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lunes, 6 de mayo de 2024

Mejor encender una vela que maldecir la oscuridad: políticas concretas frente a regeneración.

Soledad Gallego-Díaz

El bloqueo del Poder Judicial y la manipulación de la realidad por determinados medios son dos problemas delicados, pero importantes para la ciudadanía.

Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad, dice un proverbio chino que citaba a menudo John F. Kennedy. Mejor que maldecir el estado de cosas o la degeneración de la democracia es encender una vela, mostrar cuáles son las cosas que tienen arreglo, no creer que todo puede ser solucionado a corto plazo y por la autoridad de un Gobierno y, eso sí, poner en marcha políticas concretas para solucionar problemas concretos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha apelado directamente a los ciudadanos a participar de una “regeneración democrática”, pero en la práctica, afortunadamente, se ha limitado a encender una vela sobre dos problemas concretos que afectan a la calidad de la democracia en España y que requieren políticas concretas: el descrédito de la justicia y la manipulación extrema de la realidad que llevan a cabo determinados medios de comunicación o grupos de intereses a través de las redes sociales. Son dos problemas difíciles, con tratamiento muy delicado, porque rozan consensos institucionales, pero importantes porque afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos.

Es un dato comprobado que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lleva bloqueado cinco años por decisión del Partido Popular y que ese bloqueo está provocando serio daño al funcionamiento de los tribunales. Por ejemplo, ¿quién analizará qué ha pasado en un juzgado de Málaga para que se pusiera en libertad a uno de los dirigentes mafiosos más peligrosos de Europa, en contra del fiscal y en mitad de la tramitación de una orden de extradición?

No existe el menor indicio de que el PP pueda facilitar un acuerdo en el futuro inmediato. El presidente provisional del Consejo, Vicente Guilarte, ha anunciado que dimitirá, como su predecesor, en unos meses. Según Guilarte, el comisario europeo que, a petición del PP, intentó mediar, “alucinó”, palabra textual, en las reuniones celebradas.

Así que, ¿qué se hace? ¿Se deja todo como está hasta que el PP tenga mayoría suficiente como para cambiar, entonces sí, la ley a su gusto? La perspectiva y la impotencia parecen haber amargado la existencia al presidente del Gobierno, hasta el extremo de llevarle a pensar que procedía movilizar a la opinión pública con una comparecencia televisiva y una inusual apelación personal, aunque sin ofrecer, de momento, una solución. Existe la posibilidad de cambiar la ley orgánica que exige mayoría de 3/5 para elegir a los vocales que nombra el Congreso y establecer una nueva norma, con mayoría absoluta que, quizás, permitiría superar el veto del PP. Es una salida polémica, debería considerarse provisional y, desde luego, debería dar como resultado la elección de nuevos vocales con garantías de no corresponder a cuotas de partidos, sino de contrastada independencia y solvencia.

Manuela Carmena, que antes que nada es jueza, lleva meses proponiendo otra salida, quizás la más rápida y razonable: que se convoque sin más al pleno del Congreso que, de acuerdo con la Constitución, debe elegir a los vocales entre la lista proporcionada por las asociaciones profesionales de jueces, aunque no exista acuerdo previo entre los grupos parlamentarios. Lo que está bloqueado, explica, no es el CGPJ, sino el Congreso, que no ha sometido a votación dicha lista como era su obligación. Quizás esa vela iluminaría bien el problema. ¿Qué harían las asociaciones de jueces ante semejante desautorización de todos y cada uno de sus candidatos?

En cuanto a la manipulación de la realidad con que abruman algunos medios a los ciudadanos, de nuevo el problema no es tanto de los medios, sino de la justicia y de los partidos. Siempre han existido medios manipuladores, aunque ahora tengan una repercusión inconcebible debido a las redes sociales. Cuando cometen delitos de injurias o calumnias pueden y deben ser denunciados y condenados. Quizás sería oportuno aumentar el importe de las multas. Es muy probable que si un periodista difamador tuviera que pagar 150.000 euros de multa por cada condena, en lugar de los 14.000 que paga ahora como máximo, se lo pensase más.

El tercer problema para abordar, quizás irresoluble, es la estrategia de algunos partidos, muy especialmente del PP actual, de meter en el espacio público, en el Parlamento o en ruedas de prensa, “denuncias” falsas que proceden de esos medios. Es una estrategia repugnante, difícil de contrarrestar. Nadie puede multar a un diputado por proferir calumnias en la Cámara o por reproducir las que han sido publicadas en las redes, por muy falsas que sean. Es una pena no creer en el infierno, para pensar, por lo menos, que arderán en el averno.

sábado, 27 de abril de 2024

"Necesito parar y reflexionar": el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, dice que se plantea dimitir tras el inicio de una investigación a su esposa

Pedro Sánchez y Begoña Gómez (foto de archivo)

FUENTE DE LA IMAGEN,REUTERS

Pie de foto,Pedro Sánchez publicó un extenso comunicado en X diciendo que su esposa, Begoña Gómez, defenderá su honor

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, anunció este miércoles la suspensión de sus actividades públicas para sopesar su posible renuncia al cargo después de que un juzgado de Madrid admitiera a trámite una denuncia contra su esposa, Begoña Gómez, por un posible delito de tráfico de influencias.

En una carta abierta a la ciudadanía, Sánchez afirmó: "Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, si debo continuar al frente del gobierno o renunciar a este honor".

El líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) atribuye la denuncia contra su esposa a "una operación de acoso y derribo" de la "derecha y la ultraderecha" con el objetivo de hacerle "desfallecer en lo político y en lo personal atacando" a su esposa.

Y señala a sus rivales de la oposición a la derecha del arco político -el líder del conservador Partido Popular, Alberto Núñez-Feijóo; y del ultraderechista Vox, Santiago Abascal- como "cooperadores necesarios" de una campaña que busca "deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas".

Sánchez aseguró en la carta que publicó en su cuenta de la red social X que "vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también" y anunció que comparecerá el próximo lunes para dar a conocer su decisión sobre su continuidad en el cargo.

"No me sorprende la sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias", dice en la carta.

"De hecho, fue el Sr. Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público", añade Sánchez.

El contenido de la denuncia

La denuncia admitida por el Juzgado de Instrucción Número 41 de Madrid contra Begoña Gómez afirma que, "prevaliéndose de su relación con el presidente del gobierno, habría recomendado o avalado por carta de recomendación con su firma a empresarios que se presentan a licitaciones públicas".

El escrito señala también que una de las empresas que obtuvo fondos públicos organizó años después una maestría en un programa universitario que ella dirige y que otra de ellas, la aerolínea Air Europa, aceptó destinar fondos para un centro de innovación en África que también estuvo a cargo de la esposa de Sánchez.

El presidente del gobierno español aseguró que su esposa se defenderá en los tribunales de unos "hechos tan aparentemente escandalosos como inconsistentes".

La denuncia fue presentada por el Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias, una organización a menudo envuelta en la polémica porque su fundador es un antiguo militante ultraderechista y que ha ganado notoriedad a base de presentar denuncias judiciales sobre supuestos casos de corrupción política que con frecuencia han acabado archivadas.

Manos Limpias alega que Gómez utilizó su influencia como mujer del presidente del gobierno para conseguir patrocinadores para un máster universitario que ella dirigía.

El juez de instrucción Juan Carlos Peinado ordenó la apertura de diligencias y citó como testigos a los directores de los medios de comunicación que han difundido las publicaciones periodísticas en las que se sustenta la denuncia, algunos con una línea editorial muy crítica con el gobierno de Pedro Sánchez.

El tribunal no facilitó más detalles, ya que el caso está bajo secreto de sumario y es preliminar; sin embargo, la Fiscalía presentó este jueves un recurso contra la apertura de la investigación y ha solicitado que se archive el caso.

Begoña Gómez 
Begoña Gómez

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY

Pie de foto,

También este jueves, el propio Manos Limpias admitió la posibilidad de que su denuncia contra Begoña Gómez se base en noticias falsas.

"No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa", dice el líder socialista en la misiva.

Manos Limpias utiliza un instrumento jurídico español único conocido como "acusación popular" para presentar denuncias penales contra terceros.

Un anuncio sorprendente

Sánchez y Begoña Gómez sonríen en una cumbre de la OTAN en Vilnus, Lituania

FUENTE DE LA IMAGEN,YVES HERMAN / REUTERS

Pie de foto,

Sánchez y Begoña Gómez sonríen en una cumbre de la OTAN en Vilnus, Lituania 

Begoña Gómez ha sido acusada de tráfico de influencias.

