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sábado, 10 de agosto de 2024

Palizas, muertes y hambre: Israel convierte las cárceles en centros de maltrato sistemático.

Ahmad Jalifa, con la tobillera electrónica, en la casa que alquila en la ciudad israelí de Haifa y que no puede abandonar por orden judicial.
Ahmad Jalifa, con la tobillera electrónica, en la casa que alquila en la ciudad israelí de Haifa y que no puede abandonar por orden judicial.
Los exreclusos palestinos relatan una rutina de violencia gratuita y humillaciones. El ministro al mando es Itamar Ben Gvir, el ultra que defiende “pegar un tiro en la cabeza a los terroristas”. Una ONG de derechos humanos ve una “política institucional” consentida por el Supremo.

No habían pasado 24 horas del ataque masivo de Hamás a Israel cuando Ashraf Al Muhtaseb fue arrestado de madrugada en su casa en Hebrón, una de las ciudades más tensas de Cisjordania. Era 8 de octubre de 2023 y pesaba 96 kilos. Cuenta que, seis meses más tarde, salió de prisión con 56 kilos y un oído inútil, de los golpes de sus carceleros. Lo dejaron tirado en un cruce. “Avancé a gatas 100 metros, no podía andar. Era Ramadán, así que no había casi nadie en la calle. Alguien me vio y llevó a casa. Al verme, mi hijo dijo: ¿¡Dónde está papá!?”.

No era su primera vez entre rejas. Ha pasado allí seis de sus 53 años, por vinculación con Hamás. “Pero”, añade, “nunca había vivido algo así. Tantas palizas, tantas humillaciones…”. El Servicio de Prisiones depende del Ministerio de Seguridad Nacional, en manos desde 2023 del ultraderechista Itamar Ben Gvir, que defendió el mes pasado dar el “mínimo que permite la ley” a los “terroristas” presos hasta que el Parlamento apruebe su propuesta de “matarlos de un tiro en la cabeza”.

Al Muhtaseb lo cuenta encadenando cigarrillos en el sofá del salón de su casa de Hebrón, en el sur de Cisjordania, más triste que enfadado por lo que vivió y vio: los golpes, el hacinamiento, guardas orinando sobre un preso, la escasez de comida, los gritos de compañeros torturados, o el que salió sin vida del confinamiento solitario. Al menos 60 presos han muerto en estos 10 meses, según las organizaciones de presos y de derechos humanos.

Ashraf Al Muhtaseb

Ashraf Al Muhtaseb

Ashraf Al Muhtaseb, durante la entrevista en su casa en la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, el pasado domingo. ANTONIO PITA

Su relato coincide con otros que han ido saliendo a la luz. En la prisión del Neguev, los guardas le tiraron al suelo y pegaron “por todo el cuerpo”. “Me ordenaron levantarme, pero no podía, así que me cogieron de las piernas y los brazos, mientras uno vació una botella de champú a la entrada de la celda. Me lanzaron para que resbalase. Me di un golpazo con el hombro en la pata de la litera. No sabes cómo se reían”, rememora.

Cuenta que un día de noviembre los guardas entraron “a buscar una radio que no existía”. Fue tal la tunda que acabaron todos en el suelo, “sangrando y algunos llorando”. Otro, vio a un grupo de soldados poner música alta mientras se ensañaban con cinco veinteañeros esposados y con los ojos vendados que habían traído de la zona de Belén. “Les daban patadas y culatazos. Uno sangraba tanto en la cara y en la boca que pensé que iba a morir ahí mismo”, añade.

En una de las celdas pasó cuatro días sin colchones ni mantas. En otra, eran 11: seis dormían en camas y cinco en el suelo, sin almohadas ni cristales en las ventanas. “A veces colocábamos en diagonal los colchones, para caber todos. Móviles, radio y televisión estaban prohibidos, igual que ducharse a diario. Entiendo hebreo, pero tenía miedo a pedir medicamentos, a decir algo”, señala.

Ashraf Al Muhtaseb
Ashraf Al Muhtaseb


Ashraf Al Muhtaseb, en el hospital al que fue trasladado el pasado abril, nada más salir de prisión. Lo que diferencia su historia de muchas otras es que se atreve a contarla públicamente. La prestigiosa ONG israelí de derechos humanos B’tselem ha publicado esta semana un informe en el que concluye, a partir de 55 testimonios, que Israel viene aplicando desde octubre de 2023 una “política institucional y sistemática enfocada en el abuso y tortura de todos los presos”, con la vista gorda del Tribunal Supremo y la Fiscalía General. Agencias de la ONU y ONG como Amnistía Internacional o Médicos por los Derechos Humanos ya habían alertado al respecto.

El informe habla de “torturas y abusos deliberados, trato degradante y humillante, asaltos sexuales y violencia arbitraria”. También de represalias por rezar, malas condiciones de higiene o confiscación de bienes. El servicio de prisiones y el ejército lo niegan tajantemente y señalan que los casos puntuales se investigarán convenientemente. En julio había más de 9.600 presos en cárceles israelíes, la mitad de ellos en “detención administrativa”, es decir, sin juicio ni conocer ellos o sus abogados de qué se les acusa.

El Guantánamo israelí
En este contexto, un centro ha acaparado la atención: Sde Teiman, una especie de Guantánamo establecido al principio de la guerra a 30 kilómetros de Gaza y que concentra dos tercios de los muertos en prisión. La sociedad israelí, dividida en torno a Netanyahu, pero bastante homogénea en su apoyo ―más o menos expreso― a vengar el traumático ataque del 7 de octubre, ha ignorado las denuncias e informaciones periodísticas que venían saliendo. Hasta que ha sido demasiado.

El mes pasado, la justicia militar entró a Sde Teiman a arrestar nueve sospechosos de maltratar gravemente a presos, e incluso grabarlo. Decenas de ultraderechistas ―entre ellos ministros y diputados― invadieron indignados Sde Teiman y el centro al que fueron trasladados los “héroes”, como los llamó el titular de Finanzas, el ultra Bezalel Smotrich.

Solo uno de los arrestados ha sido imputado, sospechoso de haber violado por el recto a un preso con una porra y un rifle. Yoel Donchin, el médico del hospital público que lo trató al ingresar al borde de la muerte, encontró “rotura intestinal, una lesión grave en el ano, daños pulmonares y costillas rotas”. El canal 12 de la televisión nacional acaba de difundir el vídeo de las cámaras de seguridad. Se ve a varios agentes colocar los escudos de forma que no quede registrado lo que sus compañeros hacen detrás a un recluso.

Ahmad Jalifa, de 42 años, no estuvo allí, sino en otras cárceles, pero su relato contiene elementos comunes. Es ciudadano israelí. De la minoría palestina, los descendientes de aquellos que se quedaron en la primera guerra árabe-israelí (1948-1949) y no acabaron como refugiados.

En el primer mes de guerra, fue uno de los poquísimos que se atrevió a participar en una manifestación en apoyo a Gaza en Um El Fahem, la ciudad en la que es concejal. Su detención, entre “porrazos y patadas”, fue el inicio del primer periplo carcelario de su vida, que terminó en febrero y le ha afectado claramente al ánimo. Está en arresto domiciliario, por “incitación al terrorismo” e “identificación con grupo terrorista”. Del bajo del pantalón asoma la tobillera electrónica.

Como no puede estar en Um El Fahem, alquila una casa en la ciudad de Haifa, en el norte del país, de la que no puede salir “ni un metro”. Su esposa es una de las garantes del cumplimiento, así que pasan casi todo el día dentro del apartamento con sus dos hijas. Para que ella las lleve al parque o haga la compra, tiene que reemplazarla otro garante. “Si nos falta algo, acabamos mandando a las niñas a la tienda”, dice mientras las pequeñas tratan de lidiar con el aburrimiento.

