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domingo, 15 de diciembre de 2024

El Banco de España regala 12.000 millones a la banca y a la banca le parece mucho un impuesto por el que paga 1.695

Vuelvo a escribir sobre el mismo tema que comenté en un artículo del pasado mes de marzo y en otro de febrero de 2023 porque es fundamental que la gente sepa los regalos multimillonarios que el Banco de España y el Banco Central Europeo están haciendo a la banca privada con su dinero.

Lo hago de nuevo a partir de un artículo publicado en el diario económico Cinco Días por Carlos Arenillas, exvicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y Jorge Pérez, exjefe de regulación contable del Banco de España.

Estos economistas han estimado que el Banco de España ha pagado unos 12.000 millones de euros a los bancos españoles, entre septiembre de 2023 y 2024, en concepto de intereses por los depósitos que mantienen en el banco central. Una cantidad que explica las pérdidas de unos 8.000 millones de euros que registró el Banco de España y que supone una merma de ingresos de ese mismo montante para el Tesoro.

Por ese concepto y al conjunto de la banca privada europea, estos economistas estiman que el Banco Central Europeo ha pagado 125.000 millones de euros en el mismo periodo.

Estas cifras son escandalosas, al menos, por tres razones.

En primer lugar, por su magnitud: los pagos por intereses del BCE a la banca privada representan casi el 75 por ciento de todos los gastos que realiza la Unión Europea a lo largo del año. En España equivale más o menos a un mes de gasto público en pensiones, un mes y medio de gasto en sanidad o a dos meses y medio en educación.

En segundo lugar, es escandaloso que esas cifras se mantengan en secreto. Arenillas y Pérez han tenido que estimarlas porque el Banco de España se niega expresamente a proporcionar la cantidad exacta que paga a cada banco, a pesar de que se trata de dinero público y de que sus directivos no paran de reclamar transparencia, austeridad y eficacia a los gastos que realizan las demás instituciones del Estado.

En tercer lugar, porque, como expliqué en el artículo de marzo, no está justificado de ningún modo que los bancos centrales tengan que pagar esos intereses a la banca. Es un regalo, un subsidio que no responde a ninguna necesidad, sino tan solo a un privilegio. Antes de 1999 no existía esa remuneración en Europa (salvo en Alemania) y sólo desde 2008 comenzó a darse en Estados Unidos. Como ha mostrado, entre otros, Paul de Grauwe, para evitar ese dispendio cuando los tipos de interés están subiendo, el banco central puede aumentar la cantidad de dinero que los bancos han de mantener en reservas no remuneradas o vender los bonos que los bancos centrales acumulan para retirar dinero del sistema bancario.

Mientras se produce este escandaloso regalo a la banca con dinero público, mis colegas economistas que ponen el grito en el cielo cuando aumenta el gasto del Estado para dar ayudas mucho menos generosas a las personas o empresas más necesitadas mantienen silencio. Se callan cuando la banca española recibe un subsidio privilegiado del Banco de España de 12.000 millones de euros, mientras que sólo las cinco mayores entidades tuvieron un beneficio de más de 25.000 millones en 2023, y cuando, a pesar de ello, rechazan un impuesto extraordinario por el que sólo tuvieron que pagar 1.695 millones de euros.

O, mejor dicho, no se callan. Los del Banco de España afirman que ese impuesto puede penalizar el crédito y los de Fedea que “desincentiva el crecimiento” de los bancos» y tiene “repercusiones negativas sobre su eficiencia”. Son los que dicen que no hay dinero para el sistema de pensiones públicas, pero les parece bien darle a la banca sin justificación ninguna el equivalente a lo que más o menos se ha gastado en pensiones en el pasado mes de noviembre.

Pónganles ustedes el calificativo que deseen a la situación y a quienes la justifican y defienden.

martes, 15 de junio de 2021

El Banco de España vuelve a engañar a los españoles

Hace unos días, el Banco de España ha publicado un informe sobre el efecto que supuestamente tuvo la subida del salario mínimo (aquí) cuyos resultados han sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación en términos como los siguientes:

El País: El Banco de España calcula que la subida del salario mínimo en 2019 restó al menos 100.000 empleos

20 Minutos: El Banco de España asegura que la última subida del salario mínimo lastró la creación de hasta 180.000 empleos

El Mundo: El Banco de España constata que la subida del SMI redujo el empleo en hasta 174.000 puestos en pleno intento de Díaz por volver a aumentarlo

Expansión: El Banco de España calcula que la subida del SMI pudo destruir hasta 173.500 empleos en 2019

Cinco Días: La subida del salario mínimo en 2019 privó de empleo a mayores y jóvenes, según el Banco de España

El efecto del informe del Banco de España es, por tanto, evidente: la subida del salario mínimo que realizó el Gobierno de Pedro Sánchez fue negativa para la economía española pues dañó al empleo, el problema que más duele a todos nuestros compatriotas desde hace años. Tratar de subirlo de nuevo, como pretende el Gobierno, sería insistir en algo que ha funcionado mal, así que el informe del Banco de España constituye un clarísimo aviso a navegantes: no se les ocurra volver a subirlo.

