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viernes, 8 de julio de 2022

La trágica historia de Patrice Lumumba, el líder congolés asesinado del que solo quedó un diente de oro

                                                           Patrice Lumumba llevó al Congo a la independencia.

Un diente con corona de oro es todo lo que queda del héroe independentista congolés Patrice Lumumba.

Fue asesinado a tiros en 1961 por un pelotón de fusilamiento con el respaldo tácito de la antigua potencia colonial Bélgica.

Su cuerpo fue enterrado en una tumba poco profunda, luego desenterrado y transportado 200 km para ser enterrado nuevamente. Después fue exhumado y luego cortado en pedazos.

Finalmente lo disolvieron en ácido.

El entonces comisario de la policía belga, Gerard Soete, quien supervisó y participó en la destrucción de los restos, tomó el diente, según admitió más tarde.

También dijo que había quedado un segundo diente, además de dos dedos del cadáver, pero aún no los han encontrado.

Las autoridades belgas le devolvieron el diente a la familia del líder en una ceremonia en Bruselas.

Un "trofeo de caza"
El impulso de Soete al embolsillarse las partes del cuerpo pone en evidencia el comportamiento de los funcionarios coloniales europeos de la época: solían llevarse algunos restos a sus casas como recuerdos macabros.

Pero también sirvió como humillación final a un hombre que Bélgica consideraba como un enemigo.

Soete, que apareció en un documental en 1999, aseguró que consideraba el diente y los dedos que tomó como "una especie de trofeo de caza".

El lenguaje utilizado sugiere que para el policía belga, Lumumba, quien era venerado en todo el continente como una de las principales voces de la liberación africana, valía menos que otro humano.

Sin embargo, para la hija de Lumumba, Juliana, la pregunta real es si los perpetradores eran humanos.

"¿Qué cantidad de odio debes tener para hacer eso?", se pregunta.

"Esto recuerda a lo que sucedió con los nazis, quienes tomaron pedazos de personas. Es un crimen contra la humanidad", le dijo a la BBC.

Lumumba se convirtió en primer ministro a la edad de 34 años.

Fue electo en los últimos días del gobierno colonial y encabezó el gabinete de la nueva nación independiente.

En junio de 1960, en el momento de la entrega del poder, el rey belga Balduino elogió la administración colonial y se refirió a uno de sus ancestros, Leopoldo II, como el "civilizador" del país.

No mencionó a los millones de personas que murieron o sufrieron brutalidades bajo su reinado en lo que entonces se conocía como el Estado Libre del Congo, que gobernó como una preciada propiedad personal.

Esta falta de reconocimiento del pasado presagió años de negación en Bélgica, que recién ahora ha comenzado a aceptarlo.

Humillación
Lumumba no estaba tan reacio a reconocer el pasado.

En un discurso que no estaba previsto en el programa oficial, el entonces primer ministro habló abiertamente de la violencia y la degradación que habían sufrido los congoleses.

En una retórica demoledora, interrumpida solamente por rondas de aplausos y una gran ovación de pie cuando concluyó, el líder describió "la humillante esclavitud que nos impusieron por la fuerza".

Los belgas quedaron atónitos, según el académico Ludo De Witte, quien escribió un relato innovador sobre el asesinato.

Nunca antes un africano negro se había atrevido a hablar así frente a los europeos.

Se consideró que el primer ministro, de quien De Witte dice que había sido descrito como un ladrón analfabeto en la prensa belga, humilló al rey y a otros funcionarios belgas.

Algunos han dicho que con su discurso Lumumba firmó su propia sentencia de muerte, pero su asesinato al año siguiente también ocurrió en el contexto de la Guerra Fría y del deseo belga de mantener el control del territorio.

Los estadounidenses también estaban tramando su muerte debido a que temían un posible giro del país hacia la Unión Soviética y su anticolonialismo intransigente.

Por su parte, un funcionario británico escribió un memorándum sugiriendo que matarlo era una opción.

Aún recordado
Sin embargo, muchos consideran que hubo un elemento personal en la forma en que Lumumba fue vilipendiado y perseguido.

La destrucción total del cuerpo, además de la forma de deshacerse de la evidencia, parece un esfuerzo por borrar a Lumumba de la memoria colectiva.

No habría memorial, lo que haría casi posible negar que algún día existió. No bastaba con enterrarlo.

Pero aún es recordado.

Sobre todo por su hija Juliana, quien fue una de las principales impulsoras de la campaña para que devolvieran el diente y que fue a Bruselas a recibirlo.

Juliana deja escapar una pequeña sonrisa mientras le vienen a la mente recuerdos de su infancia.

Como la más joven y la única niña en la familia, dice que siempre estuvo muy unida a su padre.

Juliana Lumumba tenía "menos de cinco años" cuando su padre se convirtió en primer ministro. Recuerda que le permitían estar en su oficina "sentada y mirando a mi padre cuando estaba trabajando".

"Para mí era papá", añade.

"Tiene que volver a su país"
Pero reconoce que su padre "pertenece al país, porque murió por el Congo... y por sus propios valores y convicciones de la dignidad de los africanos".

Reconoce que la entrega del diente en Bélgica y su regreso a la República Democrática del Congo es simbólico "porque lo que queda no es realmente suficiente".

"Pero tiene que volver a su país donde se derramó su sangre".

El diente será llevado a diferentes lugares del vasto país antes de ser enterrado en la capital.

Despido y arresto
Durante años, la familia Lumumba no supo exactamente qué le había sucedido a su padre, ya que el silencio rodeó las circunstancias de su muerte.

El giro que dio su vida, pasando de ser primer ministro a víctima de un asesinato, tomó menos de siete meses.

Poco después de su independencia, el país se vio afectado por una crisis secesionista cuando la provincia sudoriental de Katanga, rica en minerales, declaró que se estaba separando del resto del país.

En el caos político que siguió, se enviaron tropas belgas con el argumento de que protegerían a los ciudadanos belgas, pero también ayudaron a apoyar a la administración de Katangan, que se consideraba más complaciente.

Lumumba fue despedido como primer ministro por el presidente y poco más de una semana después, el jefe del estado mayor del ejército, el coronel Joseph Mobutu, tomó el poder.

El primer ministro fue puesto bajo arresto domiciliario, escapó y luego lo arrestaron nuevamente en diciembre de 1960, antes de que lo mantuvieran detenido en el oeste del país.

Su presencia allí fue vista como una posible fuente de inestabilidad y el gobierno belga alentó su traslado a Katanga.

Durante el vuelo hacia la provincia el 16 de enero de 1961 fue maltratado. Más tarde lo golpearon al llegar, mientras los líderes de Katanga decidían qué hacer con él.

Fusilamiento y destrucción de los restos
Finalmente decidieron que moriría en un pelotón de fusilamiento y el 17 de enero fue fusilado junto a dos de sus aliados.

Fue entonces cuando intervino el comisario de policía Gerard Soete. Al darse cuenta de que los cuerpos podían ser descubiertos, tomaron la decisión de "¡hacerlos desaparecer de una vez por todas! No debe quedar ningún rastro", según el testimonio citado en el libro de De Witte The Assassination of Lumumba (El asesinato de Lumumba).

Armado con sierras, ácido sulfúrico, máscaras faciales y whisky, Soete dirigió un equipo para mover, destruir y disponer de los restos. Fue un proceso que más tarde describiría como un viaje "a las profundidades del infierno".

Pero no fue hasta casi 40 años después, en 1999, que reconoció públicamente que había estado involucrado y que todavía tenía un diente en su poder.

Dijo que se había deshecho de las otras partes que había tomado del cuerpo.

Juliana Lumumba suspira profundamente cuando recuerda haber escuchado que una parte de su padre aún existía.

"Puedes entender lo que sentí al respecto", asegura, con la voz llena de emoción.

No se sabe qué hizo Soete con el diente cuando estaba en su poder. Una fotografía lo muestra en una caja acolchada, pero no se sabe si estaba en exhibición.

Pero sí se quedó dentro de su familia.

Resurgió en 2016 cuando la hija de Soete, Godelieve, concedió una entrevista a la revista belga Humo, publicada justo antes del 55 aniversario del asesinato de Lumumba.

"Un consuelo para la familia"
Dijo que su "pobre papi" tuvo que sufrir con el recuerdo de lo que hizo.

Godelieve Soete también piensa que las autoridades deberían disculparse con su familia por la orden que le dieron a su padre.

Afirmó que él había mantenido un archivo privado y aunque después de su muerte en el año 2000 muchas cosas fueron botadas, ella "pudo salvar cosas interesantes".

Entre esas cosas estaba el diente que sacó para mostrárselo al entrevistador y al fotógrafo.

Luego fue incautado por la policía belga después de que De Witte presentara una denuncia y tras una batalla legal de cuatro años, un tribunal dictaminó que debería ser devuelto a la familia Lumumba.

Como parte de la campaña para recuperarlo, la Sra. Lumumba escribió una conmovedora y poética carta abierta al rey Felipe.

"¿Por qué, después de su terrible asesinato, los restos de Lumumba han sido condenados a permanecer para siempre como un alma errante, sin una tumba que cobije su eterno descanso?", preguntó.

Con la devolución del diente, el exprimer ministro tendrá un lugar de descanso final en un mausoleo especial en la capital, Kinshasa.

"Esto es lo que solemos hacer en nuestra cultura, nos gusta enterrar a nuestros muertos", explica el historiador congoleño y embajador del país ante la ONU, Georges Nzongola-Ntalaja.

"Es un consuelo para la familia y el pueblo del Congo porque Lumumba es nuestro héroe y nos gustaría darle un entierro digno".

