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martes, 7 de febrero de 2023

Llegar a los 100 años y contarlo

Consuelo, Milagros y Rafaela relatan su día a día al rebasar esa edad. "Hay que trabajar porque, si no, te apagas"

En España hay cerca de 20.000 centenarios, en 2072 podrían rozar los 227.000
MARÍA SOSA TROYA (TEXTO) DAVID EXPÓSITO (FOTOS) Madrid - 04 DIC 2022 - 05:30 CET 3

Veintiún escalones de madera separan a Consuelo Jiménez de la calle. Ella, que vive en Araia (Álava), no le da ninguna importancia. Los sube y los baja “despacio”, con la única ayuda del pasamanos. No tendría nada de particular si no fuera porque esta mujer menuda carga 100 años a sus espaldas. “Recuerdo cuando era pequeña, que correteaba por aquí y mi abuela me decía ‘¡Ay, qué envidia me das, cómo corres!’. Ahora yo digo lo mismo”, se ríe. Desde aquellos tiempos hasta ahora se ha gestado una revolución demográfica en España. La esperanza de vida ha ido escalando, ser centenario será cada vez menos excepcional. La cordobesa Rafaela Tena tiene 101 y puntualiza que le han caído mal, con lo bien que le habían sentado los 100. La ciudadrealeña Milagros Ruiz-Olmo ha cumplido los 103 y, aunque a veces en la memoria bailen datos, leer sigue siendo su pasatiempo favorito. Las tres cuentan cómo es la vida cuando los años suman un siglo.

Estas tres mujeres viven en su casa con ayuda de cuidadoras que han contratado. Las rutinas son diferentes a las que tenían hace no tanto, cuando a Consuelo le sobraba fuerza para preparar ella sola la masa de las rosquillas, Rafaela se bañaba en la piscina y Milagros arreglaba las flores de su patio. Las tres dicen que no se siente nada especial cuando la edad acumula tres dígitos, más que la alegría de seguir aquí, con los que quedan de los suyos, un siglo después. En enero había 19.930 centenarios en España, más de tres cuartas partes son mujeres. Una cifra que seguirá escalando y podría rozar, dentro de 50 años, los 227.000, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística. Más que la población actual de ciudades como Badalona u Oviedo.

Hay cifras del INE que hablan solas. En 1900, la esperanza de vida al nacer no llegaba a los 35 años. En 2021 alcanzó los 83,07. El primer paso que tuvieron que dar los actuales centenarios fue “no morirse cuando eran niños”, apunta el demógrafo del CSIC Julio Pérez Díaz. “De las generaciones nacidas en 1900, uno de cada cinco fallecía antes de cumplir un año, la mitad no superaba los 15″. Es una revolución, dice, que muchas veces no se tiene demasiado en cuenta. “Por primera vez en la historia humana todos los que nacen lo hacen con la perspectiva de llegar a la vejez, la edad media en el mundo supera los 70 años”. Afirma que es difícil establecer comparaciones entre países, porque muchas veces los datos son frágiles. Pero es indiscutible que España tiene una de las mayores esperanzas de vida del mundo. Aunque no una mayor proporción de centenarios. Eso llegará más adelante. Porque los que viven ahora “son unos auténticos supervivientes”.

La longevidad extraordinaria de estos “pioneros”, como les llama el demógrafo, es objeto de análisis científico. Ander Matheu, responsable del grupo de Oncología Celular en Biodonostia, acreditado por el Instituto de Salud Carlos III, cuenta que los centenarios “no solo viven mucho, sino además muy bien, con pocas enfermedades”. Han vivido de forma independiente la mayor parte del tiempo. Su equipo realiza un estudio sobre longevidad en el País Vasco. Matheu explica que la literatura científica permite identificar dos factores clave: el entorno y la genética. “Hay cinco zonas en el mundo donde se ha descrito mayor incidencia de centenarios, en Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica), Loma Linda (California) y Cerdeña (Italia). Tienen determinados hábitos de vida, como comer moderado y sano o tener poco estrés. Son gente en general muy optimista, con entornos sociales claramente establecidos. Y también se han detectado determinados patrones genéticos”.

Ninguna de las tres centenarias de esta historia parece darle demasiada importancia al número 100. Sobre cómo se vive con más de un siglo, cada una hace lo que puede. La vida va más lenta, pero ellas siguen exprimiéndola.

Consuelo Jiménez 100 años.
“Yo no tengo tiempo de aburrirme”
“Lo que soy es muy lenta comiendo. Yo creo que me he acostumbrado a servirles a todos y luego yo quedarme tranquila la última”. Consuelo Jiménez toma un plato de borrajas, las ha limpiado ella misma, y las acompaña con un vaso de mosto al que le ha servido un poco de agua.

