miércoles, 11 de diciembre de 2013

Todos somos Mandela

Mandela dibujó un camino, y los demás hemos de consolidar la senda. La tremenda orfandad de líderes, de referentes, de valores, que estamos viviendo nos empuja a exigir a otros lo que nosotros no somos capaces de hacer. Para que Mandela pudiera hacer lo que hizo fue precisa una masa crítica, un número crítico suficiente de personas que respaldara sus pensamientos y sus actos. Y en esa tarea entramos todos. La teoría es fácil: ¿qué diría Mandela en esta situación? ¿Callaría ante este atropello? ¿Qué decisión tomaría en mi comunidad de vecinos? ¿Cómo sería Mandela en mi puesto de trabajo?

La lucha contra la segregación solo ha comenzado, quedan aspectos relevantes pues es patente que hoy, en los albores del tercer milenio, no todos somos iguales ante la ley. Hay hombres y hay mujeres; hay doctoras y hay limpiadoras; hay catedráticas y princesas; hay jueces y excluidos sociales, dependientes y cuidadores, etcétera. Una gran parte de nuestra sociedad se refugia en su colectivo, rechaza al diferente sea cual sea el motivo. Se hace especialmente cruda la segregación entre ricos y pobres. Evidentemente, la igualdad de oportunidades está —como poco— en entredicho.

Los valores asociados a Mandela viven escondidos en cada uno de nosotros. Todos tenemos dentro un trocito de integridad, de generosidad, de tenacidad, de talento. Busquemos esos valores, apliquémoslos todos en la vida diaria y por fuerza surgirá a nuestro alrededor el liderazgo necesario para el entusiasmo, para la esperanza.— Elena Anadón Santafé. Zaragoza, cartas al director. El País.

2 comentarios:

Elena Anadón Santafé dijo...

Sorprendida y halagada por la inclusión de este artículo. Me ha encantado este blog y la mezcla de cuestiones muy técnicas con la poesía. Gracias.
Elena Anadón

Antonio Peña dijo...

Elena, gracias a ti por esa carta, me gustó por su estética y por su ética.
Mi blog es una forma de dejar constancia de algunas lecturas que me gustan.
Tú escribes bien, me gustaría que escribieras más.
Saludos
Antonio Peña