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viernes, 29 de septiembre de 2023

LEGUMBRES DE TODA LA VIDA. La receta infalible para dominar las lentejas. Para cocinillas y para negados en la cocina, adaptable a tus gustos o a lo que tengas en la nevera y con trucos que multiplican el sabor: así es nuestra fórmula mágica de lentejas guisadas.

Sofrito, cocción, añadidos y toppings: el combo para hacer buenas lentejas
Sofrito, cocción, añadidos y toppings: el combo para hacer buenas lentejasMÒNICA ESCUDERO
Para cocinillas y para negados en la cocina, adaptable a tus gustos o a lo que tengas en la nevera y con trucos que multiplican el sabor: así es nuestra fórmula mágica de lentejas guisadas.

Hacer fuego con dos palitos, orientarse con las estrellas o potabilizar agua son conocimientos que te pueden salvar la vida, pero para nosotros no hay nada más imprescindible para la supervivencia que saber preparar unas lentejas. Estas humildes legumbres han permitido seguir en este mundo a familias, estudiantes y siervos del táper durante generaciones, y si no sabes cocinarlas -o las cocinas y te salen regulinchi- es hora de que te pongas las pilas y aprendas.

Nuestra fórmula paso a paso no sólo es apta para cocinillas y para zotes en la cocina e incluye trucos para multiplicar el sabor, sino que puedes adaptarla a tus gustos / manías o a lo que tengas en la nevera. ¿Admite chorizos, morcillas y otras carnes? Sí, pero desde aquí hacemos un llamamiento a probarla sin ellos, porque jugando bien la baza del sofrito y las especias -especialmente el pimentón-, no los echarás de menos. Mira el vídeo de arriba para conocer el método, y si eres de los que necesita una receta concreta porque si no se pierde, también la tienes aquí abajo.

Tiempo: 50 minutos

Dificultad: Muy fácil

Ingredientes

Para 4-6 personas

400 g de lentejas, a poder ser pardinas
1 patata grande o 2 pequeñas
2 zanahorias
1 cebolla grande
1 diente de ajo
4 cucharadas de tomate triturado o rallado
¼ de pimiento rojo o ½ verde
1 cucharadita generosa de pimentón ahumado
1 cucharadita de comino
100 ml de vino blanco o de fino (opcional)
1 hoja de laurel
Aceite de oliva
Pimienta negra
Sal

Instrucciones

1. Poner las lentejas en una olla grande con 1,6 litros de agua fría (es posible que durante la cocción haya que añadir más, pero mejor empezar con esta cantidad).

Consejo
Si vives en una zona con aguas duras, mejor remoja previamente las lentejas durante un par de horas.

2. Añadir media cebolla entera, el ajo, el laurel, pimienta negra y sal.

3. Calentar a fuego medio alto. Cuando hierva, bajar el fuego a suave y dejar tapado casi del todo. El tiempo de cocción puede variar entre 30 y 45 minutos: lo mejor es ir probándolas y añadiendo más agua si se quedan demasiado secas.

Consejo
Puedes reducir el tiempo a unos 15-20 minutos usando olla rápida.

4. Arrancar el sofrito picando la otra media cebolla y el pimiento. Ponerlo con un buen chorro de aceite y una pizca de sal en una sartén a fuego medio bajo para que se vaya pochando.

Consejo
Al sofrito le puedes poner también ajo, zanahoria, apio o puerro picados.

5. A los cinco o 10 minutos, cuando la cebolla y el pimiento se hayan ablandado, añadir el tomate.

6. Pelar la patata y cortarla en dados o trozos pequeños. Pelar la zanahoria y cortarla en rodajas finas. Añadirlas a las lentejas cuando estas lleven unos 20 minutos cocinándose.

Consejo
Puedes usar otras verduras como calabaza, boniato, alcachofas, espinacas o acelgas, pero siempre teniendo en cuenta sus tiempos de cocción. También carnes o embutidos previamente blanqueados aparte en agua hirviendo para que pierdan parte de su grasa.

7. Añadir el pimentón y el comino al sofrito y remover un minuto. Si se quiere, incorporar el vino blanco o jerez otro minuto o hasta que deje de oler a alcohol.

Consejo
Se pueden usar otras especias al gusto, como curry o cúrcuma, o hierbas aromáticas como orégano, tomillo o romero.

8. Juntar el sofrito con la media cebolla y el ajo de las lentejas en un vaso batidor. Triturar y sumarlo a la olla de las lentejas, remover y cocer un par de minutos más. Corregir de sal.

Consejo
Si las lentejas se ven muy densas, añadir agua o caldo de verduras. Si se ven muy líquidas, se puede triturar un cazo de lentejas y devolverlo a la cazuela.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

_- Ensaladilla (Sí, la llamada rusa)

_- MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA
07/05/2020

El confinamiento se ha relajado levemente, pero nosotros no. Así que seguimos haciendo nuestro directo semanal de los miércoles, ésta vez con una superestrella del tapeo, el terraceo, el vermuteo y el patateo: la ensaladilla rusa.

El miércoles 6 de mayo hicimos la versión clásica panespañola -pero con algunos truquillos para intensificar el sabor- y otra que miraba más bien hacia Murcia. Lo podéis ver en riguroso diferido en el vídeo de arriba. Como siempre os pedimos que, si la preparáis en casa con nosotros, le saquéis una foto y la compartáis en las redes sociales con el jasca #EnsaladillaConfinada.

Los ingredientes que se necesitan para 4 personas son:

400 g de patatas aprox.
2 zanahorias
200 g de bonito o atún en aceite (¡no tirar este último!)
3 huevos
1 bote pequeño de picadillo de variantes (pepinillos, zanahoria y coliflor encurtidas) o de pepinillos (opcional). Ojo porque usaremos también su líquido.
2 cucharadas de mayonesa (puede ser de bote, la vamos a tunear para que no lo parezca)
Aceite de oliva
Sal
Anchoas o boquerones (opcional)

Y el instrumental:
Microondas o vaporera
Cazuela pequeña
Bol
Unas varillas o un tenedor
Tabla de cortar
Pelador
Cuchillo


Preparación

1. Poner agua abundante a hervir con un puñado de sal. Lavar bien las patatas y las zanahorias. Cocerlas enteras y sin pelar. A los 25 minutos, pinchar las patatas y las zanahorias. Si el pincho o cuchillo entra con facilidad, es que están. Si no dejarlas 5 minutos más. Usar el mismo agua para cocer los huevos durante 10 minutos. Pasarlos por agua fría y pelarlos. Dejar que todo se enfríe.

2. Hacer medio litro aproximadamente de mayonesa: poner un huevo, un chorro de vinagre, otro de aceite y sal en un recipiente alto. Batir con la batidora hasta que se mezcle y emulsione. Ir añadiendo aceite a hilo mientras se sigue batiendo y moviendo la batidora arriba y abajo con suavidad. Corregir de vinagre y sal, y si está demasiado espesa, añadir un par de cucharadas de agua y remover bien.

