El mes pasado, en Santa Cruz de Tenerife se celebró un festival infantil rebosante de juegos y actividades al que acudieron 40.000 personas, según el Ayuntamiento, que lo celebró como "el mayor festival de ocio familiar de Canarias". Este evento, que duró todo un fin de semana, giraba en torno a su patrocinador, una galleta de chocolate que daba nombre al festejo y que inundó esos 5.000 metros cuadrados cedidos por el consistorio con reclamos propagandísticos. La pega es que Canarias es una comunidad con un problema terrible de obesidad infantil y diabetes de tipo 2. La mortalidad asociada a esta enfermedad está muy por encima del resto de las autonomías; además, es la región en la que se tienen que hacer más amputaciones y más diálisis renales por su culpa, siete veces más que en el País Vasco.
La edad media española de muertes por infarto es de 78,4 años. En Canarias, 74 años
"Las autoridades no parecen tener presentes los estragos que causa. Cuando presento datos sobre la epidemia de obesidad o la mortalidad por diabetes, me dicen que la población se alarma. Y yo les digo: 'Mire, es que se tiene que alarmar'. Multiplicamos por siete a Madrid en mortalidad por diabetes, la situación es muy mala", explica el epidemiólogo Antonio Cabrera de León. Hace tres años, publicó con su equipo un estudio que mostraba cómo la tasa de muertes por diabetes es muy superior en Canarias que en otras comunidades: en la década de 1980 esa tasa era un 20% mayor que en Andalucía y se había disparado hasta un 400%. "Pero nadie se muere de un diabetazo, te mueres de un infarto, a veces de problemas vasculares a nivel cerebral, de complicaciones renales...", explica Cabrera, director del área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de La Laguna. Y se puso a estudiar el problema.
Ahora, Cabrera acaba de publicar un estudio sobre infartos que trae otra conclusión de las que deben alarmar a la población: los corazones en Canarias se rompen casi un lustro antes que en el resto de España. Tras estudiar los 415.000 pacientes ingresados con infarto agudo de miocardio en un periodo de ocho años, se observó que los hombres canarios ingresaban por este motivo una edad media de 61,7 años, frente a los 65,3 de la media española. La segunda región con una edad más baja para hombres con infarto es Navarra, con 64,6, tres años más que en Canarias. La edad media de ingreso con infarto para mujeres canarias es de 68,4 años, frente a los 73,9 de la media del país. La segunda región en este apartado es Baleares, con 72,5 años, cuatro mayores que en Canarias. Los infartos llegan mucho antes en Canarias, pero no solo mucho antes que la media, sino incluso mucho antes que la segunda comunidad con peor dato.
Nadie se muere de un diabetazo, te mueres de un infarto, de complicaciones renales...", explica Cabrera
Lo mismo sucede con las muertes por infarto: la media para España es de 78,4 años; en Canarias, 74. Y casi tres años antes que en la siguiente autonomía con la cifra más baja, Andalucía (76,7 años). Además, los números de Canarias no mejoraron en los ocho años que analiza el estudio.
La diabetes explica buena parte de estos infartos, como cabía esperar en una región que lidera los afectados por esta enfermedad, y sacarla de la ecuación salvaría numerosas vidas, según el estudio. Pero resulta más llamativa la incidencia del tabaquismo en los infartos canarios, sobre todo en mujeres, ya que fumaban el 22,5% de las ingresadas con infarto, frente 12% de la media española. "Es una diferencia muy grande, está claro que debemos ir a por el tabaco", resume Cabrera. Este especialista culpa a la tardía implantación del código infarto, un protocolo para atender con eficacia estos ataques, que no se ha firmado en Canarias hasta la semana pasada: "Estoy seguro de que a partir de ahora bajará la mortalidad".
Desde la Consejería de Sanidad defienden que los datos de obesidad general e infantil se han reducido en los últimos años y que "no existe una gran diferencia en la prevalencia de diabetes" con el resto de España, aunque es en la mortalidad por esa enfermedad donde el problema es verdaderamente grave. Además, afirman que se ha ayudado a implantar pautas de alimentación saludable para los escolares.
En Canarias, fumaba el 22,5% de las mujeres ingresadas con infarto, frente 12% de la media española
Detrás de todos estos problemas está la epidemia de obesidad que ha arrasado Canarias en las últimas décadas, por distintos motivos interrelacionados. Y una causa que los atraviesa a todos: la pobreza. "La obesidad, cuando te coge una población pobre, te la destroza", sentencia Cabrera. "No comemos todos mal, comen mal los pobres. Y donde va la obesidad, va la diabetes: entra por la boca, respirando no es", asegura este especialista, que critica la inacción de las autoridades y la "política económica que favorece la desigualdad, que es lo que provoca todo esto". El 30,5% de los canarios está en riesgo de pobreza y el porcentaje de hogares que llega con dificultades a finales de mes es, con diferencia, el mayor de toda España (20,9%).
