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sábado, 7 de abril de 2018

Cómo se persigue a los medios comunitarios en España. El Gobierno ha sido denunciado ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pero los grandes medios comerciales lo han silenciado.

A raíz de la denuncia contra el Gobierno español ante Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por su incumplimiento de la ley que lo obliga a regular el otorgamiento de licencias de radio y televisión a medios comunitarios el periodista Pascual Serrano señala en su blog ‘otrasmiradas” que “Los diferentes gobiernos españoles han ido invirtiendo más o menos dinero en los medios estatales y concediendo más o menos licencias radioeléctricas para los medios privados (sobre todo en función de su afinidad ideológica), pero han ido conteniendo a los medios comunitarios, sabedores de que en ellos podía encontrarse la línea colectiva y periodística más crítica y más difícilmente manejable.

El desprecio es tal que, incluso en la ley audiovisual antes citada de 2010 donde se les da reconocimiento, se aclara que “salvo autorización expresa de la autoridad audiovisual sus gastos de explotación anuales no podrán ser superiores a 100.000 euros en el caso de los servicios de comunicación audiovisual televisiva y de 50.000 euros en el caso de los servicios de comunicación audiovisual radiofónica”.

Es decir, los medios comunitarios deberán, por ley, ser precarios y humildes, con mínimo presupuesto y capacidad, para no crearle competencia a las empresas comerciales. Es debido a ese límite de facturación que no pueden generar empleo, de hecho, solo el 22% de estos medios tienen a alguna persona contratada.

Vale la pena contrastar esta situación con la legislada en esos países latinoamericanos a los que nuestros medios privados tanto han presentado como depredadores de la libertad de expresión. En países como Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia o Uruguay la legislación dividió las licencias de emisión en tres tercios: un tercio para los medios del Estado, un tercio para los medios privados comerciales y otro tercio para los colectivos comunitarios. Estos últimos, en un amplio espectro que incluye grupos indígenas, sindicales, vecinales… contaban, además, con gran cantidad de recursos públicos que iban desde locales a capacitación, apoyo tecnológico o publicidad institucional.

La gran mayoría de esos medios comunitarios, con una calidad técnica muy dispar, han proporcionado a la ciudadanía un lugar donde expresarse, una visión de los acontecimientos diferente a las líneas comerciales de los privados y una independencia del gobierno que ha sido reconocida por la sociedad.

Mientras tanto, en España, los medios comunitarios, quienes representan, con sus limitaciones pero también con su grandeza, la vitalidad de una sociedad organizada y preocupada por la información han sido en el mejor de los casos despreciados e ignorados y en otros muchos perseguidos y cerrados. La Red de Investigación en Comunicación Comunitaria, Alternativa y Participativa (RICCAP) tiene registrados 200 medios comunitarios de radio y televisión en España. Una decena son televisiones. En ellos, unas 5.000 personas producen contenidos sin ánimo de lucro. Estos medios se encuentran hoy en una situación de alegalidad, bajo la amenaza de un cierre arbitrario por parte de la Administración, que sabe que es la única forma que tiene de intentar lograr su sumisión editorial.

Ahora el gobierno español tiene seis meses para responder a los requerimientos del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Estén tranquilos, la gran mayoría de los medios privados, especialmente las radios y televisiones que acaparan las licencias, no nos contaran lo que vaya sucediendo.

Leer:

http://blogs.publico.es/otrasmiradas/13013/sabias-que-la-onu-investiga-a-espana-por-negar-la-legalizacion-a-200-medios-de-comunicacion/

domingo, 14 de junio de 2015

Avances significativos en la lucha contra el hambre en el mundo. Naciones Unidas anuncia cifras “esperanzadoras”, sin embargo todavía hay 800 millones de subalimentados.

Sergio Ferrari

El número de personas víctimas del hambre en el mundo cayó por debajo de la línea de los 800 millones, anunciaron esta última semana de mayo tres instituciones de las Naciones Unidas. El informe El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2015, registra 795 millones de seres humanos que padecen hambre, es decir 216 millones menos que en el período 1990-1992. El documento ha sido elaborado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura); por el Programa Alimentario Mundial (PAM) y por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), las tres instituciones del sistema onusiano especializadas en esta temática.

Progresos latinoamericanos

América Latina y el Caribe, según el documento que acaba de ser divulgado, avanzó significativamente en el combate contra la malnutrición al disminuir en el último cuarto de siglo a la mitad el porcentaje de personas sub alimentadas.

Los informantes destacan que esa región es la primera en el mundo que alcanza la meta relativa a la reducción del hambre establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

A pesar de esta tendencia positiva, en febrero del año en curso el Programa Alimentario Mundial (PAM) había reconocido que 2 millones de habitantes de Centroamérica debían recibir ayuda alimentaria como consecuencia del impacto de una prolongada sequía que afectó la región. Guatemala y Honduras se vieron en ese momento obligadas a decretar un estado de emergencia en zonas rurales particularmente afectadas.

Ese cataclismo meteorológico implicó pérdidas de cosechas con la consiguiente reducción significativa de medios destinados a la salud y la educación por parte de las familias campesinas afectadas, muchas de las cuales debieron vender sus herramientas y animales y emigrar, incluso, de sus regiones originarias.

La situación planetaria
Según el documento de la ONU, en las regiones “en desarrollo”, la subalimentación – es decir el número de seres humanos privados de los alimentos indispensables para poder implementar una vida sana y activa- se redujo del 23.3% (cifra correspondiente al inicio de los años 90) a un 12.9%, en la actualidad.

Progreso particularmente positivo –según las Naciones Unidas - si se tiene en cuenta el marco mundial complejo que ha marcado las últimas décadas. En las cuales cataclismo ambientales extremos, inestabilidad política, e incluso conflictos internos y regionales han estado a la orden del día.

Si bien la tendencia global en la lucha contra el hambre ha sido positiva, 24 países africanos, es decir el doble que en los años 90, se confrontan en la actualidad a crisis alimentarias.

Una persona cada cinco vive actualmente en condiciones de crisis marcada por una “débil gobernabilidad” o bien una vulnerabilidad social aguda. Las tasas de hambre en los países víctimas de crisis prolongadas son tres veces más alto que las otras regiones, sostiene el Informe.

El estudio de la ONU comprueba que América Latina y el Caribe así como el este-y el sur-este asiático y algunos países africanos han realizado progresos rápidos en ese combate. Subrayando que dichos avances están íntimamente ligados a una real “voluntad política de convertir la lucha contra el hambre en un objetivo de desarrollo primordial”.

Mientras en América Latina y el Caribe los índices de personas que sufren de malnutrición cayó significativamente del 14.7% al 5.5%; en Asia la reducción ha sido más tibia (del 23.9 al 15.7%). En tanto el África subsahariana es la región que sigue padeciendo más de este flagelo que golpea a un 23 % de la población.

La FAO destaca los avances en Latinoamérica y el Caribe. Subrayando la importancia de los compromisos asumidos en la región a través de la iniciativa América latina y el Caribe sin Hambre, refrendada por todos los países en el 2005.