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lunes, 13 de noviembre de 2023

_- La valoración de Gandhi en la izquierda comunista india

_- E.M.S. Namboodiripad e Irfan Habib
Derrota y navegación

Traducción y presentación Carlos Valmaseda

Da la impresión de que a la izquierda comunista India siempre le ha resultado incómodo valorar la figura de Mohandas Gandhi. A principios de los años 50 aparece la biografía ‘oficial’ de Gandhi escrita por Dinanath Gopal Tendulkar, quien la había discutido con el propio biografiado. Poco después, y basándose en esta obra, E.M.S Namboodiripad, uno de los principales dirigentes del Partido Comunista de India, ministro principal del estado de Kerala en diversas ocasiones y futuro secretario general del CPI(M), publicó un ensayo crítico sobre el estadista indio titulado The Mahatma and the Ism. Aunque Namboodiripad comenzó siendo un activista gandhiano y militante del Socialist Congress Party, más tarde evolucionó hacia el comunismo y mantuvo una postura muy crítica con Gandhi, al que consideraba utilizado por la burguesía, aunque mantuvo hasta el final de sus días el apego a algunas características plenamente gandhianas, como un estilo de vida austero. Su visión coincide con la mayoritaria en el movimiento comunista indio durante toda su historia, pero ya en los años 90 apareció en la revista Social Scientist un artículo del conocido historiador indio Irfan Habib en la que se critica la visión excesivamente ‘izquierdista’ mantenida hasta entonces por la izquierda. El artículo fue contestado por una breve nota del propio Namboodiripad en la que se reconocía el error izquierdista pero se temía no se cayese en lo contrario, un cierto ‘derechismo’ justificativo de la figura de Gandhi. Me ha parecido interesante presentar este debate para lo que incluyo en primer lugar un fragmento del libro de E.M.S. Namboodiripad The Mahatma and the Ism, en concreto el capítulo “Significado del gandhismo”, el artículo de Irfan Habib publicado en Social Scientist y la nota de respuesta de Namboodiripad.

Significado del gandhismo
E.M.S. Namboodiripad
¿Que importancia tienen la vida y las enseñanzas de Mahatma Gandhi? ¿Es la historia de su vida ‘la historia de sus experimentos con la verdad’ como el mismo señaló en los años 20 cuando empezó a escribir su autobiografía?

¿Cómo podemos explicar la evolución desde Mohandas Gandhi a ‘Padre de la nación’; de sargento leal durante la Primera Guerra Mundial a líder del movimiento ‘Haz o muere’ de 1942, con su lema inspirador ‘Gobernantes británicos, abandonad India’; del vástago de una familia de servidores leales de los gobernantes feudales del estado de Porbandar al luchador por la democracia en los Estados Indios; de joven de mentalidad religiosa al que no atraía ninguno de los movimientos radicales pero aterrizó en la Sociedad de Vegetarianos en Londres, a líder más destacado del movimiento antiimperialista y democrático en nuestro país?

Estas son las preguntas que vienen naturalmente a nuestra mente cuando cerramos la historia de la azarosa vida resumida en las páginas precedentes. No son preguntas abstractas, sino preguntas que tienen relevancia en las tareas prácticas que todo demócrata en nuestro país debe llevar a cabo hoy. ...

 Social Scientist. v 23, no. 266-68 (July-Sept 1995) p. 73-74 
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lunes, 21 de diciembre de 2020

La relevancia de Gandhi en tiempos de crisis globales

Cuando llega el 2 de octubre los líderes políticos, religiosos y de los negocios en India y otros lugares recuerdan al Mahatma Gandhi, cantan sus alabanzas y juran vivir según los ideales que él apoyaba. Un día después, o quizás esa misma noche, se le deja atrás tan rápidamente como fue recordado esa mañana. Peor aún, vuelven a asesinarlo a él y a los ideales de no violencia, autodependencia y bienestar universal por los que vivió y murió. Y sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿en este mes de su 151 aniversario, sigue teniendo relevancia en un mundo cada vez más desgarrado por conflictos y crisis de todo tipo?

De manera interesante, en los últimos años parece haberse reavivado la atención por su vida, ideas y acciones. Varios movimientos locales y globales están aplicando principios como la desobediencia civil y la no violencia, con el reconocimiento explícito e implícito de su inspiración en Gandhi. Otros recuerdan su visión clarividente sobre los impactos ecológicos del ‘desarrollo’ sin restricciones. Pero está también la atención adversa sobre él por algunos de los movimientos antiracistas que recuerdan los puntos de vista racistas que parecía haber apoyado en sus primeros años como activista en Sudáfrica. Y en India se ha convertido en un símbolo cínicamente conveniente de los programas preferidos del gobierno sobre limpieza y, más recientemente, autodependencia; ¡aunque algunas personas animadas implícitamente por el actual régimen hipernacionalista celebran incluso a su asesino Nathuram Godse como un patriota!

Sea lo que sea lo que uno piense sobre la naturaleza en contraste del interés recientemente revivido por su figura, no hay duda de la relevancia de Gandhi en las luchas e iniciativas diarias de gentes de todo el mundo. Directa o indirectamente, sus ideas de swaraj, satyagraha, sarvodaya y ahimsa están vivas, y se han vuelto aún más importantes en un mundo desgarrado por desigualdades crecientes, devastación ecológica y formas antiguas y nuevas de privación de las necesidades básicas para más de dos miles de millones de personas.

Satyagraha: decirle la verdad al poder
Múltiples crisis globales preexistentes se han exacerbado con la pandemia del covid 19 y todavía más por las respuestas de los estados ante ella. En muchos países, el gobierno la ha utilizado como excusa para incrementar las tendencias autoritarias, entre las que se incluye la vigilancia de los ciudadanos en nombre de la seguridad. Además, se ha utilizado como una oportunidad para la toma de decisiones que van abiertamente contra los trabajadores y contra el medio ambiente, sabiendo que la capacidad de disentir se ha reducido mucho entre poblaciones que se supone no deben aventurarse en las calles. Es aquí donde la idea gandhiana de satyagraha, de decir la verdad al poder de forma no violenta, es tan importante.

De muchas maneras diferentes, Gandhi practicaba satyagraha, resistiéndose al poder colonial o a la marginación de los musulmanes en una sociedad con mayoría hindú. Es también interesante que lo usó como un medio para conseguir una base ética para la transformación. Por ejemplo, cuando desconvocó el movimiento nacional de no cooperación contra el dominio colonial como señal de expiación por un incidente en el que miembros del movimiento quemaron una comisaría y mataron a varios policías. Esto está estrechamente relacionado con su constante insistencia en la ahimsa o no violencia, especialmente relevante tanto en la resistencia a las fuerzas de opresión como a no albergar sentimientos de venganza violenta.

Nelson Mandela estuvo inspirado por este llamamiento a un proceso de ‘verdad y reconciliación’ que permitió una transición pacífica para salir del apartheid en Sudáfrica, en lugar de un periodo de actos de venganza sangrienta contra los colonos blancos (que hubiera sido totalmente comprensible dados los horrores del apartheid). Otro discípulo de este enfoque, Martin Luther King, es uno de los predecesores del actual movimiento antiracista en los EEUU, incluida la última rebelión por George Floyd, que es explícitamente no violenta. (Como comentario al margen es interesante que la conexión más explícita con Gandhi parece ser la demanda entre algunos elementos del movimiento antiracista de derribar sus estatuas para protestar por lo que es visto como una actitud racista por su parte cuando estuvo en Sudáfrica, un punto de vista que ha sido matizado por diversos especialistas en Gandhi, incluso profundizando en el periodismo del movimiento negro de ese periodo).

Entre otros que han recogido el enfoque de satyagraha se incluye Extinction Rebellion, un movimiento global de ruptura no violenta que llama la atención sobre la devastación masiva del planeta y de la vida humana por la crisis climática causada por el sistema político y económico dominante. En India, jóvenes de todo el país convocaron una satyagraha el 25 de agosto para protestar por el intento descarado por parte del gobierno de debilitar la legislación que obliga a una valoración del impacto medioambiental de los proyectos de desarrollo. Muchos movimientos de base de resistencia en India han tenido una inspiración similar. El Movimiento Chipko en el Himalaya, organizado por antiguos gandhianos, intentó salvar los bosques de la tala por parte de la industria en los años 70. Como uno de los movimientos medioambientales y de protección de los medios de vida más icónico del mundo, ha inspirado iniciativas similares para salvar bosques en los EEUU y otros lugares. El Narmada Bachao Andolan contra megapantanos en India central ha sido explícitamente no violento, y ha inspirado a movimientos similares en otras partes del mundo. El movimiento global por la paz, la desnuclearización y el desarmeo tiene un legado similar. Esto incluye la Carta de las Naciones Unidas y el multilateralismo, en el que negociadores indios influenciados directamente por Gandhi tuvieron un papel importante.

Sarvodaya: elevar el bienestar colectivo de todos
Para Gandhi, sin embargo, la satyagraha era solo una caja de herramientas de enfoques para conseguir justicia. Viajando a lo largo y ancho del país, comprendió que los niveles abismales de privación y marginación, nacidos de una historia intensamente colonial y feudal, debían ser abordados. No solo se tenía que decir la verdad al poder, sino también dirigirse hacia una acción fundamentada hacia la sarvodaya, la elevación de todos de una manera justa, o como dijo Gandhi en Young India, no «la fórmula utilitaria del mayor bien para el mayor número (sino) … el mayor bien para todos». Esto se podía conseguir mediante nirman, o reconstrucción. Él mismo, y alguno se sus seguidores o consejeros, como el economista JC Kumarappa, inspiraron varios experimentos en generación de medios de vida locales dignos y autodependencia, siendo el hilado de tejido khadi un símbolo crucial.

En la actualidad, diversas iniciativas para conseguir medios de vida dignos y la autodependencia se han inspirado en enfoques gandhianos de una ‘economía no violenta’. El trabajador gandhiano (y conocida personalidad teatral) Prasanna, inició Charaka, una cooperativa de khadi gestionada por mujeres que ha proporcionado medios de vida dignos a 200 mujeres a la vez que promocionaba el trabajo a mano, la autodependencia, y la producción con sensibilidad medioambiental. Ha aparecido recientemente en las noticias (septiembre-octubre de 2020) al ejercer la satyagraha denunciando el impago de cuotas por parte del gobierno, por lo que tuvieron que cerrar durante un mes. No lo han hecho mediante la típica protesta callejera, sino limpiando públicamente las oficinas de la administración local, distribuyendo ropa a los pobres y otros métodos para ‘cambiar el corazón’ de aquellos en el poder.

Elango R., un sarpanch [jefe de la administración local] dalit cerca de Chennai, combina explícitamente los principios gandhianos y marxistas y el anticastismo del icono dalit Babasaheb Ambedkar (quien encabezó el comité para la redacción de la Constitución de India) en su intento de transformar la aldea de Kuthambakkam, donde vive, para dar más dignidad y seguridad de medios de vida a familias dalit. Él ha abogado por una ‘economía en red’ en la que grupos de unas 20 aldeas puedan ser autosuficientes respecto a sus necesidades básicas. Una idea puesta en marcha de una manera algo diferente por otra trabajadora social de inspiración gandhiana, Ela Bhatt, con su idea de una autodependencia ‘en un radio de 100 millas‘. Todas estas ideas son cada vez más discutidas en una India afectada por el covid, mientras las historias de respuesta comunitaria durante el periodo de confinamiento muestran que donde hay comida y autodependencia de medios de vida, hay la máxima resiliencia.

