Mostrando entradas con la etiqueta Andalucía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Andalucía. Mostrar todas las entradas

martes, 6 de junio de 2023

_- No ni ná: guía para entender las palabras del andaluz (y cómo este habla influyó en América Latina)

 

Dos bailaoras de flamenco en la Plaza de España de Sevilla.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

_- El habla andaluza es propia de Andalucía, una región que se extiende por el sur de España, desde Huelva hasta Almería.



"¡Esoh marditoh roedoreh!" Puede que recuerdes al gato Jinks, su famosa frase y su particular modo de hablar. O, si eres más joven, el acento del Gato con Botas de Shrek, interpretado por Antonio Banderas. Los dos tienen algo en común: hablan con acento andaluz. Este es propio de Andalucía, una comunidad autónoma en el sur de España que cuenta con más de 8 millones de habitantes. Con esta jartá de gente to's arrejuntaos en la misma zona, es normal que haya una gran diversidad dentro del acento andaluz. "El andaluz es una variedad de la lengua española en la que el léxico es lo más variado. Tiene una riqueza tan amplia que en cada pueblo, en cada ciudad, cambia", le cuenta a BBC Mundo Pedro Carbonero, especializado en sociolingüística andaluza y catedrático de la Universidad de Sevilla. Pero, como me explica Antonio Rodríguez Almodóvar, escritor, profesor y miembro de la Real Academia de la Lengua, "el andaluz es una norma más fonética que léxica". "Nos caracteriza la fonética ante un oído externo, incluso la construcción de la frase, la semántica y la expresividad", explica. Así, allá donde vayamos los andaluces, se nos puede identificar rápidamente, lo cual no siempre ha sido algo bueno. 

El Gato con Botas, cuya voz pone Antonio Banderas, es un claro ejemplo de andaluz que cecea. No somos pocos los andaluces que hemos sufrido glotofobia, es decir, discriminación por nuestro acento. Desde cometarios como "¿así vas a hablar cuando estés con gente importante?" o "habla menos folclórica", hasta profesores que nos obligan a pronunciar como en el "castellano normativo". Todo en base, explica Rodríguez Almodóvar, en los mitos que empezaron hace siglos, que aún hoy perduran aunque más leves, en los que se nos tilda de "pobres, vagos, malhablados, incultos y graciosos". "La supuesta inferioridad fonética se convirtió en inferioridad social y hay quienes dicen que el andaluz es una patología del castellano. Suelen ser supremacistas del idioma que se refieren así también a las hablas de América Latina", apunta Rodríguez Almodóvar. Además, en el andaluz, como pasa con el español de América Latina, hay grandes diferencias entre cómo se habla y cómo se escribe. "Esto lo marcan de modo despectivo, pero en la mayoría de las lenguas hay cierta diferencia entre cómo se escribe y cómo se pronuncia. Mira si no el inglés o el francés", dice Carbonero. Contíconeso, las singularidades del andaluz viajaron en barco y hoy forman parte del habla en América Latina. ¿Que no? No ni ni ná. De los puertos de Andalucía p'al Caribe Cuando Cristóbal Colón llegó a América, no lo hizo solo, claro. Algunos de los que lo acompañaban eran de Sevilla y de otras partes de Andalucía. Y con ellos llevaron uno de los rasgos que más define hoy al español de América Latina: el seseo. Ya sabes... en vez de zapato, pronunciar sapato. "El seseo y el ceceo son tradicionales del andaluz", nos explica Carbonero. "Y especialmente el seseo sevillano, pasando históricamente por las Islas Canarias —donde también sesean— se extendió muy pronto y muy fácilmente en el español de América". El ceceo —pázame la zal en lugar de pásame la sal—, quedó solo en regiones muy localizadas. Por ejemplo en la parte oriental de Venezuela, en lo que en su día se conoció como Nueva Andalucía. En esta zona también se da otro fenómeno lingüístico muy propio del andaluz, que es cambiar la l por la r:er niño o la fardilla en lugar de el niño o la faldilla. Me lo como to' Pero algo que hacemos los andaluces sin distinción es comernos letras. "Nos las comemos por el jambre que hemos pasao", bromea Rodríguez Almodóvar. Aunque, en realida, dice, más que comérnoslas, las aspiramos. ¿Cómo eh la cosa? "Aparece sobre todo en la s, es la aspiración de la s implosiva a final de sílaba o de palabra, ehto/ehtoh, en vez de esto/estos. Y la aspiración por pronunciación suave de la j fuerte castellana, en vez de jamás, hamás", explica Carbonero. Esto está muy extendido en toda Hispanoamérica, sobre todo en el Caribe. También se extiende otro fenómeno tan andaluz como una maceta cargá de geranioh: acortar palabras. 

 ¿Aliquindoi?¿Qué es eso? Una palabra que se usa en Cádiz para referirse a "estar pendiente". "La claridad y economía (del lenguaje) son normas de las hablas, pero en el andaluz es clave. Quienes dicen que acortar es vulgar no ven que es algo de vanguardia", sostiene Rodríguez Almodóvar. Pasa con las terminaciones de los verbos en -ido o -ado, que quedan así: me he sentao y he comío. También en mu en vez de muy, po en vez de pues, to en vez de todo... La lista es más larga que un día sin pan. La economía del lenguaje es tal que podemos resumir en tres sílabas una frase de tres palabras: to' pa' na' en vez de "todo para nada". ¿Ejemplos de esto en América Latina? Mira estas cuantas letras de canciones: La negra tiene tumbao y no camina de lao. - Celia Cruz, Cuba. Pa' que to' el mundo vea lo rica que tú está', que tú está'- Bad Bunny, Puerto Rico. De aquí pa' ya, de allá pa' ca... Con la pollera colará. - La orquesta de Lucho Bermudez, Colombia. Usté no na', no es chicha ni limoná'- Víctor Jara, Chile. ¿Quieres más, miarma? Pues sigue leyendo, pisha. Un revoleo de palabras y expresiones De nuestras palabras, muchas llegaron a América Latina y hoy son parte de su léxico. Por ejemplo, la palabra zarcillo viajó directa de las orejas de las mocitas o zagalas andaluzas a la boca de los hispanohablantes. 

En México, la alberca y, en Argentina el alfajor, hicieron un viaje aún más largo. Ambas son parte de los andalucismos que, a su vez, provienen, de arabismos, es decir, que tienen origen árabe. Típicas del andaluz hay incontables palabras y expresiones y no todas aparecen en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE). Así que aquí te presentamos solo una mijilla, vamos, una pequeña selección. Aliquindoi. "Estar alinquindoi" es estar pendiente o atento. No se conoce a ciencia cierta su origen, pero la versión más extendida es que proviene de los marineros ingleses que llegaban al puerto y gritaban "look and do it" (mira y hazlo) a los estibadores andaluces cuando descargaban los barcos. Ardentía. En el diccionario de DRAE aparece como sinónimo de ardor. En su uso en Andalucía se refiere a ardor de estómago. Casapuerta. Es la entrada de una casa, lo que viene siendo el portal o el zaguán. Ya en "El celoso extremeño", de Miguel de Cervantes, aparecía: "En el portal de la calle, que en Sevilla llaman casapuerta, hizo una caballeriza para una mula". Coraje. Si en Andalucía algo te da mucho coraje significa que te ha dado una rabia intensa, mucho enfado e irritación. En algunas partes de México también se usa esta expresión. 

El alfajor, tan argentino, proviene de un andalucismo que, a su vez, es un arabismo. Chapú. Es una reparación, más o menos rápida, de algo de la casa, desde apretar unos grifos a poner las losas del patio. Incluso hay quien hace chapús como medio de vida o para redondearse. El chapú queda bien, al contrario que la chapuza, que suele ser un desastre. Chuchurrío. Ese día que estás alicaído, triste o cansado, enfermo, estás chuchurrío o tu día has sido chuchurrío. Originalmente significa mustío o marchito y lo puedes aplicar para algo que está arrugado, estropeado, caducado o con mal aspecto. Escamondao. Viene del verbo "escamondar", que originalmente significa quitarle a un árbol las ramas inútiles y hojas secas o limpiar algo quitándole lo superfluo y dañino. Pero si en Andalucía escuchas que algo o alguien está escamondao significa no solo que está limpio, sino impecable, justamente lo contrario de ir empercudío. Jartá/Panzá/Pechá. Aunque se dice en distintas partes de Andalucía, significan lo mismo: demasiado, un montón. "Te quiero una jartá", "Había una panzá de gente" o "Nos hemos pegado una pechá de comer". Jartible. Tienes que estar atento si alguien te dice que eres muy jartible. Escucha bien el tono, porque depende de cómo te lo digan, puede decirte que eres muy pesado y cansino o alguien que no se cansa de hacer algo. Malafollá. Es el término con solemos referirnos al carácter de la gente de Granada y es una particular mezcla de un poco de mal humor, sorna y acidez. Se usa sobre todo en la zona de Andalucía Oriental para hablar de cualquiera que sea desagradable y tenga mala sombra. Malaje. Es el primo del malafollá, solo que este es de Andalucía Occidental. A efectos prácticos, tienen la misma mala sombra. El DRAE lo recoge como andalucismo y Rodiguez Almodóvar sostiene, como muchos lingüistas, que viene de "mal ángel". Lo contrario, el ser una persona graciosa, con alegría y salero es "tener aje". Mandaos. Si estás en Cádiz y vas por los mandaos, vas a comprar comida y utensilios para la casa, casi lo mismo que en Cuba, México y Nicaragua, que es comprar de lo necesario para comida según el DRAE. Pero si estás en Almería y le preguntas a alguien a dónde va y te contesta "a hacer unos mandaos/mandaíllos", te está dando largas para no decirte qué va a hacer. 

 En Andalucía, si vas a hacer mandaos, vas a hacer la compra No ni ná. Aquello de "me negarás 3 veces" los andaluces nos lo tomamos muy en serio y lo hacemos constantemente, solo que lo decimos todo junto y significa lo contrario. Según Antonio Rodríguez Almodóvar, esto es una "súper afirmación" compuesta por 3 negaciones con algo de ironía. Para Pedro Carbonero es la máxima de la superlatividad y expresividad andaluzas y afirma que "negar es la forma más efectiva y afectiva de afirmar algo, es un modo de pedirle complicidad al oyente". Te voy a poner un ejemplo que seguro entiendes a la perfección: ¿Te gusta Pedro Pascal? No ni ná. Pirriaque. Al que le gusta el pirriaque (o pirrriaqui, según el hablante) le gusta el alpiste, empinar el codo, chupar... En definitiva, le gusta beber aguardiente o licor en general de poca calidad. Regomello. Cuando algo o alguien te da pesar, mucho disgusto o preocupación, eso te da regomello o hace que estés regomelloso. "Me da regomello que se haya quedado en su casa". Revoleo. Un zaperoco, un arroz con mango, un follón, una pelotera, un quilombo... Eso es un revoleo. Saborío. Se podría pensar que una persona saboría es alguien con mucho sabor, con gracia, pero es justo lo contrario. Un saborío es alguien sin sentido del humor. Otras versiones posibles que puedes encontrar de esta palabra es esaborío y desaborío. Sieso. Es el primo hermano del saborío, pero este no solo es soso y sin sabor sino que, además, es un poquito antipático. Si la persona en cuestión es malhumorada y sosa en un grado extremo, siempre puedes añadirle un aumentativo y quedar como un auténtico andaluz: dile que es un sieso manío. Rabúo. En la junta entre un saborío, un sieso y un rabúo, cuídate del rabúo, porque los otros dos no tienen la culpa de haber nacido sin gracia y, aunque al sieso se le haya avinagrao el carácter, el rabúo lo que carga es una mala uva impresionante. Vamos, que tiene mu' mala leshe. La vin compae, con esto ya lo tienes to' pa entendernos. ¿Que no? No ni ná. 

miércoles, 1 de marzo de 2023

28F: La economía andaluza ante otro año de incertidumbre

La economía internacional sigue desenvolviéndose en medio de grandes incertidumbres. Aunque la inflación sigue manteniéndose en primer plano -algo contenida en materia energética, pero con grandes tensiones en productos básicos que hacen mucho daño, sobre todo, a las economías familiares- lo más relevante sigue siendo que está sometida a tensiones estructurales a las que no se hace frente con determinación.

