás de un candidato debía ir un empresario. Eso agrandaba el sistema de coalición entre el poder económico y político que había en el PSOE. Aznar creo un gigante que creció durante el boom de la construcción y de las infraestructuras, y que hoy no sabemos cómo deshacernos de él.
-Uno de los grandes hitos se produce en 2010. Ese año las compañías no financieras del IBEX acumulan grandes apuros. Telefónica acumula deudas por valor de 45.000 millones de euros; y entre las seis grandes constructoras (Ferrovial, Sacyr, ACS, FCC, Acciona y OHL) suman una deuda de 65.334 millones de euros. ¿Cómo logran salir del pozo?
Los años de crisis fueron muy duros para las constructoras. En 2012 el Wall Street Journal escribió un artículo en el que hablaba de un riesgo sistémico en España, y apuntaba directamente a ACS como centro neurálgico y símbolo de ese riesgo. Ese año todos mirábamos a las cajas de ahorros, pero el problema era el valor de un negocio vinculado al ladrillo y las infraestructuras. En 2010, año de la campaña #Estoloarreglamosentretodos estas empresas presionaron para que se impusiera un marco laboral más favorable, lo hicieron primero con esta campaña tan mediática que financiaron, y después en verano con un ataque directo al gobierno para que aprobara una reforma laboral.
Mientras, el gobierno lanzó un programa de inversión de 17.000 millones destinado a grandes infraestructuras, justo el año de los primeros grandes recortes de Zapatero. Desde entonces, las constructoras han ido saliendo gracias a que el gobierno rescató a las Cajas de Ahorro y pudieron refinanciar muchos de los grandes préstamos que tenían con estas entidades. Con eso, y con la ayuda del ICO que les ayudó a salir al exterior. Pasaron de tener el 70% del negocio en España a un 30% actualmente. En la operación fueron fundamentales los cuadros del Estado que ficharon para la operación, así como el rescate de Bankia, la madre de las entidades de crédito de las grandes constructoras. Si hubieran dejado caer Bankia, las constructoras hubieran quebrado. El rescate tenía un fin claro: que no cayera la beautiful people del PP. Y el PSOE colaboró en esa operación.
-En el libro destacas que las 35 grandes empresas del IBEX representan, además del 50% del PIB español, un estado dentro del propio Estado. ¿Por qué el IBEX “se hace gobierno” con la crisis? ¿En qué punto radica el salto cualitativo respecto a la etapa anterior?
Los ingresos del Estado actualmente representan el 70% de los ingresos de las 35 empresas del Ibex35. Por otro, su valor en bolsa equivale al 50% del PIB, es decir, lo que indica su carácter de entidades “demasiado grandes para caer”. Además de ello, tiene la característica de estar nutrida por un numero significativo de ex altos cargos del Estado y altos cuerpos de la administración. En concreto, de un 20% a un 25% de los miembros de sus consejos de administración a lo largo de sus 25 años de historia.
En 2010 este poder se hace visible cuando presionan a Zapatero para que haga ajustes en el mercado de trabajo, así como en el propio Estado. Fue un imperativo que evidenciaba que un Ibex35 endeudado era más fuerte que un Estado menos endeudado, además de más importante para aquellos que entonces gobernaban. A partir de entonces Zapatero dejo de tener sentido, y él mismo se dio cuenta. El artículo 135 fue el punto álgido de una operación que trataba de desviar la deuda corporativa al propio Estado, y de ajustar los riesgos por esa vía.
-Sin embargo, los fondos de inversión extranjeros tienen una penetración cada vez mayor en las energéticas españolas; y cerca de la mitad del valor en bolsa de las empresas del IBEX está en manos extranjeras. ¿Invalida esto las tesis de tu libro sobre “una historia herética del poder en España?
Para nada, lo que indica es que el Ibex es un instrumento de dominación política, social, y económica para aquel que lo posee. Es un grupo de empresas que controlan la mayor parte del mercado bancario, hipotecario, el energético, telecomunicaciones, licitaciones públicas, infraestructuras, etc… El Ibex, como muestro al final, es una pantalla desde la que sus dueños pueden ejercer un inmenso poder. Y ahora son los grandes fondos de inversión los que controlan esta máquina. Después de haber desbancado a las constructoras, los grandes fondos buscan los sectores de mayor rentabilidad de este entramado: el bancario y en el energético.
Pero vamos, es una tesis que aparece claramente dibujada en el libro: España (concentrada en el Ibex), queda en manos extranjeras, y en esa operación aparecen los grandes fondos de inversión extranjeros, y Blackrock como su máximo exponente.
-En el capítulo de “puertas giratorias”, resaltas que por ejemplo en la compañía Enagás había diez consejeros que desempeñaron un cargo previo en la Administración del Estado; seis en AENA, cinco en la empresa Técnicas Reunidas y cuatro en Iberdrola, entre otras. ¿Qué casos te han llamado especialmente la atención?
Luis Ángel Rojo, gobernador del Banco de España y máximo responsable de la intervención y subasta de Banesto, como consejero del Santander, la entidad a la que se adjudicó el banco presidido por Mario Conde. Luego están los casos de los que llamo los “sacerdotes”: Felipe González, Pedro Solbes, Miguel Boyer, Ángel Acebes, José María Aznar (aunque de asesor). Todos ellos altos cargos del PP y del PSOE que han acabado en eléctricas. Hay un indicio claro, dónde acaba uno de ellos, hay negocio. Por eso animo a los inversores a que busquen políticos en los consejos de administración. Es un indicador de posible negocio. El problema es que esos negocios implican muchas veces la ruina de la empresa. Es el caso de Abengoa, casa de Josep Borrell, de Carlos de Borbón y otros, y que utilizó información privilegiada para favorecer a inversores que apostaban a su caída.
-¿En qué áreas de negocio se concentran estos vínculos estrechos con la política?
El que ahora la mayoría de puertas giratorias se centren en el sector bancario y el energético coincide con la apuesta de los inversores internacionales. Justamente en septiembre del año pasado presentaron un nuevo producto de inversión, los ETF sectoriales que replicarían los valores de empresas del sector bancario y energético. Es la apuesta actual, y coincide con la apuesta del PP y del PSOE.
-¿Por qué llamas a Isidre Fainé, presidente de Gas Natural Fenosa y de la Fundación Bancaria La Caixa el “consejero de oro”?
Bueno, es el que más asientos ocupaba en empresas del Ibex35. Eso indicaba que era muy codiciado. El porqué ya aparece en el libro… y es su función como patriarca. Los ex altos cargos del PP y PSOE suelen acabar en consejos de administración donde el manresano está. Así pues, el poder ha sabido ser generoso con su protector. Es una ley básica que no tiene que ver con la eficiencia del mercado, sino con la estructura de poder.
-En el extenso currículo de Guillermo de la Dehesa figura que fue asesor del FMI sobre gestión de la deuda externa, consultor del Banco Mundial en materia de liberalización del comercio y asesor de los gobiernos de Brasil y Polonia en materia de privatizaciones. ¿Por qué es importante en la historia del IBEX 35?