Así, el Banco de España se constituye, una vez más, en lo que no debe ser porque no tiene competencias para ello, el árbitro que decide qué medida de política económica es deseable y cuál no. Algo curioso, como he señalado ya muchas veces, porque resulta que falla estrepitosamente a la hora de llevar a cabo las funciones de control y supervisión financiera que sí le corresponden (provocando costes elevadísimos para todos los españoles) y, sin embargo, se mete a dar consejos donde nadie se los pide ni tiene por qué darlos.

Muchas personas creerán de buena fe que si este tipo de informes del Banco de España sirven para orientar y resaltar lo que está bien o mal hecho deben ser, al fin y al cabo, bienvenidos, aunque eso le lleve a suplantar las funciones que corresponden a los poderes democráticamente elegidos para tomar las decisiones de política económica.

El problema radica en que el Banco de España no suministra en sus informes una opinión objetiva, técnica, científica, neutra o indiscutible, sino subjetiva, ideologizada y sesgada por las hipótesis, valores y métodos de análisis que utiliza. La realidad es que el Banco de España, como cualquier organismo o economista, puede llegar a las conclusiones que previamente haya deseado alcanzar según los presupuestos de los que parta. Y eso es justamente lo que ocurre con el informe sobre el salario mínimo que acaba de publicar.

Los titulares de prensa que he presentado al comienzo de este artículo no dejan lugar a dudas sobre lo que ha conseguido el Banco de España con su reciente informe: hacer creer a la inmensa mayoría de la población que la subida del salario mínimo ha sido negativa porque destruyó empleo, a la vista de los análisis sofisticados y aparentemente científicos que han utilizado sus autores.

Sin embargo, no es muy difícil mostrar que la realidad de las cosas es bastante diferente al mensaje que traslada el Banco de España.

Según la Encuesta de Población Activa (EPA), durante el año 2019 la población ocupada en España aumentó en 402.300 personas.

En ese mismo periodo, la población de entre 16 y 19 años ocupada aumentó en 10.400 personas, la de 20 a 24 en 46.700, la de 25 a 29 en 23.000 y la de más de 65 en 19.600 personas.

Por tanto, no es verdad que el aumento del salario mínimo haya destruido empleo en España en ese año, y ni siquiera entre los más jóvenes o los de mayor edad. Y, si lo hubiera destruido por un lado, se ha ganado por otro.

Es verdad que el informe del Banco de España no dice exactamente lo que señalan los titulares de los medios, sino que el efecto de la subida fue un menor crecimiento del empleo en el colectivo con menos salarios. Pero es imposible saber si esa subida del salario mínimo destruyó el empleo de esas personas que podría haberse generado si no se hubiera dado porque el propio informe reconoce que es muy difícil determinar de forma inequívoca qué personas lo perciben. Y, por otro lado, no se puede concluir que fue la subida del salario mínimo la que produjo un menor aumento de la creación de empleo sin haber analizado la incidencia de otros factores que hubieran podido contribuir a ello.

Si el Banco de España fuese una institución responsable y trabajara con independencia y pluralidad al servicio de los intereses generales y no del poder financiero privado, no haría este tipo de anuncios. Haría una evaluación general y sin sesgos de los efectos de las medidas de política económica sobre el empleo y no solo de los que le interesa descalificar por motivos ideológicos.

¿Por qué no analiza y denuncia el Banco de España el efecto sobre el empleo de la desigual carga fiscal que soportan las empresas españolas como consecuencia del fraude y la elusión de las grandes? ¿Por qué no cuantifica los costes que soportan las pymes y el empleo que pierden como consecuencia de que las grandes empresas no cumplan la ley en materia de pago a proveedores? ¿Y por qué no señala la destrucción de empleo que conlleva la falta de competencia que eleva artificialmente el coste de los suministros o los financieros, o los obstáculos que tienen las pymes para concurrir a la contratación pública?

El Banco de España vuelve a extralimitarse en sus funciones, vuelve a ofrecer conclusiones ideológicas a partir de análisis sesgados y vuelve a mentir a los españoles haciéndole creer que no deben adoptarse las medidas que aumentan su bienestar y mejoran el funcionamiento de la economía para defender así los intereses exclusivos de las grandes empresas y la banca. 

domingo, 30 de mayo de 2021

_- Habló el Banco de España, la institución que más dinero nos cuesta a los españoles

_- El Banco de España es posiblemente la institución pública que más dinero ha costado a los españoles en el último medio siglo. No por los privilegios y altos sueldos de sus directivos, que serían pocos si hicieran bien su trabajo. Lo que nos cuesta un riñón es que no desarrolla con eficacia su función principal de promover el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero. En lugar de garantizarlos, ha cometido fallos calamitosos de supervisión y control que han producido o no han evitado insolvencias y crisis de un coste financiero elevadísimo.