Vive en Araia, el principal núcleo de población de Asparrena, un municipio alavés de unos 1.600 habitantes, donde se casó y crio a cinco hijos que, a su vez, fueron padres. Pero aún no es bisabuela. “Con las ganas que tengo de tener un bisnieto”, se queja amarga al lado de una de sus nietas, Maite, que la acompaña esa mañana en la cocina de casa. Están haciendo rosquillas. Todo un acontecimiento porque hacía tiempo que Consuelo no se animaba. Hace años, las preparaba todas las semanas. Tiene una sartén específica para ello, ya quemada, y un palo de madera que le preparó su marido para que pudiera sacarlas del fuego sin problema. Con sus manos y muñecas finísimas, amasa los churros uno a uno y los va colocando sobre una bandeja. El olor recorre los rincones de la casa invitando a probarlas. Saben como huelen. Aunque ella nunca las toma. Las hace para su familia. “¡Un plato de rosquillas con un solo huevo!”, presume, “claro, como viví los años del hambre”, vuelve a reír.

La entrevista es una mañana de jueves, apenas unos días antes de que una hija de Consuelo, que estaba enferma, falleciera. Es lo único que entristece a esta centenaria ese día en el que recuerda su vida y la celebración de sus cien años junto a su nieta Maite, que nació el mismo día que ella, el 3 de agosto. “A ver si ella tiene tanta suerte como yo en todo”, le desea. “Total, los ceros dicen que no valen nada, son dos ceros y un uno por delante, así que a ver”. Suelta otra carcajada en el acto. Cuenta que al cumplirlos no se siente nada especial. Está “orgullosa”, porque se encuentra muy bien. “La cabeza no se ha movido de su sitio, hombre, de muchas cosas no te acuerdas, pero vamos, bien”. De los cinco hermanos que eran quedan dos. La mayor es ella, la pequeña tiene demencia.

Consuelo, bajando las escaleras de su casa camino de la calle. Regularmente, Consuelo acude a la peluquería.

Como pasatiempo, Consuelo cose unos calcetines para el invierno que luego regala a los familiares.Almorzando en la mesa de la cocina de su casa. Consuelo enviudó y siguió viviendo en la casa en la que ha vivido toda la vida, desde que con cuatro años dejó Ausejo, el pueblo riojano que la vio nacer, y su familia se mudó a Araia y puso una tienda de alimentación y un bar. “Hacíamos venta ambulante e íbamos por los pueblos, luego mi hermano se quedó con el negocio”. Ella se casó. Muestra una foto suya con su marido, Félix, con el que llegó a cumplir las bodas de oro. En la imagen, Consuelo tiene el dedo en alto. “No le gustaba hacerse fotos y le estaba diciendo que se quedara quieto”. Durante la pandemia estuvo quedándose con sus hijas, pero ahora ha regresado a casa gracias a la ayuda de Fátima, una cuidadora que vive con ella y que recalca lo autónoma que es.

“Mucho me ha gustado bailar en mis tiempos”. A su marido lo conoció en el casino, cuando la invitó a bailar y ella mandó a una amiga de emisaria, a comprobar qué tal se le daba al hombre. “Soy un poco bruja”, vuelve a reír. En el pueblo es la sensación, lo comentan en la tienda y en la peluquería, donde se quita el audífono y se desconecta durante un rato. “Lo que peor tengo es el oído”. Las vecinas cuentan que en las últimas fiestas estuvo bailando rancheras. Ahí queda eso.

¿Cuál es el secreto para vivir 100 años?
—Oye pues trabajar, porque si te quedas así, sin más, te apagas. Te quedas atontada y ya nada.

Dice que se ve bien. “No tengo dolores, puedes tener algún día malo, pero estoy con una salud envidiable, con mis años. Hago lo que puedo, ya no hago más que punto o ganchillo, leer el periódico, eso es lo que hago”. Dice que se levanta sobre las diez de la mañana, o diez y media, porque se acuesta tarde. “Por la noche no tengo prisa”. “Me levanto, me preparo, igual doy unas vueltecicas por aquí [señala al huerto, al que se sale a través de la cocina], voy [con Fátima] a por el periódico, y luego ya por aquí”.

En la tienda compra media barra de pan y el Diario de Noticias de Álava. Hay una montaña de periódicos apilados en la estantería, y libros, porque a su marido le encantaba leer. Ella lo hace sin gafas. “Las tengo ahí, pero me estorban, porque enhebro muy bien la aguja de la máquina de coser, que no es tan fácil”, presume. Poner Saber y ganar también forma parte de la rutina, un dibujo de uno de sus siete nietos, el más pequeño, la muestra junto al televisor viendo el programa. Pero, sobre todo, le encanta coser. Ahora está haciendo unos calcetines grises, “hay que cuidar a los yernos”, y también hace puntillas de ganchillo para las toallas. “Yo no tengo tiempo de aburrirme”.

Milagros Ruiz-Olmo 103 años.
“No tengo nada, más que años”
En el salón hay más de 200 años sentados unos frente a otros. A la izquierda, Milagros Ruiz-Olmo Valencia, con 103. A la derecha, su hermana Petra, que tiene 98. Cada una, en un sillón estampado, y una mesa en el centro. Viven en Calzada de Calatrava, un pueblo manchego de unos 3.600 vecinos. Otra hermana murió con 102. La longevidad de esta familia es digna de estudio. Solo se escucha, de fondo, el ruido de la lavadora que ha puesto Estrella, la mujer que acude por las mañanas para atenderlas y que va por las noches a dejarlas acostadas. Milagros siempre fue muy reservada con su edad. “Ahora ya me da lo mismo”. Los tres dígitos son como para presumir. “Además, estoy muy bien, no me duele nada ni tengo nada”, sigue. “Se ve de otra forma la vida, por supuesto, pero tú no te das cuenta, ¿sabes? Vas viviendo y lo vas viendo, y ya está, y no te das cuenta de que [la vida] está cambiando”.

