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domingo, 14 de enero de 2024

_- Las cinco tabernas más antiguas de España. En Sevilla, Madrid y Barcelona aún existen un puñado de locales centenarios que respiran historia y donde se venera la gastronomía local.

_- La taberna forma parte indisociable de la historia del buen comer y beber. Luego convertidas en tascas, bodegas o nuestros actuales bares, su encanto reside en una barra donde poder acodarse y disfrutar alegremente del tapeo que les es propio. Aquí presentamos cinco de las más antiguas, aunque la mayoría han evolucionado con el paso de los años, adaptándose a los tiempos y modernizando su fisonomía. También lo que dan de comer y beber, pues nada tienen que ver los cocidos, vermuts o guisos de ahora con los de antaño. Sin embargo, en esa sutil evolución, que no deja de mirar al pasado, está la belleza de todas ellas.
Antigua Taberna de Las Escobas, en Sevilla. Fotografía proporcionada por el establecimiento.

  1. Las Escobas (1386)

Antigua Taberna de Las Escobas, en Sevilla. Fotografía proporcionada por el establecimiento.

Antigua Taberna de Las Escobas, en Sevilla. Fotografía proporcionada por el establecimiento.

Cuando Victoriano Soriano y Helena Valenzuela se hicieron con Las Escobas, en las navidades de 1977, ya no quedaba nada de la antigua taberna que fue. “Había estado cerrada durante un tiempo y sus antiguos propietarios, que eran anticuarios, la reformaron por completo”, comenta Soriano, a punto de cumplir 80 años.

Sobre su origen, él mismo aclara que “hay testimonios, dignos de crédito, que fue allá por el año 1383, o 1386, cuando un escobero de la ciudad, para no ver mermada su fortuna, hubo de dedicarse a un tiempo en hacer escobas y despachar vino a transeúntes y residentes, así que puso mesa y barriles”.

Lo que ha llegado hasta nuestros días de esa reforma es un artesonado de caoba del siglo XVIII, que no era el que tenía originalmente esta antiquísima bodega, despacho de vinos y también de escobas. Sin embargo, como comenta Soriano, hay innumerables documentos que recuerdan cómo en ese lugar siempre ha habido un espacio donde los sevillanos se reunían para beber y comprar vino. Fernando de los Ríos o los hermanos Quintero hablan de esta taberna en algunos de sus escritos, contando las excelencias de sus vinos, que eran embotellados especialmente para ellos. Hoy, en sus poco más de 80 metros cuadrados, se puede seguir disfrutando de esos vinos de Jerez que eran habituales en la época, también de la cocina típica sevillana: cazón en adobo (6,50 euros), salmorejo (5,50 euros), croquetas de rabo de toro (5,90 euros) o papas aliñás (5,50 euros).

🍽 Las Escobas. Calle Álvarez Quintero, 62, 41004, Sevilla. Teléfono: 954 21 94 08.

Interior de El Rinconcillo, de SevillaInterior de El Rinconcillo, de Sevilla


 2. El Rinconcillo (1670)

Interior de El Rinconcillo, de Sevilla

PABLO ZAMORA

El barrio sevillano de Santa Catalina conserva El Rinconcillo, taberna que data de 1670. Más de tres siglos que guardan y afianzan el culto al buen beber de la ciudad hispalense.

“La barra que se conserva es de 1858, que son los años en los que entró mi familia a gestionar el negocio”, responde Javier de Rueda, séptima generación encargada de dar lustre a sus muros, llenos de una bella azulejería de diferentes épocas. Entre las calles Gerona y Alhóndiga, en un visible esquinazo, se sitúa este templo de los guisos caseros, que en años posteriores fue haciéndose con las plantas superiores. La casa, según comenta De Rueda, ya aparece en escritos que se alejan en el tiempo hasta 1247, año en el que Fernando III empieza la reconquista de Sevilla.

En su carta no faltan las chacinas (jamón, lomo, morcón, chorizo, mojama), que se sirven como tapita, media ración y ración entera, el salmorejo con huevo y jamón (6 euros), la fritura (boquerones, chocos, pijotas, acedías de trasmallo) y sus imponentes guisos de siempre, en los que destaca la carrillera ibérica en salsa (3 euros la tapa; 11 euros, ración) y las espinacas con garbanzos (2,7 euros la tapa, 10 euros la ración).