Los bancos centrales siguen empeñados en dar un tratamiento de demanda, subiendo los tipos de interés, a subidas de precios que tienen más que ver con problemas de oferta y eso está limitando las posibilidades de plena recuperación, además de amenazar con la recesión en las economías más avanzadas y, por extensión, en las más empobrecidas y endeudadas.

Las medidas de oferta y control de precios se han manifestado exitosas en los ámbitos en que se han tomado, como ha ocurrido en España sin ir más lejos, mientras que las subidas de tipos de interés más rápidas de hace décadas no logran contener los precios en proporción parecida.

Con la mirada puesta en la inflación y, además, dándole una respuesta inapropiada, es lógico que sigan sin resolverse las tensiones verdaderamente peligrosas, las amenazas más graves a las que se enfrenta la economía mundial: el efecto disruptivo que pueden tener el cambio climático, unas finanzas tan en desorden que hacen que los bancos centrales estén registrando pérdidas de cientos de miles de millones de dólares, la desigualdad creciente y sin contrapesos en medio de un progresivo deterioro de la democracia, la deuda galopante y una globalización que se ha mostrado incapaz de hacer frente con eficacia al riesgo y a los shocks inesperados que, antes o después, es inevitable que se produzcan.

Todas ellas, por una razón o por otra, afectan de algún un modo a Andalucía; no sólo por nuestra ya estrechísima vinculación con la economía internacional, sino porque aquí se manifiestan muy directamente como males a veces seculares y como problemas a los que apenas se le dan soluciones o incluso que ni siquiera se ponen sobre la mesa.

Andalucía no está enfrentándose al problema que supone el cambio climático. Pareciera más bien que se considera -si es que eso realmente sucede- como algo de otro mundo, una cuestión si acaso planetaria que no afecta a nuestras competencias.

El desprecio hacia el medio ambiente con el que se gobierna, los pasos atrás que se están dando en su protección y la falta de centralidad de la defensa y conservación de nuestros recursos naturales en las políticas de la Junta de Andalucía son una verdadera desgracia. No solo porque una gran parte de nuestra economía depende todavía del medio natural, sino porque somos quizá la porción de tierra europea en donde más gravemente y antes puede que se manifiesten los efectos destructores del cambio climático. Proteger nuestras costas y acuíferos debería ser una cuestión de Estado y, sin embargo, es raro leer una referencia del consejo de gobierno de la Junta en la que no se mencione alguna medida que lesione nuestro ecosistema.

Que los dirigentes políticos y empresariales andaluces sigan creyendo que es posible llevar a cabo cualquier tipo de reforzamiento de nuestra economía (no digo ya en un sentido más o menos progresista sino en cualquiera) sin disponer de un sistema financiero propio es una ingenuidad tan grande que se acerca a la irresponsabilidad. Mucho más, cuando el presidente de la Junta alardea de andalucismo y reivindica «poder andaluz». Si la crisis financiera se desata, como es inevitable que ocurra antes o después, nos enfrentaremos a grandes dificultades. Y, mientras tanto, las empresas y la economía andaluza en general seguirán careciendo de la financiación específica y especializada que requiere cualquier proyecto económico de nuevo tipo.

Es inconcebible también que no se entienda que la desigualdad, en nuestra tierra expresada también como desvertebración y como desequilibrios no solo de renta personal sino en todos los ámbitos de la vida económica, es una rémora insalvable para nuestra economía y no solo un asunto moral. No hay nada que afecte más negativamente a nuestro mercado interno, siempre débil y por eso incapaz de convertirse en motor efectivo de actividad productiva, que la concentración del ingreso y la riqueza. Es curioso que las empresas que debieran ser las que más firmemente reclamaran políticas que impulsaran el consumo sean, sin embargo, las que primero se revuelven cuando se toman medidas (el gobierno central y no el autonómico que es a quien más falta le hacen) que impulsan la demanda y sostienen las ventas. Única forma, junto a la de poseer un sistema financiero propio y al servicio de la actividad productiva, de combatir con eficacia la deuda que va a explotar en nuestras narices más pronto que tarde.

Tampoco se está haciendo gran cosa para aprovechar la gran oportunidad que, paradójica y afortunadamente, proporciona a economías como la nuestra la crisis de la globalización.

La falta de resiliencia de la globalización neoliberal, la inseguridad y el riesgo acumulado que esa carencia conlleva, están haciendo que miles de empresas se replanteen no solo su localización sino su forma de aprovisionarse, producir y distribuir sus productos. Vivimos, desde antes de la pandemia, una auténtica crisis industrial global de la que apenas se habla y Andalucía no está haciendo nada para aprovecharse de ello.

Deberían ponerse en marcha acuerdos y planes transversales, entre el sector público y las empresas, para poder atraer el nuevo tipo de capital y de relaciones industriales que se están poniendo en marcha para superar los problemas que el propio capitalismo está generando a las empresas capitalistas.

Andalucía podría convertirse en un foco potentísimo de atracción de capital para generar nuevos tipos de economía circular, de producción y distribución sostenible, segura y resiliente. Nuestro espacio terrestre es un enclave privilegiado y disponemos de los recursos que miles de empresas están buscando para reubicarse. Pero que no se van a atraer con pasividad y ofreciendo tan solo oportunidades para dar pelotazos que parece que es lo único que saben preparar con esmero nuestras autoridades. Ni tampoco desmantelando los servicios públicos y debilitando la capacidad interventora del sector público, porque nada de lo que se está gestando en el nuevo orden industrial y financiero emergente se podrá poner en pie con la exclusiva iniciativa del capital privado. Desgraciadamente y como nos ha ocurrido tantas veces en nuestra historia, nuestras clases dirigentes, siempre tan dramáticamente conservadoras, dan la espalda al progreso y a la innovación, preocupadas como están siempre de mantener el statu quo y sus privilegios.

viernes, 29 de julio de 2022

'Caso ERES': criminalizar la acción de gobierno

Derivar responsabilidad penal de la tarea de dirección política, sin acreditar actos jurídicos concretos de los que puedan derivarse dicha responsabilidad, es una monstruosidad jurídica de tal magnitud, que resulta literalmente incomprensible que personas que se supone que tienen formación jurídica hayan podido cometerla


El Tribunal Supremo ha comunicado este pasado martes 26 que ha sido básicamente confirmada la sentencia que se dictó en su día por la Audiencia Provincial de Sevilla en el “caso de los ERES”. A diferencia de la sentencia de primera instancia que fue dictada por unanimidad, la sentencia del TS ha sido dictada por una mayoría de tres magistrados contra dos. No conocemos todavía ni la sentencia ni los votos particulares. En consecuencia este artículo no puede entrar en el análisis de la fundamentación jurídica en la que descansan.

Cuando hacia finales de septiembre que se supone que se darán a conocer tanto la sentencia como los votos particulares, tendré ocasión de hacer un análisis de la fundamentación jurídica de los mismos.

Hoy quiero simplemente ofrecer al lector el marco jurídico en el que se desarrolló la operación de los ERES, a fin de que tenga la información necesaria para valorar la decisión del TS cuando se conozca.

Para que se pudieran aprobar los ERES, era imprescindible que existiera una partida presupuestaria con base en la cual pudieran ser financiados. La financiación de los ERES no se produce como consecuencia de una decisión gubernamental, sino de una decisión parlamentaria. El Gobierno, sea el del Estado sea el de una Comunidad Autónoma, tiene que aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos para remitirlos a continuación al Parlamento, que es el órgano constitucional que los debate y aprueba.

La “potestad presupuestaria” (art. 66.2 de la Constitución) reside de manera exclusiva y excluyente en el Parlamento. El Gobierno se limita a elaborar un Proyecto sobre el que pierde el control en el momento en que entra en el Parlamento. Únicamente el Parlamento es portador de una “voluntad presupuestaria”. La manifestación de la voluntad presupuestaria del Estado corresponde única y exclusivamente al Parlamento, sin que el Gobierno participe en lo más mínimo en la misma. Los miembros del Gobierno que sean parlamentarios participarán como los demás miembros de la Cámara en la aprobación de los mismos. Los que no sean parlamentarios, ni siquiera podrán hacerlo.

Queda claro, pues, que sin una partida presupuestaria que sea expresión de la voluntad del Estado o de la Comunidad Autónoma, no pueden existir los ERES. El Parlamento tiene que manifestar expresamente su voluntad, que es la forma en que se expresa la voluntad del Estado o de la Comunidad Autónoma, para que los ERES cobren vida.

En ningún momento se ha acreditado que la acción de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Griñán, así como la de los demás miembros de los Consejos de Gobierno por ellos presididos, haya ido más allá de la discusión en el seno del Consejo de Gobierno y la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Esa es toda la relación que han tenido con la partida presupuestaria de financiación de los ERES como con cualquiera de las demás que acaban figurando en la Ley de Presupuestos.

En esa operación es imposible que se cometa un delito porque no hay ningún acto con sustantividad que pueda generar una responsabilidad de tipo penal. Insisto en que la “potestad presupuestaria” es exclusivamente parlamentaria. No hay un acto del Gobierno ni de ninguno de sus miembros en el proceso de elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos del que pueda derivarse responsabilidad penal de ningún tipo. Es radicalmente imposible.

Puede ocurrir que, una vez aprobada la Ley de Presupuestos por el Parlamento, de la que tampoco puede derivarse responsabilidad penal de tipo alguno, en la ejecución de los mismos se pueda hacer un uso desviado de alguna partida presupuestaria. En tal supuesto, es evidente que sí puede generarse responsabilidad de tipo penal por quien haya sido protagonista de esta conducta desviada.

El Presidente del Consejo de Gobierno no puede ser nunca protagonista de una tal conducta desviada, porque no interviene jamás en la ejecución de ninguna partida presupuestaria. Un Consejero o Consejera tal vez podría ser protagonista de una conducta de este tipo, aunque es muy poco probable que esto pueda ocurrir. El Consejero o Consejera no desciende al nivel en que se concretan las ejecuciones de las partidas presupuestarias.