3. Pelar las patatas y las zanahorias y cortarlas en dados pequeños de 1 cm. aproximadamente. Juntarlas en un bol con los guisantes lavados y bien escurridos, las aceitunas cortadas en dos mitades y el atún escurrido y desmigado.

4. Rociar la ensaladilla con un chorrito de aceite y mezclar todo bien. Sumar la mitad de la mayonesa y mezclar. Ir añadiendo el resto de la mayonesa hasta dar con la densidad justa: ni muy pastosa ni demasiado cremosa o líquida. Corregir de sal, meter en la nevera y servir fría.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2010/09/17/receta/1284703200_128470.html

martes, 22 de septiembre de 2020

LAS LEYES DE LA ENSALADILLA RUSA ¿Se puede vivir sin ensaladilla rusa? Algunos creemos que no. Aquí tienes unos cuantos consejos para hacerla y comerla a la manera clásica, sin que te den gato por liebre.

La ensaladilla es uno de esos platos raros que me apetece siempre: para comer, para acompañar cualquier plato de verdura o de carne... y hasta para desayunar. Una tostadita con ensaladilla por la mañana, y te quedas más ancho que largo (recomiendo llevar a cabo esta práctica sólo de forma ocasional, para no quedarte más ancho que largo para siempre). Por la noche, puedo prometer y prometo que es mano de santo contra la resaca: cuando llegas a las 4 de la mañana a casa, te metes un buen pincho de ensaladilla y a la mañana siguiente estás como una rosa. Bueno, vale, como una rosa un poco pocha y despeluchada, pero rosa al fin y al cabo.

Hay trillones de recetas diferentes de ensaladilla, y no encontraréis una más en este vídeo. Las proporciones y los ingredientes son cosa vuestra: nuestra tarea es daros algunos trucos para mejorar la receta y no caer en errores demasiado frecuentes en lo que se sirve en algunos bares. Muchos de los consejos del vídeo provienen de Antonio Casado, presidente del Observatorio de la Ensaladilla Rusa, y Jesús Becerra, del restaurante Becerrita. Ambos son de Sevilla, la ciudad de España en la que más culto se rinde a la ensaladilla: hacedles caso que saben de qué hablan.

La ensaladilla rusa es un plato de lo más vulgar. Está en todas partes. ¿Pero por qué es cada vez más complicado encontrar muestras decentes en bares y restaurantes? Las diferentes versiones de la ensaladilla-engendro acechan en los establecimientos de toda España: la escarchada hecha con patatas y hortalizas congeladas de bolsa, la rácana que es todo patatorra, la crujiente y "sana" en plan nueva cocina -¡qué manía con las cocciones cortas!-, la mazacote que no lleva suficiente mayonesa, la semilíquida que lleva demasiada... y la peor: la que se ha convertido en cemento portland después de pasar tiempo inmemorial en la barra refrigerada.

El caso es que, a pesar de su omnipresencia, la ensaladilla es un plato que tiene su dificultad. Aparte de la calidad de los ingredientes y sus proporciones, para mi gusto el punto de cocción de las patatas y las zanahorias es fundamental: debe ser el justo para que estén bien hechas pero no se deshagan del todo. Otra clave es la cantidad de mayonesa: el exceso o el defecto pueden convertirla en intragable.

Mi ensaladilla rusa favorita, gran sorpresa, es la que se ha comido en los últimos 40 años en casa de mis padres. Su artífice es Juli, la supermujer que ha cuidado de la familia durante toda esa era. Probablemente mi juventud habría sido otra si cuando llegaba de juerga los fines de semana no hubiera encontrado en la nevera un bol de tamaño XXXXL con su ensaladilla, dispuesta a ser maridada con unas insuperables albóndigas. Desde luego, mis resacones habrían sido mucho peores.

En cuanto a los ingredientes, a mí me gusta con mayonesa hecha con aceite de girasol, porque es más neutro, pero si se quiere hacer con oliva, adelante. Y sí, los guisantes son de bote: creo que es el único plato del mundo en el que me encantan así. En cuanto a posibles extras -judías verdes, pimiento rojo asado, jamón, cebolla, anchoas-, que cada cual dé rienda suelta a sus perversiones.

Dificultad
Alta. La ensaladilla es un arte.

Ingredientes
Para cuatro personas

3 patatas grandes
2 zanahorias grandes
150 gr. de bonito en aceite
100 gr. de guisantes finos de bote
100 gr. de aceitunas rellenas de anchoa
3 huevos
Aceite de girasol
Vinagre
Sal

Preparación

1. Poner agua abundante a hervir con un puñado de sal. Lavar bien las patatas y las zanahorias. Cocerlas enteras y sin pelar. A los 25 minutos, pinchar las patatas y las zanahorias. Si el pincho o cuchillo entra con facilidad, es que están. Si no dejarlas 5 minutos más. Usar el mismo agua para cocer los huevos durante 10 minutos. Pasarlos por agua fría y pelarlos. Dejar que todo se enfríe.

2. Hacer medio litro aproximadamente de mayonesa: poner un huevo, un chorro de vinagre, otro de aceite y sal en un recipiente alto. Batir con la batidora hasta que se mezcle y emulsione. Ir añadiendo aceite a hilo mientras se sigue batiendo y moviendo la batidora arriba y abajo con suavidad. Corregir de vinagre y sal, y si está demasiado espesa, añadir un par de cucharadas de agua y remover bien.

3. Pelar las patatas y las zanahorias y cortarlas en dados pequeños de 1 cm. aproximadamente. Juntarlas en un bol con los guisantes lavados y bien escurridos, las aceitunas cortadas en dos mitades y el atún escurrido y desmigado.

4. Rociar la ensaladilla con un chorrito de aceite y mezclar todo bien. Sumar la mitad de la mayonesa y mezclar. Ir añadiendo el resto de la mayonesa hasta dar con la densidad justa: ni muy pastosa ni demasiado cremosa o líquida.

Corregir de sal, meter en la nevera y servir fría.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Tortillas en Galicia. Parece sencilla y "sin secretos", pero el secreto está en su sencillez, la calidad de sus productos y la habilidades prácticas en su elaboración. Y gran paciencia para aprender

LA TORTILLA DE BETANZOS

Si te gusta muy hecha, eres un talibán pro-cebolla o necesitas una proporción de huevo-patata en la que la segunda gane, casi mejor que te ahorres el viaje a Betanzos. 
 El secreto de la tortilla de Betanzos
Lo que te vas a encontrar en este pueblo es una tortilla a veces muy melosa, a veces directamente líquida –los que disfrutan comiéndose la patata caliente mojada en el huevo antes de cuajarla vana llorar de felicidad– en la que no hay lugar al asco a la textura babosa. Es sí, si pides una tortilla entera aceptan gentilmente pasarla un poco más a gusto del cliente.

