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martes, 26 de agosto de 2025

La tarta de Lamine Yamal

Cada día que pasa me parece más importante la ética en la vida de las personas y en la convivencia de los seres humanos. Cada día veo más claramente que el conocimiento no es lo más importante porque con el conocimiento podemos salvar o matar, ayudar o someter, curar o herir. No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas. No hay conocimiento útil si no se pone al servicio de los demás. La cuestión clave no es si sabemos mucho o poco sino qué hacemos con lo que sabemos. Por consiguiente, no se puede confundir instrucción con educación. Volveré a esta idea, para mí fundamental, al final del artículo.

He visto hace unos días en “Lecturas”, una revista del corazón que me entrega este periódico cada sábado con el ejemplar del día, una foto de la tarta de cumpleaños de Lamine Yamal, joven y afamado futbolista del Barcelona. La tarta de su dieciocho cumpleaños. Una tarta, no sé si la única. Tampoco sé quién fue la persona que hizo el encargo del dulce símbolo de la felicitación, si fue el propio jugador o el pastelero quien decidió cuáles debían ser los objetos que la ornamentasen. Fuese quien fuese el autor del diseño merece la pena hacer algunas reflexiones sobre los valores que inspiran esas elecciones. Y si hubiese sido el pastelero quien hizo la elección no me cabe la menor duda de que eligió teniendo en cuenta lo que pensó que sería el deseo de los asistentes al cumpleaños y el del propio homenajeado.

No pretendo criticar al jugador porque ni siquiera sé si fue él quien hizo el diseño. Quiero aprovechar la tarta de su cumpleaños para plantearme y plantear a mis lectores y lectoras algunas cuestiones que me parecen importantes y que me preocupan sobremanera. No voy a cuestionar otras actividades de la fiesta de cumpleaños como contratar chicas de imagen o atracciones con enanos … Esas son otras cuestiones. Solamente quiero utilizar la tarta del cumpleaños para poner sobre el tapete los valores que mueven a nuestra juventud y la trampa que esto supone.

¿Representa esa tarta los valores de la juventud? Ya sé que hay jóvenes y jóvenes, que no se les puede meter a todos en el mismo saco. Cuando se generaliza se comete un grave error. Sin embargo no se puede ignorar que existen tendencias de opinión y de acción entre la juventud. En esa configuración psicológica y sociológica influyen las redes sociales, los estados de opinión, la letra de las canciones (con el sexo como mercancía y las mujeres como objetos de usar y tirar), el comportamiento de los ídolos, la cultura de los pueblos… Una cultura que hoy tiene muchos componentes inquietantes desde el punto de vista de los valores. Porque la cultura neoliberal que nos invade tiene unos ejes preocupantes: individualismo, competitividad, obsesión por la eficacia, relativismo moral, olvido de los desfavorecidos, privatización de bienes y servicios, hipertrofia de la imagen, capitalismo salvaje…

Analicemos brevemente los componentes de la tarta que aparecen en esa imagen que vi en la revista a la que he hecho referencia:

Varios billetes de cien dólares. Es decir, el dinero. El dios del mercado. Y de la sociedad. Tanto dinero tienes, tanto vales. Tanto dinero gastas, tanto eres. El dinero es hoy la medida de todas las cosas. Y el dólar es el símbolo monetario por excelencia. El jugador del Barcelona que, a sus 17 años ha firmado un contrato multimillonario por ser un hábil jugador de fútbol, se convierte en el ídolo de la infancia y de la juventud. La tarta de cumpleaños lo explica de forma clara y contundente. Esto es el éxito. Este jugador es el modelo de los jóvenes. Se ha hecho rico y famoso en un abrir y cerrar de ojos. Y, en apariencia, sin mucho esfuerzo. Nadie explica a los niños que hay miles y miles de chicos tan buenos como Lamine Yamal que no han tenido su suerte: el ojeador no captó su valía, el día de la prueba estaba enfermo, tuvo un mal día cunando le observaron, sufrió una lesión inoportuna … Nadie muestra los sacrificios que tiene que realizar para estar en forma o los miedos de fallar a los miles de espectadores que le ven jugar en el campo o a través de la televisión.

Ganar dinero, tener dinero se ha convertido en la gran aspiración de la vida. A la hora de elegir carrera o profesión muchos jóvenes piensan en aquellas en las que se pueda ganar mucho dinero de forma rápida y fácil. A la hora de elegir pareja, es determinante la cantidad de dinero de que disponga la familia de la pareja:

Los chistes contienen a veces trozos de sabiduría. Un joven le dice a un importante multimillonario:

– Sepa, señor, que estoy profundamente enamorado de su hija.

– ¿De cuál de las tres?

– De la que sea.

En la tarta puede verse una cadena de la que cuelga un adorno redondo con el símbolo del dólar. Esta es una trampa sibilina: identificar dinero con felicidad. Decía Alejandro Dumas que el dinero es un buen siervo y un pésimo amo.

