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sábado, 27 de julio de 2024

Fanny Angelina Hesse, la mujer que revolucionó el mundo de la microbiología con un ingrediente de cocina

Fanny Angelina Hesse
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El agar (llamado a veces agar-agar) es un ingrediente común en la comida asiática.

Mezclado con agua caliente, es ideal para espesar sopas, darle estructura a los postres y, sobre todo, evitar que pierdan su forma cuando suben las temperaturas.

Sin embargo, lejos del mundo culinario, esta sustancia que se obtiene de las algas marinas tiene un rol fundamental en la ciencia: es el medio estándar en el que se cultivan hongos y bacterias en el laboratorio.

Como tiene una estructura semisólida, las bacterias pueden crecer por encima de forma controlada.

Así, en una placa de petri con agar (el recipiente de vidrio usado para estudiar microorganismos en el laboratorio), se pueden desarrollar distintas colonias bacterianas: pequeños grupos individuales de bacterias contenidos en un mismo espacio.

A simple vista, puede parecer un tecnicismo, pero, según le explica a BBC Mundo la doctora Vanesa Ayala-Nunez, investigadora de los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales (Empa), “esto es una maravilla, porque al controlar su crecimiento, las puedes aislar

Y este es un paso crítico tanto para estudiar y entender cómo funciona una infección, así como para llegar a un diagnóstico: identificar qué bacteria es la que está causando la enfermedad es el primer paso en la búsqueda de un tratamiento. 
 Postre


Postre

FUENTE DE LA MAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
Postre elaborado con flores y agar-agar. 

¿Cómo saltó este ingrediente básico de la cocina asiática a los laboratorios hace cerca de 140 años?

Fue gracias a Fanny Angelina Hesse, una mujer de la que pocos –incluidos muchos microbiólogos- han oído hablar.

Trabajo en equipo

Nacida en 1850 en Nueva York de padres inmigrantes, Lina, como la llamaba su familia, se casó con Walther Hesse, un médico alemán a quien conoció en Nueva York, que investigaba una desconocida enfermedad pulmonar que afligía a los trabajadores de las minas de uranio y que luego se descubrió era cáncer.

La pareja se trasladó eventualmente a Berlín, donde Hesse comenzó a trabajar en el laboratorio de Robert Koch (conocido más adelante como el padre de la microbiología y ganador del Nobel de Fisiología y Medicina en 1905 por identificar el bacilo que producía la tuberculosis).

Aunque Walther era el “científico oficial” en la familia, Lina y su marido trabajaban, codo a codo en el laboratorio.

“Además de sus deberes en el hogar y en la educación de sus tres hijos, ella estaba muy familiarizada con el trabajo científico de Walther y lo ayudaba como si fuera una asistente técnica actual”, escribió el nieto de la pareja, Wolfgang Hesse, en una breve biografía en 1992.

Dibujo de Fanny Angelina Hesse 

Ilustración de Lina Hesse de los experimentos con bacterias. Lina no era científica en estricto rigor, pero “tenía una mente científica”, le explica a BBC Mundo Corrado Nai, doctor en microbiología con años de experiencia en el uso de agar.

“No podía serlo por la época y por su rol (era un ama de casa alemana), pero eran un equipo de trabajo”.

“Trabajaban juntos y el marido publicaba con su nombre, porque esa era la norma. Pero ella tenía un papel crucial en los resultados de su marido. Lina preservaba sus registros y hacía ilustraciones científicas”, dice Nai, quien actualmente participa en la elaboración de una novela gráfica sobre la vida de Lina Hesse.

“Estas ilustraciones muestran cómo crece un organismo, cómo se ve, qué forma tiene. Y esto es parte del proceso de identificación de un microorganismo”, agrega Ayala-Nunez.

Y fue trabajando juntos en el laboratorio de Koch, un día de verano 1881, después de muchos experimentos fallidos, cuando surgió la idea de probar el agar como medio de cultivo.

De la cocina al laboratorio

Para investigar la contaminación microbiana en el aire, Walther utilizaba gelatina, uno de los medios de cultivo comunes en esa época, además de la clara de huevo, el suero, la carne, rodajas de papa y otros alimentos.

Pero una y otra vez, las bacterias degradaban la gelatina y el calor acababa derritiendo sus experimentos.

Mantenerlos en frío no era una solución: dado que el objetivo era estudiar bacterias que podrían producir una enfermedad en el cuerpo, era menester reproducir en el laboratorio la temperatura fisiológica del cuerpo humano.