La tortilla de Betanzos solamente lleva 4 ingredientes:
-huevo,
-patata gallega,
-aceite de oliva virgen y sal.

Parece fácil, pero no lo es tanto: ellos solo usan patata gallega, idealmente de la variedad kennebec. Este tipo de patata se cultiva en muchos otros sitios, pero si alguien quiere vivir la experiencia betancera al completo, hay varios sitios donde comprarla online. Los huevos son camperos, de productores locales, de gallinas que corretean a su antojo y comen cereales además de pienso.

Este es uno de los secretos de la textura de la tortilla de Pepa Miranda, que poco tiene que envidiar a la de una cremosa carbonara italiana, hecha solo con yemas. “Es que estos huevos tienen bastante más yema que los normales, y además es más dura, cuesta más romperla y batirla”, nos cuenta.

Le pregunto un buen truco para los que no tenemos acceso a esa maravilla podría ser poner dos o tres yemas sueltas, sin clara, y me dice que sí, que seguramente funcione. En la tortilla de O´Pote es más difícil detectar esta melosidad de la yema, porque la tortilla es mucho más gruesa y cruda, y el huevo en general queda mucho más líquido.

Las patatas se cortan pequeñas, finas e irregulares, y es necesario un buen aceite de oliva y una sartén que no se pegue para poder darle las vueltas sin sufrir: hasta aquí nuestros dos prescriptores tortilleros están de acuerdo y coinciden en la elaboración. De aquí al plato, entramos en una serie de matices, diferencias y detalles que hacen que consigan dos tortillas igual de ricas, pero sustancialmente diferentes.

LAS RECETAS

La tortilla de Casa Miranda

Para hacer una buena tortilla al estilo de Pepa Miranda (no especifica para cuántas personas, sino que “depende del hambre que tengan pueden ser 6, 8 o 10”) necesitaremos una sartén bastante grande. Si la que tenemos es más pequeña o somos poco duchos en el juego de muñeca, podemos usar la mitad o un tercio de los ingredientes.

“Todo lo hacemos en la sartén. Una vez compramos una freidora, pero la verdad es no la hemos usado nunca, está guardada”, confiesa Pepa con un guiño. Si la sartén se pega lo vamos a pasar mal, así que “mejor tener una solo para esto y limpiarla con cuidado”.

Pelamos 1,5 k de buena patata blanca nueva gallega (“si la hay, kennebec”, matiza) y la cortamos en trozos finos –sin llegar a ser una chip, pero poco más gruesa– y de tamaño irregular. Una mandolina puede ayudarnos en esta parte del trabajo.

Ponemos una buena cantidad de aceite de oliva virgen extra en una sartén a fuego fuerte y ponemos las patatas bien secas: pronto bajamos el fuego a medio-bajo para conseguir que la patata quede ligeramente confitada, nos instruye Miranda.

Cuando las patatas empiezan a estar translúcidas y ligeramente doradas en los bordes, es el momento de cascar unos 14 o 15 huevos camperos en un recipiente grande (o 12 huevos y 4 yemas, para  conseguir un efecto parecido al de los suyos). “Hay que romper las claras y mezclarlos para que no queden trozos blancos, pero sin pasarse para que no quede muy batido”.

Un poco de sal en el huevo –el truco del pellizco por huevo en total suele funcionar para los principiantes, Pepa asegura que no tiene una medida concreta y que simplemente “va probando”– y otro poco en la patata recién escurrida y caliente. Es el momento de mezclarlo un poco –"esmagarlo", en gallego– y, poco tiempo después, llega el momento de devolver la mezcla a una sartén bien caliente a la que añade un chorrito de aceite.

Pocos segundos después, Pepa le da la vuelta a la tortilla –se puede usar una tapa o plato, con esto lo que consigue que el cuajado no sea uniforme, que haya como pequeñas zonas en las que el huevo está un poco más hecho– y repite el proceso unas dos o tres veces más. “No te puedo decir exactamente porque depende de la sartén, los huevos y otras cosas, pero por ahí va la cosa”, nos sonríe, antes de despedirse con un abrazo de abuela y volver a los fogones.

La tortilla de Mesón O´Pote
Alberto nos cuenta cómo elaboran en O´Pote una tortilla para 4 personas. “Usamos medio kilo de patata kennebec cortada muy fina e irregular. La ponemos en la freidora a 160 grados, que es un fuego bastante alto, hasta que la patata se deshidrata y las puntas están doradas”. Es el momento de verterlas rápidamente en un bol con entre 10 y 12 huevos camperos “mezclados, pero no batidos”, y un pellizco de sal por huevo. “Se deja reposar la mezcla tres minutos para que el huevo coja un poco de temperatura y la patata se ablande lo justo”

En una sartén mediana –esta tortilla queda bastante gordita, más del doble que la de su vecina– y justo antes del punto de humo, se añade un poco de aceite y se vierte la mezcla de huevo y patata, bajando el fuego al mínimo. “Doy la primera vuelta a la tortilla a los 30 segundos, la segunda la dejo un minuto más y después lo dejo otro minuto con el fuego apagado y calor residual”. Se sirve con una pala, que ayudará no solo a romperla sino también a servirla: el que inventó la expresión “menudo desparrame”, seguramente lo hizo después de darse un homenaje con una de las fastuosas tortillas de Alberto.
































Tortilla de Betanzos
Así se hace, paso a paso, la mejor tortilla Alberto García y Lidia Vargas, del Mesón O Pote, explican con detalle esta receta tradicional



Patata, huevo, aceite y sal. Son los ingredientes que se necesitan para realizar uno de los platos más deliciosos de la cocina española.
La sencillez -es probable que si bucea en la despensa de su casa no le falte ninguno de estos productos- ha sido, sin duda, uno de los factores que más ha contribuido a la expansión de la tortilla de patata.

Salvando la eterna batalla entre los defensores y detractores de añadir cebolla, los ingredientes son comunes en todas las cocinas. Aunque sus resultados muy distintos.Sobra decir que la más rica siempre será la de la abuela de cada uno, pero si hay una que se ha ganado el respeto de todos los paladares esa es la de Betanzos, a donde todos los años peregrinan los amantes de este plato. Aparcan el coche ya con la servilleta colgando del cuello y se disponen a localizar una de esas cuatro o cinco casas de comidas en las que se borda la tortilla.

Uno de ellos es el Mesón O Pote, con Alberto García Ponte y Lidia María Vargas a los mandos. Ubicado en el 9 de la calle del Progreso (una de las bulliciosas callejas que bajan desde la plaza del pueblo), su tortilla logró en el 2011 el primer puesto en el certamen Lo mejor de la gastronomía, celebrado en Alicante. Un concurso que no volvió a convocarse, por lo que técnicamente sigue en su poder el cinturón de campeones.