Por todo el mundo hay ejemplos extraordinarios de alternativas constructivas al actual sistema dominante: agricultura sostenible y holística, soberanía comunitaria sobre agua/energía/alimentación y conservación de la naturaleza, solidaridad y economía del compartir, ocupación obrera de instalaciones productivas, recursos y conocimientos comunes, gobernanza local, salud comunitaria y aprendizaje alternativo, fomento de la paz intercomunitaria, reafirmación de la diversidad cultural, pluralismo sexual y de género, y muchas más (véase por ejemplo Vikalp Sangam para cientos de ejemplos de India; para otros lugares, véase Democracia Ecológica Radical. La mayor parte de ellos no tienen necesariamente una inspiración directa en Gandhi, pero el clima de sus ideas y prácticas es probable que haya influido en muchas de ellas, como por ejemplo en los movimientos campesinos de anna swaraj (soberanía alimentaria).

El principio de sarvodaya, y el concepto relacionado de fideicomiso (trusteeship) que defendía Gandhi, puede llevarnos a un cambio radical de foco sobre lo común en lugar de sobre la propiedad privada. En 2013, el gram sabha (asamblea de aldea) de Mendha-Lekha (distrito de Gadchiroli, Maharashtra), tomó la decisión histórica de convertir toda su tierra agrícola privada en tierras comunes de la aldea. Para darle respaldo legal usaron la prácticamente olvidada Ley Gramdan [literalmente ‘donación de tierra’], que fue inspirada por el discípulo de Gandhi Vinoba Bhave.

Gandhi ha sido criticado (quizá de manera justa) por no ser explícitamente anticapitalista, como por ejemplo con sus súplicas a los empresarios industriales para que adoptasen la idea de fideicomiso. Pero también dijo:

«Todo el mundo debería poder conseguir trabajo suficiente como para permitirle llegar a fin de mes. Y este ideal solo se puede conseguir de manera universal si los medios de producción de las necesidades elementales de la vida permanecen bajo control de las masas. Deberían estar disponibles libremente para todos, como deberían estarlo el aire y el agua de Dios. No deberían convertirse en un vehículo de tráfico para la explotación de otros. Su monopolización por cualquier país, nación o grupo de personas sería injusta.»

Esto indica que estaba claramente en contra de que un puñado de individuos (o incluso el estado) poseyese o controlase los medios de producción, como también contra la concentración de riqueza en las manos de unos pocos. Defendía también un enfoque más oriental para conseguir «un socialismo más verdadero y un comunismo más verdadero que el que el mundo haya soñado hasta ahora». Recientemente se han presentado una serie de propuestas para la distribución radical de la riqueza desde la horriblemente perversa concentración a la que se enfrenta hoy el mundo mediante los impuestos, la abolición de la herencia e incluso de la propiedad privada, y otros medios. Estos se pueden ver como medios para conseguir la sarvodaya.

También en el sector de la salud se ven ecos del foco fuertemente articulado de Gandhi sobre la autocuración, sobre facilitar los poderes naturales del cuerpo, sobre el uso de tratamientos con hierbas, etc. en los numerosísimos centros ayurvédicos y de naturopatía por toda India. El Instituto Nacional de Naturopatía radicado en Pune ha construido su extenso programa y alcance según el enfoque de Gandhi sobre la salud. En tiempos de covid, la necesidad de tener cuerpos sanos para estimular la inmunidad usando estos enfoques, para una recuperación más rápida y más plena ha sido ampliamente demostrada. Como también la necesidad de ser autodependiente para las necesidades personales en lugar de la debilitante dependencia de hoy de los ‘profesionales’. Un enfoque defendido con fuerza por el brillante académico Ivan Illich, quien estuvo influenciado por el economista gandhiano JC Kumarappa.

Swaraj: verdadera democracia
Para Gandhi, la máxima expresión de autodependencia era swaraj, traducido de manera bastante inadecuada como autogobierno. Swaraj tiene en realidad un enfoque profundamente democrático y ético que avergüenza a las democracias liberales de hoy, incorporando la libertad y la autonomía pero con responsabilidad hacia la libertad y autonomía de otros, posible únicamente si uno también vive la ética de la autocontención en lugar del loco consumismo promovido por la economía de hoy.

Esta idea de una democracia directa, radical, tiene que ser un eje central de la respuesta a las crisis globales. La mayor parte de los movimientos progresistas políticos y sociales se han orientado a la ‘toma del estado’, a intentar reemplazar los partidos políticos retrógrados por progresistas y hacer que el estado sea responsable. Aunque esto es necesario mientras el estado exista, no supone en lo fundamental un desafío a la naturaleza del estado, o, de hecho, a si es necesario que exista un estado centralizado o no. Ni se ha planteado un desafío adecuado a la centralidad del estado-nación en nuestras vidas, a pesar de los enormes fracasos de esta estructura al abordar tanto problemas internos de su población como asuntos globales (siendo el clima un ejemplo espectacularmente escalofriante). Diversas formas de anarquía, marxistas o gandhianas, han sido básicamente relegadas a los márgenes.

En India, el gobierno solo ha dado algunos pasos titubeantes hacia la democracia directa, y se ha movido muy lejos del ideal de autodependencia para las comunidades (o el país en su conjunto). Las enmiendas constitucionales 73 y 74 prometieron la descentralización del poder de toma de decisiones a aldeas y centros urbanos, pero lo restringieron gravemente al no proporcionar financiación y traspaso de competencias legales. En cualquier caso, su aplicación ha sido, en el mejor de los casos, vacilante. El proceso de Kerala de planificación a nivel de aldea y la iniciativa de comunalización de Nagaland en la que una parte de los fondos del estado (para educación, salud, electricidad, carreteras) van directamente a los consejos de aldea, son ejemplos de estados que se han acercado a las intenciones de la Enmienda 73. Pero incluso ellas han tenido fallos o no es han mantenido el tiempo suficiente.

Para Gandhi swaraj se tiene que construir de abajo arriba, desde la aldea hacia afuera a lo largo del paisaje en lo que él denominaba ‘círculos oceánicos’. Por toda India, diversos individuos que formaron parte del movimiento juvenil del activista gandhiano Jayaprakash Narayan, Chhatra Yuva Sangharsh Vahini, han trabajado con comunidades de aldea para crear autodependencia local en áreas como el agua y la alimentación, y para luchar por la toma de decisiones basada en los gram sabha (asambleas de aldea). En la India central y del este, adivasis y otras comunidades locales han intentado diversos grados de autogobierno. Como declaró hace tres décadas Mendha Lekha (citado más arriba) ‘nosotros elegimos el gobierno en Delhi, pero en nuestra aldea nosotros somos el gobierno’. Unas 90 aldeas en esa misma parte de India han formado una Maha Gramsabha (federación de asambleas de aldea) con una orientación similar.

Paralelos cercanos a estos son las luchas por la autodeterminación de pueblos indígenas y otras comunidades locales en muchas partes del mundo, incluido el derecho a aceptar o rechazar cualquier propuesta externa para un proyecto en sus territorios. Los zapatistas en México y el movimiento kurdo en Asia occidental han conseguido una democracia radical de este tipo a una escala relativamente grande. Muchos otros pueblos en América Latina han proclamado y conseguido el reconocimiento de una plena autodeterminación, y movimientos que reclaman soberanía territorial para las Primeras Naciones en la Isla Tortuga (Canadá / EEUU) y Australia tienen una base similar. Muchas de ellas emanan de cosmologías indígenas que están próximas (aunque la mayoría de manera inconsciente) con los principios gandhianos de swaraj, sarvodaya y satyagraha… y pueden incluso ir más allá en su inmersión completa en la naturaleza.

Se puede plantear por tanto una extensión de swaraj y sarvodaya para abarcar toda la vida, una ‘eco-swaraj‘ o ‘prakritik (natural) swaraj‘, o una democracia ecológica radical. Una avalancha de resoluciones judiciales y legales y demandas de ciudadanos y comunidades en muchas partes del mundo han proclamado que la naturaleza (o algunos de sus elementos, como ríos y montañas) tienen un derecho intrínseco, similar al de una ‘persona jurídica’. Aunque formuladas a menudo dentro del discurso formal occidental y por tanto con tendencia a tener serias limitaciones, estas pueden estar alineadas con visiones del mundo indígenas que reconocen que todos los aspectos de la naturaleza tienen su propio espíritu, que merece tanto respeto como el de los humanos. Viene a la mente el comentario de Gandhi de que el valor de una civilización se puede medir por cómo trata a los animales.

Estas perspectivas han surgido también desde dentro del ‘vientre de la bestia’, por así decir. Movimientos basados en enfoques ecofeministas, por ejemplo, destacan con fuerza la necesidad de acabar con un dominio milenario de una mitad de la humanidad sobre la otra mitad, sanando simultáneamente la ‘brecha metabólica’ entre los humanos y el resto de la naturaleza. Los retos a patrones insostenibles de producción y consumo, incluida la creciente demanda de decrecimiento radical de las economías llamadas ‘desarrolladas’, tendrían una clara relación con la perspectiva gandhiana de autocontención inherente a swaraj, y su crítica mordaz al industrialismo como explotador tanto de la naturaleza como de los humanos.

Es importante destacar que los movimientos de base de resistencia y las alternativas no están atrapados necesariamente en un campo ideológico u otro. Esto es más la preocupación de académicos y activistas profesionales. Más bien, estos movimientos consciente o inconscientemente toman prestado de diversas figuras inspiradoras de la historia, incluidos aquellos en su propio pasado que lucharon por la justicia. Ni habría que presionarlos para una única ‘alternativa’ homogénea para todo el mundo. Una integración continua de tales legados diversos, y el entretejido de un pluriverso de visiones del mundo y prácticas, es lo que nos guiará para dejar atrás un mundo desgarrado por las crisis. 

Traductor: Carlos Valmaseda

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miércoles, 22 de julio de 2020

_- Cómo el estado indio de Kerala ha conseguido aplanar la curva del coronavirus Yadul Krishna 29/05/2020

_- Tras el estallido del virus y debido a la amenazante inminencia de grandes niveles de contagios y pérdidas humanas, el mundo se enfrenta a una parálisis que ha obligado a crear nuevas normas de cuarentena y teletrabajo. Si bien algunas de las principales potencias mundiales han fallado de manera lamentable a la hora de proteger a sus ciudadanos y deshacerse del virus, un pequeño estado en el sur de India se ha convertido en un rayo de esperanza.

El presidente norteamericano Donald Trump, en su discurso sobre el estado de la Unión de 2019 frente a congresistas, senadores, magistrados del Tribunal Supremo y miembros de su gabinete, aseguró estar “alarmado por las demandas de adopción del socialismo”, y añadió: “América fue fundada sobre las ideas de libertad e independencia y no sobre la coacción gubernamental. Hemos nacido libres y permaneceremos libres”. A pesar de que la ignorancia de la que surge la preocupación de Trump sobre el socialismo es visible, su capacidad para comprender la realidad social es exigua, por no mencionar que tales palabras fueron pronunciadas por un multimillonario que, tal como defiende Bernie Sanders, se benefició de 800 millones de dólares en subsidios y recortes fiscales para construir viviendas de lujo en Nueva York. Sin embargo, las consecuencias de la dependencia del capitalismo han comenzado a perseguirle: la falta de un sistema de salud público y de políticas de distribución ha hecho que los EE. UU. superen a China en número de casos confirmado de coronvirus. El libre mercado ha demostrado fallar de forma patética, abandonando a las personas y priorizando los beneficios.

Aquellos países que sostenían que la competencia entre instituciones privadas conducía a una “mayor eficiencia” también han hecho que sus ciudadanos y ciudadanas paguen caro su derecho a la vida, ya que, en los países en vías de desarrollo, el 90% de la población debe hacer frente a gastos médicos exorbitados. El capitalismo ha privado a las personas de su libertad de recurrir a la cuarentena en situaciones como esta y ha transferido ese derecho a la población más rica. La manera en que funcionan los sistemas privados de seguros en tiempos de pandemia ha hecho que muchos países reconsideren la necesidad de contar con instituciones públicas. La necesidad de disponer de un sistema público de salud, así como de un sistema público de atención a las necesidades básicas, se ha revelado imperiosa.