El libro de De Witte, que rompió años de silencio por parte de las autoridades, condujo a la creación en 1999 de una investigación parlamentaria encargada de determinar las "circunstancias exactas del asesinato... y la posible implicación de políticos belgas".

En sus conclusiones, dos años después, arrojó que "las normas del pensamiento políticamente correcto internacional eran diferentes" en la década de 1960.

Sin embargo, a pesar de que no encontraron un documento que ordenara el asesinato de Lumumba, la investigación concluyó que ciertos miembros del gobierno "fueron moralmente responsables de las circunstancias que llevaron a su muerte".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-61875185

viernes, 14 de febrero de 2020

_- Entrevista a Georges Nzongola-Ntalaja, profesor de estudios africanos, afroamericanos y de la diáspora. Por qué mataron a Patrice Lumumba.

_- Saíd Husaini
Jacobin

Nacido en 1925, Patrice Émery Lumumba fue un líder radical anticolonial que ocupó el cargo de primer ministro del recién independizado Estado congoleño a la edad de 35 años. Al cabo de siete meses de ejercer como tal, fue asesinado el 17 de enero de 1961.

Lumumba se convirtió en oponente al racismo belga después de ser encarcelado en 1957 por las autoridades coloniales sobre la base de acusaciones falsas. Una vez cumplidos doce meses de prisión encontró un empleo como vendedor de cerveza, periodo en el que desarrolló su oratoria y se convenció cada vez más de que la enorme riqueza mineral de Congo debería redundar en beneficio del pueblo congoleño en vez de en las empresas extranjeras que las explotaban.

El horizonte político de Lumumba se extendió mucho más allá de Congo. Muy pronto se vio arrastrado por la ola de nacionalismo africano que inundó el continente. En diciembre de 1958 el presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, le invitó a asistir a la Conferencia Panafricana, un movimiento anticolonial que atrajo a asociaciones civiles, sindicatos y otras organizaciones populares. Dos años después, a raíz de la reivindicación popular de que se celebraran elecciones democráticas, el Movimiento Nacional Congoleño, encabezado por Lumumba, ganó decisivamente la primera elección parlamentaria. El dirigente nacionalista de izquierda asumió el cargo de primer ministro en junio de 1960.

Sin embargo, las propuestas populistas progresistas de Lumumba y su oposición al movimiento secesionista de Katanga (dirigido por los Estados coloniales del sur de África, gobernados por blancos, proclamó su independencia de Congo el 11 de julio de 1960) contrarió a toda una serie de intereses extranjeros y locales: el Estado colonial belga, las compañías extractoras de los recursos minerales de Congo y, por supuesto, los líderes de los Estados del sur de África gobernados por blancos. Cuando aumentaron las tensiones, Naciones Unidas rechazó la petición de apoyo de Lumumba, quien solicitó entonces la ayuda militar de la Unión Soviética para calmar la emergente crisis congoleña provocada por los secesionistas apoyados por Bélgica. Esta fue la gota que colmó el vaso.

Lumumba fue secuestrado, torturado y ejecutado en un golpe de Estado apoyado por las autoridades belgas, EE UU y Naciones Unidas. Con el asesinato de Lumumba murió una parte del sueño de un Congo unido, democrático, multiétnico y panafricanista.

La muerte de Lumumba y su sustitución con el dictador Mobutu Sese Seko, respaldado por EE UU, marcaron el comienzo de décadas de luchas intestinas, de régimen dictatorial y de declive económico que han caracterizado el Congo poscolonial. La desestabilización de la sociedad congoleña bajo el régimen brutal de Mobutu –que duró de 1965 a 1997– culminó en una serie de conflictos devastadores, la primera y la segunda guerras congoleñas (también llamadas guerras mundiales africanas). Estos conflictos no solo fracturaron la sociedad congoleña, sino que también arrastraron a todos los países vecinos, implicando finalmente a nueve países africanos y a alrededor de 25 grupos armados. Cuando se puso fin formalmente al conflicto, alrededor de 2003, habían muerto cerca de 5,4 millones de personas en los combates y a causa de sus secuelas, con lo que esta guerra pasó a ser el segundo conflicto bélico más mortífero del mundo desde la segunda guerra mundial.

Particularmente a la luz de la turbulenta trayectoria de Congo tras el asesinato de Lumumba, este sigue siendo una fuente de esperanza, debate e inspiración entre los movimientos y pensadores radicales de toda África y más allá. Saíd Husaini, quien publica regularmente en Jacobin, ha hablado recientemente con Georges Nzongola-Ntalaja, un destacado intelectual congoleño y autor de una biografía de Lumumba, sobre la vida, la muerte y la política del líder nacionalista radical.

- Por lo visto, el acontecimiento más conocido de la vida de Lumumba es su trágico final. Pese a que Bélgica de alguna manera ha reconocido simbólicamente su implicación en el asesinato de Lumumba, no ha sucedido lo mismo en EE UU. Desde su punto de vista, ¿cuál debería ser la plena reparación de aquel asesinato?

Respuesta: No puede haber una plena reparación por el asesinato de Lumumba. Ninguna suma de dinero ni cualquier otra forma de compensación haría justicia al daño sufrido por Congo al perder a un líder visionario de 35 años de edad que podría haber ayudado a construir un gran país. Ninguna suma de dinero haría justicia a sus hijos, que se criaron sin el cariño y el apoyo de un padre que los guiara a través de la infancia, la adolescencia y la juventud. Y lo mismo cabe decir de su mujer y de otros y otras familiares, cuya pérdida no podría mitigarse con bienes materiales.

Lo que tienen que hacer todos los cómplices del asesinato de Lumumba es, en primer lugar, reconocer el crimen cometido contra él, su familia, Congo y África; pedir perdón por los daños causados en este sentido; y un esfuerzo por honrar al primer dirigente elegido democráticamente de Congo promoviendo su legado a las escuelas, la educación pública y los actos culturales de todos los países cuyos líderes participaron en su desaparición, empezando por el propio Congo.

- A pesar de haberse criado en su lugar de origen etnocultural, Lumumba llegó a ser conocido por su cosmovisión claramente multiétnica e incluso panafricana. ¿Hubo aspectos de su infancia y adolescencia en Sankuru que predispusieron a Lumumba a priorizar sobre todo la unidad congoleña y la diversidad étnica?

Respuesta: Aunque la región de Sankuru de la RDC (República Democrática de Congo) alberga sobre todo al pueblo tetela, al que pertenecía el propio Lumumba, también está habitada por otros grupos étnicos que llegaron allí a causa de las actividades de los traficantes de esclavos suajilis y árabes o de los colonialistas belgas. Estos grupos incluyen a la gente kusu de Maniema, luba, songye y otros grupos de la región de Kasai, así como al pueblo mongo de la provincia de Équateur. Además de criarse en un entorno multiétnico, los años de formación como funcionario de clase media entre 1944 y 1956 los pasó en Kisangani (entonces Stanleyville), una de las principales ciudades de Congo y zona étnicamente diversa.

- Usted escribe que como funcionario de correos en la administración colonial belga, Lumumba estuvo al principio loco por la posibilidad de matricularse, es decir, por librarse de su condición de congoleño nativo y convertirse en un évolué, o europeo honorífico. ¿En qué momento abandonó esta esperanza de ascender a la elite de la sociedad colonial y se posicionó a favor de la oposición radical el régimen colonial belga?

Respuesta: Lumumba adquirió tanto la tarjeta de mérito cívico como la condición de matriculado en Kisangani, pero estos logros en el ascenso social en la administración colonial eran una farsa, porque el racismo continuó irguiendo su sucia cabeza por encima de la barrera salarial y de color de la piel. Pese a otorgarle un empleo habitualmente reservado a los europeos como gestor del servicio de giros postales, el salario de Lumumba lo determinaba su raza, no su función. Ganaba el equivalente a 100 dólares estadounidenses en 1956, lo que representaba entre una décima y una quinceava parte del salario de un funcionario europeo que desempeñaba una tarea similar. Sus colegas europeos gozaban asimismo de vivienda gratuita, un coche y vacaciones pagadas de seis meses en Bélgica cada tres años.

Esta y otras realidades del régimen colonial hicieron que finalmente abandonara su ingenua esperanza de ver a los blancos y los évolués trabajar codo con codo en la mejora de la condición de las masas ignorantes en una comunidad belgo-congoleña, y le llevaron abrazar el nacionalismo africano y congoleño.

- ¿Cómo veían los nacionalistas congoleños la violencia como un medio para conseguir la independencia política y cuál fue la posición de Lumumba en esta cuestión?

Respuesta: En general, los líderes nacionalistas congoleños eran firmes defensores de la no violencia, y Lumumba no fue una excepción. De ahí que a todos ellos les pillara por sorpresa la revuelta masiva por la independencia que se produjo el 4 de enero de 1959 [que estalló en Leopoldville, hoy Kinshasa, después de que se negara el derecho de reunión a miembros de un partido anticolonial. Celebrado hoy como el Día de los Mártires, fue el primer brote de violencia importante del movimiento independentista y marcó un punto de inflexión en la lucha anticolonial]. Más tarde, estos líderes comprendieron que la violencia de masas era una moneda de cambio en sus enfrentamientos con el régimen colonial, ya que este tenía dificultades para mantener el orden público en todo el vasto país, una vez que las masas hubieran rechazado la autoridad colonial y se mostraran reacias a atenerse a las directrices de la administración colonial.

-¿Qué papel desempeñaron las compañías mineras internacionales en el proyecto secesionista de la provincia de Katanga y cómo contribuyó este al origen de la crisis congoleña?