La carta del mandatario generó un gran revuelo en el mundo de la política, y medios nacionales e internacionales se hicieron eco de su contenido, que incluye reflexiones de corte personal.

"Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas", dice Sánchez en su carta.

Horas antes de hacerse público el texto, el PP le había exigido explicaciones en el Parlamento, a lo que el presidente del gobierno respondió diciendo que "en un día como hoy y después de las noticias que he conocido, a pesar de todo sigo creyendo en la justicia de mi país".

Medios españoles informaron que Sánchez abandonó el Parlamento el miércoles rumbo a su residencia de Madrid visiblemente molesto.

Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), la principal fuerza de la oposición, acusó a Sánchez de "dejación de funciones" por anunciar que se toma unos días hasta el lunes para decidir si continúa en el cargo.

"¿Si usted no tiene nada que temer, por qué no da explicaciones?", le preguntó Feijóo, que le reprochó además lo que considera un intento de "victimizarse".

En una conferencia de prensa, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, criticó duramente el manejo de la situación por parte de Sánchez.

Del otro lado, los ministros del gobierno respaldan al mandatario, y Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y líder del socio de coalición de izquierdas del gobierno, Sumar, le dijo a Reuters que Sánchez tiene todo su apoyo.

"La ofensiva de la derecha ultra no puede salirse con la suya", escribió en X. "(Toca) defender la democracia, el bloque progresista y la legitimidad del gobierno de coalición que tanto ha mejorado la vida de la gente".

El rol de los independentistas

La pareja presidencial asiste a un partido de tenis

La pareja presidencial asiste a un partido de tenis

FUENTE DE LA IMAGEN,

 
La decisión de Sánchez de suspender sus actos públicos se produce en un momento tenso para el PSOE, antes de las elecciones al Parlamento Europeo de junio y de los comicios en la región de Cataluña del mes que viene.

Precisamente Sánchez debía participar este jueves en el arranque de la campaña de los socialistas en Barcelona de cara a las elecciones catalanas del 12 de mayo.

El mandatario español logró ser investido de nuevo en su cargo hace unos meses con el apoyo de dos partidos separatistas catalanes, que accedieron a darle sus votos a cambio de una amnistía para los imputados y condenados por el proceso independentista en Cataluña que culminó con un referendo de independencia no autorizado en octubre de 2017.

Sin el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de Junts per Catalunya (JxCat), no habría podido permanecer en el poder.

Los partidos de la oposición están indignados por la amnistía, que también implica que el expresidente catalán Carles Puigdemont pueda presentarse a las elecciones del 12 de mayo, siete años después de haberse fugado de la justicia trasladándose a Bélgica.

Puigdemont todavía enfrenta un caso de terrorismo, pero cree que la amnistía le permitirá regresar a España.

Claro que merece la pena

El presidente del Gobierno español ha escrito una carta a la ciudadanía que, a mi juicio, no puede ser más sincera. Una carta en la que dice que la cacería que la derecha y algunos medios han emprendido contra él hace tiempo y ahora contra su mujer, está siendo tan brutal que ha sobrepasado el límite que un ser humano puede soportar. Dice que necesita unos días para pensar con su esposa si merece la pena seguir adelante o si es preferible dimitir. Alguien ha dicho que podía haber hecho la reflexión en privado y, una vez concluida, haber comunicado a la ciudadanía la decisión final. Me gusta que lo haya hecho así. Ha sido valiente y claro y ha preferido compartir con la ciudadanía esa tremenda incertidumbre. Nos ha puesto a pensar.

Pues bien, he leído con atención esa carta. Y la voy a contestar. Por cortesía. Y por deber ciudadano. El presidente se pregunta si merece la pena tanto esfuerzo, tanto sufrimiento. ¿Merece la pena? Tan decisiva es la pregunta que de su respuesta depende la continuidad en el cargo o el abandono del mismo. Voy a intentar transmitirle las reflexiones de un ciudadano de a pie, aunque dudo que pueda leerme.

Merece la pena seguir adelante por quienes votaron el 23 de julio y dijeron sin ambages que querían un gobierno de coalición progresista, presidido por Pedro Sánchez. La derecha no aceptó el resultado y sería una pena que se llevara el gato al agua no por razonamientos y propuestas sino por haber proferido todo tipo de insultos y descalificaciones.

Merece la pena para toda la población que se sigan promulgando leyes progresistas. Si no hubiéramos tenido gobiernos de izquierda, no tendríamos ley del divorcio, ni del aborto, ni del matrimonio homosexual, ni de la eutanasia, ni de memoria histórica, ni contra la violencia de género…

Merece la pena, sobre todo para los más pobres, que haya un gobierno progresista. Sin gobiernos de izquierda no se hubieran subido las pensiones en la cuantía que se ha hecho, ni se hubiera incrementado el salario mínimo interprofesional como se ha subido… Sin un gobierno de izquierdas no se hubiera creado un impuesto a la banca y a las grandes empresas, no hubiera subido el empleo como ha subido y no habríamos tenido una economía pujante como la que tenemos.

Merece la pena para la escuela pública y para la sanidad pública que haya un gobierno de izquierdas que defienda los intereses de todos y de todas y no los intereses privados y los de aquellos que tienen dinero para pagar todo tipo de servicios.

Merece la pena mantener en la oposición a quienes defienden la xenofobia, la homofobia, la negación de la violencia de género y del cambio climático. Porque donde gobiernan en coalición el PP y Vox se puede comprobar que existe una pérdida de derechos y una privatización descarada de bienes y servicios.

Merece la pena que siga adelante Pedro Sánchez porque su continuidad fortalecerá la democracia. El 40% de los votantes del PP considera que Sánchez es un presidente ilegítimo. El que se vaya vendría a dar satisfacción a quienes lo consideran (y así lo dicen) un okupa de La Moncloa.

Merece la pena seguir adelante porque no se puede dar a esta miserable oposición el triunfo que ha buscado con una política rastrera de acoso y derribo. No serían las iniciativas y las propuestas de la oposición lo que provoca el abandono de la presidencia sino el dolor que han provocado las mentiras y el odio.

Merece la pena seguir adelante porque quienes han presentado una denuncia cargada de bulos y falsedades contra Begoña Gómez, esposa del presidente, tendrían el triunfo que buscaban. Lo mismo tengo que decir del juez que de forma torticera e incomprensible ha admitido a trámite la denuncia.

Merece la pena seguir trabajando por la convivencia en Cataluña, por la recuperación del diálogo entre catalanes y entre los gobiernos nacional y autonómico, por la integración de toda la ciudadanía. Es necesario continuar con el plan emprendido: los indultos dieron su fruto, ahora lo tiene que dar la ley de amnistía.

Merece la pena no dar una victoria a quienes han calificado su carta a la ciudadanía de «infame» (señorita Ayuso dixit), de irresponsable (señor Feijóo dixit), de trampa enmascarada (señor Moreno Bonilla dixit). Merece la pena seguir oponiendo a una estrategia de insulto, de descalificación y de agresividad, una postura de serenidad, de fortaleza y de respeto.

Merece la pena mantener el liderazgo en el partido socialista y no dejarlo descabezado de forma súbita con la presión que genera una búsqueda apresurada de líder. Lo mismo ha de decirse sobre el liderazgo del gobierno.

Merece la pena escribir otro capítulo del Manual de Resistencia. Sería un buen ejemplo para quienes necesitamos modelos de resiliencia. Es preciso demostrar a quienes escriben con una terrible agresividad que hay otras lecturas más aleccionadoras. Conozco el libro de Rosa Díaz «¿Cómo hemos llegado a esto?», otro de Jiménez Losantos titulado «El camino hacia la dictadura de Sánchez» y uno de mi exadmirado Fernando Savater titulado «Carne gobernada» en el que critica con dureza al presidente. ¡Cuánto odio!

Merece la pena luchar contra la mentira, contra el todo vale, contra quien se opone a todo lo que decida el Gobierno, aunque lo que decida vaya en beneficio de la ciudadanía. Luchar contra este enfangamiento de la política que la llena de infamias y atribución de malas intenciones. Luchar contra insultos tan crueles (psicópata), contra lemas tan indecentes (que te vote Txapote), contra bromas tan miserables (me gusta la fruta). Hay que seguir luchando por otro tipo de política, inspirada por la sensibilidad hacia los más débiles, por la garantía y ampliación de los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas, por el respeto al adversario y por la búsqueda de la justicia y de la verdad.

