Mostrando entradas con la etiqueta Bachillerato Internacional. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bachillerato Internacional. Mostrar todas las entradas

viernes, 6 de agosto de 2021

_- Así es el Bachillerato Internacional, un modelo que prioriza el pensamiento crítico y la educación personalizada

_- Los estudiantes que se gradúan dentro del programa tienen vía de acceso preferente en muchas universidades, y en algunas comunidades están exentos de hacer la EBAU.

Existe un modelo, más allá de la enseñanza tradicional, que prioriza en el alumno el desarrollo del pensamiento crítico, el espíritu indagador, el conocimiento intercultural y una mentalidad abierta y consciente de los desafíos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos. Un itinerario flexible y actualizado que permite personalizar las materias que se estudian y adaptarlas a los intereses de cada uno, potenciando el interés por aprender y mejorando unos resultados académicos que les abren las puertas de las mejores universidades del mundo. Se trata del Programa del Diploma de Bachillerato Internacional (IB), una opción presente en centros públicos y privados que está experimentando un crecimiento sin precedentes (la princesa de Asturias lo hará en Gales el curso que viene) y que ha visto cómo, en mayo de 2021, se graduaban del IB 3.827 alumnos en España, frente a los 2.611 de 2016 (y 37.161 desde 1990).

“Una de las claves del IB es que nuestros programas no están dirigidos hacia los exámenes, sino a que los alumnos aprendan a pensar de forma crítica y a resolver problemas complejos. Los mejores resultados se alcanzan permitiendo a los estudiantes conectar el currículo con su talento innato, enseñándoles a pensar por sí mismos y a conducir su proceso de aprendizaje”, afirma Maripé Menéndez, senior manager de la Organización del Bachillerato Internacional (IBO) para Iberoamérica. Sus programas educativos son además revisados y actualizados permanentemente por profesores, examinadores y expertos académicos, “de acuerdo con las demandas en Tecnologías de la Información, interconectividad global, educación superior y empleo”.

Aunque el Diploma del IB es el más extendido de sus programas, no es el único, ya que el sistema educativo del IB puede iniciarse desde la escuela primaria (PEP), para continuar con el Programa de Años Intermedios (equivalente a la ESO) y finalizar en el Diploma o el programa de Orientación Profesional (de 16 a 19 años). En total, están presentes en más de 5.400 centros de 158 países, tanto públicos (la mayoría) como privados, si bien en España la proporción sea la inversa: de 167 centros, solo 45 son públicos, y 49 más están en proceso de autorización. En el Reino Unido, las calificaciones del IB se valoran más que las de los A-levels (el itinerario habitual), y en Estados Unidos, la admisión de alumnos del IB en alguna de las universidades de la prestigiosa Ivy League es un 18 % superior al de otras titulaciones.

¿Cómo funciona el Bachillerato Internacional?
Aunque el currículo final depende bastante de cada centro, todos los alumnos han de cursar seis materias troncales: su lengua materna, un idioma extranjero, Matemáticas, una de Humanidades, una de ciencias experimentales y otra a elegir entre Arte, una segunda lengua extranjera o una asignatura adicional de ciencias o humanidades. De esas, tres han de cursarse a nivel superior (con 240 horas lectivas en dos años) y tres a nivel medio (con 150 horas). Y, además, deben cursar Teoría del Conocimiento (un curso dedicado al pensamiento crítico y a la indagación sobre el proceso de conocer), completar 150 horas de servicios a la comunidad (Creatividad, Acción y Servicio, CAS) y elaborar una monografía, que es un trabajo de investigación sobre un tema de su interés. Todo con un enfoque práctico que hace que los alumnos “desarrollen habilidades de orden superior, busquen información, contrasten fuentes, tomen decisiones y evalúen los efectos de las mismas tanto en poblaciones vulnerables como en la sostenibilidad del planeta”, añade Menéndez.

“Aunque al principio es difícil adaptarse, creo que la mejor parte del IB es hacer trabajos prácticos y aplicar los conocimientos a situaciones de la vida real en los exámenes, y no solo aprender del temario del libro”, reconoce Pablo Luengo (17 años), alumno del IB en el Liceo Europeo de Madrid. Un enfoque experimental y abierto a los propios intereses de los alumnos, que pueden personalizar entre un 20 y un 30 % del contenido de sus asignaturas a través de exploraciones matemáticas, investigaciones de laboratorio o preguntas de carácter histórico a las que deben responder. Luis Amo (18 años), también estudiante del Liceo Europeo, destaca también la importancia de la colaboración entre alumnos y profesores: “El espíritu de grupo se evidencia en las clases, donde la cercanía con los profesores es esencial para comprender los temas complicados, y los alumnos compartimos y contrastamos nuestras ideas”.