En Canarias, el porcentaje de adultos con síndrome metabólico está 10 puntos por encima de la media española a partir de los 45 años y hasta 5 puntos por encima en porcentaje de diabéticos. La mortalidad por diabetes, que multiplica la de otras regiones, no deja de crecer desde el año 2000. Y es posible que empeore cuando los obesos adultos de hoy comiencen a alcanzar edades por encima de los 65 años. Hoy, el 44,2% de escolares canarios presenta obesidad o sobrepeso, tres puntos por encima de la media del país.
"La obesidad, cuando te coge una población pobre, te la destroza. No comemos todos mal, comen mal los pobres", sentencia Cabrera
"La situación es síntoma de la desigualdad, es un hecho que la obesidad y la diabetes tienen un componente socioeconómico importantísimo. Pobreza social, educativa y de renta", explica Beatriz González López-Valcárcel, experta en salud pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). "Y la enorme desigualdad social de Canarias afecta mucho más a las mujeres", asegura.
Coincide en este diagnóstico uno de los mayores conocedores de la nutrición canaria, Lluis Serra: "En obesidad mórbida infantil claramente Canarias está a la cabeza, pero sobre todo en niñas. En varones las cifras están en torno a la media, pero en niñas doblan las cifras de otras comunidades". Serra, que dirige el Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias, considera que este es "un ejemplo de fracaso de políticas por no tener perspectiva de género". La educación de las madres y su obesidad es determinante para el peso de sus hijos y la alimentación de las futuras generaciones, y los patrones que se aprenden en casa son decisivos.
"Es un hecho que la obesidad y la diabetes tienen un componente socioeconómico importantísimo. Y afecta más a las mujeres", explica González
Tanto González como Serra señalan que en Canarias se consumen demasiados hidratos de carbono, productos insanos y obesogénicos, como bollería y dulces. Serra pone como ejemplo la tradición de que se obsequie con una ambrosía recubierta de chocolate al pasaje del avión cuando vuela entre las islas. Y el abuso de zumos y refrescos "que al final es beber azúcar", señala Serra, que indica que la costumbre (a veces obligada) de consumir agua embotellada incita a comprar esas bebidas. Además, cree que el turismo ha afectado con una alimentación mala que ha impregnado los hábitos de la población y reclama una soberanía alimentaria, consumir productos de la tierra para mejorar la salud de los canarios.
Serra, de la ULPGC, insiste en la influencia de la desigualdad: "Desde principios de siglo, el sobrepeso en el nivel socioeconómico más alto empieza a disminuir claramente, mientras en los más bajos seguía creciendo y solo empieza a moderarse un poco ahora". "Los pobres no preocupan tanto. Hay sectores productivos muy interesados en que sigan consumiendo estos productos. ", asegura.
"Los pobres no preocupan tanto. Hay sectores productivos muy interesados en que sigan consumiendo estos productos", asegura Serra
Hay motivos para la esperanza. Esta semana el especialista Javier Aranceta presentó los datos pormenorizados del sobrepeso en España y Canarias ha bajado del primer al quinto puesto. Y la obesidad en mujeres ha bajado del 22% al 20%, aunque las que tienen sobrepeso han pasado del 34% al 40%. "Las mujeres se han puesto las pilas, seguramente por motivos de sensibilidad con la salud y el perfil estético, y los hombres se han relajado: un mayor impacto de la crisis económica con conductas compensatorias y consumo de alimentos más energéticos, cómodos y baratos", asegura Aranceta. La obesidad masculina ha crecido del 14,2% al 20,3%.
"La obesidad tiene que ser política de Estado prioritaria en Canarias, que el Gobierno canario y los cabildos y los ayuntamientos deben tomárselo muy en serio", reclama Serra. Sanidad asegura que se encuentra en la "etapa de implementación" de una estrategia europea para implicar a las administraciones locales en la "creación de ambientes favorables, promocionando hábitos de vida saludable, especialmente en cuanto a alimentación y deporte". El próximo fin de semana, Las Palmas de Gran Canaria, la otra capital provincial de Canarias, celebrará también el mismo festival infantil que en Santa Cruz de Tenerife, patrocinado por la misma galleta de chocolate.
https://elpais.com/elpais/2018/06/19/ciencia/1529406538_370844.html
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sábado, 30 de junio de 2018
viernes, 29 de junio de 2018
¿En qué consiste la dieta nórdica que recomienda la OMS, junto a la mediterránea, para mejorar tu salud? Redacción BBC Mundo.
