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viernes, 1 de junio de 2018

Marx no es Proudhon. La postura política implícita en El Capital.

Miguel Alejandro Hayes Martínez

Ese es el gran aporte: conocer objetivamente la realidad, para que los intentos de transformarlas sean certeros. Es esa, el arma que aporta El Capital, porque Marx entendía que desde la euforia y los deseos, no se garantizaba la lucha correcta. Por eso, Marx no es Proudhon.

Acercamiento a la cuestión:
Me gustaría comenzar aclarando que no tengo nada en contra, -del que pudiera llamar camarada-  Proudhon. Para ser más sincero, leí primero Qué es la propiedad, y luego, El Capital. Solamente asumo la postura tan avisada de este, cuando afirmó: ¡Es la Guerra Social! (1 p. 12), como referente práctico-político, que declaraba toda una lógica (desde lo utópico) de destrucción del capitalismo, que me sirve punto de referencia para compararlo con las ideas de Marx en El Capital.

Hace unos días escuchaba a la conocida intelectual y académica cubana Isabel Monal hablando sobre este excepcional libro. Afirmó que era un fuerte cuestionamiento al sistema capitalista. Alrededor de eso (aunque ella no lo dijo) está implícita la idea de que es un libro que critica el capitalismo y lleva consigo un llamado a la revolución social, es decir, la llamada postura anticapitalista. En donde se asume, que Marx está criticando también que los capitalistas se apropien del plusvalor -que no les corresponde- y por eso es un llamado a tomar el excedente que el capitalista se apropia ilegítimamente.

Evidentemente, tampoco el objetivo de este artículo es cuestionarse el pensamiento de tal intelectual cubana, sino de manera general, reflexionar sobre esas posturas, piénselas quien las piense. Es por eso, que la pregunta, que me hago es: ¿Es realmente El Capital un libro anticapitalista que propone una lucha contra este sistema?

Advierto al lector, de antemano, que mi respuesta será conducida a un no (o al menos de la manera que se entiende el carácter "anticapitalista"), y que lo contrario a esa respuesta que asumo es solo una interpretación surgida de arrastrar los momentos de la euforia revolucionaria con el que fue escrito el Manifiesto y de las transgresiones que han hecho al marxismo corrientes utópicas más cercanas a Lassalle y las cuales en vida, Marx siempre se cuestionaba. Lo tan explicito que se olvida y las palabras del propio Marx.

Para comenzar a descifrar lo propuesto, un buen camino es el de las propias citas e ideas explícitas de El Capital. Por eso, lo primero que sale a relucir, en mayúsculas casi, es el subtítulo que lleva: Crítica de la economía política. He visto muchos que olvidan esa idea, y no está ahí por gusto.

Me resulta redundante tener que mencionar la cita y hablar de ella, pero desgraciadamente es necesario. Está bien claro que ese libro se cuestiona en todo momento la economía política clásica. Es decir, es una crítica a todo un sistema teórico filosófico que le antecedió, y con el que evidentemente no estaba de acuerdo. Si bien no es un libro solo de valor teórico, está bien claro que está criticando las formas de entender el capitalismo que predominaban en su época. Si fuera una crítica al capitalismo, su subtítulo sería: Crítica al capitalismo.

Existe otra cita que aunque esté fuera de El Capital, puede ser muy útil. Esta, la extraje de un artículo escrito por Marx titulado Glosas Marginales al ’Tratado de Economía Política’’ de Adolph Wagner. En ese texto, el propio Marx defiende la cientificidad de su Capital y de todas interpretaciones ideológicas (socialistas utópicas aún) que algunos como Wagner le imputaban y comenzaban a escudarse de ese libro para defender sus ideas políticos.

Marx afirma:
‘’Mientras no se haya hecho esta demostración, la ganancia del capital será también, de hecho, un elemento constitutivo del valor, y no como quieren los socialistas, algo que se le sustrae o se le ‘’roba al obrero’’ … en mi exposición, en efecto, la ganancia del capital no es ‘’solo una sustracción o robo en detrimento del obrero’’. Por el contrario, yo represento al capitalista como un funcionario necesario para la producción… y muestro ampliamente que él no sustrae o roba, sino que arranca la producción del plusvalor, es decir comienza por ayudar a crear lo que ha de sustraer.’’ (2 p. 173)

Esto, puede decir mucho por sí solo. Ese plusvalor sustraído, no es precisamente un robo. Por lo que si Marx condena algo, no es claramente, que el capitalista se quede con el plusvalor; de hecho, casi me atrevo a decir, que hay cierta defensa al derecho de su apropiación (en el sentido jurídico) por parte de este.

