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martes, 28 de junio de 2016

Salmorejo. La ciencia desvela la receta del salmorejo perfecto. Investigadores de la Universidad de Córdoba visitan más de 750 locales en la ciudad para estandarizar la crema y lograr su reconocimiento a través de alguna marca de calidad.

El estudio desvela el alto nivel nutricional del salmorejo.
         Desde hace diez años, un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba (UCO) trata de tipificar el salmorejo con el fin de obtener una versión homogénea y lograr, de este modo, un reconocimiento en forma de alguna marca de calidad. 
En ese proceso, los científicos acaban de identificar las proporciones reales de lo servido en los establecimientos hosteleros y su valor nutricional. Con la idea de homogeneizar la crema, investigadores del Departamento de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la UCO iniciaron en 2007 una línea de investigación. 

Esta línea ha permitido que asociaciones como la Cofradía Gastronómica del Salmorejo Cordobés difundan una receta básica: un kilo de tomates, doscientos gramos de pan de telera, cien gramos de aceite de oliva virgen extra, un diente de ajo de Montalbán (cinco gramos) y diez gramos de sal.  

A partir de una encuesta masiva, se han podido identificar las proporciones del salmorejo tipo que se sirve los establecimientos hosteleros de la ciudad. El sondeo partió de los 1.441 locales de restauración (restaurantes, bares, tabernas y cafeterías) censados en la ciudad de Córdoba. Se seleccionaron 907 establecimientos del núcleo urbano y se descartaron los de las zonas industriales y barriadas periféricas.

Los entrevistadores visitaron 754 locales, de los que obtuvieron 323 respuestas válidas. “Las encuestas realizadas sobre el salmorejo suponen más del 22% del censo, una cantidad suficientemente representativa de los usos y costumbres sobre este plato en los establecimientos de la ciudad”, afirma Rafael Moreno, investigador principal.

Las proporciones
Las respuestas concordaban con la receta básica propuesta por la cofradía. En los establecimientos cordobeses se sirve un salmorejo que, de media, lleva
-un kilo de tomate tipo pera (66%), generalmente sin pelar (44%),
-108 gramos (117 mililitros) de aceite de oliva virgen extra (en un 61% de los casos),
-197 gramos de pan de telera (46% de las respuestas) no del día, ni humedecido previamente,
-5,8 gramos de ajo de Montalbán, un diente (44%),
-y nueve gramos de sal (gruesa).

También lograron otros datos interesantes en torno al plato. Como guarnición, se sirve mayoritariamente con jamón (79%) y huevo duro (66%). Es también habitual incorporar un chorro de aceite (28% de las respuestas).

Además, en los domicilios aparece en mayor medida un ingrediente que es usado en menos proporción en las tabernas: el vinagre. Entre un 15 y un 20% de las recetas caseras incorpora este líquido conservante. “Ahora tratamos de conocer por qué existe esta variabilidad en los hogares”, establece el catedrático de Nutrición y Bromatología. http://elpais.com/elpais/2016/06/27/ciencia/1467037834_489612.html

lunes, 10 de mayo de 2010

Salmorejo, una sencilla y sabrosa receta para el tiempo que viene. Cold Tomato Soup.

INGREDIENTES para 4 o 5 personas.

1 Kg de tomates maduros y a ser posible sabrosos (Los tipo pera o los clásicos para tomarlos con sal).

125 c. c. de aceite virgen extra de oliva.

100 gr de pan (mejor el que a uno le guste más, para mi el tipo de pueblo con miga prieta y muy blanca. Hay quien moja en agua el pan si está duro. Así consigue una textura más suave. 

Es muy posible que el origen del plato fuese una forma popular y humilde de aprovechar el pan duro. Hoy es un plato recreado por la alta cocina)

3 cucharadas medianas de vinagre, preferiblemente vinagre de vino de Jerez.

2 dientes de ajo.

Sal al gusto (se puede poner una cucharada mediana para empezar).