¿Existe algún modelo que se pueda emular?
Quizás el mejor ejemplo de cómo una sociedad debería superar una crisis sean las experiencias del estado indio de Kerala, el cual ha demostrado una gran eficiencia en la lucha contra el virus. Kerala, el estado que había superado una serie de desafíos como grandes inundaciones o el virus Nipah en los últimos dos años, ha demostrado al mundo que disponer de un sistema sanitario público y robusto puede ser de grandísima ayuda en tiempos de necesidad.

En claro contraste con las medidas inadecuadas que tomó el gobierno central indio, dirigido por el partido de extrema derecha Bharatiya Janata o Partido Popular Indio, Kerala se preparaba para el enorme desafío que se avecinaba. Incluso antes de que se declarase su primer caso, las autoridades de este estado hicieron todos los esfuerzos posibles para frenar la expansión del virus, incluyendo la realización de exámenes a los pasajeros de los cuatro aeropuertos internacionales del estado y la formación de un Equipo de Respuesta Rápida que decidiese sobre el aislamiento y el tratamiento de pacientes potencialmente infectados.

Kerala fue capaz de evitar la transmisión del virus de manera bastante eficaz cuando le tocó lidiar con los primeros casos de coronavirus detectados en tres estudiantes de medicina de Wuhan, que recibieron el alta tras dar negativo en dos pruebas. Desde entonces, la capacidad del estado para gestionar la crisis destacó sobre el resto del país. Cuando el virus golpeó por segunda vez, Kerala realizaba ya una vigilancia estricta. Disponía de una sala de control en funcionamiento, con expertos siguiendo los casos sospechosos y confirmados. Doctores y demás personal médico recibieron formación adecuada, y con medidas estrictas como el confinamiento (con las excepciones de acudir a por bienes básicos) y restricciones de movimiento, el número diario de posibles casos en los hospitales empezó a decrecer rápidamente y se dio el alta médica a muchas personas cuyo resultado en las pruebas era negativo. La transmisión en tiempo real de la información recogida resultó muy eficaz, ayudando al gobierno estatal a mantener la situación bajo control y a ganarse la confianza de la gente. El estado de Kerala se encuentra ahora preparado para responder a la expansión del virus.

Evitar la alarma social
El estado de Kerala quiso asegurarse de que la ciudadanía recibía información en tiempo real, incluidos protocolos y consejos de prevención, para evitar que se sembrase alarma social. Realizó ruedas de prensa a diario y hasta lanzó una aplicación móvil que proporcionaba información actualizada. También se priorizó la salud mental de las personas y fueron desplegados más de 140 terapeutas en 14 distritos para proporcionar ayuda psicológica a las personas aisladas y en cuarentena, sabiendo que podrían ser estigmatizados y alienados por el público general. Dada la manera en que Kerala superó el Nipah, las personas emplean términos como cuarentena y aislamiento de manera natural y les han perdido cierto miedo. Habiendo abatido con éxito el Nipah y demostrando ahora su eficacia contra el Covid-19, Kerala ha dado un ejemplo al gobierno central y al resto de Estados de cómo no perder la calma y avanzar con la resolución del problema en caso de que una crisis así suceda.

Implicar a otros departamentos
Durante la etapa de aumento de contagios, los ciudadanos se lanzaron a la compra de material como mascarillas y desinfectantes para manos, lo cual acabó provocando escasez. Esta fue una de las principales preocupaciones para el gobierno y la ciudadanía, pero, una vez más, las autoridades supieron diseñar un plan eficaz para combinar los esfuerzos de otros departamentos en la producción de los materiales necesarios. La empresa estatal de fabricación de fármacos aseguró que podría satisfacer la demanda de desinfectantes. El Departamento estatal de Justicia propuso a los internos de las prisiones fabricar mascarillas, y consiguieron producir 6.000 en apenas dos días. El gobierno también dio instrucciones estrictas para que el departamento no las vendiese al público por encima de un precio estipulado.

Centrarse en las personas
Fue el mismo día en que el Primer Ministro, Narendra Modi, se dirigía al país por primera vez ablandándose con peticiones y mensajes emotivos, que el Ministro-jefe de Kerala, Pinarayi Vijayan, anunció un paquete de alivio de 2.600 millones USD para todo el estado. Desde el reparto de menús gratuitos para los estudiantes de preescolar mientras sus clases eran canceladas, a la instalación de banda ancha o la obligación de quedarse en casa, todas las medidas del gobierno resultaban tener un sentido de finalidad. El gobierno anunció el adelanto del pago de pensiones, créditos a familias vulnerables a través de una comunidad de ayuda vecinal centrada en la mujer, fortaleció las infraestructuras médicas y se aseguró de que las personas no perdían dinero por no poder trabajar.

Asegurar que nadie pase hambre
El gobierno de Kerala anunció también que repartiría alimentos de manera gratuita a todos los ciudadanos, independientemente de su renta, y la apertura de hoteles de bajo coste que cobrarían solo 0,26 USD por menú, junto con la promesa de que todos los bienes básicos y alimentos llegarían a las tiendas. Dando un ejemplo extraordinario, el gobierno comenzó a construir más de 1.000 cocinas por todo el estado para que nadie pasase hambre, todo con precios mínimos. Lo interesante es que también se tomaron medidas para entregar alimentos gratis directamente a las personas que no pudiesen pagarlo durante el periodo de confinamiento, para que así su dignidad no fuese cuestionada por los vecinos.

Cuidar a los trabajadores migrantes
Durante los 21 días de confinamiento en India, este estado meridional dio otra lección a las demás entidades estatales: Kerala reconoció a los trabajadores migrantes como “huéspedes” y abrirá 4.603 campos de socorro para más de 100.000 de aquellos, donde se les proporciona también comida y atención médica. Todo ello en un momento en que los migrantes de otros estados de India son obligados a caminar cientos de kilómetros para volver a sus hogares.

El papel de la sanidad pública
Incluso si comparamos el caso del Kerala con el resto de India, existen algunos factores que hacen que tal efectividad en la respuesta de control haya sido posible solo en este estado. Kerala dispone de un sistema de salud fuerte, con centro de atención primaria por cada 3.95 km, mientras que la media estatal es de 7.3 km. Por eso el gobierno de Kerala es capaz de invertir y dirigir su aparato sanitario de manera eficaz, frente a la inoperancia del gobierno central, que dispone de una cama hospitalaria por cada 1.826 personas, un doctor por cada 11.600 personas y un ventilador por cada 333.333 personas. Lo que es más alarmante es que las estadísticas de test realizados en este pequeño estado suponen el 30% del total del país, mientras que estados como Gujarat o Maharashtra han realizado un número ínfimo de pruebas a su población.

El modelo de Kerala
El gobierno de Kerala planea ahora reclutar a cientos de miles de jóvenes voluntarios del estado para Sannadha Sena, una organización de voluntarios, con el objetivo de proporcionar mano de obra a sus políticas. Así, en cada paso, Kerala ha tomado medidas adecuadas en tiempo y forma para lidiar con la crisis. Con todo, Kerala no solo ha dado ejemplo en esta coyuntura, sino que también se encuentra entre los primeros puestos de toda India en materia de desarrollo humano, mortalidad infantil, alfabetización, transparencia, convivencia, etcétera, comparándose a veces con países desarrollados. También ha conseguido los mejores datos en relación al desarrollo sostenible. La manera en que Kerala ha puesto en práctica su modelo ha merecido los halagos de otros países, y otros estados de India han pedido ayuda para implementarlo.

Una vez hemos señalado todos los datos, lo que tratamos de explicar es que no son solo las habilidades administrativas de Kerala las que han permitido derrotar el virus, sino también la presencia de un sistema público de sanidad y cuidados con la intervención decidida de los mecanismos públicos, dirigidos por un gobierno que se centra en las personas. Si Kerala careciese de un ecosistema de instituciones públicas y, en cambio, continuase privatizada en manos de unos pocos individuos, no hubiera podido superar esta crisis con facilidad.
Yadul Krishna.  Escribe sobre economía y política.

Exalumno del Shri Ram College of Commerce de la Universidad de Delhi, es columnista en el British Herald de Londres.

Más aquí.

Un Estado de India con gobierno comunista

El gran éxito de la estrategia contra covid-19 de Kerala

lunes, 30 de marzo de 2020

El cachorro de leopardo con la mamá leona. Los científicos documentaron una rara, y muy linda, adopción entre especies en un parque nacional en India.



El cachorro de leopardo con la mamá leona

Los científicos documentaron una rara, y muy linda, adopción entre especies en un parque nacional en India.

CienciaFeb. 2748 comentarios Los leones y leopardos del Parque Nacional Gir, en Gujarat, India, normalmente no se llevan bien.

"Compiten entre sí" por el espacio y la comida, dijo Stotra Chakrabarti, un investigador postdoctoral en la Universidad de Minnesota que estudia el comportamiento animal. "Están en desacuerdo perpetuo".

Pero hace aproximadamente un año, una joven leona en el parque dejó a un lado esta enemistad. Ella adoptó un bebé leopardo.

El cachorro de 2 meses de edad, todas orejas peludas y ojos azules, era adorable, y la leona pasó semanas cuidando, alimentándolo y cuidándolo hasta que murió. Ella lo trataba como si fuera uno de sus dos hijos, que tenían aproximadamente la misma edad. Este fue un caso raro de adopción de especies cruzadas en la naturaleza, y el único ejemplo documentado que involucra animales que normalmente son competidores fuertes, dijo el Dr. Chakrabarti. Él y otros detallaron el caso la semana pasada en la revista de ecología Ecosphere.

Los autores del periódico, que también incluyeron un oficial de conservación y un guardaparque, vieron por primera vez a la abigarrada tripulación a fines de diciembre de 2018, pasando el rato cerca de un antílope nilgai recién muerto.

Inicialmente, pensaron que la asociación sería breve; una leona en el área de conservación de Ngorongoro en Tanzania había sido observada una vez cuidando un cachorro de leopardo, pero solo por un día antes de que los dos se separaran.

"Pero esto continuó", dijo el Dr. Chakrabarti.

Los investigadores observaron al bebé leopardo que vivía con los leones durante un mes y medio. Crédito ... Dheeraj Mittal Durante un mes y medio, el equipo observó a la madre león, sus dos cachorros y al leopardo deambular por el Parque Nacional Gir. "La leona lo cuidó como si fuera uno de los suyos", cuidándolo y compartiendo la carne que cazaba, dijo el Dr. Chakrabarti.

Sus nuevos hermanos también eran acogedores, jugaban con su nuevo amigo y ocasionalmente lo seguían por los árboles. En una foto, el leopardo se lanza sobre la cabeza de uno de sus hermanos adoptivos, que es casi el doble de su tamaño y claramente un buen deporte. "Parecían dos cachorros grandes y un pequeño runt de la camada", dijo el Dr. Chakrabarti.

Lleva casi siete años estudiando a los leones del parque. Esta asociación poco probable "fue sin duda el momento más" sorprendente "que encontré", dijo el Dr. Chakrabarti. Sus colegas investigadores con un proyecto de conservación de leones asiáticos en India, algunos que han estado observando a los grandes felinos durante décadas, "tampoco habían visto algo así", dijo.

A diferencia de sus contrapartes en África, los leones asiáticos viven en pequeños grupos segregados por sexo. Después de dar a luz, las leonas a menudo se separan del resto del orgullo durante unos meses para criar a sus crías por su cuenta. Si la familia improvisada hubiera interactuado más con otros leones adultos, el leopardo podría haber sido identificado como un impostor, dijo el Dr. Chakrabarti.

Pero nunca fueron probados de esta manera. Después de aproximadamente 45 días, el equipo de investigación encontró el cuerpo del cachorro de leopardo cerca de un abrevadero. Una necropsia de campo reveló que probablemente había muerto debido a una hernia femoral que tuvo desde su nacimiento.