Guillermo de la Dehesa es el arquitecto de la expropiación de Rumasa, como secretario general de comercio. Fue la mano derecha de Miguel Boyer y luego de Carlos Solchaga, para pasar después a Goldman Sachs, y luego dar el salto a la vicepresidencia del Banco Santander. De la Dehesa es una pieza fundamental para articular la “trama”, que consiste en estar en el centro de la vida política, económica y social del país. Por eso es también miembro del patronato del museo del Reina Sofía, del museo del Prado, o del Círculo de Bellas Artes. Es un enlace fundamental con la ortodoxia neoliberal global, a través de su participación en numerosos círculos exclusivos y su prolífica obra sobre los beneficios de la globalización. Es el “intelectual” neoliberal del PSOE, un cuadro muy apreciado arriba, aunque no tanto abajo.
-Por último, ¿qué importancia ha tenido América Latina en los balances y cuentas de las grandes empresas españolas?
Ha sido fundamental. En la era Aznar Telefónica era el primer inversor institucional en América Latina. Eso dice mucho. Por eso habría que ver la liberación frente a la trama en una dimensión global. El Ibex ha sido un centro importantísimo de extracción de excedente de América Latina, en una época marcada por el consenso de Washington y las privatizaciones a precio de saldo. Cosas de la historia, ahora España está abocada a repetir esas historia, al ser ahora nosotros el eslabón final de una cadena de extracción de excedente que va a Berlín, Gran Bretaña y EE.UU. Las grandes empresas españolas han expoliado literalmente los recursos públicos de Latinoamérica. Ahora toca sentir lo que es ser víctima de un experimento de la ortodoxia neoliberal.
El sociólogo Rubén Juste (Toledo, 1985) revela las vías por las que acumularon poder, los entresijos, las conexiones con la política y el modo de operar de las empresas del IBEX 35, cuyo valor en bolsa representa el 50% del PIB español, pero sólo pagan el 7% del total de los impuestos. En el libro “IBEX 35. Una historia herética del poder en España” (Capitán Swing), este sociólogo que realizó su tesis doctoral sobre las “puertas giratorias” explica en detalle los orígenes del “selectivo” en 1992, el peso del sector público en el impulso inicial, la orientación que imprimieron a los grandes negocios los gobiernos de Felipe González y Aznar, y aspectos como el aterrizaje de las corporaciones españolas en América Latina, convertida en un “centro importantísimo para la apropiación de excedentes”. Ruben Juste ha pasado los últimos años indagando entre los papeles de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y otras instituciones, con el fin de pergeñar un libro de cerca de 300 páginas que caracteriza lo que Podemos llama “La Trama”. De hecho, “en las moradas del IBEX habitan las cinco mayores fortunas de España”, resume el sociólogo.
-El año 1992 no sólo fue el de la Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. El 14 de enero de ese año nació el índice bursátil IBEX 35. Mencionas a 35 consejeros que proceden del Estado franquista. ¿Puede hablarse de un hilo de continuidad con las oligarquías de la dictadura? ¿Qué importancia tienen estos viejos apellidos en el IBEX de 2017?
Mil novecientos noventa y dos, como digo, es el año en que se prueban alianzas heterodoxas. Un símbolo claro es el del ex ministro de Economía, Miguel Boyer, que ese enero de 1992 posaba en la revista Hola mostrando su mansión y su familia junto a Isabel Preysler. Ese matrimonio, como símbolo de la beautiful people del PSOE, mostraba que las alianzas entre las viejas élites de la dictadura y los cuadros del partido socialista estaban de moda. Además, está el hecho de que Boyer ese año estuviera en la nómina de las Koplowitz, como consejero de Focsa. Casualmente, una empresa que se había llevado el 30% de la obra pública de las Olimpiadas, aunque no fuera la empresa más grande en ese momento.
Esas Olimpiadas son un ejemplo claro del transformismo que logra el PSOE con las viejas élites franquistas, a las que ponen en forma de cara a la incorporación al mercado único. La puesta en forma pasaba por reformular sus dominios clásicos: la banca y la industria. El partido socialista puso en forma al Banco Santander, al Banco Bilbao, al Central, pero no desbancó a sus dirigentes. Más bien, como ilustro en el caso de Banesto y Conde, el PSOE mostraba una cierta predilección por un núcleo asociado al OPUS y que hundía sus garras en el desarrollismo franquista. Era el núcleo de los tres “súper López”, con los que Solchaga y Mariano Rubio tenían mejor relación que con las bases del PSOE.
-¿Por qué fue tan importante el Estado y las empresas públicas en los inicios del “selectivo” español?
Las 7 empresas públicas en 1992 aportaban un tercio de la capitalización del índice, es decir, un quinto de las empresas del Ibex valían un tercio del Ibex35. De hecho la empresa de mayor valor del Ibex era Telefónica, la primera multinacional española, que bajo los mandos de un Solana, Javier, había ya empezado a expandirse por Latinoamérica.
Las empresas fuertes de capital privado pasaban por la banca o la energía, sectores productivos que no eran de gran tamaño si se compara con las grandes empresas industriales del Instituto Nacional de Industria. La reconversión industrial de los 80, promocionada y dirigida por Solchaga, tenía claro que las grandes empresas pasaban por heredar una parte de lo público. En los 80 se privatiza a una media de 7,5 empresas por año, empresas que eran rentables, ya que aportaban unos beneficios en su conjunto por valor de 4.700 millones de euros antes de su privatización, mientras las que generaban pérdidas lo hacían por valor de 700 millones. En cambio, el sector privado tenía poco músculo, y debían heredar parte del potencial de la empresa pública para competir internacionalmente, en un momento en que España se incorporaba al mercado común. Ejemplo lo dieron los bancos, que en los 90 luchaban por hacerse con la industria que se ponía en venta. Era el proyecto de Mario Conde, pero también el de Solchaga a través del Banco Central.
-“Las reformas estructurales no han ido mal en general, aunque mi partido no las comparta”, afirmaba el exministro de Industria y Economía del PSOE, Carlos Solchaga. ¿Por qué fue importante este político y economista en la historia del IBEX 35? ¿Qué fue la “Beautiful People del PSOE?
Hay que empezar aclarando que Carlos Solchaga no nace en el PSOE. Se lo encuentra una vez que ha salido del Banco de España y ha conocido a Luis Angel Rojo, Miguel Boyer, a Mariano Rubio, o a Carlos Bustelo. Se afilia al PSOE después de esta etapa, cuando ingresa en el Banco Vizcaya. A pesar de esta tardía afiliación, disfrutará de un inmenso poder sobre el PSOE, principalmente sobre Felipe González, que nunca torció una decisión del ex ministro. Esto lo acredita Jorge Semprún en su autobiografía, que retrata a un Alfonso Guerra solitario, sin capacidad de contestar una decisión del grupo de Solchaga. El poder de Solchaga se basaba en una red de relaciones que tenía el navarro, y que no tenía ningún otro de los miembros del gobierno. Era un intermediario necesario con la ortodoxia económica del franquismo y sus élites económicas, es decir, garantizaba la continuidad del círculo que controló el país desde el Plan de Estabilización de 1959. Ejemplo es la colocación de muchas piezas claves de ese grupo en el área industrial del Estado durante la etapa de Solchaga como Ministro de Industria.
