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sábado, 18 de junio de 2022

En campaña electoral

Un político muere. Va al otro mundo y pregunta por el camino del cielo.

Le dicen que las normas están muy claras. Tiene que pasar 24 horas en el cielo y otras 24 en el infierno. Después tendrá que hacer una elección importantísima. Tendrá que decidir dónde quiere pasar la eternidad. Sin posibilidad de corregir la elección. El político dice que, por supuesto, prefiere ir al cielo.

-No, le dicen. La elección tiene que realizarse después de la prueba, no antes. ¿Por dónde quiere usted empezar?

-Por el infierno, dice el político.

Abren las puertas del infierno. Entra y ve a otros políticos de su partido paseando, con trajes elegantes. El clima es magnífico, los rostros muestran una juventud y una belleza extraordinarias. Camina sin rumbo y llega a un campo de golf, con un verde que es una alfombra. Se detiene para jugar unos hoyos. Mientras juega, siente la punzada del hambre y pregunta a uno de los jugadores dónde se puede comer algo en el infierno.

-Mire, cerquita de donde estamos hay un restaurante llamado El Tridente.

Magnífica cocina, excelentes vinos. Y, por supuesto, completamente gratuito.

Da las gracias al amable informante, se despide de los compañeros de juego y se encamina hacia el restaurante. Piensa que puede tardar más de lo que su apetito le exige y detiene a un taxi que lleva el cartel de libre. Le pide que le lleve al restaurante El Tridente. Charla animadamente con el simpático taxista y, cuando llega, le pide la cuenta.

-No, por favor, es gratuito, sea cual sea la distancia.

El restaurante es lujoso. Se sienta en un mesa cerca de los ventanales que miran a un maravilloso paisaje. Le traen la carta. Efectivamente, no aparecen los precios. Recuerda que le han dicho que es gratuito. Pide caviar ruso, langosta a la termidor, chuletas de cordero y un vino tinto recomendado por el camarero como el mejor del restaurante y de todo el infierno.

Está encantado de cómo va el día. Por megafonía se anuncia que van a dar comienzo los festejos, bailes y juegos de ese día. Le pregunta al camarero cómo se llega a los escenarios de la fiesta. Le dice que en la puerta hay taxis que le llevarán con rapidez. Le desea que lo pase bien.

Entra en el primer taxi y le pide al taxista que le lleve a la zona de baile. El ambiente no puede ser más festivo, se nota que la gente está animada y contenta.

Se encuentra con grupos de personas con vasos en la mano, bebiendo y charlando alegremente. Se dirige a la barra y pide un gin tonic. Le aborda un grupo de chicas. Una de ellas le llama especialmente la atención. Salen a la pista de baile…

-La noche es joven, dice cuando su pareja le pregunta si está cansado.

Pasan las horas. Casi no recuerda por qué está allí. Está amaneciendo. En

el mismo lugar de la fiesta sirven el desayuno… Está tan feliz que se sorprende cuando le vienen a decir que han acabado las 24 horas de estancia en el infierno. Se despide de sus amigas y se dirige a la puerta de salida feliz, porque recuerda que ahora le toca ir al cielo. Así que si esto es el infierno, ¿qué no encontraré en el cielo?, se dice.

Le conducen a las puertas del cielo. Abren las puertas y ve unas nubes blancas esponjosas de diferentes tamaños. Le entregan un arpa, a pesar de sus protestas porque no sabe tocarla. Le dicen que puede pasar de una nube a otra sin problema. Cuando pregunta si va a venir alguien más y le dicen que no, pide acabar con esa prueba porque ya tiene la decisión tomada. Le dicen que no es posible. Tiene que pasar allí las 24 horas reglamentarias. Se le hace aburrido y eterno.

Cuando termina las dos pruebas le dicen que es el momento decisivo. Tiene que decir dónde quiere pasar toda la eternidad. Le advierten con insistencia de que no hay marcha atrás. Dice que no tiene dudas, que quiere ir al infierno, que está seguro de que no se arrepentirá porque ha hecho allí buenas amistades y se lo ha pasado en grande. Firma el documento que le presentan sobre su decisión.

Abren las puertas del infierno y cuando entra se lleva un susto tremendo: siguen allí los políticos de su partido, que ahora visten con andrajos y buscan comida en la basura, el clima es insoportable, el olor pestilente, los rostros son tristes y decrépitos… El campo de golf está calcinado.