Julio Fernández, coordinador del programa del IB en el IES Lancia, en León, hace hincapié en dos aspectos que considera fundamentales: el rigor académico y una metodología “volcada totalmente en hacer florecer en los alumnos la indagación, la reflexión, la audacia, el criterio y la integridad, junto con la necesaria carga de instrucción (…) y un especial interés en fomentar la buena comunicación, la mentalidad abierta y la solidaridad”. Un modelo que, sostiene, compensa la enorme dedicación que exige, y genera “una apreciable satisfacción en toda la comunidad educativa”, a la vez que agradece el apoyo e implicación de la asociación de padres. El IES Lancia es el único centro de la provincia leonesa que oferta este diploma: al ser un centro público, los alumnos han de cursar ambos tipos de Bachillerato (aunque muchas materias son coincidentes), y para acceder a él los alumnos han de certificar una nota media en el segundo ciclo de la ESO de notable o sobresaliente.

Al final del programa, y para obtener el diploma, los alumnos han de superar unas rigurosas pruebas que se realizan el mismo día del año en todo el mundo y que son evaluadas externamente, “troceándose de tal manera que ningún examinador corrige un examen entero, sino solo alguna pregunta. Las correcciones vuelven entonces al IB, que emite una calificación externa”, explica Menéndez. En cada convocatoria de exámenes, participan más de 100 personas en un proceso que dura 1,6 años, y los estudiantes que obtienen el diploma tienen como mínimo convalidada la fase general de los exámenes de acceso a la universidad (o EBAU) en comunidades como Cataluña, Galicia o Andalucía, mientras que en otras, como Madrid, la convalidación es total.

IB, emprendimiento y tecnología
Por comunidades autónomas, Madrid es, precisamente, la que tiene un mayor número de centros con programas de IB, seguida de Cataluña (35) y Andalucía (24). La capital de España será también, a partir del curso 2022-2023, la sede de The Global College, un colegio internacional que ofrecerá, en alianza con IE University, un programa de IB impartido en inglés con énfasis en el emprendimiento, la innovación, las humanidades y las disciplinas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). “Optamos por este modelo porque nuestro papel consiste en desafiar y motivar a los estudiantes a sacar lo mejor de sí mismos; darles autonomía y ambición (…) para que puedan dedicarse a las áreas que más les interesan y terminar el programa motivados por la pasión, la ambición y las ganas de aprender”, cuenta Barry Cooper, su director.

Para graduarse, los alumnos deberán realizar, asesorados por mentores, proyectos de emprendimiento con impacto en el mundo real que contribuyan a la sostenibilidad, para lo cual visitarán empresas y ONGs y conocerán a fundadores de startups. El nuevo centro, que incluirá una residencia para estudiantes internacionales, aspira a crear una comunidad diversa con alumnos de más de 60 países, y durante los primeros cinco años tendrá un programa de becas que cubrirá hasta el 90 % del coste para la mitad de los estudiantes, un currículo personalizado, espacios dedicados al coworking, recursos digitales y metodologías híbridas e innovadoras como la del aula invertida (o flipped classroom): “Eso significa leer y prepararse de antemano para una clase que no se basará en completar ejercicios, sino que girará en torno a la reflexión, el debate y la superación de retos”, argumenta Cooper.

Una educación al alcance de todos
Una de las características que Menéndez insiste en destacar es que los programas del IB se ajustan a todo tipo de perfiles, precisamente “porque lo que el IB genera es ganas de aprender”, y añade: “Necesitamos enganchar a los alumnos para que quieran aprender, a niños y jóvenes con mentalidad abierta y pensamiento crítico y creativo”, aunque si se estudia en un centro público, suele ser imprescindible acreditar una nota media elevada en el expediente académico.

“También me gustaría destacar que el IB trabaja con un departamento de necesidades especiales para atender a todos los alumnos. Este año, en España se han conseguido resultados excepcionales con varios jóvenes con TDAH e incluso una capacidad visual disminuida importante”, ilustra Menéndez. Alumnos como Nina Souto, del colegio San José de Estepona, en Málaga, que se graduó recientemente con una puntuación final de 44 sobre 45 a pesar de sufrir una pérdida de visión del 75 % a consecuencia de una hidrocefalia diagnosticada en 2016. “Desde el primer momento, el apoyo y la dedicación recibidos por parte del IB fueron constantes, estando siempre preocupados y dispuestos a garantizarme el acceso a todas las adaptaciones necesarias”, esgrime Souto, que ahora cursa Bioquímica en la Universidad de Málaga. “Lo mejor es la amplitud con la que se trabajan en el IB las materias de estudio, en vez de limitarse al ámbito teórico o a la evolución en un sentido estrictamente académico”.