"Hubiera sido fantástico ver, cuando el cachorro de leopardo creció, cómo serían las cosas", dijo el Dr. Chakrabarti. "Pero no sucedió"

La historia del cachorro de leopardo se unió a otros dos casos documentados de adopción entre especies en la naturaleza, cada uno lo suficientemente dulce como para un libro para niños, pero lo suficientemente extraño como para cautivar a los científicos. En 2004, un grupo de monos capuchinos acogió a un mono tití infantil. Y en 2014, una familia de delfines nariz de botella fomentó una ballena con cabeza de melón bebé, que aprendió a surfear y saltar como sus nuevos compañeros.

En los tres casos, una madre lactante trajo al nuevo bebé al redil, dijo Patrícia Izar, profesora asociada de la Universidad de São Paulo en Brasil y miembro del equipo que estudió la adopción del mono tití capuchino. Es posible que los cambios hormonales asociados con la maternidad "puedan facilitar el vínculo con un bebé extraño", dijo el Dr. Izar, que no participó en la nueva investigación.

Por desconcertante que fue esta adopción, también subraya las similitudes entre cachorros de diferentes especies felinas, dijo el Dr. Chakrabarti. Hasta que alcanzan la edad adulta, cuando surgen diferencias sociales, los leones y los leopardos juegan, maullan y piden leche de manera similar.

Para esta madre leona, estos puntos en común pueden haber anulado las características más parecidas a un leopardo del cachorro: su olor, tamaño y apariencia moteada.

"Simplemente se mezcló", dijo el Dr. Chakrabarti.

https://www.nytimes.com/2020/02/27/science/leopard-lion-adoption.html?algo=identity&fellback=false&imp_id=978811234&imp_id=808945066&action=click&module=Science%20%20Technology&pgtype=Homepage

sábado, 13 de julio de 2019

La religión es el suspiro de los oprimidos

Vijay Prashad
06/07/2019

Sentado en una celda de una cárcel fascista en Italia, Antonio Gramsci se preguntaba sobre un problema que enfrentaban comunistas como él. En El manifiesto comunista (1848), Karl Marx y Friedrich Engels escribieron: “los trabajadores no tienen nada que perder salvo sus cadenas. Tienen un mundo que ganar”. Pero estas cadenas no eran meramente lazos materiales, las cadenas de la miseria que impedían que aquellos que no poseían propiedad, aparte de su propia habilidad para trabajar, fueran completamente libres. Esas cadenas avanzaban dentro de la mente, sofocando la habilidad de la mayoría de los seres humanos a tener un entendimiento claro de nuestro mundo. Sofocados, los trabajadores (quienes antes eran simpatizantes de movimientos socialistas y comunistas) se acercaron al fascismo. Llegaron a los partidos fascistas no por claridad, escribió Gramsci, sino por su conciencia contradictoria.

Por un lado, personas que pasan la mayor parte de su tiempo trabajando desarrollan una comprensión de la “transformación práctica del mundo”. Este marco está implícito en la actividad de los trabajadores, ya que el/la trabajador/a —dado el robo de su tiempo— a menudo se ve impedido/a de tener una “conciencia teórica clara de esta actividad práctica”. Por otro lado, el/la trabajador/a ha “heredado del pasado y ha absorbido acríticamente” una serie de ideas y prácticas que ayudan a moldear su acercamiento al mundo. Estas ideas y prácticas provienen de todo tipo de instituciones, como del aparato educacional del Estado, de instituciones religiosas y de las industrias culturales. Esas ideas heredadas no clarifican la experiencia práctica de los trabajadores, pero sin embargo ayudan a formar su visión de mundo. Es a esta dualidad a la que Gramsci llama “conciencia contradictoria”.

Si se acepta la perspectiva de Gramsci, entonces la lucha sobre la conciencia —la lucha ideológica— es una necesidad material. Para generaciones de trabajadores, los sindicatos, los partidos políticos de izquierda, y las formaciones culturales de izquierda proporcionaron las “escuelas” para elaborar y conectar la conciencia de los trabajadores y entregar una comprensión poderosa del mundo, la claridad para ver las cadenas que debían romperse. A lo largo de los últimos cuarenta años, por una serie de razones que identificamos en nuestro primer Documento de Trabajo, la afiliación sindical ha disminuido como también ha sucedido con los partidos políticos de izquierda. Las “escuelas” de los trabajadores ya no están disponibles. La conciencia contradictoria es más difícil de elaborar, por lo que ha habido un desplazamiento de los trabajadores hacia las organizaciones de jerarquías sociales (basadas en divisiones sociales de religión, raza, casta y otras manifestaciones similares).

Estamos en tiempos difíciles, con la balanza de la historia favoreciendo a la extrema derecha, incluyendo a fuerzas que han dividido nuestras sociedades según estas jerarquías sociales como casta, raza, nacionalidad y religión. La globalización ha fragmentado la vida social y creado una situación precaria en la que las personas ya no están seguras de cómo ganarse la vida y ya no pueden tener una vida social enriquecedora. La crisis terminal de la globalización llegó con la crisis financiera general de 2007-2008. El agente de la globalización —el neoliberalismo— se había apoderado de los partidos socialdemócratas a lo largo del mundo y los había comprometido. Ahora el campo se abrió a una alternativa al bando de la globalización. Por una serie de razones históricas, la izquierda entró a esta fase profundamente debilitada tras la crisis financiera global. La ultraderecha, por otro lado, tenía dos ventajas. Primero, no tuvo que crear a su electorado. Su base le ha sido entregada por las jerarquías y las divisiones de la historia. Solamente utilizó esas divisiones a su favor, siendo una de las líneas de división la pertenencia religiosa. Segundo, la ultraderecha no necesitó abordar los verdaderos problemas de la época, tales como el desempleo estructural y la catástrofe climática, sino que podía simplemente estigmatizar al Otro (migrantes, minorías religiosas) como un modo de consolidar su poder.

El Instituto Tricontinental de Investigación Social organizó un seminario de dos días en Túnez (Túnez) sobre religión y política para desarrollar una evaluación del rol de la religión en el crecimiento de la extrema derecha. Durante la primera sesión los investigadores de nuestros equipos en Delhi (Subin Dennis and Pindiga Ambedkar), Johannesburg (Nontobeko Hlela), y São Paulo (Marco Fernandes) hicieron sus presentaciones sobre el rol de la religión en cada uno de sus contextos sociales y políticos. Tanto el equipo de Brasil como el de India hablaron sobre el crecimiento abrumador del conservadurismo plebeyo a través del ascenso de Hindutva (en India) y del Pentecostalismo (en Brasil). Plantearon, como señaló el intelectual marxista Aijaz Ahmad, que estas fuerzas de derecha fueron fundadas “en un principio extrañamente gramsciano de que el poder político duradero solo puede surgir sobre la base de una transformación y consentimiento cultural previos, y que este amplio consentimiento cultural con la doctrina de la extrema derecha solo puede construirse a lo largo de un largo proceso histórico, desde abajo hacia arriba”. En Sudáfrica, la autoridad duradera del Congreso Nacional Africano, mayor aunque no exclusivamente enraizada en formas seculares de política, y el fracaso de las iglesias en hacer una entrada decisiva a la política le han dado un respiro de estas tendencias al país.

Durante las otras sesiones, intelectuales y académicos militantes de Turquía a Argelia, de Marruecos a Sudán, presentaron sus visiones sobre el rol de los Hermanos Musulmanes, cuyas políticas son similares a las de el RSS de la extrema derecha en India y el movimiento pentecostalista en Brasil. Las presentaciones mostraron cómo los Hermanos Musulmanes —como movimiento de masas— ha usado su control sobre la educación para moldear la conciencia contradictoria de la clase trabajadora.

En los escritos tempranos de Karl Marx está la idea de que la religión es aquello a lo que los trabajadores recurren para tener cierto consuelo de la crudeza del capitalismo. Como Marx escribió en 1844, “La miseria religiosa es a la vez la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo descorazonado, y el alma de condiciones desalmadas. Es el opio del pueblo”. Es una afirmación poderosa, una que busca entender por qué el pueblo recurre a la religión. Hoy en día, sin embargo, esto no adecuado. Se necesita más. Necesitamos comprender cómo estas organizaciones se aprovechan de los problemas psicosociales que se han intensificado entre la clase trabajadora. Proveen servicios —aunque limitados— para sanar de los grandes estreses de nuestra época. Esa práctica terapéutica atrae a los trabajadores, necesitados de la comunidad y el bienestar social ofrecidos a través de estas organizaciones. Necesitamos una visión más robusta del rol de la religión en nuestro tiempo, que es lo que nuestra investigación espera producir.

¿Cuál es el antídoto para esas ideologías e instituciones de jerarquía social? Construir instituciones populares, incluyendo sindicatos y organizaciones comunitarias. Pero este es un desafío enorme en nuestra época, cuando las formaciones socialistas se están atrofiando rápidamente. Es por esto que nuestros investigadores de Delhi fueron a conversar con K. Hemalata, la presidenta de la Central de Sindicatos de la India (CITU). Esta entrevista constituye nuestro Dossier 18 de julio, La única respuesta es movilizar a los trabajadores. Recomendamos encarecidamente que lo lean, estudien y hagan circular. Hemalata llega a su puesto en el sindicato a partir de su liderazgo en la Federación de Trabajadores y Ayudantes Anganwadi (cuidado infantil) de toda la India. Termina la entrevista con la potente frase que es su título: la única respuesta es movilizar a los trabajadores. Esta afirmación calentaría el corazón de Godavari Parulekar, la líder comunista india que pasó su vida construyendo ciudadelas para la clase trabajadora en las fábricas y los campos.

Más del 90% de los trabajadores en India están en el sector informal, la mayoría sin posibilidad de sindicalización. CITU tiene seis millones de miembros, un número considerable pero aún insuficiente en un país con 1.300 millones de personas. Durante las últimas décadas CITU ha desarrollado una serie de estrategias para organizar a los trabajadores informales, ya sean trabajadores de cuidado infantil o trabajadores en pequeñas fábricas. Hemalata habla enérgicamente sobre la necesidad de que los sindicatos se ocupen de cuestiones de jerarquía social (patriarcado, casta y fundamentalismo) y organicen a los trabajadores donde viven, no solo donde trabajan. Habla sobre la necesidad de organizar no solo a los trabajadores, sino a las comunidades en las que viven. La claridad ideológica y la flexibilidad organizativa de CITU le han permitido construir una federación fuerte, que ha estado dirigiendo las grandes huelgas generales que han convulsionado la política india, algunas con más de 200 millones de trabajadores en huelga.

Las cosas siguen graves. Las lluvias han comenzado en India. Esto ha traído un respiro de las catastróficas olas de calor que han cobrado la vida de trabajadores de la construcción y la agricultura. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) acaba de publicar un informe sobre las dificultades de trabajar en un planeta cada vez más caliente. Pero las recomendaciones de la OIT son débiles: más mecanización y más desarrollo de habilidades. El antídoto real a largo plazo es una mejor política para detener la catástrofe climática que se haga cargo de la raíz del problema: un sistema económico brutal (el capitalismo) que busca reproducir capital a costa del planeta y sus habitantes. A corto plazo, el antídoto es prevenir el trato abusivo a los trabajadores mediante el fomento a los sindicatos y otras formas de organización de la clase trabajadora. En Kerala (India), el gobierno del Frente Democrático de Izquierda apresuradamente prohibió el trabajo desde las 11 a. m. hasta las 3 p. m., para darle un descanso del calor a los trabajadores (por favor vean mi informe). Se necesitan soluciones y estrategias más creativas para enfrentar un sistema que está arriesgando destruir el planeta y aquellos que trabajan y viven en él.

Vijay Prashad Historiador y periodista indio, autor de numerosas obras, entre ellas 'The Darker Nations: A People’s History of the Third World and The Poorer Nations: A Possible History of the Global South', ha sido profesor del Trinity College y actualmente es director del Instituto Tricontinental en Delhi.