Pregunta dónde se puede comer algo y le dicen que lo que encuentre en la basura. La decepción es tremenda y la irritación indescriptible. Quiere cambiar la decisión y le dicen que le advirtieron varias veces que no se podía modificar la decisión. Era para toda la eternidad. Va a protestar a las oficinas del infierno:

-Ayer pasé aquí 24 horas inolvidables. Ahora, que he elegido, esto es insoportable. ¿Qué ha pasado aquí?

La respuesta le deja atónito:

-Muy sencillo, señor. Es que ayer en el infierno estábamos en campaña electoral.

Hasta aquí la historia. Desde aquí el recuerdo de que mañana tenemos que votar en Andalucía. Creo que la historia es elocuente. En campaña electoral se promete todo a todos. Aseguran que se hará un puente en un lugar donde no hay ni río. Pero somos los votantes quienes tenemos que analizar y que decidir. ¿Se cumplieron las promesas? ¿Se explicó por qué no se cumplieron? Se pidió disculpas por no haber cumplido lo prometido?

También respecto a los pactos se hacen promesas que luego se incumplen. No pactaremos con esta fuerza bajo ningún concepto. O pactaremos con esta otra para conseguir un buen gobierno. Y luego, ¿qué?

Me preocupa que el señor Juanma Moreno desprecie de forma tan dura al partido con el que ha gobernado. Juan Marín (que por cierto piensa que antes de él estaba la nada y que en tres años ha convertido a Andalucía en el modelo de Europa) se muestra orgulloso de lo que ha hecho el gobierno y promete seguir trabajando con su presidente desde las 8 de la mañana del día 20. Pero no le han dicho una palabra de gratitud por el apoyo, ni le incluyen nunca en un pacto futuro. Porque Moreno repite como un mantra que él quiere gobernar solo (¿sin Ciudadanos, señor Moreno?) en una alianza con los andaluces. ¿Y eso qué es?

El señor Feijoó dice que si al PSOE le parece tan negativo pactar con Vox, por qué no apoya con su abstención la formación de un gobierno del PP. Y por qué, si su partido considera tan indeseables a los de extrema izquierda, a los independentistas y a los filoetarras, ¿por qué no apoyó un gobierno del PSOE con su abstención?

Y, para ganar votos, se ponen en marcha estrategias inadmisibles. No vale todo para persuadir a quienes van a votar, como la escena en la que un supuesto afiliado del PP rompe el carnet en presencia de la señora Olona diciendo que el debate le había convencido cuando, en realidad, es una persona que ya apoyó a Vox y, al parecer, votó a su favor en las anteriores elecciones. Lo supe desde el primer momento que vi la escena.

Luego he visto confirmada mi sospecha. Qué mentira. Qué teatro más tramposo con pésimos actores ¡Ah, es que estamos en campaña electoral!

Yo no voy a votar para que otros no gobiernen, voy a votar para que se pongan en marcha políticas de izquierdas, solidarias, feministas, progresistas…

Concurren a las elecciones 22 partidos y federaciones y 5 coaliciones. No todas tienen implantación en las 8 provincias (7 partidos de los 22 y 4 coaliciones de las 5). La fragmentación de la izquierda puede ser un obstáculo o una ayuda. Espero que lo que vaticinan las encuestas sea desmentido por las urnas. Decía Winston Churchill que solo se fiaba de las encuestas que él había manipulado previamente.

Las urnas son la cuna, no el ataúd de la democracia. Quiero decir que después de las elecciones, los ciudadanos y ciudadanas tenemos que seguir participando para que las promesas electorales, tanto las programáticas como las relativas a los pactos, se cumplan de forma inexcusable.

Cuando leas esto, amable lector, amable lectora, ya se conocerán los resultados de las elecciones andaluzas. Ya estaremos empezando a ver si las promesas electorales eran un señuelo o realmente tenían visos de verdad. Esa comprobación es una forma de control democrático.

El Adarve-

domingo, 12 de junio de 2022

_- Por qué votaré a la izquierda

_- Ya sé que las encuestas son favorables a la derecha andaluza. Veo eufóricos a sus líderes porque se sienten a unos centímetros de mantenerse en el poder. Nadie cuestiona a su candidato porque será quien reparta puestos y prebendas. Yo votaré a la izquierda, estaré del lado de los hipotéticos perdedores y voy a explicar por qué.

Diré, antes de justificar el sentido de mi voto, que iré a votar. Creo que es una obligación ciudadana a la que no se debe renunciar. Ni todos los políticos son malos ni todos son iguales. El ejercicio de votar es el único que permite decidir quiénes van a tener la responsabilidad y el honor de gobernar a un pueblo. No votar es dejar las decisiones en manos del azar o de los demás. Y reconocer implícitamente que sería mejor que un caudillo o un salvador nos gobernase, sin necesidad de hacer elección alguna.