🍽 El Rinconcillo. Calle Gerona, 40, Casco Antiguo, 41003 Sevilla. Teléfono: 954 22 31 83.

3. Taberna de Antonio Sánchez (1787)

Barra de la Taberna Antonio Sánchez, de Madrid.

FELIPE HERNÁNDEZ

Es desde 1787 que se tiene noticia de una posada y botillería en la madrileña calle del Mesón de Paredes. Aunque no es hasta 1884 que el diestro Antonio Sánchez se hace con ella.

Hay dos libros que cuentan su historia y vicisitudes, el primero es Historia de una taberna (1947), escrito por Antonio Díaz Cañabate, y el segundo es el más reciente Historia de la taberna más antigua de Madrid (2018), de Antonio Pasies. Cada uno a su manera despliega un emocionante relato de cómo este espacio ha conseguido salvarse hasta el presente, pasando por una guerra civil y diferentes crisis. “Es una responsabilidad mantener y cuidar esta taberna”, señala Óscar Priego, actual propietario de este importante trozo de historia tabernaria, ubicado en el castizo barrio de Lavapiés.

En ella todo permanece varado en el tiempo, desde sus paredes, con pinturas de diferentes toreros, hasta las lámparas de gas, el molinillo para subir los vinos del sótano o la barra de madera, tallada y decorada con espejos.

Entre sus especialidades hay toda una panoplia de platos propios del recetario español, también recetas actualizadas: guiso de garbanzos con callos de bacalao y espinacas (12,50 euros), pulpo a la brasa con mojo madrileño (24 euros), calamares fritos a la andaluza (14,90 euros), rabo de toro (19 euros) y callos a la madrileña (14,20 euros). También cuentan con un menú del día (12,50 euros) y ofrecen cocido completo (21,50 euros). Entre su clientela se encontraba la escritora Gloria Fuertes, que nació en el número tres de la vecina calle de la Espada y honran su memoria con una foto de ella en la mesa que siempre ocupaba.

🍽 Taberna de Antonio Sánchez. Calle del Mesón de Paredes, 13, 28012, Madrid. Teléfono: 915 39 78 26.

4. Bar Marsella (1820)

José Lamiel, de 58 años, echa la vista atrás y rememora cómo era El Raval cuando su madre se encargaba de despachar comida y bebida en el Marsella: “Era un barrio de conocidos, donde todo el mundo tenía una cierta relación cotidiana”.

Lamiel recuerda cómo su madre servía un plato caliente todos los días, lo mismo eran unas lentejas, que un estofado o unos garbanzos con huevo y bacalao, además de los socorridos bocadillos de tortilla, chorizo o jamón.

Era la década de los setenta, con bares ya desaparecidos como el de los cuernos, el de la bombilla o el de las banderas, como apunta este barcelonés, crecido en la misma calle. Con él, a cargo el bar, se ha nutrido de la bohemia de la zona, teniendo espectáculos de artistas como Carmen de Mairena y conciertos de blues y jazz. Hoy el Bar Marsella es la taberna más antigua de la ciudad condal, con fecha de 1820, administrada por la familia de Lamiel desde 1890.

Su interior ha aparecido en películas como Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen, o vídeos musicales de Rosalía. Entre sus peculiaridades se encuentra una bella barra de mármol y una decoración que no ha cambiado en más de un siglo. Para beber es imprescindible pedir el vermút (Perucchi) o, si se quiere ir más fuerte, la absenta de 68 grados, elaborada por el licorista Manuel Lladó. Como curiosidad destaca que el edificio ahora es propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, que se vio obligado a comprarlo hace una década ante la posibilidad de que su anterior propietario, un fondo de inversión extranjero, acabara cerrándolo.

🍽 Bar Marsella. Carrer de Sant Pau, 65, Ciutat Vella, 08001, Barcelona.

5. Casa Alberto (1827)

Barra de Casa Alberto, en Madrid.

FELIPE HERNÁNDEZ

Dos puertas pintadas de rojo dan entrada a Casa Alberto, taberna fechada en 1827, con casi 200 años de vida, los mismos que tiene el edificio que la acoge, en el número 18 de la calle de las Huertas. Una ubicación que dos siglos antes tuvo como ilustre inquilino a Miguel de Cervantes.