“¿Qué te has creído? ¿Que estás en un hotel?”
Jalifa salió de la cárcel con la sensación de que el pasaporte israelí no le garantizó un mejor trato que al resto de palestinos. Casi al revés: lo veían como un “traidor”. Lo peor fue tras denunciar en la vista judicial de enero que había sufrido maltrato, aunque le permitió ver un médico por primera vez. “Antes, cuando lo pedí, me respondieron entre risas: ‘¿Qué te has creído? ¿Que estás en un hotel?’. Cuando fui, no hacía tanta falta. El médico me preguntó por qué no había ido antes. Me eché a reír y él entendió todo”, cuenta. Sí le ayudó, opina, que buena parte de los carceleros sean drusos de su zona, conscientes de que es abogado y activista de derechos humanos.

No quedó exento, sin embargo, de la violencia física. “Te pegan desde que pones el pie en la prisión, sin importar de dónde vengas”, rememora. En una de las prisiones donde más tiempo pasó, los guardas aprovechaban los puntos ciegos de las cámaras de seguridad para agredir a los reclusos, asegura. “A veces, con esfuerzo, podías verlo. Pero sobre todo oías las palizas y las torturas, y a la gente rogando que parasen por piedad. Insultaban a sus madres. O les pedían que les besasen las botas, o la bandera israelí. Algunos lo acababan haciendo, claro. También les divertía obligarles a cantar una canción infantil”. Jalifa la tararea. Es la misma que algunos soldados obligan a cantar a presos palestinos con los ojos vendados en vídeos que luego difunden en TikTok.

Afirma que durante 12 días consecutivos los guardas inspeccionaron la celda a la hora de comer, en represalia porque alguien tiró un vaso de agua al pasillo. “Entraban, dejaban los colchones manchados de comida, nos pegaban y se iban”, cuenta.

Pero lo que Jalifa llevaba particularmente mal era que la celda quedase fuertemente iluminada de noche: “Me costaba mucho dormir así”. Le importaba menos que tener que apañarse con un tercio de toalla, que la administración del presidio rasgó para que hubiese para todos, o el hambre. “Solo comes lo justo para no morir, pero siempre tienes hambre. Te dan de comer lo justo para mantenerte vivo”, indica. Más que peso, agrega, perdió masa muscular, por la falta de proteínas, con “dos o tres cucharadas de arroz para comer” o una rebanada de pan para compartir con queso y pepino, como desayuno.

sábado, 14 de agosto de 2021

Las vacunas salvan vidas. Covid: el hombre que vio morir en una semana a sus padres y a un hermano que rechazaron la vacuna

Francis Gonçalves, quien reside en Gales, Reino Unido, utiliza el dolor de perder a su madre, su padre y un hermano como impulso para advertir a otros sobre los riesgos de no vacunarse contra la covid-19.

Los tres vivían en Portugal y decidieron no vacunarse, influenciados por noticias falsas sobre supuestos riesgos de la inmunización que no tienen base científica.

En julio, los tres murieron en el curso de una semana por complicaciones de la covid, que parecen haber contraído durante un evento familiar.

"Ellos no aprovecharon la oportunidad para vacunarse porque tenían miedo. Mis padres tenían problemas de salud crónicos, pero deberían haberse vacunado. Hubo tanta confusión sobre este tema", relató Gonçalves.

"Sé que muchas personas eligen no recibir la vacuna. Pero deberían intentar ver el problema desde otra perspectiva y preguntarse, por ejemplo, ¿por qué alguien administraría estas dosis si fueran dañinas?"

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https://www.bbc.com/mundo/noticias-58201080

martes, 7 de agosto de 2018

Cómo el reportaje de un periodista sobre Hiroshima burló la censura y reveló el verdadero horror de la bomba atómica

*Este artículo se publicó originalmente en BBC Mundo en agosto de 2016 y ha sido republicado con motivo del 73º aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima.

Niño en Hiroshima

A finales de este mes se cumplen 70 años de la publicación de un reportaje que ha sido elogiado como uno de los más grandes escritos del periodismo.

Titulado simplemente Hiroshima, el artículo de 30.000 palabras, escrito por John Hersey para la revista The New Yorker, tuvo un impacto masivo al revelar el absoluto horror de las armas nucleares a una generación de la posguerra. Así lo describe la documentalista británica Caroline Raphael.

Tengo una copia original de la edición de la revista The New Yorker del 31 de agosto de 1946. Tiene una portada muy inocua; un encantador, fresco y despreocupado dibujo de un verano en el parque.

En la contraportada hay una imagen de los directores técnicos de los equipos de béisbol Gigantes y Yankees de Nueva York exhortando a los lectores a siempre comprar cigarrillos Chesterfield.

Después de las páginas de la agenda de la ciudad y los anuncios de cartelera, pasando los elegantes avisos publicitarios de diamantes y abrigos de piel, te encuentras con una simple declaración editorial que explica que esta edición está dedicada a un sólo artículo "sobre la casi completa erradicación de una ciudad por la bomba atómica".

Tomaron esa decisión, dijeron, por estar "convencidos de que algunos de nosotros todavía no entendemos el increíble y absoluto poder destructivo de esta arma y que todos debiéramos tomarnos el tiempo para considerar las terribles implicaciones de su uso".

¿Era necesario lanzar la bomba atómica contra Hiroshima? Hace 70 años nadie hablaba de reportajes volviéndose "virales" pero la publicación del artículo Hiroshima de John Hersey en The New Yorker logró precisamente eso.

Fue discutido, comentado, leído y escuchado por muchos millones de personas en todo el mundo, a medida que empezaban a comprender lo que había sucedido en realidad, no solamente a la ciudad sino a los habitantes de Hiroshima ese 6 de agosto de 1945 y en los días posteriores.

La devastación de Hiroshima

Fue en la primavera de 1946, cuando John Hersey, un condecorado corresponsal de guerra y galardonado novelista, recibió la comisión de The New Yorker para ir Hiroshima. Esperaba escribir un artículo, como otros lo habían hecho, sobre el estado de la devastada ciudad, los edificios, la reconstrucción, nueve meses después.

Los lectores que enviaron cartas a The New Yorker escribieron de su vergüenza y horror que personas comunes y correntes como ellos, secretarias y madres, médicos y sacerdotes, hubieran soportado semejante terror

Durante el viaje cayó enfermo y recibió una copia del libro "El Puente de San Luis Rey", de Thorton Wilder. Inspirado en la narrativa de Wilder sobre las cinco personas que cruzaron el puente cuando se desplomó, Hersey decidió que su reportaje sería sobre personas en lugar de edificios.

Fue esa simple decisión la que separa a Hiroshima del resto de los artículos de la época.

Una vez en Hiroshima, encontró sobrevivientes de la explosión cuyas historias relataría, empezando por los minutos antes de que la bomba fuera lanzada. Muchos años después describió el horror que sintió y cómo sólo pudo quedarse unas semanas nada más.

Hersey regresó con todos estos relatos a Nueva York. Pensó que si los enviaba desde Japón, las posibilidades de que fueran publicados era remota; los anteriores intentos de sacar del país fotos, película o reportajes habían sido interceptados por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos. El material era censurado o incautado, algunas veces simplemente desaparecía.