Respuesta: Con su imperio minero que iba desde Katanga hasta Ciudad del Cabo, a las compañías mineras internacionales no les agradaba la idea de tener un gobierno nacionalista radical en Congo, capaz de reducir sus márgenes de beneficio a base de impuestos más altos con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población congoleña. Por eso dichas compañías, que anteriormente habían rechazado los intentos de colonos blancos de obtener una parte del pastel, como habían conseguido sus homólogos de Sudáfrica, Rodesia (hoy Zimbabue) y África del Suroeste (hoy Namibia), cambiaron de orientación y sellaron una alianza con colonos blancos racistas y grupos de presión de derechas de EE UU y del Reino Unido. Esta alianza no solo respaldó la aspiración de los colonos blancos de asumir el poder político en Katanga, sino que también aportó la financiación necesaria para sustentar el movimiento secesionista de Katanga, con la ayuda de Bélgica, el Reino Unido y Francia.

- Podríamos decir que los orígenes de la Crisis del Congo se halla en una alianza fortuita entre colonos belgas y grandes compañías, que se alinearon con los intereses comerciales y de Estado de los países sudafricanos gobernados por blancos. Usted califica esta alianza de “contrarrevolución frente a la liberación nacional”, dado que se formó para oponerse al nacionalismo radical que cundía en todo el continente. ¿Puede decir algo más sobre esta alianza?

Respuesta: La crisis del Congo no se entiende sin referirnos a la secesión de Katanga organizada por Bélgica en colaboración con compañías mineras internacionales, que reclutaron mercenarios blancos para que se unieran a las tropas belgas en apoyo de la secesión. La negativa de Naciones Unidas a utilizar la fuerza para expulsar a las tropas belgas y los mercenarios dio pie a la disputa entre el primer ministro Lumumba y el secretario general de Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld, que compartía la misma visión del mundo que las grandes potencias occidentales y era muy hostil a Lumumba, como demuestra el intercambio de telegramas que consta en los archivos de Naciones Unidas.

-¿Por qué esta combinación de intereses internacionales y locales que antes competían entre sí les convenció finalmente de que era necesario acabar con la vida de Lumumba?

Respuesta: Él era el escollo individual más importante en su plan de establecer el neocolonialismo en Congo, como habían comenzado a hacer en Katanga el 11 de julio de 1960.

- Lumumba pronunció muchos discursos memorables y también escribió muchas cartas emotivas. En 1960 escribió a su mujer desde la cárcel: “Llegará el día en que hablará la historia. Pero no será la historia que se enseñará en Bruselas, París, Washington o Naciones Unidas. Será la historia que se enseñará en los países que se han liberado del colonialismo y de sus títeres. África escribirá su propia historia y tanto en el norte como en el sur será una historia de gloria y dignidad”. ¿Fue capaz Lumumba de articular asimismo una visión específica de cómo pretendía transformar el Estado y la sociedad congoleña durante el breve periodo en que fue primer ministro?

Respuesta: Varios de sus principales discursos y cartas nos proporcionan una idea de su visión del Congo poscolonial. Aunque le preocupaba la unidad, la independencia y la soberanía de Congo, debido naturalmente a la situación contrarrevolucionaria que se estableció en el país los días 10 y 11 de julio de 1960 (la invasión militar belga y la secesión de Katanga, respectivamente), su interés se centró en cómo transformar las estructuras heredadas del Estado y la economía con el fin de mejorar la calidad de vida de la población congoleña.

- Como en los casos de Amílcar Cabral, Thomas Sankara y Steve Biko, el martirio de Lumumba lo convirtió en una potente fuerza simbólica que continúa inspirando a los movimientos radicales de toda África. En el prefacio de su libro, usted describe brevemente la inspiración y el súbito desengaño que sintió cuando era estudiante universitario (y fue expulsado por actividades anticoloniales), al conocer el ascenso meteórico y el trágico asesinato de Lumumba. Como africanos y en el mundo en general, ¿hemos evaluado realmente el trauma histórico causado por el asesinato de uno de los líderes más prometedores del continente?

Respuesta: Puesto que todos los líderes asesinados que menciona usted fueron víctimas de potencias mundiales y/o sus aliados en África, con el Portugal fascista o la Sudáfrica del apartheid, no veo por qué las potencias mundiales responsables de eliminar a aquellos líderes africanos que detestaban deben estar preocupadas por el efecto de aquellos asesinatos en África. Nos corresponde a nosotros, la gente africana, asegurarnos de seguir las enseñanzas de Amílcar Cabral para conocer nuestras propias debilidades y encontrar las vías para superarlas, y las de Kwame Nkrumah sobre la seguridad colectiva continental mediante un alto mando militar africano. Necesitamos nuestro propio equivalente de la OTAN para garantizar la seguridad de nuestro pueblo y la de nuestros líderes progresistas amenazados.

Georges Nzongola-Ntalajaes profesor de estudios africanos, afroamericanos y de la diáspora en la Universidad de Carolina del Norte y autor de muchos libros.

Saíd Husaini es activista socialista y estudiante de desarrollo internacional en la Universidad de Oxford.

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264724

sábado, 12 de enero de 2019

_- Congo, el país de la herida eterna. Las minas de coltán, el preciado mineral que nutre la tecnología de todo el mundo, son escenario de todo tipo de abuso

_- La Vanguardia viaja al este de República Democrática de Congo a la raíz de un conflicto que amenaza con estallar de nuevo. El próximo diciembre, el país celebra elecciones para despedir a Joseph Kabila, quien se ha resistido a dejar el poder que ostenta desde 2001. En medio de un estado de represión, corrupción y violencia, Congo ha entrado en combustión. En esta serie de reportajes, los abusos en una mina de coltán, mineral que nutre la tecnología de occidente, la inocencia perdida en una atestada cárcel de menores de Goma o los horrores cometidos por niños soldado muestran algunas de las consecuencias de una guerra sin fin. Pero frente a la desesperanza y el silencio, algunos congoleses han dado un paso al frente: la bondad del doctor Mukwege, que cura gratis a mujeres violadas o el valor de reporteras o ciberactivistas hacen frente a una injusticia enquistada en la conciencia internacional en pleno siglo XXI. Congo, la eterna herida olvidada de África, busca cambiar su futuro.

– No hay otra opción, señor. No hay otra.

Las nubes chispean gotas finas, la bruma tiñe de gris las montañas y sólo se percibe la silueta de quienes ascienden la colina. Se oye el chapoteo de pasos en el barro. Son las seis de la mañana, sopla una brisa suave y la escena rememora trincheras de una época pasada. Pero aquí las bayonetas no cortan el aire ni huele a pólvora húmeda, de los hombros sólo sobresalen picos y palas. Las dos únicas armas de fuego son las de dos guardias que siguen al grupo con un kalashnikov al cuello. Después de atravesar un riachuelo y remontar el lecho chocolateado de un río seco, se alcanza un prado verde con un tajo seco en la mitad: la mina de coltán de Numbi. Encaramados al agujero, decenas de hombres picotean la pared terrosa. Bienfait Byabuze, de 25 años, apoya su bota derecha en el perfil metálico de su pala, clavada en la tierra. Antes de iniciar su jornada laboral –durará hasta que se ponga el sol, 13 euros a la semana–, habla de sus dos hijos y de que pronto quizás ahorre suficiente para enviarlos a la escuela. “Espero que dios ayude”. Bienfait se encoge de hombros cuando le pregunto si sabe para qué sirve el coltán que busca día tras día –un conector en dispositivos electrónicos que permite reducir el tamaño de las baterías y aumentar su eficiencia–, dice que le da igual y se repite.

Los trabajadores cobran 13 euros a la semana por duras y largas jornadas de trabajo (Xavier Aldekoa) – No hay otra opción, señor. No hay otra.

No hay otra que trabajar como un esclavo, se entiende. Que ver morir sepultados a compañeros y huir aterrorizado si un grupo rebelde ataca la mina, se entiende. Que morir pobre por el maldito coltán, se entiende. No hay otra opción.

La guerra en República Democrática del Congo es una herida sin cicatrizar. Desde el fin de la II Guerra Mundial, ningún conflicto ha sido más mortífero, y sólo entre los años de las dos guerras declaradas, entre 1998 y 2003, murieron entre uno y cinco millones de personas —disculpen la imprecisión, pero nadie se detuvo a contar los cadáveres—; por dar perspectiva: en siete años de contienda en Siria ha muerto medio millón de civiles. Pero la guerra dormida de Congo amenaza de nuevo con hacer estallar por los aires el corazón de África. El país, envuelto en un estado de violencia y desgobierno en el este desde hace 15 años, celebra en diciembre unas elecciones angustiosas. Aunque el mandato de Joseph Kabila, en el poder desde hace 17 años, debía acabar en 2016, el presidente se aferró al cargo hasta el pasado 8 de agosto cuando anunció que no se presentará a los comicios y propuso como candidato a su delfín, el ex viceprimer ministro y encargado de Interior, Emmanuel Ramazani Shadary. Kabila abrió la puerta a un escenario inédito en la historia del país: una transición pacífica en una nación donde el poder siempre ha sido tomado con sangre. Pocos creen que ocurra el milagro. Durante meses, las fuerzas de seguridad han reprimido y asesinado a manifestantes que pedían la salida de Kabila. Yves Makwambala conoce bien el castigo por alzar la voz. Miembro de los movimientos ciberactivistas Filimbi y Lucha, pasó 17 meses encarcelado por criticar al gobierno. Makwambala deja enfriarse un café sobre la mesa en su exilio belga mientras explica por qué, pese al riesgo, no piensa rendirse ahora. “Nuestra lucha es contra el sistema, no contra Kabila, aunque él forme parte. Cuando pagamos impuestos y no hay electricidad en las calles o reina la inseguridad … ¿dónde va nuestro dinero?. Si Kabila sale del poder y nada cambia ¿de qué sirve?”.

