Mostrando entradas con la etiqueta valiente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta valiente. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de diciembre de 2023

_- Pedro Sánchez

_- Por Juan Torres López | 07/12/2023 | España
Fuentes: Ganas de escribir

Es fácil comprobar que no soy un adulador del presidente del Gobierno español. Basta con poner su nombre y apellido en el buscador de mi página web para encontrar varios artículos en los que he criticado alguna de sus decisiones o políticas. Los últimos, sobre sus acuerdos con los independentistas catalanes.

Pero, siendo así, no formo parte de la turba que le achaca a Pedro Sánchez todo tipo de maldades y defectos, olvidando lo que ha ocurrido y quién nos ha gobernado y cómo en la reciente historia de España.

Es normal que la derecha española no pueda soportarlo. No hay en nuestro país otro político con su determinación, coraje y arrojo. Y creo que sería muy difícil encontrar, no en España sino en todo el planeta, otro líder que haya triunfado en tantas batallas inicialmente consideradas perdidas por todo el mundo, como las que ha ganado Sánchez frente al poder económico, los medios de comunicación y los aparatos de partido. Como dice un buen amigo mío, es el único dirigente español que parece haber leído con provecho a Maquiavelo y todo esto le sitúa a una distancia astronómica de los políticos y periodistas que lo maldicen y critican. Normal que lo odien.

A mí particularmente no me gusta cómo funciona el PSOE bajo su liderazgo. Me parece en exceso cesarista y alejado de la sociedad civil. Y no se puede negar que Pedro Sánchez ha hecho en ocasiones justamente lo contrario de lo que anteriormente había prometido a sus electores (lo cual, por cierto, no es exactamente lo mismo que mentir). Pero, ¿acaso esos son defectos exclusivos de Pedro Sánchez?

Los partidos tan poco democráticos, sin apenas ideología ni proyectos de futuro y sometidos a la decisión de uno o muy pocos líderes son, desgraciadamente, lo común en nuestras democracias heridas. Y el incumplimiento de las promesas o la distancia entre lo dicho y lo hecho, el olvido de los principios y los giros radicales no son, ni mucho menos, algo que sólo se pueda achacar a Pedro Sánchez.

¿No cambió Adolfo Suárez desde que fuera baluarte de una dictadura hasta comprometerse con la democracia? ¿Acaso fue fiel Felipe González a sus iniciales reclamos políticos, a su promesa de no entrar en la OTAN, por ejemplo? ¿Respetó sus valores Aznar, que inició su vida política ciscándose en la Constitución? ¿No hizo algo peor que incumplir sus promesas cuando en diversas ocasiones mintió descaradamente a los españoles en asuntos tan graves como el terrorismo o la guerra? ¿Cumplió siempre con lo dicho Rajoy, quien aseguró que sus políticas contra la crisis no le costarían un euro a los españoles?

No es verdad, sencillamente, que Pedro Sánchez haya incumplido más promesas que otros ex presidentes y, desde luego, no ha mentido (en el sentido literal del término) como lo hizo Aznar, para comprometer a España con una guerra ilegal, tratando de ganar una elecciones achacando a ETA la matanza del 11M, o como mintieron algunos de sus ministros, como Trillo, para ocultar la muerte vergonzosa de militares españoles.

Por el contrario de todo eso, y además de lo que dije al inicio del artículo, creo que Pedro Sánchez ha tomado decisiones de las que modestamente creo que es de justicia decir que debemos sentirnos orgullosos todos los españoles. La más reciente, ir a Israel y decir allí lo que ha dicho.

En presencia de diferentes autoridades israelíes ha denunciado que la respuesta ante los actos terroristas de Hamás no debe implicar la muerte de civiles en Gaza, que la ayuda humanitaria debe entrar allí inmediatamente y que el número de palestinos muertos es realmente insoportable. Y, delante del primer ministro Benjamin Netanyahu, ha pedido el alto el fuego y el reconocimiento urgente de un Estado Palestino.

La derecha española y alguna parte de la izquierda han criticado esas declaraciones de Pedro Sánchez y el ministerio de Exteriores de Israel no sólo las ha condenado sino que afirma, mentirosamente, que esas palabras de nuestro presidente suponen un apoyo al terrorismo de Hamás.