Fuente:
https://www.thetricontinental.org/es/newsletterissue/boletin-27-2019-la-religion-es-el-suspiro-de-la-criatura-oprimida/

domingo, 19 de agosto de 2018

El joven que rechazó 100.000 dólares con 27 años gana el ‘Nobel’ de las matemáticas. El alemán Peter Scholze recibe la medalla Fields junto al iraní Caucher Birkar, el australiano Akshay Venkatesh y el italiano Alessi Fegalli.

Con 17 años tocaba el bajo en un grupo de rock, con 24 se convirtió en el catedrático más joven de la historia de Alemania —tras estudiar la carrera de Matemáticas en solo año y medio— y con 27 rechazó un premio New Horizons para jóvenes matemáticos prometedores, dotado con 100.000 dólares. Hoy, con 30 años, Peter Scholze es uno de los cuatro investigadores reconocidos con la medalla Fields, considerada como un premio Nobel para matemáticos menores de 40 años. Los otros tres ganadores son el iraní Caucher Birkar, el australiano Akshay Venkatesh y el italiano Alessi Fegalli.

Los cuatro eran habituales en las quinielas de los premios. Scholze, nacido en Dresde en 1987 y recién nombrado director del Instituto Max Planck de Matemáticas, es el padre de una nueva clase de estructuras geométricas, los espacios perfectoides, que han sido muy útiles en el llamado Programa Langlands. Se trata de “una teoría fascinante que teje una telaraña de sensacionales conexiones entre campos matemáticos que a primera vista parecen encontrarse a años luz de distancia: álgebra, geometría, teoría de números, análisis y física cuántica”, según describe el ruso-estadounidense Edward Frenkel en su libro Amor y matemáticas. “Si vemos estos campos como continentes en el mundo oculto de las matemáticas, el Programa Langlands constituiría el dispositivo definitivo de teletransporte, capaz de llevarnos instantáneamente de uno a otro, de ida y de vuelta”, añade Frenkel.

Otro de los premiados, Caucher Birkar, nació en 1978 en una región kurda de Irán, en la frontera con Irak

Scholze nunca ha explicado por qué rechazó el premio New Horizons y sus 100.000 dólares, pero en algunos foros matemáticos se especula con que, siendo ya uno de los mejores de su disciplina con 27 años, no veía sentido a recibir un premio para investigadores prometedores. “Está considerado como uno de los matemáticos más brillantes de su generación”, ha explicado hoy en un comunicado José Ignacio Burgos, investigador del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT).

Los ganadores de la medalla Fields —que se entrega cada cuatro años— se han dado a conocer en el Congreso Internacional de Matemáticos que se ha inaugurado hoy en Río de Janeiro (Brasil). La iraní Maryam Mirzakhani, fallecida el año pasado a los 40 años, es la única mujer entre los más de medio centenar de premiados desde 1936. Los cuatro varones galardonados en esta edición comparten su precocidad. Akshay Venkatesh, nacido en 1981 en Nueva Delhi (India) y criado en Australia, ganó con solo 12 años una medalla en la Olimpiada Matemática Internacional. Con 13 años, empezó la carrera de Matemáticas y Física en la Universidad de Australia Occidental. Con 20 años, acabó su doctorado en la Universidad de Princeton, en EE UU. Y desde los 27 años es profesor en la Universidad de Stanford.

Caucher Birkar nació en 1978 en Marivan, una región kurda de Irán, en la frontera con Irak. Su especialidad es la geometría algebraica, un mundo multidimensional en el que multitud de ecuaciones definen otra multitud de formas, como las elipses y los llamados óvalos de Cassini, según resume el congreso brasileño en un comunicado. Birkar, tras estudiar Matemáticas en la Universidad de Teherán, emigró al Reino Unido. Hoy, ya con la nacionalidad británica, es catedrático de la Universidad de Cambridge.

El cuarto galardonado es el italiano Alessio Figalli (Roma, 1984). El matemático, hoy catedrático de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, hizo su tesis doctoral en solo un año, bajo la supervisión del francés Cédric Villani, una de las caras más conocidas de las matemáticas mundiales gracias a su peculiar manera de vestir. Figalli ha realizado “contribuciones fundamentales” a la llamada teoría de regularidad del problema del transporte óptimo, según destaca el ICMAT. “Esta cuestión consiste en distribuir recursos de forma que el coste de un cierto proceso sea el menor posible. Por ejemplo, la transmisión de oxígeno a las células, o la distribución de mercancías entre un almacén central de una cadena y todos sus supermercados”, detalla la institución.

https://elpais.com/elpais/2018/08/01/ciencia/1533136683_169209.html?autoplay=1

sábado, 2 de junio de 2018

La ciencia avala un plan para intentar eliminar la ultrapobreza. Una estrategia de choque para salir de la miseria logra que los participantes generen hasta cuatro euros por cada uno invertido

Hace un lustro, la economista Dambisa Moyo, nacida en Zambia y doctorada en Oxford, provocó un terremoto en el mundo de la cooperación. En los 15 años anteriores, según relataba en su libro Cuando la ayuda es el problema, los países ricos habían transferido un billón de dólares a África en forma de ayuda al desarrollo. ¿Había mejorado eso la vida de los africanos? No, según ella: los beneficiados por las ayudas estaban peor que antes, “mucho peor”, atrapados en un círculo vicioso de corrupción, dependencia del dinero de los países ricos y distorsión de sus mercados.

El libro de Moyo se enfrentaba a otro clásico, El fin de la pobreza, del economista estadounidense Jeffrey Sachs, que proponía una hoja de ruta para acabar con la miseria mediante una ayuda al desarrollo bien planificada. El debate se podría resumir en lo que piensa cualquiera que dona parte de su sueldo a una organización de ayuda al desarrollo: ¿esto valdrá para algo?

Un nuevo estudio, publicado hoy en la revista Science, arroja luz al asunto y bendice, mediante el método científico, un plan para luchar contra la pobreza extrema. Sus autores han seguido durante tres años a 21.000 de las personas más pobres del mundo, en seis países: Etiopía, Ghana, Honduras, India, Pakistán y Perú. Los analizados son una ínfima parte de los 1.000 millones de ultrapobres, aquellos que viven con menos de un euro al día. Durante dos años, estos 21.000 escogidos participaron en un plan de ayuda al desarrollo conocido como “modelo de graduación”, concebido en 2002 por la ONG BRAC, de Bangladesh.

Diferentes organizaciones ofrecieron a estos hogares en pobreza extrema un abanico de medios de vida, a elegir, desde colmenas de abejas en Etiopía a la cría de cobayas en Perú o de cerdos en Honduras. A continuación, los participantes recibieron formación para gestionar sus nuevos recursos, como instrucciones para revender animales después de engordarlos.

Dentro de este empujón para salir de la miseria, los hogares recibieron una ayuda mensual en forma de comida o dinero en metálico, con el objetivo de que los beneficiados se pudieran centrar en sus nuevos negocios. Durante todo el proceso, un equipo de asesores visitaba las casas semanalmente para solucionar dudas y animar a los participantes a guardar dinero en una cuenta de ahorro para futuribles emergencias. Además, las familias recibían formación en sanidad, para evitar enfermedades. Al cabo de dos años, se las dejaba solas.

El equipo de investigadores ha evaluado la eficacia de esta estrategia. Para ello, han empleado el mismo método que se utiliza para determinar si funciona un medicamento: comparar dos grupos de personas similares, uno sometido a la intervención y el otro, no. Y funcionaba.

Tras un año de independencia, los participantes habían conseguido mantener sus negocios y disfrutar de un mayor nivel de vida que sus vecinos: más ingresos, más ahorros, más salud y mayor consumo de alimentos. “Por cada euro invertido, la gente generaba entre 1,33 y 4,33 euros, dependiendo del país”, explica una de las autoras, la economista francesa Esther Duflo, galardonada el miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales.

En India, el programa, centrado en la cría de cabras, supuso una inversión de 290 euros por cada familia. El retorno ha sido el máximo de los países analizados, el 433%. En Etiopía, la entrega de ovejas, cabras o colmenas, más el asesoramiento, costó 775 euros por hogar. Cada euro invertido generó 2,6. En Honduras, una enfermedad en las gallinas empleadas hizo fracasar el programa. Fue el único país en el que se perdió dinero, con un retorno negativo del -200%.

Esther Duflo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE UU), insiste en que es “rentable” para los gobiernos. En Etiopía, afirma, “se espera que el programa llegue a tres millones de personas”. Y también se está ampliando en India y Pakistán. Reducir a cero el número de ultrapobres “se debe, y se puede, en 2030”, afirman los autores en Science.

“Este estudio respalda lo que estamos intentando hacer todos, programas integrales con intervenciones completas en varios ámbitos para romper la trampa de la pobreza. Pero no todo contexto es susceptible de aplicar estos programas, no existe una receta universal”, opina la economista española Marta Valdés, directora del Área de Desarrollo Temático y Metodológico de Oxfam, una confederación de ONG que lucha contra la pobreza en 90 países.

Valdés, que no ha participado en el estudio, subraya los efectos psicológicos en los participantes: “El hecho de que sientan que la sociedad piensa en ellos y que ellos son importantes para la sociedad es crítico”. Sin embargo, pide más seguimiento. “Estos programas son rentables para los gobiernos, porque dinamizan la economía, pero hay que ver si los efectos se mantienen en el tiempo”, recalca.

https://elpais.com/elpais/2015/05/14/ciencia/1431619490_109589.html

sábado, 7 de octubre de 2017

Arundhati Roy: “Sólo la ficción puede decir la verdad”. La autora de 'El dios de las pequeñas cosas' regresa a la novela tras 20 años de escribir ensayos críticos con 'El ministerio de la felicidad suprema'.

Un parlamentario del partido del gobierno en el poder propuso varias veces que se utilizara a la india Arundhati Roy como escudo humano para proteger vehículos del ejército indio en la zona rebelde de Cachemira por unas supuestas declaraciones de ella contra las fuerzas armadas; y frente a su casa en Nueva Delhi suele haber manifestaciones de fundamentalistas hindús. Ayer, por ejemplo, fue la encargada de abrir el ciclo de conferencias ¿Revolución o resistencia?, que organiza el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)… Todo esto le ocurre a nada menos que a la autora de El dios de las pequeñas cosas (1997) porque tras el rotundo éxito de la novela (ocho millones de ejemplares en todo el mundo, 47 idiomas) ha escrito sólo comprometidos ensayos políticos, como El final de la imaginación, El álgebra de la justicia infinita, Retórica bélica o Espectros del capitalismo, entre otros, canjeándose una merecida fama de inteligente activista. Hasta “el milagro”, como lo define su editor español, Jorge Herralde, de que 20 años después regrese a la ficción con El ministerio de la felicidad suprema(Anagrama, en castellano y catalán). O quizá no sea sólo ficción. En cualquier caso, en la capital catalana, Roy ha podido reunir por unas horas ambas condiciones.

“No hay ningún manifiesto en la novela, pero tampoco tengo miedo a que se clasifique mi obra como política; como escritora entiendo que en una obra siempre ha de haber una perspectiva política detrás, aunque hoy parece que sólo ha de ofrecer entretenimiento... Pero para mí es importante el compromiso con el mundo en que vives”, apunta Roy (Shillong, 1959), contundente a pesar de ser de voz dulce y baja, menuda, pelo rizado y brillante en la aleta nasal.

Y es que buena parte de El ministerio de la felicidad suprema ocurre en la región de Cachemira que se disputan India y Pakistán desde 1947. Y bajo una triste historia de amor asoma la devastación económica que está generando el neocapitalismo, el trato que se dispensa a los musulmanes y cierto aire de fascismo que se vive en la India. El desencuentro de Roy con los líderes políticos de su país es notable. Pero ya viene de lejos, precisamente por el impacto de El dios de las pequeñas cosas, que ganó el Booker Prize. “Por la novela viajé por todo el mundo y coincidió con la llegada al poder de la extrema derecha, que querían que yo fuera el rostro internacional de la Nueva India, pero yo no quería ser la cara de un país que empezó con privatizaciones, la entrada masiva de multinacionales o las pruebas nucleares…”, rememora.