Merece la pena seguir manteniendo el prestigio internacional del presidente del Gobierno, tan evidente como bien ganado (hoy se habla de la posibilidad de que presida la Unión Europea) mientras los orgullosos patriotas de la oposición lo despellejan sin contemplaciones.

Merece la pena seguir luchando por un país más democrático, más solidario, más feminista, más abierto, más laico, más plural, más respetuoso, más próspero, más justo, más sostenible, más habitable, más acogedor. Y eso es lo que busca este Gobierno, encabezado por su presidente.

Sí, merece la pena. La cacería que ha emprendido esta derecha ultramontana está siendo de tal virulencia que, incluso en este momento de desolación de su adversario, no ha habido ni una pizca de comprensión, de compasión o de piedad. No han respetado su derecho a la debilidad. Han seguido con su brutalidad habitual: se trata de una maniobra, de una irresponsabilidad, de una reacción de adolescente, de una estrategia para provocar la adhesión y para amedrentar a los jueces, a los medios y a los empresarios…

Hay quien ha criticado que haya manifestado públicamente que es una persona profundamente enamorada de su esposa. Ayuso dice que la carta está «entre el sentimentalismo y el chavismo». Dice también que es una carta «alegal» (creo que esta mujer, en muchas ocasiones, no conoce el significado de las palabras). Por una vez, un político dice algo hermoso y emotivo. Un político que manifiesta sus sentimientos con sinceridad y dice que está destrozado porque están agrediendo a su esposa. Y esa gota de agua que colma el vaso confirma que le ha hecho saltar no el sinnúmero de agresiones feroces recibidas sobre su persona sino el ataque a la mujer que ama.

Dicen, incluso, que está ofreciendo una imagen mala del país ante el exterior. Feijóo habla de «bochorno internacional». No. La mala imagen no la ofrece quien se encuentra afectado por una persecución injusta y cruel. La mala imagen la ofrecen quienes están practicando una política de oposición torpe, brutal, egoísta y malintencionada.

Ni media disculpa por haber hecho una denuncia rastrera, mentirosa, amasada con bulos y mentiras. Solo han dicho que la culpa la tienen quienes publicaron esas noticias. Se llaman Manos Limpias. Sí, limpias de dignidad, de respeto, de racionalidad, de justicia y de verdad.

Es probable que si, al fin, decide el presidente presentar su dimisión, la derecha seguirá diciendo que tiene apego al sillón de La Moncloa, tanto apego que le acusarán de habérselo llevado a su casa. El señor Feijóo, que solo se rige por la responsabilidad y no por el ansia de poder, decidirá volverse a Galicia a meditar sobre la caducidad de la vida. A él no le importa nada el sillón de La Moncloa. ¿A que no?

Miguel Ángel Santos Guerra, El Adarve.

domingo, 31 de diciembre de 2023

Gaza como problema nacional.

En el debate de este pasado viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU el apoyo, implícito obviamente, a la posición de António Guterres y Pedro Sánchez fue abrumadora. No solo en la votación, sino sobre todo en la argumentación con base en la cual se justificó la emisión del voto a favor de la resolución.

El secretario general de la ONU, António Guterres, habla durante una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en Nueva York (EEUU), el 8 de diciembre de 2023.https://www.eldiario.es/contracorriente/gaza-problema-nacional_132_10753382.html
El secretario general de la ONU, António Guterres, habla durante una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en Nueva York (EEUU), el 8 de diciembre de 2023.

Estaba pendiente de seguir la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU de este pasado viernes en la que se iba a debatir la propuesta de un alto el fuego humanitario, presentada por Emiratos Árabes Unidos en nombre de los países árabes de la organización y copatrocinada por España, entre otro centenar de miembros. La convocatoria del Consejo se produjo a instancias del secretario general, António Guterres, que recurrió al artículo 99 de la Carta fundacional para intentar forzar un alto el fuego humanitario que alivie la catastrófica situación en la Franja.

Como suelo hacer casi siempre conecté con la CNN primero y la BBC después para seguir el debate, la votación y la explicación del voto por los representantes de los distintos Estados que intervinieron directamente en el debate, pero ninguno de los dos se dignó ocuparse de la reunión del Consejo, de tal manera que tuve que seguirla en Al Jazeera, que la retransmitió sin comentario de ningún tipo.

Como el lector, sin duda, sabe, la resolución del Consejo contó con el apoyo de todos los miembros de dicho órgano con la excepción de los Estados Unidos, que la vetó, y del Reino Unido que se abstuvo.

Para los ciudadanos de Portugal y España la reunión del Consejo resultaba especialmente interesante por la dimensión nacional que ha adquirido el conflicto tras haber acusado el Gobierno de Israel a António Guterres y a Pedro Sánchez de favorecer al terrorismo de Hamas. En el caso de António Guterres por haber afirmado en un primer momento que el 7 de octubre no se había producido “en el vacío”, motivo por el que el representante de Israel en Naciones Unidas exigió su dimisión inmediata y por haber recurrido después al artículo 99 de la Carta, motivo por el que se le acusó por el Gobierno de Israel de estar boicoteando la paz y promoviendo la continuidad del conflicto bélico. En el caso de Pedro Sánchez por haber afirmado que la acumulación de víctimas palestinas resultaba “insufrible” y que Israel tenía el derecho a la defensa, pero que tenía que ejercerlo respetando el Derecho Internacional humanitario.

En el debate de este pasado viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU el apoyo, implícito obviamente, a la posición de António Guterres y Pedro Sánchez fue abrumadora. No solo en la votación, sino sobre todo en la argumentación con base en la cual se justificó la emisión del voto a favor de la resolución.

No he seguido la reacción que se ha producido en Portugal ante la petición de dimisión de António Guterres y la acusación de que promueve el terrorismo de Hamas, pero no parece que la derecha portuguesa haya aprovechado la ocasión para alinearse con el Gobierno de Israel.

En España, por el contrario, Alberto Núñez Feijóo sí ha atacado con virulencia al presidente del Gobierno, haciéndolo responsable de la crisis diplomática con el Estado de Israel y Esteban González Pons, en el debate en el Congreso de los Diputados con motivo de la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores, acusó al Gobierno de haberse equivocado de bando y de no haber identificado correctamente el problema, dando con ello cobertura al terrorismo.

Vox, como siempre, dio un paso más, desplazándose Santiago Abascal a Tel Aviv para solidarizarse visiblemente, una imagen vale más que mil palabras, con Benjamín Netanyahu.

Después de seguir el debate en el Consejo de Seguridad de este viernes, me acordé del debate que se produjo acerca de la guerra de Irak en un momento en que España era uno de los países miembros de dicho Consejo que se alineó con los Estados Unidos y el Reino Unido. Después vino la foto de las Azores, en la que, además del presidente de los Estados Unidos, del primer ministro del Reino Unido y del presidente del Gobierno español, figuraba como anfitrión el primer ministro de la derecha portuguesa. Y me interrogué a continuación ¿qué posición habría adoptado España este pasado viernes si Alberto Núñez Feijóo fuera presidente del Gobierno y Santiago Abascal vicepresidente?

Dado que el conflicto parece que va a prolongarse, me temo que seguirá proporcionando munición a las derechas españolas para atacar al Gobierno. Espero que no se olvide. Pocos casos como este sirven para poner de manifiesto la diferencia que existe entre un Gobierno de derecha y otro de izquierda. La diferencia entre el servilismo de José María Aznar y la valentía de Pedro Sánchez.

https://www.eldiario.es/contracorriente/gaza-problema-nacional_132_10753382.html

Javier Pérez Royo, 

domingo, 10 de diciembre de 2023

_- Pedro Sánchez

_- Por Juan Torres López | 07/12/2023 | España
Fuentes: Ganas de escribir

Es fácil comprobar que no soy un adulador del presidente del Gobierno español. Basta con poner su nombre y apellido en el buscador de mi página web para encontrar varios artículos en los que he criticado alguna de sus decisiones o políticas. Los últimos, sobre sus acuerdos con los independentistas catalanes.

Pero, siendo así, no formo parte de la turba que le achaca a Pedro Sánchez todo tipo de maldades y defectos, olvidando lo que ha ocurrido y quién nos ha gobernado y cómo en la reciente historia de España.

Es normal que la derecha española no pueda soportarlo. No hay en nuestro país otro político con su determinación, coraje y arrojo. Y creo que sería muy difícil encontrar, no en España sino en todo el planeta, otro líder que haya triunfado en tantas batallas inicialmente consideradas perdidas por todo el mundo, como las que ha ganado Sánchez frente al poder económico, los medios de comunicación y los aparatos de partido. Como dice un buen amigo mío, es el único dirigente español que parece haber leído con provecho a Maquiavelo y todo esto le sitúa a una distancia astronómica de los políticos y periodistas que lo maldicen y critican. Normal que lo odien.