Guarnición.
1/2 huevo duro, por persona, para poner por encima, jamón, trocitos de tomates en dados o pimientos, etc,. Esto al gusto. Hay quien no le pone nada de guarnición.

PREPARACIÓN.

Batir los tomates y pasarlos por el chino o colador para eliminar semillas y piel. Después añadir, al tomate colado, el aceite y el pan batiendo bien, añadir el vinagre, los dientes de ajo y la sal, seguir batiendo. Cuando esté todo bien batido y cremoso, ponerlo a enfriar o directamente en cuencos y, si se desea, añadir la guarnición indicada.

El sabor variará en función del tipo de aceite, los tomates y el pan que utilicemos y, además, según la cantidad de sal o la intensidad del sabor de los ajos o el vinagre. Se puede añadir más o menos de cada ingrediente para potenciar uno u otro sabor; el tomate o el pan, el aceite o los ajos, el vinagre o la sal, a gusto de cada uno. La base está indicada y siguiéndola está buenísimo. Puede servir de entrada, de 125 a 200 c.c. O puede ser un plato principal, 200 o 250 c.c., en verano, si le añadimos huevo y jamón, junto a una ensalada ligera y unas frutas de postre -melón, manzana, plátano, sandía, uvas, melocotón, ciruelas, frutos secos, etc- completan una ligera, sana y sabrosa comida estival.

Aunque ahora es un plato de la cocina internacional para todo el año. Parece que el origen del plato es claramente cordobés. ¡¡Qué cocina tenemos!! con un poco de voluntad e interés sus platos atraen a todo el mundo y lo digo con conocimiento respaldado por los hechos.

En Córdoba donde, sin duda, se toma "el mejor salmorejo del mundo", recomiendo "Casa Rubio".

Más sobre el salmorejo aquí.

Aquí una receta en inglés, con una bella ilustración a la acuarela, pero no adecuada por la ausencia de medidas de cantidades.

Ingredients:
Bread from the previous day (hard bread and very dense)
Tomatoes, four, very red and ripe
Garlic, 2 pieces
Olive oil
Salt

Preparation:
1.- Put the bread in water for 5 minutes.
2.- Put bread, tomatoes and garlic in a blender. Drop some olive oil (less than a glass) and some salt.
3.-You can add some vinegar during the process, very few drops. It depends on your taste.
4.- Grind until everything is a cream. There shouldn´t be too much taste of olive oil.
5.-Strain the cream.
6.- Serve it cold with ham (jamón), a bit more of olive oil, and hard boiled egg.
That is the original recipe, but during the last years, many people have changed some ingredients. For example they use beetroot, red peppers or even strawberries instead of tomatoes.
You can combine salmorejo with other dishes like tortilla española, Spanish omelette, or flamenquin, another typically Cordoban dish. However, these are other recipes, and other posts.

Enjoy your salmorejo from Córdoba! Write to me about the results.
Ingredientes del salmorejo cordobés para 6 personas 

Para el salmorejo: 
1 kg de tomates de pera maduros 
150 g de miga de pan blanco 
1 diente de ajo 
Sal al gusto 
100 ml de aceite de oliva suave 

Para el acompañamiento: 
2 huevos 
50 g de jamón ibérico

viernes, 28 de octubre de 2022

_- LOS 100 PLATOS MÁS IMPORTANTES DE LA COCINA ESPAÑOLA

_- Un libro recopila las creaciones más relevantes de la gastronomía nacional, elegidas por 60 críticos y expertos

¿Están todos los que son? El autor, Carlos Díaz Güell, explica cómo se hizo la lista y su correspondiente recetario.

Tortilla de patatas, paella valenciana, cocido madrileño, fabada asturiana y gazpacho andaluz: este sería el top 5 de nuestra gastronomía para los expertos que eligieron los clásicos incluidos en Los 100 grandes platos de la cocina española, libro en el que el periodista Carlos Díaz Güell recopila los greatest hits de nuestra cultura culinaria. Sólo para esos cinco intocables hubo unanimidad absoluta en las votaciones de los gastrónomos, aunque entre los 95 platos restantes haya muchos otros a los que costaría rebatir su estatus de iconos, como el bacalao al pil pil, la empanada gallega, el ajoblanco, el salmorejo o el pisto manchego.

