viernes, 3 de mayo de 2024

La carta de Sánchez: estilo y puntuación. Abundan en el texto las comas innecesarias; además de que empieza con un pleonasmo y contiene una incoherencia sintáctica.

Millones de españoles habrán leído la carta difundida por Pedro Sánchez el 24 de abril. Muchos de ellos seguramente pensaron que su texto lo había revisado algún asesor lingüístico y que, por tanto, puede constituir un modelo de escritura. Sin embargo, un análisis de la puntuación y del estilo invita a sospechar que realmente el dirigente socialista actuó en la más completa soledad.

Comentaremos esos aspectos en la idea de que tal vez se pasen por aquí algunos estudiantes que de repente hubieran interpretado el mensaje del jefe del Gobierno como una desautorización práctica de lo que les había explicado días antes su profesor de Lengua. Para tranquilizarlos.

Pleonasmo. El escrito comienza con una redundancia de significado: “No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta”. El verbo “suele” ya indica una habitualidad, y el adjetivo “habitual” señala que algo suele ocurrir. Por tanto, bastaba con elegir una de las dos opciones. Habrían mostrado más cuidado alternativas como “No suele ocurrir que me dirija a usted”, “No suelo dirigirme a usted” o “No es habitual que me dirija”.

Incoherencia sintáctica. La hallamos en esta frase: “Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal”. El verbo “han traspasado” lleva su acción al complemento directo, aquí con dos elementos unidos por la conjunción y; pero el segundo de ellos carece de sentido como tal: “la línea del respeto a la vida familiar de un presidente” y “el ataque a su vida personal”. Por tanto, se han traspasado dos cosas: la línea del respeto y el ataque personal. Sin embargo, el ataque no ha sido traspasado, sino en todo caso perpetrado. Habría facilitado la comprensión esta alternativa, entre otras posibles: “Han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y la del ataque a su vida personal”.

Comas excesivas. Abundan en el texto las comas innecesarias (y falta alguna conveniente). Me detendré en tres casos. 1. “(...) Han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano, Umberto Eco, llamó ‘la máquina del fango”. El famoso semiólogo y novelista no es el único gran escritor italiano, luego sobran las comas que forman la aposición equivalente. 2. “La gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión”. El presidente también podía haber suprimido esos dos signos que crean una falsa aposición y separan el sujeto del verbo. 3. “Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes”. Esta coma no hace ninguna falta y complica la lectura.

Asunto personal. Comento también una construcción coloquial que me parece impropia de un texto esmerado: “Los ataques que sufro no son a mi persona”. Se me hace extraño ahí que el verbo “ser” carezca de atributo y figure en su lugar una suerte de complemento directo (imposible en las oraciones copulativas) o de complemento preposicional (de “ataques”). Yo habría escrito “los ataques no van contra mí” o “no son dirigidos a mi persona”.

Llámenme tiquismiquis, pero aun así quizá convengan conmigo en que a presidente del Gobierno de España no se llega por el camino de la gramática.

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