A mí particularmente no me gusta cómo funciona el PSOE bajo su liderazgo. Me parece en exceso cesarista y alejado de la sociedad civil. Y no se puede negar que Pedro Sánchez ha hecho en ocasiones justamente lo contrario de lo que anteriormente había prometido a sus electores (lo cual, por cierto, no es exactamente lo mismo que mentir). Pero, ¿acaso esos son defectos exclusivos de Pedro Sánchez?

Los partidos tan poco democráticos, sin apenas ideología ni proyectos de futuro y sometidos a la decisión de uno o muy pocos líderes son, desgraciadamente, lo común en nuestras democracias heridas. Y el incumplimiento de las promesas o la distancia entre lo dicho y lo hecho, el olvido de los principios y los giros radicales no son, ni mucho menos, algo que sólo se pueda achacar a Pedro Sánchez.

¿No cambió Adolfo Suárez desde que fuera baluarte de una dictadura hasta comprometerse con la democracia? ¿Acaso fue fiel Felipe González a sus iniciales reclamos políticos, a su promesa de no entrar en la OTAN, por ejemplo? ¿Respetó sus valores Aznar, que inició su vida política ciscándose en la Constitución? ¿No hizo algo peor que incumplir sus promesas cuando en diversas ocasiones mintió descaradamente a los españoles en asuntos tan graves como el terrorismo o la guerra? ¿Cumplió siempre con lo dicho Rajoy, quien aseguró que sus políticas contra la crisis no le costarían un euro a los españoles?

No es verdad, sencillamente, que Pedro Sánchez haya incumplido más promesas que otros ex presidentes y, desde luego, no ha mentido (en el sentido literal del término) como lo hizo Aznar, para comprometer a España con una guerra ilegal, tratando de ganar una elecciones achacando a ETA la matanza del 11M, o como mintieron algunos de sus ministros, como Trillo, para ocultar la muerte vergonzosa de militares españoles.

Por el contrario de todo eso, y además de lo que dije al inicio del artículo, creo que Pedro Sánchez ha tomado decisiones de las que modestamente creo que es de justicia decir que debemos sentirnos orgullosos todos los españoles. La más reciente, ir a Israel y decir allí lo que ha dicho.

En presencia de diferentes autoridades israelíes ha denunciado que la respuesta ante los actos terroristas de Hamás no debe implicar la muerte de civiles en Gaza, que la ayuda humanitaria debe entrar allí inmediatamente y que el número de palestinos muertos es realmente insoportable. Y, delante del primer ministro Benjamin Netanyahu, ha pedido el alto el fuego y el reconocimiento urgente de un Estado Palestino.

La derecha española y alguna parte de la izquierda han criticado esas declaraciones de Pedro Sánchez y el ministerio de Exteriores de Israel no sólo las ha condenado sino que afirma, mentirosamente, que esas palabras de nuestro presidente suponen un apoyo al terrorismo de Hamás.

Es seguro que se puede hacer más de lo hecho por Sánchez y que son necesarias muchas más acciones para conseguir la paz (dada la crueldad inhumana de los actores en disputa), pero creo que lo realizado por nuestro presidente es mucho y valiente y quiero agradecérselo, aunque sea tan modestamente como puedo hacerlo con este texto que ni siquiera leerá. Fuente:

sábado, 11 de noviembre de 2023

3 claves para entender el polémico acuerdo del PSOE con los independentistas catalanes para lograr la investidura de Pedro Sánchez en España

El presidente español, Pedro Sánchez.

Pie de fEl presidente español, Pedro Sánche

España está más cerca de saber quién gobernará el país los próximos cuatro años, pero lo hace sumida en un ambiente de tensión política y social.

Tras semanas de intensas negociaciones, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por el actual presidente en funciones Pedro Sánchez, logró un polémico acuerdo con el partido independentista catalán Junts per Catalunya.

Esto es clave para que Sánchez sume los apoyos necesarios en el Parlamento para ser investido nuevamente como presidente del gobierno de España.

Y es que en las elecciones del pasado mes de julio, ninguno de los candidatos logró la mayoría de votos necesaria para formar gobierno por sí mismo.

Al contrario de lo que sucede en la mayoría de los países de América Latina, España se rige por un sistema parlamentario.

Es decir, en las elecciones generales no se elige directamente al presidente, sino a un Parlamento. Y son sus miembros los que votan la formación de un Ejecutivo.

Se requiere un voto favorable de una mayoría absoluta de 176 de los 350 diputados para ser investido presidente en un primer intento, o mayoría simple, es decir más síes que noes, en un segundo.

El Partido Popular (centro-derecha) de Alberto Nuñez Feijóo ganó las elecciones al ser el más votado y obtener 137 diputados, pero no logró la investidura ni en primera ni en segunda votación por la falta de apoyos de otros partidos.

Ahora es el turno de Sánchez, que cuenta con 122 diputados.

El líder socialista buscar repetir el llamado “bloque de investidura”, la heterogénea relación de grupos de izquierda y nacionalistas e independentistas que facilitaron su ascenso al poder en 2020.

Sánchez ya se había asegurado el apoyo, entre otros, del grupo de izquierda Sumar, de independentistas vascos y de los independentistas catalanes de ERC.

Pero para obtener los votos definitivos le faltaba un acuerdo con Junts per Catalunya, que finalmente se anunció este jueves y que causó una gran polémica, por contemplar una amnistía para los condenados por el proceso independentista catalán, que culminó en 2017 con una declaración de independencia unilateral ilegal.

El pacto se dio a conocer tras días de tensión en la calle y protestas frente a las sedes del Partido Socialista, principalmente en Madrid, que se repitieron este jueves.

Pedro Sánchez el día de las elecciones.

Pedro Sánchez el día de las elecciones.

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El partido de Sánchez no logró la victoria en las elecciones del pasado julio, pero cuenta con más apoyos parlamentarios que los conservadores.


 1. En qué consiste el acuerdo

En el texto, que se dio a conocer este jueves, tanto PSOE como Junts per Catalunya reconocen sus “profundas discrepancias”, además de “desconfianzas mutuas”, pero también ven esto como una oportunidad que tienen la “voluntad de aprovechar de forma responsable”.

El pacto contempla:
  • Creación de "un mecanismo internacional entre ambas organizaciones que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue".
  • Una ley de amnistía para los políticos, líderes catalanes y ciudadanos implicados en el procés (proceso independentista catalán que derivó en la celebración de un reférendum de independencia declarado ilegal por la Justicia y una declaración unilateral de independencia) que “han sido objeto de decisiones o procesos judiciales”.
  • Participación de Cataluña de modo directo en las instituciones europeas y demás organismos y entidades internacionales. La investidura de Pedro Sánchez, con el voto a favor de todos los diputados de Junts.
  • La estabilidad de la legislatura de Pedro Sánchez.
Este último punto está sujeto a los avances y al cumplimiento de otros posibles acuerdos que resulten de negociaciones que ambos se comprometen a mantener sobre dos aspectos sobre los que hay mayores discrepancias.

Estos son:

  • La propuesta de Junts de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Cataluña bajo el amparo de la Constitución. 
  • La propuesta de Junts sobre una excepción fiscal para Cataluña que permita a esta comunidad autónoma quedarse con el 100% de lo recaudado en impuestos en ese territorio, entre otras medidas económicas.

Carles Puigdemont anunciando el acuerdo.

Carles Puigdemont anunciando el acuerdo.

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Puigdemont, fundador de Junts per Catalunya, habló del acuerdo desde Bélgica, donde se encuentra desde 2017.


2. Por qué es polémico

El independentismo catalán, así como su relación con el gobierno de España, es un asunto que ha estado en la agenda política del país desde hace más de una década y ha generado suspicacias y grandes tensiones.

El máximo punto de tensión en el llamado procés fue el referendo de autodeterminación de Cataluña de 2017, por el que varios líderes políticos y ciudadanos catalanes fueron condenados por la justicia española, ya que había sido previamente declarado ilegal y suspendido por el Tribunal Constitucional.

Se celebró el primero de octubre de ese año, en una jornada violenta con la intervención de fuerzas de seguridad del Estado.