Cada extracción del preciado material es un motivo de alegría para los mineros (Xavier Aldekoa)
El sistema del que habla Makwambala está decidido a defender sus privilegios. Hace dos semanas, negaron la entrada al país al popular opositor Moïse Katumbi para evitar que pudiera presentar su candidatura. El poder en Congo es coto privado: una investigación de la organización Congo Research Group desveló que la familia Kabila tiene la propiedad o participaciones en más de 80 empresas, además de 100 permisos de extracción de oro y diamantes o más de 70.000 hectáreas de tierras.

En el bar del hotel Orchids Safari Club de Bukavu, la periodista de investigación y directora del diario Le Souverain, Solange Lusiku Nsimir, diagnosticaba hace unos meses un futuro oscuro. “Hay mucho nerviosismo en la frontera y han encontrado tumbas en el cementerio llenas de armas enterradas. La lucha por el poder en Congo puede desencadenar otra guerra terrible”.

Historia trágica
Entre 1998 y el 2003, el conflicto del Congo se cobró la vida de entre 1 y 5 millones de personas

Para desentrañar cuándo Congo empezó a desmoronarse podríamos recordar la codicia depredadora en época precolonial de los reyes de Kongo, partícipes en la trata esclavista junto a árabes y europeos, podríamos apuntar a la rapacidad despiadada del rey belga Leopoldo II en su cortijo congolés o señalar la Guerra Fría cuando EE.UU. colocó al tirano Mobutu en el poder como tapón antisoviético. Podríamos no ir tan atrás: la guerra abierta de finales de los 90 empezó tras el genocidio en la vecina Ruanda y desencadenó la caída del Zaire de Mobutu ante tropas rebeldes lideradas por Laurent-Désirée Kabila, el antiguo guerrillero amigo del Che, a quien apoyaban soldados ugandeses y ruandeses. Podríamos rememorar el horror de después, cuando Kabila rompió con sus aliados y el país se hundió en una guerra mundial africana en la que participaron Zimbabwe, Angola, Namibia, Chad o Libia. Podríamos describir como, ya con Joseph Kabila en el poder tras el asesinato de su padre en 2001, el este del país quedó a merced del robo de grupos armados, políticos corruptos y multinacionales sin escrúpulos. La muerte en Congo, ayer y hoy, yace siempre sobre un mismo lecho dorado: uno de los subsuelos más ricos del mundo, atiborrado de oro, coltán, cobalto, estaño, cobre o diamantes. El caos y la violencia son la forma de perpetuar un sistema erigido para el pillaje. Según un informe de la oenegé Global Witness, uno de cada cinco dólares de los beneficios mineros del país se pierde por la corrupción o la mala administración. La violencia también es rentable: de las 1.088 minas artesanales en el este, en un 54% había presencia de grupos armados.

El mineral que extraen, el coltán, sirve para reducir el tamaño de las baterías y aumentar su eficiencia en los dispositivos electrónicos

El mineral que extraen, el coltán, sirve para reducir el tamaño de las baterías y aumentar su eficiencia en los dispositivos electrónicos (Xavier Aldekoa)

Sadiki Salomon forma parte sin saberlo de ese engranaje de abuso. Es el último eslabón. Tiene quince años y desde hace dos trabaja en la mina de oro de Gokombe-Rubaya, en el territorio de Masisi. Viste una camiseta de tirantes con dibujos de billete de dólar y nunca se quita unas botas de caucho negras. No es por gusto: no tiene nada más. Sadiki es una pieza codiciada porque por su estatura puede colarse por túneles estrechos, no tiene miedo —o juicio— para meterse por agujeros mortales y cobra la mitad.

Sadiki sirve además de alivio para la conciencia de Occidente. Primero Estados Unidos y después la Unión Europea establecieron regulaciones para exigir a las empresas tecnológicas o de joyería que tracen el origen de los minerales que utilizan —de Congo salen hacia Asia y allí se perdía la pista de su procedencia— y asegurarse que son extraídos de minas sin la presencia de grupos armados o de trabajo infantil. Sadiki, y su silencio, permite crear la ilusión de que así ocurre: oficialmente la mina de Gokombe es una mina verde, limpia de violencia y sin niños-mineros. Hasta que nadie mira. “Por la noche —explica— somos unos 20 niños en cada agujero. Excavamos, ponemos las piedras en sacos y dos hombres los suben con cuerdas. Si vas lento, te pegan con un látigo”. Cuando se produce un derrumbe y quedan niños atrapados, los dueños de la mina amenazan a los supervivientes para que no digan nada y abandonan a los demás allí abajo porque si piden ayuda u organizan un rescate se descubre la trampa. “Si dices algo, te matan”. Sadiki dice que regresa a la mina porque quiere ir a la escuela. Si le pagan y no le roban al salir, dice, gana 1’5 euros al día. Intenta ahorrar. Hace ocho años que no va al colegio.

Aunque las minas tienen prohibido que trabajen los niños, los envían por la noche (Xavier Aldekoa)

viernes, 14 de febrero de 2014

La contribución de Cuba a la liberación de África y a la lucha contra el apartheid “La causa más bella de la humanidad”

Salim Lamrani
Rebelión

Desde el advenimiento de la Revolución en 1959, Cuba ha hecho de la solidaridad con los pueblos en lucha por su emancipación un pilar de su política exterior. Desde los primeros instantes, pese a la hostilidad de Estados Unidos y las innumerables dificultades internas ligadas al proceso de transformación social, Fidel Castro hizo de Cuba una tierra de asilo para todos los grupos revolucionarios y movimientos de liberación nacional de América Latina, África y Asia. Cuba desempeñó un papel importante en los distintos procesos de liberación nacional en África, ofreciendo ayuda y recursos.

En el espacio de treinta años, cerca de medio millón de cubanos, mujeres y hombres, participaron en las guerras anticoloniales en África, convirtiendo a la pequeña isla del Caribe en igual de las grandes potencias. ¿Cuáles fueron las razones que motivaron a La Habana, asediada por Washington, para comprometerse de tal modo a más de 10.000 kilómetros de su territorio nacional? ¿Cómo cambió la acción cubana el destino de los países de África austral y contribuyó de modo decisivo a la caída del régimen racista de Pretoria? ¿Por qué Nelson Mandela realizó su primera visita fuera de África a la Cuba de Fidel Castro?

Cuba apoyó primero a Argelia en su lucha anticolonial contra Francia y contribuyó a preservar su independencia conquistada en 1962. Luego, La Habana respondió favorablemente a la solicitud de ayuda del movimiento lumumbista del Congo belga y contribuyó a las epopeyas independentistas de Guinea Bissau y Cabo Verde y defendió la soberanía de Etiopia. Finalmente, Cuba brindó su concurso decisivo para preservar la independencia de Angola tras la agresión del régimen supremacista de Pretoria, doblando así las campanas del apartheid y abriendo el camino a la independencia de las naciones de África austral.

1. Apoyo a la independencia de Argelia

El primer país africano en beneficiarse del internacionalismo cubano fue Argelia. Los cubanos siguieron con mucho interés la lucha de los independentistas del Frente de Liberación Nacional (FLN) contra el colonialismo francés. En 1961, el gobierno de Fidel Castro estableció los primeros contactos con la dirección del FLN, principal fuerza política argelina en el combate contra la opresión colonial. [1] Así, el 27 de junio de 1961, Cuba fue el único país del hemisferio occidental en reconocer al gobierno argelino en el exilio. [2]

La Habana no se limitó a expresar su apoyo político a la lucha por la libertad. En enero de 1962, Cuba decidió suministrar una ayuda material y militar a los revolucionarios argelinos que llevaban la lucha desde 1954. Las autoridades cubanas mandaron un cargamento de 1.500 armas por barco con destino al campamento del FLN en Ujda, cerca de la frontera argelina. El barco “Bahía de Nipe” regreso a Cuba con 78 guerrilleros argelinos heridos y 20 niños refugiados, la mayoría huérfanos de guerra. [3]

Así, a pesar de un contexto geopolítico sumamente complejo, frente a la hostilidad creciente de Estados Unidos que había impuesto sanciones económicas, que había organizado la invasión de Bahía de Cochinos y que multiplicaba los atentados terroristas en la isla, Fidel Castro no vaciló en arriesgar las relaciones de Cuba con la Francia del General de Gaulle, en nombre del principio de solidaridad internacionalista con los pueblos en lucha por su emancipación.