«Respetamos tanto la tradición que no pasamos las tortillas aunque un cliente nos lo pida. Solo hacemos excepciones con embarazadas», sostiene orgulloso Alberto. Aquí se viene a disfrutar de una tortilla con mucho color, cocinada con las mejores materias primas, con patata doradita y huevo muy jugoso».

No está ofertado en carta, pero si alguien tiene un capricho de añadirle cebolla, jamón o cualquier otro producto, desde cocina acceden.
Lo único con lo que no se negocia es con el punto. «Al que le guste pasada, que vaya a otro», zanja el cocinero.

Receta
Se fríe la patata en abundante aceite a 160 grados hasta que esté dorada. En ese momento se introduce en un bol en el que previamente reposaban «mezclados con espátula, no batidos» los huevos. Añadir sal al gusto, «mezclar un poco todo y dejar reposar tres minutos».
Mientras, «atemperamos una sartén de 28 centímetros.
Antes de que llegue a humear echamos un chorrito de aceite de oliva virgen, bajamos al mínimo el fuego y añadimos la mezcla».
Tras saltear brevemente se procede a la primera vuelta «ayudándonos con una virandeira» o plato de apoyo.
«Esperar medio minuto e ir a por la segunda.
Otros 10 o 15 segundos y a por la tercera».
Apagar el fuego y dejar que repose medio minuto. Y al plato.

Ingredientes
Para 4 o 6 raciones se emplean
-«doce huevos de corral ecológicos,
-450 gramos de patata en finas lascas (de Coristanco el 75 % del año, cuando no fríe bien hay que buscarla en otro lado),
-aceite de oliva suave para freír, aceite de oliva virgen para cuajar y sal».

Para acompañar Alberto sugiere «una ensalada de tomate y pimientos de Padrón bien fritos». Todo regado con vino gallego. «Blanco o tinto, da igual. Pero de aquí».

Fuente:
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/betanzos/2015/07/28/betanzos-secreto-tortilla-puntocuatro-variedades-participaron-primera-cata-patata-gallega/0003_201507G28E7992.htm

lunes, 25 de julio de 2016

Mayonesa o mahonesa, su ciencia,

Ingredientes

Para unos 220 g de mayonesa

1 huevo mediano o 2 yemas a temperatura ambiente
4 g (media cucharadita) de sal
7 g (una cucharada) de zumo de limón o vinagre
160 ml aprox. de aceite (girasol, oliva o mezcla)


Preparación
Cascar en un bol aparte el huevo y una vez comprobado que no contiene nada de cáscara echarlo en un recipiente alto y estrecho (como el vaso de la batidora) completamente limpio y seco.

Añadir la sal, el vinagre y un poco de aceite (20g o una cucharada). Introducir el brazo de la batidora hasta el fondo y batir todo junto durante un par de minutos hasta que se amalgame la mezcla.

Verter poco a poco el resto del aceite en un hilo fino mientras se sigue batiendo, más rápido a medida que espese la salsa.

Cuando tenga el espesor deseado, probar el gusto y rectificar de sal si es necesario.

 http://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/06/30/receta/1467272904_066484.html

El comidista, El País.

martes, 19 de julio de 2016

El hombre que tiene la receta para ser feliz. El psicólogo de Harvard Dan Gilbert desmonta la fórmula del matrimonio con dinero y niños.

El psicólogo estadounidense Dan Gilbert conoce la receta de la felicidad. Y es infalible. Este investigador de la Universidad de Harvard recuerda el caso de Moreese Bickham, un ciudadano negro de Luisiana (EE UU) que en 1958 vio cómo dos policías vinculados al Ku Klux Klan llegaban al porche de su casa y le metían un tiro en el estómago. Pese a la herida, Bickham, a sus 42 años, logró coger un arma y defenderse. Mató a los dos agentes. Actuó en defensa propia, pero fue condenado a muerte por las racistas instituciones del sur de EE UU de hace medio siglo. Pasó más de 37 años en prisión, 14 de ellos en el corredor de la muerte. Encerrado 23 horas al día en completo aislamiento. Hasta que, por las presiones de la sociedad civil, fue liberado en 1996. Al salir, sobre su tiempo en la cárcel dijo: “No lamento ni un minuto. Fue una experiencia gloriosa”.

Gilbert, nacido en 1957, sonríe antes de contar otro caso, el de Ronald Wayne. Junto a dos amigos, llamados Steve Jobs y Steve Wozniak, fundó en 1976 una empresa para fabricar ordenadores: Apple. En seguida, por miedo a que el proyecto acabara en bancarrota, vendió sus acciones por 800 dólares. “Ahora valdrían 62.000 millones de dólares”, exclama Gilbert. “Nunca me he arrepentido de mi decisión”, ha declarado Wayne, un ingeniero retirado que vive feliz cerca de Las Vegas.

El psicólogo de Harvard continúa su relato, durante su primera conferencia en España, impartida en el centro cultural CaixaForum, invitado por la Obra Social “la Caixa”. No hay entradas desde 15 días antes. Gilbert es una estrella de la oratoria. Sus charlas TED,  disponibles en internet, han sido vistas por más de 20 millones de personas. “Anthony Weiner era un famoso político, joven, guapo y brillante. Estaba en la cumbre del éxito. Mucha gente pensaba que podría llegar a ser presidente de EE UU. Pero tenía una mala costumbre: hacerse fotos de su pene y enviárselas a jóvenes mujeres que no eran su esposa”, prosigue Gilbert.

“No es una gran idea si quieres ser presidente de EE UU”, bromea. Cuando fue cazado en 2011, Weiner cayó en desgracia, hundió en el estupor a su familia y dimitió de su puesto de congresista. Su carrera política estaba arruinada. Pero un año después, en una entrevista, Weiner confirmó que aquellos sucesos le habían cambiado, para bien. Era otro, una persona mejor. “2011 fue el mejor año de mi vida”, manifestó.

Gilbert ya casi tiene la receta de la felicidad en la punta de la lengua. Muestra una última fotografía. Aparecen unos jovencísimos John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, acompañados por un cuarto músico que no es Ringo Starr. Es Pete Best, el primer baterista de The Beatles. Abandonó el grupo en 1962, justo antes de que se convirtiera en un fenómeno planetario. “Soy feliz con mi estilo de vida”, ha sostenido Best, que siguió tocando la batería en Liverpool y hoy es un alegre abuelo.

Al investigador estadounidense se le iluminan los ojos, porque ya tiene los cuatro ingredientes de la felicidad: “Dimite de tu puesto de trabajo en medio de un escándalo, humillando a tu pareja si es posible, ingresa en prisión de manera injusta, vende por un puñado de dólares tu participación de 62.000 millones en una empresa y nunca, nunca, te conviertas en un miembro de The Beatles”.

