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viernes, 3 de agosto de 2018

Un tercio de todo lo que se pesca en el mundo acaba en la basura antes de llegar al plato

El último informe de la FAO sobre el estado mundial de la pesca alerta de la cantidad de pescado que se desperdicia tras su captura, en un contexto en el que además el 33% de las especies de peces comerciales están sobreexplotadas.

El 35% del total de lo que se pesca acaba desperdiciándose, antes o después de llegar a puerto. AFP

El mundo no sólo está capturando pescado muy por encima de lo que nuestros mares se pueden permitir , sino que además, un porcentaje elevadísimo de toda esa sobrepesca no sirve absolutamente para nada. Un 27% de todo el pescado que se captura en el mundo termina perdiéndose o desperdiciándose en el trayecto que va desde el desembarco hasta el plato del consumidor, fruto de la suciedad, los malos sistemas de refrigeración o la falta de instalaciones adecuadas. La cifra aumenta hasta el 35% si se tienen en cuenta los descartes que se hacen antes de llegar a puerto, según alerta el último informe sobre El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura que acaba de publicar la ONU . Es decir, que más de un tercio de los peces que se pescan en el mundo acaban en la basura.

“En todo el mundo, las pérdidas de pescado posteriores a la captura son motivo de gran preocupación y se producen en la mayoría de las cadenas de distribución de pescado”, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) , que advierte de que, especialmente las economías menos desarrolladas, todavía “carecen de infraestructuras y servicios adecuados para asegurar la calidad del pescado”.

El dato es todavía más alarmante teniendo en cuenta la grave situación de sobrepesca en la que se encuentran los océanos. El 33,1% de las principales especies de peces comerciales que supervisa la FAO se pescan a niveles biológicamente insostenibles, lo que quiere decir que el ritmo y la cantidad de las capturas es mayor al tiempo que necesitan los peces para recuperar sus poblaciones. Y la situación es cada vez peor, porque hace 40 años la proporción de pesca insostenible apenas alcanzaba el 10%.

Pero la población mundial ha ido aumentando y la cantidad de pescado que comemos también. Mientras que en 1961 en el mundo se consumían 9 kilos de pescado por persona y año, en 2015 esa cifra se había más que duplicado, hasta los 20,2 kilos. Se estima que en 2017 el consumo per cápita era ya de 20,5 kilos.

“Parece poco probable que las pesquerías mundiales puedan restablecer en un futuro muy cercano el 33,1% de las poblaciones que se encuentran sobreexplotadas actualmente, debido a que el restablecimiento requiere tiempo. Generalmente de dos a tres veces el ciclo de vida de la especie”, advierte la organización, que llama a establecer “alianzas eficaces” entre los países para movilizar recursos financieros y humanos y al despliegue de tecnologías avanzadas como el monitoreo de la pesca.

El Mediterráneo, el más sobreexplotado

El documento destaca también al mar Mediterráneo como el más sobreexplotado del planeta, con un 62,2% de sus poblaciones de peces en situación de sobrepesca . La Comisión Europea, no obstante, cifra la sobrepesca en el Mediterráneo en el 93%.

Entre las especies en riesgo citadas por la FAO se encuentran la merluza, el salmonete, el rodaballo, el lenguado común, el dentón, el boquerón o la sardina . Además, la organización menciona otras amenazas para la pesca en el Mediterráneo —donde España es, detrás de Italia, el país con más intereses pesqueros— como el cambio climático o la pesca ilegal.

“Nadie desea que un mar tan cercano a muchos de nosotros deje de proporcionar alimento y empleo a quienes dependen de él. Es un escándalo que debería desencadenar acciones políticas inmediatas ”, ha señalado Lasse Gustavsson, director de Oceana Europa. “El Mediterráneo necesita restringir el arrastre de fondo, preservar zonas de cría y hábitats sensibles, y establecer límites de capturas anuales según las recomendaciones científicas”, añade.

@Luchiva 

Fuente:
http://www.publico.es/internacional/medio-ambiente-tercio-pesca-mundo-acaba-basura-llegar-plato.html

martes, 12 de abril de 2016

Modelo innovador de gestión de agua es un éxito en India

Shyam Bahadur Khadka
IPS

India es uno de los países que más agua subterránea usa. Pero la sobreexplotación del recurso llegó a su límite en muchas partes de su vasto territorio; la crisis hídrica es especialmente grave en el sureño estado de Andhra Pradesh.

La situación es especialmente evidente en distritos propensos a la sequía como Rayalseema, zonas altas de Prakasam, Krishna, Godavari Oriental y Occidental, partes de Nellore, Vizianagaram y Srikakulam, en el estado de Andhra Pradesh, el que cubre alrededor de 40 por ciento de sus necesidades en materia de irrigación con agua subterránea.

En la región seca de Rayalseema, que incluye los distritos de Chittoor, Anantapur, Kurnool, Prakasam y Kadapa, es inviable para muchos pequeños agricultores regar con agua subterránea.