Desde la de 1977 a 1985, que acabó con 56 de los 110 bancos existentes al inicio del periodo, y que se calcula costó entre 1,3 y 2 billones de las antiguas pesetas (cuando los ingresos del Estado eran de unos 4,5 billones), el Banco de España no ha sabido o no ha querido evitar la creciente concentración bancaria, el crecimiento excesivo del crédito en unos casos y la escasez en otros, las comisiones y tipos de interés abusivos, los beneficios extraordinarios de la banca, el exceso de riesgo asociado a la burbuja inmobiliaria, las insolvencias y la morosidad, las quiebras, el desastroso control político de las cajas de ahorro y el antidemocrático que los banqueros ejercen sobre la política y la sociedad, los fraudes y engaños a millones de clientes…, por citar tan solo algunos hitos más costosos de esos últimos 45 años de historia financiera española.

El fracaso regulador del Banco de España en la última crisis fue apoteósico y a los españoles debería avergonzarnos que nadie haya pagado penalmente por él. Sus propios inspectores tuvieron que denunciar al gobernador Caruana por su actitud pasiva y complaciente ante el riesgo que se estaba acumulando (la carta de denuncia al ministro de Economía aquí). Y cuando sus errores comenzaron a surtir efectos lo que hizo fue aprobar cambios de normas para ocultar el daño y promover fusiones de entidades para entregar el sector a la banca privada que nos costaron todavía más dinero. Si al coste de la última crisis reconocido por el Tribunal de Cuentas (122.122 millones de euros) se le suman avales, créditos fiscales, ventas de activos, efectos de cambios normativos… la factura de la incompetencia y del apoyo del Banco de España a la banca privada debe superar los 300.000 millones de euros. Además de todo lo que eso lleva consigo, la desaparición de miles de empresas y la ruina o el desempleo de millones de personas.

Hasta el presidente saliente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, lo reconoció abiertamente al afirmar que el Banco de España había tenido «errores muy importantes de supervisión» antes de y durante la crisis.

Aunque es muy ingenuo creer que esos errores lo hayan sido solo como consecuencia del azar o del desconocimiento. Son el resultado del fundamentalismo ideológico que se cultiva en su seno pero, sobre todo, de que el Banco de España es una institución puesta al servicio exclusivo del capital bancario privado. Caruana, a quienes sus inspectores denunciaron, como he dicho, por dejar hacer y permitir que crecieran la burbuja y los desmanes del sector, no hizo mal su trabajo. Al revés, hizo eso porque estaba ahí para hacer lo que hizo, permitir que se multiplicara el negocio bancario aunque fuese a costa de hundir a la economía española.

La prueba es que, después de esas denuncias y de que se hiciera patente el efecto de su gestión, pasó a ocupar un cargo directivo en el Fondo Monetario Internacional, a ser luego Director Gerente del Banco Internacional de Pagos y, por fin, a formar parte del Consejo de Administración del BBVA. El mismo destino final que han tenido otros gobernadores o altos directivos del Banco de España, como prueba definitiva de que no han sido servidores públicos sino empleados del capital privado. Lean, si no lo creen, El libro negro: La crisis de Bankia y Las Cajas. Cómo falló el Banco de España a los ciudadanos, de Ernesto Ekaizer.

El Banco de España tampoco acierta cuando hace pronósticos sobre el horizonte de los problemas económicos. En 2007, cuando ya se había iniciado la crisis, escribió en su Informe Anual sobre 2007 que lo que estaba ocurriendo era un simple «episodio de inestabilidad financiera», si acaso, con solo «algunas incertidumbres sobre la continuidad del crecimiento de la economía en horizontes más alejados». Y el año pasado, a pesar de haber hecho dos previsiones sobre la evolución del PIB, no acertó ni en la más optimista ni en la pesimista y su margen de error fue mayor que el de instituciones con muchos menos medios e información (una comparación con las de otros organismos aquí).

Sin embargo, a pesar de que su historia reciente está plagada de desaciertos, de incompetencia, de responsabilidad y de daño a la economía española, los dirigentes del Banco de España no dejan de pontificar como si fueran los únicos que saben lo que realmente conviene hacer.

¿Se imaginan a un médico al que se le murieran todos sus pacientes alardeando por el hospital de ser él quien únicamente sabe la terapia a seguir con los enfermos y queriendo imponerla a cualquier precio? Pues algo así es el Banco de España en nuestra economía. Nunca acierta, no sabe cumplir con su función y nos impone una carga multimillonaria a los españoles, pero se empeña en decirnos qué es lo que se debe hacer para resolver los problemas que sus propias medidas anteriores han provocado.

Ahora vuelve a la carga, metiéndose una vez más en camisa de once varas, pues esa no es la función que corresponde a un banco central. En su reciente Informe Anual insiste de nuevo en el mismo tipo de reformas que a su juicio hay que acometer para hacer frente a la crisis provocada por la Covid. Olvidando que si esta ha tenido un efecto tan grande ha sido, como acabo de señalar, justamente a consecuencia de las políticas de recortes de servicios públicos esenciales, de las laborales que han producido precariedad y desigualdad y de las financieras que han multiplicado la deuda que los dirigentes del Banco de España han impulsado en los últimos años.

En concreto, ahora aprovecha su publicación para reforzar la propuesta con la que el capital bancario, de la mano de sus representantes políticos, trata de capturar el ahorro de las clases trabajadoras, la llamada «mochila austriaca».

Esta consiste básicamente en un fondo constituido desde la empresa pero lógicamente a cargo de los salarios que se asigna a cada trabajador y que puede ser utilizado en caso de despido, de traslado, para actividades formativos o, si llegara el caso, para completar la pensión.