-¿Quiénes formaban este sector tan influyente?
Un núcleo fundamental del grupo era Ferrovial, donde coincidían Leopoldo Calvo-Sotelo, Claudio Boada, Rafael del Pino, José María Amusátegui, José María López de Letona, o Mariano Rubio. Era un núcleo que ambicionaba el poder político y que lo consiguió plenamente en el tardofranquismo, con Carrero Blanco, con UCD, y luego con el PSOE. Tenían su propio Lobby, el Círculo de Empresarios, así como un proyecto: hacerse con el control del sistema financiero y el mercado de valores. Eso fue la beutiful people, y la síntesis es Ibercorp, un banco de inversión donde participaron los miembros socialistas del grupo y que supuso finalmente su caída. Es más, en 1988, Mariano Rubio, el gobernador del Banco de España, hizo 600 operaciones en bolsa a través de esta instrumental.
-Aznar empezó, llegó al gobierno en 1996. Su programa de “modernización” económica se resumía en devolverle el poder a la empresa. ¿Cómo se materializó esta idea?
Se materializó liquidando el poder que tenía el Estado sobre las grandes empresas públicas, al vender las participaciones que le quedaban. No es una estrategia muy diferente a la del PSOE, lo que le diferenciaba era el ritmo, ya que lo completaron en un corto periodo de tiempo. También las formas eran diferentes, y en vez de centralizar las relaciones en un grupo afín vinculado a un ministerio o a un pasado común, Aznar incluye a Génova 13, que se constituirá como el centro de creación de grandes empresarios. Era el momento de colocar a afines en las grandes empresas privatizadas, pero también en cajas de ahorros que financiarían años después las operaciones de la segunda beautiful people, la del PP, que abarcará a los constructores que hoy aparecen en los papeles de Bárcenas, y en muchos casos de financiación irregular que recorren todo el territorio.
-¿De qué modo actuaban?
El sistema era claro: detrás de un candidato debía ir un empresario. Eso agrandaba el sistema de coalición entre el poder económico y político que había en el PSOE. Aznar creo un gigante que creció durante el boom de la construcción y de las infraestructuras, y que hoy no sabemos cómo deshacernos de él.
-Uno de los grandes hitos se produce en 2010. Ese año las compañías no financieras del IBEX acumulan grandes apuros. Telefónica acumula deudas por valor de 45.000 millones de euros; y entre las seis grandes constructoras (Ferrovial, Sacyr, ACS, FCC, Acciona y OHL) suman una deuda de 65.334 millones de euros. ¿Cómo logran salir del pozo?
Los años de crisis fueron muy duros para las constructoras. En 2012 el Wall Street Journal escribió un artículo en el que hablaba de un riesgo sistémico en España, y apuntaba directamente a ACS como centro neurálgico y símbolo de ese riesgo. Ese año todos mirábamos a las cajas de ahorros, pero el problema era el valor de un negocio vinculado al ladrillo y las infraestructuras. En 2010, año de la campaña #Estoloarreglamosentretodos estas empresas presionaron para que se impusiera un marco laboral más favorable, lo hicieron primero con esta campaña tan mediática que financiaron, y después en verano con un ataque directo al gobierno para que aprobara una reforma laboral.
Mientras, el gobierno lanzó un programa de inversión de 17.000 millones destinado a grandes infraestructuras, justo el año de los primeros grandes recortes de Zapatero. Desde entonces, las constructoras han ido saliendo gracias a que el gobierno rescató a las Cajas de Ahorro y pudieron refinanciar muchos de los grandes préstamos que tenían con estas entidades. Con eso, y con la ayuda del ICO que les ayudó a salir al exterior. Pasaron de tener el 70% del negocio en España a un 30% actualmente. En la operación fueron fundamentales los cuadros del Estado que ficharon para la operación, así como el rescate de Bankia, la madre de las entidades de crédito de las grandes constructoras. Si hubieran dejado caer Bankia, las constructoras hubieran quebrado. El rescate tenía un fin claro: que no cayera la beautiful people del PP. Y el PSOE colaboró en esa operación.
-En el libro destacas que las 35 grandes empresas del IBEX representan, además del 50% del PIB español, un estado dentro del propio Estado. ¿Por qué el IBEX “se hace gobierno” con la crisis? ¿En qué punto radica el salto cualitativo respecto a la etapa anterior?
Los ingresos del Estado actualmente representan el 70% de los ingresos de las 35 empresas del Ibex35. Por otro, su valor en bolsa equivale al 50% del PIB, es decir, lo que indica su carácter de entidades “demasiado grandes para caer”. Además de ello, tiene la característica de estar nutrida por un numero significativo de ex altos cargos del Estado y altos cuerpos de la administración. En concreto, de un 20% a un 25% de los miembros de sus consejos de administración a lo largo de sus 25 años de historia.
En 2010 este poder se hace visible cuando presionan a Zapatero para que haga ajustes en el mercado de trabajo, así como en el propio Estado. Fue un imperativo que evidenciaba que un Ibex35 endeudado era más fuerte que un Estado menos endeudado, además de más importante para aquellos que entonces gobernaban. A partir de entonces Zapatero dejo de tener sentido, y él mismo se dio cuenta. El artículo 135 fue el punto álgido de una operación que trataba de desviar la deuda corporativa al propio Estado, y de ajustar los riesgos por esa vía.
-Sin embargo, los fondos de inversión extranjeros tienen una penetración cada vez mayor en las energéticas españolas; y cerca de la mitad del valor en bolsa de las empresas del IBEX está en manos extranjeras. ¿Invalida esto las tesis de tu libro sobre “una historia herética del poder en España?
Para nada, lo que indica es que el Ibex es un instrumento de dominación política, social, y económica para aquel que lo posee. Es un grupo de empresas que controlan la mayor parte del mercado bancario, hipotecario, el energético, telecomunicaciones, licitaciones públicas, infraestructuras, etc… El Ibex, como muestro al final, es una pantalla desde la que sus dueños pueden ejercer un inmenso poder. Y ahora son los grandes fondos de inversión los que controlan esta máquina. Después de haber desbancado a las constructoras, los grandes fondos buscan los sectores de mayor rentabilidad de este entramado: el bancario y en el energético.
Pero vamos, es una tesis que aparece claramente dibujada en el libro: España (concentrada en el Ibex), queda en manos extranjeras, y en esa operación aparecen los grandes fondos de inversión extranjeros, y Blackrock como su máximo exponente.
-En el capítulo de “puertas giratorias”, resaltas que por ejemplo en la compañía Enagás había diez consejeros que desempeñaron un cargo previo en la Administración del Estado; seis en AENA, cinco en la empresa Técnicas Reunidas y cuatro en Iberdrola, entre otras. ¿Qué casos te han llamado especialmente la atención?