Hubo una disminución significativa del nivel en las capas freáticas, que afectó el sistema de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición de los agricultores.

En los distritos de Chittoor y Anantapur, el agua subterránea, de hecho, alcanzó un punto crítico siendo común ver pozos secos. En el primero, la profundidad de excavación ronda los 365 metros a un costo de poco más de 9.400 dólares y alrededor de 90 por ciento de los pozos no funcionan. En el segundo, 95 por ciento de las nuevas perforaciones no dan agua.

Una gran cantidad de pozos se secaron o no funcionan bien por la mala calidad del recurso, una tendencia que continuará y puede llegar a convertirse en un problema ambiental, económico y social.

No es de extrañar que el aumento del número de perforaciones secas tenga consecuencias negativas para la producción de alimentos, y haga que muchas familias pierdan su fuente de ingresos, lo que genera endeudamiento y deja un agujero en la tierra con riesgo de contaminación.

En los distritos de Prakasam, Kurnool y Anantapur, así como en las zonas costeras y las grandes ciudades y pueblos, la contaminación del agua subterránea se expande rápidamente a nuevas zonas generando degradación ambiental.

Con el fin de atender la situación en otras partes de India, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) encabeza la iniciativa Andhra Pradesh Groundwater Systems (APFAMGS, sistemas de agua subterránea de Andhra Pradesh) en cinco distritos de ese estado.

El proyecto ofrece un marco ideal para diseñar nuevas estrategias descentralizadas y propiciar la autogestión local a fin de logar una efectiva gestión sostenible del recurso.

El gobierno estadual cree que la actual sequía y el estrés hídrico ofrecen una oportunidad para usar el modelo APFAMGS y diseñar nuevas estrategias descentralizadas. Eso mejora la gestión del recurso y los ingresos de los pequeños agricultores.

La FAO y sus socios locales implementaron un proyecto APFAMGS muy exitoso en los distritos que sufren sequía como Rayalseema, Mahbubnagar y Nalgond, en el nuevo estado de Telengana, creado en 2014 en el oeste del viejo Andhra Pradesh.

En el marco de la iniciativa se creó un programa de monitoreo hidrológico participativo para construir capacidades en base a conocimientos, datos y habilidades que permiten comprender el funcionamiento de la napa freática.

El proyecto propició creación de 638 comités de monitoreo de agua subterránea en las aldeas con el fin de supervisar el recurso, que luego se reordenan según la Red de Unidad Hidrológica.

La iniciativa también facilitó proyectos de ahorro de agua, promovió una agricultura orgánica de baja inversión y ayudó a formular normas que garanticen la sostenibilidad de los limitados recursos. En la mayoría de las zonas con proyectos pilotos (638 aldeas en siete distritos), los resultados han sido muy positivos.

Los comités por unidad hidrológica estimaron la totalidad disponible del recurso y elaboraron un sistema de cultivo que se ajusta a la disponibilidad de agua. Luego difundieron la información a toda la comunidad agrícola de cada unidad hidrológica y actuaron como grupo de presión.

El éxito de la iniciativa quedó señala en el informe “Iniciativa de Asistencia Técnica y de Estudio sobre la Gestión de Agua Subterránea en India”, del Banco Mundial:

La reducción en el uso de agua “no fue una acción colectiva altruista, sino resultado de decisiones individuales de miles de agricultores con fines de lucro y que buscan gestionar el riesgo”, subraya.

“Eso hace que el modelo APFAMGS sea sólido y se pueda replicar, pues no se necesita un liderazgo”, precisa. “Una de las grandes lecciones es que la gestión del agua subterránea no necesita de un gran sacrificio”, destaca.

Por su parte, el informe de evaluación de la FAO coincide: “La experiencia de APFAMGS es un hito en la gestión del agua subterránea y en asegurar el sustento de agricultores pobres en India, y como ambos son un problema del gobierno central y de los estaduales, el enfoque debe adoptarse e incluirlo en las obras de desarrollo y en las políticas estatales”.

Debido al éxito del trabajo con organizaciones de base, el gobierno de Andhra Pradesh y la FAO acordaron ampliar el proyecto piloto para incluir a las autoridades de las aldeas, llamadas “Gram Panchayats”, en la gestión del recurso hídrico.

El proyecto piloto requirió pocos recursos económicos con un presupuesto total estimado en unos 534.200 dólares, de los cuales la participación del gobierno estadual se fijó en 359.400 dólares. Los fondos se usaron principalmente para comprar equipos para monitorear el nivel del agua.

La inversión de la FAO, principalmente mediante el aporte de coordinadores locales, capacitar a los agricultores, y ofrecer apoyo administrativo y técnico, se estima en unos 174.800 dólares.