Algunos centros, como The Global College, establecen también otros criterios de admisión como los méritos extracurriculares o el compromiso social, características que pueden observarse en cómo los jóvenes pasan su tiempo libre, “en si practican o destacan en deportes de equipo, si están aprendiendo a tocar un instrumento o si trabajan para su comunidad o están comprometidos con el emprendimiento o con empresas sociales. Estos son grandes ejemplos de liderazgo, trabajo en equipo y disciplina, y también aportan una diversidad de intereses al centro educativo”, aduce Cooper.

https://elpais.com/economia/formacion/2021-08-05/asi-es-el-bachillerato-internacional-un-modelo-que-prioriza-el-pensamiento-critico-y-la-educacion-personalizada.html

viernes, 16 de junio de 2017

_--Los españoles, por encima de la media en el Bachillerato Internacional.

_--Nos fustigamos con PISA, nos peleamos por las pruebas de diagnóstico pero sin embargo hay un grupo de institutos donde los alumnos españoles demuestran estar por encima de la media mundial. Puede que no hayan escuchado hablar de estos centros de excelencia, muchos públicos, que exigen profesores motivados y alumnos con una buena trayectoria académica: se trata del Bachillerato Internacional (IB), un programa de educación internacional creado por un grupo de profesores de la International School of Geneva a finales de los 60, que está actualmente presente en 150 países.

Aunque el nombre despiste, el Programa de IB puede comenzarse desde los 3 años. En cambio, el más conocido es el programa del Diploma, que corresponde a los dos años de Bachillerato. Si preguntamos a los que tienen hijos cursándolo, o a los propios profesores del programa cómo son los chicos del IB, escuchamos un discurso recurrente y alentador: Se hacen preguntas. Les gusta aprender. Son autoexigentes. Indagan. Reflexionan. Resuelven problemas. Son creativos, curiosos y muy cultos.

El Diploma en España se puede cursar en 95 centros, de los cuales 30 son Institutos públicos, repartidos por todas las Comunidades Autónomas con la excepción de Extremadura, Canarias y las ciudades autonómicas de Ceuta y Melilla. Desde el año 2013, se han autorizado 2 centros IB públicos al año, los cuales ofrecen normalmente 20 plazas. Este interés ha aumentado drásticamente tras la publicación del Informe del impacto del IB en centros públicos elaborado por la UAM-GIPES, lo que ha favorecido que a día de hoy 12 institutos públicos se encuentren en la fase de estudio para su implantación. Las comunidades con más centros públicos IB son Cataluña y Castilla y León. En cambio, Andalucía, siendo la Comunidad Autónoma más poblada sólo tiene un centro en Sevilla.

El proceso de autorización es lento y meticuloso, tardan aproximadamente dos años. ¿A qué se debe? A que los docentes han de formarse y el centro tiene que programar el cambio metodológico de las asignaturas con la ayuda y supervisión de la organización de IB.

El coste para el centro escolar de ofertar el Bachillerato Internacional es de 7750 euros al año, que contando con una media de 20 alumnos por cada año del Diploma, supone unos 200 euros al año por niño (20 euros al mes). A esta cifra hay que sumar el coste de los exámenes externos que es de 588 euros (una vez se finaliza el programa). Incluyendo todos los gastos, al año por alumno cuesta 500 euros, 50 al mes durante 2 años. Algunas consejerías como las de Castilla y León financian todo el coste y los alumnos no pagan nada. Otras utilizan un modelo mixto, en los que la Consejería paga el coste del programa y los alumnos el coste del examen externo.

Es exigente incluso para entrar
Los criterios de selección en institutos públicos son, generalmente, la nota media del expediente de 3º y 4º de la ESO (notable para los alumnos del centro, y sobresaliente mínimo para los que vienen de otro colegio o instituto) y una entrevista personal, donde se indaga la motivación real de cada estudiante.