Un revólver. Llama la atención que aparezca un arma, como máxima expresión de la violencia. ¿Por qué un arma?Estoy seguro de que no se trata de un rechazo de la guerra porque el revólver no aparece tachado con un aspa roja o con un signo de reprobación. El arma es un elogio de la fuerza o, aun peor, de la violencia. ¿Por qué una pistola en la tarta de cumpleaños de un joven futbolista?

La presencia del revólver tiene que ver con la temática de la fiesta que era la mafia. De hecho, el propio Yamal y algunos amigos llevan en la fiesta la indumentaria (traje blanco) y otros símbolos (cadenas de oro, relojes caros, joyas…) de la mafia.

Botellas de alcohol y vasos para beber. El alcohol y otras drogas tienen un papel importante en la juventud de nuestros días. No se entiende una fiesta sin alcohol. Incluso antes de la edad permitida muchos menores se las apañan para saltarse la norma. El “botellón” es el modo de diversión por antonomasia.

El sexo como mercancia. Ahí está para probarlo escrito en la tarta el que se ha hecho famoso lema: I Love Milfs, Desde unos años a esta parte este acrónimo se utiliza para referirse a las madres maduras atractivas que atraen para tener relaciones sexuales o, dicho de otra forma, Mother I’d Like to Fuck. MILF se dio a conocer y se popularizó por su uso en la película American Pie del año 1999.

No aparece en la tarta un libro, por ejemplo. ¿Por qué no aparece un libro? Pues porque no es un objeto de valor para un buen sector de la juventud. Conté en esta sección hace tiempo que un día pregunté a un grupo de jóvenes si a alguno le gustaba leer. La reacción tuvo que ver con la sorpresa y el rechazo. Ninguno dijo que sí, ninguno levantó la mano para manifestar su afición a la lectura.

Curiosamente no hay un símbolo deportivo, un balón, una raqueta, una bicicleta… Porque importa el deporte en la medida que permita conseguir dólares y eso es lo que se exhibe como verdadero valor.

Tampoco aparece un símbolo de alguna causa noble (contra el genocidio de Gaza, contra la guerra de Ucrania, contra la violencia machista…) o un símbolo de un ideal de la humanidad: la paloma de la paz, la bandera LGTBI, las siglas de alguna ONG altruista

No hay presencia en la tarta de ninguna causa que refleje la rebeldía que considero propia de la juventud. La rebeldía contra el statu quo en el que se pueden observar desigualdades cada vez mayores, injusticias clamorosas, guerras crueles y hasta genocidios intolerables.

El coctel explosivo de las influencias persistentes que recibe la juventud están formando una generación que yo califico como “la generación del yo.-yo y del ya-ya”. El nombre deja claros los dos pilares que sostienen la filosofía de buena parte de la juventud: el egoísmo y la inmediatez, el hedonismo y el presentismo. Yo quiero esto y lo otro para mí. Y lo quiero ya, ahora mismo. Y, a ser posible, sin el menor esfuerzo.

La familia y la escuela tienen que ofrecer modelos vivos de comportamiento. No es lo que se dice lo que más importa, es lo que hace, es lo que se es. Quienes me leen con asiduidad saben de mi insistencia en esta cuestión. El ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros hijos y de nuestros alumnos con tanta fuerza que les impide oír lo que decimos.

La escuela, además, tiene el compromiso de hacer una planificación rigurosa de objetivos, metodología y dinámicas de acción formativa para el aprendizaje de los valores. No es solamente el conocimiento lo que importa, es la educación. Y la educación tiene una dimensión ética insoslayable. Y, como exige la lógica, evaluar la eficacia de los planes trazados. ¿Hemos conseguido lo que pretendíamos? Esa pregunta tiene dos dimensiones importantes. La de comprobación, que pretende saber si la respuesta es positiva o negativa y la de atribución que busca las causas de lo sucedido. En las dos dimensiones se exige rigor. Si en la primera la respuesta es negativa no es riguroso atribuir plenamente el fracaso a quienes tienen la condición de aprendices. Solo de esa manera podemos mejorar los planteamientos y las prácticas de educación en valores. Decir que la culpa siempre es del otro nos encierra entre las paredes del error y del fracaso.

JOSÉ ANTONIO BINABURO ITURBIDEE dice:

20 agosto, 2025 a las 17:42

GRACIAS MIGUEL ÁNGEL por tu análisis de la corrupción y la aportación de la necesidad de una educación en valores. Comentando el más importante de los valores, EL EJEMPLO, por medio de la cita de Bandura. Con frecuencia, al escuchar esta y otras noticias relacionadas con hechos inmorales, me pregunto si en mi trayectoria docente he sido capaz de haber priorizado la educación en valores, o el estricto cumplimiento de la programación de la asignatura que impartía. A pesar de tener claro, que una enseñanza que carezca de dimensión moral, nunca podrá ser llamada educación.