Todos ellos rozan la máxima puntuación, mientras que otros como las alcachofas con jamón, las habas a la catalana o el arroz con costra se cuelan por los pelos en el cuadro de honor. ¿Quién se queda fuera? Afilad los cuchillos: mientras platos prácticamente extinguidos en las cartas hispanas, como la gallina en pepitoria o los riñones al Jerez, están entre los bendecidos por el ránking, el cachopo, las lentejas estofadas, los flamenquines, las papas aliñás, el moje, las rosquillas o la leche merengada no han entrado en la zona VIP.

Las papas aliñás están (y se las espera). MÒNICA ESCUDERO
La lista completa (ver abajo) del libro de Carlos Díaz Güell es, como todas, discutible. Es posible que cuando la leas eches en falta algún clásico de tu comunidad, o te indignes porque no está ese guiso del pueblo de tu abuela que tanto significa para ti. Pero hay dos cosas que no se le pueden objetar. Por un lado, el rigor: para elaborarla ha contado con la variada opinión de 60 periodistas especializados y miembros de instituciones gastronómicas. Por otro, la efectividad: el las recetas reunidas componen un potente retrato de lo es y ha sido el buen comer en España, formando un corpus culinario con el que, extrañamente, nuestra cocina no contaba.

AMPLIAR FOTO 100 platos que en realidad son 161. EL COMIDISTA
“Cuando escuché al chef José Andrés lamentarse, no sin cierta amargura, de que una de las carencias de la cocina española es que no había sido capaz de consensuar sus cien grandes platos, me dije que era el momento de ponerme a ello”, recuerda Díaz Güell. Desde entonces han pasado tres años de trabajo, que comenzó con una importante labor de documentación. Con la ayuda de “un cocinero amigo lleno de soles y estrellas”, el periodista fijó un total de 159 platos, que posteriormente se sometieron a votación entre los expertos.

A pesar de su título, el libro incluye en realidad todos los platos de dicha lista más un par de sugerencias de los gastrónomos: las carrilleras de cerdo ibérico al vino tinto y el bacalao a la llauna. “Cuando uno convive durante tanto tiempo con tantos platos, le resulta difícil desprenderse siquiera de uno de ellos. Qué culpa tienen los pichones o palominos, plato emblemático de la cocina cervantina, de no haberse situado entre los 100 elegidos. Merecen estar entre los grandes, aunque me costó convencer al editor para que aceptara incorporar 161 platos”.

Cada uno se explica con su receta tradicional y con una reinvención a cargo de algún miembro de la plana mayor de la cocina española, de Dabiz Muñoz a Quique Dacosta pasando por los Arzak, los Roca, Berasategui o Ángel León. Están las previsibles croquetas líquidas de Ferran Adrià, las albóndigas sorpresa de Carme Ruscalleda, la merluza en salsa verde de Subijana… pero también salta la sorpresa con la aparición entre los chefs de un personaje como Pedro Almodóvar, del que se recoge su pisto. En total, más de 320 recetas.

Empanada gallega de xoubas. JORGE GUITIÁN
El estreno en la literatura gastronómica de Díaz Güell, periodista especializado en economía y autor de libros como La historia oculta de El Corte Inglés, no fue fácil. Conseguir que los gastrónomos votaran fue el primer gran desafío: “Son muchos los que me dieron calabazas, unos elegantemente y otros con su silencio. Por haber hubo hasta quien me preguntó si estaba remunerada esa participación y quien me espetó que se le hacía bola participar en un trabajo de estas características desde una posición nacionalista activa”.