Su visión crítica se plasmó entonces en su ensayo El final de la imaginación, muy crítico con los cambios en el país. “Entonces empecé a notar la rabia del establishment y así pasé de pasar de nadar sobre las aguas del río a caminar por el lecho del mismo, pero no quiero ser la intérprete de lo que pasa entre Oriente y Occidente, quería estar en mi país para vivir intensamente lo que ocurre”.

En el fondo, el regreso de Roy a la narrativa es fruto de ese compromiso porque “sólo la ficción puede decir la verdad al ser un edificio por el que te puedes asomar por ventanas distintas”. Así, sobre Cachemira (“la región del mundo que debe tener una mayor ocupación militar: hay sólo por parte india, 500.000 soldados”), sostiene la escritora: “Podemos leer cientos de informes sobre muertos, torturados… sí, cifras, pero nada de cómo cambia la vida de las personas, desde los soldados a la gente de a pie; las noticias no llegan siempre a lo más espantoso”, dice, recordando que en la novela un oficial recompensa a los soldados en función del número de personas que mata. “Sólo la ficción puede hablar del terror verdadero, de la falta de conexión entre las castas, de cómo se celebra a veces la ocupación militar, del fundamentalismo económico enlazado con el fundamentalismo religioso”.

Roy admite que la resistencia a toda injusticia es compleja. “Estuve en Rusia con Edward Snowden [extrabajador de la CIA que filtró material clasificado] y me dijo que la central de inteligencia estaba entusiasmada con Facebook porque les facilitaba la información de cada uno de nosotros sin tener que buscarla… Sólo en la medida que seamos capaces de salir de la Red y su control podemos dejar de ser manipulados; sí las nuevas tecnologías ayudan a la gente a organizarse, pero el poder también sabe entonces a quién ha de ir a buscar… La Red es un cuchillo sin mango, corta por los dos lados”.

Roy llegó a Barcelona el pasado domingo y sabe de los incidentes ocurridos con el referéndum. “Siempre acabo en lugares donde se mezcla cultura, política e historia”, afirma, y si bien declinó comentar el conflicto entre Cataluña y España porque desconoce el tema, sí lanzó indirectamente algún símil a partir del de Cachemira. “Una intervención violenta siempre genera una resistencia mayor, la hace crecer y crea mártires que alimentarán el pulso; la fuerza, sola, nunca es una solución; pero tampoco solo hablar: a veces hablar es como ir hundiéndote en arenas movedizas, porque en las conversaciones hay muchos actores, falsos islamistas moderados, falsos moderados, y al final la sensación es que se está dentro de una residencia de locos”. ¿Y la resistencia? “También hay resistencias de varios tipos, la de los que se van a luchar a los bosques o la que puedan hacer los mismos escritores; en cualquier caso, ni es única ni tampoco es rápida”.

https://elpais.com/ccaa/2017/10/02/catalunya/1506971975_540167.html

martes, 18 de julio de 2017

_- La India de las castas irreductibles se abre a la libertad e igualdad en Kerala, por qué será? lee la noticia de El País

_- La crónica es cuando menos curiosa. Siempre nos han contado que el comunismo acaba con la libertad y con muchas más cosas que por repetido y sabido no es necesario describir. Sin embargo aquí nos muestran lo contrario; mujeres libres en un país como la India, donde hace poco nos describían la existencia terrible que llevaban las viudas en una ciudad a donde eran apartadas, por hablar solo de un aspecto. Y la variable que he encontrado, al menos yo, es únicamente el tipo de gobierno. Después decimos, porque nos dicen, que todos los políticos son iguales. ¿No habrá un interés en hacérnoslo creer? Sí, para que nos de igual todo y no ejerzamos nuestros derechos, comenzando por el de votación y siguiendo por el de reunión, asociación y expresión,... Empiezo a sospechar que hay mucha manipulación en tantas cosas... como el cuento de la perfección de la empresa privada y los Bancos modelos de ella, a "liberalizar" (¡QUÉ PALABRA TAN BONITA!) y ahora resulta que no saben, ni lo que tienen, ni lo que deben... ¿¡dónde está esa perfección?¡¡ Que tengáis un buen día y mucha fe y esperanza para cambiar,... a mejor.

Besos y abrazos.

Antonio

FUERA DE RUTA

Kerala, donde los niños son los marajás

Un Estado indio con Gobierno comunista. Con logros sociales insólitos y habitantes cuya hospitalidad subyuga

EUGENIA RICO – sábado 25/10/2008 El Viajero, del El País

En Cochin, las redes chinas pescan peces imposibles: algunas veces, la luna; otras, el sol, y las más, algún turista despistado. Tendidas sobre la costa, son como las velas con las que Kerala está dispuesta a zarpar de la India de un momento a otro. La ciudad está llena de grandes mansiones coloniales, de iglesias y de calles arboladas. El jacaranda coquetea con los palacios que dejaron los holandeses, y las aceras exhiben su impúdico esplendor en un país sin aceras.

Guía
Cómo ir:  Mayoristas como Catai (www.catai.es), Kuoni (www.kuoni.com) o Mundicolor (www.mundicolor.com) ofrecen paquetes para recorrer India pasando por el Estado de Kerala.

Información: www.incredibleindia.org

Aquí no hay vacas sin ojos, esos monstruos sagrados con rendijas en lugar de retinas que he visto enloquecer en Bombay. Las vacas sagradas comen basura, y aquí no hay basura en las aceras. Aquí son los bebés los que son sagrados, las niñas incluso. Bajo el frescor de los árboles pasa una fila de niñas vestidas de azul y cogidas de la mano, los ojos pintados de khol y en las frentes el signo de la bendición. La bendición que para estas niñas indias ha sido nacer en Kerala.

Porque, igual que las aceras, el espectáculo de las niñas que van al colegio es inaudito en el subcontinente indio. La India no es un país, sino un museo. La India no existe. La India la crearon los ingleses y los ferrocarriles. Es un nombre geográfico. Una herencia del colonialismo. Existe este continente que he recorrido en trenes atestados. Un mosaico de antiguos reinos y estados: de los marajás del Rajastán al régimen comunista de Kerala. Éste es el único lugar del mundo con un Gobierno comunista elegido democráticamente y el único lugar de la India donde las viudas no son arrojadas a morir de hambre en la calle y donde las niñas van al colegio.

Sea por el comunismo o por el cristianismo, que llegó antes aquí que a Europa, es desconocido en Kerala el infanticidio o el aborto selectivo de niñas, ese que en los estados vecinos ha llevado a una masacre tal que hoy sus poblaciones presentan hasta cinco hombres por cada mujer.

Jazmines en el pelo
La Unicef ha declarado a Kerala Estado Amigo de los Niños. Aquí los niños son pequeños dioses de ojos alegres. No trabajan ni mendigan en la calle, sino que van a la escuela. Recorren calles donde ancianas enjoyadas venden enormes ristras de jazmines. Las mujeres y las niñas las llevan en el pelo.

El viajero se ha extasiado en la contemplación de las aceras, que sólo en Cochin y en Goa son lugares frescos y libres por donde pasear, y no escaparates de la miseria del mundo. Según sus cifras macroeconómicas, Kerala es uno de los Estados más pobres de la India. Sin embargo, es también el Estado con un índice de alfabetización más alto y una esperanza de vida mayor. Y uno de los lugares con más índice de desarrollo humano en esta parte del mundo.

Por doquier nos persigue la belleza en Kerala y la pobreza se esconde de nosotros. Hace años, cuando recorrí la India para escribir mi libro En el país de las vacas sin ojos, llegar a Kerala era difícil: tres noches en un autobús con bancos de madera la separaban de Bombay y los aviones que llegan a España. Hoy he llegado vía Doha en un cómodo y conveniente avión de la Quatar Airways.

Compré el billete por Internet. Sólo tres días antes estaba en Madrid, y la nostalgia del olor de los mangos y de los pájaros de colores que se estrellan contra las redes chinas me trajo hasta aquí. En mi anterior viaje remonté los backwaters de Kerala en una barcaza de mercancías, con un italiano loco que llevaba tres años dando la vuelta al mundo y un santón desnudo que arrojaba bendiciones a los nenúfares, a los grandes peces y a las mujeres gordas con igual pasión.

Entonces había muy pocos viajeros que llegaban hasta este Estado. Muchos, atraídos por la medicina ayurvédica y sus curas que prometen la eterna juventud. Hoy día, un empresario llamado Babu Varguese ha construido lujosas casas barco que permiten recorrer los backwaters, los canales encantados de Kerala, en perpetua luna de miel con uno mismo. Las casas barco parecen enormes armadillos de bambú y sirven gambas y langostas mutantes que han crecido bajo las palmeras hasta alcanzar proporciones pantagruélicas.

El país de la sonrisa
Estas casas barco, de reciente creación, compiten con las famosas casas barco de Cachemira por conquistar el paraíso en la tierra. Arundhati Roy hablaba del dios de las pequeñas cosas, pero es un dios de grandes cosas el de Kerala. Si visitamos el palacio de los Marajás de Kerala, podemos ver su austeridad y el relato de cómo ya los marajás invirtieron sobre todo en carreteras, en educación y en salud pública.

En la famosa sonrisa de sus gentes no hizo falta invertir. Kerala es quizá el Estado más acogedor de la India, sea en sus canales o en las calles de la judería de Cochin, que concentran algunas de las mejores casas de antigüedades del país. O en Kovalam y las míticas playas del sur, que prometen cambiar tu modo de ver el mundo. No hace falta hablar malayalam para entenderse con sus gentes, que se cuentan no sólo entre las más amistosas de la India, sino seguramente entre las más amables del planeta.

Unas mujeres vestidas con velos negros transparentes me arrastran al otro lado de una celosía a un patio blanco con una fuente. Una de ellas tiene los ojos tan verdes como las frondas que acechan los caminos. Me cuenta que Kerala significa "tierra de los cocoteros" y que desde que Vasco de Gama pisó estas costas no hay ningún blanco que las haya pisado sin pasar su vida soñando con regresar. Según ella, eso es lo que pescan las redes chinas ondeando al viento como si fueran la bandera del deseo. Pescan los sueños de los ilusos que han dejado el paraíso creyendo, como yo, que pueden regresar.»

Eugenia Rico (Oviedo, 1972), novelista, es autora de Aunque seamos malditas, editado por Suma de Letras.

lunes, 26 de junio de 2017

El diagrama de Angus Maddison. Prueba de cargo contra el capitalismo


El diagrama de Angus Maddison: prueba de cargo contra el ...
Sobre estas líneas se muestra la evolución porcentual del PIB para los grandes territorios del planeta entre los años 1 y 2000 según los datos recopilados por el economista inglés Angus Maddison (1926-2010). El gráfico se presenta aquí con escala temporal lineal, y no logarítmica como suele ser habitual, con el fin de poner de manifiesto de forma más clara el carácter excepcional de lo ocurrido a partir del siglo XVIII. Probablemente no exista una imagen que refleje mejor la catástrofe global que supuso la onda expansiva del capitalismo industrial y la opresión colonial a él ligada.

En la figura puede verse que durante muchos siglos las áreas más pujantes fueron China y la India. Europa incrementa su importancia a partir del siglo XII, pero con una posición subordinada respecto a los gigantes asiáticos hasta hace muy poco. La India fue la primera víctima de la debacle y comenzó a desplomarse ya en el siglo XVIII, cuando el imperio Mogol, que había traído una relativa prosperidad al país, inició su declive para dar paso progresivamente a un dominio inglés que destruyó su tejido industrial y lo relegó a la producción de materias primas para la metrópoli. La incorporación de la India al capitalismo se saldó con hambrunas que dejaron decenas de millones de víctimas en la era victoriana, y el descenso siguió en el siglo XX hasta tocar fondo. Sólo tras la independencia se evidencia una débil recuperación, que no se ha de olvidar que llega de la mano de la inserción en la economía global de grandes masas de población en condiciones de cuasi-esclavitud.