Luis Ángel Rojo, gobernador del Banco de España y máximo responsable de la intervención y subasta de Banesto, como consejero del Santander, la entidad a la que se adjudicó el banco presidido por Mario Conde. Luego están los casos de los que llamo los “sacerdotes”: Felipe González, Pedro Solbes, Miguel Boyer, Ángel Acebes, José María Aznar (aunque de asesor). Todos ellos altos cargos del PP y del PSOE que han acabado en eléctricas. Hay un indicio claro, dónde acaba uno de ellos, hay negocio. Por eso animo a los inversores a que busquen políticos en los consejos de administración. Es un indicador de posible negocio. El problema es que esos negocios implican muchas veces la ruina de la empresa. Es el caso de Abengoa, casa de Josep Borrell, de Carlos de Borbón y otros, y que utilizó información privilegiada para favorecer a inversores que apostaban a su caída.
-¿En qué áreas de negocio se concentran estos vínculos estrechos con la política?
El que ahora la mayoría de puertas giratorias se centren en el sector bancario y el energético coincide con la apuesta de los inversores internacionales. Justamente en septiembre del año pasado presentaron un nuevo producto de inversión, los ETF sectoriales que replicarían los valores de empresas del sector bancario y energético. Es la apuesta actual, y coincide con la apuesta del PP y del PSOE.
-¿Por qué llamas a Isidre Fainé, presidente de Gas Natural Fenosa y de la Fundación Bancaria La Caixa el “consejero de oro”?
Bueno, es el que más asientos ocupaba en empresas del Ibex35. Eso indicaba que era muy codiciado. El porqué ya aparece en el libro… y es su función como patriarca. Los ex altos cargos del PP y PSOE suelen acabar en consejos de administración donde el manresano está. Así pues, el poder ha sabido ser generoso con su protector. Es una ley básica que no tiene que ver con la eficiencia del mercado, sino con la estructura de poder.
-En el extenso currículo de Guillermo de la Dehesa figura que fue asesor del FMI sobre gestión de la deuda externa, consultor del Banco Mundial en materia de liberalización del comercio y asesor de los gobiernos de Brasil y Polonia en materia de privatizaciones. ¿Por qué es importante en la historia del IBEX 35?
Guillermo de la Dehesa es el arquitecto de la expropiación de Rumasa, como secretario general de comercio. Fue la mano derecha de Miguel Boyer y luego de Carlos Solchaga, para pasar después a Goldman Sachs, y luego dar el salto a la vicepresidencia del Banco Santander. De la Dehesa es una pieza fundamental para articular la “trama”, que consiste en estar en el centro de la vida política, económica y social del país. Por eso es también miembro del patronato del museo del Reina Sofía, del museo del Prado, o del Círculo de Bellas Artes. Es un enlace fundamental con la ortodoxia neoliberal global, a través de su participación en numerosos círculos exclusivos y su prolífica obra sobre los beneficios de la globalización. Es el “intelectual” neoliberal del PSOE, un cuadro muy apreciado arriba, aunque no tanto abajo.
-Por último, ¿qué importancia ha tenido América Latina en los balances y cuentas de las grandes empresas españolas?
Ha sido fundamental. En la era Aznar Telefónica era el primer inversor institucional en América Latina. Eso dice mucho. Por eso habría que ver la liberación frente a la trama en una dimensión global. El Ibex ha sido un centro importantísimo de extracción de excedente de América Latina, en una época marcada por el consenso de Washington y las privatizaciones a precio de saldo. Cosas de la historia, ahora España está abocada a repetir esas historia, al ser ahora nosotros el eslabón final de una cadena de extracción de excedente que va a Berlín, Gran Bretaña y EE.UU. Las grandes empresas españolas han expoliado literalmente los recursos públicos de Latinoamérica. Ahora toca sentir lo que es ser víctima de un experimento de la ortodoxia neoliberal.
jueves, 8 de junio de 2017
El patinazo de Susana Díaz en siete poemas. Versos para entender la política. Las primarias en el PSOE
Escribía Neruda en uno de sus poemas
“yo te he nombrado reina. /
Hay más altas que tú, más altas. /
Hay más puras que tú, más puras. /
Hay más bellas que tú, hay más bellas. /
Pero tú eres la reina”.
A Susana Díaz los barones - "cuervos que quieren imponer su vejez, su idioma”, que dice Miguel Hernández - le pusieron la corona antes de tiempo, pese a su impopularidad entre las bases, su campaña sin contenido y su programa presentado tres días antes de la votación. Tras su rosario de bravuconadas, los resultados están ahí: fuera de Andalucía, sólo ha ganado en cuatro provincias. Citando a Vallejo: “Hay golpes en la vida tan fuertes… ¡yo no sé!”.
Ahora la emperatriz prematura -con sus “no mientas, cariño”, sus “canío” y su “el PSOE está malito”- ha entendido que el aparato no todo lo puede. De hecho, este apoyo ha confirmado la victoria de Pedro Sánchez, raquítico animal político que de repente se erige como resistencia frente al establishment. ¿Cuál es el futuro de Díaz en el partido? ¿Mantendrá su credibilidad en Andalucía después de este volantazo?
Ya se sabe, según Eduardo Galeano: “Mientras dura la mala racha, lo pierdo todo (…) Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida”. Aquí siete poemas para la reflexión del PSOE y, muy especialmente, para Susana Díaz. Sobre las aspiraciones, la traición, la decepción y la construcción de la 'verdadera' izquierda, que, a día de hoy, está visto que no es ninguna.
1. NÚMERO TRECE, PABLO GARCÍA CASADO.
Versos del poeta cordobés sobre la angustia cotidiana -que se hace fuerte- y el futuro incierto. El ciudadano medio había asumido que ganaría Díaz. Y sin embargo...
"te despiertas miras la hora vas a la cocina
bebes agua te quedas sentada escuchando
el motor del frigorífico por el patio interior
- los hijos de la vecina juegan a destrozarse
los oídos estás sola y te acude una inquietud
propia de domingos con resaca un nerviosismo
- de condones rotos".
2. EL DERROTADO, ÁNGEL GONZÁLEZ.
Un poema sobre el fracaso para una líder andaluza que se ha reconocido “acostumbrada a ganar”.
"Atrás quedaron los escombros:
humeantes pedazos de tu casa,
veranos incendiados, sangre seca
sobre la que se ceba -último buitre-
el viento.
- Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra
posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado (...)".
3. CUALQUIER SISTEMA, LEONARD COHEN.
Un poema hecho para ser recitado por Pedro Sánchez a Susana Díaz y sus barones tal lunes como hoy.
"Cualquier sistema que montéis sin nosotros será derribado.
Ya os avisamos antes, y nada de lo que construisteis ha perdurado
Oídlo mientras os inclináis sobre vuestros planos
Oídlo mientras os arremangáis
Oídlo una vez más
Cualquier sistema que montéis sin nosotros será derribado
Tenéis vuestras drogas
Tenéis vuestras Pirámides, vuestros Pentágonos
Con toda vuestra hierba y vuestras balas ya no podéis cazarnos
Lo único que revelaremos de nosotros es este aviso
Nada de lo que construisteis ha perdurado
Cualquier sistema que montéis sin nosotros será derribado".