John Hersey. Nacido en China, hijo de misioneros estadounidenses
Regresó a EE.UU. a los 10 años de edad, luego estudió en la Universidad de Yale
Empezó a escribir para la revista Time en 1937, reportó desde Europa y Asia durante la guerra
Su primera novela, "Una campana para Adano" (1944), sobre una aldea en Sicilia ocupada por las fuerzas de EE.UU., ganó el premio Pulitzer
Hiroshima aparece en una lista como una de las mejores piezas del periodismo estadounidense del siglo XX

Los editores de Hersey, Harold Ross y William Shawn, sabían que tenían algo extraordinario, único, y la edición se preparó en completo secreto. Nunca antes se le había dado todo el espacio editorial de la revista a un solo reportaje y no ha vuelto a ocurrir desde entonces.

Los periodistas que esperaban la publicación de sus artículos en la edición de esa semana se preguntaban dónde estaban sus pruebas de imprenta. Doce horas antes de la publicación, se enviaron copias a todos los principales diarios de EE.UU., una medida inteligente que resultó en editoriales exhortando a todos a leer la revista.

La BBC leyó todo el artículo durante cuatro noches consecutivas en un nuevo espacio, a pesar de las reservas de algunos jefes preocupados por el impacto emocional sobre los escuchas

Todo el tiraje de 300.000 ejemplares se agotó y el artículo fue reimpreso en muchos otros periódicos y revistas por todo el mundo, excepto en los lugares donde había racionamiento de material impreso.

Cuando Albert Einstein trató de comprar 1.000 ejemplares de la revista para enviarlos a sus colegas científicos, tuvo que recurrir a copias facsimilares.

El Club del Libro del Mes de EE.UU. envió una edición especial gratis a todos sus subscriptores porque, en las palabras de su presidente, "encontramos difícil de concebir cualquier otro escrito que pudiera ser más importante en este momento para la raza humana".

Dos semanas después, una copia de The New Yorker de segunda mano se vendió por 120 veces su precio original.

Si Hiroshima demuestra algo como texto de periodismo es el poder eterno de la narración. John Hersey combinó toda su experiencia como corresponsal de guerra con sus habilidades de novelista.

Cómo la bomba atómica creó superhéroes y monstruos
Fue una muestra de periodismo radical que le dio una voz vital a aquellos que apenas un año antes habían sido enemigos mortales.

En ese panorama catastrófico de pesadillas vivientes, de personas medio muertas, de cuerpos quemados y chamuscados, de intentos desesperados por cuidar de sobrevivientes destrozados, de vientos calientes y de una ciudad consumida por incendios conocemos a la señora Sasaki, al reverendo Tanimoto, a la madre Nakamura y sus hijos, al sacerdote jesuita Kleinsorge y los doctores Fujii y Sasaki.

Los seis personajes
Toshiko Sasaki - secretaria en una fábrica de unos 20 años que se encontraba a 1.500 metros del centro de la explosión, con una lesión horrible en la pierna

Reverendo Kiyoshi Tanimoto - un pastor de la Iglesia Metodista Hiroshima que padece de síndrome de irradiación aguda

Hatsuyo Nakamura - la viuda de un sastre que murió prestando servicio en Singapur y tiene hijos menores de 10 años

Padre Wilhelm Kleinsorge - un sacerdote jesuita alemán que siente la presión de ser un extranjero en Japón y sufre de exposición a la radiación Los doctores Masakazu Fujii y Terufumi Sasaki - dos médicos temperamentalmente opuestos

Los pueblos de Asia habían sido demonizados desde antes del ataque japonés a Pearl Harbor.
La "amenaza amarilla" de las tiras cómicas había calado profundamente en la psiquis estadounidense.

En 1941, la revista Time-Life publicó un artículo extraordinario para explicarle a los lectores cómo diferenciar a un japonés de un chino: "Cómo distinguir a tus amigos de los japos". Se informó que el piloto del Enola Gay -el avión que cargaba la bomba- dijo haberse sentido como el héroe de ciencia ficción Roldán el Temerario, el día que la lanzó.

Así que, apenas un año después de la guerra, estos seis retratos íntimos de cinco hombres y mujeres japonesas y uno hombre occidental, cada uno de los cuales "vio más muerte de la que jamás pensó que vería", tuvieron un impacto inesperado y devastador.

Los lectores que enviaron cartas a The New Yorker, casi todas elogiando el trabajo, escribieron de su vergüenza y horror que personas comunes y corrientes como ellos, secretarias y madres, médicos y sacerdotes, hubieran soportado semejante terror.

John Hersey no fue el primero en informar desde Hiroshima pero los reportajes y noticieros cinematográficos habían sido una avalancha de números demasiado grandes para comprender. Habían reportado sobre la destrucción de la ciudad, el hongo nuclear, las sombras de los muertos en los muros y las calles pero nunca se acercaron a aquellos que sobrevivieron esos días del fin del mundo, como lo hizo Hersey.

Algunos también empezaron a tener mayor claridad sobre esta nueva arma que continuaba matando mucho después del "mudo destello", tan brillante como el sol, a pesar de los intensos esfuerzos del gobierno y el ejército de encubrirlo o negarlo.

El libro nunca ha estado fuera de imprenta.
Hiroshima fue la primera publicación que hizo que personas comunes y corrientes, en ciudades distantes, en sus quehaceres cotidianos, enfrentaran la miseria del síndrome de irradiación aguda, comprendieran que se podía sobrevivir la explosión y todavía morir por sus efectos posteriores.

Con su prosa calmada e impávida, John Hersey reportó lo que habían presenciado los sobrevivientes. A medida que se iniciaba la carrera armamentista, apenas tres meses después de otra prueba nuclear en el atolón de Bikini, el verdadero poder de las nuevas armas empezó a comprenderse.

Tales fueron las repercusiones del artículo de Hersey, y el gran apoyo público de Albert Einstein, que el entonces secretario de Guerra de EE.UU., Henry Stimson, escribió una réplica en una revista: "La decisión de usar la bomba atómica", una desafiante justificación para lanzar el arma, cualesquiera que fueran las circunstancias.

¿Por qué Obama no pidió perdón a Japón por el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima? Cuando la noticia del extraordinario artículo llegó a Gran Bretaña, resultó demasiado largo para su publicación en una época de racionamiento de papel impreso y John Hersey no permitía que fuera editado.

Así que la BBC siguió el ejemplo de la radio en EE.UU. y, unas seis semanas después, fue leído en su totalidad a lo largo de cuatro noches consecutivas en un nuevo espacio, a pesar de las reservas de algunos jefes preocupados por el impacto emocional sobre los escuchas.

La revista de la BBC, Radio Times, comisionó al celebrado autor y locutor Alistair Cooke a escribir una larga pieza de fondo. Haciendo alusión a que el artículo fue publicado en The New Yorker, reconocida como una revista de ingeniosos dibujos humorísticos, Cooke llamó su pieza "El chiste más mortal de nuestra época".

Los índices de audiencia fueron tan altos que la BBC decidió retransmitir la lectura en su estación de programación popular en una sola leída, unas semanas después, para asegurar que más personas la escucharan.

Esa estación tenía como misión, de acuerdo al manual de la BBC de ese año, "entretener a los escuchas e interesarlos en actualidad mundial general sin olvidar el entretenimiento". Hubo poco entretenimiento en este programa de dos horas. El crítico del diario The Daily Express, Nicholas Hallam, dijo que fue la trasmisión más horripilante que jamás había escuchado.

Hersey nunca se olvidó de sus sobrevivientes. En 1985, para el 40 aniversario de la bomba, regresó a Japón La BBC también invitó a John Hersey a ser entrevistado y su respuesta por telegrama se encuentra en los archivos de la corporación: "Hersey muy agradecido invitación BBC interés y cobertura Hiroshima pero siempre mantenido política dejar la historia hablar por sí sola sin palabras adicionales mías u otros".

En efecto, Hersey concedió únicamente tres o cuatro entrevistas durante toda su vida. Tristemente, ninguna para la BBC.