Seguro que has oído hablar de la dieta mediterránea como un referente de alimentación saludable. Pero, ¿existen otros modelos a seguir?
Una revisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó evidencias de que tanto la dieta mediterránea como la dieta nórdica pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes o los problemas cardiovasculares, que con frecuencia están ligados a la obesidad.
Pero si bien la dieta mediterránea es muy conocida, ¿en qué consiste la dieta nórdica?
Según el informe de la OMS, la dieta nórdica comparte muchas características con la dieta mediterránea pero está basada en alimentos procedentes tradicionalmente de Europa del Norte: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.
Varios países europeos han promovido esta dieta como un modelo alimentario beneficioso para la salud, principalmente en esa región, con resultados positivos, según la OMS.
Más pescado y sin aceite de oliva
La dieta nórdica se basa en el consumo de estos alimentos:
vegetales de hoja verde y de raíz, bayas o frutas del bosque, fruta, cereales enteros, como la cebada, la avena o el centeno, legumbres, lácteos bajos en grasa, pescados, incluidos los grasos como el salmón, la caballa o el arenque, que se consumen varias veces a la semana.
Quizás la mayor diferencia con la dieta mediterránea, según la OMS, es que en lugar de aceite de oliva en la dieta nórdica predomina el aceite de colza.
De acuerdo al informe de la OMS, para las poblaciones no nórdicas los principios de esta dieta noreuropea quizás sean más fáciles de adaptar que los alimentos en sí.
En términos generales, se trata de promover el consumo de cereales enteros, fruta y vegetales a la vez que se excluyen las grasas saturadas.
La OMS destaca que varios estudios la han vinculado a mejorías en los factores de riesgo tanto de enfermedades cardiovasculares como de diabetes, aunque no ha sido tan estudiada como la dieta mediterránea.
La "Nueva Dieta Nórdica" y un decálogo de principios
La "Nueva Dieta Nórdica" es una interpretación gastronómica de esta dieta tradicional de la zona del norte europeo.
Fue desarrollada en 2004 por varios chefs nórdicos de referencia que firmaron un manifiesto del mismo nombre.
Esta interpretación está basada en cuatro principios esenciales: salud, potencial gastronómico, sustentabilidad e identidad nórdica.
Estos principios promueven el consumo de ingredientes locales, silvestres y frescos.
En toda la región se han desarrollado políticas y eventos destinados a la promoción de esta nueva versión de la dieta tradicional, no solo desde el punto de vista de la salud sino también desde la perspectiva cultural e incluso turística.
En 2012 el ministerio de Alimentación, Agricultura y Pesca de Dinamarca publicó esta guía general de alimentación de acuerdo a ese manifiesto:
1. Come más frutas y vegetales todos los días
2. Come más productos de cereales enteros
3. Consume más alimentos del mar y los lagos
4. Come carne de mejor calidad, pero en menor cantidad
5. Come más comida de paisajes salvajes
6. Come productos orgánicos cuando te sea posible
7. Evita los aditivos en la comida
8. Come más platos basados en los alimentos de temporada
9. Come más platos de comida casera
10. Genera menos desperdicios.
3 en 1: dieta, cultura y salud
Según la OMS tanto la dieta mediterránea como la dieta nórdica son ejemplos de cómo los recursos culturales pueden ser utilizados con fines novedosos y beneficiosos para la salud.
"La cultura gastronómica está basada en la tradición pero está también abierta al cambio y a la adopción de nuevas ideas, como evidencia el auge de la dieta nórdica y de las múltiples variantes de la dieta mediterránea, que son a la vez nuevas y culturalmente auténticas", dice el documento de la OMS.
"Quienes desarrollan las políticas deberían tratar de alinear en la medida de lo posible las guías de nutrición con el contexto cultural local", recomienda el organismo.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-44041788#
La dieta Mediterránea aquí.
Una revisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó evidencias de que tanto la dieta mediterránea como la dieta nórdica pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes o los problemas cardiovasculares, que con frecuencia están ligados a la obesidad.
Pero si bien la dieta mediterránea es muy conocida, ¿en qué consiste la dieta nórdica?
Según el informe de la OMS, la dieta nórdica comparte muchas características con la dieta mediterránea pero está basada en alimentos procedentes tradicionalmente de Europa del Norte: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.