Después vino la redacción de las recetas, terreno pantanoso donde los haya: cualquiera que haya publicado la suya de un clásico, sabe que los sabios que dictan cómo se hace una paella, qué puede llevar un gazpacho o si es un crimen la cebolla en la tortilla de patatas acechan con sus monsergas. “Si buscamos en la web ‘recetas paella’, la red nos ofrece más de 7 millones de propuestas, aunque desde una posición purista, paella, lo que se dice paella, solo hay una”, explica Díaz Güell. “Esta disyuntiva se repite en todos los platos, y en este proyecto he tirado en muchas ocasiones por la calle de en medio. Generalmente he optado por una receta consensuada conmigo mismo y con mi cocina, pero siempre respetando las bases originarias del plato”.

Los ingredientes del salmorejo (más agua y un chorrito de vinagre). NACHO SÁNCHEZ
El autor subraya que sus fórmulas son, más que nada, propuestas, sin intención de sentar dogma. “No se pueden poner puertas al campo, y en los únicos platos en que la Oficina Internacional de Pesos y Medidas tiene algo que decir es en el mundo de la repostería. Exigir a un cocinero que ponga 5 gramos de sal o 20 mililitros de aceite es cortar las alas a su creatividad. La cocina es arte y todo lo que sea uniformar una expresión artística impide la evolución de esa maestría. Yo publico una receta de las muchas que circulan sobre el gazpacho; aunque soy demasiado tradicional para elaborar uno con sandía o fresa, quien lo quiera hacer así, que lo haga. Dicho esto, ¡por el chorizo en la paella, no paso!”.

¿Está preparado Carlos Díaz Güell para enfrentarse a los ofendiditos que no vean su comunidad / provincia / ciudad / pueblo / aldea de 10 habitantes suficientemente representados en el libro? “Lo he dicho en otras ocasiones y lo repito: puede que no estén todos los que son, pero sí son todos los que están. A mí me encantan los zarajos y las gallinejas, pero su carácter localista las impide entrar en una clasificación que busca una amplia y diversa base de consumidores. A sensu contrario, hay algún gastrónomo que me afeó que las croquetas, tan francesas ellas, estuvieran presentes en un trabajo sobre los cien grandes platos de la cocina española. Todavía me estoy dando golpes de pecho, pero no aparece espíritu de enmienda alguno”. 

Un experto se atrevió a cuestionar las croquetas por afrancesadas. EL COMIDISTA
Más allá de las discusiones sobre la selección, sobre el libro planea otro debate más profundo, aunque posiblemente igual de bizantino. ¿Existe una cocina española? ¿O habría que hablar de cocina asturiana, cocina vasca, cocina andaluza o cocina catalana?

Jacobino declarado, Díaz Güell responde con una pregunta: “¿Dirías que hay una cocina francesa o una cocina del Languedoc-Roussillon, de Poitou, de la Provenza o de Alsacia–Lorena? Sí creo que hay una cocina española, y este libro es un ejemplo de ello, si bien yo me quito el gorro ante la creatividad de la cocina catalana, la calidad de los productos de la cocina vasca, la materia prima de la cocina gallega y así hasta componer el mapa autonómico de todas las comunidades. Lo que une a todas las cocinas de España es la creatividad y el buen hacer, aunque se está perdiendo porque cocinar requiere tiempo, y eso es algo cada vez más escaso”

LA LISTA DE LOS 100

Si quieres nuestra receta, haz clic en los nombres de los platos.

Si quieres nuestra receta, haz clic en los nombres de los platos.

