A veces estamos más cerca de las estrellas.
"No creo en el progreso humano"*, declara Felipe Fernández-Armesto, uno de los 8 historiadores a los que les pedimos que, de todos los que puede haber, escogieran sólo un momento en el que, desde su punto de vista, la humanidad dio un gran paso adelante.
"Pero -agregó- si me obligaras a señalar algo que le dio una ventaja evolutiva a los humanos, diría que, entre otros primates, el que nuestros antepasados homínidos se volvieran carnívoros relativamente temprano tuvo una enorme importancia".
1. Carnívoros - probablemente África, unos 2,5 millones de años atrás
Porque para cazar tienes que imaginar. (Los leones, tigres, leopardos, guepardos, aves de rapiña, lobos mamíferos marinos, etc, tiene elaborados hábítos de caza, en solitario y en grupo.)
Historiador: Felipe Fernández-Armesto
Ser carnívoro te da acceso a grasas y proteínas que no están disponibles en forma concentrada en otras fuentes de alimentos. No solo eso, aunque los primeros carnívoros homínidos casi con certeza eran carroñeros, a la larga el consumo de carne los lanzó a la trayectoria que los llevó a la cacería.
La caza estimula las facultades de anticipación porque necesita tener la capacidad de ver lo que no está allí, de ver qué hay detrás del siguiente árbol o sobre la siguiente colina.
Creo que un subproducto accidental de esta facultad de anticipación es la superdotación de la imaginación de la humanidad. Es nuestra imaginación la que le ha dado a los humanos la capacidad de cambiar con mayor rapidez que otras especies y la posibilidad de formar una gama de culturas realmente asombrosa.
Las características del pasado humano que son diferentes de las del pasado de otros animales tienen sus raíces en nuestra imaginación, cuyo origen es la anticipación y, de manera indirecta, puedes trazar los orígenes de todo eso a la ingesta de carne.
2. El advenimiento de la política: Grecia, siglo VII a.C.
En Dreros ya lo estaban haciendo seis siglos antes de la era común.
Historiador: Paul Cartledge
Entiendo 'política' en el sentido estricto, es decir, tomándola de la palabra griega polis que significa 'ciudad', 'ciudad-estado' o (lo mejor de todo) 'ciudadano-estado'.
Los antiguos griegos inventaron la idea del ciudadano y también la idea de que los ciudadanos se unieran sobre la base de algún tipo de igualdad política para tomar decisiones sobre asuntos de interés común.
No sabemos mucho sobre quiénes fueron los primeros políticos, pero sí sabemos que, por ejemplo, en la pequeña ciudad de Dreros, en Creta, hubo una asamblea pública que aprobó decisiones vinculantes para la comunidad en 600 a.C., por lo que la política ya debía haber florecido.
Sin la invención de ese estado ciudadano y la política y el procedimiento que implicaba, la democracia sería impensable.
Nuestra política es muy diferente hoy en día, más al estilo romano, sin embargo la idea misma de lo "político" -personas que se unen y toman decisiones, no por derecho divino, sino porque son ciudadanos- se remonta a los antiguos griegos.
Impuestos voluntarios, una lección que podríamos aprender de los antiguos griegos
3. Doctrinal de Alejandro de Villa dei - Francia, 1199
La educación no dejó de ser tan tediosa y difícil.
Historiador: Robert D Black
A lo largo de la Edad Media y en el período moderno temprano, la alfabetización estaba inextricablemente asociada con el latín.
Sin embargo, hasta el final del siglo XII, los métodos de enseñanza del latín eran extremadamente prolongados, basados en un sistema por el cual los alumnos leían y memorizaban textos latinos durante años. Era un programa de aprendizaje en gran medida adecuado para la élite clerical.
Alejandro de Villa dei era un gramático y maestro francés que fue tutor privado de los sobrinos de un obispo en el norte de Francia.
Ideó un método de vía rápida para enseñar latín usando reglas simples y escrito en verso para que sus alumnos pudieran memorizarlo más fácilmente. Cuando el obispo les preguntó a sus sobrinos cómo les estaba yendo en su aprendizaje del latín, citaron algunos versos que les había dado su maestro.
Impresionado, el obispo animó a Alexander a escribir un texto de gramática completo.
Ese libro fue "Doctrinal", y se convirtió en uno de los grandes bestsellers medievales.
Su influencia y uso se extendió por toda Europa y, sobre la base de tales métodos simplificados para la enseñanza del latín, comenzó un gran movimiento de alfabetización masiva.