Varios países europeos han promovido esta dieta como un modelo alimentario beneficioso para la salud, principalmente en esa región, con resultados positivos, según la OMS.
Más pescado y sin aceite de oliva
La dieta nórdica se basa en el consumo de estos alimentos:
vegetales de hoja verde y de raíz, bayas o frutas del bosque, fruta, cereales enteros, como la cebada, la avena o el centeno, legumbres, lácteos bajos en grasa, pescados, incluidos los grasos como el salmón, la caballa o el arenque, que se consumen varias veces a la semana.
Quizás la mayor diferencia con la dieta mediterránea, según la OMS, es que en lugar de aceite de oliva en la dieta nórdica predomina el aceite de colza.
De acuerdo al informe de la OMS, para las poblaciones no nórdicas los principios de esta dieta noreuropea quizás sean más fáciles de adaptar que los alimentos en sí.
En términos generales, se trata de promover el consumo de cereales enteros, fruta y vegetales a la vez que se excluyen las grasas saturadas.
La OMS destaca que varios estudios la han vinculado a mejorías en los factores de riesgo tanto de enfermedades cardiovasculares como de diabetes, aunque no ha sido tan estudiada como la dieta mediterránea.
La "Nueva Dieta Nórdica" y un decálogo de principios
La "Nueva Dieta Nórdica" es una interpretación gastronómica de esta dieta tradicional de la zona del norte europeo.
Fue desarrollada en 2004 por varios chefs nórdicos de referencia que firmaron un manifiesto del mismo nombre.
Esta interpretación está basada en cuatro principios esenciales: salud, potencial gastronómico, sustentabilidad e identidad nórdica.
Estos principios promueven el consumo de ingredientes locales, silvestres y frescos.
En toda la región se han desarrollado políticas y eventos destinados a la promoción de esta nueva versión de la dieta tradicional, no solo desde el punto de vista de la salud sino también desde la perspectiva cultural e incluso turística.
En 2012 el ministerio de Alimentación, Agricultura y Pesca de Dinamarca publicó esta guía general de alimentación de acuerdo a ese manifiesto:
1. Come más frutas y vegetales todos los días
2. Come más productos de cereales enteros
3. Consume más alimentos del mar y los lagos
4. Come carne de mejor calidad, pero en menor cantidad
5. Come más comida de paisajes salvajes
6. Come productos orgánicos cuando te sea posible
7. Evita los aditivos en la comida
8. Come más platos basados en los alimentos de temporada
9. Come más platos de comida casera
10. Genera menos desperdicios.
3 en 1: dieta, cultura y salud
Según la OMS tanto la dieta mediterránea como la dieta nórdica son ejemplos de cómo los recursos culturales pueden ser utilizados con fines novedosos y beneficiosos para la salud.
"La cultura gastronómica está basada en la tradición pero está también abierta al cambio y a la adopción de nuevas ideas, como evidencia el auge de la dieta nórdica y de las múltiples variantes de la dieta mediterránea, que son a la vez nuevas y culturalmente auténticas", dice el documento de la OMS.
"Quienes desarrollan las políticas deberían tratar de alinear en la medida de lo posible las guías de nutrición con el contexto cultural local", recomienda el organismo.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-44041788#
La dieta Mediterránea aquí.
lunes, 14 de octubre de 2013
"Mi cura del cáncer fue un milagro muy currado". La médica de familia y superviviente de cáncer Odile Fernández explica cómo cambios sencillos en la alimentación y el estilo de vida pueden prevenir y alterar la evolución de la enfermedad
En los últimos tres años, la doctora andaluza Odile Fernández ha vivido el más difícil todavía. Superó un cáncer cuando los oncólogos estimaban que sólo tenía el 5 por ciento de posibilidades de curación y, contra todo pronóstico, quedó embarazada de un bebé, su segundo hijo, que ahora tiene dos meses.
Como tantos otros enfermos, ya embarcada en un tratamiento de quimioterapia Fernández preguntó a los oncólogos qué comer y qué medidas tomar para combatir por su cuenta la enfermedad. De su negativa a aceptar la respuesta del equipo que le atendía –"no hagas nada y come todo lo que te apetezca"–nace su libro 'Mis recetas anticáncer', que se publicó en junio y está en su quinta edición. “El problema es que los médicos no tienen formación sobre nutrición y todo les da miedo”, señala Fernández frente a un batido de mango, kiwi y manzana –su desayuno– en una cafetería de Madrid. “El cáncer es la enfermedad del miedo. Pero comer lechuga no va a tener una interacción con la quimio”.