En ningún momento en el caso de los ERES se ha acreditando que algún Consejero o Consejera haya participado en la ejecución de la partida presupuestaria que los hizo posibles. No hay ninguna prueba acreditativa de una conducta desviada por parte de ninguno de los miembros del Consejo de Gobierno. Repito: ninguna.

Ya veremos qué dice el TS, pero hasta el momento no se han acreditado conductas delictivas por parte ni de los expresidentes ni de los exconsejeros que han sido condenados. No hay ningún acto constitutivo de delito del que hayan sido protagonistas alguno de ellos en el caso de los ERES por el que puedan haber incurrido en responsabilidad penal.

La Audiencia de Sevilla condenó la “acción de gobierno” del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Condenó la “dirección política” de la Comunidad Autónoma por parte del Consejo de Gobierno. La dirección política es, justamente, la primera tarea del Gobierno, como queda claro de la lectura del artículo 97 de la Constitución, que empieza así: “El Gobierno dirige la política…” En esa dirección política ocupa un lugar primordial la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos, que, justamente por eso, no puede generar responsabilidad de tipo penal alguna.

Derivar responsabilidad penal de la tarea de dirección política, sin acreditar actos jurídicos concretos de los que puedan derivarse dicha responsabilidad, es una monstruosidad jurídica de tal magnitud, que resulta literalmente incomprensible que personas que se supone que tienen formación jurídica hayan podido cometerla.

Esperemos a ver cómo justifican dicha monstruosidad la mayoría que ha ratificado la sentencia y de qué manera la rechazan las firmantes de los votos particulares.

Quedo comprometido a dar la explicación pertinente.

Javier Pérez Royo

jueves, 23 de junio de 2022

Lectura andaluza/Lectura española.

Si el PP consigue transmitir con credibilidad al electorado de derecha que él solo puede ganar las elecciones, la posibilidad de que los electores de Vox vuelvan al PP es alta

La hegemonía del PSOE en Andalucía tiene su origen en el referéndum del 28 de Febrero de 1980. En las primeras elecciones, las del 15 de junio de 1977, el PSOE obtuvo el 36.69% de los votos y 27 escaños mientras que UCD obtuvo el 34.88% y 26 escaños. En las de 1979, UCD obtuvo 24 escaños y el PSOE, 23. Y en las municipales de 1979, UCD fue el partido más votado en el conjunto de Andalucía y ganó en seis de las ocho capitales: Almería, Cádiz, Granada, Huelva, Jaén y Sevilla. Fue la ventaja del PCE sobre AP lo que permitió que la izquierda superara ligeramente a la derecha. Pero entre UCD y PSOE había en el momento inicial de la democracia una situación de empate.

Es la catastrófica decisión de UCD en el referéndum del 28F la que lo cambió todo. El suicidio que supuso la opción de UCD dejó el espacio de la derecha en manos de un partido, AP, con cero escaños por Andalucía en el Congreso y en el Senado y casi sin representación municipal. La travesía del desierto que tuvo que hacer la derecha española como consecuencia de ello fue terrible. Solamente empezó a levantar cabeza en las elecciones municipales de 1991 y no sería hasta 1996 cuando conseguiría llegar a la presidencia del Gobierno.

Si así fue en general en el Estado, en Andalucía fue mucho peor. En realidad en las elecciones generales de 1993, si no hubiera sido por la diferencia de un millón de votos en Andalucía entre PSOE y PP, este último habría ganado.

En Andalucía tras el 28F, también como consecuencia de la descomposición del PCE-PSUC, que pasó de los 23 escaños de 1979 a 4 en 1982, el PSOE conseguiría una posición durante mucho tiempo mucho más que hegemónica. En una sola ocasión, en 2012, consiguió el PP ganarle al PSOE y fue una victoria pírrica, ya que no consiguió superar al conjunto de la izquierda. En todas las demás convocatorias las victorias del PSOE eran arrolladoras.

Hasta 2018 no se produciría la primera derrota de la izquierda en Andalucía. Y no por obra del PP, sino por la confluencia de las tres derechas, PP, Ciudadanos y Vox. Para el PP se trataba de una victoria agridulce, ya que en esas elecciones obtuvo sus peores resultados. Y los consiguió como consecuencia de la pérdida del monopolio en la representación de la derecha.

Pero en 2018 se quebró la hegemonía de la izquierda en general y del PSOE en particular. En 2022 esa quiebra se ha hecho todavía mayor desde un punto de vista cuantitativo y ha cambiado, sobre todo, desde un punto de vista cualitativo a favor del PP.

El PP no solamente ha conseguido ganar él solo a toda la izquierda, sino que ha conseguido, sobre todo, reducir la complejidad de la representación de las derechas. Ha hecho desaparecer a Ciudadanos y ha conseguido frenar a Vox, pudiendo empezar a plantearse volver a representar la derecha española en régimen de monopolio.

Si el PP consigue transmitir con credibilidad al electorado de derecha que él solo puede ganar las elecciones, la posibilidad de que los electores de Vox vuelvan al PP es alta. Vox nace ante la perspectiva de que el PP solo no puede ganar. Mientras el PP parecía que podía ganar solo, el voto de Vox se mantuvo dentro del PP sin rechistar. Es la perspectiva de la derrota del PP en solitario la que estimuló a una parte de los votantes del PP a expresarse autónomamente como Vox. Si la perspectiva de la victoria vuelve a parecer verosímil, el PP podría volver a concentrar todo el voto de la derecha española.

Esta perspectiva es la que ha abierto el resultado de este pasado 19J. El PP no solamente ha frenado a Vox en Andalucía, sino que puede empezar a transmitir con credibilidad el mensaje de que puede hacerlo desaparecer. El PP en Castilla y León puede plantearse repetir las elecciones el próximo mes de mayo, que, en realidad, es lo que debería ocurrir, ya que Castilla y León accedió a la autonomía por la vía del artículo 143 de la Constitución y las elecciones en dichas Comunidades se celebran conjuntamente con las municipales en el mes de mayo. En Madrid se va a hacer así. Si Alfonso Fernández Mañueco llega a la conclusión de que tiene más que perder manteniendo a Vox en el Gobierno que disolviendo y convocando elecciones, ahora puede hacerlo.

Aparte del destrozo que ha supuesto para la izquierda, el resultado electoral del pasado 19J puede alterar significativamente el funcionamiento del sistema político español de estos últimos años.

https://www.eldiario.es/contracorriente/lectura-andaluza-lectura-espanola_132_9101429.html

sábado, 18 de junio de 2022

En campaña electoral

Un político muere. Va al otro mundo y pregunta por el camino del cielo.

Le dicen que las normas están muy claras. Tiene que pasar 24 horas en el cielo y otras 24 en el infierno. Después tendrá que hacer una elección importantísima. Tendrá que decidir dónde quiere pasar la eternidad. Sin posibilidad de corregir la elección. El político dice que, por supuesto, prefiere ir al cielo.

-No, le dicen. La elección tiene que realizarse después de la prueba, no antes. ¿Por dónde quiere usted empezar?

-Por el infierno, dice el político.

Abren las puertas del infierno. Entra y ve a otros políticos de su partido paseando, con trajes elegantes. El clima es magnífico, los rostros muestran una juventud y una belleza extraordinarias. Camina sin rumbo y llega a un campo de golf, con un verde que es una alfombra. Se detiene para jugar unos hoyos. Mientras juega, siente la punzada del hambre y pregunta a uno de los jugadores dónde se puede comer algo en el infierno.

-Mire, cerquita de donde estamos hay un restaurante llamado El Tridente.

Magnífica cocina, excelentes vinos. Y, por supuesto, completamente gratuito.

Da las gracias al amable informante, se despide de los compañeros de juego y se encamina hacia el restaurante. Piensa que puede tardar más de lo que su apetito le exige y detiene a un taxi que lleva el cartel de libre. Le pide que le lleve al restaurante El Tridente. Charla animadamente con el simpático taxista y, cuando llega, le pide la cuenta.

-No, por favor, es gratuito, sea cual sea la distancia.

El restaurante es lujoso. Se sienta en un mesa cerca de los ventanales que miran a un maravilloso paisaje. Le traen la carta. Efectivamente, no aparecen los precios. Recuerda que le han dicho que es gratuito. Pide caviar ruso, langosta a la termidor, chuletas de cordero y un vino tinto recomendado por el camarero como el mejor del restaurante y de todo el infierno.

Está encantado de cómo va el día. Por megafonía se anuncia que van a dar comienzo los festejos, bailes y juegos de ese día. Le pregunta al camarero cómo se llega a los escenarios de la fiesta. Le dice que en la puerta hay taxis que le llevarán con rapidez. Le desea que lo pase bien.

Entra en el primer taxi y le pide al taxista que le lleve a la zona de baile. El ambiente no puede ser más festivo, se nota que la gente está animada y contenta.

Se encuentra con grupos de personas con vasos en la mano, bebiendo y charlando alegremente. Se dirige a la barra y pide un gin tonic. Le aborda un grupo de chicas. Una de ellas le llama especialmente la atención. Salen a la pista de baile…

-La noche es joven, dice cuando su pareja le pregunta si está cansado.

Pasan las horas. Casi no recuerda por qué está allí. Está amaneciendo. En

el mismo lugar de la fiesta sirven el desayuno… Está tan feliz que se sorprende cuando le vienen a decir que han acabado las 24 horas de estancia en el infierno. Se despide de sus amigas y se dirige a la puerta de salida feliz, porque recuerda que ahora le toca ir al cielo. Así que si esto es el infierno, ¿qué no encontraré en el cielo?, se dice.

Le conducen a las puertas del cielo. Abren las puertas y ve unas nubes blancas esponjosas de diferentes tamaños. Le entregan un arpa, a pesar de sus protestas porque no sabe tocarla. Le dicen que puede pasar de una nube a otra sin problema. Cuando pregunta si va a venir alguien más y le dicen que no, pide acabar con esa prueba porque ya tiene la decisión tomada. Le dicen que no es posible. Tiene que pasar allí las 24 horas reglamentarias. Se le hace aburrido y eterno.

Cuando termina las dos pruebas le dicen que es el momento decisivo. Tiene que decir dónde quiere pasar toda la eternidad. Le advierten con insistencia de que no hay marcha atrás. Dice que no tiene dudas, que quiere ir al infierno, que está seguro de que no se arrepentirá porque ha hecho allí buenas amistades y se lo ha pasado en grande. Firma el documento que le presentan sobre su decisión.

Abren las puertas del infierno y cuando entra se lleva un susto tremendo: siguen allí los políticos de su partido, que ahora visten con andrajos y buscan comida en la basura, el clima es insoportable, el olor pestilente, los rostros son tristes y decrépitos… El campo de golf está calcinado.

Pregunta dónde se puede comer algo y le dicen que lo que encuentre en la basura. La decepción es tremenda y la irritación indescriptible. Quiere cambiar la decisión y le dicen que le advirtieron varias veces que no se podía modificar la decisión. Era para toda la eternidad. Va a protestar a las oficinas del infierno:

-Ayer pasé aquí 24 horas inolvidables. Ahora, que he elegido, esto es insoportable. ¿Qué ha pasado aquí?