Pero cambia. “Ya no puedes ocuparte de tu casa, de tus cosas”. Desde hace unos años vive con su hermana, para que se hagan compañía, y Estrella pueda cuidarlas a ambas. Sus hijos no residen en Calzada, la mayoría lo hace en Madrid, donde ellas pasaron gran parte de su vida. Milagros ya no cose, y antes sí podía, tanto que tuvo una fábrica de bolsos, primero con sus hermanos y después con su marido, que también trabajó toda su vida para el Ayuntamiento de la capital. Siempre fue muy casera, pero ahora cada vez sale menos. “No puedo andar mucho. El andador está ahí, pero lo uso poco, no me gusta”, se ríe.

Milagros y Petra hablan, aunque tienen que repreguntar muchas veces para escucharse bien. “Tenemos una casa a cinco kilómetros de aquí”, dice la primera. “¿Qué?”, replica Petra. “El cortijo”, sigue Milagros, y añade: “Vamos a comer los domingos muchas veces y es muy agradable”, van cuando los hijos van a visitarlas. Unas flores que ha llevado ese fin de semana Cari, la hija de Milagros, siguen alegrando la estancia, al lado de la tele.

Junto al aparato descansa Los aires difíciles, de Almudena Grandes. A Milagros le encanta esta autora y siempre busca sus obras. Demuestra cómo lee sin gafas. “Mi hijo me saca los libros de la biblioteca. Yo leo mucho, no tengo otra cosa que hacer”. Sus manos algo temblorosas se han llevado hace poco un tazón de café con leche a la boca, justo antes de tomarse sus pastillas. “Tomo para la circulación, pero nada de particular.” Su hermana está algo peor. “Tengo un dolor de cabeza desde que me levanto hasta que me acuesto”, explica Petra, apesadumbrada.

Milagros pedalea en el sillón de su casa de Calzada de Calatrava (Ciudad Real).
Petra, hermana de Milagros, bebe un café. Su lectura más reciente es un libro de Almudena Grandes.

Milagros sigue cuidándose mucho. Por las mañanas, un espejo es su mejor compañero. Se peina, se echa crema en la cara. “Pienso que todas las personas lo hacen”. Ejercita las piernas gracias a una pedalina. Cuenta que las horas pasan lentas. “Es pesadillo”, a veces se aburre. Hasta el mediodía no encienden la tele, y luego Telecinco las acompaña toda la tarde.

A Milagros se le ilumina la cara al recordar su 103 cumpleaños, con toda la familia junta. Cuenta que de la pandemia no se enteró. Enseguida Estrella matiza que su hijo estuvo allí en febrero de 2020, con lo que creían que era un constipado, y que acabó ingresado en el hospital, aunque evolucionó bien. Pese a ello, ninguna se contagió de covid.

Hay cosas que se olvidan. Otras siguen grabadas a fuego. “De la guerra me acuerdo perfectamente. Nosotros vivimos la nuestra, luego la guerra mundial y ahora esta [la de Ucrania], tres guerras nos han tocado”. Petra y ella tuvieron que viajar a Madrid en 1937 en un vagón para ganado, después de que su padre falleciera. Eran nueve hermanos, su madre había muerto embarazada del décimo hijo mucho antes. Cuando las cosas se pusieron mal en Madrid, les tocó volver al pueblo, y luego regresaron a la capital. Allí Milagros fue “señorita de compañía de una marquesa”, sus cuñados se exiliaron a Argelia. Petra rememora con horror la posguerra: “Se pasó muy mal. Yo vi a un chico joven coger una cáscara de plátano que estaba en el suelo y comérsela”. Por ello, porque recuerdan lo que fue aquello, Milagros cree que con la guerra de Ucrania “algo nos tocará”.

Ambas llevan ahora una vida sencilla, apegadas a la familia. Una sobrina de 91 años las llama por teléfono para saludar. Acuerdan que se llamarán luego. Milagros insiste en que ella está estupendamente. “No tengo nada, nada más que años, eso sí. Mientras sean así, buenos…”

Rafaela Tena 101 años.
“Dios me está bendiciendo, no he perdido memoria”
El teléfono suena. Saluda y al poco se la oye decir que muchas gracias y cuenta lo bien que lo pasaron el día anterior, “no faltó nadie”. Al cortar apunta el nombre en un trozo de papel que va quedándose ya sin espacio. La lista de quien la ha felicitado por San Rafael crece aun al día siguiente de la onomástica. Su santo es para ella más importante que el cumpleaños, y este año Rafaela Tena Antón lo ha celebrado por primera vez desde la pandemia. No fue en un bar, como solía ser, pero la familia se dividió en dos tandas para acompañar a Tati, como la llaman todos después de que “un sobrinillo que no sabía decir Rafi” la bautizara así. Compartió casa toda la vida con dos hermanas y las conocían como las tres tías o las tres titas. Las consentidoras. “Ahora solo quedo yo”. La última tía de “más de 60 sobrinos”. A los 10 hijos de sus hermanos se suman a su vez los hijos de estos y sus nietos. “Requetesobrinos”, ríe ella.