Fernández, de 34 años, insiste en que el libro se titula así porque esas son las recetas que le funcionaron a ella. “No hay ninguna fórmula mágica. Pero el mensaje que quiero hacer llegar es que podemos hacer mucho contra el cáncer a través de la alimentación. No seas el sujeto pasivo. Infórmate, muévete, pregunta, toma las riendas de tu enfermedad junto a tu equipo médico”.
¿En qué medida cree que su curación se debe a los cambios en su alimentación y estilo de vida, versus tratamiento convencional?
No sabemos si fue la quimio o la alimentación. Lo que creo es que fue todo. Me habían dado un 95 por ciento de posibilidades de morir en cinco años. En principio, no se planteó como quimio curativa, sino paliativa, que podía alargar la vida unos meses o años. Pero yo no quería vivir unos pocos meses más, quería sanarme. Así que hice mi quimio junto con grandes cambios en la alimentación y en el tema emocional.
¿Cuáles fueron, en esencia, estos cambios?
Lo primero fue eliminar todo lo refinado y azucarado; los niveles altos de azúcar se relacionan con niveles más altos de cáncer. Después eliminé fritos, barbacoas, precocinados, la comida fácil de microondas. En aquel momento hacía muchas guardias y me alimentaba con mucha prisa, no había tiempo para cocinar. En lugar de eso, introduje verdura cruda y fruta y eliminé la leche y la carne.
¿Y en el estilo de vida?
Dejé de trabajar, se acabaron las guardias. Aprendí a mantener la mente en calma a través de la meditación. Era muy perfeccionista, muy dada a los demás, y aprendí a sosegarme, a pensar primero en mí y después en los otros. Empecé a hacer ejercicio. Perdí 25 kilos en la época de la quimio. Una de las cosas más importantes es tener el peso adecuado. Y aprender a decir que no, a relajarte.
¿Si tuviera que recomendar un único cambio en la dieta, cuál sería?
Huir de la comida envasada y comer alimentos frescos y de temporada. Mira cómo comían nuestras abuelas. Recuperemos la dieta mediterránea tradicional, la alimentación hecha en casa.
¿Por qué dice no a la leche?
En la facultad nos dicen que la leche es buena por el calcio, para la osteoporosis. Pero observemos las estadísticas: donde hay más osteoporosis es en los países donde más leche se consume. La leche no es tan buena. Nos enseñan ese dogma y no nos lo planteamos, pero es antinatural. Para digerirla necesitamos lactasa. La tenemos al 100 por cien cuando somos pequeños, pero a partir de los 6 o 7 años va descendiendo. Estamos concebidos para tomar leche sólo de pequeños, cuando la necesitamos.
¿Qué tiene de malo la carne?
Un alto consumo, sobre todo de carne roja y embutidos, aumenta la incidencia de cáncer, principalmente de colon. La carne no tiene fibra, viene cargada de nitratos, de pesticidas, de omega 6 por el tipo alimentación que llevan los animales. La carne blanca podríamos consumirla con moderación. Pero el problema es que somos hiper-carnívoros: hay gente que toma carne tres veces al día. En la dieta mediterránea original se hacía matanza en Navidad y se tiraba de ello todo el año.
¿Nos recomienda un plato anticancerígeno?
El gazpacho, que es de mi tierra. Lleva tomate, cebolla, ajo, aceite de oliva, pimiento y pepino, todos ellos alimentos anti-cáncer y crudos.
¿Cómo se alimenta ahora?
Procuro seguir la misma alimentación que hacía durante la quimio. Mucha gente descubre que la alimentación influye y víctima del miedo cambia, pero luego vuelve a las andadas. Sin embargo, el cambio hay que mantenerlo en el tiempo.
Hay quien ha seguido todo esto –una alimentación y un estilo de vida más saludable– y no le ha funcionado. ¿Cuál es el mensaje para estas personas?
No hay fórmula mágica, y por eso tenemos tanto miedo al cáncer. No hay ningún tratamiento que sea totalmente efectivo. El problema es que no hay una enfermedad, sino enfermos, y cada caso es diferente. Hay casos de cáncer muy extendido que se curan, y otros muy localizados que se extienden. Yo creo que el tratamiento emocional marca la diferencia. No es lo mismo enfrentar un cáncer desde la positividad y la alegría que desde el miedo y la soledad. Aquí se demuestra el poder de lo emocional, pero no sólo en el cáncer sino en todas las enfermedades. Por eso reivindico que seamos parte activa.
No recomienda usar la olla exprés, presente en todos los hogares. ¿Por qué?
Porque alcanza los 140 grados, y queremos conservar los fitoquímicos de los alimentos, que se pierden a partir de los 95 grados. Está bien para legumbre y cereal, pero si metes verdura le haces fosfatina.