Una grabación de la lectura de Hiroshima en 1948 se encuentra todavía en los archivos de la BBC.

El efecto de las claras voces inglesas contando esta desgarradora historia es impactante. Revela una prosa rítmica y frecuentemente poética y irónica. Una de las lectoras es la joven actriz Sheila Sim, recién casada con el actor Richard Attenborough, posteriormente un galardonado director de cine.

El momento exacto de la explosión quedó congelado para siempre en este reloj que se encontró en Hiroshima. Ese noviembre, Hiroshima fue publicado en formato de libro. Fue rápidamente traducido a muchos idiomas, incluyendo una edición en braille.

Sin embargo, en Japón, el general Douglas MacArthur, el comandante supremo de las fuerzas de ocupación y que gobernó Japón hasta 1948, prohibió rotundamente la difusión de cualquier reportaje sobre las consecuencias de los bombardeos.

Las copias de los libros y la edición pertinente de The New Yorker fueron vetados hasta 1949, cuando el texto finalmente fue traducido al japonés por el revevendo Tanimoto, uno de los seis sobrevivientes en el artículo de Hersey.

Hersey nunca se olvidó de esos sobrevivientes.
En 1985, en el aniversario 40 de la bomba, regresó a Japón y escribió "Las Secuelas", la historia de lo que había sucedido con ellos en el transcurso de cuatro décadas. Dos de ellos ya habían muerto, uno sin duda de una enfermedad relacionada a la radiación.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-37187286

sábado, 30 de junio de 2018

¿Por qué el corazón de los canarios se rompe cuatro años antes que el del resto de españoles? Los infartos matan casi un lustro antes en Canarias, donde la desigualdad, la diabetes y la obesidad han causado estragos entre la población

El mes pasado, en Santa Cruz de Tenerife se celebró un festival infantil rebosante de juegos y actividades al que acudieron 40.000 personas, según el Ayuntamiento, que lo celebró como "el mayor festival de ocio familiar de Canarias". Este evento, que duró todo un fin de semana, giraba en torno a su patrocinador, una galleta de chocolate que daba nombre al festejo y que inundó esos 5.000 metros cuadrados cedidos por el consistorio con reclamos propagandísticos. La pega es que Canarias es una comunidad con un problema terrible de obesidad infantil y diabetes de tipo 2. La mortalidad asociada a esta enfermedad está muy por encima del resto de las autonomías; además, es la región en la que se tienen que hacer más amputaciones y más diálisis renales por su culpa, siete veces más que en el País Vasco.

La edad media española de muertes por infarto es de 78,4 años. En Canarias, 74 años

"Las autoridades no parecen tener presentes los estragos que causa. Cuando presento datos sobre la epidemia de obesidad o la mortalidad por diabetes, me dicen que la población se alarma. Y yo les digo: 'Mire, es que se tiene que alarmar'. Multiplicamos por siete a Madrid en mortalidad por diabetes, la situación es muy mala", explica el epidemiólogo Antonio Cabrera de León. Hace tres años, publicó con su equipo un estudio que mostraba cómo la tasa de muertes por diabetes es muy superior en Canarias que en otras comunidades: en la década de 1980 esa tasa era un 20% mayor que en Andalucía y se había disparado hasta un 400%. "Pero nadie se muere de un diabetazo, te mueres de un infarto, a veces de problemas vasculares a nivel cerebral, de complicaciones renales...", explica Cabrera, director del área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de La Laguna. Y se puso a estudiar el problema.

Ahora, Cabrera acaba de publicar un estudio sobre infartos que trae otra conclusión de las que deben alarmar a la población: los corazones en Canarias se rompen casi un lustro antes que en el resto de España. Tras estudiar los 415.000 pacientes ingresados con infarto agudo de miocardio en un periodo de ocho años, se observó que los hombres canarios ingresaban por este motivo una edad media de 61,7 años, frente a los 65,3 de la media española. La segunda región con una edad más baja para hombres con infarto es Navarra, con 64,6, tres años más que en Canarias. La edad media de ingreso con infarto para mujeres canarias es de 68,4 años, frente a los 73,9 de la media del país. La segunda región en este apartado es Baleares, con 72,5 años, cuatro mayores que en Canarias. Los infartos llegan mucho antes en Canarias, pero no solo mucho antes que la media, sino incluso mucho antes que la segunda comunidad con peor dato.

Nadie se muere de un diabetazo, te mueres de un infarto, de complicaciones renales...", explica Cabrera

Lo mismo sucede con las muertes por infarto: la media para España es de 78,4 años; en Canarias, 74. Y casi tres años antes que en la siguiente autonomía con la cifra más baja, Andalucía (76,7 años). Además, los números de Canarias no mejoraron en los ocho años que analiza el estudio.

La diabetes explica buena parte de estos infartos, como cabía esperar en una región que lidera los afectados por esta enfermedad, y sacarla de la ecuación salvaría numerosas vidas, según el estudio. Pero resulta más llamativa la incidencia del tabaquismo en los infartos canarios, sobre todo en mujeres, ya que fumaban el 22,5% de las ingresadas con infarto, frente 12% de la media española. "Es una diferencia muy grande, está claro que debemos ir a por el tabaco", resume Cabrera. Este especialista culpa a la tardía implantación del código infarto, un protocolo para atender con eficacia estos ataques, que no se ha firmado en Canarias hasta la semana pasada: "Estoy seguro de que a partir de ahora bajará la mortalidad".

Desde la Consejería de Sanidad defienden que los datos de obesidad general e infantil se han reducido en los últimos años y que "no existe una gran diferencia en la prevalencia de diabetes" con el resto de España, aunque es en la mortalidad por esa enfermedad donde el problema es verdaderamente grave. Además, afirman que se ha ayudado a implantar pautas de alimentación saludable para los escolares.

En Canarias, fumaba el 22,5% de las mujeres ingresadas con infarto, frente 12% de la media española

Detrás de todos estos problemas está la epidemia de obesidad que ha arrasado Canarias en las últimas décadas, por distintos motivos interrelacionados. Y una causa que los atraviesa a todos: la pobreza. "La obesidad, cuando te coge una población pobre, te la destroza", sentencia Cabrera. "No comemos todos mal, comen mal los pobres. Y donde va la obesidad, va la diabetes: entra por la boca, respirando no es", asegura este especialista, que critica la inacción de las autoridades y la "política económica que favorece la desigualdad, que es lo que provoca todo esto". El 30,5% de los canarios está en riesgo de pobreza y el porcentaje de hogares que llega con dificultades a finales de mes es, con diferencia, el mayor de toda España (20,9%).

En Canarias, el porcentaje de adultos con síndrome metabólico está 10 puntos por encima de la media española a partir de los 45 años y hasta 5 puntos por encima en porcentaje de diabéticos. La mortalidad por diabetes, que multiplica la de otras regiones, no deja de crecer desde el año 2000. Y es posible que empeore cuando los obesos adultos de hoy comiencen a alcanzar edades por encima de los 65 años. Hoy, el 44,2% de escolares canarios presenta obesidad o sobrepeso, tres puntos por encima de la media del país.

"La obesidad, cuando te coge una población pobre, te la destroza. No comemos todos mal, comen mal los pobres", sentencia Cabrera

"La situación es síntoma de la desigualdad, es un hecho que la obesidad y la diabetes tienen un componente socioeconómico importantísimo. Pobreza social, educativa y de renta", explica Beatriz González López-Valcárcel, experta en salud pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). "Y la enorme desigualdad social de Canarias afecta mucho más a las mujeres", asegura.