Actualmente, la FAO busca activamente socios interesados en ampliar el modelo sobre la base de la organización informal que ya probó ser efectiva en la gestión de la demanda de agua subterránea, un recurso vital en rápida desaparición.

Shyam Bahadur Khadka, representante de la FAO en India

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/03/modelo-innovador-de-gestion-de-agua-es-un-exito-en-india/
Traducido por Verónica Firme https://www.facebook.com/annie.peace.581/videos/627480800739446/
(Foto de Rosa Peña: Primavera en mi barrio. Rivermark. Santa Clara. California)

domingo, 4 de octubre de 2015

Quince años y para siempre

José Graziano da Silva
IPS

Los próximos 15 años serán decisivos para el futuro de nuestro planeta. Durante este período, nos enfrentaremos a algunos de los mayores desafíos del siglo XXI, en medio de una transición continua y profunda en la economía global. Somos la primera generación que puede acabar con el hambre y hacer que la seguridad alimentaria y nutricional sea verdaderamente universal. Y tal vez también somos la última generación en condiciones de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.

Los próximos 15 años serán decisivos para el futuro de nuestro planeta. Durante este período, nos enfrentaremos a algunos de los mayores desafíos del siglo XXI, en medio de una transición continua y profunda en la economía global. La superación del hambre y la pobreza extrema son los retos más importantes. Hoy en día casi 800 millones de personas no tienen suficiente alimento para comer a pesar de que se produce suficiente comida en el mundo para alimentar a todos. Es evidente que necesitamos soluciones urgentes para superar los cuellos de botella estructurales que impiden que los que padecen hambre tengan acceso a los alimentos.

En otras palabras, la inclusión social debe convertirse en la columna vertebral del desarrollo. Sin embargo, no vamos a lograr ni la inclusión social ni el desarrollo, a menos que nuestras decisiones estén guiadas por la sostenibilidad.

Somos la primera generación que puede acabar con el hambre y hacer que la seguridad alimentaria y nutricional sea verdaderamente universal. Y tal vez también somos la última generación en condiciones de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.

El marco político necesario para avanzar en la dirección correcta requiere un grado sin precedentes de compromiso político.

Entre el 25 y el 27 de septiembre, en una cumbre en Nueva York, se dio un importante paso en este sentido, cuando la comunidad internacional respaldó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, con una agenda ambiciosa para cambiar el mundo para mejor en los próximos 15 años.

Este nuevo pacto global para el futuro incluye crucialmente acabar con la pobreza y el hambre para el año 2030, la mitigación y adaptación al cambio climático y la búsqueda de formas más sostenibles de hacer que la oferta satisfaga a la demanda.

Las decisiones que tomamos como consumidores se han vuelto tan importantes para el futuro como los que tomamos como productores.

Además de los cerca de 800 millones de personas que sufren desnutrición crónica, la malnutrición es también un problema importante con unos dos mil millones de personas que sufren de deficiencias de micronutrientes y 500 millones de personas que sufren de obesidad, esta última una enfermedad que va en aumento en muchos países de ingresos medios y altos.

El mundo que se prevé a través de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no es una quimera inalcanzable. No es una utopía; podemos hacerlo realidad.

La solución está en el problema. A medida que la riqueza sigue ganando distancia a la justicia, la supervivencia depende más y más del imperativo de la cooperación.

O construimos un futuro para todos, o no habrá futuro aceptable para nadie. Cualquier duda al respecto palidece ante el éxodo que estamos presenciando, donde los refugiados arriesgan sus vidas en un intento desesperado por encontrar una vida mejor en otro lugar.

Más de 70 por ciento de la inseguridad alimentaria en el mundo se concentra en las zonas rurales de los países pobres y en desarrollo.

Una de las soluciones es reconocer y apoyar el papel que la agricultura familiar a pequeña escala puede desempeñar para lograr hambre cero de una manera sostenible.

Para lograr esto, necesitamos políticas públicas que desarrollen las capacidades de las personas, apoyar la producción, facilitar el acceso al crédito financiero, la tecnología y otros servicios y promover la cooperación internacional.

Para erradicar el hambre y la pobreza debemos empezar por ir más allá de hacer frente a situaciones de emergencia cuando se producen y en su lugar dirigir nuestros esfuerzos a hacer frente a las condiciones que las causan.

El costo del fracaso está claro. Si prevalece enfoque de negocio como el que ha habido hasta ahora, en 2030 todavía tendremos 650 millones de personas que padecerán hambre.

Hemos estimado que para acabar con el hambre para el año 2030 se requieren una combinación de inversiones en protección social y agricultura y desarrollo rural de unos 267.000 millones de dólares. Esto significa alrededor de 160 dólares al año para cada persona que sufre hambre.

Esto es más o menos el precio de un teléfono celular. Se trata de una cantidad relativamente pequeña a pagar con el fin de liberar al mundo del flagelo del hambre y de hacerlo durante nuestras vidas.

José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/09/quince-anos-y-para-siempre/