Toda la decoración de su interior, de estilo art déco, con una impoluta y despampanante barra de onix (que aún conserva el librillo de estaño donde se lavaban los chatos), molduras en los techos y maderas en las paredes, es típica de 1924, que fue cuando Alberto de Dios la reformó. Con el nombre de este tabernero también se la empieza a denominar Casa Alberto, que es el apelativo que ha llegado hasta nosotros. “Hemos intentado mantener todos los elementos que definen lo que es una taberna antigua”, comenta Alfonso Delgado, el encargado de administrar el legado de este delicioso museo desde hace tres décadas. Observar en las paredes todos los pequeños detalles que se han ido conservando, los medidores para seleccionar el vino o los grifos que iban adheridos a los pellejos, son solo algunos ejemplos que permiten entender la historia e importancia de este lugar.

Aquí se viene a beber un estupendo vermut (3,60 euros) que les elaboran expresamente en Navarra, con una receta que han ido perfeccionando; y a comer el recetario típico, donde el guiso es más que una tradición. En su mostrador se puede disfrutar de un cuidado tapeo (sardina ahumada, bocatín de calamares, pincho moruno), abundantes raciones (ensaladilla rusa, pulpo con mollejas, croquetas de jamón, revuelto de bacalao) y clásicos incontestables (callos a la madrileña, rabo estofado, albóndigas de ternera). También disponen de un salón interior, con una carta más amplia, repleto de cuadros, fotografías y detalles taurinos.

🍽 Casa Alberto. Calle de las Huertas, 18, 28012, Madrid. Teléfono: 914 29 93 56.

martes, 17 de octubre de 2023

Los beneficios para la salud de comer tomate (crudo y cocido)


Tomates de distintos colores

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

En ensaladas, en salsas, asados o en sopas...

El tomate suele ser una suerte de comodín en la cocina que va con casi cualquier cosa y levanta el sabor de cualquier plato.

Fácil de conseguir, y relativamente económico, nos resuelve más de una comida.

Pero, además, el tomate nos aporta una serie de beneficios para la salud, tanto si lo ingerimos crudo como cocido.

Aunque lo consumimos como una hortaliza, desde el punto de vista de la botánica el tomate es una fruta.

Existen cerca de unas 10.000 variedades de tomates que difieren en su tamaño, forma y color, pero el que predomina es el rojo.

Cuestión de color
Y es justamente este color lo que lo convierte en un alimento muy interesante a nivel nutricional, según explica Gemma Chiva-Blanch, profesora de Nutrición de la Universidad Abierta de Cataluña, en un artículo publicado recientemente en The Conversation.

¿Cuál es tu tomate favorito?

“El cromatismo de los vegetales viene dado por unas sustancias, los polifenoles y los carotenoides, que cubren el espectro desde el amarillo (del limón) al morado (de la berenjena, por ejemplo).

“El tomate es rojo porque contiene gran cantidad de estos compuestos, aunque hay distintas variedades con diferentes colores que tienen mezclas distintas de polifenoles y carotenoides”, señala Chiva-Blanch.

Estos compuestos bioactivos tienen un efecto antioxidante y antiinflamatorio.

Enfermedades cardiovasculares
Para hacernos una idea, una porción de 80 gramos de tomate contiene cerca del 5% del potasio que un adulto necesita al día.
 
Consumir alimentos ricos en potasio está asociado a un menor riesgo de accidentes cerebrovasculares y puede estar asociado también a un menor índice de enfermedad coronaria.

Los tomates contienen además un compuesto llamado licopeno que, además de tener un efecto antiinflamatorio y antioxidante, tiene el potencial de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, según varios estudios.

Incluso sin preparación alguna, solo condimentados con un poco de sal y aceite de oliva, los tomates pueden ser muy sabrosos.

Chiva-Blanch señala que el licopeno es “uno de los pocos compuestos en los alimentos que se absorbe mejor si nuestro protagonista (el tomate) está triturado”, como en el caso de la sopa fría española conocida como gazpacho u otra versión llamada salmorejo, típica del sur de España, o cocido.

Y si bien es cierto que, al igual que otras frutas y verduras, el tomate pierde vitaminas y minerales cuando se somete a altas temperaturas, diversos estudios apuntan a que el licopeno, por el contrario, intensifica su potencial antioxidante con el calor.