El agar se mantiene intacto pese al calor.
Y a Lina, entonces, se le ocurrió probar el agar, un ingrediente típico de la cocina tradicional de Java (excolonia neerlandesa, actualmente Indonesia) que acostumbraba usar desde hace años en la elaboración de postres y otros platos con vegetales.

Conocía en parte los secretos del agar y la cocina indonesia porque era mitad neerlandesa y porque tenía amigos en la familia que habían inmigrado a EE.UU. desde la excolonia. Sabía que, gracias al agar, los postres mantenían su estructura intacta más allá del calor que hiciera.

No se sabe con exactitud si fue Walther quien le preguntó a Lina cómo hacía para que sus postres se mantuvieran firmes en altas temperaturas o si fue Lina quien le sugirió reemplazar la gelatina con el agar.

Pero, definitivamente, “ella era la que sabía sobre el agar, ella fue la responsable de esta idea”, señala Nai.

Walther y Fanny Angelina Hesse, propiedad familiar

FUENTE DE LA IMAGEN,PATRIMONIO DEL DR. WOLFGANG HESSE, PROPIEDAD FAMILIAR

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La pareja trabajaba codo a codo en el laboratorio.

Carta a Koch

La pareja puso a prueba el agar, descubrió sus ventajas y le comunicó la noticia inmediatamente a Koch, que en ese momento estaba centrado en su investigación sobre la tuberculosis, la principal causa de muerte en los países industrializados en el siglo XIX y principios del XX.

Koch demostró en 1882 que la tuberculosis era provocada por una bacteria, lo cual abrió el camino a su diagnóstico y tratamiento.

Y aunque ese mismo año mencionó en una conferencia el papel que jugó el agar en el descubrimiento del Mycobacterium tuberculosis, no incluyó ni el nombre de Lina ni el del Walther Hesse.

“Esta fue la primera vez que el agar-agar apareció en la literatura científica”, comenta Nai.

Investigadora mirando una placa de petri en el laboratorio

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

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Hoy día, el agar es una sustancia básica en los laboratorios de microbiología.

Pero el microbiólogo no cree que obviar a los Hesse haya sido una suerte de “mal comportamiento científico”, sino que se debe en parte a que Koch no había reconocido aún lo importante que era este medio de cultivo.

“En el mismo texto dice que, en su opinión, el agar no funciona tan bien como el suero de la sangre”, señala Nai.

Fue un proceso gradual hasta que se reconoció el valor del agar en el laboratorio.

Además, Walther no publicó ningún estudio sobre el agar, y ni él ni Lina intentaron patentar su descubrimiento.

"Los Hesse nunca recibieron ninguna recompensa económica por su 'invención', ni siquiera se plantearon explotar el asunto comercialmente. No hubiera sido apropiado", escribe Wolfgang en la biografía de sus abuelos.

“Ellos no buscaron que se reconociera. Simplemente lo tomaron como una forma de solucionar una situación técnica que era muy importante”, sostiene Ayala-Nunez.

“Y es que a veces, en el laboratorio, cuando es algo es técnico se minimiza mucho, pero la verdad es que sin esa parte, no existe la ciencia”, enfatiza la investigadora.

Hoy día, el agar –un producto además barato y sencillo de preparar– es un elemento básico en todos los laboratorios de microbiología.

E incluso, como lo demuestra la competencia anual de la Sociedad Estadounidense de Microbiología, hay quienes hacen arte con él. 

martes, 23 de julio de 2024

_- Por qué identificar el origen de las enfermedades infecciosas es una de las mayores revoluciones de la humanidad

Dos científicas en un laboratorio

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- Un hito determinante en el avance de la civilización humana ha sido reconocer que las enfermedades no responden a un origen sobrenatural o son el resultado de "malos aires", sino que tienen un origen tangible y real.

Y que solo conociendo este origen podremos prevenirlas y curarlas.

Un paradigma de este hito han sido las enfermedades infecciosas, pues en este caso el primer paso para combatirlas siempre ha sido conocer su origen, el patógeno que las produce.

El año 2020 pasará a la historia por la pandemia de covid-19, evidenciando que las enfermedades infecciosas no son algo del pasado y que incluso pueden ayudarnos a ser más efectivos en la investigación biomédica. 