Ese nuevo tipo de educación fue mucho más rápido y se adecuó mejor a las aspiraciones, intenciones y necesidades profesionales de los laicos.
Por lo tanto, "Doctrinal" marcó el primer gran paso en el avance hacia una educación laica secular amplia y extendida.
4. Carta Magna - Inglaterra, 1215
El rey dejó de ser un dios.
Historiador: David Carpenter
La Carta Magna fue un punto de inflexión en la historia mundial porque fue la primera vez que un gobernante quedó sujeto formalmente a la ley.
Se convirtió en una gran barrera contra los gobiernos y las monarquías arbitrarias, y es ese principio fundamental el que resuena a lo largo del tiempo.
Desde el siglo XIII ha sido la piedra angular de un gobierno justo y legal.
Castraciones, multas elevadísimas y riesgo de muerte: los ancestrales orígenes de las leyes ambientales
5. Galileo explora los cielos con su telescopio - Italia, 1609
Miró al cielo y cambió nuestro Universo.
Historiador: Colin Russell
Cuando Galileo se convirtió en la primera persona en girar un telescopio hacia los cielos, cambió nuestra visión del Universo.
Descubrió nuevos datos sobre el Sol, la Luna y los planetas que eran totalmente incompatibles con la antigua teoría de que el cielo sobre la Tierra era inmutable y perfecto. Por el contrario, apoyaban firmemente la teoría heliocéntrica rival y novedosa de Copérnico.
El telescopio de Galileo lo estimuló a escribir su polémico libro "Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo" (1630), que más que nada ayudó a establecer la teoría del monje astrónomo polaco del Renacimiento Nicolás Copérnico.
La Iglesia lo llevó a juicio. El antiguo sistema que Galileo desacreditó había sido adoptado casi sin pensar por la Iglesia e incorporado a su imagen del Universo. Encajaba muy bien con los datos bíblicos, por lo que durante cientos de años siguió siendo la visión aceptada.
La prueba científica del copernicanismo no se obtuvo hasta 1838.
En el juicio, Galileo fue declarado culpable y no fue sino hasta el siglo XX que el Vaticano finalmente se puso de un acuerdo con él.
[(Hay quien lo duda).
El teólogo católico Hans Küng señala que “los errores del magisterio de la Iglesia son muchos y graves”, y que algunos de estos, como “la condenación de Galileo”, han provocado desconfianza hacia el dogma de la infalibilidad. Ahora bien, ¿se rehabilitó al científico? “Hablar, como algunos hacen, de la rehabilitación de Galileo es absurdo —señala cierto autor—, porque la historia no condena a Galileo, sino al tribunal eclesiástico.” El historiador Luigi Firpo añade: “No les corresponde a los perseguidores rehabilitar a sus víctimas”.)
(La Iglesia ha dado por zanjado el caso Galileo en más de una ocasión. No obstante, la polémica ha continuado.
Aquí se argumenta que las distintas iniciativas de la Iglesia respecto al caso Galileo —la revisión de
la condena del copernicanismo a partir de 1820; la utilización de los documentos del dossier inquisitorial de
Galileo a partir de 1850 y la polémica suscitada; el caso Paschini (1942-1965); y las conclusiones de Juan
Pablo II en 1992-1993— ponen de manifiesto la misma actitud de la Iglesia y la persistencia de los intereses
básicos de partida, que hacen muy improbable que el “caso de Galileo”, al margen de los problemas genuinamente
históricos, pueda cerrarse.)
El caso Galileo sin final previsible ]
6. William Harvey revela la circulación de la sangre - Inglaterra, 1628
William Harvey demostrando su teoría de la circulación de la sangre ante Carlos I en esta pintura de Ernest Board (1877-1934).
Historiador: Allan Chapman
La circulación de la sangre no se descubrió hasta 1628.
Antes de eso, se creía que la sangre provenía de los alimentos en el hígado, luego ingresaba al corazón, donde se calentaba antes de salir disparada por las venas, no las arterias. Es por eso que Shakespeare y otros hablan de la sangre "corriendo por sus venas" en lugar de sus arterias.
A través de un estudio meticuloso de lo que podría llamarse la fontanería del pecho, William Harvey -médico del rey Jacobo I- llegó a la conclusión de que el corazón no calentaba la sangre sino que la bombeaba a las arterias.
Sabía por el anatomista italiano Girolamo Fabrizi d'Acquapendente que las venas tenían válvulas, y Harvey notó que ayudaban a que la sangre volviera al corazón, completando el circuito.