También es recomendable consumir el tomate cocido con aceite de oliva, que contribuye a que se asimilen mejor sus compuestos.

Según la revista Good Food de la BBC, gran parte del contenido de carotenoides está en la piel del tomate, por lo cual, en lo posible, es recomendable no pelarlo para obtener un máximo beneficio.

Más beneficios
Otros beneficios de los fitoquímicos que contiene el tomate es que mantienen la salud de los ojos y pueden tener un efecto protector contra la degeneración macular vinculada a la edad y otras enfermedades de la vista.

Ensalada capresse

Ensalada capresse

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
Ensalada Caprese: de origen italiano, se prepara cortando en rodajas queso mozzarella fresco, tomates, y hojas de albahaca.

Chiva-Blanch señala también que las personas con diabetes, con más posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, que consumen más tomates “tienen una menor carga esclerótica y por lo tanto un menor riesgo cardiovascular”.

A modo de guía, 80 gramos de tomate representan una de las cinco porciones de frutas y verduras al día que recomienda la Organización Mundial de la Salud como parte de una dieta saludable.

80 gramos de tomate equivalen aproximadamente a un tomate tradicional o 7 siete tomates cherry.

jueves, 2 de marzo de 2023

OÍDO COCINA. Bogotá, la casa de comidas que por 14 euros da de comer a obreros e intelectuales. Desde hace casi seis décadas el local madrileño sigue manteniendo su estilo familiar, con una cocina casera que huye de modas

Desde hace casi seis décadas el local madrileño sigue manteniendo su estilo familiar, con una cocina casera que huye de modas
Flan de huevo casero del restaurante Bogotá, en Madrid.
Flan de huevo casero del restaurante Bogotá, en Madrid.
Es la hora de comer y en la calle espera al menos una decena de personas para entrar. Se pide la vez. Y paciencia. A mediodía, a la entrada de Bogotá siempre hay clientes aguardando: vecinos de la zona, obreros, profesionales de oficina, artistas, galeristas o escritores. Todos buscan lo mismo: el imbatible menú del día que por 14 euros ofrece esta casa de comidas madrileña, ubicada en la frontera del barrio de Chueca y de Las Salesas.

El secreto no es otro que la dedicación y no desviarse del camino trazado hace casi seis décadas. El restaurante se inauguró en mayo de 1964 en el local que anteriormente había acogido un conocido restaurante vasco, Eskerrik Asko. Lo abrió un matrimonio, Dolores Santos y Valeriano Núñez, que en los años sesenta formó parte de la ola de inmigración que llegó a Madrid, ella procedente de Galicia y él de Sanabria (Zamora) en busca de una vida mejor. Eran otros tiempos, en los que, a pesar del esfuerzo, una familia podía comenzar de cero en el centro de la ciudad, montar un negocio y sobrevivir. Hoy es todo mucho más complicado, debido al elevado precio de los alquileres de los locales y la irrupción de grandes grupos de restauración y de fondos de inversión ávidos por conseguir pingües beneficios al calor del esplendoroso momento que vive la hostelería, al menos en la capital. Ahí siguen, en pie, al lado de locales, que abren y cierran al ritmo de modas y tendencias.

Durante 40 años, los fundadores estuvieron al frente del negocio hasta que en 2005, con la jubilación de por medio, dieron el relevo a la siguiente generación. Fue entonces cuando se hizo cargo del restaurante uno de los dos hijos, Julio Núñez, fallecido en 2021, que acometió una importante reforma para adaptar el establecimiento a las nuevas normativas y a los nuevos tiempos, pero sin perder la esencia de lo que debe ser una casa de comidas. Un sitio agradable, sin distracciones, donde lo importante es lo que se sirve en el plato. Y eso no ha cambiado.

En la carta se mantiene la mayoría de las recetas de siempre, esas que devuelven la memoria al hogar familiar. Infalibles son los platos de cuchara, como la sopa castellana o de pescado (9 euros), el potaje de garbanzos (8,50 euros), el caldo gallego (8,50 euros) o el salmorejo (8,50 euros). Obligadas son las albóndigas de ternera (10,50 euros), con una carne rosada y jugosa que acompañan con unas patatas fritas chips caseras, que siempre resultan escasas, las berenjenas rebozadas (8 euros), los callos a la madrileña (12,50 euros), un jugoso escalope de ternera con un rebozado crujiente (13,5 euros) el rabo de toro (18,5 euros).