4. MITIN DE IZQUIERDAS, JORGE RIECHMANN.
Forma parte del poemario El día que dejé de leer El País y habla de la confusión de sentirse -o no- perteneciente a un partido, a una ideología. De recomendada lectura para los puristas de la izquierda. También para los que dudan.
"Los oradores se sucedían
sobre la tribuna
yo me preguntaba
bajo la tribuna:
yo
¿soy de los nuestros?
e incluso: yo
¿soy de los míos?
muchas horas después
de acabada la reunión me
revolvía en la cama
maldormía entresoñaba
caía regresaba: y estaba razonablemente
seguro:
'yo'
no
es
mío".
5. CUÍDATE, ESPAÑA, DE TU PROPIA ESPAÑA, CÉSAR VALLEJO.
Un poema para estudiar la escisión política generalizada.
"¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,
del verdugo a pesar suyo
y del indiferente a pesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
te negará tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaveras!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!…".
6. A ELLOS, MARIO BENEDETTI.
Sobre el hecho de que Díaz consiguiese 1.100 votos menos, que son secretos, que firmas públicas a favor de su candidatura. A esos -falsos- amigos que acabaron yéndose.
"Se me han ido muriendo los amigos
se me han ido cayendo del abrazo
me he quedado sin ellos en el día
pero vuelven en uno que otro sueño
-
Es una nueva forma de estar solo
de preguntar sin nadie que responda
queda el recurso de tomar un trago
sin apelar al brindis de los pobres
(...)
Pero se van figurando los amigos
los buenos/los no tanto/los cabales
me he quedado con las manos vacías
esperando que alguien me convoque
-
Sin embargo todos y cada uno
me han dejado un legado un regalito
un consuelo/un sermón/una chacota
un reproche en capítulos/un premio".
7. EL POEMA, JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.
Con todo, ¿servirá para levantar el partido la victoria de Sánchez, que ya lo hundió una vez? ¿Tiene futuro el PSOE o está destinado a la cornada constante? Quizá no tenga solución y sea mejor dejarlo ser, como decía Jiménez en su poema más breve.
"¡No le toques ya más,
que así es la rosa!".
Fuente:
http://www.elespanol.com/cultura/20170522/217978525_0.html
“yo te he nombrado reina. /
Hay más altas que tú, más altas. /
Hay más puras que tú, más puras. /
Hay más bellas que tú, hay más bellas. /
Pero tú eres la reina”.
A Susana Díaz los barones - "cuervos que quieren imponer su vejez, su idioma”, que dice Miguel Hernández - le pusieron la corona antes de tiempo, pese a su impopularidad entre las bases, su campaña sin contenido y su programa presentado tres días antes de la votación. Tras su rosario de bravuconadas, los resultados están ahí: fuera de Andalucía, sólo ha ganado en cuatro provincias. Citando a Vallejo: “Hay golpes en la vida tan fuertes… ¡yo no sé!”.
Ahora la emperatriz prematura -con sus “no mientas, cariño”, sus “canío” y su “el PSOE está malito”- ha entendido que el aparato no todo lo puede. De hecho, este apoyo ha confirmado la victoria de Pedro Sánchez, raquítico animal político que de repente se erige como resistencia frente al establishment. ¿Cuál es el futuro de Díaz en el partido? ¿Mantendrá su credibilidad en Andalucía después de este volantazo?
Ya se sabe, según Eduardo Galeano: “Mientras dura la mala racha, lo pierdo todo (…) Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida”. Aquí siete poemas para la reflexión del PSOE y, muy especialmente, para Susana Díaz. Sobre las aspiraciones, la traición, la decepción y la construcción de la 'verdadera' izquierda, que, a día de hoy, está visto que no es ninguna.
1. NÚMERO TRECE, PABLO GARCÍA CASADO.
Versos del poeta cordobés sobre la angustia cotidiana -que se hace fuerte- y el futuro incierto. El ciudadano medio había asumido que ganaría Díaz. Y sin embargo...
"te despiertas miras la hora vas a la cocina
bebes agua te quedas sentada escuchando
el motor del frigorífico por el patio interior
- los hijos de la vecina juegan a destrozarse
los oídos estás sola y te acude una inquietud
propia de domingos con resaca un nerviosismo
- de condones rotos".
2. EL DERROTADO, ÁNGEL GONZÁLEZ.
Un poema sobre el fracaso para una líder andaluza que se ha reconocido “acostumbrada a ganar”.
"Atrás quedaron los escombros:
humeantes pedazos de tu casa,
veranos incendiados, sangre seca
sobre la que se ceba -último buitre-
el viento.
- Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra
posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado (...)".
3. CUALQUIER SISTEMA, LEONARD COHEN.
Un poema hecho para ser recitado por Pedro Sánchez a Susana Díaz y sus barones tal lunes como hoy.
"Cualquier sistema que montéis sin nosotros será derribado.
Ya os avisamos antes, y nada de lo que construisteis ha perdurado
Oídlo mientras os inclináis sobre vuestros planos
Oídlo mientras os arremangáis
Oídlo una vez más
Cualquier sistema que montéis sin nosotros será derribado
Tenéis vuestras drogas
Tenéis vuestras Pirámides, vuestros Pentágonos
Con toda vuestra hierba y vuestras balas ya no podéis cazarnos
Lo único que revelaremos de nosotros es este aviso
Nada de lo que construisteis ha perdurado
Cualquier sistema que montéis sin nosotros será derribado".
4. MITIN DE IZQUIERDAS, JORGE RIECHMANN.
Forma parte del poemario El día que dejé de leer El País y habla de la confusión de sentirse -o no- perteneciente a un partido, a una ideología. De recomendada lectura para los puristas de la izquierda. También para los que dudan.
"Los oradores se sucedían
sobre la tribuna
yo me preguntaba
bajo la tribuna:
yo
¿soy de los nuestros?
e incluso: yo
¿soy de los míos?
muchas horas después
de acabada la reunión me
revolvía en la cama
maldormía entresoñaba
caía regresaba: y estaba razonablemente
seguro:
'yo'
no
es
mío".
5. CUÍDATE, ESPAÑA, DE TU PROPIA ESPAÑA, CÉSAR VALLEJO.
Un poema para estudiar la escisión política generalizada.
"¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,
del verdugo a pesar suyo
y del indiferente a pesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
te negará tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaveras!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!…".
6. A ELLOS, MARIO BENEDETTI.
Sobre el hecho de que Díaz consiguiese 1.100 votos menos, que son secretos, que firmas públicas a favor de su candidatura. A esos -falsos- amigos que acabaron yéndose.
"Se me han ido muriendo los amigos
se me han ido cayendo del abrazo
me he quedado sin ellos en el día
pero vuelven en uno que otro sueño
-
Es una nueva forma de estar solo
de preguntar sin nadie que responda
queda el recurso de tomar un trago
sin apelar al brindis de los pobres
(...)
Pero se van figurando los amigos
los buenos/los no tanto/los cabales
me he quedado con las manos vacías
esperando que alguien me convoque
-
Sin embargo todos y cada uno
me han dejado un legado un regalito
un consuelo/un sermón/una chacota
un reproche en capítulos/un premio".