La respuesta le deja atónito:

-Muy sencillo, señor. Es que ayer en el infierno estábamos en campaña electoral.

Hasta aquí la historia. Desde aquí el recuerdo de que mañana tenemos que votar en Andalucía. Creo que la historia es elocuente. En campaña electoral se promete todo a todos. Aseguran que se hará un puente en un lugar donde no hay ni río. Pero somos los votantes quienes tenemos que analizar y que decidir. ¿Se cumplieron las promesas? ¿Se explicó por qué no se cumplieron? Se pidió disculpas por no haber cumplido lo prometido?

También respecto a los pactos se hacen promesas que luego se incumplen. No pactaremos con esta fuerza bajo ningún concepto. O pactaremos con esta otra para conseguir un buen gobierno. Y luego, ¿qué?

Me preocupa que el señor Juanma Moreno desprecie de forma tan dura al partido con el que ha gobernado. Juan Marín (que por cierto piensa que antes de él estaba la nada y que en tres años ha convertido a Andalucía en el modelo de Europa) se muestra orgulloso de lo que ha hecho el gobierno y promete seguir trabajando con su presidente desde las 8 de la mañana del día 20. Pero no le han dicho una palabra de gratitud por el apoyo, ni le incluyen nunca en un pacto futuro. Porque Moreno repite como un mantra que él quiere gobernar solo (¿sin Ciudadanos, señor Moreno?) en una alianza con los andaluces. ¿Y eso qué es?

El señor Feijoó dice que si al PSOE le parece tan negativo pactar con Vox, por qué no apoya con su abstención la formación de un gobierno del PP. Y por qué, si su partido considera tan indeseables a los de extrema izquierda, a los independentistas y a los filoetarras, ¿por qué no apoyó un gobierno del PSOE con su abstención?

Y, para ganar votos, se ponen en marcha estrategias inadmisibles. No vale todo para persuadir a quienes van a votar, como la escena en la que un supuesto afiliado del PP rompe el carnet en presencia de la señora Olona diciendo que el debate le había convencido cuando, en realidad, es una persona que ya apoyó a Vox y, al parecer, votó a su favor en las anteriores elecciones. Lo supe desde el primer momento que vi la escena.

Luego he visto confirmada mi sospecha. Qué mentira. Qué teatro más tramposo con pésimos actores ¡Ah, es que estamos en campaña electoral!

Yo no voy a votar para que otros no gobiernen, voy a votar para que se pongan en marcha políticas de izquierdas, solidarias, feministas, progresistas…

Concurren a las elecciones 22 partidos y federaciones y 5 coaliciones. No todas tienen implantación en las 8 provincias (7 partidos de los 22 y 4 coaliciones de las 5). La fragmentación de la izquierda puede ser un obstáculo o una ayuda. Espero que lo que vaticinan las encuestas sea desmentido por las urnas. Decía Winston Churchill que solo se fiaba de las encuestas que él había manipulado previamente.

Las urnas son la cuna, no el ataúd de la democracia. Quiero decir que después de las elecciones, los ciudadanos y ciudadanas tenemos que seguir participando para que las promesas electorales, tanto las programáticas como las relativas a los pactos, se cumplan de forma inexcusable.

Cuando leas esto, amable lector, amable lectora, ya se conocerán los resultados de las elecciones andaluzas. Ya estaremos empezando a ver si las promesas electorales eran un señuelo o realmente tenían visos de verdad. Esa comprobación es una forma de control democrático.

El Adarve-

domingo, 12 de junio de 2022

_- Por qué votaré a la izquierda

_- Ya sé que las encuestas son favorables a la derecha andaluza. Veo eufóricos a sus líderes porque se sienten a unos centímetros de mantenerse en el poder. Nadie cuestiona a su candidato porque será quien reparta puestos y prebendas. Yo votaré a la izquierda, estaré del lado de los hipotéticos perdedores y voy a explicar por qué.

Diré, antes de justificar el sentido de mi voto, que iré a votar. Creo que es una obligación ciudadana a la que no se debe renunciar. Ni todos los políticos son malos ni todos son iguales. El ejercicio de votar es el único que permite decidir quiénes van a tener la responsabilidad y el honor de gobernar a un pueblo. No votar es dejar las decisiones en manos del azar o de los demás. Y reconocer implícitamente que sería mejor que un caudillo o un salvador nos gobernase, sin necesidad de hacer elección alguna.

Votaré a la izquierda, aunque parezca torpe apuntarse al caballo perdedor. Y aunque parezca equivocado no sumarse al coro de alabanzas (unas, fundadas; otras, no), sobre lo que ha hecho la derecha en estos casi cuatro años. Quien oye al Presidente y al Vicepresidente, podría concluir que antes de llegar ellos al poder, solo había torpeza, estancamiento, clientelismo y corrupción. ¿No se hizo nada bien? ¿No se mejoró nada? ¿No se prosperó en nada? ¿Todos los gobiernos y todos los gestores socialistas fueron corruptos? ¿Cómo hemos sido tan tontos quienes hemos seguido votando a la izquierda una elección tras otra? ¿Cómo no vimos antes (y no vemos ahora) a los salvadores de Andalucía?

“Hemos hecho un esfuerzo”, “hemos destinado tantos millones”, “hemos creado tantos empleos”… Pues claro, no lo va a hacer la oposición sin tener presupuesto ni capacidad de decisión.

Le he oído decir al señor Feijoó que se puede ser socialista y votar al PP. ¿Le parecía tan razonable decir que se puede pertenecer al PP y votar al partido socialista o a Adelante Andalucía? Hágalo usted así, señor presidente, y actúe con el rigor de su propia lógica.

El Presidente Moreno Bonilla, a quien conocí siendo alumno de mi Facultad cuando él era vicedecano de alumnos y yo de profesorado, ha vuelto a visitar a la vaca Fadi. Una simpática broma. No me parece tan plausible hacerse una foto con el Rey para pedir el voto. Y creo que no hace falta explicar por qué.

El señor obispo de Huelva, en su homilía de la romería del Rocío, ha pedido el voto de la ciudadanía para la derecha. El prelado pide que los votantes tengan en cuenta las afinidades o incompatibilidades de los principios morales católicos. Muchas gracias por su consejo, Eminencia, me ha dado un nuevo argumento para votar a la izquierda.

He visto el debate de Televisión Española con los seis candidatos a la Presidencia. Es necesario informarse. Es obligatorio informarse. Escuchar a la paracaidista Olona desgranar su ideario, me dio otro nuevo argumento para votar a quien pienso votar. El contenido y el tono me asustaron: xenofobia, misoginia, homofobia… Lo peor de lo peor. La ultraderecha en estado puro. Como existe la posibilidad (yo diría la seguridad) de que si el PP necesita el apoyo de Vox, se lo va pedir, incluso para formar gobierno como ha pasado en Castilla-La Mancha, mi voto irá a la izquierda.

Sé que han existido en la política nacional, en la autonómica y en la local comportamientos torpes e, incluso, torticeros concebidos en la mente y salidos de las manos de políticos de izquierdas. Y he de decir que esos comportamientos me parecen deleznables en una democracia porque suponen un abuso de la confianza entregada por la ciudadanía. Comportamientos que me duelen más y desapruebo con más contundencia cuando se producen en la izquierda.

Voy a tratar de explicar las razones por las cuales depositaré mi confianza de nuevo en la izquierda. Es una obligación meter en la urna un voto argumentado, un voto racional.

Votaré a la izquierda porque, en todas las cuestiones esenciales de la vida, encarna lo que considero un ideario más elevado, más progresista, más cercano a los desfavorecidos, más abierto de mente, más sensible a los problemas de la sociedad. Concretaré.

Cuando se trata de defender la enseñanza pública o la sanidad pública, la izquierda se muestra más sensible, más cercana a una concepción del sistema educativo de calidad para todos y para todas. La escuela pública y la sanidad pública es para la izquierda la causa de la justicia.

Cuando se dirime la cuestión de lo público y lo privado, la izquierda se muestra más preocupada por quienes no tienen nada o tienen poco y rehúye la filosofía de que quien tenga dinero tendrá enseñanza, quien tenga dinero tendrá sanidad, quien tenga dinero tendrá seguridad, quien tenga dinero tendrá transporte… La derecha, cuando puede, privatiza.

Cuando se trata de separar el poder de la Iglesia y del Estado, la izquierda está por la labor de que cada poder mantenga su parcela sin interferencias de la Jerarquía en la ordenación de la vida y costumbres de la ciudadanía.

Cuando se procede a repartir los bienes, abundantes o escasos, tiene una mayor sensibilidad para los desfavorecidos, para los pobres, para quienes Paulo Freire denominaba “los desheredados de la tierra”.

Cuando se legisla sobre el aborto es más sensible con la decisión de las mujeres. Y no manipula la realidad con frases huecas y consignas tramposas. Nadie está a favor de la muerte. Me gustaría saber cuántos votantes de la derecha, indignados contra la ley del aborto, han acudido luego a practicarlo a escondidas.

Cuando se trata de defender los derechos de los homosexuales, de las lesbianas, de los transexuales…, está más cerca de quienes sufren que de quienes han ejercido la violencia homófoba durante siglos y de quienes siguen ejerciéndola ahora. Les reconoce su dignidad y sus derechos a emparejarse y a ejercer de padres y madres.

Cuando se revisa la historia, pretende recuperar el derecho de quienes fueron destruidos por la violencia y pasaron cuarenta años de silencio y de oprobio. Pretende reconocer derechos, no abrir heridas.

Cuando se plantean adhesiones o decisiones sobre la guerra, la izquierda es más reticente y, a la vez, más propensa a la negociación y a la palabra.

Cuando se proponen acciones sociales, la izquierda tiene más sensibilidad para atender a quienes tienen necesidades apremiantes, como ha sucedido en el caso de la Ley de dependencia.

Cuando se plantea la decisiva cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres, la izquierda crea un Ministerio de Igualdad que es objeto de brutales descalificaciones y de inadmisibles bromas por parte de la derecha. La ultraderecha ni siquiera reconoce que exista la violencia de género. ¿Cuántas mujeres más tienen que morir cada día a manos de sus parejas para que abran los ojos? La violencia de género no llama asesinos a los hombres, llama asesinos a los hombres que matan a sus mujeres.

Cuando hay conflictos laborales está más cercana a los trabajadores que a los empresarios. Es decir, está más cerca de quienes tienen menos dinero y menos poder. Sin olvidar que si no va bien la empresa, nadie irá bien.

Cuando se legisló sobre el matrimonio, legalizó el divorcio, que hoy nos parece a todos un derecho sin el cual estaríamos condenados a mantener una relación desgraciada de por vida. La derecha, que se opuso, tiene entre sus militantes y admiradores, no pocos divorciados y divorciadas que rehicieron oportunamente sus vidas.

Lo mismo sucede con otras cuestiones de capital importancia: la eutanasia, el medio ambiente, la cadena perpetua, la gratuidad de la enseñanza… Es otro modo de ver la vida, de ver la sociedad. No es igual una posición que otra, como algunos sostienen.