Las verduras naturales también tienen hueco: alcachofas salteadas con jamón (9 euros, solo en temporada), un panaché de verduras (9,50 euros) o el pisto casero con huevo frito (8,50 euros). En pescados ofrecen distintas versiones de la merluza: el cogote a la plancha (19 euros), a la vasca (19,50 euros), a la romana o el pescado a la plancha (18 euros). Los postres también son de casa, sin florituras: flan de huevo (5 euros), arroz con leche (5 euros), natillas (5 euros) o tarta de zanahoria (6,50 euros). La carta de vinos es breve, con etiquetas convencionales a precios moderados. A diario y a mediodía, además del menú de 14 euros, que incluye tres platos, pan y bebidas, ofrecen uno especial, por 16,50 euros. En el horario nocturno solo hay carta.

El relevo de la casa lo ha tomado ahora el otro hermano, José Núñez, que se ocupa de todas las tareas administrativas y de las compras, además de echar una mano en el servicio cuando hay alguna baja de personal. Sobre la fórmula, lo tiene claro: “No hay mucho secreto. Creo que tenemos una oferta sencilla basada en ingredientes naturales y de calidad con recetas que se hacen de la misma manera desde hace muchos años. Lo más importante es el grupo de personas que llevan muchos años y que están muy implicados en hacer que cada día salga todo lo mejor posible”. El servicio es otra de sus bazas: la atención es cálida y muy ágil. Se nota que hay oficio y ganas de agradar al comensal.

Del hermano ausente queda, además de su impronta, la decoración y su afición a la fotografía. En ello ha tenido mucho que ver la galerista Juana de Aizpuru, clienta habitual, que ha prestado alguna de las obras que cuelgan de las paredes. También frecuentan la casa fotógrafos como Alberto García-Alix o Chema Madoz. Del primero son algunas de las imágenes que adornan la sala. Y si alguien se detiene a observar la bella fotografía que ocupa la pared de la entrada, al fondo a la derecha, en la que aparece una mujer sentada en una roca, rodeada de agua y mirando al horizonte, es el Lago de Sanabria y pertenece a la serie Paraíso, de Carmela García. Un claro homenaje al padre, a los orígenes.

BOGOTÁ
Dirección: Calle Belén, 20. Madrid
Teléfono: 913 081 247
Web: bogotarestaurante.es

viernes, 28 de octubre de 2022

_- LOS 100 PLATOS MÁS IMPORTANTES DE LA COCINA ESPAÑOLA

_- Un libro recopila las creaciones más relevantes de la gastronomía nacional, elegidas por 60 críticos y expertos

¿Están todos los que son? El autor, Carlos Díaz Güell, explica cómo se hizo la lista y su correspondiente recetario.

Tortilla de patatas, paella valenciana, cocido madrileño, fabada asturiana y gazpacho andaluz: este sería el top 5 de nuestra gastronomía para los expertos que eligieron los clásicos incluidos en Los 100 grandes platos de la cocina española, libro en el que el periodista Carlos Díaz Güell recopila los greatest hits de nuestra cultura culinaria. Sólo para esos cinco intocables hubo unanimidad absoluta en las votaciones de los gastrónomos, aunque entre los 95 platos restantes haya muchos otros a los que costaría rebatir su estatus de iconos, como el bacalao al pil pil, la empanada gallega, el ajoblanco, el salmorejo o el pisto manchego.

Todos ellos rozan la máxima puntuación, mientras que otros como las alcachofas con jamón, las habas a la catalana o el arroz con costra se cuelan por los pelos en el cuadro de honor. ¿Quién se queda fuera? Afilad los cuchillos: mientras platos prácticamente extinguidos en las cartas hispanas, como la gallina en pepitoria o los riñones al Jerez, están entre los bendecidos por el ránking, el cachopo, las lentejas estofadas, los flamenquines, las papas aliñás, el moje, las rosquillas o la leche merengada no han entrado en la zona VIP.