Coincide en este diagnóstico uno de los mayores conocedores de la nutrición canaria, Lluis Serra: "En obesidad mórbida infantil claramente Canarias está a la cabeza, pero sobre todo en niñas. En varones las cifras están en torno a la media, pero en niñas doblan las cifras de otras comunidades". Serra, que dirige el Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias, considera que este es "un ejemplo de fracaso de políticas por no tener perspectiva de género". La educación de las madres y su obesidad es determinante para el peso de sus hijos y la alimentación de las futuras generaciones, y los patrones que se aprenden en casa son decisivos.

"Es un hecho que la obesidad y la diabetes tienen un componente socioeconómico importantísimo. Y afecta más a las mujeres", explica González

Tanto González como Serra señalan que en Canarias se consumen demasiados hidratos de carbono, productos insanos y obesogénicos, como bollería y dulces. Serra pone como ejemplo la tradición de que se obsequie con una ambrosía recubierta de chocolate al pasaje del avión cuando vuela entre las islas. Y el abuso de zumos y refrescos "que al final es beber azúcar", señala Serra, que indica que la costumbre (a veces obligada) de consumir agua embotellada incita a comprar esas bebidas. Además, cree que el turismo ha afectado con una alimentación mala que ha impregnado los hábitos de la población y reclama una soberanía alimentaria, consumir productos de la tierra para mejorar la salud de los canarios.

Serra, de la ULPGC, insiste en la influencia de la desigualdad: "Desde principios de siglo, el sobrepeso en el nivel socioeconómico más alto empieza a disminuir claramente, mientras en los más bajos seguía creciendo y solo empieza a moderarse un poco ahora". "Los pobres no preocupan tanto. Hay sectores productivos muy interesados en que sigan consumiendo estos productos. ", asegura.

"Los pobres no preocupan tanto. Hay sectores productivos muy interesados en que sigan consumiendo estos productos", asegura Serra

Hay motivos para la esperanza. Esta semana el especialista Javier Aranceta presentó los datos pormenorizados del sobrepeso en España y Canarias ha bajado del primer al quinto puesto. Y la obesidad en mujeres ha bajado del 22% al 20%, aunque las que tienen sobrepeso han pasado del 34% al 40%. "Las mujeres se han puesto las pilas, seguramente por motivos de sensibilidad con la salud y el perfil estético, y los hombres se han relajado: un mayor impacto de la crisis económica con conductas compensatorias y consumo de alimentos más energéticos, cómodos y baratos", asegura Aranceta. La obesidad masculina ha crecido del 14,2% al 20,3%.

"La obesidad tiene que ser política de Estado prioritaria en Canarias, que el Gobierno canario y los cabildos y los ayuntamientos deben tomárselo muy en serio", reclama Serra. Sanidad asegura que se encuentra en la "etapa de implementación" de una estrategia europea para implicar a las administraciones locales en la "creación de ambientes favorables, promocionando hábitos de vida saludable, especialmente en cuanto a alimentación y deporte". El próximo fin de semana, Las Palmas de Gran Canaria, la otra capital provincial de Canarias, celebrará también el mismo festival infantil que en Santa Cruz de Tenerife, patrocinado por la misma galleta de chocolate.


https://elpais.com/elpais/2018/06/19/ciencia/1529406538_370844.html

viernes, 30 de diciembre de 2016

No es lo mismo que se te pare el corazón en Estocolmo que en Madrid. El uso de ‘apps’ para alertar a personas cercanas y localizar desfibriladores en caso de paro cardíaco eleva la supervivencia.

24 de mayo de 2015. 18.55 horas. Concluye la misa en la iglesia de Saint Justin de Santa Clara, California. Kory Trebbins cierra las puertas. El ujier, de 53 años, se gira y se desploma. Su corazón se ha parado. Alguien llama al 911. El centro de emergencias manda una ambulancia.

Pero también envía una alerta a ciertos teléfonos móviles a través de una app. Los que están a un cuarto de milla (400 metros) de la iglesia y cuyos dueños se han bajado la aplicación, llamada PulsePoint, porque conocen las técnicas de resucitación.

“Una médica de urgencias recibió el aviso. Estaba cerca jugando con sus hijos, los dejó y se plantó allí en dos minutos”, relata ahora Kory. Mientras, una feligresa había iniciado ya el masaje cardiaco y el boca a boca. “La doctora siguió con la resucitación manual, sin éxito. Llegó antes que los bomberos, que me dieron cuatro descargas con desfibrilador para intentar que mi corazón volviese a latir", prosigue Kory.

En la última intentona un pequeño latido les devolvió la esperanza. “Recuperé la consciencia en la camilla, cuando estábamos entrando en el hospital. Siento que fue un auténtico milagro regresar a la vida sin complicaciones ni daños. Me he recuperado totalmente y estoy feliz de estar vivo. Tuvieron que darse muchas cosas para que yo sobreviviera a una crisis así, de esas que te cambian la vida. PulsePoint allanó el camino y fue básico para mi recuperación. No estaría vivo ahora”. Kory, un hombre muy religioso, firma sus mensajes de correo electrónico con la palabra "Milagro". Asegura que la médica le dijo que había estado prácticamente muerto durante 18 minutos.

La historia de Kory es a la vez frecuente y excepcional. Es común porque ocurre una vez cada 20 minutos en España, es decir, 25.000 veces al año, según datos oficiales. La parada cardiaca fuera del hospital afecta a 326.000 estadounidenses al año, de acuerdo con las últimas estadísticas de la American Heart Association. Este gravísimo suceso se engloba dentro de las enfermedades cardiovasculares, las mayores asesinas del mundo, responsables de tres de cada 10 muertes.

El caso del californiano es también inusual. Que se te pare el corazón y tengas más posibilidades de sobrevivir depende, dentro de un entorno de un país desarrollado, de donde vivas. Tendrías más opciones para contarlo en Santa Clara, donde se desplomó Kory, que en Madrid. O en Estocolmo antes que en Barcelona. Son lugares donde funciona una app de este tipo. Kory recibió ayuda casi desde el primer momento y, encima, de una médica especializada en urgencias que estaba muy cerca.

El auxilio precoz es crucial. “Por cada minuto que alguien pasa en parada cardiaca, la posibilidad de supervivencia disminuye un 10%”, advierte Santiago Doménech, responsable de Resucitación Cardio Pulmonar (RCP) de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). “y a los 10 minutos esa posibilidad es prácticamente inexistente”.

Es milagro, tal y como lo ha vivido Kory, no habría sido posible sin la tecnología digital… y una buena idea. La que tuvo Richard Price, el jefe de bomberos de San Ramón Valley, en California.

Hace siete años, Price estaba sentado en un deli con unos colegas a la hora de comer. Oyó un sonido familiar, el de la sirena del cuerpo de bomberos y vio detenerse uno de los coches rojos en el edificio de al lado. Como era el jefe, no recibió la alerta. Alguien había sufrido una parada cardiaca a escasos metros de él. “El hombre murió”, relata Shannon Smith, portavoz de la Fundación PulsePoint, una entidad sin ánimo de lucro que impulsa la app, “y Price, que tenía un desfibrilador en el coche, decidió que eso nunca debería volver a pasar”. Se puso en contacto con una facultad de informática en Kentucky para desarrollar la tecnología que hiciese posible poner en contacto al paciente con las personas capacitadas para realizar maniobras de resucitación y geolocalizar además los desfibriladores automáticos. El resultado es la aplicación PulsePoint, que se lanzó en 2011 y que ya está disponible en 2.000 ciudades de Estados Unidos y Canadá; en 28 estados y 900.000 teléfonos móviles.