El entonces gobierno catalán, encabezado por el expresidente Carles Puigdemont, consideró los resultados legítimos y declaró de modo unilateral la independencia de Cataluña. Días después, Puigdemont huyó a Bruselas para evitar ser enviado a prisión.

Con los acuerdos anunciados este jueves, las condenas contra los líderes independentistas, sus colaboradores y los ciudadanos serían anuladas, así como los procesos legales en marcha. De esta manera, Puigdemont podría regresar a España.

No obstante, eso depende de cuándo será aprobada la ley en el Congreso, pues los socialistas tienen que presentar el proyecto de ley para que los parlamentarios lo registren y se prevé que ese proceso se demore.

Además, existe la posibilidad de que la aplicación de la ley se paralice por la vía legal aun siendo aprobada por el Congreso.

Y es que la amnistía es fuente de una gran polémica en el país europeo, donde algunos líderes políticos han llegado a argumentar que se trata del fin del Estado de Derecho.

El propio Sánchez se había opuesto a una amnistía hasta las elecciones del pasado 23 de julio, antes de necesitar el apoyo de los independentistas catalanes para poder seguir siendo presidente.

Manifestantes frente a un grupo de policías antidisturbios. 

Manifestantes frente a un grupo de policías antidisturbios.

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Protestas que derivaron en violencia el pasado 7 de noviembre en contra de la ley de amnistía.


 El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, calificó al posible gobierno de Sánchez como el "gobierno de la mentira" y dijo que, antes que esto, era "más decoroso optar por la segunda opción: convocar nuevas elecciones".

La amnistía también ha generado duras críticas por parte de integrantes históricos del PSOE, como el expresidente Felipe González, quien ha reiterado que es mejor celebrar nuevas elecciones.

3. Qué puede pasar ahora

Este acuerdo con los independentistas ayuda a que Sánchez sume los apoyos necesarios en el Congreso de los Diputados para ser investido presidente.

El PSOE ya logró cerrar también un acuerdo con los nacionalistas vascos del PNV, por lo que Sánchez tiene asegurado un amplio apoyo en el Congreso.

Se espera que el 15 y 16 de noviembre se vote una nueva investidura en el Congreso.

Si no se logra la investidura de aquí al 27 de noviembre, los españoles tendrán que volver a las urnas en enero.

El probable éxito de Sánchez en esa votación, no obstante, no parece que vaya a acabar con la crispación política y social que se vive en España.

Tampoco con la inestabilidad dentro del Congreso.

Al anunciar el acuerdo, Puigdemont dijo que "a diferencia de la legislatura anterior, donde Sánchez tenía la estabilidad garantizada desde el inicio, ahora se la tendrá que ganar acuerdo a acuerdo, día a día".

En el caso concreto de la amnistía, el PSOE debe registrar la propuesta de esta ley en el Congreso español para que entre a trámite. Esto ya se anticipa como un proceso legislativo largo y complejo con mucha oposición. Después podría haber incluso una batalla judicial sobre su validez.

Desde el Partido Popular han acusado al presidente del gobierno en funciones de firmar un "cheque en blanco para el movimiento independentista".

"Esto es el culmen de la deriva (del PSOE) para mantenerse a toda costa en el poder. Es un proceso de capitulación a espaldas de los españoles", dijo el líder del PP, Núñez Feijóo.

Feijóo dijo que la reacción al pacto "ha de ser firme y serena, institucional, legal política y social y debe de ir mas allá de los márgenes de los partidos políticos" en lo que ha calificado como un "desafío a la democracia española".

Desde distintas asociaciones de jueces y fiscales en España firmaron un comunicado conjunto en el que expresaron su "profunda preocupación" por el pacto y no descartaron tomar acciones al considerar que "existe un riesgo evidente de quebrar la democracia".

Para el próximo domingo hay convocadas manifestaciones en toda España contra el pacto.

jueves, 26 de octubre de 2023

'The Guardian' se rinde ante Pedro Sánchez: "Es posiblemente el político de centro-izquierda más exitoso de Europa en la última década" "Si alguien puede encontrar una salida, ese es el gran superviviente político de España, Pedro Sánchez"

Pedro Sánchez celebra los resultados de las elecciones del 23J / Europa Press News


El diario británico The Guardian se ha rendido una vez más ante Pedro Sánchez tras su última estrategia política para frenar tanto al PP como al PSOE. Tras los resultados de las elecciones tanto municipales como autonómicas, que se resolvieron a favor de un Partido Popular en alza, el presidente del Gobierno anunciaba un adelanto de las elecciones electorales para someter su mandato a la voluntad popular: "Creo que la mejor salida es dar la palabra a los españoles para que expresen en las urnas su voluntad". Un gesto que dividió a los analistas políticos de todo el mundo. Mientras que algunos consideraron que se trataba de un suicidio político otros avanzaban un golpe de brillantez táctica que se produciría semanas más tarde.
A pesar de que las encuestas sugerían que una coalición entre PP y Vox podría lograr la mayoría absoluta en el parlamento, Pedro Sánchez se arriesgaba con el objetivo de frenar el auge de ambos partidos. Y lo cierto es que lo consiguió. Pese a que el PP se hizo con la victoria, Sánchez conseguía el mejor resultado electoral del PSOE en términos porcentuales desde 2008 tras obtener un 31,7% de los votos. De esta manera, el político frenaba en seco a ambos partidos y se convertía en el único candidato con opciones reales para seguir presidiendo el Gobierno de España a pesar de que no cuenta con una clara mayoría parlamentaria.

'The Guardian' alaba a Pedro Sánchez
Bajo el punto de vista del diario británico, el hecho de que Pedro Sánchez haya salido indemne de sus quintas elecciones generales en menos de ocho años le convierten en el "político de centro-izquierda más exitoso de Europa durante la última década": "Mientras que otros partidos socialdemócratas tradicionales en Europa se han enfrentado al declive o la polarización, el PSOE se ha mantenido relativamente estable, incluso cuando la política española ha estado en constante cambio y crisis".

En este artículo de opinión, firmado por Eoghan Gilmartin, se recuerda que cuando Pedro Sánchez fue acusado de ser un político blanco cuando se hizo cargo por primera vez del PSOE allá por 2014. Sin embargo, el periodista ha asegurado que con el paso de los años se ha ido convirtiendo "en un estratega brillante capaz de maniobras políticas audaces". A pesar de que este acabara abandonando el partido dos 
años más tarde como consecuencia del "profundo desacuerdo" con la decisión del Comité Federal socialista de facilitar la investidura de Mariano Rajoy, Sánchez volvía por todo lo alto en 2017 para 
hacerse nuevamente con las riendas del partido.

El gran superviviente político de España
Después de hablar acerca de algunos de sus grandes aciertos al frente del gobierno, entre los que destaca su protección a la ciudadanía durante la crisis de la COVID-19 y la inflación como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, el periodista también ha recordado algunas promesas pendientes como la ley de la vivienda que nunca ha terminado de ponerse en marcha. Finalmente, el artículo habla acerca de cómo el bloque de izquierdas suma más que el de las derechas para conformar un gobierno y que todo dependerá de Carles Puigdemont.

Bajo su punto de vista, el gobierno podría estar bloqueado durante varios meses y reconoce que es bastante probable que haya que repetir las elecciones antes de Navidad. No obstante, Gilmartin considera que si alguien puede darle la vuelta a la situación, es Pedro Sánchez: " Sin embargo, si alguien puede encontrar una salida a tal callejón sin salida, es probable que sea el gran superviviente político de España, Pedro Sánchez".

jueves, 12 de octubre de 2023

¿Qué es progresista hoy día en España?

La falta de modelo territorial en el PSOE, un partido que se presenta a sí mismo como «de Estado» pero que no tiene clara su configuración territorial y funcional, la deriva soberanista de los dirigentes más influyentes de Sumar, y el papel determinante para conformar mayorías que tiene el nacionalismo supremacista y neoliberal de Junts se están convirtiendo en una mezcla explosiva.

No voy a debatir ahora si el tema de las lenguas es prioritario o no, la constitucionalidad de la amnistía, o si conviene celebrar una consulta en Cataluña. Yo creo que el plurilingüismo enriquece a una nación; siempre he pensado que vencer y perdonar es vencer dos veces, como escribió Calderón de la Barca; y soy partidario de que los pueblos puedan decidir por sí mismos su futuro, así que nada mejor que una consulta, algo -por cierto- que hasta el propio Rajoy reclamó formalmente a Zapatero para Cataluña el 25 de abril de 2006 en el Congreso de los Diputados.