Asumía que la barbacoa era una forma de cocinar saludable hasta que leí su libro.
Lo que es saludable es la plancha, siempre y cuando no quemes el alimento. Pero en la barbacoa, ese color negro son los benzopirenos, carcinógenos… Lo ideal es cocinar el vapor, sin grasa ni aceite.
Recomienda encarecidamente las setas…
En Japón, donde más se consumen, algunos oncólogos lo utilizan como suplemento alimentario. Permiten que la quimio se tolere mejor.
La colonia, mejor no olerla.
Para que perduren tanto, los perfumes tienen ftalatos (un grupo de compuestos químicos). Cuanto más permanezcan en nuestro cuerpo, peor para nuestra salud. "Sexy para ellas, veneno para el bebé", decía una campaña en EEUU para mamás embarazadas. Los perfumes van al torrente sanguíneo; se asocia con cáncer de mama. Lo ideal son aceites esenciales o algo que se está perdiendo: ser más sencillos y oler a personas, no enmascarar nuestro olor.
¿Y de dónde bebemos agua?
Este es un tema muy controvertido. El agua del grifo de Madrid, por ejemplo, contiene muchos tóxicos. Se podrían eliminar si en lugar de filtrar con sales de aluminio, como se hace ahora, se filtrase con filtros de carbono. El agua embotellada no es la solución: es un atentado ecológico.
¿Cuál fue la reacción de sus compañeros tras su curación?
Cuando se cumplieron los dos años libre de enfermedad, me dijeron que había sido un milagro. Pero les dije que no, que era un milagro que había hecho yo. Lo mío es un milagro muy currado. La reacción de mis compañeros de primaria fue buena. Recomiendan mucho el libro, no sólo para cáncer, también para diabetes, hipertensión, obesidad… Los especialistas son más reacios.
¿Qué planes tiene tras la baja por maternidad?
Tengo mi plaza en atención primaria. Me gustaría continuar en sanidad pero centrada en el paciente oncológico, aconsejando sobre alimentación y estilos de vida.
¿Cuál fue para usted la mayor sorpresa al investigar y, después, escribir este libro?
El poder de los alimentos, de la naturaleza. Cómo contienen fitoquímicos anti cáncer, y como algunos medicamentos incorporan fitoquímicos en quimio. La curcumina de la cúrcuma, por ejemplo, o la quimio que se extrae de un alga del mar. Si tiene poder a nivel de laboratorio ¿por qué no tomar nosotros más algas, más cúrcuma, etc? Me sentí engañada porque nadie me hablase de esto, sólo de quimio, de radioterapia.
Pero es lo que a menudo hacen los médicos: en cuanto entras a la consulta tienen lista la receta.
Hay pacientes que si no salen de la consulta con su pastilla creen que eres un mal médico. Pero cada vez más profesionales contamos al paciente lo que puede hacer para prevenir la enfermedad. Los médicos y sanitarios tenemos mucho poder en este sentido. Más medicina preventiva y menos pastillas.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
Fuente; El País.
Nota:
El que una alimentación adecuada a base de verduras, hortalizas, cereales, legumbres, frutos secos, frutas y aceite de oliva, junto a huevos, pescado y poca carne roja o ninguna -lo que conocemos por cocina mediterránea- así como nada de comidas enlatada o procesadas industrialmente, con mucha sal y aditivos químicos, tiene beneficios para la salud, parece indiscutible.
Otra cosa muy distinta es que con ello podamos curar, una vez contraído, un cáncer... Esa afirmación no se basa en evidencias científicas y puede ser un fraude médico. Los diarios están llenos de noticias de este tipo. La ciencia parece que, por distintas y variadas razones, no acaba de formar parte de la cultura cotidiana y la mayoría de la gente se guía por un tipo de pensamiento no formal, no científico, seudocientífico, Hay mucho fraude.
https://elpais.com/elpais/2017/08/30/ciencia/1504118737_744798.html?rel=lom
https://verdecoloresperanza.blogspot.com/2014/06/las-facturas-de-la-mentira.html
Libro recomendado: La pseudociencia. ¡Vaya timo! Mario Bunge.
Como tantos otros enfermos, ya embarcada en un tratamiento de quimioterapia Fernández preguntó a los oncólogos qué comer y qué medidas tomar para combatir por su cuenta la enfermedad. De su negativa a aceptar la respuesta del equipo que le atendía –"no hagas nada y come todo lo que te apetezca"–nace su libro 'Mis recetas anticáncer', que se publicó en junio y está en su quinta edición. “El problema es que los médicos no tienen formación sobre nutrición y todo les da miedo”, señala Fernández frente a un batido de mango, kiwi y manzana –su desayuno– en una cafetería de Madrid. “El cáncer es la enfermedad del miedo. Pero comer lechuga no va a tener una interacción con la quimio”.