Argelia no olvidó esta expresión de solidaridad por parte de La Habana. En octubre de 1962, tras realizar una visita oficial en Estados Unidos, Ahmed Ben Bella decidió viajar directamente a La Habana desde Washington, a pesar de las advertencias de Kennedy. [4] Fidel Castro expresó su gratitud el 16 de octubre de 1962 en presencia del Primer Ministro argelino:

Visitar Cuba cuando el rico y poderoso imperio yanqui redobla su hostilidad y odio hacia nosotros […] visitar Cuba cuando los imperialistas yanquis amenazan también con atacar nuestro país en cualquier momento […] es, por su parte, señor Primer Ministro, un acto de valor y resolución […]; es un gesto de amistad que nunca olvidaremos. Es también un acto que honra a la nación argelina ante los pueblos del mundo”. [5]

Argelia necesitó pronto el concurso de Cuba. En septiembre de 1963, el Marruecos de Hassan II decidió aprovechar la debilidad del nuevo Estado independiente desde el 5 de julio de 1962 para lanzar una conquista territorial, apoderándose de la zona fronteriza argelina rica en recursos naturales. Debilitada por ocho años de guerra que asolaron al país, Argelia no tenía una estructura de defensa organizada ni las armas necesarias para proteger su integridad territorial. Ahmed Ben Bella solicitó entonces la ayuda urgente de Cuba para hacer frente a esta agresión armada y preservar la independencia del país. En octubre de 1962, el gobierno de La Habana mandó a una división blindada y a 700 combatientes al mando del Comandante Efijenio Ameijeras, que disponían de los armamentos soviéticos más modernos. [6]

Frente a este despliegue de fuerzas, Marruecos estuvo obligado a firmar un alto el fuego el 30 de octubre de 1963 y abandonar los territorios ocupados unas semanas después, sin que las tropas cubanas entraran en combate. Después de su primera misión internacionalista, Cuba obsequió la integralidad del armamento a Argelia y formó al ejército local para su uso. [7] Cuba pagó el precio de su solidaridad activa con Argelia. En efecto, Rabat decidió romper sus relaciones diplomáticas con La Habana, las cuales se restablecería sólo en 2017. [8]

La ayuda cubana a Argelia no sólo fue política, material y militar. Fue también médica. En efecto, el país estaba confrontado a una grave crisis sanitaria después de la salida de la mayor parte de los médicos franceses, con apenas 200 médicos para una población de 4 millones de habitantes [9] . Así Argelia consiguió en mayo de 1963 el apoyo de una brigada médica de 55 profesionales de la salud. No obstante, Cuba se encontraba frente a una situación nacional sumamente severa. En efecto, además de la grave crisis sanitaria que afectaba a la población cubana en 1959 en una isla que sólo contaba con 6.000 médicos para 6 millones de habitantes, cerca de la mitad del personal cubano eligió emigrar hacia Estados Unidos en los primeros meses de 1959, atraído por mejores oportunidades profesionales. A pesar de las serias dificultades a las cuales Cuba hacía frente y al éxodo del personal de salud, La Habana ofreció su ayuda médica a Argelia. [10]

El Frente de Liberación Nacional recuerda que “desde las primeras horas de su independencia, Argelia encontraría en Cuba un apoyo de envergadura en sus esfuerzos de reconstrucción nacional, particularmente en el campo de la salud”. [11] Hoy día, varias decenas de médicos cubanos y otro personal de salud trabajan en las distintas regiones de Argelia. [12]

Por todas estas razones Abdelaziz Bouteflika, Presidente de la República argelina, decretó un duelo de ocho días tras el fallecimiento de Fidel Castro el 25 de noviembre de 2016. En su mensaje de condolencias al pueblo cubano, expresó la gratitud de Argelia por el apoyo indefectible de La Habana:

"Es también una gran pérdida para el pueblo argelino que tiene una relación particular con El Comandante hecha de respeto, admiración y afecto mutuos. Una relación que encuentra también su singularidad por haber compartido algunas páginas de la historia de la gloriosa lucha de Liberación Nacional y en las cuales El Líder Máximo desempeñó un papel importante al lado del pueblo argelino. Este compañerismo de lucha encontraría su extensión después de la accesión de Argelia a la independencia y se manifestó mediante una solidaridad y un apoyo a la reconstrucción de nuestro país arruinado por una guerra colonial devastadora […]. Rindo tributo a un auténtico defensor de los valores de paz, respeto de la soberanía nacional y a su combate intransigente a favor del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos”. [13]

La misión internacionalista cubana en Argelia sería la primera de una larga serie que vería a La Habana brindar su apoyo al Congo, Guinea Bissau y Cabo Verde y Etiopía.

2. Ayuda a la lucha armada en el Congo y Guinea Bissau y defensa de la soberanía de Etiopía

Congo

En 1961, Estados Unidos ordenó el asesinato de Patrice Lumumba, líder independentista del Congo belga. Lauwrence Devlin, Jefe de la Oficina de la CIA en el país, reconoció la responsabilidad de Washington: “Yo tenía que proceder a la eliminación física, es decir asesinar a Lumumba. Pregunté inmediatamente quién había dado estas instrucciones y la respuesta fue que eran del Presidente Eisenhower”. [14] Con la complicidad de Bélgica y de las tropas de Naciones Unidas, el Primer Ministro congoleño fue asesinado por Mobutu, el cual instauró una dictadura que duraría hasta 1997 con el apoyo de Estados Unidos. [15]

Las fuerzas lumumbistas desataron un movimiento insurreccional en el país bajo el liderazgo de Laurent-Désiré Kabila, jefe de la rebelión congoleña. Kabila solicitó entonces la ayuda de Cuba para luchar contra el régimen de Mobutu, apoyado por las potencias occidentales. En abril de 1965, Che Guevara, a la cabeza de una columna de 120 combatientes cubanos, llegó al Congo para ayudar a la guerrilla. Su presencia duró ocho meses y seis internacionalistas cubanos cayeron en combate. [16]

Pero el combate era desigual entre una rebelión debilitada y un régimen que disponía del apoyo militar de Estados Unidos y de mercenarios blancos pagados por Washington. Cléophas Kamitatu, entonces Ministro de Interior de Mobutu, estuvo encargado de aplastar a los insurgentes: “Organizamos una operación de recuperación del país y usamos el ejército [y] los mercenarios […] pagados por Estados Unidos”. [17]

Frente a la ofensiva del ejército de Mobutou Tanzania, que apoyaba a la guerrilla, pidió la salida de Guevara y sus hombres, los cuales tuvieron que marcharse en noviembre de 1965. La experiencia congoleña fue un fracaso según el Che, a causa de las luchas internas, de la falta de disciplina entre los insurrectos y de la decisión unilateral de Tanzania de dejar de suministrar a los rebeldes. [18]

En una carta al Presidente Julius Nyerere, Guevara expresó su incomprensión y su disgusto:

“Cuba ofreció ayuda sujeta a la aprobación de Tanzania, ésta aceptó y la ayuda se hizo efectiva. Era sin condiciones ni límites de tiempo. Comprendemos las dificultades de Tanzania hoy, pero no estamos de acuerdo con sus planteamientos. Cuba no retrocede de sus compromisos ni puede aceptar una fuga vergonzosa dejando al hermano en desgracia a merced de los mercenarios”. [19]

Guinea-Bissau y Cabo Verde

Ese mismo año, 1965, Amilcar Cabral, líder revolucionario del Partido Africano para la Independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde (PAIGCV), recibió ayuda militar de Cuba para sus guerrilleros en su lucha contra el colonialismo portugués. En 1966, después de la Conferencia Tricontinental que tuvo lugar en Cuba y que reunió a los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo, La Habana mandó a decenas de instructores, técnicos y médicos a la guerrilla del PAIGCV, para formar y curar a los combatientes guineanos. La guerra de desgaste que lanzó Cabral contra la ocupación portuguesa desató la Revolución de los Claveles en abril de 1974 contra la dictadura de Salazar, orquestada por capitanes que lucharon en Guinea Bissau. Dobló las campanas de la presencia colonial de Portugal en África, desembocó en la independencia de Guinea Bissau en 1974 y abrió el camino para la liberación de Mozambique y Angola. [20]

Pedro Pires, Presidente de Cabo Verde de 2001 a 2011, expresó el homenaje de su pueblo a los cubanos:

“Durante nuestra lucha de Liberación Nacional, nos beneficiamos de la solidaridad indefectible de Cuba. Nadie puede permanecer indiferente frente a la contribución cubana, particularmente de Fidel Castro, para la liberación de África. Yo mismo me formé en Cuba e hice mi formación militar allí. Los africanos tenemos una deuda moral y una deuda de honor hacia Cuba, Fidel y sus combatientes internacionalistas”. [21]

Por su parte, Maneca Santos, miembro del Comité Central del PAIGC, enfatizó la contribución decisiva de cuba “durante la lucha de liberación nacional”. La Habana desempeñó un papel preponderante “en las luchas de las antiguas colonias portuguesas, particularmente en Guinea Bissau y en Cabo Verde”. [22]

Por su parte, Iva Cabral, hija de Amilcar Cabral, expresó el sentimiento de su pueblo hacia Cuba:

“Fidel Castro apoyó nuestras luchas de liberación nacional sin ninguna restricción. Desempeñó un papel fundamental en la independencia de Angola y en la caída del apartheid en Sudáfrica. No se puede hablar de la historia del siglo XX sin hablar de Fidel Castro […] Es una figura fundamental de la historia mundial del siglo XX y particularmente del Tercer Mundo. Como africana, siento respeto y una admiración profunda por Fidel Castro”. [23]

Etiopía

En junio de 1977, Somalia, apoyada por Estados Unidos, lanzó una guerra de conquista territorial contra Etiopía, con el objetivo de apoderarse de la región de Ogaden de alrededor de 300.000 kilómetros cuadrados, o sea una tercera parte del país. El ejército somalí realizó una incursión de 1.000 kilómetros en el interior del territorio etíope y alcanzó las ciudades de Hara y Dire Dawa. En diciembre de 1977, el Gobierno etíope de Mengistu Haile Marian solicitó la ayuda de Cuba para rechazar la invasión. La Habana lanzó entonces la Operación Protesta de Baraguá en enero de 1978 y mandó a sus tropas. Después de violentos combates, los etíopes y los internacionalistas cubanos sacaron al ejército somalí fuera de las fronteras en marzo de 1978. [24] Mulatu Teshome, Presidente de la República de Etiopía, recordó la contribución de Cuba “en nuestra lucha por defender nuestra integridad territorial”, así como “su apoyo durante los tiempos difíciles”. [25]

3. Angola, África Austral y “la causa más bella de la humanidad”

La Revolución de los Claveles y la caída de la dictadura de Salazar pusieron fin a la presencia colonial portuguesa en África. Después de Guinea Bissau y Cabo Verde en 1974, Mozambique y Angola consiguieron su independencia en 1975. En Angola varias organizaciones se enfrentaron por el poder: El Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) de Agostinho Neto, apoyado por Cuba y la Unión Soviética; el Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) de Holden Roberto y la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA) de Jonas Savimbi, ambos apoyados por Estados Unidos, Sudáfrica y el Zaire de Mobutu. [26]