La propuesta se justifica desde hace tiempo diciendo que así se combate la dualidad entre trabajadores fijos y temporales, algo que no tiene mucho sentido porque este problema de nuestro sistema laboral más bien tiene su origen en la contratación fraudulenta. La realidad es que esta medida perjudicaría a las empresas que realizaran menos despidos, incitaría a llevarlos a cabo, desincentivaría la adopción de medidas de flexibilidad interna y no sería fácil que pudiera servir como fondo de pensión cuando los despidos, como cabe esperar que ocurra al desaparecer la indemnización, se reiteran a lo largo de la vida laboral.

Es cierto que teóricamente podría facilitar la movilidad (algo que ni siquiera se ha demostrado que ocurra en Austria) pero ese no es el problema principal de nuestro mercado laboral. En definitiva, prácticamente ninguna ventaja y una sola virtud: permitir que los bancos manejen el ahorro de los trabajadores, un botín suculento para hacer negocio especulativo en los mercados especulativos aunque, eso sí, a costa de un gran riesgo y volatilidad que antes o después pondría en peligro el patrimonio de las clases trabajadoras, e imponiendo más costes todavía a las empresas productivas que crean más empleo fijo.

También aprovecha el Banco de España para defender el mantenimiento de la última reforma laboral que básicamente supuso concentrar aún más poder de decisión en manos del empresariado, desequilibrando en mayor medida el ya de por sí desigual balance de fuerzas en nuestro sistema de relaciones laborales. Eso es lo único que parece interesarle.

Como he dicho, al Banco de España no corresponde hacer este tipo de propuestas de política económica y que, como todas, tienen un efecto muy desigual sobre el bolsillo y las condiciones de vida de la gente, pero no lo hace gratuitamente ni como fruto de la casualidad.

En su libro Guardians of Finance. Making Regulators Work for Us, James R. Barth, Gerard Caprio y Ross Levine demuestran que la crisis que comenzó en 2007 fue un «homicidio por negligencia» porque «los reguladores de todo el mundo sabían o deberían haber sabido que sus políticas estaban desestabilizando el sistema financiero mundial y, sin embargo, optaron por no actuar hasta que la crisis hubiera emergido por completo… mantuvieron políticas que alentaron el riesgo excesivo incluso sabiendo que sus decisiones incrementaban la fragilidad del sistema. Ha sido un desastre regulatoriamente inducido. Los reguladores pusieron en peligro a sabiendas sus economías en los diez o quince años antes de la reciente crisis».

Entre esos reguladores homicidas se encuentra el Banco de España que sigue empeñado en hacernos creer que darle todavía más privilegios y poder de decisión a la banca y a las grandes empresas, provocando así nuevas crisis, es la solución de nuestros problemas. Y no se pone freno a semejante desvergüenza e indignidad.

Fuente: https://blogs.publico.es/juantorres/2021/05/14/hablo-el-banco-de-espana-la-institucion-que-mas-dinero-nos-cuesta-a-los-espanoles/

miércoles, 2 de enero de 2019

_- Entrevista al periodista Ernesto Ekáizer, autor de El libro negro. La crisis de Bankia y las cajas. Enric Llopis

_- “Rodrigo Rato fue el paradigma de las puertas giratorias”

Enric Llopis
Rebelión

El fiscal Ferdinand Pecora acuñó el término “Banksters” en los años 30 del siglo pasado, cuando investigaba las prácticas de los banqueros que condujeron al crack de Wall Street. El periodista Ernesto Ekáizer hizo uso del vocablo en un artículo publicado en el diario El País, en abril de 2016, sobre el expresidente de Banesto, Mario Conde, y también durante la presentación de “El libro negro. La crisis de Bankia y las cajas” (Espasa, 2018) en el Centre La Nau de la Universitat de València. El libro de 744 páginas se subtitula “Cómo falló el Banco de España a los ciudadanos”. El actual gobernador del banco central supervisor, Pablo Hernández de Cos, ha declarado que el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) pactado por el Gobierno del PSOE y Podemos – de 735 a 900 euros mensuales- castigará la creación de empleo. Hernández de Cos, que también ha alertado contra la “actualización” de las pensiones públicas respecto al IPC, percibe un sueldo mensual de más de 12.000 euros brutos.

Con independencia de las cifras oficiales, Ekáizer señala que las ayudas públicas para rescatar el sistema financiero podrían sumar 300.000 millones de euros (cerca de un tercio del PIB español). Pero hoy la situación parece distinta. Con los datos de las entidades financieras, los seis principales bancos españoles –Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Bankinter- han obtenido entre enero y septiembre unas ganancias de 13.229 millones de euros, un 12% más que el año anterior.