Votaré a la izquierda. Sin decir por ello que de un lado estén los buenos y del otro los malos. No. No lo digo. Porque esa dicotomía es un grave error y una lamentable injusticia. Estoy convencido de que hay gobernantes y militantes de derechas que tienen la voluntad de conseguir una sociedad mejor. Lo que me separa de su ideología es que creo que es retrógada, insolidaria y despectiva con quienes piensan de otra forma.

Enhorabuena a quien gane. Aunque sería más certero poder felicitar a la sociedad por el hecho de que quien salga ganador garantice mejor la defensa de los intereses de todos y de todas en una sociedad más libre y más justa.

Fuente: El Adarve, blog de Miguel Ángel Santos Guerra.

viernes, 18 de marzo de 2022

2022: La «normalidad»

En contra de lo que nos decían quienes dicen que lo saben todo, 2021 no fue el año de la recuperación. Y me temo que 2022 no abrirá -como también aventuraban- una nueva etapa de normalidad sin sobresaltos. Tenemos demasiados frentes por delante que aventuran intranquilidad.

La pandemia no termina de apagarse y el haber dado prioridad a los intereses comerciales y al egoísmo de los países más ricos puede provocar que sigan apareciendo nuevas variantes del coronavirus que impidan una recuperación completa de la actividad económica.

La inflación tardará meses en desaparecer, si es que no vuelve a hacerse crónica. Y la respuesta que avanzan los bancos centrales, subir los tipos de interés, solo va a provocar otro frenazo, con menos inversión y empleo, además de un incremento que puede llegar a ser muy problemático de la deuda pública y privada.

Los mercados no terminan de ajustarse y los bloqueos se dan por todas su esquinas, los suministros no llegan, los transportes se bloquean y miles de empresas no encuentran al personal que necesitan.

La economía internacional está viviendo una singular combinación de problemas de oferta y demanda en un clima en donde los mercados financieros, en lugar de dedicarse a financiar respuestas en el ámbito productivo, se dedican a inflar burbujas que tendrán que explotar sin remedio en algún momento.

Son problemas de nuevo tipo que no es posible resolver con respuestas del viejo libro de estilo que son las única que parece que tengan en cartera los bancos centrales. Mientras que los gobiernos hacen lo que pueden cargándose, eso sí, de una deuda creciente que en algún momento habrá que amortizar sin que nadie sepa decir cómo ni cuando.

A todo ello hay que añadir la tensión militar que se están generando, ahora con más intensidad en el este de Europa, en diversos lugares del mundo. Sus consecuencias pueden ser catastróficas al menor descuido pero, en cualquier caso, van a provocar problemas económicas importantes; por ejemplo, en forma de subida de los costes de la energía, más problemas de suministro, sanciones financieras con efecto dominó o crisis migratorias.

Europa no parece capaz de forjar un proyecto alternativo al de continua tensión que diseñan las potencias imperiales. Se contenta con hacer de monosabio de Estados Unidos, haciendo creer que desempeña un papel que en realidad no es otro que el de comparsa de los estadounidenses y pagano de sus privilegios: los americanos ya se han convertido en los primeros exportadores mundiales de gas y nos venden el gas a Europa un 40% más caro que el que recibimos de Rusia.

En todas esas condiciones será muy complicado que se pueda lograr una recuperación efectiva de las economías. Lo normal, si no cambian, es que se vayan deteriorando de nuevo sus bases estructurales, ya en crisis desde antes de la pandemia, aunque se registren tasas de crecimiento que puedan dar la falsa impresión de que comienzan a levantar vuelo.

España sufrirá esas tensiones, sobre todo, porque nuestro gobierno no dispone de apoyo parlamentario suficiente y leal y porque sus disensiones internas no están permitiendo que se genere la amplia complicidad social que sería necesaria para sacar adelante los proyectos reformistas que se propuso poner en marcha. Lo que está pasando con la reforma laboral es buena parte de ello.

Si el gobierno de Pedro Sánchez no es capaz de acelerar la agenda de reformar, invirtiendo con más celeridad y eficacia los fondos de recuperación, dándole más protagonismo a la sociedad civil y mostrando que avanza a pesar de todas las dificultades, podríamos estar entrando ya en el final adelantado de la legislatura.

La pandemia ha puesto en jaque al neoliberalismo porque ha demostrado que los principios que había venido vendiendo como todopoderosos frente a cualquier situación son, en realidad, un fiasco y que solo sirven para aumentar la riqueza de los más ricos. Y el efecto de esta crisis de legitimación es el mismo que han tenido otras anteriores del capitalismo: la promoción del populismo fascista. Es es la razón del crecimiento de una extrema derecha que no surge de la nada sino que nace financiada por las grandes empresas y bancos y bien acogida por los medios de comunicación. Es otro peligro en el horizonte.

Andalucía, como no puede ser de otro modo, está metida de lleno en este escenario. La derecha está empeñada de momento en aplicar la misma agenda que llevó a cabo en otras comunidades, la del desmantelamiento del ya de por sí delicado sistema de bienestar social y servicios públicos de nuestra comunidad, para privatizarlos en la mayor medida de lo posible; y, al mismo tiempo, eliminar todo tipo de trabas para que las grandes corporaciones financieras y fondos de inversión se queden con los trozos más apetitosos de nuestro aparato productivo. Se está produciendo el descuartizamiento progresivo de lo que iba quedando de nuestra economía, curiosamente, ante el silencio de una clase empresarial que solo piensa ingenuamente que puede tocarle alguna pedrea de las operaciones de compra que se vienen haciendo.

Enfrente, desgraciadamente, las fuerzas políticas de izquierda no dan la talla y solo podemos confiar en que la sociedad civil se dé cuenta de lo que le vendrá encima cuando hayan terminado con la sanidad y la educación públicas, cuando nuestras explotaciones agrarias, los hoteles y principales empresas queden en manos de fondos de inversión que solo buscan la rentabilidad más elevada posible a corto plazo y con independencia de producto que se obtenga o del servicio que se ofrezca.

Esperemos que 2022 sea el año en que las gentes corrientes de Andalucía se den cuenta de todo esto, despierten, levanten la voz y confluyan con la dignidad y la valentía que siempre ha tenido la buena gente de nuestro pueblo.

https://juantorreslopez.com/2022-la-normalidad/

martes, 12 de octubre de 2021

_- Entrevista a Andrés Martínez Lorca Sobre la melancolía, por la diversidad cultural, contra la guerra. Un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell (I) «Me siento ligado a la tradición de Marx, a esta tradición ilustrada y revolucionaria, aunque no solo a ella»

_- Catedrático de Filosofía Medieval en la UNED, Andrés Martínez Lorca es actualmente catedrático emérito, y antes fue profesor de la Universidad de Málaga.

Académico de número de la Academia Ambrosiana de Milán (Italia), Martínez Lorca es también académico correspondiente de las siguientes academias: Real Academia de Córdoba (1995), Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (2010), Real Academia de la Historia (2011) y Real Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona (2014). Miembro también de la Société Internationale pour l’Étude de la Philosophie Médiévale (SIEPM), con sede en Lovaina (Bélgica).

Entre sus numerosas obras cabe citar aquí: Tomás de Aquino, Exposición de la Política de Aristóteles, revisión de la traducción, prólogo, introducción y notas, Madrid: UNED, 2019; Hacia un nuevo Averroes. Naturalismo y crítica en el pensador andalusí que revolucionó Europa, Madrid: UNED, 2017; La filosofía en Al-Andalus, editor, Córdoba: Editorial Almuzara, 2017; La filosofía medieval. De al-Farabi a Ockham, Barcelona: Editorial Batiscafo, 2015, traducida al italiano y al portugués; Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa, Córdoba: Editorial Utopía Libros, 2015, 4ª edición… Su último libro publicado por UMA editorial lleva por título Sobre la melancolía, por la diversidad cultural, contra la guerra. Un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell. En él centramos nuestra conversación.

* Es tal la riqueza y diversidad de tu libro que me voy a dejar muchas cosas en el tintero. Abres con una cita de Marx, del joven Karl Marx, de Cuadernos sobre filosofía epicúrea. ¿Te reconoces en la tradición de este filósofo y político revolucionario?

Sí, en efecto, me siento ligado a esta tradición ilustrada y revolucionaria, aunque no solo a ella. Pero del marxismo concebido como una teoría de emancipación basada en la crítica según el lema del propio Marx, “de omnibus dubitandum” (“hay que dudar de todo”). Como miembro de mi generación que fue adoctrinada en el nacionalcatolicismo, el marxismo significó un descubrimiento teórico-práctico a través del cual pudimos recuperar el materialismo filosófico, la Ilustración y la filosofía clásica alemana entroncando al mismo tiempo con la secular lucha por su liberación de los esclavos, de los siervos de la gleba, de los obreros industriales, y en la España de mi juventud con la lucha por las libertades contra la dictadura franquista.

Sigues con una cita de Gramsci. ¿Te reconoces en esa cita de los Quaderni en la que se afirma que “al menos como orientación metódica, hay que llamar la atención sobre las demás partes de la historia de la filosofía, o sea, sobre las concepciones del mundo de las grandes masas, de los grupos dirigentes más restringidos (o intelectuales) y, por último, sobre los vínculos entre esos varios complejos culturales y la filosofía de los filósofos”?

Gramsci ensanchó el campo de lo que llamamos ‘filosofía’ y su distinción me parece acertada. Recordemos la primera línea de la Metafísica de Aristóteles: “Todos los hombres, pántes ánthropoi, desean saber por naturaleza”. Y es que la racionalidad, base de la filosofía, no es exclusiva de los profesores o eruditos. Cualquier ser humano la posee y a veces encontramos un mayor desarrollo de ella en un campesino, por ejemplo, que en un aparente intelectual. Es evidente que la transmisión de la alta cultura a través de centros de enseñanza y de un plan de estudios, iniciada de modo sistemático en la Edad Media, ayudó a avanzar en la especialización de los distintos conocimientos. Por eso, la oligarquía dominante alejó al pueblo, no ya de las universidades sino de las escuelas. En España, poco antes de la II República, que centró sus esfuerzos en la enseñanza primaria y en la difusión de las bibliotecas, la mayor parte de la población era analfabeta.

En el subtítulo del libro se habla de un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell pero son muchos más los autores de los que hablas en el libro. Los cuatro citados, ¿son los más importantes para ti, los que más te han hecho filosóficamente hablando?

Hay que ser selectivos en el título de los libros, no como algunos antiguos escritores de kilométrico enunciado. En el título se destacan algunos temas y en el subtítulo algunos autores. Quizás los cuatro que citas sean los más destacados en los trabajos que integran la obra. Pero mi diálogo es con todos los pensadores que figuran en el índice, desde los cínicos y escépticos antiguos hasta Antonio Machado pasando por Al-Farabi, Averroes, Tomás de Aquino y Baltasar Gracián.

En cuanto a los filósofos que más me han influido, debo citar a Aristóteles, Epicuro, Averroes, Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Marx, Gramsci y Russell.

En el primer capítulo, “Una indagación sobre la melancolía: de Aristóteles a Cervantes”, Aristóteles, Galeno, Marco Aurelio y Cervantes son los autores estudiados. ¿Don Quijote es, en tu opinión, un ‘héroe’ melancólico?