En enero de 1975, Portugal instaló un gobierno provisional en el que estaban representados la antigua potencia colonial y los tres principales movimientos independentistas. Durante ese periodo de transición de un año, el ejército portugués debía encargarse del mantenimiento del orden hasta el día de la proclamación de la Independencia el 11 de noviembre de 1975. [27]

Consciente de la popularidad del MPLA en el país, Estados Unidos decidió neutralizar al principal movimiento independentista angoleño de orientación marxista para impedir que accediera al poder. Además de los instructores y armas enviados al FLNA y a la UNITA, Washington pudo contar con la colaboración de la Sudáfrica del apartheid. En marzo de 1975, siguiendo las instrucciones del secretario de Estado Henry Kissinger, Mobutu mandó a sus tropas a Angola y lanzó un ataque desde el norte con el FLNA. Por su parte, Pretoria había previsto una ofensiva desde el sur con la UNITA. El objetivo era apoderarse de la capital, Luanda, antes del 11 de noviembre. [28]

Frente a esta agresión internacional y la complicidad pasiva de las fuerzas portuguesas cuyo papel era garantizar el orden, el MPLA resistió firmemente a la coalición dirigida por Estados Unidos y solicitó la ayuda urgente de Cuba. A partir del mes de septiembre, el MPLA retomó el control de 12 de las 16 provincias del país, incluyendo toda la costa. En octubre de 1975, 500 instructores cubanos llegaron a Angola con armas suficientes para formar 40 unidades de batallón y batería. Se abrieron cuatro centros de instrucción en el país para entrenar a las tropas. [29]

El 14 de octubre de 1975, Sudáfrica, primera potencia militar del continente gracias al apoyo de los países occidentales, decidió invadir a Angola con sus tropas regulares. El 4 de noviembre de 1975, Fidel Castro respondió al llamado del MPLA y lanzó la Operación Carlota, del nombre de una esclava cubana que lideró una revuelta contra la opresión colonial en el siglo XIX. Asumiendo el riesgo de debilitar su propia seguridad nacional, La Habana mandó a sus tropas más aguerridas y su armamento más moderno para preservar la integridad territorial de Angola e impedir que el régimen racista de Pretoria instalara un gobierno títere. En el espacio de unas semanas, 35.000 internacionalistas cubanos llegaron a Angola para brindar su concurso militar a la nación agredida por el régimen de Pretoria y Zaire, siguiendo las órdenes de Washington. [30]

El 10 de noviembre de 1975, el ejército surafricano llegó a Kifangondo, a 20 kilómetros de la Luanda y lanzó un ataque de envergadura para apoderarse de la capital. Las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA), apoyadas por los instructores cubanos, ofrecieron una resistencia feroz que permitió preservar la ciudad. [31] El ataque al enclave de Cabinda, rico en recursos minerales, también fue repelido por los internacionalistas cubanos y los angoleños. [32] El 11 de noviembre, Agostinho Neto proclamó la independencia de Angola desde Luanda y expresó su gratitud a Fidel Castro, alabando “la solidaridad extraordinaria del pueblo cubano”. [33]

Por primera vez en su historia, las fuerzas del apartheid tuvieron que retirarse frente a las tropas negras cubanas y abandonar el territorio de Angola el 27 de marzo de 1976. El régimen supremacista del apartheid acababa de sufrir su primera derrota, rompiendo el mito de la invencibilidad del ejército blanco de Pretoria. [34]

La intervención de Cuba fue una decisión de Fidel Castro. Se hizo contra la voluntad de la Unión Soviética, que estaba a favor de un proceso de distensión con Estados Unidos. Karen N. Broutens, Director del Departamento de Asuntos Exteriores del Politburó soviético, reconoció que Moscú fue colocado ante el hecho consumado: “El envío de tropas cubanas en África nos tomó completamente por sorpresa. No sabíamos nada […]. Fue un choque para nosotros. Estábamos molestos porque los cubanos actuaban sin consultarnos”. [35] La intervención militar de La Habana ilustró la independencia total de la política exterior del Gobierno cubano hacia el aliado soviético.

Fidel Castro explicó las razones del involucramiento de Cuba en África:

“Algunos imperialistas se preguntan por qué ayudamos a los angoleños, qué intereses tenemos nosotros allí. Ellos están acostumbrados a pensar que cuando un país hace algo es porque está buscando petróleo, o cobre, o diamante, o algún recurso natural. ¡No! Nosotros no perseguimos ningún interés material, y es lógico que los imperialistas no lo entiendan […]. ¡Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola! […] Simplemente aplicamos una política de principios. No nos cruzamos de brazos cuando vemos a un pueblo africano, hermano nuestro, que de repente quiere ser devorado por los imperialistas y es brutalmente atacado por África del Sur”. [36]

Washington consideró incluso lanzar un ataque aéreo contra Cuba, a guisa de represalias. “Si decidimos usar la fuerza militar debemos conseguir la victoria. No podemos hacer las cosas a medias”, declaró Henry Kissinger al General del Estado Mayor George Brow el 24 de marzo de 1976. Durante su encuentro con el presidente Gerald Ford, Kissinger se mostró más preciso: “Creo que vamos a tener que aplastar a Castro. Pero probablemente no podremos actuar antes de las elecciones [presidenciales de 1976]”. “Estoy de acuerdo”, replicó el presidente Ford. Kissinger deseaba a cualquier precio proteger al régimen del apartheid: “Si los cubanos destruyen Rodesia, Namibia será la próxima en la lista y luego Sudáfrica. Si realizan un movimiento hacia Namibia o Rodesia, tendremos que pulverizarlos”. Secretamente elaborado por el Grupo de Acciones Especiales de Washington, el plan preveía bombardeos estratégicos, minar los puertos y una cuarentena de Cuba. [37] No obstante, Kissinger no pudo contener su admiración hacia Fidel Castro. Según él, “era probablemente el más genuino líder revolucionario entonces en el poder” [38] .
Después de la derrota infligida por los cubanos y angoleños, Sudáfrica y Estados Unidos incrementaron la ayuda a la UNITA de Jonas Savimbi, hundiendo al país en una guerra civil que duraría hasta 2002. Por su parte, Luanda y La Habana brindaron su ayuda a los revolucionarios de la Organización del Pueblo de Suroeste Africano (SWAPO) de Namibia, entonces protectorado surafricano, y a los militantes del Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela que luchaban contra el apartheid, ofreciéndoles una base en Angola. Así, en 1978 la aviación surafricana lanzó un ataque aéreo mortífero contra el campo de refugiados de la SWAPO y mató a cerca de 700 personas, entre las ellas más de 150 mujeres y cerca de 300 niños. [39]

Una década después, en 1987, las FAPLA, siguiendo las recomendaciones de los asesores militares soviéticos, lanzaron una ofensiva contra la UNITA. Los cubanos habían exhortado a Luanda a no lanzar un ataque pues Pretoria controlaba el aire en el sur de Angola. Había que neutralizar primero la aviación surafricana. La Habana no fue escuchada y Sudáfrica intervino masivamente, particularmente con bombardeos aéreos y una ofensiva de vehículos blindados, obligando a las fuerzas angoleñas a replegarse hacia el pueblo de Cuito Cuanavale, zona estratégica del sureste del país [40] .

Frente a esa situación crítica, Angola solicitó otra vez la ayuda urgente de Cuba, que tenía desde 1975 a 20.000 soldados permanentes en el país. Fidel Castro decidió llevar la cifra a 55.000 combatientes internacionalistas que llegaron al país en unas semanas, y desplegó sus mejores pilotos así como su defensa antiaérea más sofisticada. [41] “No hubo ninguna cooperación con la Unión Soviética, todo lo contrario”, enfatizó Fidel Castro, respecto a la oposición de Moscú a una nueva intervención militar en Angola. [42] El Presidente cubano se encargó personalmente de dirigir las operaciones desde La Habana. Asediando la zona, el ejército surafricano intentó varias veces apoderarse de Cuito Cuanavale, pero fue rechazado por las tropas cubanas y angoleñas. Gracias a la nueva supremacía aérea, La Habana lanzó una contraofensiva en marzo de 1988 con 40.000 soldados cubanos y 30.000 combatientes angoleños, sin olvidar el apoyo de los revolucionarios namibios. El poderío de fuego era impresionante: más de 1.000 armas antiaéreas y todos los aviones disponibles permitieron a Cuba dominar el cielo y obligaron a las tropas surafricanas a retirarse más allá de la frontera. Cuito Cuanavale infligió un “golpe político, militar y moral demoledor” al ejército del apartheid”. [43]

Tras la derrota de Cuito Cuanavale, frente a la presencia militar disuasiva de Cuba y la amenaza de proseguir la contraofensiva más allá de la frontera angoleña, en territorio namibio, Estados Unidos y Sudáfrica se vieron obligados a abrir negociaciones con Cuba y Angola. Durante los diálogos en El Cairo en junio de 1988, Chester Crocker, Secretario de Estado Adjunto encargado de África, intentó descubrir si Cuba tenía la intención de pasar la frontera namibiana. La respuesta de Jorge Risquet, representante de Cuba en Angola, fue sin ambages:

“Yo no le puedo dar esa respuesta. Yo no le puedo dar un meprobamato [calmante] ni a usted ni a los surafricanos […] Entiéndame bien, yo no estoy amenazando. Si yo le dijera que van a detenerse, yo le estaría dando un meprobamato, un Tylenol, y no quiero amenazar ni quiero darle un calmante […]. Lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre la independencia de Namibia pueden dar las garantías.” [44]