-El 26 de noviembre comenzó en la Audiencia Nacional el juicio por la salida a bolsa de Bankia; están acusadas 31 personas, entre ellas el expresidente de la entidad Rodrigo Rato (actualmente en prisión por el escándalo de las ‘tarjetas black’) y el exvicepresidente José Luis Olivas, para quienes la Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado piden cinco y cuatro años de prisión respectivamente, por presunta estafa a los inversores. Asimismo está acusada la auditora externa Deloitte. En el libro cargas las tintas contra los organismos (públicos) reguladores…

No es que yo cargue las tintas, el libro se titula así:
“El libro negro. Cómo falló el Banco de España a los ciudadanos”. Trata del papel del Banco de España, que es el organismo regulador, autor de las normas contables y supervisor; y también de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en relación con la salida a bolsa de Bankia. Estas instituciones no desempeñaron su función de controlar, supervisar el mercado y velar por el cumplimiento de las normas. Por el contrario, lo que hizo el Banco de España fue diseñar las llamadas fusiones “frías” de las cajas de ahorro y la salida a bolsa de estas entidades. Resultó un fracaso notable.

-El Banco de España reconoce que, desde 2009, la “ayuda” pública directa (“apoyo de capital”) para el rescate de las entidades financieras suma 54.353 millones de euros, de los que sólo se habían recuperado 4.477 millones a finales de 2017.
Sólo el rescate de BFA-Bankia supuso 24.000 millones de euros. ¿En qué términos se produjo este fracaso?

No se trata de un fracaso “in vigilando”, lo que podría haber ocurrido. El problema radica en que el Banco de España impulsó una política de expansión crediticia, entre 2000 y 2006, cuando desempeñaba el cargo de gobernador Jaime Caruana. Su sucesor,
Miguel Ángel Fernández Ordóñez, continuó a partir de 2006 con esta política expansiva que alimentaba la “burbuja” inmobiliaria.

Ya cuando hubo síntomas de crisis en Europa en 2007 –la suspensión de la cotización en los fondos de inversión de la banca BNP Paribas en Francia o la crisis bancaria en Inglaterra-, pero también de las hipotecas ‘subprime’ en Estados Unidos,
el Banco de España permaneció impasible.

Cuando estalló la crisis, la “burbuja” se pincha porque el mercado bancario internacional ya no presta más, ni renueva los préstamos a los bancos y cajas españoles.

El Banco de España diseña –para encubrir el fracaso de su política de expansión de los créditos- una “salida” que consiste en fusionar entidades, y además rebaja las exigencias de la normativa contable; la fusión más emblemática es la de las siete cajas de ahorro que dieron lugar a Bankia, que salió a bolsa en julio de 2011 para ampliar capital.

-Sostienes que los máximos organismos reguladores no sólo “enmascararon” el sistema de contabilidad y “maquillaron cadáveres”, sino que también se guiaron por “intereses de camarilla”.

¿En qué consistieron?
Necesitaban ganar tiempo, pensaban que iban a recoger dinero en el mercado y que ello les permitiría capear el temporal mientras las cosas se aclaraban; pero partían de una idea equivocada: la crisis no era una recesión clásica, sino la más importante tras la “gran depresión” de 1929.
Cuando empecé a trabajar sobre la cuestión en mi libro “Indecentes. Crónica de un atraco perfecto” (2012), calificaba la situación como una especie de homicidio por negligencia, temerario, por la política de expansión crediticia del Banco de España; pero cuando idean la salida a bolsa con entidades que no están saneadas, ya no se trata de negligencia sino de una política consciente de encubrimiento.

El folleto informativo de la salida a bolsa de Bankia no reflejaba la totalidad de las cuentas ni el auténtico patrimonio de la entidad.

-Por otra parte,
¿consideras a Rodrigo Rato, ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno con José María Aznar, un ejemplo de las llamadas “puertas giratorias”?

Rato es el paradigma de las “puertas giratorias”, aunque no el único.

En 2003 Aznar decide que sea Rajoy, y no Rato, el aspirante a la presidencia del Gobierno. En junio de 2004 asumió el cargo de director gerente del FMI, responsabilidad a la que renuncia en 2007 antes de que venciera el mandato. Regresó a España y en 2008 fichó como presidente del consejo asesor de Criteria, holding industrial de La Caixa. También estuvo en el banco de inversión Lazard y en el consejo asesor internacional del Banco Santander (en enero de 2013 Telefónica también contrató al exdirigente del PP como consejero asesor en América Latina y Europa. Nota del entrevistador).

-Además de a Rato, en otros libros has investigados las figuras de Ruiz Mateos -“José maría Ruiz-Mateos, el último magnate” (1983)- y Mario Conde: “Banqueros de rapiña” (1994), Vendetta (1996) y “El farol. La primera condena de Mario Conde” (1997).

¿Qué similitudes hay entre los tres financieros?
Son personajes muy diferentes, que encarnan épocas distintas. A través de los 18 bancos de Rumasa, Ruiz-Mateos representa una época de expansión del crédito, de gran competencia en el mercado bancario por los depósitos; entonces había que subir los tipos de interés para atraer a los clientes. El accionista principal del holding Rumasa tenía algunos puntos en común con Mario Conde; para afirmar el dominio de Banesto en el mercado, Conde remuneró los depósitos entrando en competencia con el Banco Santander, pero se vio que no tenía fuelle. Sin embargo, Rato encarna otra historia. Es muy difícil separarlo del papel del Banco de España. Rodrigo Rato accedió a la presidencia de Caja Madrid en 2010 por decisión de Rajoy, quién optó por él en lugar de por Ignacio González. El entonces gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, apoyó a Rato para la presidencia de Caja Madrid.