Parece una receta estrafalaria, pero a los cuatro protagonistas de la historia les ha funcionado. En realidad, Gilbert no habla de cómo ser feliz, ni de por qué la gente no es feliz, sino de por qué la gente no sabe lo que les hará felices. “Los seres humanos infravaloran su propia resiliencia: no se dan cuenta de lo fácil que será cambiar su visión del mundo si ocurre algo malo. Constantemente sobredimensionan lo infelices que serán ante la adversidad”, reflexiona en un encuentro con la prensa en Madrid.

El científico compara esta capacidad de adaptación con “un sistema inmune psicológico, similar al que defiende al cuerpo de gérmenes y enfermedades”. Estas defensas de la mente, como las del cuerpo, son más fuertes en unas personas que en otras. “Mi mujer jamás enferma y yo pillo todos los resfriados. Lo mismo ocurre con el sistema inmune psicológico. Hay personas que son resilientes ante la peor tragedia. Otras personas se entristecen a la mínima. Pero lo interesante es que la inmensa mayoría de los seres humanos son del primer tipo”, proclama. “El 75% de las personas vuelven a ser felices en los dos años posteriores al peor trauma que te puedas imaginar”.

El psicólogo de Harvard sabe que se mueve en un terreno cenagoso: el de la millonaria industria de la felicidad, una ametralladora de charlas, cursos de coaching y libros de autoayuda. Un mundo lleno de charlatanes y farsantes. “Desconozco sus motivaciones, pero en la industria de la felicidad hay mucha gente que está equivocada”, reconoce Gilbert diplomáticamente.

Él es diferente. Sus investigaciones se publican en las mejores revistas científicas. Uno de sus experimentos consistió en una aplicación para teléfono móvil que preguntaba periódicamente a 5.000 personas de 83 países cómo se sentían, qué estaban haciendo y si estaban pensando en otra cosa diferente a la que estaban haciendo. Sus resultados, publicados en la revista Science, mostraron que las personas piensan en cosas que no están ocurriendo casi tanto como en cosas que están delante de sus narices. Y los datos revelaron que esa “mente errante” les hacía, a menudo, infelices.

“La industria de la felicidad es una buena idea, pero debe basarse en la ciencia. Es muy fácil dar a la gente recetas para su vida. Ha ocurrido durante miles de años. Cada cura, cada rabino, cada orador motivacional, cada camarero, cada taxista tienen una opinión sobre la felicidad. ¿Qué opiniones son acertadas y cuáles no? Solo hay una manera de saberlo: la ciencia”, zanja.

El laboratorio de Gilbert mide los sentimientos de miles de personas para intentar desmontar afirmaciones que se dan por ciertas. “Nuestro cerebro nos da mala información sobre cómo de felices o infelices seremos en futuras circunstancias. Si preguntas cómo de feliz serás si te quedas ciego, la mayor parte de nosotros dirá que será infeliz durante mucho tiempo o el resto de su vida. Pero si medimos la felicidad de las personas que de verdad se han quedado ciegas, veremos que son perfectamente felices. Y observamos este patrón en todas las circunstancias”, relata.

“Uno piensa: esto será terrible o esto será maravilloso. Pero luego lo medimos y vemos que no hay nada ni tan maravilloso ni tan terrible. ¿Ganar la lotería nos hará felices para siempre y quedarnos ciegos nos hará infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta”, resume.

Gilbert, autor del libro superventas Tropezar con la felicidad, también ha participado esta semana en  un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid, organizado por el matemático José Manuel Rey y el psicólogo Carmelo Vázquez. Ha impartido la misma charla que en CaixaForum, titulada “Felicidad: lo que tu madre no te contó”.

La conferencia parte de la base de que una madre siempre recomienda a sus hijos que se casen, que ganen dinero con un buen puesto de trabajo y que a su vez tengan hijos. A lo largo de la charla, Gilbert tumba asunciones relacionadas con estos tres supuestos ingredientes de la felicidad. Las personas casadas son en promedio más felices que las solteras, incluso que las parejas de hecho. Pero el divorcio supone un extra de alegría. La felicidad de los hombres se dispara tras una ruptura. Y la de las mujeres también lo hace al cabo de un par de años, según sus datos.

“¿El dinero no compra la felicidad? Sí la compra. No hay ni un estudio que muestre que un euro extra hace disminuir la felicidad”, sostiene Gilbert. Pero hay un matiz. Cuando eres pobre, un poquito más de dinero supone una inmensa felicidad. Un millonario, en cambio, necesita una enorme cantidad de dinero para aumentar, tan solo un pelín, su felicidad.

“Hay un punto de inflexión”, subraya Gilbert, a partir del cual ganar más dinero apenas te hace más feliz: 60.000 euros al año, según los estudios realizados en EE UU. “No existe apenas diferencia entre ganar 60.000 euros y ganar 60.000 millones”, sentencia. La explicación es muy sencilla, según muestra en otro gráfico. Las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan son gratis: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. La que más, con mucha diferencia, es practicar sexo. Y los estudios muestran que una escapada a París hace más feliz que comprar un coche deportivo. “Invertir en experiencias es mejor que invertir en cosas materiales”, señala Gilbert.

Así que el matrimonio y el dinero tienen una relación compleja con la felicidad. ¿Qué pasa con los hijos, el tercer consejo de una hipotética madre clásica? El psicólogo de Harvard es directo: “Los niños son como la heroína”. La droga da placer, pero destruye el resto de fuentes de felicidad de una persona, como la familia y amigos. Con los hijos, argumenta Gilbert, ocurre lo mismo. Los padres dejan de practicar sexo, salir con los amigos o acudir a conciertos. “Muchas madres me dicen que sus hijos son su mayor fuente de felicidad y yo les respondo que tienen razón. Si solo tienes una fuente de felicidad, es tu mayor fuente de felicidad”, espeta el investigador.

El científico ofrece por fin su verdadera receta para ser feliz, a la vista de los datos científicos. “La felicidad es un asunto de química del cerebro. La genética influye, pero las circunstancias también. Intentar ser más feliz es como bajar de peso. No hay ningún secreto para bajar de peso: comer menos y hacer más ejercicio. Con la felicidad ocurre lo mismo. Hay unas pocas cosas que se pueden hacer y, si se hacen todos los días religiosamente, el promedio de felicidad irá subiendo”, comienza.

“Por ejemplo, pasa más tiempo con la familia y los amigos. Es un consejo aburrido, pero es cierto. Somos el animal más social del planeta, se mida como se mida, así que no sorprende que la mayor parte de nuestra felicidad proceda de las relaciones sociales. Cuida tu salud física, haz más ejercicio. Es otro consejo aburrido, pero también es cierto”, continúa Gilbert, con gestos para acentuar que sabe que no está descubriendo la pólvora. “Si me dijeran que permaneciera a la pata coja diciendo qué nos hace felices en la vida, solo diría “otras personas” antes de caerme al suelo”.

http://elpais.com/elpais/2016/07/13/ciencia/1468437657_783090.html?rel=lom

martes, 28 de junio de 2016

Salmorejo. La ciencia desvela la receta del salmorejo perfecto. Investigadores de la Universidad de Córdoba visitan más de 750 locales en la ciudad para estandarizar la crema y lograr su reconocimiento a través de alguna marca de calidad.