Harvey hizo sus investigaciones antes de la invención del microscopio, así que no sabía cómo la sangre pasaba de las arterias a las venas, pero adivinó que ocurría por medio de estructuras tan pequeñas que no podía verlas. Tenía toda la razón: los llamamos capilares.
Fue un descubrimiento de una importancia colosal.
Ha habido numerosos avances desde entonces, pero para mí la circulación es crucial porque sin ella los otros no habrían sido posibles: no se podrían hacer las cirugías modernas o administrar una inyección... ¿puedes imaginar algún descubrimiento médico moderno sin el conocimiento del bombeo de sangre desde el corazón?
La teoría de Harvey fue publicada en 1628 en un libro titulado "El movimiento del corazón y de la sangre" y casi arruina su carrera como médico.
En aquellos tiempos, los médicos eran muy conservadores y no hacían innovaciones, esto se asociaba con curanderos. Los buenos médicos, se pensaba, dispensaban medicamentos y los diagnosticaban puramente de acuerdo con la forma en que los antiguos habían enseñado.
De manera que el descubrimiento médico más grande de todos los tiempos le causó considerables dificultades financieras a su descubridor.
7. El descubrimiento de lo muy pequeño - Europa, siglo XVII
Robert Hooke descubrió un mundo tan vasto como invisible con su microscopio.
Historiador: Jim Bennett
Es una noción tan fundamental de la ciencia moderna que explicamos las propiedades de las cosas yendo por debajo de la apariencia superficial al micromundo que la damos por descontada. Pero como todo lo que damos por hecho, fue hecho en la historia.
El microscopio era conocido desde las primeras décadas del siglo XVII, pero al principio era solo un juguete que podías comprar en una feria.
El nuevo modo de explicación que incorpora la microrealidad subyacente llegó más tarde en ese siglo y uno de sus principales exponentes fue Robert Hooke, autor de "Micrographia" (1665).
Hooke articuló muy claramente que el micromundo es un poco como un reloj con muchos resortes y ruedas.
Al igual que podemos abrir un reloj, señaló, podíamos abrir el mundo real para ver cómo funciona, y la herramienta para hacerlo sería un microscopio cada vez más potente.
No era una cuestión de especulación. Podías involucrarte empíricamente.
Tuvo que pasar mucho más antes de llegar donde estamos ahora en nuestras creencias sobre la explicación del macro con el micro, pero creo que todo comenzó en el siglo XVII.
8. El desarrollo de la máquina de vapor: Reino Unido, siglo XVIII
Empezó a marcar un nuevo ritmo.
Historiador: Jeremy Black
Lo que la máquina de vapor nos dio fue la capacidad de acelerar la existencia y superar las limitaciones bajo las cuales operaban todas las demás especies animales.
Durante gran parte de la historia humana no fuimos radicalmente diferentes en términos organizativos a los otros animales, que tienen el lenguaje, la capacidad de actuar como un grupo y los sistemas de jerarquía.
Pero empezamos a movernos a un ritmo muy diferente cuando tuvimos todo lo que se entiende como modernidad. Fue la máquina de vapor la que la puso en movimiento.
Ahora sabemos que las consecuencias ambientales a largo plazo de la industrialización fueron perjudiciales pero, por otro lado, la vida habría sido totalmente diferente si hubiéramos permanecido encadenados por los sistemas de fabricación, energía y comunicación de antes de la máquina de vapor.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-43087655
* ¿Se puede afirmar tranquilamente, honradamente, que no hay progreso humano? Solo desde la derecha más aristocrática, opción que ha retrocedido, se puede afirmar eso. Desde una filosofía de la idea sobre la materia, lo material, se puede negar los cambios para bien en la humanidad. Teoría idealista de George Berkeley: solipsismo radical
Hay quien dice que fue el arte de crear ficción, de crear herramientas que a su vez trajeron el lenguaje. Los cambios materiales cambiaron a los humanos,... Hasta aquí llega la lucha de clases, tiene una larga mano para en el aspecto ideológico tratar de imponer su hegemonía.
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viernes, 25 de mayo de 2018
8 momentos de la historia en los que la humanidad dio un gran salto adelante.
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viernes, 17 de junio de 2016
Agárrame ese telescopio. Una severa lección de astronomía práctica con Júpiter y sus satélites.