Las reivindicaciones cubanas eran las siguientes: Sudáfrica debía poner fin a su apoyo a la UNITA y permitir elecciones libres en Namibia, bajo el control de las Naciones Unidas. Pretoria capituló y aceptó las condiciones de La Habana, y firmó un acuerdo de paz en diciembre de 1988. [45] Sudáfrica puso fin a su ocupación militar de Namibia y se realizaron elecciones. Por su parte, Cuba se comprometió a salir de Angola, una vez que se garantizase su seguridad. Dos años después, Namibia consiguió su independencia y la SWAPO ganó las elecciones. [46]

La victoria de Cuito Cuanavale fue decisiva para la salvaguardia de la independencia de Angola. José Eduardo Dos Santos, Presidente del país de 1979 a 2017, enfatizó “la solidaridad que Cuba ofreció a la lucha de los pueblos colonizados, particularmente al pueblo angoleño, y la contribución inolvidable de este país a la defensa y preservación de la soberanía e integridad territorial de Angola, en su resistencia a la agresión del régimen racista surafricano”. [47]

Cuito Cuanavale también tuvo un impacto decisivo en la liberación de Namibia, entonces bajo el yugo del régimen de Pretoria. Durante la visita de Fidel Castro a Namibia en 1998, Sam Nujoma, Presidente de la nación, lo recibió en el aeropuerto y pronunció esta frase histórica: “Bienvenido a la República de Namibia, el país que usted contribuyó a liberar”. [48] Hage Geingob, actual Presidente de Namibia, miembro histórica de la SWAPO, rindió homenaje a Cuba por su compromiso a favor de la libertad en África austral:

“Fidel es un referente para muchos de nosotros, particularmente en África austral. […] Fue mi mentor. La independencia de Namibia se debe a la batalla de Cuito Cuanavale donde los surafricanos sufrieron una derrota [...]. En Namibia, Cuba es amada. Cuando nuestros hijos fueron atacados en Cassinga, Cuba vino para auxiliarnos. Tres mil de ellos fueron acogidos en Cuba y hoy día están de regreso. Eso significa mucho para nosotros. Cuba no vino para mandarnos o apoderarse de nuestros recursos. […] Mientras que Inglaterra, Francia y Estados Unidos estaban del lado del apartheid que nos oprimía y mataba, Fidel Castro vino a liberarnos”. [49]

La derrota que los cubanos infligieron al ejército de Pretoria dobló las campanas del régimen del apartheid, el cual estuvo obligado a legalizar al ANC y liberar a Nelson Mandela en febrero de 1990, después de 27 años de prisión, y abolir el apartheid en junio de 1991. Mandela, el héroe de la lucha contra la opresión racial, reservó su primer viaje fuera de África a Cuba. El Gobierno de Fidel Castro había apoyado al ANC desde los primeros instantes. [50] En un discurso pronunciado en Cuba en 1991, Nelson Mandela rindió tributo al pueblo de la isla y expresó su gratitud por su contribución a la libertad en África austral:

Desde sus días iníciales, la Revolución Cubana ha sido una fuente de inspiración para todos los pueblos amantes de la libertad. El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan. […] De modo particular nos conmueve la afirmación del vínculo histórico con el continente africano y sus pueblos. Su invariable compromiso con la erradicación sistemática del racismo no tiene paralelo. Somos conscientes de la gran deuda que hay con el pueblo de Cuba. ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África […]? ¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África! ¡Esta derrota indiscutible del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía! ¡La derrota del ejército racista permitió al pueblo combatiente de Namibia conquistar finalmente su independencia! ¡La derrota decisiva de las fuerzas agresivas del apartheid destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco! ¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica! ¡Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones no habrían sido legalizadas! ¡La derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale hizo posible que hoy yo pueda estar aquí con ustedes! ¡Cuito Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África austral! ¡Cuito Cuanavale marca un viraje en la lucha para liberar el continente y nuestro país del flagelo del apartheid!” [51]

Thabo Mbeki, Presidente de Sudáfrica de 1999 a 2008, rindió homenaje a la contribución cubana a la libertad de su pueblo:

“Fidel fue una gran inspiración para todos nosotros. Se comprometió plenamente en nuestra lucha. Algunos de nuestros mejores cuadros militares se formaron en Cuba […]. Tenemos lazos muy fuertes con los cubanos por esta lucha. Nunca olvidaremos a los cubanos caídos en Angola, quienes lucharon contra las fuerzas del apartheid. […] La derrota de los surafricanos en Angola abrió directamente el camino a la independencia de Namibia y a nuestra propia liberación en Sudáfrica”. [52]

Del mismo modo, Jacob Zuma, Presidente de Sudáfrica de 2009 a 2018, recordó que Cuba entrenó a los guerrilleros del ANC, transmitiéndoles los valores de la Revolución Cubana: “Nuestros cuadros que vivieron mucho tiempo en Cuba fueron los que mejor entendieron el vínculo entre patriotismo e internacionalismo”. Muchos médicos, ingenieros, diplomáticos y otros se formaron en Cuba. “Para nosotros, Castro no sólo era un amigo. Era nuestro líder, nuestro mentor y nuestro internacionalista revolucionario”. [53]

En 1991, los últimos internacionalistas cubanos salieron de Angola. En total, desde la primera misión en Argelia en 1963, 380.000 combatientes y 70.000 colaboradores civiles, o sea un total de 450.000 cubanos, brindaron su concurso a la liberación de África. [54] En Sudáfrica, en el Parque de la Libertad de Pretoria, se encuentran escritos en piedra los nombres de los 2.107 cubanos caídos en combate por la emancipación de los pueblos de África Austral. [55]

Thenjiwe Mtintso, militante antiapartheid torturada y encarcelada bajo el régimen de Pretoria en los años 1970 y embajadora de Sudáfrica en Cuba de 2007 a 2010, rindió tributo a Cuba:

“Hoy Sudáfrica tiene muchos amigos nuevos. Ayer estos amigos se referían a nuestros líderes y a nuestros combatientes como terroristas y nos acosaban desde sus países a la vez que apoyaban a la Sudáfrica del apartheid. Esos mismos amigos hoy quieren que nosotros denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es muy simple, es la sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que corre profundamente por la tierra africana y nutre el árbol de la libertad en nuestra Patria”. [56]

A esos múltiples homenajes, Fidel Castro respondió recordando la máxima de José Martí, héroe nacional cubano, “Patria es humanidad”:

¿Qué hacíamos nosotros, sino pagar nuestra deuda con la humanidad, nuestra deuda con África, nuestra deuda con aquellos que lucharon por nuestra dignidad, con aquellos que lucharon por nuestra independencia en muchos campos de batalla? Eso es lo que hemos hecho, no merecemos ningún especial reconocimiento, no merecemos ninguna especial gratitud, simplemente cumplimos un deber”. [57]

Conclusión

De Argelia a Sudáfrica, pasando por el Congo, Guinea Bissau, Cabo Verde, Etiopía, Angola y Namibia, la contribución cubana a la liberación del continente no tiene equivalente en la historia de las luchas anticoloniales. “Es la primera vez que un país vino de otro continente no para llevarse algo, sino para ayudar a los africanos a conseguir su libertad”. Tales fueron las palabras que redactó Nelson Mandela desde su prisión en Robben Island. [58] Mientras los Estados Unidos, y la mayoría de las potencias occidentales, brindaron un apoyo firme al régimen segregacionista del apartheid, mientras Washington incluyó a Nelson Mandela en la lista de los miembros de organizaciones terroristas hasta 2008, incluso cuando era Premio Nobel de la Paz en 1993 y Presidente de la República de Sudáfrica de 1994 a 1999, La Habana, por su parte se comprometió plenamente en la lucha contra la opresión racial del régimen de Pretoria, porque se trataba, según las palabras de Fidel Castro, de “la causa más bella de la humanidad”.

Para comprender el prestigio de la Revolución Cubana en América Latina, África y Asia, lejos de la imagen a menudo caricatural vehiculada en Occidente, es necesario recordar el papel fundamental que desempeñó una pequeña isla asediada por Estados Unidos en la lucha mundial por la emancipación humana. Muchas veces desconocido, este aporte mayor de Cuba a la dignidad de los explotados está grabado en la memoria de los pueblos del Sur que sufrieron de la servidumbre colonial y racial.

El internacionalismo revolucionario, es decir, la solidaridad activa y concreta con los pueblos en lucha por su libertad, ha sido un pilar fundamental de la Revolución Cubana desde 1959. Mientras que las potencias occidentales colonizaron la cuna de la humanidad, humillando a los pueblos y saqueando los recursos naturales, Cuba, por su parte, intervino para romper las cadenas de la opresión y sólo se llevó de África los cuerpos de sus soldados caídos en combate en nombre del derecho inalienable de los pueblos a la libre determinación. +

Notas:

[1] Jorge Risquet Valdés, «Las profundas raíces del internacionalismo de los cubanos», Revista Tricontinental, 6 noviembre de 2018.

[2] Alger Républicain, « Les révolutionnaires cubains étaient en Algérie pendant la guerre de Libération», 6 de mayo de 2015.

[3] Fidel Castro Ruíz, « Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruíz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la cena oficial ofrecida por el Presidente de la República Argelina Democrática y Popular», República de Cuba, 6 de mayo de 2001. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2001/esp/c060501e.html (sitio consultado el 14 de abril de 2018).

[4] John F. Kennedy Presidencial Library and Museum , “Ben Bella Visit”, 15 de octubre de 1962. https://www.jfklibrary.org/Asset-Viewer/Archives/JFKWHF-WHS26.aspx (sitio consultado el 3 de abril de 2018).