Votaré a la izquierda, aunque parezca torpe apuntarse al caballo perdedor. Y aunque parezca equivocado no sumarse al coro de alabanzas (unas, fundadas; otras, no), sobre lo que ha hecho la derecha en estos casi cuatro años. Quien oye al Presidente y al Vicepresidente, podría concluir que antes de llegar ellos al poder, solo había torpeza, estancamiento, clientelismo y corrupción. ¿No se hizo nada bien? ¿No se mejoró nada? ¿No se prosperó en nada? ¿Todos los gobiernos y todos los gestores socialistas fueron corruptos? ¿Cómo hemos sido tan tontos quienes hemos seguido votando a la izquierda una elección tras otra? ¿Cómo no vimos antes (y no vemos ahora) a los salvadores de Andalucía?

“Hemos hecho un esfuerzo”, “hemos destinado tantos millones”, “hemos creado tantos empleos”… Pues claro, no lo va a hacer la oposición sin tener presupuesto ni capacidad de decisión.

Le he oído decir al señor Feijoó que se puede ser socialista y votar al PP. ¿Le parecía tan razonable decir que se puede pertenecer al PP y votar al partido socialista o a Adelante Andalucía? Hágalo usted así, señor presidente, y actúe con el rigor de su propia lógica.

El Presidente Moreno Bonilla, a quien conocí siendo alumno de mi Facultad cuando él era vicedecano de alumnos y yo de profesorado, ha vuelto a visitar a la vaca Fadi. Una simpática broma. No me parece tan plausible hacerse una foto con el Rey para pedir el voto. Y creo que no hace falta explicar por qué.

El señor obispo de Huelva, en su homilía de la romería del Rocío, ha pedido el voto de la ciudadanía para la derecha. El prelado pide que los votantes tengan en cuenta las afinidades o incompatibilidades de los principios morales católicos. Muchas gracias por su consejo, Eminencia, me ha dado un nuevo argumento para votar a la izquierda.

He visto el debate de Televisión Española con los seis candidatos a la Presidencia. Es necesario informarse. Es obligatorio informarse. Escuchar a la paracaidista Olona desgranar su ideario, me dio otro nuevo argumento para votar a quien pienso votar. El contenido y el tono me asustaron: xenofobia, misoginia, homofobia… Lo peor de lo peor. La ultraderecha en estado puro. Como existe la posibilidad (yo diría la seguridad) de que si el PP necesita el apoyo de Vox, se lo va pedir, incluso para formar gobierno como ha pasado en Castilla-La Mancha, mi voto irá a la izquierda.

Sé que han existido en la política nacional, en la autonómica y en la local comportamientos torpes e, incluso, torticeros concebidos en la mente y salidos de las manos de políticos de izquierdas. Y he de decir que esos comportamientos me parecen deleznables en una democracia porque suponen un abuso de la confianza entregada por la ciudadanía. Comportamientos que me duelen más y desapruebo con más contundencia cuando se producen en la izquierda.

Voy a tratar de explicar las razones por las cuales depositaré mi confianza de nuevo en la izquierda. Es una obligación meter en la urna un voto argumentado, un voto racional.

Votaré a la izquierda porque, en todas las cuestiones esenciales de la vida, encarna lo que considero un ideario más elevado, más progresista, más cercano a los desfavorecidos, más abierto de mente, más sensible a los problemas de la sociedad. Concretaré.

Cuando se trata de defender la enseñanza pública o la sanidad pública, la izquierda se muestra más sensible, más cercana a una concepción del sistema educativo de calidad para todos y para todas. La escuela pública y la sanidad pública es para la izquierda la causa de la justicia.

Cuando se dirime la cuestión de lo público y lo privado, la izquierda se muestra más preocupada por quienes no tienen nada o tienen poco y rehúye la filosofía de que quien tenga dinero tendrá enseñanza, quien tenga dinero tendrá sanidad, quien tenga dinero tendrá seguridad, quien tenga dinero tendrá transporte… La derecha, cuando puede, privatiza.

Cuando se trata de separar el poder de la Iglesia y del Estado, la izquierda está por la labor de que cada poder mantenga su parcela sin interferencias de la Jerarquía en la ordenación de la vida y costumbres de la ciudadanía.

Cuando se procede a repartir los bienes, abundantes o escasos, tiene una mayor sensibilidad para los desfavorecidos, para los pobres, para quienes Paulo Freire denominaba “los desheredados de la tierra”.

Cuando se legisla sobre el aborto es más sensible con la decisión de las mujeres. Y no manipula la realidad con frases huecas y consignas tramposas. Nadie está a favor de la muerte. Me gustaría saber cuántos votantes de la derecha, indignados contra la ley del aborto, han acudido luego a practicarlo a escondidas.