Jacinto Antón
Desde muy niño me ha obsesionado desentrañar los secretos del universo y a menudo, como Tales de Mileto, he caído en una zanja por mirar el cielo. Ajeno incluso a los rudimentos del pensamiento científico y pendiente aún la física de bachillerato, mi relación con el cosmos y sus arcanos es que ni de becario de Aristarco. Pero me sigo esforzando. Aún me empeño en entender los capítulos de astronomía de mi ajada Introducción a la ciencia, de Asimov (Plaza & Janés, 1973), y en dilucidar lo del dichoso paralaje. El otro día pensé que quizá es que ese libro está obsoleto y que hoy el universo se explica de manera más asequible. Así que compré Siete breves lecciones de física,de Carlo Rovelli (Anagrama, 2016), que es mucho más moderno, y breve. Pero leí: "Si la teoría de la gravedad cuántica de bucles es correcta, la materia no puede realmente colapsar en un punto infinitesimal. Porque no existen puntos infinitesimales: existen solamente regiones finitas de espacio". Estábamos en las mismas, o peor.
Aún le iba dando vueltas al bucle cuando el sábado, la Noche de los Museos en Barcelona, me di un inesperado baño de astronomía. Hacía una noche magnífica y tras visitar las exposiciones de Cosmocaixa me dirigí al bar de la terraza del museo en busca de una copa que me ayudara a saciar mi sed de ciencia. Me topé entonces con la Noche de los Telescopios, una simpática propuesta de observación de astros. Yo soy un fan de las estrellas, pero literario, todo lo que ignoro de gravitaciones, quarks y radiaciones de fondo, lo sé en cambio de los nombres de las constelaciones y sus leyendas. Sé, por ejemplo, que si cuando cae una estrella fugaz te frotas una espinilla esta se va. Mis estrellas favoritas son las Pléyades, "The Starry Seven", como las llamaba Keats en Endymion, las siete hermanas azules hijas de Atlas o las siete palomas, que brillan junto a la constelación de Tauro aunque en esa preciosa nubecilla, ese enjambre, ese racimo solar que forman, solo aprecias bien a simple vista seis. Se cuenta -aunque nos es muy científico- que la séptima, Mérope, brilla menos porque, a diferencia de sus hermanas, en vez de montárselo con un dios se lo hizo con un mortal y está avergonzada por ello.
Este conocimiento no me libró de la cola, junto a un inquietante letrero digno del autoestopista galáctico que rezaba: "Si se acaba el mundo luego no te quejes". Pero al cabo de un rato ya estaba en la orilla de la noche cósmica que diría el bueno de Carl Sagan admirando en una gran pantalla conectada a un telescopio un objeto brillante espectacular. "Es júpiter", estableció un señor a mi lado. Qué bonito, comenté, ¿y esos puntitos alrededor? "Son cuatro de sus satélites, Calisto, Europa, Io y Ganimedes". Empecé a decir algo sobre la magnificencia de la visión y el silencio de los espacios infinitos, pensando que lo de Ganimedes me había aumentado la sed, cuando el individuo, que lucía barba de sabio, puso en mis manos una regla de plástico pequeñita. "Aquí no estamos para simples contemplaciones estéticas, haga algo útil, mida cómo se van moviendo los satélites". Obedecí sintiéndome un zángano cósmico, y traté de congraciarme señalando que pronto la luna llena estaría en el centro del cielo irradiando su plateada hermosura y que precisamente Endimión y Selene…. "Venga, venga, a lo suyo, trabájeme hombre. En mala hora la luna llena, no es buena para observar ni siquiera a ella misma, no hay contrastes”.
Me pasé un buen rato allí vigilado de cerca por Pere Closes, que así se llamaba el erudito instructor, y midiendo los satélites jupiterinos en medio de la noche. Al cabo de un rato me sustituyó otro visitante. Sentado al fin con mi copa y curiosamente satisfecho, incluso feliz, abrí el libro de Rovelli y lo entendí todo: “Aquí en el límite de lo que sabemos, en contacto con el océano de cuanto no sabemos, brillan el misterio del mundo, la belleza del mundo, y nos dejan sin aliento”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/24/actualidad/1464105757_574336.html
Aún le iba dando vueltas al bucle cuando el sábado, la Noche de los Museos en Barcelona, me di un inesperado baño de astronomía. Hacía una noche magnífica y tras visitar las exposiciones de Cosmocaixa me dirigí al bar de la terraza del museo en busca de una copa que me ayudara a saciar mi sed de ciencia. Me topé entonces con la Noche de los Telescopios, una simpática propuesta de observación de astros. Yo soy un fan de las estrellas, pero literario, todo lo que ignoro de gravitaciones, quarks y radiaciones de fondo, lo sé en cambio de los nombres de las constelaciones y sus leyendas. Sé, por ejemplo, que si cuando cae una estrella fugaz te frotas una espinilla esta se va. Mis estrellas favoritas son las Pléyades, "The Starry Seven", como las llamaba Keats en Endymion, las siete hermanas azules hijas de Atlas o las siete palomas, que brillan junto a la constelación de Tauro aunque en esa preciosa nubecilla, ese enjambre, ese racimo solar que forman, solo aprecias bien a simple vista seis. Se cuenta -aunque nos es muy científico- que la séptima, Mérope, brilla menos porque, a diferencia de sus hermanas, en vez de montárselo con un dios se lo hizo con un mortal y está avergonzada por ello.