Este es el proceso que hace unos meses pasaron unos 500 estudiantes para entrar en el IB del IES Ramiro de Maeztu, el primero en implantar el programa del Diploma en 1982. Nota media y entrevista. Poder y querer. Es el caso de María, con un brillante expediente, que espera inquieta a que hoy se publique el nombre de los admitidos en el Programa en el Ramiro de Maeztu, el centro más grande de España, donde actualmente se ofertan 100 plazas, con una ratio de entrada de 1/3. María nos cuenta que le encantaría ser admitida "para poder estudiar y aprender de forma distinta y porque abre puertas a cosas fuera de lo común". Además confiesa que le atrae mucho poder profundizar en lo que le interesa, hacer sus propios temas, no usar los libros de texto de siempre, y estar con compañeros que, según contaban en la charla informativa, trabajan unidos y tienen inquietudes similares.

Falsas creencias del IB
Las tres principales falsas creencias del IB son: que sólo se da en Bachillerato, que el programa es en inglés y que todos los alumnos se van fuera a estudiar. Pueden empezar a los 3 años, se da en español (si se cursa en España, claro) y alrededor de un 25% de los alumnos se va a estudiar fuera, principalmente por la importante red de becas que les ofrecen. Ejemplo del interés de universidades extranjeras, fue la sesión informativa para alumnos IB de centros públicos de España que organizaron el año pasado las Universidades de Columbia y Georgetown. Efectivamente, al estar homologado en todos los países, y al no haber inflación de nota, un joven español puede ir con su Diploma a estudiar fuera. Pero no es lo común, lo cual alegra a los que saben que estos chicos aportan mucho valor a nuestro país.

Los alumnos españoles, a la cabeza
Los exámenes del IB son iguales para todos los países del mundo, y se hacen el mismo día del año. Después, se mandan los exámenes a otros países donde los corrigen varias personas. Esto genera un gran espíritu de equipo con el profesor y una gran veracidad y objetividad de los resultados. Pues bien, como adelantábamos, España ha tenido unos resultados extraordinarios: una tasa de aprobados del 83,62%, 3.73 puntos por encima de la tasa media de aprobados a nivel mundial.

¿A qué se debe esta buena noticia a la que no estamos acostumbrados? Maripé Menéndez, directora de IB en España, lo tiene muy claro: "el profesor español es muy bueno disciplinariamente, mucho mejor que en otros países, lo único que les falta es el componente pedagógico basado en competencias; y cuando se les forma en ello, se da "el click", y el resultado es la suma del profesor motivado y el alumno motivado".

Asimismo la nota media en España se sitúa en 30.71 puntos sobre 45, siendo la nota mínima para la obtención del Diploma un 24. Esto supone 83 décimas por encima de la media mundial. Además el 32% de los alumnos que obtienen su Diploma en España lo hacen en la categoría de Bilingüe, lo que supone haber superado el examen de la asignatura de ciencias experimentales o ciencias sociales en una lengua extranjera, normalmente en inglés.

Últimos logros del IB en España y próximos pasos
El IB acaba de lanzar el Student Registry, un portal de selección para alumnos IB de cualquier parte del mundo. De este modo, todas las universidades pueden buscar alumnos IB, que cuelgan en este portal sus perfiles (horas CAS, monografías, campos de interés), para que las universidades contacten directamente con ellos. Esta novedad unida al logro del aumento de la presencia del programa en institutos públicos, permite el siempre discutido maridaje entre excelencia e igualdad de oportunidades.

Además, en el último año, gracias al reconocimiento de equivalencia de este bachillerato en la LOMCE, se ha conseguido eliminar "la losa del alumno IB español", algo que no ocurría en ningún otro país, y que consistía en realizar simultáneamente los dos bachilleratos (nacional e internacional).

Ahora el equipo IB está en procesos de negociación con el Ministerio de Educación para conseguir una tabla de equivalencias justa de las calificaciones del Diploma (sobre 45) y las notas de corte de entrada en la universidad española (sobre 14). La falta de esta equivalencia real penaliza hasta el caso de un alumno IB español, que hace dos años no pudo entrar en la Universidad Complutense a estudiar Medicina, y en cambio, le aceptaron en la Universidad de Oxford, donde está cursando sus estudios.

Las tres perlas del programa
A Maripé Menéndez, viniendo de otro campo laboral, le fascinó el Programa viendo el colegio de sus hijos, y comenzó a formarse en educación, y ahora lidera todo el IB en nuestro país. La hemos pedido, para terminar, que destaque las tres perlas que le fascinaron en aquel momento, y que nos den a la vez una buena foto de los pilares del programa:

1. Pedagogía basada en competencias: los alumnos aprenden a hacerse preguntas, aprenden a investigar, y se enfrentan el aprendizaje con la actitud positiva de quienes se plantean retos diarios. Esto lo vemos cuando entran a un museo, cuando conocen un lugar nuevo, o cuando ven el telediario.