El estudio desvela el alto nivel nutricional del salmorejo.
         Desde hace diez años, un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba (UCO) trata de tipificar el salmorejo con el fin de obtener una versión homogénea y lograr, de este modo, un reconocimiento en forma de alguna marca de calidad. 
En ese proceso, los científicos acaban de identificar las proporciones reales de lo servido en los establecimientos hosteleros y su valor nutricional. Con la idea de homogeneizar la crema, investigadores del Departamento de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la UCO iniciaron en 2007 una línea de investigación. 

Esta línea ha permitido que asociaciones como la Cofradía Gastronómica del Salmorejo Cordobés difundan una receta básica: un kilo de tomates, doscientos gramos de pan de telera, cien gramos de aceite de oliva virgen extra, un diente de ajo de Montalbán (cinco gramos) y diez gramos de sal.  

A partir de una encuesta masiva, se han podido identificar las proporciones del salmorejo tipo que se sirve los establecimientos hosteleros de la ciudad. El sondeo partió de los 1.441 locales de restauración (restaurantes, bares, tabernas y cafeterías) censados en la ciudad de Córdoba. Se seleccionaron 907 establecimientos del núcleo urbano y se descartaron los de las zonas industriales y barriadas periféricas.

Los entrevistadores visitaron 754 locales, de los que obtuvieron 323 respuestas válidas. “Las encuestas realizadas sobre el salmorejo suponen más del 22% del censo, una cantidad suficientemente representativa de los usos y costumbres sobre este plato en los establecimientos de la ciudad”, afirma Rafael Moreno, investigador principal.

Las proporciones
Las respuestas concordaban con la receta básica propuesta por la cofradía. En los establecimientos cordobeses se sirve un salmorejo que, de media, lleva
-un kilo de tomate tipo pera (66%), generalmente sin pelar (44%),
-108 gramos (117 mililitros) de aceite de oliva virgen extra (en un 61% de los casos),
-197 gramos de pan de telera (46% de las respuestas) no del día, ni humedecido previamente,
-5,8 gramos de ajo de Montalbán, un diente (44%),
-y nueve gramos de sal (gruesa).

También lograron otros datos interesantes en torno al plato. Como guarnición, se sirve mayoritariamente con jamón (79%) y huevo duro (66%). Es también habitual incorporar un chorro de aceite (28% de las respuestas).

Además, en los domicilios aparece en mayor medida un ingrediente que es usado en menos proporción en las tabernas: el vinagre. Entre un 15 y un 20% de las recetas caseras incorpora este líquido conservante. “Ahora tratamos de conocer por qué existe esta variabilidad en los hogares”, establece el catedrático de Nutrición y Bromatología. http://elpais.com/elpais/2016/06/27/ciencia/1467037834_489612.html

viernes, 14 de agosto de 2015

Bocadillo playero

Qué ingredientes necesito

Misión:

Pasar el día en la playa o piscina sin rascarse el bolsillo en chiringuitos o bares.
Se puede.
Carolina Muro, doctora de la Unidad de Nutrición de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), recomienda alimentos hidratantes y fáciles de transportar.

¿Bebida?
"Gazpacho".

¿Postre?
"Sandía o melón".

Pero, ¿y el plato principal?
Estos son los ingredientes para un delicioso bocadillo playero: pepino, lombarda, zanahoria, cebollino, germinados, queso feta, yogur, miel, mostaza, sal, vinagre de manzana, aceite y limón.

Qué salsa puedo emplear
Elabore la salsa de yogur mezclando un yogur griego, con una cucharilla de mostaza antigua y una de miel, una pizca de sal y un chorrito de limón exprimido. Esta mezcla aguanta mejor el calor que una mayonesa y proporciona frescor al sándwich. ¿El mejor pan para un día de sol y arena? "Cualquiera cuya miga no se deshaga, como la chapata o el mollete, pues resultará más cómodo de comer", responde la experta de FIAB. Las verduras aportarán vitaminas y minerales.

Cómo coloco las verduras
Pele y limpie las zanahorias, el pepino y la lombarda: puede picar fino o rayarlo. Coloque en un bol sin mezclar y aliñe con aceite y vinagre de manzana con una pizca de sal. Trocee el cebollino y reserve. Unte la base del pan con la salsa de yogur. Coloque primero la col, luego la zanahoria y, por último, el pepino. Encima, el queso feta, los germinados de alfalfa y el cebollino. Rocíe con salsa y tape.

Cuál es el modo de envolverlo
Desde el la web especializada en cocina The Kitchn, recomiendan envolver el bocadillo en papel de estraza, "para evitar que sus piezas se separen". Otra opción más ecológica, según los especialistas, es un trozo de tela atado con cuerdas, "que luego podrá usar como servilleta". Y desde Ecoembes (?) aconsejan portar una bolsa de basura con nosotros para arrojar los desperdicios. Buen provecho.

Fuente:
http://elpais.com/elpais/2015/08/04/album/1438701758_110606.html#1438701758_110606_1438702314