PulsePoint funciona integrada en los servicios de emergencia, que en Estados Unidos se alertan marcando el 911. Cuando se sospecha que alguien ha sufrido una parada cardiaca en la vía pública (la app no funciona en los domicilios, pese a que el 70% de estos episodios ocurre dentro de casa) se llama al número de emergencias. “De forma simultánea envían el aviso a la ambulancia y a los usuarios de la app que están a un cuarto de milla del paciente”, explica Smith, “la alerta le llega a dos o tres personas. En su pantalla también ven donde están los desfibriladores automáticos (AED, en sus siglas en inglés)”. ¿Qué ocurre si no se puede acudir en auxilio? "La persona puede indicar por medio de la aplicación que no está disponible y el sistema sigue en marcha. No hay implicaciones legales", responde. Integrar un sistema así dentro de la red de Emergencias cuesta 10.000 dólares y luego, según el tamaño de la comunidad, hay que pagar al año hasta 28.000 dólares para una población de más de un millón y medio de personas para el soporte técnico y sostenimiento de la fundación.

La digitalización también ha servido para emplear el crowdsourcing para un indudable bien social: la plataforma tiene una segunda app, PulsePoint AED, en la que los usuarios pueden fotografiar, localizar e informar del estado de los desfibriladores existentes en edificios y lugares públicos. La información luego es verificada y utilizada para que los rescatadores los recojan en su camino al lugar donde está el paciente.

“Una iniciativa así es importante, interesante, esencial y muy valiosa”, saluda el especialista en Urgencias Doménech, de la Semes. El médico cuenta que en ocho de cada 10 paradas cardiacas está presente un infarto de miocardio y en un 85%, la fibrilación ventricular, es decir, un tipo de arritmia gravísima que impide que los ventrículos, la parte más musculada del corazón lance el chorro de sangre hacia todo el cuerpo, de manera que pueda oxigenar hasta el último rincón de los tejidos. “La única forma de sacar al paciente de la fibrilación ventricular es con desfibriladores”, advierte. Por eso, cree que es fundamental que haya una buena red de aparatos automáticos presentes en espacios públicos. “España está a la cola de los países europeos en este tipo de equipación”, se queja, “además no puede utilizarlo cualquiera, cuando el riesgo de usarlo es cero y no tiene ninguna posibilidad de hacer daño. Encima, existen 16 legislaciones diferentes, cada una en una comunidad autónoma”. Domenech añade que la supervivencia tras una parada cardiaca depende de la dolencia que la haya provocado, pero reanimar a esa persona con el corazón detenido es “darle la oportunidad de que llegue vivo al hospital y si es posible, que se pueda incorporar a su cotidianeidad".

En España asegura, hay una iniciativa similar a la estadounidense en el Pais Vasco. Se trata de una app lanzada en agosto por Osakidetza, el servicio vasco de salud. Se llama PCEH y aporta la geolocalización de desfibriladores, formación en RCP, y guías de asistencia y diagnóstico del paro cardiaco. Pero no alerta a los posibles rescatadores que se encuentren próximos.

Dentro de Europa, la iniciativa más parecida a la estadounidense se puede encontrar por ejemplo en Estocolmo. Allí funciona SMS Lifesaver, que es la secuela de un proyecto de investigación que hace cinco años enroló a voluntarios para enviarles mensajes de texto (SMS) cuando había una parada cardiaca cercana.

Esta semana lanzan la versión 4.0 de la app. “Ya se la han bajado 25.000 personas en Estocolmo y tenemos planes para lanzarla en Gotemburgo, el resto de Suecia y Dinamarca”, precisa Morten Seliussen, vicepresidente de Tecnología e Innovación de UMS, la compañía que desarrolla la app. “Nuestro objetivo es conseguir mandar a personas y desfibriladores al lugar donde está el afectado en parade cardiaca en cinco minutos, lo que incrementa la probabilidad de supervivencia al 70% si se usa el desfibrilador. Ahora solamente el 12% de los que sufren una parada cardiaca en la calle sobrevive, porque una ambulancia tarda en llegar una media de 15 minutos. La app forma parte de una investigación en el área liderada por el Instituto Karolinska".

Los ciudadanos, como en la aplicación estadounidense, tienen la posibilidad de rechazar el aviso y encuentran información detallada geolocalizada en un mapa de la situación de los 40,000 desfibriladores automáticos que hay en Suecia. La app también tiene un recordatorio del mecanismo de resucitación e incluso una opción para marcarle el ritmo para efectuar la compresión sobre el pecho del paciente. ¿Y el coste de instalar este sistema en el seno de los servicios de emergencia? "Entre 100.000 y 200.000 euros", responde Seliussen. Suena a muy poco.

http://elpais.com/elpais/2016/11/29/talento_digital/1480432263_879358.html

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Los héroes también mueren


Carlos García Gual repasa en su nuevo libro el final de 25 famosos personajes de los mitos griegos. “No abunda la bella muerte”, subraya el escritor, crítico y traductor

La última aventura del héroe es su muerte, y a menudo no resulta acorde con su vida. Grandes héroes clásicos han tenido muertes malas, miserables, infames, extrañas y hasta risibles. Al aventurero Jasón, el líder de los Argonautas que consiguieron el Vellocino de Oro, lo mató su propio barco, el viejo Argo, cuando un día que el héroe descansaba a la sombra del navío varado y carcomido le cayó en la cabeza el mástil, que ya es muerte tonta cuando has lidiado con una serpiente monstruosa y con los guerreros spartoi nacidos de los dientes del dragón de Ares.

A Perseo, vencedor de la gorgona Medusa, una fuente le atribuye haber muerto de una forma aún más absurda: enfurecido con su suegro Cefeo, extrajo la cabeza del monstruo y la alzó para que la mirada petrificara al padre de Andrómeda, olvidando que este era ciego; sorprendido porque la cabeza no produjera el acostumbrado efecto, la volvió para observar porqué fallaba y se convirtió en piedra él mismo.

Son algunas de las historias sorprendentes que cuenta Carlos García Gual (Palma, 1943) en su último libro, La muerte de los héroes, un breve —un centenar y medio de páginas— pero absolutamente apasionante compendio de mitos griegos en torno al final de 25 personajes clásicos que el escritor, crítico, traductor y catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense acaba de publicar en Turner. El libro se divide en tres apartados: en el primero se recogen las muertes de héroes míticos (Edipo, Heracles, Teseo, Belerofonte...), en el segundo las de héroes homéricos (Agamenón, Aquiles, Ulises, los dos Áyax...) y en un tercero se añaden las muertes de tres heroínas trágicas: Clitemnestra, Casandra y Antígona.

“Me ha quedado más tristón que el libro de las sirenas, ¿verdad?”, reflexiona García Gual. “Estos héroes son viejos amigos en sus últimos momentos, cuando cae el telón. En los mitos y leyendas a menudo la muerte queda aparte y no se cuenta, solo salen las hazañas. Yo he espigado textos y autores, acá y allá, en busca de datos literarios sobre esas muertes de héroes, muchas veces poco conocidas. En algún caso, la muerte se cuenta en fuentes primeras, como la de Edipo en Edipo en Colono. En otros he usado fuentes muy secundarias o tardías”.

“Lo interesante del héroe”, medita el autor, “es su fragilidad, que no sea de una pieza. El héroe al final se rompe. Muere y cae”. García Gual resalta que se dan muy pocas “bellas muertes” entre los héroes griegos y apunta que en el momento final se destaca más el páthos, el sufrimiento, que el kléos, la gloria.

Hay muchas muertes malas, en cambio. “Sí, quizá la peor la de Heracles, Hércules, que se lanza a una pira atormentado por la túnica envenenada que le regala, ignorante de lo que provoca, su amada Deyanira. Morir por culpa de quien te ama... qué trágico es eso. O la de Ulises —que no se cuenta en la Odisea—, muerto a manos del hijo que tuvo con Circe, Telégono, que lo mata sin saber que es su padre”. Lo mata con una lanza que tiene por punta una espina de raya. “Con eso cumple la profecía de que la muerte le vendría del mar. Es curioso, ¿no es cierto? He leído que algunos pueblos en Oceanía usan esas espinas o dardos como armas”.

