En otras ocasiones he comentado ya en esta columna que las posiciones políticas del gobernador del Banco de España nacen de a una visión ideológica de las relaciones económicas que no se corresponde con la realidad.
La mejor prueba de ello son sus continuos errores de análisis y predicción, fácilmente comprobables si a posteriori se contrastan sus declaraciones públicas con lo que efectivamente ha ido sucediendo, o los análisis que ha hecho el banco con la evolución real de la economía.
Así, pese a disponer de todos los medios a su disposición, el Banco de España y su gobernador (como los de otros países) fueron incapaces de prever la crisis financiera ni siquiera cuando estaba a dos palmos de sus narices. De no ser por la gravedad de la situación, daría risa que quien ha demostrado tantas veces su falta de acierto y perspicacia en el análisis de la realidad se presente ahora a la ciudadanía como el que tiene las claves para salir de la crisis.
Y a pesar de disfrutar de todas las competencias políticas necesarias, el Banco de España ha sido incapaz de cumplir con el principal objetivo que se le encomienda, evitar la subida de pecios, y ha permitido que los de la vivienda alcance los niveles más altos de la historia.
El gobernador mantiene también desde hace tiempo, como sus colegas del Banco Central Europeo, una posición sobre la política fiscal basada en una mera convicción ideológica sobre el papel del gasto público y de los impuestos que está frenando en toda Europa la posibilidad de crear actividad económica suficiente, de alcanzar pleno empleo y de proporcionar a su ciudadanía bienestar y progreso, en aras simplemente, de salvaguardar los intereses de las grandes empresas que dominan el mercado europeo y a las propias instituciones políticas.
Como he dicho también en otras ocasiones, el gobernador miente además cuando analiza lo que está ocurriendo en la economía española.
Si fuera la primera vez que lo dice se podría calificar como un error de análisis pero afirmar de forma ya tan reiterada que el "vertiginoso aumento del número de parados" se debe a "las disfuncionalidades en el funcionamiento de nuestro mercado laboral" es sencillamente una mentira. Porque lo que ha hecho y hace que tengamos tasas de paro tan elevadas no son ni las normas o instituciones laborales que regulan nuestro mercado laboral sino la falta de suficiente soporte productivo y la excesiva especialización de nuestra economía en la construcción que quizá sea la actividad económica más proclive a utilizar la mano de obra al socaire de los vaivenes del ciclo. Y el gobernador sabe perfectamente que por muchas reformas laborales que se lleven a cabo en la línea que él propone no se resolvería el problema del paro si nuestra economía sigue basándose en la especulación con el ladrillo, sin disponer de más capital social y, sobre todo, de un mayor componente de innovación y capacidad para generar valor añadido.
Pero si todo eso es grave, las declaraciones que hizo el gobernador en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados el pasado día 5 traspasan ya un nuevo e increíble Rubicón... Seguír en F. Sistema
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sábado, 9 de octubre de 2010
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