Lo que me parece que el PSOE y Sumar están haciendo mal en la presente coyuntura son dos cosas. Una, permitir que el independentismo establezca el orden de prioridades, haciendo que el debate político y social gire en torno a cuestiones (como la amnistía) que no son las fundamentales para lo que a mí me parece que es el cogollo de la política progresista: mejorar las condiciones de vida de los grupos sociales más desfavorecidos. Y otra, dejarse llevar por la lógica del independentismo y el soberanismo que (lógica e incluso legítimamente) implica debilitar la fortaleza del Estado del que quieren separarse.

Este último me parece un error garrafal porque, sin un Estado fuerte y que funcione bien, es imposible llevar a cabo políticas progresistas. Máxime, cuando además formamos parte de un entramado supranacional que ya disminuye por su cuenta nuestra capacidad de decisión y maniobra, y no siempre en beneficio de ese tipo de políticas.

Pondré cuatro ejemplos para que se entienda mejor mi preocupación y lo que quiero señalar. a) Según acaba de demostrar Funcas, la carencia material severa de los españoles más pobres no ha dejado de subir desde 2019. b) Más del 60% de las familias que debían recibir el Ingreso Mínimo Vital que aprobó el gobierno progresista no lo han recibido y sólo ha llegado a la quinta parte de la población bajo el umbral de pobreza. c) La desigualdad ha aumentado en España en los últimos años de gobierno progresista. d) También se ha incrementado la violencia de género.

Si ha habido quizá más voluntad que nunca para resolver esos problemas y se ha dado prioridad a los recursos destinados a ello, algo debe estar fallando, y yo me planteo una hipótesis de la que tengo la impresión de que no se quiere hablar en los medios progresistas: ¿no podría ser que tengamos una organización territorial y funcional del Estado inadecuada, con una central y 17 autonómicas ineficientes que, en conjunto, no están funcionando como debieran?

No soy partidario del Estado centralista y menos en una España tan diversa y plurinacional como reconocen la propia Constitución y los diferentes estatutos de autonomía. Pero eso es una cosa y otra no entender que, si se quiere hacer política progresista, se necesita un Estado fuerte, equilibrador y eficiente, y no débil. Lo contrario de lo que resulta cuando se cede permanentemente ante las demandas y prioridades del nacionalismo del privilegio y del independentismo.

martes, 19 de septiembre de 2023

Súbase, súbase al armario

Feijóo
Hace muchos años me contaron un chiste que encierra una interesante lección. La superiora de un convento de monjas acude al cuartel de la guardia civil para denunciar un hecho escandaloso. Desde las habitaciones de las religiosas se ve a hombres y mujeres desnudos en una piscina particular. Hay que poner fin a esa indecencia inadmisible. El capitán de la guardia civil acude al convento y le pide a la superiora que le muestre una habitación desde donde se ve a los bañistas desnudos. La religiosa abre la ventana y el capitán se muestra sorprendido.

· Reverenda hermana, aquí no se ve absolutamente nada de lo que me dice.

· ¿Que no se ve nada?, dice la superiora. Súbase, súbase al armario.
Hay que subirse al armario de la malicia para ver ciertas cosas. Y ahora no me voy referir a cuestiones relacionadas con la moral puritana sino con la decencia política.

Para el PP está muy claro que Pedro Sánchez quiere permanecer en la Moncloa. ¡Qué indecencia! Los líderes de la derecha no se dan cuenta de que es lo mismo que quiere hacer el señor Feijóo, pero para entrar. Desde la parte superior de ese armario se ve también que el señor Sánchez está dispuesto a todo para conseguir ese objetivo. Incluso a pactar con independentistas fugados de la justicia. Pero el señor Feijóo lo está intentando todo también hasta con malas artes, como explicaré luego. Incluso, dice Bendodo, está dispuesto a negociar con Junts. Y además, desde ese estratégico se ve que el señor Sánchez quiere seguir en la Moncloa no para trabajar por España sino para destruirla. Y por pura ambición. Por el contrario, el señor Feijóo solo quiere la salvación y la unidad de la Patria. Lo que está haciendo por presentarse a la investidura no es fruto de una ambición desmedida sino de la más sacrificada responsabilidad. Sencillamente, cumple la voluntad de los españoles que le votaron.

¿Cuántas veces tenemos que escuchar al PP decir que su lista fue la más votada en las elecciones del 23 de julio? Nadie lo discute. Parece que los promotores del pucherazo no fueron suficientemente hábiles, que la artimaña de Sánchez de convocar elecciones en verano no le salió bien porque hubo una buena participación, que los trabajadores de correos no fueron tan incompetentes como decía Feijóo. Menos mal que la suya fue la lista más votada. No sé lo que hubiera pasado si hubiera sido ganadora la lista del adversario

En el debate cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, el líder del PP le propuso de forma reiterada al Presidente del Gobierno que se comprometiese a apoyar la lista más votada. Llegó a firmar un documento que le entregó a Sánchez para que estampase en él su firma y garantizar el apoyo. Eché de menos una pregunta del Presidente del Gobierno:

Señor Feijóo, ¿y cuál cree usted que va a ser la lista más votada?

Las encuestas daban como ganador al PP y la resaca del 28 de mayo le auguraba un éxito arrollador. La respuesta no encerraba duda. De modo que lo que estaba proponiendo el señor Feijóo, era lo siguiente:

¿Sería usted tan amable (o tan imbécil) de darme la presidencia que usted ostenta? ¿Podría renunciar a su responsabilidad para que yo la asuma, dado que el sanchismo es detestable?

Sánchez podría haber explicado que en el sistema electoral español no son los ciudadanos quienes eligen directamente al Presidente sino el Parlamento de la nación, legítimamente constituido. Por consiguiente quien pueda formar gobierno será el ganador de las elecciones. Eso explica el alborozo en la sede de Ferraz la noche del 23 de julio y la sensación de fracaso que trataba de ocultar la algarabía en la sede de Génova. Los votantes habían dicho que no a la persistente petición de Feijóo: quiero una mayoría suficiente (amplia) para gobernar en solitario. “Quiero que pase en las generales, decía, lo que pasó en las autonómicas andaluzas”. Es decir, “quiero mayoría absoluta para gobernar en solitario”. Le dijeron que de eso nada.

También hubiera sido estupendo para el PP, aunque menos, llegar a la mayoría absoluta sumando los escaños del PP con los de Vox. Y no habría habido el menor escrúpulo porque así lo han hecho en Castilla-La Mancha, y en Valencia y en Extremadura y en Baleares y en muchos Ayuntamientos. Y los votantes le dijeron que eso tampoco.

Y entonces, con cara de feldespato, dice el señor Feijóo que, por sentido de responsabilidad y puesto que es el ganador de las elecciones, nos va a hacer perder el tiempo para ir a una investidura fallida. Y va a poner al rey en una enojosa tesitura: “yo me postulo para ser investido, aunque no tengo los apoyos necesarios”. El rey debería explicarle al señor Feijóo que no hay que perder el tiempo y el dinero. Y aun es más grave. Porque dice el señor Feijóo que hablará con los varones del PSOE para que convenzan a Sánchez de algo que él no ha conseguido: que apoye la lista más votada. Ya le ha dicho el señor Page que por quién les ha tomado. Y aun hay más en ese intento desesperado de llegar a la Moncloa: quiere tentar a unos cuantos “socialistas buenos” que apoyen su investidura. Cara de feldespato. Es decir a esa minoría de ”socialistas buenos” (la mayoría son muy malos) que en lugar de apoyar al presidente de su partido le apoyen a él. A él, que se ha pasado la campaña soltando lindezas del sanchismo (es la maldad, es la mentira, es la contradicción). Creí que eso precisamente era el antisanchismo.

También tiene cara de feldespato la señora Ayuso. Porque dice que no puede gobernar un perdedor. Pero qué tozudez, Dios mío. Qué cara más dura. No es un perdedor, porque puede conseguir los apoyos necesarios para gobernar. Lo dice ella que en 2019 accedió al poder dejando fuera a la lista más votada (la de Ángel Gabilondo) para sumar los votos del PP con los de Ciudadanos y los de Vox. Es que el feldespato es todavía muy blandito para definir la cara de esta mujer.
 
Y allá se anda con la de Feijóo, porque este señor que está mendigando unos apoyos, ha dejado fuera la lista más votada en Extremadura y le ha hecho tragarse sus palabras a la señora Guardiola que había jurado y perjurado que los principios le impedían gobernar con Vox. Pues está gobernando por imperativo del señor Feijóo. ¿Dónde está el señor Fernández Vara, cuya lista fue la más votada? Pues en su casa. Ese estupendo lugar al que el señor Feijóo no quiere ir.

