Todos habían escrito más de cinco aspectos negativos, en cambio, ninguno de ellos fue capaz de llegar a redactar cinco rasgos positivos. Entre los negativos se encontraban algunos de los siguientes: son arrogantes, son prepotentes, son ignorantes, son vagos, son corruptos, son pobres, no les gustaban los inmigrantes, no son puntuales, no son serios, solo dominan su lengua… Entre los pocos datos positivos que aportaron, todos coincidieron en el mismo: tienen un buen clima. Les expliqué que ese no era un rasgo propio del carácter de aquellas personas, que más bien era la situación geográfica del país en el que estas habitaban.
Soy profesora de español para extranjeros. Ayer, trabajando con un grupo de daneses, les proponía esta actividad: por parejas, tenían que escribir los cinco aspectos positivos y los cinco negativos que mejor definieran a los españoles.
No me considero ni arrogante, ni prepotente, ni ignorante. Soy honrada, excesivamente puntual, hablo idiomas y en mi trabajo soy bastante seria, pero ayer solo pude darles la razón. Ayer me di cuenta de que la imagen que damos, mientras no hagamos nada para remediarlo, es la que nos merecemos. Me di cuenta de que todos estamos dentro del mismo saco y de que necesitamos un cambio de mentalidad urgente. A diario, al salir a la calle, me encuentro con la desfachatez, con la falta de respeto y con el poco civismo de los que hablaban mis estudiantes. Ellos son los que realmente exportan la Marca España cuando regresan a sus países. Las ferias y los congresos internacionales de turismo solo venden un buen clima, solo venden humo.— Inés Gordo Puertas. Cartas al director. El País.
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