Su casa, en Córdoba, da fe de que los une una relación especial, decenas de fotos lo atestiguan. Su rincón favorito está ocupado por tres sillones de orejas alrededor de una mesa camilla. Rafaela se sienta en el centro, con una blusa blanca con el cuello bordado, resplandeciente. Allí se pasa los días, junto a una bendición del papa Francisco por sus 100 años colgada en la pared. La luz que entra por la ventana inunda la estancia y un andador vigila aparcado a un lado, dispuesto a prestar servicio. Es mucho más de lo que esperaba el doctor hace años, cuando se rompió la cadera y le advirtió de que no volvería a andar. ¡Ja! Menuda es ella. Hasta hace unos meses daba sin ayuda un paseo hasta la plaza de las Tendillas. Pero este verano empezó a sentirse muy cansada y fue al médico. “Me hicieron cuatro electros y tenía el corazón dislocado, me ingresaron y ahí cogí este catarro”, explica señalando unos aerosoles sobre la mesa, al lado de unos nardos. Le encantan las flores. “Hasta los cien llegué muy bien, pero los 101 me sentaron muy mal”. Ahora los pasos son cortos. Pero el paseo diario no falla, aunque vaya sentada en vez de andando y algún familiar o María, la cuidadora que vive con ella desde hace unos meses, empuje la silla de ruedas.

Nunca imaginó que iba a ir ya camino de los 102, aunque su hermana María “murió con ciento y medio”. Marta, una sobrina nieta, explica que una de sus frases es: “Ay, si yo tuviera 20 años menos”. ¡Ay, si tuviera 81! “Yo cavaba la tierra en la casa que tenemos en la aldea”, apostilla Rafaela. “Para mí todas las edades han sido como 20″. Hace apenas unos años iba a comer churros “todos los días”. “Luego me tomaba un vaso de agua con limón para que rebajara, y ya no cenaba”. Ahora va de cuando en cuando. “El año pasado tardé y me dijeron: ‘Ah, ¿pero no se ha muerto usted?’ No, todavía estoy viva”, vuelve a reír al recordarlo. “Menos trabajar hago de todo, y ya he trabajado bastante”. Su primer sueldo fueron 116 pesetas, como auxiliar de secretaría. La jubilación queda ya muy atrás.

Rafaela y su sobrina nieta Marta recorren el centro de Córdoba en su paseo matutino.
Rafaela atiende las llamadas de los familiares que la felicitan por su santo.
Rafaela y su sobrina nieta Marta almuerzan en el salón de casa.
Rafaela, oliendo unas flores recién compradas para el salón de su casa. (fotos en el original)

“Dios me está bendiciendo por todos lados. No he perdido la memoria”. Todos los días le da gracias. “Por las mañanas rezo el rosario mientras estoy desayunando, oigo la misa, me doy un paseíto y leo los evangelios”. Después almuerza, con una pequeña copa de vino. “Me duermo la siesta en la hamaca [una butaca que trajo del pueblo y también tiene en el salón] y por la tarde veo una novelilla”. Lo peor son las noches. “Duermo muy poco, dos horas y media y nada más. Me tomo una pastilla para dormir”. Dice que ella es “muy dura”: “Aguanto y aguanto y aguanto, y cuando viene María [por las mañanas] parece que viene Dios. Ya me pone bien puesta, me sube un poquito para arriba, porque claro, como estoy tendida, me escurro. Le digo que me dé un masaje en el pie, que me duele horrores… A mí la cama se me hace interminable. Estoy deseando levantarme”.

Ahí vuelve toda su energía. Dice que algunas veces cierra los ojos y empieza a recordar. “Fulanito se fue, y el otro se fue, y el otro, y yo, que no hago nada en este mundo, todavía estoy aquí”. Rafaela afirma que sufría más cuando se moría alguien que si lo hubiera hecho ella misma. A su padre, un hermano y el marido de su hermana los mataron durante la guerra unos milicianos del bando republicano. “Mi padre nos hacía una foto todos los años. Como nos echaron de la casa [durante la guerra], rescatamos solo una [imagen]”, dice mientras la enseña. “Aquí estamos la familia entera”. Sus padres y los ocho hijos.