El caso de China es ligeramente diferente. Allí, la producción logra mantenerse hasta bien entrado el siglo XIX. En esa época, la dinastía Qing en el poder veía con preocupación el sistema que los británicos habían encontrado para comerciar en el rico y enormemente atractivo mercado chino, que no era otro que la introducción en el país del opio que estaban produciendo en la India, barato y en grandes cantidades. Cuando las autoridades chinas prohibieron este tráfico, que atentaba gravemente contra la salud y las condiciones de vida de la población, la respuesta británica fueron las guerras del opio (1839-42 y 1856-60), que ganadas por ellos supusieron la sumisión colonial de China y el derrumbe de su economía con un ritmo aún mayor que el de la India. Como no podía ser de otra manera, la caída de estos dos gigantes propició la consolidación de Europa como potencia productiva y un ascenso imparable de los Estados Unidos.

Es interesante observar cómo tras su mínimo a mediados del siglo XX, India y China emprenden una subida que es mucho más clara en el caso de China. Como Noam Chomsky recordaba en una ocasión, India y China aportan, de alguna forma, un experimento de evolución de dos economías a partir de una base igualmente desastrosa durante varios decenios y con un modelo de producción capitalista en un caso y centralizada en el otro. El hecho de que con todos sus errores y crímenes, el experimento chino se haya saldado con menos muertes por hambre y con mayores tasas de crecimiento viene a mostrar lo mismo que aprendieron en los años 90 los ciudadanos de la Unión Soviética con su triste experiencia, que por malos que fueran los regímenes de socialismo real, el capitalismo se las arregla casi siempre para ser considerablemente peor.

Angus Maddison dedicó su vida a escudriñar en los documentos del pasado las huellas de la actividad económica, y fue capaz de sintetizar sus estudios en gráficas que muestran la historia del mundo en unas pocas líneas coloreadas. Estos datos, amplia y reverentemente citados en las publicaciones del pensamiento único, se quiere que demuestren sólo la superioridad productiva del capitalismo. Sin embargo, es importante señalar también que esta supremacía se basa únicamente en la rapiña y la imposición bélica, santificadas por una monstruosa cobertura ideológica. Cuando somos conscientes de esto, las curvas de Angus Maddison se convierten en una prueba de cargo decisiva contra la más perniciosa de las doctrinas criminales que ha conocido la historia.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/

https://youtu.be/dy34qpyXnXE

viernes, 28 de octubre de 2016

Niños esclavos


Leí Germinal de Zola a los catorce o quince años y recordé, antes incluso de haberla leído, aquella frase de Karl Marx que Gamoneda citaba en un poema extraordinario: “La vergüenza es un sentimiento revolucionario”. El libro, publicado en 1885, narra las causas, el desarrollo y el fracaso de una huelga de mineros en una zona del norte de Francia, y levantó una ola de indignación que se repite a cada nueva lectura. Zola muestra el capitalismo en su naciente y salvaje esplendor: ancianos famélicos, niños de nueve años empujando vagonetas, mujeres convertidas en bestias de carga, hombres exiliados de la humanidad a fuerza de fatiga, de latigazos y de hambre. Germinal debería ser de lectura obligatoria en colegios, institutos y universidades, pero los niños de hoy están muy ocupados eligiendo entre la carrera de camarero y la de empresariales.

La BBC acaba de emitir un obsceno reportaje de investigación donde abre en canal las entrañas del sistema capitalista: refugiados sirios, muchos de ellos menores de edad, cosiendo en talleres turcos para abastecer las tiendas de Asos y Mark & Spencer. No es nada que no hayamos visto ya, en la India, en Bangladesh, en Brasil, en tantos talleres de explotación infantil donde los responsables de Inditex siempre nos aseguran que no pasa nada. A ellos, desde luego, no se les mueve una ceja. En el reportaje, realizado con cámaras ocultas, los periodistas informan de una lavandería que surte de pantalones vaqueros a Zara y a Mango y donde los operarios -por llamarlos de algún modo- trabajan jornadas extenuantes de doce horas sin ningún tipo de prevención ni medidas de seguridad, expuestos a venenosas sustancias químicas sin llevar siquiera una mascarilla.

Esto se llama libertad de mercado y, por supuesto, tampoco pasa nada. Total, cuando degustamos un chuletón, no pensamos en el dolor y el sufrimiento de la vaca en el matadero, del mismo modo que cuando nos abrigamos con ciertas prendas compradas en Mango o en Zara, no pensamos en el pobre tipo que va a dejarse los ojos abrasados entre vapores letales sino en el dinero que nos estamos ahorrando. La vaca y el esclavo moderno son dos clases de mamíferos inferiores y cada día que pasa lo son más: más mamíferos y más inferiores. En el apartado de derechos y en ciertas cuestiones laborales básicas los jóvenes trabajadores son tan inconscientes como la vaca, mientras que algunos empresarios son más del estilo del lobo.

Los mineros franceses de 1885 tampoco tenían la menor idea de lo que era la lucha sindical y Zola les dio, desde el título al final de la novela, una nota de esperanza. Sin embargo, se equivocó. La conciencia social germinó décadas después, conoció una breve era de prosperidad y hoy día se ha agotado entre manadas de jóvenes rumiantes pastando en los prados neoliberales y muchedumbres de siervos reclutados en las guerras del Tercer Mundo. Nos han dicho mil veces que la sociedad del bienestar no era sostenible, pero lo que no parece muy sostenible son los imperios mercantiles y las grandes fortunas apoyadas en la sangre y el sudor de niños esclavos.

martes, 25 de octubre de 2016

Entrevista a la escritora y activista india Arundhati Roy. "No estoy segura de que la humanidad quiera sobrevivir".

Mediapart

La novelista, activista y ensayista india Arundhati Roy, prosigue en su intento de "despertar nuestra imaginación" contra el chovinismo, el capitalismo y los procesos en apariencia inofensivos que les permiten prosperar. Arundhati Roy, autora de El dios de las pequeñas cosas, acaba, 20 años después, una nueva novela que se publicará en inglés el año próximo y en francés a comienzos de 2018. Mientras tanto, publica dos obras que se inscriben en el combate contra los nacionalistas hindúes y el capitalismo voraz. El primero, Espectros del capitalismo (Capitán Swing), en realidad, es una recopilación de artículos centrada en las tensiones de Cachemira y la forma en las que las ONG, las fundaciones filantrópicas, las becas de estudio, los discursos tranquilizadores sobre la diversidad y el arte sirven de vehículo para el acaparamiento de tierras y la destrucción de los imaginarios en una India donde el desarrollo económico exponencial es compatible con el hecho de que "más del 80% de la población vive con menos de 50 céntimos al día".

Frente a esto, Arundhati Roy da cuenta de las luchas que intentan resistir a estos rodillos financieros e ideológicos. Si el análisis es oscuro sobre la suerte que espera una humanidad que ha aniquilado las formas de pensar diferente, suprimiendo unas formas de vida para imponer otras, Arundhati Roy sigue exigiendo el "derecho a soñar en un sistema que ha intentado transformar a todos los individuos en zombis hipnotizados hasta el punto de confundir el consumismo irreflexivo con la felicidad y la plenitud".

El segundo se titula Que devons-nous aimer? (Gallimard). Firmado junto con el actor y realizador John Cusak, es el resultado de un encuentro con Edward Snowden y Daniel Ellsberg, el antepasado de los "denunciantes", en el origen de la filtración de los "Papeles del Pentágono" durante la guerra de Vietnam. Fundamentalmente, consiste en una reflexión sobre el patriotismo, en nombre del cual dicen haber actuado Ellsberg y Snowden mientras que Arundhati Roy llama a redefinir nuestras prioridades: "un bosque virgen, una cadena de montañas o un valle fluvial son más importantes y sin duda, más dignos de amor que cualquier país jamás llegará a serlo. Podría llorar por un valle fluvial, y eso ya me ha sucedido. ¿Pero por un país?”

–Escribe que India es actualmente una superpotencia como las otras, "con bombas nucleares y una escandalosa desigualdad"… En 1988, en El fin de la imaginación, ya había declarado:"Si protestar contra la instalación de una bomba nuclear en mi cabeza es antihindú y antipatriótico, entonces yo me separo. Por la presente me autoproclamo república itinerante independiente". Casi 20 años después,

¿cómo es su relación con India?
–En India, el discurso nacionalista se ha convertido en terrorífico; eso ha desembocado en ensayos nucleares. Quienes no han celebrado esto como una señal de una gran nación han sido acusados de traición. La diferencia es que quienes estigmatizaban como antihindú a los pocos que no comulgaban con el culto de la gran potencia nuclear hoy están instalados en el poder y atrincherados detrás de sus convicciones de extrema derecha. Claro, la región está lejos de la situación siria o iraní, pero un gobierno con Modi a la cabeza, azuzando el conflicto en Cachemira y la tensión con Pakistán, ofrece razones para inquietarnos porque ahí se habla de potencias que poseen bombas nucleares.

–¿Está personalmente en el punto de mira de los nacionalistas hindúes?
–El gobierno opera subcontratando su descontento frente a las voces divergentes a la gente. Así se organizó una manifestación delante de mi domicilio organizada por el ala femenina del BJP, pidiendo mi detención. Y en el último abril, los estudiantes de la universidad Nerhu organizaron una discusión por el ahorcamiento del cachemir Afzal Guru, sobre el que escrito varios textos. Algunos grupos increparon a los estudiantes y un periodista de una cadena en continuo preguntó: ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Por qué está aún en libertad? Los medios de comunicación propiedad de grandes empresas intimidan a las voces independientes a callarse y el gobierno subcontrata la censura a la multitud encolerizada.

–¿Cómo explicar que el crecimiento exponencial de India haya desembocado en una situación en la que las 100 personas más ricas del país detentan más de un cuarta parte del PIB? ¿Por qué la teoría del "trickle don", según la cual el crecimiento permite que la riqueza "gotee" hacia las clases desfavorecidas, se ha revelado falsa y, al contrario, hemos asistido a un masivo "gushup"(literalmente, surgimiento), proceso por el cual la concentración de la riqueza opera en detrimento de las clases pobres?
–Eso ocurre en todo el mundo; eso se llama capitalismo; no es necesario tener un diploma en economía para comprenderlo. Pero en India, este fenómeno es doble porque, al contrario que el desarrollo chino permitido por la producción y exportación de bienes manufacturados, el crecimiento indio se basa enteramente en la extracción de recursos naturales y minerales. Históricamente, los británicos y los franceses han colonizado el mundo para extraer sus preciados recursos. Hoy, en India, una élite está colonizando su propio país. Además, el capitalismo indio es especial en esto ya que las grandes empresas, como Tata por ejemplo, abarcan todos los campos de la vida, de la extracción minera a la educación o ¡los cosméticos! No son solo los pobres los que son rechazados por este sistema, sino también los pequeños comerciantes o los agricultores, entre los que los suicidios son frecuentes, mientras India se ha convertido en una economía muy potente.

–¿En qué sería el capitalismo, como escribe, una "historia de fantasmas?
–Me refiero a una cita de Marx que juzgaba que el capitalismo "de unos medios de producción e intercambio tan potentes, parece un mago que no sabe dominar las fuerzas infernales que ha convocado". Las fábricas han cerrado, los empleos han desaparecido, los sindicatos se han evaporado. Se ha dirigido a las personas que integraban el proletariado las unas contra las otras: hindúes contra musulmanes, castas contra castas, regiones contra regiones… Pero el capitalismo se ha convertido en una religión sin ninguna lógica. Ha desencadenado una psicosis colectiva. Sabemos que seguir viviendo como lo hacemos acarreará el fin del mundo y de la humanidad. Sabemos eso. Pero saber no es suficiente para cambiar el curso de las cosas.