También está claro que, siendo consecuente con su teoría, Marx expone toda una funcionalidad dentro de la estructura social que tienen los capitalistas. Engels, más adelante, en los tomo II y III sabe exponer certeramente eso. Así, por ejemplo, se destacan algunas ideas.

Entre ellas está que el capital tiene la función social de unir la capacidad creadora del hombre (fuerza de trabajo) con la de los resultados de la actividad humana (máquinas, instrumentos, etc.) en tiempo y espacio e iniciar el proceso de producción de lo que hoy conocemos como bienes y servicios. Y después, continuar el ciclo completo que termina con la realización de las mercancías al ser compradas con sus consumidores. Esto hace incluso, que el capitalista, como personificación del capital, tenga su función social dentro de la lógica del modo de producción (sentido hegeliano) capitalista.

De ahí que del propio Marx sale toda una explicación del sistema que más allá de condenar, lo que hace es entender con objetividad que es lo que realmente está pasando en las relaciones capitalistas.

Lo implícito que se olvida y lo que realmente aporta:
Pensando de manera articulada con la lógica de Marx, pueden argumentarse también los planteamientos anteriores. Hay que detenerse y usar la dialéctica materialista. Esta nos plantea la interconexión relacional y condicionada de la realidad. Eso nos hace pensar ¿tenía objetividad y condicionamiento el capitalismo como sistema? ¿Por que apareció el capitalismo?

Haciendo abstracción del eurocentrismo del que es acusado Marx, se puede entender que el capitalismo fue revolucionario en su momento. Fue el resultado del desarrollo de las capacidades productivas que existían en el feudalismo, es decir, que el desarrollo de este y sus contradicciones generaron un tránsito al capitalismo. Lo que lo convierte en salida a determinadas contradicciones y le da todo un condicionamiento histórico.

Si bien este capitalismo tiene sus propias contradicciones, ¿puede pensarse que el hombre que fundó ese pensamiento mencionado (el materialismo dialéctico) se plantearía en medio de un sistema en consolidación mundial (el capitalismo) que pronto se acabaría con él?

Estoy de acuerdo en que Marx estaba (al igual que yo) del lado de los más desposeídos, pero es muy raro que pensara que con entender el origen del plusvalor y la función del capital en la sociedad, y cómo se da el intercambio, le estaba declarando la guerra inmediata al capitalismo.

Tampoco está diciendo cómo funciona el capitalismo para atacarlo, al menos tal y como lo entienden muchos. En realidad, esa es una idea, que no está prevista en El Capital. Hay ciertos supuestos metodológicos y elementos que Marx no expone en El Capital. Uno de ellos (y no lo expondré aquí) es esa lógica de reproducción del hombre expuesta en los Manuscritos, y que al olvidarse esto se da lugar a algunos malos entendidos. En su exposición, Marx deja por alto explicar, que condiciones y necesidades de la propia actividad humana condicionan el capitalismo (escribiré sobre esto en otros artículos).

Desgraciadamente, muchos han pensado que al leer y entender (aparentemente) qué ocurre en el capitalismo, podemos los revolucionarios conscientemente ponernos de acuerdo e ignorar el mecanismo de mercado y demás elementos.

Entonces, si no es una crítica (en el sentido de ataque) al capitalismo El Capital, y tampoco es una explicación para racionalmente asaltar el capitalismo, ¿cuál es el sentido político y liberador del capital?

Para comprender cuál es el sentido revolucionario (porque lo tiene) de este libro, hay que partir de fusionar tres elementos: la tradición teórica dialéctica a la que Marx indudablemente se suma, su compromiso político en la época y la evolución teórica de su pensamiento.

De lo primero, está la idea de la enajenación. Que mientras para Hegel, podía superarse sabiéndose dentro de una realidad, Marx comprendió que debía irse más allá: entender la realidad para cambiarla. También destaca, que esta tradición intenta romper con esas visiones fetichistas del mundo de otras filosofías y sistemas lógicos.

Esto se une con su compromiso con los obreros de la época. Hay que recordar que Marx pasó buena parte de sus obras criticando esos ‘’profetas socialistas’’ que llenaban la cabeza de los pobres obreros de esas fantasías y utopías políticas que lejos de liberar, aprisionaban más. Así se cuestionó a Proudhon, Weitling, Bakunin, Lassalle, el propio Wagner y todos los que entorpecieran con disparates el entendimiento de la realidad de los obreros.