Con todo, se queda con lo bonita que ha sido su vida. “[Ha sido] muy mala, muy mala, pero muy bonita también”. Prefiere recordar lo bueno, cuando se disfrazaba de fantasma y asustaba a los sobrinos pequeños, cuando su hermana aprendió a conducir ya con 70 y se iban de vacaciones, el viaje a México cuando rozaba los 80. Pero sobre todo, su Calleja de las Flores. Esta turística calle de Córdoba fue su hogar desde 1945 hasta hará unos 12 años. “Aquí no había flores, las empezó a poner mi madre con un vecino, que trabajaba en el Ayuntamiento. Estaba preciosa”. Su casa era “la más bonita de la calle”, presume mientras la enseña. En ese momento irrumpe un grupo de turistas. “Aquí teníamos dos hortensias”, señala. “Y los arcos estaban llenos de flores”. Le pide a su sobrina nieta un esqueje y ella responde: “Tati, a ver si nos van a reñir”. Ella replica: “Yo les digo que es mi casa”.

https://elpais.com/sociedad/2022-12-04/llegar-a-los-100-anos-y-contarlo.html

martes, 12 de octubre de 2021

_- Entrevista a Andrés Martínez Lorca Sobre la melancolía, por la diversidad cultural, contra la guerra. Un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell (I) «Me siento ligado a la tradición de Marx, a esta tradición ilustrada y revolucionaria, aunque no solo a ella»

_- Catedrático de Filosofía Medieval en la UNED, Andrés Martínez Lorca es actualmente catedrático emérito, y antes fue profesor de la Universidad de Málaga.

Académico de número de la Academia Ambrosiana de Milán (Italia), Martínez Lorca es también académico correspondiente de las siguientes academias: Real Academia de Córdoba (1995), Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (2010), Real Academia de la Historia (2011) y Real Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona (2014). Miembro también de la Société Internationale pour l’Étude de la Philosophie Médiévale (SIEPM), con sede en Lovaina (Bélgica).

Entre sus numerosas obras cabe citar aquí: Tomás de Aquino, Exposición de la Política de Aristóteles, revisión de la traducción, prólogo, introducción y notas, Madrid: UNED, 2019; Hacia un nuevo Averroes. Naturalismo y crítica en el pensador andalusí que revolucionó Europa, Madrid: UNED, 2017; La filosofía en Al-Andalus, editor, Córdoba: Editorial Almuzara, 2017; La filosofía medieval. De al-Farabi a Ockham, Barcelona: Editorial Batiscafo, 2015, traducida al italiano y al portugués; Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa, Córdoba: Editorial Utopía Libros, 2015, 4ª edición… Su último libro publicado por UMA editorial lleva por título Sobre la melancolía, por la diversidad cultural, contra la guerra. Un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell. En él centramos nuestra conversación.

* Es tal la riqueza y diversidad de tu libro que me voy a dejar muchas cosas en el tintero. Abres con una cita de Marx, del joven Karl Marx, de Cuadernos sobre filosofía epicúrea. ¿Te reconoces en la tradición de este filósofo y político revolucionario?

Sí, en efecto, me siento ligado a esta tradición ilustrada y revolucionaria, aunque no solo a ella. Pero del marxismo concebido como una teoría de emancipación basada en la crítica según el lema del propio Marx, “de omnibus dubitandum” (“hay que dudar de todo”). Como miembro de mi generación que fue adoctrinada en el nacionalcatolicismo, el marxismo significó un descubrimiento teórico-práctico a través del cual pudimos recuperar el materialismo filosófico, la Ilustración y la filosofía clásica alemana entroncando al mismo tiempo con la secular lucha por su liberación de los esclavos, de los siervos de la gleba, de los obreros industriales, y en la España de mi juventud con la lucha por las libertades contra la dictadura franquista.

Sigues con una cita de Gramsci. ¿Te reconoces en esa cita de los Quaderni en la que se afirma que “al menos como orientación metódica, hay que llamar la atención sobre las demás partes de la historia de la filosofía, o sea, sobre las concepciones del mundo de las grandes masas, de los grupos dirigentes más restringidos (o intelectuales) y, por último, sobre los vínculos entre esos varios complejos culturales y la filosofía de los filósofos”?

Gramsci ensanchó el campo de lo que llamamos ‘filosofía’ y su distinción me parece acertada. Recordemos la primera línea de la Metafísica de Aristóteles: “Todos los hombres, pántes ánthropoi, desean saber por naturaleza”. Y es que la racionalidad, base de la filosofía, no es exclusiva de los profesores o eruditos. Cualquier ser humano la posee y a veces encontramos un mayor desarrollo de ella en un campesino, por ejemplo, que en un aparente intelectual. Es evidente que la transmisión de la alta cultura a través de centros de enseñanza y de un plan de estudios, iniciada de modo sistemático en la Edad Media, ayudó a avanzar en la especialización de los distintos conocimientos. Por eso, la oligarquía dominante alejó al pueblo, no ya de las universidades sino de las escuelas. En España, poco antes de la II República, que centró sus esfuerzos en la enseñanza primaria y en la difusión de las bibliotecas, la mayor parte de la población era analfabeta.

En el subtítulo del libro se habla de un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell pero son muchos más los autores de los que hablas en el libro. Los cuatro citados, ¿son los más importantes para ti, los que más te han hecho filosóficamente hablando?

Hay que ser selectivos en el título de los libros, no como algunos antiguos escritores de kilométrico enunciado. En el título se destacan algunos temas y en el subtítulo algunos autores. Quizás los cuatro que citas sean los más destacados en los trabajos que integran la obra. Pero mi diálogo es con todos los pensadores que figuran en el índice, desde los cínicos y escépticos antiguos hasta Antonio Machado pasando por Al-Farabi, Averroes, Tomás de Aquino y Baltasar Gracián.