La secuencia en el tema de la melancolía sería la siguiente: Aristóteles levanta la liebre al afirmar que aunque sufren una tensión humoral, los melancólicos son geniales no por enfermedad sino por naturaleza, y cita entre ellos a Empédocles, Sócrates y Platón; Galeno, el más famoso médico de la antigüedad, en una línea naturalista afirma que los caracteres del alma dependen de los humores del cuerpo; Marco Aurelio, el emperador romano penetrado de estoicismo, no concibe la filosofía como un saber para la acción política sino como una necesaria compañera de viaje en la vida; Don Quijote, la primera gran novela moderna, está tejida de ironía y melancolía.

Frente al conformismo de Lope de Vega, al esteticismo de Góngora y a la amargura de Quevedo, se levanta la ironía de Cervantes que a través de un “loco” sueña una humanidad más justa. Excepto en lo referente a los libros de caballerías, el protagonista razona con lucidez, se opone a la injusticia social y elogia la libertad como “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Oposición al mercantilismo imperante, solidaridad con el moro Ricote expulsado de su pueblo, crítica apenas velada al poder de la Iglesia, rechazo de la aristocracia de sangre, todo ello convierte al personaje cervantino en un héroe moderno, utópico, triste y pensativo.

El segundo capítulo: “Pensar en tiempo de crisis: la Filosofía helenística”. ¿Nos sirven aquellas reflexiones para pensar nuestra crisis, que se acumula a otras crisis pasadas y que anuncia, a su vez, crisis futuras acaso más profundas y dañinas?

La crisis helenística vino provocada por el fin de la ciudad-Estado griega, es decir, la pólis, al surgir el imperio de Alejandro Magno. Alejandría rivalizaría con Atenas por su contribución a la ciencia y al arte. Si pensamos en nuestra época y en la crisis que vivimos, debemos evitar la equivalencia con la época helenística e indagar a fondo sobre las causas de ella.

Distinguiendo diversos planos, en nuestro mundo se advierte un agotamiento del capitalismo en su versión neoliberal, pues ni siquiera ofrece solución en los países más desarrollados, no digamos en les expoliados de sus riquezas naturales. Por otra parte, el hundimiento del bloque del socialismo real llevó al sueño del “fin de la historia” con Estados Unidos como único imperio mundial. Ahora, tras el asalto al Capitolio, y sin olvidar su inmenso déficit presupuestario, vemos de manera gráfica su crisis interna: este imperio tiene los pies de barro incluso en su propio país donde discrimina a la población afroamericana e ignora a millones de emigrantes sin derechos civiles.

¿Cómo vamos a frenar el calentamiento global del planeta? ¿Lucharemos de forma solidaria contra la pandemia en todos los continentes? ¿Se va a respetar el Derecho Internacional en las relaciones entre países impidiendo que aquellos que eligen su propio camino sean aplastados económica o militarmente? Estas y otras preguntas no tienen hoy una respuesta satisfactoria.

Hablas en el tercer capítulo de Lucrecio y De rerum natura. Sostienes que el filósofo romano aporta a la teología epicúrea una nueva modulación, un desarrollo propio. ¿Cuáles serían las características más centrales de esa modulación?

Los epicúreos, en contra de la leyenda cristiana, no eran ateos, creían en unos dioses ni creadores ni providentes (consideraban el universo eterno y a la materia no informe sino viva mediante el movimiento de los átomos) que vivían felices en el espacio celeste como modelo de vida para los humanos. Le debemos al poeta latino la mejor síntesis del materialismo atomista, ya que sus enemigos idealistas hicieron desaparecer las numerosas obras de Epicuro. El poema de Lucrecio representó además esta novedad: fue el primero en hacer del latín una lengua filosófica.

Su modulación del epicureísmo la podemos resumir en los siguientes puntos: una crítica más radical a la religión popular como falsa religión fundada en el miedo; un desinterés mayor hacia el culto religioso; propuesta de una teología ilustrada que concluye en una religiosidad nueva y una original forma de piedad; una visión pesimista del mundo.

¿Por qué alguien de la altura filosófico de Al-Farabi, el autor de La ciudad ideal, sigue siendo un perfecto desconocido para muchos de nosotros?

Se desconoce en general a Al-Farabi en Occidente por una buscada ignorancia, aunque muchas de sus obras ya fueron traducidas al latín en el Medievo por eruditos hispanos e influyeron en la Escolástica cristiana. En el mundo árabe es considerado el Segundo Maestro (el primero era Aristóteles). Se ha luchado contra los musulmanes no solo con las armas, como en las Cruzadas, sino también mediante la ocultación sistemática de su inmenso legado cultural.

Con Al-Farabi renace el aristotelismo en la Edad Media y gracias a él se difunde la Lógica como método de razonamiento demostrativo. “Si ignoramos la Lógica no podremos certificarnos de parte de quién está la verdad”, escribió. Con su amplia obra política sentó las bases de una teorización islámica de la vida social. Desde el reconocimiento de la naturaleza social del hombre, defiende un Estado que busca la perfección a partir de la ciudad como núcleo urbano y mercantil. Defiende un entendimiento entre religión y filosofía basado en el respeto a su respectivo ámbito de influencia, e incluso se atrevió a afirmar que “todas las leyes religiosas virtuosas caen bajo los universales de la filosofía práctica”.

¿Averroes es un grande de la filosofía o un comentarista, muy agudo sin duda, de la obra de Aristóteles?

Averroes es mucho más que un buen comentarista de Aristóteles, quizá el mejor. Como demuestra su imponente producción filosófica y científica, es uno de los grandes pensadores de la historia. Recuperó el racionalismo y el naturalismo aristotélicos que gracias a él echó raíces en el mundo latino medieval. Pero fue más allá de Aristóteles al incorporar los avances de la ciencia árabe, por ejemplo, en la medicina, la farmacología y la astronomía, y al mismo tiempo al repensar la religión desde la filosofía, algo que no le interesó al filósofo griego. Su crítica al conservadurismo de juristas y sabios islámicos, su defensa de la autonomía de la filosofía, su implacable censura de los regímenes políticos árabes y su afirmación de la eternidad del universo lo convierten en un adelantado de su época. Además, representa un nuevo tipo de filósofo, podríamos decir un intelectual moderno, al elaborar un corpus filosófico-científico-jurídico de primer orden mientras ejercía en la vida pública como juez mayor de al-Andalus, médico real y consejero del califa almohade.

Presentas a Maimónides como el sabio andalusí que renovó el judaísmo. Finalizas el capítulo que le dedicas con estas palabras: “Superando los tiempos tormentosos en que vivió durante buena parte de su existencia, llegó a ser uno de los grandes sabios del mundo medieval dejando tras sí un admirable legado filosófico y científico. El judaísmo español puede legítimamente estar orgulloso de este cordobés universal”. ¿Lo está? ¿Está orgulloso de este cordobés universal?

Maimónides, figura relevante del pensamiento medieval, fue un fruto maduro del judaísmo andalusí, de los sefardíes hispanos, protegidos de los omeyas cordobeses. Absorbió en su juventud la enciclopedia griega y conoció de primera mano las enseñanzas rabínicas. Su pretensión central fue hacer compatible el aristotelismo con la religión judía que para él era superior a la filosofía, estaba basada en la profecía y cuyo objetivo es el conocimiento de Dios. Por eso, podemos hablar de un aristotelismo instrumental. Aportó también una innovadora hermenéutica basada en la interpretación alegórica y no literal del texto bíblico.

Los judíos, tan respetuosos con sus tradiciones culturales y religiosas, han colocado siempre en un lugar de honor a Maimónides, reconocimiento sin duda merecido por su excepcional contribución a la filosofía, la teología y la medicina.

Tomemos un descanso si te parece.

De acuerdo, descansemos un momento.

Fuente: El Viejo Topo, septiembre de 2021

viernes, 18 de enero de 2019

_- Moreno defiende el acuerdo con Vox y ataca la herencia del PSOE. El candidato del PP señala la creación de empleo como principal objetivo del Gobierno andaluz.

_- Juan Manuel Moreno ha combinado este martes dos trajes desde la tribuna del Parlamento de Andalucía en su primer discurso de investidura: el del candidato a la presidencia de la Junta y el de jefe de la oposición a los socialistas. El primero lo lució para contar la buena nueva del cambio político que pone fin a 36 años y ocho meses de Gobiernos del PSOE. El segundo, para criticar con dureza la herencia que recibe, una Andalucía que no logra converger con las demás regiones por la aplicación de unas políticas que, según el dirigente del PP, perseguían mantener al PSOE “en el poder a toda costa” con una tupida red clientelar.

Moreno no entusiasmó, pero tampoco defraudó en su debut. “Correcto”, dijeron desde las filas populares. Desde Ciudadanos también se apuntaron a ese calificativo y echaron en falta un poco de brío y emoción, como si las jornadas históricas (y la de la alternancia política en Andalucía lo es) necesitaran una banda de cornetas y tambores a todo trapo. El candidato popular dedicó gran parte de su intervención a hablar del cambio político en Andalucía. Será “tranquilo”, “conciliador” y “con diálogo”, legitimado por el voto de los andaluces, pero “sin cordones sanitarios”, en referencia al muro que los partidos de izquierda han tratado de alzar para aislar, sin éxito, a la extrema derecha de Vox. Este partido, que defiende suprimir el Estado autonómico o las leyes contra la violencia machista, tiene la llave de la estabilidad política en Andalucía.

Ninguna de las propuestas extravagantes de Vox (como la de cambiar el Día de Andalucía o la de devolver competencias autonómicas a Madrid) figuran en los acuerdos firmados con el PP, pero los populares no están exentos del riesgo de contagio de sus aliados de investidura. De hecho, la propuesta de Moreno de presentar en el Parlamento una ley de apoyo a las familias andaluzas “con especial atención a las familias numerosas y monoparentales” se interpreta desde algunos ámbitos como una cesión a la ultraderecha.

Lo que sí figura en los acuerdos son iniciativas que benefician a la Iglesia católica, como destinar más recursos a la educación concertada; o a la industria farmacéutica, como la eliminación de la subasta de medicamentos. Estas propuestas, con incidencia en el Presupuesto andaluz, cuentan con el visto bueno de Ciudadanos, con el que el PP ha firmado un acuerdo de gobierno.

Al PSOE le molestó que el candidato a la presidencia de la Junta le afeara su gestión durante el discurso. “Han hecho cosas buenas”, dijo Moreno, para hilar inmediatamente después una retahíla de reproches. “El triunfalismo, el acomodamiento y el conformismo de la clase dirigente han resultado paralizantes para nuestra tierra. La estrategia basada en hacer lo mismo creyendo que el cambio jamás se produciría ya no daba más de sí”, dijo. “La alternancia política es el antídoto contra el clientelismo y la corrupción”, soltó. Los socialistas siguieron cabizbajos a Moreno. La aún presidenta en funciones, Susana Díaz, lo escuchó desde su escaño en los bancos del Gobierno, sin tomar notas en ningún momento. Este miércoles intervendrá en el turno de réplica.