Fernández, de 34 años, insiste en que el libro se titula así porque esas son las recetas que le funcionaron a ella. “No hay ninguna fórmula mágica. Pero el mensaje que quiero hacer llegar es que podemos hacer mucho contra el cáncer a través de la alimentación. No seas el sujeto pasivo. Infórmate, muévete, pregunta, toma las riendas de tu enfermedad junto a tu equipo médico”.
¿En qué medida cree que su curación se debe a los cambios en su alimentación y estilo de vida, versus tratamiento convencional?
No sabemos si fue la quimio o la alimentación. Lo que creo es que fue todo. Me habían dado un 95 por ciento de posibilidades de morir en cinco años. En principio, no se planteó como quimio curativa, sino paliativa, que podía alargar la vida unos meses o años. Pero yo no quería vivir unos pocos meses más, quería sanarme. Así que hice mi quimio junto con grandes cambios en la alimentación y en el tema emocional.
¿Cuáles fueron, en esencia, estos cambios?
Lo primero fue eliminar todo lo refinado y azucarado; los niveles altos de azúcar se relacionan con niveles más altos de cáncer. Después eliminé fritos, barbacoas, precocinados, la comida fácil de microondas. En aquel momento hacía muchas guardias y me alimentaba con mucha prisa, no había tiempo para cocinar. En lugar de eso, introduje verdura cruda y fruta y eliminé la leche y la carne.
¿Y en el estilo de vida?
Dejé de trabajar, se acabaron las guardias. Aprendí a mantener la mente en calma a través de la meditación. Era muy perfeccionista, muy dada a los demás, y aprendí a sosegarme, a pensar primero en mí y después en los otros. Empecé a hacer ejercicio. Perdí 25 kilos en la época de la quimio. Una de las cosas más importantes es tener el peso adecuado. Y aprender a decir que no, a relajarte.
¿Si tuviera que recomendar un único cambio en la dieta, cuál sería?
Huir de la comida envasada y comer alimentos frescos y de temporada. Mira cómo comían nuestras abuelas. Recuperemos la dieta mediterránea tradicional, la alimentación hecha en casa.
¿Por qué dice no a la leche?
En la facultad nos dicen que la leche es buena por el calcio, para la osteoporosis. Pero observemos las estadísticas: donde hay más osteoporosis es en los países donde más leche se consume. La leche no es tan buena. Nos enseñan ese dogma y no nos lo planteamos, pero es antinatural. Para digerirla necesitamos lactasa. La tenemos al 100 por cien cuando somos pequeños, pero a partir de los 6 o 7 años va descendiendo. Estamos concebidos para tomar leche sólo de pequeños, cuando la necesitamos.
¿Qué tiene de malo la carne?
Un alto consumo, sobre todo de carne roja y embutidos, aumenta la incidencia de cáncer, principalmente de colon. La carne no tiene fibra, viene cargada de nitratos, de pesticidas, de omega 6 por el tipo alimentación que llevan los animales. La carne blanca podríamos consumirla con moderación. Pero el problema es que somos hiper-carnívoros: hay gente que toma carne tres veces al día. En la dieta mediterránea original se hacía matanza en Navidad y se tiraba de ello todo el año.
¿Nos recomienda un plato anticancerígeno?
El gazpacho, que es de mi tierra. Lleva tomate, cebolla, ajo, aceite de oliva, pimiento y pepino, todos ellos alimentos anti-cáncer y crudos.
¿Cómo se alimenta ahora?
Procuro seguir la misma alimentación que hacía durante la quimio. Mucha gente descubre que la alimentación influye y víctima del miedo cambia, pero luego vuelve a las andadas. Sin embargo, el cambio hay que mantenerlo en el tiempo.
Hay quien ha seguido todo esto –una alimentación y un estilo de vida más saludable– y no le ha funcionado. ¿Cuál es el mensaje para estas personas?
No hay fórmula mágica, y por eso tenemos tanto miedo al cáncer. No hay ningún tratamiento que sea totalmente efectivo. El problema es que no hay una enfermedad, sino enfermos, y cada caso es diferente. Hay casos de cáncer muy extendido que se curan, y otros muy localizados que se extienden. Yo creo que el tratamiento emocional marca la diferencia. No es lo mismo enfrentar un cáncer desde la positividad y la alegría que desde el miedo y la soledad. Aquí se demuestra el poder de lo emocional, pero no sólo en el cáncer sino en todas las enfermedades. Por eso reivindico que seamos parte activa.