7. EL POEMA, JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.
Con todo, ¿servirá para levantar el partido la victoria de Sánchez, que ya lo hundió una vez? ¿Tiene futuro el PSOE o está destinado a la cornada constante? Quizá no tenga solución y sea mejor dejarlo ser, como decía Jiménez en su poema más breve.
"¡No le toques ya más,
que así es la rosa!".
Fuente:
http://www.elespanol.com/cultura/20170522/217978525_0.html
domingo, 4 de junio de 2017
¿Giro en el PSOE?
Rafael Silva
"Pero conviene no equivocarse: el PSOE, como cualquier otro partido que pretendiera resucitar la socialdemocracia más allá de las palabras, está condenado al fracaso, sea cualquiera el líder que elija. Porque en la actual época de dominación del capital financiero globalizado no existe posibilidad de practicar ningún tipo de keynesianismo (de Estado "redistributivo"). La diferencia principal entre un PSOE encabezado por Sánchez y un PSOE dirigido por Díaz es que aquel podrá tratar de mantener durante más tiempo la ficción de ser una "alternativa a la derecha", apuntalando el bipartidismo dinástico de la alternancia, y éste (si hubiera ganado ella) se habría mostrado más claramente como una mala copia de esa derecha. Los militantes del PSOE que realmente se sientan de izquierda comprobarán esto más pronto que tarde. Y entonces tendrán que preguntarse qué hacen ellos en un partido como ese" (Isidoro Moreno)
"La victoria de Sánchez debilita al Gobierno de Rajoy, facilita cierta colaboración con Unidos Podemos y convergencias, pero su proyecto está lejos de forjar una deseable alianza de progreso. Para ello, además de un mínimo de confianza y lealtad es imprescindible avanzar en un programa mínimo compartido de giro socioeconómico progresista y democratizador, de regeneración democrática y respecto de la problemática territorial" (Antonio Antón)
"Que el mundo se pare, que el PSOE sigue sin saber qué quiere ser, y mientras lo decide que nadie más actúe. Algo magnífico para seguir ganando tiempo y que el guión pueda completarse" (Olga Rodríguez)
La militancia de base del PSOE, en su mayoría, se expresó en las pasadas Elecciones Primarias del partido de forma rotunda y contundente. Ya conocemos la historia previa: el PSOE, de derrota en derrota electoral, y con su nicho de votantes en continuo descenso, después de muchas indefiniciones y ambigüedades, quiso hacer un acercamiento a Podemos para desbancar al PP del gobierno, lo que propició un golpe de Estado del aparato del partido, para provocar la dimisión de su Secretario General, e implantar una Comisión Gestora presidida y compuesta por afines a la lideresa andaluza y a toda su cohorte de fieles barones, tanto regionales como históricos. Tras las primarias, Susana Díaz, avalada por dicha cohorte de dinosaurios del partido, cayó derrotada ante un Pedro Sánchez que salió fortalecido de dicha gesta. Y así, los Felipe González, Alfonso Guerra, Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, José Bono, Eduardo Madina, Fernández Vara, Javier Lambán, Ximo Puig, Emiliano García-Page, y tantos otros afines al Susanato, hubieron de retirarse de la primera línea, para dejar paso al flamante Secretario General electo. Hay quien dice que triunfó la militancia, pero...¿de verdad podemos esperar un giro en una de las dos patas del bipartidismo? ¿en serio Pedro Sánchez se atreverá a revolucionar el PSOE hasta situarlo como un referente de la izquierda? Mucho nos tememos que es una ingenuidad supina proclamarlo tan abiertamente.
Por supuesto, un actor fundamental que tendrá enfrente será la caverna mediática, antaño auténtico referente de la prensa progresista, como es el diario El País. Su maquinaria no tardó en reaccionar, y al día siguiente publicaba un patético editorial, que fue muy bien analizado por Rosa Guevara en este artículo. Ha sido derrotado, como decimos, el PSOE del aparato, el PSOE oficialista, el PSOE del régimen, el PSOE de los dinosaurios, el PSOE resignado y domesticado. Fue abatido el PSOE del bipartidismo y de la alternancia...¿pero viene de verdad un nuevo PSOE? ¿Es el nuevo PSOE el PSOE que necesitamos? ¿Será un PSOE que de verdad responda a sus siglas "Socialista" y "Obrero"? Dejadme, queridos lectores y lectoras, que muestre mis más profundas dudas sobre ello. Hasta ahora, Pedro Sánchez hace uso de una retórica discursiva regeneradora y democrática, pero a la hora de las verdades, sigue siendo el mismo Pedro Sánchez de siempre. Hasta ahora, le ha vuelto a mostrar su apoyo a Rajoy para el asunto de la negativa cerrada a celebrar un referéndum en Cataluña, y se ha negado a apoyar la moción de censura al Gobierno de Rajoy presentada por Unidos Podemos. Mal comienzo, pues. El insistente "NO es NO" sólo indica una retórica falaz y vacía, un eslógan mitinero que no esconde ningún proyecto político detrás, si no va acompañado de un conjunto de medidas políticas, económicas y sociales de auténtica ruptura con el régimen actual. Y parece estar claro que Pedro Sánchez y su renovado equipo no están por la labor de apoyar las políticas de la izquierda transformadora.
El renacido líder del partido tiene que abandonar la ambigüedad y situarse claramente, definiendo y situando al partido ante las políticas que sean capaces de ofrecer una clara alternativa, si es que quiere recuperar algo de credibilidad. Porque, ¿quién es realmente Pedro Sánchez? O mejor dicho...¿en qué Pedro Sánchez tenemos que creer? ¿En el que se alineaba y defendía la reforma del artículo 135 de la Constitución, el TTIP, el CETA, la unidad de España, las privatizaciones y las reformas laborales, o el que por el contrario denunciaba el complot de las élites del aparato "socialista" para desalojarlo de Ferraz y confesaba no haber entendido el fenómeno de Podemos? ¿Qué Pedro Sánchez tendremos ahora? Y por otra parte, incluso bajo un Pedro Sánchez renovado y coherente, no le arrendamos sus ganancias, ya que tendrá que luchar contra el aparato del partido, el mismo que se alineó con Susana Díaz en las primarias, y que sigue defendiendo a capa y espada un PSOE social-liberal. Esa parte del régimen bipartidista conserva aún mucho poder, a través de sus relaciones económicas, políticas y mediáticas. Sánchez primero ha de estar profundamente convencido del giro político que debe protagonizar el PSOE (de lo que aún tenemos dudas), pero más allá, deberá poseer una gran valentía para implementarlo con éxito, de lo cual dudamos aún más. Pero el hecho es que no se puede estar en misa y repicando. No se puede estar "próximo a los votantes de Podemos" (como ha declarado recientemente), pero en cambio enfrentarse a Pablo Iglesias continuamente, en vez de entablar un profundo, constante y leal diálogo y entendimiento con la formación morada.