sábado, 21 de febrero de 2015

Una tortilla octogenaria

Se llama Josefina Sagardia, ha cumplido 85 años y todos los días prepara entre 15 y 20 tortillas de patatas. Receta singular con la que ganó el III Campeonato de España en 2001 en el congreso “Lo Mejor de la Gastronomía” que organizaba mi colega y amigo Rafael García Santos.
Pasé a la cocina y saludé a Josefina. Aunque llevaba cinco años sin visitar Kasino Lesaka, me reconoció enseguida y se apresuró a mostrarme recortes recientes de la prensa del sur de Francia ensalzando su tortilla, tan orgullosa como un joven cocinero con aspiraciones mediáticas. Josefina muestra su cuchillo de filo gastado por el uso
Somos cinco a comer, ¿nos puedes preparar una tortilla para cuatro, le dije? Asintió y comenzó a cascar huevos. ¿Cuántos pones? “Tres por ración y uno de propina. Como la vuestra es para cuatro serían 13 pero no me gustan los números impares y añado otro más, en total 14. Si es para tres raciones pongo 10, sumo uno más al 9”.
Josefina utiliza patatas de la variedad Kennebec del mismo Lesaka, las pela, las deja en baldes de agua y justo antes de freírlas las corta a mano a cuchillo, en lascas tan finas que parece que se vale de una mandolina. Me mostró sus enormes cuchillos, de filos gastados por el uso como muestran unas fotografías que me parecen escalofriantes. Y me enseñó la fritada de patatas, cebolla y pimientos verdes que había preparado a primeras horas en función de las reservas. “Nuestra tortilla hay que encargarla”, me recalcó orgullosa. Magnifico aspecto de la fritada¿Cantidades? Siempre a ojo. Más o menos dos cebollas y tres pimientos para cinco patatas, conjunto que deja pochar a fuego lento durante 15 minutos para obtener una apetitosa fritada que escurre al cabo de ese tiempo.
Cuando comienza la preparación pasa una cantidad de la fritada a una sartén de hierro que pone a fuego suave con aceite de oliva refinado. Enseguida añade sal y huevos de corral que no bate demasiado, apenas lo justo para que no formen espuma. Luego, con una cuchara de madera revuelve suavemente la mezcla.
Quien la observa trabajar por vez primera piensa que prepara un revuelto de patatas y cebolla, no una tortilla. Mece la sartén con suaves vaivenes y en un momento determinado el “revuelto” ya está terminado. Nada de darle la vuelta, como es preceptivo.
Coloca una fuente de porcelana blanca cerca de la sartén y sin más ayuda que su propio brazo realiza un juego de muñeca rápido y deja resbalar la fritada que se dobla sobre sí misma por la mitad para conseguir una gigantesca tortilla francesa de patata.
Giro de muñeca final. Destaca la envergadura del antebrazo de Josefina, igual que el de Rafa Nadal Fue en ese momento cuando me fijé en su antebrazo que me recordó al de Rafa Nadal por sus voluminosos músculos tersos. La tortilla gigante que nos presentó calculamos que medía no menos de 30 centímetros.
Ya en la mesa el gran cocinero Ricard Camarena, que nos había acompañado a la excursión y estaba asombrado con el espectáculo, troceo la pieza. En su interior apareció una fritada ni demasiado seca ni tampoco fluida, una tortilla suculenta. Antes compartimos un plato de hongos salteados y luego otro de merluza rebozada. De postre canutillos rellenos y pantxineta. Todo con un nivel más que aceptable.
Este post pretende ser un homenaje a Josefina, orgullo de la cocina tradicional navarra, “etxekoandre” de pro que a su edad continúa preparando una de las mejores tortillas españolas que conozco.
Fuente, José Carlos Capel. http://blogs.elpais.com/gastronotas-de-capel/2014/12/una-tortilla-octogenaria.html

domingo, 26 de octubre de 2014

¿Cuántos kilómetros hay que caminar para quemar las calorías de tu comida favorita?

A continuación la distancia que tendrías que recorrer para deshacerte de las calorías de algunos alimentos.

* Pizza (100 grs)
83 minutos (min)
4,3 kilómetros (kms)

* Papas fritas
Pequeñas: 72 min y 3,8 kms
Grandes: 156 min y 8,3 kms

* Batido grande de chocolate
300 min
16 kms

* Sándwich (crujiente) de pollo
194 min
10 kms

* Helado con chocolate derretido (pequeño)
103 min
5,4 kms

* Galleta con chispas de chocolate
50 min
2,7 kms

* Gaseosa
97 minutes
5,1 kms

* Hamburguesa de queso
94 min
4,9 kms

Pasta
* Plato de tallarines
40 min
2 kms

* Manzana
16 min
800 metros
Fuentes: Departamento de Medicina Familiar de la Universidad de Carolina del Norte y Departamento de Agricultura, EE.UU. Síguenos en @bbc_ciencia

domingo, 5 de octubre de 2014

Tortilla de patatas paso a paso.

...Seamos sinceros, tortillas de patatas buenas hay muy pocas. Al menos que a mí me gusten. Y que conste que respeto todas las opiniones. Abundan las resecas, apelmazadas y grasientas y las tortillas demasiado gruesas. ¿Mis favoritas? Sin duda las que siguen los pasos del eje A Coruña-Betanzos. Ese tipo de tortillas que comenzaron a elaborarse hace ya cien años en el mesón La Casilla de este pueblo coruñés y que hoy continúan bordando. Siguen su estela La Penela, el Bar Mama Manuela, Mesón Obo, y  El Manjar  en A Coruña. Y por supuesto, O Pote, y Casa Miranda en el propio Betanzos. En Madrid, La Penela y Sacha. Todas espléndidas.

La pasada primavera, Santiago Pedraza y su mujer Carmen inauguraron en Madrid Taberna Pedraza  un local que entre sus especialidades ofrece una soberbia tortilla que Carmen aprendió en el mesón O Pote “Elaboramos 30 tortillas diarias”, me comentaba ayer Santiago. "Consumimos cerca de 1.000 huevos a la semana. Huevos de la casa Coren gallega, entre dos y cuatro días después de la puesta, nunca grandes, con 58 gramos de peso como máximo procedentes de gallinas de corral y bajo contenido en albúmina”. ¡Qué barbaridad ¡ cuántos requisitos, pensé para mis adentros.

Capel1 ¿En qué se diferencian estas tortillas de otras españolas? Aparte de que no llevan cebolla, en muchos pequeños detalles. Traspasé la barra, me acerqué al rincón donde trabaja Carmen y seguí sus pasos. Las fotografías ilustran el proceso mejor que mis palabras.

1) Patatas. Por lo general en Galicia se emplean de la variedad kennebec, dicen que las mejores son de Coristanco en la comarca coruñesa de Bergantiños. En su lugar Carmen utiliza patatas agrias de arena de Chipiona (Cádiz). Las pela a mano, las lava, las corta a cuchillo en gruesos bastones y las corta con mandolina para obtener cuadraditos de 2/3 milímetros de grosor. Remojo en agua, escurrido y fritura en aceite de oliva a 180ºC. Las escurre cuanto están suavemente doradas.
2) Huevos. Emplea 4 unidades para 300 gramos de patatas. Batido suave con dos cucharas para no generar espuma. Al final añade cuatro pellizquitos de sal. “Se salan los huevos, nunca las patatas”, me advirtió Carmen.
3) Después mezcla los huevos y las patatas fritas en un bol con movimientos suaves.
4) El cuajado lo hace a fuego lento, dando hasta cuatro vueltas a la tortilla con intervalos de 30 segundos.

Carmen las deja muy jugosas, como es habitual en A Coruña y Betanzos. Tanto que al cortarlas fluye abundante huevo líquido entre las patatas. Una delicia. Fuente: El País. http://blogs.elpais.com/gastronotas-de-capel/2014/10/una-gran-tortilla-paso-a-paso.html


domingo, 3 de agosto de 2014

Receta de gazpacho del NYT

CLASSIC GAZPACHO
2 pounds tomatoes; 1 medium cucumber; ½ yellow bell pepper; 2 thick bread slices; ¼ cup olive oil; 2 tablespoons red-wine vinegar; 1 garlic clove; 1 cup water; salt and pepper. Garnish: A drizzle of olive oil. (NYT)

-2 libras de tomates. (Unos 900 gr)
-Medio Pepino.
-Medio pimiento amarillo o verde.
-Una rebanada fina de pan.
-Un cuarto de taza de aceite de oliva virgen.
-Dos cucharadas soperas de vinagre de vino tinto.
-Un diente de ajo.
-Una taza de agua.
-Sal y pimienta al gusto.
-Un chorro de aceite de oliva por encima.