En cuanto a los filósofos que más me han influido, debo citar a Aristóteles, Epicuro, Averroes, Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Marx, Gramsci y Russell.

En el primer capítulo, “Una indagación sobre la melancolía: de Aristóteles a Cervantes”, Aristóteles, Galeno, Marco Aurelio y Cervantes son los autores estudiados. ¿Don Quijote es, en tu opinión, un ‘héroe’ melancólico?

La secuencia en el tema de la melancolía sería la siguiente: Aristóteles levanta la liebre al afirmar que aunque sufren una tensión humoral, los melancólicos son geniales no por enfermedad sino por naturaleza, y cita entre ellos a Empédocles, Sócrates y Platón; Galeno, el más famoso médico de la antigüedad, en una línea naturalista afirma que los caracteres del alma dependen de los humores del cuerpo; Marco Aurelio, el emperador romano penetrado de estoicismo, no concibe la filosofía como un saber para la acción política sino como una necesaria compañera de viaje en la vida; Don Quijote, la primera gran novela moderna, está tejida de ironía y melancolía.

Frente al conformismo de Lope de Vega, al esteticismo de Góngora y a la amargura de Quevedo, se levanta la ironía de Cervantes que a través de un “loco” sueña una humanidad más justa. Excepto en lo referente a los libros de caballerías, el protagonista razona con lucidez, se opone a la injusticia social y elogia la libertad como “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Oposición al mercantilismo imperante, solidaridad con el moro Ricote expulsado de su pueblo, crítica apenas velada al poder de la Iglesia, rechazo de la aristocracia de sangre, todo ello convierte al personaje cervantino en un héroe moderno, utópico, triste y pensativo.

El segundo capítulo: “Pensar en tiempo de crisis: la Filosofía helenística”. ¿Nos sirven aquellas reflexiones para pensar nuestra crisis, que se acumula a otras crisis pasadas y que anuncia, a su vez, crisis futuras acaso más profundas y dañinas?

La crisis helenística vino provocada por el fin de la ciudad-Estado griega, es decir, la pólis, al surgir el imperio de Alejandro Magno. Alejandría rivalizaría con Atenas por su contribución a la ciencia y al arte. Si pensamos en nuestra época y en la crisis que vivimos, debemos evitar la equivalencia con la época helenística e indagar a fondo sobre las causas de ella.

Distinguiendo diversos planos, en nuestro mundo se advierte un agotamiento del capitalismo en su versión neoliberal, pues ni siquiera ofrece solución en los países más desarrollados, no digamos en les expoliados de sus riquezas naturales. Por otra parte, el hundimiento del bloque del socialismo real llevó al sueño del “fin de la historia” con Estados Unidos como único imperio mundial. Ahora, tras el asalto al Capitolio, y sin olvidar su inmenso déficit presupuestario, vemos de manera gráfica su crisis interna: este imperio tiene los pies de barro incluso en su propio país donde discrimina a la población afroamericana e ignora a millones de emigrantes sin derechos civiles.

¿Cómo vamos a frenar el calentamiento global del planeta? ¿Lucharemos de forma solidaria contra la pandemia en todos los continentes? ¿Se va a respetar el Derecho Internacional en las relaciones entre países impidiendo que aquellos que eligen su propio camino sean aplastados económica o militarmente? Estas y otras preguntas no tienen hoy una respuesta satisfactoria.

Hablas en el tercer capítulo de Lucrecio y De rerum natura. Sostienes que el filósofo romano aporta a la teología epicúrea una nueva modulación, un desarrollo propio. ¿Cuáles serían las características más centrales de esa modulación?

Los epicúreos, en contra de la leyenda cristiana, no eran ateos, creían en unos dioses ni creadores ni providentes (consideraban el universo eterno y a la materia no informe sino viva mediante el movimiento de los átomos) que vivían felices en el espacio celeste como modelo de vida para los humanos. Le debemos al poeta latino la mejor síntesis del materialismo atomista, ya que sus enemigos idealistas hicieron desaparecer las numerosas obras de Epicuro. El poema de Lucrecio representó además esta novedad: fue el primero en hacer del latín una lengua filosófica.

Su modulación del epicureísmo la podemos resumir en los siguientes puntos: una crítica más radical a la religión popular como falsa religión fundada en el miedo; un desinterés mayor hacia el culto religioso; propuesta de una teología ilustrada que concluye en una religiosidad nueva y una original forma de piedad; una visión pesimista del mundo.

¿Por qué alguien de la altura filosófico de Al-Farabi, el autor de La ciudad ideal, sigue siendo un perfecto desconocido para muchos de nosotros?

Se desconoce en general a Al-Farabi en Occidente por una buscada ignorancia, aunque muchas de sus obras ya fueron traducidas al latín en el Medievo por eruditos hispanos e influyeron en la Escolástica cristiana. En el mundo árabe es considerado el Segundo Maestro (el primero era Aristóteles). Se ha luchado contra los musulmanes no solo con las armas, como en las Cruzadas, sino también mediante la ocultación sistemática de su inmenso legado cultural.