El caso de Extremadura fue especialmente grave porque, días después de que el señor Feijóo dijera con mucho énfasis que la política consiste en respetar la palabra, desautorizó a la señora Guardiola haciéndola renunciar a la palabra solemnemente dada. ¿Cómo puede sostener la contradicción ante su comunidad? Pues con una salida de pata de banco: “los extremeños son más importantes que mis palabras”. Mire usted, señora Guardiola: los extremeños quieren una presidenta que tenga palabra.

De todo eso de vamos a derogar el sanchismo (he dicho varias veces que no se puede derogar una persona o una corriente sino una ley), ha dicho la ciudadanía que, de momento, no. Que sería un retroceso histórico que la derecha y la ultraderecha gobernasen el país. La feroz crítica a Pedro Sánchez por su deseo de mantenerse en la Moncloa a toda costa se ve desmontada por la pertinaz resistencia del señor Feijóo a renunciar a su candidatura a la investidura cuando no cuenta con los apoyos necesarios.

El día 6 de agosto Vox movió ficha en favor del PP y en contra del partido socialista. Renuncia a su exigencia de gobernar para que PNV y CC no se opongan de forma tajante a apoyar la candidatura de Feijóo. Este anuncio es el fruto de un acuerdo que estaba tomado desde hacía tiempo en las reuniones celebradas entre Abascal y Vox.

Ese movimiento de Vox ha creado una situación nueva. El PP contará con el apoyo de Vox y evitará, no incorporándolo al gobierno, el rechazo de otros posibles socios que le he habían dicho que no por su alianza con Vox. Aunque, claro, la alianza con Vox ya la tiene bien cerrada en Valencia, Extremadura, Aragón, Baleares y cientos de Ayuntamientos. ¿Qué farsa es esta? Los votantes de Vox le han entregado el voto para que entrase en el gobierno de la nación. Ahora, estratégicamente, han cambiado. ¿Mintieron? ¿Cambiaron de opinión?

Feijóo ha dicho mil veces que no quería a Vox en el gobierno. No en el de la nación pero sí en comunidades y ayuntamientos. ¿Quién lo entiende? ¿Qué diferencia hay entre lo uno y lo otro? Ninguna. La única diferencia está en los intereses del PP. Pero como les gusta tanto subirse al armario, solo ven indecencia política en los demás. Hay que reeditar el gobierno de coalición progresista. Para seguir avanzando.


miércoles, 31 de mayo de 2023

Elecciones. De necesidad, virtud.

Tras el batacazo de Unidas Podemos, no había posibilidad alguna de recomposición entre los socios para seguir gobernando durante seis meses. La disolución anticipada y convocatoria de elecciones no era una opción para Pedro Sánchez, sino una necesidad

El avance electoral de la derecha se está produciendo en casi todos los países europeos. El caso más reciente, el de las elecciones generales de Grecia, ha sido el más llamativo por su intensidad, que desconcertó a todo el mundo. Pero no ha sido el único. España y Portugal se habían mantenido hasta el momento fuera de esa tendencia. Pero, por lo que a España se refiere, está claro que ya no es así. El resultado de las elecciones municipales y autonómicas de este 28M ha dejado claro el viraje hacia la derecha en el conjunto del país.

Ante la constatación de dicho viraje el presidente del Gobierno ha decidido disolver las Cortes Generales y convocar nuevas elecciones para el 23 de julio. El adelanto electoral que parecía inimaginable hace unos días se ha convertido en un imperativo para Sánchez tras el 28M. Se había quedado sin margen de maniobra.

La razón es clara. El desgaste de la coalición en el interior del Gobierno se había hecho muy visible desde la llamada ley del sólo sí es sí. Y no había dejado de ir a más. En este contexto las elecciones del 28M se convertían en una suerte de “condición suspensiva” para la continuidad del Gobierno de coalición. Condición suspensiva con la posibilidad de convertirse en “condición resolutoria”, que es lo que ha ocurrido. Tras el batacazo de Unidas Podemos, no había posibilidad alguna de recomposición entre los socios para seguir gobernando durante seis meses. La disolución anticipada y convocatoria de elecciones no era una opción para Pedro Sánchez, sino una necesidad.

El Gobierno de coalición ha pasado por momentos muy difíciles, pero ha sido un Gobierno de coalición. Ahí está su ejecutoria, una de las mejores de todos los Gobiernos desde la entrada en vigor de la Constitución. Y en las circunstancias más difíciles.

A partir de la noche del 28M el Gobierno de coalición había pasado a convertirse en una “ficción” carente de cualquier credibilidad. El coste de mantenerlo era muy superior al de darlo por acabado y que cada palo aguante su vela en el proceso electoral.

La convocatoria anticipada tiene una doble finalidad:

Provocar una muy alta participación. El 23 de julio es el partido de vuelta en el que se decide el resultado final. El 28M ha sido el partido de ida, en el que PP y Vox han obtenido una buena renta. Pero, por la forma misma en que se han disputado estas elecciones, como la primera vuelta de las generales, como un plebiscito sobre Pedro Sánchez, el carácter de “partido de vuelta” del 23J ya está encima de la mesa. Es una prima evidente para que la ciudadanía acuda a votar.

Y obligar a la izquierda a la izquierda del PSOE a tomar una decisión en diez días. No queda tiempo para marear la perdiz. O cierre de filas en diez días o salga el sol por Antequera, que incluye la posibilidad, por no decir probabilidad, de que algún partido acabe siendo extraparlamentario. Cuanto menos tiempo se tenga para tomar la decisión, mejor. Para los que tienen que tomarla. Y para el PSOE.

La decisión del presidente del Gobierno es un ejemplo de libro de hacer de necesidad, virtud. El 23J lo tiene muy difícil, pero el 10 de diciembre lo habría tenido imposible.

viernes, 16 de diciembre de 2022

_- De la pereza intelectual de Abascal a la inanidad política de Núñez Feijóo

_- ¿No hay nadie en la dirección de Vox que sea capaz de estudiar el Proyecto de Ley de Presupuestos y contrastarlo con su programa para presentar enmiendas a las partidas que entran en contradicción con el mismo?

Hace unos días me preguntó una antigua alumna Erasmus italiana, hoy profesora de Derecho Constitucional en su país, qué es lo que más me había llamado la atención de Vox. Me quedé pensativo durante medio minuto y le respondí: la pereza intelectual de sus dirigentes.

Vox intelectualmente no es nada. Es un ventrílocuo de las aberraciones que vienen de la extrema derecha de los Estados Unidos, recicladas con algunas aportaciones por las extremas derechas de varios países europeos, y nada más. La contribución de Vox al arsenal de la extrema derecha global es nula. No tiene nada que decir que no sea insultar. Por eso, rehúye cualquier tipo de debate sobre algún asunto en concreto.

Su participación, su no-participación habría que decir, en el debate de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 es la prueba más inequívoca de lo que acabo de decir. Vox presentó una enmienda a la totalidad y ninguna enmienda parcial.

¿Hay mayor prueba de pereza intelectual que esa? ¿No hay nadie en la dirección de Vox que sea capaz de estudiar el Proyecto de Ley de Presupuestos y contrastarlo con su programa electoral para presentar enmiendas a las partidas presupuestarias que entran en contradicción con el mismo? ¿No hay nadie en la dirección de Vox que considere que es esencial hacer visible ante la opinión pública que tienen respuestas distintas a los problemas con los que tiene que enfrentarse el país y que están dispuestos a defenderlas en sede parlamentaria? Después de afirmar que el Gobierno con sus políticas está acercando al país al borde del precipicio, ¿no se cree en la obligación de explicarle a los ciudadanos por qué es así y qué habría que hacer para evitarlo?

Para presentar una enmienda a la totalidad no hay que estudiar nada. Simplemente se presenta y se acabó. Esto es una mierda y punto. Esto es todo lo que Vox tiene que aportar a un debate presupuestario en el que se están jugando infinidad de cosas para la economía en general y para el bienestar de los ciudadanos en particular.

La indigencia intelectual de Vox no sería preocupante si no estuviera acompañada por la cobardía del PP. Cuando el PP se enfrenta a esa indigencia intelectual, como lo hizo Pablo Casado en la moción de censura que encabezó Santiago Abascal, la desnudez de Vox resulta visible para toda la opinión pública. Cuando el PP se calla o subrepticiamente acepta dicha indigencia, como lo está haciendo el presidente de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, o la presidenta de la Comunidad de Madrid o el actual presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, el problema deja de ser anécdota para convertirse en categoría.