-Julio Rodríguez López, miembro de Economistas frente a la Crisis y del Consejo Científico de ATTAC, recuerda que las antiguas cajas de ahorro están hoy integradas o han sido absorbidas por la banca; pero en 2007 representaban una dimensión equivalente a la mitad del sistema bancario español, a lo que se añadía la Obra Benéfico-Social (“El sistema Financiero español: de la crisis a una normalización gradual”, septiembre 2017).

¿Fue la crisis una coartada para que los bancos privados se hicieran con el “pastel” de las cajas?
La crisis no fue sólo de las cajas, sino del sistema financiero. La prueba está en que
CaixaBank (La Caixa convertida en banco, en 2011) adquiere Banca Cívica y, sobre todo, compra el Banco de Valencia por un euro después que esta entidad fuera saneada con miles de millones de euros de dinero público; la razón es que La Caixa necesitaba apoyos por la “puerta trasera”.

En 2011 el Banco Sabadell se quedó por un euro con Caja Mediterráneo (CAM), después que esta entidad tuviera unos saneamientos impresionantes. La razón es que el Banco Sabadell tampoco estaba en buena situación.

¿Y por qué “cae” el Banco Popular en junio de 2017? Fue un banco muy importante en el sistema financiero español, uno de los mejores bancos en los años 70, 80 y primeros 90 del siglo pasado. Los periodistas que cubríamos el sector financiero lo llamábamos el “Lamborghini” de la banca, todo el mundo quería fusionarse con el Banco Popular. Era un banco mediano, pero con una maquinaria extraordinaria en el área de la captación de depósitos. Además no se trataba de un banco de inversión, no hacía negocios raros.
¿Por qué “cae” el Banco Popular si el sistema financiero español era, como dijo Zapatero en 2008, el más sólido del mundo?

-En mayo de 2012 Rodrigo Rato dimitió como presidente de Bankia, y propuso como máximo responsable de la sociedad a José Ignacio Goirigolzarri -actual presidente de Bankia-, quien a su vez cesó como consejero delegado del BBVA, en 2009, con una pensión vitalicia de 69 millones de euros. ¿Cómo se fraguó la renuncia de Rato en Bankia?

Precipitaron su “caída” en una operación muy calculada y controlada. Quien se ocupó de ello fue el exministro de Economía, Luis de Guindos. Rato se convirtió en presidente de Caja Madrid – después, de Bankia- porque se trataba de una persona muy conocida internacionalmente y, para sacar la entidad a bolsa, se necesitaba a alguien de estas características. Pero éste va a ser también el motivo de su “caída”. Porque si uno elimina a alguien como Rato, del PP, y que ha sido vicepresidente económico con Aznar, le está demostrando a los mercados financieros, al BCE y al FMI, que es independiente y no defiende a los suyos. El Gobierno de Rajoy estaba entonces, a mediados de 2012, muy atemorizado ante la posibilidad de un rescate “completo” de la economía española. Y en este punto hay una leyenda.

-¿En qué sentido?
En el caso de España nunca se planteó un “rescate completo” al estilo de Grecia, Portugal o Irlanda, ya que se hubieran necesitado 500.000 millones de euros. Es lo que afirma Luis de Guindos en su libro “España amenazada” (2016). Nadie estaba dispuesto a poner esa cantidad. La versión oficial del Gobierno de Rajoy es que sí hubo un “rescate” bancario, en junio de 2012. Si se hubiera producido el “rescate completo”, puede que hubieran tenido que “rescatar” después a Italia, ya que seguramente los mercados habrían apuntado contra este país. En abril de 2012 el FMI publicó un informe en el que señalaba los problemas de diez bancos españoles (la mayoría de ellos habían recibido ayudas públicas), y especialmente de Bankia. Es entonces cuando se precipita la “caída” de Rato y de Bankia. Fue la manera de hacer un “rescate” (bancario) a medida.

-En los test publicados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en noviembre, se menciona que el Banco Santander, BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell mostraron “un grado de resistencia considerable, con niveles de capital satisfactorios en escenarios adversos”. ¿Son rigurosas estas pruebas? ¿Es real la situación atribuida al Banco Santander y el BBVA?

Son bancos básicamente sanos, aunque tienen sus problemas. El día que se suspendió la cotización de las acciones del Banco Popular (junio de 2017), el valor de la acción se situaba en 30 céntimos de euro, lo que suponía una valoración del banco en bolsa de más de mil millones de euros; sin embargo, con el informe que hizo la auditora Deloitte, se lo vendieron al Santander por un euro, lo que fue un regalo.

Esto significa que el Banco Santander también tenía alguna necesidad. 

¿Los “stress test”? 
En el caso de Bankia describieron una situación que no existía, como después se demostró (“Ninguna entidad española requiere aumentar su capital como consecuencia de las pruebas de resistencia de la EBA”, sostenía una nota informativa del Banco de España, de julio de 2011. Nota del entrevistador).

-Por último,
¿qué aspecto destacarías de la nacionalización de Bankia (el estado controla actualmente el 61% del accionariado)?

