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jueves, 24 de septiembre de 2015

LOS PORQUÉS DEL TIEMPO » Las turbulencias en los aviones

¿Por qué ocurren estas sacudidas tan molestas y, a veces, peligrosas?

Probablemente una de las sensaciones más desagradables cuando viajamos en avión sean esos repentinos movimientos bruscos del aparato cuando atraviesa una zona de turbulencias, como de montaña rusa. ¿Por qué ocurren estas sacudidas tan molestas y, a veces, peligrosas? El aire se mueve de un lugar a otro de forma horizontal o laminar pero a veces se encuentra con obstáculos que hacen que este desplazamiento sea desordenado y que aparezcan perturbaciones o remolinos ocasionados por los cambios en la dirección, velocidad o temperatura de las corrientes de aire. Estos torbellinos son las turbulencias y provocan pérdidas de sustentación.

Las causas son muchas pero, básicamente, están producidas por diferentes situaciones meteorológicas. Por ejemplo, cuando el sol calienta la superficie terrestre provoca que el aire que está en contacto con ella ascienda, apareciendo corrientes convectivas que pueden afectar al aparato. Son las llamadas turbulencias térmicas y los cúmulos delatan estas corrientes ascendentes y descendentes que hay entre ellos. También el viento puede encontrarse en su trayectoria con obstáculos que hacen que desvíe su trayectoria o se ondule como una ola (montañas, edificios, irregularidades del terreno, etcétera.). Pero seguramente, la principal amenaza para un plácido vuelo son las tormentas, ya que pueden desviar un avión de su trayectoria. Aún así, no tengan miedo. Los aviones comerciales están construidos con materiales que les permiten soportar en más de un 150% la turbulencia más severa a la que la naturaleza los pueda someter.
http://elpais.com/elpais/2014/07/26/actualidad/1406398875_043431.html

miércoles, 23 de septiembre de 2015

LOS PORQUÉS DEL TIEMPO » La niebla de San Francisco. El origen está en las aguas frías que condicionan el clima de la bahía

Una de las imágenes más famosas del planeta es la del puente Golden Gate, símbolo de la ciudad californiana de San Francisco, emergiendo desde la cerradísima niebla. De clima mediterráneo, esta ciudad americana se caracteriza por sus inviernos frescos y húmedos (con lluvias relativamente abundantes) y unos veranos secos y no muy calurosos. De hecho, la temperatura media durante todo el año no excede los 19-20 grados, ya que su clima fresco está fuertemente condicionado por la omnipresente corriente fría de California (corriente marina que se extiende a lo largo de la costa occidental de América del Norte, desde Alaska hacia el sur, paralela al litoral americano). Mark Twain dijo una vez que, "no he pasado nunca más frío que un verano en San Francisco."

Precisamente el origen de la formación de esta espesa niebla estival lo encontramos en estas aguas frías que condicionan el clima de San Francisco. Esta se forma cuando el aire cálido y húmedo del océano Pacífico se abalanza sobre la corriente fría de California que, como hemos dicho, fluye paralela a la costa. Este aire caliente y húmedo se enfría desde abajo, su humedad relativa aumenta y el vapor de agua se condensa a medida que avanza a través de la bahía o de la tierra formando la niebla. Este tipo de nieblas se llama de advección.

Por cierto, el color del puente es un rojo con acabado en plomo, conocido como naranja internacional, y fue elegido porque no solo armoniza muy bien con el entorno natural, sino que además hace mucho más visible el puente en días de niebla.
http://elpais.com/elpais/2014/07/24/actualidad/1406227094_054418.html

jueves, 22 de enero de 2015

BJORN STEVENS. DIRECTOR DEL INSTITUTO MAX PLANCK DE METEOROLOGÍA » “Es aterrador vivir en una sociedad en la que la verdad no importa”. El climatólogo de Naciones Unidas huyó de EEUU por sus políticas anticientíficas

En diciembre de 1947, el físico Albert Einstein, harto del ambiente de caza de brujas contra los intelectuales de izquierdas que se apoderaba de EE UU, estalló. “Vine a EE UU porque oí que en este país existía una gran, gran libertad. Cometí un error al escoger EE UU como una tierra de libertad, un error que no puedo borrar del balance de mi vida”, afirmó, según documentación confidencial del Gobierno.

Salvando las distancias, lo mismo le ocurrió al investigador estadounidense Bjorn Stevens. En 2008, cuando era profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, salió huyendo de su país, indignado por las maniobras del presidente George W. Bush para amordazar a los científicos y alejarlos de la toma de decisiones. Hoy, este experto en nubes es director del Instituto Max Planck de Meteorología, con sede en Hamburgo (Alemania), y ha sido uno de los autores principales del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, que ha vinculado definitivamente las emisiones de CO2 al calentamiento que sufre la Tierra.