De la evolución del pensamiento, hay que recordar esos elementos (que mencioné antes) que da en los Manuscritos, dónde afirma el desenvolvimiento del hombre en las reproducción de sus capacidades, y de la necesidad de armar una historia que fuera la historia natural del hombre.

Con eso, puede entenderse el sentido liberador de El Capital y esa postura "anticapitalista" de la siguiente manera: un libro que intenta dar a los obreros una verdadera explicación del sistema de relaciones capitalistas de producción, entendiendo la objetividad de estas, para no caer en voluntarismos ni utopías y comprender las verdaderas formas en que se puede cambiar las realidades que este genera. Con esto, se podría salir de todas aquellas formas de lucha obrera de su época que no aportaban mucho y solo despegaban al obrero de los puntos en que debía enfocarse.

Y si se sigue con la dialéctica materialista: no se trata entonces de atacar esas condiciones de frente y a golpe, sino en comenzar a generar los mecanismos de movimiento social que permitan ir condicionando la generación de relaciones sociales más justas.

Ese es el gran aporte: conocer objetivamente la realidad, para que los intentos de transformarlas sean certeros. Es esa el arma que aporta El Capital, porque Marx entendía que desde la euforia y los deseos, no se garantizaba la lucha correcta y había que sentar las bases en el pensamiento para que dejara de ser así. Por eso, Marx no es Proudhon.

Él no abogaba por revuelos ni aspavientos que como el mismo decía eran posturas pequeño-burguesas. Debe dejar de confundirse sus teorías, con acusaciones de robos a los capitalistas, que como el mismo dijo, nunca lo afirmó.

Con todo esto, puede concluirse entonces, que lejos de ser el libro en cuestión una crítica al capitalismo, es una explicación objetiva de este, en aras de liberar al obrero de la torpeza con que enfrentaba su realidad, y en eso radica su sentido “anticapitalista” y su carácter de teoría que actúa contra la alienación.

Es por eso que mi llamado, es a comprender el pensamiento de Marx tal y como lo expresó, y no confundamos su ciencia con las ideas de otros, y no le otorguemos consignas que pueden llegar a ser contradictorias con su obra.

Bibliografía
1. Proudhon, Pierre Joseph. ¿Qué es la propiedad? Investigaciones sobre. Buenos Aires : Libros de Anarres, 2005.

2. Marx, Carlos. Glosas marginales al ''Tratado de economía política'' de Adolph Wagner. [aut. libro] Maurice Dobb, y otros. Estudios sobre El Capital. México: Siglo XXI.

martes, 7 de noviembre de 2017

4 ideas de Carlos Marx, el ideólogo de la Revolución Rusa, que siguen vigentes a pesar del fracaso del comunismo.

¿Es el autor de "El manifiesto comunista" y "El capital" relevante hoy en día?

¿Qué ideas del ideólogo de la Revolución Rusa, de la que se cumple un siglo este año, siguen vigentes a pesar de la estrepitosa caída de la Unión Soviética?

En BBC Mundo escogimos algunas con la ayuda de expertos.

¿Es Carlos Marx, el ideólogo de la Revolución Rusa -de la que se cumple un siglo este año-, relevante hoy en día? Aunque el filósofo alemán vivió y escribió en el siglo XIX, una época muy diferente a la nuestra, es indiscutible que dos de sus escritos, "El manifiesto comunista" (éste junto a Federico Engels) y "El capital", tuvieron en un momento determinado de la historia una gran influencia política y económica en muchos países y en millones de personas.

El surgimiento de la Unión Soviética tras la Revolución Rusa fue un ejemplo de ello. Nadie niega que el bloque socialista marcó buena parte de la historia del siglo XX.

Sin embargo, también es cierto que el comunismo no se materializó tal cual lo plantearon Marx y Engels, y terminó convirtiéndose en un proyecto fallido. Al final, el bloque soviético se desmoronó y el capitalismo se impuso en casi todo el planeta.

¿Pero puede decirse que el pensamiento de Marx quedó obsoleto? ¿O acaso pueden rescatarse algunas de sus ideas que se volvieron realidad y siguen vigentes hasta nuestros días?

1. El activismo político
En el "Manifiesto comunista" y otros trabajos, Marx describe la lucha de clases en la sociedad capitalista y cómo el proletariado acabará arrebatándoles el poder a las élites dominantes en todo el mundo.

"El capital", su obra cumbre, es un intento de apuntalar esas ideas con hechos verificables y análisis científico. Fue un mensaje poderoso en un mundo en el que abundaba la opresión y la inequidad.