La muerte de Jasón en cambio, apunta el estudioso, resulta irónica, como la de Perseo. La de Agamenón, muerto como una res sacrificial bajo el hacha que esgrime su esposa Clitemnestra también es mala malísima. “Pero estaba justificada, había inmolado a su propia hija Ifigenia para propiciar a Artemisa y que la flota griega pudiera partir contra Troya, y regresaba a casa con una princesa troyana cautiva como amante, Casandra”. ¿No prefigura Clitemnestra, “de ojos de perra”(Homero), a Lady Macbeth en su sangrienta decisión? “Puede ser, pero Lady Macbeth no mata a su marido, lo de Clitemnestra es más grave”.

El escritor tiene una debilidad por la muerte de Héctor. “Es el héroe más moderno y humano de la Ilíada, el más querido por Homero. No lucha por la gloria sino por los suyos y por su patria: es un héroe cívico. Aquiles, en cambio, aunque un pedazo de héroe épico sin duda, es un héroe de corte más primitivo: egoísta, soberbio”. Héctor vence a su miedo para afrontar la muerte segura a manos de Aquiles. “Sí, cumple su deber. Hay algo en ese episodio muy conmovedor, la Ilíada es tanto la tragedia de Héctor como la cólera de Aquiles”. Algunas muertes de héroes clásicos recuerdan aquella frase de Batman en El caballero oscuro: “O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en villano”.

¿Hay ecos de los héroes griegos en los de ahora? “Sí, sin duda; pero los héroes actuales, que se refugian en el cómic o en el cine de género, en La guerra de las galaxias, por ejemplo, son como calderilla en comparación. Les veo poca personalidad propia. Los antiguos tenían más carácter individual, Aquiles, Héctor, Ulises. ¡Eso son palabras mayores! Los de ahora me parecen algo aburridos, todos tienen que echar mano de la ambigüedad, la traición, la maldad incluso. ¿Superman? Un birrioso, es más lista su novia”. Por Lobezno ya ni le pregunto.

García Gual sostiene que “los héroes hoy no están en boga” y que vivimos “una época sin grandes héroes”, de “héroes menores”. Puesto a citar un héroe moderno que le guste, tras pensarlo mucho, nombra a Lawrence de Arabia. Reconoce que ha escrito su libro, además de para mostrar “qué variados son los caminos que los conducen al Hades”, para recordar y reivindicar a los viejos héroes. Lo hace “con cierto ardor, con la intensidad de quien visita a antiguos amigos en el momento de la despedida”.

ASÍ ACABARON...
Las muertes de los héroes griegos son muy variadas y algunas pintorescas. Esta es una sucinta lista de algunas de ellas:

Orfeo: Descuartizado por las bacantes. Su cabeza siguió cantando.
Alcmeón: Asesinado por su suegro y sus cuñados.
Teseo: Empujado a un barranco. Según otras fuentes, tropezó.
Belerofonte: Derribado del caballo (volador).
Áyax Telamón: Suicidado con su propia espada.
Áyax el Menor: Ahogado en el mar.
Ulises: Atravesado por la lanza marina (con punta de espina de raya) del hijo que tuvo con Circe y al que no conocía.
Aquiles: Muerto por las flechas de Paris (o del mismísimo Apolo).
Paris: Asaeteado por Filoctetes; quien a flecha mata...
Asclepio: Fulminado por un rayo de Zeus por resucitar a un muerto.
Menelao: Uno de los pocos que murió en la cama (otro es Néstor, rey de Pilos).
Desde luego no lo mató Eric Bana (Héctor) como en el filme Troya.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/18/actualidad/1482084177_394838.html?rel=lom

domingo, 14 de junio de 2015

La dudosa economía del buen samaritano. La filantropía vive una edad de oro pero no logra librarse de su imagen de dádiva

La dudosa economía del buen samaritano
John Paulson, el inversor que predijo el hundimiento del mercado inmobiliario en Estados Unidos, donó a principios de mes 400 millones de dólares a la Universidad de Harvard; y se montó un gran lío. La mayor cantidad de dinero que recibía la institución en sus 379 años de vida incendiaba las redes sociales. Malcolm Gladwell, articulista de The New Yorker, tuiteó. “O ayudar a reducir la pobreza o dar a la universidad más rica del planeta 400 millones que no necesita. ¡Sabia elección John!” Y continuó: “Lo próximo de John Paulson: voluntario en la tienda de Hermès de Madison Avenue. ¡Hagamos un establecimiento con verdadera clase mundial!”. Este enfrentamiento demuestra que regalar dinero no resulta, paradójicamente, nada fácil.

Pese a todo, la filantropía se encuentra en su nivel más alto de la historia. Las 31 mayores fundaciones de Estados Unidos —el principal donante del planeta— manejan 148.700 millones de dólares en activos, según un estudio del periódico The Chronicle of Philanthropy. Solo la Fundación Bill y Melinda Gates —la mayor organización de esta clase del mundo — gestiona 43.500 millones al año. Y en 2014 destinó 3.900 millones de dólares a programas, sobre todo, sanitarios.

Pero una industria que genera tales volúmenes de dinero proyecta sombras. ¿Se destinan esas cantidades a las causas correctas? ¿Está reemplazando la filantropía al Estado? ¿Menoscaba la democracia que los multimillonarios del planeta decidan cuáles son las prioridades sociales?

Los análisis varían. Peter Singer, profesor de Bioética de la Universidad de Princeton, advierte por correo electrónico que vivimos una situación de urgencia moral. “El año pasado murieron 6,3 millones de niños en el mundo por causas evitables relacionadas con la pobreza. Es como si 34 aviones Jumbo hacinados de chicos se estrellaran todos los días matando a todos los que viajan a bordo. Si esto sucediese y pudiéramos al menos reducir el número de muertes, ¿no sería urgente?”.

Imposible ignorar el acelerado tic-tac del reloj. Una parte de esa prisa justifica el cambio generacional que vive la filantropía. Los jóvenes emprendedores que han amasado una fortuna en los aledaños de Silicon Valley toman el relevo a los millonarios de Wall Street. La lista de los 50 mayores donantes de The Chronicle radiografía el cambio. Porque tal vez Bill y Melinda Gates continúen siendo los grandes filántropos del planeta (en 2014 donaron 1.500 millones de dólares), pero ya aparecen en la lista Jan Koum (cuarto puesto), cofundador de WhatsApp, quien dio 556 millones de dólares el año pasado o San Parker (quinto), presidente de Facebook, que ha entregado 550 millones. Es más, entre los 12 principales mecenas, surgen los nombres de Pierre Omidyar, creador de eBay o Serguéi Brin, uno de los arquitectos de Google.

Parece que se extinguen lo que alguien llamó con ironía Filantroposaurus Rex. Millonarios clásicos procedentes de las finanzas. Ahora aparece una generación tecnológica y joven pero que todavía enfrenta antiguos desafíos. “Uno de los grandes riesgos ocultos [de la filantropía] es que en un tiempo de dificultades económicas en todo el planeta los políticos tengan la tentación de entender esta actividad como un sustituto del gasto público”, alerta Rhodri Davies, responsable del programa Giving Thought, de la Charities Aid Foundation. Contado de otra forma. “El peligro radica en que se convierta en un peón dentro del juego político y su reputación salga dañada”, precisa Rhodri Davies. Aunque tampoco resulta fácil la vida del filántropo. El banco BNP Paribas narra que estos samaritanos económicos se enfrentan a dificultades como “peticiones desproporcionadas en relación a la cuantía de sus donativos o expectativas no reales de los resultados que se podrían obtener”.