Stevens, nacido en Augsburgo (Alemania) en 1966 y criado en EE UU, de madre alemana y padre estadounidense, observa ahora desde su exilio cómo el Partido Republicano, el de George W. Bush, asume el control del Congreso de su país. El científico, acostumbrado a subirse a aviones para cazar nubes, ha tomado uno en esta ocasión para acudir a Madrid como jurado de los premios Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA.

Pregunta. ¿Por qué dejó EE UU?
Respuesta. Al comienzo de la década de 2000, cuando la Guerra del Golfo, había un ambiente contra la Ilustración. Vivir en una sociedad así, en la que la verdad no desempeña ningún papel, es muy desalentador. Cuando Bush fue elegido la primera vez pensé: “Bueno, estas cosas pasan”. Pero luego vi lo que hizo y cómo todo el mundo sabía lo que estaba pasando, y pese a todo fue elegido una segunda vez. Era muy insatisfactorio vivir en una sociedad así, en la que la verdad no importa. Sobre todo para un científico. Para un científico la verdad es lo más importante. Es aterrador vivir en una sociedad en la que la verdad no importa, y ese era el caso de EE UU en aquella época.

P. ¿Era más difícil todavía para un científico del clima?
R. Nunca he estado realmente implicado en la ciencia del clima para convencer a nadie de nada. A las personas les gusta saber cómo funciona el mundo en el que viven y nos pagan para que se lo digamos. Yo no he interactuado con el mundo de la política ni era mi objetivo influir en las políticas. Solo espero que la gente escuche a la ciencia. Espero que los políticos escuchen a los científicos y acepten lo que dicen. Y deberían escuchar también a otras personas, a la industria, para tomar buenas decisiones. Lo que no deberían hacer es negar lo que aseguran los científicos del clima, porque no hay razones para hacerlo. Al final, las decisiones de los políticos dependen de factores de los que conozco muy poco. Todo lo que puedo pedir es que no pretendan que los científicos dicen cosas que no dicen. Afirmamos que el clima se está calentando, y que pensamos que es por las actividades humanas y porque hay más CO2. Si creen que otros temas son más importantes y deciden que sigamos viviendo como lo hacemos, me parece una decisión justa, siempre que dejen claras las bases de sus decisiones.

P. El Partido Republicano ha asumido en los últimos días el control del Congreso de EEUU. ¿Cómo cree que esto puede afectar a las políticas climáticas y a la ciencia del clima?
R. En mi opinión, los republicanos siempre han sido el partido más fundamentalista. Tienen tendencia a legislar el mundo que ellos desearían que existiera, no el que existe. Cabría esperar que aceptaran cómo funciona el mundo, algo que para mí es básico en el pensamiento de la Ilustración, pero el Partido Republicano es antiintelectual y anti-Ilustración. Y esto dificulta mucho que un país avance basándose en una mejor comprensión del mundo, al margen de cuáles sean tus ideas políticas y lo que creas que es mejor para la economía o para la gente. La política debería ser algo racional, basada en información. Pero el Partido Republicano tiene una dilatada historia de ignorar la información que considera inconveniente. Por ejemplo, vemos una negación de cómo es el mundo en su política exterior. Para mí es muy negativo que haya un partido que tiene miedo al conocimiento porque podría contradecir su idea de cómo debería ser el mundo. Esto es lo más alarmante, así es muy difícil crear políticas basadas en el conocimiento.

P. ¿Cree que los republicanos pueden poner en peligro las políticas climáticas de Obama?
R. Obama ha dado algunos pasos importantes. Y claro que los republicanos pueden ponerlos en peligro. En el Congreso pueden limitar los fondos necesarios para implementar políticas eficaces. También pueden limitar los fondos que permiten a EE UU ser parte de la comunidad de países que buscan soluciones. Tenemos un problema, el clima está cambiando y tenemos que buscar soluciones. Y si tenemos EE UU, con todos sus recursos, concentrado en el negacionismo, tenemos un problema. Nos gustaría ver a EE UU, con todo su poder intelectual y sus recursos, siendo parte de la comunidad de países que buscan soluciones.

P. ¿Cree que Obama ha hecho suficiente en cuanto al cambio climático?
R. Es difícil de decir, porque juzgas en función de lo que esperabas. Si juzgas en función de lo que hizo Bush, Obama ha dado pasos tremendos. Si juzgas en función de lo que esperabas de él hace seis años, cuando fue elegido, entonces puede ser muy decepcionante.