Cocido madrileño

Fabada asturiana

Gazpacho andaluz

Paella valenciana

Tortilla de patatas

Ajoblanco

Bacalao al pilpil

Callos a la madrileña

Empanada gallega

Pulpo á feira

Salmorejo

Cochinillo asado castellano

Fritura andaluza

Papas arrugás con mojo picón

Pisto manchego

Arroz a banda

Marmitako

Migas manchegas

Tortillita de camarones

Lechazo asado

Gallina en pepitoria

Rabo de toro a la cordobesa

Sopa de ajo

Calçots

Menestra de verduras de Tudela

Torrijas

Croquetas

Ensaimada mallorquina

Pote gallego

Arroz con leche

Escalivada

Merluza en salsa verde

Morteruelo

Riñones al Jerez

Suquet de pescado

Changurro a la donostiarra

Fideuá

Pa amb tomaquet / pan con tomate

Patatas bravas

Pollo al chilindrón

Tocinillo de cielo

Caracoles a la llauna

Coca con…

Crema catalana

Filloas

Tarta de Santiago

Torreznos de Soria

Calamares en su tinta

Escudella y carn d’olla

Patatas a la riojana

Bacalao al ajoarriero

Huevos fritos

All i pebre de anguila

Ensaladilla rusa

Escabechados

Conejo al ajillo

Gazpachos manchegos o galianos

Porrusalda

Albóndigas

Arroz al caldero

Cocochas en salsa

Merluza a la gallega

Perdices estofadas

Potaje de vigilia

Soldaditos de Pavía

Almejas a la marinera

Bacalao a la vizcaína

Butifarra con alubias

Pestiños

Pimientos de piquillo rellenos

Sardinas asadas

Buñuelos de viento

Cocido montañés

Cardos a la navarra

Del boquerón a la anchoa…

Gambas al ajillo

Quesada pasiega

Rabas / Calamares

Arroz negro

Besugo a la espalda

Caldereta de cordero u oveja

Manitas de cordero

Caldereta de langosta

Canelones

Pipirrana

Brasas, chuletón...

Leche frita

Bonito con tomate

Mollejas

Pastel de cabracho

Patatas a la importancia

Patatas revolconas

Pies de cerdo

Tumbet

Alubias con perdiz

Arroz con costra

Habas a la catalana

Lubina o dorada a la sal

Morcillas

Alcachofas con jamón


Cocido madrileño

domingo, 14 de enero de 2024

_- Las cinco tabernas más antiguas de España. En Sevilla, Madrid y Barcelona aún existen un puñado de locales centenarios que respiran historia y donde se venera la gastronomía local.

_- La taberna forma parte indisociable de la historia del buen comer y beber. Luego convertidas en tascas, bodegas o nuestros actuales bares, su encanto reside en una barra donde poder acodarse y disfrutar alegremente del tapeo que les es propio. Aquí presentamos cinco de las más antiguas, aunque la mayoría han evolucionado con el paso de los años, adaptándose a los tiempos y modernizando su fisonomía. También lo que dan de comer y beber, pues nada tienen que ver los cocidos, vermuts o guisos de ahora con los de antaño. Sin embargo, en esa sutil evolución, que no deja de mirar al pasado, está la belleza de todas ellas.
Antigua Taberna de Las Escobas, en Sevilla. Fotografía proporcionada por el establecimiento.

  1. Las Escobas (1386)

Antigua Taberna de Las Escobas, en Sevilla. Fotografía proporcionada por el establecimiento.

Antigua Taberna de Las Escobas, en Sevilla. Fotografía proporcionada por el establecimiento.

Cuando Victoriano Soriano y Helena Valenzuela se hicieron con Las Escobas, en las navidades de 1977, ya no quedaba nada de la antigua taberna que fue. “Había estado cerrada durante un tiempo y sus antiguos propietarios, que eran anticuarios, la reformaron por completo”, comenta Soriano, a punto de cumplir 80 años.

Sobre su origen, él mismo aclara que “hay testimonios, dignos de crédito, que fue allá por el año 1383, o 1386, cuando un escobero de la ciudad, para no ver mermada su fortuna, hubo de dedicarse a un tiempo en hacer escobas y despachar vino a transeúntes y residentes, así que puso mesa y barriles”.