¿Ofrecerá por tanto Pedro Sánchez ese necesario giro a la izquierda en el PSOE? ¿Cambiará el rumbo en asuntos tan significativos como el entendimiento con Podemos, la aceptación del derecho a decidir, el fin de los recortes y de la austeridad, la nacionalización de los bancos rescatados, la desobediencia frente a los mandatos de las instituciones europeas, la ruptura con la Iglesia Católica, o el fin de las puertas giratorias, entre otros muchos asuntos? ¿Defenderá una Renta Básica Universal, un nuevo modelo energético renovable, la salida de la OTAN, o un Proceso Constituyente? Un PSOE que responda a este perfil es el que necesitamos, pues en caso contrario, estaremos ante el mismo perro, sólo que con otra correa. Lo que está claro es que si Pedro Sánchez continúa como en su primera etapa al frente de la Secretaría General, esto es, dando bandazos, ofreciendo incoherencia y cobardía, intentando ganar tiempo, haciéndose amigo de Albert Rivera mientras se aleja de Pablo Iglesias, etc., más tarde o más temprano el PSOE volverá a implosionar, volverá a sufrir una catarsis, pues es un partido que está abocado al fracaso total. Sólo un Pedro Sánchez convencido y valiente, dispuesto a garantizar esa "autonomía" que tanto ha reclamado para el PSOE en sus mítines, será capaz de rescatar para la izquierda a un partido sumido en su más profunda crisis. Tiene el apoyo de una gran parte de la militancia, de la mayoría de las bases del partido, pero eso sólo no bastará. Se necesitarán grandes dosis de "mano izquierda" para lidiar contra un aparato rígido y anclado en el pasado, que no quiere renunciar a las prebendas de un PSOE que ha entablado grandes pero peligrosas amistades.
Por tanto, el necesario giro en el PSOE ni está ni se le espera. Todo parece obedecer, como muy bien afirma José López en su artículo, a una operación de marketing de estrategia muy elaborada para intentar recuperar el terreno perdido, y volver a frenar a Unidos Podemos. De entrada, consiguen tener al PSOE en el candelero (de hecho, su recuperación en las encuestas ya se ha conseguido), intentando volver a crear la esperanza en la ciudadanía de que el partido del capullo representa una regeneración democrática en este país, cuando lo cierto es que han tenido muchos años de gobierno para llevarla a cabo, y lo único que han hecho ha sido enterrar al partido en las miserias de la socialdemocracia. En resumidas cuentas, ¿podemos esperar realmente un cambio de rumbo en el PSOE? Mucho nos tememos que no, ya que el camaleónico Sánchez sigue dando una de cal y otra de arena. Desde la famosa entrevista en el programa "Salvados" de la Sexta con Jordi Évole, donde declaraba abiertamente haberse equivocado rotundamente con PODEMOS, parece haber pasado mucho tiempo, y de nuevo los mensajes del sanchismo vuelven a ser ambiguos, incoherentes y poco creíbles. Su famoso hastag "AquíEstáLaIzquierda" vuelve a ser un truco falaz para mantener la ilusión de los militantes más fieles al sanchismo, pero creemos que dará poco de sí cuando comiencen a aparecer los grandes asuntos en los cuales el PSOE comparte diagnóstico y recetas con el PP: modelo territorial, tratados de libre comercio, defensa cerrada de la monarquía, pacto antiterrorista, reformas laborales regresivas, modelo educativo, etc. Su línea viene siendo la de amagar con algunas reformas sociales que tienden a homologar derechos (mundo LGTBI, muerte digna, feminismo, etc.), pero no variar un ápice el modelo económico neoliberal, que es el verdadero responsable de la tremenda crisis multifacética que vivimos. Por tanto, mucho tendrían que cambiar las cosas para que viéramos a un PSOE que se aleje del PP, de las puertas giratorias, del dogma neoliberal y de las complicidades con los poderes económicos. Y eso es justo lo que necesitamos.
Blog del autor:
http://rafaelsilva.over-blog.es
"Pero conviene no equivocarse: el PSOE, como cualquier otro partido que pretendiera resucitar la socialdemocracia más allá de las palabras, está condenado al fracaso, sea cualquiera el líder que elija. Porque en la actual época de dominación del capital financiero globalizado no existe posibilidad de practicar ningún tipo de keynesianismo (de Estado "redistributivo"). La diferencia principal entre un PSOE encabezado por Sánchez y un PSOE dirigido por Díaz es que aquel podrá tratar de mantener durante más tiempo la ficción de ser una "alternativa a la derecha", apuntalando el bipartidismo dinástico de la alternancia, y éste (si hubiera ganado ella) se habría mostrado más claramente como una mala copia de esa derecha. Los militantes del PSOE que realmente se sientan de izquierda comprobarán esto más pronto que tarde. Y entonces tendrán que preguntarse qué hacen ellos en un partido como ese" (Isidoro Moreno)
"La victoria de Sánchez debilita al Gobierno de Rajoy, facilita cierta colaboración con Unidos Podemos y convergencias, pero su proyecto está lejos de forjar una deseable alianza de progreso. Para ello, además de un mínimo de confianza y lealtad es imprescindible avanzar en un programa mínimo compartido de giro socioeconómico progresista y democratizador, de regeneración democrática y respecto de la problemática territorial" (Antonio Antón)
"Que el mundo se pare, que el PSOE sigue sin saber qué quiere ser, y mientras lo decide que nadie más actúe. Algo magnífico para seguir ganando tiempo y que el guión pueda completarse" (Olga Rodríguez)
La militancia de base del PSOE, en su mayoría, se expresó en las pasadas Elecciones Primarias del partido de forma rotunda y contundente. Ya conocemos la historia previa: el PSOE, de derrota en derrota electoral, y con su nicho de votantes en continuo descenso, después de muchas indefiniciones y ambigüedades, quiso hacer un acercamiento a Podemos para desbancar al PP del gobierno, lo que propició un golpe de Estado del aparato del partido, para provocar la dimisión de su Secretario General, e implantar una Comisión Gestora presidida y compuesta por afines a la lideresa andaluza y a toda su cohorte de fieles barones, tanto regionales como históricos. Tras las primarias, Susana Díaz, avalada por dicha cohorte de dinosaurios del partido, cayó derrotada ante un Pedro Sánchez que salió fortalecido de dicha gesta. Y así, los Felipe González, Alfonso Guerra, Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, José Bono, Eduardo Madina, Fernández Vara, Javier Lambán, Ximo Puig, Emiliano García-Page, y tantos otros afines al Susanato, hubieron de retirarse de la primera línea, para dejar paso al flamante Secretario General electo. Hay quien dice que triunfó la militancia, pero...¿de verdad podemos esperar un giro en una de las dos patas del bipartidismo? ¿en serio Pedro Sánchez se atreverá a revolucionar el PSOE hasta situarlo como un referente de la izquierda? Mucho nos tememos que es una ingenuidad supina proclamarlo tan abiertamente.