En estos días lo estamos comprobando de nuevo con la respuesta de las derechas frente a la estrategia del Gobierno de coalición para superar el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, acompañado por los partidos que constituyeron la mayoría de investidura, que, en lo fundamental, se ha mantenido estable desde 2018 en centenares de ocasiones.

Vox recurre de nuevo a la moción de censura, que es la otra cara de la moneda de su no participación en el debate presupuestario. No hay nada que argumentar frente a las iniciativas del Gobierno. Basta con utilizar la tribuna del Congreso de los Diputados para insultar a Pedro Sánchez y para obligar al PP a posicionarse respecto de la iniciativa de Santiago Abascal, que es el otro objetivo que persigue la dirección de Vox.

Vox está consiguiendo arrastrar a toda la derecha española con su pereza intelectual. Pablo Casado intentó resistirse a ser arrastrado y Miguel Ángel Rodríguez e Isabel Díaz Ayuso lo liquidaron de manera sobradamente conocida. La vacuna de la defenestración de Pablo Casado está surtiendo efectos en su sustituto en la presidencia del PP.  Alberto Núñez Feijóo llegó a la presidencia del PP “vacunado”. Por eso no puede extrañar que la pereza intelectual de Vox se haya traducido en la inanidad política de Alberto Núñez Feijóo.

viernes, 12 de junio de 2020

Lo que resulta insoportable a las derechas españolas. Les resulta insoportable que el proyecto de reconstrucción "europea y nacional" que se va a poner en práctica esté dirigido por un gobierno presidido por Pedro Sánchez.

Javier Pérez Royo

Los españoles hemos sido convocados a unas elecciones legislativas o generales en cuatro ocasiones entre diciembre de 2015 y noviembre de 2019. Tras las elecciones de 2015 no se alcanzó la investidura de un candidato como Presidente del Gobierno y hubo disolución automática y una nueva convocatoria, que se celebró en julio de 2016. Mariano Rajoy sería investido Presidente gracias a la abstención del PSOE, sin la cual la mayoría parlamentaria hubiera sido contraria a su investidura.

En 2015/2016 Rajoy había dilapidado el capital político, 186 escaños, de las elecciones de 2011. El PP continuaba siendo el primer partido del país, pero "la derecha" española que el PP desde las elecciones de 1993 representaba prácticamente en régimen de monopolio, había dejado de ser mayoritaria en el Congreso de los Diputados. Por eso fue posible el éxito de la moción de censura "constructiva" presentada por Pedro Sánchez en 2018, que exige la aprobación por mayoría absoluta (art. 113 CE).

Pedro Sánchez se vería obligado a disolver las Cortes Generales en 2019 ante la imposibilidad de conseguir la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, y convocaría elecciones generales en abril de 2019. En estas elecciones el PSOE pasaría a ser el primer partido del país, aunque con 123 escaños. Pero, a diferencia de lo que le ocurrió a Mariano Rajoy en 2016, Pedro Sánchez si tenía la posibilidad de articular una mayoría parlamentaria sin la necesidad de la abstención del PP, que le permitiera no solo alcanzar la investidura, sino que le protegiera, además, frente a una posible moción de censura.

Por razones nunca explicadas, Pedro Sánchez optó por no articular una mayoría de investidura con base en el resultado de las elecciones de abril de 2019, intentando conseguirla a través de la abstención del PP y Ciudadanos. El fracaso en el intento conduciría a nuevas elecciones en noviembre de 2019, en las que nuevamente el PSOE no solamente sería el primer partido, sino que seguiría disponiendo de la posibilidad de articular una mayoría de investidura sin necesidad de la abstención del PP.

La derecha española "agotó" su programa de dirección política del país en la legislatura 2011-2015. Dicho agotamiento se tradujo, además, en la fragmentación del espacio político de la derecha, que de estar ocupado en régimen de monopolio por el PP, pasó a una situación de mucha fluidez, en la que el PP se mantiene como primer partido de la derecha, pero teniendo que competir muy duramente con Ciudadanos en un primer momento y con Vox a continuación. Y en todo caso, quedando como opción minoritaria tanto social como políticamente. Las "tres derechas" no suman para convertirse en el Gobierno de la Nación.

El cuerpo electoral español ha reiterado desde 2015 que la "idea de la España Constitucional" que proponen PP, Ciudadanos y Vox, que es una "idea anti nacionalista", de la que quedan excluidos todos los que no están dispuestos a la "esterilización" de la autonomía de Catalunya bien mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución o la amenaza de hacerlo, es una propuesta minoritaria. Hay una mayoría clara del cuerpo electoral contraria a esa idea. Resulta que los partidos que las "tres derechas" consideran que no son "constitucionales" son mayoría en la España Constitucional.

El intento de apropiarse de manera exclusiva y excluyente de la Constitución, visto con la perspectiva que nos proporciona el tiempo, ha sido un error. Los ha conducido a estar en minoría. Y en una minoría no bien avenida. No ha habido en estos años ningún intento de alcanzar un acuerdo de naturaleza programática entre ellos, sino que simplemente se han "repartido" el poder, cuando han conseguido sumar los escaños suficientes en Comunidades Autónomas y municipios. No hay en el horizonte señal indicadora alguna de un programa para la dirección política del país. Las tres derechas carecen de una "alternativa de gobierno".

Y sin un programa "recognoscible", por utilizar el término con el que el Tribunal Constitucional identificó el contenido esencial de los derechos fundamentales, en el que ciudadanos de derecha y de centro puedan reconocerse, es muy difícil, por no decir imposible, competir con posibilidades de éxito. Competir de manera democrática. Con aceptación de las reglas de juego establecidas constitucionalmente.

Dichas reglas exigen reconocer que el presidente del Gobierno investido por el Congreso de los Diputados tiene "legitimidad" democrática para dirigir políticamente el país. Tiene "legitimidad" para hacer uso de la forma constitucionalmente prevista de los instrumentos de protección excepcional o extraordinaria del Estado, como es el estado de alarma, cuando la naturaleza de una emergencia sanitaria como la generada por la COVID-19 así lo aconseja. Tiene "legitimidad" para participar como Gobierno de un Estado miembro en la configuración de la política de la Unión Europea, singularmente importante en la encrucijada en que nos encontramos.

Las derechas españolas tenían que haber aceptado que Pedro Sánchez es el presidente de Gobierno "legítimo" del Estado español. Tenían que haber aceptado que ellas no disponen de una mayoría alternativa en el Congreso para acceder al Gobierno de manera constitucional y que, en consecuencia, su deber de ejercer la oposición tiene que moverse dentro de las posibilidades y límites que la Constitución contempla. Uno de los cuales son los cuatro años de duración de la legislatura.

Esto es lo que las derechas españolas no han hecho. Intentaron torpedear la investidura de Pedro Sánchez haciendo una llamada expresa a la "rebelión" de algún diputado "valiente" socialista y, una vez que no lo consiguieron, han aprovechado una "tragedia nacional", como son el número de fallecidos por la COVID-19, para intentar "reventar" políticamente la legislatura. Dentro de las Cortes Generales, como hemos tenido ocasión de ver en los plenos del Congreso de los Diputados de estas últimas semanas. Desde el Gobierno de alguna Comunidad Autónoma como la de Madrid. Con maniobras judiciales y en el interior de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se califican por sí mismas.

Las derechas no tienen prisa por gobernar, sino por destruir al Gobierno, por impedir que se pueda poner en práctica el programa de gobierno que se votó mayoritariamente en la investidura, ajustado a las exigencias que la pandemia generada por la COVID-19 está imponiendo y va a seguir imponiendo por bastante tiempo.

Lo que aterra a las derechas es que un Gobierno no presidido por ellas sea el que dirija la "reconstrucción" del país, a la que inevitablemente habrá que proceder tras el impacto de la pandemia. Europa tuvo que reconstruirse tras la Segunda Guerra Mundial. Ahí empezó a prefigurarse políticamente Europa, aunque con una dimensión más económica que política. De esa prefiguración quedó excluida España por razones conocidas.

Europa va a tener que reconstruirse a partir de ahora mismo, dada la magnitud de la catástrofe todavía no cuantificada en su integridad, pero que, aunque distinta, no va a ser menor que la de los años cuarenta. La participación de un gobierno presidido por Pedro Sánchez representando a España en esta reconstrucción "europea y nacional" es lo que resulta insoportable a las "derechas españolas".

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