Lo que si recuerdo es el revuelo que levantó la Reforma Educativa de la LOGSE, cuando una de sus propuestas era la de enseñar conceptos y procedimientos, a la vez que educar en valores. Las salas del profesorado de los centros educativos de finales de los ochenta, se parecían a las delirantes tertulias de opinólogos expertos en ocurrencias. Poco se sabía de qué era la ética y la moral. La mayoría del profesorado veníamos de una formación catequética fundamentada en el Nacionalcatolicismo, es decir, en una fusión de la dictadura y la Iglesia. A través del catecismo se nos adoctrinó, y esta palabra cobra todo su sentido, en la moral católica. Adaptada a las costumbres que imponían ambos socios de la fusión. En nada tenía que ver con los Evangelios. A mi solamente me sirvió para ganar un concurso provincial del catecismo que me sabía de memoria. Con este panorama, resultaba imposible que aquellos compañeros y compañeras de la sala del profesorado de mi Instituto en Bilbao, pudieran llevar a cabo la novedosa tarea de educar en valores. Otros opinólogos de esta sala, repetían el mantra de que habían aprobado la oposición para enseñar matemáticas y no otras menudencias. Y estaban también en estas tertulias, aquellos puros y castos que proclamaban no querer pertenecer al club de los «adoctrinadores», como si al impartir historia, matemáticas y religión, no se dejara para otra ocasión la oportunidad de adoctrinar.

Hay otro hecho académico que por mi formación en Filosofía, no se puede obviar. En los programas de Licenciatura, la asignatura de Ética estaba asociada para ser impartida a la de Estética. Qué hacía el profesor que la impartía? Dedicar el mayor tiempo a la Estética y el último mes del curso a la Ética. Y era una Ética la que nos enseñaban muy de garrafón porque se limitaba a Aristóteles y una introducción a Kant. A pesar de todo, en la universidad de Barcelona tuve suerte, porque impartía esta materia José María Valverde que era un excelente profesor de Estética. La Ética en los estudios universitarios era una actividad de riesgo en la dictadura. Uno de los mejores filósofos españoles de la primera mitad del S. XX, José Luis López Aranguren, fue expulsado de la universidad Complutense por priorizar la parte de la enseñanza de la Ética sobre la Estética en su programación. Por lo tanto, tampoco los profesores y profesoras de Filosofía contábamos con formación en Ética para educar en valores. Sin embargo, la universidad española a partir de la década de los ochenta contó con cuatro profesoras universitarias de un alto nivel de investigación sobre la Ética y la Moral: Adela Cortina, Victoria Camps, Amelia Valcárcel y Esperanza Guisan. Con Adela Cortina trabajé diez años en la didáctica para la educación en valores, impartiendo cursos de formación del profesorado. Tengo una anécdota curiosa. Un día estando en Valencia, me invitó a participar en una sesión sobre la «Ética de los Negocios», que impartía a empresarios y gentes de negocios. A ella asistía el dueño de los supermercados para alimentación más famosos actualmente en España y, al comenzar la sesión tomó la palabra dirigiéndose a los empresarios, con el objetivo de animarlos a seguir en el curso, con estas palabras «La Ética te ayuda a ganar dinero». La profesora Adela Cortina se retorcía en su silla ante tal despropósito. Y le sugerí que había sido un lapsus, porque había confundido la Ética con la «Bolsa de Valores».

La educación en valores me permitió conocerte, Miguel Ángel, en aquel Proyecto de la Delegación de Educación de Málaga en el año 2002 llamado «Educar en Málaga». Me ocupaba de esta área, así como tú y Bauti de otra de las áreas educativas, Felipe Romera de las Nuevas Tecnologías y Pezzi del urbanismo. Ya solo este Proyecto junto a tí mereció la pena. Al fin y al cabo sólo la Ética nos puede salvar,

Responder
Miguel Ángel Santos GuerraMiguel Ángel Santos Guerra dice:

20 agosto, 2025 a las 18:02

Querido José Antonio:

Precioso comentario, de esos que no solo se sustentan en una larga preparación y una intensa y rica experiencia sino que ayuda a pensar y a interrogarse sobre la cuestión.

Tu última frase es lapidaria: «Al fin y al cabo sólo la Ética nos puede salvar». Me remite a la pregunta que se le hizo al sabio árabe Al Juarismi: ¿cuánto vale un ser humano? Contesta: si tiene ética vale 1. Y va añadiendo ceros a medida que añade otras cuestiones: conocimiento, posición, dinero…

Y concluye: pero si se le quita el uno, si no tiene ética solo quedan ceros, no vale nada.

Ya me gustaría haber compartido magisterio con esas cuatro mujeres.

Un abrazo y gracias por tu interesante aportación.

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