Este conocimiento no me libró de la cola, junto a un inquietante letrero digno del autoestopista galáctico que rezaba: "Si se acaba el mundo luego no te quejes". Pero al cabo de un rato ya estaba en la orilla de la noche cósmica que diría el bueno de Carl Sagan admirando en una gran pantalla conectada a un telescopio un objeto brillante espectacular. "Es júpiter", estableció un señor a mi lado. Qué bonito, comenté, ¿y esos puntitos alrededor? "Son cuatro de sus satélites, Calisto, Europa, Io y Ganimedes". Empecé a decir algo sobre la magnificencia de la visión y el silencio de los espacios infinitos, pensando que lo de Ganimedes me había aumentado la sed, cuando el individuo, que lucía barba de sabio, puso en mis manos una regla de plástico pequeñita. "Aquí no estamos para simples contemplaciones estéticas, haga algo útil, mida cómo se van moviendo los satélites". Obedecí sintiéndome un zángano cósmico, y traté de congraciarme señalando que pronto la luna llena estaría en el centro del cielo irradiando su plateada hermosura y que precisamente Endimión y Selene…. "Venga, venga, a lo suyo, trabájeme hombre. En mala hora la luna llena, no es buena para observar ni siquiera a ella misma, no hay contrastes”.
Me pasé un buen rato allí vigilado de cerca por Pere Closes, que así se llamaba el erudito instructor, y midiendo los satélites jupiterinos en medio de la noche. Al cabo de un rato me sustituyó otro visitante. Sentado al fin con mi copa y curiosamente satisfecho, incluso feliz, abrí el libro de Rovelli y lo entendí todo: “Aquí en el límite de lo que sabemos, en contacto con el océano de cuanto no sabemos, brillan el misterio del mundo, la belleza del mundo, y nos dejan sin aliento”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/24/actualidad/1464105757_574336.html
jueves, 2 de junio de 2016
El primer telescopio se presentó hace 407 años. El invento de Galileo Galilei cambió el rumbo de la astronomía.
Las astrónomos están de fiesta, (se refiere al 25 agosto de 2009). Se cumplieron los 400 años desde la presentación oficial del primer telescopio ante el senado de Venecia, un invento con el que el científico italiano Galileo Galilei (1564-1642) cambió el rumbo de la astronomía. Este descubrimiento suponía poder ver el aspecto que los cielos ofrecían cuando se observaban con un original instrumento que aproximaba y agrandaba los objetos lejanos.
Este instrumento, un tubo con dos lentes, se había convertido, en manos de un hombre de ingenio, quizá en el más revolucionario instrumento de todos los tiempos. Todo comenzó en el inicio de 1609, cuando el genio italiano recibe noticias de la existencia de un instrumento maravilloso capaz de "acercar" los objetos. Galileo construyó su primer telescopio en el verano de aquel año y en diciembre se lanzó a observar el firmamento con instrumentos de una calidad adecuada.
Aquel invento fue también el comienzo de los quebraderos de cabeza para Galileo. La Inquisición le puso en el punto de mira porque defendía la teoría heliocéntrica: el Sol era el centro del universo y la Tierra giraba a su alrededor. El 24 de febrero de 1616 una comisión de teólogos consultores de la Inquisición censuró la teoría heliocéntrica y reafirmó la "inmovilidad" de la Tierra.
Francisco Gálvez, astrónomo de la Sociedad Malagueña de Astronomía, explica lo que supuso para aquella época poder observar el cielo. "Se descubrió que la Tierra no era el centro del universo, como se pensaba en aquella època, sino que había otros planetas en torno a los cuales giraban los objetos celestes". Recuerda que se descrubrió que existían más estrellas que las que se apreciaban a simple vista y que la Luna "no era tan perfecta como se pensaba", sino que tenía valles, montañas y montes escarpados". "Se dieron cuenta de que la Luna se parecía a la Tierra", asegura Gálvez.