 Robert Koch
Robert Koch

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,Robert Koch estableció la metodología científica para identificar cuáles eran los agentes que causaban las enfermedades infecciosas.
Identificar a los patógenos

Robert Koch, médico alemán y padre de la microbiología, estableció la metodología científica para identificar cuáles eran los agentes que causaban las enfermedades infecciosas -también llamadas transmisibles- y así poder combatirlas.

Se trata de los postulados de Koch, que indican que para encontrar el patógeno causante de una enfermedad se tienen que cumplir los siguientes hechos:

El organismo patógeno debe estar en las personas enfermas y no en las personas sanas.

Debe ser posible extraerlo de una persona enferma y hacerlo crecer en un laboratorio.

El organismo patógeno aislado debe ser capaz de reproducir la enfermedad cuando se introduce en personas sanas.

Las personas infectadas con este patógeno han de desarrollar los mismos síntomas que las personas enfermas de las que se aisló originalmente el patógeno.

Un hospital de campaña durante la pandemia de gripe española

Un hospital de campaña durante la pandemia de gripe española

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La pandemia de gripe de principios del siglo XX, conocida como la gripe española, mató un cantidad desproporcionada de jóvenes.

En el caso de la gripe española de 1919-1920, nunca se supo cuál era el agente infeccioso que causaba la enfermedad a pesar de los esfuerzos de unos pocos científicos en EE. UU., Francia y Alemania.

Estos aplicaron los postulados de Koch a cepas de bacterias aisladas de pacientes enfermos que pensaron que podrían ser causantes de la enfermedad.

No era una bacteria
Sin embargo, las bacterias aisladas no cumplieron con los postulados de Koch y, por tanto, hubo que descartarlas como origen de la gripe española.

Al no conocer el germen que producía la gripe española, no se pudieron desarrollar tratamientos efectivos ni vacunas.

La pandemia causó unos 40 millones de muertes en todo el mundo.

Ahora sabemos que el germen causante no era una bacteria, sino un virus, el virus de la gripe A, subtipo H1N1. 

 Timothy Ray Brown

Timothy Ray Brown

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Timothy Ray Brown, conocido como el "paciente de Berlín", fue la primera persona en curarse de VIH. 
Falleció de cáncer en septiembre de este 2020. 

El caso del VIH 

Cuando poco más de medio siglo después irrumpió el sida como un extraño cáncer que afectaba a los homosexuales, los científicos Robert Gallo y Luc Montagnier fueron protagonistas de una carrera llena de intrigas para ser los primeros en aislar el patógeno causante de la enfermedad. 

 Sabían que la única manera de poder controlar la pandemia de sida era encontrar el patógeno que la producía. 

Lo consiguió Luc Montagnier y su equipo dos años más tarde, aislando el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH. 

 Hasta entonces, la esperanza de vida de un paciente de sida era de poco más de dos años y los pacientes desarrollaban graves problemas respiratorios y tumores en la piel llamados sarcoma de Kaposi.

"Sentía como si mi sangre y esperma fueran venenosos": el hombre que se enteró que tenía VIH "por casualidad" Ningún tratamiento dirigido a curar esas patologías conseguía frenar el curso fatal de la enfermedad.

Solo cuando se identificó el virus VIH se consiguió averiguar cómo se transmitía la enfermedad, cómo se podía detectar a las personas infectadas para evitar que lo transmitieran a otras personas.

Pero, sobre todo, permitió que hubiese tratamientos efectivos que hoy salvan la vida a decenas de miles de personas.
Mujer con máscara 

Pie daras la norma en el futuro?

La identificación del SARS-CoV-2

Si en el caso del sida se tardó dos años en averiguar el agente infeccioso que causaba la enfermedad, en el caso de la nueva neumonía de Wuhan (la covid-19) fue una cuestión de semanas.

Científicos chinos, entre los que se encontraba la viróloga del Centro de Virología de Wuhan Shi Zengli, describieron que se trataba de un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2.

Era muy parecido al que causaba la enfermedad SARS y también descubierto por Zengli.

Conocer el patógeno que causaba la covid-19 hizo que de manera casi inmediata se empezaran a probar tratamientos que podían bloquear su entrada en las células o su capacidad de multiplicación.

Apenas unos meses después se estaban probando varias vacunas y no antes de fin de año algunos países ya empezaron a vacunar a grupos vulnerables.

Lo que los científicos han descubierto sobre el covid-19 en los 6 primeros meses de la pandemia Igualmente se están desarrollando decenas de tratamientos nuevos para bloquear la entrada del virus en las células, para bloquear su capacidad de multiplicación y para tratar los efectos del virus en el organismo.