Las papas aliñás están (y se las espera). MÒNICA ESCUDERO
La lista completa (ver abajo) del libro de Carlos Díaz Güell es, como todas, discutible. Es posible que cuando la leas eches en falta algún clásico de tu comunidad, o te indignes porque no está ese guiso del pueblo de tu abuela que tanto significa para ti. Pero hay dos cosas que no se le pueden objetar. Por un lado, el rigor: para elaborarla ha contado con la variada opinión de 60 periodistas especializados y miembros de instituciones gastronómicas. Por otro, la efectividad: el las recetas reunidas componen un potente retrato de lo es y ha sido el buen comer en España, formando un corpus culinario con el que, extrañamente, nuestra cocina no contaba.

AMPLIAR FOTO 100 platos que en realidad son 161. EL COMIDISTA
“Cuando escuché al chef José Andrés lamentarse, no sin cierta amargura, de que una de las carencias de la cocina española es que no había sido capaz de consensuar sus cien grandes platos, me dije que era el momento de ponerme a ello”, recuerda Díaz Güell. Desde entonces han pasado tres años de trabajo, que comenzó con una importante labor de documentación. Con la ayuda de “un cocinero amigo lleno de soles y estrellas”, el periodista fijó un total de 159 platos, que posteriormente se sometieron a votación entre los expertos.

A pesar de su título, el libro incluye en realidad todos los platos de dicha lista más un par de sugerencias de los gastrónomos: las carrilleras de cerdo ibérico al vino tinto y el bacalao a la llauna. “Cuando uno convive durante tanto tiempo con tantos platos, le resulta difícil desprenderse siquiera de uno de ellos. Qué culpa tienen los pichones o palominos, plato emblemático de la cocina cervantina, de no haberse situado entre los 100 elegidos. Merecen estar entre los grandes, aunque me costó convencer al editor para que aceptara incorporar 161 platos”.

Cada uno se explica con su receta tradicional y con una reinvención a cargo de algún miembro de la plana mayor de la cocina española, de Dabiz Muñoz a Quique Dacosta pasando por los Arzak, los Roca, Berasategui o Ángel León. Están las previsibles croquetas líquidas de Ferran Adrià, las albóndigas sorpresa de Carme Ruscalleda, la merluza en salsa verde de Subijana… pero también salta la sorpresa con la aparición entre los chefs de un personaje como Pedro Almodóvar, del que se recoge su pisto. En total, más de 320 recetas.

Empanada gallega de xoubas. JORGE GUITIÁN
El estreno en la literatura gastronómica de Díaz Güell, periodista especializado en economía y autor de libros como La historia oculta de El Corte Inglés, no fue fácil. Conseguir que los gastrónomos votaran fue el primer gran desafío: “Son muchos los que me dieron calabazas, unos elegantemente y otros con su silencio. Por haber hubo hasta quien me preguntó si estaba remunerada esa participación y quien me espetó que se le hacía bola participar en un trabajo de estas características desde una posición nacionalista activa”.

Después vino la redacción de las recetas, terreno pantanoso donde los haya: cualquiera que haya publicado la suya de un clásico, sabe que los sabios que dictan cómo se hace una paella, qué puede llevar un gazpacho o si es un crimen la cebolla en la tortilla de patatas acechan con sus monsergas. “Si buscamos en la web ‘recetas paella’, la red nos ofrece más de 7 millones de propuestas, aunque desde una posición purista, paella, lo que se dice paella, solo hay una”, explica Díaz Güell. “Esta disyuntiva se repite en todos los platos, y en este proyecto he tirado en muchas ocasiones por la calle de en medio. Generalmente he optado por una receta consensuada conmigo mismo y con mi cocina, pero siempre respetando las bases originarias del plato”.

Los ingredientes del salmorejo (más agua y un chorrito de vinagre). NACHO SÁNCHEZ
El autor subraya que sus fórmulas son, más que nada, propuestas, sin intención de sentar dogma. “No se pueden poner puertas al campo, y en los únicos platos en que la Oficina Internacional de Pesos y Medidas tiene algo que decir es en el mundo de la repostería. Exigir a un cocinero que ponga 5 gramos de sal o 20 mililitros de aceite es cortar las alas a su creatividad. La cocina es arte y todo lo que sea uniformar una expresión artística impide la evolución de esa maestría. Yo publico una receta de las muchas que circulan sobre el gazpacho; aunque soy demasiado tradicional para elaborar uno con sandía o fresa, quien lo quiera hacer así, que lo haga. Dicho esto, ¡por el chorizo en la paella, no paso!”.