Con Al-Farabi renace el aristotelismo en la Edad Media y gracias a él se difunde la Lógica como método de razonamiento demostrativo. “Si ignoramos la Lógica no podremos certificarnos de parte de quién está la verdad”, escribió. Con su amplia obra política sentó las bases de una teorización islámica de la vida social. Desde el reconocimiento de la naturaleza social del hombre, defiende un Estado que busca la perfección a partir de la ciudad como núcleo urbano y mercantil. Defiende un entendimiento entre religión y filosofía basado en el respeto a su respectivo ámbito de influencia, e incluso se atrevió a afirmar que “todas las leyes religiosas virtuosas caen bajo los universales de la filosofía práctica”.

¿Averroes es un grande de la filosofía o un comentarista, muy agudo sin duda, de la obra de Aristóteles?

Averroes es mucho más que un buen comentarista de Aristóteles, quizá el mejor. Como demuestra su imponente producción filosófica y científica, es uno de los grandes pensadores de la historia. Recuperó el racionalismo y el naturalismo aristotélicos que gracias a él echó raíces en el mundo latino medieval. Pero fue más allá de Aristóteles al incorporar los avances de la ciencia árabe, por ejemplo, en la medicina, la farmacología y la astronomía, y al mismo tiempo al repensar la religión desde la filosofía, algo que no le interesó al filósofo griego. Su crítica al conservadurismo de juristas y sabios islámicos, su defensa de la autonomía de la filosofía, su implacable censura de los regímenes políticos árabes y su afirmación de la eternidad del universo lo convierten en un adelantado de su época. Además, representa un nuevo tipo de filósofo, podríamos decir un intelectual moderno, al elaborar un corpus filosófico-científico-jurídico de primer orden mientras ejercía en la vida pública como juez mayor de al-Andalus, médico real y consejero del califa almohade.

Presentas a Maimónides como el sabio andalusí que renovó el judaísmo. Finalizas el capítulo que le dedicas con estas palabras: “Superando los tiempos tormentosos en que vivió durante buena parte de su existencia, llegó a ser uno de los grandes sabios del mundo medieval dejando tras sí un admirable legado filosófico y científico. El judaísmo español puede legítimamente estar orgulloso de este cordobés universal”. ¿Lo está? ¿Está orgulloso de este cordobés universal?

Maimónides, figura relevante del pensamiento medieval, fue un fruto maduro del judaísmo andalusí, de los sefardíes hispanos, protegidos de los omeyas cordobeses. Absorbió en su juventud la enciclopedia griega y conoció de primera mano las enseñanzas rabínicas. Su pretensión central fue hacer compatible el aristotelismo con la religión judía que para él era superior a la filosofía, estaba basada en la profecía y cuyo objetivo es el conocimiento de Dios. Por eso, podemos hablar de un aristotelismo instrumental. Aportó también una innovadora hermenéutica basada en la interpretación alegórica y no literal del texto bíblico.

Los judíos, tan respetuosos con sus tradiciones culturales y religiosas, han colocado siempre en un lugar de honor a Maimónides, reconocimiento sin duda merecido por su excepcional contribución a la filosofía, la teología y la medicina.

Tomemos un descanso si te parece.

De acuerdo, descansemos un momento.

Fuente: El Viejo Topo, septiembre de 2021

domingo, 17 de junio de 2018

Expertos en memoria histórica reivindican la causa de las 4.000 víctimas de Córdoba

Carmen Reina
Cordópolis

Los forenses Francisco Etxeberría y José Antonio Lorente, el abogado Eduardo Ranz y el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo participan en unas jornadas organizadas por la asociación 'Dejadnos Llorar'

Los mayores expertos nacionales en memoria histórica participarán la próxima semana en Córdoba en unas jornadas para reivindicar la denominada “causa de los 4.000”, en referencia al número de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo que fueron asesinadas y yacen en fosas comunes de los cementerios de San Rafael y La Salud en la capital cordobesa.

Las jornadas, organizadas por la asociación de familiares de las víctimas Dejadnos Llorar, pretenden reivindicar “la defensa de los derechos humanos de las víctimas del franquismo”, en palabras del presidente de la asociación, Antonio Deza. “El objetivo de la memoria no es otro que reforzar la paz, la convivencia y la democracia del futuro”, ha explicado sobre la necesidad de conocer los hechos históricos que ocurrieron en la represión franquista y las víctimas que supusieron: “Si no hay verdad, no hay justicia”.

“No se debe de olvidar de ninguna de las maneras” a las víctimas, destaca Deza, quien recuerda a los 4.000 represaliados que aún hoy están enterrados en fosas comunes en los cementerios de la capital, sobre las que se han iniciado los trabajos previos para su exhumación, de acuerdo con la Ley de Memoria Democrática de Andalucía. “Hay que ponerle remedio al drama que hubo en Córdoba, en la provincia y el resto de España”.

Las jornadas se celebrarán en el IES Luis de Góngora los días 12 y 13 de junio y contarán con la participación de Eduardo Ranz, abogado y jurista experto en memoria democrática que ha logrado que un juez ordene una exhumación en el Valle de los Caídos, además de tratar asuntos sobre el callejero franquista y las exhumaciones de represaliados.

Asimismo, estará Francisco Etxeberría, médico forense, antropólgo y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, junto a José Antonio Lorente, también médico forense, experto en ADN, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada.