–¿Por qué piensa que las viejas recetas que han permitido al capitalismo superar las crisis pasadas, por ejemplo, "la guerra y el mercado" sencillamente no van a funcionar?
–La fuerza del capitalismo reside en su creatividad y su capacidad de adaptación… Sí, es creativo. Es suficiente para ver hasta qué punto mientras el capitalismo supuestamente tiene por principio la competencia, y el comunismo estaría basado en la unidad, los capitalistas están unidos mientras que los comunistas están completamente divididos y son incapaces de ponerse de acuerdo. Pero estamos en una situación en la que la rapidez de circulación del dinero y del capital, altera los parámetros de la comprensión humana y hunde nuestra alma de tal manera que somos incapaces de entender. Estamos en un gran problema como especie.

–Tiene palabras muy duras para las fundaciones filantrópicas y las ONG. ¿Por qué?
–Sin duda, algunas ONG hacen un excelente trabajo pero la "onegización" de todo, permitida por la financiación "filantrópica" de algunas empresas, plantea problemas. Cuando el Estado se retira de la educación, la salud, la mayoría de los espacios que deben ser considerados como derechos inalienables, a partir de ese momento, hay que recurrir a la caridad de estos filántropos y a la acción de estas ONG. Es una quimera. Otro problema de las ONG se debe a que describen el mundo de una determinada manera. Toma a las ONG feministas, por ejemplo. Son importantes para luchar contra la mutilación sexual o los estereotipos de género. Pero la lucha de las mujeres de Chhattisgarh contra el acaparamiento de sus tierras o la de las mujeres de Orissa contra la construcción de una presa no se consideran como combates feministas dignos de ser financiados como tales.

La lucha de las mujeres contra la agenda imperialista y capitalista jamás ha sido considerada como una lucha feminista digna de apoyo. Lo que es financiado por las ONG no es malo pero es fundamental mirar qué es financiado en relación con lo que no lo es. Empresas como Rockefeller o Carnegie que tienen beneficios descomunales tuvieron la idea a comienzos del siglo XX, de reservar un pequeño porcentaje de sus beneficios para las obras filantrópicas y asegurarse de esta forma un control menos visible de la elaboración de políticas que les son útiles. Mire la manera en la que estas grandes fundaciones -Gates, Ford, Carnegie, Rockefeller- invirtieron en la industria de la educación y transformaron la idea misma de la pedagogía.

En Estados Unidos, existen excelentes universidades, con una verdadera diversidad de procedencia del alumnado que captan al conjunto de las élites del Tercer Mundo, esgrimiendo esta bandera. Pero en estos lugares, no se cuestiona en profundidad la desigualdad, el funcionamiento del capitalismo, la lucha de clases. Es una forma de adoctrinamiento perfecta porque no se parece a un miembro de la KGB que viene a buscarte y te amenaza con un arma para enviarte a un campo de reeducación. Pero sigue siendo una reeducación suave. De las filas de las grandes universidades británicas o norteamericanas, han salido buenos investigadores y universitarios pero también los primeros ministros, ministros de economía, economistas y banqueros que han contribuido a abrir la economía de su país a las corporaciones mundiales.

Se ignora y se olvida a todas aquellas personas que plantean cuestiones molestas y se atemperan las formas de pensar. Se ha hecho desaparecer toda una parte de nuestra posibilidad de imaginar un mundo diferente. La manera como han sido destruida la gente que tenía imaginarios distintos, como los pueblos de los valles de Chhattisgarh o de Orissa, es catastrófica. Pensando sin duda en desprenderse del pasado, en realidad, han destruido el futuro.

–¿Hay ejemplos de la desactivación de protestas radicales debidas a la financiación de las fundaciones?
–Esto se vio durante el movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos, cuando las fundaciones Ford y Rockefeller financiaron con becas, subvenciones o formación, a organizaciones negras "moderadas". Más recientemente, en África del Sur, las fundaciones norteamericanas, para contrarrestar la influencia de la URSS en la ANC, decidieron financiar esta organización permitiéndole eliminar a organizaciones más radicales como el Black Consciousness Movement, de Steve Biko.

Y cuando Nelson Mandela se convirtió en el primer ministro negro de África del Sur, se plegó completamente al consenso de Washington e hizo desaparecer cualquier rastro de socialismo del programa de la ANC. Incluso dio la más alta distinción honorífica de África del Sur al general indonesio Suharto que mató a centenares de miles de comunistas en Indonesia…

Hoy, África del Sur está gobernada por antiguos militantes que se mueven en Mercedes, pero esto es suficiente para mantener el mito de la liberación de los negros. En India, al menos transcurrieron 50 años entre la descolonización y el neoliberalismo capitalista que es una forma de colonización de su propio país por las élites.

En África del Sur, no hubo ninguna transición entre estas dos dominaciones. La revolución no puede ser financiada por las ONG o por empresas que tienen interés en el statu quo y se acomodan fácilmente a una existencia domesticada y suavizada.

–Igualmente, es severa con las políticas llevadas a cabo en nombre de los Derechos Humanos. ¿Por qué?
–Es necesario matizar respecto a esta cuestión. No digo que la de los derechos humanos sea una mala política; muchos de mis mejores amigos son activistas de los derechos humanos. Pero digo que esto no es suficiente. Cuando debían constituir nuestros derechos mínimos, se han convertido en la única cosa que tenemos derecho a reclamar. El capitalismo ha reducido la idea de justicia únicamente a estos derechos mientras que el sueño de la igualdad se convertía en blasfemia. Sin embargo, los derechos humanos pueden ser un límite a nuestra imaginación política.

El concentrarse estrechamente en esta cuestión permite también el interesarse solo en la violencia y las atrocidades, reprender de la misma forma a las dos partes de un conflicto así sean los maoístas y el gobierno indio o el ejército israelí y Hamas. En India, en el estado de Cachemira, de Orissa o de Chhattisgarh, existen movimientos de resistencia que no son pacifistas sino armados porque no tiene otra opción para luchar contra el saqueo de sus recursos. Pero aunque sus reivindicaciones son justas, no obtienen el apoyo de la clase media porque practican una "violencia" pretendidamente incompatible con los derechos humanos…

–¿Qué se puede hacer frente a esto?
–No es como si nada se hubiera hecho. Se han llevado batallas. Los pobres han logrado parar a poderosas compañías mineras. Ha habido victorias pero a menudo se quedan sin visibilidad y no son famosas...

–¿Se definiría como comunista?
–No. Pero pienso que las clases sociales son un dato esencial para comprender cómo funciona el mundo y analizarlo de forma justa. No pensar en términos de clase es como un cuerpo sin esqueleto ni estructura. Pero también creo que pensar solo en términos de clase, como lo hacen ciertos comunistas, es como un esqueleto sin cuerpo.

–¿De qué puede estar formada esta "nueva imaginación" de la que escribe que necesitamos? ¿Se puede describir?
–Sí, se puede pero no en cuatro frases. Es lo que he intentado hacer en la nueva novela que estoy terminando.

–"Quizás sea el tiempo de retomar la noche" escribe. ¿Qué significa este proyecto?
–Esta frase es una referencia al gigantesco edificio de Antilia, situado en Bombay, que pertenece al hombre más rico de India, Mukesh Ambani. Es la casa más cara jamás construida, con 27 pisos, tres helipuertos, seis plantas de parking, 600 empleados domésticos… Los vecinos se quejan de que este monstruo con todas sus luces les ha robado la noche. Pero reapropiarse de la noche es también una antigua reivindicación feminista y se inscribe en la necesaria recuperación de la naturaleza violentada sea el aire o el agua…

–¿Su propuesta de suprimir la herencia le parece realista?
–La herencia es solo bienes financieros o materiales. Cuando se observa la imposición del sistema de castas en India, se comprenderá hasta que punto la herencia es también una cuestión de posición, de estatus, de derechos. Si se quiere cambiar las cosas, me parece importante empezar a pensar una forma de no perpetuar los privilegios y los bienes adquiridos.

–¿A qué llama las "guerras del modo de vida" en el libro consagrado al encuentro que tuvo con Edward Snowden en compañía de Daniel Ellsberg, otro lanzador de alertas, responsable de la filtración de los "Papeles del Pentágono" durante la guerra del Vietnam?
–El modo de vida norteamericano se ha convertido en el modo de vida europeo y el modo de vida de la élite india. Snowden y Ellsberg tuvieron razón al denunciar la crueldad de la guerra de Vietnam o la vigilancia de la NSA pero sigue siendo necesario comprender por qué Estados Unidos hace estas guerras, tanto ayer como hoy. La razón es, antes que nada, el control de los recursos y la voluntad de aprovecharlos lo más rápidamente posible. Para ello, hay que preconizar un determinado modo de vida particular basado en un apetito de consumo infinito y desenfrenado.

Es Edward Bernays, el sobrino de Freud, uno de los primeros en cambiar la forma de vender estos productos insistiendo no en la necesidad de poseer esto o aquello sino en conseguir hacer creer que tal o cual producto participaban de tu propia personalidad, de tu necesaria realización. Es el imaginario de un consumo sin límites, esa idea de que la felicidad pasa por la posesión de más y más objetos, esa forma mediante la cual creemos que la civilización y el capitalismo son una sola y misma cosa es lo que hay que volver a plantear si queremos tener una posibilidad de supervivencia. Pero no estoy segura de que la humanidad quiera sobrevivir…

–En este encuentro que tuvo con Edward Snowden y Daniel Ellsberg, se percibe que sigue reticente a los motivos patrióticos de su acción. Dicen haber actuado en nombre de cierta idea de Estados Unidos que la guerra de Vietnam o la vigilancia de NSA "traicionan".

Rechaza desde hace tiempo el chovinismo pero, si este causa algunas guerras, ¿los hombres, sin embargo, no han alcanzado los estados-nación para combatirse mutuamente?
–Yo no digo que no tengan que existir países o naciones sino que no deberían estar provistos de semejante poder esotérico como en Francia o en India, donde mucha gente estima que sus países encarnan una superioridad cultural o civilizadora. No es ninguna tontería. Hay que relajarse. ¿Cómo explicar el fracaso de escritores y artistas que proporcionan un imaginario menos mortífero que el de la bandera? Es muy frecuente que artistas y escritores se plieguen a las demandas del mercado incluso teniendo el deseo de experimentar, porque se espera de ti que experimentes pero dentro de ciertos límites.

Cuando escribí mi primera novela, El dios de las pequeñas cosas, fui bien acogida; sentí que se esperaba que yo publicara, dos años después, otra novela y así sucesivamente. Pero si yo hubiera querido satisfacer esa demanda, no hubiera podido participar en ninguna de las luchas en las que he participado, ni escribir los ensayos que he escrito. Cuando he publicado, en lugar de una nueva novela, El fin de la imaginación, quienes me habían alabado sintieron una rabia loca y me detestaron. El imaginario de consumo infinito ha penetrado en el mundo artístico y asistimos a formas de "cultural washing" lo mismo que vimos con el "green washing".

El mayor festival de literatura mundial se encuentra hoy en India, en Jaipur. Todo el mundo va allá, los editores, los escritores… Se habla de la libertad de expresión, del arte, mientras que las personas que financian el festival destruyen los pueblos de los bosques y apoyan un gobierno en el que el simple hecho de no ser hindú y nacionalista es considerado un crimen. Las compañías mineras financian festivales de cine o de literatura con gentes maravillosas que hablan bajo vigilancia de libertad de expresión mientras sus patrocinadores destruyen el mundo.

–¿Qué debemos amar entonces para retomar el título de su libro?
–Hay que reflexionar mucho, es por lo que he terminado de escribir una nueva novela sobre ese tema. Pero creo que debemos acabar con la idea de que la naturaleza debe ser sojuzgada y dominada por los seres humanos. Debemos acabar con la convicción de que el ser humano debe estar en el centro del mundo y con todos los relatos que la atraviesa.