No recomienda usar la olla exprés, presente en todos los hogares. ¿Por qué?
Porque alcanza los 140 grados, y queremos conservar los fitoquímicos de los alimentos, que se pierden a partir de los 95 grados. Está bien para legumbre y cereal, pero si metes verdura le haces fosfatina.
Asumía que la barbacoa era una forma de cocinar saludable hasta que leí su libro.
Lo que es saludable es la plancha, siempre y cuando no quemes el alimento. Pero en la barbacoa, ese color negro son los benzopirenos, carcinógenos… Lo ideal es cocinar el vapor, sin grasa ni aceite.
Recomienda encarecidamente las setas…
En Japón, donde más se consumen, algunos oncólogos lo utilizan como suplemento alimentario. Permiten que la quimio se tolere mejor.
La colonia, mejor no olerla.
Para que perduren tanto, los perfumes tienen ftalatos (un grupo de compuestos químicos). Cuanto más permanezcan en nuestro cuerpo, peor para nuestra salud. "Sexy para ellas, veneno para el bebé", decía una campaña en EEUU para mamás embarazadas. Los perfumes van al torrente sanguíneo; se asocia con cáncer de mama. Lo ideal son aceites esenciales o algo que se está perdiendo: ser más sencillos y oler a personas, no enmascarar nuestro olor.
¿Y de dónde bebemos agua?
Este es un tema muy controvertido. El agua del grifo de Madrid, por ejemplo, contiene muchos tóxicos. Se podrían eliminar si en lugar de filtrar con sales de aluminio, como se hace ahora, se filtrase con filtros de carbono. El agua embotellada no es la solución: es un atentado ecológico.
¿Cuál fue la reacción de sus compañeros tras su curación?
Cuando se cumplieron los dos años libre de enfermedad, me dijeron que había sido un milagro. Pero les dije que no, que era un milagro que había hecho yo. Lo mío es un milagro muy currado. La reacción de mis compañeros de primaria fue buena. Recomiendan mucho el libro, no sólo para cáncer, también para diabetes, hipertensión, obesidad… Los especialistas son más reacios.
¿Qué planes tiene tras la baja por maternidad?
Tengo mi plaza en atención primaria. Me gustaría continuar en sanidad pero centrada en el paciente oncológico, aconsejando sobre alimentación y estilos de vida.
¿Cuál fue para usted la mayor sorpresa al investigar y, después, escribir este libro?
El poder de los alimentos, de la naturaleza. Cómo contienen fitoquímicos anti cáncer, y como algunos medicamentos incorporan fitoquímicos en quimio. La curcumina de la cúrcuma, por ejemplo, o la quimio que se extrae de un alga del mar. Si tiene poder a nivel de laboratorio ¿por qué no tomar nosotros más algas, más cúrcuma, etc? Me sentí engañada porque nadie me hablase de esto, sólo de quimio, de radioterapia.
Pero es lo que a menudo hacen los médicos: en cuanto entras a la consulta tienen lista la receta.
Hay pacientes que si no salen de la consulta con su pastilla creen que eres un mal médico. Pero cada vez más profesionales contamos al paciente lo que puede hacer para prevenir la enfermedad. Los médicos y sanitarios tenemos mucho poder en este sentido. Más medicina preventiva y menos pastillas.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
Fuente; El País.
Nota:
El que una alimentación adecuada a base de verduras, hortalizas, cereales, legumbres, frutos secos, frutas y aceite de oliva, junto a huevos, pescado y poca carne roja o ninguna -lo que conocemos por cocina mediterránea- así como nada de comidas enlatada o procesadas industrialmente, con mucha sal y aditivos químicos, tiene beneficios para la salud, parece indiscutible.
Otra cosa muy distinta es que con ello podamos curar, una vez contraído, un cáncer... Esa afirmación no se basa en evidencias científicas y puede ser un fraude médico. Los diarios están llenos de noticias de este tipo. La ciencia parece que, por distintas y variadas razones, no acaba de formar parte de la cultura cotidiana y la mayoría de la gente se guía por un tipo de pensamiento no formal, no científico, seudocientífico, Hay mucho fraude.
https://elpais.com/elpais/2017/08/30/ciencia/1504118737_744798.html?rel=lom
https://verdecoloresperanza.blogspot.com/2014/06/las-facturas-de-la-mentira.html
Libro recomendado: La pseudociencia. ¡Vaya timo! Mario Bunge.
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