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Vestidos con la draa o la malfa (atuendos saharauis de hombres, el primero, y mujeres), con la piel oscurecida con un unte mezcla de protector solar y cenizas, o simplemente escondidos en el interior de grandes todoterrenos detrás de la humanidad de una mujer obesa, unos pocos corresponsales han logrado, sin embargo, colarse en el corazón de la mayor protesta saharaui -por el número de participantes y por su duración- desde que en 1975 España se retiró de la colonia.
Agdaym Izik es ante todo, al anochecer, organización y orden. Patrullas de jóvenes encargados de la seguridad recorren las zonas que les han sido asignadas; un todoterreno recoge las bolsas de basura depositadas en las intersecciones de los caminos polvorientos, una enfermera atiende a pacientes que esperan en fila ante el ambulatorio improvisado mientras que otros guardan su turno para llenar bidones de agua traída por un camión cisterna... Hace unos días murió un niño de 14 años a causa de los disparos de la policia.
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En Badajoz, se convocó una concentración de protesta y solidaridad con el pueblo saharaui, se improvisó un campamento delante de la sede del gobierno civil, en el cual velaron toda la noche, un grupo de españoles y saharaui residentes en la ciudad. (En la foto Mohamed Fadel el Gareh (centro), padre del joven muerto, en el campamento de Agdaym Izik)