Cuando se trata de defender los derechos de los homosexuales, de las lesbianas, de los transexuales…, está más cerca de quienes sufren que de quienes han ejercido la violencia homófoba durante siglos y de quienes siguen ejerciéndola ahora. Les reconoce su dignidad y sus derechos a emparejarse y a ejercer de padres y madres.

Cuando se revisa la historia, pretende recuperar el derecho de quienes fueron destruidos por la violencia y pasaron cuarenta años de silencio y de oprobio. Pretende reconocer derechos, no abrir heridas.

Cuando se plantean adhesiones o decisiones sobre la guerra, la izquierda es más reticente y, a la vez, más propensa a la negociación y a la palabra.

Cuando se proponen acciones sociales, la izquierda tiene más sensibilidad para atender a quienes tienen necesidades apremiantes, como ha sucedido en el caso de la Ley de dependencia.

Cuando se plantea la decisiva cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres, la izquierda crea un Ministerio de Igualdad que es objeto de brutales descalificaciones y de inadmisibles bromas por parte de la derecha. La ultraderecha ni siquiera reconoce que exista la violencia de género. ¿Cuántas mujeres más tienen que morir cada día a manos de sus parejas para que abran los ojos? La violencia de género no llama asesinos a los hombres, llama asesinos a los hombres que matan a sus mujeres.

Cuando hay conflictos laborales está más cercana a los trabajadores que a los empresarios. Es decir, está más cerca de quienes tienen menos dinero y menos poder. Sin olvidar que si no va bien la empresa, nadie irá bien.

Cuando se legisló sobre el matrimonio, legalizó el divorcio, que hoy nos parece a todos un derecho sin el cual estaríamos condenados a mantener una relación desgraciada de por vida. La derecha, que se opuso, tiene entre sus militantes y admiradores, no pocos divorciados y divorciadas que rehicieron oportunamente sus vidas.

Lo mismo sucede con otras cuestiones de capital importancia: la eutanasia, el medio ambiente, la cadena perpetua, la gratuidad de la enseñanza… Es otro modo de ver la vida, de ver la sociedad. No es igual una posición que otra, como algunos sostienen.

Votaré a la izquierda. Sin decir por ello que de un lado estén los buenos y del otro los malos. No. No lo digo. Porque esa dicotomía es un grave error y una lamentable injusticia. Estoy convencido de que hay gobernantes y militantes de derechas que tienen la voluntad de conseguir una sociedad mejor. Lo que me separa de su ideología es que creo que es retrógada, insolidaria y despectiva con quienes piensan de otra forma.

Enhorabuena a quien gane. Aunque sería más certero poder felicitar a la sociedad por el hecho de que quien salga ganador garantice mejor la defensa de los intereses de todos y de todas en una sociedad más libre y más justa.

Fuente: El Adarve, blog de Miguel Ángel Santos Guerra.

sábado, 25 de mayo de 2019

El ruego de Almudena Grandes para que (por favor) vayas a votar que pone la piel de gallina. "Ya está aquí"

“La ultraderecha ya está aquí. Porque está llamando a la puerta. Y esta vez, por nuestras hijas, por nuestras nietas, pero también por nuestros abuelos, no podemos dejarla pasar”. La escritora Almudena Grandes ha planteado —en su comentario Por favor, en la Cadena Ser— un encendido alegato en el que ruega a los españoles que el domingo vayan a votar y que lo hagan pensando en que la ultraderecha “ya está aquí”.

“En nuestras manos está la oportunidad de configurar un país abierto, solidario, que destierre la caridad para optar por la justicia, que instaure la negociación como vía para resolver problemas, que avance en igualdad y recupere la cordura, el respeto a los valores democráticos, el anhelo de convivencia, o no”, ha argumentado Grandes, quien ha matizado que estas elecciones “excepcionalmente importantes definirán el modelo de país en el que viviremos durante más de cuatro años, tal vez décadas enteras”: “Tenemos la obligación de pensar en España. No en la que conocemos, sino en aquella donde vivirán nuestros hijos, nuestras nietas”, ha expuesto Grandes.