P. El presidente del Gobierno español aludió en 2007 a un primo suyo, catedrático de Física, para poner en duda la ciencia del clima. "Yo de este asunto sé poco, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: "Oiga, he traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que iba a hacer mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?", afirmó. Hay personas que siguen pensando así.
R. Hay una buena respuesta para el presidente. Si es verano, se le puede preguntar si el invierno será más frío, porque se puede predecir. Esto es el clima. Es el hecho de que los cambios en los patrones de radiación solar hacen que el invierno sea más frío que el verano. Cuando hablamos de predicción climática, lo hacemos en este sentido. Por supuesto que no podemos predecir el tiempo exacto que hará un día concreto del próximo invierno. Predecir el clima del futuro se parece mucho más a predecir que el invierno es más frío que el verano que a predecir si va a llover un día concreto de la semana que viene. Mucha gente se confunde con esto, incluso algunos físicos inteligentes.

P. Su trabajo está dedicado a estudiar la dinámica de las nubes. ¿Qué preguntas trata de responder?
R. La mayor parte de la luz es reflejada por la Tierra y calienta. Pero no toda la luz provoca un calentamiento. Una parte es reflejada hacia el espacio y eso hace que la Tierra vista desde fuera sea un planeta brillante. La pregunta es cuánta luz solar es reflejada por la Tierra y eso depende en buena medida de lo nublada que esté. Lo que se refleja, que se denomina albedo, es aproximadamente un 30% de lo que llega. Y la mayor parte se debe a las nubes. Si cambias el albedo un poco, al 31% o al 32%, tendría un efecto enorme en la temperatura de la Tierra. El efecto de un 1% más en el albedo sería similar a duplicar el CO2. Así que el albedo de la Tierra es muy importante y sabemos muy poco sobre por qué es 30%, o sobre si podría ser 40% o 10%. Una de las cosas que hacemos estudiando las nubes es intentar entender qué controla el albedo. Hay muchos factores que intervienen en ese número.

P. Usted dice que la crítica constructiva es el alma de la ciencia. ¿Puede hacer un poco de crítica constructiva sobre la ciencia del clima?
R. No entendemos bien, en absoluto, cómo la circulación atmosférica cambiará a medida que se caliente la Tierra. La circulación atmosférica es la trayectoria de los ciclones, el monzón, los sistemas polares. Hay patrones en esta circulación. Todo lo que aprende un niño sobre dónde se forman los ciclones, sobre dónde están las regiones polares, depende mucho de la circulación atmosférica. Si calientas el clima, puedes imaginar que todo se queda igual pero con mayor temperatura. Pero también tenemos razones para pensar que habrá cambios en la circulación atmosférica. Quizá los ciclones sean más potentes, o los monzones. Sabemos muy poco de cómo cambiará la circulación. Hacemos modelos muy complejos, pero unos dicen una cosa y otros dicen la contraria. Hay poco acuerdo. Para mí es uno de los grandes desafíos. Es un misterio y debemos tener mucho cuidado con utilizar los modelos como si fueran bolas de cristal. Al mismo tiempo, es muy difícil comunicar a la gente que sabemos algo y desconocemos otras cosas. A menudo, en nuestro campo no admitimos que no sabemos algo por miedo a que la gente piense que no sabemos lo que pasa si metes más CO2 a la atmósfera. Pero es desacertado, porque la ciencia se mueve por las cosas que desconocemos. No pasa nada, admitamos que tenemos problemas en nuestra comprensión del clima.

P. Usted fue uno de los autores principales del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas. ¿Qué espera de la próxima cumbre del clima que tendrá lugar en diciembre en París y de la que podría salir un acuerdo internacional de reducción de emisiones de CO2?
R. No espero gran cosa, así que espero sorprenderme de manera positiva. La calidad de la información de la que disponen los políticos no va a cambiar enormemente, así que tendrán que tomar decisiones con una cierta incertidumbre. No pasa nada, lo hacen todo el tiempo. Los países van a la guerra con mucha menos información.

P. ¿Cree que sigue habiendo una brecha entre los científicos y los políticos en cuanto al cambio climático?
R. Para mí es difícil saber hasta qué punto los políticos entienden la ciencia. Es entendible si quieres entenderla e inviertes tiempo en entenderla. Y hay científicos que se explican muy bien. Los políticos tienen que tomar decisiones difíciles y a menudo es mejor para ellos no entender algunas cosas porque eso facilita que tomen las decisiones que quieren tomar. El gran desafío es exigir a nuestros políticos que intenten informarse a partir del mejor conocimiento disponible. El que quiera saber, tiene información comprensible a su disposición.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/01/12/ciencia/1421066242_376658.html

domingo, 20 de abril de 2014