[5] Piero Gleijeses, «La primera experiencia cubana en África: Argelia (1961-1965), Temas, n°16-17, octubre 1998, p. 63.

[6] Ibid.

[7] Gabriel Molina, «Para Argelia cualquier ayuda que necesite», Granma, 22 de octubre de 2015.

[8] Ministère de la Culture et de la Communication, «Rétablissement des relations diplomatiques entre le Royaume du Maroc et la République de Cuba», Royaume du Maroc, 21 de abril de 2017. http://www.maroc.ma/fr/actualites/retablissement-des-relations-diplomatiques-entre-le-royaume-du-maroc-et-la-republique-de (sitio consultado el 2 de abril de 2018).

[9] Fidel Castro Ruíz, « Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruíz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la cena oficial ofrecida por el Presidente de la República Argelina Democrática y Popular», op. cit.

[10] Gabriel Molina, «Para Argelia cualquier ayuda que necesite», op. cit.

[11] El Moujahid, «Décès de Fidel Castro, le président Abdelaziz Bouteflika : ‘Une perte’ pour le peuple algérien», 27 de noviembre de 2016. http://www.elmoudjahid.com/fr/actualites/102165 (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[12] Ernesto J. Gómez Figueredo, «Cuba y Argelia firman acuerdo para continuar cooperación bilateral», Granma, 30 de enero de 2018.

[13] El Moujahid, «Décès de Fidel Castro, le président Abdelaziz Bouteflika: ‘Une perte’ pour le peuple algérien», 27 de noviembre de 2016. http://www.elmoudjahid.com/fr/actualites/102165 (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[14] Jihan Al Tahri, «Cuba, une odyssée africaine», Temps Noir/ Arte, 2007.

[15] Scott Chain, «Laurence R. Devlin, 86, C.I.A Officer Who Balked on a Congo Plot, Is Dead», The New York Times, 11 de diciembre de 2008, p. B10.

[16] Che Guevara, Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo, Barcelona, Editorial Mondadori, 1999.

[17] Jihan Al, «Cuba, une odyssée africaine», op. cit.

[18] Che Guevara, Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo, op. cit.

[19] Ramón Pérez Cabrera, La historia cubana en África 1963-1991, p. 115.

[20] Jorge Risquet Valdés, «Las profundas raíces del internacionalismo de los cubanos», op. cit.

[21] Álvaro Lidgero Andrade, «Pedro Pires: ‘Africa tem uma dívida moral e de honra para com Fidel Castro’”, Voice of America, 27 de noviembre de 2016. https://www.voaportugues.com/a/pedro-pirs-africa-divida-moral-fidel-castro/3613197.html (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[22] Maneca Santos, «‘A historia o absolverá’, afirma Maneca Santos sobre Fidel Castro», Voice of America, 28 de noviembre de 2016. https://www.voaportugues.com/a/a-historia-o-absolvera-manecas-santos-fidel-castro/3614138.html (sitio consultado el 26 de abril de 2018).

[23] Alvaro Lidgero Andrade, «Iva Cabral: ‘Como africana tenho respeito e admiraçao por Fidel Castro’», Voice of America, 27 de noviembre de 2016. https://www.voaportugues.com/a/iva-cabral-fidel-castro-admiracao-e-respeito/3613601.html (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[24] Fidel Castro Ruz, «Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en el acto de conmemoración del centenario de la Protesta de Baraguá, Municipio ‘Julio Antonio Mella’, Santiago de Cuba», República de Cuba, 15 de marzo de 1978. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1978/esp/f150378e.html (sitio consultado el 29 de abril de 2018); Vilma Thomas Ramírez, «Cuba en Etiopía: Aniversario 40 de una hazaña internacionalista», Cubadebate, 18 de marzo de 2018.

[25] Ethipian News Agency, «President Mulatu, PM Hailmariam Express Condolences Over Death of Castro», 26 de noviembre de 2016. http://www.ena.gov.et/en/index.php/politics/item/2340-president-mulatu-pm-hailemariam-express-condolences-over-death-of-castro (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[26] Jorge Risquet Valdés, «Las profundas raíces del internacionalismo de los cubanos», op. cit.

[27] Ibid.

[28] Ibid.

[29] Ibid.

[30] Fidel Castro Ruíz, «Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruíz, Presidente de la República de Cuba, en el acto de masa efectuado en Mandela Park, Kingston, Jamaica, el día 30 de julio de 1998», República de Cuba, 30 de julio de 1998. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1998/esp/f300798e.html (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[31] Jorge Risquet Valdés, «Las profundas raíces del internacionalismo de los cubanos», op. cit.

[32] Fidel Castro Ruíz, “Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruíz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en la Clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Celebrado en el Teatro ‘Carlos Marx’”, República de Cuba, 22 de diciembre de 1975. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1975/esp/f221275e.html (sitio consultado el 28 de marzo de 2018).

[33] Jihan El Tahri, «Cuba, une odysée africaine», op. cit.

[34] Piero Gleijeses, Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África 1959-1976, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2002, p.

[35] Jihan El Tahri, «Cuba, une odysée africaine», op. cit.

[36] Fidel Castro Ruíz, “Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruíz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en la Clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Celebrado en el Teatro ‘Carlos Marx’”, República de Cuba, 22 de diciembre de 1975. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1975/esp/f221275e.html (sitio consultado el 28 de marzo de 2018).

[37] The National Security Archive , « Kissinger Considered Attack on Cuba Following Angola Incursion”, 1 de octubre de 2014, George Washington University. http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB487/ (sitio consultado el 21 de febrero de 2015).

[38] Henry Kissinger, Years of Renewal, New York, 1999, p.785 in Piero Gleijeses, “Carta a Obama”, Cubadebate, 3 de febrero de 2014.

[39] Piero Gleijeses, «A test of Wills: Jimmy Carter, South Africa, and the Independence of Namibia”, Diplomatic History, noviembre 2010, p. 853-91.

[40] Piero Gleijeses, Visiones de libertad: La Habana, Washington, Pretoria y la lucha por el sur de Africa (1976-1991, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2015, Tomo II, p. 209-220.

[41] Fidel Castro Ruíz, «Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruíz, Presidente de la República de Cuba, en el acto de masa efectuado en Mandela Park, Kingston, Jamaica, el día 30 de julio de 1998», República de Cuba, 30 de julio de 1998. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1998/esp/f300798e.html (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[42] Democracy Now, «The Untold Story of Cuba’s Support for African Independence Movements Under Fidel Castro», 28 de noviembre de 2016. https://www.youtube.com/watch?v=U1iUe3NmMh8 (sitio consultado el 31 de marzo de 2018).

[43] Fidel Castro Ruíz, «Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruíz, Presidente de la República de Cuba, en el acto de masa efectuado en Mandela Park, Kingston, Jamaica, el día 30 de julio de 1998», op. cit.

[44] Piero Gleijeses, «El adiós a un hermano», Cubadebate, 29 de septiembre de 2015.

[45] Piero Gleijeses, Visiones de libertad: La Habana, Washington, Pretoria y la lucha por el sur de África (1976-1991, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2015, Tomo II, p. 311-368.

[46] Ibid ., 395-403.

[47] Francisco Marques, «Presidente de Angola ‘profundamente consternado’ pela morte de Fidel Castro», Euronews, 26 de noviembre de 2016. http://pt.euronews.com/2016/11/26/presidente-de-angola-reage-a-morte-de-fidel-castro (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[48] Sam Nujoma, «Fidel Castro y Nelson Mandela», Youtube, 13 de octubre de 2010. https://www.youtube.com/watch?v=iksYRLDo3w8 (sitio consultado en 30 de marzo de 2018).

[49] BBC, «Fidel Castro ‘Came to Free Us', Says Namibia President», 4 de diciembre de 2016. http://www.bbc.com/news/av/world-africa-38190601/fidel-castro-came-to-free-us-says-namibia-president (sitio consultado el 29 de marzo de 2018).

[50] Nelson Mandela Foundation , «Deepest Condolences to the People and Government of Cuba on the Passing of Fidel Castro», 26 de noviembre de 2016. https://www.nelsonmandela.org/news/entry/deepest-condolences-to-the-people-and-government-of-cuba-on-the-passing-of (sitio consultado el 1 de abril de 2018).

[51] Salim Lamrani, Cuba. Ce que les médias ne vous diront jamais, Paris, Editions Estrella, 2009, prologue.

[52] Thabo Mbeki, «Interview : Mbeki Says Fidel Castro Was Committed to SA’s Liberation », SABC Digital News, 26 de noviembre de 2016. https://www.youtube.com/watch?v=Vzgx8M-_AcA (sitio consultado el 30 de marzo de 2018).

[53] Jacob Zuma, «Interview: Pres. Zuma Speaks Fondly about the late Fidel Castro», SABC Digital News, 26 de noviembre de 2016. https://www.youtube.com/watch?v=OUcmi2RwZpQ (sitio consultado el 30 de marzo de 2018).

[54] Jorge Risquet Valdés, «Las profundas raíces del internacionalismo de los cubanos», op. cit.

[55] Freedom Park , «The Cuban 5 Visit Freedom Park», 29 de junio de 2015. http://www.freedompark.co.za/stay-informed/news-and-media-releases/142-the-cuban-5-visit-freedom-park (sitio consultado el 30 de marzo de 2018).

[56] Piero Gleijeses, «Cuito Cuanavale: batalla que terminó con el apartheid», Cubadebate, 23 de marzo de 2013.

[57] Fidel Castro Ruíz, «Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruíz, Presidente de la República de Cuba, en el acto de masa efectuado en Mandela Park, Kingston, Jamaica, el día 30 de julio de 1998», op. cit.

[58] Max Bearak, «Fidel Castro, African Hero», The Washington Post, 28 de noviembre de 2016.

Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016.