Al menos durante los primeros meses de legislatura, el futuro Gobierno andaluz va a echar mano de la herencia del PSOE para intentar neutralizar la oposición de los socialistas. Muchas de las propuestas de regeneración democrática, como encargar una auditoría integral de toda la Junta, crear una comisión de investigación sobre la extinta Fundación Andaluza Fondo Formación y Empleo (desde donde se usaron tarjetas institucionales en prostíbulos) o la de eliminar entes instrumentales innecesarios —“chiringuitos”, en boca de PP y Cs— lo que persiguen es, como mínimo, sonrojar a los socialistas. Estos aseguran que nada turbio encontrarán.

El candidato popular culminó el capítulo de reproches acusando a los socialistas de intentar desestabilizar al Gobierno antes de que tome posesión, al fomentar la manifestación feminista que se celebró a las puertas del Parlamento. Varios dirigentes socialistas y consejeros a punto de dejar de serlo participaron en la protesta, convocada por las organizaciones feministas.

Moreno también puso el acento en el principal problema de Andalucía: el paro. Durante las semanas de negociación con Ciudadanos y con Vox, ese drama que afecta al 22,5% de la población activa andaluza prácticamente desapareció. El presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, se mostró sorprendido días atrás de que se “hablara poco” del paro en una entrevista al diario Sur. “Hay que hablar de empleo una y otra vez. El objetivo prioritario es el empleo. Lo que preocupa es el empleo. Toda política social comienza por el empleo. Crear empleo es la tarea más importante que va a abordar este Gobierno”, señaló Moreno, quien advirtió que Andalucía, como el resto de España, se enfrenta a una etapa “de desaceleración económica”.

A la primera jornada de la investidura asistieron alcaldes y concejales del PP de toda Andalucía, y también los que antes que Moreno intentaron llegar al palacio de San Telmo: Javier Arenas (que perdió ganando), Teófila Martínez y Gabino Puche. A ninguno de ellos dedicó una sola palabra de reconocimiento. Tal vez fuera un olvido de algún asesor que tampoco cayó en la cuenta de que todos los autores de las citas que hizo el futuro presidente durante su discurso están muertos.

https://elpais.com/politica/2019/01/15/actualidad/1547557360_394093.html?rel=mas

lunes, 27 de marzo de 2017

Las mentiras del PP sobre el impuesto de sucesiones

Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC España

Hace unos meses, cuando pasaba por delante del Ayuntamiento de Sevilla me abordó una señora que formaba parte de un grupo situado junto a un stand de propaganda del Partido Popular. Me pidió amablemente que firmara para “acabar” con el impuesto de sucesiones en Andalucía y cuando le dije que era imposible que se acabara con él solo en Andalucía, por la razón que señalaré más abajo, me siguió dando una serie de argumentos que fui rebatiendo lo más educadamente que pude. Cuando ya no tuvo ninguno adicional se limitó a decirme que había que suprimirlo porque “Susana es una ladrona que se queda con el dinero de los andaluces”.

Ante semejante “argumento” decidí que era mejor no seguir y me alejé de uno de los muchos grupos de militantes del PP que han difundido en toda Andalucía una campaña magníficamente programada y muy eficaz contra el impuesto sobre sucesiones.

Digo que ha sido una campaña muy eficaz porque me consta que ha convencido a miles de personas de que el impuesto sobre sucesiones es injusto, muy elevado, que solo lo pagan la generalidad de las clases  medias y trabajadoras y, para colmo, que Andalucía es el único territorio en donde se utiliza “para robar” a la gente. Algo sorprendente si se tiene en cuenta que este impuesto es centenario, que existe desde hace muchos años en los países más avanzados del mundo y que siempre se ha considerado como uno de los instrumentos más efectivos de la historia para luchar contra los privilegios de cuna y para hacer que las sociedades sean más equitativas y las economías más eficientes. De hecho, el propio Partido Popular ha realizado varias reformas fiscales con mayoría absoluta y, a pesar de que podría haberlo eliminado o modificado, lo ha mantenido siempre.

Nadie puede censurar que un partido critique la política fiscal de un gobierno y yo no tendría nada que objetar a esta campaña del PP (y de algunos de sus economistas de referencia) si no fuera porque está plagada de mentiras que deberían hacer enrojecer y sentir vergüenza de decirlas en una sociedad mínimamente culta y democrática y en la que se pidiera rendición de cuentas a los representantes políticos y a los personajes públicos.

Voy a señalar a continuación las mentiras más importantes y las que he podido comprobar que han servido para engañar a muchas personas de buena fe que no están al día de las leyes fiscales y de lo que de verdad ocurre con los impuestos. Y me voy a referir a las mentiras económicas, dejando a un lado las mucho más burdas y vergonzosas que el PP ha difundido a la hora de convocar los actos de protesta. Sirva de ejemplo la diferente redacción de la convocatoria de una manifestación que muestro en el recuadro de abajo y en el que, además de las mentiras económicas, se comprueba el impresionante ejercicio de demagogia que supone convocarla solo para para protestar por el impuesto (en los grupos de personas de más alto nivel adquisitivo) o mezclando las churras del impuesto con las merinas del recibo de la luz (en los que están personas que se sabe tienen caso  de menor nivel económico).

LAS MENTIRAS DEL PP

“El impuesto sobre sucesiones que hay en Andalucía es un impuesto antiguo que no existe en otros lugares”.

Es falso. El impuesto existe en 27 de los 34 países más ricos del mundo (OCDE).

“El impuesto sobre sucesiones afecta a todos los andaluces”.

Es falso. En 2016, solo 3 de cada 100 andaluces tuvieron que hacer la autodeclaración de este impuesto. Es decir, 255.009 personas de los 8,4 millones que residimos en Andalucía.

“El impuesto sobre sucesiones “confisca como los impuestos de la Edad Media” la riqueza de los andaluces”.

Es falso. En 2016, solo 2,2 andaluces de cada 1.000 tuvieron que pagar algo por este impuesto (19.136 de los 8,4 millones). Y de los que presentaron declaración solo pagó el 7,5%. Y serán muchos menos a partir de 2017 con la nueva reforma que ha elevado el mínimo exento.

Hay que tener, por tanto, muy poca vergüenza para decir, como dijo el vicesecretario de Coordinación Política del PP-A, Toni Martín, que “Susana Díaz, a través de este impuesto, se está incautando de los frutos del trabajo de toda una vida de cientos de miles de andaluces” (aquí).

“El impuesto sobre sucesiones obliga a que los hijos andaluces paguen por disponer de la riqueza de sus padres”.

Es falso. En 2016, sólo 5.426 andaluces pagaron por heredar algo de sus padres. Es decir, solamente un andaluz de cada 1.500 pagó algo por recibir esa herencia, o uno de cada 47 declarantes (el 2,1%).

“El impuesto sobre sucesiones lo pagan en Andalucía las clases medias y trabajadoras”.

Es falso. Ya he dicho que en 2016 solo pagaron 19.136 personas. Las clases medias y trabajadoras son obviamente mucho más numerosos y, en su generalidad, no pagan por este impuesto. Lógicamente, puede haber personas de esa condición que tuvieran que pagarlo (en función de sus circunstancias personales, pero no puede decirse que las clases medias en su generalidad sean quienes cargan el impuesto sobre sus espaldas. ¿Qué familia de clase media con dos hijos, por ejemplo, tiene un patrimonio superior a un millón de euros que es más o menos el límite para empezar a pagar, a partir de 2017 en Andalucía?

“Andalucía tiene un tipo 1.000 veces más alto que la Comunidad de Madrid”.

Es falso. Madrid bonifica el 99% de la cuota para descendientes directos. En este caso sería de 100 veces. Lo que pagan los herederos más alejados no es más alto en Andalucía, pues se paga prácticamente igual en todas las comunidades autónomas.

“Con herencias de más de 800.000 euros los hijos pierden casi toda la herencia de sus padres”.

Es falso. Con la reforma andaluza que entró en vigor el 1 de enero de 2017, incluso si se tratara de una herencia de 1.000.000 de euros del padre o la madre de un matrimonio en régimen de gananciales y dos hijos, éstos dos no tendrían que pagar nada. Y, en todo caso, no se pierde, sino que se tributa por un considerable incremento en la riqueza.

“El impuesto sobre sucesiones lo impone en su totalidad la Junta de Andalucía y debe eliminarlo”.

Es falso. El impuesto es estatal y está cedido a las comunidades autónomas. Andalucía no podría eliminar nunca ese impuesto. Como dije antes, podría haberlo hecho el PP en todos los años en que ha tenido mayoría absoluta y no lo ha hecho. Como tampoco ha querido impedir que haya unas diferencias tan grandes y absurdas entre las comunidades autónomas: al revés, legisló de forma que se pudieran dar.

Afirmar, como hace el PP en su página web, que “aboga por la eliminación del Impuesto de Sucesiones para que heredar no sea una ruina para las clases medias” (aquí) no solo es un acto de demagogia gigantesca (porque Andalucía no puede eliminar un impuesto estatal y porque cuando pudo eliminarlo el PP no lo ha eliminado) sino una mentira porque no lo pagan esos sectores sociales, como ya he señalado.

“Entre 7.000 y 8.000 familias (40.000 al año) se mudan a Madrid para evitar el impuesto de sucesiones”.

Es falso. Esa cifra que han popularizado los dirigentes del PP (aquí) es el doble de las personas que pagan el impuesto. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2015, migraron a Madrid unos 12.500 andaluces (lógicamente no todas ellas por razones fiscales) y 8.000 de Madrid a Andalucía.

“Las familias que no tienen liquidez en ese momento no pueden recibir la herencia de sus padres o familiares”.

Es falso. La ley contempla plazos para poder vender la herencia. Es verdad que está ocurriendo a menudo que es difícil vender pero por causa de la crisis y no del impuesto.

“El impuesto sobre sucesiones tan elevado en Andalucía es la causa de que muchos andaluces tengan que renunciar a la herencia de sus padres”.

Es una media verdad. Es cierto que en Andalucía hay más renuncias que en otros lugares en términos proporcionales y eso es lógico si se paga más. Pero es completamente falso y contradice el sentido común que todas las renuncias se deban al tipo más alto: entonces en Madrid no habría renuncias y, sin embargo, en 2016 hubo allí 4.120.

Una causa fundamental (si no la principal) de renuncia a las herencias es que muchas van acompañadas de deudas elevadas (sobre todo hipotecarias) que a veces no se pueden soportar por los herederos. Y también, que la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria dificulta o incluso impide vender las propiedades. Prueba de ello es que, como acabo de decir, en Madrid (donde los descendientes directos no pagan nada) se produjeran en 2015, 4.120 renuncias, es decir, muy pocas menos que en Andalucía (6.829) si se comparan con la población total (6,4 renuncias por cada 10.000 madrileños y 8,12 por cada 10.000 andaluces). Y además es en cierta medida lógico que se produzcan más renuncias en Andalucía si se tiene en cuenta que su renta per capita (17.131 euros en 2015) es mucho más baja que la de la Comunidad de Madrid (31.691).

Lo que se recauda por el impuesto sobre sucesiones se lo traga la Junta de Andalucía o “lo roba Susana”.