El inspector de cabecera del Banco de España en Bankia antes y durante la salida a bolsa de la entidad, José Antonio Casaus, explicó a las autoridades del banco central supervisor que la operación de salida a bolsa de Bankia resultaría un fracaso y terminaría en una nacionalización de pérdidas; tendría que hacerse algo distinto, buscar una entidad nacional o extranjera para que absorbiera o se fusionara con Bankia pues, de lo contrario, seríamos los contribuyentes quienes acabaríamos pagando.

Pero el jefe del grupo de inspectores del Banco de España en Bankia, Pedro Comín (que llegaría a ser director general adjunto de Supervisión del Banco de España), elevó un informe a la Comisión Ejecutiva del banco central en la que sostenía que no pasaba nada, que debía apoyarse la salida a bolsa.

lunes, 24 de enero de 2011

El listo del Banco de España

Leo en El Público la carta abierta que Ignacio Escolar (una de la cincuenta personas mas influyentes de España según el periódico El Mundo) dirige a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, y no puedo menos que estar de total acuerdo.

El desgobernado gobernador se ha pasado la vida con la misma cantinela: recorte del gasto público, retraso de la edad de jubilación y moderación salarial. No se le conocen ni otras letras ni otras músicas. Y ahora nos enteramos que el Estado le ha tenido que prestar 12.000 millones de euros a las cajas de ahorros a través del fondo de rescate para paliar una negligencia del Banco que preside MAFO (Miguel Ángel etc.…) que no hizo su función de prevenir, alertar y atajar el estallido de la burbuja inmobiliaria. Y esto último no lo decimos ni Escolar ni yo, sino la mismísima Comisión Europea. ¿Recorte del gasto público?

Y eso que los españoles le pagamos al señor Ordóñez 165.000 euros al año para que haga su trabajo, que el solo entiende como aparecer en cada foro posible para dar sus tres y reiterativas recetas mágicas.Como consecuencia del desaguisado anterior el conjunto de las cajas de ahorro del país van a acometer un ERE colectivo que va a … ¡¡¡prejubilar!!! a 15.000 empleados desde no los 65 ni los 67 años por los que clama Ordóñez, sino desde los 55 años.

No se puede ser más inconsecuente, ni ineficaz a tan alto salario. Y es una desgracia común que tenemos en España. La de tener unos gobernantes y gobernadores muy por debajo de los gobernados. ¡Dios que buen vasallo, si tuviera buen señor! Se escribe en el Cantar del Mío Cid.

A veces uno tiene la impresión que son el mismo. Que no hay diferencia entre MAFO y Aznar, entre Zapatero y Mariano Rubio. Que son un mismo ectoplasma que nos ataca con diferentes caras y supuestas ideologías.

La marea los ha arrastrados a nuestras playas y tenemos que soportar sus cantinelas, su música celestial y la insoportable levedad de su ser.

No podemos consentir que esta gente nos venda la gloria y el castigo, al mismo tiempo. Como decía Carlos Cano de sus oportunistas aprendices del baile de sevillanas, “Que le den, que le den, que le vayan dando.”

Tomado del blog http://lucasleonsimon.wordpress.com/

sábado, 9 de octubre de 2010

El gobernador contra el Estado

En otras ocasiones he comentado ya en esta columna que las posiciones políticas del gobernador del Banco de España nacen de a una visión ideológica de las relaciones económicas que no se corresponde con la realidad.
La mejor prueba de ello son sus continuos errores de análisis y predicción, fácilmente comprobables si a posteriori se contrastan sus declaraciones públicas con lo que efectivamente ha ido sucediendo, o los análisis que ha hecho el banco con la evolución real de la economía.
Así, pese a disponer de todos los medios a su disposición, el Banco de España y su gobernador (como los de otros países) fueron incapaces de prever la crisis financiera ni siquiera cuando estaba a dos palmos de sus narices. De no ser por la gravedad de la situación, daría risa que quien ha demostrado tantas veces su falta de acierto y perspicacia en el análisis de la realidad se presente ahora a la ciudadanía como el que tiene las claves para salir de la crisis.
Y a pesar de disfrutar de todas las competencias políticas necesarias, el Banco de España ha sido incapaz de cumplir con el principal objetivo que se le encomienda, evitar la subida de pecios, y ha permitido que los de la vivienda alcance los niveles más altos de la historia.
El gobernador mantiene también desde hace tiempo, como sus colegas del Banco Central Europeo, una posición sobre la política fiscal basada en una mera convicción ideológica sobre el papel del gasto público y de los impuestos que está frenando en toda Europa la posibilidad de crear actividad económica suficiente, de alcanzar pleno empleo y de proporcionar a su ciudadanía bienestar y progreso, en aras simplemente, de salvaguardar los intereses de las grandes empresas que dominan el mercado europeo y a las propias instituciones políticas.
Como he dicho también en otras ocasiones, el gobernador miente además cuando analiza lo que está ocurriendo en la economía española.
Si fuera la primera vez que lo dice se podría calificar como un error de análisis pero afirmar de forma ya tan reiterada que el "vertiginoso aumento del número de parados" se debe a "las disfuncionalidades en el funcionamiento de nuestro mercado laboral" es sencillamente una mentira. Porque lo que ha hecho y hace que tengamos tasas de paro tan elevadas no son ni las normas o instituciones laborales que regulan nuestro mercado laboral sino la falta de suficiente soporte productivo y la excesiva especialización de nuestra economía en la construcción que quizá sea la actividad económica más proclive a utilizar la mano de obra al socaire de los vaivenes del ciclo. Y el gobernador sabe perfectamente que por muchas reformas laborales que se lleven a cabo en la línea que él propone no se resolvería el problema del paro si nuestra economía sigue basándose en la especulación con el ladrillo, sin disponer de más capital social y, sobre todo, de un mayor componente de innovación y capacidad para generar valor añadido.
Pero si todo eso es grave, las declaraciones que hizo el gobernador en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados el pasado día 5 traspasan ya un nuevo e increíble Rubicón... Seguír en F. Sistema
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jueves, 13 de mayo de 2010