Lo que ha llegado hasta nuestros días de esa reforma es un artesonado de caoba del siglo XVIII, que no era el que tenía originalmente esta antiquísima bodega, despacho de vinos y también de escobas. Sin embargo, como comenta Soriano, hay innumerables documentos que recuerdan cómo en ese lugar siempre ha habido un espacio donde los sevillanos se reunían para beber y comprar vino. Fernando de los Ríos o los hermanos Quintero hablan de esta taberna en algunos de sus escritos, contando las excelencias de sus vinos, que eran embotellados especialmente para ellos. Hoy, en sus poco más de 80 metros cuadrados, se puede seguir disfrutando de esos vinos de Jerez que eran habituales en la época, también de la cocina típica sevillana: cazón en adobo (6,50 euros), salmorejo (5,50 euros), croquetas de rabo de toro (5,90 euros) o papas aliñás (5,50 euros).

🍽 Las Escobas. Calle Álvarez Quintero, 62, 41004, Sevilla. Teléfono: 954 21 94 08.

Interior de El Rinconcillo, de SevillaInterior de El Rinconcillo, de Sevilla


 2. El Rinconcillo (1670)

Interior de El Rinconcillo, de Sevilla

PABLO ZAMORA

El barrio sevillano de Santa Catalina conserva El Rinconcillo, taberna que data de 1670. Más de tres siglos que guardan y afianzan el culto al buen beber de la ciudad hispalense.

“La barra que se conserva es de 1858, que son los años en los que entró mi familia a gestionar el negocio”, responde Javier de Rueda, séptima generación encargada de dar lustre a sus muros, llenos de una bella azulejería de diferentes épocas. Entre las calles Gerona y Alhóndiga, en un visible esquinazo, se sitúa este templo de los guisos caseros, que en años posteriores fue haciéndose con las plantas superiores. La casa, según comenta De Rueda, ya aparece en escritos que se alejan en el tiempo hasta 1247, año en el que Fernando III empieza la reconquista de Sevilla.

En su carta no faltan las chacinas (jamón, lomo, morcón, chorizo, mojama), que se sirven como tapita, media ración y ración entera, el salmorejo con huevo y jamón (6 euros), la fritura (boquerones, chocos, pijotas, acedías de trasmallo) y sus imponentes guisos de siempre, en los que destaca la carrillera ibérica en salsa (3 euros la tapa; 11 euros, ración) y las espinacas con garbanzos (2,7 euros la tapa, 10 euros la ración).

🍽 El Rinconcillo. Calle Gerona, 40, Casco Antiguo, 41003 Sevilla. Teléfono: 954 22 31 83.

3. Taberna de Antonio Sánchez (1787)

Barra de la Taberna Antonio Sánchez, de Madrid.

FELIPE HERNÁNDEZ

Es desde 1787 que se tiene noticia de una posada y botillería en la madrileña calle del Mesón de Paredes. Aunque no es hasta 1884 que el diestro Antonio Sánchez se hace con ella.

Hay dos libros que cuentan su historia y vicisitudes, el primero es Historia de una taberna (1947), escrito por Antonio Díaz Cañabate, y el segundo es el más reciente Historia de la taberna más antigua de Madrid (2018), de Antonio Pasies. Cada uno a su manera despliega un emocionante relato de cómo este espacio ha conseguido salvarse hasta el presente, pasando por una guerra civil y diferentes crisis. “Es una responsabilidad mantener y cuidar esta taberna”, señala Óscar Priego, actual propietario de este importante trozo de historia tabernaria, ubicado en el castizo barrio de Lavapiés.

En ella todo permanece varado en el tiempo, desde sus paredes, con pinturas de diferentes toreros, hasta las lámparas de gas, el molinillo para subir los vinos del sótano o la barra de madera, tallada y decorada con espejos.

Entre sus especialidades hay toda una panoplia de platos propios del recetario español, también recetas actualizadas: guiso de garbanzos con callos de bacalao y espinacas (12,50 euros), pulpo a la brasa con mojo madrileño (24 euros), calamares fritos a la andaluza (14,90 euros), rabo de toro (19 euros) y callos a la madrileña (14,20 euros). También cuentan con un menú del día (12,50 euros) y ofrecen cocido completo (21,50 euros). Entre su clientela se encontraba la escritora Gloria Fuertes, que nació en el número tres de la vecina calle de la Espada y honran su memoria con una foto de ella en la mesa que siempre ocupaba.