"La experiencia personal de alienación de Marx, quien vivió en la pobreza, le dio una gran intensidad a su análisis, el cual cobró la estatura de filosofía contra el monstruo capitalista que esclavizaba a los seres humanos", le explica a la BBC uno de sus más reconocidos biógrafos, el británico Francis Wheen.

Durante el siglo XX, las ideas de Marx inspirarían revoluciones en Rusia, China, Cuba y muchos otros países donde el grupo dominante fue derrocado y los trabajadores se apoderaron de la propiedad privada y los medios de producción.

El marxismo fue incluso más allá y se convirtió en una manera de interpretar el mundo en general: la simple idea de que la historia es una lucha de clases antagónicas también influyó en la literatura, el arte y la educación.

"Hoy en día Marx sigue siendo relevante como filósofo político. Generación tras generación, muchos buscan inspiración en él para sus propias luchas", le dice a BBC Mundo Albrecht Ritschl, historiador alemán especializado en marxismo y jefe del Departamento de Historia Económica de la London School of Economics en Reino Unido.

"Se sigue hablando de los temas que habló Marx -añade el experto-. Por ejemplo, la globalización. Marx fue uno de los primeros críticos de la internacionalización de los mercados. También se refirió a la inequidad, al advertir sobre la creciente desigualdad en el mundo".

"Podría decirse que Marx continúa siendo atractivo y forma parte del discurso político actual", concluye Ritschl. Si bien la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991 significó un fuerte golpe para la teoría marxista (por un tiempo los partidos de izquierda y las universidades le dieron menos importancia), la crisis financiera global de 2007-8 volvió a darle relevancia. Ese colapso fue un ejemplo clásico de las recurrentes crisis del capitalismo que había pronosticado el pensador alemán. Desde entonces las ventas de "El manifiesto comunista" y "El capital" no han dejado de crecer en todo el mundo.

2. La recurrencia de las crisis económicas.
Marx cuestionó la idea de que el capitalismo se autorregulaba.

Para él no había una "mano invisible" que ponía en orden las fuerzas del mercado, como había postulado Adam Smith -el "padre" del capitalismo- en "La riqueza de las naciones".

En cambio, Marx sostenía que el sistema estaba condenado a periodos de crisis recurrentes (hoy los economistas hablarían de recesiones) que eran inherentes a él.

"Si bien él no fue el único que hablaba de ello, su idea original era que cada turbulencia llevaría a otra peor, y así sucesivamente hasta la destrucción del capitalismo", le explica a BBC Mundo Albrecht Ritschl, de la London School of Economics.

El crash bursátil de 1929 y las subsecuentes crisis alcanzaron su punto culminante en 2007-8, cuando el mundo vivió un colapso financiero nunca antes visto en cuanto a su gravedad, impacto y persistencia.

"Es cierto que los aspectos no resueltos del capitalismo llevan a nuevas crisis, pero la idea determinista de Marx de que el sistema se derrumbaría por sus defectos intrínsecos ha sido desacreditada", advierte Ritschl.

"No obstante, hoy estamos más alertas que nunca ante las turbulencias y somos más cuidadosos frente a ellas, en parte gracias a él". Aunque, al contrario de lo que predijo él, las crisis no han ocurrido en la industria pesada, sino en el sector financiero, aclara el experto.

3. Ganancias desmedidas y monopolios
Un aspecto importante de la teoría de Marx es la llamada plusvalía: el valor que un trabajador crea por encima del valor de su fuerza laboral. El problema, según el pensador alemán, es que los dueños de los medios de producción se adueñan de la plusvalía e intentan maximizar sus ganancias a expensas del proletariado.

Así, el capital tiende a concentrarse y centralizarse en unos pocos acaudalados y, como contrapartida, conduce al desempleo y a una depreciación de los salarios de los trabajadores.

Esto puede verse hasta nuestros días. Por ejemplo, un reciente análisis de la revista británica The Economist muestra que mientras que en las últimas dos décadas el sueldo de los trabajadores en países como Estados Unidos se ha estancado, el salario de los máximos ejecutivos ha aumentado significativamente: han pasado de cobrar 40 veces más que el promedio a embolsarse 110 veces más.

"La crítica de Marx a la acumulación es válida aún hoy, porque continúa siendo uno de sus puntos débiles del capitalismo", le comenta a BBC Mundo Ritschl.

"Hoy lo vemos claramente en la acumulación desmedida de poder por parte de grandes compañías internacionales y también en la conformación de monopolios y duopolios. Marx nos alertó sobre los riesgos de todo esto".