Sin duda, serán los avances en investigación los que conseguirán que superemos la crisis global producida por este nuevo virus.

Gráfico sobre cómo entra el coronavirus al cuerpo
No nos equivocamos si afirmamos que el control de las enfermedades infecciosas ha sido la mayor revolución de la humanidad o al menos la que más impacto ha tenido en nuestras vidas y, por ende, en el avance del siglo XX.

La esperanza de vida al nacimiento en Europa era de poco más de treinta años.

Esto era debido a una altísima mortalidad infantil y a que el riesgo de morir era alto en cualquier momento de la vida; una simple infección bacteriana podía hacernos enfermar gravemente y morir.

¿Hasta qué punto podemos aplicar lo que hemos aprendido del control y tratamiento de las enfermedades infecciosas para el tratamiento de otro tipo de enfermedades, muchas de las cuales son hoy incurables?

Las enfermedades no infecciosas
En el siglo XXI, el aumento de riesgo de muerte en los países desarrollados se concentra en las últimas décadas de la vida y está causado fundamentalmente por enfermedades asociadas al proceso de envejecimiento del organismo.

Estas enfermedades incluyen la mayor parte de los cánceres adultos, las enfermedades degenerativas de distintos órganos (pulmón, riñón, hígado, etcétera) y neurodegenerativas, así como las enfermedades cardiovasculares, entre otras.

La incidencia de estas enfermedades está aumentando de una manera muy significativa debido al envejecimiento demográfico de la población.

12 aspectos en los que el coronavirus cambiará radicalmente nuestras vidas (según especialistas de la BBC) Por ejemplo, en España en el año 2050 más de un tercio de la población tendrá más de 65 años.

Aunque muchas de estas enfermedades se llevan estudiando durante décadas, aún no se ha conseguido ni prevenirlas ni curarlas con tratamientos efectivos y esto está en contraste con el éxito obtenido con las enfermedades infecciosas.

Muchos investigadores pensamos que el motivo por el que no se ha conseguido controlar estas enfermedades es que se ha ignorado su origen, que en este caso no es un virus o una bacteria, sino el proceso de envejecimiento molecular del organismo.

Laboratorio
Todavía se investiga cómo paliar muchas de las efermedades degenerativas.

Envejecimiento celular
La situación sería análoga a cuando se trataban los tumores de los pacientes con sida, pero la enfermedad seguía progresando y los pacientes morían, pues no se había eliminado el origen, que era el VIH.

Por lo tanto, mientras no se diseñen tratamientos basados en prevención y ralentización o eliminación del proceso de envejecimiento celular, no seremos capaces de prevenir y curar la mayor parte de las enfermedades de la humanidad.

Durante los últimos veinte años se ha averiguado cuáles son algunos de los orígenes moleculares del envejecimiento.

Tambiénse ha demostrado en modelos animales que se puede retrasar el envejecimiento y, con ello, retrasar la aparición de enfermedades asociadas, incluido el cáncer.

De manera análoga a los postulados de Koch para controlar las enfermedades infecciosas, demostrar el origen molecular de una enfermedad no infecciosa sería la única manera de poder prevenirla o curarla.

Hasta cierto punto esto ya ha pasado en el caso del cáncer.

Paciente de cáncer 
En los últimos años los tratamientos han conseguido alargar la esperanza de vida de los pacientes con cáncer

Actualmente se está tratando a pacientes de cáncer según el origen de su tumor, según el gen o genes alterados en ese tumor particular. Gracias a esto se está consiguiendo disminuir la mortalidad en muchos tipos de cáncer hasta entonces incurables.

Tratamientos preventivos para bloquear los efectos perniciosos de las mutaciones podrían ser una manera de prevenir los tumores asociados a estas alteraciones.

Medio siglo después
El siguiente paso sería curar enfermedades degenerativas del envejecimiento usando terapias dirigidas a revertir o parar el envejecimiento molecular.

Si estas estrategias tienen éxito, es muy probable que entremos en la siguiente gran revolución de la humanidad.

Y sería análoga a la que se produjo en el siglo XX con el control de las enfermedades infecciosas y que duplicó o triplicó la esperanza de vida al nacimiento.

En esta ocasión, el aumento de la esperanza de vida en buenas condiciones de salud podría ser aún más significativo.

Richard Feynman -nobel de Física en 1965- decía que estamos en el inicio de la evolución de la especie humana.

