John le Carré, el ex espía británico que se convirtió en autor de novelas de espionaje, le ha dedicado duras palabras a Tony Blair.
A más de siete años de la invasión de Iraq, el ex primer ministro británico, que ahora no ocupa ningún cargo y se encuentra de gira por el mundo promocionando sus memorias políticas, se suele enfrentar a graves protestas durante la firma de ejemplares de su libro.
Cuando estuve en Londres recientemente, John le Carré me dijo: “No puedo entender que Blair tenga una vida pública y tal vez un futuro político aún. Me parece que un político cualquiera que haya llevado a su país a la guerra utilizando pretextos falsos ha cometido el máximo pecado. Creo que una guerra, en la que nos negamos a aceptar el número de personas que hemos matado, es una guerra de la que deberíamos estar avergonzados. Siempre hay que tener cuidado con eso. No hablo como un profeta, supongo que simplemente hablo como un ciudadano enojado. Pienso que es cierto que hemos causado daños irreparables en Medio Oriente y creo que vamos a tener que pagar por ello por largo tiempo.”
Estábamos sentados en un estudio de televisión en una de las orillas del Támesis, con vista a dos de sus antiguos lugares de trabajo: el MI5, el Servicio de Seguridad Interior, y el MI6, el Servicio Secreto de Inteligencia británico, que opera a nivel internacional (equivalentes al FBI y la CIA de Estados Unidos). John le Carré es el seudónimo bajo el que escribe David Cornwell, que fue espía desde finales de la década de 1950 hasta principios de la de 1960. Comenzó a escribir novelas y tuvo que elegir un seudónimo debido a su trabajo como espía. Tenía su base en Alemania cuando en 1961 vio cómo se elevaba el Muro de Berlín, lo que lo motivó a escribir su tercera novela: “El espía que surgió del frío”, que luego se convirtió en un best-seller en todo el mundo.
... los personajes de las novelas de le Carré son sujetos desolados, involucrados en actos de engaños deshonestos y violencia deliberada. Con la atención del mundo puesta en el Muro de Berlín y la crisis de los misiles en Cuba, le Carré cautivó al público del mundo entero al mostrar la cruda realidad del espía en el frente de batalla de la Guerra Fría.Cuando la Guerra Fría llegó a su fin, le Carré continuó su prolífica carrera de escritor, fue cambiando el foco de su escritura acercándose cada vez más a temas como las desigualdades de la globalización, el poder corporativo multinacional sin restricciones y la frecuente confluencia de los intereses corporativos y las actividades de los servicios nacionales de espionaje.
Quizás una de las más conocidas de sus últimas novelas sea “El jardinero fiel”, que trata de una compañía farmacéutica que utiliza, sin su consentimiento, a personas de Kenya para realizar peligrosas pruebas de una droga experimental que en ocasiones pueden resultar mortales. Le Carré explica: “Las cosas que se hacen en nombre del accionista son, desde mi punto de vista, tan escalofriantes como las cosas que se hacen, permitanme decirlo, en nombre de Dios.” Como muchas de sus novelas, “El jardinero fiel” tuvo su versión cinematográfica y se convirtió en una película muy popular, protagonizada por Ralph Fiennes y Rachel Weisz.Le Carré ha escrito con frecuencia acerca de África: “Es donde he visto a la globalización en funcionamiento. Es un panorama bastante feo. Es una fantasía de reunión de directorio. Lo que significa en verdad es la explotación de mano de obra muy barata, y con frecuencia también el desastre ecológico que lleva consigo, la creación de mega ciudades y el fin de la cultura agraria y tribal.”
Su último libro (el vigésimo segundo), publicado esta semana, se llama “Un traidor como los nuestros.” Se trata de una ficción sobre un conjunto de banqueros londinenses y sus protectores en el parlamento que se confabulan con la mafia rusa para apuntalar la resquebrajada economía mundial por medio del lavado de cientos de miles de millones de dólares provenientes de ganancias criminales. En 2003, antes de la invasión a Iraq, le Carré participó de las manifestaciones contra la guerra junto a, según cifras estimativas, más de un millón de personas: “Nos detuvimos. Estábamos muy juntos y con la mirada puesta en Downing Street, donde está la residencia del Primer Ministro. Parecía que nadie iba a decir nada, pero la voluntad del pueblo se hizo oír en una especie de grito salvaje. Traté de imaginarme lo que debe haber sido para Blair estar sentado dentro de ese edificio y oír aquel sonido. Era como un grito inmenso, como esos que surgen de un partido de fútbol o algo así, donde en realidad no se verbaliza nada, como si fuera un sonido animal. Creo que siempre se recordará de él que nos llevó a la guerra, como percibe mucha gente, a fuerza de mentiras.”