🍽 Taberna de Antonio Sánchez. Calle del Mesón de Paredes, 13, 28012, Madrid. Teléfono: 915 39 78 26.

4. Bar Marsella (1820)

José Lamiel, de 58 años, echa la vista atrás y rememora cómo era El Raval cuando su madre se encargaba de despachar comida y bebida en el Marsella: “Era un barrio de conocidos, donde todo el mundo tenía una cierta relación cotidiana”.

Lamiel recuerda cómo su madre servía un plato caliente todos los días, lo mismo eran unas lentejas, que un estofado o unos garbanzos con huevo y bacalao, además de los socorridos bocadillos de tortilla, chorizo o jamón.

Era la década de los setenta, con bares ya desaparecidos como el de los cuernos, el de la bombilla o el de las banderas, como apunta este barcelonés, crecido en la misma calle. Con él, a cargo el bar, se ha nutrido de la bohemia de la zona, teniendo espectáculos de artistas como Carmen de Mairena y conciertos de blues y jazz. Hoy el Bar Marsella es la taberna más antigua de la ciudad condal, con fecha de 1820, administrada por la familia de Lamiel desde 1890.

Su interior ha aparecido en películas como Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen, o vídeos musicales de Rosalía. Entre sus peculiaridades se encuentra una bella barra de mármol y una decoración que no ha cambiado en más de un siglo. Para beber es imprescindible pedir el vermút (Perucchi) o, si se quiere ir más fuerte, la absenta de 68 grados, elaborada por el licorista Manuel Lladó. Como curiosidad destaca que el edificio ahora es propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, que se vio obligado a comprarlo hace una década ante la posibilidad de que su anterior propietario, un fondo de inversión extranjero, acabara cerrándolo.

🍽 Bar Marsella. Carrer de Sant Pau, 65, Ciutat Vella, 08001, Barcelona.

5. Casa Alberto (1827)

Barra de Casa Alberto, en Madrid.

FELIPE HERNÁNDEZ

Dos puertas pintadas de rojo dan entrada a Casa Alberto, taberna fechada en 1827, con casi 200 años de vida, los mismos que tiene el edificio que la acoge, en el número 18 de la calle de las Huertas. Una ubicación que dos siglos antes tuvo como ilustre inquilino a Miguel de Cervantes.

Toda la decoración de su interior, de estilo art déco, con una impoluta y despampanante barra de onix (que aún conserva el librillo de estaño donde se lavaban los chatos), molduras en los techos y maderas en las paredes, es típica de 1924, que fue cuando Alberto de Dios la reformó. Con el nombre de este tabernero también se la empieza a denominar Casa Alberto, que es el apelativo que ha llegado hasta nosotros. “Hemos intentado mantener todos los elementos que definen lo que es una taberna antigua”, comenta Alfonso Delgado, el encargado de administrar el legado de este delicioso museo desde hace tres décadas. Observar en las paredes todos los pequeños detalles que se han ido conservando, los medidores para seleccionar el vino o los grifos que iban adheridos a los pellejos, son solo algunos ejemplos que permiten entender la historia e importancia de este lugar.

Aquí se viene a beber un estupendo vermut (3,60 euros) que les elaboran expresamente en Navarra, con una receta que han ido perfeccionando; y a comer el recetario típico, donde el guiso es más que una tradición. En su mostrador se puede disfrutar de un cuidado tapeo (sardina ahumada, bocatín de calamares, pincho moruno), abundantes raciones (ensaladilla rusa, pulpo con mollejas, croquetas de jamón, revuelto de bacalao) y clásicos incontestables (callos a la madrileña, rabo estofado, albóndigas de ternera). También disponen de un salón interior, con una carta más amplia, repleto de cuadros, fotografías y detalles taurinos.

🍽 Casa Alberto. Calle de las Huertas, 18, 28012, Madrid. Teléfono: 914 29 93 56.