Sin duda, eso puede cambiar si somos capaces de controlar todas las enfermedades.

*María Blasco Marhuenda es directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas CNIO. https://www.bbc.com/mundo/noticias-55676767

lunes, 19 de febrero de 2024

Qué son los hongos medicinales y qué beneficios tienen realmente para la salud

hongo reishi

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Se dice que el hongo reishi (Ganoderma lucidum) tiene "una variedad de beneficios" para la salud. 

Tienen nombres como melena de león, cola de pavo, chaga, reishi y seta de cardo. Y se han vuelto cada vez más populares como suplementos y polvos que dicen curar todo tipo de malestares.

Son los llamados hongos medicinales, o funcionales. Son extractos de hongos que han sido utilizados desde hace miles de años en la medicina tradicional china y ahora aparecen frecuentemente en occidente como una tendencia de moda para la salud y el bienestar.

Se les promociona como curas potenciales para muchas cosas, desde aliviar la ansiedad y la depresión, mejorar la inmunidad y las funciones cognitivas, hasta reducir el colesterol y la hipertensión y ayudar en la recuperación del cáncer.

Lo cierto es que los hongos funcionales son una industria multimillonaria. Según la empresa de investigación de mercados Allied, en 2020 el mercado global del producto estaba valuado en casi US$8.000 millones y se proyecta que para 2030 su valor alcanzará los US$19.300 millones.

En las tiendas naturistas de muchos países occidentales se pueden encontrar hasta 17 productos diferentes de suplementos o polvos de hongos medicinales y, según, los expertos, no se espera que este auge termine pronto.

Pero ¿cuán ciertas son las declaraciones de las propiedades curativas de los hongos medicinales? ¿realmente son afirmaciones respaldadas por la ciencia?

polvos de hongos.

polvos de hongos

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Los hongos medicinales son extractos que se venden como suplementos o polvos.


“Estos hongos son el producto de moda actualmente”, le dice a la BBC la doctora Emily Leeming, investigadora de nutrición del King’s College de Londres y nutricionista registrada.

“Se les promociona como fármacos para tener un súper cerebro, para ayudarte potencialmente a acabar con la ansiedad, mejorar tu depresión, entre otros beneficios para la mente que se afirman en las etiquetas de estos productos”.

“Creo es que estas afirmaciones, en este momento, son bastante exageradas, no tenemos ninguna evidencia de esos beneficios en humanos o la evidencia que hay es muy limitada”, señala la experta.

Desde hace muchos años se han estado llevando a cabo estudios sobre los hongos y sus efectos, pero la mayoría de las investigaciones se han realizado en cultivos celulares o ratones y los resultados, dicen los expertos, no siempre se trasladan a los seres humanos.

“En China se han realizado muchos estudios que apoyan los efectos que tienen estos hongos, pero se han estudiado sus efectos en células que crecen en cultivos, o en experimentos con ratones que han sido alimentados con cantidades enormes de hongos”, le dice a la BBC el profesor Nicholas Money, experto en biología micológica de la Universidad de Miami en Ohio.

“Pero hay una enorme brecha filosófica y científica entre ese tipo de experimentos y en llevarlos a los niveles de la medicina occidental para ver si realmente funcionan”.

“Actualmente esa evidencia de que estos productos tienen algún efecto comprobado en la salud y el bienestar humanos no existe”, señala el profesor Money.

hongo shitake

hongo shitake

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Se dice que el hongo shitake (Lentinula edodes) "ayuda a las funciones de tu sistema inmunológico para enfrentar mejor las infecciones".

El profesor Money publicó en 2016 una revisión de los estudios sobre los efectos de los hongos medicinales. El objetivo de su revisión era responder a la regunta: ¿son estos hongos medicinales?

“Mi conclusión fue que no, basado en el tipo de evidencia que solemos buscar cuando estudiamos los medicamentos que se recetan”.

“Con las medicinas lo que esperamos es que funcionen y esa misma lógica no se aplica a los hongos medicinales”.

El problema, dice el experto, es que en la mayoría de los países los hongos medicinales se venden como alimentos y no están sujetos al mismo tipo de regulaciones a las que se somete a los medicamentos que son recetados.

“Por lo tanto dependemos totalmente de lo que digan las compañías que hacen el márketing de estos productos”, señala el experto.

Los “hongos de moda”

hongo chaga

hongo chaga

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Se afirma que el chaga (Inonotus obliquus) tiene propiedades "antibacterianas, antialérgicas, antiinflamatorias y antioxidantes".

