Este artículo critica la falta de rigor del informe Global Competitiveness Report 2010-2011 del Foro Económico Mundial (basado en Davos) que sitúa el nivel de competitividad de España por debajo de países del tercer y cuarto mundo. El artículo muestra el sesgo ultraliberal del informe dirigido por el economista Sala-i-Martín, que utiliza una metodología en su estudio abierta a todo tipo de manipulaciones.
Una visión muy promocionada por los medios y por los economistas neoliberales es la de que la economía española es muy poco eficiente y competitiva como consecuencia de las rigideces de su mercado de trabajo y su excesivo gasto público, incluyendo también el gasto público social. Este último se considera como una enorme carga que está ahogando la economía. El documental que el diario Wall Street Journal (que sostiene una línea editorial semejante a la ultraderecha española, expresada en Intereconomía) mostró hace unos días sobre España reflejaba esta postura. Otro, que analizaré en este artículo, es el informe Global Competitiveness Report 2010-2011, producido este año por el Foro Económico Mundial (cuya sede está en Davos), y que en teoría intenta analizar la competitividad de los países del mundo. El coordinador del informe es el conocido economista ultraliberal Xavier Sala-i-Martín, de la Universidad de Columbia en Nueva York, y frecuente tertuliano en los programas radiofónicos y televisivos de la televisión pública catalana. Por cierto, quiero aclarar que utilizo el término ultraliberal no en sentido peyorativo o insultante sino meramente descriptivo, pues las posturas de tal economista, como las del Wall Street Journal, son extremas dentro del escenario neoliberal. Su propuesta de privatizar la Seguridad Social completamente, como hizo el General Pinochet, son extremas y poco representativas del pensamiento económico liberal. Calificó recientemente al gobierno tripartito de izquierdas catalán como el más parecido a la dictadura norcoreana existente hoy en el mundo. Con estas notas, la definición de ultra, dentro de su sensibilidad liberal, refleja correctamente su postura político-ideológica, enmascarada como economía.
Volvamos ahora al informe. Como era de esperar, el nivel de competividad de España aparece por debajo de países del tercer e, incluso, cuarto mundo. El año pasado critiqué el informe Global Competitiveness Report 2009-2010 en un artículo titulado “La escasa credibilidad de Davos”, Público, 11/02/09, en el cual documenté el escaso rigor del informe de aquel año. Debido a la enorme publicidad dada este año al informe me veo en la necesidad de analizar el informe 2010 de este año que, por desgracia, adolece de la misma falta de rigor que el anterior.
Y lo primero que debe decirse es que el informe no es un estudio que se base en datos objetivos, de los cuales se deriven sus conclusiones. El informe se basa principalmente en una encuesta que ha sido realizada por personas próximas al mundo empresarial en 139 países, con preguntas del tipo siguiente: “¿cómo valora la percepción popular sobre el comportamiento ético de los políticos en su país?”. La persona que responde a esta pregunta pone un número en una escala, lo cual me parece muy bien, excepto por el hecho de que si el intento es comparar las respuestas dadas por distintas personas en países diferentes habría que seguir un criterio homologable y explícito, pues de lo contrario, la pregunta y la respuesta se abre a toda serie de subjetividades que definen más al encuestado que al encuestador... Leer todo el artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 8 de octubre de 2010
sábado, 9 de octubre de 2010
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