Le Carré me dijo que no comprará el libro de Blair pero que tiene algunas preguntas para hacerle: “¿Vio alguna vez lo que ocurre cuando una granada cae en una escuela? ¿Realmente sabe lo que hace cuando ordena emplear la estrategia de ‘impacto e intimidación’? ¿Está preparado para ponerse de rodillas al lado de un soldado que está muriendo y explicarle por qué fue a la guerra de Iraq?”
Le Carré resumió lo que considera el problema central de los poderes mundiales, especialmente del poder británico y estadounidense: “Las víctimas nunca olvidan. Los vencedores sí. Olvidan muy rápido.” Por eso, a los 80 años, John le Carré continúa escribiendo, captando el interés de los lectores en su búsqueda de lo que él llama “la gran verdad.” (Amy Goodman. Democracy Now!) (Fotos de blog oficial y de El País)
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domingo, 17 de octubre de 2010
lunes, 3 de mayo de 2010
Ayub Ogada. Kothbiro
Kothbiro significa “lluvia venidera” en lengua Luo. Ayub Ogada nació al abrigo de una familia perteneciente al pueblo Luo de Kenya. De su cultura aprendió a tocar el Nyatiti, una especie de lira de ocho cuerdas, y el Djembé, instrumento de percusión de mano muy común en el África negra.
La canción parte de una melodía tradicional Luo que se canta cuando se avecinan tormentas. En Kenya es poco común que llueva, y el agua es todo un acontecimiento. Entonces se canta esta canción que cuenta a los niños que la lluvia está por llegar y que se debe poner el ganado a resguardo para salvaguardar la riqueza familiar. Aprenden a través de la canción lo que se debe hacer, pues muchos todavía no han visto llover nunca y no saben lo que eso significa.
En algunas formas de la tradición oral, el conocimiento se transmite de un modo subjetivo a través de la música. En sociedades con ausencia de escuelas, donde la educación se vive a través de las familias y por transmisión oral, las canciones contienen pequeñas perlas de sabiduría que ayudan a los niños a comprender y aprender. Así, a partir de una experiencia física (acción) que se siente a través de una melodía y una letra (emoción), se comprende en profundidad lo sucedido (conocimiento, intelecto), produciéndose con ello un aprendizaje.
La belleza de la música tradicional sustenta en su transmisión a los valores sociales, educativos, y también en su utilización, pues muchas tonadas se usan para momentos cotidianos en el trabajo, la crianza, las relaciones… Algo que se ha ido perdiendo en occidente, donde usamos muy poco la música en nuestra cotidianidad para quedar como un objeto más de consumo.
RealWorld, la discográfica que fichó a Ayub Ogada después de descubrirle tocando el Nyatiti en las calles de Londres, pretende fomentar y promocionar este tipo de música venga del lugar del mundo que sea. Sus discos son auténticas perlas.
Ogada forma parte ya de un elenco de excelentes músicos africanos con proyección en occidente, junto con Richard Bona (Camerún), Youssou N’Dour (Senegal), o Ladysmith Black Mambazo (Suráfrica), entre otros.La letra en Luo:
Hah
Hahye hahye aye hahye
BIS
Om maa na pum imjya
Kothbiro
Ke luru do ketaa-lha
BIS
(x2)
Hah
Hahye hahye hahye
Yah yebi tom nuguee
Um kuru tili bare made
Kothbiro
Kem luru do ketaa-lha
(x2)
Y su traducción:
Om maa, ¿oyes lo que digo?
La lluvia está por llegar
Trae a nuestro ganado de vuelta a casa
Yahye, los niños
¿Que es lo que estáis haciendo?
La lluvia está por llegar
Trae a nuestro ganado de vuelta a casa
Kothbiro está incluida en el disco En Mana Kuoyo - "Simplemente Arena" - (RealWorld, 1993), y también se incluyó en la banda sonora de la película El Jardinero Fiel de Fernando Mereilles (Focus Features, 2005). También aparece en las diapositivas incluidas en este post del indio quechua Chamalú.
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