4. La globalización y la inequidad
Biógrafos de Marx como Francis Wheen y otros estudiosos de su obra coinciden en que el filósofo se equivocó con su idea determinista de que el capitalismo se sepultaría a sí mismo al crear sus propios enterradores.

Más bien ocurrió lo contrario: con la caída del comunismo, el capitalismo no sólo se fortaleció sino que además se extendió por todo el mundo. Nadie expresa mejor esta ironía de la historia que el pensador marxista Jacques Rancière, profesor de filosofía de la Universidad de París VIII.

"El proletariado, lejos de enterrar el capitalismo, lo mantiene con vida -escribe-. Trabajadores explotados y mal pagados, liberados de la mayor revolución socialista de la historia (China), son llevados al borde del suicidio para que Occidente pueda seguir jugando con sus iPads. Mientras tanto, el dinero chino financia a un Estados Unidos que de otra manera estaría en bancarrota".

Pero si Marx falló en esta predicción, no erró en sus agudas críticas a la internacionalización del capitalismo.

En el "Manifiesto comunista" plantea que la expansión global del capitalismo se convertirá en la principal fuente de inestabilidad del sistema internacional, como lo demostrarían una serie de crisis financieras en el siglo XX y XXI.

"La necesidad de expandir constantemente mercados para sus productos persigue a la burguesía sobre toda la superficie del globo -sostienen Marx y Engels-. Debe anidar en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes. Obliga a todas las naciones, so pena de extinción, a adoptar el modo burgués de producción".

Por eso, el marxismo ha sido rescatado -y reivindicado- en el actual debate sobre los problemas de la globalización.

"Hoy hay en el mundo mucha gente preocupada por la destrucción de mercados locales, la inseguridad laboral y la pérdida de empleos", le comenta a BBC Mundo Albrecht Ritschl, de la London School of Economics.

"La globalización, por ejemplo, fue uno de los grandes temas en las últimas elecciones en Estados Unidos, en las que dominó una pregunta que podría haberse planteado en muchas otras partes del planeta: ¿qué hacemos con los que han perdido con ella?".

Está claro que a pesar de sus vaticinios fallidos y sus ideas caducas, Marx planteó en el siglo XIX varios temas de debate sobre política y economía que siguen vigentes más de un siglo después.

QUIÉN ERA CARLOS MARX
Carlos Enrique Marx nació el 5 de mayo de 1818 en la ciudad de Tréveris, en el oeste de Alemania. Era hijo de un exitoso abogado de origen judío. Estudió leyes en Bonn y Berlín y en aquel momento se interesó en la filosofía de Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Ludwig Andreas von Feuerbach, que con su dialéctica y materialismo histórico, respectivamente, tendrían una gran influencia en el marxismo.

En 1841, a los 23 años, recibió el doctorado en filosofía de la Universidad de Jena, en el este de Alemania.

En 1843 se casó con Jenny von Westphalen y se mudó a París, en aquel momento un semillero del pensamiento radical. Allí se volvió un revolucionario y trabó amistad con quien sería su colaborador toda la vida: Federico Engels.

Tras ser expulsado de Francia por su activismo, Marx residió dos años en Bruselas, donde profundizó su amistad con Engels.

En 1848 ambos publicaron "El manifiesto comunista", en el que plantean que la historia de la humanidad es una historia de lucha de clases y que los estratos sociales acabarán despareciendo con la victoria del proletariado.

En 1849, Marx se mudó a Londres, donde residiría hasta su muerte. Allí vivió durante muchos años en la pobreza. Pudo subsistir gracias a la ayuda económica del adinerado Engels.

En la capital británica, Marx produjo su trabajo más importante, "El capital", considerado "la Biblia de las clases trabajadoras". Esta obra es, básicamente, una descripción de cómo funciona el sistema capitalista y cómo, según él, se destruirá a sí mismo por causa de sus defectos. El primer volumen lo publicó en vida. Los otros dos tomos los hizo imprimir Engels tras la muerte de su amigo.

Marx y Jenny von Westphalen tuvieron siete hijos (cuatro mujeres y tres varones), pero debido a las condiciones en las que vivió la familia en Londres sólo tres de ellos llegaron a la vida adulta.

El filósofo pasó sus últimos años aquejado por problemas de salud y el dolor por las muertes de su esposa y sus hijos.

Falleció el 14 de marzo de 1883, a los 65 años, y fue enterrado en el Cementerio de Highgate, en Londres, donde hoy se puede visitar su tumba. El epitafio dice: "Trabajadores del mundo, uníos".

 http://www.bbc.com/mundo/noticias-40611669