Las jornadas contarán también con el historiador Francisco Moreno -autor de una vasta bibliografía sobre la represión franquista- y el investigador Ignacio Jovtis, experto de Amnistía Internacional en memoria histórica y el franquismo. Junto a ellos, también intervendrá el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, experto en memoria democrática.

Además de estas intervenciones, las jornadas incluirán la proyección del cortometraje documental sobre la represión en Córdoba Dejadme llorar: el genocidio olvidado, acto en el que intervendrán los historiadores Manuel García Parody y Manuel Toribio, el profesor Antonio Gómez y el presidente de la asociación Dejadnos Llorar, Antonio Deza.

Los alumnos del IES Góngora también participarán de las jornadas con una sesión didáctica que, bajo el nombre de La memoria en las aulas, tratará la causa de las 4.000 víctimas de Córdoba.

Fuente :
http://cordopolis.es/2018/06/09/expertos-en-memoria-historica-reivindican-la-causa-de-las-4-000-victimas-de-cordoba/#


lunes, 10 de mayo de 2010

Salmorejo, una sencilla y sabrosa receta para el tiempo que viene. Cold Tomato Soup.

INGREDIENTES para 4 o 5 personas.

1 Kg de tomates maduros y a ser posible sabrosos (Los tipo pera o los clásicos para tomarlos con sal).

125 c. c. de aceite virgen extra de oliva.

100 gr de pan (mejor el que a uno le guste más, para mi el tipo de pueblo con miga prieta y muy blanca. Hay quien moja en agua el pan si está duro. Así consigue una textura más suave. 

Es muy posible que el origen del plato fuese una forma popular y humilde de aprovechar el pan duro. Hoy es un plato recreado por la alta cocina)

3 cucharadas medianas de vinagre, preferiblemente vinagre de vino de Jerez.

2 dientes de ajo.

Sal al gusto (se puede poner una cucharada mediana para empezar).

Guarnición.
1/2 huevo duro, por persona, para poner por encima, jamón, trocitos de tomates en dados o pimientos, etc,. Esto al gusto. Hay quien no le pone nada de guarnición.

PREPARACIÓN.

Batir los tomates y pasarlos por el chino o colador para eliminar semillas y piel. Después añadir, al tomate colado, el aceite y el pan batiendo bien, añadir el vinagre, los dientes de ajo y la sal, seguir batiendo. Cuando esté todo bien batido y cremoso, ponerlo a enfriar o directamente en cuencos y, si se desea, añadir la guarnición indicada.

El sabor variará en función del tipo de aceite, los tomates y el pan que utilicemos y, además, según la cantidad de sal o la intensidad del sabor de los ajos o el vinagre. Se puede añadir más o menos de cada ingrediente para potenciar uno u otro sabor; el tomate o el pan, el aceite o los ajos, el vinagre o la sal, a gusto de cada uno. La base está indicada y siguiéndola está buenísimo. Puede servir de entrada, de 125 a 200 c.c. O puede ser un plato principal, 200 o 250 c.c., en verano, si le añadimos huevo y jamón, junto a una ensalada ligera y unas frutas de postre -melón, manzana, plátano, sandía, uvas, melocotón, ciruelas, frutos secos, etc- completan una ligera, sana y sabrosa comida estival.

Aunque ahora es un plato de la cocina internacional para todo el año. Parece que el origen del plato es claramente cordobés. ¡¡Qué cocina tenemos!! con un poco de voluntad e interés sus platos atraen a todo el mundo y lo digo con conocimiento respaldado por los hechos.

En Córdoba donde, sin duda, se toma "el mejor salmorejo del mundo", recomiendo "Casa Rubio".

Más sobre el salmorejo aquí.

Aquí una receta en inglés, con una bella ilustración a la acuarela, pero no adecuada por la ausencia de medidas de cantidades.

Ingredients:
Bread from the previous day (hard bread and very dense)
Tomatoes, four, very red and ripe
Garlic, 2 pieces
Olive oil
Salt

Preparation:
1.- Put the bread in water for 5 minutes.
2.- Put bread, tomatoes and garlic in a blender. Drop some olive oil (less than a glass) and some salt.
3.-You can add some vinegar during the process, very few drops. It depends on your taste.
4.- Grind until everything is a cream. There shouldn´t be too much taste of olive oil.
5.-Strain the cream.
6.- Serve it cold with ham (jamón), a bit more of olive oil, and hard boiled egg.
That is the original recipe, but during the last years, many people have changed some ingredients. For example they use beetroot, red peppers or even strawberries instead of tomatoes.
You can combine salmorejo with other dishes like tortilla española, Spanish omelette, or flamenquin, another typically Cordoban dish. However, these are other recipes, and other posts.

Enjoy your salmorejo from Córdoba! Write to me about the results.
Ingredientes del salmorejo cordobés para 6 personas 

Para el salmorejo: 
1 kg de tomates de pera maduros 
150 g de miga de pan blanco 
1 diente de ajo 
Sal al gusto 
100 ml de aceite de oliva suave 

Para el acompañamiento: 
2 huevos 
50 g de jamón ibérico