Ver más aquí en el NYT

Es un excelente plato de verano, aunque hay quien lo sigue tomando todo el año. Tiene abundantes vitaminas, ya que las verduras se comen crudas, y agua, tan necesaria en verano. Su preparación es tan sencilla que lo puede hacer un niño. Se echa todo en una batidora y se hace una especie de salsa o sopa fría.

Hay quien le pone huevo duro, trocitos de jamón, trocitos de tomate, pimiento y pepino, por encima al gusto, como guarnición.

Como entrante se toman unos 125 c.c., como plato con guarnición unos 200-250 c.c.

Dadas sus características saludables no es extraño que se haya extendido por el mundo entero y que tenga múltiples variantes dependiendo de las costumbres de la zona. Su origen indiscutible es andaluz como el salmorejo, dos aportaciones de la cocina popular andaluza al mundo.

domingo, 29 de junio de 2014

¿Quién inventó la salsa mahonesa (mayonesa)?

Nada más aterrizar en Mahón llamé a Pep Pelfort y quedamos para comer en La Mojigata, un local de cocina menorquina frente al mercado de pescados.

Tenía interés en conversar con él porque durante los días 9 y 10 del pasado mayo Pelfort, médico catalán retirado en la isla, pronunció una conferencia con el título “Unguentum digestivum, aioli bo i salsa maonesa”. Fue el eje de un gran debate sobre esta salsa universal cuyos orígenes constituyen uno de los grandes enigmas de la gastronomía europea. Encuentro apasionante (Diàlegs a Mongofra) que reunió en Menorca a catedráticos, estudiosos de la cocina y algunos periodistas

¿Quién inventó esta salsa? ¿La descubrieron los franceses en Mahón entre 1756 y 1763, durante los siete años en los que las tropas del Duque de Richelieu ocuparon la isla? ¿Se difundió después entre los grandes restaurantes de Francia, como apuntaba Dionisio Pérez en su “Guía del buen comer español (1929)”? ¿Menorquina o parisiense? ¿Española o francesa?

Aunque nadie ha demostrado de forma fehaciente que surgiera en Menorca, varias hipótesis de peso sostienen que se conocía antes de la llegada de los franceses. La más importante la aporta el libro Art de la Cuina del franciscano Francesc Roger (Ciudadela), correspondiente a la primera mitad del siglo XVIII, donde se reseñan 19 recetas en las que interviene el l’aioli bo (alioli bueno), nombre que presumiblemente el fraile daba a la salsa mahonesa. Pero como en ninguna parte del manual se describe cómo se elaboraba, los defensores de esta teoría, con Pelfort a la cabeza, suponen que era tan popular que Fra Roger daba por hecho que la gente ya sabía cómo hacerla. Todo es posible.

¿Se inventó en Francia? Para nada. Los participantes en el foro de Mongofra ratificaron con regocijo la prueba aportada por el erudito aragonés José María Pisa según el cual los versos atribuidos a Lancelot, cocinero francés del siglo XVII, en los que se describen los pasos de la receta son completamente falsos, un simple pastiche de Achille Ozanne (1846-1896). Base errónea que ha servido a muchos autores, incluido el español Ángel Muro en su Diccionario General de Cocina (1892), para dar por sentado el origen galo de la salsa. A lo largo de una deliciosa comida, Pelfort soportó mi bombardeo.

¿Mayonesa o mahonesa? Sin duda mahonesa, es una salsa menorquina. Los franceses lo único que hicieron fue ponerle nombre y divulgarla por el mundo como si fuera suya. De Mahon, mahonesa, maonesa, mayonaise…

¿Estás seguro? Convencidísimo. El 20% de las recetas de Fra Roger llevan alioli bo. La obra “Re Cibaria” de Pere Ballester, publicada doscientos años después, recoge recetas de dos manuscritos de base popular menorquina del XIX (1813 y 1850) Si te fijas en casi todos los platos de Ballester en los que aparece la mahonesa, equivalen a los mismos en los que el fraile de Ciudadela indicaba alioli bo mucho antes. En Menorca el término bo cambia el significado. Por ejemplo, pebre equivale a pimiento rojo, y pebre bo es pimienta negra o en grano. Alioli bo era salsa mahonesa.

¿No te parece raro que la mahonesa surgiera en la isla con menos olivos del Mediterráneo? En absoluto. Siglos atrás, durante la presencia árabe, hubo muchos olivos. De todos modos el aceite se hacía con los acebuches que llenan la isla y producen aceites muy finos. Además, hay documentos de los siglos XIV, XVI y XVIII que acreditan que Menorca importaba cantidades ingentes de aceite de oliva, una ruina económica para la isla.

Sin embargo, el aceite de oliva no es una grasa hegemónica en Menorca. La manteca de cerdo se emplea mucho en las cocinas domésticas. En la tradición culinaria menorquina hay un equilibrio en el consumo de las tres grasas, mantequilla, aceite de oliva y manteca de cerdo derivada de la presencia de árabes, judíos, cristianos e ingleses. Fíjate en los recetarios.

En tu exposición hablaste del posible origen medicinal de la mahonesa. Me baso en un manuscrito encontrado en la Biblioteca de Cataluña correspondiente a un estudiante de medicina, probablemente menorquín, Fortunato Figuerola, correspondiente a 1720, anterior al recetario conventual de Fra Roger. Alude a un ungüento hecho en el mortero con yema de huevo y aceite que se aplica de forma tópica contra llagas y quemaduras. De momento es la referencia más antigua de que disponemos.

Dame una razón para que yo deje de utilizar la palabra mayonesa y emplee mahonesa en el futuro. Todos los diccionarios etimológicos franceses afirman que el origen de la palabra es menorquín, solo los franceses poco conocedores y chovinistas afirman que la inventaron ellos. La mayonesa ha muerto, ¡viva la salsa mahonesa!
José Carlos Capel. 29 de junio 2014. Fuente: http://blogs.elpais.com/gastronotas-de-capel/

Ingredientes de la mayonesa
1 vaso de aceite (1/4 l)
1 huevo
1 cucharada de vinagre o de zumo de limón
sal

Elaboración de la mayonesa
Casca el huevo a un cuenco. Si cayera algún trozo de cáscara retíralo.
Colócalo en el vaso de la batidora, agrega el vinagre y la sal.
Vierte el aceite.
Enchufa la batidora e introduce el brazo batidor en el vaso. Ponla en marcha y mantenla quieta sin moverla hasta que espese. Cuando veas que ha tomado cuerpo realiza movimientos suaves, ascendentes y descendentes, hasta que quede una salsa homogénea.
Desenchufa la batidora y pasa la mayonesa a un cuenco.
Más info: http://www.hogarutil.com/cocina/recetas/salsas/201009/mayonesa-3120.html#ixzz361bmKsqH