Más mentiras del gobernador

El gobernador del Banco de España ha vuelto a dirigirse a los ciudadanos para confundirlos y engañarlos.
Insiste una vez más en que las reformas más urgentes son las del mercado de trabajo encaminadas a reducir los salarios, los costes del despido y el poder de negociación de los trabajadores.
Miente el gobernador a los ciudadanos porque nada de eso puede garantizar que se cree más empleo mientras no se resuelva el problema en el mercado de bienes y servicios que han creado la banca y la especulación financiera.
Miente el gobernador porque sabe que lo que ha ocasionado el gran aumento del desempleo en España no ha sido la estructura del mercado de trabajo sino el contagio de la crisis financiera internacional que ha cerrado el crédito a las empresas y a los consumidores, y miente el gobernador cuando afirma ahora que se precisan estas reformas de modo prioritario para resolver el déficit presupuestario.
Miente el gobernador porque sabe perfectamente que el déficit no se ha producido por el desempleo sino porque el Estado ha debido tapar el inmenso agujero que la crisis bancaria ha provocado.
Y miente porque sabe, por tanto, que por mucho empleo que se crease, sería inevitable soportar más déficit si la banca se sigue dedicando a especular con los recursos públicos y a provocar crisis como la de las hipotecas subprime.
Miente el gobernador porque sabe perfectamente que habría otras formas más expeditas y eficaces que empobrecer a la mayoría de la población para evitar que aumente el déficit público o para disminuirlo. Para evitarlo, poniendo freno a la especulación que está encareciendo la carga de la deuda. Y para disminuirlo, aumentando impuestos sobre las grandes fortunas y sobre las ganancias extraordinarias, luchando contra el blanqueo y la evasión fiscal, cerrando los paraísos fiscales o penalizando la utilización improductiva de cientos de miles de millones de euros, entre otras.
Miente el gobernador porque sabe que disminuyendo el gasto público cuando el privado no tira de la economía porque el crédito está racionado lo que se conseguirá será empobrecer a la población y deprimir la economía y que los beneficios que así obtenga el capital privado más poderoso a quien defiende no van a redundar (como ahora ocurre con los beneficios de la banca) en un mejor rendimiento de la actividad económica.
Miente el gobernador porque sabe que las propuestas que hace no están dirigidas a dar confianza y bienestar a toda la economía y población sino a los grandes poderes económicos, a los financieros y grandes inversores especulativos a los que cínicamente denominan impersonalmente como “los mercados”. Los mismos que provocaron la crisis y que han podido imponer a los gobiernos medidas que sólo van a beneficiarles a ellos.
Miente el gobernador cuando afirma que "la reforma del mercado laboral es la más necesaria de las reformas estructurales" cuando al mismo tiempo no habla para nada de la reforma del modelo productivo basado en la especulación inmobiliaria que su institución ha alimentado; ni de las reformas financieras que evitaran los desastres que está provocando la especulación y la desnaturalización de la banca; ni de reformas fiscales más justas que no hagan recaer el mayor peso de la recaudación sobre los salarios y las rentas más bajas; ni de reformas de los mercados que acabaran con los oligopolios que campan a sus anchas imponiendo precios y condiciones laborales leoninas para garantizarse beneficios extraordinarios; ni de reformas en las reglas del comercio internacional que garantizaran fuentes de ingresos más seguras y equitativas a todas las naciones y no sólo a las grandes multinacionales; ni de reformas de las agencias de calificación corruptas que actúan para despejar el paso a los especuladores engañando y ocultando la verdad de lo que ocurre en los mercados; ni de reformas en el estatuto del Banco Central Europeo para que no se consienta que el papel que desempeña sólo beneficie a la banca privada, financiándola casi gratuitamente mientras que los banqueros hacen negocio financiando a los Estados; ni de reformas en los mecanismos de decisión para que hubiera instituciones de poder internacional democráticas y no el caos actual que sólo favorece a los financieros y a los poderosos a cuyos intereses se somete vergonzosamente.
El gobernador del Banco de España no dice la verdad a los españoles. Los está engañando y ya es hora de que se le pidan cuentas y dimita.
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, editor de www.altereconomia.org y miembro del Consejo científico de ATTAC-España. Su web personal: www.juantorreslopez.com