Es seguro que se puede hacer más de lo hecho por Sánchez y que son necesarias muchas más acciones para conseguir la paz (dada la crueldad inhumana de los actores en disputa), pero creo que lo realizado por nuestro presidente es mucho y valiente y quiero agradecérselo, aunque sea tan modestamente como puedo hacerlo con este texto que ni siquiera leerá. Fuente:

viernes, 13 de septiembre de 2013

Albert Jacquard, genetista y valedor de las minorías. El popular científico, apóstol del "decrecimiento alegre", era un icono de la izquierda francesa.

Albert Jacquard (Lyon, 1925), un científico y profesor tan prestigioso como popular en Francia, falleció ayer a los 87 años, según anunció su hijo a la agencia France Presse, a causa de una leucemia. Especialista en genética, tardíamente licenciado por la Universidad de Stanford en los años sesenta, Jacquard fue conocido sobre todo por su tenaz compromiso ciudadano, que le llevó a abrazar y abanderar numerosas causas. Fue sucesivamente jipi y pacifista, profesor y experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), defensor de los derechos de las minorías raciales, apóstol del “decrecimiento alegre” y apasionado valedor de los olvidados, especialmente los sin techo, los sin papeles y los menores víctimas de abusos sexuales y violencia.

Nacido en una familia rica de Lyon, el pelirrojo Jacquard estudió en la Universidad Politécnica, la escuela napoleónica que combina la excelencia científica con la tradición humanista, y comenzó a trabajar en 1962 en el Instituto Nacional de Estudios Demográficos. Era casi cuarentón cuando, según contaba en ese momento, se dio cuenta de que “nadie es eterno” y decidió “no malgastar la vida en cosas ridículas”. Hizo las maletas y se marchó a Stanford (California), donde estudió Genética de las poblaciones. Allí forjó su conciencia política, durante los años de los disturbios raciales, el nacimiento del movimiento jipi y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam.

De vuelta a Francia, Jacquard se doctoró dos veces (en Genética y en Biología Humana) y empezó a escribir libros. En 1978, publicó El elogio de la diferencia, un libro-manifiesto contra las desigualdades. Mientras impartía clases y trabajaba para la OMS, el investigador nunca dejó de desmontar los argumentos pretendidamente científicos de las teorías racistas que sustentaban la política colonial; en 1987, participó como testigo en el proceso judicial contra el jerarca de las SS y de la Gestapo Klaus Barbie, “El Carnicero de Lyon”, que acabaría siendo condenado a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad.

Miembro del Comité Nacional de Ética, Jacquard fue un divulgador muy mediático, aunque sus intervenciones públicas siempre estaban tocadas por la fibra de los verdaderos sabios, la humildad. Uno de sus lemas preferidos era “la verdad no se posee, solo se busca”.

En los años noventa, Albert Jacquard encontró una enorme causa perdida a la que dedicarse: los sin papeles, los sin techo, los gitanos y los niños maltratados y olvidados por el sistema. Cercano al Partido Comunista Francés, combatió con datos y acciones el ascenso de la ultraderecha xenófoba y el nacimiento de la derecha “sin complejos”, y se convirtió en presidente de honor de la asociación Derecho a la Vivienda.

“Es una gran pérdida para nosotros, Albert era una luz”, declaró ayer Jean-Baptiste Eyraud, portavoz de la asociación. “Fue nuestro compañero de viaje desde el principio, desde 1990. Aquel fue su primer combate sobre el terreno, pero siguió con nosotros hasta el final. Siempre estaba disponible, incluso a los 87 años. Sabía cómo dar esperanza a los niños, a los que no tenían techo. Comunicaba mensajes complicados con palabras sencillas”.

La desaparición de Jacquard causó honda emoción en el mundo científico, en el medio asociativo y entre los militantes de la izquierda. Su colega Axel Kahn expresó desde su cuenta en Twitter su reconocimiento a “un hombre valiente y profundamente bueno”. La ministra de Vivienda, la ecologista Cécile Duflot, que el jueves logró que la Asamblea Nacional aprobaba una ley para evitar los precios abusivos de los alquileres, afirmó que el científico “encarnaba la invitación, siempre actual, a reflexionar sobre los desequilibrios de la sociedad, la riqueza de nuestras culturas y la importancia de la educación”.

Harlem Désir, primer secretario del Partido Socialista, subrayó la lucha de Jacquard por los menores víctimas de la violencia sexual contra los menores, y el presidente de la República, François Hollande, emitió un comunicado en el que definió al genetista como un “humanista comprometido que militó incansablemente por los derechos de los más pobres, por su vivienda y su dignidad. Los franceses pierden un sabio, y los más desfavorecidos un ilustre portavoz”, concluyó Hollande.

Fuente: El País