Es falso. Se puede estar de acuerdo o no con este impuesto o con otros, pero no se puede ocultar para qué sirve. En este caso, el impuesto sobre sucesiones lo cede el Estado para que las comunidades autónomas financien la sanidad, la educación y otros servicios públicos y a eso se dedica lo que se ingresa con él en Andalucía. Lo que precisamente ocurre es que las comunidades que tienen privilegios de financiación o son más ricas pueden permitirse renunciar a una parte de los ingresos que genera mientras que las que resultan perjudicadas (como Andalucía) han de forzar mucho más sus figuras tributarias propias.

“El impuesto sobre sucesiones solo lo defienden las izquierdas”.

Es falso. Afirmar eso es fruto de la mentira o de una total incultura económica y fiscal. Este impuesto ha sido siempre defendido por personas e investigadores de muy diferente ideología que simplemente tratan de evitar la concentración de la riqueza en porcentajes cada vez más pequeños de la población y de favorecer la meritocracia frente a los privilegios de cuna porque se sabe que las herencias ha sido siempre una de las fuentes más importantes de la desigualdad de oportunidades En los muchos países del mundo donde se aplica lo han establecido partidos y gobiernos de todas las corrientes políticas.

En 2001, 120 multimillonarios estadounidenses encabezados por Warren Buffet, Bill y Melinda Gates, varios miembros de la familia Rockefeller, George Soros y otros más hicieron pública una carta en la que decían: “Eliminar el impuesto sobre sucesiones sería negativo para nuestra democracia, nuestra economía y nuestra sociedad, conduce a una aristocracia de la riqueza que transmitirá a sus descendientes el control sobre los recursos de la nación… y dañará a las familias que a duras penas llegan a fin de mes” (la noticia aquí).

“El impuesto sobre sucesiones obliga a pagar dos veces porque quien deja la herencia ya pagó a lo largo de su vida por lo que deja”.

Es falso. Se puede estar de acuerdo o no con este impuesto, pero decir que grava lo ya gravado anteriormente es totalmente incierto e incorrecto. Este impuesto grava un hecho que no ha sido gravado antes (la recepción de unos determinados bienes y el incremento de riqueza que supone en quien lo recibe) y a personas que, lógicamente, nunca antes habían pagado por la riqueza que ahora llega a sus manos (los herederos).

Esta afirmación es tan absurda como decir que no debe establecerse un impuesto como el IVA porque grava una renta con la que se compra algo que ya ha sido gravada antes (por el IRPF, por ejemplo).

– (La Junta de Andalucía) “valora un inmueble muy encima del valor de mercado”.

Es falso. Esta idea que han difundido algunos economistas anarcocapitalistas como Daniel Lacalle (en un video que puede verse aquí) no responde a la verdad. Es la ley (estatal y no andaluza) del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones la que establece que los bienes inmuebles que son objeto de transmisión deben ser declarados por su valor real y la Ley General Tributaria determina los diversos criterios de valoración que se pueden utilizar. En Andalucía, y en otras comunidades, se utilizan los Coeficientes Multiplicadores del Valor Catastral (CMVC) que tienen gran rigor técnico y no pueden dar lugar a un valor superior al del mercado (salvo en algún caso verdaderamente excepcional) y que, precisamente para que eso no ocurra, disponen de un procedimiento de garantía bastante riguroso. Es fácil comprobar con números que lo que afirma Daniel Lacalle no sucede en la realidad.

“El impuesto lleva a la ruina”.

Esta es una frase también de Daniel Lacalle en el mencionado video que es una falsa y disparatada exageración. Nadie puede arruinarse por una herencia puesto que siempre tendrá a su alcance la posibilidad de no aceptarla o de hacerlo a beneficio de inventario (es decir, sin poner en peligro su propio patrimonio).

– Según el impuesto “a un hijo único de padres divorciados y de 15 años le valoran el piso en 300.000 euros y debe pagar 80.655 euros”.

Este es un ejemplo que pone el economista Daniel Lacalle en el mismo video para criticar el impuesto. Habría que conocer el caso concreto pero resulta absolutamente improbable por no decir imposible que eso haya ocurrido según las tarifas existente del impuesto. Actualmente, en una familia de dos hijos el patrimonio tendría que ser mayor a 700.000 euros para estar bonificado. Y la prueba de que esos casos son muy minúsculos es que en 2016 solo hubo en Andalucía 459 casos (entre 8,4 millones de personas o entre los 255.009 declarantes) con una base imponible superior a los 800.000 euros.

“La Junta de Andalucía se convierte en una enorme agencia inmobiliaria cuando los ciudadanos rechazan la herencia porque no pueden pagar el impuesto”.

Esta nueva afirmación de Daniel Lacalle en el mismo video es igualmente falsa porque los inmuebles que formaran parte de una herencia rechazada pasan al gobierno central y no a la Junta de Andalucía.

El impuesto sobre sucesiones “no tiene ningún efecto redistributivo ni de igualdad”.
Esta es una idea que difunden los economistas ultraliberales (y concretamente Daniel Lacalle en el video) para legitimar las políticas del Partido Popular engañando a la gente. Puede discutirse sobre si el impuesto tiene mucho o poco efecto redistributivo o si se da siempre o solo en determinadas circunstancias, pero afirmar que no tiene efecto ninguno es una exageración deshonesta porque está desmentida por docenas de estudios empíricos que pueden consultarse en cualquier publicación mínimamente especializada.

Un conocido informe sobre la reforma de la imposición directa encabezado por el Premio Nobel J. E. Meade, decía “el patrimonio heredado debe sufrir una mayor imposición tanto por razones de justicia como a causa del tema de los incentivos económicos. El ciudadano que por su esfuerzo y trabajo haya acumulado una fortuna merece un mejor tratamiento fiscal que el ciudadano que por la suerte de su nacimiento posee el mismo patrimonio; gravar al primero menos que al segundo crearán un obstáculo menor al esfuerzo y el trabajo”. Y, a pesar de las deficiencias que pueda tener en su diseño actual, la Comisión de expertos para la reforma del sistema tributario español nombrada en su día por el Partido Popular concluyó proponiendo “mantener el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones para mejorar la igualdad de oportunidades y favorecer la equidad del sistema”.

“La sociedad actual es más igualitaria y no necesita un impuesto como el de sucesiones”.

Es falso. En Francia, por ejemplo, se está demostrando que las herencias tienen en Francia casi el mismo efecto sobre la desigualdad que en los tiempos de la revolución de 1789 y en ese país, no muy diferente al nuestro, la desigualdad por razones de patrimonio es mucho mayor que la de renta: la renta que acumulan el 10% de las familias más ricas es 4,6 veces mayor que las rentas del 10% de menos ingreso, pero el patrimonio de las primeras es 139 veces mayor. Y también está ocurriendo que las personas de más edad acumulan cada vez más patrimonio (En Francia las personas que están en los treinta años tienen en 2014 3,5 veces menos patrimonio del que tenían en 1986, y eso en parte se debe porque se hereda mucho más tarde que antes (Alternatives Economiques, nº 366, p. 27).

Es lamentable que un partido con tanta responsabilidad como el Partido Popular lleve a cabo una campaña política basada en mentiras y en engañar a la población con un propósito que no puede ser otro que el de dinamitar a un gobierno al que no puede vencer con los votos. No es un juicio de intenciones por mi parte, sino la pura realidad: si el PP de verdad quisiera que no hubiera impuesto sobre sucesiones lo habría eliminado al gobernar con mayoría absoluta. ¿A qué viene, entonces, mentir ahora de esta manera?

Incluso la crítica que se hace a Andalucía no es justa. No es verdad que la Junta de Andalucía haya subido el tipo del impuesto, sino que el gobierno de la comunidad mucho más rica como la de Madrid lo bonificó, como he dicho, casi al 100% en su territorio. Las necesarias reformas del impuesto

¿Es necesario que haya un impuesto sobre las sucesiones?
Como he explicado en mi libro Economía para no dejarse engañar por los economistas, no hay una respuesta objetiva a esa pregunta: depende de las preferencias de cada persona y por eso lo deseable es que haya suficiente y auténtica democrática para que la sociedad en su conjunto pueda decidir con libertad lo mejor para todos. Y por eso no se puede aceptar que unos u otros impongan su preferencia individual o de grupo al resto de la sociedad. Y menos, a base de mentiras.

Pero, con independencia de ello y de señalar las mentiras del PP y de algunos economistas de ideología ultraliberal y anarco-capitalista que se han puesto de moda en los últimos años para legitimar sus políticas, no se puede olvidar que, efectivamente, el impuesto sobre sucesiones en España tiene algunas deficiencias importantes que habría que corregir. Una cosa es que se acepte que exista un determinado impuesto y otro que no se diseñe adecuadamente para cumplir los fines que la sociedad le encomiende.

La más evidente, sin duda, es su falta de armonización en las diferentes comunidades autónomas que lleva a producir desigualdades injustificables y aberrantes. Una barbaridad que se podría evitar muy fácilmente.

En segundo lugar, algunos problemas a la hora de valorar las herencias o de aplicar reducciones, unas veces demasiado prolijas y otras excesivamente generales, que pueden dar lugar a situaciones de inequidad.

En tercer lugar, una consideración más cercana a la realidad de los nuevos modelos de familias y a las condiciones reales de las personas, en las que no siempre coincide la posibilidad de disponer de un patrimonio relativamente importante con suficiente liquidez (algo, por cierto, que está ocurriendo en gran parte por culpa de las políticas neoliberales del PP que hacen que las nuevas generaciones vivan peor que las de sus padres).

En cuarto lugar, la inequidad que puede producir el “salto” cuando se superan los límites establecidos.

Por último, algunas deficiencias relativas a la transmisión de negocios familiares que pueden verse en peligro si no se ajusta bien el tratamiento fiscal y si no se dan facilidades para que se mantenga en las mejores condiciones posibles la actividad productiva.

Sin embargo, ninguna de ellas justifica la campaña a base de mentiras y claramente demagógica (porque estuvo en su mano resolver lo que critica) que viene orquestando el Partido Popular, especialmente en las comunidades gobernadas por el Partido Socialista. No conviene engañarse: lo que hay detrás de estas es la estrategia de desmantelamiento de las estructuras del bienestar (sanidad, educación, pensiones públicas) que el PP ya ha puesto en marcha en comunidades donde gobierna o ha gobernado, como la valenciana o la de Madrid.

Las derechas económicas saben perfectamente que esos servicios públicos son muy queridos y necesitados por la población e incluso por sus propios votantes. Por eso no proponen directamente su sustitución por los negocios privados (cuyas desventajas siempre ocultan) sino que llevan a cabo una estrategia inteligente pero taimada: ir dejándolos poco a poco sin financiación (sobre todo reduciendo impuestos que alivian la carga de las grandes fortunas y empresas) para que funcionen peor y, cuando esto va ocurriendo, salir a la calle a decir que funcionan mal por culpa…. no por culpa de sus propias decisiones sino ¡de quienes los defienden!

Publicado en eldiario.es Ganas de escribir http://www.juantorreslopez.com/7842-2/