Sobre esa fragilidad, la filantropía se reinventa con el “altruismo efectivo’, que significa intentar hacer tanto bien como sea posible con cada dólar y cada hora que tenemos”, observa Sean Conley, analista de la consultora GiveWell. A la vez que persigue superar sus debilidades: 1. una endémica falta de transparencia y 2. el peligro de que un grupo de multimillonarios sean quienes impongan cuáles son las prioridades sociales del planeta.

A este espacio de entregar dinero le resulta difícil hallar un equilibrio dentro de sus propias paradojas. “Cómo usar la filantropía para enfrentar la inequidad cuando la filantropía solo es posible como resultado de la inequidad”, reflexiona Davies. Este es el principal desafío que encara. El otro son los números. La ONG The Rules sostiene que los países ricos aportan a los pobres 130.000 millones de dólares al año. Pero, a la vez, obtienen 900.000 millones a través de la fijación de precios comerciales abusivos, 600.000 millones en intereses de la deuda y 500.000 al acceder a mano de obra barata y materias primas. Dos billones de dólares que pasan de las naciones más pobres a las más ricas. Sin este abuso continuado quizá la filantropía sería el vestigio de un tiempo donde el Filantroposaurus Rex nunca reinó.

MÁS INFORMACIÓN



http://economia.elpais.com/economia/2015/06/11/actualidad/1434023104_254840.html

viernes, 30 de agosto de 2013

Reino Unido no participará en una acción militar contra Siria. El Parlamento Británico vota en contra de la intervención. Cameron es derrotado.

El Parlamento de Reino Unido rechazó la posibilidad de iniciar acciones militares contra el régimen de Siria tras el aparente ataque químico ocurrido la semana pasada en los suburbios de Damasco.

La propuesta del primer ministro David Cameron de llevar a cabo un ataque a Siria fue rechazada con los votos de 285 parlamentarios. A favor votaron 272, es decir una diferencia de apenas 13 votos.

No fue el primer ministro ni su gabinete, sino los parlamentarios sin cartera de su partido y la oposición los que definieron la política exterior británica este jueves.

Puesto de manera elegante, el Parlamento expresó sus deseos y el primer ministró escuchó.

Pero si lo piensa mejor, eso va a requerir algunas explicaciones, sobre todo ante Estados Unidos. ...

Pero el rechazo parlamentario fue aún más allá. La Cámara de los Comunes también votó en contra de la moción del gobierno que pedía una acción militar en Siria si era respaldada por evidencia de los inspectores de armas de Naciones Unidas, que investigan las acusaciones de que el régimen del presidente Bashar al Asad usó armas químicas contra la población civil. El secretario de Defensa, Phillip Hammond, confirmó que Reino Unido se desvinculará de cualquier acción militar contra el régimen de Al Asad.

"Creo que Estados Unidos y otros países seguirán adelante con la idea de responder al ataque químico". "Estarán decepcionados de que Reino Unido no participará. Pero creo que el hecho de que los británicos no participen no significa que no actuarán", dijo.

A la pregunta de los periodistas de si todos los parlamentarios que rechazaron la moción habían dado "socorro" al presidente Al Asad, dijo que "la expresión fue inventada. El régimen de Al Asad va a estar ahora menos incómodo esta noche como resultado de la votación en el Parlamento".

Culpó a la guerra en Irak en 2003 por "envenenar el pozo" de la opinión pública contra las intervenciones militares británicas en el Medio Oriente.

El parlamentario opositor designado para temas de defensa, Jim Murphy, señaló que "el Parlamento es totalmente impredecible en algunas ocasiones y creo que muchas personas no creían que esto sucedería".

Agregó que el hecho de que muchos parlamentarios conservadores no hayan apoyado a Cameron refleja el hecho de que "no estaban dispuestos a tomarle la palabra".

"No va a haber participación británica en una acción militar en Siria, creo que eso es bueno, el sistema funciona", aseveró el parlamentario conservador Douglas Carswell, que votó en contra de la moción del gobierno.

Comentarios:
María José Arroyo
HACE 2 HORAS
Para mi es una gran noticia, me muestra que, aunque despacio el mundo va cambiando. La mayoría de las personas queremos la paz y la concordia entre los pueblos y esto se tiene que hacer notar.Cuando los de la cúpula del poder se queden solos, necesariamente se producirá el cambio que muchos esperamos.

karel gerson palacios broncano
HACE 4 HORAS
Es duro ver hasta donde llegan los intereses de los seres humanos. En mi opinion la visión sobre la guerra de Siria ha sido muy manipulada y no creo que el presidente Asad haya perdido la cabeza para realizar ese ataque. Lo que pienso más probable y temerosamente es, hasta donde llegan los intereses de EEUU y demás para jugar con vidas de mujeres y niños. Yo creo que todo tiene un límite y ese límite esta siendo sobrepasado.
Fuente: BBC.
NOTA
La mayoría de los comentarios van en el sentido de no a la guerra, quieren la paz. Los llamados "rebeldes" no han sido manifestantes pacíficos, no se trataba de manifestaciones sin violencia, al contrario hemos visto como arrojaban a hombres vivos desde azoteas, como el que dice luchar por la libertad le arrancó el corazón a un soldado aún vivo y comenzó a comerlo. ¿Son estos los que luchan por la libertad y la justicia? ¿Son esos métodos los que van a suponer la defensa de los derechos humanos?. Y además con los antecedentes de las guerras contra Yugoslavia, Kosovo, Irak, Líbia, Afganistán, donde, bajo el pretexto de defender a la población civil, se han cometido miles de asesinatos, hace muy dudoso que, una guerra contra Siria, no sea una guerra más en la escalada de defensa de intereses occidentales, sin importar para ello las muertes y destrucciones causada al país. Todos los países enumerados están objetivamente mucho peor y una enorme cantidad de población ni esta ya en este mundo. ¿Qué esperanza puede suponer una nueva intervención occidental con esos precedentes?.

La votación del parlamento británico ha sido un éxito democrático, los diputados han votado siguiendo la voluntad del pueblo que los ha elegidos. (Lo que nunca ha ocurrido en nuestro país que siguen ciegamente las directrices de sus partidos aunque estén haciendo algo contrario a lo que prometieron en sus programas; recortes en educación, sanidad, pensiones, contrareforma laboral, venta del patrimonio y empresas públicas a sus amigos, llamándole privatizaciones, contrareforma de derechos civiles y políticos, legislación a favor de los poderosos y banqueros, amnistía para los defraudadores y corruptos, etc. El Estado se ha tomado por asalto y lo han convertido en el consejo de administración de los intereses del poderoso 1% de la población).

La crisis económica ya supone sufrimiento para los más humildes de la población. Una nueva guerra, con sus gastos en vida y dinero no haría más que agravar la situación.

Que se controlen las fronteras y no se dote de armas a la oposición, ni se pague a mercenarios, con ellos no gana ni la libertad, ni la justicia , ni la democracia. Hay otros medios pacíficos para influir sobre el gobierno sirio en la dirección de mayor apertura y mayor democracia. Por ejemplo; invirtiendo en educación, escuelas y universidades, dando becas a los estudiantes sirios brillantes, mejorando su salud, alimentación, seguridad, etc. Los que hagan eso se ganarán a la población de forma segura. ¿Por qué no se hace?

Si occidente quiere hacer el bien, que luche contra el hambre y la muerte por ella de unos 7.000 niños diarios cuando sobran alimentos para hacerlo posible. Sería una lucha humanitaria magnífica, mejoraría la imagen de todos aquellos que lo hicieran, y es tan pacífico y fácil,...