Por supuesto, un actor fundamental que tendrá enfrente será la caverna mediática, antaño auténtico referente de la prensa progresista, como es el diario El País. Su maquinaria no tardó en reaccionar, y al día siguiente publicaba un patético editorial, que fue muy bien analizado por Rosa Guevara en este artículo. Ha sido derrotado, como decimos, el PSOE del aparato, el PSOE oficialista, el PSOE del régimen, el PSOE de los dinosaurios, el PSOE resignado y domesticado. Fue abatido el PSOE del bipartidismo y de la alternancia...¿pero viene de verdad un nuevo PSOE? ¿Es el nuevo PSOE el PSOE que necesitamos? ¿Será un PSOE que de verdad responda a sus siglas "Socialista" y "Obrero"? Dejadme, queridos lectores y lectoras, que muestre mis más profundas dudas sobre ello. Hasta ahora, Pedro Sánchez hace uso de una retórica discursiva regeneradora y democrática, pero a la hora de las verdades, sigue siendo el mismo Pedro Sánchez de siempre. Hasta ahora, le ha vuelto a mostrar su apoyo a Rajoy para el asunto de la negativa cerrada a celebrar un referéndum en Cataluña, y se ha negado a apoyar la moción de censura al Gobierno de Rajoy presentada por Unidos Podemos. Mal comienzo, pues. El insistente "NO es NO" sólo indica una retórica falaz y vacía, un eslógan mitinero que no esconde ningún proyecto político detrás, si no va acompañado de un conjunto de medidas políticas, económicas y sociales de auténtica ruptura con el régimen actual. Y parece estar claro que Pedro Sánchez y su renovado equipo no están por la labor de apoyar las políticas de la izquierda transformadora.
El renacido líder del partido tiene que abandonar la ambigüedad y situarse claramente, definiendo y situando al partido ante las políticas que sean capaces de ofrecer una clara alternativa, si es que quiere recuperar algo de credibilidad. Porque, ¿quién es realmente Pedro Sánchez? O mejor dicho...¿en qué Pedro Sánchez tenemos que creer? ¿En el que se alineaba y defendía la reforma del artículo 135 de la Constitución, el TTIP, el CETA, la unidad de España, las privatizaciones y las reformas laborales, o el que por el contrario denunciaba el complot de las élites del aparato "socialista" para desalojarlo de Ferraz y confesaba no haber entendido el fenómeno de Podemos? ¿Qué Pedro Sánchez tendremos ahora? Y por otra parte, incluso bajo un Pedro Sánchez renovado y coherente, no le arrendamos sus ganancias, ya que tendrá que luchar contra el aparato del partido, el mismo que se alineó con Susana Díaz en las primarias, y que sigue defendiendo a capa y espada un PSOE social-liberal. Esa parte del régimen bipartidista conserva aún mucho poder, a través de sus relaciones económicas, políticas y mediáticas. Sánchez primero ha de estar profundamente convencido del giro político que debe protagonizar el PSOE (de lo que aún tenemos dudas), pero más allá, deberá poseer una gran valentía para implementarlo con éxito, de lo cual dudamos aún más. Pero el hecho es que no se puede estar en misa y repicando. No se puede estar "próximo a los votantes de Podemos" (como ha declarado recientemente), pero en cambio enfrentarse a Pablo Iglesias continuamente, en vez de entablar un profundo, constante y leal diálogo y entendimiento con la formación morada.
¿Ofrecerá por tanto Pedro Sánchez ese necesario giro a la izquierda en el PSOE? ¿Cambiará el rumbo en asuntos tan significativos como el entendimiento con Podemos, la aceptación del derecho a decidir, el fin de los recortes y de la austeridad, la nacionalización de los bancos rescatados, la desobediencia frente a los mandatos de las instituciones europeas, la ruptura con la Iglesia Católica, o el fin de las puertas giratorias, entre otros muchos asuntos? ¿Defenderá una Renta Básica Universal, un nuevo modelo energético renovable, la salida de la OTAN, o un Proceso Constituyente? Un PSOE que responda a este perfil es el que necesitamos, pues en caso contrario, estaremos ante el mismo perro, sólo que con otra correa. Lo que está claro es que si Pedro Sánchez continúa como en su primera etapa al frente de la Secretaría General, esto es, dando bandazos, ofreciendo incoherencia y cobardía, intentando ganar tiempo, haciéndose amigo de Albert Rivera mientras se aleja de Pablo Iglesias, etc., más tarde o más temprano el PSOE volverá a implosionar, volverá a sufrir una catarsis, pues es un partido que está abocado al fracaso total. Sólo un Pedro Sánchez convencido y valiente, dispuesto a garantizar esa "autonomía" que tanto ha reclamado para el PSOE en sus mítines, será capaz de rescatar para la izquierda a un partido sumido en su más profunda crisis. Tiene el apoyo de una gran parte de la militancia, de la mayoría de las bases del partido, pero eso sólo no bastará. Se necesitarán grandes dosis de "mano izquierda" para lidiar contra un aparato rígido y anclado en el pasado, que no quiere renunciar a las prebendas de un PSOE que ha entablado grandes pero peligrosas amistades.
Por tanto, el necesario giro en el PSOE ni está ni se le espera. Todo parece obedecer, como muy bien afirma José López en su artículo, a una operación de marketing de estrategia muy elaborada para intentar recuperar el terreno perdido, y volver a frenar a Unidos Podemos. De entrada, consiguen tener al PSOE en el candelero (de hecho, su recuperación en las encuestas ya se ha conseguido), intentando volver a crear la esperanza en la ciudadanía de que el partido del capullo representa una regeneración democrática en este país, cuando lo cierto es que han tenido muchos años de gobierno para llevarla a cabo, y lo único que han hecho ha sido enterrar al partido en las miserias de la socialdemocracia. En resumidas cuentas, ¿podemos esperar realmente un cambio de rumbo en el PSOE? Mucho nos tememos que no, ya que el camaleónico Sánchez sigue dando una de cal y otra de arena. Desde la famosa entrevista en el programa "Salvados" de la Sexta con Jordi Évole, donde declaraba abiertamente haberse equivocado rotundamente con PODEMOS, parece haber pasado mucho tiempo, y de nuevo los mensajes del sanchismo vuelven a ser ambiguos, incoherentes y poco creíbles. Su famoso hastag "AquíEstáLaIzquierda" vuelve a ser un truco falaz para mantener la ilusión de los militantes más fieles al sanchismo, pero creemos que dará poco de sí cuando comiencen a aparecer los grandes asuntos en los cuales el PSOE comparte diagnóstico y recetas con el PP: modelo territorial, tratados de libre comercio, defensa cerrada de la monarquía, pacto antiterrorista, reformas laborales regresivas, modelo educativo, etc. Su línea viene siendo la de amagar con algunas reformas sociales que tienden a homologar derechos (mundo LGTBI, muerte digna, feminismo, etc.), pero no variar un ápice el modelo económico neoliberal, que es el verdadero responsable de la tremenda crisis multifacética que vivimos. Por tanto, mucho tendrían que cambiar las cosas para que viéramos a un PSOE que se aleje del PP, de las puertas giratorias, del dogma neoliberal y de las complicidades con los poderes económicos. Y eso es justo lo que necesitamos.
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