¿Está preparado Carlos Díaz Güell para enfrentarse a los ofendiditos que no vean su comunidad / provincia / ciudad / pueblo / aldea de 10 habitantes suficientemente representados en el libro? “Lo he dicho en otras ocasiones y lo repito: puede que no estén todos los que son, pero sí son todos los que están. A mí me encantan los zarajos y las gallinejas, pero su carácter localista las impide entrar en una clasificación que busca una amplia y diversa base de consumidores. A sensu contrario, hay algún gastrónomo que me afeó que las croquetas, tan francesas ellas, estuvieran presentes en un trabajo sobre los cien grandes platos de la cocina española. Todavía me estoy dando golpes de pecho, pero no aparece espíritu de enmienda alguno”. 

Un experto se atrevió a cuestionar las croquetas por afrancesadas. EL COMIDISTA
Más allá de las discusiones sobre la selección, sobre el libro planea otro debate más profundo, aunque posiblemente igual de bizantino. ¿Existe una cocina española? ¿O habría que hablar de cocina asturiana, cocina vasca, cocina andaluza o cocina catalana?

Jacobino declarado, Díaz Güell responde con una pregunta: “¿Dirías que hay una cocina francesa o una cocina del Languedoc-Roussillon, de Poitou, de la Provenza o de Alsacia–Lorena? Sí creo que hay una cocina española, y este libro es un ejemplo de ello, si bien yo me quito el gorro ante la creatividad de la cocina catalana, la calidad de los productos de la cocina vasca, la materia prima de la cocina gallega y así hasta componer el mapa autonómico de todas las comunidades. Lo que une a todas las cocinas de España es la creatividad y el buen hacer, aunque se está perdiendo porque cocinar requiere tiempo, y eso es algo cada vez más escaso”

LA LISTA DE LOS 100

Si quieres nuestra receta, haz clic en los nombres de los platos.

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Cocido madrileño

Fabada asturiana

Gazpacho andaluz

Paella valenciana

Tortilla de patatas

Ajoblanco

Bacalao al pilpil

Callos a la madrileña

Empanada gallega

Pulpo á feira

Salmorejo

Cochinillo asado castellano

Fritura andaluza

Papas arrugás con mojo picón

Pisto manchego

Arroz a banda

Marmitako

Migas manchegas

Tortillita de camarones

Lechazo asado

Gallina en pepitoria

Rabo de toro a la cordobesa

Sopa de ajo

Calçots

Menestra de verduras de Tudela

Torrijas

Croquetas

Ensaimada mallorquina

Pote gallego

Arroz con leche

Escalivada

Merluza en salsa verde

Morteruelo

Riñones al Jerez

Suquet de pescado

Changurro a la donostiarra

Fideuá

Pa amb tomaquet / pan con tomate

Patatas bravas

Pollo al chilindrón

Tocinillo de cielo

Caracoles a la llauna

Coca con…

Crema catalana

Filloas

Tarta de Santiago

Torreznos de Soria

Calamares en su tinta

Escudella y carn d’olla

Patatas a la riojana

Bacalao al ajoarriero

Huevos fritos

All i pebre de anguila

Ensaladilla rusa

Escabechados

Conejo al ajillo

Gazpachos manchegos o galianos

Porrusalda

Albóndigas

Arroz al caldero

Cocochas en salsa

Merluza a la gallega

Perdices estofadas

Potaje de vigilia

Soldaditos de Pavía

Almejas a la marinera

Bacalao a la vizcaína

Butifarra con alubias

Pestiños

Pimientos de piquillo rellenos

Sardinas asadas

Buñuelos de viento

Cocido montañés

Cardos a la navarra

Del boquerón a la anchoa…

Gambas al ajillo

Quesada pasiega

Rabas / Calamares

Arroz negro

Besugo a la espalda

Caldereta de cordero u oveja

Manitas de cordero

Caldereta de langosta

Canelones

Pipirrana

Brasas, chuletón...

Leche frita

Bonito con tomate

Mollejas

Pastel de cabracho

Patatas a la importancia

Patatas revolconas

Pies de cerdo

Tumbet

Alubias con perdiz

Arroz con costra

Habas a la catalana

Lubina o dorada a la sal

Morcillas

Alcachofas con jamón


Cocido madrileño