2. Apertura internacional. Los alumnos IB desarrollan una mentalidad global, que da oportunidades a los alumnos, y que como insiste Maripé "puede hacerse desde cualquier institución, no hace falta estar en el extranjero. Con tu profesor español puedes ver las cosas (de historia, de ciencia, de filosofía) desde otras culturas, y desde otras mentalidades".

3. Las 150 horas de Creatividad, Acción y Servicio. Todos los alumnos hacen servicios a la comunidad, voluntariado, que les fomenta un compromiso cívico y ético en la sociedad en la que viven, lo que desarrolla en los chicos los valores de una convivencia solidaria y justa.

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/05/04/los-espanoles-por-encima-de-la-media-en.html

martes, 24 de julio de 2012

La creatividad de los adolescentes

“Luis, si vivieses en Estados Unidos te habrían dado un millón de dólares”. Esa frase es una cantinela en la vida de Luis Iván Cuende. A los 12 años creó una distribución Linux para Asturias, Asturix, que se han instalado 30.000 usuarios en 20 países. Un éxito empresarial que no corresponde con su presupuesto o su reconocimiento social y mediático. “Se nos margina por la edad. Ninguna Administración se ha interesado por mi sistema que es gratuito, no he conocido a ningún político, cuando buscaba financiación se reían…”, cuenta. El premio a mejor hacker adolescente de Europa 2011, otorgado en el concurso de programación HackNow, le hizo subir enteros como profesional y ahora junto al murciano Alberto Elías de Ayala, de 16, busca inversores para su empresa Holalabs. Les separan 1.000 kilómetros, pero no la ilusión de lanzar un nuevo escritorio o posicionar su proyecto Incubator. Este canaliza en la Red cinco proyectos de jóvenes ambiciosos, enfrascados en crear un Twitter para vídeos o un competidor de Google.
 Ellos no son el futuro sino el presente. “El futuro pertenece a las sociedades que faciliten el despliegue de la capacidad emprendedora de los ciudadanos —aquellas que defienden y fomentan la libertad— porque alumbrarán las nuevas empresas que convertirán los problemas actuales en oportunidades para mejorar la calidad del sistema productivo”, afirman el economista Ángel Pes y el filósofo Norbert Bilbeny en Emprender con responsabilidad (Lid).
 “Entre mis compañeros hay mucho talento, pero están dormidos. Les animo, pero les puede el miedo o les aburre”, lamenta Cuende. En vacaciones no se despega del ordenador y durante el curso saca seis horas diarias para sus proyectos. Con su pantalón corto y su camiseta azul, se diluye en la masa. Pero no es uno más. Es un inspirational speaker. Piensa que no es positivo que se fuerce a la gente a ser emprendedora, pero que se frena la originalidad en las escuelas. “Con los años se gana experiencia y se pierde creatividad”.
 Se entiende, pues, que este pequeño Bill Gates autodidacta, al que ayudan una veintena de personas, se sienta un incomprendido, aunque reconfortado tras compartir días con 240 estudiantes del bachillerato internacional (BI). Una conferencia de futuros emprendedores de más de 30 países que se ha celebrado en la IE University de Segovia. Su objetivo: que estos chicos aprendiesen herramientas para levantar empresas sociales que sirvan de vehículo para cambiar lo que les rodea. La imagen opuesta a los denigrados ni-nis. Potenciar esta creatividad es tarea de Max Oliva, cofundador de HubMadrid, un espacio de trabajo que comparten emprendedores empeñados en mejorar el mundo”. “Hay 4.000 millones de personas que viven con dos o cuatro dólares al día y pagan más por productos y servicios que, además, son de peor calidad. Dar un 0,6% del PIB en ayuda al desarrollo es caridad. Hay que apostar por poner en valor real su budget (presupuesto) y no olvidar su dignidad”, resalta el cofundador la cooperativa de educación Teamlab.
 Oliva coordina en la IE los talleres de Design Thinking, el mismo proceso de creación al que se enfrentan los diseñadores para desarrollar productos o servicios. El primer paso es descubrir las necesidades del usuario. Después, generar ideas tangibles que den solución. Luego se crea un storyboard, en el que se relata su vida y la estrategia a seguir. Y, finalmente, un vídeo. Así, para afrontar la integración de las minorías en un instituto de California, los adolescentes del BI decidieron organizar una fiesta con eventos deportivos en el que cada uno mostraba su cultura. Un festejo sufragado con la venta de camisetas y de entradas... Leer más en el País.