“También puede suceder que nos apliquen un 155 permanente a todos, en cada una de nuestras casas, de nuestros derechos, de nuestras acciones y libertades. Piénsenlo bien, porque no nos estamos jugando el presente, sino el futuro”, ha sentenciado.


https://www.huffingtonpost.es/entry/el-ruego-de-almudena-grandes-para-que-por-favor-vayas-a-votar-que-pone-la-piel-de-gallina_es_5cc2e98fe4b08846403cf508?ncid=other_facebook_eucluwzme5k&utm_campaign=share_facebook&fbclid=IwAR1_Kz0IW413uSb8UJfiPPpJx5zw_eXvSA7rkUq6p0J5lPYoBPwmc1WeDkI

lunes, 28 de diciembre de 2015

¿Por qué arrasó el Partido Popular en el Senado?

El Partido Popular consiguió en las pasadas elecciones generales al Senado de España 124 de los 208 senadores electos, es decir, una abrumadora mayoría que representó el 60% del total.

¿Cuál fue la razón de la abultada victoria del PP en el Senado sobre el resto de formaciones desde un punto de vista metodológico?
El sistema de recuento y asignación de escaños empleado.

Mientras que para la asignación de escaños al Congreso se emplea un sistema proporcional basado en el método D’Hondt, para el Senado se aplica un sistema mayoritario.

¿Y qué es un sistema mayoritario?
Un sistema por el cual se ordenan de mayor a menor las listas de candidatos más votados en cada una de las circunscripciones provinciales, asignándose cada escaño a cada uno de los cuatro -cifra indicada en la Constitución- candidatos más votados.

Así, todo candidato que no consigue situarse en una circunscripción provincial en, al menos, la cuarta posición de su correspondiente lista ordenada de mayor a menor número de votos obtenidos, en ningún caso puede acceder al Senado, con independencia del número de votos obtenidos.

Hay otro factor que es necesario comentar. Cada formación puede proponer un máximo de tres candidatos al Senado por circunscripción provincial. Por consiguiente, y dado que cada provincia otorga cuatro senadores -por lo indicado en la propia Constitución- la representación política del Senado está garantizada para al menos dos partidos políticos.

Ahora bien, otorgar la posibilidad de elegir a tres senadores de un mismo partido por provincia supone, tal y como sucede en la práctica, multiplicar por tres la representación del partido que vaya a recibir más votos al Senado, además de una más que notable restricción respecto a que en la Cámara Alta pueda existir representación de tres o más partidos distintos.

Por consiguiente, el sistema de representación electoral empleado en el Senado favorece en un grado crucial el bipartidismo e incluso el unipartidismo, tal y como se puede observar en el gráfico inicial -no debe olvidarse en este sentido que la diferencia de escaños apreciada en dicho gráfico entre PP y PSOE en realidad responde a las respectivas cifras de votos efectivamente recibidas: 19.790.221 de votos a senadores del PP por 15.087.957 de votos a senadores del PSOE-.

Veámoslo con un ejemplo concreto relativo a las últimas elecciones generales.
En la circunscripción de Almería, los 311.059 votos emitidos al Congreso se repartieron en 117.407 al PP, 89.022 al PSOE, 44.320 a Ciudadanos y 39.482 a Podemos, entre las formaciones que obtuvieron escaños, materializándose en 2, 2, 1 y 1 escaños, por el mismo orden, de tal manera que cuatro partidos distintos obtuvieron representación.

Sin embargo, en la misma circunscripción de Almería se emitieron 307.147 votos al Senado, correspondiendo a los senadores del PP: Luis Rogelio Rodríguez Comendador Pérez, Eugenio Jesús Gonzálvez García y María Isabel Sánchez Torregrosa, los tres primeros escaños al haber obtenido el mayor número de votos -114.217, 108.552 y 108.315 respectivamente- perteneciendo asimismo el cuarto escaño del Senado para esta circunscripción a Juan Carlos Pérez Navas del PSOE, tras haberse situado en la cuarta posición con 88.723 votos.

De este modo, Rosa María Pintos Muñoz (PSOE), José Berruezo Padilla (PSOE), Jesús Vicente Soler (Ciudadanos) o Mónica Fernández Amador (Podemos) no obtuvieron escaño, al haber obtenido 83.586, 80.629, 37.205 ó 36.935 votos, respectivamente, en la quinta, sexta, séptima y octava posición de la lista, por el mismo orden.

La razón metodológica por la que el Partido Popular arrasó en las pasadas elecciones al Senado es clara; responde al empleo de un sistema de asignación de escaños mediante el cual un destino homogéneo del voto tanto hacia el Congreso como el Senado favorece la reducción en esta última Cámara de la representación parlamentaria obtenida en el Congreso hasta el punto de conseguir una distribución claramente bipartidista en el Senado, donde el partido más votado -aunque solo sea por un voto de diferencia- se asegura con cierta facilidad una mayoría máxima- y próxima- al 75% (tres de cada cuatro).
Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/12/por-que-arraso-partido-popular-senado.html