Lo que vio Galileo
La Inquisición no pudo detener el avance de la ciencia. Galileo descubrió, que la Luna no era lisa, pues mostraba montañas y valles, muchas y nuevas estrellas aparecían donde antes sólo había oscuridad, la Vía Láctea no era una mancha lechosa, sino un conjunto casi infinito de pequeños puntos luminosos, y el planeta Júpiter ya no estaba sólo, sino acompañado por cuatro pequeños puntos que giraban a su alrededor.
En 1633, Galileo fue condenado, a pesar de la protección de los Medici, por los inquisidores y forzado a abjurar, de rodillas y bajo amenaza de torturas, de la teoría de Copérnico.
Precisamente semanas antes del aniversario del primer objeto que acercaba los objetos del cielo al ojo humano, otro telescopio mucho más sofisticado, el Spitzer ha detectado los restos del choque de dos incipientes planetas en torno a una estrella. La ciencia no para. Se trata de un "hecho muy poco frecuente y de corta duración pero crucial en la formación de planetas", señaló Carey Lisse, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. Y es que en la ciencia de la astronomía, la tecnología está ligada siempre con cualquier descubrimiento.
Google también lo celebra
El buscador Google, siempre tan cercano a la actualidad, ha celebrado el cumpleaños de la presentación del primer telescopio lanzando una versión de su logo customizado que recuerda este aniversario.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2009/08/25/actualidad/1251151202_850215.html?rel=lom
Este instrumento, un tubo con dos lentes, se había convertido, en manos de un hombre de ingenio, quizá en el más revolucionario instrumento de todos los tiempos. Todo comenzó en el inicio de 1609, cuando el genio italiano recibe noticias de la existencia de un instrumento maravilloso capaz de "acercar" los objetos. Galileo construyó su primer telescopio en el verano de aquel año y en diciembre se lanzó a observar el firmamento con instrumentos de una calidad adecuada.
Aquel invento fue también el comienzo de los quebraderos de cabeza para Galileo. La Inquisición le puso en el punto de mira porque defendía la teoría heliocéntrica: el Sol era el centro del universo y la Tierra giraba a su alrededor. El 24 de febrero de 1616 una comisión de teólogos consultores de la Inquisición censuró la teoría heliocéntrica y reafirmó la "inmovilidad" de la Tierra.
Francisco Gálvez, astrónomo de la Sociedad Malagueña de Astronomía, explica lo que supuso para aquella época poder observar el cielo. "Se descubrió que la Tierra no era el centro del universo, como se pensaba en aquella època, sino que había otros planetas en torno a los cuales giraban los objetos celestes". Recuerda que se descrubrió que existían más estrellas que las que se apreciaban a simple vista y que la Luna "no era tan perfecta como se pensaba", sino que tenía valles, montañas y montes escarpados". "Se dieron cuenta de que la Luna se parecía a la Tierra", asegura Gálvez.
Lo que vio Galileo
La Inquisición no pudo detener el avance de la ciencia. Galileo descubrió, que la Luna no era lisa, pues mostraba montañas y valles, muchas y nuevas estrellas aparecían donde antes sólo había oscuridad, la Vía Láctea no era una mancha lechosa, sino un conjunto casi infinito de pequeños puntos luminosos, y el planeta Júpiter ya no estaba sólo, sino acompañado por cuatro pequeños puntos que giraban a su alrededor.
En 1633, Galileo fue condenado, a pesar de la protección de los Medici, por los inquisidores y forzado a abjurar, de rodillas y bajo amenaza de torturas, de la teoría de Copérnico.
Precisamente semanas antes del aniversario del primer objeto que acercaba los objetos del cielo al ojo humano, otro telescopio mucho más sofisticado, el Spitzer ha detectado los restos del choque de dos incipientes planetas en torno a una estrella. La ciencia no para. Se trata de un "hecho muy poco frecuente y de corta duración pero crucial en la formación de planetas", señaló Carey Lisse, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. Y es que en la ciencia de la astronomía, la tecnología está ligada siempre con cualquier descubrimiento.
Google también lo celebra
El buscador Google, siempre tan cercano a la actualidad, ha celebrado el cumpleaños de la presentación del primer telescopio lanzando una versión de su logo customizado que recuerda este aniversario.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2009/08/25/actualidad/1251151202_850215.html?rel=lom
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