Según cálculos recientes, se conocen unas 2.300 especies de hongos comestibles y medicinales en el mundo.

Pero como explica el profesor Money, los hongos que están siendo presentados como “estrellas terapéuticas” de moda, son menos de una docena. Entre ellos:

  • Reishi (Ganoderma lucidum), que es un hongo polípero que tiene una llamativa superficie roja pulida Shitake (Lentinula edodes), una seta color marrón con un aroma intenso
  • Cola de pavo (Coriolus versicolor) que tiene forma de abanico de franjas multicolores
  • Cordyceps (Ophiocordyceps unilateralis) un famoso hongo parásito que se introduce en insectos muertos y reemplaza al huésped 
  • Chaga (Inonotus obliquus), otro hongo parásito que aparece en abedules muertos de forma irregular y tiene la apariencia de carbón quemado 
  • Melena de león (Hericium erinaceus), que crece en grupos redondeados con filamentos como barbas largas de color blanco 
“Organismos hermosos”

hongo melena de león

hongo melena de león

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Del hongo melena de león (Hericium erinaceus) se dice que "puede proteger contra la demencia, reducir la ansiedad y depresión y ayudar a reparar el daño a los nervios".

“Siempre se ha visto a los hongos como productos que tienen poderes sobrenaturales y son realmente organismos hermosos", dice Nicholas Money.

“Pero realmente me sorprende mucho esta popularidad que tienen los hongos actualmente”.

No hay duda de que el reino de los hongos es fascinante. Son arquitectos del mundo natural y sostienen ecosistemas críticos.

En sus redes subterráneas pueden absorber y reciclar nutrientes de las plantas que los rodean y han ayudado a producir muchos productos básicos para la vida, incluidos medicamentos como los antibióticos penicilina y cefalosporinas, y la lovastatina, que reduce el colesterol.

Como alimento, los hongos tienen enormes propiedades nutricionales, son una fuente importante de proteína vegetal, vitaminas D y B, tienen varios aminoácidos esenciales, y son ricos en fibra y minerales.

¿Deberíamos entonces comer más hongos por sus propiedades nutricionales?

“Sé que no a todos les gustan los hongos pero realmente son muy buenos como alimentos nutritivos, son una fuente fabulosa de fibra, y tienen una enorme cantidad de betaglucanos, que son una especie de carbohidratos complejos”, explica la doctora Emily Leeming del King’s College de Londres.

Se ha dicho que los betaglucanos, que se encuentran en cereales como la avena, ayudan a reducir los niveles de colesterol malo en la sangre. También se ha dicho que estos compuestos tienen beneficios en el sistema inmunológico porque actúan favorablemente sobre el microbioma intestinal, que está vinculado al sistema inmunológico.

Pero todavía no se sabe qué impacto tienen los betaglucanos que contienen los hongos en nuestra salud intestinal.

“Sabemos es que los hongos contienen esos betaglucanos que son muy beneficiosos para el microbioma intestinal. Pero necesitamos muchas más investigaciones para entender como funcionan los hongos como alimentos específicos y su impacto en nuestras bacterias intestinales”, dice la doctora Leeming.

“Es probable que tengan muchos beneficios. Pero es más importante alimentarse con una variedad de alimentos diferentes y sanos en lugar de centrarse en productos específicos como hongos, que en este momento son los héroes de moda para la salud intestinal”.

¿El futuro es fúngico?

hongo chaga 

hongo chaga

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El hongo chaga se vende en forma de extracto, suplemento, polvo o puede ingerirse como té.

A pesar del mercado multimillonario de suplementos de hongos, la ciencia farmacéutica de occidente realmente aún no ha empezado a explorar el potencial de los hongos como medicamentos.

Con los avances en genómica y las técnicas para extraer información genética de los organismos hay cada vez más esperanzas de que una mayor variedad de compuestos que producen los hongos puedan aislarse, purificarse y usarse en dosis específicas para tratar enfermedades humanas.

“Hay probablemente muchísimos compuestos dentro de los hongos que tienen efectos muy poderosos en nuestra fisiología”, señala el profesor Nicholas Money.

“Pero debido a que no hemos llevado a cabo ninguna ciencia seria para estudiar las propiedades farmacológicas de los hongos y sus compuestos realmente no estamos explorando toda esta gama de posibilidades y espero que esto prospere”.

“Creo que el futuro de los hongos medicinales es ilimitado pero todavía no llegamos hasta allí”.